Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Bueno, antes que nada quiero aclarar que a pesar de que el título parece un poco crudo NO será de esos fiction donde los personajes se encarnizan y se arrancan las tripas unos con otros. Será más bien una comedia, y dependiendo del éxito del fiction veré si lo continuo o no... Espero que les guste:


I

Siempre nos cuentan las mismas historias. Las historias de entrenadores legendarios que viajan por el mundo atrapando todo tipo de pokémon y luchan contra el mal sin tener que rendirle cuentas a nadie más. Yo inicié mi viaje pokémon con la esperanza de que en el futuro esas historias hablaran de mí.
En un principio pensé que podría llegar a lograrlo. Estuve muchos años viajando, atrapando una gran cantidad de fuertes y extraños pokémon. Participé de muchas ligas, en las cuales demostré ser muy hábil en el manejo de estrategias de batalla.
Resumiendo, podría haber logrado ser tranquilamente un entrenador legendario, pero pasó algo que no estaba en mis planes… Mis padres dejaron de subsidiar mi viaje. Ya no tenía dinero, ellos estaban empobrecidos y no podían seguir manteniendo la cantidad que yo gastaba en comida y viajes por el mundo. Mi aventura terminó en ese instante dejándome a mí pensando en lo que tenía que hacer. ¿Volver a casa? Imposible, yo era libre viajando por el mundo, si no podía seguir capturando pokémon o participando en eventos de liga podía sobrevivir, pero encerrado en mi casa ayudando a mis padres y trabajando en alguna tiendita de venta de artículos de viaje para afortunados que pudieran recorrer el mundo eso sí que no podía soportarlo.
Pero… ¿que podía hacer, solo, sin dinero, en un mundo donde los únicos trabajos que hay tienen que ver con pokémon? Sin duda no tenía muchas opciones. No podía ser enfermero ni policía, las oficiales Joy y Jenny se quedan con todo el trabajo. No me gusta trabajar en un PokéMart, sin duda es un lugar aburrido y viviría hirviendo de celos por esos entrenadores que fueran a comprar sus objetos de viajes. Para profesor de colegio pokémon tampoco ando bien, no tengo ningún tipo de estudio para eso. Como investigador pokémon no puedo trabajar porque no soy bueno más que para batallar… ¿Entonces qué me quedaba?
Había una salida. Una salida que hasta ese momento no me había venido a la mente. Oí hace mucho tiempo que perteneciendo al Team Roquet se ganaba bastante dinero, y la mayoría andaba viajando de un lado a otro del mundo atrapando pokémon. Lo que no me caía bien era tener que trabajar para un jefe, y más aun para el jefe del Team Roquet, al que todos tildan de maligno y explotador.
En ese momento llegué a darme cuenta que trabajar cometiendo delitos era lo más rentable para mi. Siempre cabía la posibilidad de que me atraparan, pero había escuchado que la pena sobre robos o secuestros extorsivos de pokémon no ascendía a más de seis meses en una prisión de baja seguridad.
Llegué hasta un barcito de ciudad Pradera que era bien conocido por ser un lugar donde se concentraba gran cantidad de criminales y delincuentes. Tenía la idea de robar y vivir esa vida fácil, pero no quería tener jefe, yo quería ser mi propio jefe. Por lo tanto lo que debía hacer en esos momentos era buscar algunos clientes… personas que necesitaran conseguir un pokémon valioso y yo lo robaría para ellos. Me senté en un taburete y le pedí al cantinero el trago más fuerte que tuviera.
El lugar donde me encontraba estaba muy oscuro y húmedo. Lleno de personas mucho mayores a mi edad, yo andaba en ese tiempo con 17 años, y allí había gente de 25 para arriba. Pero no me intimidaban, yo era fuerte, fornido, y mis pokémon estaban muy bien entrenados.
Le pagué al cantinero con unas monedas que tenía en el bolsillo y un señor muy mayor se sentó en el taburete de al lado. Estuvo un rato mirándome de soslayo y yo comenzaba a impacientarme… De pronto se giró y me habló con una voz muy ronca.
- Oye, muchacho…
- No tengo dinero para borrachos- lo cortó en seco-. Con suerte puedo pagarme esta leche con chocolate.
- ¿Leche con chocolate?- exclamó sorprendido el tipo- ¿Qué hace un delincuente como tu tomando leche chocolatada en un bar como éste?
En ese momento lo miré con furia por su intromisión, pero no dejaba de preguntarme una y otra vez cómo sabía que yo era un delincuente… ¿Será porque todos allí lo son? El intelecto de ese tipo me abrumaba.
- Yo tomo lo que quiero, viejo, desaparece de mi vista.
- ¿Y por qué quieres echarme? Yo puedo serte de utilidad.
- ¿De que me podrías servir tú?- le pregunté con descaro.
El tipo acarició s larga barba plateada y me miró con sus opacos ojos azules.
- Quizá para ti no sea más que un viejo roñoso, feo y con mucho olor rancio pero…
- Ya… ¿Eres psíquico?
- Déjame terminar. Yo tengo un don. El don de reconocer a alguien que de verdad sabe hacer su trabajo.
En ese momento comencé a mirarlo con el rostro algo extrañado. No entendía a qué quería llegar ese viejo.
- Sé que tú eres uno de los mejores criminales que existen- escupió el viejo sin anestesia.
Yo lo seguí mirando sin entender. ¿De qué estaba hablando si yo aun no había hecho nada?
- Escúcheme, señor, yo no soy ningún criminal- me defendí un poco contrariado.
- Ahhh, eso lo sé. No lo eres, pero lo serás. Puedo verlo en tu rostro. Tienes cara de buen maleante.
- Yo no sé usted por quien me toma pero yo…
- ¿Por qué no eres sincero contigo mismo? ¿Por qué te mientes diciendo que no eres un delincuente? A éste bar no entran niñas exploradoras. Sólo villanos de los peores andan por aquí. Y tú eres uno de ellos. A menos que seas un policía… los policías no son bienvenidos aquí.
- Yo no soy ningún policía, viejo- le indiqué tomándome la leche de un trago.
- Entonces demuéstralo. Necesito que hagas algo por mí.
- ¿Por ti? No haré nada por un viejo decrépito.
El tipo me puso una pesada bolsa con monedas en la mano y yo abrí los ojos con sorpresa al sentir su peso. Debía haber al menos cincuenta pepitas allí… El valor de cada Pepita era de cinco mil así que saqué una rápida cuenta y de mi mentón comenzó a caer un pequeño hilillo de baba.
- ¿Qué tengo que hacer?- cambié rápidamente de opinión.
El viejo sonrió y me observó con superioridad ahora que había tomado las riendas del asunto.
- Hay una base Militar cerca de aquí. Allí descansa un Pidgeot que el gobierno le encomendó la misión de seguir de cerca de un grupo traficante de anabólicos para pokémon. El pájaro se está convirtiendo en una molestia y quiero que lo elimines. ¿Podrás con el trabajo?
En ese momento sentí que me golpeaba a la cara la dura realidad… Me estaba pidiendo que matara. Que acabara con la vida de un pokémon… eso no era algo que cayera muy bien a mi pobre estomago, y menos después de tomar toda esa cantidad de chocolate. Pero esa bolsa con pepitas se veía profundamente apetitosa. ¿Era ese el trabajo que debía hacer para comenzar mi carrera criminal? Si lo tomaba, sabía que nunca más volvería a ser el mismo. Sabía que ese sería mi estilo de vida de ahí en más y nunca podría volver atrás. La siguiente palabra que fuera a decir marcaría mi destino y mi camino de ahí en más. ¿Elegiría respetar las normas y las buenas costumbres? ¿O elegiría matar sin piedad a cambio de unas monedas?
- Claro que podré- le sonreí al viejo guardando la bolsa de pepitas en mi bolso de viaje-. Sólo dígame donde puedo encontrar a esa ave y lo haré.
El viejo sonrió y me palmeó la espalda. Había tomado una decisión y no había vuelta atrás. Desde ese momento me convertí en un cazador, en un depredador, en un asesino de pokémon a sueldo. Mi supervivencia valía mucho más que la vida de cualquier pokémon que se cruzara en mi camino. Ahora sólo faltaba llevar a cabo la parte más difícil: encontrar y matar a ese Pidgeot.

 

Re: Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Gracias por tu comentario Nat. Voy con el siguiente capítulo, no es gracioso en absoluto, la gracia no rodea al asesino. Ya verán lo que pasa:



II

Al otro día yo me convertí en lo que soy: un asesino de pokémon. Casi sin darme cuenta vagué desde la taberna en la que había conseguido el trabajo hasta ciudad Liciantus. Era la ciudad vecina, y se caracterizaba por tener una de las más altas disciplinas de la región, los mejores colegios, los ciudadanos más respetuosos, los pokémon más obedientes y una base militar con sus pokémon entrenados desde las uñas hasta los cabellos. Es un lugar donde una persona como yo es rechazada sin miramientos, y si supieran con qué intenciones voy hacia allí no dudarían ni un segundo en disparar con sus armas o usar sus Charizard para perseguirme.
Pero como yo aun me identificaba como entrenador pokémon, tenía mi pokedex y también mis pokémon, no llamaría la atención de nadie, todos creerían que sólo estaba de paso.
Esa noche casi no dormí. Me establecí en un bosquecito cerca de la base y allí espere un buen rato. El bosque a esas horas se había puesto muy húmedo y yo odio la humedad. Eso sumado al gran calor que hacía, me ponía de mal humor y me hacía bufar con exasperación.
El Pigdeot sobrevoló sobre mí a esas altas horas. Debía ser cerca de la medianoche. Planeaba muy rápido y yo ni siquiera me esforcé en detenerlo. Lo mejor era esperar a que al otro día fuera a su misión para atacar. Si lo atacaba ahora todos se darían cuenta que algo pasaba y me perseguirían más rápidamente… Me senté en la base de un árbol y saqué mis pepitas para contarlas.

Regla número 1: Un asesino es cauto. No espera hacer su trabajo rápidamente, sino hacerlo en el momento más adecuado.

Como dije, no dormí. Me conformé con contar esas piedras, recorrer el terreno para conocerlo mejor y planear estrategias. No me sería difícil acabar con ese pokémon, tenía un Golem y un Electrivire, por lo qué en cuanto saliera lo bajaría con un rayo y ahí mismo lo asesinaría.
Pensé muy seriamente sobre meter a mis pokémon en esto. ¿Ellos estarían de acuerdo? Siempre me habían obedecido, pero este era un tema difícil, no estaba seguro de que les cayera bien la orden “Golem, mata a ese Pidgeot”. No, sin duda sería una humillación para ellos. Debía matarlo yo, debía ponerme ese peso en mis hombros. Tenía un cuchillo en la mochila, con eso bastaría.
Aunque pensé que el tiempo pasaría muy lentamente, el alba tardó menos de lo que yo creía en asomar.

Las primeras luces de la mañana bañaron el campo de amarillo. Me levanté de donde estaba y me puse a vigilar. No tardaría en salir de allí. Abstraje mi cuchillo de la mochilla y lo tomé con un pañuelo para evitar que mis huellas digitales se impregnaran allí. Me quité los zapatos y los metí a la mochila, no quería dejar pisadas. La camisa también me la saqué, no quería mancharla con sangre.

Regla número 2: Un asesino es ordenado. La organización es uno de los detalles más importantes para evitar ser capturado. Hay que ser un fantasma, hay que hacerle pensar a los perseguidores que quien cometió el crimen no existe.

Saqué a Electrivire de su pokeball. El gran pokémon eléctrico se postró a mi lado para recibir instrucciones.
- Dime, Electrivire, ¿alguna vez saliste a cazar, estando en libertad?
Me admiró con sorpresa. No entendía a donde quería llegar con esa pregunta.
- Hoy cazaremos. Necesitamos una presa para seguir sobreviviendo. Quiero saber si estás conmigo. Entenderé si no quieres hacerlo.
Electrivire agachó la cabeza con resignación. Yo lo observé, iba a decirle que podría irse, no ser parte de esa masacre, pero levantó su puño y me lo mostró. Completamente electrificada, su mano estalló en chispas frente a mis ojos. Mostró una sonrisa y asintió con determinación.
- ¿De verdad piensas participar en esto?
El pokémon gruñó en señal de afirmación. Una pequeña y débil señal de alarma se extendió por el lugar. Era hora de que todos comenzaran a trabajar.
El sonido de las alas batiéndose llegó hasta mis oídos y apreté con fuerza el cuchillo entre mis dedos.
- Prepárate, amigo.
Una pequeña oleada de viento azotó los árboles. El Pidgeot se acercaba. Entrecerré los ojos.
Pasó por sobre nosotros y endurecí la mirada. Nos miramos con Electrivire y la orden fue clara.
- Trueno.
El pokémon extendió sus brazos al cielo e instantáneamente las nubes se oscurecieron. Un Trueno surcó el aire buscando a Electrivire. La tierra succionó las ondas de choque del ataque y el mismo se encauzó en el cuerpo de mi pokémon. Estaba sobrecargado. Los increíbles rayos de electricidad fueron de un lado a otro azotando los aires. El Pidgeot planeó sorprendido intentando evitar toda esa electricidad junta. El margen de fallo de ese ataque era demasiado como para darle a ese hábil pokémon, que empezó a chillar con fuerza y a aletear hacia la Base Militar.
- Electrivire, no dejes que se escape. Usa Rayo.
El pokémon rugió y saltó hacia delante para tener un mejor ángulo. Apunto con sus manos al Pidgeot y disparó un fino y potente rayo desde sus palmas. El rayo le dio al Pidgeot en un ala y cayó desde los cielos al bosque.
- ¡Así se hace, Electrivire! ¡Regresa!
Regresé a mi pokémon a la ball y corrí desesperado por el bosque. Cada segundo que perdía era menos tiempo de escape. Además, con esos aullidos del Pidgeot quizá alguien lo había escuchado y podían enviar refuerzos.
Divisé al pokémon caído unos metros más lejos, detrás de una enorme raíz. Parecía querer levantarse, pero le costaba mover sus alas.
Llegué hasta ahí y me abalancé sobre él sin miramientos. Con brutalidad lo aplasté con mis fibrosos brazos en el suelo. Le inmovilicé las alas con las rodillas y saqué mi cuchillo. Con mi mano derecha le apreté el pico, sufriendo unos cuantos picotazos, pero no me importó. Ni siquiera los sentí. Estaba demasiado preocupado en delinear su delicado cuello de ave con el filo del arma. Poco a poco dejó de moverse. Ya estaba hecho. Me moví hacia un costado con las manos totalmente ensangrentadas y llenas de plumas. Mi presa estaba inerte. Había terminado mi trabajo. Mi primer trabajo.

Corrí como el viento fuera del bosque. Lavé mis manos en un río y me puse la camisa y los zapatos. Estaba un poco confuso. Pero no estaba arrepentido. De verdad, no pensé que matarlo fuera tan fácil. Sin duda que tengo espíritu de asesino porque ni siquiera pestañeé al matarlo. No sentí nada. Sólo hice mi trabajo, como el granjero ordeña a sus Milktanks en la mañana, como la despensera vende sus pociones, como Joy atiende a los heridos. Estaba satisfecho. No estaba alegre, pero sentía el placer del deber cumplido.
Me fui de la ciudad rápidamente antes de que la alarma se extendiera y volví a la taberna donde había conseguido el trabajo.
Desde ese momento soy conocido como Captor Master, el asesino de pokémon a sueldo. Nadie hace mejor que yo el trabajo. Y nadie lo hará nunca, porque nací para esto.

Regla número tres: El asesino nunca jamás rechazará un trabajo de un antiguo cliente. Es un código de honor, si se aceptó un trabajo de ese cliente fue porque necesitaba el dinero. Por ende, cuando el cliente lo necesite, el asesino deberá ayudarlo, siempre y cuando la remuneración sea la correcta.

¿Qué fue del viejo que encontré en la taberna y que me encomendó el trabajo? Pues allí estaba, esperándome en el bar con una sonrisa. Se convirtió rápidamente en mi socio, en mi mano derecha. Tenía muchos contactos y conseguía trabajos fácilmente. Yo los ejecutaba y las ganancias se repartían. Además de eso, era mi escudero personal, el encargado de conseguir las armas útiles para cada trabajo. Se llama Esteban y vive en una solitaria casa de campo. Una casa de campo con un centro de operaciones dentro.

Ahora me preguntarán qué es lo que hago en esta celda, preso, después de haber delinquido tantos años sin problemas. Eso nos lleva a la cuarta regla.

Regla número 4: Un asesino nunca debe involucrarse en ningún tipo de relación personal. El asesino es único en el mundo, no tiene familia, no tiene amigos, con suerte tenga socios. Las demás personas no existen.

Sí. Yo, el asesino más cruel y despiadado del mundo estoy en esta cárcel gracias a una mujer. Porque a pesar de mi cuerpo fornido, a pesar de mis súper entrenados pokémon, a pesar de mis excelsas estrategias, nunca creí que encontraría a alguien que fuera capaz de desarmarme, de desmantelar mis defensas, de arrancarme la fuerza, de dejarme tan expuesto ante el mundo como un bebé recién nacido. El cazador se convierte en presa cuando su corazón hace cortocircuito con su cerebro. Y no sólo moriré, sino que arrastré a mis pokémon conmigo, ellos también morirán. Y se siente terrible haber fallado. Pero así mismo… viví una experiencia única en mi vida con esa mujer. Por que ella era… ¿cómo decirlo? No era una cazadora, pero tenía las armas precisas para capturarme, para hacerme suyo. No era un pokémon, pero su seducción me enamoró, su encanto bajó mi defensa. Era toda una mujer, su cabello largo y negro ocultaba su espalda. Sus piernas elegantes me confundían. Su rostro misterioso y profundo me cautivaba. Su cuerpo… su cuerpo era una trampa y yo como un Buneary fui a comer allí la zanahoria. Nadie más que yo tiene la culpa. Me convertí en víctima de esa mujer, me perdí en sus curvas, me sumergí en sus ojos. Me entregué a ella.

¿Cómo la conocí? La conocí en mi última misión. Y digo última no sólo porque me hayan atrapado, sino porque era mi misión de retiro. Cada vez que recuerdo la historia me dan ganas de arrancarme el cabello.
Empecemos por el día en que Esteban me llamó para informarme de la nueva misión… Una misión multimillonaria. Una misión de riesgo 9 en la escala del 1 al 10. No tardaría en convertirse en una misión imposible.

Espero que les guste el fic ^^

 

Re: Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Bueno, acá les traigo el tercer episodio, que espero les guste. Muchas gracias desde ya a todos los que leyeron ^^

Nathan: Sí, es fic profundo... Trato de hacerlo cómico, pero creo que este asesino me está ganando la pulseada de comicidad y se está convirtiendo en un solitario ¬¬ Lo de las reglas del asesino no lo tomé de ninguna parte, trato de ser lo más original posible... pero tal vez esté influido indirectamente por algo. Aunque es lógico que todas las organizaciones tienen una serie de reglas que deben cumplir, además, le da un aire de profesionalismo, o sea, no es el tipo de asesino que va y mata porque tiene ganas.
Je, naaa, tardará en aparecer esa chica...
Yo tampoco sé a que se dedican cuando se retiran xD Gracias por tu comentario.
Melody: Gracias por tu comentario y es muy halagador que te guste. Tu comentario fue muy útil, porque nombró cosas muy puntuales.
Primero, puede que sea cierto que haya pasado muy rápido, pero creo que ya es lo suficientemente aburrido que ande hablando sin hacer nada como para ponerlo a hablar más. Además, cuando uno está desesperado, a veces no piensa demasiado las cosas.
Segundo, ¿dices que deje unos espacios entre los dialogos? Mmm, está bien, lo pensaré, aunque ésta es la forma en que se debe escribir, porque los dialogos no van en un párrafo aparte.
Tercero, los tildes son mi gran punto débil xD
Cuarto, sí, creo que los hombres acaban mal, pero pienso que las mujeres acaban peor xD
Muchas gracias, seguiré leyendo, espero que tu leas.
Diego: No, el personaje no tiene un Scizor... Aunque no dudo que aparezca, siempre lo hago aparecer. Ya te aviso. Je, gracias por tu comentario!

Bueno, sin más preambulos les dejo el tercero:

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III


- Buenos días, Robbin. Hoy tengo una misión demasiado difícil- me explicó Esteban en la base de operaciones. Era un lugar secreto, situado en la casa del viejo, no había forma de acceder allí que no fuera con los conocimientos adecuados que sólo nosotros teníamos. En el caso que se encontrara la puerta hacia la fortaleza, se debían responder tres preguntas al azar sobre mis misiones. Él y yo sabíamos las respuestas casi sin pensarlas, pero en el caso que se fallara una, sólo podría abrirse con una palabra clave e imprimiendo nuestras huellas digitales.

Adentro había muchas cosas. Una computadora de alta tecnología con Internet, llena de datos en su memoria, contenía nuestras vidas y un poco más. Había también un gran aparador con una infinidad de armas de fuego, armas blancas y otras armas que incluso no se hallaban en el mercado. Esteban era un buen inventor.
Otra repisa contenía pokebolas. Y era simple, porque yo no podía ser sólo un asesino. Necesitaba una vida, una coartada. Y esa era mi coartada, ser un entrenador pokémon. Conmigo siempre llevaba a Infernape, Electrivire, Golem, Gyarados, Tropius y Frooslass, ellos habían sido mis pokémon preferidos, los que siempre llevé conmigo en el viaje pokémon. Las demás pokébolas eran pokémon que yo iba capturando por el mundo mientras hacia mis misiones. Si para una misión necesitaba alguno especial sólo había que darle órdenes y ya estaba listo para luchar.

- Buenos días, Esteban. No me asustes.

- Je. ¿Quieres algo para tomar?

- Leche chocolatada, agitada, no revuelta.

Mientras mi socio preparaba el éxito brebaje, me comentaba acerca de la misión.

- Estamos hablando de trece cifras- me informó.

- ¿Trece? ¡Maldición! ¿Tengo que matar a Arceus?

- No, pero casi. No son dioses, pero son ídolos juveniles, por lo tanto es casi lo mismo. Ten- me dio la bebida y me la tomé de un trago.

- ¿Son?

- Exacto. Tienes 7 objetivos.

- Ahhh, ya veo. Por eso tanto dinero. ¿Y que tienen en común?

- Todos son famosos. Y la mayoría son lo mejor de lo mejor en lo suyo. El problema es que estos pokémon han creado una serie de vacío en el mercado. Todas las miradas están puestas en ellos, no tienen competidores, y eso significa mucho dinero para estos pokémon y nada para los otros.

- O sea que quienes me contrataron son la competencia.

- Podría decirse que sí. Aunque eso no nos importa, tienen el dinero y creo que es justo.

- ¿Crees que es justo? ¡Son 143 mil millones por pokémon! ¡Es una suma demasiado alta! Nadie tiene todo ese dinero.

- Es que los interesados en que desaparezcan son muchos. Y al parecer formaron un fondo comunitario con el cual te pagaran.

- Esa cifra ya me puso nervioso. Hacía mucho que no sentía tanto riesgo. ¿A quienes tengo que eliminar?

- Escucha bien y mira la pantalla del computador. Número 1: Carsie McDonnald, Marowak, arquitecto. Es un pokémon altamente especializado en la construcción, ha desafiado a todas las constructoras humanas y ha ganado. Tiene multinacionales en todo el mundo, y sos costos de operación son bajísimos. Es el primero al que todas las personas van a consultar para hacer un trabajo porque todas sus construcciones son de excelente calidad y de muy bajo precio. Se lo considera es escultor de rascacielos más talentoso de todos. Rompió 13 récords en construcciones, incluyendo el edificio más alto del mundo, el más pesado, y el más resistente. Dicen que seguirá rompiendo. Demasiado éxito para ser sólo un Marowak, ¿no te parece?

- Yo diría que sí. Mmm, planearemos con respecto a él. De seguro podré hacerlo parecer un accidente de trabajo.

- Yo creo que sería lo indicado. Número 2: Daisy Schonfell, Wigglytuff, cantante. Desde que es una Igglybuff canta como los dioses y tiene infinidad de seguidores hipnotizados con su música. También ha batido varios récords. Se ha hecho una casa donde las paredes están recubiertas de sus discos de platino, todas las noches llena estadios donde ejecuta su ritual de música, que miles de adolescentes y adultos concurren para pasar una velada magnifica donde olvidan sus problemas, las guerras y las dificultades monetarias. Han dicho que si retransmitieran sus canciones por todo el mundo habría paz permanente.

- Uff, que aburrido. Le arrancaré las viseras con mi guadaña de Scyther.

- Está preparada y afilada. Lista para aniquilar. Número 3: Justin Phillip, Shiftry, futbolista. Es el mejor jugador de Pokéfutbol en todo el planeta. Desde que nació tiene un talento innato para pegarle al balón, tiene maestría en ejecución de tiros libres un promedio de dos goles y medio por partido. Es una aplanadora. Sabe jugar tanto de manera sucia como limpia. Actualmente se desempeña en el Manchesmon United y juega para la selección de Hoenn, dando espectáculos futbolísticos con cada partido. Todos los equipos se pelean por adquirirlo su valor en el mercado a ascendido a cientos de miles de millones.

- Le cortaré las piernas. Soy fanático del City.

- Tú todo lo solucionas a golpes, ¿cierto?

- Es mi trabajo. Creo que usando mi escopeta Corsola podría volarle uno a uno los piececitos.

- Encerada y lista. Número 4: Alice Martínez, Gardevoir, modelo y actriz. Cuerpo exótico y perfecto. Los diseños que se pone encima se venden como pan caliente. Hipnotiza con su belleza tanto al público masculino como al femenino, a hombres y pokémon. Todo lo que toca su cuerpo se convierte en oro, vale millones. Hizo películas que significaron récords de audiencia. Es absolutamente cautivante, y está programando una película dramática que al parecer hará estallar las arcas de dinero del planeta. Hay que matarla antes de que termine la película.

- Mmm, no me caen bien los que usan su cuerpo para hacer dinero. Le daré una cara nueva delineando la vieja con mi cuchillo Kricketune.

- Allí está, arriba de la mesa. Número 5: Paul Barrier, Slowking, inventor. De seguro oíste hablar de él, fundió todas las petroleras humanas al desarrollar la combustión en base a agua salada. Ahora hay energía en todo el mundo sólo por centavos. También inventó el filtro de agua contaminada y el regulador de esfínteres, fundiendo tanto a las compañías ecológicas como a las pañaleras. Te darás cuenta que tiene bastantes enemigos. Recibió el premio novel ya dos veces por su constante trabajo a favor de la comunidad.

- Da lastima matar a quienes de verdad hacen bien las cosas. Usaré el electrocañón Magnezone.

- Así es la vida. Al electrocañón tengo que perfeccionarlo, ya está en la versión obsoleta, no me tomará mucho. Número seis: Minerva Dalion, Roserade, esteticista. Su entrenadora tiene doctorados en cirugía plástica, cirugía estética, dermatología y demás gías. Es una genio, es el verdadero cerebro. Sin embardo, tú debes eliminar a la Roserade, porque es ella quien formula los elementos quirúrgicos y las hierbas para hacer maquillaje. Los maquillajes y las técnicas que perfeccionaron hacen que la gente ya no tenga más problemas en la piel, cosa que hace perder millones a todas las compañías cosméticas que no presentan soluciones definitivas sino parciales.

- La voy a arrancar de raiz. Con un cañón Magmortar creo que será suficiente.

- Más que suficiente creo yo. Número 7: Jonathan Majon, Alakazam, mago. Es un artista de lo más talentoso. Ha hecho edificios enteros. Ha cortado en cuatro partes a un Metagross y lo convirtió en cuatro Metangs. Es capaz de cambiarle el color a los pokémon. Es imparable en los juegos de cartas. Tiene una memoria privilegiada. Ha ganado premios por cada presentación que ha hecho, y dejado a más gente en la calle que una crisis mundial. Es él único de los siete que se vale por sí mismo, sin ningún representante humano. Podría decirse que él mismo es casi un humano. Debes tener mucho cuidado, escapó de una caja negra que estaba asegurada con cadenas en un cubículo con agua y Sharkpedos nadando, o sea que escapar de ti no le significará un problema.

- No creo en la magia. Tengo nigthvision. Si desaparece, lo atraparé. Si se teletransporta lo perseguiré.

- Te los he enumerado más o menos por dificultad. Han puesto un plazo de seis meses, al cabo de ese tiempo los 7 deben estar muertos. Tienes menos de 20 días por enemigo, si no llegas al plazo pagarán sólo un cuarto.

- Me sobrará tiempo. No parecen tan rudos. Pero presiento que quizá tenga que usar las armas más de lo que espero usarlas. Comenzaré por el ingeniero de tipo Tierra.

- Pero antes, recuerda la sexta y octava regla…

- Nunca las olvido. Dame la Octozooka.

Esteban le tendió el arma al asesino.


Regla número 6: El asesino es invisible. Tiene la capacidad de entrar y salir de cualquier lugar sin que nadie lo vea. Si alguien tiene la habilidad para verlo, el asesino debe encargarse de hacer invisible también a esa persona que lo vio…

Regla número 8: El asesino sabe que todos son mortales. No existe la inmortalidad en el reino humano o pokémon, excepto por los pokémon fantasmas, por lo tanto no hay manera de que tema o de que obtenga remordimientos por los homicidios que comete.


- Llévate la Octozooka y la garra Salamence. Ya conoces la primera, capaz de reproducir disparos con esencia de ataques acuáticos cómo Hidrobomba, Hidropulsos o Salpicar. Es letal contra pokémon de tipo fuego, tierra y roca, con un disparo alcanza para eliminarlos. La segunda es un arma nueva, de corto alcance. Un mitón que sirve para combates cuerpo a cuerpo y golpea con la fuerza de un Enfado, de una Garra Dragón o de una Carga Dragón. ¿Te parece suficiente?

- Más que suficiente. Creo que incluso no los tendré que usar. Cuando acabe con él vendré a buscar la siguiente arma. Nos veremos. Desaparezco.

- Que el viento esté a tu favor.


Regla número 5: El asesino sabe que la suerte no sólo es cosa del destino. La suerte se la hace uno. Porque asesinar no es algo que se hace con un buen juego, asesinar es saber jugar muy bien con un mal juego. La buena y la mala suerte pueden variar, pero los vientos afines o aciagos se los crea el mismo homicida.


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PD: Para Melody, ¿así dices que separe los dialogos? xD

 

Re: Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Bueno, acá les traigo el tercer episodio, que espero les guste. Muchas gracias desde ya a todos los que leyeron ^^

Nathan: Sí, es fic profundo... Trato de hacerlo cómico, pero creo que este asesino me está ganando la pulseada de comicidad y se está convirtiendo en un solitario ¬¬ Lo de las reglas del asesino no lo tomé de ninguna parte, trato de ser lo más original posible... pero tal vez esté influido indirectamente por algo. Aunque es lógico que todas las organizaciones tienen una serie de reglas que deben cumplir, además, le da un aire de profesionalismo, o sea, no es el tipo de asesino que va y mata porque tiene ganas.
Je, naaa, tardará en aparecer esa chica...
Yo tampoco sé a que se dedican cuando se retiran xD Gracias por tu comentario.
Melody: Gracias por tu comentario y es muy halagador que te guste. Tu comentario fue muy útil, porque nombró cosas muy puntuales.
Primero, puede que sea cierto que haya pasado muy rápido, pero creo que ya es lo suficientemente aburrido que ande hablando sin hacer nada como para ponerlo a hablar más. Además, cuando uno está desesperado, a veces no piensa demasiado las cosas.
Segundo, ¿dices que deje unos espacios entre los dialogos? Mmm, está bien, lo pensaré, aunque ésta es la forma en que se debe escribir, porque los dialogos no van en un párrafo aparte.
Tercero, los tildes son mi gran punto débil xD
Cuarto, sí, creo que los hombres acaban mal, pero pienso que las mujeres acaban peor xD
Muchas gracias, seguiré leyendo, espero que tu leas.
Diego: No, el personaje no tiene un Scizor... Aunque no dudo que aparezca, siempre lo hago aparecer. Ya te aviso. Je, gracias por tu comentario!

Bueno, sin más preambulos les dejo el tercero:

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III


- Buenos días, Robbin. Hoy tengo una misión demasiado difícil- me explicó Esteban en la base de operaciones. Era un lugar secreto, situado en la casa del viejo, no había forma de acceder allí que no fuera con los conocimientos adecuados que sólo nosotros teníamos. En el caso que se encontrara la puerta hacia la fortaleza, se debían responder tres preguntas al azar sobre mis misiones. Él y yo sabíamos las respuestas casi sin pensarlas, pero en el caso que se fallara una, sólo podría abrirse con una palabra clave e imprimiendo nuestras huellas digitales.

Adentro había muchas cosas. Una computadora de alta tecnología con Internet, llena de datos en su memoria, contenía nuestras vidas y un poco más. Había también un gran aparador con una infinidad de armas de fuego, armas blancas y otras armas que incluso no se hallaban en el mercado. Esteban era un buen inventor.
Otra repisa contenía pokebolas. Y era simple, porque yo no podía ser sólo un asesino. Necesitaba una vida, una coartada. Y esa era mi coartada, ser un entrenador pokémon. Conmigo siempre llevaba a Infernape, Electrivire, Golem, Gyarados, Tropius y Frooslass, ellos habían sido mis pokémon preferidos, los que siempre llevé conmigo en el viaje pokémon. Las demás pokébolas eran pokémon que yo iba capturando por el mundo mientras hacia mis misiones. Si para una misión necesitaba alguno especial sólo había que darle órdenes y ya estaba listo para luchar.

- Buenos días, Esteban. No me asustes.

- Je. ¿Quieres algo para tomar?

- Leche chocolatada, agitada, no revuelta.

Mientras mi socio preparaba el éxito brebaje, me comentaba acerca de la misión.

- Estamos hablando de trece cifras- me informó.

- ¿Trece? ¡Maldición! ¿Tengo que matar a Arceus?

- No, pero casi. No son dioses, pero son ídolos juveniles, por lo tanto es casi lo mismo. Ten- me dio la bebida y me la tomé de un trago.

- ¿Son?

- Exacto. Tienes 7 objetivos.

- Ahhh, ya veo. Por eso tanto dinero. ¿Y que tienen en común?

- Todos son famosos. Y la mayoría son lo mejor de lo mejor en lo suyo. El problema es que estos pokémon han creado una serie de vacío en el mercado. Todas las miradas están puestas en ellos, no tienen competidores, y eso significa mucho dinero para estos pokémon y nada para los otros.

- O sea que quienes me contrataron son la competencia.

- Podría decirse que sí. Aunque eso no nos importa, tienen el dinero y creo que es justo.

- ¿Crees que es justo? ¡Son 143 mil millones por pokémon! ¡Es una suma demasiado alta! Nadie tiene todo ese dinero.

- Es que los interesados en que desaparezcan son muchos. Y al parecer formaron un fondo comunitario con el cual te pagaran.

- Esa cifra ya me puso nervioso. Hacía mucho que no sentía tanto riesgo. ¿A quienes tengo que eliminar?

- Escucha bien y mira la pantalla del computador. Número 1: Carsie McDonnald, Marowak, arquitecto. Es un pokémon altamente especializado en la construcción, ha desafiado a todas las constructoras humanas y ha ganado. Tiene multinacionales en todo el mundo, y sos costos de operación son bajísimos. Es el primero al que todas las personas van a consultar para hacer un trabajo porque todas sus construcciones son de excelente calidad y de muy bajo precio. Se lo considera es escultor de rascacielos más talentoso de todos. Rompió 13 récords en construcciones, incluyendo el edificio más alto del mundo, el más pesado, y el más resistente. Dicen que seguirá rompiendo. Demasiado éxito para ser sólo un Marowak, ¿no te parece?

- Yo diría que sí. Mmm, planearemos con respecto a él. De seguro podré hacerlo parecer un accidente de trabajo.

- Yo creo que sería lo indicado. Número 2: Daisy Schonfell, Wigglytuff, cantante. Desde que es una Igglybuff canta como los dioses y tiene infinidad de seguidores hipnotizados con su música. También ha batido varios récords. Se ha hecho una casa donde las paredes están recubiertas de sus discos de platino, todas las noches llena estadios donde ejecuta su ritual de música, que miles de adolescentes y adultos concurren para pasar una velada magnifica donde olvidan sus problemas, las guerras y las dificultades monetarias. Han dicho que si retransmitieran sus canciones por todo el mundo habría paz permanente.

- Uff, que aburrido. Le arrancaré las viseras con mi guadaña de Scyther.

- Está preparada y afilada. Lista para aniquilar. Número 3: Justin Phillip, Shiftry, futbolista. Es el mejor jugador de Pokéfutbol en todo el planeta. Desde que nació tiene un talento innato para pegarle al balón, tiene maestría en ejecución de tiros libres un promedio de dos goles y medio por partido. Es una aplanadora. Sabe jugar tanto de manera sucia como limpia. Actualmente se desempeña en el Manchesmon United y juega para la selección de Hoenn, dando espectáculos futbolísticos con cada partido. Todos los equipos se pelean por adquirirlo su valor en el mercado a ascendido a cientos de miles de millones.

- Le cortaré las piernas. Soy fanático del City.

- Tú todo lo solucionas a golpes, ¿cierto?

- Es mi trabajo. Creo que usando mi escopeta Corsola podría volarle uno a uno los piececitos.

- Encerada y lista. Número 4: Alice Martínez, Gardevoir, modelo y actriz. Cuerpo exótico y perfecto. Los diseños que se pone encima se venden como pan caliente. Hipnotiza con su belleza tanto al público masculino como al femenino, a hombres y pokémon. Todo lo que toca su cuerpo se convierte en oro, vale millones. Hizo películas que significaron récords de audiencia. Es absolutamente cautivante, y está programando una película dramática que al parecer hará estallar las arcas de dinero del planeta. Hay que matarla antes de que termine la película.

- Mmm, no me caen bien los que usan su cuerpo para hacer dinero. Le daré una cara nueva delineando la vieja con mi cuchillo Kricketune.

- Allí está, arriba de la mesa. Número 5: Paul Barrier, Slowking, inventor. De seguro oíste hablar de él, fundió todas las petroleras humanas al desarrollar la combustión en base a agua salada. Ahora hay energía en todo el mundo sólo por centavos. También inventó el filtro de agua contaminada y el regulador de esfínteres, fundiendo tanto a las compañías ecológicas como a las pañaleras. Te darás cuenta que tiene bastantes enemigos. Recibió el premio novel ya dos veces por su constante trabajo a favor de la comunidad.

- Da lastima matar a quienes de verdad hacen bien las cosas. Usaré el electrocañón Magnezone.

- Así es la vida. Al electrocañón tengo que perfeccionarlo, ya está en la versión obsoleta, no me tomará mucho. Número seis: Minerva Dalion, Roserade, esteticista. Su entrenadora tiene doctorados en cirugía plástica, cirugía estética, dermatología y demás gías. Es una genio, es el verdadero cerebro. Sin embardo, tú debes eliminar a la Roserade, porque es ella quien formula los elementos quirúrgicos y las hierbas para hacer maquillaje. Los maquillajes y las técnicas que perfeccionaron hacen que la gente ya no tenga más problemas en la piel, cosa que hace perder millones a todas las compañías cosméticas que no presentan soluciones definitivas sino parciales.

- La voy a arrancar de raiz. Con un cañón Magmortar creo que será suficiente.

- Más que suficiente creo yo. Número 7: Jonathan Majon, Alakazam, mago. Es un artista de lo más talentoso. Ha hecho edificios enteros. Ha cortado en cuatro partes a un Metagross y lo convirtió en cuatro Metangs. Es capaz de cambiarle el color a los pokémon. Es imparable en los juegos de cartas. Tiene una memoria privilegiada. Ha ganado premios por cada presentación que ha hecho, y dejado a más gente en la calle que una crisis mundial. Es él único de los siete que se vale por sí mismo, sin ningún representante humano. Podría decirse que él mismo es casi un humano. Debes tener mucho cuidado, escapó de una caja negra que estaba asegurada con cadenas en un cubículo con agua y Sharkpedos nadando, o sea que escapar de ti no le significará un problema.

- No creo en la magia. Tengo nigthvision. Si desaparece, lo atraparé. Si se teletransporta lo perseguiré.

- Te los he enumerado más o menos por dificultad. Han puesto un plazo de seis meses, al cabo de ese tiempo los 7 deben estar muertos. Tienes menos de 20 días por enemigo, si no llegas al plazo pagarán sólo un cuarto.

- Me sobrará tiempo. No parecen tan rudos. Pero presiento que quizá tenga que usar las armas más de lo que espero usarlas. Comenzaré por el ingeniero de tipo Tierra.

- Pero antes, recuerda la sexta y octava regla…

- Nunca las olvido. Dame la Octozooka.

Esteban le tendió el arma al asesino.


Regla número 6: El asesino es invisible. Tiene la capacidad de entrar y salir de cualquier lugar sin que nadie lo vea. Si alguien tiene la habilidad para verlo, el asesino debe encargarse de hacer invisible también a esa persona que lo vio…

Regla número 8: El asesino sabe que todos son mortales. No existe la inmortalidad en el reino humano o pokémon, excepto por los pokémon fantasmas, por lo tanto no hay manera de que tema o de que obtenga remordimientos por los homicidios que comete.


- Llévate la Octozooka y la garra Salamence. Ya conoces la primera, capaz de reproducir disparos con esencia de ataques acuáticos cómo Hidrobomba, Hidropulsos o Salpicar. Es letal contra pokémon de tipo fuego, tierra y roca, con un disparo alcanza para eliminarlos. La segunda es un arma nueva, de corto alcance. Un mitón que sirve para combates cuerpo a cuerpo y golpea con la fuerza de un Enfado, de una Garra Dragón o de una Carga Dragón. ¿Te parece suficiente?

- Más que suficiente. Creo que incluso no los tendré que usar. Cuando acabe con él vendré a buscar la siguiente arma. Nos veremos. Desaparezco.

- Que el viento esté a tu favor.


Regla número 5: El asesino sabe que la suerte no sólo es cosa del destino. La suerte se la hace uno. Porque asesinar no es algo que se hace con un buen juego, asesinar es saber jugar muy bien con un mal juego. La buena y la mala suerte pueden variar, pero los vientos afines o aciagos se los crea el mismo homicida.


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PD: Para Melody, ¿así dices que separe los dialogos? xD

 

Re: Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

Hola, gente! Oau, me sorprendí con la cantidad de comentarios ^^ De verdad me encanta que haya tantos leyendo y les agradezco a todos. Paso a responder sus comentarios:

Facus: Me alegra que te haya gustado y te parezca creativo. Gracias por tu apoyo, espero seguir viendote por aquí.

Melody: Te estás convirtiendo en mi comentarista favorita xD No puedo hacer más que agradecer tus elogios ^^
Je, sí, es impresionante lo que cada uno hace porque traté de darles oficios estrafalarios (tal como el protagonista). Es para relucir bien que el mundo no vive sólo de viajes y de gimnasios xD
Esta fora de expresarme está llena de años de fracasos, hasta que al final mejoré bastante mis fictions
El tema es que yo leo de cualquier manera, tengo buena vista y no me molesta cómo estén los párrafos. Pero bueno, igualmente, por ti separaré bien los diálogos.
Gracias por tus animos y espero seguir viendote aquí ^^

Nathan: Jejeje, no estaría mal... Pero el tema es que sería muy fácil matar a todas las evoluciones de Eevee, por lo tanto puse pokémon un poco más intimidantes, Shiftry, Alakazam, Marowak...
Sí, uno de mis objetivos es que el fiction sea bastante elegante, después de todo es un asesino fino, no un asesino de barrio xD
Mmm, no estoy seguro de detallar esas muertes dolorosas cómo dices, je, pero veremos qué sale. Nos vemos, cordero, gracias por leer xD

Torterra: Gracias por leer, yo no presiono a nadie que lea mi historia, quien la quiera leer es bienvenido y si no no hay problema. Para mi el estilo de novela es más fácil y además mucho más vistoso, creo que puedo describir mucho mejor las acciones de los personajes que en el diálogo teatral.
Eso de la estocada final fue muy puntual ;) Especulaste bien. Pero no diré más nada, tendrás que seguir leyendo. Gracias, y yo también me voy a pasar por tu fic ^^

SweetMelody: Muchas gracias! Me alegra que te parezca original, es uno de los objetivos principales, así que todos los comentarios como el tuyo son muy bien recibidos ^^

Diego: Sí, un Marowak arquitecto... ¿Que tiene de malo? Sí las mujeres pueden hacerlo también los pokémon [comentario machista off] Me gustan las Gardevoirs, pero yo no soy el asesino ¬¬
Mmm, pueden ser Beldums o Metangs...
Gracias por leer y comentar, saludos!!


Ahora sí, vamos con el cuarto capítulo ^^ Espero que les guste



IV

Edward Schwartz, Marine Oldmain, Jonathan Simons y Oscar Galantti eran policías. No cualquier policía, no eran oficiales Jenny, eran agentes de investigación. Cuatro fracasados que no tenían ni la más mínima idea de cómo atrapar villanos. Hacía años que venían siguiéndome, siempre un paso detrás de mí. Incluso a veces los dejaba acercarse mucho para luego ver cómo lloraban al darse cuenta que me había escapado. Eran uno sujetos muy locos, jóvenes y totalmente opuestos entre sí. Edward era la clase de tipos criados en la calle, como yo, viajando de un lado a otro en busca de batallas y amigos. De policía no sabía nada. Yo lo veo muy similar a mí, porque cuando sus padres murieron ya no pudo mantenerse y decidió seguir el camino de ley, contrariamente al mío. Nunca me enfrenté con él, pero sí oí hablar mucho de que era un gran entrenador. Llegó a las fuerzas por su habilidad, pero no tiene eso que tanto caracteriza a los policías, esa lealtad por la justicia. Él hace su trabajo porque le pagan, no porque quiera hacerlo. He oído decir que tiene pésima puntería, por eso él nunca dispara.

Marine es la estudiosa. Desde los diez años, en vez de salir a buscar pokémon, se encerró en su cuarto a estudiar todo tipo de cosas y se decidió por ser lo que hoy es: una policía de oficina. Sabe seguir muy bien las pistas, sabe donde conseguir información sobre cualquier hecho delictivo, pero no sabe atrapar criminales. Nunca atrapó uno, sólo le brindó información a sus compañeros de equipo. A menudo ella es la que piensa, y Edward el que actúa.

Pero cómo ninguno de los dos dispara, el que corre los riesgos es Jonathan. Su padre era policía, pero el quería ser entrenador pokémon. Cuando le llegó la hora de salir de viaje por el mundo, su padre se lo prohibió porque le dijo que era en vano, que no aprendía nada y que al final terminaba siendo un vago. Estoy de acuerdo con ese padre. Entonces el pequeño Jonny se crió en la oficina con su padre y sus amigotes. Y de allí nunca se fue. Es experto en el manejo de armas, secuestros, frustración de robos a mano armada y demás. Pero cómo no es inteligente, les delega la parte de investigación a los demás.

Oscar es un extranjero que llegó a donde está gracias a mí. Bueno, no sé si gracias a mi o si es por culpa mía…

Fue mi tercer encargo, lo recuerdo. Oscar y su fuerte Lucario habían vencido a un tonto fanático de las batallas al que nunca antes habían derrotado. Resulta que el que perdió se volvió loco (si no lo era ya antes) y me encargó que matara ese Lucario y a cambio nos dio mucho dinero. No hace falta mencionar que hice mi trabajo, y lo hice muy bien, como siempre…

Oscar iba de viaje por Hoenn, cerca de ciudad Colosalia. Yo lo embosqué y lo reté a una batalla, haciéndome pasar como un entrenador más. Aun lo recuerdo perfectamente…

- ¡Lucario, Ataque Óseo!- gritó.

- ¡Infernape, esquívalo y usa Rueda de Fuego!

Lucario atacó lanzando montones de tierra, Infernape los evitó a todos, enroscó su cuerpo y se arrojó como un bólido sobre él.

- ¡Lucario, resiste, usa A Bocajarro!

- Infernape, soporta su ataque y mándalo a dormir con un Envite.

Los golpes y patadas del pokémon de lucha vapulearon el cuerpo de mi pokémon de fuego, pero mi pokémon tenía mucha más experiencia que ese Lucario, aguantó el ataque y con su cuerpo cubierto en llamas lo embistió.

El pokémon de acero quedó contra una pared, totalmente debilitado, y su entrenador no lo podía creer.

- ¡Oau! Vaya paliza que me haz dado- dijo mientras auxiliaba a su pokémon caído.

- Cierra la boca, ponte contra la pared y no te muevas- le ordené apuntándole con una pistola de bolsillo.

El muchacho se quedó ahí parado sin saber que hacer. El miedo se agolpó en sus ojos. La sorpresa no lo dejaba reaccionar. Le hice una seña y poco a poco retrocedió hasta quedar contra la pared, lejos de Lucario. Por fin, habló:

- No tengo mucho, puedes llevártelo, todo está en mi mochila.

Yo sonreí. ¿Por qué siempre me confundían con un ladrón? En fin, no quise dejarlo en suspenso por mucho tiempo, soy asesino, no torturador.

- Infernape, acábalo. Usa tu Puño Fuego a Bocajarro.

Mi pokémon ya asesinaba desde mi segundo trabajo. Hablamos seriamente y nuestros pensamientos se convirtieron en los mismos. Yo no podía matar a un pokémon de acero con una pistola o un cuchillo, y él lo sabía. Se abalanzó sin piedad y con sus poderosos puñetazos poco a poco fue destruyéndole en cuerpo al pobre Lucario. Su entrenador admiraba la escena totalmente pasmado, incapaz de reaccionar. Su pokémon estaba siendo cruelmente masacrado en ese momento.

Regla número 7: El asesino es insensible. Es primordial mantener la buena calma mientras se está asesinando y hay alguien cerca llorando por la victima. No se lo debe consolar, no se lo debe mirar, no se le debe hablar. Es el trabajo que tiene que hacer, y si a otro no le gusta, no tiene por qué dar explicaciones.

- Lu… Lucario… ¡Basta, lo vas a matar! ¡Déjalo, te daré dinero, haré lo que me pidas, ya no lo golpees!

Pero Infernape jamás se detuvo. Era extraño, porque mi pokémon en cierto momento parecía disfrutar de la matanza que estaba realizando. Parecía gustarle. A mi nunca me gustó, matar pokémon no era algo que me fascinara… sólo era mi trabajo. A mi me gustaban los pokémon. Yo seguía siendo el mismo adolescente viajero de antes, pero ahora tenía la responsabilidad de aceptar el encargo de clientes que a toda costa querían que me deshiciera de algunos estorbos.

De más está decir que cuanto las pulsaciones del Lucario se apagaron, yo e Infernape nos fuimos. La mirada en el rostro de Oscar era inexpresiva. Sabíamos que tenía un conflicto emocional interno muy grande.

Tiempo después se unió a las fuerzas, para ser agente secreto y escaló todos los peldaños jerárquicos rápidamente para llegar hasta mí. Nunca he temido…

Regla número 10: El asesino no le teme a nada. Porque la pirámide de depredación lo dice. Los herbívoros se comen las plantas, los carnívoros se comen a los herbívoros, los humanos se comen a todos ellos, y los asesinos están en la cúspide, porque además de matar carnívoros, herbívoros y plantas, también matan humanos. Todos son inferiores para un asesino.
Excepción de la regla: Un asesino, sólo puede temerle a otro asesino.

Nunca se me presentó un enemigo lo suficientemente difícil como para tenerle miedo. Pero Oscar… aun sin darme miedo… me da mucha mala espina, porque siento que lo convertí en un asesino. ¡Y no hay peor pesadilla para un asesino que otro asesino! Él ha dedicado su vida luego de la muerte de su pokémon a rastrearme, para matarme, siempre supe que quería hacer eso. Y es lógico, después de todo yo justifico la venganza. Pero voy a permitir, ni permitiré, que nadie mate. Yo moriré naturalmente, o por cuenta propia.

Éste escuadrón, que me sigue de un lado a otro por donde aparecen mis asesinatos, es un grupo bastante desunido, quizá por eso aun no me atraparon. Además de desunidos son tontos, son unos niños de pecho a los cuales podría pisar con mi zapato.

Ellos al parecer se enteraron de mi misión secreta, y no lo dudo, porque los rumores corren rápido. Además, creo que soy el único asesino a sueldo de pokémon oficial, por lo tanto, cuando un pokémon muere por causas no naturales o fortuitas, está a las claras quien fue.

Pero ellos no son mis únicos enemigos o perseguidores. Muchos juraron vengarse de mí, la mayoría son los entrenadores de los pokémon que maté, otros son sólo gente ignorante que dice estar en contra del asesinato y por eso me busca. Los más importantes son los cuatro del escuadrón, pero un asesino siempre lleva consigo un contador de enemigos, para no encontrarse con ninguna sorpresita.

Pero bueno, como sabrán, si estoy en la cárcel, es porque me atraparon. Y si me atraparon es porque cometí un grave error…

Regla número 9: El asesino reconoce sus errores. De cada diez acciones que realiza, una de ellas se convierte en un error. Es natural, ya que con el alto riesgo que el asesino corre hay un alto margen de cometer errores. Por eso es muy importante que un asesino piense fríamente y se dé cuenta cuándo y dónde cometió un error para poder solventarlo si en el futuro ese error se convierte en un problema.

Y el error que cometí, como ya dije, fue romper la cuarta regla. La regla de nunca tener una relación interpersonal. Y cuando rompes una regla, todas las demás se rompen junto con esa… porque cuando un asesino hace lo que yo hice y se confunde con una mujer deja de ser cauto y rompe la primera regla. Cuando uno busca, se deja capturar, y se acuesta con una mujer, rompe también la segunda regla y deja de ser ordenado. Rompe la tercera y la misión deja de ser para un cliente y se convierte en una misión propia. En fin, al romper una regla, se deja de ser asesino y se convierte en un simple mortal.

Ahora les voy a contar, que tal me fue en mi misión, y por qué me atraparon. Mi mente está fresca, no hace mucho que me atraparon, lo recuerdo sin problemas…


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Ahí los dejo xD Con espectativas... Suerte y hasta la próxima!

 

Re: Captor Master: Asesino de Pokémon a sueldo.

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