Long-fic Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por sorimori, 28 Abril 2010.

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    sorimori

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    Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Hola a todos, soy nueva en el foro. Mi gran pasión es la escritura mas que cualquier otra cosa y dedico mi tiempo (Generalmente cuando tengo ganas xd) a la escritura. Escribiendo dejo volar mi imaginación y escribo cosas perfectas con finales perfectos o no tan perfectos, creo una segunda vida que vivo como si fuera mía. Creo que toda la gente que escribe me entiende ;). Animo a todas las personas que leen fics a escribir, no es tan difícil hacer una buena historia ademas, siempre se empieza por algo malo para llegar a hacer algo bueno ¿No? Encima fijaros, si yo escribo fics, quien no lo puede hacer? xD

    Comencé escribiendo uno pero lo dejé por que no me parecía que tuviese mucha imaginación, era una continuación de la temporada anterior a Kanketsu-hen y no se... no me acababa de convencer del todo. Esta creo que sí, ademas que soy una fan reciente de Sesshomaru, me estoy dando cuenta de que bajo esa expresión fría existe algo de calided.

    Espero vuestras criticas, podéis ser crueles me da igual, no importa es que llevéis la verdad por delante. No se puede ir mintiendo por la vida. Si es malo me lo decís, si creéis que tengo que dejar de escribir me lo decís, y todo eso.

    Ahora sin mas dilación...
     
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    sorimori

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Prefacio

    El amor es el mayor sentimiento que las personas llegamos a sentir. Aún así a muchas de nosotras se nos cierran todas las puertas al amor. Puede ser por que no queremos o por que es así como esta escrita nuestra pequeña historia, una historia en la que todos acabamos igual.

    Amar más de lo que se debe a una persona causa demasiado dolor pero no tener ese sentimiento en nuestro interior más aún. Se puede amar cualquier cosa, una planta, un animal, una persona o simplemente una afición. Pero sea lo que sea el simple hecho de que el sentimiento se haga llamar ‘’amor’’ te ayuda a ser mejor persona, y a buscar tus defectos antes que los defectos de las otras personas.

    De momento no me ha llegado el amor, llevo diecisiete años de mi vida sin encontrarlo. No amo a nada ni a nadie, ni siquiera me amo a mi misma. Puede ser por esto que me da igual cambiar de casa y de vida, puede que este hecho sea el que consigue que me de igual la vida o la muerte…

    Me mudé hace ya dos días a Tokio, cerca de Tokio hay un templo Shinto del cual es dueño mi abuelo y vive allí día tras día. Parece ser que me tocará comenzar una nueva vida, una vida diferente a la anterior aun que probablemente será igual en muchos aspectos.
     
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    sorimori

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Un día nuevo en un lugar nuevo.

    Mama se preparaba para salir de casa, yo ya estaba lista con mi ropa de escolar y mi mochila en los hombros. Era mi primer día de clase, no estaba nerviosa ni mucho menos, en cierto modo me emocionaba la idea de empezar en una nueva escuela con nueva gente por conocer.

    Mama cogió un peine de pues anchas y comenzó a peinarse su desaliñado pelo negro, en pocos minutos estaba lista para salir, llevaba una camisa negra y un pantalón del mismo color con finas rayas blancas recorriendo sus piernas por completo, en los pies tenía puestos unos zapatos de tacón negros, iba tan hermosa como siempre.

    Sota también estaba listo, se encontraba sentado en el salón mientras veía la televisión. También llevaba el traje de escolar que nos obligaban a vestir.

    -Vamos chicos – Mama se dirigía hacia la puerta, era un día importante para ella. Iba a una entrevista de trabajo como profesora en la misma escuela donde yo iba a estudiar de ahora en adelante. Impartiría matemáticas.

    Sota y yo salimos de casa rápidamente y montamos en el coche, era viejo y destartalado, y de un color azul chillón. No se había lucido para nada al escoger el color del coche, yo en particular había preferido un color más discreto aun que mi hermano estaba como loco cuando lo veía.

    -Podemos ir – Le dije mientras me abrochaba el cinturón de seguridad, me había sentado en el puesto del copiloto y Sota estaba detrás. – espero que tengas mucha suerte, en serio. – Le sonreí dulcemente.
    -Gracias hija.

    Arrancó el coche y fuimos por la carretera hasta el instituto. La gente entraba escandalosamente y la campana de entrada sonaba tan fuerte que sentía ganas de taparme los oídos para no quedarme sorda.

    -Vamos hija, que se note que eres una Higurashi. – Me abrazó fuertemente.
    -Mama, que no se acaba el mundo. – Empezaba a asfixiarme.
    -Claro, claro – me soltó y salí del coche, esperé a Sota. Tenía problemas para salir de el.
    -Vosotros id ya, yo voy a hacer una cosa primero. – Vimos como se alejaba con el coche.
    -Bueno… - Me dijo Sota mientras se sacudía los pantalones. – Espero que no sean una panda de brutos… - Me dejó atrás y subió las escaleras que llevaban a la puerta de entrada.

    Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta y fui camino al instituto. Iba con la cabeza agachada y mirando al suelo para evitar las miradas de la gente. Subí varias escaleras, se me hacía eterno, pensé en subirlas de dos en dos, de esa forma llegaría antes.

    Por fin entre al instituto por las puertas de cristal con pequeños dibujos en espiral. Los pasillos estaban prácticamente vacíos, la gente ya estaría dentro de las clases. Los pasillos estaban libres de taquillas y eran de un color crema intenso, los suelos era den mármol blanco y brillante. Me resultaba difícil mantener el equilibrio en aquel suelo tan resbaladizo.

    Cuando estaba delante de la puerta un chico vino corriendo y se chocó contra mi, yo caí al suelo y me quede patidifusa mientras lo miraba. Naturalmente esperaba que me ayudase a levantar.

    Se quedó mirándome con aquella mirada penetrante y siniestra, me llamó la atención el color de su pelo. Tenía el pelo blanco, me pareció intrigante. Lo llevaba muy largo prácticamente hasta la cintura y estaba muy bien peinado, un gracioso flequillo le caía a los lados. Torció los labios y me retiró la mirada. Era muy delgado y alto, el rostro mostraba indiferencia y tenía una cicatriz muy curiosa en forma de luna en la frente.

    Abrió la puerta y me dedicó una última mirada, entró a clase y la cerró.

    Por lo que parecía… me iba a tener que levantar yo sola. Me levanté del suelo y entré yo también a clase. Todas las miradas del aula se dirigieron a mí por unos pocos segundos, me sentía observada y eso me molestaba. Todas las mesas estaban llenas, todas excepto una. Estaba al final de la clase y no tenía pareja. Delante se sentaba el chico con el que me había tropezado y a su lado una chica muy bella con el pelo oscuro y los ojos marrones.

    No les dije nada, seguramente serian pareja y querrían tener el tiempo para ellos solos. Sería mejor no hablarles. Saqué mi estuche y un cuaderno, aún no teníamos los libros así que, necesitaríamos apuntar que libros había que llevar. Por suerte la clase no duraría mucho y podría quitarme de delante a aquel chico tan antipático.

    La puerta se abrió y todas las miradas se dirigieron a la profesora, era gordita, pequeña y llevaba un moño en la cabeza que recogía su pelo blanco como la cal. Llevaba unas gafas de media luna colgadas en el cuello y sujetaba con dificultad unas cuantas agendas.

    -Yo seré vuestra tutora – dejó las agendas en la mesa y se situó mirándonos a todos. -¿Qué os parece si empezamos presentándonos? Se que no os acordareis de un día para otro de todos los nombres pero esta bien presentarse el primer día.
    -¿Empiezo yo? – Dijo la que yo suponía que seria la pareja del chico que tenía delante.
    -Como quieras.

    Ignoré todas y cada una de las presentaciones, estaba pensando en mis cosas y no tenía la cabeza para aprenderme nombres ni descripciones ajenas.

    -¿Quién queda? – Buscó con la mirada por toda la clase – aquella chica de atrás, vamos preséntate – me sonrió calurosamente y me animo con los brazos para que me levantase.
    -Esta bien – murmuré – Mi nombre es Rin, Rin Higurashi. – Me senté de nuevo.
    -¿Nada mas? – Me volvió a animar para que me levantase.
    -Pues… - me levanté. – Tengo 17 años y vivo con mi abuelo, mi madre y mi hermano pequeño en el templo. Me gusta dibujar y pensar en lo bonito que sería un mundo diferente… - Me percaté de que me estaba extralimitando, todos me miraban como si estuviese loca.
    -De acuerdo, siéntate. – Cogió unas cuantas agendas y comenzó a repartirlas. Así hasta el final. – Os voy a dar algunos datos del Instituto y los libros que tenéis que comprar.

    Primero dijo los libros, daba los nombres, la editorial y el número de serie de cada uno. Luego dios los datos del instituto, estos los apunte muy bien para que se viesen sin problemas. El nombre del insitito era ‘’Tokio – No tama’’.

    Nos dejó salir, pero primero tuvimos que despedirnos de ella obligados. Al final pude salir de clase y respiré aire puro. Por fin libre, pero la desgracia era que tendría que volver otra vez. Sota llegó corriendo alegremente.

    -¿Qué tal? – Le pregunte.
    -Muy bien, todos muy amables. – Me sonrió.
    -Supongo que mama estará por terminar la entrevista… vamos a esperarla. – Me senté en un escalón y me quité la mochila de encima, no tenía prácticamente nada dentro pero era un incordio.

    La gente bajaba corriendo y cada uno se iba por su camino.

    El mismo chico que me había empujado anteriormente se sentó metro y medio mas lejos de nosotros, parecía estar esperando a alguien. Quizás si yo le hablaba…

    -Oye - le llamé.

    Hizo caso omiso a mí llamada aun que me había escuchado de sobra.

    -¿Cómo te llamabas? – No le retiré la mirada, esperaba que me respondiese a pesar de ser tan antipático. Para mi desgracia no recibí respuesta. Volví la mirada al frente y procuré olvidarme de que lo tenía al lado.
    -Sesshomaru. – Me pareció escuchar.
    -¿Qué has dicho? – Lo miré otra vez. El también me estaba mirando, me miraba fijamente a los ojos. Por un instante sentí un frío insoportable en el cuerpo.
    -Me llamo Sesshomaru. – Aclaró.
    -Yo Rin.
    -Lo se – Me retiró la mirada y volvió a mirar hacia la carretera.

    Mi hermano me miraba con cara de circunstancia, de vez en cuando miraba al chico que cada vez se acomodaba más en el lugar.

    -Un poco raro… - me dijo entre susurros.
    -Yo diría que antipático. – Le corregí.
    -Como sea, pero a ti te gusta. – Me lanzó una picara mirada.
    -No. – Era en serio, no me gustaba. ¿Cómo me iba a gustar un chico al que había conocido recientemente?
    -Ah…

    Un 4X4 con matricula español apareció delante de nuestras narices, lo conducía otro muchacho joven, parecía tener unos veinte años. Hizo sonar el claxon y Sesshomaru se levantó a toda prisa.

    -Adios – le dije. No recibí respuesta alguna.

    Lo vi subirse al coche con soltura y hablar con su hermano. El chico me miró varias veces mientras hablaba con Sesshomaru.

    -¡Mama! ¿Qué tal la entrevista? – Sota abrazó a mama con cariño.
    -Muy bien, empiezo mañana mismo. – Se la veía muy bien, podría decirse que este era uno de los momentos más felices de su vida.
    -Me alegro mama, aun que no me voy a poder escaquear de los exámenes… - Le dije a modo de burla.
    -Toda la razón, además doy en tu clase. - Nos empujo suavemente para que bajásemos hacia abajo, tendríamos que andar un poco para llegar hasta el coche. - ¿Qué tal el primer día?
    -Solo han sido unas horas mama, no ha sido nada del otro mundo…

    ‘’El único problema de todo esto es que he conocido un chico de lo mas antipático que por desgracia me cuesta sacarme de la cabeza’’ – Pensé mientras caminábamos los tres juntos hacia el coche.
     
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    sorimori

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    Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]
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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Es difícil evitarlo.

    -Maldito despertador – Estiré el brazo y cogí el despertador por la zona trasera. Me tenía harta, sonaba cuando estaba en lo mejor de mis sueños. Llena de ira lo arrojé contra la pared, como era de esperar el despertador se rompió en mil pedazos.
    -¿Rin ya estas rompiendo la casa? – Me preguntó Sota desde el otro lado de la puerta.

    Salí de la cama y fui hacia la puerta a trompicones. Estaba recién levantada y como era normal no sabía si estaba en la tierra o en Marte. Abrí la puerta y miré a mi hermano atentamente, este no tardo ni medio segundo en salir corriendo escaleras abajo.

    Poco a poco fui recobrando el conocimiento y llegué al cuarto de baño. Justo al abrir la puerta había un enorme espejo, a su lado una ducha y a su derecha estaba el retrete. El poco hueco que había entre el retrete y el espejo lo ocupaba un pequeño armario blanco. Abrí el armario para curiosear, estaba lleno de medicinas, gasas y botes de agua oxigenada. Mi abuelo era un hombre que se preparaba para todo.

    -Rin – Era el abuelo, subía lentamente las escaleras.
    -Dime abuelo – Asomé medio cuerpo por la puerta y lo observe atentamente. Tardó exactamente en subir todas las escaleras dos minutos.

    Cuando llegó arriba se rió el solo y me miró con dulzura.

    -He subido así de lento a propósito. – Rebuscó en su bolsillo y sacó un colgante echo con cuero negro, tenía la corre muy fina. En la correa colgaba un pedazo de alguna especie de piedra preciosa. Era rosa y redondeada, brillaba bastante con la luz del cuarto de baño y me veía reflejada en ella.
    -¿Qué es eso? – Fruncí el ceño mientras tocaba el fragmento con los dedos suavemente.
    -Es una reliquia familiar cariño. – Sujetó mi mano y en ella deposito el colgante. – quiero que te lo quedes.
    -Vaya, es preciosa. – Me puse el colgante y toqué de nuevo el fragmento con los dedos. – Muchas gracias.
    -Cuando estés lista quiero comentarte una cosa.
    -De acuerdo. – Sonreí amablemente.

    El abuelo se fue otra vez al piso de abajo, esta vez bajaba las escaleras mucho más rápido de lo que las había subido antes. Dejé el colgante y la ropa en una esquina el baño y me metí a la ducha. Sentaba realmente bien una ducha de agua caliente nada mas despertar. Estuve mucho tiempo bajo el agua, Sesshomaru me perturbaba la memoria, aparecía continuamente en mis pensamientos aun que yo no lo llamaba.

    -No puede ser, si no lo conozco. – Dejé que el agua cayese sobre mi cara. - ¿No va a irse de mi cabeza? ¡¡Ni siquiera me gusta!! ¡Maldita sea! – Puse un pie fuera de la ducha y cogí la toalla. Una vez fuera apagué el chorro de agua y comencé a secarme. – Además, aun que me gustase… es demasiado antipático. Haría mi vida peor de lo que ya es… - Agarré otra toalla y sequé mi cabello con rapidez. – bueno, de todos modos mi vida no es tan mala… ¡Pero que digo! – Me pegué un tortazo en la cabeza – En que estoy pensando… que tonterías.

    Enrosque la toalla en mi cuerpo y fui a mi cuarto a vestirme con la ropa de clase. Tenía dos uniformes iguales para cambiar un día uno por otro y así se pudiese lavar el que no llevaba puesto. Una vez estuve vestida volví al baño, cogí el colgante del suelo y me lo volví a poner en el cuello.

    -Me queda muy bien… - dije mientras me miraba en el espejo y acariciaba mi cuello.

    Cogí la ropa que aun seguía en el suelo y la bajé a lavar.

    -¡Abuelo! – Grité después de meter la ropa en la lavadora.
    -¿Ya estas? – Salió del salón y vino hasta mí.
    -Si.
    -Ven Rin. – Anduvo delante mío hasta llegar a la puerta y la abrió – Pasa. – Le hice caso y salí de casa.

    Me llevó hacia el árbol sagrado y me hizo sentar a su lado.

    -Veras – comenzó a buscar las palabras exactas. – tu madre no sabe nada de esto por que no es su deber saberlo, así que, confió en que no le contaras nada y cuando te pregunte sobre lo que llevas en el cuello le mentiras sin dudarlo. – Dirigió su mirada hacia mí, estaba esperando una respuesta.
    -Si – Respondí, no le contaría nada a nadie. Me lo prometí a mi misma también.
    -Está bien. - volvió la mirada de nuevo hacia el árbol – atiende.
    -De acuerdo…
    -Hace ya muchos años, cientos de años se escribió una historia real. Una historia en la que demonios y humanos coexistían en un mismo mundo.

    “¿Otra vez con esas historias extrañas?” – Pensé.

    -Cada una de ellas debía sobrevivir por sus propios medios. Ganándose la vida honradamente o por otra parte sobreviviendo a base de luchas violentas, luchas que siempre acababan con alguien muerto. En cierto momento de esta época, se creó una esfera, a esta esfera la llamaron ‘’Esfera de los cuatro espíritus’’. Se formó de cuatro almas diferentes, el amor, el valor, la amistad y el conocimiento. – Descansó un poco – Desgraciadamente la esfera cayó en malas manos y muchos demonios la usaban para hacerse mas poderosos. Al final, la esfera que por desgracia había sido rota en mis pedazos fue de nuevo unida y llegó a las manos de mi familia. Se decidió partir la esfera en dos para evitar conceder todo el poder de la esfera, hoy en día no tiene valor alguno en cuanto a poder se refiere. Es una piedra muy extraña y valiosa así que no la pierdas. – Parecía que había acabado.
    -Está bien, no la perderé.
    -¿No te has creído nada verdad? – Frunció el ceño desilusionado – veo que no, pero te voy a advertir de algo. Esto que te he contado es cierto. Solo las personas con altos poderes espirituales pueden poseer la piedra y evitar que se manche de maldad.
    -No dejaré que nadie la toque, te lo prometo. - ¿En serio una piedra podía mancharse de maldad? Mi abuelo cada día deliraba más.
    -La otra mitad – me agarró del brazo para evitar que me fuese – la tengo guardada en un lugar que solo yo se, solo te la daré cuando encuentres tu otra mitad.
    -¿Mi otra mitad? – Me estaba perdiendo…
    -Cuando encuentres el amor verdadero. Una vez que encuentres el amor verdadero podréis unir las dos mitades y la piedra se destruirá de por vida.
    -¿Y como sabré que es el verdadero? – A mi esto me olía a chamusquina.
    -Lo sabrás… cuando juntéis vuestras manos con las dos mitades en ellas, la piedra se unirá. Cuando dos fuerzas opuestas se fundan las almas despertarán de nuevo y abandonaran la esfera. Esa es la teoría.
    -Entonces si solo es una teoría no tengo por que hacerle caso. ¡Me voy abuelo! ¡Adiós! – Corrí dirección a las escaleras que bajaban a la calle, habían muchos escalones. - ¡Suerte con tus historias fantásticas! – Me reí por la bajini.

    Nunca dejaba las historias extrañas atrás y en cuanto podía le ponía una historia a todo. En lo que si había caído fue en que esta vez hablaba más en serio de lo normal. Parecía que esto era serio, no como las demás historias que contaba.

    Caminaba con pocas ganas calle adelante, sabía que pocos minutos después entraría a clase y empezaría el aburrimiento diario. Algunas otras personas con mochila pasaban por mi lado, muchos en grupos y otros pocos solos.

    Poco tiempo después llegué al instituto, el 4X4 que había ido a recoger a Sesshomaru el día anterior estaba parado en frente del instituto y fuera de el un chico de cabello blanco como el de Sesshomaru y largo también, estaba apoyado contra el coche. Tenía la cara muy parecida pero su rostro no mostraba indiferencia ni frialdad, era mucho más expresivo. Me miró atentamente y me saludó moviendo la cabeza hacia arriba rápidamente.

    Pasé de el olímpicamente, en realidad no le conocía de nada por lo tanto no tenía por que saludarle. Esto me daba una mala espina enorme.

    -¡Sessho! - Gritó el chico, al parecer sería su hermano. Lo deduje por el parecido entre ellos dos.

    “Entonces estaba saludando a su hermano” – pensé un poco desilusionada. – “Rin no te desilusiones por estas tonterías” – Pensé una y otra vez.

    -Hola Inuyasha. – Sesshomaru pasó por delante mío ignorándome por completo, ni siquiera fingió mirar hacia mi lado.

    “Para nombre raro ya esta ese…” – Me reí sin ningún disimulo.

    -Voy a clase… - le dijo Sesshomaru a su hermano.

    Yo iba detrás de el, subía a toda velocidad y en pocos segundos desapareció de mi vista por la puerta de entrada.

    -Que agilidad. – Murmuré, una persona que pasaba por mi lado me miró mal y negó con la cabeza con desaprobación.

    En clase estaban todos sentados en sus sitios, no parecían estar de juerga, sería probablemente por que no se conocía prácticamente nadie aún. Caminé desganada y arrastrando los pies hacia mi sitio, tiré la mochila al lado de la mesa y me dejé caer sobre la silla.

    -¡Ey! – La chica que se sentaba con Sesshomaru me sacó de mi descanso - ¿Y si te sientas con nosotros?
    -Preferiría estar aquí, pero gracias.
    -Vamos, anímate. – Me sonrió.

    “Todo sea para que me dejes tranquila” – Pensé. Me levanté de la mesa y la moví al lado de la suya, quedaba un hueco suficiente para que la gente pasase entre las mesa. Moví la silla y me senté a su lado.

    -¿Ves? Ahora no estas sola. – Me sonrió.
    -Si…

    ‘’Ahora será imposible evitar a Sesshomaru, al menos antes tenía la suerte de tenerlo delante y sabía que no se giraría a mirarme.” – Pensé.
     
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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    El color de la esfera

    Nuestra tutora entró por la puerta y todos nos levantamos para saludarla.

    -Buenos días – Dijimos todos al unísono.
    -Buenos días chicos, por lo que veo tenéis una buena sincronización. – Caminó hacia su mesa y se sentó en la silla. Puso su pequeño bolso negro en la mesa para después quedarse mirando fijamente a todos sus alumnos.
    -¿Cómo se llama? – Preguntó en un susurro un chico que se sentaba muy cerca de ella.
    -Mi nombre es Kaede, ayer se me olvido presentarme. – Se acomodó en la silla - ¿Tu eras?
    -Yo Shippo – Por el tono de su voz parecía estar muy nervioso.
    -En esta vieja cabeza hay cosas que no entran… - Musitó. – La primera hora la pasareis conmigo, después empezarán las clases. – Sacó del cajón de su mesa un papel y lo puso delante suyo. – Si no os importa, os escribiré en la pizarra vuestro horario. – Lentamente se levantó de la silla y fue hacia la pizarra, con la mano que tenía libre – era la derecha – cogió una tiza y comenzó a escribir el horario. – Os vendría bien copiarlo en la agenda. – Nos recordó.

    Todos sacamos los estuches y la agenda, comenzamos a copiar lo que Kaede estaba escribiendo en la pizarra.

    ‘’El lunes a primera hora – Pensaba mientras miraba la pizarra – Japones… - Escribí despacio sobre la primera casilla del lunes. – a segunda hora… matemáticas… – Así sucesivamente hasta la ultima hora del viernes. – Viernes a ultima hora… gimnasia.” – Un pequeño bufido se me escapó mientras escribía gimnasia.
    -Bueno, hemos terminado. Podéis hablar entre vosotros para conoceros si queréis. – Guardó la hoja en el cajón y dejó la pizarra con el horario para las personas que aún no habían acabado de copiarlo.

    Cerré mi agenda y la guardé en la mochila, ayer había ido con mi madre a comprar los libros. Por el momento no los tenía todos pero por suerte los de las horas del viernes si estaban en la mochila. Saqué el pegamento del estuche y recorté un pedazo de papel, en el escribí mi nombre. Me levanté y fui hacia los estantes que teníamos detrás de la clase, con delicadeza pasé el papel por la barra de pegamento y lo pegue en uno de los casilleros.

    -Toma – Shippo estaba detrás de mí con un rollo de celo en la mano. – ¿N-no prefieres… celo? – tartamudeó.
    -Ah, sí, muchas gracias. – Cogí el celo y puse dos tiras encima del papel, así no se despegaría tan fácilmente.
    -De nada… - Le devolví el celo, Shippo era de mi estatura aproximadamente, era pelirrojo, algo poco visto en Japón y su rostro era muy redondeado, casi se asemejaba a una pelota. Sus dos pequeños ojos pestañeaban fuertemente mientras me miraba con gesto de confusión, de lo que me pude percatar fue de que tenía la cara muy colorada, parecía un chico muy tímido. Después de intentar decirme algo decidió volver a su sitio.

    Yo también hice lo mismo y fui a mi sitio, crucé los brazos sobre la mesa y metí la cabeza en el hueco que estos formaban.

    -¡Ey! – La chica que tenía al lado me dio un codazo. - ¿Qué haces?
    -Nada, reposo – murmuré. – Por cierto – levanté la cabeza y la miré, por un segundo creía que Sesshomaru me estaba mirando también pero no era así, parecía que me lo había imaginado. - ¿Co-como te llamabas? – Dije entre tartamudeos, confundida, por lo que me había parecido ver.
    -Kagome y tu Rin. – Se rió – veo que no prestaste mucha atención el día de las presentaciones.
    -Ya ves… - Suspiré profundamente.

    Kaede se levantó y todos hicimos lo mismo para despedirla. Salió por la puerta y poco después, sin darnos tiempo a sentarnos de nuevo, entró mi madre. Clase de matemáticas, eso era lo que tocaba a segunda hora los martes. Me levanté a por mi libro de matemáticas y volví a mi sitio.

    -Hola chicos. – Mama me miró de reojo y me sonrió.
    -Hola – dijimos todos mientras estábamos de pie.
    -Podéis sentaros. – Mama se fue a su asiento y dejó su maletín negro sobre la mesa. Abrió el maletín y de el sacó unos bolígrafos y el libro de matemáticas.
    -Es mi madre – le susurré a Kagome.
    -Se parece mucho a ti.
    -Eso dicen… - devolví la vista a mama.
    -Antes de empezar quiero saber como os llamáis. Comenzaremos desde aquí – señaló a la primera fila. – Empieza.
    -Mi nombre es Miroku, tengo diecisiete años y me fascinan las mujeres. – Se sentó satisfecho por su patético discurso. ¿A quien le importaba que les fascinasen las mujeres?

    La presentación siguió, a mi lado derecho se sentaba una chica llamada Sango, también tenía diecisiete años como todos los de la clase y llevaba el pelo negro recogido mediante una coleta hacía atrás.

    Las presentaciones acabaron, aun que aún quedaban muchas mas… para mi desgracia.

    La clase con mama se me hizo amena, de hecho me parecía interesante. Las matemáticas nunca se me dieron bien, pero con mama era fácil entenderlas.

    -Ha sido rápida la clase – Me dijo Kagome.
    -Si… - suspiré.

    El resto de las clases pasaron rápido. El recreo lo pasé con Kagome, el instituto tenía un patio enorme, blanco como la cal y con algunas pintadas en las pareces, los bancos estaban desperdigados cerca de las parece y habían pocas fuentes. Cinco mesas de Ping-Pong reposaban en una zona apartada y allí varias personas estuvieron jugando todo el recreo, Kagome y yo dábamos vueltas por todas partes mientras investigábamos las zonas.

    Cuando volvimos a clase todo pasó rápido, tan rápido como las anteriores.

    -Seguimos el próximo día. – El profesor de historia, Yohiro, cerró su libro y salió por la puerta después de que lo despidiésemos, al igual que hacíamos con los demás profesores.

    La campana sonó y todos salimos de clase estrepitosamente, perdíamos el culo por salir de allí cuanto antes. Por mi lado pasaron todos mientras esperaba a Kagome que recogía su mochila tranquilamente. El ultimo en pasar fue Sesshomaru, no le miré hasta que me llamaron la atención ciertas cicatrices que tenía en la cara. Ayer no se las había visto, únicamente le había visto la cicatriz con forma de luna que tenía en la frente, probablemente fue por que no lo analicé bien.

    -Oye – Lo agarré del brazo para evitar que siguiese caminando.

    Se paró de golpe y tardo varios segundos en voltearse para mirarme a la cara. Una vez me estuvo mirando no emitió palabra alguna, simplemente esperó a mi pregunta.

    -¿Qué te ha pasado en la cara? No me había fijado en esas cuatro cicatrices. – Miré las cicatrices atentamente.
    -Nada que te importe. – No me dijo nada mas que eso, se deshizo de mi brazo y siguió su camino hacia la salida.

    Me hervía la sangre, le había preguntado algo amablemente y el me respondió con frialdad, como si no quisiera estar con nadie. A mi me gustaba la soledad pero lo de Sesshomaru ya era excesivo.

    -¿Te ha hablado? – Kagome apareció delante de mi y abrió los ojos de par en par.
    -No exactamente… - Fruncí el ceño mientras pensaba en lo que se refería con ‘’hablar’’.
    -Pero ha emitido alguna palabra. ¿Verdad?
    -Si… - Si, palabras había emitido bastantes.
    -Sinceramente, es un chico muy extraño. Lleva todo el día sin hablar y lo único que hace es mirar a la ventana o a los profesores. – Se rascó la frente con uno de sus dedos – Me tiene intrigada. Además, no muestra ninguna expresión… su rostro es como una roca, liso.
    -Ya me he dado cuenta… - murmuré.
    -Vamos, que al final nos quedamos hasta mañana aquí. – Se rió levemente.
    -Si…

    Kagome vivía algo mas cerca del instituto que yo, su casa quedaba en el mismo camino que la mía, por lo tanto, la acompañe hasta casa y luego seguí mi camino.

    -Oye – Escuche por detrás de mi, nunca había oído aquella voz. - ¡Ey! ¡Rin! – Sin duda me llamaba a mí…
    -¿Qué quieres? ¿Quién eres? No te conozco – Dije sin respirar.

    Nada más mirarle me vino a la cabeza un nombre, Inuyasha. Era sin duda el hermano de Sesshomaru, el pelo blanco al igual que el pelirrojo tampoco era frecuente en Tokio, por lo tanto era muy difícil equivocarse.

    -Esto… ¿Eres el hermano de Sesshomaru? – Pregunté.
    -Si, su hermano mayor. He visto lo que llevas en el cuello. – Señaló mi colgante.
    -¿Esto? – Llevé mi mano hacía el fragmento de la esfera.
    -Sí, ¿me dejas verlo de cerca? – Sin que yo le diese permiso se acerco a mi y estiro su brazo hacía el fragmento. Tocó con los dedos el fragmento y lo sostuvo en su mano durante un tiempo. – Lo que suponía… - susurró.

    El fragmento comenzó a cambiar de color ante nuestra atenta mirada, Inuyasha parecía saber por donde iban los tiros y su rostro mostraba además de asombro, miedo. No entendía nada, tampoco entendía que interés le veía a un pedazo de piedra… al final el fragmento se volvió negro y Inuyasha lo soltó rápidamente. Dio unos cuantos pasos hacía atrás y se quedó mirándolo atónito.

    -Ese fragmento… ¡No puede ser! – Se fue a toda prisa por donde había venido dejándome confusa en medio de la calle.

    “¿Será ese tipo de piedras que cambian de color según como se siente la persona?” – Pensé.

    Me encaminé de nuevo hacia casa.

    -“Sea como sea… los dos hermanos son raros de cojones” – Me llevé la mano al colgante otra vez, ahora volvía a ser cosa pálido, y lo sujeté fuertemente entre mis manos. – “Que raro…”
     
  6.  
    Yrim

    Yrim Entusiasta

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    ¡Hola! No sé cómo esque nadie ha leído tu historia... A mí personalmente me ha encantado. La verdad, como he visto que eras nueva, me he decidido a leerla. Sé lo mucho que se necesita que alguien te apoye en los primeros capis. ¡Y aquí me tienes! No me arrepiento de haberlo leído. Está muy interesante, y me llamó la atención que pusieras a Rin en el lugar de Kagome (me refiero en la famlia y eso). Bueno, espero que continúes, porque espero el siguiente capítulo. Cuídate :rosa:
     
  7.  
    Cazadora de Dragones

    Cazadora de Dragones Usuario común

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    me resulta casi increible que tan poca gente haya leido tuh fic, está bastantete bien tía, tu forma de narrar es muy buena y no tienes ninguna falta de ortografía, todo está limpio y bien explicado, realemnte esto de escribir se te da bien. (en mi opinión)

    El argumento de tu historia me gusta, es misterioso y claro.

    La actitud de cada personaje, simplemente me encanta. Por ahora no tengo ninguna queja sobre los sucesos, están bastante bien.

    muchas gracias por avisarme y ten por seguro que encuanto actualizes yo estaré aquí para leer.

    besos: October
     
  8.  
    windmiko

    windmiko This is war

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Bien, acabo de leer tu historia, y primero que nada gracias por invitarme a leerla ya que tu historia tiene una trama interesante e intrigadota; te da el misterio perfecto para adentrar a la historia al lector. Sin embargo solo te diré una cosa, no es necesario colocar comillas (“”) cuando el personaje este pensando ya que cuando al final mencionas que piensa, es algo innecesario, es solamente una recomendación como lectora.

    Lo que me dio mucha curiosidad es como reaccionó InuYasha cuando tocó el fragmento que contenía Rin, no se si sea mi imaginación pero me imaginó que reaccionó así por que el tenia algo que ver con aquel objeto, ya que cuando lo vio parecía que él ya lo conocía. Mucha suerte.
    Sayonara
    :princess:
     
  9.  
    Dark Phoenix

    Dark Phoenix Entusiasta

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Hola, antes de empezar a comentar, quiero darte las gracias por invitarme a leer tu escrito,A y bienvenida otra vez.
    La historia esta bien narrada, creo que tienes el don, me gusta la forma en que narras el pefacio fue mmm como decirlo algo doloroso, pero muy bueno, y no se diga de los capitulos, ambos te quedaron muy bien, no note ningun error respecto a la ortografia ¿Como le haces? ese es mi principal problema, dame el secreto.
    Por lo que note en tu fic, es que no eres de Mexico, me sonaste como de España o de por alla jejeje, es en lo que me confundo fueron en algunos tecnisismos empleados, pero nada grave, si pones un poco de atencion deduces lo que se quiere expresar.
    Espero que me avises cuando subas la conti, por favor, se me hizo interesante como cambiaste los papeles de Rin por los de Aome ademas de los misteriosos Taisho, de seguro que sera algo digno de leer.

    Espero pronto la conti un abrazo y un kiss..............sayo
     
  10.  
    sorimori

    sorimori Entusiasta

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Muchísimas gracias a todos. Gracias por decirme que narro bien xD, la verdad es que yo creía que escribía fatal.

    ¿Las faltas? El auto corrector de word, es una maravilla xD.
    De todas maneras también tengo el navegador "Google Chrome" que me corrige las faltas xD.

    Windmiko lo se ^^ se que no son necesarias las comillas, pero, es como que al ponerlas me parece que queda estéticamente mejor xD.

    PD: Si, soy de España ;) xD
     
  11.  
    sorimori

    sorimori Entusiasta

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    No se lo que siento.

    Estaba tumbada en mi cama, sobre aquella colcha rosa muy suave y confortable. Me sentía tan bien allí tumbada, tan bien, que poco me faltó para quedarme dormida. Mis ojos se cerraban lentamente, y el sueño llegaba a mí como agua de mayo. El timbré sonó haciéndome salir de mi insomnio.

    -¡Rin! – Gritó Sota desde el piso de abajo. – ¡Ha venido una chica a buscarte!
    -Voy… - murmuré con la intención de que no me escuchase.

    Me levanté de la cama y bajé lentamente las escaleras. Abajo mama y el abuelo intentaba ver quien me había venido a buscar, conseguí apartarles y delante de mí estaba Kagome.

    -Esto… - Miré hacia atrás para comprobar si seguían allí. - ¿Cómo sabes donde vivo?
    -El único templo Shinto a las afueras de Tokio es este… - Se rió – así que.

    “Claro, la presentación” – Pensé.

    -¿Sales? – Preguntó Kagome.

    “Si no hay otro remedio…” – Me puse los zapatos que estaban en la entrada.

    -Si – Respondí poco segura de mi misma.

    Bajamos las escaleras del templo y caminamos por la calle dirección a la casa de Kagome. Aún así, no entramos a su casa, continuamos caminando hasta una tienda de comestibles.

    -Tengo que comprarle unas cosas a mi madre – Se rió tímidamente.
    -Te espero aquí.

    Entró a la tienda, mientras yo me senté en un banco cercano a la carretera. Hacía un día estupendo, daban ganas de pegarse un chapuzón en la piscina.

    -¿Rin? – Una chica alta, de ojos marrones y pelo castaño oscuro se acercó a mí. – Soy Sango – Me recordó.
    -Hola – Dejé un hueco en el banco para que se sentase.
    -Te importa… ¿si me quedo contigo? – Se dejó caer a mi lado y me miró con una sonrisa esbozada en los labios. Por desgracia no me podía negar.
    -Claro que no, quédate. Yo ahora estoy esperando a Kagome. – Señalé hacia la tienda de comestibles.
    -Oh… - Dijo un poco desilusionada.
    -Bueno Rin, ya… - Paró de repente en la puerta de la tienda y varios segundos después reacciono - ¡Hola Sango! No veas lo que me ha costado acordarme de tu nombre - Rió a carcajada limpia.
    -¿No te importa que me quede con vosotras, no?
    -Por supuesto. – Sacó tres bolsas de patatas fritas y nos dio una a cada una. Ella se quedó la última. – Una era para mi hermana pequeña, pero da igual.
    -Quédate esta – Sango le ofreció la suya.
    -No, déjalo. – Abrió su bolsa y se sentó entre Sango y yo.

    Yo también la abrí y comí unas cuantas. Me entretuve contando los coches que pasaban.

    “1”,”2”… - Pensaba mientras me comía las patatas. – “20”…

    -¿Vamos a algún sitio? – Sango se llevó la mano al pelo para apartárselo de los ojos.
    -¿A dónde quieres ir? – Preguntamos Kagome y yo al unísono, esto nos hizo reír.
    -La verdad, no lo se.
    -¿Vamos al parque? – Propuso Kagome.

    Nos levantamos del banco, en ese instante, justo delante de nosotras, venía un chico con un Skate haciendo piruetas, no miraba hacía delante, solo iba mirando su tabla de Skate. Poco tiempo después, para mi desgracia, se chocó contra mí y caímos al suelo.

    Como sospechaba, el chico era Sesshomaru. Maldije al pobre chico, probablemente no tendría culpa de nada pero, aún así lo maldije.

    -Ahí hay algo… - Le susurró Kagome a Sango. Me dieron ganas de levantarme para pegarles dos tortazos a cada una pero estaba inmovilizada bajo el enorme cuerpo de Sesshomaru. No me refería a gordo, me refería a musculazo, estaba… considerablemente…

    No dijo lo siento, no dijo perdón. Simplemente comenzó a levantarse con los ojos fijos en los míos. Otra vez aquella insoportable sensación de frío en mi interior.

    -¡A ver si aprendes a mirar por donde vas! – Le grité a la par que me levantaba. Me llenaba de rabia que no fuese capaz de pedirme perdón, con lo fácil que era decir esa palabra.

    Me ignoró olímpicamente y volvió a montar en su tabla. Antes de marcharse me miró por última vez, esta vez con más frialdad de lo que lo había hecho antes. No pude decir nada mas, una sola mirada suya me aterró hasta el punto de dejarme petrificada.

    -¿Rin? – Kagome acercó su cara a la mía para verme los ojos de cerca. – Esta helada… - murmuró. – Lo resuelvo enseguida. – Levantó la mano y con mucha velocidad la dirigió hacia mi cara. Me agaché a tiempo para evitar el golpe.
    -¿Qué haces? – Fruncí el ceño.
    - Intentaba despertarte.
    - ¿Y eso de: “aquí hay algo”? – Endurecí la mirada, parecía que estuviese intentando buscar algo dentro de Kagome.
    -Bueno… - tragó saliva – te voy a ser sincera. No hay más que veros… El Sesshomaru de por si es rarísimo pero a ti te mira a los ojos. ¡Te mira a los ojos! ¿Sabes que es eso?

    -“Que estupidez…” – Pensé.

    -Además… ¡te ha hablado!

    -“Otra estupidez mas…” – Pensé mientras rogaba por que se callase.

    -¡Hay algo! - Dio saltos de emoción. – No espérate… aún no he dicho como actúas tu. – Dirigió uno de sus dedos al mentón – Cuando lo ves te cambia la cara, parece que se te ilumina. Cuando te dicen que te gusta… mira como te pones… - En estos momentos debería parecer un buey enfurecido – y creo que nada más.
    -¡Tonterías! – Grité - ¡Tonterías! Cuando digo que no me gusta – tome aire - ¡ES QUE NO ME GUSTA!
    -Va-vale…
    -¿Cómo quieres que me gusta un chaval que no es capaz de pedir perdón, o que no te habla cuando te ve, o que simplemente pasa por al lado tuyo y ni te mira para ver si eres tu realmente? – Solté todo aquello de golpe y porrazo, sin pensar. Una vez lo había dicho me di cuenta de que había empeorado las cosas, hablaba como si me importase que me tomara en cuenta.
    -Lo acabas de confesar inconscientemente… - Sango entró en la conversación.
    -¡Dejadme en paz! ¡Que pesadas! – Tiré la bolsa de patatas fritas vacía al suelo.

    Hicieron como que no estaba.

    -Le gusta… - Se susurraron entre ellas – te lo decía yo…
    -Lo que no entiendo - le susurró Kagome a Sango – es como le gusta una persona tan fría, y más conociéndose solo por dos días.
    -Si… no lo entiendo. – Mantuvieron sus miradas la una fija en la de la otra.
    -¡Esto es muy fuerte! – Gritaron al unísono.

    -“Pandilla de marujas…” – Me dieron ganas de llorar, pero evité hacerlo. – Tenía que decir una mentira, no podían seguir pensando que me gustaba Sesshomaru.

    -¡No es Sesshomaru! – Vale, ahora me tocaba pensar rápido - ¡Es... es… su hermano!

    -“Que estas haciendo Rin” – Pensé.

    -¿Tiene hermano? – Me preguntó Kagome.
    -Si, y muy guapo además. – Sonreí orgullosa de que la mentira hubiese colado.
    -¿Edad? – Me preguntaron a la vez. En Sango se había despertado recientemente una cotilla en potencia, lo llevaba claro.
    -Veinte… - Encima madurito, que mas se podía pedir.
    -Maduro, ¿Eh? – Kagome levantó varias veces las cejas mientras me miraba con picardía.
    -¿Q-que? – Que frustrante… ahora iban a cotillear sobre el.
    -¿Se lo has dicho?
    -Claro que no – Contesté rotundamente.
    -Oh por dios… díselo… - Sango se me acercó algo mas.

    -“Será mejor decirles la verdad” – Pensé.

    -No me gusta nadie en serio – Les dije muy serie, suponía que sería la única forma en la que me creerían. – Ahora vamos al parque a pasar el rato.

    Avancé dejándolas atrás, parecían estar patidifusas.

    -Eso es lo que ella dice… - Las escuche susurrar antes de que llegasen de nuevo a mi lado.

    Por suerte para mi no cotillearon mas en todo el trayecto hacia el parque, tampoco me preguntaron nada.

    -“¿Me gusta o no me gusta?” – Me pregunté a mi misma – “No lo se… - respondí – realmente no me puede gustar, no lo conozco de nada y es una persona muy fría… ¿pero entonces por que me molesta tanto que haga como que no existo?”
     
  12.  
    Cazadora de Dragones

    Cazadora de Dragones Usuario común

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    bua, que conti.
    ha molado ...
    casi muero en el monento en que que, para distrerlas, dijo que le gustaba Inuyasha, pensé "otro enredo nooo!, me gustó la idea de Sesshomaru en skate,GUAYYY.

    me alegra que más gente haya leído tuh fic por que la verdad esta muy bien.

    bueee gracias por avisar.
    muy buen capitulo!!!!

    besos.

    PD:yo ya me suponía que eras de españa, por eso no pregunté, jeje, de que parte eres ???
     
  13.  
    Yrim

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Me ha encantadoooo! En serio esta genial. Hay algo que me resulta difícil imaginar... a Sesshomaru en monopatín!!!! xD xD xD En serio, me ha costado tela... jajaja. Supongo que es porque estoy acostumbrada a su orgulloso porte... Dejalo, tonterias mias... Oye Rin... es algo... introvertida? No se, no la veo muy sociable en este capitulo, estara de mal humor. Pero me encanta, de todas formas :)
    Psdta: yo tb soy de España! Aunque supongo que ya lo sabrias :p Aunque el Pais Vasco me pilla algo lejos jajaja. Soy de Andalucia
     
  14.  
    sorimori

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Y yo creía que los fantasmas no existían.

    Mis dos ojos castaños se abrieron a la fuerza y de golpe. No tenía ganas de despertarme pero unos golpes de martillo no dejaban de sonar. Miré el despertador; era nuevo, recién comprador. Me costó ver las agujas del reloj y ver la hora ya que mis ojos parecían dos chorizos debido a la hinchazón que tenía en ellos.

    -Dios… ¿Las cuatro de la mañana? – Emití una especie de grito. Agarré un cojín que tenía en el suelo, a mi lado derecho, y lo lancé contra la pared; como si aquello fuese a arreglar lo de los ruidos.

    Intenté dormir, cerré los ojos para lograr que el sueño volviese a mí, pero, era imposible. Aquel sonido no cesaba ni por un segundo. Agucé el oído para encontrar el sitio del que provenía. Parecía venir del piso de abajo.

    Salí de debajo de las sabanas a duras penas; hacía mucho frío fuera de la cama, pero, tenía que ir a comprobar que era aquello. Me puse las zapatillas de casa y cogí una bata del armario. Pasé los dos brazos por la manga correspondiente y me la até con el cordón que colgaba desde la espalda.

    -Ahora a ver que es lo que pasa… - murmuré.

    Abrí la puerta del cuarto y salí de el. No cerré la puerta, iba a volver en poco tiempo y no necesitaba cerrarla. Bajé las escaleras a trompicones, cada escalón se movía a causa del sueño; por ese motivo, me fue costoso llegar hasta abajo.

    En el piso de abajo el frío era mas intenso. Uní con las manos la parte de arriba de la bata y volví a aguzar el oído.

    -Juraría que habían venido de aquí los ruidos. – Murmuré mientras me tocaba el cuello con la palma de una mano.

    Parecía que los sonidos llegaban del exterior, los escuchaba a lo lejos pero dentro del templo. Aligeré el paso; a cada paso que daba me daba más terror ir a mirar que sucedía, abrí la puerta, la calle estaba fría y oscura. Salí de casa y cerré la puerta a mi paso, una hola de viento llegó hasta mí y me hizo tiritar de frío. Volví a centrarme en el sonido del martillo, parecía llegar del almacén que teníamos cerca del árbol sagrado.

    -Tranquila Rin. – Me animé. Los perros comenzaron a ladrar y esto me asusto mas de lo que ya estaba, aún así, yo era una persona que no desistía nunca. – Vale, tranquila. – Me dije.

    En vez de andar empecé a correr a toda velocidad. Deje la bata a su aire, la parte de arriba se abría dejando que el frío golpease mi cuerpo. No me quedaba nada para llegar al almacén, estaba a dos pasos de el únicamente, di esos dos pasos y abrí la puerta con rapidez y contundentemente.

    -¿Qué estas haciendo aquí? - ¿A estas horas y pegando porrazos? ¿Se había vuelto loco? Negué con desaprobación.
    -Ay hija… - Se disculpó el abuelo. – tenía que arreglar algunas cosas, ya sabes que si tu abuelo no hace las cosas a tiempo no descansa.
    -Pero abuelo, estas sudando y esto esta lleno de serrín. – Miré el suelo; el almacén era pequeño y oscuro, la única luz que lo iluminaba era la de la calle; además de ser pequeño de por sí las herramientas desperdigadas por el suelo lo empequeñecían mas. – Además, no tienes edad para estas cosas. Vamos a dormir.
    -La edad no determina tu capacidad para los trabajos. ¡Yo soy fuerte como un bonsái y ágil como un oso panda! – Continuó aporreando la pared.
    -Abuelo, los bonsáis son frágiles y los osos panda no son ágiles. Déjate de tonterías y vámonos. – Avancé hasta el y tiré de el por un brazo.
    -Hija, no voy a moverme de aquí. Tienes dos opciones: Te vas a dormir o te quedas estas tres horas y medía que te quedan para ir a clase mirando como trabajo. – Mantuvo la mirada clavada en mi – Se que dirás que te quedaras, por que me quieres mucho…
    -Me voy a dormir – Le dije cortando todas sus ilusiones. Cerré la puerta del almacén y me encaminé hacia casa rápidamente, en el trayecto un sonar de pasos me llamó la atención. Eché la vista hacia atrás para buscar el origen de aquel sonido pero no había nadie por allí.

    -“Habrán sido cosas mías” – Pensé mientras devolvía la vista hacía mi casa.

    Continúe andando y abrí la puerta de casa. La corriente que había en casa hizo que la puerta se cerrase sola con un estruendo enorme. Anduve arrastrando los pies hasta la cocina, los arrastré también por el blanco suelo de mármol que tenía. La pared combinaba con el suelo, también era blanca y los electrodomésticos que había en ella lucían un gris suave precioso. Anduve hacia la nevera y la abrí para coger un poco de agua. Agarré la botella por la zona superior y la llevé hasta la encimera, una vez allí saqué del armario de color gris mas intenso un baso y vertí agua en el. Aparté la botella hacia una esquina para después subir a mi cuarto con el baso lleno.

    Una vez estaba arriba y sentada en mi cama me bebí el agua de un solo trago. Dejé el baso sobre mi mesa de estudios de madera de roble barnizada y me metí en la cama otra vez. El sueño no tardó en llegarme; eran las cuatro y media de la mañana cuando me quedé dormida.

    -¡Rin arriba! – Mama tocó la puerta estruendosamente haciéndome despertar, por segunda vez consecutiva, de golpe.
    -¿No suena el despertador? – Miré el despertador, había pasado una hora de la hora normal a la que me tenía que levantar. - ¡Mierda no he escuchado el despertador! – Golpeé mi frente con la palma de la mano y me levanté a toda prisa.

    Esta vez no tenía tiempo de ducharme, me coloqué el uniforme limpio y corrí al baño a lavarme la cara con agua fresca. Peiné mi cabello con un cepillo de púas finas y luego utilicé el cepillo que usaba siempre, era un cepillo negro con la zona superior redonda y la inferior muy fina y de color plateado. Las púas eran finas y resistentes.

    Corrí a mi cuarto y cogí la mochila. La eché sobre mi espalda y bajé a saltos los escalones.

    -¡Me voy! - Grité.
    -¿No desayunas? – Me preguntó mama justo en el instante que abría la puerta.
    -¡Encima que no me despiertas…! ¡No voy a desayunar! – Abrí la puerta y me fui de casa a toda velocidad cerrando de un portazo la puerta.

    Corría como nunca había corrido en los diecisiete años que tenía de vida, solo una vez corrí de forma similar: Fue un día soleado, los pájaros cantaban y la abejas zumbaban, y tonta de mí que me acerqué a una abeja y le pegué un manotazo, después de aquello tuve que salir huyendo debido a que tenía diez abejas persiguiéndome. Naturalmente, en aquella época me picaron, tenía siete años y no corría tan rápido como ahora.

    Continué corriendo hasta que al fin llegué al instituto. Las puertas estaban cerradas y tuve que llamar al portero automático.

    -¿Si? – Preguntó un hombre con la voz muy ronca.
    -¿Me abre? – Endulcé mi voz para parecer más encantadora y conseguir mi propósito.
    -Claro – El sonido del portero me hizo entender que me había abierto la puerta. Empujé y entré.

    Corrí de nuevo por los pasillos del instituto, esquivaba a los profesores que pasaban con libros en las manos. No tardé mucho en llegar a mi clase, estaba delante de la puerta y coloqué la mano en la manilla. Me di un instante para recobrar el aliento; después abrí la puerta, como sospechaba todas las miradas se dirigieron a mi.

    -Hola señorita Higurashi… - Un muchacho de unos veinticinco años me miraba fijamente, tenía los ojos azules, un azul intenso; llevaba una camisa color turquesa y unos vaqueros oscuros muy desgastados por la zona inferior. Me fijé en su cuerpo durante un instante, estaba de muy buen ver, al menos eso me parecía a mí. Pasó una de sus manos por su pelo negro, lo llevaba muy corto.

    -¿Va a pasar? – Frunció el ceño mientras analizaba mi expresión de impacto. - ¿Le pasa algo? – Frunció el ceño y anduvo un poco hacia mí.

    -“¿Qué si me pasa algo?” – Pensé mientras le retiraba la mirada – “¡Estas para toma pan y moja hijo mío!” – Me noté con una temperatura superior a la habitual – “Vale calma, no pasa nada, es tu profesor así que olvídate” – Agité la cabeza de un lado a otro a vista de todos y aceleré el paso, ignorando al profesor, para llegar a mi sitio.

    -¿Qué asignatura es? – Le pregunté a Kagome.
    -¿Te ha llamado la atención el profesor, verdad? – Me sonrió picadamente y en la mesa dibujó un corazón.
    -Que asignatura… es… - Contuve mi ira y borré con el dedo el corazón, quedó una especie de mancha en la mesa pero me conformaba.
    -Japones – Volvió a dibujar otro corazón.
    -¡¿Quieres dejar de dibujar eso en la mesa?! – susurré con tono de enfado.
    -¿Tienes el libro verdad? – Al parecer ignoraba lo que le decía, por segunda vez sentí ganas de llorar de frustración.
    -Pues… solo me falta ese. – Me disculpé.
    -No pasa nada, lo comparto contigo. – Puso su libro en medio.

    Cuando Kagome se echó hacia atrás en la silla pude ver a Sesshomaru, no prestaba atención al profesor; tampoco miraba el libro y mucho menos me miraba a mí. Exactamente no miraba nada, tenía la mirada fija en un punto y de ahí no se movía.

    Deje escapar un suspiro que se escuchó en toda la clase.

    -Si le aburro tiene la puerta allí – Señaló hacia la puerta con la mirada. – No le respondí, simplemente lo atravesé con la mirada y poco mas.
    -¿Se puede saber como sabía mi apellido? – Le pregunté a Kagome, tuve que poner una mano sobre el libro para sacarla de su pequeño trance.
    -Lo ha deducido, eras la única que faltaba. – Apartó mi mano del libro – Por cierto, ¿Qué te ha pasado?
    -Nada, un huracán que ha venido y se me ha llevado volando – me burlé.
    -Eres muy graciosa – Dijo con tono irónico.
    -Simplemente que me he quedado dormida y mi madre no me ha despertado. – Bufé. - ¿No vas a responder? – Le pregunté puesto que estaba muda.

    Ella movió los ojos varias veces hacia su lado derecho.

    -¿Qué haces? – Fruncí el ceño, ya le había dado…
    -¡Señorita Higurashi! – Me gritó el profesor. Giré lentamente y esbocé una dulce sonrisa. – Llega tarde, tarda en entrar a clase, no da explicaciones, y encima, habla durante toda la clase. – Pegó un golpe en la mesa con la mano extendida. – Si quieres la echo, no es mi problema. – Me mantuvo la mirada, parecía querer provocarme.
    -Lo siento… - Me disculpé – Le prometo que no hablaré mas. – Sonreí de oreja a oreja mostrando mis perfectos dientes.
    -Tendré que creerla… - Volvió adelante.
    -Como te iba diciendo, me he quedado dormida – Dirigí la mirada a Kagome de nuevo.
    -¡Higurashi!
    -Esta bien… se lo juro, no volveré a hablar. Se lo juro por mi vida. – Crucé los brazos y me enfurruñé.

    Después de aquello el día se paso rápidamente, la clase con mama fue muy entretenida. Teníamos a las once de la mañana por ese motivo estuvo en casa para despertarme. La última hora teníamos biología, esta fue la peor de todas. Probablemente por las ganas que teníamos de salir.

    -Creía que la última hora no acababa nunca… - Murmuré a la vez que recogía mi mochila y me la echaba al hombro.
    -Las últimas clases son las peores – Kagome hizo lo mismo con la suya y nos quedamos esperando a Sango.
    -E-esto… ¿Puedo hablar contigo Kagome? – Shippo estaba detrás de Kagome con la mirada clavada en el suelo.
    -¿Qué necesitas?
    -¿Pu-puedes venir un segundo? – Se tocó las manos con nerviosismo.
    -Claro… - Respondió Kagome poco conforme.

    Los dos se fueron fuera de la clase, solo quedábamos Sango y yo.

    -¿Qué le querrá decir? – Me preguntó Sango, no me había dado cuenta de que ya estaba lista para salir por que continuaba con la mirada fija en la dirección en la que habían salido.
    -Si te soy sincera, no tengo ni idea.
    -¿La esperamos? – Me preguntó.
    -Creo que sabe ir sola a casa, vamos yendo.

    Salimos de clase y fuimos directas a la puerta de salida, como todos los días. Pasamos por enfrente de la conserjería que tenía las persianas bajadas. Salimos del instituto y las dos respiramos a la vez el aire puro de la calle, el aire del buen día.

    Hoy teníamos muchos deberes y preferí no salir en todo el día. Acabe a las ocho de la noche de repasar lo dado y de hacer todo lo necesario. Estuve una hora descansado hasta la hora de cenar. A las nueve de la noche mamá me subió la cena al cuarto, dejó la tabla con la cena sobre la mesa y se fue sin decirme nada, solo me dedico una calida sonrisa.

    Me tomé la cena a prisa. Después de cenar fui al cuarto de baño y me duché rápidamente.

    Me dirigí a mi habitación para meterme a la cama, notaba que hacía mucho calor en la habitación y entre abrí la ventana, destapé la cama y me metí en ella.

    Estaba realmente bien bajo las sabanas, me resultaba tan confortable… Me dormí mientras pensaba en las clases de hoy y en el profesor de Japones. Claramente no tenía oportunidad con el, pero me servía para soñar.

    Era aproximadamente media noche cuando me despertaron unos ruidos en la ventana, miré hacia ella. Me parecía ver algo justamente en la pequeña apertura que había dejado al abrirla. Me levanté de la cama para comprobar lo que era, probablemente fuese un pájaro. Cuando corrí la cortina pude ver algo moverse y desaparecer, no sabía lo que era, lo único que sabía era que había desaparecido en poco menos de un segundo. Abrí la ventana, quería comprobar que no hubiese nada afuera. Por suerte no había nada, cerré la ventana y me fui a dormir de nuevo.
     
  15.  
    Dark Phoenix

    Dark Phoenix Entusiasta

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Bueno ya estoy aqui, de verdad que cada vez me dejas mas en la intriga, presiento que el que estaba espiando a Aome era Sesshomaru o Inuyasha, aunque el primero suena mas razonable, y el abuelo que diablos estaba haciendo de madrugada, seguro que algo con respecto a la otra mitas de la perla, de verdad como le haces para escribir tan rapido, eres muy buena en lo que haces. Mmmm creo que de ortografia andas exelente solo que BASO es con V: vaso, y fuel la unica que vi.
    Lo que me confunde un poquito son los tecnisismos que usas, o las palabras tipicas de tu pais. Lo que mas me causo duda fue:
    “¡Estas para toma pan y moja hijo mío!”
    Es que estba para comerselo entero o que, jejeje a mi eso me sono.
    Que guapo profe, yo quiero uno así jejeje.
    espero la conti con ancias me avisas en mi perfil vale???
     
  16.  
    suzuno

    suzuno Usuario común

    Tauro
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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Hola x3

    Lo primero de todo…

    Bienvenida a Cz :)

    Gracias por invitarme y avisarme de tu ff parece que estará bien y bastante interesante e intrigante… de vez en cuando se te olvidan poner algunas tildes [más, cómo, estás, a él, a mí…] pero bueno eso es normal, le puede pasar a cualquiera.

    Lo que más me extraño al leer fue el nombre de la protagonista ya que se llama Rin pero lo demás (como su familia y apellido son de Kagome) yo en al principio pensé que era Kagome y la que se sentaba al lado de Sesshomaru Rin pero me equivoqué totalmente.

    Me has dejado intrigada, ¿que o quién habrá sido el que llamo (por así decirlo) por la ventana? Y porque Inuyasha se quedo tan perplejo al ver la mitad de la perla, eso me extraña más…

    PD: narras la historia bastante bien ;) ; ¡ten cuidado! Baso se escribe con v al igual que te dijo Dark Phoenix

    Hasta la próxima conti :D
    Síguela plis

    Matta ne!!
     
  17.  
    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

    Piscis
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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Vengo a parar esta sala de chat..

    UN COMENTARIO POR AUTOR Y POR LECTOR POR FAVOR. NO desvíen las cosas.. voy a borrar mucho spam y offtopic. Existe el botón editar post, úsenlo.

    Les recuerdo que deben comentar el fic, NO HAGAN POSTS diciendo: está genial -relleno con x tema random no relacionado- esas charlas háganlas por perfil por favor.. y cuiden sus coments, muchos eran spam.
     
  18.  
    sorimori

    sorimori Entusiasta

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    Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]
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    Dark Phoenix: Tendré en cuenta lo del vaso. Tranquila te avisaré por perfil no hay problema :D

    suzuno: Gracias por leerme ^^, sobre las tildes... no soy una persona que ponga muchas tildes. Normalmente se lo dejo al corrector de word xD por eso algunas no están bien corregidas. Gracias por leerme, ahora mismo me pongo a escribir el siguiente ;D

    ¿Qué pasa con la esfera?

    Como cada mañana, me encontraba en la cama tumbada cómodamente, con un brazo por un lado y el otro por otro. Aquella noche había soñado con el profesor de japonés, soñaba con que me robaba un beso, un beso profundo y lleno de sentimientos. Cuando estaba en la mejor parte de aquel beso me despertó el pitido del despertador. Sentía ganas de arrojarlo contra la pared pero, no podía romper otro más.

    Me preparé como hacía a diario: la ducha, la ropa… Cuando estuve lista cogí la mochila y la bajé conmigo al piso de abajo, quería tenerla más a mano para no tener que volver a subir.

    Tomé un tazón de leche, que por suerte, estaba preparado sobre la mesa. Cuando terminé el tazón lo metí al lavavajillas. Agarré mi mochila, la puse sobre mi hombro, y fui hacia la puerta.

    -“¡Mierda” – Pensé – “Hoy tengo que acompañar a Sota…” – Fui hacia las escaleras y me senté en una de ellas.

    -¡Sota! – Le llamé. - ¿Te falta mucho?
    -No – respondió – bajo enseguida.

    Me entretuve tarareando una melodía inventada por mi misma, una melodía sin sentido.

    -“Lalala…” – Pensaba a la vez que movía el pie – “Tiriri…”

    -¡Ya estoy! – Saltó al lado mío y me sacó por completo de mi tarareo.
    -Vamos… - murmuré.

    Durante todo el camino al instituto no hablamos de nada, obviamente no teníamos mucho de lo que hablar, mi hermano tenía once años y yo diecisiete. La edad era considerablemente muy diferente.

    -Bueno – Me dijo Sota – me voy a clase. – Salió corriendo hacia el lado del instituto en el que estaban las clases de primaria.

    Llegué a clase, había poca gente; por lo que parecía hoy había llegado muy pronto. La mesa de Kagome se encontraba vacía y Sesshomaru tampoco estaba.

    -“Llegarán mas tarde” – Pensé.

    -Buenos días Rin. – Sango puso su mano sobre uno de mis hombros, me sobresalté ya que no me lo esperaba.
    -¿Me quieres matar? – Respiré hondo y me giré hacia ella.
    -¿Sabes donde esta Kagome? – Me preguntó mientras miraba de reojo su mesa.
    -La verdad es que no. – Negué con la cabeza.
    -Quiero saber lo que le dijo Shippo. – Sonrió picadamente.
    -¿Qué crees que le habrá dicho?
    -No lo se, pero se oía por el instituto que a Shippo le gustaba Kagome. – La sonrisa se profundizó aún más y los ojos le comenzaron a brillar. - ¿Te imaginas?
    -Pues… no la verdad. – Torcí la boca.

    La campana sonó, tuvimos que dejar la conversación para otro momento. Me senté en mi silla y Sango fue a la suya, en el mismo instante que yo me sentaba Sesshomaru entró por la puerta.

    -“Perfecto, voy a tener a Sesshomaru al lado” – Pensé mientras apretaba el estuche que estaba sacando de la mochila.

    Caminaba despacio y muy decidido, sin importarle nada de lo que pasase a su alrededor. No miraba a nadie. Llegó a mi lado y dio la vuelta para sentarse en su sitio; cuando pasó por detrás de mí me invadió de nuevo un frío insoportable. Sentí ganas de llevarme las manos a los brazos y tiritar pero pude contenerme.

    Mama entró por la puerta, hoy nos tocaban matemáticas a primera hora, saqué el libro y el cuaderno. Como todos lo días la clase fue muy amena, estábamos dando trigonometría y eso se me daba bastante bien, por el rabillo del ojo podía observar a Sesshomaru con problemas para resolver los diferentes ejercicios. Sentí ganas de acercarme y ayudarle pero preferí no hacerlo.

    Las primeras tres clases se acabaron rápidamente, después del recreo nos tocaba gimnasia – por desgracia – así que procuré que el recreo pasase lo más lento posible. Dejaba que Sango hablase y de vez en cuando le respondía.

    Sonó la campana de entrada del recreo, fuimos hasta clase para guardar algunas cosas; había que ser precavida, nunca se sabía quien podía robar dentro de clase. Bajamos al piso de abajo, allí estaba el gimnasio interior. Antes de ir al gimnasio nos pusimos los uniformes que nos proporcionaba el centro. El pantalón me quedaba un poco grande pero lo resolví con una enorme pinza de pelo que me dejó Sango

    -Que pereza – me quejé ante Sango.
    -No seas así, sienta bien un poco de deporte. – Comenzó a hacer footing sin moverse del sitio.
    -Buenos días – Por la zona superior entró un hombre de unos cincuenta años de edad, con una barriga enorme y el pelo blanco.
    -¿Este va a impartir esta clase? – Le pregunté entre susurros ha Sango.
    -Eso parece… - Nos miramos mutuamente mientras nos compadecíamos.
    -Vuestro profesor – dijo mientras llegaba al gimnasio – esta de baja, problemas personales… Así que, yo soy el suplente.
    -¿Para cuanto tiempo? – Quería preguntarlo entre susurros pero me salió en voz alta.
    -No lo se. – Respondió el profesor con cara de pocos amigos – Solo os digo que conmigo nadie descansará, así que a ponerse las pilas. – Hizo un gesto con el puño, al estilo… “¡Bien!” - Vamos chicos, a correr.

    Nos pusimos a correr en círculos. Mientras corríamos el profesor nos preguntaba los nombres y teníamos que decirlos a tiempo, si no los decíamos en el momento adecuado estábamos “eliminados” por así decirlo.

    -¡Que tenemos aquí! – Gritó el profesor - ¡La señorita Kikyo, el señorito Sesshomaru y la señorita Rin siguen en pie! – Desde los bancos la gente nos miraba con rencor.

    No era tan difícil seguir en pie, simplemente había que controlar la respiración y el momento de la respuesta, poco mas. Había que dar el nombre exactamente dos segundos después de que nos lo preguntase, contando los dos segundos era suficiente.

    -¿Quién caerá primero? – Lo preguntaba como si fuese un campeonato de Boxeo.

    Dimos diez vueltas mas y aún estábamos los tres, en la décimo primera vuelta Kikyo cayó. Solo quedabamos Sesshomaru y yo.

    -“¿Por qué siempre tengo que ver con el? ¿No podría haber quedado Kikyo?” – Me frustré y perdía la concentración por un segundo.

    -¿Su nombre? – Me preguntó el profesor.

    Por suerte para mí en el mismo instante que tuve que responder sonó la campana.

    -Empate, no ha habido ganador, podéis iros.

    Nos fuimos a las duchas, yo al menos estaba sudando mucho. Me desprendí de la ropa para meterme a las duchas, fui hasta ellas y me puse bajo una de las duchas. En la pared se escuchaban las duchas de los chicos y lo que decían.

    -¡Sí que has aguantado! – Alagaban a Sesshomaru constantemente. Este por su parte no respondía o simplemente respondía con un frío “Sí”.

    Mientras me duchaba tarareaba en mi mente alguna melodía inventada. Terminé y me fui a secar para vestirme con el uniforme escolar. Cuando me puse delante del espejo, ya vestida, para peinarme; me percaté de que el color de la esfera había cambiado, agarré el fragmento para verlo mejor y poco a poco volvió a su color habitual.

    -“No lo entiendo” – Pensé mientras la miraba de nuevo – “Ya me ha pasado dos veces…”

    El día acabo sin que nos pusieran muchas tareas. Solo teníamos de matemáticas. Nada mas llegar a casa y saludar a mama, al abuelo y a Sota subí al cuarto a hacer los pocos deberes que tenía, no tarde mas de veinte minutos en terminarlos, el tiempo exacto para bajar a comer.

    -¿Qué tal hoy en clase? – Me preguntó el abuelo.
    -Como siempre – dije mientras comía un poco de ensalada.
    -Eso significará “Bien” ¿No es así? - Cogió un pedazo de tomate de la ensalada.
    -Si – Comí otro poco.

    Terminamos de comer y recogimos la mesa, el abuelo salió a la calle como de costumbre, solía dar vueltas por el templo mientras admiraba la naturaleza.

    Eran aproximadamente las cuatro de la tarde, intentaba dormirme. Desgraciadamente algo me sobresaltó impidiendo que durmiese. El abuelo había gritado desde la calle, bajé corriendo a ver que le sucedía. Mama y Sota estaba en el almacén, corrí hacia allí.

    -¿Qué pasa? – Todas las cajas estaban desperdigadas por el suelo, los objetos fuera de ellas y algunos de los antiguos jarrones estaban rotos. - ¿Qué ha pasado? – Pregunté atónita.
    -¡La esfera! – El abuelo comenzó a rebuscar por el suelo, cogió un colgante idéntico al mío, el colgante que tenía la otra mitad de la esfera. - ¡Lo suponía! – Gritó glorioso – No han podido sacarla del templo.

    El abuelo se puso a bailar con el colgante en alto.

    -Rin – dijo ahora mas serio – toca el fragmento de la esfera – me acercó la otra mitad.
    -Esta bien… - Estaba negro, mucho mas negro de lo que se puso en las duchas. – pero luego me explicas que ha pasado. – Cogió el fragmento entre las manos y al entregárselo al abuelo tenía su color habitual.
    -Papa, ¿Qué es eso? – Mama entró hasta adentro e intimido al abuelo.
    -No es nada, un simple colgante que cambia según como te sientas – Notaba que la estaba mintiendo.
    -Ya veo… - dijo – vámonos Sota – Mama y Sota volvieron a casa.
    -Menos mal que no la han podido robar. – Sonrió otra vez, estaba eufórico.
    -Me tienes que explicar esto en profundidad. – Exigí.
    -Ya te lo expliqué. – Replicó mientras guardaba la otra mitad en una cajita dorada. – Tendré que buscar un sitio nuevo… por cierto, ¿Has notado a alguien interesado en tu colgante?
    -No… - mentí.
    -¿Segura? – Endureció la mirada.
    -Segura.

    -“¿Ha sido Inuyasha? – Pensé – es imposible… cuando tocó la esfera se apartó rápidamente de ella. No puede ser” – Dejé al abuelo en el almacén y fui hacia el árbol sagrado. Lo miré atentamente, siempre me había preguntado que era aquella marca que tenía, aquella zona en la que no había corteza. Centre mis pensamientos en el árbol y quedé absorta en ellos.
     
  19.  
    Yrim

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Rin y Sesshomaru compitiendo en gimnasia! Y encime el profe un gordo! xD Esta muy chulo el capi, pero me has dejado con toda la intriga... Ademas, no se por que Rin le ha mentido a su abuelo... Bueno, toca esperar. :)
    Cuidate
     
  20.  
    sorimori

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    Re: Das sentido a mi vida [Sesshomaru&Rin]

    Ultimo día lectivo de la semana.

    -¡Venga! – Gritaba el profesor de gimnasia mientras se quitaba la sudadera. – Todos a correr cinco minutos, como alguien deje de correr, todos cinco minutos más.
    -Es demasiado estricto – Kagome se puso a mi lado derecho, Sango se puso al izquierdo.
    -¿Qué tal tu hermana? – Le pregunté, el jueves no vino a clase debido a que su hermana había caído rodando por las escaleras del portal, la tuvieron que hospitalizar de inmediato.
    -Sigue ingresada, aun que, ya va mucho mejor. – Me dijo mientras hacia ciertas piruetas a cada paso que daba.
    -Me alegro…

    Pasaron los cinco minutos, el profesor nos dividió en cuatro grupos y explicó el ejercicio que teníamos que hacer. Juraríamos a Hockey en cuatro grupos, dos de los grupos en una parte del gimnasio y los otros dos grupos en el otro lado.

    -¡A jugar se ha dicho! – El profesor se sentó en los bancos e hizo sonar el silbato.

    El equipo al que yo pertenecía perdió, nos ganó el equipo de Shippo. Era un buen deportista, al menos cuando jugaba a Hockey

    Acabó muy rápido la clase, creí que sería peor por ser la última de la semana. Aun que el profesor no fuese un figura sabía conseguir que la clase nos fuese muy amena.

    -Para ser la última clase ha pasado rápido – Comentaba Kagome mientras caminábamos por la grisácea acera. - ¿Hoy salimos a algún sitio? – Ofreció.
    -Podemos sentarnos en el parque. – Sango lo dijo con dudas.
    -No se, es muy repetitivo – Kagome torció el gesto y se puso un dedo en los labios, parecía estar buscando alguna idea.
    -¿Y si nos quedamos en mi templo?
    -No es mala idea… - dijeron Sango y Kagome al unísono.
    -Pues entonces no hay más que hablar.
    -Vale, pero, ¿a que hora quedamos? – Las miré a las dos, una detrás de la otra.
    -Supongo que las cinco es buena hora. – Sango tiró un papel que llevaba en la mano desde hacía ya algún tiempo.

    Sango fue la primera en dejarnos, su casa no estaba en la misma dirección que las nuestras, por lo tanto tuvo que cruzar en un paso de cebra para llegar a ella. Kagome y yo continuamos nuestro camino hasta que al final me quede sola. Llegué al templo, el abuelo pasaba el rastrillo para recoger las hojas que habían caído del suelo, no estábamos en otoño pero aún así el aire de la noche producía la caída de algunas hojas del árbol sagrado.

    -¿Qué tal? – El abuelo se acercó con el rastrillo hasta mí.
    -Muy bien – Le di dos besos y me fui a casa.

    Tenía ganas de ducharme antes de comer, dejé la mochila en el suelo justo al lado de la puerta de entrada. Subí las escaleras a toda prisa.

    -¡Ducha! – Abrí la llave del agua caliente y regulé con el agua fría. – Perfecto…

    Me desprendí de la ropa; en la ducha se estaba realmente bien, el agua caía con soltura y mientras me relajaba bajo la misma. Esparcí el gel por toda mi figura, después me desprendí de el y aclaré a la perfección todo mi cuerpo. Vertí shampoo sobre mi cabello, logré una suave espuma y dos minutos después la retire de mi pelo. Con los dedos desenredé los pocos nudos que había en mi pelo.

    Salí de la ducha, enrosqué la toalla a mi cuerpo y me fue al cuarto. Una vez estaba en el cuarto dejé caer la toalla, esta vez me vestiría con un ropa diferente, una ropa de calle.

    Escogí unos vaqueros claros del armario, una camiseta negra con algunos dibujos plateados, dibujos de líneas hondeando, y una chaqueta negra a juego con la camiseta. Para los pies cogí unas parisinas negras que me pondría mas tarde.

    Estaba preciosa, los vaqueros hacían a mis piernas parecer más delgadas y eso me gustaba. Me miré mejor en el espejo, las paredes blancas del cuarto ayudaban a la visualización de mi figura.

    En el piso de abajo se escuchaba la consola de Sota, me apetecía divertirme un rato. Bajé con el y me senté a su lado para ver como jugaba.

    -¿Quieres probar? – Me dijo tendiéndome el mando de la consola.
    -No gracias – alboroté su pelo con la mano.

    El juego consistía en, simplemente, luchar. Se pegaban patadas y puñetazos mutuamente hasta que uno de los dos ganaba. Realmente no estaba prestando mucha atención, prefería pensar en la esfera de los cuatro espíritus y en aquellos cambios de color tan repentinos que sufría, ¿a que se refería el abuelo con que no se la había podido llevar? Decidí levantarme y salir fuera de casa para preguntárselo al abuelo.

    El abuelo estaba sentado en uno de los bancos que había en el templo.

    -¡Abuelo! – Corrí hacia el con la mano en alto.
    -Dime – Se levantó del banco.
    -Siéntate – Lo hice sentar y después me senté yo. – Quiero saber mas sobre la esfera, no es que me crea esos cuentos… pero me intriga.
    -Ya veo… - Se rió levemente. – Veras…

    El abuelo estiró la mano hacia mi fragmento y jugó con el entre los dedos, parecía hipnotizado por aquel fragmento.

    -Como ya te dije – comenzó – hace ya muchos años esta piedra era un arma muy poderosa, un arma que daba mas poder a humanos y demonios.
    -Si – Asentí.
    -¿Qué quieres saber exactamente? – Frunció el ceño.
    -Bueno, primero es lo del color. ¿Por qué cambia el color de la esfera?
    -¿Te refieres a ayer en el almacén? – Dejó su mano izquierda sobre el banco.
    -No exactamente… - Murmuré.
    -¿Ha cambiado de color tu fragmento? – Abrió los ojos de par en par y agarró el fragmento con una mano.
    -Si…
    -¡¿Delante de quien?! ¿Cuándo? – Parecía muy alterado.
    -Es que… el hermano de un compañero… - Me disculpé.
    -No es culpa tuya, tranquila. Necesito saber quien es ese chico… ¿Has notado algo raro en el? – Soltó el fragmento y se quedó mirando, como siempre, hacia el árbol sagrado.
    -Bueno, lleva gorra siempre… y el hermano menor, es decir, mi compañero, tiene unas cicatrices muy raras en la cara que no le sanan. – Cerré los ojos para buscar más información en mis pensamientos.
    -¿Y no sabes por que lleva gorra? – Menuda pregunta… como si tuviese que pedir una explicación a aquello.
    -Pues no, ¿Qué más da que lleve gorra? – Reí por la bajini.

    El abuelo se quedó pensativo, parecía nadar en un mar de pensamientos. Me ignoró por completo y ni siquiera me dirigía la mirada. En ciertos momentos parecían venirle iluminaciones a la mente, como si de repente asomase algo en su cabeza; pero después, volvía a poner su cara de siempre y a continuar buscando en su mente.

    -¡Rin! – Escuché la voz de Kagome por las escaleras del templo. – ¡Hemos llegado! – Me saludaban con los dos brazos, moviéndolos continuamente.

    -“Ya han llegado…” - Bufé disimuladamente y les dediqué una falsa sonrisa.
    -¡Tengo que contarte algo! – Me gritó eufórica.

    Las dos llegaron ante mí; el abuelo se fue dejándonos a solas.

    -Tenía razón Rin. – Sango sonrió de oreja a oreja, feliz y contenta por haber adivinado lo que Kagome me iba a contar.
    -Shippo – Las mejillas se le enrojecieron levemente. – me ha pedido que salga con el.
    -¿Qué le has dicho? – Le pregunté, no tenía mucho interés en lo que me contaba pero debía aparentar.
    -Pues que no, ¿Qué querías que le dijese? – Se rió con algo de tristeza – realmente me dio pena. – Agachó la mirada y se sentó a mi lado.
    -Siéntate Sango – Le dije. Me hizo caso y se sentó al lado de Kagome
    -¿Por qué le has dicho que no? – Sango la miró perpleja.
    -No me siento atraída… - confesó – me gusta otro tipo de chicos…

    A saber que tipo de chicos le gustaban, Kagome realmente no sabía ni donde tenía la cabeza, lo veía muy difícil para que supiese que tipo de chicos le gustaban.

    -¿Y tu que? – Me preguntó dándome un codazo para traerme de nuevo a la realidad.
    -¿Cómo que yo qué? – Fruncí el ceño, ¿a que se refería esta ahora?
    -Si, ya sabes… - Me miró de reojo.
    -Déjala… - Dijo Sango.

    Por una vez en la vida Sango sabía que no me sentía cómoda con esas preguntas.

    -Si no lo quiere confesar no hay nada que hacer. – Claro… tenía que haber dejado a que finalizase la frase para opinar…
    -¿Siempre que este con vosotras va a ser así? – Me volvía a frustrar, ya no llevaba la cuenta de cuantas veces había sentido aquel sentimiento.
    -Veras, algún día lo tiene que confesar. – Se hablaban entre ellas, una vez mas me ignoraban.
    -Si, lo se. Tiene que confesarlo. – Asintieron las dos juntas mientras seguían mirándose.
    -¡Vale me habéis artado! – Les grité.
    -Y si le dice a Sesshomaru que le quiere… ¿como crees que reaccionará el? – Sango agarró las dos manos de Kagome, les brillaban los ojos, probablemente a Kagome también le brillarían.
    -Seguramente lo negaría… - Asintió con la cabeza dos veces seguidas.

    -“¡Dios, que horror!” – Pensé – “Me quedaré callada hasta que se cansen de cotillear, no se exactamente que me ven para confirmar que me guste ese personaje” – Me tapé la cara con las dos manos, al parecer el chismorreo iría para largo.
     
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