Cada 10,000 años (NejiTen)

Hola a toodooos. PERDON si me tardé, pero bueno ya saben que uno no tiene tiempo a veces jum.
Antes que nada quiero dar las GRACIAS A TODOS mis lectores, perdonenme que no les pueda responder a todos a veces U...U corta de tiempo, gomen, pero saben que a TODOS los amiisimo MUCHAS GRACIIAS!!

Y bueno como ya sabes este es el último capítulo del fanfic, osea el FINAL de esta historia ya llegó a su final. espero que la disfruten n_n y bueno, al ser capii final lo he hecho muuuy laaargoooo, ¡disfrútenlo! y espero que no me maten xD

[Final] Capítulo 10. novena desgracia "El nuevo mundo"

La furia en el agua aumentaba a cada segundo; parecía que la enorme ola iba creciendo a una velocidad cósmica. Era espeluznante, simplemente algo fuera de la realidad.

“¿Neji?” —habló en sus pensamientos la joven kunoichi.

Tenten miraba con horror la amenaza que estaba a punto de llegar hasta ella. Su cuerpo se había inmovilizado, temblaba y sudaba frío.

—“¡Neji!” —insistió.

Su corazón se estremeció al darse cuenta que había perdido la comunicación con el Hyuuga. Estaba sola, completamente sola e indefensa, dudaba qué hacer.

—No... Esto no puede ser —murmuró mientras sostenía con fuerza su amuleto.

Cerró sus ojos, acto seguido sintió un tremendo impacto, quizás el más duro que sintió en su vida. Fue como si le hubiesen rasgado el cuerpo de un solo golpe; había sido cubierta por la salina agua de océano, que por fin había llegado hasta ella.

Se dejó llevar por la fuerza salvaje del agua; se convirtió en el juguete, en el títere del espíritu del mar. Era zangoloteada por todos lados y ya había recibido muchos golpes por parte de los objetos que el agua arrastraba.

“¿Hasta aquí llegué?” —se preguntó en sus pensamientos.

En el momento que perdió la comunicación con el Hyuuga perdió toda esperanza de vivir, sintió como si le hubieran arrebatado su única esperanza de vivir. Se sentí débil, indefensa e incapaz de hacer algo por ella misma.

“Hasta ahora... Neji me había protegido de todo. Estoy sola... sin duda moriré”

Soltó su amuleto, aflojó por completo su cuerpo y dejó que el agua entrara por su boca, ya no tenía nada de aire. Por primera vez Tenten se dio por vencida, ya no tenía caso vivir, ¿para qué? Todos habían muerto, además estaba en medio de el fin del mundo, no tenía caso luchar, ¿cómo pararía la desgracia total? Era imposible, contra la naturaleza era imposible luchar, así que... era mejor dejarse morir, de cualquier forma tarde o temprano lo haría.

Perdió la noción de todo. Su cuerpo cayó en un estado inerte, ni de vida ni de muerte... En el medio.

Poco a poco su corazón se comenzó a apagar; apenas y latía, su pobre órgano luchaba con desesperación para no morir, pero parecía inútil, su vida se estaba acabando…

“—Espera... —pronunció Neji estupefacto—, ¿entiendes lo que dice ahí?

—Sí, ¿qué tú no? —preguntó extrañada la castaña.

—No, esto... no está en japonés, es alguna especie de jeroglíficos, ¿cómo puedes leerlos? —farfulló el Hyuuga consternado.”

Un golpe en su subconsciente se presentó, no lo razonó, pero aquél vago recuerdo se le manifestó.

“—Neji, esto sonará muy contradictorio a lo que te dije antes pero... quiero que me sigas protegiendo.



El rostro del Hyuuga mostró algo de asombro ante las palabras de Tenten, ella aún mantenía sus ojos inundados, se le veía muy nostálgica.

—Sí, no lo había dicho enserio, te seguiré protegiendo... porque somos un equipo —dijo Neji con un tono casi audible.”

Un segundo recuerdo la atacó, esta vez, un pequeño impulso acudió a su corazón.

“No había salida, detrás de ellos había una cortina de fuego, y en frente un acantilado. Y no tardaría mucho en caer un meteoro sobre donde ellos estaban.



—¡No hay de otra, salta! —ordenó el muchacho al tiempo en que ejecutaba la acción, y justo a tiempo, ya que un segundo después, donde ellos estaban parados cayó un meteoro.


Iban cayendo, e incluso en el aire tenían que esquivar las piedras flameantes que amenazaban. Era mucha presión la que había pero debían actuar rápido.



—El impacto será duro… —habló el Hyuuga con trabajo.


—Ese río no es profundo… ¡moriremos! —exclamó Tenten al ver que estaba a escasos metros del final.


Efectivamente había un río esperándolos, pero tal y como lo había mencionado la castaña, no era nada profundo, ¡muerte segura!

—No hay nada que hacer… Tenten... perdón por no haberme dado cuenta antes, pero creo que te…


Intentó decir el Hyuuga, pero la castaña se le adelantó.


—Te amo… Neji, te amo.”

El corazón de Tenten comenzó a latir rápidamente, aquellas recuerdos tan desgarradores le habían dado fuerza, pero su mente aún se negaba a despertar.

“—Si tú te quieres ir ya, está bien, pero... creas o no, si estoy aquí... es por ti, si te suicidas, yo no lo haré, seguiré viviendo sin una razón.



Los ojos de Tenten se abrieron hasta su límite, ¿qué le decía?, ¿a caso había oído bien?, ¡Hyuuga Neji le estaba diciendo que la necesitaba!”

Sintió dolor… Nuevamente. A pesar de estar cubierta bajo el océano, siendo arrastrada por este y estar bajo un estado inerte... Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas.

“—N... Neji —pronunció su nombre con un gran sonrojo al sentir que la hábil mano del Hyuuga acariciaba su abdomen—, ¿qué haces?



No le contestó, pero en un ágil movimiento, se giró y logró acorrala. Él se sostenía con una mano para no aplastarla, su otra mano se mantenía ocupada deshaciéndole su peinado de chonguitos mientras con cuidado besaba su cuello.

Ella tampoco pudo contenerse, se dejó llevar por el Hyuuga, pero al mismo tiempo disfrutaba de su torneado cuerpo, acariciándolo con sus delicadas manos.

Estaba más que claro, el amor entre ellos ya no podía seguirse escondiendo, y a pesar de no poderse demostrar su amor con dulces besos en los labios, decidieron hacerlo con sus cuerpos, total nadie los vería ahí, y perder la virginidad en una noche antes del fin del mundo con la persona amada, no era una mala idea.”
—Neji... —pronunció débilmente.

Fue en ese momento que su mente comenzó a despertar, a sentir ese deseo de vivir... Buscarlo a él.

“Quiero que me prometas algo... Prométeme que sin importar cómo correrás por tu vida, que te salvarás cueste lo que cueste, no sé pero... siento que tú y yo no debemos morir... aún, aún debemos estar con vida”.

Sus ojos se abrieron de golpe, ¿¡Qué demonios estaba haciendo!? Le había prometido a Neji que viviría, no podía dejarse morir así como así; estaba decidida a cumplir esa promesa, definitivamente no dejaría las cosas así... no, y menos después de todos los momentos que había vivido con el Hyuuga.

—¡Kusari Fuubou! —gritó mientras invocaba su poderoso bastón cadena de viento.

Lo hizo girar a una velocidad inimaginable y con ayuda de la fuerza hizo formar un remolino, el cual utilizó como catapulta para salir de un solo disparo a la superficie.

Por otra parte, Neji había utilizado su Kaiten para protegerse del agua, pero el cansancio le hizo perder el control, cayendo en las redes del océano.

—Mierda —masculló cuando vio que pronto no tendría fuerzas para mantenerse a flote, luchando contra las poderosas olas.

La corriente lo obligó a hundirse, manoteaba y pataleaba para poder subir a la superficie, pero la magnitud que llevaba la fuerza del agua era monstruosa, con sólo esfuerzos físicos no bastaría.

—¡Hakke Kusho! —activó su palma de vacío de ocho trigramas.

Al instante una inmensa cantidad de chakra salió por las palmas de Neji, chocó con la corriente del agua, ocasionándole un fuerte impulso, el cual utilizó para brincar fuera del agua.

—Esto... sólo es el comienzo, pronto la tierra se abrirá y todo esto se convertirá en llamas —se dijo a sí mismo con la respiración agitada.

Logró subirse sobre un gran tronco de un árbol, el cual era arrastrado brutalmente por la salvaje adversidad, pero era mucho mejor que estar en el agua y muchas opciones no tenía... No quedaba nada en pie, ni un solo árbol, montaña o roca, todo había sido arrastrado por el Tsunami más grande de la historia. Ya no había tierra, el planeta se transformó por completo en uno de agua, los continentes fueron tragados sin compasión; la madre naturaleza estaba furiosa.

—Esto es realmente... —intentó decir el genio.

En sus ojos se reflejaban caóticas imágenes. Era demasiado cruel lo que presenciaba. Cadáveres de animales y personas se veían por doquiera, todos ellos siendo maltratados por el azote del ahora océano.

—Tenten, resiste.

Las cosas empeoraron. Un terrible rugido, el más estruendoso y melancólico. Quizás resonó por todo el universo, esparciendo su lujuria por la sangre del mundo.

Poco a poco el agua comenzó a evaporarse, un calor exagerado se empezó a sentir. De un pequeño orificio en el suelo se corrió toda una grieta, una que atravesó todo el planeta, aquella que dio paso al fuego de la destrucción final. Sí, aquél tronido que habían escuchado había provenido de la mismísima Tierra, se había agrietado, el pobre planeta no tenía la condición para soportar todo lo que acontecía en su interior y al paso que iban las cosas, sin duda explotaría.

—No... —susurró con pavor al ver aquello.

Los cuerpos de Naruto y Sasuke, ambos aferrados de las manos. Habían dado una gran lucha... Dos de los shinobis más grandes del mundo habían muerto, y ahora él tenía la oportunidad de ver sus cadáveres perderse en el abismo del mar.

—Esto... ya... está fuera de control —titubeó, comenzaba a perder la cordura—. ¿Cómo es posible que haya sobrevivido hasta ahora?... En fin, ya no importa... no tengo... más fuerzas... creo que yo...

Sus perlados ojos comenzaron a cerrarse, su cuerpo estaba al límite, ya no le quedaba Chakra, era prácticamente nulo, sus músculos le dolían infernalmente con el mínimo movimiento que hiciera; eso era todo, no podría seguir más, ya no volvería a ver a Tenten, no importaba cuánto lo deseara, no tenía nada energías, estaba en un estado realmente deplorable.

—Perdóname... Tenten.

No soportó más, se desplomó sobre el tronco y acto seguido resbaló por el... Cayendo nuevamente en el océano, el cual había dejado de tener una temperatura fría... todo lo contrario, ahora se encontraba sumamente caliente, su temperatura aumentaba cada vez más, a una velocidad impresionante...

Un resplandor... sí, eso fue. Sintió unos cálidos rayos golpear en su rostro. Lentamente abrió sus ojos, su visión era borrosa, pero aún así pudo reconocer lo que tenía en frente.

No pudo evitar esbozar una débil sonrisa... Por fin... por fin se habían vuelto a encontrar. Tenten lo estaba sujetando por una mano, su amuleto emitía un dulce resplandor, pero no más dulce que la mirada que ella le dedicaba.

Un segundo resplandor hizo acto de presencia, esta vez era el amuleto de la Luna el que brillaba. La luz comenzó a aumentar, cada vez se hacía más intensa, y a pesar de esto, ellos mantenían sus ojos bien abiertos, los destellos luminosos no dañaban su vista, al contrario, parecía darles fortaleza, como si aquello fuera una especie de reserva de chakra sumamente potente.

Una gran explosión se originó. Lava comenzó a emerger del suelo, el agua se calentó a una temperatura tan alta, que con sólo rozarla te incineraría el pie.

Por suerte, Neji y Tenten lograron salir justo a tiempo, medio segundo más que se hubieran tardado y no habrían visto de nuevo la luz.

—¡Neji! —exclamó Tenten al tiempo en que se aferraba al Hyuuga.

Este la abrazó fuertemente. Los amuletos los había tele transportado a un lugar extraño. Estaban parados sobre una enorme roca, la cual, poco a poco se derretía por el hervor del agua. Era extraño, pues a su alrededor ya no había nada, era como si estuvieran en medio del océano, sólo que no era uno normal, pues además de tener una temperatura sobrenatural, estaba pintado de un color carmesí.

—¡Ah! —se escuchó un tremendo grito.

Ambos voltearon... Era... siniestro lo que veían, sombrío, cruel...

—¡A... ayúdenos! —gritó aquella chica.

Tenten quiso intentar hacer algo, pero Neji la detuvo.

—¿¡Qué haces!? ¡Hay que salvarlos!

El Hyuuga agachó su cabeza y negó de forma tranquila pero con mucho pesar. Tenten comprendió muy bien a lo que se refería, no había nada que ellos pudieran hacer... les era imposibles alcanzarlos.

—¡No! —gritaron desgarradoramente aquellas dos personas que poco a poco se incineraban en la ardiente agua.

La castaña se aferró más al cuerpo de Neji y comenzó a llorar; habían abandonado a dos camaradas.

—Perdónenos... Temari, Shikamaru.

La Sabaku No y el Nara murieron juntos... sus cuerpos se deshicieron en el océano escarlata.

La Tierra tembló unos segundos, ocasionando que Tenten cayera de la roca, aunque Neji la alcanzó a sujetar antes de que tocara el agua.

—¡No te sueltes! —le gritó el Hyuuga.

—No... No resistiré… Neji mejor déjame, si no... Tú también caerás.

No era que el genio no tuviera la suficiente fuerza como para alzar a su compañera. Si no que la temperatura del agua no era la única que había aumentado, la atmósfera también. Se estaban ahogando por el calor, sus cuerpos sudaban y todo eso les había causado la pérdida de energías.

—Nunca —susurró el joven—. No te... dejaré... tú y yo estamos juntos en esto.

De la nada el cielo rugió... fue sólo cuestión de dos segundos para que el cielo se nublara a acto seguido dejara escapar una tormenta... con rayos, granizo y hasta nieve. El clima se había vuelto loco, todos se habían mezclado, hacía mucho calor, pero al mismo tiempo nevaba y llovía, era sin duda... el cataclismo final.

—No llores —pidió Neji aún sujetando a Tenten por el brazo derecho.

—Lo... Lo siento pero ya no puedo más, esto es demasiado... He visto morir a tantas personas, Shikamaru y Temari se fueron de la peor manera y ¡frente a mis ojos! —la joven no pudo seguir hablando, pues el llanto le fue inminente.

Neji la miró directamente, le dolía mucho verla así, pero... a decir verdad él también tenía ese mismo sentimiento, el llanto se le estaba a punto de desbordad, pero se contenía... debía ser fuerte por su compañera.

La lluvia se intensificó a pesar de que creían que era imposible. Estaban completamente bañados, escurriendo, se sentían más pesados de lo normal.

—Yo... —prosiguió la Kunoichi—. ¡Ya me cansé de esperar al salvador de la profecía! ¿¡No se supone que en el último instante alguien vendrá a salvarnos!?

El Hyuuga abrió los ojos de par en par... Su rostro estupefacto era azotado con violencia por las ácidas gotas provenientes del suelo, pero eso no lo hacía salir de sus pensamientos... Algo había venido a su mente.

—Cuando el mundo emita melancólicos acordes, aquella lejana melodía se mezclará con el viento...

—¿Neji?... ¿¡por qué estás recitando aquél texto en un momento como éste!? —preguntó a gritos y con desesperación, pues además de segur colgada, ya sentía la muerte sobre sus talones.

—Desdichada la humanidad quedará cuando el último astro muera —él genio no le prestó atención, estaba concentrado en lo que decía—, las almas de maldad en penumbras se castigarán, dando paso a la tormenta que con todo acabará.

Un rayo cayó justo por un lado de ellos, pero... no le prestaron atención. Tenten sintió un extraño estrujamiento en su corazón; comprendía lo que Neji trataba de descifrar.

—Aquellos mendigos que vivan aún, presas del desconsuelo serán, el mar su furia emitirá y las llamas arderán —esta vez fue la castaña quien prosiguió recitando el escrito.

—Egoístas todos serán para su vida salvar, será el amor lo que ya no existirá y lo único que nos podrá salvar —dijo Neji.

—Dos se podrán volver uno cuando acepten que la luna y el sol regresen, sacrificio necesario que se hará para dar comienzo a una nueva creación —concluyó Tenten.

Hubo un silencio... todo el ruido se detuvo por un segundo, un solo segundo... El cual bastó para que ambos se dieran cuenta del verdadero significado de todo eso.

La tormenta se calmó, quedando como una simple lluvia.

—Neji... nosotros somos los de la profecía ¿verdad?

El Hyuuga la miró directamente a los ojos; reflejaba dolor, tristeza pero al mismo tiempo satisfacción.

—Así es.

—Ya veo... entonces ¿qué esperamos para salvarlos a todos?

Neji abrió los ojos como plato al escuchar las palabras de su compañera, él sabía cuál era el destino de ambos, pero ahora dudaba en aceptarlo.

—Tenten... ¿te das cuenta de lo que dices? Si lo hacemos entonces nosotros...

—Lo sé —le interrumpió, cerró sus ojos y esbozó una sonrisa de resignación—. Somos los únicos que podemos hacerlo... todos confían en nosotros.

El Hyuuga sintió un nudo en la garganta... Pero era cierto, ella tenía la razón, no podían ser egoístas por sus propios sentimientos... debían cumplir con su deber. El genio inhaló hondo y soltó poco a poco el aire en un suspiro de aflicción.

—Tenten... no es propio de mí preguntar algo como lo que voy a hacer.

La joven sintió un calambre en su brazo, así que hizo un gesto de dolor, pero eso no dejó que la consumiera, quería escuchar lo que Neji tenía que decirle.

—Adelante... prosigue —le contestó con trabajos.

—¿Realmente me amas?

Un tono parecido al que tenía el agua se apoderó de su rostro, sintió que su corazón le latía a mil por hora y sus ojos se habían abierto hasta su límite.

—¿Es... tan necesario que te conteste eso?

El Hyuuga simplemente asintió con su típica expresión neutral.

—Muy bien —sonrió por lo bajo—. Si realmente no te amara... yo no estaría aquí. Te amo Neji, ya no tengo vergüenza de decírtelo.

El genio sonrió satisfactoriamente. Alzó su vista al cielo y dejó que la lluvia lo golpeara directamente. Cerró sus ojos por un momento, comenzó a recordar muchos momentos de su vida... Buenos y malos, todos ellos los analizaba y se decía a sí mismo que pudo haber hecho más... pero pagaría todo lo que debía, haría aquél sacrificio para compensar sus errores.

—En marcha... hagámoslo Tenten.

—Sí.

Un trueno cayó en el mar, haciéndolo revolcar más y más.

Los jóvenes Shinobis cerraron sus ojos, dieron su último respiro y... Ambos se dejaron caer al agua hirviendo.

Sus cuerpos se arrullaron en el abrazo infernal del océano. Mantuvieron sus manos entrelazadas todo el tiempo; y como era de esperarse, los amuletos de ambos comenzaron a resplandecer como nunca lo habían hecho.

“Por favor... que el nuevo mundo nazca” —pensó la kunoichi con una gran sonrisa.

El brillo se intensificó; aquella luz cubrió todo el planeta. Tenten y Neji, envueltos por el resplandor de los collares, salieron de un solo golpe del agua; se dejaron llevar por el momento, poco a poco se fueron elevando, unidos por un abrazo alcanzaron una altura máxima, casi podían sentir el cielo, se sentían tan dichosos, estaban llenos de gloria.

Una ventisca inmensa comenzó a soplar, en ella se podía percibir la muerte, los últimos momentos de vida de la Tierra, así que debían actuar rápido.

—¿Estás lista? —le preguntó con una voz llena de tranquilidad.

—Sí, ¿tú lo estás?

—Sí...

Rompieron su abrazo, ahora lo único que los unía eran sus manos entrelazadas, viéndose cara a cara.

—Yo Tenten, renuncio a mi nombre, a mi espíritu y a mi cuerpo... para dar paso a la nueva creación.

Apenas la castaña pronunció esas palabras, las ropas blancas que la cubrían desaparecían y su cabello quedaba en total libertad.

—Yo, Hyuuga Neji, también renuncio a mi nombre, a mi espíritu y a mi cuerpo, para dar comienzo al nuevo mundo.

Pasó lo mismo que con Tenten. El Hyuuga se vio despojado de toda ropa, su cabello quedó totalmente suelto y las vendas en su frente desaparecieron junto con su marca.

—Tranquila —susurró.

Los orbes de la mujer se habían convertido en lagunas, tremendas lágrimas escurrían, y esta vez... Neji no fue capaz de contenerse, pequeñas y finas gotas salinas brotaron de sus ojos, pero él se mantenía sereno, tranquilo y callado como siempre.

—Te amo Neji...

—También te amo... Pero ya no hay vuelta atrás, vamos, hagámoslo juntos…

—Espera —pidió interrumpiendo—. Antes de completar esto... hay algo que debes saber.

—¿Qué cosa?

Tenten bajó la mirada, veía cómo sus cuerpos seguían suspendidos en el denso aire, a miles de kilómetros del suelo al que ya no regresarían.

—Aquella noche en la caverna... cuando hicimos el amor...

Al escuchar esas palabras el Hyuuga no pudo evitar desviar la mirada.

—Algo floreció dentro de mí... a lo que me refiero es que...

—Lo entiendo —la hizo callar, para después esbozar una media sonrisa—. No es parte de nuestro sacrificio... Nuestro legado vivirá en el nuevo mundo, será por quienes todos nos recordarán.

Tenten miró su pansa, dibujó una débil sonrisa y después dirigió su vista hacia la de Neji.

—Ahora entiendo porqué los collares nos impedían besarnos —comentó el genio.

—Yo también... porque nuestro primer beso es la prueba más grande de amor y... el amor es lo único que puede salvar a este mundo ¿no?

—Sí... Nuestro primer beso siempre estuvo destinado a ser el último.

La castaña rió por lo bajo y sin perder más tiempo... Prosiguieron.

Los collares salieron de sus cuellos, colocándose en medio de los dos

shinobis. Dieron un gran respiro, pero no uno cualquiera, sino uno de vida. Los amuletos aumentaron su brillo y lentamente comenzaron a fusionarse.

—Dos se podrán volver uno... cuando acepten que la luna y el sol regresen —repitió el Hyuuga aquel importante pedazo del escrito.

—Seamos uno Neji...

Se acercaron más... Tenten acarició el rostro del Hyuuga. Sus miradas se fundieron como nunca antes, podían sentir los sentimientos del otro: ya se estaban haciendo uno... sólo faltaba una cosa.

Ella lamió el labio del Hyuuga causándole a éste un choque eléctrico; y sin perder más tiempo, él la sujetó de la cabeza y la atrajo hacia sí mismo ya sin rodeos ni esperas, no podía contener más la necesidad de sentir los labios de la mujer que siempre amó.

Un pequeño roce; así empezó; sus labios se probaron con timidez, con delicadeza. Fue lo más delicioso, les sabía más dulce que la miel, era algo adictivo, tanto que el suave vals que llevaban sus labios se comenzó a transformar en la danza prohibida de la pasión y el deseo. Se comían mutuamente, sus lenguas jugueteaban, exploraban la boca del otro sin olvidar ningún rincón. Era una guerra plasmada en un beso, el beso que marcó el destino del mundo.

Poco a poco separaron sus bocas, dibujando entre ellas un fino hilo de saliva mezclada.

Todo comenzó a girar y a sacudirse; el aire se arreció como nunca, era como si hubieran agarrado al mundo y lo hubiesen metido a una licuadora, así se sentía. Neji y Tenten se aferraron con todas sus fuerzas, no querían separarse pero la hora había llegado, la fuerza del contrato los estaba arrastrando a su destino.

—¡No quiero alejarme de ti Neji! —gritaba la castaña mientras hacía un gran esfuerzo por no ser arrancada de los brazos del Hyuuga.

—¡No te preocupes... Tenten! ¡Volveremos a estar juntos, cada eclipse… como el último que vimos!

Esas fueron las últimas palabras que se pudieron dirigir. Sus manos se separaron y cada uno fue arrastrado hacia el cielo en direcciones contrarias.

Los cabellos de Tenten comenzaron a crecer y a crecer, se tornaron dorados y poco a poco agarraron consistencia de fuego. Su cuerpo aumentó en un gran tamaño y sin previo aviso perdió su forma humana, para adaptar la de una gran esfera amarilla. Así es... la kunoichi conocida como Tenten se transformó en el sol... el nuevo astro rey que iluminaría y calentaría al nuevo mundo.

Por su lado, Neji se vio envuelto en una armadura del mismo color de sus ojos. Adoptó la elegancia, el porte y la frialdad de su propio carácter... convirtiéndose así en la luna... el nuevo astro que sería la inspiración para todos los enamorados y melancólicos de la nueva vida.

Una explosión de vida se originó en el universo. Polvo cósmico comenzó a llover y a formar estrellas nuevas para el planeta que acababa de nacer.

Del suelo, brotaron semillas iluminadoras que dejaron ver a todos los seres. A toda persona y animal que se les arrebató la vida… a todos y sin excepciones, era una nueva vida, un nuevo mundo. Naruto, Sasuke, Gai, Lee, Sakura, Shikamaru, Temar, Gaara, Kakashi... todos, todos regresaron.

A pesar de que todo fue muy extraño, todos sintieron una inmensa felicidad en sus corazones. Voltearon al cielo y se encontraron con algo realmente maravilloso: el sol; se veía lleno de vida y espíritu, tan radiante y joven, tan cálido y esplendoroso.

—Esta niña es... —habló Tsunade Senju.

En el piso, entre unos arbustos, el llanto de un recién nacido se hizo presente. La rubia Hokage la encontró, era realmente hermosa, sus ojos eran lunares, su cabellera castaña con rayitos dorados, y por sobre todas las cosas, en su cuello colgaba un collar que tenía a un sol y a una luna.

—Esta bebé se me hace familiar, me pregunto ¿quiénes serán sus padres?

Así es... todos olvidaron los nombres de Hyuuga Neji y Tenten. Para ellos esas personas jamás existieron. Pero no importaba, bastaba con que ellos dos se recordaran, además... para eso habían dejado a su legado en la Tierra... para no ser olvidados del todo.

Un nuevo mundo... un nuevo comienzo. Así fue como todo pasó, gracias al sacrificio de dos personas todos se salvaron. Es muy cruel ser separado de la persona que amas. Todas las noches, una hermosa luna hace acto de presencia, siempre se ve melancólica, siempre brilla con una luz que suplica el encuentro del sol... pero no están tristes... porque tal y como Hyuuga Neji lo dijo antes de ser arrastrados: volverán a estar juntos cuando ocurra aquél eclipse, ese donde la Luna y el Sol se unen por completo. Sí, se reencontrarán en el eclipse total, ese que ocurre solamente una vez “cada 10,000 años”.

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¿Y bien qué les pareció? ¿me quieren matar? xD no por favor, bueno tengo algo que decir, por ahí alguien me dijo que deberia hacer un one-shot de este fanfic, como una ova, una historia sobre lo que pasaría entre Neji y Tenten después de los 10,000 años, su reencuentro, claro que solo seria un día porque despues del eclipse tienen que volverse a separar y esperar otros 10,000 años xD pero bueno esto solo es si la mayoria de los lectores lo piden, así que en el post dime si quieres o no n_n