Long-fic Animales sin valor

Capítulo 13​

Esa cosa era una ultrabestia. Según algunos informes que pudo escuchar Cero, había dos tipos de UB-02, el “Expansión” y “Belleza”; ahora estaban frente al primero mencionado. La criatura era más alta que Mewtwo, con una probóscide de apariencia metálica, pero Cero sabía que era más dura que un diamante. Miró a su compañero... ¿no será tan idiota como para pelear con esa ultrabestia, o sí? No le va a ganar, aunque usara su máximo poder.

—No lo hagas, Mewtwo.

Athena pudo escucharlo, tomando firme la mano de Mewtwo para que no fuera. El clon reaccionó, mirando a su compañera advirtiendo que lo soltara; entonces, ni Mew, ni Cero pudieron digerir el momento en que convenció a Athena a soltarle, no le escucharon decir nada, así que asumieron que se estaban comunicando por otro medio. Athena no se imaginaba que se arrepentiría de haberlo dejado ir.

Esa cosa miraba a Mewtwo con sus ojos negros, apretando su puño para prepararse momentos antes de pelear. El insecto extendió las alas, elevándose unos centímetros del suelo; las manos de Mewtwo se iluminaron, concentrando su poder psíquico en ellas antes de comenzar a pelear.

La ultrabestia extendió el brazo al ver su cercanía, creando una barrera que le protegió de los golpes psíquicos de Mewtwo. Pero la protección no duró mucho, y el felino pudo proponerle un golpe en el pecho. Sin embargo, esa cosa no mostraba reacción alguna, solo mirándole a los ojos antes de golpear al clon con puya nociva en el abdomen, la mano de UB-02 era pesada, arrastrando a Mewtwo varios centímetros lejos de él. Mewtwo sintió un dolor desconocido en esa zona, impidiendo que se concentrara; pudo recuperarse, pero en su intento de repetir su movimiento... no paso absolutamente nada, como si ese golpe hubiese anulado su poder psíquico.

En su desconcierto, la ultrabestia aprovechó el momento para tomar al pokémon con una mano, haciéndole impactar con un árbol de tronco grueso, la fuerza del ser era tal, que Mewtwo no podía zafarse de su agarre, sin importar el modo que usara, su fuerza no era nada comparado con el insecto. Su probóscide brillaba gracias al sol, Mewtwo ahogó el grito al sentir una especie de pinchazo en su cuerpo, causando que pusiera más ímpetu en querer salir de esa prisión en el que estaba. En cambio, UB-02 succionaba la energía vital de su contrincante con chupavidas, causando una reacción en su cuerpo, y para quienes estaban mirando, entraron en shock cuando sus músculos comenzaron a crecer.

Mew fue el único que reaccionó, acercándose con lentitud, haciendo levitar una enorme roca con la esperanza de que esa cosa soltara a Mewtwo. Cuando el felino estaba viendo que la trompa del insecto se acercaba para una ración extra de su sangre, se sintió libre al ver que una piedra impactaba con el ser de otro mundo.

—¡Aléjate de él, Buzzwole! —gritó el pequeño posicionándose frente a Mewtwo, quien aún estaba algo aturdido.

Mewtwo al final agitó la cabeza para volver al mundo real, sintiendo que sus poderes regresaban. Entrando en cuenta de que llamó a esa cosa “Buzzwole”, ¿había escuchado mal?

¡¿Qué importa?! Mewtwo volvió al combate repitiendo su movimiento anterior, esta vez, notando que ya no le causaba daño alguno a ese Buzzwole. Maldijo en voz baja, ignorando que la criatura deseaba que él lo atacara y así aprovechar su cansancio para atacarlo. Cometido que, al parecer, estaba logrando, ya que notaba los jadeos del pokémon artificial. Su mano se iluminó en morado, repitiendo el ataque anterior, pero con el doble de fuerza, haciendo que impactara con el suelo rodando unos centímetros de Cero y Athena, causando que ella casi entrara en estado de parálisis, la Mewtwo había visto luchas antes, pero el nivel de violencia de Buzzwole no era la normal.

—¡Mewtwo! —exclamó su compañero, grave error.

Buzzwole pudo localizarlo, propinándole el mismo golpe que a Mewtwo, cayendo a su lado muy herido por su tamaño. Athena no reaccionaba, a pesar de que quería moverse para ayudar.

—¡Debemos ayudarlos! Buzzwole los va a matar si siguen así. —Vieron como la criatura tomaba la piedra que Mew le había lanzado, acercándose peligrosamente a ellos—. Athena, contesta... ¡Athena!

Mewtwo abrió los ojos después de esos segundos de oscuridad, observando la sombra de quien en segundos se convertiría en su verdugo. Su mirada giró hacia Mew, notando que primero se estaba dirigiendo hacia el pequeño pokémon; casi sin pensarlo, se posicionó entre ambos, mirando a Buzzwole y mostrando los colmillos como advertencia. No le gustaba la idea de que otros sufrieran por su culpa.

Cero estaba viendo que su compañera no reaccionaba, rayos, necesitaba intervenir, pero su tamaño y ese casco le dificultaba todo... ¡Qué vergüenza! Él fue diseñado para acabar con esas criaturas, y ahora estaba parado haciendo nada, mirando como su compañero estaba a punto de recibir un golpe mortal. No, esto ya no debía de seguir así, tragó frunciendo el ceño, pero no necesito meditarlo demasiado. Athena reaccionó al ver que Cero corrió hacia ellos.

—¡Cero! —gritó levantándose para ir tras él, abriendo los ojos al ver que recibió ese golpe.

Mewtwo también se vio impactado al ver a la quimera frente a él, recibiendo el golpe con su casco. Él hizo lo posible por aguantarlo, logrando desviar la piedra para salvarlos, ignorando el sonido de su casco resquebrajándose.

—Athena, saca a Mew y a Mewtwo de aquí —ordenó observando a la hembra de reojo.

La mewtwo asintió, tomando al pequeño en uno de sus brazos mientras que con el otro ayudaba a Mewtwo a levantarse, realmente, sus heridas le estaban doliendo, impidiéndole caminar bien. El clon miró hacia atrás, Cero estaba dando lo mejor que podía para alejarlo del lugar.


Ellos entraron a una cueva, Mewtwo se sentó en el suelo, como su capa cubría las heridas, Athena le hizo quitársela para tener un mejor panorama. El clon mostraba unas marcas moradas, estaba envenenado, así que necesitaba encontrar bayas meloc para tratarlo, Mew no se quedaba atrás, intentando apoyarse de sus patas al no encontrar una posición cómoda. Entonces, Athena tomó nota mental de traer varias bayas.

Mewtwo la vio salir, sabiendo que el estado de ambos no era la mejor, giró la mirada hacia Mew, notando que estaba despierto; éste al darse cuenta, sonrió:

—Así que me estabas protegiendo... —rio—. Gracias...

Mewtwo frunció el ceño, en un intento de negarlo en silencio. El pokémon más poderoso del mundo, apaleado por una criatura que salió de quién sabe dónde; un buen titular si existiesen los diarios para pokémon. Fue cuando recordó que Mew había dicho el nombre de esa criatura: Buzzwole. ¿Cómo podía saber su nombre?

—Mew, ¿cómo fue que sabías el nombre de esa cosa? —preguntó callando la risa del pokémon en el acto.

—Bueno, yo...

Para suerte de Mew, un mal herido Cero pudo entrar en la cueva; vieron que cojeaba, y que faltaban partes de su casco, era un milagro que siguiera con vida. Al estar a una distancia prudente, cayó sobre sus patas traseras, manteniéndose ahí un largo rato. La cueva era húmeda, de paredes frías y ásperas, estaban seguros que tenía una profundidad considerable. Eso no importaba, ahora Athena debe de estar encontrando las bayas, y necesitaban recuperarse, de seguro Buzzwole los estaba buscando y esperaban que su encuentro no fuese en una condición así de lamentable.

La quimera intentaba no mantener su peso sobre su pata delantera izquierda, intentando tranquilizar su respiración sin éxito. Mewtwo pudo ver lo roto que estaba su casco, pudiendo ver un poco de su rostro real. Aunque su sorpresa no duró mucho al sentir el veneno recorrer su cuerpo, agradecía que Athena llegó minutos después para comer de esa baya dulce que neutralizaría el veneno.

Los tres se acomodaron para poder alimentarse bien, pero a causa de las heridas los tres no podían levantarse, por eso decidieron quedarse en la noche. Mewtwo vio como ella se sentaba a su lado, sabiendo que vendría ahora. Despejarse del asunto charlando a la luz de la luna podría ser una buena idea, si no fuese por un detalle muy importante; hablar sobre su no tan agradable pasado no era el mejor tema para algo así. El clon de mew suspiró, mirando a su original que ya estaba dormido, imaginando que tal vez él tenía algo que ver con la curiosidad que mostraba Athena sobre su historia.

—Pregunta lo que quieras —dijo, manteniendo un tono frío.

Athena interpretó eso como luz verde a sus preguntas.

—Muy bien... —Arrugó el entrecejo, pensando—. ¿Cómo era antes? Quiero decir, Mew y tú se conocen desde hace mucho, me gustaría saber qué pasó antes de eso.

—Oh... eso —contestó observando hacia la salida, como si eso ayudara a ordenar sus pensamientos—. Fue hace casi dos años, en el momento de mi “nacimiento”... No sabía quién era, porqué estaba ahí, unos recuerdos vacíos estaban en mi mente.

Mew, que había despertado, escuchaba la conversación sin que le notaran.

—Es extraño, la criatura que veía en mis sueños era un mew, que volaba hacia una montaña. Fue entonces cuando mis ojos se abrieron y destruí el tubo donde descansaba. Lo primero que vi en este mundo fueron humanos vestido con batas blancas. Dijeron que solo Dios (o Arceus, como quieras llamarle) y los humanos eran capaces de crear vida...

»Fue la confusión, el no saber el motivo de mi existencia, el no saber mi identidad, fue lo que me hizo enfurecer... terminé destruyendo el laboratorio donde nací, con mis creadores en el proceso. Fue cuando ese... hombre, fui un pokémon muy ingenuo, y pude ver lo peor de la humanidad a través de él... Ese hombre me manipuló como quiso, y cuando me di cuenta que estar con él no contestaba mis preguntas, era demasiado tarde.

»“Los pokémon solo viven para los humanos”, así fue cuando me di cuenta de sus intenciones, y como era de esperarse, terminé destruyendo el lugar y volví a la isla donde nací. Fue cuando mi “contraataque” comenzó. Hice cosas un tanto horribles... que prefiero omitir.

—Creo entender... ¿por qué cambiaste? ¿Qué pasó? —preguntó.

—Ese chico fue lo que pasó, su nombre era Satoshi.

Athena casi abre los ojos por la sorpresa.

—¡¿Quién?!

—Satoshi... ¿algún problema con eso? —inquirió él.

—Yo... conocí a alguien con ese nombre, ¿de casualidad él... tenía un pikachu?

Mewtwo asintió, sorprendiéndose un poco... vaya, que curiosidades daba la vida. Un segundo, si ese chico conocía a un mewtwo antes que ella... ¿por qué no dijo nada? Bien, sabía que fue un poco arisca con él y no le escuchaba, pero perfectamente pudo decirlo antes de despedirse... Iba a matarlo si se llegaban a ver de nuevo.

Pasaron casi toda la noche hablando de ese tema, del cómo fue a vivir a Johto por un tiempo, hasta su adaptación a la vida salvaje; y fue tal y como Mew lo había dicho, pero escucharlo de él, causó en Athena una extraña sensación de tristeza. Estar en algo así, completamente solo, no era fácil para nadie, en especial para alguien como Mewtwo. Era extraño, ella casi siempre contaba con compañía, en cambio, Mewtwo no tiene a nadie.

—Fue bueno saber de ti —habló estirándose—. Tal vez deba contarte sobre mí algún día.

Estaba bien escuchar eso, a él le gustaría escuchar la historia de su compañera. Al sentir la cabeza de su compañera sobre su hombro, se sobresaltó y la miró; de seguro estaba cansada, notando que ella estaba en shock durante la pelea, y ver que todo terminó bien hizo que se sintiera un alivio tremendo. Ninguno sabía que podría pasar más adelante, Buzzwole seguía afuera, y por algún motivo los estaba atacando. «Esa cosa va tras de ti... ¿por qué? ¿Hay algo que no sabemos de ti?», preguntó en su mente, observando hacia la salida en un intento de hacer guardia.

Pero siguió pensando en sus compañeros, en especial al ver el casco de Cero casi roto, casi revelando su rostro verdadero.

Mew, que había escuchado todo, se preocupó bastante, Mewtwo mantenía recuerdos de su vida pasada... de su vida como Quetzal. Arceus tenía motivos para preocuparse, y por ahora estaba teniendo razón, pero el hecho de que Mewtwo no tenía la capacidad de abrir portales lo tranquilizaba bastante. No quería que se repitiese el incidente de hace mil años, donde no se sabía si era posible detener a un pokémon como Mewtwo sin tener que recurrir al sacrificio.

Su cola se erizó de solo pensarlo, él conocía a Mewtwo, ya no era como antes y lucharía por que los demás cambiaran su mentalidad sobre su clon indirecto. Y esperaba por Arceus que para ese entonces ambos clones ya se lleven bastante bien.


Proyecto UB-ZERO – Informe N°20.

“Viendo mis archivos, pude darme cuenta que Código Cero y Mewtwo tenían el mismo instinto... destruir a una ultrabestia cuando estos son extremadamente peligrosos, cuando estos ponen en peligro a otros pokémon. Nuestro mewtwo podría barrer el piso con ellos, pero como Mewtwo nunca ha estado frente a un UB, puede perder el control y atacar hasta a otros pokémon.”

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Edit: Ash = Satoshi... sí, lo cambié, me sentía algo incomoda usando el nombre gringo.

 

Capítulo 14
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El sol al fin salió por el horizonte, y su luz entró en la cueva donde estaban los pokémon; Mewtwo todavía no despertaba, sintiendo que el cuerpo le pesaba el doble por el combate del día anterior; vaya, ¿quién se iba a imaginar que una criatura desconocida le diera la paliza de su vida?, fue muy irresponsable de su parte luchar contra un desconocido sin saber lo mínimo, porque pudo haber muerto si Cero no hubiese intervenido entre ellos. O tal vez el pokémon quimera pudo morir por su culpa.

Mientras eso pasaba, el pokémon estaba despertando, estirándose con cuidado antes de salir de la cueva para encontrar algún río o estanque para beber algo de agua. Cero no evitaba sobresaltarse con la minúscula señal de ruido, pero no podía evitarlo, no sabiendo que Buzzwole seguía ahí afuera. Código Cero estaba diseñado para acabar con esas criaturas, con esas... abominaciones que amenazan la paz del mundo conocido.

Pelear con esa cosa, realmente le llenó de satisfacción, como si esa fuese la mejor pelea de su vida, y admitía que disfrutó dañas a esa cosa. Pero en su ensimismamiento, Buzzwole aprovechó y pudo dañas su pata delantera, obligándolo a retirarse; y ahora que miraba su reflejo, pudo notar su casco casi roto, pudiendo ver parte de su rostro, no sabía que era él exactamente... ¿canino? ¿Felino? ¿Ambos? El simple hecho de imaginarlo le hizo temblar. No recordaba casi nada de su rostro, ya que todo se volvió negro cuando le encerraron con otros dos de su clase en una extraña habitación, donde hacía un frío inhumano. Solo conocía los datos de las ultrabestias, y que despertó solo, los otros dos no estaban.

Y no sabía que tenía que ver Athena con él, de alguna manera estaban conectados, pero el motivo era desconocido y le asustaba preguntarle a la mewtwo al respecto; no sabía la respuesta, pero esperaba algo arisco por parte de ella. Aunque ahora que lo pensaba, Athena no era así con él, tal vez podría preguntarle sin problemas. Dejó de mirar su reflejo, notando que el ambiente se volvió pesado con el pasar de los minutos, como si la misma naturaleza le dijera que saliera de ese lugar.

Una orden que no tardó en acatar.


Mewtwo al fin pudo despertar, sintiendo un dolor en el hombro debido a la posición incómoda en la que estaba al quedarse dormido, notando también el peso extra en él; Athena todavía no despertaba, y no mostraba intención de despertar aún. Esto era malo, iba a tener que despertar quiera o no. A él solo le bastó usar sus poderes para tirar un poco de su oreja, emitiendo algo parecido a una risita al escuchar su quejido; la mewtwo gruñó, observando como su contraparte se levantaba, mostrando aún signos de dolor.

—Todavía te duele —afirmó levantándose también.

—He recibido peores... —contestó.

Athena examinó con más detenimiento sus heridas, en especial el hematoma que le dejó la probóscide de Buzzwole. Ella no pudo evitar sentirse culpable, su mente que quedó en blanco en ese momento, en un estado de parálisis absoluto. Y ese era un error que no pensaba cometer otra vez, había dicho que era una carga para Mewtwo, y era hora de demostrar que su subconsciente estaba en un error.

—Si quieres puedo... hacer algo de medicina para que bajen los moretones. Y limpiar como se debe la herida.

Mewtwo iba a negarse, ya que bajo ningún concepto la dejaría ir sola al bosque. Sin embargo, pudo notar la preocupación en sus ojos amatista, y la única compañía posible era... Mew. Ir con Mew en ese estado era como ir solo, Athena podía esperar a que llegara Cero, sola no iba a ir a ningún lado. Por mucho que ella insista.

—¿Puedes esperar un momento? —preguntó—. Esa cosa puede estar por la zona, ir sola es un suicidio.

Athena suspiró.

—No es necesario que te preocupes por mí —dijo apoyando sus manos en su cintura—. Yo sé cuidarme.

—¡Lo sé! —exclamó teniendo que calmarse al ver que ella se sobresaltó—. Lo sé..., pero no puedes exponerte de esa manera, ¿crees que no noté que esa... bestia te persigue a ti? Lo único que lograrías es que te mate.

—En este momento tus heridas son más importantes...

Mientras ambos estaban discutiendo, Mew movió un poco las orejas, abriendo los ojos para ver que era todo ese ruido. En momentos como ese, lo peor que podía hacer era meterse, así que lo mejor por ahora era mantenerse al margen, aunque la discusión se volviese acalorada. Si tan solo discutieran en un tono más bajo...

—Sabes que... has lo que quieras, pero luego no te quejes si algo pasa —dijo dando por terminada la conversación, sentándose en el suelo desviando la mirada de ella.

Ella se sintió un poco mal por lo ocurrido, su relación iba bastante bien hasta ahora, pero estaba cansada de sentirse incompetente, cansada de solo estar ahí para ser la carga del grupo; movió la cabeza en señal de negación y procedió en salir de la cueva. Tuvo un pequeño momento de duda, pero solo necesitaba recordar que Mewtwo estaba aún herido y que en cualquier momento podría empeorar. Y tal vez buscar algo para la pata de Cero no vendría nada mal.

Mew al no escuchar nada más se asomó para ver a su clon indirecto, y este estaba en la misma posición de antes de que Athena se fuera. Escuchando sus quejidos y el intento de Mewtwo por hacer que pasaran desapercibidos.

El pequeño se levantó y fue con él. Haciendo que se miraran.

—Sabes, creo que no debes preocuparte tanto por Athena, la chica sabe defenderse, pero creo que no está en su mejor momento... —Hizo una breve pausa—... A no ser que, la estés viendo como algo más... la estas sobreprotegiendo justo como hiciste alguna vez con tus clones. Y ya sabemos cómo terminó el asunto.

El clon hacía el intento de no escucharlo, no iba a permitir que usara de nuevo el asunto de sus clones cuando se trata de Athena, pero no podía negar que en parte estaba en lo correcto. Además de que ese fue el peor momento para discutir, Athena solo quería ayudar, y eso lo entendía, pero no soportaba el hecho de que ella sufriera algún daño por su culpa.

—Cuando veas su potencial vas a cambiar de opinión.


Ella caminaba por el bosque, repasando en su mente que ítems buscar para hacer una medicina para sus dos compañeros. Necesitaba muchas bayas curativas, y algunas hiervas; arrugó el ceño con la sensación de que alguien la estaba observando, y algo en su mente le decía que necesitaba detenerse; sí claro, ella no era idiota, esa cosa los seguía buscando. La mewtwo caminó hasta ver un lugar capas de ocultarla, refugiándose ahí hasta ver si esa sensación era real o solo paranoia.

Pero luego comenzó a escuchar pasos de un pokémon corriendo, en su dirección contraria. Eso la hizo girar la mirada, logrando encontrar a Cero en su intento de desplazarse a tres patas, sin embargo, su pelaje se erizó por completo al ver al Buzzwole que volaba tras de él.

—¡Athena! —gritó esquivando los puños que iban y venían.

Athena no iba a permitir que el pokémon le hiciera daño a su pequeño compañero, elevándose del suelo para encararlo con Aura esfera, haciendo que lograra retroceder.

—Hay que irse de aquí —dijo tomando al pokémon en sus brazos.

Athena comenzó a correr lo más rápido que podía. Mirando hacia atrás descubriendo que la ultrabestia volaba más veloz de lo que pensaba.


Mewtwo abrió los ojos con sorpresa, no teniendo un buen presentimiento.

—Athena se ha tardado demasiado —dijo levantándose.

Él se arrastró por la pared debido al dolor en su cuerpo, Mew movió un poco las orejas; saliendo de la caverna para observar mejor. Y una bandada de aves los interrumpió, preocupando al clon. De seguro se había encontrado con esa criatura.

—Debo ir...

—Te acompaño —contestó mientras su clon se elevaba del suelo, volando a poca distancia del suelo.


El Buzzwole tiraba a Athena al suelo, exhausta después de que drenara casi toda su energía; y todo frente a la atónita mirada de Cero.

—Athena...

Apretó la mandíbula, algo en su interior le llenó de ira. Buzzwole iba a darle el golpe final mientras ella mostraba signos de cansancio y sin poder defenderse. La quimera tuvo que llenarse de valor, olvidándose de que su pata estaba herida.

De alguna forma corrió, y se interpuso entre el puño de Buzzwole y Athena.

—¡No dejare que le hagas daño! —exclamó haciendo fuerza con la cabeza.

Una explosión hizo que una bandada de aves saliera volando de sus nidos. Athena salió del humo arrastrando las patas; y por el otro lado Buzzwole volaba para mantenerse de pie después de su choque de ataques, con todo ese alboroto estaba segura que Mew y su clon iban a saber que estaban en problemas. La ultrabestia dio un gruñido, y la mewtwo frunció el ceño.

“El olor... ese olor... Nuestro olor...”

Athena sintió un escalofrío, notando que solo ella pudo entender lo que esa cosa dijo. Y tuvo la sensación de que Buzzwole le dirigía esas palabras. Ella frunció el ceño y lanzó unas rocas psíquicas por medio de ondas, logrando que algunas impactaran con el cuerpo robusto de la criatura. Pero el daño no fue tan notorio, y la hembra no pudo reaccionar cuando una gran roca salió debajo de sus pies y le golpeó en el abdomen.

Cero vio cómo ella quedo en el suelo, pero se levantó con lentitud. Intentaba contraatacar, pero sus poderes no respondían como se debe; fue entonces cuando Buzzwole aprovechó para tomarla con sus grandes manos, acorralándola en la madera del árbol. La mewtwo sintió la fuerte picadura, estaba usando chupavidas para curarse de las heridas que le hizo la psíquica.

La quimera alcanzó a reaccionar un poco, haciendo el intento de correr y hacer triataque para que la soltara. Athena intentaba con todas sus fuerzas quitarse a la ultrabestia de encima, pero la energía se le estaba agotando.

Siendo soltada cuando ya no hubo mucho que absorber, el insecto ya no le vio utilidad a Athena, estando dispuesto a acabar con ella ya estando con todo su poder. Emitió un brillo morado en su puño, apretándolo con tal de acumular fuerza. Athena no podía levantarse, solo mirando como esa cosa iba a darle fin.

Iba a ser así, hasta que vio a Cero interceptando ese golpe, rompiendo su casco por completo. Esto, junto con el deseo de proteger a su compañera, hizo que hubiese una reacción en cadena en su cuerpo, siendo rodeado por un resplandor azul.

«Está... ¿evolucionando?»

El tamaño del pokémon aumentó llegando casi a la altura de Mewtwo, la cresta que estaba sujetada por el casco se liberó abriéndose por completo, el resto de su cuerpo permaneció intacto solo aumentando de tamaño. Athena sabía que esa cosa no era parte de su cuerpo, pero nunca imaginó que evolucionaría al ya no tenerla. Cuando el resplandor se fue, dejó ver lo que posiblemente era el verdadero rostro de Cero. Asemejando a un felino.

—¿Cero? —pronunció con algo de lentitud.

“Destruir...”​

Ella abrió los ojos cuando el pokémon volvió a posición, dando una fulminante mirada a la ultrabestia. Al fin sus instintos de destruir a esas bestias reaccionaban. Su boca comenzó a emitir fuego, en especial por medio de sus colmillos, Buzzwole iba a propinarle un golpe, sabiendo que la evolución no le recuperaba las heridas de antes. No viendo que Cero esquivó con rapidez, ya no había un casco que le estorbara.

Saltó y con sus patas traseras empujó a Buzzwole para que se desestabilizara; dándole tiempo a Athena a levantarse y refugiarse cerca de un árbol. Y desde ahí vio cómo su compañero luchaba con ferocidad contra Buzzwole. Athena o podía hacer mucho, necesitaba recuperarse primero. El pokémon mantuvo una pelea estable, hasta que entre movimientos aterrizó sobre su pata herida.

Recibiendo un puñetazo de Buzzwole, algo que le hizo caer, y su compañera vio como la ultrabestia tomaba su cuerpo con sus cuatro patas, haciéndole lo mismo que Athena.

Le drenó parte de su energía, y pudo seguir si no fuese por una roca que le impactó. Athena vio a aquella dirección, notando que Mewtwo estaba a unos pasos de ella, cansado a causa de sus heridas.

—Te dije que... no fueras sola —dijo volvieron en sí—. Pero de haberme hecho caso, Cero no la habría contado.

Ella sonrió, esperando que así ya podían estar más a salvo.

—Saca a Cero de aquí, y tú también vete. —Él se dirigió a donde estaba Buzzwole.

Athena también fue y ayudó al pokémon a levantarse, haciendo que retrocedieran. Pero en vez de irse se fueron a los arbustos más cercanos.

—Athena... ¿Qué me pasó? —preguntó.

—Tranquilo, descansa, ya vengo.

La mewtwo no tardó en llegar al campo, aprovechando el usar los troncos dañados como proyectiles gracias a su poder psíquico, alejando así al oponente de su compañero. Mewtwo la miró bastante sorprendido, pero no se podía esperar más de ella, siendo que su especie era bastante terca. Mewtwo sabía que un paso en falso y todo acabaría.

Athena hizo volar las hojas caídas, creando una distracción mientras veían como detenerlo definitivamente. Mewtwo no tardó en deducir que era de tipo lucha y bicho, así que necesitaban sus poderes psíquicos, el problema ahora es como hacer que estos impacten con esa criatura. Athena no iba a mantener la distracción por mucho tiempo, tenía que pensar rápido. Mewtwo se dio cuenta de su lentitud en tierra, suponiendo que caminar con esas patas era difícil debido a su tamaño.

—Hay que derribarlo.

El pokémon se adelantó e hizo que Athena soltara su poder psíquico sobre las hojas, así él pudo controlarlas y concentrarlas en el sector de las patas. Con un giro de muñeca hizo caer a la ultrabestia, y al verlo vulnerable procedió a ir directo a dar el golpe final.

Sin darse cuenta de que el oponente apoyó su mano en el suelo, y Athena supo que iba a hacer.

—¡Mewtwo! —Sus ojos se abrieron al ver la roca salir de la nada, impactando con su abdomen.

El pokémon psíquico quedó en el suelo, moviéndose un poco aturdido por el golpe repentino, sumando que sus heridas no habían sanado todavía.

“Destruir...”​

Athena frenó el puño de Buzzwole, interrumpiendo su golpe final, esto hizo que Mewtwo reaccionara, aunque no podía moverse. Ella le hizo retroceder con una inmensa fuerza, Mew estuvo al lado de Cero, sorprendido por el repentino arranque de poder de la mewtwo. Sus ojos violáceos se mostraban fulminantes. Su espalda comenzó a mostrar nuevamente ese símbolo, los arboles brillaron, haciendo que sus raíces salieran y se enredaran en la ultrabestia.

Mewtwo la vio lanzar sus poderes, creando rocas a partir de su onda mental, y él no podía creer lo violenta que estaba siendo. Esto continuo hasta que sus manos emitieron un brillo más intenso, abriendo un portal para lanzar a la criatura. Él estaba sintiendo que lo absorbía, pero no podía hacer nada por las rocas que lo dañaban y lo empujaban dentro. Athena se preparó para el final, pero Mewtwo pudo levantarse, yendo hacía ella e interrumpiendo su ataque empujándola.

Ellos cayeron, sintió que él sujetaba sus muñecas para que no hiciese nada, logrando que ella reaccionara y comenzara a temblar.

Buzzwole no pudo resistir la fuerza y se dejó llevar por el portal, haciendo que ambos clones permanecieran casi quietos. Athena se tranquilizó y no supo cómo reaccionar ante todo lo acontecido.

—Oye. —La voz de su compañero irrumpió en ella—. ¿Qué fue todo esto? Tú no eres así.

Ella observó el desastre que hizo a su alrededor, algunos árboles estaban destruidos, y otros habían perdido parte de su corteza, lo que derramó el vaso fue la mirada de los otros pokémon hacia ella.

—Debemos irnos.

Mewtwo tomó su mano, levantándose antes de dirigirse a donde estaba Mew y Cero. Y aunque fue sorpresivo el hecho de que evolucionara, la diferencia no era mucha. Solo que ahora podía ver con claridad su rostro. Athena dio una última mirada al campo, notando que los pokémon huyeron cuando la vieron.


Ya de vuelta en la cueva, Athena tuvo que necesitar de la ayuda de Mew para hacer medicina para todos; empezó con vendas improvisadas con la pata de Cero, usando hojas de algunos árboles y una mezcla de bayas. Con su compañero fue más fácil, ya que las heridas no eran lo suficientemente graves. Mewtwo sintió que sus heridas ardían, pero por suerte solo necesitaba consumir algunas bayas para que cerraran por completo.

Ya estando tranquilos, Mew se quedó al lado de Athena, notando la mirada de preocupación de la hembra.

—Athena, ¿desde cuándo puedes hacer eso? —preguntó refiriéndose a los dos portales que ha abierto en todo el viaje.

—No lo sé, esa vez en el lago fue cuando me di cuenta de mi capacidad.

—Ese Buzzwole pudo venir porque no puedes cerrar portales correctamente —contestó mirando a los tres.

Ella nunca se esperó que sus portales seguían abiertos de alguna forma, Athena pensaba que solo bastaba con que desapareciera para que se considerase “cerrado”, pero solo demostró que no sabía nada de nada de sus capacidades. Mewtwo les escuchó un poco, y apoyó su mano en el hombro de su compañera.

—Tienes que aprender a controlar tus poderes, no voy a dejar que manches tus manos como yo lo hice.

Athena solo tuvo que asentir, cuando le contaron lo violenta que fue, no lo quería creer. Se sintió una abominación pensar en que pudo matar a alguien, aunque fuese por defender a un compañero. ¿Y si sucedía de nuevo y les hacía daño? No podía estar así como así, necesitaba que le ayudaran a controlarlos si quería evitar que el incidente reciente se repitiera.

Y creía saber quién puede hacerlo.

—Mewtwo... —musitó—. ¿Puedes ayudarme con mis poderes?

Entre los dos solo hubo silencio, poniéndola nerviosa por su posible respuesta.

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PS. Me he tardado, lo sé, pero ya era hora de actualización... tengo cara de matenme por el preuniversitario.

 

Capítulo 15​

Ya habían llegado. Mewtwo estaba frente a la puerta de la casa extraña que estaba en la Montaña Reversia; después del incidente con Buzzwole, y el entrenamiento con Athena, supo que él ya se había hecho lo suficientemente fuerte como para acabar con ese pokémon legendario. Sin embargo, necesitaba actuar con cuidado conociendo el poder especial de Darkrai: Crear pesadillas y quitar la energía del enemigo con el paso del tiempo, sí por descuido caía en sus garras, estaba perdido.

Era una casa de dos plantas, posiblemente de un material a base de adobe y con un aspecto muy antiguo. Ahora los humanos no lo usaban para cubrirse o para evadir la ley cuando ese Darkrai llegó a la casa y comenzó con su ola de terror y pesadillas. Así que el lugar era perfecto para librar una batalla.

El pokémon psíquico procedió en apoyar su mano en la puerta, pero necesito de ambas manos para abrirla debido al oxido que dificultaba un poco el acceso. Al ver el salón principal, solo vieron una fina capa de polvo cubriendo todo, y al parecer, quienes alguna vez vivieron ahí dejaron todo atrás, dando la sensación de que el tiempo se había detenido en ese inmueble. La sala de estar era normal, exceptuando los sillones que evitaban el paso a la escalera de la esquina derecha del lugar y otros objetos que evitaban el paso por ciertas entradas.

—Hay que buscarlo —dijo Mewtwo dando unos pasos al frente.

—Recuerden no separarse —apoyó Mew flotando cerca de su clon indirecto.

—Mew, sabes que ese anti-cliché de “no nos separemos, ¿recuerdan lo que pasa en películas de terror?” no va a funcionar y nos terminaríamos separando de todas formas —contestó él, sabiendo que las películas humanas usaban esos llamados clichés para crear suspenso—. Mejor empecemos por la planta baja.

El resto asintió y lo siguieron en fila india, cuando bajaron por las escaleras vieron a algunos Golbat salir volando, obligando a Cero a agachar un poco la cabeza para que no chocaran con él... bueno, los altibajos de crecer. Athena no evitaba sentir escalofríos en ese lugar, notando la presencia de varios pokémon fantasma; aunque había otra cosa que le preocupaba.

—¿Mewtwo? —preguntó llamando la atención del susodicho—. ¿Crees en fantasmas?

Esa pregunta lo descolocó un poco.

—Fui creado a partir de ciencia, los únicos fantasmas existentes son los pokémon de dicho tipo, y contestando a tu pregunta; no, no creo en los fantasmas, por lo menos no en los fantasmas que tanto muestran los humanos en grabaciones de baja calidad y “psicofonías” en sus programas paranormales.

Su respuesta la hizo sentirse más segura, pero se mantuvo cerca de Mewtwo cuando llegaron a la sala de la planta baja. Abriendo los ojos al ver que se trataba de una biblioteca. Con una gran cantidad de libreros y las sillas estaban desordenadas, vieron en el otro extremo la escalera que estaba siendo bloqueada en el piso superior, dándoles a entender que el piso solo eran libreros y mucho conocimiento guardado y esperando eternamente ser leído.

Esto llamó la atención de su compañero acercándose a un librero, tomó uno y vio lo siguiente:

“En la lejana región de Sinnoh, existe un pokémon llamado Darkrai. Su táctica defensiva consiste en generar pesadillas a su alrededor.”

No era información que necesitase, así que pasó a las páginas sucesoras:

“En la lejana región de Sinnoh, existe un pokémon llamado Cresselia. Se dice que su plumaje, que emite un brillo similar al de la luna en cuarto creciente, ahuyenta los malos sueños.”

Devolvió el libro, no había información de utilidad.

Athena sintió curiosidad, aunque no sabía leer, podía hacer el intento, tomó otro libro y vio algo que le hizo temblar un poco:

“Existe un pokémon llamado Hypno. Porta consigo un objeto parecido a un péndulo...”

Cerro el libro con la última frase, y ya no vería a los hypno salvajes con los mismos ojos. Eran cosas con las que estaba mejor sin conocer. Cuando Mewtwo la llamó, dejo el tomo donde estaba y fue con el grupo. Al no haber nada interesante volvieron al vestíbulo, no notaron cambio alguno, así que no estaba ocurriendo nada paranormal por ahora.

Pero no notaron los cuadros cambiados de lugar. Y a la criatura que se ocultaba de ellos.

Solo debían ver las habitaciones de los costados de la escalera principal para terminar de buscar en el primer piso. Mewtwo las miró y no había rastro del pokémon, ignorando a sus compañeros que se asomaban. Él clon cerró la puerta, y tuvieron que proceder a subir por las escaleras. Mew vio de reojo como una niña aparecía y desaparecía en solo segundos, sintiendo su cola arquearse y el pelaje inflarse; sin dudarlo prefirió ir cerca de Athena, confundiendo a esta última.

Así revisaron las habitaciones, hasta que decidieron revisar el último, el que estaba frente a la escalera principal. Era una entrada de dos puertas, así que apoyó ambas manos en ella, antes de abrirla, viró la mirada a sus acompañantes.

—Si no salgo en treinta minutos... no intervengan —profirió antes de entrar a la sala.

La habitación estaba vacía, de hecho, no veía casi nada.

“¡Golbat!”​

Escuchó girando la mirada, viendo como las puertas se cerraron de golpe. Varios golbat salieron de la nada y volaron hasta el techo, aterrizando en los viejos pilares y se colocaron de cabeza. Mewtwo miró al frente, viendo unos ojos brillar, se trataba de un gothorita, que usaba sus poderes psíquicos para mover los pocos objetos que estaban en el campo de visión de Mewtwo. Con su movimiento de muñecas le lanzó una variedad, incluso algunos objetos corto punzantes.

Mewtwo pudo devolver la mayoría, y el que logró impactar con el pokémon hizo que éste desapareciera de sus ojos. Como si en realidad se hubiese tratado de un espejismo... un fantasma... No. Él no creía en fantasmas.

Iba a dar un paso al frente. Pero unas flamas que comenzaron a encenderse se lo impidieron. Se trataban de unos liwick que estaban posicionados de espalda para que sus ojos no fuesen visibles. Mewtwo siguió con la mirada como las flamas formaban primero un circulo, luego líneas que poco a poco comenzaron a unirse.

La mirada de Mewtwo volvió al frente, dándose cuenta de que la gothorita volvía a estar ahí, pero ahora se veía diferente... más alta. No. En realidad, era un gothitelle, con la mano extendida y moviendo la boca como si dijese algo, sin embargo, su voz era muy baja como para escucharlo o prestarle atención.

Ya que se fijó su mirada en el dibujo terminado, que hizo que un escalofrío recorriera su espina dorsal... se trataba de un pentagrama invertido, con su estrella de cinco puntas. El símbolo que representaba las artes oscuras (o eso querían que la gente creyese, eran tiempos muy ignorantes), para algunos algo pagano, pero para otros sagrado. Aunque para Mewtwo, representaba que la naturaleza seguía siendo superior al hombre, aunque se querían convencer de lo contrario, solo bastaría un gran desastre natural para acabar con los humanos[1].

Mewtwo al recordarlo dejo de sentir ese temblor, y cuando la gothitelle desapareció un ser comenzó a emerger desde el suelo. Viendo su pelo blanco y ojos celestes, supo quién era, y su prenda de color rojo terminó por confirmarlo.

—Parece que te has tomado en serio lo de ser el Octavo y último legendario, Darkrai... Pero ya sabía que nos seguías.

Darkrai aceptó ser el último cuando vio que Pueblo Álamos ya no peligraba por el asunto de Dialga y Palkia... Aunque el propio Arceus envió a Cresselia y a un Darkrai de menor rango para que vigilasen la zona en su ausencia. Fue el único pokémon legendario que le ocasionó problemas a Mewtwo cuando llegó a la Sala del Origen; aunque tuvo otro motivo para aceptar el reto, enfrentar al clon en una pelea formal y justa. El pokémon siniestro extendió su mano, apuntando al clon.

—Has llegado muy lejos. Mewtwo, ya has obtenido los orbes de cada uno de nosotros, pero tendrás que derrotarme si deseas llegar a tu último reto... Los Creadores.

«Dialga, Palkia y Giratina... ¿pero ¿quién es el cuarto?», se preguntó mirando hacia el suelo. Pero estaba seguro que ese no era Arceus. Darkrai con un movimiento de mano ordenó que los pokémon abandonasen el lugar, saliendo por la puerta confundiendo al grupo. Athena solo juntó las manos, esperando que todo saliera bien. Vieron como la puerta volvía a cerrarse.

Dentro de la habitación, ambos tomaron posición.

—¿Estás listo? —preguntó.

El clon asintió, dando por comenzado el combate.

Mewtwo atacó primero, lanzando con sus dos manos bola sombra. El pokémon siniestro retrocedió usando su doble-equipo para que estos no impactaran con él, sino con los clones; Mewtwo iba a ir directamente a él, sabiendo que no era capaz de tocarlo con mucho de su arsenal de ataques. Olvidó por completo su capacidad de atravesar paredes, haciendo que su puño impactase contra el muro, dañando un poco sus nudillos.

El siniestro apareció por arriba, lanzando un rayo azul que impactó con Mewtwo, causándole algo de daño. Mewtwo sonrió con esto, ya podía usar el ataque que necesitaba, el pokémon psíquico alzó el puño cargando su contraataque cuando Darkrai se posiciono frente a él.

Usó sus patas para impulsarse, logrando dar en el blanco, haciéndole chocar contra la pared.

—¿Esa no la viste venir? —preguntó en forma de burla.

Se cuerpo se paralizó segundos después.

—En realidad... —dijo alguien detrás de él, haciendo que girase la mirada. Se trataba de Darkrai.

¡El pokémon lo había engañado en su propia cara! Solo había golpeado a un clon del doble-equipo. Sus ojos bajaron con lentitud hasta su mano, sin darse cuenta de la esfera negra, Mewtwo no pudo reaccionar y la recibió, siendo rodeado por una esfera negra. Su visión se nubló por completo y cayó al suelo.

—¿Esa no la viste venir? —preguntó ahora Darkrai—. Los humanos suelen decir: “El que ríe al último, ríe mejor”.


Mewtwo sentía que caía al vacío, todo estaba negro. Maldijo en vos baja, por cometer tremendo error de novato; se confió y ahora estaba en un lugar desconocido. Su pensamiento fue pausado cuando finalmente toco fondo, se quejó un poco, pero pudo levantarse. El lugar ya no era negro. Más bien, parecía ser de un color metálico.

Se sobó un poco la cabeza, mirando a su alrededor, no logrando reconocer este lugar. «Este sitio...» No lo reconocía, pero le resultaba familiar.

“Ha despertado”; “¿él hizo eso?”; “maravilloso”; “Mewtwo ha sido completado”. Mewtwo tuvo que mirar hacia el frente para percatarse de quienes hablaban. Y el miedo instintivo le hizo retroceder... Esas cosas no eran humanos, eran seres putrefactos y destrozados... zombis según la cultura popular, pero Mewtwo les reconocía: Eran sus creadores, después de que destruyera el lugar... Y sus voces cada vez se hacían más graves, incomprensibles y las frases ya no tenían sentido alguno.

El clon comenzó a hiperventilar; los había matado, ya no estaban vivos, ya no quedaban ni huesos. ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?... Todos los recuerdos de ese día vinieron a él. La ira, la confusión... Todo. Él no... él no quería realmente matarlos... La mano de quien pudo ser el líder del equipo se acercaba a su rostro, esa mano con carne quemada y hueso expuesto. En un arranque de desesperación Mewtwo tomó lo primero a la mano y lo golpeó con él, comenzando a correr lo más rápido que podía. Esto le hizo tropezar con varios objetos, pero con tal de que esas cosas se alejaran iba a lanzar lo que sea.

Él miró hacia atrás, y su pecho saltó cuando ahora eran las manos mecánicas de SU máquina de clonación. Ya lo recordaba, lo hizo con sus restos, con sus huesos... no dejó que descansaran en paz y ahora querían venganza de su verdugo. El pasillo parecía infinito, no tenía fin, diablos, la desesperación ya se estaba apoderando de él.

Pero ya el pasillo llego al final... un callejón sin salida. El clon giró sobre su eje, retrocediendo hasta la pared, al sentir el frío, se deslizó hasta estar sentado en el suelo.

—Yo no quería... yo no quería... —repetía incluso cuando la garra impactó con su cuello. Y ahora él luchaba por respirar...

Un movimiento de muñeca cambia todo.​

Mewtwo volvía a sentir como caía al vacío, haciendo que lograra respirar y gritar al caer.


Ya había pasado media hora, Athena caminaba nerviosa de un lado a otro, dando la sensación de que haría un agujero en el suelo a ese paso. Le preocupaba mewtwo, y más al notar que el lugar estaba muy silencioso... demasiado para ser cierto el hecho de que había una pelea en esa habitación. Y el silencio se prolongó incluso cuando ella apoyó su oído sobre la puerta, su compañero la imitó cerrando su cresta en son de concentración. No hubo nada hasta que...

El grito de Mewtwo se logró escuchar, activando la alerta de sus compañeros. ¿Qué no intervinieran? Sí, claro.

—¡Mewtwo! —exclamaron al verlo en el suelo inconsciente.

Darkrai los miró, en especial a Athena.

—Así que tú eres el famoso clon que abre ultraumbrales.

Athena frunció el ceño, posicionándose frente al pokémon. Cero y Mew se fueron a donde estaba su compañero. La quimera dejó que usaran su lomo como almohada, mientras que Mew acomodaba su cola.

—Así como está no va a poder luchar —dijo el pokémon siniestro, antes de dirigir su mirada a ella—. ¿Vas a tomar su lugar?

Athena apretó los puños, por supuesto que iba a luchar.

—Athena, no dejes que te toque con su brecha negra, terminarás como Mewtwo —respondió Mew al saber su respuesta.

Sólo escuchó una risita.

—Ustedes aún no me conocen del todo —contestó levantando el puño en señal de confianza.

Ella lo meditó un poco, hasta juntar sus manos sobre su pecho. Haciendo que un aura azul la rodeara, sorprendiendo en demasía a sus dos compañeros, Mew se quedó en el aire con la boca abierta cuando el resplandor azul reveló a la mewtwo. Su cuerpo había cambiado, ahora era más pequeña, separada de unos centímetros del suelo; su piel era más casi del mismo tono, pero los dedos de sus manos y pies eran de color morado; sus orejas eran puntiagudas y un semi anillo los unía, había perdido su cola, y en su lugar un apéndice creció detrás de su cabeza, con su cuerpo más aerodinámico le hacía parecer más rápida.

Esa era su forma mega, con la cual pudo superar la velocidad de Genesect aquella vez.

—Ahora estoy lista. —Se estiró antes de tomar posición de combate—. Prepárate, ¡Darkrai!


Mewtwo cayó sobre el vacío, ahora todo estaba negro. Aunque estaba seguro de estar en una habitación, el clon fue caminando, sin embargo, sentía como si no hubiese avanzado nada. «¿Dónde estoy? ¿Por qué Darkrai me envió aquí?», pensó al detenerse.

—Mewtwo...

El pokémon giró la mirada al escuchar esa voz, la voz de una niña. Y al verla, sus ojos se abrieron desmesuradamente...

¿Quién demonios era esa niña de cabello cian? ¿Qué tenía que ver en sus sueños?

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Notas:

1. En el cristianismo, el pentagrama con la punta hacía arriba representaba la supremacía del ser humano sobre los cuatro elementos (osea, la naturaleza). El pentagrama invertido, por el contrario, es mal visto por representar la supremacía de la naturaleza sobre el ser humano al tener la punta hacia abajo; por ir en contra de las ideas de la época, fue condenado y asociado al satanismo, algo que hasta nuestros días se mantiene... un poco absurdo si me lo preguntan.

PS. Sé que se ve muy abrupto este cambio de escenario al ya llegar con Darkrai, pero no se preocupen, no significa que el entrenamiento fue saltado, en los próximos capítulos se vera ese show.

 

El mensaje completo decía "Una vez hizo desaparecer a un niño que había hipnotizado".

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Capítulo 16​

Mewtwo no sabía que tenía que ver esa niña con él. Solo era un infante de baja estatura con vestido blanco, cabello cian y ojos azules, y no recordaba haber tenido contacto con esa niña en su vida; sin importar eso, por alguna extraña razón el Pokémon sintió una extraña sensación en el pecho, como si fuese algo que le hubiese hecho presión por años. Su subconsciente le decía que debía de bajar la guardia, sin embargo, era algo que no iba a hacer, adoptando posición de combate de todas formas. La niña mantuvo su inocente sonrisa.

—¿Quién eres? —preguntó Mewtwo.

La niña inclinó la cabeza en señal de confusión.

—¿No me recuerdas? Yo soy Ai, nos conocimos cuando éramos niños.

Mewtwo la examinó con la mirada, no sonaba muy convincente lo que la infanta estaba diciendo, de hecho, ella aún era una niña a pesar de que pudieron pasar muchos años en caso de estar diciendo la verdad. Pero simplemente no tenía sentido, de haber más intentos de clonar a otros seres a parte de él, lo hubiese sabido.

—No puedo recordar a alguien que no conocí.

El clon frunció el ceño, de recordar a esa niña, ya lo habría hecho. Sin embargo, solo era producto de las pesadillas de Darkrai, estaba seguro de que solo estaba jugando con su mente usando recuerdos reales y falsos. Mewtwo la ignoró por completo, haciendo el intento de rodearla y seguir con su camino.

—¿Por qué te vas? Esto apenas comienza. —El Pokémon sintió una garra sobre su pata, tirando de él arrastrándole hasta estar de nuevo frente a la niña.

Sus ojos cambiaron de color, ahora eran rojos y la esclerótica negra. La niña procedió a lanzarle, aunque el Pokémon logró caer de pie y atacar de vuelta con bola sombra; sin embargo, unas garras tomaron sus tobillos obligándolo a permanecer en el suelo, causando que la esfera fuera a la nada.

—Es hora de jugar —anunció mientras cuatro Pokémon salían del vacío. Mewtwo no los podía ver, su visión fue obstruida cuando Ai cubrió sus ojos con un pañuelo—. ¿Y si jugamos... Kagome-Kagome?

El resto de Pokémon asintieron, riendo de forma infantil. Mewtwo no soportaba eso, desconocía el motivo por el cual en ese momento se le hizo irritante.

—Tienes que adivinar quién está detrás de ti —dijo Ai—. No vas a querer fallar, ¿eh?

Mewtwo frunció el ceño, no podía moverse.

Kagome... Kagome...
Eres un pájaro enjaulado
Nunca podrás irte
Sea día o amanecer
Grulla y tortuga resbalan y caen
¿Quién está detrás de ti ahora?​

Eso era demasiado fácil, pero Mewtwo se dio cuenta de un detalle que lo hizo temblar... No podía usar sus poderes, no se dio cuenta en que momento esa niña los dejó inútiles, no sabiendo quienes eran, no tenía de otra que adivinar. Solo necesitaba que las palabras salieran.

—¿Ai? —respondió.

—Qué mal. —Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar la voz de un niño, una voz psíquica—. Te has equivocado, eso lleva un castigo.

Le quitaron la venda para que viera de quien se trataba—. Tú eres...

—Yo soy Mewtwo, Ai nos llamó para jugar contigo.

El clon iba a decir algo, pero fue silenciado cuando él sintió algo atravesarle el pecho. Mewtwo se quedó en estado de parálisis, y por alguna razón sentía que su respiración se estaba volviendo pesada. Las cosas no se podían quedar así, necesitaba responder a ese ataque, que bueno que estaba en un sueño, porque eso pudo ser mortal. El clon cerró los ojos con fuerza, cargando energía sobre su mano.

Mewtwo logró lanzar un ataque, escuchando el ruido de algo romperse... esto le hizo reaccionar, temblando por lo que acababa de ver.

“Imperdonable… ¡No te perdonaré!”​

Sus ojos se abrieron, cuando aquel chico de piedra se hizo pedazos, y unos Pokémon aparecían detrás de él, dispuestos a atacarlo por destruir al joven. El clon ya no sabía qué hacer, en segundos ya estaba rodeado, por todos esos Pokémon que alguna vez hurtó para crear a sus clones. Comenzó a hiperventilar nuevamente, arrastrando una patanes de salir corriendo, empujando a unos cuantos Pokémon en el proceso. Y aunque todo fuese un manto negro, absoluta oscuridad, estaba seguro que en algún momento un hilo de luz iba a aparecer.


El salón de la casa era el principal testigo de la lucha que ambos Pokémon legendarios ejercían, mientras un inconsciente Mewtwo seguía frunciendo el ceño, dando una mala señal a sus compañeros. Esas pesadillas de seguro le estaban afectando. Athena esquivó varios ataques del Pokémon siniestro, teniendo que concentrarse muy bien si no quería resultar herida.

Darkrai usaba pulso umbrío para así darle a la forma mega de la Mewtwo, sin embargo, la criatura poseía una velocidad muy superior a la suya, impidiendo que diese en el blanco. El Pokémon psíquico usaba el único ataque de su repertorio con el que podría hacerle daño. Frunciendo el ceño antes de lanzar una esfera de color azul creada a partir de su aura, su contrincante no lo pensó antes de atravesar el piso para esquivar el aura esfera.

La Mewtwo chasqueó la lengua, estando prepara para cualquier ataque sorpresa.

Escuchó un grito que le hizo girar la vista. Cero y Mew no sabían que hacer al ver a su compañero en ese estado. «¡Mewtwo!»

La Mewtwo no pude reaccionar cuando Darkrai apareció detrás de ella para lanzar la misma esfera negra con la cual durmió a Mewtwo, el brecha negra impactó contra ella, siendo rodeada por un campo de fuerza que iba a hacerla dormir.

—¡Athena! —gritó el Pokémon original.

Sin embargo, ella no mostraba signos de que el brecha negra hiciera efecto, es más, estaba más despierta que nunca. En medio de la confusión de Darkrai Athena aprovechó el momento para contraatacarle con aura esfera.

—¿Cómo es posible? —preguntó mientras se recupera del impacto.

La Mega-mewtwo dibujó una sonrisa.

—Pues veras... yo poseo la habilidad insomnio, razón por el cual bajo ninguna circunstancia podrás dormirme con tu ataque.

Mew y Cero abrieron los ojos por la sorpresa, ¡Athena fue una genio! Así ya la estrategia de Darkrai quedaba inutilizable y podría luchar de mejor forma contra él. Athena se preparó para seguir con su ataque contra el Pokémon siniestro.


Mewtwo siguió con su maratón, sabiendo que los Pokémon originales le seguían. Con la respiración acelerada, y con la sensación de que esa sala negra no iba a tener fin, una corrida eterna. Ya su respiración se volvió pesada, y estaba ya sintiendo muestra de cansancio y fatiga, pensando que ya todo había terminado para él.

Cerró sus ojos, sintiendo que ya todo estaba perdido. Sin embargo, pudo ver un extraño hilo de luz, que le dio algo de esperanza. Por eso, a pesar de que su cuerpo se negaba, decidió seguir corriendo, para así llegar a ella. Con sus últimas fuerzas, extendió el brazo.

Cerró los ojos por unos segundos, esperando a que se acostumbrará antes de abrirlos. Sus piernas temblaron, y por el cansancio se dejó caer. Él clon emitió una risita nerviosa, apoyándose de sus manos, apretó los puños al notar donde había caído ahora.

Estaba en Isla Nueva, y a pesar de no ver a su alrededor, sintió que alguien se acercaba.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó haciendo que Mewtwo levantara la mirada—. ¿Para qué naciste?

Sus ojos se abrieron como platos, y a pesar de que sabía que en ese momento todo era posible, no se imaginó que Darkrai de verdad se iba a pasar con esto... mostrando la peor cara de su pasado.


Athena no pudo esquivar el pulso umbrío del Pokémon, recibiéndolo antes de caer al suelo. El Pokémon siniestro iba a aprovechar el momento para así usar onda voltio y neutralizar su velocidad; la psíquica comenzó a mirar rápidamente a su alrededor, fijándose en los objetos que estaban en la habitación.

Y antes de que hiciera su movimiento, Darkrai se vio frenado por el centenar de objetos que la Mewtwo lanzó, obligándolo a que activara su forma de defensa, para que estos le atravesaran sin que sufriese daños. Esta distracción le permitió a Athena reincorporarse y volver al ataque. Ella no se iba a rendir así de fácil, y menos por un Pokémon con ventaja como Darkrai; eso haría sentir que el esfuerzo de sus compañeros en ayudarla fuera en vano.

Mew le enseñó a manejar su poder, mostrándole todo lo que él sabía de los portales, pero su información de igual forma era limitada, así que lo mejor que podían hacer por ahora es evitar abrirlos, y eso significaba que Athena no podía dejarse llevar por la ira. Por mucho que sus compañeros estuviesen en una situación crítica. Mewtwo le tuvo que enseñar a manejar su aura esfera, practicando con Dragonite, por mucho que Mewtwo le ordenase mantenerse al margen, aunque en varias ocasiones ambos se escabullían para volar con los amigos de Athena, dejando plantado a su compañero de especie; obviamente, no se salvaban de los castigos. Aunque al poco tiempo, tuvieron que separar caminos, pero sabía que pronto se iban a volver a ver.

Ella no iba a dejarse ganar.

Darkrai hizo un movimiento de muñeca, al tiempo en que un aura oscura rodeaba su mano, no importaba cuan rápida fuese la Mewtwo; iba a encontrar su punto débil. Entonces, el Pokémon siniestro se dio cuenta de que ella cada cierto tiempo viraba la mirada hacia Mewtwo.

El Pokémon frunció el ceño, cambiando la dirección a la cual apuntaba; Athena frenó por la confusión, hasta que notó a quien iba a atacar. No, no iba a permitir eso.

La mega frenó y se dispuso a usar protección para evitar que el pulso umbrío les dañara. Sin embargo, se dio cuenta tarde de que se trataba de una trampa.

—¡Athena!

Mewtwo frunció el ceño, pero aún no mostraba signos de despertar.


El clon tuvo que esquivar varios ataques de su contrincante; quien ahora usaba la armadura que alguna vez le perteneció cuando estaba con el Team Rocket. Pero un grito interrumpió su persecución, una voz femenina; sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de quién era.

—Athena...

Su duplicado no le dejó hablar, lanzando bolas de sombra con ambas manos. Siempre preguntando lo mismo, esas preguntas que, muy a su pesar, aún no eran contestadas. Mewtwo ya no quería escuchar esos susurros, esos molestos susurros de su pasado, necesitaba una forma de salir, y rápido.

“¿Para qué nací? ¿Por qué estoy aquí?”​

 

Capítulo 17​

—¡Mewtwo!

El clon giró la mirada al escuchar la voz del joven que le salvó horas antes. Mewtwo en forma de agradecimiento buscó unos globos aerostáticos, y en ese momento los estaba preparando para que así los humanos pudieran irse. El Pokémon psíquico parpadeó un poco, mirando al joven preparado para escuchar lo que iba a decir, escuchando de igual forma a su compañero amarillo.

—Satoshi, ¿qué quieres? —preguntó, aunque debía admitir que aún le hablaba con cierta hostilidad.

El entrenador lo pensó bastante, y su Pikachu imitó su pose pensativa; fue entonces cuando volvieron a mirar al clon.

—¿Qué vas a hacer ahora? Tú y tus amigos van a tomar caminos diferentes.

El Pokémon hizo ademán de confusión.

—No lo sé... la verdad, siempre he puesto sus prioridades por sobre las mías —contestó impresionando al chico de tez morena.

—Entonces, ¡¿tampoco tienes algún sueño?! —preguntó.

El clon no hizo nada más que parpadear. Un sueño... los humanos llamaban de esa forma a sus objetivos personales, era algo que no entendía, ¿por qué los humanos lo necesitaban para darle sentido a su vida? Él no necesitaba algo como eso, no le vía ningún sentido.

—¿Sueño? —inquirió.

Ahora el confundido era aquel humano.

—Sueño, su-e-ño... ¿cómo podría explicarlo? —Se rascaba la mejilla con su dedo—. Un sueño es... lo que te hace luchar, que no permite rendirte hasta la última gota, por ejemplo... mi sueño es ser un maestro Pokémon. ¿No tienes algo así en mente?

Hubo un momento de silencio...

—No realmente.


Era el peor momento para recordar eso, pensó Mewtwo en un intento de esquivar los ataques de su duplicado; aunque el Pokémon destruía cada rincón del lugar, su campo de visión estaba enfocada en el clon original que escapaba de su pasado. El Pokémon después de unos segundos se detuvo y giró sobre su eje, juntando las manos para cargar su ataque e intentar acabar con su contrincante. Arrugó las cejas, apretó la mandíbula y lanzó la esfera negra dando en el blanco.

Mewtwo mantuvo los ojos cerraros por un breve periodo, escuchando el golpe de un cuerpo impactando contra el suelo. Esperaba que la entidad no se levantase y así terminar con la pesadilla, sin embargo, el sonido de las rocas moverse y al sentir el aura del otro Pokémon aumentar hizo que volviese a abrir sus orbes.

El clon maldijo, quedándose en el lugar donde estaba, completamente paralizado. El otro Pokémon comenzó a caminar lentamente hacía donde estaba Mewtwo, y como este no mostraba movimiento, tumbarlo en el suelo fue una tarea sencilla. La entidad con la forma de Mewtwo dibujó una sonrisa algo macabra, que causó que el Pokémon sintiese un escalofrío en la espalda, más aún cuando sintió su mano en un área peligrosa de su cuerpo; se estaba acercando al tubo que se situaba en la parte trasera de su cabeza, un lugar demasiado sensible, y que una herida contundente en ese lugar, o la amputación de ella, podría causar la muerte inmediata del clon.

Esto hizo que Mewtwo reaccionara, tomando el brazo de su contraparte para detener su actuar; con las patas pateó al otro Pokémon con fuerza, alejándolo unos centímetros de él, los suficientes como para levantarse y volver a correr.

La ilusión hizo brillar sus ojos, sacando de su guantelete una cadena, Mewtwo recordaba que no estaba en la original, así que eso era causado por la ilusión de la pesadilla de Darkrai. No tuvo mucho tiempo para pensar, ya que la cadena tomó su tobillo. Él pudo sentir como tiraban de él, volviendo a caer de bruces al suelo. Mewtwo no pudo volver a levantarse, sintiendo como era arrastrado por el suelo sin la posibilidad de liberarse de su agarre; sin embargo, Mewtwo pudo encontrar una roca con la cual hizo el intento de golpear la cadena, pero sabía que eso no iba a ser suficiente.

No había más opción que dejarse llevar, y atacar cuando estuviese lo suficientemente cerca para liberarse. Fue cuando el otro Pokémon hizo fuerza para dejarlo a centímetros de él, Mewtwo pudo moverse y responder con un fuerte golpe en la zona temporal del cráneo de su oponente, destruyendo parte del casco, dejando expuesto la mitad de su rostro.


A la Mewtwo le costaba levantarse, había sido golpeada ya muchas veces por haber bajado la guardia, necesitaba un nuevo plan para poder, y con suerte, salir victoriosa. La atmosfera se sintió tensa, Mew siempre mantenía la mirada en su clon indirecto, si hubiese una manera de despertarlo...

Ahora lo recordó... En el libro que estaba en la biblioteca de la planta baja, Mewtwo estaba viendo un libro, y por curiosidad, se acercó para ver de qué se trataba. Cresselia... plumas... sus plumas ahuyentaban los malos sueños; las pesadillas que Darkrai provocaba. Necesitaba encontrar una pluma de ese Pokémon, pero, ¿en dónde? ¿Dónde estaba la dichosa pluma?

El pensamiento del Pokémon psíquico se detuvo cuando el otro clon bloqueaba un ataque, quedando a centímetros de ellos. Con todas sus fuerzas desvió el movimiento del Pokémon siniestro, propinando su aura esfera en su abdomen para alejarlo.

—¡Athena! —llamó el pequeño—. Ya sé cómo despertar a Mewtwo.

—¿Cómo? —inquirió ella, mirando unos segundos sobre su hombro.

—Necesitamos una pluma de Cresselia.

El otro Pokémon seguía atacando, bajo ningún motivo iba a permitir que encontrasen la pluma; ese clon aún no acababa con su verdadera pelea, no iba a despertar, aunque ellos quisieran. Mewtwo frunció el entrecejo, mostrando signos de dolor, como si algo dentro de su cabeza le estuviera haciendo daño. Mew se dirigió a la puerta, esperando poder abrirla, su sorpresa fue el no poder abrirla; Cero se levantó con lentitud, también hizo el intento, golpeando la puerta de madera, y no se abrió; demonios, ¿en qué momento el Pokémon siniestro trancó la puerta? Si ya no podían salir, eso significaba que no podían ir a buscar la pluma. ¡La vida estaba conspirando en su contra en ese momento o qué!

La Mewtwo notó esto, mirando al otro Pokémon con furia.

—¡Déjalos salir! —exclamó con su esfera en mano.

El Pokémon mantuvo fruncido su ceño, esperando el momento adecuado para atacarle.

—Nadie va a salir de aquí... ileso. Recuerda que tú decidiste tomar el lugar de ese fenómeno.

Athena se sintió a punto de explotar en ira, ahora tomando una mirada amenazante.

—¿Qué dijiste? —preguntó, causando que los dos únicos espectadores se encogieran de hombros.

Ella apretó los puños, haciendo sonar los nodillos asustando a sus compañeros.

—Lo que oíste, son Pokémon que nunca debieron existir, además... un Pokémon no se comporta o piensa como un humano —continuó hablando, manteniendo una posición firme, sin dejarse intimidar.

Ella abrió los ojos, sabiendo que su compañero prefería otras cosas, que sabía leer y otras actividades que normalmente harían los seres humanos; sabía que Mewtwo se sentía humano, pero no lo era.

Athena no lo soportó más, ninguno de los dos eran culpables de la forma en que nacieron, ¿ninguno de ellos veía que Mewtwo había cambiado? La Mewtwo apretó la mandíbula, desapareciendo de la vista de Darkrai en cuestión de segundos; el Pokémon miraba todo lo que su campo de visión ofrecía, pero no la encontró, la única opción era ver detrás de él.

Una esfera impactó su espalda con fuerza, haciendo que saliese disparado unos metros, casi llegando a donde estaban Cero y Mew.

—¿Acaso ustedes tienen algo “muy” especial? —preguntó ella flotando con lentitud hacia él—. Mewtwo siempre ha puesto el bien estar de los demás por sobre la suya, a pesar de que cometió errores... quiere redimirse.

Darkrai no dijo nada, mirando al clon con atención. Athena continuó al notar el silencio.

—La verdad, también me es extraño que Mewtwo se sienta más humano que Pokémon... Pero sabes, no me importa, eso no quita el hecho de que es un ser vivo, igual que ustedes. Sin embargo, si desean capturarlo, tendrán que pasar sobre mí.

Darkrai sonrió.

—Muy lindo tu discurso, siendo franco, pero... —Athena se tensó, sin saber muy bien el motivo—... Mewtwo ya se rindió.

Ahora ella era la sorprendida.

—No... Es imposible que...


Mewtwo ya se mostraba muy herido, ya sentía que sus piernas no daban más. El clon hizo el intento de ponerse de pie nuevamente, sin embargo, sus extremidades flaqueaban y lo obligaban a permanecer ahí. El golpe en el costado no le dejó reaccionar a tiempo, aunque esquivarlo fuese imposible en el estado en que estaba; su cuerpo impactó contra un pilar, emitiendo un quejido.

El clon de Mew, quien se proclamaba el Pokémon más poderoso, ya no le veía sentido seguir luchando; era una pelea más que perdida. Lo más sensato que podía hacer Mewtwo era rendirse.

Tragando de una buena vez su orgullo, el psíquico apoyó sus manos en el suelo, y dejo que su frente tocase el piso.

—Tú ganas... —pronunció en un murmullo, apretando el puño—. Tú ganas, Darkrai.

Levantó su mirada, escuchando los pasos de su duplicado esperando el golpe final, y cerró los ojos aceptando la derrota. Derrota que su cuerpo no aceptaba, y al sentirlo a centímetros de su piel, su cuerpo reaccionó y le atacó con bola sombra, saltando con sus pocas fuerzas unos metros más atrás. Hasta el propio clon se vio sorprendido.

«No lo entiendo... Yo ya he aceptado mi derrota, ¿Por qué? ¿Por qué mi cuerpo insiste en luchar?», su duplicado contestó golpeando su abdomen y haciendo que chocara contra la pared. «Esta pelea ya no tiene sentido, es imposible que les gane a mis fantasmas».

“¡Mewtwo!”​

—Esa voz... —susurró antes de ver al joven entrenador, que ya no era de piedra, y estaba completamente intacto—. ¿Satoshi?

—Mewtwo... Nunca me dijiste si tenías un sueño. Bueno, dijiste que no te interesaba, pero... sé que no eres sincero cuando dices eso. —El clon mayor abrió los ojos, comprendiendo lo que intentaba decir—. ¿Cuál es tu sueño?

—Yo...

“¡Mewtwo!”​

Él giró la mirada, ahora quien le hablaba era su compañera.

—¿Cómo te atreves a rendirte? ¿Qué pasa contigo? ¡¿Acaso esto fue lo que me enseñaste, idiota?!

Algo dentro del clon reaccionó, recordaba estar en una batalla muy importante, y que al parecer Athena lo estaba continuando en su nombre... ¿Cómo se atrevió a traicionar la confianza de su compañera de esa manera? Era imperdonable, no se merecía a sus compañeros.

«No lo puedo creer, yo estaba tan preocupado por mi pasado que olvidé la responsabilidad que tenía frente a ellos», el Pokémon comenzó a levantarse, haciendo que el joven frente suyo dibujara una sonrisa «Cero, Athena, perdonen que me haya rendido; eso no volverá a pasar».

«Con esto, siento que me estoy quedando atrás con ustedes, Athena a pesar de no ser una luchadora dio lo mejor de sí para llegar a donde está ¿y yo? Me dejo derrotar por los recuerdos de mi pasado, no... esto ya no debe seguir así, debo dejar de escapar de mi pasado y superarlo, no dejar que me defina.»

—Mi sueño... —Satoshi reaccionó—. Mi sueño es... volverme más y más fuerte, para proteger a los seres que aprecio.

Ambos mantuvieron la mirada fija en el otro, Satoshi sonrió acomodando su gorra.

—Entiendo. En ese caso, “no te rindas hasta el final”. —El oponente estaba a punto de atacarlos, y Mewtwo empujó al chico para recibir el ataque.

Con su mano formó la esfera de color negro, haciendo que impactara contra la del otro Pokémon, empujándole para alejarlo. Su cuerpo todavía le dolía, pero ahora estaba con determinación, y ahora ya no luchaba por él, lo hacía por sus compañeros y esperaba que no decepcionarlos otra vez. Mewtwo creó en sus manos para así contraatacar.

Él mantuvo los puños cerrados, golpeando con ganchos al punto de romper la otra mitad del casco y que cayera al suelo. Se detuvo. Mirando su rostro de años atrás, sabía que la idea no era derrotarlo o escapar de él. Mewtwo debía aceptar su pasado como es.

—Oye —habló agachándose y estar a su altura—. Al fin lo entendí. Entendí que mi pasado no debe definirme, y que huir de él no era la solución.

El otro desvió la mirada, manteniendo el silencio.

—Si no fuese por ese pasado... yo no estaría aquí, con buenos compañeros. —Sonrió—. Por un motivo, siento que ya no pesa tanto como antes...


Athena golpeaba al otro Pokémon con su aura esfera, ella pudo sentir como Mewtwo volvía en sí. «Sabía que no se iba a rendir tan fácilmente», pensó antes de volver a idear una forma de derrotarlo.

—¡Chicos, háganse a un lado! —Gritó esquivando el pulso umbrío de Darkrai «Haré lo que deba hacerse para ganar».

La Mewtwo comenzó a cargar su ataque a toda la potencia que se le permitía, impulsándose. Sin contar con que Darkrai hiciera lo mismo, debía estar preparada para esquivar su ataque de forma precisa. ¿Izquierda o derecha? Eso necesitaba saber, solo eso. Frunció el ceño, ya con el siniestro a solo unos centímetros. Usaba su mano derecha...

Desvió su cabeza a su derecha, logrando esquivar, y dejando a Darkrai a merced del golpe. Gritó empujando hasta la puerta, dejando que impactara con la madera rompiéndola en mil pedazos. Como estaban en la segunda planta, el Pokémon cayó al vestíbulo del primer piso, rodeado de lo que quedo de la entrada.

Athena, Mew y Cero vieron desde arriba al Pokémon, no pudiendo creer que el clon menor le hubiese derrotado.

—Lo logré... —pronunció, aunque eso se quedó en segundo plano cuando se acordó de Mewtwo.

Darkrai le levantó con dificultad, preguntándose de donde diablos esa mujer saco tanta fuerza. A unos centímetros una niña estaba junto a él.

—Dales la pluma.

La infanta asintió, subiendo por las escaleras hasta llegar el grupo que aún estaba con el clon mayor. Mew reconoció a la niña, sintiendo un escalofrío al recordar que ella aparecía y desaparecía mientras iban por la extraña casa. Pero contra todo lo que el psíquico pensaba, ella extendió la mano, abriendo su palma para revelar la famosa pluma de Cresselia. Athena tomó el objeto y sin saber muy bien que hacer lo acercó a Mewtwo. Esperando resultado.


Mewtwo sintió que se desvanecía, sorprendiendo a su duplicado.

—Parece que ya voy a despertar —dijo levantándose, ofreciendo su mano para que el otro se levantara—. Gracias...

Su pasado tomó su mano...


Los ojos de Mewtwo comenzaron a abrirse, pudiendo observar a sus compañeros, y a alguien que desconocía, pero este le mostraba una cálida sonrisa y le miraba con sus ojos carmesí. ¿Dónde estaba Athena? De seguro ayudando a Darkrai a levantarse, suponiendo que fue derrotado. El nuevo Pokémon le levantó con cuidado, a pesar de que era más pequeño y el costase mantener el peso del clon. Para sorpresa de ellos, en vez de preguntar por la lucha...

—¿Dónde está Athena?

Los tres se rieron, y el Pokémon se elevó un poco para estar a su altura. Ambos se miraron.

—Aquí... —dijo la criatura.

Los ojos de Mewtwo se abrieron por la sorpresa, debería ser una broma.

—¿Cómo te volviste tan enana? —contestó haciendo que Athena se enojara.

—Eh... así me hablas luego de derrotar a Darkrai, que cruel. —E infló un poco sus mejillas, como si fuese una niña pequeña.

Mew vio como el Pokémon siniestro entraba, con un orbe de color violeta oscuro en mano. Ambos Mewtwo vieron como este le era extendido.

—Esta victoria es de ambos; Mewtwo, lograste aceptar que tu pasado no debe interponerse en tu presente, ni en tu futuro. —El clon mayor tomó el orbe, extendiéndolo a su compañera—. Y... Athena, demostró que tiene mucho temperamento, y bastante terquedad.

Ella reaccionó.

—¡Eh! —Todos rieron ante su comentario.

—Los felicito; ahora vendrá un reto mayor.


Todos se fueron de aquella casa, para fortuna de Mew, ya no deseaba ver más posibles fantasmas. Athena volvió a su forma normal y Cero mantenía la vista en alto; era de noche, y la única iluminación que tenían después de cruzar el desértico lugar era una fogata, una buena manera de mantener alejados a los Pokémon salvajes con malas intenciones, la iluminación de la luna estaba siendo obstruida por las densas nubes, solo acompañados del cantar de las aves nocturnas.

Pero algo aún hacía ruido en la mente de Mewtwo: esa niña llamada Ai. Era parte de su pasado, eso ya lo tuvo claro, sin embargo, no recordaba absolutamente nada de ella, como si cualquier fragmento de su memoria con respecto a la niña fuese borrado. ¿Qué buscaban sus creadores con esto?

—¿Pasa algo, Mewtwo? —preguntó Athena al verlo tan pensativo.

El clon mayor solo le miró, sabiendo que era imposible ocultarle algo a Athena a estas alturas.

—Durante mis sueños, vi a una niña llamada Ai. Por algún motivo, siento que la conozco, y ella parecía conocerme —dijo llamando la atención de Mew—. Estoy en la última fase de mi recorrido, pero... esto es una duda que deseo, no, es algo que quiero aclarar... ¿Por qué mis creadores no querían que la recordase? ¿Qué ganaban con eso?

Ambos vieron a una dirección, aunque solo fuese un manto azul oscuro, sentían que la respuesta no estaba en Unova.

—Debo... ir a Kanto. —Concluyó, haciendo que el original temblara—. Sé que ahí esta... esa persona, pero...

—No —los dos miraron a Mew, era la primera vez que decía algo con un tono de voz tan directo y serio—. No. Tú no iras a Kanto.

Athena no supo que decir, admitía que le daba curiosidad saber más de la vida de su contraparte, y sabía que él se sentía de la misma manera (era su vida, después de todo). No lograba entender por qué Mew no deseaba que él fuera a su región de origen, estaba en su derecho saber que hubo detrás de su borrado de memoria. La mirada de Mew le hacía ver que el asunto no era tan sencillo como se veía a simple vista.

 

Capítulo 18​

El grupo había vuelto al bosque, a pocos kilómetros del desértico lugar donde fue la lucha contra Darkrai, el último Pokémon a vencer antes de comenzar un reto mayor y la última fase del Recorrido Conquista. Sin embargo, algo estaba en la mente de Mewtwo, algo que no le dejaba tranquilo; el tema de su pasado estaba de vuelta, y con fuerza, cuando descubrió la existencia de una niña llamada Ai, una extraña curiosidad le invadió. Como si el mero hecho de querer saber qué tipo de relación tenía con esa niña le causaba miedo y... algo de tranquilidad.

Sin embargo...

—Tú no iras a Kanto.

Athena pudo observar como Mewtwo fruncía las cejas, se estaba molestando.

—¿Por qué no? —preguntó en un intento de conservar la calma—. Sé que esto del recorrido es importante, pero yo llevo años preguntándome quien soy y esta es posiblemente mi última oportunidad para averiguarlo.

—Lo sé —respondió—. Pero tú no estás listo.

—¿A qué te...?

—Crees que es algo sencillo, Mewtwo, no sabes si esos recuerdos son buenos o malos, es contraproducente que lo sepas... Puedes quedar peor que cuando peleabas con tu pasado.

Todos sabían lo mucho que a Mewtwo le afectó luchar contra sus fantasmas, llegando al punto de querer rendirse, pero de alguna forma logró recuperar determinación; aunque nunca le dijo al grupo de qué forma. Si Mew estaba en lo cierto, Mewtwo podría sufrir un colapso en caso de que esos recuerdos no fuesen como se esperaba.

Eso hizo que Athena temblara.

—¿Crees que no lo tengo en cuenta? Yo... —dejo su frase inconclusa— ¡Debo ir! Si el resultado no es como lo esperaba... al menos tendré la satisfacción de que ya no hay un telón entre mis recuerdos y yo.

El pequeño no pudo evitar emitir un bufido, consciente de que, no iba a importar lo que dijera, Mewtwo quería ir. Bueno, no tenía remedio.

—Athena —pronunció llamando su atención—. Debo hablar contigo.

El clon menor se sobresaltó con esas palabras, por algún motivo imaginó que no se trataba de algo alentador para Mewtwo; ella no pudo contenerse y miró a su compañero, como si estuviese esperando su aprobación. Le bastó un movimiento de cabeza para que ella comenzara a caminar y seguir al original, pero con cierto nudo en el estómago que no la iba a dejar tranquila hasta que escuchara lo que Mew tenía que decir.

Caminaron hasta llegar a la orilla de un acantilado, la visión de los dos Pokémon ya se había acostumbrado a la oscuridad, así que no tuvieron problemas a la hora de desplazarse. Athena se quedó apoyada en un tronco, esperando con algo de impaciencia lo que Mew iba a decirle, sea bueno o malo.

Ahora que Mew estaba más tranquilo, abrió la boca para poder hablar.

—Conozco a Mewtwo, y sé que va a ir de todas formas —rezongó levitando al lado del clon femenino—. Él no sabe a lo que va...

Athena vio que era momento de hablar.

—¿A qué te refieres? —inquirió con un tono de voz que reflejaba preocupación.

—Athena, verás, Mewtwo...


La luna estaba en medio del cielo, y el clon pudo aprovechar el momento en que las nubes ya no estorbaban para poder ver al cuerpo celeste, parece que su vista al plenilunio no se verá pospuesta hasta la noche siguiente. Alejado del grupo, de pie y solo con la sensación del viento en su piel, el clon al fin tenía un momento de absoluta paz, que se amplificó al cerrar los ojos. A los pocos segundos, sintió la presencia de Athena detrás de él, que se mostraba preocupada, demasiado, diría él.

Esto hizo que el Pokémon emitiera una profunda respiración.

—¿Mew te convenció de no dejarme ir? —interrogó, mas su sorpresa fue mayúscula cuando Athena negó con la cabeza—. ¿Entonces?

Ella sonrió.

—¿Todavía quieres ir a Kanto? —contestó con otra pregunta, ganándose la mirada casi asesina de Mewtwo, por supuesto que iba a ir—. ¿Puedo acompañarte? —El clon siguió mirándola—. Siento que yo no puedo dejar que vayas solo.

Ambos clones se miraron a los ojos, y Athena esperaba que su contraparte no reaccionara de mala manera; para su buena suerte, Mewtwo mantuvo un semblante sereno, asintiendo con lentitud. Confiaba en ella, lo suficiente como para permitir que le acompañara a Kanto. Con el inconveniente de que ella no conocía para nada dicha región. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo obvio.

—Sin embargo, no conozco Kanto —se sintió algo extraña al escucharlo reír—. Tal vez... puedas enseñarme el lugar.

El Pokémon solo se limitó a mirar el suelo, no aguantando mucho la risa.

—Athena... yo cuidaría mis palabras si fuese tú —contestó, mirando como ella estaba confundida por su comentario—. Que cualquiera, incluyéndome, podría interpretar que me estas coqueteando.

Esto último hizo que Athena se sonrojase de oreja a oreja, emitiendo un gruñido y desviando su mirada del otro Pokémon; pero eso no significaba que Mewtwo hubiese dado en el blanco con su suposición. Y por un motivo que el clon menor desconocía, su pecho comenzó a palpitar con fuerza, causando que tuviese que apoyar la mano en ese sector.

Su reacción solo hizo que el otro clon no pudiese evitar sentirse incómodo; el pensar que alguien podría sentir algo por él era un concepto que no lograba comprender del todo, pero con lo que acababa de pasar, ya podía confirmar sus sospechas: ella estaba... Agitó la cabeza de solo imaginarlo, era imposible que algo así pase, o al menos eso quería creer él.

—Si no es así —habló acercándose a la todavía sonrojada Athena—. No vengas si Mew te lo pidió, si vas a venir, hazlo por ti misma.

Athena dejó de estar en su mundo cuando empezó a notar que él estaba cerca de ella, se vio obligada a reaccionar cuando escuchó su voz. Algo que no le ayudaba en superar su sonrojo.

—Mew no me pidió nada, yo quiero ir porque solo tengo un mal presentimiento.

Ellos prefirieron quedarse en silencio; Mewtwo esperaba irse en ese mismo momento, pero con la inesperada inclusión de Athena su plan se va a tener que retrasar unas horas, más al ver que Athena gastó demasiada energía en su pelea. Aquello tomó más fuerza cuando el clon menor empezó a bostezar. Mewtwo al verla no tuvo de otra, solo suspiró.

—Ya... mejor ve a dormir. —Ella lo miró con algo de desconfianza —. ¡No me voy a ir mientras duermes! Confía en mí.

La Mewtwo sintió sinceridad en sus palabras, lo que hizo que se sintiera tranquila. “Tú también debes dormir”, murmuró antes de irse. Mewtwo se quedó solo en sus pensamientos, acordándose de que no le había agradecido por tomar su lugar en la lucha; sin embargo, eso habría provocado más momentos incomodos de los que ya había «¿coquetearme? Si seré idiota ¿Cómo le pude decir tal cosa?». Bueno, lo mejor que podía hacer ahora es ir a dormir, de seguro estaba cansado mentalmente.


Mewtwo fue el primero en despertarse, y para su sorpresa, el sol recién estaba haciendo acto de presencia, generando un degradado de colores oscuros y claros en el cielo. No se levantó de inmediato, sin embargo, al ver que su homólogo ya se estaba levantando no le quedaron más opciones que levantarse. Ella se estiró sonriendo por recuperar su energía, la Mewtwo se puso de pie, y se acercó a su contraparte para extender su mano y ayudarlo a levantarse.

Con el clon ya de pie, se prepararon para el viaje, no esperaban quedarse en la Región de Kanto por mucho tiempo; solo iban a llevar lo necesario. Mew se limitó a mirarlos desde la cima de un árbol, sintiendo un mal presentimiento por todo este asunto, pero ya sabía que no iba a convencer a Mewtwo de ninguna manera. Cero los miraba, moviendo la cabeza de lado a lado mientras ambos clones se organizaban; y eso le daba curiosidad. Para su mala suerte, no podía ir con ellos, al parecer era un asunto demasiado importante, y necesitaban que él se quedase en Unova para que Mew le ayudase con sus nuevos poderes.

Ahora que reunieron suficientes bayas, Mewtwo se quitó la capa y decidió usarla para guardar los frutos; el clon deposito los kilos en su espalda, y tomó la espalda de su compañera de viaje, no sin antes, hablarle al Pokémon del árbol.

—Podrías...

Mew los miró, todavía no muy convencido, hasta que su mirada se conectó con la de Athena. Entonces, hizo una mueca de resignación y fue hacia ellos, observando aún a Athena, la vio asentir; no muy convencido, cerró los ojos y procedió a proyectar el lugar a donde debían ir. Y en menos de un segundo ambos clones desaparecieron de la vista de Mew y Cero.


Cuando ya sintieron tierra firme, Athena pudo sentir que el olor y el sonido el lugar era diferente, lo que le hizo abrir los ojos para ver con sus propios orbes la región donde su contraparte nació. Era bastante tranquilo, comparado con Unova, las ciudades no hacían suficiente ruido como para perturbar el sonido natural de los bosques. Su primera impresión fue buena.

No obstante, Mewtwo encontraba que el lugar estaba demasiado silencioso.

Sin dejar que ella fuera muy lejos, caminó cruzando los arboles notando que el clima era muy diferente a causa del cambio de horario, era de noche, y notó que varios árboles habían perdidos sus hojas; era otoño, así que no hacía mucho frío, ni mucho calor. Pero lo que más le llamó la atención al Pokémon psíquico, fue la presencia de un cementerio.

Él estaba más que enterado para que servían, era un lugar donde los humanos le daban el último adiós a sus seres queridos, y en algunos casos, a sus compañeros Pokémon. Desconocía el motivo por el cual Mew le envió a ese lugar en específico, pero por alguna razón, el clon sintió un escalofrío en su espalda. Algo que fue apoyado por su compañera al tener la misma reacción. ¿Acaso tenían que buscar algo en ese lugar?

—Vamos... —Antes de caminar, fue detenido por su contraparte.

Ella se veía preocupada.

—¿Estás seguro de ir? —preguntó—. Yo... tengo un mal presentimiento con todo esto.

Mewtwo parpadeó, mirando de reojo el cementerio, si ir allá significaba encontrar las respuestas que buscaba, iba a ir; aunque eso no le quitaba algo de razón a su compañera.

—Debo ir... —Vio como ella mantuvo esa mueca—. Si tanto te preocupo, puedes venir.

Sin que ella lo viese venir, extendió su mano, esperando que ella lo tomara. Mewtwo mantuvo su mano, y bajaron con derrape en la pequeña colina. Pudieron ver que el lugar estaba rodeado por un muro de dos o tres metros, tal vez para evitar cualquier inconveniente con los cuerpos. Los rodeó un aura azul que les permitió elevarse y pasar sin mayores problemas, viendo las lapidas y algunos mausoleos, que no ayudaban en nada el no sentir escalofríos.

Athena veía con cuidado los monumentos, sintiendo que los podría destruir con la mirada de lo delicados que se veían. Esto hizo que no soltara la mano de Mewtwo, por el contrario, hizo un poco más de presión sobre ella; haciendo que él se sintiera un poco incómodo.

Incomodidad que se multiplicó cuando vieron las tumbas más pequeñas, con un rango de edad demasiado pequeña, Athena no se tardó en percatarse de que se trataban de infantes. Niños cuya vida fue bastante corta, algunos incluso no llegaron al año de vida. Esto hizo que en el interior de la Mewtwo se estremeciera, en especial en la zona de su pecho; algo que no pasó desapercibido por su compañero, se sentía incómoda, muy incómoda.

—Solo mira hacia adelante.

—No puedo evitarlo, es que... son niños —contestó.

—Lo sé. —Ella mantuvo su mano—. Así es la vida... algunos siguen viviendo, otros terminan su ciclo, y también están los que se quedan en el camino.

Los dos escucharon unos pasos que se dirigían hacia ellos, haciendo que ambos clones se ocultaran detrás de una edificación, observando a la persona con linterna en mano; era una mujer, de una edad avanzada, y con pocos cabellos de color cian. Mewtwo la siguió con la mirada, notando que la fémina se detuvo frente a una tumba en particular.

Ella se agachó, mirando la lápida con algo de nostalgia. Los clones se acercaron un poco, con tal de escuchar lo que la mujer dijera.

—Ya han pasado más de veinte años... no importa cuánto tiempo pase, tu vieja madre te seguirá extrañando... Ai. —Los ojos de Mewtwo se abrieron, como si esa fuese una verdadera revelación.

Ambos clones se sobresaltaron al verla levantarse después de depositar algo sobre la tumba, y la mujer se dio media vuelta para así irse antes de que cerraran. Que suerte que los felinos pudieron esconderse a tiempo. Athena vio a Mewtwo, quien aún no parecía reaccionar a las palabras de la mujer. Era la madre de una niña que murió hace veinte años... cuando comenzaron a investigar para así crearlo; si esa niña era la misma de su sueño ¿cómo pudo conocerla si ya estaba muerta?

—Mewtwo —la voz de Athena lo sacó de su ensimismamiento.

Ella al ver que la mujer ya no estaba a la vista se dirigió a dicha lápida, y sus ojos la recorrieron en busca de lo que aquella dama puso en ella. Mewtwo también se acercó, pero con más lentitud, y al tocar el material frío, sintió una extraña sensación en su cabeza.

Athena al encontrar lo que aquella mujer colocó, miró a su contraparte, notando como tenía la mano apoyada en su cabeza.

—No me siento muy bien —dijo antes de mirar lo que ella mantenía en su mano, se trataba de una vieja foto familiar, aunque no la vio con claridad.

—Mejor vamos a descansar, tal vez aún estás cansado por lo de Darkrai.

Mewtwo se vio algo dubitativo.

—Posiblemente tengas razón.

Ellos se alejaron de ahí, aunque el clon masculino no pudo quitar la mirada de la lápida, como si una fuerza extraña le estuviese obligando a verla. Cómo si le intentase decir algo muy importante.

Los clones de Mew comenzaron a comer, y así despejar la mente después del viaje y el recorrido por ese cementerio; imagen que aún no los dejaba tranquilos, no después de haber encontrado a la hipotética madre de Ai. El clon menor pudo ver como su contraparte se mantenía en silencio, como si aún pensara en ese caso; y por alguna razón, Athena sentía que era algo que tarde o temprano iba a salir de su control. Cuando terminaron de comer, Mewtwo puso en práctica lo que su compañera le dijo, así que decidió ir a dormir un poco. Fue ahí cuando Athena se levantó de donde estaba sentada, frunciendo el ceño y sintiendo que ella debía de encontrar respuestas, antes de que Mewtwo despertara y las buscara él mismo.


La Mewtwo se sentó frente a la tumba, mirando el grabado con atención. «Ai... Fuji, murió hace mucho. Espero que, en caso de aún haber algo, pueda darme respuestas». Athena tenía la capacidad de ver los recuerdos de otros seres vivos, sin embargo, era algo que nunca había probado en seres que habían dejado este mundo. Solo existían dos posibilidades, tener éxito, o un rotundo fracaso.

Suspiró y cerró los ojos, dejando que su energía psíquica fluyera.

—Ai, ¿sigues ahí? —preguntó.

No hubo respuesta. Hasta que escuchó el ruido de un objeto moverse, cerca de la tumba.

—Lo voy a interpretar como un “sí”. Escucha, quiero hacerte unas preguntas, aunque lo más apropiado sería que dijeras unas cosas de ti.

Su cabeza le comenzó a doler, como si aquel espíritu quisiera mandarle imágenes de su vida.

“Mi nombre es... Ai Fuji, tenía ocho años... Un accidente me quitó la vida.”

Athena se mantuvo firme a pesar del dolor, y las imágenes de la vida de la niña se proyectaron en su cabeza; la vio entrar a un coche con un hombre, posiblemente su padre, no le mostró a donde iban, solo pudo ver otro auto antes de que un ruido estremecedor la sobresaltara. Y ahí fue cuando todo se fue a negro.

—¿Por qué conoces a Mewtwo?

El espíritu frunció el cepo e inclinó la cabeza, como si ese nombre fuese desconocido para ella, algo que a los pocos segundos cambió, mostrando otra imagen mental.

Era un laboratorio, y el mismo hombre del recuerdo anterior entraba a una sala en específico, allí estaban cinco tubos; una luz intensa, una versión más pequeña de Mewtwo y los tres iniciales de Kanto. Ya veía, aquel hombre intentaba clonarla, o eso pudo deducir, quería traerla a la vida al no superar su muerte.

“¿Cómo está?”, preguntó.

Athena no supo que decir. No podía llegar y decir que estaba en busca de respuestas, porque no era un buen momento. Tenía que congeniar bien con la niña primero. Y también necesitaba ver más, así que la Mewtwo pidió una última cosa.

—¿Qué ocurrió, sólo Mewtwo sobrevivió? —preguntó.

La última imagen vino a ella, donde la niña comenzaba a desaparecer de la vista de un pequeño Mewtwo; el clon se sintió estremecer cuando le vio soltar algunas lágrimas. Eso pudo aclarar todas sus dudas, la pequeña era un clon como ellos, mas no pudo resistir tanto como Mewtwo. Athena abrió los ojos, esta vez, mirando hacia el cielo, formando una sonrisa serena «la vida no te sonrió de la mejor forma, pequeña».

Ella ya tenía una parte de la historia, pero... ¿Dónde iba a encontrar a la madre? Esto hizo que ella volviese a su posición inicial, no podía saber dónde está si solo la vio una vez, solo necesitaba que ella volviese; la luna no estaba en su punto más alto, así que, por ahora, existía la posibilidad de que ella volviera.

Fue entonces cuando la luz de una linterna interrumpió su cavilación, obligándola a retroceder; y en efecto, la mujer había vuelto, ahora con un recipiente de agua, de seguro para regar las flores. Ahora Athena se mostraba dubitativa, ¿cómo iba a salir sin que la mujer sufriera un infarto al verla? Tragó antes de dar un paso.

—¿Señora? —profirió haciendo que reaccionara al sentir una voz en su cabeza.

La antedicha inclinó la cabeza hacia adelante, en un intento de observar al posible emisor de la voz. Era una voz femenina, pero solo estaba ella por los alrededores. Siendo así hasta que dio media vuelta, observando a la Mewtwo. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, y sintió su corazón casi estallar por ver a aquella criatura; rezándole al dios Arceus que no fuese el posible interlocutor de aquella voz.

Athena rompió el silencio incómodo entre las dos.

—Sé que es algo repentino, mas debo admitir que me esperaba una reacción así.

—¿Habla? —balbuceó. Lo que hizo que Athena se quedara en silencio unos segundos.

—La verdad... es solo una voz psíquica —contestó.

Las dos se miraron, creando así un momento incómodo para ellas, y Athena esperaba poder sobrellevar la situación. Mientras que la mujer todavía se mostraba confundida en cuanto al Pokémon frente a ella. La criatura no hablaba, pero era capaz de entender el lenguaje humano y expresarlo a partir de su voz psíquica; los Pokémon de ese tipo por lo general le causaba cierto temor. El mero hecho de que un Pokémon así le podría hacer daño...

—Lo siento —rompió el silencio —. Por asustarte, pero era necesario.

—¿Qué buscas de mí? —preguntó.

—Quiero saber sobre... su hija.

Ella no tuvo reacción alguna, como si ya estuviera acostumbrada a recibir preguntas sobre la niña.

—Oh... Sobre mi hija, es una larga historia, ¿podemos caminar un rato?

La Mewtwo asintió comenzando el paso, no sin antes mirar la tumba, teniendo la sensación de que le faltaba algo. Pero decidió ignorarlo y centrarse en su conversación con la mujer.

—Todo comenzó cuando Ai murió, mi exmarido era un profesor respetado en la universidad y mi hija era una buena estudiante. —Sonrió con nostalgia—. Podría decirse que teníamos una vida perfecta, era nuestra utopía; si no fuese por ese accidente...

»Aún lo recuerdo, me llamaron del hospital, diciendo que él y mi hija sufrieron un accidente de coche. Cuando llegué, había un pequeño grupo de estudiantes que fueron testigos del accidente, entre ellos destacaba la pelirroja por haber llamado una ambulancia... pero ya nada se podía hacer por Ai, ella murió al instante. Fue doloroso verlo llorar y suplicar que ella volviera, era nuestra única hija, y nos costó mucho ser padres debido a un problema que tengo.

»Pasaron los meses, y su padre aún no superaba su muerte, apenas comía, y se la pasaba encerrado en su cuarto; y yo no hice nada, sabiendo de su doble vida.

Athena la miró un poco confundida.

—¿Doble vida? —interrogó.

—Él... era científico, y con la muerte de Ai, se interesó en la clonación y comenzó a investigar día y noche, buscando una forma de traer a mi pequeña de vuelta. Yo estaba en contra de eso... fue doloroso dejarla ir, esa pequeña que estuvo nueve meses en mi vientre, pero la vida es así; es cruel, y a la vez es hermosa.

—¿Y qué pasó entonces? —preguntó el clon menor.

La mujer arrugó el entrecejo en muestra de tristeza.

—Tuve que tomar medidas drásticas, si seguíamos así, iba a volverme loca; vivir una mentira a causa de los recuerdos del pasado... no podía seguir viendo cómo, sin darse cuenta, jugaba con su vida. Traerla de vuelta no iba a ser sano para nadie, y le quitaba el valor de una vida, porque ni iba a importar, siempre tendría un “repuesto”. Así que un día, empaqué mis cosas, y dejé esa casa, desde ese entonces, ya no llevo el apellido Fuji.

—Entiendo...

La mujer la miró, ya era hora de hacer sus preguntas.

—¿Por qué querías saber de mi hija? —inquirió—. Que yo recuerde, nunca deje que se acercase a Pokémon muy grandes.

—Yo no la conozco, pero...


Mewtwo comenzó a despertar, dándose cuenta de que estaba solo; de seguro Athena estaba recolectando más bayas o conociendo el lugar. El clon se puso de pie estirándose lo más que pudo, viendo de reojo como las cosas en el suelo estaban intactas, no tenía sentido que Athena fuese a recoger más comida; lo único nuevo ahí era una hoja de papel... Claro, Athena tenía una foto en sus manos, pero por el cansancio no le presto mucha atención.

Verla ahora no iba a hacer daño, ¿verdad?

El clon mayor se agachó y procedió a tomarla con cuidado, mirando a los integrantes de la foto; solo era una niña, con su madre y su...

Sus ojos violáceos se abrieron como platos, ese hombre, lo recordaba perfectamente... cuando hizo explotar el laboratorio y mató a todos en su interior... ese hombre tenía una familia. Si Athena lo saco de la tumba, eso significaba que Ai y ese hombre mantenían un vínculo, eran posiblemente familiares «su hija» completó antes de que el dolor de cabeza volviese.

Las cosas ya no importaban, el clon solo corrió hacía el cementerio, con esos recuerdos extraños en la mente.

“Ese es el sol ¡nos da luz y calor!”​

Era mentira. Mentira, mentira, mentira.

“Este es el viento.”​

“Viento...”​

“A veces es suave, y otras es fuerte.”​

El clon entraba por la parte trasera, aterrizando al suelo de golpe, sintiendo el pecho apretado debido a los recuerdos que se hacían visibles.

Sin darse cuenta, ya estaba frente a la tumba.

Con las manos temblorosas, y con los pies sin responder, ese nombre, ese maldito nombre, resonaba en su cabeza sin tener intenciones de parar. «Ai... ahora lo recuerdo... ese nombre, esa voz, su inocente sonrisa...».

«¿Todo este tiempo... he vivido una mentira? ¿Una farsa para que los humanos hicieran lo que quisieran conmigo?»

“Estoy segura de que será divertido.”​

—Divertido... ¡¡Divertido!! —estalló—. ¡Toda mi maldita vida viviendo una mentira! ¡Toda mi existencia soportando la maldita soledad, ¿y dices que será divertido?!

»Nunca me han visto como un igual, todos me miran diferente. ¿Cómo esperas que te crea viendo como ha sido mi vida? No he llegado a sentir afecto por nadie, yo no puedo amar y nadie me va a amar nunca porque...

Ya no podía formular una oración con claridad.

El clon de Mew apretó los puños a causa de la frustración, y sin que lo ordenara, su cuerpo comenzó a cargar su ataque, apuntando sin remordimiento a la tumba de la niña. Sin tumba, ya no había Ai, ya no habría recuerdos; podría seguir viviendo la mentira que ya creía como realidad.

En eso, ambas féminas llegaron, la madre de Ai miró al clon asustada, sin poder moverse y temiendo por el monumento en memoria de la niña. Athena pudo reaccionar más rápido, corriendo hacía Mewtwo y empujándolo con todas sus fuerzas.

La mujer suspiro de alivio al ver la tumba a salvo.

—Athena... ¿qué estas...? —su voz no alcanzó a llegar, siendo callado por una fuerte bofetada en el rostro.

—¡¿Qué demonios intentabas hacer?! —preguntó alzando la voz, zarandeándole desde los hombros—. ¡Es la tumba de Ai! ¡Tu amiga! ¡Quién te hizo ver quien eras antes de...!

—¡¿Crees que yo no lo sé?! —contestó silenciándola—. Mi vida... todo lo que creía ha sido una maldita mentira, tuve alguna vez una infancia... fui un niño, y todo eso fue borrado. Dime, ¿cómo quieres que reacciones?

Athena mantuvo su semblante serio, mientras que la mujer los miraba. La Mewtwo se dio una palmada en el rostro, su compañero no tenía remedio, pero al verlo así, hizo que, de repente Mewtwo sintiera sus brazos rodeando su espalda; aumentando así la cercanía entre ambos hasta que se apoyó en su hombro. Ella le dio una sonrisa y una mirada serena.

—Sé que estás enojado, pero no por eso debes destruir lo que queda de ella... si debes desahogarte, estaré aquí —murmuró haciendo que él sintiera un escalofrío rodear su espalda.

Athena sonrió cuando, con lentitud y cuidado, los brazos de su contraparte la rodearon. Pero para su sorpresa, se apoyó en su hombro, y su cuerpo comenzó a temblar... «¿está...? Debió ser duro mantener la frente en alto tanto tiempo, soportando el dolor».

—Ya no quiero... —murmuró—... Ya no quiero estar solo.

—Ya... —contestó— Desahógate, no te voy a dejar solo.

La mujer mantuvo su silencio, siendo la única testigo de la escena que se estaba aconteciendo frente a la tumba de Ai; Mewtwo alfin sentía paz al dejar salir esos sentimientos que mantuvo oprimidos.


Mewtwo ya no encontraba una forma de mirarle la cara a esa señora, no después de casi cometer semejante locura. Sumando el hecho de que ahora era quien asesinó a su exmarido... hasta que la mirada de Athena se conectó con la suya, extendiendo la foto que había caído. Con eso, supo más o menos que hacer. A paso lento, se acercó a ella.

—Creo que esto le pertenece —dijo mostrando el momento en familia inmortalizado.

—Esa foto... fue la última vez que fuimos al festival de flores de cerezo. Gracias. —Mewtwo prefirió mantener el silencio—. No te preocupes, no pasó a mayores, y eso es lo importante.

Cuando se despidieron, decidieron que lo mejor era descansar, volvieron a su lugar y esperaron un poco antes de dormir definitivamente. Mewtwo aún se le veía dubitativo.

—¿Mewtwo?

—Ya no sé en qué pensar... ¿en qué puedo creer? Ai dijo que era un ser vivo... pero era una niña, de seguro no estaba consciente de...

Athena se dio otra bofetada en el rostro, ¡pero qué hombre más cabezota! No le quedaba de otra que regresarlo a tierra firme de nuevo. Mewtwo sintió la mano de ella sobre su hombro, tirando de él hasta dejarlos cerca. Por un momento su corazón comenzó a palpitar muy fuerte, sintiendo que se paralizaba al sentir como ella le daba un beso en la mejilla con rapidez, soltándole al instante.

—Si no fueses un ser vivo... no habrías llorado hace un rato, y tampoco estarías así por lo que acabo de hacer.

Mewtwo no dijo nada más. Ahora sí que estaba confundido, ¿por qué se sentía el rostro y las orejas ardiendo? ¿Por qué su pecho palpitaba con mucha fuerza? Athena lo miraba con algo de confusión, no esperaba que eso fuese a provocarle mucho impacto.

—¿Mewtwo? ¿Tierra llamando a Mewtwo?

Pero nunca contestó, quedándose solo en sus pensamientos «no lo puedo creer, creo que...» no quiso pensar más. Así, ambos Mewtwo se quedaron acompañados por las estrellas, posiblemente, siendo vistos por cierta pequeña de cabello cian y ojos azules, sonriendo al ver que ya no había nada que la separara de su viejo amigo.

Y al fin podría descansar en paz.