Una noche flemática de invierno, otra noche donde no estás; ¿tan perfecto es donde te ocultas, que a mí no quieres regresar? Mi sangre se congela, mi corazón se entristece, comprometo mi vida en la tormenta, me arriesgo a perderte de vuelta. Escribes con gélidas manos tus versos, con suspiros muertos me susurras tus prosas, plasmando en pintura tus recuerdos, de aquella cálida mañana del 14 de Febrero. Para mis sentidos en un simple chisme lejano ha de quedar sin embargo para mi alma en algo imposible de olvidar; Querido mío, pido tu celestial misericordia, aleja de mis cavilaciones el dolor abismal de ése día.