Nota del autor: Este fic está hecho para la actividad "Rompiendo la cuarta pared". Por desgracia, Devan no es un personaje muy sociable, así que la cosa se tiene que quedar así. Lleva escrito desde el primer día de plazo de la actividad, por cierto (?) El lugar es una habitación normal y corriente. La puerta está entreabierta porque es completamente imposible cerrarla del todo. De la pared cuelga una estantería repleta de libros, y junto a la ventana hay otro mueble en similar situación. Los adornos delatan abiertamente los gustos del propietario de aquella habitación: entre ambos muebles, en la pared, cuelga un póster que exhibe una gran cantidad de megaevoluciones de Pokémon. Dos figuras, una de Charizard y otra de Zekrom, se pueden ver fácilmente justo delante de la hilera de libros de la estantería. Al otro lado de la habitación, una pantalla de ordenador que hace un año desde la última vez que se encendió se halla flanqueada por un dragón y una extraña figura verde, de ojos rojos, alas cerradas y una cabeza que recordaba a un pulpo. Devan está sentado, mirando hacia el suelo, en una de las dos camas, ambas deshechas y con ropa encima. Un desastre. Al propietario de aquella habitación parece que no le han enseñado a ordenar aquello. Frente a él, manteniendo sobre sus piernas un ordenador portátil, escribe este relato otra persona que se niega rotundamente a describirse. Devan se siente atrapado e intenta sacar a su Froakie de su Pokéball, pero es en vano. No te molestes, Devan, aquí no funcionan. – ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? –pregunta el joven, muy confuso. Soy la persona que te creó, Devan. Es un placer tenerte en mi habitación, aunque tendrás que perdonarme el desorden en el que suele estar. Devan deja entonces de mirar hacia el suelo y se centra en lo que tiene a su alrededor. El panorama le hace pensar que quien dijo ser el creador le esté mintiendo. Hay demasiados Pokémon como para que las Pokéballs no funcionen. – ¿Cómo es que no funcionan las Pokéballs? Porque aquí no existen los Pokémon. En este mundo, todo lo que estás viendo solo son dibujos y píxeles de una consola. Tus Pokéballs son plástico vacío. Que por cierto, ¿me das una? Quedaría genial entre Zekrom y el Reshiram que he encargado. Devan se fija entonces en la figura del dragón que hay al fondo de la habitación. Empieza a temblar. Cálmate, Devan. Ese dragón tampoco es real. De hecho, tampoco existen en este mundo. – ¿Y qué es este mundo? –Devan está cada vez más confundido. Esto es lo que los creadores llamamos “mundo real”. El mundo del que procedes no existiría si a alguien de este mundo no se le hubiera ocurrido crearlo. Un tipo tan poco sociable como tú, por cierto. – Ya, y tengo que creer lo que dices, ¿no? Bueno, intenta sacar a Froakie de su Pokéball. O a Shinx, Mightyena, Mawile, Gastly, Noibat… da igual, el resultado va a ser el mismo. Ya te lo he dicho, aquí solo son dibujos que no existen en la realidad. Sin dar crédito a las palabras del creador, Devan hace el intento. Una Pokéball sí que se abre, pero está totalmente vacía. ¿Ves? En este mundo no hay Pokémon ni gente que a los diez años se vaya de aventura. El creador se ríe. ¡No sabes lo divertido que sería que alguien lo intentara! El despliegue policial para buscar a ese pobre chaval sería digno de una película de acción mala. – Es aburrido… –comenta Devan. Es una pena no poder estar en tu mundo, la verdad. Aunque por otro lado aquí no te arriesgas a que un dragón te coma a las primeras de cambio. Devan hace una mueca de desaprobación. Perdón. – ¿Cómo me has traído aquí? El creador le enseña a Devan la pantalla de su portátil. Está abierta una página llamada “Fanficslandia”. No me preguntes cómo. Simplemente me lo pidieron en esta web y lo hice. Aquí es donde te he creado. Mira. El creador le enseña entonces el rol de Pokémon. Devan contempla atónito cómo esa persona ha narrado con total exactitud lo que ha estado haciendo en Galeia, sin saltarse ni una sola coma. ¿Lo ves? Ni tú ni tu equipo Pokémon existiríais de no ser por mí. – ¿Y podrías devolverme a mi mundo? –se queda callado un rato sin obtener respuesta–. Por favor. Por poder… podría. Pero no lo voy a hacer aún. Pero en cuanto ponga el punto final, estarás de vuelta en Galeia con todos tus Pokémon. Y con Astrid. El creador se le queda mirando de forma insinuante. — No tengo nada con Astrid —espeta Devan. El creador se ríe a carcajadas. Hay gente en Fanficslandia que no tiene ningún reparo en juntar a personajes que en teoría no tienen nada entre ellos. Si no quieres que te hagan lo mismo con Astrid, será mejor que evites situaciones… digamos “peliagudas”. A Devan no le hace ninguna gracia, pero no dice nada. — ¡Morde, a comer! —suena una voz femenina a lo lejos. Bueno, Devan, te tengo que devolver a tu mundo. Al final reventarás psicológicamente si sigues sin tus Pokémon. Mucha suerte en el torneo, lo vas a hacer muy bien. — Gra… —Devan no consigue terminar de hablar cuando el creador pone el punto final a este sinsentido y, por tanto, lo devuelve a su mundo.
