El relicario de las 12 almas.

Re: El relicario de las 12 almas.

Hola... porfin les traigo la conti...

Its: Gracias por marcarme mis errores, jeje, no los había notado, es que soy bastante distraido y un poco torpe en el teclado xD De ahora en adelante será un poco más entretenido... espero, plis no dejes de leer.

moko-chan: Gracias por seguir aqui leyendo mi fic. Espero que la historia te entretenga :3

gorgorita: Me alegra que te guste y... me dejas esperando tu conti... aun la espero... plis no tardes. Espero te guste esta conti, =)

Pelusinmarta: Espero que no dejes de pasarte, sucederan muchas cosas... algunas que ni yo sabia que pasarían --__--

SangoHanyou: Que bueno que se te haya aclarado algunas dudas ^^ aunque creo que pareceran mas...

Gracias por leer...
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Capitulo 4
Parte 2
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-No hay problema. – dijo ella sonriendo ampliamente. Parecía aliviada al saber que ya no pensaba así de ella, como si siempre hubiese sabido que pensaba.

Bueno, aun me sentía bastante mareada, y un poco de nauseas, pero, estaba segura de que eso pronto pasaría, por lo que decidí empezar las cosas bien con Valentina. Debía empezar de nuevo con ella, una nueva presentación, pero ahora, con el pie derecho.

Platiqué con ella, pero, nada de interés o que le recordara el pequeño trago amargo que acabábamos de vivir, por lo que me limité a preguntarle cosas simples, como sus gustos y disgustos. Ella me respondía con las mismas preguntas, por lo que pudimos conocernos bien, y descubrir varias cosas que teníamos en común, como la perdida de nuestras respectivas madres, ella a los 14 y yo a los 12.

Al cabo de un largo rato de charla logré tranquilizarme y regresar a mi estado normal, por lo que decidí que debíamos baja para comer algo.

-Oye, Valentina, ¿gustas que vayamos a comer algo? – pregunté al tiempo en que me ponía de pie.

-Eh…cla-claro. – dijo dudando.

-Anda, ven. – la incité mientras la guiaba hacia la cocina.

Bajamos las escaleras entre risas sordas, realmente habíamos iniciado una amista, algo que me sorprendió bastante, pero que lograba entender.

En la cocina estaba la Sra. Maru quien acababa de terminar el pastel de carne que había estado esperando.

-Que bien. – grité entusiasmada y hambrienta, ya que el olor de tan exquisito patillo se extendía por toda la cocina. – Ya tengo hambre.

-Que bueno, porque ya está listo. ¿Le sirvo señorita? – preguntó Maru mirándome con una sonrisa en los labios.

-Claro que sí. – grité mientras corría a sentarme ante la pequeña mesa. – Ven. – le dije a Valentina que se había quedado en pie en la entrada de la cocina.

Valentina entró a la cocina con paso dudoso, parecía apenada, cosa que me sorprendió un poco. Cuando llegó hasta mi lado Maru nos sirvió un plato con el guiso a cada una.

-Tengan. – dijo Maru mientras colocaba los platos delante de nosotras.

-Gra-gracias. – balbuceó Valentina, mientras Maru sonreía y nos servía un poco del agua de frutas que acababa de preparar.

Comimos en silencio, debido a que Valentina se había cohibido. Aquella situación, me refiero a ver a Valentina tan apenada me resultó increíble, como he dicho, me había sorprendido.

Cuando acabamos de comer Valentina se despidió, ya un poco más relajada, y la acompañe hasta la entrada de la casa. Eran apenas las 6 de la tarde, aun faltaba para que mi padre llegara, así que aun me quedaba un poco de tiempo libre.

-Gracias por la comida Yavi, estuvo muy rica en verdad. – dijo más tranquila. – Nos vemos mañana.

-Claro Valentina. – respondí sonriendo levemente.

-Yavi, puedes llamarme Vale, Valentina se me hace muy largo. – sonrió.

-Claro, entiendo. – respondí su sonrisa con otra igual. – Entonces, Vale, ¿Por qué te pusiste así tan…rara? Me refiero a cuando estábamos allá dentro.

Vale me miró un poco apenada, parecía que era algo involuntario en ella o algo que, hasta cierto punto, le disgustaba de ella misma.

-Verás Yavi, lo que pasa es que a mí me da mucha… pena estar en casa de alguien más, es un sentir que no puedo controlar, en casa de alguien más suelo cohibirme, es que… no sé, así soy. – terminó de decir más como una disculpa por su actitud que otra cosa.

Asentí con la cabeza de una manera muy leve, pero, ella logró notarlo, por lo que se limitó a seguir sonriendo.

-Bueno, eso quiere decir que mañana nos veremos en la escuela ¿sí? – terminé por decir al cabo de varios minutos en silencio.

-Claro. – respondió ella para después irse.

La tarde estaba bastante fresca, por lo que me fui a mi habitación por un suéter. Me estiré y lancé un largo suspiro, sabía que a partir de aquel momento, es decir, desde el instante en que Vale y yo habíamos aclarado las cosas, todo marcharía mejor, pero, había algo que no le había mencionado a Vale, y era el hecho de que, al separarme de ella había ido a dar a ese bosque, y eso no era todo, esa niña… esa pequeña que pedía mi ayuda.

No sabía su nombre o edad, o donde podía encontrarla, solo sabía que me necesitaba, de alguna manera me necesitaba. Ese sentimiento no me dejaba tranquila, saber que alguien necesitaba mi ayuda y o poder bridársela, ni siquiera saber quién era, donde estaba, saber nada me hacía sentir totalmente impotente.

El resto del tiempo libre que me quedaba lo pasé sentada en mi cama, estaba confundida y preocupada, pero, terminé por tomar la decisión de que estar así no ayudaba, por el contrario, me causaba un nerviosismo incontrolable, lo que no era algo bueno.

Al día siguiente la rutina por la mañana fue la misma. Me levanté con pereza y me alisté para acudir a la escuela. Bajé a desayunar y a mi padre se le volvió a hacer tarde.

Llegué al salón un poco antes, como 2 minutos antes de que el profesor Marco llegara, lo que me dejó el tiempo suficiente para saludar a mis amigos.

-Hola Anni, hola Ángel. – saludé de manera cordial, cuál era mi costumbre.

-Hola. – respondieron ambos al unísono.

Examiné el aula durante unos segundos, y pude notar que Vale aun no llegaba, lo que me extraño un poco.

-Buenos días alumnos. – saludó el profesor Marco mientras entraba al salón. – Tomen asiento por favor.

Acatamos la orden y pasamos a nuestros respectivos lugares, todos en orden como era la costumbre.

La clase ya había comenzado y cada quien tomaba apuntes desde su lugar hasta que la clase fue interrumpida, y fue Vale quien la interrumpía tocando la puerta del salón en repetidas ocasiones.

-A ver. – dijo el profesor mientras miraba su reloj de pulsera. -¿Porque llega a estas horas? 15 minutos después del inicio de clase.

-Perdón profesor, se me hizo tarde. – pronunció Vale, a quien le faltaba el aliento.

-Sí, ya lo he notado. – murmuró el profesor con un tono burlón. –Anda, pásate de una vez. – terminó por decir al ver que Vale estaba de pie con una expresión de agotamiento.

-Gracias… - fue todo lo que la chica pudo decir.

Las clases de la mañana terminaron monótonamente, por lo que receso llegó igual que siempre. Salí con Anni y Ángel del salón. Anni invitó a Vale a pasar el descanso con nosotros, pero, en está ocasión a mi no me molesto dicha situación, por el contrario, me agradó bastante, cosa que le extrañó a Ángel.

Anni tomaba a Vale por el brazo, iríamos a la cafetería escolar por algo de comer ya que ni Ángel ni Anni llevaban almuerzo ese día. Ambas chicas caminaban por delante platicando sobre moda, tema en lo que no tengo el suficiente conocimiento para entablar una conversación decente con Anni. Yo sonreía inconscientemente, por lo que Ángel decidió indagar.

-Oye, Yavi, ¿Qué te sucede hoy? – preguntó por lo bajo para que nadie más nos pudiera escuchar.

-¿Por qué preguntas? – cuestioné un tanto sorprendida, incapaz de entender el porque de tal pregunta.

-Pues, ayer parecía que no soportabas estar cerca de Valentina, y hoy parece agradarte su presencia. Eso está un poco raro ¿no te parece? - explicó mientras fruncía el ceño.

-Ah, entiendo. – respondí aun en murmullos. – Lo que sucede es que tenía una idea equivocada de lo que es Vale, pero, ya hemos arreglado esos malos entendidos. –sonreí.

-Entiendo. – dijo Ángel devolviéndome mi efusiva sonrisa. – Y…

Supuse que Ángel hablaría un poco más de mi relación de repentina amistad con Valentina, pero, no pude saberlo ya que una “resbalosa” se apareció.

-¡ÁNGEL! – sonó la chocante voz de Angie, quien apareció de la nada y se le colgó del brazo derecho a este, obligándolo a él a parar y a mí a hacerme a un lado. – Mi querido Ángel, ¿Dónde has estado? Te busqué por todos lados.

A mi amigo lo conocía lo suficiente como para saber que tales actitudes tendían a sacarlo de sus casillas, cosa que se hizo evidente al notar que una pequeña vena se le saltaba de la sien.

-Angie… ¿te molestaría soltarme? – preguntó mientras cerraba los ojos y apretaba los puños. – Me molesta bastante que me abrasen así.

Anni y Valentina se habían detenido, y miraban un poco más adelante tal escena. Estaba segura de que estaban preocupadas, y no por la futura reacción de Ángel o Angie, sino por la mía. Estaba bastante enojada al ver como Angie se le colgaba a Ángel del brazo, pero, no podía hacer algo. Si le hacía algo a la resbalosa esa seguramente sus amigas irían de chismosas con algún profesor, y yo sería la que quedaría en mal, por lo que me limité a apretar los puños y clavar mi mirada enfurecida en la nuca de aquella… arpía.

Ángel, ya bastante molesto, obligó a Angie a soltarlo, y no de una manera que resultará “agradable”, lo que hizo enojar a la presumida. Ya con el camino libre llegamos a nuestro destino, todos bastante, o mejor dicho, demasiado molestos.

El resto del día pasó demasiado rápido. Angie estaba haciendo un berrinche debido al desplante que Ángel le había hecho, y se quejaba a todo pulmón, logrando crisparme los nervios.

Al final de las clases nos fuimos los cuatro con paso lento y, aunque todos demostrábamos que Angie había logrado hacernos sentir mal, logramos hacer un poco ameno aquel momento, intentando bromear y juguetear un poco. Anni peleaba con Ángel, como siempre, de un absurdo tema. Vale y yo le hacíamos de refering.

Dejé a mis amigos en el lugar acostumbrado. Anni y Vela terminaron por irse juntas, dejando que Ángel se fuera por su cuenta.

Yo caminé con un paso tranquilo por donde siempre, ya más calmada, logré fijar mis pensamientos en otra cosa. Comencé a tararear una canción que llegó de golpe a mi cabeza. Todo estaba tranquilo, por lo que disfrutaba de mi caminata, hasta que una sensación de escalofríos me crispó nuevamente los nervios.

-¿Qué? – murmuré para mí misma, mientras me volteaba para ver detrás de mí.

La calle sola era todo lo que había, lo que me preocupó un poco, tal vez estaba volviéndome loca, con todos eso sueños, extrañas visiones y presentimientos raros, no era para menos.

-Yavi… - escuché un extraño murmullo. – Yavi… - otra vez.

Era una voz masculina, demasiado dulce la voz, pero, era una voz que nunca había escuchado, por lo que comencé a buscar de donde provenía, sin encontrar nada.

-¿Quién es? – dije mirando a mi alrededor.

-No tardes, por favor… - volví a escuchar.

-¿Qué? – pregunté mirando a mi alrededor, aun sin poder ver algo.

Estuve ahí de pie por un largo rato, sin poder entender de donde venía la voz, pero, después de unos minutos no la volví a escuchar, por lo que seguí mi camino, pensando o intentado buscar una explicación para lo sucedido.

Llegué a casa y me fui a mi habitación, intentando calmarme un poco, realmente no lograba entender del todo o que había pasado, pero, preferí ignorarlo, no debía preocuparme más de lo que ya estaba.

Me cambié la ropa y baje a almorzar algo. Esperaría en mi cuarto que el susto pasara, mientras hacía tarea escolar. No había podido hablar con Vale a solas para aclarar ciertas cosas sobre la función y uso de sus poderes, primordialmente por culpa de Angie, pero, al día siguiente podía hacerlo, o el día que le siguiera, al fin, ya éramos amigas.

El resto de la semana pasó tranquilo. Vale y yo nos hicimos buenas amigas, al igual que ella con Anni, Ángel parecía preocuparse con el tema de la salida el día de mi cumple, por lo que no lo molesté con ese tema, ya tenía bastante el pobre con soportar a la sanguijuela de Angie que, cada que podía o veía la oportunidad, se le pegaba del cuello.

El viernes me la pase con ellos, mis amigos, trabajando en mi casa sobre un proyecto de bilogía, donde debíamos hacer un esquema de la célula vegetal. También debíamos hacer un reporte en la computadora del mismo tema, y ya que los materiales los encontrábamos en la papelería cercana a mi casa, decidimos hacer el trabajo ahí.

Continuará...
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Espero que les guste... opinen plis =3

 

Re: El relicario de las 12 almas.

Hola.

Perdon por la demora, pero, he estado demasiado ocupada con las cosas de la scul, por lo que tardaré un poco en poner los capitulos.

Mikeiry: Creo que este capi te agradrá mucho ya que se revela un poco el porque del titulo.

moko-chan: Gracias por seguir aqui, y perdon por no pasarme antes a tu fic, pero hubo un problema en mi casa, y estoy castigada... otra vez... en fin. Que bueno que te gusten mis personajes, a mi tambien mme dio risa lo de arpia, jeje, espero te guste este capi.
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Capitulo 5: El Relicario Maldito.​

Parte 1

Estando en la papelería comprando los materiales para hacer el trabajo, algo que no esperaba… pasó.
Era la papelería de siempre, aquella con los muros repletos de fotografías y papeles antiguos. Como todos los que solían entrar a ese lugar, y en lo que el señor buscaba los materiales de la lista que le habíamos entregado, comenzamos a mirar los cuadros y fotografías.

Anni y Ángel, como de costumbre, peleaban, bueno, discutían por intentar adivinar las fechas de las imágenes que colgaban. Vale y yo mirábamos por nuestro lado, hasta que ella llegó al documento que la vez pasada había llamado mi atención.

-No puede ser. – murmuró ella por lo bajo. – Este es… si, este es.- continuó murmurando.

-¿Qué? ¿Qué pasa? – cuestioné al ver que ella observaba el documento con los ojos abiertos de par en par.

-Yavi. Esto… - comenzó a explicarme aun en murmullos cuando la voz del viejo la interrumpió.

-Creo que eso es todo jóvenes. Serán 150 pesos. – dijo él empujando una bolsa de plástico con todos los materiales dentro.

-Claro. – contestó Ángel sacando su billetera y extrayendo la cantidad exacta que se nos pedía.

Volteé a ver a Vale quien se había quedado muda. Ella volteó a verme, y moviendo solamente los labios me dio a entender “luego te explico”

Salimos de lugar, y, con paso lento caminamos hasta mi casa, donde fuimos al a “biblioteca” para hacer el trabajo.

Aquel lugar yo lo llamaba “biblioteca” por la enorme cantidad de libros que mi padre allí guardaba, y por el hecho de que era un lugar bastante amplio y tranquilo para poder trabajar los cuatro a gusto.

La mayoría de aquellos libros eran muy viejos ya que habían pertenecido a mi padre desde que él se encontraba estudiando la secundaria. Otros eran grandes tomos de enciclopedias que había comprado pero nunca leído, y el resto eran novelas que a mi padre le gustaban coleccionar.

La habitación, como ya he dicho, era bastante amplia, un poco más grande que la sala de estar, pero, el lugar se veía reducido debido a la gran cantidad de libreros que se colocaban allí. Realmente dudaba que mi padre hubiese leído aquel centenar de libros y enciclopedias, pero, resultaban muy útiles al momento de hacer investigaciones o por si algo no lo podía encontrar en internet.

En mi casa estaba solamente Maru, como de costumbre., por lo que pudimos entrar sin molestar a nadie.

Entramos al lugar ya dicho y nos dirigimos a la ventana del fondo, donde había un escritorio grande, hecho de madera de roble y tallado a mano. La luz que se colaba por la delgada cortina de tela desgastada era más que suficiente para alumbrar todo el lugar, permitiéndonos ver a la perfección.

Colocamos los materiales en el escritorio y comenzamos a trabajar.

Anni me ayudo a hacer lo primero, que era sacar la información necesaria para el trabajo. La información la sacamos de unos libros que encontramos empolvados en el primer librero que se encontraba entrando a la biblioteca y de unas monografías que habíamos comprado. Todos trabajamos bastante bien, a pesar de todo, lográbamos coordinarnos a la perfección, dando como resultado un ambiente perfecto.

A la mitad del trabajo apareció Maru, llevando en las manos una bandeja con fruta picada, unos palillos de madera, sal, limos y chile piquín. Algo que nos despertó un poco el hambre a todos.

Apenas y Maru había colocado la bandeja sobre un espacio libre del escritorio cuando Anni se acercó de una manera demasiado rápida, con un brillo peculiar en los ojos.

-Que bien. – dijo Anni tomando uno de los limones y exprimiéndolo sobre la fruta para después colocarles el chile y la sal.

-Gracias Maru. – dije sonriendo, mientras veía a la susodicha.

-No hay de que señorita Yavi. Que terminen pronto. – pronunció Maru, para después salir del lugar.

Todos tomaron un palillo y comenzaron a comer de la fruta que ya estaba lista. Los acompañé rápidamente, sino, ni Anni ni Vale me hubiesen guardado algo.

Cuando terminamos la fruta seguimos con el trabajo, no sin antes limpiar el lugar para no ensuciar nada.

El trabajo resultante fue del agrado de todos, y es que realmente lo habíamos concluido como una “perfecta obra de arte”, según palabras de Anni. Terminamos ya a las 5 de la tarde, por lo que Anni se fue casi de inmediato, me pareció que tenía que ir con su hermana de compras. La acompañé hasta la puerta de la casa.

-Ok, luego nos vemos Yavi. – pronunció mientras se alejaba casi corriendo de la casa.

-Sí, mañana nos vemos. – le dije en forma de despedida.

Se fue rápidamente, por lo que no me quedé mucho tiempo parada en la puerta.

Regresé a la biblioteca, donde Vale y Ángel hablaban sobre un grupo de música de moda llamado “Dark Moon`s Wish”

-Sí, tienen buenas rolas pero no me gustan todas. – decía Ángel cuando yo iba entrando a la habitación.

-Sí, estoy de acuerdo contigo, aun así muchas de las canciones que han sacado me fascinan… - respondió Vale.

-Ya se fue Anni. – dije despreocupadamente acercándome con paso lento hasta donde mis amigos se encontraban charlando.

-Bien, entonces yo también me voy, tengo que ir a esperar a mi prima que llega hoy de Nueva York, será mejor que este ahí cuando llegue – dijo Ángel quien se puso de pie y caminó hasta la puerta.

-Está bien, ven, te voy a dejar a la puerta. – le dije un poco… decepcionada, esperaba poder estar un poco más con él. - ¿Vienes? – le pregunté a Vale.

-Claro. – dijo ella saltando de donde estaba y acercándose.

Nuevamente baje hasta la perta, solo que ahora dejé allí a Ángel, quien se despidió de Vale y de mí con un lindo beso en la mejilla.

-Hasta mañana. – fue lo último que le dije antes de cerrar la puerta.

Regresé con Vale al lugar donde estuvimos trabajando para recoger los materiales que no ocupamos y guardarlos. Dejamos ahí la tarea terminada, Ángel se encargaría de hacer el reporte escrito y yo llevaría lo demás a la escuela.

Fui con Vale a mi habitación, donde recordé aquella reacción ante el documento de la papelería, por lo que le pregunté qué había pasado.

-Bueno, perdona por no decírtelo en ese lugar, pero…

-Eso no importa. – la interrumpí. – Solo dime que pasó.

-El documento que estaba en esa papelería…más bien, de lo que hablaba, a lo que se refería…

-¿A qué se refería? – el tono de Valentina parecía un poco incrédulo, como si dudará de lo que había leído, lo cual me confundió de alguna manera.

-El relicario maldito. – musitó ella.


-¿El qué? – pregunté incapaz de entender.

-Es una leyenda. Mi abuela me la contó una vez, antes de fallecer. Es una vieja leyenda que se ha olvidado con el paso del tiempo. – respondió llenándome de intriga. – Según la leyenda es un relicario que se formó en tiempos de la conquista española. Fue por el año de 1600, o algo así. Realmente no se recuerda bien el año, pero, siguiendo lo que se cuenta, es un relicario con poderes sumamente especiales. Fue creado por dos personas, un clérigo español creyente de que la conquista no era más que un saqueo material y cultural y un sacerdote azteca. El relicario tiene un poder increíble, pero, a la vez una terrible maldición.

-¿Una maldición? – pregunté impulsivamente.

-Bueno, se dice que, para proteger el poder que el relicario encierra se designó un guardián, el cual, obviamente, protege al relicario de cualquiera que lo quiera con fines perversos. Solo una persona puede abrir el relicario, solo una persona puede usar su poder.

-¿Y quién es esa persona? – volví a preguntar, incapaz de quedarme callada.

-Esa persona es la que el relicario escogió. El mismo guardián escogió a quien darle su poder, y esa persona es la única que puede manejarlo.

-Pero… - me confundí en ese momento. – si se supone que solo una persona puede manejarlo y el relicario fue creado hace más de cuatro siglo… ¿no crees que la persona elegida ya debería estar…muerta?

-Eso es otra cosa que se dice, pues se maneja la idea de que la persona capaz de manejar dicho poder es capaz de renacer una y otra vez, debido a que no deja de ser un mortal, aunque… - se quedó en silencio unos momentos, mientras colocaba su mano sobre su mentón y reflexionaba.

-¿Aunque qué? – pregunté.

-Pues, ahora que lo pienso es algo un poco… contradictorio.

-¿Contradictorio? ¿En qué sentido?

-Pues verás. – prosiguió. – Se supone que el poder del relicario es casi…infinito. Suponiendo eso, la persona elegida podría ser inmortal, no entiendo eso.

-¿Y qué clase de poder tiene el relicario?

-Pues, el poder “elemental”

-¿”Elemental”?

-Sí, me refiero a los poderes con los que nació este planeta. Agua, aire, fuego y tierra, aunque no se bien como o porque, realmente hay cosas que son inexactas de la leyenda, y más tomando en cuenta que la leyenda ya tiene más de cuatro siglos de vida.

-Entiendo. – dije.

Después de eso nadie comentó nada más del tema, al fin y al cabo ¿Qué íbamos a saber nosotras? Lo que sabíamos era por la leyenda que a Vale le había contado su abuela antes de fallecer, nada más.

Continuará...
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Espero les guste...

 

Re: El relicario de las 12 almas.

Hola!!!

Perdon por tardar tanto, pero es que ultimamente ando corta de tiempo...

Por fin la conti, pero antes:

gorgorita: perdon por lo de "relicario", en seguida lo explico...

Mikeiry: Que bueno que te haya gustado el cap, y que malo que te hayas asustado, espero y te guste la conti...

SangoHanyou: Si... creo que se pondrá más y más interesante, solo espero no tardar mucho con los capis... espero y sigas leyendo mi historia plis...

moko-chan: jeje, perdon por mantenerte en suspenso, pero es que ese es el elemento que mejor sasona una historia...xD

Pelusinmarta: Espero te guste este capi, y ahorita les explico el porque de "relicario"

Contenido oculto

Bueno, es que en si la definicion de RELICARIO es una caja o estuche para guardar reliquias o recuerdos de los santos y exponerlas a la veneración de los fieles. El significado que se le da en la historia es, practicamente, "estuche" EL uso especifico se dará con el paso de la historia. Espero haber disipado un poco sus dudas...

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Capitulo 5​

Parte 2​

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Vale se fue a las 7 de la noche, se quedó a comer algo en mi casa, por lo que estuve bien acompañada en ese lapso. Después me confiné en mi habitación, pensando en la leyenda del relicario maldito. No sabía por qué extraña razón ese tema, bueno, esa leyenda me llamaba tanto la atención.

El fin de semana siguiente fue bastante entretenido. Anni y Vale se la pasaron conmigo el sábado, planeando cosas que hacer para mi cumpleaños, claro que, dichos planes fueron obra de Anni, ya que a mí no me apetecía pensar en ello y Vale entendía por qué.

Cada cosa que hacía con ellas comenzaba a resultarme muy entretenida, por lo que pasar los días así me encantaba.

Ese sábado salimos al centro comercial para comprar algunas cosas que Anni quería, de paso fuimos a comer algo en un restorán que estaba cerca. Más tarde Vale quiso pasar a ver una película en el cine, por lo que resultó un día bastante activo.

El domingo fue algo mucho muy diferente, primordialmente debido a que Ángel estuvo ocupado con el asunto de que su prima estaba de visita en su casa. Estuve, aun así, bastante ocupada ya que, la noche del sábado mi padre me había dado una noticia que me lleno de cierto entusiasmo.

Mi abuela paterna iba a venir de visita. “Genial” pensé. Ella era muy cariñosa y amable conmigo, pero, de igual me hacía bromas que me alegraban el día. Llegaría el jueves en la tarde, como a las 3, eso significaba que podría estar en casa esperando su visita.

Después de todo el domingo pasó bastante atareado, ya que me tocó arreglar la habitación de huéspedes, al fin de cuentas, yo quería que todo estuviera perfecto para la llegada de mi abuela.

El cuarto de huéspedes siempre estaba disponible. Tenía una cama la cual me tocó arreglar colocándole las sabanas y cobijas correspondientes. También tenía un ropero, un tocador y un baño propio, los cuales tuve que limpiar ya que, como casi nunca se usaban, estaban llenos de polvo.

Una vez terminado el cuarto caminé de nueva cuenta hasta la biblioteca, donde se había quedado el trabajo que habíamos hecho el viernes en la tarde.

Tomé la tarea y la lleve a mi habitación, poniéndola cerca de mi mochila para que no la olvidara al día siguiente, Anni seguro me mataría si llegaba a olvidarla, por lo que procuré no hacerlo. Después de eso me regrese a la biblioteca para limpiar el escritorio. A pesar de que el viernes había dejado todo en orden no estaba de más volver a limpiar el lugar, al fin y al cabo ya no tenía nada que hacer y mi padre había salido a la tienda de regalos.

Pase un trapo húmedo sobre la madera del escritorio, limpiando cualquier rastro de polvo o suciedad que pudiese quedar encima. Ya estaba todo en orden cuando el sonido de un golpe me hizo saltar.

-¿Qué? – pregunté en voz baja después de escuchar aquel sonido.

Me sobresalté bastante, pero, me armé de valor y caminé hacia el lugar de donde el sonido había surgido. Era dentro de la misma biblioteca, pero, era prácticamente detrás de mí, por lo que me di vuelta lentamente.

Respiré profundo y me dirigí hasta el lugar donde solamente me encontré con un libro de dura y gruesa pasta tirado en el suelo. Eso me alivió bastante, pensaba que era otra cosa, pero solo era un libro.

-Vaya, se cayó… - dije mientras me agachaba para recogerlo. – Pero… - me levanté y comencé a buscar el lugar de donde se había caído, sin poder encontrar el espacio vacío que debía haber.

Al no encontrar el lugar del libro me lo lleve a mi habitación, lo coloqué sobre mi cama. Nunca había visto aquel curioso libro, pero, en todo el tiempo que llevaba en esa casa, que era desde mi nacimiento, nunca acababa de ver el montonal de libros que mi padre guardaba. Después de dejar el libro bajé a la cocina para tomar un poco de agua.

Tenía un poco de hambre, por lo que busqué en la cocina algo de comer y, fue una suerte encontrar que Maru había dejado un poco de pollo adobado sobre la estufa. Tomé un plato y me serví una buena porción.

Comí en la cocina en bastante silencio, me dolía un poco la espalda, supuse que fue por el hecho de que me había pasado un largo tiempo agachada limpiando debajo de la cama de la habitación de huéspedes.

Cuando terminé de comer me regresé a mi habitación, esperando a que mi padre llegara.

Me dirigí a mi cama, donde yacía aquel libro que había encontrado en el suelo de la biblioteca. “Que extraño libro” pensaba mientras lo tomaba. Acaricié con una mano la pasta posterior, quitándole una delgada capa de polvo.

Miré detenidamente la portada que tenía un extraño símbolo tallado en la misma pasta, la cual se sentía suave al roce de los dedos. El color canela que tenía estaba sumamente desgastado, podía notarse a simple vista que las hojas estaban amarillas por el tiempo que tenían, era un libro muy antiguo.

Me acomodé en la cama de forma que el libro quedará sobre mis piernas para poder abrirlo, pero, no podía. Tal parecía que las páginas estuvieran pegadas por lo que intenté abrirlo nuevamente sin éxito alguno.

Suspiré resignada dejando el libro nuevamente en la cama. La tarde comenzaba a matizarse de azul y negro, la noche llegaba, dándole paso el final de un atareado día.

Me quedé recostada en la cama, hasta que oí el rechinido del coche al aparcar en la entrada de la casa me levanté. Bajé las escaleras con bastante calma, y cuando llegué a la planta baja me topé de frente con mi padre, quien ya iba camino hacia donde estaba de pie.

-Buenas noches hija. – saludó en su habitual tono.

-Buenas noches papá. – respondí sin darle mucha importancia a la vez que me acercaba a su mejilla para darle un beso.

-¿Has hecho tus deberes? – me preguntó mientras se aflojaba la apretada corbata.

-Sí, los he terminado. – respondí con cierto orgullo, ya que me encantaba terminar mis deberes al pie de la letra, era algo que yo consideraba “extraño” de mi.

Mi padre subió a su habitación, mientras yo regresaba a la mía. Miré el libro y pensé que tal vez mi padre sabía algo de el, después de todo lo había encontrado en “su” biblioteca, que realmente ahora era más mía que suya.

Rápidamente tomé el libro entre mis manos y me apresuré para ver a mi padre en su habitación.

Una vez delante de la puerta llamé tres veces.

-Pasa. – dijo su voz cansada.

Entre lentamente con el libro entre los brazos. Mi padre, como siempre, estaba sentado al filo de su cama, decidiendo cual de los dos libros que sostenía en las manos sería el que leería esa noche.

-Hola papá. – murmuré mientras entraba cerrando la puerta detrás de mí.

-¿Qué es eso? – me preguntó antes de que yo pudiera decir algo, señalando el libro que llevaba cargando.

-Eh… bueno, es lo que venía a preguntarte. Lo encontré tirado en la biblioteca. – dije mientras estiraba mi mano para que lo tomara.

-¿En serio? – preguntó tomando el libro. – Que extraño, no lo había visto antes.

Revisó exhaustivamente la portada, buscando algún indicio que le recordara de donde era, o como es que estaba en la biblioteca. Checó todo una y otra vez, pero al no encontrar nada por fuera intento abrirlo.

-¿No sabes de qué es? – le pregunté al ver que no reconocía el libro.

-No se puede abrir. – fue todo lo que me dijo aun intentando abrirlo.

-También intenté abrirlo. – le dije. – No pude, por eso quería saber si tú lo reconocías.

-No, no lo había visto. – respondió él entregándome de vuelta el libro.

-Ya veo. ¿Puedo quedármelo? – pregunté impulsivamente sin darme cuenta mientras lo tomaba.

-¿Segura? No sé para que lo quieres sin no se puede abrir. – dijo sin entender porque lo quería, y para ser sinceros, yo tampoco sabía para que lo quería.

-Pues, no sé, me llamó la atención el libro y tal vez logre abrirlo. – respondí sonriendo.

-Bueno, en ese caso claro que puedes conservarlo.

-Gracias papá. – dije para después acercarme hasta él y darle un beso. – Por eso te amo.

-Ah, solo por eso. – dijo él en tono de broma.

-Bueno, no solo por eso, también porque me consientes en todo. – le seguí la broma.

-Bien, bien, será mejor que te prepares para irte a la cama. – dijo mientras colocaba un libro sobre la cama y se levantaba para colocar el otro en el librero.

-Bueno, hasta mañana. – me despedí para después dirigirme a la puerta.

-Hasta mañana, descansa hija. – dijo él.

Salí de su habitación cerrando la puerta detrás de mí. Estaba extrañada por el hecho de que, impulsivamente, le había pedido a mi padre aquel libro extraño que me había encontrado tirado en la biblioteca. Estaba viejo y no se podía abrir, pero aun así sentía el deseo de querer tenerlo.

Regresé a mi habitación y coloqué el libro en mi tocador, para después bajar nuevamente a la cocina. Tomé un vaso de leche para después ir a cerrar la puerta y checar que todas las ventanas estuvieran bien cerradas. Maru ya se había ido desde hacía horas, por lo que pude activar el sistema de seguridad sin problema alguno.

Después de que terminé de arreglar los seguros apagué las luces para poder subir sin problemas a mi habitación. Estaba un poco cansada, por lo que me iría a dormir lo antes posible.

Ya en mi cuarto me puse mi pijama. Cerré la puerta de la alcoba y corrí las cortinas. Eran las 9 de la noche, no muy tarde, pero como al día siguiente tenía clases era mejor dormir temprano. Me recosté y me dormí automáticamente.

A pesar de todo no podía dejar de pensar en el libro que estaba en mi tocador. Era viejo y prácticamente inservible, pero un deseo de tenerlo en mis manos como mío era inevitable.

Al día siguiente me alisté para irme a la escuela, iría caminando como todos los lunes, cosa que era mi costumbre. Metí todo lo que debía llevar ese día a la escuela, después de todo, no me molestaba llevar yo los materiales, en especial si eran para exposición.

Salí tranquilamente de la casa, como siempre. Mi paso lento me gustaba, siempre era agradable poder caminar admirando la tranquilidad de aquel lugar, aunque eso significara recordarme a cada instante que mi vida era un fiasco social.

Llegué a la escuela con cinco minutos de anticipo, lo cual me agradó. Todo estaba en calma, ya habían llegado Ángel y Anni, e incluso Valentina ya estaba en el salón.

En cuanto atravesé la puerta del aula mis tres amigos se acercaron para darme los buenos días como siempre.

-Hola Yavi. – dijeron Anni y Vale al unísono.

-Hola mi hermosa estrellita. – saludó Ángel provocándome, como siempre, un sonrojamiento.

-Bu-buenos días. – me limité a responder tartamudeando nerviosamente y evitando la mirada de Ángel.

-Je – comenzó Anni. – No te pongas roja Yavi. – bromeó, provocando que mi sonrojamiento se volviera más evidente.

-Yo… no… - no supe que decir, por lo que baje la mirada. – Perdón, es que… estoy un poco… cansada… - fue todo lo que se me pudo ocurrir al final.

Anni, como siempre, volvió a reír divirtiéndose por la forma en que reaccionaba.

Rápidamente pasé a tomar asiento, seguida de mis amigos. Dejé mis cosas en la butaca y me senté. Anni se me acercó y me miró extrañada.

-¿Qué? – pregunté sintiéndome incomoda ante su mirada.

-Te vez… cansada. – dijo mientras me examinaba el rostro.

-No me mires así. – dije escondiendo el rostro entre la manos. – Es que me tocó escombrar el cuarto de huéspedes ayer.

-¿Por qué? – preguntó Vale.

-Es que mi abuela vendrá de visita… - alcancé a responder ya que, en cuanto dije eso, un leve grito de Anni me interrumpió.

-BIEN, tu abuela vendrá, se armará la pachanga. – dijo casi bailando de alegría.

Había olvidado que a Anni le caía de lujo mi abuela. Siempre se la pasaba con ella preparando bromas y como hacer de las suyas.

-Sí, vendrá. – afirmé antes de que el profesor entrara al aula.

-A sus lugares. – ordenó.

Todos se sentaron sin reprochar, aunque la clase empezaba casi cinco minutos antes de la hora.
Continuará…


Espero y les haya gustado y opinen.

No olviden, si tienen dudas… pregunten!!!