Long-fic de Inuyasha - Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por The Lady, 25 Noviembre 2009.

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  1.  
    Inu Girl

    Inu Girl Entusiasta

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Ahhh mujer!! esta increible!!! jaja ahhh sabia yo que Sesshy era el cachorrito... awww y eso de que le invito el helado ^^ jeje ternurita... y luego al inicio, que Sesshy estaba desnudo y ella estaba sorprendidisima jaja quien no? *¬* con semejante bombon en tu cama... yo me quedaba con el un rato mas jeje °//° pero bueno The Lady... muchisimas gracias por apreciar nuestros comentarios, de verdad que amamos tu fanfic ^^ y ya sabes que lo seguimos de cerca nna!! ^^ y estas correcto con la definicion del ofuda ^^ ahhh espero que lo continues muy pronto porque me tienes picadisima, hasta entonces, bsos y feliz año nuevo XD sayonara prrrmiau
     
  2.  
    olga

    olga Usuario común

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!
    no inventes (bueno si mejor si jajaja) estuvo increible el capitulo buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa estoy ke me muero de la emocion
    uii siii me encanto la parte donde estan en la heladeria y kagome calla a inuyasha diciendole que el no tiene trabajo jajaja estalle de la risa y despues cuando sesshoumaru le regala a rin el helado, no quiero imaginarme la cara de decepcion de las chicas de atras de rin jajajajajajjaa uii siii te esta quedando increible el fanfic espero estes bien y tengas un excelente inicio de año!!!!
     
  3.  
    Sandor

    Sandor The Hound

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Me encanta tu fic, me gusta como vas llevando la personalidad de Sesshômaru :si:

    Y bueno, hay una cosa que no entendí...

    ¿Sesshômaru le dio el celular de él? ¿No se suponía que no tenía ropa ni nada? xD
     
  4.  
    The Lady

    The Lady Iniciado

    Tauro
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Bajo la luna creciente

    Capítulo VI

    Esa noche Rin creyó que no podría dormir. En la cama se movía de un lado a otro, sin poder encontrar la posición correcta para conciliar el sueño. La razón por la cual no podía cerrar sus ojos se debía a la ansiedad y felicidad que invadían su pecho lo que provocaba que se regocijara entre las sábanas. Todas esas emociones las provocaban unas simples palabras que resonaban una y otra vez en su mente. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al recordarlas.

    La casa invita.

    Esas sencillas palabras, dichas con la típica indiferencia de él, hacían que su corazón latiera más rápido. Si bien ella suponía que él no estaba enamorada de ella, sí podía asegurar que algún tipo de relación se estaba formando entre ellos y eso ya era suficiente, o eso quería hacerse creer.

    La joven decidió colocarse boca arriba y se quedó observando el techo que estaba bañado de una luz ligeramente azulina que venía de la ventana. Estando no muy conforme con la posición, finalmente se volteó para un costado y, en ese instante, la imagen de Sesshoumaru se le apareció ante ella como había aparecido ese día que había conocido otro de sus secretos. Sus mejillas instantáneamente se sonrojaron.

    Ahora sí que no podré dormir.



    Tras las rejas que la separaban de la Universidad de Tokio, Rin se desperezó, luego dirigió su mirada al cielo azul y una sonrisa se formó en sus labios a la vez que se apoyaba contra las rejas. Por un corto tiempo podría relajarse puesto los primeros parciales habían finalizado.

    El celular de la joven sonó y ella, entusiasmadamente, lo buscó en su bolso. Cuando levantó la tapa de su artefacto ella ya sabía quién estaría en el remitente: Kagome. Sin embargo, la sonrisa que tenía dibujada en su rostro desapareció tras leer el mensaje.

    Rin-chan, no puedo acompañarte a la heladería. Trabajo. Nos vemos.

    Los hombros de la joven se aflojaron y bajó su cabeza con una expresión desilusionada. Su plan para ir a ver a Sesshoumaru había fallado… Un momento. Ella aún podía ir a verlo. No podía ser tan cobarde como para no animarse a ir sola. ¡Tenía dieciocho años! Aspirando con fuerza y reincorporándose, Rin mostró una sonrisa triunfal y comenzó su camino para llegar a Nishino’s Cream.

    Cuando la joven se encontraba en la esquina frente al local, pudo ver al futuro heredero saliendo por las limpias puertas de vidrio con un portafolio en las manos. Éste giró para el otro lado sobre la misma manzana sin siquiera ver a la muchacha de en frente que estaba agitando con alegría sus manos para que la ubicara. Al percatase que Sesshoumaru no la había visto, Rin bajó los brazos y no pudo evitar sentirse una completa estúpida.

    —¡Sesshoumaru! —exclamó corriendo hasta él logrando que el aludido se diese vuelta.
    —¿Qué? —Se ahorró todos los saludos.
    —¿Cómo estas? —sonrió ella.
    —Normal —respondió comenzando a caminar de nuevo, siempre mirando al frente.
    —Ya veo. Oye, hoy te fuiste temprano de la heladería.
    —Tengo un cliente a las once y cuarenta y cinco.
    —¿Un cliente? ¿De qué otra cosa trabajas?
    —Contador —respondió para luego voltear y quedarse observando el rostro de Rin por unos pocos segundos antes de hacer algo que él no solía hacer muy a menudo—. Y tú, ¿trabajas?
    —No. Estudio ciencias de la educación en la Universidad de Tokio. No sabes lo que me costó aprobar el ingreso, pero lo pude hacer finalmente —contaba Rin de vez en cuando llevando su mirada hacia él, pero constantemente volvía a mirar para adelante cuando éstas se cruzaban —Oye, ¿te molesta que te acompañé hasta donde tienes que ir? No tengo nada que hacer ahora. Cuando lleguemos al lugar me retiro.
    —Haz lo que quieras —respondió fríamente.
    —Ya veo…

    Cuando se estaban acercando a una esquina, Rin vio a la extraña mujer del kimono cruzando la calle.

    —Sesshoumaru, mira. —Rin tironeó suavemente de su saco y levantó su dedo índice para señalar a la mujer.

    El hombre siguió con la mirada la dirección que la muchacha le había marcado y la encontró. Sus ojos ámbares observaban cada movimiento que Tsubaki hacía. Ella, por su lado, siguió caminando, pero antes de desaparecer de sus vistas emitió una sonrisa burlona. Sesshomaru, al verla, frunció sus ojos y fue corriendo tras ella y Rin, sin saber qué hacer, corrió tras él.

    Cuando los dos jóvenes doblaron en la esquina que la sacerdotisa había desaparecido se encontraron en un callejón sin salida. En él había una puerta de hierro oxidada que estaba entre abierta, así que se acercaron sigilosamente, pero se detuvieron al ver que ésta se fue abriendo por si sola.

    —Me cansé de jugar a las escondidas —habló Tsubaki ubicándose frente a ellos dos, pero a una distancia prudente — ¿Qué desea, Sesshoumaru-sama?
    —Entrégame el ofuda —exigió.
    —¿De qué te sirve ahora? Tienes que estar convertido en un cachorro para que se rompa el hechizo —explicó la mujer mirando con cierta altanería al joven hombre.
    —Entrégamelo.
    —¿Quieres que te lo dé? —preguntó ella sacando de una de las mangas del kimono una especie de papiro, el ofuda.

    Tsubaki sonrió maliciosamente, lo que provocó que la paciencia de Sesshoumaru se acabara. Éste le entregó abruptamente su maletín a Rin y luego corrió hacia donde estaba la sacerdotisa oscura con su puño alzado. No tendría ningún tipo de compasión por el simple hecho de que fuera una mujer. Por su parte, Tsubaki se quedó en el lugar observando como el hombre se acercaba a toda velocidad hacia ella. Cuando el puño de Sesshoumaru estaba por tocar la mejilla de la mujer, una pequeña descarga eléctrica lo hizo retroceder y se quedó mirando a Tsubaki con el ceño fruncido.

    —Pensaste que me quedaría parada como una estúpida.

    Invadido por la furia, el hombre tomó desprevenida a la sacerdotisa y la agarró del cuello del kimono, pero ésta acercó rápidamente una de sus manos al pecho de Sesshoumaru y lo lanzó para atrás con una onda de energía.

    —¡Sesshoumaru! —exclamó Rin aterrada corriendo hacia él.
    —Idiota. Deberías empezar a acostumbrarte a vivir así —dijo Tsubaki mientras caminaba en la dirección que los dos jóvenes estaban.
    —¿Por qué no le da lo que tiene que darle? Usted misma me dijo el día que nos conocimos que lo que le ocurrió fue por meterse en algo que no le incumbía. Ya sufrió bastante, ¿no lo cree? —habló Rin con suma seriedad a la vez que trataba de ayudar al hombre a levantarse.
    —No te metas en lo que no te importa —fue la única respuesta que dio la sacerdotisa mientras los pasaba de largo y se retiraba del lugar.
    —Déjame. Yo puedo solo —ordenó Sesshoumaru quitando las manos de Rin de encima de él.
    —Pero estás lastimado —dijo ella mirándolo con preocupación.
    —Ya hablé. Ahora vete.
    —Pero…
    —Ya hablé. —Sesshoumaru no la miraba directamente a los ojos.
    —De acuerdo —aceptó levantándose.
    —No te vayas por el mismo camino que Tsubaki, es peligroso —recomendó el hombre.
    —Sí —asintió para luego desaparecer rápidamente.

    Sesshoumaru se puso de pie y comenzó a quitarse todo el polvo de su traje azul marino. Luego, bajó la mirada a un charco que había a un costado y se quedó observando su rostro por unos segundos, después desvió la mirada.

    Sesshoumaru estaba furioso. No sólo no había podido conseguir el ofuda, sino que esa sacerdotisa oscura lo había ridiculizado frente a Rin. El joven hombre apretó con fuerza sus puños.



    Levantándose del pupitre, Sango comenzó a quitarse la bata blanca para dejarla sobre la mesa, luego se acomodó su blusa celeste, su lacio cabello castaño y se sentía lista para ir a su trabajo de secretaria de un consultorio médico. Cuando cruzó el umbral de la puerta del aula, su ordinario día universitario dejó de serlo al escuchar una voz.

    —Hola, Sango. Luces hermosa —dijo Miroku acercándose con un libro en la mano.
    —Hola, ¿qué sucede? —saludó ella mientras caminaba a un paso apresurado.
    —¿Por qué me evitas desde el sábado pasado? ¿Acaso no te divertiste? —preguntó él alzando una ceja sugestivamente.
    —Sí, pero se puede decir que cuando bailamos… yo estaba algo borracha —explicó dirigiendo su mirada al suelo.
    —Sanguito, tomaste solo un vaso de cerveza.
    —¡Y qué! No tengo resistencia. Por eso no suelo beber mucho —mintió Sango. Sin embargo, sabía que él no le creería.
    —¿En serio?

    Rayos. No sabía qué hacer en esos momentos. Frente a ella estaba el chico del que ella estaba secretamente enamorada, pero que a la vez no soportaba. Tantos sentimientos confusos.

    —Sango.
    —¿Qué? —preguntó ella exasperada, deteniéndose.
    —Este… —Miroku tragó saliva — ¿Me ayudarías con Técnicas kinésicas I?

    Sango abrió sus ojos ante la pregunta que no se esperaba. Ella sabía que Miroku, a pesar de ser un año mayor que ella, hacía dos años que había empezado la carrera, a diferencia de ella que estaba en su cuarto año.

    —De acuerdo —aceptó sonrojándose un poco.
    —¿Dónde nos encontramos? En tu habitación, la mía.
    —El sábado mi compañera de cuarto no estará en todo el día. ¿A las cinco? —preguntó poniéndose roja como un tomate.
    —Me parece perfecto.
    —Por cierto, —comenzó a hablar cambiando su actitud tímida y avergonzada por una irritada— ¡más te vale no intentar nada pervertido!
    —Sí, señor —contestó nervioso.

    Repentinamente, una melodía los interrumpió. Sango sacó el celular de la cartera y al ver el mensaje sonrió dulcemente.



    Rin miró el calendario que estaba sobre su mesada y comenzó a contar los días a partir del quinto día del mes de junio.

    —Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez —bajó su dedo índice —¡Diez días para entregar el trabajo práctico!

    La joven se comenzó a revolcar en la cama ya que eso significaba que tendría que estar dos fines de semana atrapada en la residencia, más precisamente en la sala de las computadoras. Para agregarle más histeria sólo tenía que pensar en la entrevista que tendría el miércoles de la semana que se avecinaba.

    Por dios… mejor salgo a despejarme porque estoy segura que hoy no tocaré ni uno de mis textos ni las notas que tomé durante la observación en el colegio —reflexionó soltando un largo suspiro.

    La joven se puso de pie rápidamente y en el momento que lo hizo, Inuyasha salió del baño tocándose la panza. Ella se lo quedó observando.

    —¿Qué? ¿Nunca viste a una persona descompuesta? —preguntó con su usual tono agresivo.
    —Perdón. Saldré un rato. Cuídate. ¿Quieres que te traiga algún medicamento? —preguntó Rin.
    —No, estaré bien.

    Rin asintió y estaba a punto de abrir la puerta de la habitación cuando Inuyasha habló.

    —¿Estás saliendo con Sesshoumaru? —La pregunta sorprendió tanto a Rin que al voltear no sabía qué decir —. Están, ¿verdad?
    —No —dijo Rin inmediatamente —. Él no está enamorado de mí.
    —¿Quién dijo que él está enamorado? Dudo que alguna vez lo esté, pero eres especial.
    —¿Cómo lo sabes? —preguntó Rin llevándose la mano a su acelerado corazón.
    —Ese día que fuimos a la heladería, cuando hablaron y él te regaló el helado… no sé qué fue, pero había algo entre ustedes dos. No estoy diciendo que sea amor. No te ilusiones —habló sin pelos en la lengua.
    —No sé a qué te refieres...
    —Keh, no te retendré más —dijo Inuyasha tirándose en la cama.
    —Hasta luego —se despidió Rin cerrando la puerta algo perturbada por la conversación que habían tenido.

    Esa noche de principios de junio una luna creciente adornaba el cielo negro de la noche. Rin se quedó sentada en le banco de una plaza observándola y no pudo evitar pensar cientos de veces en la charla que había tenido con Inuyasha. ¿Tenía alguna oportunidad con Sesshoumaru? La joven respiró hondo y se puso de pie para caminar por el sendero donde había conocido a ese hombre tan llamativo.

    Qué recuerdos…

    Un leve gemido llamó la atención de la joven por lo que volteó la cabeza de un lado a otro para ver de dónde provenía el sonido. Repentinamente, Rin vio que unos arbustos se movían y se fue acercando lentamente a éstos. El gemido fue aumentando hasta que de las plantas se asomó una cabecita blanca.

    —¡Sesshoumaru! —exclamó Rin sacando al cachorro de ahí. La muchacha se horrorizó al ver que estaba completamente herido— ¿Qué te ocurrió? ¿Acaso fue esa mujer?

    El cachorro, en los brazos de Rin, a penas podía gemir. Ella tenía que hacer algo. Inmediatamente, corrió hasta la calle y, luego de chequear el bolsillo derecho de su pantalón, paró un taxi y se dirigió hacia la mansión de los Nishino.



    — ¿Qué? ¡¿Te quedarás a dormir aquí, niña?! —preguntó Jaken horrorizado tocándose su calva cabeza.
    —¿Qué tiene de malo? Lo quiero cuidar —se expresó la joven llevándose una mano al pecho con mucha ímpetu.
    — ¡Pues yo estoy encargado de eso! Mira si algo le ocurre, cuando el señor de la casa vuelva de su viaje de negocios me mataría —explicaba el pequeño hombre.
    —No pasará nada. Tienes que confiar en mí. —Rin no sabía qué decir para que el viejo la dejara quedarse Ella no quería separarse de él en las condiciones en las que se encontraba. No lo volvería a dejar solo —. Él me lo ordenó.
    —¿Qué?
    —Él me lo ordenó —mintió sentándose en la cama para acariciarlo —. Soy una idiota. ¿Cómo me lo pudo haber ordenado estando en esta forma?

    Jaken se quedó contemplando la forma en que la muchacha acariciaba el pelaje manchado de sangre del canino y se pudo percatar de lo tranquilo que se encontraba al ver como sus ojos dorados se iban cerrando de a poco. Esa tal Rin no era una persona ordinaria para su señor, era alguien especial.

    —De acuerdo.
    ¿Me creyó?
    Puedes dormir ahí —indicó Jaken un sillón que quedaba contra una de las blancas paredes dividiendo en dos la gran habitación.

    Rin asintió y el hombre mayor se retiró de la habitación cerrando la puerta cuidadosamente. Una vez que se fue, la joven se deshizo de sus sandalias verdes y se acostó en la cama de doble plaza.

    —Esa Tsubaki… algún día le darás su merecido —hablaba Rin mientras seguía acariciando al pequeño cachorro.



    Cuando los primeros rayos del sol traspasaron el gran ventanal, los ojos de Rin se abrieron y, como era de esperarse, se encontró el cuerpo de Sesshoumaru. Seguramente, hacía pocos minutos que había recuperado su forma original.

    Era tan hermoso y se veía tan vulnerable cuando estaba dormido. La mirada de la joven bajó y se llevó una mano a su boca al observar todos los cortes que tenía en el pecho. Se encontraban mejor de lo que estaban la noche pasada, pero aun así no podía evitar sentir cierta pena por todo lo que le ocurría a ese joven.

    —Sesshoumaru —murmuró acercando una de sus manos a la mejilla del hombre.



    Rin no podía dejar contemplar los finos labios del joven. Éstos estaban entreabiertos y la invitaban a hacer algo que ella moría por hacer. Dejándose llevar por sus impulsos, la joven se acercó más al cuerpo de Sesshoumaru y al encontrarse a tan sólo pocos centímetros de sus labios, decidió hacer desaparecer esa distancia apoyando los suyos sobre los de él. La piel de Rin se erizó al entrar en contacto con aquellos labios tan suaves y tibios. Luego, la mano que se encontraba en la mejilla fue bajando por su delgado cuello, su hombro, su bien formado brazo hasta que llegó a la punta de sus dedos que se encontraban apoyados contra el colchón. Un calor recorrió todo el cuerpo de Rin tras haberlo besado y acariciado y sus ojos que lo miraban con amor también lo comenzaron a ver con deseo. Pero no era momento para eso. La joven rápidamente se levantó de la cama y caminó hasta el sillón que le había indicado Jaken.

    Los ojos de Sesshoumaru se abrieron.

    ¿Me besó?

    Continuará…


    Hola! muchas gracias por sus post sessxrin, --Inu_Girl--, olga (espero que vos también empieces excelente este año) y bievenidas yami y samantha (perdón, pero no entendí tu post, jajaja, tengo que votar por uno?? soy medio colgada con esas cosas, :P).

    Por cierto Yami, tu observacion fue muy correcta, olvidé decir que Sesshoumaru cuando se ponía de pie estaba envuelto en la sábana. Soy pervertida, ¡pero no tanto! Va, en realidad sí, ajaja. xD

    Espero que les gusté este capítulo!
    Y vuelvo a agradecerles sus comentarios que son muy alentadores y siempre serán bienvenidas las críticas constructivas u observaciones, jaja.

    Besitos

    The Lady
     
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  5.  
    Heather

    Heather Fanático

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    ¡Hola!
    Pero que tonta, no puedo creer que me vaya perdido cuatro capitulos. Osea CUATRO; lo bueno de todo esto es que lo pude leer seguidos jijijiji.

    La verdad, lo vuelvo a repetir; me gusta tu historia. Aunque no es de mi total agrado esta pareja, usted la sabe llevar muy bien y logra que me guste, al igual que los demas personajes. Ninguno se sale de su personalidad. Y le das a cada pareja un papel protagonico. Al fin salio Kagome, la verdad es que adora esa pareja. Inuyasha&Kagome.
    Ese Inuyasha lo amo, con su actitud tan arrogante♥♥

    O. o El capitulo anterior me dejo :o
    Quien no se quedaria boba al ver el cuerpo desnudo de Sesshoumaru... Jajaja, asi que Rin pudo comtemplar sus "partes intimas" No me imagino como lo tendria. Ok no x'D. Que pervertida :pena:

    Este capitulo me gusto mucho.
    No puedo creer que lo haya besado, los impulsos siempre seran impulsos x'DD.
    Una pregunta ¿habra lemmon? No es porque me guste x'D. Sino que no he leido de esta pareja, y pues tu historia me lleva a leer uno de ellos dos O. o

    Jajaja. Ya van dos veces que lo ve desnudo. Dios Rin, pero que pasada sos. Y le mintio a Jaken, este se lo creyo, muy buena esa parte.
    Pero me dejaste de mil colores con lo del beso O. o
    ¿Que pasara? Ya quiero leer. Creo que haber leido cuatro capitulos seguido me dejo con ganas de mas. Bueno, espero leer el proximo y no te tardes mucho. Y diculpa por pasar tarde.

    Att: Heather.
     
  6.  
    olga

    olga Usuario común

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    holaa!
    me imagino a rin no podiendo dormir imaginando el cuerpo de sesshoumaru jajaja pobre si yo lo hubiera visto no viviria para contarlo de tremendo infarto emocional que me hubiera dado jajaja pero bueno luego lo que paso con tsubaki osea que se piensa!!!, me encanto como lo describiste, me pude imaginar todo tal y como lo pasan en el anime jejeje, ammm e Inuyasha ya se esta dando cuenta uii ke emocion que no solo sea la imaginacion de rin jejeje amm pero lo que si me quedo duda es que hacia Sesshoumaru fuera de su casa en la noche y encima dañado!!! quien le hizo eso!? ok ok esperare a que lo aclares en el capitulo siguiente jejeje esque solo me dejo llevar jajaa, por cierto sip espero tener buen inicio de año, cuidate y nos leemos pronto!
     
  7.  
    The Lady

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    Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Bajo la luna creciente
    Capítulo VII

    Tan sólo fueron unas pocas milésimas de segundo en las que los ojos ámbares de Sesshoumaru mostraron asombro. Pasado ese tiempo el hombre volvió a su expresión imperturbable de siempre, pero decidió sentarse en la cama y con la mirada buscó a la joven que hacía un rato atrás lo estaba besando y tocando. Ella estaba acostada en el sillón profundamente dormida. El pantalón pescador que vestía resaltaba sus tonificadas piernas y su remera de algodón ligeramente suelta ocultaba sus tentadoras formas. Sesshoumaru jamás se había percatado de lo… atractiva que era. Pero, ¿por qué recién se daba cuenta? ¿Acaso había algo que estaba pasando en su corazón desde hacía tiempo y recién salía a la luz?

    Al principio, Rin le parecía una muchacha común y corriente, con una hermosa sonrisa y enternecedores ojos, pero el resto de ella era ordinario. Sin embargo, él ya no la veía así. El hombre se levantó de la cama y fue en busca de la bata de baño que colgaba de una de las sillas, la cual rodeaba una pequeña mesa junto al ventanal. Se la puso y decidió irse a dar un baño para ver si podía sacar todas esas extrañas emociones que estaba sintiendo por la muchacha.

    Cuando el agua tibia de la ducha comenzó a recorrer su cuerpo, Sesshoumaru frunció levemente sus ojos y apretó sus dientes por el ardor que le provocaban las heridas. Se llevó una mano a su pecho y las tocó, y en ese momento una corriente de furia lo invadió. La próxima vez que decidiera ir a la casa de esa maldita bruja le quitaría el ofuda y él volvería a estar siempre en su forma original. ¡Lo juraba!

    El joven hombre abrió la puerta del baño, envuelto en la bata y con algunas gotas en su rostro y se encontró a Rin sentada al pie de la cama.

    — ¿Sabes que son las siete menos veinte de la mañana?
    —Lo sé, pero no pude seguir durmiendo. Además, al escuchar la ducha me di cuenta que habías despertado. ¿Cómo estás?
    —Ya no duelen tanto las heridas —contestó dirigiéndose a sus grandes armarios.
    —Me alegro —dijo Rin sonriendo.

    Sesshoumaru, antes de abrir una de las altas puertas de los armarios, se volteó y observó a Rin, quien ya no le sonreía sino que lo miraba con intriga, como si no supiera la razón por la cual él la perforaba con la mirada. El hombre volvió a voltearse y abrió la puerta del placard para comenzar a buscar algo de ropa.

    —Sesshoumaru…

    El aludido la miró expectante.

    —El próximo mes te acompañaré a buscar ese ofuda —dijo Rin poniéndose de pie muy decididamente.
    —No.
    —Si vas solo ella te volverá a lastimar como lo hizo ayer. Déjame ayudarte —suplicó la joven con una voz angustiada de tan sólo imaginarse volver a ver la sangre de él.
    —Yo puedo solucionar este problema sin la ayuda de nadie —dijo Sesshoumaru con su indiferente y distante tono de voz clavando su mirada en la de Rin.
    —Pero te puede costar caro. ¡Por favor, déjame ayudarte! —volvió a suplicar acercándose al hombre.
    —Ya hablé —dijo firmemente.
    —¡No seas así! Que alguien te ayude no significa que eres un inútil, ni un cobarde. ¡Entiéndelo! —exclamaba Rin con preocupación apoyando sus manos sobre el pecho de Sesshoumaru y mirándolo con ojos llorosos.
    —Ya hablé — fue lo único que contestó para volver a buscar algo de ropa en el armario.

    La joven apretó con fuerza sus puños y frunció el ceño. Él no se saldría con la suya. Ella lo ayudaría, queriéndola o no queriéndola con él.

    —Creo que es mejor que me vaya —habló Rin calzándose sus sandalias.

    Sesshoumaru no respondió, tan sólo pasó junta ella con la ropa colgando de sus brazos.

    —Adiós —dijo Rin cerrando la puerta de la habitación.

    El hombre, al oír el portazo, dirigió sus ojos ámbares para la dirección de la puerta. Ella se había ido y con cierto enojo. Él esperó unos segundos para ver si ella volvería a abrir la puerta con esa hermosa sonrisa de siempre. Sin embargo, no regresó.



    — ¿Rechazaste la oferta? —preguntó Sango con incredulidad mientras revolvía su taza de té.
    —Así es. Cuando entré al edificio de esa empresa se puede decir que no me sentí muy cómoda y menos con el hombre que me entrevistó. Me quería comer con la mirada —contaba Rin apoyándose contra el respaldo de la silla —. Yo quiero que me contraten porque me ven como una chica responsable, hábil. No quiero que me vean como un objeto sexual.
    —Tienes razón. No te preocupes, en algún otro lado te contrataran por lo competente que eres —la animó Sango mostrándole una dulce sonrisa.
    —Cambiando de tema —comenzó a hablar Rin alzando una ceja sugestivamente—, me contó un pajarito que el sábado pasado fue Miroku a tu habitación.
    —Fue a estudiar, nada más —explicó la otra revolviendo con más fuerza la taza de té y sumamente sonrojada.
    —Esa pudo ser la primera intención… pero…
    —Yo… ¡Nos besamos! —confesó roja como un tomate —. Por fin, nos besamos.
    — ¿Así que estabas enamorada de Miroku hace bastante? —cuestionó la muchacha más joven haciendo un puchero— ¿Por qué no me lo contaste?
    —Es que estaba confundida. Tenía miedo de estar enamorada de un pervertido como Miroku —explicó Sango con sinceridad —, pero finalmente me di cuenta que no podía ser así de tonta y le confesé lo que sentía, aun sabiendo todos los defectos que tiene ya que son más las cosas buenas.
    —Me alegro por ustedes dos. —Rin aplaudió riendo.
    —¿Y tú? ¿Estás enamorada de alguien? —preguntó la otra joven.
    —Sí...
    —¿Lo conozco? ¿Es de la residencia?

    Rin negó con la cabeza a la vez que levantaba su taza de té para darle un sorbo.

    —Él es el medio hermano de Inuyasha.
    —¿Ese tal Sesshoumaru? —Rin asintió—. Así que estuvieron viéndose ustedes dos.
    —Más bien yo lo buscaba a él —río algo avergonzada.
    —Me parece perfecto. Espero que tengas suerte.
    —Sí. La verdad él es muy especial como persona. Distante, TERCO, algo soberbio, pero a la vez, no sé si estaré usando la palabra correcta, es amable. Creo que tiene un gran corazón en el fondo. Lo que siento por él es muy fuerte. —La muchacha se abrió sinceramente frente a su amiga, pero inmediatamente recordó algo —. No es que lo que sentía por Kohaku no lo fuera…
    —Rin, no te preocupes. Sé que estuviste profundamente enamorada de mi hermano. Pero no pudo seguir, son cosas que pasan. Yo nunca me enojé contigo. Estoy feliz de que hayas seguido adelante —se expresó la joven tras terminar su taza de té. Luego sacó de su bolso una pequeña agenda y estuvo unos segundos buscando algo dentro de ella —. Este fin de semana él vendrá. El sábado pasaremos un día de hermanos, pero el domingo, antes que él vuelva a nuestro pueblo, quizás quieras verlo.

    Rin no supo qué decir.



    El sol se estaba ocultando tras los altos edificios de la ciudad de Tokio y dos jóvenes caminaban por las pobladas calles del distrito de Akihabara.

    — ¿Le comprarás la Playstation tres? —preguntó Inuyasha con los brazos detrás de su nuca — ¿Todavía no la tiene?
    —No. Todavía no la tiene y te digo que este será el único regalo que recibirá para su cumpleaños porque a la gente de clase media nos cuesta —explicó Kagome con un tono severo.
    —Keh, no me hagas sentir como un ricachón insensible.
    —No actúes como uno.
    —Keh.
    —Inuyasha —comenzó Kagome a hablar dudosamente —… ¿por qué te llevas mal con Sesshoumaru?
    —Que nos llevemos mal es culpa de la mentalidad de ese imbécil —contestó Inuyasha frunciendo el ceño—. El idiota siempre trató de inferior a mi madre, jamás lo soporte y por eso nos peleábamos.
    — ¿Por qué?
    —Porque ella era una simple humana. Era ordinaria. No como mi padre, ni su madre ni él. Ellos eran especiales por ser descendientes de familias de inuyoukai aristocráticas —explicó el joven a su novia que ya sabía el secreto de la familia.
    — ¿Esa es la razón? —preguntó la joven incrédula —. Me parece una tontería.

    La pareja, tomada de la mano, se detuvo al encontrar su semáforo en rojo. Kagome se volteó y miró con cierta pena a Inuyasha.

    — ¿Te ha maltratado físicamente? —preguntó ella apoyando una mano en su mejilla.
    — Sólo una vez. Las demás fueron verbales. La única vez que me golpeó fue cuando tenía seis años y creo que ahí empezó su verdadero odio hacia mí. Como sabes, aquellos que son descendientes de Youkai tiene que ocultar ese hecho, puesto se cree que los últimos que poseyeron sangre de éstos murieron a finales del siglo XIX y no eran muy bien vistos por los humanos, los encargados de eliminar a la mayoría de los youkai. Algunos quizás no tienen rasgos muy llamativos y les es más fácil ocultar su verdadera identidad, pero con mi familia no es tan fácil como habrás visto. Es por esa razón que decimos tener ascendencia extranjera.

    >>Ahora bien, Sesshoumaru siempre se sintió orgulloso por ser una persona especial, “superior” como él decía. Superior en lo que uno se refiere a los sentidos y al hecho de ser descendiente de youkai aristócratas. Él fue un chico solitario durante toda su escolaridad y eso se debe a que él iba diciendo por todos lados, con altanería, que él tenía sangre de inuyoukai. Los chicos ese tipo de comportamiento no lo soportan, pero tampoco se atrevían a enfrentarlo, por ende lo burlaban y lo asilaban. Cuando yo entré a la primaria y se percataron que era su medio hermano menor, un día, tres compañeros de él me agarraron y me comenzaron a insultar, a golpear porque no lo podían hacer con él. La cuestión es que en cierto momento, Sesshoumaru apareció…

    ¿Qué hacen? —preguntó Sesshoumaru con su voz fría y firme.
    — Mira quien vino, Inuyasha, tu hermanito youkai al rescate —habló uno de los muchachos burlonamente —. Ahora que están los dos, por qué no nos muestran sus habilidades.
    —Somos descendites, imbécil. No Inuyoukais —explicó Sesshoumaru dándole un sorbo a la lata de gaseosa.
    — ¡Qué mentiroso! Eres un loco, eso es lo que eres —dijo el otro de los chicos señalando despectivamente al mayor de los hermanos.
    —Yo no miento. Es tu problema si no me crees —habló Sesshoumaru tirando la lata de mientras se arremangaba las mangas de su camisa escolar—. Esto lo haré, Inuyasha, porque aún eres un bebé, pero la próxima vez que estés en peligro arréglatelas solo.
    —¡Sesshoumaru, no lo hagas! —exclamó el menor de los hermanos con ojos llorosos.
    —Si dejan esa estupidez de que son youkais nadie los molestará nunca más —explicó el tercero de los muchachos tomando del cabello a Inuyasha.
    — ¡Claro que no lo somos! —gritó Inuyasha recordando las palabras de su padre —. Los últimos humanos con sangre youkai dejaron de existir en el siglo XIX. Eso me contó mi padre.
    —Tu hermanito es una persona sana —lo soltó el chico—. ¿Lo ves? No eres más que otras personas, Sesshoumaru. Eres un maldito extranjero, nada más. Tu hermano lo entiende.

    El trío de jóvenes se fue alejando con carcajadas burlonas del callejón al que daba la parte trasera de la esuela que acudían los hermanos Nishino. Éstos quedaron solos, Inuyasha arrodillado en el suelo, con su rostro lleno de tierra y Sesshoumaru con las mangas arremangadas, apretando sus puños con fuerza.

    —Cobarde —murmuró Sesshoumaru.
    —¡No lo soy! Papá me dijo que estaba prohibido decir que éramos descendientes de youkais. Él dijo que no quería ser perseguido por la… ¿presa?
    —Prensa, imbécil —lo corrigió acercándose a él —. Deberías haberme apoyado. Después de todos somos medios hermanos.
    —Pero papá dijo que…
    —¡No me importa lo que haya dicho él! –Sesshoumaru alzó su puño y golpeó a Inuyasha.

    La gente, muy molesta, esquivaba a la pareja que estaba platicando en el medio de la esquina.

    —¡No puedo creer que te haya hecho eso! —exclamó Kagome horrorizada.
    —Yo tampoco. Me pareció cruel e injusto, pero me di cuenta que debería haberlo apoyado. Es decir, nadie nunca le creyó y Sesshoumaru lo sabía muy bien, pero él aun así podía decir lo que verdaderamente era. ¿Sabes? Nosotros ocultamos ese hecho porque la gente nos miraría mal; en nuestro caso particular, por ser una familia rica y dueña de una popular heladería, nos acosaría la prensa y vaya uno a saber las historias tenebrosas que contarían de nosotros —río Inuyasha—. Si los humanos no fuéramos tan prejuiciosos, quizás no haría falta ocultarlo. Es como decir, “oye, soy descendiente de coreanos”. Sin embargo, yo sé que Sesshoumaru no hace lo que hace porque está en contra de los prejuicios.
    —Es la primera vez que dices tantas cosas maduras e inteligentes —dijo Kagome maravillada juntando sus manos.
    —Sí, lo sé… ¡Oye! —gruñó Inuyasha, pero inmediatamente se tranquilizó y desvió su mirada —. A decir verdad, lo que te dije recién lo acabo de reflexionar al recordar lo sucedido.
    —Lo sabía.
    —Keh.

    La joven pareja cruzó corriendo la calle puesto el semáforo volvió a cambiar a rojo. Una vez que pisaron la vereda, Inuyasha habló.

    —Luego de ese incidente en el que estuvimos involucrados no volvió a mencionar nada acerca de ser descendiente de youkai, por lo menos hasta que terminó la escuela. —Inuyasha se quedó pensativo —. Me pregunto por qué
    — ¿Acaso no te das cuenta?
    — ¿De qué?
    —Yo creo que la razón eras tú. Aunque tú y seas más humano que él y por ende más “inferior”, sigues siendo su hermano menor. Él tiene el deber de cuidarte y no ponerte en riesgo —explicó Kagome sonriendo.

    Los ojos de Inuyasha se abrieron sorprendidos ante la revelación de su novia.



    Una fuerte lluvia caía sobre la ciudad y en los alrededores de la Terminal de Tokyo cientos de personas cubiertas con paraguas corrían hacia la entrada de monumental edificio.

    Un joven de cabello castaño oscuro, con pecas en su gentil rostro era uno más entre la multitud que se dirigía a la Terminal. Cuando las puertas automáticas le dieron paso al establecimiento, el muchacho escuchó que alguien gritó su nombre. Esa voz él la conocía muy bien.

    —¿Rin? —Se volteó para encontrar a una muchacha empapando el brilloso suelo de la estación.
    —Pensé que no llegaría a verte, Kohaku —sonrió la muchacha —. Vine para desearte un buen viaje.
    —Yo creía que no querías verme. Mi hermana me dijo que hoy “tenías cosas que hacer”, lo que en tu caso significa que “no, no quiero ir a verlo”.

    Rin soltó una risa divertida al percatarse que estaba frente a alguien que la conocía demasiado.

    —Sí, pero finalmente me di cuenta que era una tontería no verte. Por lo menos minutos antes de que tu tren partiera, ya que no sólo fui tu novia, sino que tu gran amiga —explicó Rin sonriendo abiertamente.
    —No eras mi gran amiga, lo eres —corrigió Kohaku contemplando con sus ojos cafés a la joven que tenía frente a él.
    —Ya no llevas una colita —observó ella señalándose su nuca —. Te queda bien el pelo corto.
    —Gracias.

    Un silencio envolvió a los dos jóvenes quienes se miraban sin saber bien qué decir o qué hacer. Ambos alzaban los hombros y revoleaban los ojos para todos lados. Sin embargo, a pesar de que Rin sentía que era una situación algo tensa, en su interior estaba feliz ya que cuando la mirada gentil de Kohaku se posaba sobre ella, esa descarga eléctrica que solía sentir ya no aparecía más. Definitivamente, lo había superado.

    —Oye, Kohaku…yo sé que ya sales con otra chica, pero siempre tuve miedo de que hayas pensado que nunca te quise como tú me quisiste a mí —empezó a explicarse la joven haciendo gestos con sus manos —. Sé que te lo he dicho cientos de veces, pero mi mayor sueño fue estudiar en la Universidad de Tokio y reabrir la escuela de mi abuela. Mi sueño era venir a vivir aquí. En cambio tú querías seguir con el dojo de tu familia en el pueblo… Yo te quise mucho, pero no quería sacrificar mi sueño.
    —Supongo que ese era el límite de nuestro amor ya que yo tampoco quería sacrificar el mío. Estuviste bien en romper la relación Rin. Por más tiempo que consiguiéramos para vernos, nunca nos podríamos haber establecido los dos en la casa feliz que tanto soñabas —reflexionó Kohaku.
    —Pero igual yo te… —Los ojos de Rin se llenaron de lágrimas y no pudo seguir la frase.
    —Ya sé, Rin. Te creo. Yo también te quise mucho.

    La muchacha, tras secarse las lágrimas, extendió su mano y sonrió lo mejor que pudo. Kohaku, por su parte, también sonrió gentilmente y extendió la mano para darse un apretón.

    —¿Amigos?
    —Por siempre —contestó Rin sonriendo—. Tu tren está por partir.
    —¿Y tú que harás? ¿Te irás sin nada bajo la lluvia?
    —Ya veré… —se despidió Rin alejándose—. Llámame y cuéntame de tu chica.

    Cuando la joven estaba cruzando las puertas automáticas, sus ojos chocolate casi se salieron de sus cuencas, pero no tuvo tiempo a decir su nombre ya que Kohaku apareció repentinamente.

    —Toma mi paraguas —dijo el joven sonriéndole a Rin, pero esa sonrisa despareció al ver la extraña mirada que tenía la muchacha, era como si estuviera embelesada. Se volteó y vio a un hombre de porte elegante, con un largo cabello de color plateado, vestido en una camisa violeta y un pantalón negro. Se cubría de la lluvia con un paraguas que hacia juego con el pantalón.

    —No, Kohaku, gracias. Estoy bien. Cruzaré en frente y tomaré el colectivo —señaló algo nerviosa hacia delante. Luego, al bajar su dedo índice, dirigió su mirada al hombre frente a ella—. Sesshoumaru, ¿qué haces por aquí?
    —Un cliente trabaja en este lugar.
    —Así que vienes a trabajar…
    —Terminé —respondió desviando su mirada para examinar al joven que estaba junto a Rin. Éste, por su parte, lo observaba curiosamente —. ¿Qué te sucede?
    —No, nada —tartamudeó Kohaku avergonzado —. Es sólo que su apariencia es… ¿usted no es japonés, verdad?
    —Soy descendiente de Youkais.

    Rin se alarmó, pero Kohaku tan sólo largó un carcajeo.

    —Sí, claro. Simpático tu amigo, Rin. Ya no me preocuparé. —Le guiñó un ojo dándole a la vez un tierno apretón en el hombro como despedida antes de adentrarse a la Terminal.
    —¡Nos vemos, Kohaku! —exclamó mientras veía como su amigo volvía a entrar en la Terminal.

    Cuando Sesshoumaru comenzó a caminar, la joven enseguida corrió tras él algo perturbada. Al alcanzarlo, caminó algunos pasos junto al hombre, luego se giró para observarlo y pestañeó un par de veces; volvió a girarse, alzó su cabeza y en su mirada se veía que estaba buscando un recuerdo. Al encontrarlo, posó sus ojos en Sesshoumaru.

    — ¿No era un secreto lo de tu descendencia?
    —Para ti era un secreto.
    — ¿Por qué?
    —Porque tú eres de esas personas que se cree todo lo que les dicen.
    — ¿Estás diciendo que me mentiste? —preguntó Rin ofendida y alzando su tono de voz.
    — No mentí. Yo siempre se lo he dicho a la gente que pregunta por mi apariencia, pero nadie me creyó, lo cual es algo lógico. Si los libros que lees en el colegio afirman que ya no quedan rastros de youkais. En cambio tú, al oír la respuesta de mi apariencia, me creíste, por ende, tenía que decirte que era un secreto. Aunque sabía que no ibas a ir divulgándolo—explicó Sesshoumaru.
    — ¡Oh, por dios! —exclamó Rin parándose frente a él—. Jamás te había oído decir tantas palabras juntas.

    Sesshoumaru alzó una ceja, luego desvió su mirada aburrido y la esquivó para seguir con su andanza. Rápidamente, Rin fue tras él.

    —Pero me agradó eso —confesó ella sonriéndole.
    —No te acostumbres.
    — ¿Cómo te das cuenta que soy una persona confiable?
    —Instinto —le respondió mirando a la joven por el rabillo del ojo. En ese instante, se percató que él estaba bien resguardado de la lluvia y Rin estaba empapándose—. Ven.

    El hombre tomó a la joven abruptamente del brazo y la pegó junto a él. El corazón de Rin comenzó a latir muy rápido y un calor invadió todo su pecho y rostro.

    —Cuando salí de la Terminal y cruzamos miradas, pensé que seguirías caminando como si nada —habló Rin con cierta timidez—, pero me alegra que te hayas detenido.

    Sesshoumaru no respondió, tan sólo siguió caminando con su mano apoyada sobre el hombro de Rin. Repentinamente, se detuvo. La joven alzó su mirada intrigada debido a que no sabía por qué lo había hecho, pero al virar para un costado notó que estaban en la parada del colectivo frente a la estación.

    El corazón de Rin sintió una especie de punzada puesto su tonta cabeza había imaginado que Sesshoumaru la alcanzaría en limusina hasta la residencia. Pero no sería así. Sus hombros se aflojaron, pero en su rostro sintió una presión que desembocaba en los ojos. No, no lloraría. Para evitar que el hombre viera su rostro angustiado, ella inclinó la cabeza.

    Sesshoumaru, a pesar de no poder ver el rostro de Rin, pudo oler sus lágrimas. La única persona que estaba con ella era él, lo que significaba que era el único individuo en culpar por la tristeza de la joven. La persona de la que Rin estaba enamorada había hecho algo que la hirió. Sin saber qué era y al ver el colectivo que la llevaba a la residencia acercarse, la mente de Sesshoumaru se desesperó dejando que sus impulsos actuaran. Lo primero que hizo fue soltar el paraguas.

    Cuando Rin escuchó un ruido y sintió las fuertes manos de Sesshoumaru sobre sus mejillas, se asustó, y al querer preguntar qué era lo hacía, su pregunta se vio interrumpida por los labios del hombre que se posaron súbitamente sobre los de ella. Al principio él besó gentilmente los rosados y carnosos labios de la joven, disfrutando de la sensación que provocaba aquel contacto. Pero al percatarse que ella se dejaba, bajó una de sus manos hasta las caderas de la muchacha para acercarla a su cuerpo y en ese instante se dio paso con la lengua hacia el interior de la boca de Rin, quien comenzó a responder con más ferocidad y pasión al profundo beso que había comenzado Sesshoumaru, provocando que el corazón de éste se acelerara salvajemente.

    El colectivo siguió de largo.

    Continuará…



    Mil gracias por sus post Olga y Heather!


    Olga, la mujer que le hizo eso fue Tsubaki, ya que ella tiene el ofuda que puede hacer que Sesshoumaru vuelva a ser una persona normal en las noches de luna creciente. Y sí, yo también hubiera tendio un infarto de ver a Sesshy desnudo xD



    Heather, me emocionó mucho las cosas que me dijiste y estoy feliz que me hayas dicho que mantengo las personalidades, que es lo más díficil cuando ponés a los personajes en situaciones que no vivieron en la serie y uno no sabe cómo reaccionarían.


    Espero no haber decepcionado a nadie con este capítulo que acabo de subir.


    Gracias por leer mi fic


    Besos


    The Lady




































     
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    olga

    olga Usuario común

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    HOLA!
    sabes me encanto el capitulo, fue como que muy revelador al principio veo que sesshoumaru cuando se despierta como que siente algo mas por Rin aunque no quisiera decir que es precisamente amor por que me puedo equivocar, creo que le esta agarrando cariño, despues lo de Inuyasha explicandole a Kagome lo de Sesshoumaru, aunque creo que si fue un poco cruel con Inuyasha , pienso que al no decir nada de su descendencia protegio bien a Inuyasha, por lo cual me emocione al ver que a sesshy le importa su medio hermano.
    Tambien me alegre bastante al saber que ya no habra triangulo amoroso de Rin, Kohaku y Sesshoumaru, aunque es tu fic y todo puede pasar jajaja pero espero que no xD, entonces cuando salieron Sesshoumaru y Rin hacia el colectivo especificando en la escena del beso donde Rin se pone a llorar se me afiguro como que Sesshoumaru le dio el beso para que no estuviera triste, osea no le dio lastima, simplemente creo que queria ver su sonrisa o me equivoco...
    Lo de Tsubaki si me quedo bien claro es una #%$" jajajjaa y creo que si vemos a sessho asi nos da el patatus jajaja aunque creo que me arriesgaria jejejeje cuidate mucho!
     
  9.  
    xXxHinata

    xXxHinata Usuario común

    Tauro
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Hola! n.n

    Bno yo me he leido todo el fic completito y esta fantastico!! *-*
    Me encanta mucho la pareja SeshoxRin y siempre voy leyendo fics asi de esta pareja, asi que como vi la tuya me llamo la atencion n.n

    Me gusta tu forma de narrar, puesto a que tienes una buena manera de narrar y describir las cosas que suceden n.n

    Tambn me gusta la manera en la que llevas la relacion de Sesshomaru y Rin ya que no es muy diferente a la del anime *-* Bno nah mas hasta ahora xD

    Bno me despido ^^
     
  10.  
    The Lady

    The Lady Iniciado

    Tauro
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    Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Bajo la luna creciente

    Capítulo VIII

    ¿Qué rayos era lo que estaba haciendo? En sus brazos tenía a una linda joven que de la noche a la mañana pasó a ser una hermosa joven, una que con sus besos hacía que su corazón se estremeciera. Pero, ¿por qué la había besado? ¿Acaso fue para que no llorara puesto a Rin le iban más las sonrisas? Si ese era el por qué y ella se enterara, tendría una mejor razón para llorar. Entonces, si bien él la besó ante la desesperación de no querer que la joven sufriera, ¿acaso no había otra razón? Sí, que era una hermosa joven. Pero, ¿por qué le parecía hermosa, una simple y linda chica? Porque estaba enamorado.

    Sesshoumaru comenzó a separase de Rin lentamente a la vez que sus ojos ámbares se iban abriendo para deleitarse con el rostro mojado y sonrojado de la joven, en cuyos ojos se expresaba el deseo que sentía.

    —Ahí viene tu transporte —señaló Sesshoumaru recogiendo su paraguas y pasándose una mano por la cara húmeda.

    El hombre volvió a colocar el paraguas sobre ambos cuerpos y su mirada se poso más allá de Rin, más precisamente, sobre la calle.

    La muchacha, algo confundida, se quedó observando el extraño comportamiento de él.

    —¿Qué fue eso? —preguntó pestañando una y otra vez.
    —Un beso.
    —No lo vi venir… pero, ¿por qué me besaste? Acaso te gus…
    —Yo tampoco vi venir el que me diste hace una semana —la interrumpió Sesshoumaru esquivando la pregunta de la joven.

    Las mejillas de Rin, ya sonrojadas, comenzaron a cambiar a un rojo furioso y sus ojos que estaban posados sobre el bello hombre que tenía a su lado, pasaron observar la interesante y húmeda vereda en la cual estaba parada. ¡Sabía lo del beso!

    —Sesshoumaru, —la joven, tartamudeando, tenía la intención de cambiar de tema— ¿Dejarás que te acompañé el día que decidas ir en busca del ofuda?

    El colectivo ya estaba frente a la joven pareja, sus puertas se abrieron automáticamente invitando a subir. Rin, sin haber obtenido ningún tipo de respuesta, con la cabeza agachada se tomó de una de las barandas exteriores para subir, pero antes de levantar un pie volvió a voltear tan sólo para ver a un Sesshoumaru perforándola con esa mirada en la que la joven creía hundirse.

    —Haz lo que quieras… —contestó dándose media vuelta y comenzando a retirarse de allí.

    Una sonrisa victoriosa se dibujó en el rostro húmedo de Rin.



    Sesshoumaru cerró su laptop, se giró hacia la derecha y contempló como la lluvia seguía cayendo aun en la noche. Las gotas de agua, a través del ventanal, se veían como finos hilos que caían uno detrás de otro. A mucha gente no le agradaban esos días y a él siempre le dio exactamente lo mismo que saliera un sol resplandeciente o que lloviese a cantaros. Pero ese día había cambiado su perspectiva de los días de lluvia…

    De repente, un olor que él conocía bastante comenzó a acercarse a su habitación. El hombre se volvió a girar para el otro lado, sentado sobre una silla antigua que estaba junto a una pequeña mesa donde apoyaba su laptop, y esperó a que abrieran la puerta.

    —¿A qué se debe esta visita, hermano? —La última palabra la dijo con más rigidez.
    —Keh, vengo a cumplir órdenes de mi padre, nada más —contestó Inuyasha dándose paso en el cuarto—. Tienes que elegir, él o yo.
    —No sé a qué te refieres —comentó Sesshoumaru distantemente.
    ——¡Sí que lo sabes! ¡Es lo del maldito ofuda! ¡No entiendes que no puedes ir solo! —habló Inuyasha exasperado—. Papá está muy preocupado porque la última vez que volviste estabas muy herido.
    —Que él se meta en sus asuntos. Yo debo resolver este solo.
    —Creí que habías cambiado y más con lo que me contó Jaken —comentó Inuyasha cruzándose de brazos y apoyándose sobre una pared.

    Sesshoumaru alzó una ceja intrigado.

    —Mi compañera de cuarto, Rin, sabe acerca de tu trasformación en las noches de luna creciente…
    —Así es. Lo descubrió de casualidad. Yo no sé lo dije.
    —¿Y ella sabe algo más acerca de ti?
    —Sí, que somos descendientes de youkai. Pero eso no es sorpresa para ti.
    —Keh, así que seguiste diciendo eso fuera de la escuela. —Inuyasha caminó hasta la cama de su hermano y se sentó sobre ella. Súbitamente, sus ojos comenzaron a abrirse más y más hasta que por poco se salieron de sus cuencas. Giró y lo miró a Sesshoumaru preocupado—. Rin… Rin es una chica bastante crédula… y tú…
    —Me di cuenta de lo mismo, por eso le dije que era un secreto.
    —¡Eres un estúpido! ¡¿Lo ves?! ¡Por eso papá no quería que dijeras nada nunca! —Lo señaló Inuyasha con incriminación.

    Sesshoumaru se limitó a observar a su medio hermano con una expresión aburrida.

    —Rin es confiable.

    Inuyasha sonrió triunfalmente, todo estaba yendo como lo había planeado. Él obtendría lo que quería y luego se ocuparía de la encomienda que le había dado su padre.

    — ¡Tú qué sabes! Yo conozco a Rin, es una chica que habla hasta por los codos. Se le puede escapar en cualquier momento. Entre tantas tonterías que dice, puede decir nuestro secreto.
    —No se le escapará.
    — ¡Tú no lo sabes! No parece muy inteligente o muy cuidadosa para esas cosas —mintió Inuyasha con su característico tono arrogante de siempre.
    — Cállate —habló Sesshoumaru con una voz autoritaria y un semblante oscuro, pero siempre tratando de no perder su semblante de piedra.

    Inuyasha, ante la sorpresa, retrocedió por el comportamiento de su medio hermano. Parece que no le había agradado que ofendiera a Rin.

    —Lo sabía —dijo Inuyasha sonriente—. A ti te pasa algo con ella
    —Vete.
    —No puedo. Tienes que decirme antes con quién prefieres ir a deshacer tu maldición.

    Sesshoumaru se puso de pie y caminó hacia su medio hermano. Una vez frente a él apoyó una de sus manos en el hombro del joven.

    —Vete.
    —¡Tienes que decirme a quién elegirás!
    —A ninguno —respondió fríamente tomando ahora a Inuyasha por sus dos hombros para darlo vuelta.
    —¡Esa opción no esta disponible! —exclamaba el otro tratando de hacer fuerza con sus pies para impedir ser expulsado de aquel cuarto.
    —Adiós —se despidió Sesshoumaru empujándolo fuera de la habitación y cerrando fuertemente la puerta.
    —¡Oye! —gritó el más joven de los hermanos golpeando la puerta — ¡Papá terminará yendo contigo!
    —Ya conseguí a alguien que me acompañé —informó Sesshoumaru del otro lado.

    Inuyasha dejó de golpear y su brazo quedó paralizado en el aire. Parpadeó un par de veces confuso y luego frunció su ceño.

    —¡¿Por qué rayos no lo dijiste antes?!



    Un sol resplandeciente iluminaba toda una transitada vereda. Se podían escuchar las exclamaciones felices de los niños que iban en fila hacia sus jardines y también las risas traviesas de jóvenes vestidas en el uniforme de marinero que correteaban por doquier. Entre tanto alboroto una pareja tomada de la mano iba sonriente caminando por aquella vereda. Junto a ésta, una joven con una pollera de marinero muy corta pasó corriendo, lo cual llamó la atención de uno de ellos.

    —Ah, la juventud… —habló Miroku girando lo más que pudo su cabeza para no perder de vista los tiernos muslos de la adolescente.

    Repentinamente, sintió una fuerte pisoteada en la punta de su zapatilla deportiva y un chillido agudo salió de su garganta.

    —Sanguito, ¿sabes cómo duelen que te pisen con tacos? —cuestionó con una voz algo aguda a su novia quien lo miraba sumamente furiosa.
    —¿Y tú acaso no sabes que es de muy mal gusto mirar jovencitas depravadamente y encima frente a tu novia? —le contestó con otra pregunta cruzándose de brazos sobre su solera de fondo verde y adornada con flores rosas.
    —¡Perdóname! ¡No sabes como me cuesta cambiar mis hábitos! —Miroku junto sus manos y se inclinó levemente para pedir piedad a su pareja.
    —¿Esos son tus hábitos? —preguntó Sango alzando una ceja.
    —Seguiré tratando, amor mío. Pero debes saber que si estos ojos míos algún día se vuelven a desviar, en mi corazón sigues estando tú.

    Los ojos suplicantes del joven hombre la miraban expectante a la mujer frente a él. Finalmente, ésta suspiró, lo tomó de su brazo y siguió caminando.

    —Tienes suerte que esté enamorada de ti —habló Sango algo ofendida y con los ojos cerrados.

    Miroku sonrió y acercó con su brazo a la joven para poder apoyar su cabeza sobre la de ella. Sin duda él era muy afortunado y estaba feliz de haber encontrado al ángel que él creyó nunca encontraría.

    — ¿Esa no es Rin? –preguntó Sango tocándole el hombro a su novio que estaba perdido en la estratosfera.
    — ¿Eh? ¡Sí, es ella! —afirmó el joven volviendo a pisar la tierra y enseguida levantó su brazo y gritó — ¡Rin!

    La joven que estaba en la esquina del frente a la famosa heladería Nishino’s Cream, repentinamente, movió su campo visual unos pocos centímetros más allá del local para ver caminando a un hombre vestido en una bermuda de jean y una remera violeta que llamaba su nombre a la vez que agitaba la mano. Junto a él había una bella mujer que le sonreía.

    — ¡Sango, Miroku! —Rin cruzó rápidamente la calle hasta llegar a ellos dos con su dulce sonrisa de siempre —. No me los esperaba encontrar.
    —Nosotros tampoco, ¿qué hacías? —preguntó Sango volteando a su izquierda y observando la gente que se veía dentro de la heladería.
    —Estaba pensando si quería tomar un helado —Revoleó sus ojos sonriendo tímidamente.
    — ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —preguntó Miroku al ver la extraña y sonrojada expresión que tenía la muchacha.

    Cuando Sango vio el rostro de confusión absoluta de su novio, no pudo evitar soltar una pequeña carcajada que inmediatamente tapó al llevarse una mano sobre la boca. Al tranquilizarse, volvió a posar sus ojos café sobre los chocolates de Rin.

    —Miroku no está al tanto de quién atiende la heladería —le explicó la joven a la otra que estaba más sonrojada aún—. Te recomiendo que vayas y te pidas un rico helado.

    Rin, tras pestañear un par de veces, sonrió con júbilo y asintió.

    —Otro día hay que salir todos juntos —dijo la jovencita acomodándose el cuello de su musculosa turquesa.
    —Claro que sí y quiero que traigas a tu pareja —le guiñó un ojo Sango.
    —¡Allí está el chico del que estás enamorada! —Cayó por fin Miroku y provocó que otras carcajadas salieran de su novia y también de Rin quien corrió hacia la puerta del local despidiéndose de sus amigos.

    Una vez que abrió las limpias puertas de vidrio de la heladería y se encontró con una multitud, se dirigió hacia la fila que había en la caja. Para su desgracia allí se percató que era una muy larga puesto había parte de la clientela que estaba fuera del local. Suspirando desganada se dirigió nuevamente a la salida de Nishino’s Cream, cuando alguien le tocó el hombro. Ella se volteó y vio a un joven vestido en el uniforme de heladero, era algo regordete y pecoso. Él se acercó al oído de la muchacha y le susurró algo. Los ojos de Rin se abrieron de la emoción y una sonrisa cubrió todo su rostro. Rápidamente, tras agradecerle al muchacho por la información, se dirigió hacia aquella puerta por la que descubrió que esa heladería sería una herencia de los hermanos Nishino, más precisamente, Inuyasha y Sesshoumaru.

    La joven caminó dos metros hasta encontrar una oficina y un Sesshoumaru acomodando unos papeles en su portafolio sentado del otro lado del escritorio.

    —Entra y cierra la puerta —ordenó el hombre cerrando el portafolio y ubicándolo en suelo junto a él.

    La muchacha cumplió con lo encomendado y luego se sentó frente a Sesshoumaru. A decir verdad, estaba algo desilusionada ya que el hombre actuaba como si todo entre ellos estuviera normal y después de lo sucedido hacía cuatro días las cosas NO deberían estar normales. Aun así, se sentía estúpida por estarlo ya que ella sabía que una persona tan particular como Sesshoumaru no se volvería un romántico de un día para el otro o se tomaría la molestia de explicar sus sentimientos hacia ella o la razón por la que la besó.

    Rin suspiró cerrando los ojos. Era una tonta, pero estaba tan enamorada.

    —Escúchame —El joven hombre trajo de vuelta a una melancólica Rin que se sobresaltó, pero inmediatamente puso una expresión de estar prestando atención—. El lunes que viene a las 20:00 en mi casa.
    ¿Me está invitando a cenar? ¿En su casa?¡Gloria! Nuestra relación está avanzando! —pensó Rin juntando sus manos y aspirando aire a la vez que una sonrisa hacia que sus dientes blancos se exhibieran.
    —Tráete algo de protección.
    ¡Ay, por Dios! ¿Ya quiere pasar a ese segundo nivel? Yo no tengo problema, pero quería que fuese un poco más despacio esta relación tan nueva, aunque debo admitir que no sé cuánto más pudiese haber resistido haber ido a una velocidad lenta con alguien como Sesshoumaru —seguía pensando Rin llevándose una mano al pecho de tantas emociones que estaban apareciendo dentro de él.
    —Supongo que sabes lo peligrosa que es Tsubaki.
    — ¿Tsubaki? —preguntó Rin sin entender que tenía que ver otra mujer más entre ellos dos. Repentimanete, la ficha le cayó. ¡Cómo pudo ser tan tonta! Tsubaki era la sacerdotisa oscura. Sin embargo, había algo que aún no entendía —. La protección, ¿qué sería exactamente?
    —A algún tipo de ofuda que puedas conseguir de una sacerdotisa. Eso nos ayudaría a enfrentarnos a Tsubaki.

    Rin asintió tras haberse apoyado contra el respaldo del asiento y esbozó una sonrisa decepcionada.

    —¿Era esa la razón por la que me llamaste?

    El hombre asintió y paso seguido ella se levantó de su asiento para emprender la retirada no sin antes haberlo despedido. Sin embargo, cuando estaba a punto de cruzar el marco de la puerta, apareció el mismo joven regordete y pecoso de hacía quince minutos atrás, pero esta vez sus manos traían una capelina que contenía dos gustos de helados: sambayón y frutilla.

    —Puedes sentarte aquí mientras te terminas tu helado —sugirió Sesshoumaru abriendo un cajón del escritorio y sacando unos papeles.
    —¡Por supuesto! —aceptó ella sonriéndole al joven y tomando su helado para luego regresar al asiento frente al bellísimo joven hombre que parecía estar haciendo cuentas para sus clientes.
    —Antes que preguntes, la casa invita.

    Los ojos de Rin se llenaron de lágrimas que para su fortuna nunca cayeron, pero esas lágrimas eran unas de felicidad. Ella tragó con fuerza y luego le mostró una de sus sonrisas más cálidas y sinceras, que mostraban todo el afecto que la joven sentía por él. Esa sonrisa, Sesshoumaru estaba seguro que quedaría guardada en su memoria por siempre.

    Continuará…

    ¡Gracias por sus posts Olga y xXxHinata! ¡Me ponen muy feliz!


    Olga, no te preocupes, en este fic no va ahaber ningún triángulo amoroso. Quizás en el próximo que tengo pensando publicar haya.


    ¡xXxHinata, bienvenida! que bueneo que te haya gustado mi fic. Al giual que a vos a mi también me encanta esta pareja, es mi favorita del manga/anime.



    Nuevamente, gracias por sus post y por plasmar sus opiniones.


    Hasta el próximo capítulo


    Besitos



    The Lady
     
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Hola!!
    Tu fic me encanta!! no pase por un tiempo lose... ._. pero bueno... u_u pero aqui volvi a ver tu grandioso fics me encanta! y ademas que en los personajes no veo nada distinta en la personalidad Miroku sigue siend un pervertido, Sango sigue estando enamorada de Miroku y le sigue perdonando ( xD) Inuyasha sigue de arrogante y cabeza hueca xD kagome sigue siendo amigable y buena n.n aunque extraño el sientate... XD XD, Rin sigue siendo alegre y de lindas sonrisas y Seshomaru sigue siendo frio u.u xd

    Me gusto mucho la parte del beso no te habai podido dejar post en esa conti porque estuve bien ocupada pero te aseguro que lo habia leido, y creeme que estaba ansiosa porque pusieras la conti xD de el manga/anime de inuyasha esa ¡es mi pareja favorita! me parece algo malo que no allan tantos fics sobre esa pareja xD pero este es uno de mis preferidos n_n

    Nos vemos Sayonara!!
     
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    The Lady

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    Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Bajo la luna creciente

    Capítulo IX
    La anciana no debía tener más de ochenta años, su figura era petiza y algo encorvada. Vestida en un hitoe blanco de anchas mangas y una hakama roja, uno podía distinguir fácilmente que se trataba de una sacerdotisa. Ésta misma tomó una especie de papiro totalmente en blanco y luego lo apoyó en el suelo, donde ella y otras dos jóvenes más estaban arrodilladas en un absoluto silencio.

    Rin se quedó observando los lentos, pero prolijos movimientos de la anciana a la vez que escribía algo en aquel papiro. Luego sus ojos pasaron a observar los alrededores. Las tres mujeres se encontraban en la zona del altar del templo sintoísta, a la que se podía llegar tras subir cuatro escaleras de madera. Detrás de la sacerdotisa, que estaba pronunciando extrañas palabras en un japonés antiguo, había unas finas mesadas talladas en madera y apoyadas sobre ellas había vasijas de donde salían finos hilos del humo de los inciensos.

    —Aquí tienes, jovencita —habló la anciana abriendo sus ojos.
    —Muchas gracias, Kaede-sama —agradeció Rin tomando el ofuda en sus manos.
    —Escúchame bien, este ofuda te protegerá, pero aun así debes tener cuidado de esa sacerdotisa oscura. Sus poderes a veces son inimaginables —explicó Kaede poniéndose de pie.

    La muchacha asintió con la cabeza mirando seriamente a la sacerdotisa, luego giró para un costado y vio que su amiga Kagome le sonreía.

    —Cuídense, jovencitas.
    —Lo haremos, Kaede-sama —afirmó Kagome apoyando su mano en el hombro de Rin.

    Al salir del templo, las dos jóvenes vieron que a lo lejos el sol se estaba ocultando y por esa razón el cielo tenía un color entre anaranjado y liliáceo. Ambas comenzaron a bajar los anchos escalones de piedra que las habían dirigido anteriormente al lugar sagrado.

    —Oye, Kagome, ¿sabes a qué hora pasará el colectivo que nos llevará a Tokio? —preguntó Rin sacando un abanico de su cartera para comenzar a agitarlo frente a su cara—. No creo poder aguantar mucho más con este calor.
    —No te preocupes, le dije a Inuyasha que nos pase a buscar —la tranquilizó—, así que viajaremos bien fresquitas.

    En el instante en que terminó de decir aquella frase, un mensaje llegó hasta el celular de la más grande de las dos muchachas, la cual lo abrió para leer de qué se trataba. Una sonrisa apareció en el rostro de ésta.

    —Parece que te quiere dentro de su familia —habló Kagome guardando el aparato en su cartera amarilla que hacía juego con su solera.
    —¿Eh?
    —Nada, olvídalo —río la otra correteando hasta el camino de arena blanca y piedras para ver que a lo lejos se acercaba un auto que ella sabía no era el de su novio.

    Un megan estacionó frente a ellas e inmediatamente Kagome corrió a abrir la puerta del asiento trasero, lo que hizo que Rin quedara perpleja. ¿Por qué rayos se subiría en el asiento trasero del auto de su novio? Con la puerta abierta y segundos antes de sentarse, Kagome le hizo un gesto con la mano para que se sentara adelante. La joven asintió con cierta desconfianza y abrió lentamente la puerta para adentrarse en el vehículo y por fin sentarse.

    —Muchas gracias por pasarnos a buscar, Sesshoumaru —dijo Kagome alegremente.

    En ese instante, Rin se paralizó. ¿Había escuchado bien? Fue girando su cabeza poco a poco sólo para encontrarse al hombre más bello que jamás conoció en su vida. Con aquella expresión imperturbable de siempre, él se volteó apenas para mirar a la muchacha que tenía en el asiento contiguo.

    —Buenas tardes, Sesshoumaru —habló por fin ella una vez que la voz le retornó—. Aquí tengo lo que me pediste.

    El hombre tan sólo asintió.

    —Hay una palabra que es “gracias” —dijo Kagome con los brazos cruzados y su ceño fruncido.

    Sesshoumaru alzó su vista para mirar por el espejo superior a la joven que se encontraba atrás y la fulminó con la mirada, provocando que la otra temblara ligeramente y desviara sus ojos para otro lado. A veces el hermano mayor de su novio podía ser muy intimidante.

    Durante el viaje hacia la casa de Kagome, Sesshoumaru no abrió la boca y las únicas voces que se escuchaban eran las de las dos mujeres. Una vez que el joven dejó en la puerta a la mayor de ellas, aceleró para largarse de allí pues podía oler a su medio hermano y era un olor que mezclaba el deseo.

    — ¿Qué le pasó a Inuyasha? En un principio él nos hubiera ido a buscar —Rompió el silencio Rin.
    —Descompuesto —mintió Sesshoumaru y apretó el manubrio con sus manos.

    Ese estúpido estaba jugando a cupido. Sabía que se le había contagiado ese afán de ayudar a la gente de su bondadosa y estúpida novia.

    — ¿Sabes? Me fue muy bien en los parciales este cuatrimestre. Ahora sólo tengo que dar el coloquio de uno de mis trabajos prácticos a fin de este mes —habló Rin muy entusiasmada juntando sus manos— ¡Y lo mejor de todo es que conseguí un trabajo como recepcionista en una escuela!
    —Hn.

    Ante la respuesta de Sesshoumaru, Rin no pudo hacer más que lanzar una pequeña risa, la cual le resultó algo extraña al hombre que se encargaba de manejar puesto desvió su vista por unos poco segundos para observar a la joven.

    Una vez frente a la residencia estudiantil, la muchacha se desabrochó el cinturón, se acomodó su pollera de jean y se dispuso a abrir la puerta del auto.

    —Muchas gracias por traerme.

    El otro tan sólo asintió.

    Cuando Rin abrió la puerta, algo pasó por su mente que hizo que sus ojos chocolate se abrieran más de lo usual y se quedó como paralizada tomando la manija de la puerta. Enseguida se reincorporó en el asiento, se volteó para mirar a Sesshoumaru y con suma agilidad apoyó una de sus manos en una pierna de éste, llevó su cuerpo para el lado donde él estaba sentado y le plantó un beso en los labios. En ese instante su corazón se aceleró.

    ¿Qué hice? ¿Qué hice? —se preguntaba la joven exaltada aún con sus labios sobre los del joven hombre— ¿Eh?

    Rin se sorprendió cuando sintió que la lengua de Sesshoumaru se adentraba en su boca, provocando que una electricidad recorriera su cuerpo. Rápidamente ella respondió a los fuertes y apasionados movimientos que hacía el joven dentro de su boca, aunque esta vez ella trataría de controlarlos. Si él la seguía besando de esa manera ella terminaría derritiéndose por completo.

    La sensación era divina para Sesshoumaru. Hacia tiempo que no besaba a alguien que hiciera palpitar su corazón de una manera extravagante. Además, él podía oler la excitación de Rin, lo cual le agradaba ya que eso tan sólo se lo provocaba con sus besos.

    Rin salió del auto diez minutos después.



    Alguien llamó a la puerta de una de las habitaciones de la residencia, y cuando a ésta la abrieron, dos pares de ojos chocolates se encontraron.

    — ¡Hola, Kagome! ¿Qué haces por aquí? —preguntó Rin invitándola a pasar para luego percatarse del pequeño bolso que llevaba consigo — ¿Y eso?
    — ¿Esto? Verás, resulta que Inuyasha me dijo que tú hoy no dormirías aquí —comenzó a explicar la joven guiñándole un ojo a su amiga—, entonces decidí venir a pasar la noche con él. No te preocupes, no usaremos tu cama.
    —Tampoco es que vaya a pasar la noche con él. Supongo que nada más cenaremos y luego saldremos en busca del ofuda. Obviamente, luego de su transformación —dijo Rin agarrando su pequeña cartera.
    —Me hubiese encantado ver alguna vez a Sesshoumaru transformado —río Kagome mirando hacia arriba para ver si podía imaginar algo.
    — ¿Crees que no le saqué fotos? —apareció Inuyasha rascándose la panza.
    — ¿De verdad? —Las dos jóvenes unieron sus manos y en sus ojos apareció un brillo especial.
    —Keh, ustedes están locas —se expresó el muchacho sentándose en la cama y mirando su reloj —. Rin, en veinte minutos serán las ocho.
    — ¡Kya! ¡Debo partir! —exclamó Rin volviendo a abrir la puerta—. ¡Cuídense, chicos!
    —¡Adiós! ¡Tú puedes Rin-chan! —la animó Kagome sacudiendo su mano.



    Una vez más la joven de largos cabellos negros, alegres y luminosos ojos chocolate se encontraba frente a varias rejas de hierro que la separaban de la propiedad de los Nishino. Acercó su dedo índice al portero que sobresalía de la muralla de piedra que ocupaba gran parte de la manzana, pero antes de presionarlo arregló un poco el flequillo que caía sobre su frente y su simple musculosa a rayas naranjas y verdes, la cual en realidad no tenía nada para arreglar. La muchacha suspiró profundo y dirigió nuevamente su dedo al portero.

    —Entra —habló una voz grave que hizo que Rin se sobresaltara ya que no llegó a tocar el timbre.
    ¡Diablos! Vio como me arreglaba —pensó sumamente apenada mientras se adentraba a la casa.

    La joven pasó nuevamente por aquel bello jardín perfectamente podado con algunas flores coloridas y luego se volvió a deleitar con el contraste entre la apariencia exterior de la casa, la cual tenía una arquitectura antigua japonesa, y la parte interior, completamente moderna.

    Cuando Rin buscó con la mirada al hombre de largos cabellos plateados, no lo encontró en ninguno de los sofás del living, así que sus ojos siguieron moviéndose hasta que algunos metros más lejos lo vio sentado en una mesa rectangular larga, la que estaba ubicada en lo que sería el comedor.

    La joven se acercó hasta él y cuando sus ojos se cruzaron, ella le sonrió y obtuvo de respuesta un simple movimiento de cabeza. La mesa rectangular estaba cubierta por un mantel beige y sólo dos lugares estaban preparados con vasos y palillos. Esos lugares eran el de la punta y el de uno de los costados que seguían a la cabecera.

    —Buenas noches, Sesshoumaru —saludó Rin tomando asiento en el lugar contiguo a la cabecera.
    — ¿No olvidaste el ofuda? —preguntó él dándole un sorbo a su vaso de vino.
    —Claro que no. No te preocupes —contestó Rin palmeando su cartera que luego dejó colgando del respaldo de su silla.

    Enseguida, el joven hombre ordenó a Jaken que trajeran la comida y de una puerta que estaba detrás de Rin aparecieron dos cocineros, cada uno con una bandeja que depositó elegantemente sobre la mesa. En ellas había un plato de tempura que estaba compuesto de algunos vegetales fritos y mariscos, por otra parte, había una vajilla roja que traía salsa de soja para mojar lo bocadillos fritos.

    — ¡Itadakimasu! —dijo Rin alegremente separando sus palillos para comenzar a comer. Sesshoumaru la imitó y los dos comenzaron a degustar sus comidas — Delicioso.
    —Tengo los mejores cocineros —habló el hombre.
    —Que envidia —le contestó la muchacha mientras saboreaba cada bocado que se llevaba a la boca.

    La puerta por la que antes habían entrado los dos cocineros estaba entreabierta y unos ojos redondos espiaban por ella. Esos ojos que le pertenecían a Jaken se cerraron a la vez que el hombrecito largaba un suspiro y cerraba la puerta.

    Dentro de la enorme cocina había una mesa de un tamaño menor a la del comedor y era donde solían comer Inutaisho-sama y Sesshoumaru-sama. Eso extrañaba a Jaken puesto la mesa del comedor era usada exclusivamente cuando tenían invitados importantes, había una reunión o era alguna ocasión especial. Sin embargo, su señor la estaba usando para comer con una chica común y corriente como lo era esa tal Rin. O era acaso que debido a que comía con ella, su señor consideraba la cena una ocasión especial.

    —¡No puedo creer que mi señor se esté enamorando! —exclamó Jaken dramáticamente— ¿Qué le hizo esa jovencita?

    Una vez que la pareja terminó su comida, Rin pidió ir al baño y el hombre le indicó levantando su dedo índice que tenía que subir las escaleras. Rápidamente, la muchacha se puso de pie y siguió las instrucciones que le había dado Sesshoumaru. Cuando éste la vio desaparecer, se levantó y fue subiendo lentamente las mismas escaleras.

    Que bien comí hoy. Tiene una suerte, Sesshoumaru de tener tan buenos cocineros. Y estaba tan lindo —pensaba Rin mientras se lavaba las manos y luego se miraba en el espejo—. Pero sigue actuando raro. Es decir, anteayer nos volvimos a besar y él sigue actuando como si nada. ¿Por qué?

    Lo último la joven lo dijo en voz alta y fue al abrir la puerta del baño en el momento en que Sesshoumaru pasaba casualmente por allí.

    —¿Por qué, qué?
    —Nada, nada —río ella nerviosamente moviendo sus manos para despreocuparlo, si era que algo le preocupaba o le interesaba.
    —Sígueme —ordenó el hombre dirigiéndose a uno de los cuartos.

    Sesshoumaru dejó pasar primero a Rin, y ésta, al adentrarse en la habitación del joven, vio que sobre su cama de dos plazas había una mochila gris.

    —¿Vamos a llevar esto? —preguntó la muchacha tomando la bata gris que había junto a la mochila.
    —Cuando vuelva a mi forma original, estaré desnudo —explicó el hombre yendo hacia la otra punta de su dormitorio, donde estaba el escritorio para acomodar algunos papeles—. Creo que tú ya sabes muy bien eso.

    Las mejillas de Rin se tornaron coloradas ante el comentario que había hecho Sesshoumaru. Movió su cabeza de un lado a otro para prevenir que esos hermosos recuerdos volvieran a su mente y para distraerse más decidió guardar la bata dentro de la mochila.

    — ¿A qué hora iremos a la casa de Tsubaki?
    —A eso de la una de la mañana saldremos de aquí —informó el hombre acercándose a Rin.
    — ¿Tan tarde?
    —Ella siempre me esperaba a esta hora. Quizás la podemos tomar más desprevenida al ir más tarde —explicó Sesshoumaru tomando la laptop de la mesa redonda junto al gran ventanal de su cuarto.
    —Ya veo… —dijo Rin en voz baja mientras miraba atentamente el suelo, luego subió su mirada y la posó sobre el bello hombre que se encontraba a su lado mirándola—. ¿Y qué haremos mientras tanto?
    —Puedes ir al cuarto que era de Inuyasha. Allí hay una computadora, una televisión, playstation tres… —dijo Sesshoumaru sentándose en su cama aún con la laptop en sus manos.
    —¿Tú qué harás?
    —Película —contestó mientras prendía su computadora de mano.

    Rin se mordió los labios mientras miraba al hombre acomodándose mejor contra una de las almohadas de la cama, ya descalzo. Ella se quería quedar…

    —¿Qué vas a ver? —preguntó
    —Una española. Estoy estudiando español en estos momentos —respondió—. La lengua de las mariposas, quizás te interese.

    Cuando Rin escuchó aquello, sus ojos chocolate se iluminaron y una hermosa y jubilosa sonrisa se dibujó en su rostro.

    —¡Claro que me interesa! —La joven se sacó sus sandalias rápidamente y enseguida se acomodó cerca del hombre que la tenía cautivada desde hacía meses — ¿Pondrás subtítulos, verdad?

    Sesshoumaru asintió.

    La pareja estuvo todo lo que duró la película sumamente sumergida en el argumento, y alguna lágrima cayó por las mejillas de Rin al finalizar aquella.

    —Ese tipo de educación es el que me gustaría plasmar en mi futura escuela, aunque sé que es muy difícil enseñar sin esos dogmatismos con los que nuestros padres y también nosotros crecimos y aprendimos —explicó la joven cerrando sus ojos, mostrando una expresión de ensueño.

    Sesshoumaru se quedó contemplando el dulce rostro de la joven que tenía a su lado, su nariz pequeña, sus largas pestañas perfectamente encorvadas para arriba, sus labios carnosos y rosados que en esos momentos estaban secos… era simplemente hermosa. Al percatarse que estuvo como un minuto contemplándola, enseguida desvió su mirada seria e imperturbable.

    — ¿Qué hora es? —preguntó Rin abriendo sus ojos y volteándose para el lado del joven hombre.
    —Las once.
    — ¿En serio? Vaya, aún faltan dos horas… —dijo la muchacha llevándose las rodillas hacia el pecho.
    —Me volverás a ver en ese estado tan patético.
    —No es patético. Eres muy tierno como cachorrito —confesó Rin haciendo una voz más aguda e infantil.
    Sesshoumaru tan sólo alzó una ceja.

    —Igual, ahora no estás convertido en un perrito, así que no tienes nada de que avergonzarte —dijo Rin muy animada.
    —¿Qué harás ahora?
    —Yo…
    —¿Quieres quedarte aquí?
    —Sí…

    Al escuchar esa respuesta, Sesshoumaru se volteó, miró en los expresivos ojos de la joven que lo había hechizado y luego fue cerrando los suyos para acercarse cada vez más al rostro de ella hasta llegar a sus labios y cubrirlos por completo con los de él, algo que quiso hacer desde que llegó a su casa. Al sentir el contacto de los tibios y finos labios de Sesshoumaru, Rin sintió todo un cosquilleo por su cuerpo y enseguida apoyó sus manos sobre la camisa de mangas cortas del bello hombre que lo besaba e imitó su acción mientras su corazón palpitaba cada vez más rápido de la alegría y excitación del momento.

    Lentamente, los dos cuerpos pasaron de estar sentados cómodamente en la cama a estar acostados, abrazándose y besándose, a deleitarse con cada caricia que se hacían, a estremecerse con el contacto de sus lenguas dentro de sus bocas, en sus cuellos o en lóbulo de sus orejas.

    Rin sabía muy bien que estarían muy ocupados hasta que fuera la una de la mañana.

    Continuará…

    ¡Holaa! Perdón por la tardanza. He aquí el capítulo 9. Espero que lo hayan disfrutado.


    Gracias xXxNaRuHiNa por tus comentarios. Me alegra saber que pienses que dejo a los personajes más o menos en su personalidad original :). Yo opino igual que vos con respecto a que debería haber más fics de esta pareja, ¡debería haber muchísmos!


    Bien gente, en el próximo capítulo quizás, QUIZÁS haya un lemon. No es que esté en contra, ni nada de los lemons, de hecho me gustan mucho, jajajaja, pero bueno, me cuesta hacerlos, así que, no prometo nada. Lo que sí, en el próximo capítulo va a haber acción ya que Tsubaki hará nuevamente su aparicón. ¡NO SE LO PIERDAN!


    Besos,


    The Lady
     
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  13.  
    xXxNaRuHiNa

    xXxNaRuHiNa Usuario común

    Tauro
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    Pluma de
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Konbanwa!!!!!!! n.n
    o.O dios... se dieron un beso!!!!!!! *-----------------*
    Hey espero que Kagome no haga nada malo con Inuyasha en su cuarto ¬¬ si soy mal pensada!!! xD *pegarme en la frente* debo dejar de leer tantos lemons... ._. hey!! no esque me encante... ._. solo...solo... los veo n.n pero no esque me obseiona ni nada!!!! ok ya me paso del tema xD

    Bueno yo creo que Jaken nose equiboca nada con eso de que su amito talvez se este enamorando ¬¬ porque seshomaru no me dira que solo siente atraccion fisica por rin ¬¬ eso ni el mismo se lo cree xD
    y bueno Rin no esperes mucho de seshomaru lastimosameeeeeeeeeeente el es muuuuuuy frio u.u bueno, bueno igual no hay que verle los defectos a la pareja verdad? los defectos no importan n.n
    ¡Que lindo! Rin ya handa avanzando con su relacion con Seshomaru *______________* mmm oye... ¿habra...lemon? o.O bueno espero que alla!!! *------* asi Seshomaru no se podria negar que esta enamorado de ella!!!! y talvez sea su novia *------------* ok creo que me adelanto a los hechos xD

    Bien nos vemos
    Sayonara
    PD: FUI PRIMERA!!!!!!!!!! ¬¬ nadie lo puede negar ¬¬
     
  14.  
    xXxHinata

    xXxHinata Usuario común

    Tauro
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    Pluma de
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Hola!

    Omg! Lemon Lemon Lemon!! jaja xD que pervertida soy xD ah mi corta edad y ya soy una pervertida! :o Oh no! ya me han pervertido mucho xD Bueh!

    Sesshomaru y Rin... estem... besarse en una cama y tan apasionadamente y recostados es un signo de... estem... bueno de "eso" xD

    Jojojo *-* me huele a algo mas que besos xD Ademas Sesshomaru fue el que comenzo!!! Ah pero Rin no se queda atras! xD como es eso que sabia que para las una de la mañana estarian muy ocupados? *perverso*

    Por cierto! Inuyasha y Kagome estan solos en una cuarto... y Rin no dormira alla tal vez porque este ocupada con otro asunto xD hay no calla karina! no seas pervertida! *pegarme*

    Espero que Inuyasha y Kagome no se pasen... e_e que los tengo pillados *perverso* :D

    Me estoy volviendo pervertida D: xD ya veo la mala influencia de mis amigas me hace pervertida xD

    Bueno! adios!! :rosa: cuidate mucho! :D
     
  15.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Pluma de
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    ¡AAAHHH! Esta demasiado hermoso tu ff, no puedo resistir la tentación de saber como continuará toda la historia con Sexymaru, ejem...Sesshomaru y Rin xD. No puedo creer que la haya besado nuevamente y le haya permitido quedarse a su lado cuando siempre anda solo la mayor parte del tiempo.
    Ojalá que él pueda recuperar su forma original en breve con la ayuda de la valiente Rin.
    Te felicito, verdaderamente maravilloso esta todo.
    Sigue así. Tienes mi 120% de apoyo y más.
    Salu2.
     
  16.  
    The Lady

    The Lady Iniciado

    Tauro
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    Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    ¡Gente hermosa! Hago este post para decírles que NO abandoné el fic y que seguramente suba el capítulo diez este viernes. Probablemente va a hacer el útlimo o anteúltimo. La historia no se va a alargar más porque yo ya la tengo toda pensada, lo más díficl es escribirla.

    Bueno, ¡espero que me sigan acompañando!

    Grcias y perdón por hacerles pensar que este era el cap 10.

    besitos,

    The Lady
     
  17.  
    Asurama

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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    :amano: Luego de haberse perdido por tiempo indefinido, Luchy regresa triunfal al foro de Rumiko… pero antes de eso, debió de elegir a quien torturar primero.
    Felicidades, no eres esa primera persona, así que me agarraste cansada. xD
    Ya enserio, deberías de castigar a Asurama por haberse perdido por tanto tiempo de una historia tan buena, sin importar que estos personajes ya no me atraigan como antes. ToT
    Porque tu historia sí atrae. Da gusto leerte. ;)

    Como siempre, tienes una buena y fluida redacción, aunque te comiste alguna que otra letra y algunas palabras estuvieron de más. Ya no noté tanto nuestros modismos.
    Me gusta cómo manejas ese extraño realismo mágico en la historia, haces que lo sobrenatural se introduzca repentinamente como algo cotidiano…


    ¿Kagome por fin es novia de Inuyasha? xD Eso es un motivo para alegrarse, esos dos siempre tardan eternidades en formar una pareja… Aunque ¿sabes? Dudo que ese sea un motivo suficiente para salir, dudo que los universitarios tengan tanto tiempo libre —especialmente en Japón—. ¬¬
    Y aquí va la anécdota. Una vez, un amigo de mi tío fue a otro país y se puso a hablar con el recepcionista de una hospedería. Para el resto del mundo, la vida es: lunes a viernes, trabajo, sábado, fiesta, domingo, familia. Para el resto del mundo, los argentinos somos raros y excéntricos, no solo por nuestra conocida impuntualidad y otras malas costumbres, sino también porque, según ese hombre, estamos: lunes fiesta, martes fiesta, miércoles fiesta… xD

    Me sorprendiste ¿En verdad la primera vez de Rin fue con Kohaku? Quiero imaginarme eso y te juro que no puedo… O.O
    Qué lindo, y lleva el pelo corto…
    Y me gusta la relación de amigos que tienen. :si: Ya me he acostumbrado mucho a la devoción de Kohaku por Sesshoumaru y viceversa, así que me pareció algo extraña la escena en la que se cruzaron los dos…

    Así que la mano maldita de Miroku sigue siendo la excusa aún en un UA… ¬¬ Lo pervertido no se le quita y, como siempre, SangoXMiroku sigue siendo la pareja más estable —y más dulce— de todas durante la historia, a pesar de las pequeñas travesuras del chico!!! xD
    Esa bruja es una verdadera hija de fruta… :( qué desgraciada ¿no? Fue muy valiente por parte de Sesshoumaru haber defendido de ese modo a su padre, aunque el precio a pagar no fue muy bueno. En realidad, desde el primero de los primeros momentos esto del hechizo era muy obvio.
    No debe ser muy lindo amanecer con un tipo en tu cama, uno al que apenas sí conoces ¿verdad? Pobre de Rin.
    Y realmente eres cruel con Sesshoumaru y no solo por hacerle pasar fuera sus vergüenzas… sino por hacer que pasara vergüenza en esa heladería… quisiera decir que no, pero yo también me reí mucho.
    Ahí se fue su grandeza…

    ¿Y por qué tanta amabilidad para con Rin? Ah, el amor… así que, del día a la noche —de luna creciente — una chica hermosa, a la que siempre le queda bien una sonrisa, y solo quiere ver una sonrisa en su rostro… —eso es tan “Sesshoumaru”, je—. :) Por cierto, me fascinaron las escenas de besos y caricias… entre todos los personajes, aclaro- ;)

    En general, creo que estás manejándolo todo muy bien y espero con ansias la continuación… :si:

    Luchy te estará leyendo….
    :amanoperro:
     
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    The Lady

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    Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)
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    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Bajo la luna creciente

    Capítulo X



    Rin no podía creer que estuviese una vez más en la cama del hombre del que estaba enamorada, pero esta vez él se encontraba perfectamente consciente y con sus grandes y firmes manos se paseaba por todo su cuerpo, haciendo que la joven se estremeciera de placer.

    Por su parte, Sesshoumaru estaba haciendo un gran esfuerzo por no arrancarle todo a la muchacha que estaba debajo de él, puesto que con sus caricias y manoseos sumamente sensuales por la espalda, él estaba perdiendo el control. Ah, y en esos momentos que tomaba sus cabello plateados y los oprimía sutilmente, ¿cómo era posible no volverse loco?

    Rin fue la que se encargó de romper el profundo beso que se estaban dando, abrió sus ojos llenos de deseo y miró en los orbes ámbares que la miraban atentamente con un brillo que ella jamás había visto antes. Si bien su expresión seguía inmutable, en los ojos de él algo había cambiado. La joven tomó la mano del hombre que estaba sobre su cadera y la posó en su pecho, luego con sus propias manos agarró la cabeza de Sesshoumaru y nuevamente comenzaron a besarse, pero esta vez con mucha más pasión.

    Sesshoumaru ahora sabía que podía seguir sin ningún tipo de vacilación, sabía que podía hacerle el amor a la mujer que estaba derritiendo su frío corazón.


    (leer mis comentarios)



    Los dos cuerpos que habían sido uno, los dos cuerpos que habían gozado con sus caricias, con sus besos, dormían profundamente y sus respiraciones parecían haberse sincronizado.

    Una brisa corrió e hizo que las largas cortinas del ventanal se balancearan ligeramente, en ese mismo instante unos ojos ámbares se abrieron y miraron el sereno rostro que tenía frente a él durmiendo. Sesshoumaru se sentó en la cama y tras pasarse las manos para acomodar su largo cabello, volvió a voltear para observar el cuerpo de Rin. No cabían dudas que era una hermosa joven la que dormía a su lado. No, no era momento para pensar en esas cosas, por lo que el hombre rápidamente movió su cabeza de un lado a otro para sacarse esos pensamientos de… ¿admiración? Esa chica le estaba haciendo mal y en esos momentos él no podía dejarse llevar por sus nuevos sentimientos. Ambos tenían una misión que cumplir.

    —Rin —llamó el hombre llevando una mano al hombro de la muchacha.
    —Sesshoumaru… —murmuró aún con los ojos cerrados, pero él sabía que se encontraba despierta.
    —Vístete. Tenemos que irnos —ordenó él ya levantando y recogiendo su ropa del suelo.

    Rin se refregó los ojos, se sentó en la cama y con un rostro dormido observó como Sesshoumaru se abrochaba la camisa que hacia una hora ella había sacado. La joven largó un suspiro y se puso de pie.

    Este hombre no tiene remedio. Tuvimos sexo y él actúa como si nada estuviera pasando… en fin… ¿qué puedo hacer? Así y todo me enamoré de él —pensaba la muchacha mientras se subía su jean.

    —¿Lista? —preguntó Sesshoumaru de espaldas y tomando con ambas manos la cortina del ventanal.
    —Sí, lista.

    Cuando Rin volteó, vio que el hombre de cabellos plateados había abierto las dos piezas de la cortina para cada costado. En ese instante ella vio el cielo negro de la noche y adornándolo estaba la luna creciente. La joven se asustó al ver un brillo aparecer en el cuerpo de Sesshoumaru, un brillo que se hacía cada vez más resplandeciente, lo que hizo más difícil poder visualizar a la persona que se encontraba en él. Pero la visión se le obstaculizó más cuando un viento envolvió al joven hombre y al esfumarse ese viento, en el suelo se encontraba un adorable cachorrito de pelaje blanco y ojos dorados.

    —Ay, pero si allí está mi perrito favorito —exclamó Rin recogiéndolo.

    El perro gruñó y ella se comenzó a reír tras haberlo llevado a su pecho.

    —Tranquilo. Era una broma —dijo ella acariciando el suave cuerpo entre sus brazos, luego lo alzó hasta la altura de su rostro y dijo: —, pero ahora cómo haremos para entrar en la casa. Si tenías un plan te olvidaste de decírmelo porque ahora no me puedes hablar…

    El pequeño canino comenzó a mover sus patas como ordenando que quería bajar. La muchacha lo colocó en el suelo y lo miró expectante. Sesshoumaru caminó hacia la mochila, le ladró a Rin y luego con su hocico comenzó a golpear el bolsillo de la mochila. La joven se agachó y abrió el bolsillo indicado, vio que adentro había una hoja de papel doblada en dos, la sacó y la leyó.

    —¡Vaya! No sé por qué dudé de ti, Sesshoumaru. Debí imaginarme que me dejarías todas las indicaciones a seguir.

    Rin tomó la mochila que se encontraba en el suelo y se dirigió a la puerta de la habitación. La abrió y con sus manos le hizo un gesto al cachorro para que la siguiera. La misión para deshacer el hechizo estaba en marcha.



    —¡Guau! ¡Nunca me hubiera imaginado que esa Tsubaki viviera en una torre como esta! —exclamó Rin impactada del tamaño del edificio que tenía frente a ella.

    El pequeño canino ladró para traer de vuelta a la muchacha que lo acompañaba. Al percatarse que aún seguía en la estratosfera, llevó su hocico a la mano en la que ella sostenía el papel y se la movió para que lo leyera.

    —¡Uy, lo olvidé! Veamos… ¿tengo que preguntar por el encargado? —El perro asintió con su cabecita.

    La joven se acercó a la casilla de vidrios polarizados donde se encontraba seguridad, golpeó contra los vidrios y uno de éstos se corrió dejando ver a un hombre corpulento y con una expresión de pocos amigos.

    —¿Qué pasa? —preguntó con voz ronca.
    —Hola —saludó alegremente Rin con su infalible sonrisa —. Soy la sobrina de Takashi, Hikaru. Quería darle algo…
    —¡Ahhh, pero tú debes ser Ami! Me estuvo hablando Hikaru de ti. Pasa, pasa. Él me dijo que vendrías. Está en el fondo —la voz del hombre de seguridad cambió radicalmente de un tono grave a uno agudo y algo amanerado.
    —Gracias —habló Rin observándolo con cierta incredulidad.

    La joven, con el perrito entre sus brazos, vio como las rejas se iban abriendo, dándole paso a la propiedad privada. Una vez despejado el paso, Rin corrió con entusiasmo hacia las escaleras que la llevaban a una entrada de vidrio, pero cuando se percató que la puerta estaba cerrada, todo el entusiasmo se le esfumó.

    —¿Y ahora? —preguntó preocupada —Es obvio que si Hikaru me ve, no podremos entrar…
    —Ahí te abro pequeña —se escuchó la voz del guardia por un parlante que salía del techo.
    —Este tipo es un tonto…

    El perro emitió un leve ladrido que mostraba que acordaba totalmente con ella.

    —Parece que estuviste investigando bastante a esta gente… y sí… quién iba a sospechar de un perrito tan adorable como tú. —Rin llevó el rostro peludo de Sesshoumaru al suyo para refregarlo a la vez que reía dulcemente.

    El canino gruñó para que ella lo dejara en paz, provocando que más carcajadas salieran de la joven. Sin embargo, las carcajadas finalizaron cuando escucharon un sonido monótono que indicaba que podían abrir la puerta, lo que provocó que Rin se tirara contra ésta para empujarla hacia atrás.

    —No lo puedo creer —murmuró atontada observando los dos ascensores frente a ella—… entré en una propiedad ilegalmente. —La joven abrazó al perro con fuerza como si recién hubiera caído en lo que estaba haciendo y un temor la hubiera envuelto.

    Sesshoumaru, con una expresión aburrida, apoyó con fuerza sus patas contra uno de los brazos que lo sostenían y comenzó a estirar su cuerpo. Cuando la mayor parte de él estaba libre, se tiró y cayó en suelo. El canino se volteó, ladró a Rin y corrió hacia una punta donde aparecía un pasillo, tan iluminado como estaba la entrada. Ella lo siguió y se encontró con otro ascensor al que enseguida llamó apretando dos veces el botón. Las puertas automáticas de éste se abrieron, dejando salir a dos muchachas.

    —Buenas noches —saludó Rin cortésmente. Sin embargo, las muchachas parecían estar en su mundo.
    —¿Sabes? Ayer me enteré que una famosísima diseñadora vive en este edificio.
    —¡¿Quién?!
    —Maleducadas… —masculló Rin mientras entraba con el cachorro en el ascensor sin terminar de escuchar la conversación.

    Una vez dentro, apretó el piso veintidos que estaba indicado en el papel que Sesshoumaru había escrito y siguió leyendo los pasos restantes.

    —¡¿Qué?! —exclamó sobresaltada— ¿Lo único que debemos hacer ahora es tocar su timbre y esperar a que nos abra?

    Sesshoumaru, sentado en sus cuatro patas, se la quedó observando con un rostro aburrido. Ella bajó su mirada a él y suspiró.

    —Perdóname… no debí hablarte así. Es que la verdad no pensé que iba a ser tan difícil. —La joven abrió uno de los bolsillos de la mochila y sacó el ofuda que le había entregado la tía abuela de Kagome, se lo llevó al pecho y volvió a mirar a Sesshoumaru —. Te prometo que no te arrepentirás de haberme traído contigo. ¡Te ayudaré a deshacer tu maldición!

    Las puertas del ascensor se abrieron y la extraña pareja bajó de él para encontrarse dos puertas. La de la derecha era la indicada, así que Rin, tomando coraje, apretó con fuerza su puño y cuando lo abrió, tras mover sus dedos, oprimió con fuerza el timbre. Sus ojos estaban cerrados y aún seguía sosteniendo el ofuda en su pecho. Sesshoumaru estaba a su lado y cuando se puso en una posición de ataque, Rin supo que ella estaba del otro lado.

    —¿Hikaru, eres tú? ¿Qué demonios pasa en el edificio para que se me moleste? —gritó la mujer mientras introducía la llave en la cerradura.

    Rin, sin saber qué hacer, primero volteó y miró rápidamente al pequeño cachorro que se encontraba detrás de ella listo para saltar, luego regresó su mirada hacia delante a la vez que su corazón comenzaba a latir más y más rápido. Cuando la mujer de largo y liso cabello negro, vestida en un camisón gris de encaje abrió la puerta y se quedó estupefacta, la joven atinó a hacer lo único que se le vino a la mente: le pegó un puñetazo en medio de la cara.

    —¡Maldita! —exclamó Tsubaki con horror llevándose las manos hacia su rostro y retrocediendo.

    Inmediatamente, Sesshoumaru pasó corriendo y cuando Rin intentaba adentrarse al departamento, la sacerdotisa quiso cerrarle la puerta. Sin embargo, debido a que sólo la podía sostener con una mano, Rin, haciendo una increíble fuerza, logró empujarla contra el suelo y entró.

    —¡Yo me encargo de ella, Sesshoumaru! —gritó la joven al perro y éste corrió por la cocina hacia lo que parecía el comedor diario y luego siguió de largo por un pasillo iluminado.
    —Niña entromedita… —gruñó Tsubaki desde el suelo a la vez que alzaba una mano en la que una bola de energía se formó y ésta se dirigió hacia la joven.

    Enseguida, Rin alzó su ofuda y éste creó una especia de campo protector que hizo inmune el ataque de la sacerdotisa oscura.

    —¡Vergüenza le debería dar usar sus habilidades especiales para esto! —la incriminó Rin con un semblante serio.
    —Así que recurriste a una sacerdotisa para que te ayudase, ¿verdad? —cuestionó la mujer poniéndose de pie y sonriendo malignamente—. Sin embargo, ¡ese ofuda no te protegerá de mis puños!

    La mujer se abalanzó contra la joven y ésta no tuvo más remedio que soltar su ofuda para tomar las dos muñecas de la sacerdotisa entre sus manos. Las dos parecían estar gruñendo a la vez que sus miradas chocolate y azul se perforaban violentamente.

    —¡Ríndase! No podrá hacer nada —le pidió Rin aún sosteniendo con fuerza las muñecas de la mujer.
    —Ahora sí puedo hacer algo. —Tsubaki volvió a sonreír maliciosamente y comenzó a crear una bola de energía entre sus dos manos, pero antes de que pudiera ponerla en acción, la muchacha pateó su vientre provocando que la sacerdotisa se quedara sin aire y retrocediera acurrucada.

    Rápidamente, Rin tomó el ofuda del suelo y se dirigió a la enorme cocina. Por lo que podía iluminar la luz del lavadero que estaba detrás de ella, se veía una habitación pintada de blanco donde había una isla central perfectamente limpia, y en la canilla de ésta caían gotas cada tres segundos, haciendo un sonido hueco que parecía retumbar en los oídos de la joven.

    —¡Maldita, niña! —gritó sin voz la sacerdotisa e hizo que Rin, tras tomar algo de una de las mesadas, se escondiera en uno de las puntas de la isla.

    La mujer prendió la luz de la cocina y enseguida pudo ver sobresalir el hombro desnudo de la muchacha, por lo que se dirigió hacia ella pensando en darle una buena lección.

    —¡Aquí estas! —la quiso sorprender ya preparada para tirarle una de sus ondas de energía, pero finalmente fue Rin la que la sorprendió al mostrarle que tenía el ofuda en una de sus manos, lo que provocó que el ataque no surtiera efecto.
    —¡Y aquí está la otra sorpresa! —la muchacha sacó una sartén y golpeó a la mujer fuertemente en la cabeza, haciendo que cayera inconciente—. Espero no haberla matado —murmuró preocupada observando el cuerpo en el suelo, pero inmediatamente cayó en la cuenta que del que se debía preocupar era de Sesshoumaru.

    La joven corrió hacia el mismo pasillo por el que el perro había desaparecido mientras gritaba su nombre una y otra vez. Dobló y se encontró en otro pasillo lleno de cuadros abstractos que parecían valer fortunas y vio que cada habitación que se encontraba a su paso tenía las luces encendidas. Por otra parte, estos cuartos se encontraban en un completo desorden, con rasguñazos y mordidas por todas partes.

    —Parece que no encuentra el ofuda… Pero es obvio que debe estar en la habitación principal —pensó Rin en voz alta y corrió hacia la última luz que estaba justo frente a ella, al final del pasillo.

    Al llegar a la habitación principal, no pudo evitar deleitarse por la decoración que tenía. Las paredes estaban empapeladas con un papel beige rustico, los muebles, algunos de madera tallada y otros brillaban de lo dorados que eran y hacían juego con el acolchado lleno de brillos de la enorme cama que estaba oculta tras unas cortinas.

    —Parece la habitación de una princesa… —murmuró Rin fascinada juntando ambas manos.

    Repentinamente, un ladrido la devolvió a la tierra.

    —¡Cierto! ¡Nuestra misión! —La joven parecía que se distraía muy fácilmente— ¿encontraste el ofuda?

    El canino asintió, la llevó a lo que era el vestidor de Tsubaki y antes de que la joven se quedara boquiabierta de lo enorme que era, pegó un ladrido y saltaba en el lugar girando la cabeza hacia el fondo de éste, donde había un hueco que en realidad era oscuro, de no ser que en el aire flotaba un papiro envuelto en una luz… era el ofuda que devolvería a Sesshoumaru a la normalidad.

    Continuará…


    Hola gentee!!
    Recién lo postee a la noche porque tuve unos imprevisto a la mañana


    Mil gracias por sus post! Siempre traen alegría. Y bievenida nuevamente Asurama. Tus elogios me hacen sentir bien, auqnue también cuando me marcas errores porque uno puede aprender.


    Por favor, a todos, nunca escribí escenas de peleas.. sugerencias y críticas constructivas serán bienvenidas.


    Por cierto... aquí está el link del lemón para lo que lo quieren leer.. no sabía cómo avisar, por eso puse ese comentario en le mdeio de la lectura :P


    http://blogs.cemzoo.com/The+Lady

    Nos leemos en el próximo capítulo

    The Lady



     
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  19.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Pluma de
    Escritora
    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    Vaya, creo que Rin sabe pelear mucho mejor que yo xD. Estuvo muy romántico la forma en que Sessho trataba a Rin pese a que al final adoptó su actitud habitual. Era comprensible, debían ir en busca del ofuda, supongo que eso tenía más prioridad de momento.
    Te quedó excelente este cap, te felicito. Aún no he leído el lemon que dejaste pero la única que cosa que te puedo decir es que al principio hay una parte que debería ser diferente para que se comprenda mejor lo que querías decir. Te lo mostraré:

    "Rin no podía creer que estuviese una vez más en la cama del hombre del que estaba enamorada, pero esta vez él se encontraba perfectamente consciente y con sus grandes y firmes manos se paseaba por todo su cuerpo, haciendo que la joven se estremeciera de placer."

    Te marqué en rojo la parte que no tiene tanto sentido y crea cierta confusión. Debería de ser así o dependiendo de cómo querías expresarte:

    "Rin no podía creer que estuviese una vez más en la cama del hombre del que estaba enamorada, pero esta vez él se encontraba perfectamente consciente y con sus grandes y firmes manos paseándose y/o recorriendo por todo su cuerpo, haciendo que la joven se estremeciera de placer."

    Es la única parte que estaba algo confusa pero por lo demás esta todo excelente. Ojalá en breve coloques el siguiente cap. Lo esperaré impaciente :).
    Salu2.
     
  20.  
    xXxNaRuHiNa

    xXxNaRuHiNa Usuario común

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    Pluma de
    Escritora
    Re: Bajo la luna creciente (RinxSesshoumaru)

    ¡Ohayo! omg... ¡me encanto!
    Hay dios seshomaru no muestra ningun cambio cuando se despierta despues de haber hecho el amor con rin... xD xD ¡que insensible! xd bueno rin te tienes que acostumbrar u.u despues de todo ella se enamoro de el, de eso *________* hay el guardia se cree cualquier cosa xD no me imagino si ve a un ladron pensara que es un policia con arma xD, umm ¡yo tambien queria saber quien era la famosa diseñadora que vivia en el edificio! D; ok.. mejor me concentro me parecio gracioso Rin solo tuvo que llamar al timbre xdd ¡rin dando un puñetazo! :Naruto sorpresa: ¡valla, eso si es una novedad! ya queria yo estar hay para verla dando el puñetazo a Tsubaki xd ummmmmmm ya encontraron el ofuda... ¿que pasara ahora? :Naruto sorpresa: ¡espero la conti pronto! n.n
    PD: lei el lemon en tu blog xD xD ¡hey! no soy taaaaaaan perver... xd lo lei por pura sana curiosidad :D *___* xdd
    ¡¡¡¡¡¡¡¡Sayonara!!!!!!!!!
     
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  1. Aiora
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