Crepúsculo Decisión

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Kikuz-sama, 1 Marzo 2012.

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    Kikuz-sama

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    Escritora
    Título:
    Decisión
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1554
    Hola, aquí traigo un regalo para Kairy, perodón por la tardanza chica pero la escuela ha estado pesadisima, además dicen que es mejor tarde que nunca (y vaya que tarde) en fin, espero sea de tu agrado :)

    DECISIÓN
    Había pasado un mes desde que ella despertó, desde que a nuestra familia se unió y a mi vida más que nunca entró, cada día que pasaba, esto que comenzó como una atracción hacía su interminable felicidad se fue transformando en algo más. En algo peligroso que debía ser eliminado, como aquella vez que Edward por su amor por ella nos expuso, de la misma manera que en antaño estuve decidido a eliminarla.

    Suspiré frustrado, la diferencia esta vez era que ya no me era indiferente, su extinción me dañaría y no sólo a mí, también destruiría a Alice y a Edward así como a toda la familia. Cerré los ojos y permanecí inmóvil en el sofá de piel del estudio, deseando más que nunca la posibilidad de dormir y de poder escapar de esta realidad. Yo le pertenecía a Alice, pero Bella comenzaba a tomar parte de mi corazón, aún no opacaba a Alice pero cometía con ella. ¿Cómo era posible que se pudiera amar a dos personas? A ella ya le había sucedido una vez pero para mí era todo un misterio, una tontería, una absurda ironía. Esto debería desaparecer al precio que fuese…

    Alice entró en el estudio y con su paso de bailarina vino hasta mi, se sentó a mi lado y permaneció en silencio, esperando a que yo dijese algo, tal vez ya lo sabía, tal vez no. Había estado teniendo cuidado de que Alice y Edward no se dieran cuenta de los sentimientos que albergaba hacia mi nueva hermana pero probablemente mis precauciones no fueron suficientes. Podía saborear sus emociones, mi boca se lleno de su amargo dolor y su preocupación; abrí los ojos y lo que en sus orbes doradas vi lo habría evitado a costa de lo que fuese. Ella lo sabía y la hería. Quise disculparme pero no había palabras que excusasen mi sentir, simplemente no tenía sentido pues ella siempre fue la única, fue ella la que me salvó de la oscuridad en la que vivía por culpa de María. Fue ella la que me mostró lo que era el amor, se convirtió mi luz y en la llave que me sacó de esa prisión en la que vivía y no era justo que yo le pagase de esta manera.

    Cerré los ojos no queriendo enfrentar esto, no queriendo mirar su desilusión pero aquello era inútil, mi boca se lleno de un nuevo sabor, de un agridulce amor. Me echo los brazos encima, acercando su pequeño y aparentemente frágil cuerpo, demostrándome su infinito cariño. Correspondí a la muestra de su afecto sintiéndome dividido, odiándome por imaginar que se sentiría tener ese contacto especial con la esposa de mi hermano, con el nuevo integrante de esta familia. Enterré mi rostro en el rebelde cabello de mi duendecillo esperando sacar esos estúpidos pensamientos de mi mente pero era inútil, rondaban cual lobo hambriento merodea a la presa herida, divirtiéndose, burlándose de ella antes de atacar. Alice lo notó, supo que este abrazo no era igual a los demás, que algo andaba mal. Se separo pero me negué a mirarla, no quería mirar su desilusión, suficiente tenía con sentirla.

    –Haz lo que tengas que hacer –exclamó antes de darme un suave beso en los labios y salir del estudio.

    Me quedé hay, quieto nuevamente, pensando que es lo que debería hacer, que acción debería realizar para este sentimiento eliminar. Asesinarla no extinguiría lo que por ella comienzo a sentir pero si se desharía de un peligro para mi familia, destruiría a Edward y lastimaría a Alice pero no le rompería el corazón si llegaba a saber que mi corazón no solamente a ella le pertenecía; tampoco se convertiría en la causa por la cual el clan se destruiría.

    Tomando esa resolución me puse en pie y baje a paso humano por las escaleras, encontrando a Bella frente a la ventana, mirando el cielo encapodado de Forks. Estábamos solos así que nadie notaría si salíamos, tampoco si sólo volvía uno. Mi muerto corazón dolió pero no había marcha atrás, haría lo que fuese necesario para proteger a Alice y al resto de la familia a la que ella tanto amaba. Estuve a punto de hablarle pero sus emociones me golpearon como lo haría una bola de demolición haciéndome saber que ella también sentía lo mismo que yo, vacilé pero nuevamente me apegué a la resolución anteriormente tomada.

    –¿Te apetece un paseo? –la cuestioné y ella giró al instante.

    Me miró un par de segundos y luego sonrió, como sólo ella lo hacía cuando veía a sus personas favoritas. Estaba contrariada, claramente no sabía qué hacer, probablemente a ella también la hería sentir esto por mí y eso dolió más de lo que me pude imaginar. En el fondo de mi ser deseaba algo que no era posible ya.

    –No lo sé –musitó desviando la mirada, como lo habría hecho de humana, tal vez avergonzada –Edward…

    –Por favor –le pedí con voz suplicante, buscando aliviar su dolor.

    Permanecimos en silencio un par de minutos, simplemente la miré esperando a que aceptara pero sobretodo que no sospechara, no deseaba que en sus últimos momentos me viese como el monstro que por mucho tiempo fui, que en el fondo seguía siendo. Levantó la mirada de nueva cuenta y con una sonrisa accedió yendo de inmediato a la puerta; la seguí hacia el exterior de la casa. En la fracción de segundo en la que me giré a cerrar la puerta, Bella emprendió la carrera, alejándose rápidamente de mi, sorprendido y asustado corrí tras ella, temiendo que ya lo supiera, que se imaginase que este paseo no era más que una treta para eliminarla.

    –¡Bella! –le grité en un intento por que volviera a mi lado pero nada, ella siguió corriendo como si intentara huir.

    Era inútil intentar detenerla y por un momento considere la idea de dejarla marchar pero al considerar esa idea, algo en el interior de mi pecho punzó y lo entendí, aquello que no quería escuchar ni aceptar. No podía dejarla ir, no resistiría no verla otra vez; corrí nuevamente tras ella, lo más rápido que mis pies aran capaces de llevarme pero ella me llevaba una buena ventaja de tramo así que conociendo el camino por el cual iría, fui en dirección contraria y le di alcance; lanzándole los brazos encima al mismo tiempo que ambos caíamos.

    –Bella… –musité dolorosamente, no sólo por sus emociones sino por las propias.

    –Suéltame por favor –suplicó lastimosamente, negándose a mirarme a los ojos.

    Me lastimó su petición, ¿Acaso deseaba que me alejara de ella? Después lo haría si ese era su deseo pero ahora no podía ni la dejaría en ese estado; la abracé e hice que se tranquilizara por medio de mi singular don, la acuné en mis brazos y susurré contra su cabello dulces palabras, intentando con estas que ella se tranquilizara. Eso pareció funcionar porque levantó la mirada y estas se cruzaron y ocurrió lo impensable, lo que sólo hubiese imaginado en sueños.

    Me besó y sorprendido y abrumado fui incapaz de responder pero luego de un par de segundos mi cuerpo tomó el control y terminé rindiéndome a esta dulce tentación. Cree una cárcel a su alrededor con mis brazos, manteniendo uno de estos sobre su cintura y el otro en su cabello, enterrándolo en este para mantenernos muy cerca. Ambos sabíamos que esto quedaría en un secreto, del que como único recuerdo quedaría este efímero beso que nos llevó al cielo pero al mismo tiempo nos arrastró al infierno. Y mientras la besaba lo supe, jamás habría sido capaz de terminar con su vida pues la amaba, con una fuerza que no pensé pero inferior, mucho más inferior con la que amaba a Alice.

    Pero por ahora no me preocuparía por ello, por este momento único e irrepetible me rendiría a esta tentación, a esta sublime tortura.

     
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  1. cullen saku
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