Detective Conan Fanfic Dtective Conan. Aventura en Osaka

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por eliekudo, 15 Enero 2011.

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    eliekudo

    eliekudo Iniciado

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    Fanfic Dtective Conan. Aventura en Osaka
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    Hola, este es mi primer fanfic, espero que les guste. La verdad es que hay pocos fics de Dtetective Conan....

    Aventura en Osaka.

    CAPITULO 1
    Oficina del detective Mouri, Barrio de Beika 9:30 de la mañana.
    -¡Conan!-llamo Ran des de la cocina mientras preparaba el desayuno. Como era domingo no tenía que ir al instituto.- ¡Baja a desayunar!
    - ¡Ya voy! –contesto él. Cerró el libro que estaba leyendo y lo dejó sobre la mesa. Era la segunda parte de una saga de novelas detectivescas que acababa de salir al mercado.
    Bajó de la cama y se puso las zapatillas. La mañana no había hecho más que empezar pero tenía pinta de ser un día monótono y aburrido, pensó mientras entraba a la pulcra cocina. No sabía cuánto se equivocaba.
    Cuando él aun estaba comiéndose el bol de arroz que le había servido Ran, la muchacha cogió su bolso del sofá y se puso la chaqueta.
    -¿Vas a algún sitio?- pregunto Conan extrañado. Ahora que se fijaba iba bastante arreglada; llevaba un vestido blanco, no muy llamativo pero elegante combinado con unas botas negras casi hasta la rodilla y una cazadora también negra.
    -Sí- contestó ella.-He quedado con Sonoko, ¡para ir al concierto de Yoko Okino!- parecía bastante contenta.
    -¡Que te vaya bien!- a él no le gustaban mucho ese tipo de eventos, así que no le preguntó si podía ir. Entonces cayó en algo.- ¿El tío Kogoro no va contigo?- pregunto extrañado, ya que el detective era un gran fan de Yoko.
    -Sí, pero salió muy pronto para poder verla antes de la función…-dijo ya dirigiéndose hacia la salida-¡Adiós Conan!
    -Adiós Ran…-dijo, pero ella ya había cerrado la perta.

    Heiji de despertó sobresaltado .Había tenido un sueño realmente horroroso. Se apartó un poco el pelo de la cara, y respiró intentando calmarse. Aun agitado se levantó y se acercó a su escrito.
    No podía dejar de recordar esa pesadilla; veía a Kudo, con su cuerpo de adolescente, caminar por un estrecho callejón. Era de noche, y la poca luz que daban las farolas, desaparecía a medida que avanzaba por la calle. Cuando llegó a la esquina, ya envuelto por una completa oscuridad, se paró. Lentamente se giró hacia él, pero su mirada parecía atravesarle, como si mirara algo que había más allá. Se giró. Detrás de suyo había un hombre, íntegramente vestido de negro, que apuntaba a Kudo con una pistola. Lo único que alcanzaba a ver de su cara, tapada por un sobrero muy calado, era su boca, que poco a poco iban formando una tétrica sonrisa. Lo último que vio, fue el cuerpo de Kudo desplomado en el suelo, inerte.
    Hattori suspiro, por muchas veces que lo recordara, no le parecía menos horrible. Él estaba acostumbrado a ver cadáveres descuartizados, pero aquel sueño había sido demasiado real. Aun le parecía ver como los ojos de su amigo se apagaban, mientas caía al suelo. Un escalofrió le recorrió la espalda. Casi sin pensárselo cogió el teléfono y marco el numero del detective del este.

    -¿Diga?- pregunto Conan haciendo una voz infantil.
    -¡Kudo!- exclamo Hattori aliviado.
    -¿Hattori?-dijo este- ¿Que pasa?
    -Nada, solo quería ver como estabas.-contesto apresurado.
    - Estoy bien, ¿por?
    -No por nada…Oye, ¿seguro que te encuentras bien? ¿No has tenido problemas con la Organización, no?
    -Ya te he dicho que si, ¿por qué estas tan preocupado?- preguntó algo molesto.
    Hattori calló un momento, recordando la visión del cadáver de Kudo. Entonces se le ocurrió una idea.
    -Escucha Kudo, ¿tienes algo que hacer?
    -Pues la verdad es que no.
    -¿Por qué no vienes a mi casa?
    -¡¿Ahora?!-Preguntó Conan extrañado.
    -Sí, ¡también podrían venir Ran y Kogoro!
    -No creo, ellos están en un concierto de Yoko Okino y no volverán hasta la noche.
    -Vaya…pues ven con el Doctor Agase, ¡no hay ningún problema!
    -¿Qué?
    -Bien entonces, ¡te espero dentro de dos horas!
    -Pero oye, Hattori….-empezó, pero él ya había colgado.
    Conan suspiro, “¿Qué demonios le pasa?”, pensó.

    Conan miraba por la ventana malhumorado. Se encontraba en el coche del Dr Agase, que había accedido amablemente a acompañarlo.
    -¿Por qué demonios Hattori nunca piensa en la opinión de los demás antes de hacer las cosas…?- refunfuñó molesto.
    -Tampoco tenias nada mejor que hacer, ¿no?- dijo Haibara que por alguna razón se había ofrecido a ir con ellos…
    Conan suspiro como toda respuesta… si al menos hubiera algún caso…
    Al cavo de dos horas, durante las que el Dr Agase se dedico a preguntarles ridículos acertijos que ambos podían responder fácilmente, llegaron a la casa de Hattori. Aparcaron unos metros más allá, y se dirigieron a su destino. La casa del detective era sin duda la más grande de la calle. Era una mansión de estilo japonés, bastante bien cuidada.
    Hattori les abrió la puerta sonriendo.
    -¡Hola Kudo!-exclamo al verlo, entonces vio a sus acompañantes.-Hola Dr. y…esto… a si, Haibara!
    -Buenos días- dijo el Dr, sonriendo también.
    Una vez dentro, la madre de Hattori les sirvió un té, y se sentaron alrededor de la pequeña mesa que había al centro de la habitación.
    -Oye Hattori, ¿se puede saber porque me has hecho venir hasta aquí?- Pregunto Conan- espero que no fuera para tomar un té…
    -Claro que no…- respondió él. La verdad es que él ni el mismo sabía muy bien porque lo había hecho venir, al fin y al cabo solo había sido un sueño….Pero aun así tenía un mal presentimiento…
    La voz de Haibara lo saco de sus pensamientos:
    -Oye Edogawa, yo quiero salir a comprar algunas cosas con el Dr. Agase… ¿Queréis venir?
    -Pues…-empezó a decir Conan, pero Hattori lo interrumpió.
    -¡No! Nosotros iremos a dar un paseo… ¿verdad Kudo?- dijo sonriendo.
    -Eh, bueno si….-dijo Conan extrañado.

    Mientras tanto, en una habitación completamente oscura, un hombre hablaba por teléfono.
    -Sí, está en Osaka.- dijo riendo- Ha venido el mismo sin que tengamos que hacer nada, ¿no te parece increíble? ¡Ahora los tenemos a los dos aquí!
    -Sí, pero parece que hay un contratiempo….-dijo un hombre con una voz muy grave.
    -¿Te refieres a el abuelo y la niña? No te preocupes, nos pueden ser útiles….
    -¿Has pensado en algo?
    -Creo que va siendo hora de que movamos ficha….-dijo él sonriendo perversamente.

    Heiji y Conan caminaban por una ancha calle, en la que en ese momento no había casi nadie, ya que todo el mundo estaba comiendo.
    -¿Ha habido algún caso interesante?- pregunto Conan a Hattori.
    -Mmm… la verdad es que últimamente solo he tenido casos de maridos infieles, sobornos y cosas así….-dijo enfurruñado-¿i tú?
    -No, estoy igual…-dijo el decepcionado.
    -Bueno, puede ser que sea mejor que no te pongas en peligro por ahora…-dijo él, cabizbajo.
    Conan se lo quedó mirando.
    -Oye Hattori, ¿de verdad no te pasa nada?, estas raro.
    -No, nada en absoluto-le aseguro nerviosamente- Dijiste que Ran y su padre estaban en un concierto de Yoko Okino, ¿no?- dijo cambiando de tema.
    -Sí, parece que a Sonoko le enviaron las entradas.
    -Ya veo…-respondió él.
    Habían llegado a un parque, bastante grande, lleno de frondosos árboles. Allí solo había una o dos persona. Se sentaron en un banco, y siguieron ablando de los últimos casos que había llevado el padre de Hattori. Al cavo de un rato, un hombre se les acercó.
    -¿Perdonen han visto un monedero por casualidad?- pregunto con cara de preocupación.
    -No, lo siento- dijo Conan con su voz de niño pequeño.
    -Vaya, juraría que se me cayó cerca de aquí…-dijo abatido- allí llevaba todos mis documentos.
    -Si quiere podemos ayudarle a buscarlo- se ofreció Hattori.
    -No, no hace falta, no quiero molestarlos más.
    -No se preocupe, no es una molestia.-aseguro Conan- díganos por donde se le cayó.
    -Pues diría que fue por aquí….-dijo a señalando un trozo de hierbas cercano al banco donde estaban sentados.
    Conan, Heiji y el hombre se pusieron a buscar entre la hierba hasta que, Conan, encontró un monedero de piel de color negro.
    -¿Es este señor?- preguntó.
    -¡Si!- exclamó cogiéndolo. Parecía realmente contento.- Muchas gracias chicos, como agradecimiento, dejad que os invite a algo de beber.
    -No se preocupe, no hace falta- dijo Conan.
    -¡Insisto!-dijo el hombre sonriéndoles-¡enseguida vuelvo!-dijo dirigiéndose a una maquina de refrescos.
    Volvió al cabo de un rato, con dos zumos de naranja, que les entrego a los muchachos. Luego de despedirse se marchó del parque.
    -¿No te parece sospecho?- preguntó Conan sorbiendo un trago de su zumo
    -¿El qué?-pregunto Hattori sorprendido mientras se lo bebía también
    -Nada, serán imaginaciones mías…-dijo él.
    Hattori lo miró extrañado, pero no dijo nada. Una vez ambos se habían bebido todo el zumo, Hattori dijo:
    -Deberíamos ir volviendo, ellos ya habrán regresado…-dijo girándose hacia él-Oye Kudo, ¿te encuentres bien?, ¡estas sudando!- dijo alarmado.
    -Si tranquilo- respondió él.- será por el calor….
    -¿Estás seguro?- preguntó el otro preocupado.
    -Sí, estoy b-bien…- dijo mientras empezaba a levantase. Pero entonces sintió un dolor insoportable en el pecho, y de desplomo en el suelo, inconsciente.
    -¡¡Kudo!!- exclamo Hattori acercándose a él alarmado- ¡Kudo reacciona! ¡¡Kudo!!

    Espero que les haya gustado. Pondre la continuación pronto!
     
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    Voy a poner la continuacion para quien sea que lea esto...:(
    Si lo leeis comentad, porfaaa
    Bueno, aquí va:

    CAPITULO 2 LA CARTA ANONIMA.

    El hombre que se había encontrado con ellos en el parque, se encontraba ahora en una cafetería, hablando por teléfono.
    — ¿Se lo has subministrado?— pregunto su interlocutor.
    —Sí, pero, ¿estás seguro que era él? Parecía solo un crio…
    —Sí, tiene que ser él. Lo único que me preocupa es esa substancia experimental…. Si no hiciera efecto…
    —No te preocupes, no fallará, ya que yo mismo la inventé…—dijo el hombre colocándose bien la corbata.

    Shinichi Kudo, en su forma de adolescente, se encantaba acostado en el sofá, parecía estar sufriendo bastante, y no paraba de gemir. A su lado Hattori lo miraba con preocupación. Después de que se desmallara en el parque, lo llevó a un hotel cercano, donde se transformó en Kudo. Pero ya hacía casi una hora de eso, y aun no se había despertado. Además seguía teniendo mucha fiebre.
    Heiji quito la toalla mojada que le había puesto en la frente, y fue a buscar una nueva.
    No entendía por qué Kudo se había transformado de repente, y la niña que sabía de esas cosas, todavía no había vuelto….Ahora que lo pensaba, en su sueño él también estaba como Kudo…Meneó la cabeza, intentando sacarse esas ideas de la cabeza. No valía de nada preocuparse por un sueño.
    Cuando volvió a la habitación Kudo estaba incorporado.
    — ¡Kudo!-exclamo— ¡Por fin despiertas!
    —Hattori…—dijo el parecía confundido— ¿Que ha pasado?
    — ¿No te acuerdas? Te desmallaste en el parque, y luego te transformaste en Kudo…
    — ¡Pero, por que…ah! —se llevó la mano al pecho, haciendo una mueca de dolor.
    — ¡Kudo!, ¡¿estás bien?!— preguntó dejando caer la toalla y acercándose a él.
    —S-si, tranquilo— dijo respirando con dificultad—no es nada…
    —Pero…
    Entonces tocaron a la puerta.
    —Servicio de habitaciones. — se escucho una voz femenina al otro lado de la puerta.
    — ¿Que quiere?—preguntó Hattori, entreabriendo la puerta.
    — ¿Hay aquí alguien llamado Conan Edogawa?— preguntó la mujer. — Tengo una carta él.
    —Sí, soy yo…— mintió Hattori extrañado. No le había dicho a nadie que se iba a hospedar en aquel hotel…— ¿Quien es el remitente?
    —Lo siento señor, pero no lo pone. Encontremos la carta en recepción, así que suponíamos que sería algún conocido suyo….
    —Ya veo… gracias igualmente. —dijo mientras cerraba la puerta, dejando a la señora muy intrigada.
    Aun en la entrada, Hattori se había quedado mirando la carta, preguntándose si debía abrirla.
    Entonces escucho a Kudo acercarse. Escondió la carta en su bolsillo, y se giro hacia él.
    — ¿Hattori quien era? —preguntó. Realmente hacia mala cara, pensó Hattori.
    — ¡Nadie, no te preocupes! —dijo intentando sonar creíble.
    — ¿Entonces por qué….?—empezó a decir, pero no pudo acabar la frase.
    Hattori se apresuro a cogerlo antes de que cayera al suelo. Se lo cargo en la espalda y lo llevó hasta el sofá.
    —Lo siento…—dijo Kudo entrecortadamente.
    —No pasa nada, pero estas realmente mal, ¿normalmente es así cuando te transformas? —pregunto preocupado.
    —No, normalmente esto solo dura unos minutos, pero ahora… —se interrumpió— lo que no entiendo es porque me he transformado… no he tomado nada que… ¡el zumo!—exclamó.
    — ¿El zumo que nos dio aquel hombre? ¿Quieres decir que llevaba un antídoto o algo así?
    —Sí, tiene que ser eso, no he tomado nada mas des del té de tu casa… ¿Pero por que tendría el zumo algo así?
    —Kudo… creo que deberías ver esto…—dijo sacando el sobre de el bolsillo.

    — ¿No han llegado aún? —preguntó el doctor sorprendido a la madre de Heiji.
    —No- dijo ella, que no parecía preocupada en absoluto. — ¡no se preocupe, ya volverán!
    —Pero señora… —empezó a decir el doctor Agase.
    —Es verdad, ¡seguramente estarán de lo mas entretenidos hablando de casos complicados!—interrumpió Haibara con voz infantil. — ¡Vamos a pasear un rato más!- añadió tirando de la ropa de el Dr.
    —Eh… está bien…—dijo el siguiéndola, un poco sorprendido de la actitud de la chica.
    Iba a preguntarle que le pasaba cuando vio que estaba marcando un número en el móvil.
    — ¿A quién llamas?—le preguntó.
    —A Kudo, ¿no es obvio? —respondió acabando de marcar el número.
    — ¿Porqué lo dices?
    — ¿De verdad no te parece raro que no haya llamado cuando hace horas que debería haber vuelto?—pregunto apretando el botón de llamada.
    El doctor asintió. La verdad es que le preocupaba, él siempre había sido muy predispuesto a meterse en problemas…sería un milagro que no se hubiera visto envuelto en un caso. Se sobresaltó al escuchar el grito de Ai.
    — ¡¿Qué?!-exclamó—si ahora mismo vamos…—dijo un poco más bajito.

    Cuando llegaron al hotel que les habían dicho, ya eran las seis, y estaba anocheciendo. Preguntaron en recepción, y se dirigieron a la habitación en que estaba a nombre Hattori Heiji. Era la número 801. Les abrió la puerta Hattori, con una sonrisa un poco forzada.
    —Buenas—dijo.
    — ¿Y Kudo? — preguntó directamente Haibara.
    —En el salón—contestó. —Está peor.
    Efectivamente, se encontraba tendido en el sofá, parecería dormido, si no fuera por la mueca de dolor que tenía en el rostro y los repentinos espasmos que sufría.
    —Tiene 42 grados de fiebre, y no parece que vaya a mejor. —dijo el dirigiéndole una mirada consternada a su amigo.
    — ¿Tienes el zumo que se bebió?—preguntó Haibara.
    —No—contesto él.
    —Entonces tendré que hacerle un análisis sanguíneo—dijo ella acercándose a Shinichi—doctor, por favor vaya a pedir el material necesario en recepción.
    —Enseguida vuelvo—respondió el doctor saliendo de la habitación.
    Haibara le puso la mano en la frente al detective, Hattori no había exagerado con lo de que tenía 42 grados de fiebre. Le limpió un poco la sudor de la frente, y le tomó el pulso, lo tenía acelerado. Por ahora había que bajarle la fiebre pensó. Le dijo a Hattori que fuera a por más toallas mojadas y una manta.
    Entonces volvió el doctor con el material que le había pedido. Les dio las gracias, y les dijo que la dejaran asolas, ya que necesitaba concentrarse.
    Se acercó al chico por segunda vez para sacarle sangre, pero entonces él abrió los ojos.
    —Haibara…—dijo sorprendido.
    Ella lo miro indiferentemente.
    —Tengo que sacarte sangre, para saber lo que has tomado. —le dijo.
    —Eh, si claro, adelante…—dijo un poco contrariado, le dolía mucho la cabeza.
    La muchacha le inyectó la aguja, y una vez llena de sangre la retiro.
    —Deberías descansar, tienes bastante fiebre. — dijo dirigiéndose a la mesa donde había dejado el material
    Entonces se sintió el grito de una mujer. Precia venir de algún piso inferior. Para su sorpresa, Kudo se levanto del sofá, y se dirigió hacia la puerta.
    —Espera Kudo!—dijo Hattori que acababa de entrar a la habitación alarmado por el grito— ¡No deberías levantarte, tienes mucha fiebre!
    —El chico de Osaka tiene razón—dijo Haibara.
    —Tranquilos ya me encuentro bastante mejor—dijo mientras salía de la estancia.
    Cuando llegaron al piso inferior, vieron la empleada del hotel que les había entregado la carta parada en la puerta abierta de una habitación, con una expresión aterrada.
    — ¿Qué pasa?— le preguntó Hattori.
    Ella se limito a señalar el interior de la habitación. Extendido sobre el suelo de la habitación, se encontraba el cuerpo de un hombre.
     
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    Gracias por comentar lumber, es agradable saber que alguien lo está leyendo!:D
    Ahora mismo pongo la conti!

    CAPITULO 3 EL CASO DEL ARMA DESAPARECIDA.
    —La víctima se llamaba Shiro Kinoshita, de 43 años. La causa de la muerte es estrangulamiento. Lo encontró una empleada del hotel, cuando fue a traerle la comida. —dijo el inspector Megure, a quien habían asignado el caso. —Si no me equivoco, se hospedaba en el hotel junto con tres personas más aquí presentes. — dijo girándose hacia dos hombres, uno bastante flaco, con el pelo teñido de rubio, uno bajito con gafas y una mujer joven con el pelo largo y un cigarro en la boca.
    —Eso es. — dijo el rubio.
    — ¿Me podrían decir su nombre y su relación con la victima? — Preguntó el inspector- Empiece usted señorita.
    —Me llamo Tsubasa Kinoshita, era la hija de Shiro Kinoshita. —dijo la chica.
    —Mi nombre es Hiroshi Sakurada, Shiro Kinoshita era mi compañero de trabajo. —dijo el hombre moreno.
    —Soy Minoru Aonami, el futuro marido de Tsubasa, y era subordinado de Shiro Kinoshita. —dijo el rubio cogiendo del hombro a Tsubasa, que le apartó de un manotazo.
    —Está bien, ¿que estaban haciendo entre las 5:00 y las 6:00 de la tarde?
    —Los tres estábamos bebiendo en el bar. —dijo Tsubasa pegando una calada de su cigarro.
    — ¿Por que el señor Kinoshita no se encontraba con ustedes? —intervino Shinichi, saliendo de entre la multitud.
    — ¡Kudo!—exclamó sorprendido el inspector Megure que no se había percatado de su presencia. — ¿Qué haces aquí?
    —Solo me estaba hospedando temporalmente aquí. — respondió este dándole la mano. — ¿y usted que hace en Osaka?
    —Estaba aquí por una investigación. —respondió Megure sonriendo. — ¡Ah! ¡Hattori cuanto tiempo!—dijo al verlo.
    —Sí, encantado de verlo de nuevo. — le respondió Heiji.
    —Respondiendo a su pregunta— intervino la mujer— mi padre no estaba por que se encontraba mal.

    Un poco más allá, Haibara y el doctor observaban lo que pasaba.
    — ¿De verdad es una buena idea que se levante?—preguntó el Dr.
    —En absoluto, pero ese idiota no ignoraría un caso aunque le fuera la vida en ello…—dijo Haibara amargamente. La verdad es que le preocupaba el estado del detective, y el análisis de sangre no había dado ningún resultado por ahora.
    Se encontraban en la habitación del difunto, examinando la escena del crimen. La hora del crimen debió ser entre las 5 y las 6 de la tarde, pero todos los sospechosos tenían una cuartada para esa hora, solo habían salido del bar la Sra. Kinoshita y el Sr Aonami, respectivamente, y no habían tardado más de 5 minutos. Además no habían encontrado todavía el arma del crimen. En resumen estaban atascados.
    Shinichi se encontraba acuclillado en frente de un mueble para zapatos que había cerca de la entrada. Se podía plantear que pudieran haber ejecutado el crimen en cinco minutos, pero el mayor problema que tenía era el arma. Por las marcas en el cuello de la víctima tenía que ser una cuerda fina, como un hilo de pescar o algo así. Pero no había encontrado nada parecido en el hotel, ni entre las pertenencias de los sospechosos….Se llevó la mano a la frente. No podía pensar con claridad con ese dolor de cabeza.
    Hattori observaba a su amigo recostado en la puerta. Por mucho que se esforzara en ocultarlo, tenía muy mala cara, seguía sudando y dudaba que le hubiera bajado la fiebre. Además le parecía extraño que no hubiera hecho ningún comentario respecto a la carta…. Suspiró. Por ahora debería concentrarse en el caso.
    Se sintió la melodía de llamada de un móvil, y todos se giraron hacia Tsubasa, que lo sacó del bolso apresurada. Era un móvil moderno, de color azul, con un pequeño llavero colgando.
    — ¿Diga? Si… No lo sé. Bien, lo intentaré…—colgó el teléfono y se giró hacia el inspector Megure. — ¿Nos podemos ir ya?, tenemos cosas que hacer…
    —Bueno, si no hay más remedio….Pero tendrán que volver mañana. —dijo el de mala gana.
    —Bueno, entonces nos marchamos. — dijo Tsubasa dirigiéndose a la salida.
    —Espere un momento, por favor. —la detuvo Shinichi.
    — ¿Que pasa Kudo? —pregunto Hattori.
    —Antes de que se vallan… deberían al menos escuchar la verdad de este caso. — dijo él.
    —Kudo, ¡¿no me digas que ya sabes quién es el asesino!?
    — Eso miso inspector Megure.

    Todos se le quedaron mirando.
    —Para empezar, me gustaría descartar al señor Sakurada, que no salió en ningún momento del bar. Eso nos deja a dos sospechosos, la señorita Kinoshita y el señor Aonami. — empezó a decir el detective.
    El Sr Sakurada suspiró aliviado.
    —El problema hasta ahora ha sido el arma del crimen, pero en cambió es esta la que acaba delatando al culpable.
    — ¿Pero qué dice? ¿No se supone que el arma no ha aparecido?—preguntó el sr Aonami.
    —Si el arma del crimen no ha aparecido, es porqu…—de pronto, se interrumpió llevándose la mano al pecho, le empezaba a costar más respirar.
    —Kudo!—exclamó Hattori acercándose a él. Pero Shinichi le señalo que se parara.
    —Te encuentras bien Kudo? — pregunto el inspector Megure preocupado.
    —Sí, no es nada. —aseguró. —Como iba diciendo si el arma no ha aparecido, es porque el culpable aun la lleva encima.
    — ¡Que tonterías está diciendo!- exclamo la Srta. Kinoshita. — ¡Ya nos han registrado completamente y no llevamos nada que pueda servir como arma!
    —Tiene razón Kudo, ya lo hemos comprobado. — le dijo el inspector Megure.
    — ¿Señorita Kinoshita, me podría dejar su teléfono móvil? — preguntó el detective de improvisto.
    Ella se llevo la mano al bolsillo en el que lo había guardado.
    El inspector, le tendió la mano, y ella se lo entrego de mala gana.
    — ¿Para qué quieres su móvil Kudo?
    —No es su móvil lo que quería, si no esto. —dijo a señalando el llavero que llevaba colgado. Era un círculo, un poco más grande que un tapón de botella con una carita sonriente dibujada.
    —Pero si solo es un llavero…—dijo Megure sorprendido.
    —Fíjese bien, si lo abres…— dijo mientras levantaba la tapa—hay una bobina de hilo de pescar enrolladlo dentro.
    — ¡Es verdad! ¡Es lo suficientemente largo como para estrangular a una persona!— exclamó el inspector.
    — ¿Y eso que demuestra? —Preguntó la mujer, despectivamente. —Eso no prueba que yo lo matara.
    —El señor Kinoshita…—dijo apoyándose en la pared— tenia pequeñas heridas en el cuello, provocadas al estrangularlo. Seguramente si analizamos ese hilo, encontraremos restos de su sangre.
    La Srta. Tsubasa desvió la mirada.
    —Se lo merecía. —dijo finalmente.
    —Tsubasa! —exclamó el señor Aonami.
    —Yo me iba a casar con Minoru, dentro de poco. En un principio el dio su consentimiento, pero hace unos días, me dijo que me tenía que casar con el hijo del dueño de su empresa. Me dijo que si no lo hacía despediría a Minoru, que tiene a su madre en el hospital y necesita el sueldo….Yo, no sabía que mas hacer…— dijo a punto de llorar.
    El inspector Megure se llevó a Tsubasa detenida, y al Sr Aonami y el señor Sakurada a prestar declaración.
    —Hattori, ¿podrías ir al interrogatorio por mi por favor?— le pregunto Kudo antes de que se fueran.
    —Está bien, supongo que acabará pronto…—accedió él.

    Una vez se hubieron marchado todos, Haibara se acerco a Shinichi, que se había quedado rezagado en la habitación.
    —Como siempre lo has resuelto, eh Kudo—le dijo esta.
    —Haibara…
    —El análisis de sangre parece haber fallado, así que tendré que volver a hacerte una extracción. —dijo, caminando hacia la salida. Pero se paró al escucharlo toser. — ¿estás bien? — le preguntó al verlo arrodillado en el suelo.
    El chico no respondió, se cogía el pecho con fuerza, respirando con dificultad. Ella se fijó en que tenia la camisa llena de… sangre. Momentáneamente, mostro una expresión muy impropia de ella, una de mescla de preocupación y….miedo. ¡¿Qué demonios era lo que había tomado?! Se pregunto alarmada, acercándose a él.
    —E-estoy bien…—jadeó Shinichi limpiándose la sangre de la boca e intentando levantarse. — Haibara, tú i el doctor volved a casa de Hattori… yo tengo que hacer algo antes.
    — ¿Que dices? No puedes hacer nada estando así…
    —No, escúchame bien. Es posible que alguien haya descubierto quien soy en realidad. Cuando Hattori vuelva a su casa, procura retenerlo allí todo el tiempo que puedas. Y no le digas nada de lo que te he dicho.
    — ¿Pretendes que te maten? —pregunto fuera de sí. — ¡¿Que demonios crees que puedes hacer, y más en este estado?!
    —Confía en mí por favor…

    Intentaré seguirla pronto, ja nee.
     
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    1480
    Hola, aqui esta la conti! Lo siento si ha quedado corta, pero no estaba muy inspirada:p
    Por cierto, ¿el caso del capitulo tres quedo creible?, es que me da la imbresión de que estaba poco elaborado...

    CAPITULO 4. CAPTIVO.
    Eran las diez de la noche, y Shinichi Kudo caminaba lentamente por una vieja carretera que iba a una fábrica abandonada. Aunque le costaba respirar, procuraba no pararse. Al final llegó a la puerta de la fábrica. Pese a la oscuridad, se podía leer claramente el gran número 14 que había pintado en ella.
    Recordó lo que decía la carta, que le habían dado:
    A nuestro preciado detective,
    Preséntate en la fábrica abandonada cercana a la estación de metro a las 12:00 pm. El numero 14. Sabemos el secreto de Conan Edogawa, estamos vigilando a tus amigos, si no quieres que los matemos, no llames a la policía. Lleva a Heiji Hattori, pero que no sepa que es lo que pasa.
    Respiró hondo, intentando superponerse al horroroso mareo que tenia. Abrió con esfuerzo la pesada puerta, y entro al interior del recinto. Estaba completamente oscuro. Iba a sacar el reloj-linterna de su bolsillo, pero entonces sintió un ruido detrás de él. Lo último que vio antes de caer inconsciente fue un hombre sosteniendo un palo metálico.

    El interrogatorio había acabado más tarde de lo que se esperaba, y ahora volvía apresurado a su casa. Estaba preocupado por Kudo. Además de su salud, tenía un mal presentimiento, y no podía evitar recordar el sueño que había tenido la pasada noche….
    Había llegado a su casa. Su madre le abrió la puerta, sonriente. Parecía de buen humor.
    —Hola madre…—dijo sin mucho ánimo.
    —Buenas noches hijo, tus invitados te están esperando.
    Cuando entró al salón vio a Haibara sentada al lado de la mesa.
    —Hola, ¿cómo ha ido?—preguntó.
    —Bien, que tal esta Kudo?
    — Está durmiendo. —respondió ella de forma indiferente.
    Se pasaron alrededor de media hora sin decirse nada más, Haibara leyendo una revista, y Hattori viendo la televisión. Al final sonó el móvil de Haibara.
    — ¿Diga?
    —H-Haibara—era la voz de Kudo.
    — ¿Qué pasa?—preguntó preocupada por la débil voz de su interlocutor.
    —Me han captu…rado… escucha vuelve a Tokio… enseguida, y llévate a Hattori, no son “ellos”..., van a por él…—hablaba con voz entrecortada, y daba la impresión de que casi no podía respirar.
    — ¡¿Que estás diciendo?!¡¿Donde estas?!
    Se escucho un ruido sordo, y el teléfono se cortó.
    —Kudo! Oei Kudo! — exclamó ella desesperada.
    — ¿Era Kudo? —pregunto Hattori preocupado— ¿Que está pasando?

    — ¡¿Qué demonios estabas haciendo?!— preguntó un hombre moreno y alto, con gafas de sol y guantes, pegándole un puñetazo a las costillas.
    Shinichi gimió adolorido. Estaba esposado de pies y manos contra una pared de ladrillos.
    — ¡Dinos de una vez donde esta Heiji Hattori!—dijo apuntándolo con la navaja.
    —N-no…
    El hombre le clavó el cuchillo en el brazo con fuerza, provocando con eso un grito ahogado del joven. El detective dirigió una mirada iracunda al tipo que había detrás de aquel hombre, era el mismo que se habían encontrado en el parque.
    — ¿Qué queréis de él? — mascullo Shinichi.
    —Solo es una pequeña venganza —dijo el hombre de la navaja. — sabes en un principio pensaba perdonarte la vida, al fin y al cavó tú solo le ayudaste…—dijo acercándole la navaja al cuello. —y aun puedo hacerlo si me dices donde está.
    —Ya le he dicho… que no—dijo el mirándolo ojos. Entonces sintió un dolor horrible en el pecho, mucho peor que cualquiera que hubiera visto antes. Luego ya no sintió nada más.

    Ran abrió la puerta de la oficina cargando con su padre, que estaba demasiado borracho para andar solo. Habían vuelto del concierto mucho mas tarde de lo que tenían previsto, porque Yoko les invitó a ir a su casa. Seguramente Conan les estaba esperando muerto de hambre, pensó sonriendo para si misma. Se sorprendió al ver que la luz estaba apagada.
    —Conan? —preguntó encendiendo la luz.
    Allí no había nadie, y la luz de arriba también estaba apagada. Soltó a su padre, que cayó al suelo confuso, y subió las escaleras rápidamente. Tampoco parecía haber nadie en el piso de arriba. Sacó el móvil, preocupada. Era raro que no hubiera vuelto ya... Marcó su número, pero nadie contestaba. Entonces se le ocurrió que podía estar en casa del Dr. Agase.

    Haibara estaba sentada en el suelo de la habitación de Hattori. El detective se había marchado hacia un rato. Después de la llamada de Kudo le había contado todo lo que sabia y él había salido corriendo a buscarlo. Ella no había ido. No sabía dónde estaba ni cual era la situación, no podía hacer nada. Pegó un puñetazo a la pared, frustrada. Odiaba esa sensación de impotencia.
    Se giro hacia el doctor que dormía en la cama. Se había dormido antes de que Kudo llamara, y no sabía si despertarlo para decírselo. Al fin y al cabo... ¿Que podían hacer? En ese momento sonó el móvil del Dr.
    — ¿Es usted Dr. Agase? — era la voz de Ran.
    —No, soy Haibara, el Dr. está durmiendo. —dijo intentando sonar alegre, cosa que le resultaba realmente difícil el aquel momento.
    — ¿Esta Conan con vosotros? — preguntó. Sonaba preocupada y supuso que Kudo no le había dicho que había ido a Osaka.
    —Si, Edogawa está aquí, es que hemos salido con el Dr. Agase de viaje. —dijo omitiendo donde estaban.
    —Vaya, podría haberme avisado…—preguntó disgustada. — ¿volverá pronto?
    —Sí, seguro que volverá pronto— respondió ella con voz entrecortada y colgó el teléfono.

    Heiji caminaba apresurado por una calle llena de gente. No tenía ni idea de hacia donde dirigía, pero no podía pararse, no en esas circunstancias. Por lo que le había contado aquella niña, alguien debía de haberse comunicado con él diciendo que sabía su secreto, y le izo ir a algún sitio. Seguramente había sido por medio de aquella carta… Claro, ¡la carta!, si no recordaba mal aun la tenia…Se puso la mano en el bolsillo impaciente. Efectivamente, estaba allí. Sacó la carta del sobre y la leyó.
    Unos segundos más tarde estaba corriendo hacia la fábrica número 14.

    —Está muerto…—dijo el hombre apartando sus manos, aun enguantadas, del cuello del chico. — Parece que tu antídoto no funcionó tan bien como creías ¿eh?— dijo girándose hacia el hombre con gafas.
    — Es extraño—contesto este, mirando contrariado al detective—debería de haber funcionado perfectamente….
    —Pues ya ves que no… Ahora nos será más difícil encontrar a Hattori...o no…—añadió sonriendo cínicamente al escuchar el ruido de la puerta abrirse.

    El Dr. Agase despertó un poco confundido, tenía la impresión de haber dormido muy poco. Bostezó ruidosamente.
    —Buenos días doctor…- dijo Haibara.
    —Ai!- exclamó sobresaltado. No se había percatado de su presciencia.
    Ella se levantó del suelo y se acercó a él.
    — ¿Pasa algo?- preguntó el Dr. Preocupado, al ver su expresión. — ¿Está Shinichi peor? —preguntó alarmado.
    —Kudo… no está.- dijo ella bajando la mirada. Luego se lo contó todo.
    El Dr. Agase se la había quedado mirando horrorizado.
    — ¡Pero eso es terrible! —Exclamó— ¡Tenemos que ir a ayudarlo enseguida!
    —Pero no sabemos dónde está…—dijo Haibara abatida.
    El doctor se quedó pensativo un rato, hasta que de pronto exclamo.
    — ¡Ya lo tengo!

    -¿Que os ha parecido el capitulo?
    -¿¡De verdad esta muerto Shinichi!?
    -¿Quienes son esos hombres?
    -¿Están imbolucrados los hombres de negro?
     
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    eliekudo

    eliekudo Iniciado

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    Hola! Lamento haver tardado tanto en ponerla, pero espero que la leais!

    CAPITULO 5 ¿ADIÓS A SHINICHI KUDO?
    Heiji abrió la puerta de la fábrica. El interior estaba aun más oscuro que la calle, tan oscuro como aquel callejón de su sueño… ¿Y si como en el sueño Kudo ya estaba….? Meneó la cabeza intentando deshacerse de esos pensamientos, y entró.
    — ¿Kudo? —le llamó.
    Nadie contestó
    — ¡Kudo! ¡Si estás ahí contesta!— dijo avanzando hasta llegar a una puerta. Sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad, y puedo ver unas marcas oscuras en el pomo. Cogió el reloj-linterna de Kudo que llevaba en el bolsillo, junto a la carta y lo iluminó. Parecía sangre…sobresaltado abrió la puerta de golpe.
    Entonces notó algo en su cabeza. Era una pistola.
    —Si te mueves te mato—dijo un hombre detrás suyo—Pon las manos en alto
    El obedeció, y al cabo de un momento le pusieron unas millas. Se encendieron las luces, y él pudo ver el interior de la habitación.
    — ¡Pero qué...! ¡¡Kudo!! —exclamó.
    En el centro de la pared que había delante de él, estaba Shinichi, esposado de manos y pies contra el muro. Tenía los ojos cerrados y la cabeza se le ladeaba hacia un lado. Presentaba múltiples heridas en los brazos y piernas y la camisa llena de sangre. Hattori observaba la escena horrorizado.
    — ¡Kudo!— lo volvió a llamar, pero no le contestó.
    —Es inútil, por mucho que le llames no te responderá. — dijo el hombre dirigiéndose hacia la pared. — ¿y sabes por qué? — preguntó mientras le quitaba las esposas.
    Había acabado de quitarle las manillas y lo había dejado caer al suelo.
    — ¡Pues porque los muertos no hablan!
    —No. No. No es posible…—murmuró Hattori, mirando fijamente a su amigo que yacía en el suelo. No podía ser, no se lo podía creer, no se lo quería creer…— Kudo…
    —Sabes, es una pena. —dijo el hombre riendo. — ¡si hubieras llegado unos minutos antes, podrías haberlo visto con vida…! — dijo pegando le una patada al cuerpo de Shinichi, y lanzándolo hacia Hattori.
    — ¡Desgraciado! —gritó Heiji fuera de si. Sin pensar-lo se abalanzó contra él.
    — ¡Quieto! —Dijo saliendo de entre las sombras un hombre bajito y con gafas, empuñando una pistola.- ¡y tira ese reloj!
    — ¡Tú! —exclamó Hattori al reconocerlo, arrojando el reloj al suelo. —Eres el hombre del parque…
    El no respondió.
    —Eso es, estate quieto. —intervino el hombre alto. —no quiero matarte, aun…
    — ¿Que es lo que queréis? — preguntó Hattori apretando los puños, hasta el punto de hacerse sangre.
    —Es muy sencillo, queremos venganza. ¡Venganza contra los detectives que nos arruinaron la vida! —exclamó él.
    — ¿De qué hablas?
    —No voy a decírtelo aun, antes quiero mostrarte algo. Tómatelo como un regalo de despedida. Te encantará. — dijo acercándose a una televisión que había entre las sombras, y en la que Hattori no se había fijado hasta entonces. Luego la conectó a una cámara de video y lo puso en marcha.
    Primero, solo se veía oscuridad, pero luego se vio la misma habitación en la que el mismo estaba. La cámara se movió, y mostró una escena casi idéntica a la que había visto él cuando entró, solo que Kudo aun estaba… vivo. Miraba hacia el hombre que ahora él tenia delante, desafiante.
    Ya te he dicho…que no pienso responder—dijo.
    ¿De verdad? —Preguntó cogiéndolo de los cabellos. —Si me lo dices te perdonare la vida… solo tienes que decirme donde esta Heiji Hattori…
    No… pienso hacerlo— respondió el jadeando. Entonces empezó a toser…sangre.
    Vaya…veo que estas bastante hecho polvo, eh? Sera por lo que te dimos…Pobrecito
    Shinichi lo miró con odio.
    Si me dices donde esta Hattori, puede que te dé el antídoto…
    No.
    Parece que el método del dialogo no funciona…—dijo acercándole un cuchillo a la garganta—Responde.
    Me niego.
    El hombre le clavó el cuchillo en el antebrazo, con frustración.
    Por toda la estancia, se escucho el grito del joven, saliendo de la televisión.
    — ¡Basta!- exclamó Hattori. No podía soportarlo más, no podía seguir viendo como Kudo sufría…por su culpa. —Páralo…
    El hombre le izo caso, sonriente.
    —Sabes, originalmente lo grabé para mostrarte una prueba de su traición, ¡pero con esto me doy por satisfecho!
    Heiji clavó las uñas en el suelo temblando. Mirando con impotencia el cuerpo de Kudo. Estaba tan cerca de él que podría llegar a tocarlo…


    Haibara subió apresurada al asiento de copiloto del coche del doctor. Se abrochó el cinturón de seguridad.
    — ¡Rápido! — le dijo al doctor, que estaba colocando las llaves del coche. No podía perder tiempo, no ahora que tenía alguna posibilidad de salvarlo… Se puso las gafas de repuesto, y miró su localización. Estaba a una media hora en coche.
    Se preguntó por qué no se le había ocurrido antes…al fin y al cabo, siempre las llevaba por si paraba algo así, y fue ella misma quien le colocó la pegatina de seguimiento.


    —Bueno, creo que va siendo hora de terminar esto. —Interrumpió el hombre de las gafas poniéndose delante del detective y apuntándolo con la pistola.
    El otro rió, pero dijo:
    —No seas impaciente. Quiero que sepa lo que nos izo antes de morir.
    Su compañero bajo la pistola a regañadientes.
    — ¿De qué habláis?
    — ¿Recuerdas un caso de asesinato que resolviste junto con Shinichi Kudo hace unos meses? Fue el asesinato de Saori Yasutora.
    Hattori se acordó. Hacía poco lo había resuelto junto con Kudo, que estaba en su forma original, ya que había probado un nuevo antídoto de Haibara…Sí, ahora se acordaba, aquellos hombres eran…Takeshi y Thoru Yasutora.

    No pondre la continuación hasta que haya por lo menos 1 o 2 comentarios, para saber si alguien está leiendolo
     
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    eliekudo

    eliekudo Iniciado

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    Wahh!! Gracias Carla, no sabes lo feliz que me ha hecho tu comentario!!:) De verdad que gracias por registrarte solo por eso...y no te preocupes, ya cogeras prectica con el ordenador, a mi tambien me pasaba. Bueno, a lo que iba, aquí está la continuacion.

    CPITULO 6. RECUERDO DE UN CASO DEL PASADO: EL ASESINATO EN LA MANSIÓN DE LAS ROSAS.
    Eran las ocho de la mañana, y el sol aun estaba bajo, pero hacía calor. El cielo estaba despejado, y las pocas nubes que se viraban en él eran completamente blancas. En frente de una enorme mansión, estaba Heiji junto con Kazuha.
    —Como tardan…—dijo Kazuha suspirando.
    —Ya llevan 1 hora de retraso— contestó él bostezando.
    Hattori y Kazuha habían sido invitados a aquella mansión por un amigo de sus padres. Bueno, en verdad habían invitado a toda la familia, pero como no podían venir, les habían propuesto a Kogoro, Ran y Conan ir con ellos.
    En aquel momento se escuchó el ruido de un coche, y apareció, subiendo la cuesta una furgoneta blanca, que paró en frente suyo. El primero el salir fue el detective Mouri, seguido de Ran y Conan, y luego… Haibara?
    Todos se saludaron entre sí, contentos por el recuentro. Y como siempre el detective del oeste lo llamo Kudo por equivocación.
    —Oye Kudo, ¿por qué te has traído a la niña? —preguntó entonces mirando a Haibara de reojo.
    —No he tenido más remedio, ¿luego te lo explico vale?
    —Está bien…
    Una vez dentro de la mansión, llegaron a un jardín, lleno de rosales, de variados colores.
    —¡¡Uahhh!! — exclamaron Ran y Kazuha al unísono, maravilladas por la belleza de jardín.
    —Al amo de la casa le deben gustar mucho las flores…— comentó Kogoro.
    —No, esto es cosa de la señora. — Dijo el mayordomo que les guiaba, sonriendo.- le encantan las rosas.
    Estaban sentados en una enorme mesa, en la que se serbia un suculento banquete. A parte de ellos había: un señor de mediana edad, con bigote y gafas, vestido con un smoking negro; dos hombres jóvenes, uno bajito y con gafas, de mirada nerviosa y otro alto y moreno; una mujer de mediana edad con el cabello largo; una chica joven, con el cabello corto, muy hermosa y el mayordomo.
    —Caballeros —empezó a decir el hombre del bigote, que se llamaba Shuichi Yasutora—Les presento a mi familia. Esta es mi esposa Saori. —dijo señalando a la mujer de pelo largo.
    — Encantada de conoceros— dijo ella.
    —Este es mi hijo Takeshi, es mecánico. — dijo señalando al más alto.
    —Buenas.
    —Él es mi otro hijo, Thoru, es científico, especializado en la farmacéutica. —añadió
    —Hola.
    —Y esta es mi hija, Rika, aun está estudiando.
    —Encantada.
    —Bueno, una vez presentados, empecemos la fiesta, en honor al cumpleaños de mi marido. — intervino la Sra. Yasutora levantando la copa. —un brindis.
    Todos brindaron, y empezaron a comer, charlando animadamente sobre diferentes temas. Fue entonces cuando Hattori le preguntó a Shinichi:
    — ¿Que es lo que me ibas a decir?
    —Como te decía no tuve más remedio que llevarla. Ayer me dio una nueva fórmula experimental, para repeler los efectos de la droga, pero aparentemente no tuvo ningún efecto. Aun así, ella insiste en que es posible que el efecto se haya retrasado, y ha querido venir para comprobarlo.
    —Ya veo, ¿pero qué pasaría si realmente te transformaras? Te podrían descubrir…
    —Sí, eso me preocupa. Si hubieras avisado de que teníamos que venir, no me la habría tomado…—dijo mirándole de reojo.
    —Vale, vale, lo siento. —dijo riendo.
    En ese momento, Saori se levantó de la mesa, diciendo que iba a descansar un rato, y salió de la estancia.
    La fiesta, duro unas horas más, durante las cuales toda la comida se agotó toda la comida que había. Fue en ese rato en el que el señor Yasutora llamó a su mujer, alegando que no quería subir a la habitación:
    —Escucha querida, ¿ya te encuentras mejor?... Vaya, es una pena… No, aun tardaremos un poco más. Sí, y las rosas están muy bonitas esta noche…—después de decir eso colgó el teléfono, y se pusieron a jugar a las cartas.
    —¡¡He ganado!! —exclamó Ran. Era la quinta partida consecutiva que ganaba.
    — Uahhh, yo lo dejo, no tiene gracia si siempre gana Ran! —dijo Kazuha suspirando.
    —Sí y yo— añadió Takeshi.
    —Lo mismo digo. —dijo Heiji.
    —Sí, yo también. —dijo Thoru.
    — ¿¿Qué??—preguntó Ran decepcionada. — Va jugad al menos una mas…
    — Lo siento pero yo también lo dejo ya. — Dijo Conan- además tendríamos que llevar a tu padre adentro, porque tal y como está…— dijo mirando a Kogoro que estaba durmiendo sobre la mesa completamente borracho.
    —Sí, tienes razón. —dijo mirando a su padre molesta.
    —Entonces, ¿podríais llamar a mi esposa, por favor? — Preguntó el señor Yasutora- debería estar en la habitación contigua a la de invitados.
    —Si, por supuesto.
    Dejaron a Kogoro en la habitación, y se dispusieron a llamar a la Sra. Yasutora.
    —Disculpe señora, su marido la llama. —dijo Ran golpeando a la puerta. Nadie contestó— ¿Esta ahí señora?
    Como no contestaba Ran intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada.
    — ¿Qué pasa? —pregunto Hattori que acababa de llegar junto con Kazuha, Haibara y la familia Yasutora.
    —Es que lo Sra. Yasutora no contesta, y la puerta está cerrada…— dijo Ran.
    — ¡Cariño!—la llamo el señor Yasutora— ¡Abre la puerta por favor!
    — ¿Tiene una llave de repuesto?— preguntó.
    —Yo tengo una de todas las habitaciones—contestó el mayordomo.
    —Démela. —dijo Hattori. Este se la dio, y él abrió la puerta.
    Tendida en el suelo de la habitación se encontraba la señora Saori. Conan y Hattori se acercaron a ella y le tomaron el pulso.
    —Demasiado tarde, está muerta—murmuró Conan.


    —La causa de la muerte, seguramente fue el envenenamiento. Por el rigor mortis debió pasar entre hace una o dos horas. ¿Me podrían decir que estaban haciendo en esos momentos?— preguntó el inspector Megure.
    —Estábamos todos en el salón. — dijo el seños Yasutora.
    — ¿Es verdad eso Mouri?
    —Así es inspector.
    En ese caso debe haber sido una persona de fuera, y tampoco podemos descartar el suicidio, ya que la puerta estaba cerrada…
    — ¿No te parece extraño Kudo?—pregunto Hattori mientras examinaban la habitación.
    —Sí. ¿Has encontrado algo?
    — No por ahora. ¿No te parece que ha caído en una posición extraña?
    — Si, parece como si estuviera mirando por la ventana. — contesto acercándose a ella.
    Entonces se fijo en algo, en el paño de la ventana había una extraña marca, se acerco más para verla mejor, pero entonces alguien sintió una especie de ardor, que le era muy familiar.
    —Mierda… ahora no— mascullo tambaleándose hacia la puerta.
    — ¿Kudo?— pregunto Hattori.
    Él no contestó, siguió caminando por el pasillo, hasta llegar a las escaleras, pero entonces perdió el equilibrio. Antes de desmayarse notó como si alguien le cogiera.
    Cuando abrió los ojos, Haibara estaba a su lado. Estaban en una de las habitaciones para los invitados.
    —Por fin despiertas—le dijo.
    Se miro el cuerpo asombrado, volvía a ser un chico de 17 años. Iba vestido con un pantalón negro y una chaqueta blanca, que le venían un poco holgados. Supuso que lo habían cogido del armario de alguien de la casa.
    — ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?— le preguntó levantándose.
    —Media hora.
    —Ya veo. — dijo dirigiéndose hacia la puerta.
    — ¡Espera! —Le paró Haibara. — no deberías salir así, por ahora será mejor que te escondas. Déjale el caso al detective de Osaka.
    —Claro, ¡el caso! —dijo recordándolo. — escucha Haibara tengo que pedirte un favor.


    — ¿Donde te habías metido Conan? — preguntó Ran enfadada. — ¿I porque llevas mascarilla?
    —Es que tenía mucha tos, debo tener alergia al polen o algo así. —contestó él.
    —Vaya…


    Shinichi caminaba por el jardín de la casa pensando. Ya sabía quién era el asesino, y que truco había utilizado, pero no entendía como se había des echo del arma, si no se equivocaba debían de haberla encontrado…
    Se paró a contemplar un rosal con las flores especialmente rojas. A la señora Yasutora realmente le debían de gustar las rosas…entonces lo entendió. ¡Las rosas! ¡Era así como lo había hecho!
    —Kudo!- lo llamó Hattori des de detrás suyo. — ¿No deberías estar escondido?
    — Escucha Hattori, yo ya sé quién y cómo cometió ese crimen.


    Estaban todos reunidos en la habitación de la víctima.
    — ¿Y bien?- preguntó el inspector Megure. — ¿Ya has resuelto el caso?
    —Si eso es. —Dijo Hattori— y el asesino es uno de nosotros.
    — ¡¿Qué dice?! — Preguntó Thoru — ¿No se suponía que lo había hecho alguien de fuera?
    — Es verdad, nadie de los que estábamos en la fiesta podríamos haberlo hecho. —dijo Kogoro.
    —Sí, si utilizas un truco bastante sencillo— repuso él —Descartando a Ran, Kazuha, el señor Mouri, los niños y yo que acabábamos de conocer a la víctima, los sospechosos se reducen al señor Yasutora, Takeshi, Thoru y Rika, sus hijos.
    — ¿Pero qué tonterías está diciendo? —exclamó Takeshi enfadado.
    —Y entre ellos — prosiguió Hattori —solo uno podía hacerlo. No, señor Yasutora?
    Todos se giraron hacia él, que no paraba de retorcerse las manos.
    — ¿Y como se supone que maté a Saori, si he estado todo el rato con vosotros?
    —Con el teléfono.
    —Con… ¿el teléfono? — pregunto el inspector sin entenderlo.
    —Sí, eso mismo. ¿Usted llamó a la señora Yasutora a media cena no es así? Le dijo algo, que izo que abrirá la ventana, en la que usted había colocado un objeto envenenado. Seguramente, lo puso en el pestillo de forma en que al abrirla se lo clavara, y luego callera al suelo.
    —Pero no hemos encontrado ninguna aguja en la habitación Hattori. — le interrumpió Megure. — Si hubiera hecho lo que tú dices deberíamos haberla encontrado.
    —Las rosas —dijo Heiji.- a la señora Saori le gustaban mucho, y tenía tanto el jardín como su propia habitación llenos de rosales, así que no sería extraño encontrar un pincho de rosa en el suelo.
    — ¡Claro! De esa manera nos pasaría inadvertido…
    — ¿Y como se supone que hice que mi mujer se asomara a la ventana? Ustedes escucharon la conversación y no se lo dije en ningún momento.
    —Usted le dijo: “las rosas están muy bonitas esta noche”. Teniendo en cuenta que la señora entendía mucho de rosas, sabría perfectamente que cuando más bonitas se ven es de día, cuando les pega la luz del sol. Por eso querría abrir la ventana para comprobar que es lo que quería decir…
    —Yo... No podía perdonarla.
    —P-padre…—murmuró Rika sin poder creerlo.
    —Yo realmente estaba enamorado de ella, por eso cuando me enteré de que su amor por las rosas se debía a que un novio de su juventud que murió, las cultivaba, le pregunte por que se casó conmigo, si aun estaba enamorada de él. Estaba dispuesto a perdonarla si me respondía que aunque fuera un poco me había llegado a querer. Pero ella dijo: “Porque en tu jardín las rosas florecen realmente bonitas.” No podía perdonarla...

    Lo siento si el motivo ha sido muy típico, pero no se me ocurria nada más.
    -¿Creeis que es posible el montage de las rosas?

    -¿¿De donde sacó Haibara la mascarilla?? XD
    -¿ Que quería decir la Sr.Saori con lo de "Porque en tu jardín las rosas florecen realmente bonitas."?
    Lo continuaré pronto, nos leemos! :D


     
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    CarlaKudo

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    Casi me da un ataque cuando lo leí esta genial, creíble, quede metida ni idea de donde saco haibara la mascara y lo de las flores !SIMPLEMENTE GENIAL¡ continua pronto, y !¿QUE PASA CON SHINICHI?¡ que no muera
     
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    eliekudo

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    Oh si,se extendió muuuuchooooo. Bueno vale vista la insistencia me voy a poner a escribir como una loca aver si mañana lo puedo subir xd......
    pd: no es bueno viciarse a las cosas, aunque si es mi fic vale xd
     
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    eliekudo

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    Lo siento por tardar tanto en continuar, pero esque ayer el ordenador se me murió, y no pude escribir....(ya se que suena a escusa :()¡Y encima en cortisimo! Bueno, espero no decepcionar....

    CAPITULO 7 REGRESO
    —Sí, me acuerdo de ese caso. — Respondió finalmente Hattori. — Al final se aclaró que el asesino había sido el señor Yasutora… vuestro padre.
    — Veo que te acuerdas. Lo que no sabes, es que nuestro padre se suicido pocos días después, en prisión, y Rika le siguió al cabo de pocas semanas, no pudiendo soportar la pérdida de sus padres…
    Heiji lo miro sorprendido. No sabía nada de eso.
    —Lo entiendes ¿no…? — prosiguió Takeshi. — ¡Después de la muerte de nuestra madre, por tu culpa perdimos también a Rika y a nuestro padre! ¡¿De qué sirve revelar la verdad de un asesinato, si con ello provocas más muertes?!
    Hattori desvió la mirada recordando algo que le dijo Kudo en una ocasión: “Si un detective persiguiera a los delincuentes y dejara que se suicidaran, sería tan culpable de asesinato como ellos.”
    —Pero fui yo quien lo resolvió el caso, ¡no teníais que involucrar a Kudo!
    -Cuando Shinichi Kudo te explicó los detalles del caso, Rika estaba delante. No dijo nada, confiando en que sería una equivocación, pero al día siguiente nos lo contó a Thoru y a mí- dijo Takeshi, parecía triste. – aunque lo que le dije era cierto, tenía intención de perdonarle si nos decía dónde estabas… al fin y al cabo, no fue el que hizo que mi padre acabara en prisión, él solo resolvió el caso.- dijo señalando despectivamente a Shinichi.
    Hattori agacho la cabeza, le temblaban las manos.
    -Creo que es hora de acabar esto- dijo Takeshi sacando un revolver.- ¿Unas últimas palabras?
    Hattori no dijo nada, ni levantó la cabeza.
    -Bien entonces- dijo mientras apretaba el gatillo, pero algo izo que se parara y cayera al suelo. Parecía dormido.
    Hattori miró incrédulo a Shinichi, que estaba arrodillado en el suelo, respirando entrecortadamente y sosteniendo aun el reloj anestésico.
    -Kudo…- es lo único que pudo decir.

    Haibara miraba el reloj nerviosamente. Según las gafas, debían de llegar allí en unos minutos. Pero en unos momentos como esos, unos minutos era demasiado. Kudo podía estar muerto en cuestión de minutos, incluso segundos, si no es que ya lo estaba…
    -Doctor acelere…- dijo agitada.


    -¡Agáchate!- grito Shinichi, y se lanzo hacia Hattori a quien iba dirigido el tiro. Lo apartó en el último momento. Quien había disparado, era Thoru.
    -Tú… deberías estar muerto, ¡se suponía que mi antídoto te había matado!- dijo fuera de sí.
    -Solo me había desmayado…- dijo Kudo jadeando.- supongo que fue Takeshi el que me tomó el pulso… no es recomendable hacerlo con las manos enguantadas, pueden haber errores.- intentaba hablar con normalidad, pero se notaba el cuerpo pesado, y apenas le respondía…
    -Me alegro de que estés vivo Kudo- dijo Hattori sinceramente en aquel momento
    -Sí, yo también, pero aún es pronto para cantar victoria- contesto él mirando al hombre de las gafas.
    - Sí, tienes razón.- entonces recordó algo.- eh tu, tu hermano había mencionado que si le decía donde estaba Kudo le daríais el antídoto ¿no? ¿Era verdad?
    -Sí, el antídoto esta aquí mismo, dijo sacando una pastilla del bolsillo. Pero no tengo intención de dártelo, de todas maneras.-respondió.
    Heiji y Shinichi esquibaron varios tiros que acababa de dispararles Thoru. Se colocaron detras de una columna, evitando un ultimo disparo.
    -Que hacemos ahora Kudo?- le pregunto Hattori mirando de reojo al hombre que los apuntaba con la pistola.
    -Eso me gustaria saber...-respondió él recostandose contra el pilar. Apenas podia mantenerse en pie.

    De verdad que siento el retraso... ¡bueno, voy a continuar escribiendo, que ya falta poco para acabar la historia! ¡Pondre la continuacón lo mas pronto posible!:oops:
     
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    En efecto mi querido Watson, ¡Shinichi NO murió!
    Se me ocurrió lo de los guantes porque un pariente mio que es medico me dijo que durante una operación le tomó mal el pulso a un paciente y lo dió por muerto por culpa de los guantes (luego se dieron cuenta)
    Por raro que parezca siendo la escrito soy MUY feliz de que Shinichi este vivo XD
    En fin, voy a seguir escribiendo, que tengo una nueva idea para el prximo capítulo.
     
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    CAPITULO 8 ¿POR QUE ESTAS AQUI?


    -¡Salid de una vez!- exclamó Thoru perdiendo la paciencia- ¿de que os sirbe retrasar de esta forma vuestra muerte?
    Ellos no respondieron, estaban demasiado ocupados pensando la manera de salir de esa situación.
    Thoru exaltado disparó descontroladamente contra la columna, haciendo que Shinichi y Heiji se escondieran aun mas detras de esta.
    -Tres.- dijo Shinichi de improbisto.
    -Que?- preguntó Hattori sin comprendrlo.
    -Le quedan solo tres balas, cuando se le acaben será nuestra oportunidad.
    -Si, tienes razon, pero dudo que vuelba a disparar como hace un momento...-argumentó él.
    -Nesesitariamos una distracción...
    -Yo lo aré!- interrumpió Heiji.- Yo aré de cebo.
    -¿Que dices? Es una locura, ¡ese hombre quiere asesinarte! Lo aré yo.
    -No tú estas muy malherido, y ademas está lo del veneno, ¡no podras moverte tan rapido!
    Shinichi no contestó. Sabia que Hattori tenia razon, aunque él lo iciera seria un obgetibo demasiado facil y no serviria de nada, pero aun así...
    -Cuando él me intente disparar tu acercate y dejalo inconsiente con un dardo anestesico.- prosiguió Heiji.
    -Esta bien.- acsedió Shinichi a regañadientes- pero procura que no te maten.
    Delante de ellos se escuchó un ruido extraño, como si un coche hubiera pasado muy cerca de allí. Thoru se giro instintibamente, para saber que pasaba, dejando descuidados por un momento a los dos detectives. Estos no desaprobecharon ese hecho. “Ahora” exclamó Shinichi, y Hattori raciono saliendo escopetado hacia la puerta. El hombre se giró sobresaltado y con un rapido movimiento le disparó, errando el tiro por poca distancia.
    Fue entonces cuando Shinichi se le acerco por detras lo mas rapido que pudo. Abanzó intentando ignorar el horrible dolor que sentia en su pecho y el echo de que toda la abitacion le daba vueltas.
    Thoru aun no se habia dado cunta. Le faltaban cinco metros, cuatro, dos, estaba a punto de conseguirlo! Pero entonces, como si su cuerpo hubiera dicho basta se desplomó en el suelo. Estaba frustrado, estaba completamente conciente, pero su cuerpo no le respondia en absoluto. Si solo hubiera aguantado un poco más... Intentó lebantarse, pero le fue imposible, era como si su cuerpo se negase a obedecerle.
    El rostro de Thoru que en un principio habia mostrado sorpresa lo miraba ahora burlon. Se acerco a él sonriente, y sin que el detective pudiera oponer niguna resistencia, lo cogio del cabello y le puso la pistola en la cabeza.
    -Si das un solo paso más lo mato. - dijo calmada pero claramente.
    Fué por eso que Hattori, que habia empezado a correr hacia ellos para sacar a Kudo de allí se detubo. Intento calmarse y analizar la situacion. Debia haber alguna solucion, tenia que haberla. Pero por mucho que se repetira esas mismas palabras, no podia dejar de pensar que todo estaba perdido.
    Kudo estaba en muy malas condiciones y dudaba que se pudiera mover, así que tenia que ayudarlo. Pero si lo intentaba Thoru lo mataria antes de que pudiera hacer nada. Por el contrario si se quedaba quieto los matarian a los dos. No sabia que hacer.
    Shinichi miraba a Hattori adivinando que era lo que estaba pensando, aunque a su parecer si que habia una solucion, dudaba que Heiji se la hubiera planteado siquiera...
    -H-huye- consiguió decir haciendo acopio de todas sus fuerzas- Huye ¡ra..pido!


    Haibara pegó un puñetazo a la ventanilla del coche frustrada. ¡Por que demonios tenia que haber un atasco justo en ese momento! Llevaban casi cinco minutos esperando, y apesar de los insistentes benzinazos del Dr ,que estaba casi tan nervioso como ella,los coches no abanzaban.



    -¡Callate!- exclamo pegandole a la cabeza con la culata de la pistola, y lanandolo al suelo.
    Sinichi cayó sobre el sulo copletamente inmovil. Sentia la sangre fresca correr por su frente, pero aun así no sentia dolor en la herida. Sabia que eso era malo,pero tampoco le importaba mucho en ese momento.
    Como suponia Hattori no habia huido, en vez de eso se habia quedado mirando a Thoru con desprecio,casi odio.
    -Sabes, creo que te matare a ti primero, al fin y al cabo para que sirbe un reen que esta a punto de morir.- la voz de el hombre lo sacó de sus pensamientos.Shinichi lo miro de reojo, ya que no podia mover la cabeza. Le estaba apuntando con la pistola, preparado para disparar.


    Hattori corria hacia ellos lo mas rapido que podia, mientras miraba a Kudo que aun estaba tendido en el suelo; tenia los ojos entelados y a pesar de que lo estaba obserbando tenia la mirada perdida. Accelero aun mas el paso. Aunque era en vano. No llegaria a tiempo y lo sabia, ambos lo sabian.
    En ese momento, de improbisto, se sintio el ruido de un disparo, pero fué Thoru el que se desplomó en el suelo, inherte.
    Los dos muchachos miraron hacia la direccion de la que habia venisdo el tiro. Parada en la puerta, y con un revolber aun en la mano, habia una mujer rubia, volumptuosa y enteramente vestida de negro.
    -Vermoth...- murmuró Shinichi.
    -Deverias tener mas cuidado... si sigues asi te descubriran- dijo señalando a Thoru.- Y ababaras como él.
    -¿Que haces tu aqui Ver..moth?- le preguntó el con duficultad.
    -Deberias estar mas agradecido, al fin y al cabo...-dijo volviendo a levantar la pirtola- te estoy salbando la vida.- acabó apuntando con el rebolber a Takeshi que aun estaba inconsiente en el suelo.
    -Detente!- exclamó Hattori, que habia estado todo el rato obserbando lo que pasaba sin acabar de entenderlo. Por lo que el sabia Vermoth era un miembro de la organisacion que encogió a Kudo, entonces...porque les ayudaba?
    Pero ella no se detubo, disparó un certero tiro que le atrabeso a Takeshi el corazon. Luego se acercó a Shinichi ante la impotente mirada de Hattori.
    -Con permiso- dijo cogiendo el relog anestesico de su mano, en la que no encontró la menor resistencia.
    -Se puede saber que haces?- pregunto Hattori acercandose a ellos.
    -Deberias darle el antidoto cuando despiertes, no creo que resista mucho más...- dijo como toda respuesta.
    -Que..?- empezo a preguntar Heiji, pero no pudo acabar la frase, porque sintió un pinchazo en el cuello y cayó al suelo, profundaente dormido.


    Por fin habian llegado. Se encontraban delante de una enorme fábrica, en bastante mal estado,con un enorme 14 pintado en la entrada. Entonces sintieron el ruido de un motor des de la parte posterior de la fabrica. A una velocidad vertiginoso, un lujoso coche negro paso por su ladao, pero Haibara pudo ver claramente a la rubia mujer que lo conducia...

    Siento la tardanza, ¡pero aqui está el capitulo! Creo que ya falta muy poco para que se acabe. Espero que la continuacion no me aya quedado demasiado corta...
    Bueno... ¡hasta el proximo capitulo!
     
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    Hola de nuevo! Aquí estoy otra vez con mi fic! XD Si el capitulo es corto es porque como se esta acabando el fic y me da mucha penita, y si lo cuelgo poco a poco me da la impresión de que va a durar más...si es ridículo, creo que empiezo a tener un serio trauma emocional. [​IMG]

    CAPITULO 9.


    ¿Que está pasando aquí? Esa era la pregunta que no paraba de venirle a la cabeza a Ai Haibara. Desde el principio, no entendía lo que pasaba, ¿como habían descubierto la verdadera identidad de Edogawa? ¿Porque él había dicho que no era la organzación? ¿Que tanía que ver todo eso con Hattori? ¿Y por ultimo porque estaba Vermoth en la fábrica? Realmente no entendía nada...
    -¡Vamos Ai!-le apresuro el Dr., sacándola de sus pensamientos.
    -¡Ya voy!-respondió, dirigiéndose ella también a la entrada.
    -Espere- dijo ella parándose de pronto.
    -Que pasa Ai?
    -Usted quédese aquí
    -Pero, ¿que dices? ¡Yo también voy!
    -No, en caso de que saliera mal y Kudo y yo muriéramos, si viene con nosotros también le matarían.- dijo muy seriamente.
    -Ai, yo también estoy implicado en esto- exclamó él.- ¡Voy contigo!¡Si algo me pasa habrá sido mi propia desisión!
    Ella no supo que contestarle, así que se callo y simplemente continuo avanzando.
    El interior estaba completamente a oscuras, y la única luz que se veía era la que se escapaba por la rendija de una puerta al fondo de la habitación. Se dirigieron hacia allí, escudriñando las sombras de la estancia, como esperando que les atacaran. Llegaron a la puerta sin ninguna complicación, y una vez allí se pararon en seco. Fuera lo que fuera que iban a encontrar se encontraba al otro lado de esa puerta metálica.
    Haibara la abrió rápidamente y se refugió detrás de la pared. Esperaron un poco, pero nada sucedió, así que entraron.
    Lo primero que vieron fue a Shinichi y a Hattori extendidos en el suelo. No parecía que hubiera nadie mas en la habitación. Ambos se dirigieron corriendo hacia ellos para comprobar su estado.
    El Dr. Agase se agachó junto a Hattori. Lo primero que Hizo fue tomarle el pulso. Suspiró alviado, al ver que solo estaba dormido. Supuso que le habian dado algún anestésico muy potente. Luego evaluó a simple vista el resto de su cuerpo. No parecía tener ninguna herida, solo unas marcas de uñas en la mano.
    -Heiji esta bien, solo esta dormido.- dijo girándose hacia Haibara.
    Ella no contestó. Estaba arrodillada junto a Shinichi, completamente inmóvil, y su espalda se movía descompasadamente, como si estuviera llorando.
    -¿Ai?- la llamo el doctor, con precaución.
    Como ella no contestaba se acercó, chocándose sin querer con Hattori.
    -¿Está bien Shinichi?-preguntó poniéndole la mano en el hombro.
    Ella se volteó para mirarlo. Tenia los ojos lagrimosos y enrojecidos. El Dr. la miró asustado, temiendo el motivo de su llanto, ya que ella solía mantener la cabeza fría en cualquier situación.
    -¿Que pasa Ai?
    -Kudo...-dijo abajando la mirada hacia el pálido rostro del detective.- Ya no tiene pulso...
    -¿¡Q-que?!- gritó el Dr. mirándola con pánico.-No puede ser...Shinichi está...


    Al final si que lo he dejado con intriga XD.(Mucha intriga para ser exactos)
    Y volviendo a mi vieja costumbre...:
    -¿Esta de verdad muerto Shinichi? (¡¡¡waaah, he matado a Shinichi!! ¡¡Otra vez!!)
    -¿Esta rara Haibara?
    -¿Quedó muy extraño que llorará?
    -¿Voy a morir asesinada por volver a matar a Shinichi? XD
     
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    Pero no te traumatices tanto, mujer, que me haras sentir culpable!! Vale puede que sea la 2º vez que mato a Shinichi, tambien puede que este capitulo haya sido un poco impactante y eso, pero tranquila que el fic aun no se ha acabado!
    ¡Aun tienes esperanzas! ( Ahhh, y yo como siempre diciendo cosas inesesarias...)
     
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    Hola de nuevo. ¡Ya llegamos al último capitulo! Voy a llorar =D Espero que el final esté bien y no haber estropeado todo el fic que ya era de por si un poco ctre con eso...


    CAPITULO 10. FINAL.


    Hattori despertó aturdido, le había parecido que alguien lo golpeaba. Se quedó un momento recordando que había pasado cuando la voz del Dr Agase lo interrumpió. Suspiró aliviado, seguramente ellos ya habrían llamado a la policía...Entonces escucho la voz de Haibara.
    -Kudo..ya no tiene pulso...
    Hattori se quedó completamente parado al escuchar eso. No podía ser, no podía estar pasando, no en ese momento... Entonces reaccionó.
    Se levantó de un salto, pasó rápidamente por el lado del Dr, y apartó a Haibara de un empujón. Después se puso al lado de Shinichi. Le tomó el pulso, y efectivamente no tenia, pero aun estaba muy caliente, así que cabía la posibilidad de que pudiera reanimarlo. Aunque fuera muy improbable tenia que intentarlo.
    Puso las manos encima del tórax de su amigo y empezó a hacerle un masaje cardiaco. Lo hacia bastante bien, ya que había asistido a varios cursos de primeros auxilios. 1, 2.3... ya llevaba casi 20 pulsaciones, pero él seguía sin reaccionar.
    -Venga Kudo, por favor...no me hagas esto...reacciona!- murmuraba desesperado mientras continuaba con su masaje cardiaco.
    Entonces, cuando llegó a la pulsación numero 30, Shinichi reaccionó.
    Su corazón empezó a latir de nuevo, y comenzó a inhalar grandes cantidades de aire, para haces funcionar otra vez a sus pulmones.
    -Kudo...-exclamó Hattori aliviado
    Haibara y el Dr. habían estado observando como Heiji reanimaba a Shinichi expectantes. Cuando este comenzó a respirar de nuevo el doctor dio un grito de jubilo,y Haibara de giró de espaldas a ellos, para ocultar las lágrimas que volvían a surcar su rostro. La verdad es que cuando se había acercado a él y había pensado que estaba muerto, se había derrumbado completamente, y ni siquiera había pensado en la reanimación, y eso que era experta en medicina...


    Hattori se levantó del suelo, y buscó con la mirada el cuerpo de Thoru, si embargo no lo encontró en ninguna parte. Entones, se fijó que muy cerca de Kudo, que ahora estaba siendo atendido por Haibara y el Dr, había un pañuelo, de color negro con una cápsula encima. La reconoció como la pastilla que Thoru había dicho que era el antídoto. Seguramente esa mujer se había desecho de los cuerpos, y había dejado el antídoto allí. No entendía en absoluto el motivo, pero parecía que ella quería ayudar a Kudo...


    Se encontraban en el viejo coche del profesor Agase. Ya habían pasado una o dos horas desde que el Dr y Haibara habían llegado a la vieja fábrica abandonada, pero aun estaban todos muy nerviosos.
    -Seguro que esta bien?- preguntó Hattori por enésima vez.
    -Si, ya le he subministrado el antídoto,sus pulsaciones son normales, y la hemorragia de sus heridas ya casi a cesado, se pondrá bien.-contestó Haibara pacientemente, aunque tampoco podía culparlo, al fin y al cabo Kudo había estado en paro cardiaco hacia muy poco.
    Hattori asintió, girándose otra vez hacia él, que estaba durmiendo en el asiento trasero, al lado de Haibara. Había recuperado su forma infantil poco antes y aun llevaba puesta la misma ropa, que le venia muy grande. Estaba muy pálido, pero tenia mejor cara.
    Suspiró. Al final no habían llamado a la policía, ya que no tenían pruebas del secuestro ni del posterior asesinato de los culpables a manos de Vermoth, ni siquiera de la existencia de esta última. Lo único que conseguirían es que investigaran más de la cuenta y descubrieran la verdadera identidad de Conan Edogawa.
    -¿Seguro que está bien no avisar a la policía?- preguntó el Dr Agase como leyendo sus pensamientos.
    -Si-le respondió Ai- es mejor así, al fin y al cabo no podrían hacer nada.
    • -Si. Supongo...- dijo el Dr.
      Fue en ese momento cuando Conan abrió los ojos. Estaba confuso, y le dolía mucho todo el cuerpo.
      -¿Donde..?- preguntó mirando a su alrededor mareado.
      -Kudo!- exclamó Hattori al ver que estaba consciente.- ¿Como estas?
      -Hattori....-murmuro, entonces recordó lo que había pasado.- Vermoth! ¡Ella estaba allí, esos tipos...!
      - Tranquilo Kudo- le interrumpió Ai. -Parece que ella eliminó a esos hombres y se marchó, no creo que informara a la organización.
      -Haibara, Hattori¿vosotros os encontráis bien no?- preguntó.
      -Si, parece que esos hombres no sospecharon que yo estuviera en la misma situación que tú.-contesto ella- y el detective de Osaka no tiene ninguna herida.
      -Menos mal...-dijo Conan llevándose la mano a la frente, aunque luego porque le abrió la herida que tenia en el antebrazo.
      -Si te mueves así acabarás desangrándote- dijo Haibara con una sonrisa burlona, aunque luego se acercó a el para revisarle las vendas.
    -Perdona Kudo.- dijo Hattori entonces.
    -¿Perdona porque?- preguntConan extrañado.
    -Por que en este caso no hice más que estorbar.-contestó cabizbajo.
    -Pues si tienes razón,, incluso Kogoro lo hubiera hecho mejor!- dijo burlona mente.
    -¿!Que has dicho?! ¿!Como se te ocurre compararme con ese detective de pacotilla?!- gritó medio enfadado medio divertido.
    Habar y el Dr Agase sonrieron ante aquello. Definitivamente ese peligroso caso en Osaka había llegado a su fin, aunque dudaban que pudieran disfrutar de paz y tranquilidad durante mucho tiempo más.

    Espero que os aya gustado mi fic, ya que es el ultimo capitulo me gustaria que pusierais un comenterio con vuestra opinion del fic en general y del final.
    ¡¡Gracias por haberme leido!![​IMG]
     
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