Amor imprevisto

Hola, voy a escribir el prologo y mañana subire el primer capitulo, se lo dedico a mi minialexia

Todo comenzo aquella mañana normal, yo no te conocía y tu no sabías ni que existia, buscabas la historia perfecta, y la encontrastes de una forma curiosa, te caiste por la escalera y yo te salve, tu me miraste, yo te miré, nos enamoramos y...

 

Capitulo 1:
Todo comenzó aquella mañana, Elisa caminaba hacía al instituto igual que todas las mañanas, la calle estaba abarrotada de chicos que al igual que ella iban a clase un día mas, el día era oscuros y hacía mucho frío, Elisa llevaba las manos metidas en los bolsillos pero aún así las tenía fría, estaba aburrida, todos los días los mismo, nunca ocurria nada interesante, acababa de llegar a la misma farola donde todas las mañanas esperaba aquel chico tan raro, ahora pasaba al lado de la parada de autobus se sentaba en la mismo banco donde esperaba todas las mañanas a su amiga Amelia, el autobus como siempre se retrasaría.
Y así fue, diez minutos mas tarde las dos se dirigian a la puerta del instituto, Elisa suspiró:
_ ¿que te pasa?
_no te das cuenta, todo es igual, me aburro
_oh, vamos, ¡animate!_ Amelia saltó mientras alzaba los brazos, a su amiga la faltaba tres tornillos
_no hagas eso, todo el mundo nos mirá
_olvidate de ellos_ pasarón la puerta y entrarón dentro, el calor se agradecía, la sirena sonó mientras las dos subian las escaleras, iban andando por el pasillo cuando Elisa se encontró con su escapatoria al aburrimientos, un cartel de tamaño medio con letras de colorines anunciaba un concurso de historias, Elisa se paró en seco y lo miró con atención, a ella la encanta escribir, no tenía otra pasión que no fuera esa:
_ ¿que es lo que miras con tanta antención?_ Amelia estaba detrás suya
_un concurso de historias, podría participar
_ ¡tienes razón! seguro que ganas, ¿cual es el tema?_ Elisa lo miró, lo ponía al final
_ tema de amor_ suspiró
_ ¿que pasa?
_no puedo hacerlo
_ ¿por que no?
_ ¡nunca he tenido novio! no soy como tú
_oh, no te preocupes, yo te prestó una de mis historias de amor
_ ¿la que durará mas?
_pues..._ Amelia se quedó pensativa
_Juan, tres días_ Elisa se gira y mirá Amelia
_ ¿de verdad? ¡Amelia! ¡eso no me sirve!
_ ¿por que?
_ tres días no son una relación
_pues entonces inventate una
_ no puedo inventarmela..._ Amelia cogio del brazo a Elisa y la arrastro hasta su clase que estaba a punto de empezar las clases

Para los que no sepan que comentar, contesten a estas preguntas por fi:
¿que pasará con Elisa?
¿encontrará su historia de amor?
¿que les parece la historia?

Se lo dedicó a mi minialexia, que así fué como nos conocimos...

 

El despertador marca las siete en punto y empieza a sonar frenéticamente, Jillian se remueve en la cama y se tapa con la manta, no soporta el ruido del despertador maldito, le duele la cabeza cada vez que suena, extiende la mano y le apaga a manotazos, se incorpora de la cama y bosteza, tiene un sueño terrible, la noche anterior se había tirado hasta las tres y media de la madrugada con Internet, se levanta y se viste, baja a desayunar, en la mesa están su madre y su hermana Lena, se sienta a su lado, su hermana se abraza y le da un beso, Jillian la aparta:
─ Quita Lena, eres una pesada ─ su hermana le mira pero no se enfada, su madre se acerca a los dos
─ Jillian, no seas tan borde con tu hermana, no te ha hecho nada ─ Jillian no responde a su madre, no le apetece discutir tan temprano.
Mas tarde Jillian camina al instituto, no le apetece para nada ir, enfrentarse a los mismo imbeciles de su clase, soportar a los mismos estúpidos profesores que le mandan, Jillian se considera un chico libre, no le gusta que le pongan reglas ni horarios, por esa mentalidad suya se tira casi todos los fines de semana castigado.
Llega al instituto, pasa a clase a primera hora tiene biología, se sienta al lado Sombra, su mejor amigo, el mote se lo puso el mismo por que siempre vestía de negro y era muy callado, prácticamente se parecía a él y era mas o menos su sombra, de allí el nombre:
─ Buenos días Jillian, ¿que te cuentas? ─ Sombra miraba al frente, tenía la misma expresión que todos los días, era un chico extraño, nunca se quejaba de nada, daba lo mismo lo que le pidieras, que si eras su amigo lo haría sin rechistar, su familia también era rara, le trataban como si no existiera, a él le daba lo mismo, cada vez que le preguntabas si le molestaba el respondía que ya estaba acostumbrado
─ Hola Sombra, ¿alguna novedad en tu vida?
─ hay una nueva tumba en mi patio ─ Cada vez que Sombra le respondía así significaba que alguien de la ciudad se había muerto, vivía en la casa al lado del cementerio y si ibas y te asomabas podrías ver el cementerio
─ tan alegre como siempre ─ Jillian rió mientras el profesor entraba por la puerta
Mas tarde en el recreo Jillian y Sombra sentados en el banco veían a la gente pasar, Jillian hacía corriendo los deberes de mates mientras Sombra le decía los resultados de memoria, era una ventaja tener un amigo así, tan listo y con tan buena memoria:
─ ese era el último, ya esta, te has salvado por los pelos ─ el timbre sonó, los dos se levantaron y empezaron andar entre el barullo de gente de vuelta a la cárcel, como lo llamaban ellos, eran como presos, encerrados en su celda la mayoría del tiempo y con un tiempo limitado para ser un poco libres en el patio. Jillian miraba sus deberes:
─ ¿crees que aprobaré mates? ─ Sombra le miró, se acercaban a su clase
─ ni de coña, eres pésimo, suspenderás, y tu madre te matará, luego te enterrara en el cementerio, pero tranquilo, me asomaré todos los días y te mirare tu tumba
─ que majo eres Sombra
Tres horas más y terminaron la tortura, el timbre sonó, la clase había terminado, uno de la clase suspiraba aliviado al no tener que hacer el ejercicio, todo el mundo recogió y salió.
La vida de Jillian estaba a punto de cambiar para siempre, mientras bajaba las escaleras, al lado suyo una chica morena iba leyendo un papel arrugado, no parecía muy satisfecha con los que estaba escrito cuando tropezó y se cayó rodando por las escaleras, Jillian reacciono y saltó delante suya, la paró antes de que siguiera rodando, la avalancha de gente se acercaba a ellos, la cogió y la apartó de las escaleras, una chica rubia se acercó gritando a ellos:
─ ¡¡¡Elisa!!!─ ese era el nombre de la chica que tenía en brazos, ella abrió los ojos y se quedó mirando a Jillian, el no pudo evitar hacer lo mismo, se perdió en la oscuridad de sus pupilas y es su largísimo pelo negro, era preciosa, la cosa mas bonita que había visto nunca, ella le sonrió y le dio las gracias tímidamente, Sombra se acercó a los dos mientras la rubia seguía intentando adentrarse entre la masa de gente si caerse sobre sus botas de tacón, al final lo consiguió:
─ ¡no te mueras Elisa!_ Elisa se incorporó
─ Amelia… no me muero, este chico…─ le volvió a mirar y se sonrojo ─… me ha salvado

 

Parecía que el tiempo se había parado, Elisa no podía parar de mirar al chico que la sujetaba, tenía los ojos azules, el pelo negro y revuelto, era muy guapo, el tampoco paraba de mirarla, mientras la gente seguía bajando sin inmutarse de lo que pasaba a su lado, Elisa se incorporó, Amelia estaba detrás suya, al lado del chico guapo estaba uno serio, la miraba como si nada, la gente dejó de pasar, solo bajaban algún despistado que se había olvidado que había sonado la sirena:
─ Gracias por salvarme ─ Elisa sonreía, estaba avergonzada de haberse caído de una forma tan ridícula, pero feliz por haber conocido aquel chico, quien la iba que el concurso de escritura la iba a abrir tantas puertas
─ De nada, siempre estoy a los servicios de una dama cuando se cae por las escaleras ─ Elisa se rió
─ ¿Cómo te llamas? ─ el chico misterioso le estaba preguntando como se llamaba, estaba tan nerviosa que casi ni la salía su propio nombre
─ E-Eli… ─ Amelia saltó detrás suya para ayudarla
─ ¡se llama Elisa y esta soltera! ─ Elisa pega un manotazo a Amelia, la última información no era necesario, el chico misterioso la sonríe
─ encantada de conocerte Elisa, yo me llamó Jillian, pero ahora me tengo que ir, espero verte mañana ─ Jillian se alejó de las dos mientras se despedía con la mano, detrás suya iba su amigo, Amelia y Elisa se quedaron viéndolos como se alejaban embobadas
─ que polvazo que tiene
─ ¡Amelia! no seas así, además, Jillian es para mí
─ todo tuyo, yo me refería al rarito, el que viste de negro, como me ponen los hombres vestidos de negro ─ Amelia apoyó la cabeza en el hombro de Elisa y suspiró
─ me gusta Jillian ─ Elisa no entendía como podía ser que le gustará ese chico, ella no era así, no se enamoraba a la primera vez sin casi conocerle y solo por que le había salvado, pero había ocurrido, ya tenía su historia de amor, la suya propia.

Mas tarde en casa de Elisa, Amelia estaba tumbada en la cama y Elisa a su lado, hacían los deberes mientras hablaban:
─ ¿Crees que les veremos mañana? ─ Amelia garabateaba en su hoja llena de ecuaciones si hacer
─ No lo se, pero espero que sí, Jillian es el chico de mi historia
─ ¿te has dado cuenta? hoy a sido un día raro y especial, primero me dices que estas aburrida y que necesitas algo que te entretenga y encuentras el concurso, luego me dices que nunca has tenido novia y aparece Jillian, es el destino, quería que esto ocurriese, Cupido se ha puesto de tu parte
─ te ha quedado cursi para ser tuyo
─ lo de Cupido lo saque de una revista, pero lo demás es mió, es que… ¡ufff! que bueno esta, digo yo, que como ya os conocéis le podrías preguntar por su amigo
─ claro, lo haré, aunque, me da un poco de vergüenza, es que, fíjate la forma en la que nos hemos conocido, habrá pensado que soy patética
─ Pero tu has visto la forma en la que te miraba, estaba embobado, para él también ha estado bien encontrarte, además se ha podido lucir como héroe ─ Elisa cierra su cuaderno, Amelia lo coge
─ has terminado los deberes, ¡que bien! te los copio ¿vale?
─ como siempre Amelia, como siempre ─ Amelia rió mientras copiaba animaba las cuentas

Por la noche en la cama, Elisa había terminado de escribir el primer capitulo de su historia, lo releyó y la gusto, corrigió alguna falta, pero estaba muy bien, estaba feliz, no solo había encontrado a un chico muy guapo además de caballeroso si no que además podía escribir su historia, miró el reloj, eran las doce, bostezó y decidió irse a dormir, cuanto antes se durmiera antes se despertaría e iría a clase y le vería.

 

Aquel mismo día estaba Jillian tumbado en la cama, acababa de terminar de estudiar, no es que se pudiera decir que hubiera estudiado mucho, pero era mejor que nada, era una tarde aburrida, Sombra estaba ocupado, en la tele no había nada y por supuesto no se iba a poner a estudiar otra vez, su puerta sonó y se abrió, apareció su hermana Lena con Snowball, su gato persa, en brazos, se sentó al lado Derik:
─ ¿que te pasa?─ Jillian ni se inmutaba cuando su hermana la hablaba, para él era su hermana pequeña cansina, era una cosa con mucha energía que no le dejaba en paz, era como un perro siempre dándole besos y llenándole de babas
─ y a ti que te importa ─ Lena le miraba, Snowball saltó de sus brazos y fue a parar al lado de Jillian que le acarició, a su mente volvió la imagen de aquella mañana, de aquella chica que se llamaba Elisa, no había visto chica mas guapa, el nunca había estado enamorado, en una ocasión había salido con una chica, por petición de un amigo, que la chica luego resulto ser una cansina integral, solo hablaba de matemáticas y demás cosas que Jillian no entendía, se podría decir que nunca había tenido novia, pues esa chica no contaba, pero Elisa le gustaba, le apetecía conocerla un poco más, la pregunta era ¿Cómo? acaso ella quería verle a él, bueno él la había salvado, debería salir con él aunque solo fuera por devolverle el favor, eso era lo que pensaba Jillian, cuando volvió al mundo tenía a su hermana delante de él mirándole atentamente:
─ ¿en que piensas?─ Jillian se sobresaltó, la empujó y la echó a un lado
─ ¿Por qué nunca me cuentas nada?, no te entiendo, soy tu hermana
_mi hermana la cansina que se entromete en mi vida
─ no es cierto, solo me preocupó por ti Lena se abrazó a Jillian, en el fondo quería a su hermana y siempre se rendía a su voz de cursi.

A la mañana siguiente llegó al instituto, nada mas entrar miró a su alrededor, buscaba a Elisa, pero no la vio, la sirena sonó y se fue a clase, Sombra ya estaba allí:
─ ¿la has visto? ─ Jillian ni siquiera saludó a Sombra
─ veo a mucha gente a lo largo del día, si no especificas más…
─ ¡Sombra! me refiero a Elisa
─ Aaaah, ya… no, no la he visto ─ Jillian suspiró y se sentó
─ ¿que te pasa?
─ quiero volver a ver a esa chica…
─ Que asco de amor
─ no estoy enamorado de ella, solo me gusta, la quiero conocer
─ Que asco de sentimientos
─ Sombra… eres imposible

 

El timbre acababa de sonar, Jillian y Sombra salieron y fueron al final, la gente salía a empujones de las clases desesperados por perder de vista a los profesores, otros tenían ganas de ver a sus amigos que iban a la clase de enfrente, Jillian miraba:
─ Ya sabes el plan, tu por la derecha y yo por la izquierda, mira clase por clase, atentamente, recuerda que tiene el pelo negro y largo
─ No te parece una tontería, muchas chicas tienen el pelo largo y negro
─ me da igual, tu mira ─ Sombra suspiró y los dos empezaron a mirar clase por clase, los ojos de Jillian se movían veloces entre todas la chicas, buscaba a Elisa, debería de tener su misma edad, mas o menos, calculo él, si no había repetido debería encontrarla en el mismo curso que él.
Jillian estaba llegando a la penúltima clase cuando la vio, estaba sentada en la silla hablando con la chica rubia, la rubia se percató de su presencia y la hizo señas a Elisa, ella se giró, Jillian se moría de vergüenza y se escondió detrás del marco de la puerta, Sombra pasaba en ese momento:
─ No la he visto, ¿y tu? ─ Jillian asintió con la cabeza nervioso
─ ¿que te pasa? si la has visto? ¿Por qué no vas a hablar con ella?
─ No puedo, me da mucha vergüenza, no se si ella quiere hablar conmigo, a lo mejor piensa que soy tonto
─ Por favor, la cara que puso fue increíble, seguro que ella tiene más ganas de verte que tu a ella, es mas, mira, se esta acercando para acá ─ A Jillian no le dio tiempo a asustarse, Elisa apareció, a su lado la chica rubia:
─ Hola Jillian, ¿que haces tú por aquí?
─ Pues nada… mi clase, queda cerca de aquí, mas o menos, pero… ¡que sorpresa! no sabía que esta era tu clase
─ Ah… ¿en serio no lo sabías? ─ Jillian negó con la cabeza, mientras Amelia le decía algo al oído a Sombra, la cara de Sombra se descomponía
─ Bueno… ¿que tienes ahora?
─ Matemáticas
─ Odio matemáticas, tantos números…
─ En eso coincidimos, los deberes siempre me los deja Sombra ─ Elisa se rió
─ Yo soy al revés, siempre se los dejó a Amelia ─ el timbre volvió a sonar, la gente entraba lentamente en sus clases, el silenció se hizo entre ellos dos que se miraban embobados, un profesor apareció detrás suya y les mandó a su clase, se despidieron, Elisa sonrió a Jillian antes de desaparecer por la puerta, Jillian cogió del brazo a Sombra y le arrastró por el pasillo:
─ estoy muy emocionado, aún tengo el corazón a mil por hora
─ si…
─ ¿y tu? te he visto hablando con la rubia
─ si…es… una salida
─ ¿Por qué la dices eso?
─ me ha dicho que si me lo quería montar con ella en el baño
─ Jajajaja, has ligado, ¿las ha dicho que sí?
─ ¡no!
─ desaprovechar esa oportunidad, cuantas vece te va a decir una rubia que quiere montárselo contigo
─ espero que ninguna más ─ Entraron a clase, por suerte el profesor aún no había vuelto.

─ Es un estúpido ─ Amelia y Elisa estaban sentadas juntas al final de la clase
─ ¿Por qué? pensé que te gustaba
─ No quiere hacerlo conmigo
─ A lo mejor si no se lo hubieses dicho a saco no le hubieses asustado
─ Me da igual, total, con ese nombre, ¿que podía esperar?
─ ¿Cómo se llama?
─ Sombra ─ Elisa se rió
─ Si que es un nombre raro, aunque si le miras bien, le pega ─ Amelia se rió, el profesor se giró y las miró, las dos se callaron
─ ¿Y tu con Jillian?
─ Bien… sabes, creó que no estaba allí por casualidad
─ Eso es obvio, le he visto asomarse de reojo buscándote, le gustas, tarde o temprano te pedirá salir, es cuestión de tiempo ─ Elisa suspiró
─ Espera que a si sea, necesito más capítulos para mi historia, tengo que ganar, cueste lo que cueste
─ ¡Dique sí! ─ Amelia alzó la voz mas de lo normal y toda la clase se la quedó mirando, el profesor se enfadó y las echó a las dos al pasillo.

En el pasillo hacía corriente, alguien se había dejado la puerta de la calle abierta:
─ Que vergüenza, tienes que controlar tu voz
─ O vamos, es mejor estar fuera que aguantarle
─ Supongo que tienes razón ─ Elisa miraba la pared de ladrillo, no entendía como se podía haber enamorado tan rápido de una persona
─ ¿Que te ocurre?
─ Estoy pensando, me gustaría volver a verle
─ Le has visto hace cinco minutos
─ Ya pero… ya le hecho de menos