Romántico C de café [Días de Abecedario]

Eran las 6:00 de la mañana cuando recordé que tenía un entrevista de trabajo, salí presuroso sin desayunar porque no quería llegar tarde y más aun cuando se acerca el pago del alquiler. Vivo en un pequeño departamento ubicado en el centro de Manhattan pero prefiero vivir lo mas apartado de la ciudad porque no soporto el ruido cotidiano que genera la gran ciudad.

Llegue caminando muy deprisa a la parada del autobús, al cabo de 5 minutos ya me dirigía a mi destino, nunca lo pensé hasta ahora pero aquel bus siempre me recogía en la parada tal vez era coincidencia o solo mi imaginación jugandome una mala pasada por culpa de mis nervios.

Baje del bus y me dirigí hasta aquel rascacielos ubicado en una de las avenidas centrales; un aroma intenso inmediatamente me hizo detenerme, el aroma venia de una cafetería que estaba cerca de aquel rascacielos y de aquel lugar emanaba un aromático olor a granos de café recién molidos. El olor a café hizo que me relajara; así que entre con total seguridad al imponente edificio, me acerque a la recepcionista para indicarle que tenía una cita con mi empleador, valla sorpresa que me di cuando me entere que la fecha de mi cita había sido movida para el día siguiente. Intente reclamarle a la secretaria ya que no fui informado acerca de esto, tenía el móvil apagado, no pude darme cuenta de las llamadas perdidas y los mensajes de voz que me dejaron.

Me retire del edificio no sin antes dar las disculpas correspondientes debido al error que cometí, una vez más me encontraba afuera del edificio aquel aroma de café no dejaba de atraerme hacia ese local, decidí ir a desayunar en aquel lugar pintoresco y beber una taza de café.

Al ingresar al lugar pedí una mesa y me trajeron la carta, al cabo de 3 minutos se acerco la mesera.

—Buenos días ¿Qué va a ordenar?

Tráigame unas tostadas con mermelada y una taza de ese delicioso café que huele tan bien.

—Entendido

Le entregue la carta y fue cuando la mire por primera vez, ambos quedamos hipnotizados el uno del otro, ella poseía unos ojos color café los más hermosos que había visto; tal vez fue la situación del momento pero ambos estábamos nerviosos, le entregue la carta y pude sentir el pequeño rose de nuestras manos.

Ella inmediatamente se retiro y pude notar lo nerviosa que estaba en su andar, cuando trajo mi orden solo me dijo buen provecho, quizás era la situación o el hecho de que haya encontrado alguien que me cautivara tanto, los nervios se hacían cada vez más grandes y quizás fue la inseguridad que no me permitió acercarme aquella chica y preguntarle como estaba, cuánto tiempo llevaba trabajando aquí, si tenía novio o simplemente cambiar números.

El tiempo avanzaba y mi taza de café ya estaba vacía, era hora de retirarme así que pedí la cuenta, me acerque a la caja decepcionado por no poder hablar con aquella dama o por lo menos volver a ver sus hermosos ojos.

Cuando salí del café metí mis manos en mi gabardina y revise el váucher que me habían entregado, gire para ver la parte de atrás he inmediatamente deje escapar una sonrisa.


— Tal vez mañana puedas pedir algo más que solo el desayuno.