Ataduras de Seda [Shônen-Ai]

Re: Ataduras de Seda [Shônen-Ai]

Ataduras de Seda​

Capítulo III​

Y empezó a darle de comer. Matt de vez en cuando le pedía que le diera jugo, o que le limpiara la boca.
Rodrigo solo veía esos labios rojos.

-Tú me haces acordar de alguien- Dijo fríamente Rodrigo.
-¿De quién?, si se puede saber- Respondió claramente Matt.
-Te pareces tanto a mi hermano-.

Rodrigo dijo eso mientras miraba fijamente a Matt. Lo miraba como si quisiera grabarlo en su memoria para siempre, seguramente, porque Matt sería otro más.

-Y… ¿Cómo era tu hermano?- Balbuceó suavemente Matt.
-Él era muy lindo, alegre, siempre feliz…- Respondió Rodrigo. –Murió hace unos años, tenía la misma edad que tú-.
-Lo siento…- masculló Matt.
-Camilita ya se siente mejor- Opinó Nikolaus, quien salía de la cabaña.
-¡Qué bueno!, yo ya terminé aquí, iré a Manaos por las medicinas- dijo alegremente Rodrigo mientras abandonaba el plato de comida vacío al lado de Matt.

Nikolaus se había quedado solo con Matt, quien estaba vendado y con las manos amarradas con una pañoleta de seda.

-Me imagino qué estará haciendo tu padre- Insinuó Nikolaus al mismo tiempo que se posicionaba al lado de Matt.
-No me importa- Susurró Matt, que no parecía incómodo ante la presencia de Nikolaus.
-¿Te sientes mejor aquí?- Interrogó Nikolaus Votchenko.
-¿Por qué preguntas eso?- balbuceó de nuevo Matt, quien en el fondo parecía confundido con la conversación.
-Porque yo te conozco desde que eras pequeño- Respondió Nikolaus al mismo tiempo que agarraba a Matt y lo ayudaba a pararse de la minúscula silla.
-¿Eh?- se sorprendió Matt.
-No te contaré más, no puedo- Rió un poco Nikolaus mientras se internaba junto con Matt en la sala. –Es hora de las fotos y ¿sabes? Hemos decidido que la situación parezca efímera-.
-¿Qué pasa aquí? ¡No entiendo de qué hablas!- forcejeó Matt mientras era sentado en una silla.
-¿No escuchaste la conversación con Carlos?, de verdad eres un chico muy interesante y lento, pero bueno –suspirando- esto hace nuestro trabajo mucho más fácil.-

Nikolaus acomodó a Matt en la silla, ubicó un poco las cosas que habían a su alrededor y sacó la cámara. En ese momento, Camila y Carlos salían de la cabaña.

-Regresamos tarde- Dijo Carlos y junto con Camila, desapareció tras la puerta de la cabaña.
-Todo me toca a mi ¡todo!- se quejaba Nikolaus al mismo tiempo que acomodaba los últimos detalles.

Nikolaus se acercó a Matt y le pegó una cachetada fuerte en el pómulo izquierdo.
Matt se quejó, pero entendió la situación… Así que dejó que todo se desarrollara sin quejarse una vez más. Nikolaus le golpeó la cabeza, y cada vez que aporreaba a Matt le pedía disculpas.
Matt ya tenía la cabeza con sangre, estaba un poco atolondrado, y la cara estaba herida en todas partes y sus brazos estaban raspados. Nikolaus quitó las vendas de Matt y vio sus hermosos ojos verdes medio abrirse. Matt sonreía un poco, no sabía porqué lo hacía, pero lo que estaba viviendo era mejor, mucho mejor, que lo que vivía estando en Milán.

-Nikolaus… Me siento mejor ahora, pero a ti… te siento preocupado- Decía Matt mientras se dejaba quitar la camiseta.
-Es que… odio hacer estas cosas… -masculló Nikolaus. –Odio tener que maltratar a mi… primo. –pronunciando esto último en un tomo más bajo.
-¿Eres tú mi primo? ¿El que siempre me regalaba cosas en la mansión? ¿Eres quien desde lejos me protegía? –Gritó Matt haciendo un escándalo y saltando de la silla-.
-Si, acuérdate cuando te enviaba esas cartas, y las postales de los lugares que visitaba, siempre te prometí que iríamos algún día, perdóname por no poder llevarte, tu padre… hizo algo imperdonable- Decía esto en voz baja, intentando no recordar.
-Ahora ya sé la clase de persona que es él, ¿Pero qué tan grave puede ser lo que hizo mi padre para yo tener que pagarlo?- Preguntó confundido.
-Pronto lo sabrás, es un secreto que guardo junto con Carlos-
-¿Puedo abrazarte primo? – inquirió tímidamente.

Nikolaus se abalanzó sobre Matt y lo abrazó muy fuerte. Se quedaron bastante tiempo así… Sintiéndose y recordando cómo eran sus vidas antes... recordando las promesas que los unieron a pesar de la distancia…
En ese instante… Rodrigo abrió la puerta y dejó caer las bolsas con la medicina, se sorprendió y luego lanzó una mirada de odio hacia la “pareja” que tenía enfrente.

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Bien, creo que por fin lo continúo, espero no demorarme tanto con el siguiente ^^.

 

Re: Ataduras de Seda [Shônen-Ai]

Gracias a los que leen, disculpen la tardanza, pero no soy de esos que anda siempre escribiendo. Alguna queda/duda/sugerencia y todo eso, se recibe ^^. Espero que les guste -->

Ataduras de Seda​

Capítulo IV​

En ese instante… Rodrigo abrió la puerta y dejó caer las bolsas con la medicina, se sorprendió y luego lanzó una mirada de odio hacia la “pareja” que tenía enfrente.

-¿Huh?- Clamó Matt, quien volteó a verlo.
-Rodrigo… esto…- Tartamudeo Nikolaus.
-Discúlpenme, no fue mi intención- Se arrodillo el latino y recogió la medicina que se había caído -¡Soy un torpe!- exclamaba.
-No hay de qué preocuparse Rodrigo- Dijo acercándose hacia él- Espero que esto quede entre nosotros- le susurró-.

Rodrigo solo tragó un poco de saliva y habiendo ya recogido la medicina, marchó hasta su cuarto en una esquina de la gran cabaña…
Era hermosa a pesar de que la fachada estaba sucia y descuidada, el piso era muy sencillo y entraba algo de luz por las ventanas… El techo era alto y estaba conformado de una especie de palmas con troncos, rústicas pero agraciadas.

Rodrigo era delgado y no tan alto, sus ojos eran cafés, profundos y misteriosos… Sus labios eran gruesos y su cabello café era corto y brillante.

Nikolaus, por el contrario, era alto, rubio y con grandes ojos azules, siempre amistosos y alegres…

Matt era el más hermoso, casi perfecto. Era de la misma estatura de Rodrigo debido a su edad, su cabello largo hasta los hombros era castaño claro… sus ojos eran llamativos y expresivos, verdes como una esmeralda y sus labios, suaves y finos encajaban en ese maravilloso rostro.

Camilita era pequeña y delgada, su cabello era café al igual que sus ojos y su rostro era simpatiquísimo, era muy similar a Carlos, quien era un poco pequeño, pero gordo. Y tenía también los ojos cafés, aunque esta vez, poseían un matiz verdoso…, su cabello era crespo y de color caoba.

-Siga con las fotografías- Dijo el chico de ojos verdes. –No quiero que tengas problemas por mí después-.
-Sí, eso es lo mejor- contestó el secuestrador.

Nikolaus le quitó los pantalones a Matt y lo terminaba de “preparar” para las fotografías…

-Siéntate y hazte el que no haz comido, pon la mirada perdida y si puedes, babea… en pocas palabras, haz que tu padre mande el dinero del rescate enseguida- Departía el sayón.
-Ok- se limitó a contestar Matt… triste pero extrañamente confiado.

Nikolaus tomó fotos desde todos los ángulos, y estas iban saliendo por una ranura de la cámara… las amontonó en la mesa y en ese momento Rodrigo se deslizó hacia el exterior de su cuarto, quedó perplejo… últimamente se sorprendía y se calmaba… una y otra vez, como si su vida dependiera de esas acciones.

-¡Hola Rodrigo! ¿Quieres ayudarme?- Interrogó el fotógrafo de turno.
-¿De qué hablas Nikolaus?- respondió confundido y nervioso.
-Ayúdame… No quieres que Don Carlos te maltrate ¿verdad?- sugirió Nikolaus.
-Eres de lo peor- se limitó a mencionar al mismo tiempo que iba hasta donde Matt.
-Ponle estas vendas en el pecho y estas en el brazo-
-¿Para qué quieres que haga eso?- gritó Rodrigo mientras miraba el cuerpo semidesnudo de Matt.
-Solo hazlo y punto o ¿te da pena?-.
-No es eso, ¡pásame las vendas pues!

Nikolaus fue a la cocina por algo de tomar, el calor era agobiante…
Rodrigo en ese momento cogió las vendas de la mesa y se acercó a Matt, lo rodeo con las manos y vio su cara, aporreada y sucia… en ese momento quiso proteger a Matt, sus sentimientos eran similares a los que concebía por su hermano…, el ver el rostro andrajoso de Matt, trajo a su mente innumerables recuerdos de su hermano, y el momento en el que murió.
Rodrigo por unos momentos se dejó vencer y cayó encima de Matt quien se sorprendió y gimió… ya que una venda de seda le prohibía el habla. Inmediatamente Rodrigo se paró y se disculpó suavemente con Matt al mismo tiempo que cumplió con su trabajo de colocar las vendas…
Nikolaus regresó a la sala y cogió la cámara, tomo una foto de Rodrigo y Matt mientras prácticamente se abrazaban, cuando la sacudió para que se secara Rodrigo se percató de la presencia del polaco y cogió la foto.
-¡oye! ¡¿Por qué tomas estas fotos?!- Inquirió el colombiano.
-Algún día me lo agradecerás, y mira… ¡salen tan cutes!- Dijo Nikolaus mientras quitaba las vendas de Matt.
-¿Qué te pasa Nikolaus?, deja de molestarme, iré a mi cuarto- gritó Rodrigo al mismo tiempo que desaparecía tras la puerta de la esquina.
-De verdad, ¿por qué lo molestas?- preguntó Matt, mientras se reía pícaramente.
-Jajajaja, es que me encanta verlo enojado- Contestó el de ojos azules.
-No haz cambiado en nada… primo-
-Tu tampoco, siempre tan alegre a pesar de las circunstancias, a pesar de todo el terror que vivías, siempre la esperanza te acompañaba, y mira… el destino nos unió, por algo nos unió…-

El silencio reinó durante un tiempo, hasta que la perilla de la puerta dio vuelta y se abrió, tras ella… Carlos y Camilita aparecían.

-Regresaste- Dijo Nikolaus.
-¿Listo lo de las fotos?- preguntó Carlos.
-Listo, ahora solo falta que el señor responda…-
-Espero que no tarde, porque si no… -acercándose a Matt y tocándole el rostro- Este chico sufrirá mucho, jajaja… ¡Ven Camilita! –Llamó a la chica- ¿Dónde esta Rodrigo? ¿Qué espera para preparar la medicina?-
-Aquí estoy- dijo Rodrigo al salir de su cuarto.

Carlos fue hasta la cocina junto con Camila y Rodrigo, mientras que Nikolaus preparaba la cama de Matt…

***​

-Por lo menos, Carlos está de buen humor y me ordenó que te tratara bien- Susurró Nikolaus a su primo. –vamos, tu cama está lista, ¡Dormirás en el mismo cuarto que Rodrigo!-.

 

Re: Ataduras de Seda [Shônen-Ai]

Ok, revivo el topic ToT.
El fic está un toque aplazado, pero lo continuaré, solo esperen unos días (?).
Además estoy aclarando un poco mis dudas y ciertos puntos de la historia.

Saludos.

 

Re: Ataduras de Seda [Shônen-Ai]

Después de 31786 siglos, aparecí ToT. Esta vez con la continuación que me tomó mucho trabajo hacer (ok no), pero hubiera sido MUCHÍSIMO más difícil de no ser porque Arce me ayudó y debo decir que mucho *O*. Así que este capítulo va dedicado a ella y creo que el fic completo, es que en realidad me dio muy buenas ideas. También agradezco a la ayuda con los capítulos pasados.
Ya sabes que te quiero mucho Arciucha :K.

Ataduras de Seda
Capítulo V​

-Por lo menos, Carlos está de buen humor y me ordenó que te tratara bien- Susurró Nikolaus a su primo. –vamos, tu cama está lista, ¡Dormirás en el mismo cuarto que Rodrigo!-.

-¡¿Cómo?!- Gritó Matt. Era la primera vez que se sorprendía realmente por algo durante el tiempo que llevaba secuestrado.
-Lo que escuchaste Matt, ahora… déjame te levanto…-

La noche ya caía, el cielo estaba estrellado, realmente hermoso, y el silencio era muy tranquilizador.

-Ya me voy a dormir, cuida del muchacho- Le dijo Carlos a Nikolaus.
-Lo haré, pasará una buena noche- Respondió.

Nikolaus llevó a Matt hasta su cuarto y descubrió que Rodrigo ya estaba durmiendo.

-No hagas tanta bulla- Le dijo Nikolaus a Matt.
-No haré bulla, pero… ¿dónde dormiré?-
-Pues, ¡cómo que en dónde! Al lado de Rodrigo, o ¿acaso ver alguna otra cama?-
-¡Qué!- gritó
-¡Cállate!- Dijo Nikolaus mientras le tapaba la boca. –Tiene muy mal dormir-.

Matt se incorporó en el cuarto junto con Nikolaus, mientras escuchaban que Carlos y Camilita se internaban en otro cuarto cercano.

-¿Ellos duermen juntos?- Preguntó despacio el de ojos verdes.
-Duermen juntos- Contesto Nikolaus. –Métete a la cama, y no hagas nada raro- Susurró Nikolaus mientras apagaba la luz y salía del cuarto.

-Esto es rarísimo, me dejan elegir cama, me dejan dormir bien, inclusive… ¡¿Es que no piensan que puedo escaparme?! –Pensaba Matt. –Bueno, seguro que si me escapo, no llegaré muy lejos –Susurró mientras miraba por la ventana la densa selva verde que se extendía frente a sus ojos. –Mejor me echo a dormir-.

Hacía mucho calor, unos 35 grados acompañaban la noche, pero Matt no tuvo más remedio que deslizarse suavemente hasta la cama, ya que con los golpes que su cuerpo había recibido por parte de Nikolaus le resultaría tortuoso tener que dormir en el suelo, después se acostó muy despacio en el extremo del colchón, con cuidado de no despertar al hombre al otro lado de la cama.

El corazón de Matt dio un brinco al ver los músculos fuertes y brillantes, el quiebre suave y masculino de la espalda de Rodrigo. Se estremeció un poco y siguió deslizándose muy lentamente hasta quedar completamente acostado al filo de la cama.

El ojiverde no estaba seguro de si el calor aumentaba por minutos, o simplemente era cada vez más consciente de él. Sentía el aleteo constante de los mosquitos a su alrededor. Los ruidos nocturnos le resultaban tan desconocidos como abrumadores, y por un momento temió llegar a cerrar los ojos.

Permaneció quieto un rato mientras hacía lo que podía por no tomar en cuenta al individuo que descansaba a su espalda, pero pronto la incomodidad no se hizo esperar.

El cuerpo de Matt yacía pesado sobre la frazada haciéndole tedioso moverse siquiera unos centímetros. Sentía las gotas de sudor recorrer su pecho y su camisa húmeda se le adhería obstinadamente a la carne. El ojiverde empezó a mover el cuello de la camisa, sentía su garganta húmeda por el sudor y su respiración era cada vez más entrecortada. Se tocó el pecho y lo sintió húmedo… las heridas de su cuerpo le ardían aún con el mínimo roce, al final no soportó más y se agarró la camisa bruscamente, la deslizó con ferocidad por su cuerpo y se libró de ella.

Matt se movía nerviosamente sobre la húmeda frazada y, a pesar de no tener ya la camiseta, seguía sintiéndose incómodo. Intentó quedarse quieto y aguantar… pero entonces sintió que algo se movía cerca de sus pies. Se quedó completamente rígido; sus hombros se cuadraron en temerosa expectación mientras algo frío le rozaba el tobillo y se deslizaba en torno a él.

-Rodrigo… Rodrigo… -Llamó en voz baja mientras le tocaba el hombro-. Hay un animal aquí- Susurró entrecortadamente.
-¿Dónde? –Preguntó un tanto adormecido-. Matt miró hacia abajo tímidamente, sin responder-. ¿En dónde, Matt?- repitió el hombre con cierto tono impaciente.
-E-en mis pantalones... -murmuró tan bajo que Rodrigo apenas pudo escucharlo-. Hay un animal en mis pantalones...
- Primero cálmate- Dijo con voz autoritaria. -No te muevas así o lo asustarás.
-¡Se está moviendo, Rodrigo! -Dijo casi histéricamente.
-Cálmate- Repitió el moreno.
Rodrigo se incorporó sobre el colchón y miró los pantalones de Matt.

-No puedo verlo -su voz era seria y baja, pero llena de autoridad-. Tienes que decirme dónde está.

Matt lo miró y abrió los labios por un segundo, sin decir nada.

-Yo... no... -sintió que se le secaba la garganta y tragó con fuerza-, no estoy seguro de... ¡Dios, se está moviendo!

-¡¿Dónde está, Matt?! -su voz fue un rugido que demandaba inmediata obediencia.

-¡En mi muslo!, ¡Está en mi muslo! -sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas mientras reculaba sobre la cama, impulsándose con ambas manos-. ¡Quítamela!, ¡Por favor, quítamela!

-¡Quédate quieto, Matt! -exigió fuertemente, pero el chico no le hizo caso y siguió moviéndose.

Rodrigo apretó la mandíbula y tomó la única opción que el chico le dejaba. Sujetó con fuerza la cintura de sus pantalones y los bajó de un tirón.

Los chillidos histéricos de Matt cesaron inmediatamente mientras volvía sus ojos atónitos hacia él. Rodrigo sintió que su rostro enrojecía y desvió la mirada de esos ojos verdes y profundos; arrojó los pantalones al suelo y entonces habló:

-No podía meter la mano y sacarlo. Podría haberse sentido agredido y morderte.

No sabía porqué, pero una necesidad repentina de excusarse lo golpeó. Entonces miró al chico de nuevo y sintió un cosquilleo extraño al notar cómo sus húmedos ojos verdes se fijaban en él con gratitud, algo parecido a la admiración, y quizá otra emoción también que no se atrevió a nombrar.

-Debiste quedarte quieto como te ordené -espetó, probablemente un poco más brusco de lo que hubiera deseado.

Pero Matt no se dejó engañar por el tono molesto en que había dicho esas palabras. Su rostro sonrojado delataba, muy a su pesar, las vertiginosas emociones que lo embargaban.

-Gracias - murmuró muy bajo. No hubiera estado seguro de que Rodrigo lo había oído de no haber visto el modo en que sus hombros se pusieron rígidos.

El hombre no respondió. En vez de eso, se inclinó hacia adelante y tomó la cintura de los pantalones; los levantó y sacudió suavemente hasta que una pequeña criatura alargada cayó al suelo. Apenas alcanzó a distinguir cómo el animal se deslizaba rápidamente hasta el rincón más oscuro de la habitación.

Se sentó al borde de la cama y apoyó los codos sobre las rodillas. Inclinó la cabeza y suspiró mientras sus músculos tensos se relajaban perceptiblemente.

En ese momento, cuando pensaba que lo peor de todo había pasado, la puerta del cuarto se abrió y la luz de una lámpara lo cegó momentáneamente. Se quejó por lo bajo mientras extendía un brazo sobre su rostro y se protegía con él.

Cuando sus pupilas se acostumbraron un poco a la luz, no necesitó ver más allá de la almidonada bata roja que tenía delante. Sólo una persona en el mundo sería capaz de usar algo de tan mal gusto.

-Carlos...