Ciencia Traviesa

Re: Ciencia Traviesa

Merezco su completo odio, pero al menos quiero decirles que tuve una semana horrible, que tengo una suerte de problema de tensión en los músculos del cuello y faciales por el stress que sufrí y que el dolor que esto conllevó fue sólo calmado por unas pastillas que, ensima, dan sueño.
Linda semana para una conti.
BTW, quería nombrar el cumple de Ems, pero no encontré el momento y no me dio la cabeza para incluirlo. Sólo me alcanzó para darle sillazos descontrolados a los zombies time after time.

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Hasber, al ver a la horda descontrolada de Zombies, se pellizcó a sí mismo; el dolor le confirmó que no era un sueño, y fue entonces cuando la confusión que antes había sentido se aclaró de repente. Media sonrisa se marcó en sus labios poco a poco: Aún le sonaba descabellado, sí, pero el hecho de que su primo y Antonella fueran genios parecía más real que nunca. “Más lógico al menos”, pensó al mismo tiempo que esquivaba una cabeza de zombie que volaba hacia él.

De repente, un flash lo cegó por unos segundos. Luego, miró a su alrededor para analizar rápidamente la situación: aunque no logró deducir de dónde había provenido el resplandor típico de una cámara fotográfica, vio como la “amiga” de Antonella, aquella pequeña rubia, se las arreglaba para combatir los zombies a sillazos. Hasber chasqueó los dedos, entendiendo rápidamente que tratar de correr fuera sería más peligroso que resguardarse cerca de Niki, confiado en que Antonella haría algo para ayudarla rápidamente.

–¡Niki! –gritó, acercándose a la joven rubia.

–¿¡Hasber!? –Ésta le miró por unos instantes, parecía aterrada pero al mismo tiempo decidida a no dejar que los seres desagradables la tocaran; al verlo, hizo una mueca similar a una de alivio, para luego dar otro sillazo a un muerto viviente que se acercaba rengueando– Tenemos que salir de aquí, o sino...

–¿No deberíamos esperar la ayuda de Antonella? –preguntó, tomando el también una silla y haciendo uso de sus bien formados músculos la usó para golpear a un par de zombies a la vez.

–Oh, claro –dijo Niki, como si lo que él había dicho tuviera sentido. Luego sacudió la cabeza y algo nerviosa agregó–. Espera, ¿por qué Antonella...?

Hasber sonrió.

–Olvídalo, mejor –Y otro zombie voló por los aires.

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Ésteban, al entrar de nuevo al edificio, temía lo peor. En su cabeza rondaban imágenes de Resident Evil, de muertos vivientes ágiles y hambrientos de carne humana, miembros putrefactos pero resistentes, y ojos vacíos... las cuales terminaron siendo completamente distintas a la realidad. Eso sí, apestaba muchísimo más de lo que había esperado.

Suspiró de alivio al ver que tanto Nicole e Iván se encontraban bien, luchando a sillazo limpio contra sus adversarios, con la ayuda de Hasber, quien tenía una manguera entre sus manos. Tal fue su alivio que no se dio cuenta de cómo un zombie especialmente pequeño se aferraba a sus piernas. Soltó un gritito, sorprendido, llamando la atención del resto. Luego, un chorro de agua lo empapó de pies a cabeza. Maldijo por lo bajo, pero paró al notar que el ser se había quedado completamente petrificado. Le dio una patada con asco, sacudió la cabeza como un perro y corrió hacia sus compañeros, pero sin lograr acercarse demasiado. Agarrando otra pobre silla, se decidió a pegarle un poco a los zombies.

–¡Grigg! –gritó Iván mientras alejaba un zombie que se encontraba paralizado– ¿Cuánto tardarán en arreglarlo?

Ésteban frunció el entrecejo y se encogió de hombros. Tal vez, sería demasiado tarde cuando todo se solucionara, al punto de verse obligado de inventar algo para borrar la memoria.

–¿¡Chicos?! –gritó Niki, pegándole con saña a un par de monstruos– No sé si… –Y, señalando a los zombies, hizo una mueca de preocupación; lentamente comenzaban a agruparse, y los jóvenes, ya bastante cansados, no parecían dar abasto.

Ban, después de maldecir entre dientes, cerró los ojos con fuerza buscando una solución. Recordó entonces al pequeño espécimen de cuerpo putrefacto y una idea se le ocurrió al instante: para frenarlos, debía mojarlos. Sonrió y miró al techo, agradeciendo por esos detectores de humo que se erguían sobre sus cabezas y que, junto con los rociadores de incendios, deberían sacarlos del apuro.

–¡Hasber, Iván, Niki,! –gritó, estampando la silla contra un par de zombies– los rociadores–anti incendios, debemos…

Pero antes de que terminara de hablar estos ya se habían activado, empapando el lugar y a los cuatro chicos. Niki dejó la silla en el suelo, aliviada y más tranquila, Iván hizo un gesto de triunfo y Hasber sonrió. Ésteban por otro lado, se preguntó a sí mismo cómo habían sido activados… pero el alivio hizo que se olvidara al instante.

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Joseph, ya dispuesto a irse a su casa, había recibido un mensaje de texto a su celular por parte de Antonella poco después de que ésta lo hubiese echado. Éste decía que entretuviera a los policías, los cuales probablemente llegarían demasiado temprano. Desgraciadamente para él, pensaba después al estar en frente de los uniformados, no aclaraba cómo.

–Oficiales, todo ha sido un malentendido –empezó, con toda la calma del mundo– esto…

–No han sido más que una broma, oficiales –dijo una voz detrás de él, que se acercaba, también tranquila: Era Emily, quien tenía en su mano una especie de perfume en su mano–. Un simple malentendido.

Los policías los miraron de mala manera, hasta que la joven abrió la tapa del perfume y la esencia de éste fue a parar a las narices de los oficiales.

–Sólo una broma –insistió, y los oficiales asintieron lentamente, para luego volver a su patrullero y largarse del lugar.

–Ese perfume… –dijo Joseph, con media sonrisa en el rostro.

–Antonella me mandó a buscarlo para ayudarte. Dijo algo de que ni un genio en el arte del engaño podría convencerlos antes de mandarme.

–Conveniente.

–Demasiado –soltó Emily, también con media sonrisa en el rostro.

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–Entonces, primito… –comentó Hasber, aún con su rubio pelo y marcados pectorales empapados, aunque ya fuera del edificio y con la situación bajo control– qué noche, ¿no? Si no hubiésemos usado el agua con los Animatronix, quién sabe qué habría ocurrido.

–Sí –Rió nervioso. Mientras tanto, Iván secaba con cuidado el pelo de Niki, ambos igual de empapados, pero visiblemente contentos–. Animatronix, claro. Agua, claro.

Hasber esbozó una media sonrisa y entrecerró los ojos.

–Por cierto, Emily me insinuó que tú los hiciste –comentó como si nada el rubio.

–Emily... es mentirosa compulsiva, ¿sabías? –soltó rápidamente Ban– Además, ¿cómo diablos vamos a poder construir animatronixs, Hasber?

La sonrisa del rubio se amplió mientras miraba fijamente a su primo, el cual no pudo evitar sentirse nervioso.

–O sea, deberíamos ser genios, y –soltó una risita–, obviamente no lo somos. Porque, ¿cómo podríamos ser Antonella y yo genios? No hay ninguna explicación... ¡Niki, Iván, no me miren así!

–¿Por qué nombraste a Antonella, primito? –La palabra triunfo podía leerse en todo el rostro de Hasber. Al mismo tiempo, Ésteban sentía unas ganas irrefrenables de golpearse la cabeza contra la pared más cercana.

–Emily… –preguntó después de unos segundos de silencio, ya sospechando del rumbo que su familiar había querido darle a la conversación– ¿qué te dijo ella?

La sonrisa de Hasber se ensanchó una última vez antes de que el taxi que los llevaría a su casa llegara y los iluminara.

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Re: Ciencia Traviesa

—Es increíble que tenga un primito genio; es decir, antes eras bruto que no sabías cuanto era dos más dos—habló Hasber abriendo la nevera que tenía al frente para luego sacar de allí un vaso de leche.

—Al menos ya no soy el mismo de antes—rió Ésteban quitándole el vaso de leche a su primo para beberlo con rapidez.

— ¡Oye!—gritó Hasber—. Por cierto, Antonella es linda, ¿verdad?

Ésteban limpió sus labios que habían quedado húmedos y se encogió de hombros para omitir aquella pregunta.

—Creó que ya sé quien será mi nueva presa. Antonella no se podrá resistir a un chico guapo como yo.

—Si tú lo dices—susurró Grigg.

Ambos Bellamy subieron al segundo piso, cada uno agarró un pasillo distinto para llegar a sus respectivos cuartos.
Ésteban no pudo dormir en toda la noche pensando en la gran metida de pata que se llevo con Emily; a esa chica la amaba, había experimentado cosas que nunca había sentido, y no estamos hablando precisamente de ciencia; sino de un amor profundo que sentía hacía ella, bueno, al menos eso creía él, según lo que le decía su corazón.
Por otra parte; Hasber pensó toda la noche en Antonella, tenía que hacer lo imposible para que esa chica cayera a sus pies. Y de eso no habría duda; tarde o temprano Antonella sería de Hasber. Sonrió hasta quedarse profundamente dormido.

8:00am casa de los Robinson.

Los sirvientes iban y venían de aquí para allá; los señores Robinson cancelaban sus citas del día de hoy, ya que era una fecha muy importante para ellos. Cumplía su única hija: Emily Robinson. Todos en esa casa grande estaban alborotados, Emily no se despegaba ni un segundo del teléfono y a cada rato tocaban a la puerta llegando más y más regalos para la cumpleañera.

—Discúlpeme, pero yo quisiera darle el regalo personalmente.

El mayordomo asintió con la cabeza y entró a la casa en busca de la señorita Robinson. Ésta se encontraba hablando por teléfono; el hombre espero unos minutos hasta que Emily colgó el aparato y preguntó que pasaba. La joven se levantó del sofá y se dirigió a la entrada de la casa, en donde estaba un chico esperándola con un regalo en las manos.

— ¿Grigg?—musitó sorprendida y sonrojada por la facha en que se encontraba. Aún tenía la pijama—. ¿Qué haces aquí?

— ¡Feliz cumpleaños!—dijo tímidamente mientras se rascaba la cabeza. Agachó la mirada y alzó la caja rosada que estaba sobre sus pies—. Espero que te guste.

Emily se sonrojo aún más y recibió el regalo con sus brazos.

— ¡Gracias!—dijo tornando un tono de seriedad—. ¿Puedo abrirlo? No quisiera que fuera un experimento.

Ésteban asintió y miró hacía los arbustos del jardín. Creó que fue mala idea haber venido pensó con rabia. Cuando la chica abrió la caja, un maullido se dejo escuchar dentro; era un pequeño gato regordete color blanco, con un hermoso lazo que adornaba su cuello. Emily sonrió y abrazó con fuerza al pequeño felino.

—Muchas gracias Grigg. Le pondré Effy—anunció alzando al gato entre sus brazos.

—No te preocupes, espero que la cuides bien, sé que te gusta los animales.

—Sabes muchas cosas de mí, como yo de ti—reconoció—. Si gustas podrías venir en la noche a mi fiesta.

—Yo, este, lo que pasa es que yo—tartamudeó sin saber que decir—. ¡Tengo cosas que hacer!—agregó con rapidez. Emily sonrió de lado con nostalgia en sus ojos. Ésteban no supo que hacer y salió corriendo rápidamente de la casa de Emily. En ese momento hubiera deseado crear un hueco en el suelo para meterse dentro y no salir por un largo tiempo.

Antonella se encontraba con Joseph y Niki en su laboratorio del colegio Sandy Bay, que estaba ubicado en la parte trasera, específicamente en la torre del reloj.
La joven tecleaba con rapidez sin parar de ver la pantalla de su computadora, mientras que Niki leí una revista de cómo conquistar a un chico y Joseph estudiaba.

— ¿Qué estudias Joseph?—preguntó Niki con curiosidad. Era sábado y nadie estaba en el colegio, a exención de Antonella, Niki y Joseph.

—Nada de importancia—contestó con arrogancia. Niki encogió los hombros y siguió leyendo la revista.

— ¡Maldita sea!—gruñó la peli púrpura golpeando la mesa de la PC.
Joseph se levantó y se acercó hasta donde Antonella; la chica tenía sus manos sobre su rostro.

— ¿Qué ha pasado?—preguntó Joseph mirando de reojo a la chica.

—Alguien estuvo sacando información de mi computadora, y no precisamente fueron ustedes; ya que se han incorporado mediante otra computadora no muy lejos del colegio—contestó levantándose de la silla y paseando por el laboratorio—. Tuvo que haber sido Emily, es la única que sabe del otro bando donde está ubicado el laboratorio. Pero, ¿qué gana sacando información de la que ya sabe?

—No es por echar la culpa a alguien. Pero anoche, sino mal recuerdo; Hasber se entero del secreto y tengo entendido que ese pibe es muy ambicioso—declaró Joseph con media sonrisa—, no estaría nada mal sospechar de él; además es primo de el tonto de Grigg y éste podría utilizar a Hasber para sacarnos información, ya que Emily no le sirve porque terminaron peleados.

—No seas paranoico, Joseph—comentó Niki entrando a la conversación.

—Nadie está hablando contigo rubia tonta—declaró Joseph mirando fijamente a Niki.

— ¡No me digas así!—se defendió tímidamente.

—Jah, acaso viene tu novio Iván a defenderte.

— ¿Novio? ¿Iván?—repitió Antonella irónicamente mirando a Niki y acercándose a pasos lentos hacía la rubia—. ¿Por qué no me contaste que andas de novia con Iván? Sabes lo qué eso significa.

Niki negó con la cabeza mientras llevaba sus manos al pecho.

—Eso significa que Iván está contigo para sacarnos información. Se te olvida que él y Ésteban son los mejores amigos del mundo—Antonella asustaba cada vez más a la rubia y se acercaba con pasos lentos, hasta que no dio más y Niki cayó sentada al sofá rojo de tres puestos—. Te creí tonta Niki; pero no tanto, ¿sabes? Ándate de aquí si no quieres que te convierta en una rata miserable; para haber si así le gustas más a Iván.

Niki, asustada, salió rápido del laboratorio directo al baño del colegio a llorar como tonta. Secó las lágrimas de sus ojos y sacó su teléfono, luego marco el número de Iván. Espero unos segundos hasta que contestaron al otro lado de la línea.

—No crees que fuiste muy dura con Niki—comentó Joseph recostándose a la pared.

—Tú me provocaste.

—Me da igual—dijo con arrogancia mientras cerraba sus ojos—. ¡Oye! ¿Qué le vas a regalar a Emily?

—No lo sé; tal vez un vestido, o qué se yo por Dios. Eso no me interesa—Antonella volvió a tomar asiento en la silla de la PC; Joseph se acercó al oído de la peli púrpura y posó su mano en el hombro de ésta.

—Por qué no le das un buen regalo, algo para divertirnos todos en esa fiesta que de seguro estará aburrida. Piensa. Eres un genio de la ciencia, podés creer lo que gustes con tan solo pensar.

— ¿Me estás tentando, Joseph? ¿Por qué te interesa tanto que es lo que pueda hacer con mi genio?

Anto se volteó y encaró a Joseph, éste se alejo, de lo contrario ambos hubieran rozado sus labios —cosa que hubiera sido desagradable para ambos—, Antonella sonrió y se cruzó de brazos.

— ¿Sabes? Creó que tienes razón, voy a hacer un lindo regalo con mis propias manos.

— ¿Qué harás?—preguntó Joseph emocionado.

—No lo sé—contestó mientras fijaba su mirada en un ajedrez que estaba encima de una mesa; un ajedrez que solía jugar con Niki cuando estaban aburridas y sin nada que hacer.

Como un flash mental, algo invadió la mente de Antonella. La chica quedó mirando fijamente a Joseph, mientras su cerebro sufría un cambio de neuronas. El joven sonrió con perversidad, reconocía aquel rostro de shock que colocaba Antonella cuando un nuevo experimento se le estaba ocurriendo.

— ¡Hay que trabajar, Joseph!—ordenó Antonella luego de haber salido de su shock mental. Se recogió el cabello, buscó sus lentes y ordenó a Joseph buscar las cosas que serían útiles para el “regalo de Emily”

—Como usted ordene, ama—bromeó Joseph con una sonrisa perversa y de emoción. Los experimentos despiadados que hacía Antonella lo excitaban y lo llevaba a conocer más sobre la ciencia, y no descansaría hasta convertirse en un genio.

La noche cayó en un abrir y cerrar de ojos; Emily estaba nerviosa colocándose el vestido que usaría en su fiesta. Uno muy hermoso, color crema que hacía juego con su nuevo gato; Effy. El vestido tenía un pequeño escote sobre los hombros, que los dejaba al descubierto y hacía abajo un armador que le hacía lucir una hermosa figura. El cabello lo tenía recogido en una cola alta que se dividía de dos mechones que caían sobre su espalda descubierta.

Antonella entraba tomada del brazo de Joseph; ambos vestidos elegantemente, la chica con un vestido negro brilloso y el joven con un traje de gala. También en la entrada se podía ver que estaba Niki tomada del brazo de Iván, ambos vestidos de una manera coqueta, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Niki no me ha dirigido la palabra en toda la tarde—susurró Antonella al oído de Joseph.

—Ha de estar brava por lo de está mañana. Luego se le pasará.

Antonella dio la vuelta para buscar a Emily y felicitarla; al voltear, chocó con una chica que vestía de una forma no digna para un cumpleaños. Ésta cargaba un vaso de jugo, que fue a parar al vestido de Antonella, por suerte era negro y no se era visible la mancha.

—Pero qué te pasa estúpida. Ten cuidado por donde camina—gruñó enfadada mientras sacudía el vestido con la mano.

—Estúpida tu abuela, y fue un accidente—gritó la peli negro arrugando el vaso plástico que ya no le servía de nada. Rió irónicamente y se alejó de allí.

— ¿Quién era esa estúpida, Joseph?—preguntó Antonella tomando servilletas para limpiar su vestido.

—Se llama Annie Sorciére. Es del colegio—contestó Joseph pasándole más servilletas a Antonella.

— ¿Viste la forma tan ordinaria en la que estaba vestida?

—Oh Antonella, qué te ha pasado—preguntó Iván quien se acercaba junto con Niki.

— ¡Eso no te importa, idiota!—contestó de mala gana mientras agarraba a Niki del brazo—. Acompáñame al baño. Continuara.

Bien. La próxima es Hibari, que ya le di las indicaciones sobre su capítulo. Recuerda, tenés cuatro días; es decir, hasta el jueves. Luego vendría Saori, que también le deje las indicaciones de su capítulo, espero llegar a ese turno.

Heather.
Hibari.
Saori.
Floe.
Asumi.
HimekiTAT.
Selenezca.

 

Re: Ciencia Traviesa

─Acompáñame al baño─ Dijo Antonella sin esperar la respuesta de la rubia, para llevársela al lugar nombrado anteriormente. Frunciendo el seño, la peli purpura se acercó al lavabo para comenzar a lavar sus manos pegajosas por el jugo que se había derramado en su hermoso vestido.

─ ¿Qué fue lo que te pasó?─Preguntó la rubia con algo de timidez, alcanzándole a la otra una toalla celeste que se encontraba colgada ahí.

─ Una idiota que seguramente tiene problemas de vista─ Contesto tomando con brusquedad la toalla para luego comenzar a secar sus manos y algo de su vestido que apenas y recién comenzaba a secarse. Por suerte la mancha no era notoria, dios…El negro era el mejor amigo de la mujer.

Salieron del baño, la joven Smith casi azotando la puerta para hacerlo, mientras que Nicole salía a pasos lentos, con su timidez característica. El albino que momentos antes estaba parado cerca de la mesa de bocadillos esperándola, se acerco a ella sonriendo.

─ ¿Estas bien?─Preguntó, suponiendo que ─como siempre─ algo le pasaba con la peli purpura, quizás una de esas peleas en las que Anto la agredía verbalmente o en las que simplemente la intimidaba.

─No, no ocurrió nada─ Contestó simplemente, dedicándole una de esas pequeñas sonrisas que a el le encantaban. La tomó de la mano y empezaron a caminar hacia donde Emily se encontraba, esta estaba mostrándole su nuevo gatito a uno de los muchos invitados, mostrándose sonriendo al ver como el pequeño felino buscaba escaparse y saltar a los brazos de la persona que tenía en frente.

─Hola Emily─ Saludó la rubia sonriendo, haciendo que esta se de vuelta con todo y gato.

─Feliz cumpleaños─ Saludó Iván sonriente y algo divertido al ver como Effy buscaba bajarse de donde estaba para morderle “un poco”

─Muchas gracias─ Agradeció con sinceridad la cumpleañera, bajando al suelo al pequeño gatito quien, con algo de torpeza, se abalanzó al pie del albino para comenzar a morderle. Cosa que hizo reír a las chicas.
La peliplata levantó su vista y buscó con la mirada, tal vez buscando algo…o alguien en especifico.

─ ¿Pasa algo?─Preguntó Nicole, a lo que Emily solo negó con la cabeza y sonrió.

En el otro extremo del salón se encontraba Joseph, quien únicamente se limitaba a quedarse apoyado en una de las paredes mirando al resto, sin hablar con alguien, simplemente…observando. Mostrándose un tanto pensativo, o al menos lo suficiente como para no darse cuenta que en silencio, alguien pasó cerca de el, depositando una revista en la mesa que se encontraba a su lado.

──
Mientras que en la casa de los primos Bellamy, cierto rubio de abdomen bien marcado, se encontraba abotonando los últimos botones de su camisa, dejando los tres primeros abiertos. Luciendo unos vaqueros apretados, a juego con el resto de su vestir, Sonrió satisfecho mirando el espejo de cuerpo entero donde se veía a si mismo reflejado. Detrás de el, sentando en un sofá verde, se encontraba Ésteban, quien sostenía en sus manos una revista que momento antes esta leyendo, volteó a ver a su primo, y solo le miró con una ceja alzada viendo los gestos que practicaba frente al objeto.

─Si tanto te gusta ese espejo, llévatelo para que te mires en todo momento─ Comentó volviendo su vista a la lectura.

─Claro, por que si lo dejo aquí y te cruzas, seguramente el espejo se rompe─ Contestó irónico dándose una ultima mirada para luego recoger una caja de un verde chillón con un listón rosa.

─Daltónico─ Pensó Grigg después de echarle una ojeada a la envoltura del regalo. Hasber volteó a verlo y casi adivinando lo que pensaba dijo:

─No había más colores─ El rubio recogió sus llaves y se dispuso a salir de la residencia. Ésteban solo suspiró e intentó seguir leyendo, sin lograr concentrarse, se asomó por el ventanal, logrando ver como su primo le guiñaba el ojo a una chica que pasaba por ahí para luego subir a un taxi que había llamado momento antes.

──
Carter sostenía una revista que tenía pegado un papel que decía “Para Antonella” el cual ya había retirado, miró detenidamente la portada, alzando la ceja.

─ ¿Qué tienes ahí?─Preguntó Antonella apareciendo detrás de el, miró la revista y luego lo miró a el─ No sabía que veías ese tipo de revistas, Joseph─ Comentó algo divertida.

─No es momento de bromas─ Dijo algo serio, pasándole aquel “regalo” destinado a ella, para que lo viese mejor─ ¿Lo reconoces?─Preguntó señalando con el dedo índice al rubio que se encontraba en la portada, para luego señalar al que acababa de entrar.

─ ¿Hasber? ¿Y esto…?─Cuestionaba, pasando rápidamente las hojas en las que la mayoría había fotos del mismo chico, en un momento; se frenó en algo que le llamaba la atención. Un Artículo ilustrado con fotos que ─extrañamente─ no era del primo de Grigg, si no con fotos que resultaron ser, de los experimentos ─fallidos─ de ella.

─ ¿Y? ¿Qué tiene?─Preguntó Joseph, viendo como Antonella cambiaba su rostro a uno de sorpresa. Ella no contestó, simplemente sacó su celular de algún bolsillo oculto del vestido, marcando rápidamente un número y esperando a que le atendiesen.

──
¿Qué se podía decir? Desde que Hasber había salido de casa, Ésteban no hacía más que mirar el techo tumbado en el sofá. Ya había pasado casi todos los canales de la TV, encontrando únicamente películas de vaqueros, zombis vivientes, el video de Thriller y cosas de ese estilo. Y cabe resaltar que no le apetecía ver esas cosas, siendo que ya prácticamente las había vivido en carne propia.

Pudo haber seguido con su “extrema diversión” de no ser por el hecho de que su celular había comenzado a vibrar en el borde de la mesa frente al sofá, el aparato cayó y Ésteban logró atraparlo en el ultimo segundo antes de que cayera al suelo y se hiciera pedazos.

─ ¿Hola?─Atendió al llamado revolviéndose un poco sus negros cabellos.

─Ésteban, ven rápido a la fiesta de Emily, es urgente─ Se escuchó la voz de Antonella del otro lado de la línea, hablando con un tono serio.

─ ¿Qué ocurre, Smith?─Preguntó─ ¿Otro de tus experimentos se averió y me necesitas de nuevo para que lo arregle?─Siguió.

─No te hagas el gracioso, alguien de la escuela sabe “eso”.

─ ¿Eso…?─Grigg se sentó en sofá, esperando una respuesta de la chica.

─Solo ven y ya─ Y sin dar tiempo a otra pregunta, Antonella cortó. Tras un largo suspiro, el se puso de pie dispuesto a salir de la casa, recogió su celular que había dejado en el sofá, y se fue apagándola luz.

──
─ ¿Para qué llamaste a Ésteban?─ preguntó Joseph una vez vio que ella había guardado su teléfono. Recibió la revista que ─prácticamente─ Antonella le tiró y comenzó a hojear las paginas, leyendo uno de los artículos mientras seguía a la peli purpura que caminaba en dirección al rubio que acababa de entrar. Hasber, al ver como ella se acercaba, sonrió de lado, con un toque seductor.

─Sabría que vendrías hacia mi─ Pensó arrogante empezando a caminar para acortar la distancia.

─Tu vienes conmigo─ Dijo sin más apenas llegó, agarrando al chico de los brazos avanzó unos pasos jalándolo, pasando al lado de Niki e Iván, tomándola a esta de su brazo izquierdo─ Vengan todos, y cuando digo todos, es todos─ Terminó de decir, llevándose a ambos rubios hacia una mesa que estaba un tanto apartada del resto. Iván y Emily se echaron una mirada de no entender, guardaron silencio y la siguieron.

Joseph ya los esperaba sentando en una de las sillas, Antonella soltó a Nicole quien se acercó a Iván, sentándose uno al lado del otro, luego miró a Hasber y lo echó bruscamente a la silla que estaba en el medio.

─Hasber ¿Podrías explicarnos esto?─Preguntó el castaño con un tono calmo mientras le pasaba la revista, de portada; Hasber Bellamy con la camisa abierta.

─”Los secretos íntimos de Hasber”─Anto leía una de las paginas─”Hasber utiliza bóxers a cuadros y de militar, además de uno de los Simpson que son sus favoritos”─Siguió leyendo en voz alta, intentando contener una leve risita. El rubio se levantó un poco la camisa y jaló una parte de su ropa interior, viendo que traía puesto unos bóxers verde militar.

─”Tienen el síndrome del oso de peluche ‘No puede dormir si no abraza algo’. Cuando era pequeño se le pegaba a Ésteban”─Joseph le había quitado la revista a Antonella para leer él.

─ ¿Se puede saber que es eso?─Habló una voz detrás de ello, Emily volteó a ver y se encontró con el que antes era su novio; vistiendo de una forma algo desprolija y fuera de lugar comparándole con lo que vestían los demás chicos, zapatos deportivos, un short negro y una camiseta blanca del tipo “para estar en casa” sin olvidar que su cabello estaba algo desordenado.

─Bonitas piernas─ Comentó la peli purpura divertida, esto causó la risa de la mayoría, menos ─obviamente─ para Ésteban quien tenia un rubor en sus mejillas y para Hasber ─Quien se hundía en la silla, tal vez pidiendo que la tierra lo tragase─ Sin embargo, esto no duró mucho. Ya que se volvió al semblante serio que había momentos anteriores.

─Bueno, ve directamente al grano, Antonella─ El pelinegro tomó haciendo y esperó a que ella comenzara a explicar.

─Alguien en esta escuela sabe sobre…─La joven Smith iba a decir lo de ser genios, pero al ver como las personas iban y venían se quedó callada─ sobre “eso”─Dijo, e hizo unos gesto con la cara intentando decir a que se refería, a lo que el resto asintió─ E hizo esto─ Señaló nuevamente la revista cambiando a una pagina donde se veian fotos de los experimentos─ Un articulo ilustrado con fotografía de los experimentos, con fecha de cuando se hizo y explicación de este.

─Eso significa…─Empezó la rubia─ ¿Qué quien hizo esta revista es la misma persona que sacó información de tu computadora?

─Exacto─ Confirmó─ Y viendo las demás fotos que hay, solo hay una persona a la que se le puede echar la culpa, tal vez la ultima que se enteró del secreto y que acapara toda la atención en la revista…─Antonella miraba a Hasber quien solo apoyaba su cara en una de sus manos.

─Esperen… ¿Me creen tan tonto como para revelar mis secretos?─Preguntó. Hubo un rato de silencio, en la que la mayoría se miraba.

─ ¿Teníamos que contestar?─Preguntó Joseph irónico.

─Lo que dice Hasber tiene sentido─ Apoyó Emily, que había permanecido en silencio un largo rato, y más cuando vio que Esteban había llegado, extendió su mano y tomó la revista─ ¿Creen que el sería capaz de revelar algo como…?─Fijó sus ojos en la pagina y leyó en voz alta─”Se tiene antecedentes de que tuvo un amorío con un chico”…Ah…─Y no supo que decir. El rubio solo se golpeo la frente con la palma de la mano y le arrebato la revista.

─Ok, mucha información para mi gusto─ Aclaró la peli purpura.

─Quien sea que hizo la revista, tiene buen gusto para elegir mis fotos ─Comento el rubio con algo de arrogancia, viendo como algunas de sus fotos eran…algo subidas de tono.

─Si, y yo me pregunto el por que posas así para la cámara─Murmuró Ésteban, sin terminar de comprender la actitud de su primo ante las cámaras.

─Solo pido por favor, no armen un alboroto─ Pidió la peli plata, al ver como había algunos invitados que los miraban, tal vez pensando que algo malo ocurría por el rostro de seriedad de Antonella.

─Descuida, no lo haremos─ Dijo el pelinegro con una sonrisa tranquilizadora, Emily también sonrió, y se quedaron mirando fijamente. La peli purpura solo ahogó un gesto de asco.

─Bueno, es la hora de los regalos─ Anunciaron más al centro del salón, Iván se volteo y vio como “la chica fácil” de Sandy Bay le miraba con una sonrisa seductora, Sasha ─como siempre─luciendo de esos escotes que hasta el alma se le podía ver, un vestido rojo y apretado. Más atrás de ella estaba lo que posiblemente momentos atrás había estado siendo “su presa” .

─Vamos Emily─ Dijo Nicole poniéndose de pie y sosteniendo a la cumpleañera de la mano, seguidas de Iván y Ésteban, caminar hacia el centro en donde estaban los regalos.

─Quisiera que fuera mi regalo el primero que abrieras─ Dijo Antonella con una sonrisa fingida, sosteniendo detrás de ella su regalo “casero”.

─Esta bien─ La oji-azul sonrió. La otra extendió los brazos, mostrando una caja de Ajedrez sin envolver en papel siquiera. Lo colocó en la mesa y lo destapó, para luego acercar su dedo a un pequeño botón poco visible.

─Esto es para ti, mi “querida” amiga, un regalo muy especial─ Y sonriendo con malicia, Anto procedió a poner en marcha el plan en el que estuvo trabajando casi toda esa tarde.
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Espero este bien la continuación y que les alla agradado. Oh, pobre Hasber º-º

Saludos. (:

 

Re: Ciencia Traviesa

LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLAZO

xDDD. Yo una vez más estoy aquí.

Lol. No me jodas, ¿En serio? No esperaba yaoi en este fic :o

Tengo muuucho que decir, pero no diré nada :)
Duerme con osito, salía con un chico, abraza a su primito con sus bóxers de militarcito [?] ♪

Eso lo resume todo xD. Bueno, me toca e_______eU
Espero tener mi conti lista para el jueves. El viernes no quiero escribir [?] xD

Bye!

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Mi conti, lamento que sea corta, pero no quería matar a todos de una vez y no había que poner e_____eU
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La joven Robinson deslizó los dedos por el botón, para luego presionarlo con cuidado, sin saber lo que ocurriría. De repente, todos quedaron segados ante una luz, cuando esta cesó, todos se encontraron en un gigante tablero de ajedrez, vestidos de forma medieval, en colores blanco y negro.

Niki se observó, vestía igual a un alfil negro, observó a su derecha, Matthew, con los ojos en blanco, estaba vestido de caballero e iba sobre un caballo. Al ver a su izquierda, se encuentra con Antonella, vestida como la reina negra, al lado de esta, Joseph, como el Rey, al lado de él, la pelinegra de hace rato, Annie, como alfil negro, y al lado de esta, como caballo… ¿¡Nick!? No espera, Niki en chico, cosa rara. Los peones y torres eran los otros invitados de la fiesta.

En el otro lado del tablero, Ésteban de rey, Emily de reina, Iván de alfil, Hasber también, los demás al igual que ellos, eran otros invitados, claro que todos blancos.

- ¿Q-qué significa esto?-preguntó Niki, viéndose, al intentar dar un paso fuera de su lugar, siente una corriente eléctrica correr por su cuerpo-

-Este es mi regalo. Algo que nadie te hubiese dado, Emily-comentó Antonella ignorando las palabras de Niki-. Las reglas son sencillas, todas las fichas, obedecerán a los reyes, o sea, a Ésteban y a mi. Si intentan desobedecer, serán electrocutados automáticamente. Es ajedrez, supongo que saben jugar.

- ¿Esto es una broma?-Ésteban se vio en traje de rey y sonrojó, se veía gracioso con esa ropa-

-Dejemos las preguntas para después, ¿Vale? Comienzas tu, reyesito-bromeó Antonella, esperando atentamente la movida de Ban-. Ah, y casi se me olvida, no podremos salir de aquí, hasta que alguno de los dos gane. No tienes alternativa.

Después de pensarlo, tenía razón. Pero, ¿Cuál era la bizarra idea que tenía esta vez la pelipúrpura? Sin embargo, ella tenía razón, no había alternativa, no se veía ninguna salida, todo era blanco, como si nada existiera, a parte de ellos, nunca comprendería la mente de la chica.

- ¿Listo?

-Peón G7 a G5-ordenó haciendo que, Thomas, que era su peón, avanzara dos pasos hacía en frente, quedándose inmóvil al llegar a la casilla-

-Buen chico-susurró Antonella sonriendo victoriosa-. Mi turno, caballo G1 a F3

Y al instante, el caballo de Matt dio un gran salto cayendo sobre la casilla indicada, para quedarse quieto en su lugar. Llegó el turno de Ésteban, moviendo su caballo G8 a F2, quedando Anahí y Matt cara a cara, sin moverse, todo continúo así, moviendo fichas y fichas por todo el campo.

Hasta que, Niki quedó en la diagonal de Carly, la rubia en D3 y la Forrester en A6. Antonella ordenó a Niki que destrozara a la peón, se acercó diagonalmente hasta ella y, desenvainando su espada, la cortó por la mitad, al hacerlo se convierte en piedra, se desmorona y luego desaparece.

- ¿¡Q-qué he hecho por Dios!?-exclamó viendo los restos de la peón, obligatoriamente, tomó su lugar arrepentida-

-Como verán, si los golpean, se convierten en piedra y desaparecen-aclaró sonriendo-

- ¿Y a dónde van?-preguntó la peliplata preocupada por Carly-

-A un lugar que yo le llamo, “Cuarto frío” donde, el frió está por debajo de la temperatura, mientras más tiempo permenezca ahí, se congelará cada vez más-informó observándose las uñas arrogantemente-

-Eres tan mala-comentó Iván sin poder moverse-

- ¡Basta de halagos! Continuemos-exclamó viendo al pelinegro pensar-

Así siguieron, ninguno destruía a ninguno, ambos hacían buenas jugadas, claro, que ambos reyes no quedaban desprotegidos, o todo acabaría mal. La cosa se ponía cada vez más aburrida, no sucedía nada nuevo. Antonella había destruido 3 fichas de Ésteban –contando a Carly- y Ban tenía 2 de ella.

- ¡Antonella detén esto! Ninguno puede ganarle al otro-recalcó siendo ignorado-. Ash… ¿Qué debo hacer?

Observó su campo, no había nada que hacer, técnicamente, estaba completamente marcado por las piezas de ella. Cualquier movimiento en falso, y acabaría perdiendo otra ficha. La verdad, todo le parecía bizarro, y que eso nunca terminaría. Fijó su mirada en su oponente, que se veía sonriendo maquiavélicamente, cosa que asustaba a los que le veían hacerlo.

- ¿Qué sucede? ¿Te has quedado sin movidas?-preguntó arrogante, poniendo la mano bajo la nariz para que no se notara su risa-

Desesperado por mover algo, Ban ordenó a Iván que se mueva a la casilla D3, quedando en la diagonal de Niki, lo notó apenas terminó su movida, arrepintiéndose y rezando para que su error no sea notado. Una risilla se escuchó, la rubia volteó la mirada y vio el rostro de “su reina” y luego a Iván, entonces entendió, Antonella le ordenó ir hasta Iván y que lo destrozara, justo antes de destrozar su pieza, Niki queda inmóvil.

-Discúlpame, ¿Quieres?-unas ondas eléctricas le estaban electrocutando. Unas lágrimas caían por sus mejillas-. Pero esto, no es mi elección

-Yo… entiendo-dijo cerrando los ojos esperando el impacto, Niki al instante corta a la mitad a Iván, quien se convierte en piedra, se desmorona y luego desaparece-

-Que conmovedor-comentó rodando los ojos la pelipúrpura-

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Iván apareció en un cuarto, al igual que el otro, blanco, sin nada. Pero, en este helaba, a su alrededor, vio a Nick, Sasha, Anahí, y dos compañeros más, congelados, la Smith no mentía cuando decía lo del cuarto frío, y se dio cuenta: si el juego no terminaba pronto, en cualquier momento él se convertiría en un enorme cubo de hielo.

-Debo salir de aquí…-susurró moviéndose de un lado para otro-

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Aquí el tablero de posiciones:

Si no lo entienden, avísenme, Antonella y Ésteban están en su casillas iniciales, Niki en D3 y bueno, los demás lo deciden ustedes.