El Silencio De Tus Labios. [SesshXrin][InuXkag]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por BrokenSoul, 15 Julio 2010.

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    BrokenSoul

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    El Silencio De Tus Labios. [SesshXrin][InuXkag]
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    Romance/Amor
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    12
     
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    1429
    Capitulo 9

    “Un pequeño dolor”

    - Señor Sesshoumaru aquí esta lo que me pidió – dejo los sobres en el escritorio y trato de retirase de la manera más silenciosa posible, pero su mente estaba distraída en Eikon, en que deseaba regresar una vez a mas laboral en ella, en todo lo que había pasado desde el beso con Inuyasha hasta la pelea con su prima y todo eso ¿habían valido la pena?, regreso de nuevo en si al oír la eufórica voz de Sesshoumaru recriminándola por el desorden causado.

    - ¿Cuál es su problema Gurami?, ¿sabe lo que acaba de hacer? el contrato de los Kazako esta debajo de todo este maldito desastre, retírese en este instante y no se moleste en regresar. – esa era la segunda vez que lo oía tan molesto, desde aquella vez en que derramo café sobre él, así que no lo pensó demasiado y salió de ahí con la mente echa nudos.

    - Buenas noches primita ¿Por qué tan temprano hoy? – Kagome la llamo con su mano para que se recostara junto a ella en el piso de sala.

    - Pues nada menos que el Señor Sesshoumaru me corrió de su casa por derrumbarle un edificio de papeles que tenia sobre el escritorio – cerro los ojos tratando de despejarse y relajarse un rato – pero bueno eso no tiene importancia mejor dime que has estado asiendo toda esta semana, desde que llegaste del viaje que hiciste no me eh podido contactar contigo hasta hoy. –

    - Mm… bueno no hay mucho que contar, salimos todas a la playa, nos divertimos, en fin fue algo normal – desde ese momento supo que Kagome no tenía las intenciones de platicar sobre eso, la conocía perfectamente así que dio por terminada la charla y se retiro a dormir.

    Intento conciliar el sueño pero estaba tan molesta, confusa, desilusionada de sí misma que incluso la cama la sentía incomoda, decidió dar un paseo nocturno, esperaba que la lograra calmarla un poco y poder descansar. Pero en su mente seguía vagando lo mismo.

    - Acaso yo tengo la culpa de que regrese totalmente fastidiado de la oficina y cuando llegue a casa siga como un maniático adicto al trabajo y además de eso todavía me recrimine por mis errores – soltó un soplido en total desacuerdo, se estiro los cabellos tratando de sofocar su desesperación.

    Todo había sido culpa suya y de nadie más eso lo aceptaba, si hubiera sido más madura sobre sus decisiones sobre todo con Inuyasha de tratarlo tan despectivamente cuando se entero de la relación tan estrecha que llevaba con Kagome, no hubiera aceptado la oferta propuesta por el mismo Inuyasha de cambiar un poco de ámbito para expandir sus conocimientos y quien mejor que el más estricto de los ejecutivos de Eikon el temible Sesshoumaru y claro su condición había ayudado demasiado en esos factores, dando por decidido como común acuerdo entre Sesshoumaru y ella el realizar sus labores en su casa para que fuera un “ambiente más tranquilo” si es que se le podría llamar así.

    - Claro ahora tengo que pagar las consecuencias – todo había sido por tomar la ruta fácil de escape, ahora su preocupación era mañana, si seguía enojado o si lo abría superado que lo más posible era que no, y ya con la mente un poco más tranquila, después de reflexionar bien decidió que seguiría bajo el mando de Sesshoumaru y lo convencería para que ella pudiera seguir a su lado en Eikon, porque definitivamente regresaría a esa empresa.

    - Bueno ¿cuál es la urgencia por verme? – respondió Kagome con fastidio sentándose en una banquita, mientras se frotaba los ojos. No salió ninguna palabra de parte de él y sus ojos la vieron de una manera tan vacía, que la hizo sentir incluso igual y cuando menos lo esperaba Kagome estaba reclusa en sus brazos, aprisionada con fuerzas, pero no hizo nada dejo que el continuara hasta ver qué era lo que pasaba.

    - ¿Inuyasha me vas a decir porque estamos en este parque?- su voz casi salió por esfuerzo por que el la sujetaba tan fuerte que le dificultaba hablar, en cambio él no decía nada solo la sujetaba con fiereza.

    Y de un momento a otro Inuyasha la tomo de la mano, la arrastro detrás de un gran árbol comenzando a acariciarla de una forma casi desesperada, sus grandes manos subían y bajaban con cadencia sobre su cuerpo, sus labios tocaban cada centímetro de su cuello hasta llegar a su boca, su aliento caliente la erizaba al punto de contraerse, una oleada de adrenalina invadía a Kagome, el saber que alguien los podría descubrir la provocaba aun mas.

    - Dime que me amas – le susurro Inuyasha casi sin aliento.

    - Te amo, te amo Inuyasha – soltaba entre intentos, pero estaba tan agitada que no le salía ni una palabra más.

    Y sin más el chico la soltó, sin decir nada y corrió hacia su auto dejando a Kagome incluso más confundida - ¿Cuál es su maldito problema? – pensó mientras le golpeaba la ventana tratando de sacar una respuesta.

    - Sal de ahí ahora – grito furiosa mientras sus puños seguían golpeando el cristal, pero no recibía ninguna señal de contestación. - No me pienso ir hasta que me lo digas – y se recargo contra el coche tratando de presionarlo a que abriera.

    Reviso la hora, el reloj marcaba las 4:16 am, estaba realmente cansada de estar en la misma posición, no sentía su cuerpo y empezaba a tiritar de frio, comúnmente las madrugadas eran frías, trato de despertarse un poco con algunas palmadas sobre sus rostro pero no estaba segura de cuanto más podría aguantar, en cambio el seguía igual con su mente bloqueada, porque simplemente no sabía qué hacer, ni que pensar.

    Flash back

    Abrió la habitación una vez más, aspiro el aroma de ella que aun permanecía intacto y se recostó sobre la cama en la que en un pasado estuvo, cerro sus ojos imaginándola de nuevo ahí creando la imagen de la perfección encarnada en ella, su tez blanca casi traslucida, su cabello oscuro sedoso que se esparcía sobre la almohada, su mirada oscura fija en la suya, pero de nuevo se desvanecía con la furia interna, tenía que aceptarlo ella no estaba más hay, lo traiciono y lo dejo solo, eso era algo que él jamás podría olvidar. Se levanto y observo a su alrededor, se sentía tan vacio como esa habitación oscura iluminada por los escasos rayos de luna que traspasaban la ventana.

    Después de varias horas recluso en el pasado y aumentando mas su desprecio por ella salió echando portazo como siempre y se dirigió a la cocina a la estantería donde había mucho alcohol para embriagarse, justo lo que necesitaba en ese momento.

    - Con su permiso, el Señor Akita dejo un mensaje para usted – la sirvienta deposito un sobre marrón sobre la mesa y se retiro de inmediato.

    Inuyasha se bebió de un trago su coñac y mientras llenaba su vaso una vez más tomo el sobre, lo observo y dudo en abrirlo en ese momento así que lo aventó lejos de sí, pero la duda no lo dejaba y lo tomo de nuevo rompiendo la envoltura de un tajo, saco el papel blanco doblado y con manos temblorosas lo fue desdoblando lentamente. No daba crédito a lo que leía, Kikyo no existía mas, estaba muerta.

    Fin del flash back.

    ps.
    Quiero agradecer aquellos que leen esta historia, gracias por su apoyo y espero que siga gustando mi escrito a pesar de ser corto, en cuanto a comentario si no sienten necesarios publicarlos o temen que se conviertan en spam con un simple like será suficiente, terminando esto me despido.
    
     
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    Rin Taisho

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    santa madre de dios!!!!! no me dejes con la duda"!!!!! que es lo que le pasa a sesshomaru-sama??!! y porque kagome no lo deja!!!! rin ya no trabaja para el y creo que sesshomaru-sama no permitiria que inuyasha se aprovechara de ella mientras la tenga bajo su mando!!! profa la continuacion!!!!
     
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    BrokenSoul

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    Capitulo 10

    “El comienzo de una venganza”

    - Buenos días Kaede – saluda tratando de verse un poco despreocupada pero definitivamente no lo estaba, toda la noche estuvo pensando que decir, tratando de sacar las palabras correctas, pero no pudo encontrar alguna con la que pudiera excusarse.

    - Señorita Rin – devolvió el saludo alegremente y de inmediato la condujo a una silla mientras ponía una tasa y le servía un poco de té.

    - ¿Viene a buscar al Amo Sesshoumaru? - pregunto Kaede tranquilamente, a lo que Rin asintió ligeramente afirmando.

    - Creo que hoy no es su día de suerte, el amo salió desde temprano y menciono que tal vez regresaría hasta la cena – la anciana continuo limpiando las copas de cristal, en tanto Rin se quede silenciosamente probando su te con la mirada vagando por toda la habitación. Kaede la vio de reojo algo extrañada por su actitud tan fuera de sí, comúnmente se la pasaba parloteando sin parar de cualquier suceso extraño o normal que os llamara la atención.

    - ¿Se siente bien señorita? – pregunto finalmente colocando la copa en su lugar y sentándose a un lado de ella.

    - si – respondió con una seca afirmación pero suavizándola con una risita. – ¿Le importa si doy una vuelta por el jardín?- Kaede negó.

    Respiro hondamente tratando de calmar un poco sus nervios, debía pensar una buena defensa y una manera completamente fiable de regresar a Eikon bajo el mando de Sesshoumaru, se sentó unos momentos bajo la sombra de un abeto, cerro sus ojos tratando de visualizar las posibles reacciones de él cuando supiera que ella estaba en su casa, lo cual le causaban algo de risa, seguramente se portaría indiferente sin prestarle la menor atención a sus palabras cuando tratara de disculparse.

    - Ah olvide tomar mis pastilla – de nuevo ese punzante dolor taladrando su pierna, había aprendido a sobrellevarlo pero a veces se volvía insoportable. Se levanto de la incómoda posición en la que se encontraba, caminando a lo largo del jardín, el lugar definitivamente era hermoso, todo a su alrededor se encontraba lleno de rosas blancas y una caminito empedrado al que ella siguió hasta toparse con una enorme piscina, camino alrededor de ella y poniéndose en cuclillas deslizo su mano por la tibia agua cristalina, el reloj apenas marcaba las 6:17 y tenía unas ganas inmensas de sumergir sus pies un rato, así que se descalzo con toda la confianza de no toparse con Sesshoumaru hasta el anochecer.

    Después de algunos minutos disfrutando del escaso sol que la bañaba sintió unos lengüetazos detrás de su cuello y una respiración agitada, con el corazón acelerado se giro para ver quién o qué era lo que había dejado la humedad viscosas que recorría hasta su espalda, topándose con un ejemplar canino enorme, llevada por la completa sorpresa y totalmente inexperta con los perros de sobrenatural tamaño cayó al agua presa del terror que el animal le causo.

    - Auxilio – grito desesperada tragando agua y agitando sus manos queriendo fallidamente nadar hasta la orilla nuevamente, mientras el perro ladraba insistente llamando la atención de alguien que viniera a sacarla.

    Rin trataba de tomar oxigeno en cada zambullida, pero no era suficiente y estar así era demasiado agotador, después de varios inténtenos deseando salir, su cuerpo dejo de responderle y comenzó a hundirse lentamente hasta tocar el fondo, completamente exhausta fueron cayendo sus parpados hasta tenerlos completamente cerrados, con la esperanza de que alguien la encontrara.

    - Gurami despierte – Rin sintió unas suaves palmadas y una voz familiar que aun no lograba reconocer.

    - ¿Qué pasa?- hablo esta; de nuevo esa lengua viscosa recorrió su rostro insistente, poco a poco la vista se aclaraba encontrándose con una expresión poco feliz y desaprobatoria por lo acontecido.

    - Señor Sesshoumaru – esas últimas palabras la hicieron reaccionar como un resorte y de inmediato se puso de pie, sacudiendo la tierra de su pantalón e involuntariamente comenzó una risa de nerviosismo que Rin no podía parar.

    - Ah-Un sentado – ordeno este a la enorme mascota que seguía insistente trepando por la pierna de Rin. - ¿Qué es lo que hace aquí? Quiero respuestas rápido – exigió frunciendo el ceño.

    Rin quería que la tierra la tragara en ese momento, a juzgar por la hora seguramente se había quedado totalmente dormida pero el sueño lo había sentido tan real y llego a la conclusión de que Kaede había echo un muy buen te alucinógeno, una carcajada broto de sus labios, olvidando por completo la presencia de Sesshoumaru, en lo que respectaba a él, se quedo inmutable observando la reacción un poco desesperante.

    - Entonces – su voz resonó con un toque de fastidio, haciendo sentir a Rin aun mas apenada de lo que estaba.

    - Lo siento mucho Señor – por fin dijo algo coherente después de tan penosos actos que seguramente la perseguirían por un buen rato como una verdadera metida de pata.

    - ¿Por Fin me va a decir que es lo que hace en mi propiedad?- pregunto por segunda vez, Rin trago saliva, ahora le debía muchas más explicaciones, además de haber quedado como una tonta, pero sin olvidar que sus posibilidades de regresar con Inuyasha a Eikon habían aumentado.

    - Le doy mis más sinceras disculpas, por todo los problemas que eh causado, de verdad lo siento mucho señor – inclino su cuerpo realizando una reverencia quedándose así por un momento, no tenía cara para mirarlo y tomando una de sus mejores decisiones olvido por completo la posibilidad de pedirle una oportunidad.

    Y sin decir nada en un silencio que parecía interminable vio los pasos de Sesshoumaru alejándose de ella, entendió la señal completamente y Rin hizo lo mismo regreso a casa.

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    Se revolcó una vez sobre las sabanas, se sentía intranquila, incomoda, algo faltaba pero no sabía exactamente que, se levanto una vez más caminando alrededor de la cama como una bestia enjaulada, y de nuevo su vista se poso en el celular, ni una llamada ni un mensaje, nada y eso ¿la aturdía?, sacudió su cabeza, despejando esas tonterías una vez más. Salió de su habitación encontrándose con Rin a la entrada de la suya, corrió hasta ella tratando de apagar su ansiedad, pero sorpresivamente le cerró la puerta en las narices, sin entender nada regreso de nuevo a su lugar recostándose una vez sobre la cama esperando que el sueño hiciera de las suyas.

    De pronto su celular comenzó a vibra fuertemente, sacándola de aquella perturbadora noche.

    - Inuyasha… – susurro, espero un poco y contesto con voz adormilada. – Bueno-

    - Necesito verte – ni siquiera un saludo o alguna tontería que sacara de sus casillas a Kagome como comúnmente lo hacía resultándole algo extraño.

    - Pues yo no quiero, buenas noches – sonrió triunfante, recostándose contra la almohada esperando que este hiciera rabieta y le recordara que ellos tenían reglas que debía respetar hasta el mínimo punto.

    - Estoy estacionado a una cuadra de tu casa te espero en 5 minutos y contando – la llamada se corto, dejando a Kagome con las palabras al aire.

    - Que ni crea que iré – cerró sus ojos falsamente durmiendo, pero a quien quería engañar no tenía ni una pisca de sueño y entonces ¿qué era lo que realmente quería?, ¿estaba tan desesperada por verlo?. Se golpeo la cabeza por pensar ese tipo de estupideces, y con todo su orgullo se quedo en la cama solo viendo el techo, esperando que el tiempo transcurriera lo más pronto si era posible., pero por otra parte algo la alaba a que fuera rápidamente al lugar acordado.

    - Demonios – maldijo de una vez, vio su reloj de pulso, marcando ya 15 minutos de retraso, tomo su bata y salió disparada entre la oscuridad, saliendo sigilosamente por la puerta de servicio, se cubrió y vio hacia todos lados, tratando de encontrar el coche de Inuyasha, pero al no localizar dio por echo que se habia ido.

    - Te dije que en 5 minutos – la sorprendió por detrás cubriendo su boca del semejante grito que dio.

    -Casi haces que me dé un paro cardiaco – le dio un codazo causando un quejido por parte de él.

    - Sube no quiero que alguien me vaya a ver con estas pintas que traes – abrió la puerta trasera aventándola y cayendo encima de ella.

    - ¿Quítate pesas mucho? – Kagome le dio unos golpecitos en la cabeza albina, en tanto este comenzó a quejarse nuevamente con un aire cómico.

    - Te extrañe mucho Kagome – dijo aun sobre ella y quitándole unos cabellos de su rostro, fusionando ambas miradas la acerco delicadamente hasta posar sus labios en el tibio calor de su boca, poco a poco sus caricias fueron subiendo de tono masajeando suavemente sus atributos que tanto le enloquecían, se despego un momento tomando una bocanada de aire impregnado en el aroma de la mujer que tenia frente a él y de nuevo prosiguió recorriendo pausadamente cada lugar como si tratara de leerle la piel.

    - No puedo controlarme más – y la hizo suya una vez más con suma delicadeza, memorizando cada sonido que emitía, su respiración agitada, el sabor de su saliva cada vez que la besaba intensamente, todo eso que desconocía, guardándolo en los más profundo de su mente para nunca olvidarlo.

    Después de terminar con su pasional encuentro se quedaron un rato en silencio, Kagome por fin se encontraba serena bajo los brazos protectores de Inuyasha.

    - ¿Por qué me dejaste sola esa vez en el parque?- pregunto la chica irrumpiendo la callada escena en la que se encontraban.

    - Solo olvídalo – respondió, intentado regresar al momento pacifico en el que se encontraban, pero Kagome no estaba para nada conforme con esa respuesta así insistió una vez más, logrando sacar a este de sus casillas.

    - Sabes perfectamente que no me debes cuestionar, así que por el bien tuyo solo olvídalo – se levanto molesto de su lugar, en tanto Kagome estaba que explotaba del puro coraje.

    - Pues me vale poco si te cuestiono, me dejaste como un estúpida sola por la madrugada y lo menos que deberías hacer como el hombre que te haces llamar es darme por lo menos una maldita explicación – ya casi fuera de sí, se levanto quedando así a su nivel, en tanto Inuyasha le echo una mirada fulminante.

    - Pues te vas a quedar con las ganas de tus explicaciones, porque en primera yo no tengo por qué darte cuenta de lo que hago y deje de hacer y en segunda no creo que hubiera peligro alguno de tu parte, nadie en su sano juicio se metería con una zorra como tu - y sin aviso alguno una fuerte bofetada le fue proporcionada por ese grado de insulto que sobrepaso los limites, Kagome se amarro la bata y salió disparada como bala del coche, con el llanto retenido y un nudo en la garganta queriendo apagar su grito de furia, corrió hasta llegar a su habitación, pero era casi inútil, su almohada estaba húmeda de sus lagrimas que salían sin detenerse.

    - Te odio – pensó tratando de ahogar su frustración y la ganas que tenia de partirle la cabeza en dos, pero ¿Tenía algo de razón?, ¿acaso lo decía por lo que ella se había convertido para él, solo una zorra más?, estaba tan desilusionada y enojada que solo pensaba en la manera de cobrarle por lo dicho.

    - Encontrare tu debilidad y seré tu peor pesadillas Inuyasha Taisho – se limpio las lagrimas y apretó su puño descargando todas esas emociones negativas que esperaba explotar contra él.
     
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    Rin Taisho

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    waaaaaaaaa!!!! quiero saber que es lo que va ha pasar en el proximo cap!!!! pon la conti!!!! pon la conti!!!! me has dejado mordiendome las uñas (literalmente hablando claro) y si yo fuera Rin no podria verle la cara a Sesshomaru-sama nunca mas sobre todo porque yo soy de las personas que me rio cuando estoy nerviosa!!! igual que Rin ajajajajajajaja!!!!
     
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    BrokenSoul

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    Capitulo 11
    “Las primeras jugadas sucias”

    - Señor la señorita Higurashi…….. – Inuyasha sonrió e interrumpiendo a su asistente, confirmo que la dejara entrar.

    De inmediato el olor fresco de su perfume fue percibido por su aguda nariz y con una actitud calculadora la vio cuando tomaba asiento justo frente a él, iniciando un duelo de miradas sin decir una sola palabra; Inuyasha sabía perfectamente que regresaría al enterarse que su queridísima prima había regresado a su cuidado y quedaría a su merced, pues después del bofetón que le había propinado hace ya tres días, había perdido total contacto con ella, definitivamente el juego que se avecinaba se tornaría realmente divertido pensó dejando salir una un gesto triunfal, Kagome estaba totalmente en sus manos y haría que se sintiera como una real idiota pisoteando el orgullo tan altanero que tanto presumía, pero que ahora no le serviría de nada.

    - ¿Vienes a disculparte? – estaba llegando a un alto grado cinismo y lo peor de todo era que le gustaba.

    La chica bufo y tratando de contenerse con todas su fuerzas sonrió dulcemente contra su adversario y sin despegar su mirada de la de este y con todo la humillación se levanto e inclino su cuerpo hacia delante iniciando una dolorosa disculpa, que por mas falsa que fuera trato de hacerla lo más verdadera posible.

    - Perdóneme por mi insolencia – finalizo, esperando la aprobación del “Ofendido” si se podría llamar así, al poco hombre que deseaba destruir con todas sus fuerzas.

    - Desde el principio debes saber quién manda preciosa, pero hare como si nada hubiera pasado ¿de acuerdo? – levanto el delicado cuerpo, la sujeto fuertemente de la cintura y la beso rudamente, mientras ella trataba de corresponderle lo mejor posible.

    - maldito – pensó en sus adentros en tanto el introducía su lengua en su cavidad degustando de la agonía de su querido juguete.

    - Espero que esta vez sí contestes mis llamadas, ten una buena tarde – y con esa frialdad cubierta bajo el manto de la desvergüenza, la alejo bruscamente de sí y con la orden oculta de que se fuera, salió de la oficina.

    Kagome respiro hondamente tratando de no perder la cordura, pronto llegarían las suyas y lo haría tan lentamente que disfrutaría verlo caer, de igual modo salió del lugar y decidió ir a saludar a Rin para pasar el tan fuerte trago amargo. Llego hasta el centro de copiado, donde se encontraba su prima de un lado a otro moviéndole a la copiadora, totalmente un catástrofe en acción.

    - Rin – hablo fuerte haciendo que esta girara casi sin aliento y con una pinta de tedio que no podía con ella.

    - Kagome ¿qué haces aquí? – dejo el desastre y la maquina que aun seguía sacando hojas sin parar.

    - Vine a saludar y a ver como ibas, si necesitabas algo y todo eso – Rin resoplo y alegó que todo estaba en orden solo que nadie le había enseñado a usar una maquina así pero que pronto lo tendría bajo control, se despidió cortamente y regreso tratando de arreglar todo y Kagome hizo lo mismo ella también tenía muchas cosas que arreglar.

    - ¿Qué es lo que hace? – la joven soltó la rastras de papel, esperaba lo peor, un buen regaño por parte de su superior, de nuevo seguía “metiendo la pata”. – Creo que es un hábito el de usted hacer este tipo de cosa- .

    De inmediato reconoció esa voz, ese tono con el que lo dijo la hizo recordar a Sesshoumaru, “No podría irme mejor”, levanto su cara quedando a vista de su interlocutor, afirmando que era él, sus mejillas emanaban un tono rosado, de la actual vergüenza, parecía que siempre la encontraba en los momentos más embarazosos y ese era uno de ellos. Saludo con cortesía y sin la menor idea de que mas decir. Por su parte el no dijo nada más y desapareció de su vista tal y como había llegado. Después de unos cortos minutos la maquina cedió por fin y termino su tan desesperante trabajo de sacar una simples fotocopias. Dejo todo en orden y continuo con las demás actividades expedidas por Inuyasha, pues Sango se encontraba de permiso y estaba de su suplente por lo tanto ahora tenía muchas más responsabilidades.

    - Gurami – la llamo de nuevo por el intercomunicador, soltó un resoplido de resignación, aunque trataba de evitar estar cerca de él obviamente no lo lograría y los sentimientos que había tratado de arrancar aun seguían latiendo a muy baja intensidad pues conseguía acallarlos sentenciándose que su amor jamás le pertenecería, recordándose esto una vez más, entro a lo que por un tiempo seria su tortura, bajo la mirada escuchando atentamente cada una de sus instrucciones y una vez terminado regreso a su lugar intentando distraer su mente en el trabajo, sería una temporada bastante larga y pesada, al menos hasta que Sango regresara.

    - Kagome ¿estás lista? – susurro por detrás de la puerta viendo a su hija con un hermoso vestido de noche color durazno, revelando un poco de piel con un escote pronunciado en la espalda y el cabello oscuro recogido anunciando el exquisito cuello sobre el que caí una delicada cadena de oro platinado.

    - Si mama – se reviso por última vez el rostro delgado y de finas proporciones, dándose un toque rosado en sus mejillas y destacando con un lápiz labial rojo, terminado esto salió junto al brazo de su madre. Desde que había llegado a ser la “zorra” de Inuyasha que tan solo decirlo le producía urticaria, recordó que últimamente se encontraba ausente en su vida de sociedad, pues su verdugo se la pasaba llamándole para molestarla y disfrutar de su cuerpo, prácticamente le robaba el tiempo, pero esta vez seria diferente no estaría dispuesta a renunciar a las cosas que le gustaban por personas como él.

    El chofer abrió las puerta del coche, llegaron al hotel Hamilton, uno de los mas prósperos y lujosos de todo el mundo y que cada año realizaba un evento de caridad para los niños huérfanos, entraron rápidamente pues del cielo comenzó a caer una fuerte llovizna.

    - Querida tanto tiempo sin verte – saludo una radiante joven pelirroja que precipitadamente la estrujo contra ella en un abrazo de poca prolongación pero con un toque de efusividad, Kagome de igual manera le correspondió.

    - Ayame, ¿Cuándo regresaste que ni siquiera has tenido la decencia de llamarme o avisarme que estabas aquí? - enfatizo con un tono recriminador.

    - Hace dos días que llegue de Corea, pero hasta hoy eh tenido tiempo de salir por asuntos pendientes y bueno aquí estoy celebrando contigo nuestro encuentro, con una copa de champagne rosado, a tu salud – chocaron las copas y de un solo trago se tomaron el contenido.

    La velada fue maravillosa y el alcohol puede saber delicioso cuando se disfruta de una plática placentera y con sentido del humor, durante el transcurso de la noche, ambas se atestaron de recuerdos buenos otros malos, de experiencias vividas y sobre el futuro que ellas esperaban alcanzar y del que no tenían la menor idea de que sucedería. Al final de la noche, cada una prometió llamarse seguido y quedaron de verse pronto, Kagome estaba contenta y por primera vez no había pensado en Inuyasha, esperaba que Ayame fuera el techo que la cubriría de la gran tempestad que ella misma provocaría. Regreso a casa alrededor de las 12:20 pm se sentía exhausta y un poco ebria seguro dormiría plácidamente y no permitiría que nadie le interrumpiera.

    - Buenas noches Kagome – su cuerpo se destenso entregándose por completo a la cama, necesitaba todas las fuerzas pues mañana mismo comenzaba su batalla de la cual no tendría descanso hasta conseguir la victoria.

    Rin removió sus cobertores una vez más, tenía una rara sensación, como una especie de preocupación, que no sabía explicar exactamente de que, se froto la cara con desesperación, estaba cansada de comportarse así, debía de calmarse o terminaría enferma de los nervios o algo similar, cerro sus ojos obligándose a dormir.

    - No puedo – exclamo y de nuevo abrió sus ojos como si fueran incapaces de permanecer cerrados, se levanto de la cama y se dirigió al librero, esperaba que un poco de lectura aburrida le alimentara el sueño.

    Tomo el primero libro que sus manos posaron, se recogió sus cabellera en una coleta alta, se acomodo confortablemente y comenzó a devorar su lectura sin cesar; era una novela de romance Medieval, jamás se habría imaginado que una historia así llegara hasta sus manos, el tiempo fue transcurriendo y ella seguía sumergida en cada párrafo leído, en definitivo el apetito por dormir jamás llego, y para su sorpresa las nubes claras y los rayos de sol mañaneros indicaban que era de día, que no había pegado el ojo, y lo peor de todo el caso era que tenía que ir a trabajar con la cara pálida y ojerosa, alguno que no le importo demasiado, jamás había sido cuidadosa con su aspecto físico; tomo una ducha refrescante y bajo a desayunar pan francés y un te bien cargado, lo necesitaría.

    Llego puntual, de inmediato dejo periódico, un café doble sin azúcar en el escritorio de Inuyasha, preparo los informes del día, la correspondencia, los recados pendientes, terminado esto regreso a su lugar y comenzó a teclear a velocidad terminando algunos documentos que debían estar listos a las 11:00 am en punto, se froto los ojos, pues la desvelada comenzaba a hacer efecto, así que se preparo nuevamente un te cargado y siguió con lo que hacía.

    - Gurami venga por favor – llamo Inuyasha desde la entrada de sus oficina, Rin se levanto de inmediato con la cara ya echa un desastres y llego a su llamado. – Hoy tenemos una gran emergencia, vienen a hacernos auditoria mañana muy temprano así que necesito que organice todo este desastre de documentos, y que mande temprano a Kursk a mi oficina para que haga una limpieza profunda, quiero que todo quede impecable y perfecto, así que termine lo que estaba haciendo y dedíquese a organizar que tiene mucho trabajo por hacer – terminado esto la chica salió tras una reverencia, un bostezo largo se escapo de sus fauces, aun la cafeína no hacía del todo sus efectos, pero podría aguantar hasta la hora de comida, seguro después de eso recobraría sus energías perdidas.

    - Buenos días ¿Sanguito? – saludo algo confuso.

    - No – atesto Rin con cara de pocos amigos.

    - Soy el mensajero, me llamo Cariño pero puedes decirme Miroku – atino con gracias tratando de ligar con la nueva chica.

    - Mucho gusto mensajero, ahora serias tan amable de llevar esto, gracias – termino Rin con poca paciencia, entregándole el paquete, definitivamente hoy no era su día para tratar amablemente al mensajero y menos con esas miradas de flirteo que le tiraba.

    - Hasta pronto, muy pronto – un chasquido y un hasta la vista, suficiente para sacarle una carcajada al ver que aun le hacía señas de un pronto regreso. Sacando de su mente al chico del flirteo.

    Después de una rápida comida regreso organizando el desastre de papeles, al parecer Sango no era muy apegada a mantener orden en todo lo que se refería a eso, dejo esos pensamientos y continúo su trabajo afanosamente en el archivero.

    - Ahh que cansada estoy – se quejo y retirándose como un gato observo con desgane su reloj, marcándole las 7:30 pm, entreabrió su boca con una cara un tanto asustada y de inmediato llamo un taxi que la condujo hasta casa.

    Llego directamente a sus aposentos, se hecho sin compasión al colchón soltando un bufido de cansancio pero por extraño que pareciera no tenía el menor apetito de dormir, abrazo su suave almohada acomodando su rostro confortablemente en esta, se quedo tranquila un momento y recordó la novela inconclusa sobre su cama, busco a tacto con sus manos encontró el libro y sin perder tiempo comenzó a devorar la lectura.

    -Buenos días – saludo a prisa tomando el ascensor, maldiciéndose una vez más sobre su poca falta de responsabilidad quedándose nuevamente leyendo hasta tarde, llego a la oficina, para su fortuna Inuyasha aun no había llegado, de inmediato fue en busca de Kursk para encontrarse con la noticia que ayer había tenido un accidente resultando con una mano lastimada y por lo tanto le dieron una incapacidad de dos semanas hasta nuevo aviso, con la cara sorprendida Rin asintió y sin más que hacer ella misma limpiaría, pues tenia estrictamente prohibido que alguien más hiciera el aseo, a excepción de Kursk.

    - Esto solo me pasa a mi – dijo con ira, tomando los instrumentos del lastimado a su cargo.

    Entro al lugar, no parecía tan desordenado como lo imagino, reviso su reloj encontrando que solo tenía escasamente 20 minutos, el problema era que en su vida había limpiado si quiera su habitación, así que guiándose un poco por lo que había visto a Kursk y las sirvientas de la mansión de los HIgurashi comenzó por el escritorio en el que se encontraban esparcidos un montón de hojas, sin indagar demasiado en su contenido las ordeno, lustro la madera del mismo, desempolvo un poco y después continuo con las ventanas rápidamente y por ultimo quito algunas manchas del piso con un trapo, se dio por satisfecha, el lugar parecía estar limpio, después de revisar nuevamente el reloj se dio cuenta que solo tenía escasamente dos minutos para salir de ahí antes de que su tortura pasara por esa puerta, dio un vistazo nuevamente y satisfecha se disponía salir.

    - Gurami, buenos días – replico Inuyasha justamente frente a ella, curvando sus labios sensuales varoniles en una sonrisa que parecía dejar atónita a Rin, después de quedar casi idiotizada por microsegundos regreso en sí, devolviendo el saludo amablemente.

    - Solo revisaba que todo estuviera en orden – espeto Rin con la mirada fija al suelo, Inuyasha consciente de que la chica se encontraba nerviosa y con un aburrimiento de los mil demonios por la monotonía del día y por el extraño comportamiento complaciente de Kagome para con él, decidió jugar un rato.

    - Muy bien señorita Gurami si la supervisión sale a flote tendrá un premio por su buen trabajo, ahora me gustaría que me trajera un poco de café si es posible – hablo con tono dulce y amable, Rin se extraño de ese comportamiento pero simplemente creyó que se encontraba con un excelente humor así que de inmediato fue por esa tasa de café.

    Regreso tan pronto como pudo y dejo suavemente la tasa de café sobre su lado derecho y en cuanto iba a salir interrumpió el sonido de la taza desquebrajada sobre el suelo, de inmediato regreso con un paño y limpio el desastre sin percatarse del la cara de dolor que mostraba Inuyasha acongojándose del daño en su mano, Rin dejando rápidamente los pedazos de taza esparcidos dedicando su atención a la mano enrojecida de este por el calor del liquido.

    - ¿Duele mucho? – pregunto e Inuyasha tratando de evitar la risa por responder algo que era obvio a simple vista asintió, después de eso Rin extrajo el botiquín de primeros auxilios y esparció un poco de pomada para aliviar el ardor que seguramente tenia, al sentir sus dedos contra la piel una sensación de excitación recorrió por Inuyasha y un impulso casi extraño de aprisionar los delicados labios de su asistente contra los de él, cuando hubo terminado de poner la venda con un muy mal amarrado que le lastimaba más que aliviarle, sostuvo su mentón perdiéndose en la profundidad de los ojos castaños y casi sin quererlo su boca se acerco hasta la de ella comenzando un beso suave pero lleno de pasión, que arranco los suspiros de Rin, quería desfallecer allí mismo, la sensación de tener a Inuyasha explorando su cavidad una vez más como aquella ultima vez.

    En tanto un mirada de no mucha sorpresa se apareció sobre el rostro sereno e inmutable, que sin querer descubrió la escena en que Rin e Inuyasha se comían a besos.
     
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    BrokenSoul

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    El Silencio De Tus Labios. [SesshXrin][InuXkag]
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    Capitulo 12

    “Si juegas con fuego te quemas”

    No podía negarse más, estaba prendada en un amor imposible y cruelmente doloroso; después de haber tenido aquel contacto tan desesperadamente pasional que deseaba en sus sueños más recónditos volver a vivir con Inuyasha, se sintió tan culpable por Kagome, por su querida prima que no tenía ni la menor culpa de la desdicha que era capaz de sentir al enterarse del evento entre ellos, con los sentimientos de culpa a flor de piel, regreso a casa después de terminar un día de trabajo casi tortuoso en que no era capaz de devolver la mirada a su superior, se recostó sobre los cómodos sillones floreados vagando en sus pensamientos.

    - Rin…. ¿Te sientes mal? – añadió con un suave empujo sobre los hombros intentado sacarla de aquel transe.

    - Si es solo que estaba pensando algunas cosas del trabajo – se levanto rápidamente para perderse de vista un rato por los jardines, aun su mente seguía embotada en el mismo tema, Kagome no menciono nada más y se despidió rápidamente diciendo que saldría con sus amigas un rato.

    Kagome subió al coche y arranco con velocidad, calmando así sus ansias, hoy tenía una oportunidad que no podía desaprovechar, Inuyasha había llamado para un encuentro en la casa del mismo y si había suerte podría indagar un poco por las habitaciones y descubrir de una vez por todas quien era Kikyo, sabía que era alguien importante en su vida y una de sus debilidades.

    Llego al lugar indicado y antes de que bajara el ya le estaba esperando, de inmediato la beso con pasión, mientras su fuertes brazos la apretaban contra su cuerpo caliente, la metió de inmediato y sin perder tiempo la condujo hasta la recamara, la recostó de golpe y prosiguió satisfaciendo aquellas necesidades varoniles incontrolables encendiendo en Kagome esa chispa de deseo que estuvo tratando de contener con todas sus fuerzas pero que ahora le era imposible.

    - “Dios condéname por desear a Rin y tranquilizar mis más bajos instintos con Kagome”- se reprocho así mismo recordando una vez más el sabor delicado de su asistente en sus labios y como una lluvia torrencial con furia poseyó a su querido juguete sin piedad alguna.

    - Quédate un momento mas – exigió estirando su delgado brazo hacia él, solo quería tener su cabeza recargada sobre su pecho escuchando el pausado respirar, Inuyasha no dijo nada y con poca gentileza al ruego de esta siguió su curso al jardín, necesitaba fumarse un cigarrillo de inmediato.

    Al perderlo de vista, se vistió con sus ropas y comenzó una búsqueda casi frenética entre los cajones sobre la misteriosa Kikyo o algo que diera indicio sobre algo turbulento de su vida, sin encontrar nada se dirigió al estudio que este tenía, abrió sin dificultad la perilla, de nuevo se encontró husmeando entre los gabinetes y echando vistazos cortos a todo lo que se encontraba atinó con un sobre color marrón arrugado y destrozado, saco el contenido y con gran sorpresa leyó un informe completo sobre las posibles localizaciones de la desconocida Kikyo.

    - Pero esta fecha es de hace dos años – suspiro con desgane, pero al menos ya se había acercado un poco mas y ahora se había dando cuenta que la dichosa mujer era tan importante en su vida, encontrando así un preciado punto por donde atacarle se escondió el contenido sobre sus ropas y con paso rápido salió de la casa de este antes de ser descubierta en el acto, ya vería como se las apañaría por su extraña desaparición pero por referirse a su apática ausencia mientras la poseía seguramente estaría aliviado de no tener que despedirse.

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    - ¿Que es lo que tratas de hacer? – aparto la vista del cuadro que estaba sobre la chimenea para dirigirlo a su vaso de coñac tratando de encontrar en él una respuesta.

    No era que le interesara demasiado para interferir en la vida de los demás, pero meterse con una mujercilla débil y enfermiza no era de sus mayores agrados, esa era una de las razones por las que odiaba al segundo hijo de su padre, pues jamás lo consideraría como alguien de su familia a pesar de llevar el mismo apellido y tener el mismo progenitor. Dejo sus devaneos nocturnos y se fue enteramente con las ganas de descansar de una buena vez antes de pensar con pesimismo en la señorita Gurami.

    Amaneció con los tenues centellas del sol esparcidas de un cielo despejado, Sesshoumaru se encontraba degustando de un elaborado desayuno que muy apenas probaba, pues a menudo solo tomaba una cargada taza de café mientras revisaba a cortos rasgos el periódico, una costumbre muy arraigada en el, se levanto y conduciendo un auto elegante se dirigió como cualquier otro día al trabajo, saludando como un acto de cortesía a algunos colegas, entro rápidamente a su oficina y comenzó por terminar el pendiente de la ultima vez, que debía consultar con Inuyasha para ser precisos, pero por extraño impulso solo al verlos en la comprometedora situación con la chica problemática y el pretencioso de Inuyasha se reservo de entrometerse en una situación que resultaría incomoda por la chica Gurami que en definitiva lo buscaría hasta el cansancio tratando de que no confundiera las cosas, así que se ahorro el montón de palabrerías sin sentido que el mismo no prestaría atención, molesto por preocuparse una vez más en ese tema que volviera redundante.

    - Madeleine – llamo por el intercomunicador y de inmediato su asistente apareció en el acto, mando los documentos bajo su protección encomendando la tarea de que los llevara a Inuyasha.

    Al pasar algunos minutos Madeleine se encontraba con Rin entregando la diligencia entregada y con apuro la asistente entrego el contenido a su jefe, que parecía desanimado de alguna manera, se le veía cabizbajo y tratando de centrar toda su atención en la computadora, un desafío que cumplía con desgane, sin indagar más en su raro estado de ánimo se retiro sin más continuando con su trabajo.

    -¿Estará pensando en lo mismo que yo? – se aclaro, porque ella no podía dejar de pensar en él y en los nuevos sentimientos que ahora descubría y que no negaría, esa misma noche había decidido luchar por él, pues examinando en sus memorias Kagome había echo lo mismo, se lo había arrebatado con ferocidad y ella nunca le reclamo salvo la ley del hielo que seguramente eso había sido peor pero esta vez sería diferente, esta vez sí le daría una batalla encarnizada a su prima y quien ganara se llevaría de premio el amor de Inuyasha.

    Paso aproximadamente una semana en la que las cosas parecían embolarse cada vez mas, Kagome se encontraba sumergida en su venganza, Rin en su intento de conquistar a Inuyasha, Sesshoumaru en su apacible soledad observando todo de lejos como un halcón acechando a su presa e Inuyasha con nudos profundos sobre contenerse de las pocas fuerzas que contaba para hacer de las suyas a su tierna y frágil Rin, sabía que era un mero capricho y cuando acabara la mujer terminaría lastimada y destrozada, solo por eso se detenía, pero era una tortura no llevar a cabo sus planes y conformarse con sus labios pues su bestial instinto varonil le pedía a gritos poseerla.

    - Entonces cuanto tardara en encontrar algún indicio sobre esta mujer – inquirió con la voz casi inaudible para que nadie escuchara.

    - Su información no es del todo clara pero hago todo lo posible por encontrar pistas de su paradero, solo puedo pedirle que tenga un poco de paciencia- termino de hablar el hombre que estaba delante de ella.

    - Esta bien, pero cualquier cosa que logre encontrar no dude en decírmelo – Kagome le dio un trago a su café y se levanto sin siquiera despedirse, no quería quedarse demasiado y que alguien la viera, aunque el lugar era tranquilo y discreto no se confiaba demasiado, Inuyasha no debía enterarse ni que llegara a sus oídos que la habían visto con un hombre.

    Salió con cautela y se dirigió al lugar en el que habían planeado verse desde hace apenas unos cuantos minutos Áyame y ella, fue una tarde de compras agotadoras y una comida agradable en un restaurant de comida francesa exclusivo, lleno de charlas triviales y chismes de la alta sociedad, algo muy común, Kagome regreso feliz a casa.

    - Hija que bueno que te veo, necesito hablar contigo – la tomo de la mano conduciéndola a un saloncito escondido, donde las damas solían relajarse, jugar cartas y apostar sin que sus maridos los supieran, la sentó un en sillón verde claro y tomo asiento enseguida de ella.

    - ¿De qué se trata? – soltó ya con un tono de preocupación.

    - Se que tal vez te tome por sorpresa lo que te vaya a decir pero, ayer estaba hablando con Erika –sama y me conto sobre Áyame, sobre su sobresaltado regreso y después de oír ese atroz relato me gustaría que dejaras de frecuentarla por el bien tuyo y de esta familia – termino.

    - Bueno si no me dices como quieres que haga semejante cosa mama, por favor explícate con más detalles – espero la respuesta de su madre.

    - Muy bien, como decirlo sin que suene tan horrible, bueno a la señorita Áyame tiene una grata si se podría decir preferencias por las mujeres y no hace poco acaba de divorciarse de su esposa – Kagome se quedo atónita, no podía creer la semejante mentira que se decía de ella y por mas que le buscara verdad a lo que acababa de escuchar no lo podía creer tan fácilmente.

    - Mama por favor conozco a Áyame, sé que me hubiera dicho la razón de su regreso que si en efecto fue apresurado, pero no puedes fiarte en completo de esa calumnia, así que te pediré que olvides que te apoyare en tan tonta petición, si me disculpas tengo cosas que hacer – aun sorprendida por lo dicho que desecho rápidamente, se dejo caer en la silla contigua a la ventana recordando a Kikyo una vez más. Tomó su celular y sin esperar más llamo a Inuyasha.

    -Inuyasha ¿Podemos vernos hoy si es posible? – esperando la afirmación, volvió a salir apresurada, ahora ella seria quien lo utilizaría para desahogarse un rato.

    Una vez más se encontraba en la casa de este, apenas toco el timbre y este le abrió la puerta, llevaba puesta solo una blusa delgada blanca y unos jeans gastados, con el cabello blanquino mojado, acababa de salir de la ducha justo cuando llamo Kagome para solicitarle la visita.

    - ¿Te ofrezco algo? – pregunto cortésmente.

    - ¿A ti? –respondió con humor y sin pensarlo se acerco brutalmente sensual contra él, besándolo de una manera casi animal, el cuerpo de Inuyasha manifestó rápidamente que deseaba hacerla suya en ese mismo lugar. Se despojaron de la ropa y casi como hambrientos se devoraron uno al otro.

    - ¿Y esa sorpresa tan agradable? – acerco el cuerpo tibio de Kagome en sus brazos, en lo que respectaba a ella no dijo nada si no con la simple respuesta le planto un beso ardiente, dado por hecho todas su dudas Inuyasha no pregunto mas.

    - ¿Puedo preguntar algo? – los ojos dorados se pasaron hacia los oscuros y hechizantes pupilas de ella.

    -¿Alguna vez te has enamorado? – esas palabras le cayeron como un balde de agua fría a Inuyasha, pero no se turbo.

    - Si hubo una vez, pero ahora eso no está en mis planes, no necesito del amor – finalizo este, la mujer extrañada por que le hablase con serenidad sin haberle reprochado nada y profundizando mucho más pregunto.

    - ¿Esa mujer fue o es Kikyo? – lo tomo por sorpresa, le giro la cara con gentileza y le acaricio tiernamente el rostro.

    - No te preocupes, que no te desharás de mi tan pronto – sus labios se enlazaron una vez más, Kagome no necesito mas, confirmo sus sospechas con lo dicho anteriormente, Kikyo fue la mujer que se llevo el corazón de Inuyasha.

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    - Necesito su firma – entrego la hoja colocándola frente a él.

    -¿Es todo? – le echo una mirada de reojo, sus delgados dedos se remolineaban en sus faldas, sonrió para sus adentros, tenia locamente enamoradas a las dos primas, se levanto y precipitándose sobre la frágil asistente poso su mirada ambarina, prácticamente se derritió en el, sin hacerla esperar más, succiono su cavidad tomando cada sabor como suyo, en definitiva las dos mujeres se convertirían en unos de sus más preciados juguetes, la soltó para darle tiempo de respirar, sentía las pulsaciones rápidas de su corazón.

    - Tranquilízate no te voy hacer mía aquí mismo – eso la sobresalto aun mas, mientras las pupilas se le dilataban de lo dicho por Inuyasha.

    Salió de allí con la respiración acelerada y con las mejillas rojas y acaloradas, se dio algunas palmadas tratando de zafarse de la ilusión en la que vivía para dirigirse en la realidad. Se adelanto un poco para tomar algo de agua fresca y después tomar su hora de descanso.

    - Necesito aire fresco – se mantuvo caminando cerca de 15 minutos con la mente nublada y de nuevo ese dolor de su pierna que comenzaba a intensificarse otra vez, saco de su bolso dos pastillas, se sentó un momento para descansar, desde hacía tres días que las molestias no desaparecían pero podía soportarlas, ahora era un malestar imposible de descartar, con la necesidad de regresar antes de que llegara tarde se encamino de nuevo hacia Eikon, pero de verdad estaba mal, con mucha suerte cruzo la peligrosa calle, hasta dejarse caer de bruces en la banqueta y perder todo conocimiento.

    - ¿Dónde estoy? – se froto la cabeza aun aturdida, con dificultad pudo cerciorarse que estaba en una habitación de hospital.

    - Veo que ya despertó ahora mismo traeré al doctor– la enfermera salió de cuadro desapareciendo de su vista.

    - Espere, ¿Cómo fue que llegue aquí?- pregunto.

    - No podría decirle con exactitud, pero solo recuerdo el apellido Taisho, ¿le suena familiar? – Rin no dijo nada y dando por terminada la charla llego el médico, la examino y sin encontrar nada anormal le dio de alta y regreso a casa desganada y cansada nadie se entero de nada ni siquiera Kagome, pero lo que no le dejaba de rondar era quien la había llevado al hospital.
     
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