Long-fic Amándonos hasta el final de nuestra historia

Amándonos hasta el final de nuestra historia

Cada uno esconde un secreto por el cual deciden separarse pero sin saberlo los une aún más… mas allá de los obstáculos y las difíciles pruebas existe entre ellos un amor verdadero que seguirá “Hasta el final de nuestra historia”.​

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Capitulo 1: ¿Te vas sin despedirte?

La mañana más calida que había existido, el sol más radiante que pudiera haber, y el atardecer más bello que nada en el mundo era el deseado sueño de él, que, desde la noche anterior no lograba dormir. Las sensaciones a flor de piel y el deseo ferviente por ir a verla eran mas que evidentes para todos, menos para él. Era todo como un sueño, después de tantos años y por una razón ridícula realizo su mas grande sueño… invitarla a salir. Aún recordaba perfectamente la escena del día anterior… ese tal amigo suyo acababa de llegar desde Nueva York después de un año de ausencia, y para festejar le organizaron una gran fiesta. Ese joven no había cambiado nada, su cabello negro amarrado en una pequeña coleta y sus ojos azules, el desarrollo de su buen físico y su altura eran similares.

En la fiesta su amigo se dedicó a enamorar a todas las mujeres presentes, la mejor amiga de ambos desde la infancia, Sango Hida, la cual era de buen aspecto físico, con el cabello largo, lacio y color castaño oscuro. Otra asistente fue la bella Kikyou Higurashi la hermana mayor de cabello negro azabache y ojos color miel. Pero la mas importante fue la mas asediada por “su mejor amigo” la pequeña Kagome Higurashi.

Ella era demasiado hermosa ante sus ojos ámbares, su cabello negro azabache llegando hasta la mitad de su espalda, sus ojos como el chocolate, oscuros y tan expresivos que destellaban como estrellas, no era muy alta pero para un joven como él era el tamaño perfecto para abrazarla y acogerla en sus brazos. Miroku Omuda se atrevió a coquetear con la pequeña frente a sus ojos y eso era inadmisible. Se levantó furioso a hacerle frente, pero por evitar que la invitara a salir terminó él mismo invitándola a pasear por el parque, exhibiendo así, sus sentimientos negados.

Los rayos del sol anunciaban la llegada del tan esperado paseo, el joven de cabellos negros abrió sus ojos color ámbar y se vistió para la ocasión. Una camisa azul y un pantalón negro fue suficiente, su cabello largo lo dejó suelto como siempre, sabiendo perfectamente como le gustaba a ella su estilo.
-Espero que no se demore demasiado- El joven Inuyasha por fin avía hablado, después de pasar toda una noche sin voz.- Esa niña tonta… lo que hago por ayudarla… me debe un gran favor.

A toda prisa y sin querer admitirlo llegó por estar ansioso, la vista fue muy grata a sus ojos, una linda joven estaba sentada en una banca esperando por él.
-Hola Inuyasha… tardaste demasiado.- Kagome tenia un sonrojo invisible para Inuyasha.

-Pues yo llego a tiempo, tú eres la que vino antes… por primera vez llegas a tiempo.

-Si, ya lo sé, perdona por decir eso… ¿nos vamos?

-Esta bien, terminemos con esto de una vez.

-Parece que te molesta mi presencia ¿no?- La voz comenzó a ser débil y la felicidad se fue por completo. La actitud altanera de Inuyasha desapareció y sus verdaderos sentimientos lo traicionaron.

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El tiempo que paso contigo es inolvidable…​

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-No es verdad… en realidad quería venir contigo, estar a tu lado.- La sorpresa y el sonrojo se apoderaron de ella, al darse cuenta de lo que decir Inuyasha trató de corregir.- No… no me malinterpretes… es que ese Miroku no es bueno para ti, debía cuidarte porque eres muy pequeña.

-¿Crees que soy una niña?- La sorpresa cambia a furia total asustando al chico.- Pues déjame decirte que tu no eres muy grande que digamos, aun pareces un niño malcriado y berrinchudo.

-Pues tú estas peor que yo, aun lloras como niñita y siempre buscas que yo te acompañe a todos lados porque no puedes andar sola.

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Cuando me doy cuenta la cita está por terminar​

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-No es por eso…- Un nuevo sonrojo nació de sus mejillas, fue tan intenso que atrapó la atención de todos los espectadores de la pelea de inmediato.- Eso es… porque yo… yo si disfruto tu compañía, pero…- Inuyasha vio las lagrimas colarse de sus ojos y la abrazó ante las burlas y los suspiros de la gente presente en el parque. – Tengo que irme ya…

No quiero dejarla ir…​

-No puedes irte… quédate un rato mas conmigo...- la declaración sorprendió a todos los metiches presentes que fingían ver hacia otro lado, la chica abrió los ojos por la sorpresa y se acurruco mas en su pecho.- Por favor… solo un poco mas… déjame estar contigo.

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No quiero hacerlo…​

-Me marcho y no te molestare más… Inuyasha… te lo prometo.- Más lágrimas amargas salieron de su cuenca y humedecieron la camisa del pelinegro, él la retenía con fuerza entre sus brazos pero todo esfuerzo era inútil, al final logró separarse y dar la media vuelta.- Es tiempo de despedirnos…

-Vete si quieres…- ladeó el rostro para evitar mostrar su decepción. Ella giró para quedar frente a él y se encontró con que le daba la espalda…- Solamente te pido algo… no vuelvas mas.

-Es una promesa, no volveré, pero…- Se acercó a paso firme, encarándolo y dejando ver la amargura que denotaba su rostro, Inuyasha estaba sorprendido por su tristeza, nunca la había visto llorar así, por lo que tuvo curiosidad de sus acciones. Kagome le hizo una seña para que bajara un poco la cabeza, Inuyasha obedeció pero nunca espero tal cosa. Ella tomo su mentón para guiarlo y depositó un beso dulce, tan suave y delicado como era el primer beso de una chica, el primer beso de Kagome.- Esta es la despedida… adiós… Inuyasha…- Ni tiempo le dio para responder a su acto, sabia bien que era su primer beso, pero que ella fuera tan atrevida le desconcertaba.

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Detén el tiempo cuando estemos juntos, por favor​

-Kagome… yo…- Quiso responder pero ya era tarde, su pequeña niña se había marchado y le había dejado un enorme vacío ante la promesa de no volverse a ver, pero también una enorme felicidad al saber que ella lo escogió para ser el primero que la besara.

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Otra vez la tarde se iba mas lenta, apenas habían pasado unas horas desde aquel hecho… la extrañaba demasiado y después de lo que le dijeron sus amigos tenia el temor de perderla para siempre.

Después de aquella inesperada reacción Inuyasha se había quedado completamente estático, el extraño comportamiento de su pequeña lo desconcertaba pero también lo hacia feliz, pero poco duro eso antes de que, de entre los arbustos, salieran sus amigos Miroku y Sango con una gran felicidad en el rostro.
-¡Hasta que te decidiste Inuyasha!- le felicitó Sango

-Ya era hora mi amigo, veo que nuestro plan funcionó…-

-¡Si! ¡Ahora Kagome no se ira de Japón

-¿¡Que dices Sango!? ¡¿Irse de Japón!? ¿¡Como es eso del plan!?- Inuyasha se sobresaltó y tomó a Miroku del cuello de su camisa, por culpa de ellos todo había salido tan mal, había hecho llorar a Kagome, y también… ¿por eso era el beso? ¿Ella se marcharía?- ¡¡Explíquenme!!

-Tranquilo Inuyasha, todo fue un plan para que invitaras a salir a Kagome, si por fin te le declarabas creamos que ella no tendría que marcharse con su hermana Kikyou al extranjero.

-Es por eso que se despidió de mí…

-¿Se despidió? ¿Eso quiere decir que…?

-Así es Sango, después de todo se marchará

La mañana avanzó lenta hasta el anochecer, la hora estaba a punto de llegar y él no quería perderla. Aunque siempre negara lo que senita, aunque nunca reconocería lo que sentía, no quería estar lejos de ella. Quería permanecer junto a ella, estaba seguro que no era una simple coincidencia su encuentro pero el reloj avanzaba y estaba a punto de llegar el tren en el que se marcharía.

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Kagome ya estaba lista, el reloj estaba a punto de dar las cinco en punto y el tren que la llevaría a Tokio Junto con su hermana estaba por partir. Desde esa cita con Inuyasha en el parque no podía tener la mente clara, le había dado un beso, su primer beso y ahora se marchaba para siempre… si tan solo el lo supiera. Nunca quiso decírselo, no querría pensar en que les quedaba poco juntos, tan solo querría disfrutar, no importaba lo cruel que el fuera con sus palabras, aun así, por un poco mas…

Las palabras para ocultar nuestra incomodidad…​

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-Kagome… ya es hora.- Kikyo llegó anunciando la partida, la hora había llegado.- ¿Estas segura de esto? Aun puedes retractarte y…

-No, es lo mejor. Nadie debe saberlo, es por eso que me voy de aquí.- Sin notarlo, inconscientemente miró a todos lados, buscando a que él apareciera, y sabiendo que era imposible, ya que él no lo sabia, no había manera de que se enterara. A menos que…

“Ya basta de buscar posibilidades, Inuyasha no vendrá y lo sabes Kagome… pero si tan solo… si lo viera por ultima vez… Inuyasha”​

Los momentos en que nos miramos el uno a otro…​

A unos metros del lugar de abordaje estaba Inuyasha desesperado por llegar a tiempo, si no podía detenerla por no tener el valor, tan solo… iría a verla, por ultima vez.
-Kagome… espérame…- Y como si ambos se escucharan ella se detuvo en seco, presintiendo su llegada, volteó con una enorme sonrisa y la llama de la esperanza latiendo al ritmo de su corazón y ahí estaba él, aproximándose a toda velocidad a ella. Sus latidos se aceleraron y las mejillas de ambos se encendieron.- Hola Kagome… ¿ya te vas?

-Tan sutil como siempre ¿verdad Inuyasha?- Kikyo se acercó a ellos.

-Déjanos hablar por favor, Kikyou no me quites el poco tiempo que nos queda.

-Muy bien Inuyasha. Será después, y créeme que querrás escucharme.

-No le hagas caso, le gusta hacerse la misteriosa.

-Lo se mejor que nadie.

El tiempo que pasamos juntos…​

Desearía que hubieran durado más…​

-¿A que viniste?

-A asegurarme que te fueras con bien… y a averiguar si de verdad te ibas en tren.- Trató de bromear para aminorar la tensión.

-¿Por qué?- Preguntó extrañada la chica.

-En tren no se puede salir de Japón… me dijeron que te vas al extranjero.

-Es verdad, pero antes haremos una escala en Tokio, de ahí nos marcharemos.- El sonido de alarma anuncia la partida de los trenes. Inuyasha tomó su mano sin querer dejarla ir, pero era su decisión… el no podía interferir.

Tu mano sostenía la mía hasta que…​

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-Tengo que irme… Inuyasha.

-Espera… ¿te vas sin despedirte?- La tomó por la mejilla y rapidamente le dio un beso en los labios, soltándola de lo que fue una fracción de segundos.- Es hora… cuídate Kagome.- La guió hasta el tren y poco a poco se soltaron de la mano.

…me viste partir en el último tren​

Tu amabilidad indiferente me hace feliz.​

La joven subió al tren y tras una ultima mirada entre los dos partió el tren rumbo a Tokio para cumplir con lo que tenia planeado, solo quería que Inuyasha fuera feliz y si se enteraba…
-Kagome… ¿no deberías decirle? Inuyasha entenderá, estoy segura.

-No quiero que sufra por mi causa… será lo mejor para ambos. Esto no es un cuento con un final feliz, pero… si lo fuera…

Si esto fuera un cuento de hadas…​

Instantáneamente podría ser capaz de tener un futuro contigo​

-Kagome, podría ser realidad, si tú te decidieras…

-No lo digas mas, por favor entiende Kikyou, no existen los cuentos de hadas… eso lo aprendí hace mucho tiempo. Y aun así… mantengo la esperanza…

Si estamos destinados, entonces seremos capaces de vernos siempre, ¿cierto?​

Si tenemos fe, nos encontraremos nuevamente ¿Cierto?​

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-Creo que algún día lo volveré a ver… Inuyasha…. Y que seremos felices juntos, amándonos hasta el final de nuestra historia.



N/A: ¡nihao! Mi segundo fic, ¿Qué les parece? Desde hace tiempo tenía esta idea rondándome y no me dejaba en paz, este fic tendrá continuación cada dos semanas en sábado y mi otro fic será el viernes cada semana, aunque tendrán que esperar hasta la otra para seguir. Yo no abandono fics, eso quiero dejarlo claro, detesto ese tipo de cosas. Nos vemos y espero sus comentarios para ver que les pareció. Por cierto la canción se llama Jikan yo tomare (Detén el tiempo) ¡Sayonara!

 

Re: Amándonos hasta el final de nuestra historia

Cada uno esconde un secreto por el cual deciden separarse pero sin saberlo los une aún más… mas allá de los obstáculos y las difíciles pruebas existe entre ellos un amor verdadero que seguirá “Hasta el final de nuestra historia”.

Capitulo 2: “Cita con el destino”

Han pasado tres años desde aquel día y aún no consigo olvidarte… este amor que me quema por dentro es lo único que mantiene la ilusión de algún día volver a vernos… que alguna vez conoceré la felicidad que sé que está negada para mi… ¿Por qué no puedo vivir en un cuento de hadas?

Me marché pensando en olvidarte, tratando de buscar tu felicidad a toda costa, conociendo perfectamente el gran cariño que me tenias, esa lastima que sentías por mi y que al conocer mis sentimientos dejaste salir para no verme sufrir. Te odio por eso… por ilusionarme y destruir mis esperanzas, te odio… porque no puedes amarme.

De pequeña soñaba contigo sin saber el por qué, me gustaba tanto que me protegieras como si fuera alguien muy importante, pero ese cariño nunca pasaba de ser mas que el de un hermano a su pequeña niña… irónico, el mismo adjetivo que me dabas… “pequeña niña” ¿Nunca te diste cuenta de que crecí hace tiempo? Aunque no me puedo quejar pues siempre fuiste un tonto despistado. Ya son exactamente tres años de mi partida y hoy más que nunca siento que te volveré a ver… Inuyasha.

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En una gran ciudad como era Nueva York los grandes edificios y la contaminación no dejaban ver el gran espacio que era el cielo, pero eso no importaba en demasía, solo había una razón para estar ahí y nada tenia que ver el paisaje. Aunque en realidad Nueva York no era tan malo, había grandes parques como El Central Park, y algunos lugares más.

Desde tempranas horas ella había observado por la ventana soñando despierta en su amor de cuento de hadas. Su larga cabellera negra destellaba con los primeros rayos de la mañana, sus ojos fijos en los grandes edificios que conformaban la vista de su pequeño departamento en el treintavo piso. La hermosa figura que había desarrollado desde que partió de Kyoto no dejaba alguna posibilidad de notar su estado verdadero.

Las caderas habían crecido y su cintura se estrechó mas, las piernas se tornearon mejor y ahora hasta poseía cierto grado de musculatura por el ejercicio matutino que estaba obligada a realizar. La alarma del celular sonó para anunciar la hora de partir. Suspiró pesado y se dirigió hasta el ropero. En realidad no quería marcharse, pero por dentro sabia que era lo correcto. Recogió su bolsa y a paso lento caminó hasta la puerta y se detuvo… mas imágenes de aquella partida le llegaron de sorpresa y se maldijo ella misma.
-Inuyasha… ¡¿Por qué tienes que interferir en este momento?!- Frunció el entrecejo y se recargo en la puerta soltando un hondo suspiro de resignación- Me siento como si fuera a traicionarte… pero debo ir… él me espera con la respuesta.- Alzó su mano y la llevo al pecho con un poco de presión, en verdad se sentía como una traidora pero no lo era ¿Por qué se sentía así?- Hoy es el día, hace tres años exactamente me marche para olvidarte… y es lo único que no he conseguido hacer.

A cada momento, todos los días, en cualquier lugar…​

Incluso sin no lo pongo en palabras…​

Eres mi lugar especial.​

Cerró el puño apretando más el asa de la bolsa. Un nuevo suspiro y se decidió a marcharse. Aun era temprano pero quería irse inmediatamente, tal vez pasar un rato con él la ayudaría a olvidar, pero ese extraño sentimiento no la dejaba ni un instante. Siempre creyó que lo volvería ver alguna vez… hasta estuvo a punto de contarle la verdad, pero después de aquella carta… no debía mas que odiarlo... pero en el corazón no se manda.
-Maldición, espero que no encuentre demasiado trafico.- Bajo por el ascensor y se dirigió a la avenida para tomar un taxi. Después de varios intentos fallidos abordó y le indicó al chofer el lugar, justamente el Central Park. Los minutos eran eternos pero por suerte a esa hora la ciudad era como un desierto. Se tranquilizó y fue entonces que se dio cuenta de su estado, por pensar en el toda la noche iba con las misma ropa y con el mismo maquillaje, ni siquiera recordó peinarse un poco.-En verdad soy un desastre…

-Señorita…-La voz del conductor la sacó de sus pensamientos.-Ha empezado a ponerse algo pesado el trafico y solamente faltan unas calles, si lo desea puede bajarse aquí…

-Muchas gracias por su amabilidad, pero en verdad es extraño…- Se colocó en un lado dispuesta a salir cuando escuchó la voz del conductor.

-¿Porque lo dice?- La joven abrió la puerta y descendió, se colocó justo frente al hombre de mayor edad y con una sonrisa respondió.

-No es común que pidan eso, normalmente a los conductores les gusta el tráfico para cobrar mas dinero por el viaje.- El hombre le sonrió con ternura y ladeó el rostro mirando al frente.

-Créame que tendré mas dinero si la dejo aquí mismo.- Pisó el pedal y se marchó dejando a la azabache confusa y con el dinero correspondiente por el trayecto en la mano. ¿A que se refería con eso? – Creo que nunca podré entender lo que me rodea… al final siempre delirio con que tú estas detrás de esto Inuyasha… necesito terapia pronto.

Si mi único deseo eres tú, quiero que te hagas realidad…​

Por favor Dios detén el tiempo solo un minuto más.​

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En un gran edificio al sur de Nueva York se localizaba el mejor hospital del estado, grandes salas de terapia y cirugía ocupaban un enorme espacio, era ahí donde trabajaba la doctora más prodigiosa de su generación, Kikyou Higurashi, recién titulada y traída directamente por el dueño del hospital quien vio su gran capacidad para tratar pacientes con cáncer. En su consultorio, el más grande del hospital, se encontraba charlando muy amenamente. Cuando él entró causó conmoción entre las enfermeras que no hacían más que mirarlo de arriba abajo, el color de sus ojos fue el principal punto a discutir en la reunión localizada en el cuarto de personal, dejando vacío el hospital.

-Alguna vez me dijiste que teníamos que hablar Kikyou… - Respondió el pelinegro- Nuca pensé que tardarías tres años en hablar conmigo…- El pelinegro se recostó mas en el respaldo de su asiento y observó atento el rostro de su acompañante esperando alguna reacción.- Las he buscado desde que Kagome me escribió esa carta y hasta hace unos días no sabia nada de ustedes.

-¿Y que querías Inuyasha? Fue la decisión de Kagome, yo no puedo interferir.- La doctora se molestó con el chico de ojos dorados y su voz era recriminatoria.- Si ella no quiere verte no puedo obligarla. En cambio yo…

-Tú sabes bien lo que siento por ella.- El rostro de Kikyou cambio inmediatamente a confusión y tristeza ¿Porque él nunca medía sus palabras?- Cuando se fueron recibí algunas cartas tuyas y de ella, pero la ultima que le envíe… me respondió que yo era un idiota insensible y dijo que me odiaba…- Sin notarlo la mujer sonrió ampliamente, ya sabia muy bien a que se refería.- Podrías haberme dicho donde estaban…

(Es imposible detener el tiempo un poco más, solo un poco más…)​

-Debes pensar que no quería que la vieras.- Inuyasha ladeó el rostro esquivando su intensa mirada- Perdóname, yo intente convencerla pero fue inútil… no quiere verte nunca mas… y no se cual sea la razón.

-Yo la convenceré, pero debes decirme donde esta ahora…- Inuyasha se puso de pie y decidido se acercó a Kikyou esperando la respuesta.- quiero verla y…

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(Soy egoísta, pero quiero decirte que estoy Im-pa-cien-te.)​

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-¿No sabes donde esta?- Preguntó con sarcasmo y se burló provocando un furioso sonrojo.- Se muy bien que desde que llegaste no haces mas que seguirla, eres como su sombra y hasta en su departamento has logrado entrar.

-Me haces parecer como un acosador…- Se cruzó de brazos y se apoyó en la pared del consultorio.- Solo entré cuando ella no estaba…

-O cuando estaba dormida… - Inuyasha la miró furioso… si las miradas mataran… Pero para su fortuna no era así, porque entonces él mismo ya estaría veinte metros bajo tierra desde hace mucho por culpa de su hermano.- Pero en fin, ya sabes donde debe estar, ve a buscarla…- Un dulce gesto de Kikyou lo intimidó, podía tener una expresión angelical, pero mirando bien sus ojos marrones la sombría expresión siempre era aterradora. Sin despedirse salió huyendo de la habitación sin alcanzar a escuchar el suave susurro que serian las últimas palabras de su conversación…- ve con ella… y veras como te será imposible convencerla…

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Realmente era hermosa de esa manera, su rostro angelical, sus labios rosados tan apetecibles, y la agraciada figura que había obtenido ralamente despertaba deseos aún más profundos en su mente lidibinosa. Aunque se veía algo triste y desarreglada, pero eso era mucho mejor, ya que significada que no había mucho interés en ese lobo sarnoso con el que iba. Mirando desde lejos en un automóvil último modelo color plata se encontraba Inuyasha y a su lado un hombre mayor de abundantes canas, era bajo de estatura pero bastante simpático y confiable.

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(Hay solo 24 horas al día… no es suficiente,​

Deberíamos estar juntos mucho más…)​

-La traje donde quería señor Inuyasha- El hombre posó una mano sobre el hombro del chico.- Ahora tengo que irme a terminar lo que me ordenó… disfrute del paisaje.- Sonrió cínicamente y salió del auto.

-Claro que lo disfrutare Myouga…- Sonrió perversamente de medio lado, sin quitar la vista de la azabache que paseaba por la calles rumbo a su cita.- Por fin nos volveremos a ver Kagome…

¿Cuándo nos volveremos a ver?​

(No paro de repetírmelo y estoy ansioso, este sentimiento no va a cambiar…​

No, no… no cambiara.)​

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¿Qué piensas tú de mí?​

Kagome paseaba por las calles mientras buscaba con al vista al hombre que la había citado ahí… Desde que estaba habitando en Nueva York encontró el apoyo de uno de los compañeros más sobresalientes de su hermana Kikyou, era un hombre guapo y varonil de tez morena y poseedor de unos espectaculares ojos azules. Kouga Koizumi se enamoro profundamente de ella desde que la conoció y siempre la cortejaba con sus detalles, pero apenas unos días atrás le dio la sorpresa de su vida al pedirle matrimonio a la azabache.

Desde ese día no se habían contactado y en verdad eso la ponía nerviosa… Últimamente lloraba demasiado y casi no comía. Nunca le expresó su negativa ante la proposición, pero tampoco estaba segura de querer aceptar. Kouga la había citado para hablar y por eso únicamente estaba presente en al cita.

A cada momento, todos los días, en cualquier lugar…​

Hecho de menos tu calor.​

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-Ya es hora y aún no lo veo- Revisó de nuevo la hora en el reloj de mano el cual marcaba las siete con quince minutos.- Kouga tenia que estar aquí a las siete… el nunca es impuntual… ¿le habrá pasado algo?- Llevó una mano a su frente y recordó las palabras de su hermana… no debía salir, el resfriado estaba empeorando y en su condición era demasiado peligroso… esto era demasiado raro, si Kouga sabia de su situación ¿Por qué la hacia salir de su departamento?- Si tan solo fuera Inuyasha… ¡no! ¡Inuyasha jamás me pediría matrimonio! ¿¡Porque tengo que pensar en él siempre?!

La voz del corazón no se convierte en palabras,​

De ahora en adelante te lo demostraré.​

Por favor Dios deja de mover las manecillas de este reloj…​

A lo lejos observaba Inuyasha riéndose feliz de la vida con la pequeña venganza que estaba tomando por haberlo dejado todos estos años, pero pronto se arrepintió al ver la angustia en la que estaba sumergida su pequeña.
-Todo por ese idiota…- El pelinegro apretó su puño y bajó del auto rápidamente, a paso firme se dirigió hasta ella pero inmediatamente se detuvo… tal vez debía actuar de otra manera, no era correcto engañarla… a fin de cuentas quien la citó fue él y no Kouga.

-Kouga… ¿Dónde estas?- Estuvo a punto de rendirse, de dar vuelta y marcharse para buscar una mejor oportunidad…- ¿te habrá pasado algo?-…pero escucharla preocupándose por el idiota le produjo un ataque de celos incontrolable y caminó hasta quedar atrás de ella.

-El no va a venir señorita…- Kagome escuchó la voz grave atrás de ella, le pareció conocerla pero… ¿de donde?- En realidad él no sabe que usted esta aquí…- Se quedó fijo mirándola, ansioso por su respuesta, pero solo la vio inclinarse hacia delante con su mano sobre la frente- ¿No va a decir algo?

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(Es bueno, aunque sea por puro egoísmo…​

No devolveré estos momentos.)​

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-Ya veo… esto era extraño desde un inicio.-Ella seguía dándole la espalda.- Yo quiero saber…- Poco a poco giró sobre sus talones para ver el rostro del responsable.- ¿Quién eres…?- Con la fiebre que tenia solo alcanzó a dar media vuelta, se inclinó y quedó en el fuerte pecho del pelinegro, los fuertes brazos la sostuvieron protectoramente, alzó un poco el rostro viendo la borrosa figura de un hombre de hermosa facciones, su cabello era negro como el suyo y… tenia unos hermosos ojos tan dorados como el sol… -Inuyasha…- susurró la pelinegra antes de desfallecer en el pecho de su perseguidor.

Si mi único deseo eres tú, ​

juntaré mis manos y rezaré para que te hagas realidad.​

Por favor Dios detén el tiempo solo un minuto más.​

-Kagome… no sabes cuanto te extrañe- Sonrió- Y ahora no podrás volverte a separar de mi… aunque sea necesario secuéstrate… juro que mi único deseo eres tú y haré lo imposible para que se haga realidad.


N/A: ¿Nos volvemos a ver? Pues me entristece que no sea así porque nunca nos hemos visto… pero en cambio si nos hemos leído… Vaya que me inspire para este fic ¿entonces porque me quedó tan mal? Bueno, al menos la canción es linda (Sigue siendo Jikan yo tomare) ¿o tal vez no? ¿¿¡¡Que será de la historia!!?? (Bájale dramática) No soy dramática, solo un poco imaginativa… Como se darán cuenta al inicio hay una introducción de Kagome, en el próximo será de Inuyasha ¿Qué les parece?

La canción la volví a colocar porque gracias a ella se me ocurrió esta historia, puede parecer un desastre total (y tal vez lo es) pero por lo menos entretiene… La letra en paréntesis es la parte que canta el hombre y lo demás es de la mujer. Pronto sabrán el secreto de ambos… puede parecer simple, pero esconde mucho mas de lo que les puedo dejar saber al inicio… jajaja

Muchas gracias a todas por sus comentarios, en verdad me hacen feliz sus apoyos, (aunque lo hagan más por obligación que por gusto… no dudo haberle leído la mente a muchas con este comentario… jajaja) ¡por favor sigan con las porras! ¡Vamos, vamos America! (ejem… es mi nombre, pero así va la canción de un equipo, no hagan caso a mis extraños pensamientos) ¡Sayonara! guiñoinu

Gracias a todas las que postean… (Cortaré un poco mis diálogos porque si no lleno el post de agradecimientos… es que hablo demasiado) en especial a:

windmiko: Muchas gracias por tu apoyo mi querida koohai, tu sempai te lo agradece con el corazón, (y con palabras y con todo mi cariño y…) Gomene, otro ataque… por la faltas de ortografía, juro que las revise, pero Word tiene algo contra mi y siempre me cambia palabras… ¡es una guerra a muerte!

amoreinu: Arigato por tu post, en verdad me gusta tenerte en esta historia (a todas) claro que me gustaría leer tu fic, pero solo con la promesa de que terminaras este… ya has dejado demasiados sin terminar y tan buena historia que tenían. ¿Qué te pareció el capitulo?

ahomexInu: ¡Amiga! Muchas gracias por estar presente y comentar, también aprovecho para felicitarte por tus drabbles… escribes muy bien, ¿no quieres hacer un fanfic conmigo?

kztrov: Muchas gracias amiga por pasar a leer esta nueva pieza de literatura que desarrolle (que mas bien parece obra del desastre) Me gustaría leer tu fanfic, pero necesito alguna garantía de que lo terminaras… ya leído varios y siempre lo abandonan en la mejor parte.

inuy kag: ¡¡pequeña amiga!! (Tengo mas edad… 17… ¡mas vieja! Jajaja) muchas gracias por darte un tiempo para pasar por mi segundo fic, estoy muy feliz… a pesar de que borraron tu post… y ya sabes si quieres escribir tu propio fanfic te puedo ayudar, o por lo menos dar ánimos…

SuMi-cHan: ¡Amigueta! ¿Cómo estas? Tiempo sin hablarte condenada niña, como veras solo por ti cambie la forma de poner los pensamientos y recuerdos para que no te ardan los ojos. ¿te parece?

Tkm(Kagome Cullen): Amiga si te reconocí, eres del foro de Inuyasha y Kagome… que mas bien parece foro de conversaciones pero en fin,

Heather Smith: Ya ves que no desaparece, solo me fui del foro por un mes (fue una eternidad) gracias por postear y que bueno que te halla gustado el capitulo, a mi también me encanto esa parte. Te mando muchos besos y un abrazote, te quiero mucho mi amiga…

kagomeXinu: Hola amiga, yo tambien tenia tiempo sin pasar en el foro, por tu pregunta te dijo que muy pronto lo sabras… aun hay secretos y cuando la verda se descubra no todo habra terminado…

sephoraanime: Muchas gracias por pasarte, y te dejo claro si es InuxKag, SOLO QUE SE OLVIDO El DETALLE DE mencionarlo, gracias por decir que mi historia tiene futuro (y no sabes que futuro jajaja) Te prometo que la historia termina, porque termina.

rinchibi kougachibi kikyouchibi ¡¡Sayonara!! kannachibi kaguchibi mirochibi

 

Re: Amándonos hasta el final de nuestra historia

Muchas gracias a las usuarias que me dejaron su post, mis amigas y mis consentidas que las quiero de aqui al infinito. sephoraanime, kztrov, ahomexInu, windmiko, kagometaisho, Heather Smith.

*°*Izayoi no se hace responsable por contagio de dobles personalidades (es por ti anime angels), traumas con la historia y/o con mis firmas extravagantes (va por mi chibi-koohai,, otra vez anime angels y todas las adictas que las lean) No admito reproducciones de las mismas, o de mis historias ya que estas son mías, aunque los personajes no me pertenecen, (al menos los derechos porque el cuerpecito de adonis de Inu ya es mío) Pero eso esta a punto de cambiar…. Muajajaja.


Muchas gracias a las lectoras (y si hay algún hombre por ahí… eco… eco) que se entretienen con mis escritos, lo hago con fines de lucro, pero nunca me hacen caso… (Entiendan, ocupo el dinero) Y siguen leyendo gratis… de una vez les digo a las que pensaron “ah, si Izayoi no se hace responsable, Yuuko sí” les aclaro de una vez que no lo sé porque Yuuko se fue a festejar el inicio de la primavera desde el fin de semana pasado y mi cumple, con dos meses y medio de anticipo.

Lamento de verdad mi demora, prometo que no sucederá mas (por los próximos capítulos, uno nunca sabe que vendrá después… por ejemplo, unas vacaciones por el caribe con Inuyasha, Ranma, Rinne, Sesshoumaru y todos los galanes del anime… eso en caso de que funcione nuestro plan de secuestrar a todos los galanes del anime) ¡¡Vuelve Yuuko, hacer el comentario inicial sin ti no es igual!! ¡¡Te prometo que no vuelvo a tratar de acuchillarte con una cuchara!! ¡¡Ni con la banana!! *°*​

Capitulo 3: “Regresión de una noche”

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Inuyasha:​

Después de tanto tiempo vuelvo a verte, nunca juzgué la razón de tu partida, pero mi motivo para dejarte ir fue mas poderoso, si tan solo pudiera cambiar ese instante. En aquel momento creí que seria lo mejor dejarte marchar por tu bien, por el mío, pero a el destino le encantan las bromas pesadas y a mi me hizo la peor. He llegado a buscarte hasta por debajo de las piedras, la impotencia y decepción me amargaban la existencia, aún más, cuando me desgarraste el alma con esa carta ¿Qué diablos te hice para que me trataras así?

Por tu maldita culpa he vivido el infierno en carne propia, el día en que di contigo jure que me las cobraría muy caras todas aquellas humillaciones, desprecios y burlas que recibí en tu última carta, cuando me dijiste adiós. Te aseguro que el adiós no es definitivo querida, por lo menos no hasta que pagues con intereses cada deuda.

Hace unos días me entere del trabajo de tu hermana en Nueva York y ahí te encontré… llevo una lista muy bien organizada y veridicamente exacta de tus movimientos, al punto de poder nombrarme un acosador… conozco cada cosa que realizas y cada salida con ese medicucho de quinta, el tal Kouga… ese lobo sarnoso me provoca un sentimiento de hastío y cólera intolerables… tú eres mía y de nadie mas… ¡feh! … ese que se dice mi amigo del alma, que mas bien es el pervertido mas reconocido de la historia le llama celos a esta extraña mezcla… pero yo no estoy celoso, tan solo son las ansias de matar a un pervertido (que al hacerlo haría un magnánimo favor al mundo) transpuestas a ese maldito infeliz que se atreve siquiera a estar a cien metros de distancia.

El día había llegado, el reencuentro tan esperado ansiosamente por mi estaba punto de suscitarse, pero… no sé como, ni que ocurrió… solo tengo conocimiento del instante en que desfalleciste en mis brazos antes de poder reconocerme, esos deseos de venganza se esfumaron y dieron paso a aquellas extintas emociones de tenerte en mis brazos y querer protegerte. Juré que volverías a mí, porque eres mi único deseo, mi única ambición que hasta hoy me es imposible alcanzar… aunque dejando eso a un lado, sea como sea, en este momento aún sigo vivo.

Llamé a tu hermana al verte en ese estado, le indiqué que te llevaría a mi departamento frente al Central Park, te cargué en brazos ya que estábamos mas cerca, Kikyou me pidió dejarlas a solas pero cuando me permitió entrar no esperaba tal resultado… ¿era verdad o tan solo sigues jugando conmigo? No puedo creer que tú…


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En la víspera de un nuevo anochecer en la enorme ciudad llamada comúnmente “La Gran Manzana” Un joven pelinegro daba vueltas sin cesar por la pequeña estancia del departamento adquirido recientemente en la espera de cualquier dato sobre la recién desmayada, apenas unos minutos detrás. Con tanto ajetreo estuvo a punto de conseguir un profundo hoyo en la sala. Un fuerte sonido delató a la mujer de cabellos azabaches que trató en vano de salir sigilosamente y escapar de las atormentadoras preguntas de su hermana. -¿Cómo se encuentra?–Abordó inmediatamente el ambarino al momento de verla atravesar esa puerta. ***

-Esto es lo que temía Inuyasha… –Inquirió la hermana mayor con voz preocupada – Tenia algunos días sintiéndose mal y es por eso que le recomendamos no salir.

-¿¡¡Y a que maldita hora me lo mencionaste a mi!?!!– Gritó furioso.

-¿A que te refieres? –Preguntó la mujer. –No me digas que tú…– Lo señaló con el dedo índice, acusándolo y al ver la aceptación de su crimen con una leve señal de resignación llevó las manos a su rostro cubriéndolo con consternación. – ¿¡Tú fuiste el culpable!?

-Yo no sabia que no debía salir…–Bajó la cabeza presintiendo la llegada de una gran catástrofe que devastaría sus únicas esperanzas de estar cerca… fuera por venganza o por ella, él quería estar ahí. –Le mande un recado diciéndole que ese tal Kouga la estaba esperando… quería hacerla salir.

-¿¡Pero que has hecho!? ¿¡A que maldita hora se te ocurrió volver a buscarla!?– La cólera de la doctora asombro al chico quien solo buscaba cualquier mueble cercano para protegerse, dio unos pasos en falso y tropezó con la esquina de una silla, solo atinó a colocarse detrás de esta y seguir resistiendo los aguerridos embates de su exaltada interlocutora. –¿¡¡Que clase de idioteces se generan en tu cabeza!!? ¡¡Dios nos libres de pensamientos como los tuyos!! –Y los insultos continuaron hasta que el pelinegro ya hastiado y adolorido de los tímpanos, se armó de valor y sujetó a la frenética Kikyou del antebrazo tratando de controlarla.

-¡¿Pero que es lo que te pasa Kikyou!? –Preguntó zarandeándola fuertemente. – ¡Estas como loca! ¡Reacciona Kikyou! –Y en ese instante una poderosa bofetada fue aplicada en la mejilla dejándola roja por el impacto y la fuerza empleada. Ella solo así reacciono y se dejó caer.

-Perdóname Inuyasha… fue una sobre reacción… puedes pasar a verla. –No le importo demasiado el resurgir de ese tono de voz gélido que empleaba la doctora usualmente, pero después del repentino ataque de histeria le sorprendía que lo dijera con total naturalidad.

-No entiendo que puede ser tan grave para que reacciones así, pero quiero verlo con mis propios ojos.


Camino temeroso hasta el tomar el pomo de la puerta, giró lentamente la perilla de la única habitación del departamento, su habitación y la encontró ahí, tendida sobre la cama con sus suaves y sedosos cabellos cayendo por un costado a la luz tenue del atardecer que estaba por culminar. El sonido estridente de la puerta al abrirse lo sobresaltó, entornó los ojos y se dio cuenta de que era Kikyou quien la veía con sobresalto. Ambos encaminaron sus pasos hacia la bella silueta femenina que descansaba placidamente sobre la amplia cama. El ambarino recorrió con ojos ansiosos toda su silueta causando la incomodidad de la joven presente, quien aclaró un poco su garganta para llamar la atención.
-Kagome en verdad ha crecido…–Susurró el pelinegro aún endiosado con la belleza de la joven enfrente de él.

-Inuyasha… ella puede parecer normal, pero la impresión de verte ha sido demasiado… hace unos días se le practico hipnosis regresiva por sus malestares.

-¿Y que con eso?

-Le recomendamos no tener fuertes impresiones ya que nuestro método no obtuvo los resultados deseados… el verte ha causado conmoción y ha hecho un retroceso en su vida… lo menos que estimo serán unos doce años.

-¿Cómo sabes la cantidad? –Preguntó extrañado el pelinegro.

-Muy fácil… le he preguntado. –Alegó con sorna Kikyou. –Ella piensa que tiene seis años, nos reconoce pero no se da cuenta de que ya no tenemos el físico de niños. –“Por lo menos tú y yo” pensó la pelinegra. –Ella te verá como aquel niño de doce años que la cuidaba como una excelente niñera.

-¿En verdad?– Preguntó con una media sonrisa maliciosa, una buena idea le cruzaba por la mente… solo necesitaba algunos datos y sus planes no se verían afectados en lo mas mínimo. – ¿Cuánto durará esto?

-Exactamente no lo sé, pero por la hipnosis practicada, cada vez que ella recuerde algún hecho importante de otra edad mayor avanzará tres años.

-¿Cómo es eso posible?

-La hipnosis iba de tres en tres para no omitir detalles pero a la vez no tardar tanto revisando año con año… si se ha revertido, supongo que así será.

Unos somnolientos bostezos alertaron a los jóvenes y entornaron los ojos a su dueña que frotaba con sus delicadas manos sus risueños ojos castaño oscuro como el chocolate. Lentamente se incorporó de la cama y al abrir sus ojos reconoció la figura del joven de ojos ambarinos. Una enorme sonrisa se dibujó de oreja a oreja e inmediatamente se abalanzó sobre la figura del pelinegro que acepto gustoso el abrazo ofrecido y extendió los brazos a mas no poder.
-¡Inuyasha!–Exclamó la pelinegra. – ¡Estas aquí!

-Si Kagome, he venido por ti. –Contestó acentuando aún más el abrazo.

-Claro que iré contigo, has venido como lo prometiste…

-No abuses de esto Inuyasha, ella puede tener mentalidad de seis años, pero en cualquier momento podría recuperar su memoria. –Regañó con arrebato de celos por culpa de la extraña mirada del ambarino. Ninguno de los dos le demostró la minima atención. Sin molestarse en despedirse les lanzó una mirada asesina antes de salir del departamento azotando la puerta.


Mientras tanto el ambarino no hacia mas que disfrutar de los abrazos y besitos en la mejilla que le daba su “pequeña” acompañante. Una guerra de cosquillas se inició y la pelinegra no tuvo donde refugiarse de la asombrosa fuerza masculina que sujetaba sin piedad su diminuta cintura impidiéndole escapar.- Inuyasha… Inu… Inuyasha…–Decía entre risas. –Ya basta por favor…

-Kagome… abrázame por favor, estuve tanto tiempo lejos de ti que no resisto tenerte lejos. –La pelinegra se acercó a él y con ambas manos rodeó su cuello, su cabeza fue a reposar en el fornido peco en el que buscaba siempre calor, sin percatarse de la verdadera razón de las palabras.

-No entiendo… si apenas llevas unos días sin verme…

-Para mi han sido eternos pequeña. –Reveló el ambarino acariciándole el flequillo de su frente. –Creí que no te volvería ver.

-¿Por qué? –Ella alzó su rostro. –Yo también te extrañe demasiado, pero… siempre me dices que estarías mejor sin una mocosa que lo utiliza de niñera.

-Bueno yo…–El ambarino se vio envuelto en un lío. –Ese no es el punto aquí Kagome, ya es muy tarde y es hora de que te vayas a dormir.

-Pero no sé en donde estamos… ¿Qué lugar es este Inuyasha? ¿Y a donde se fue Kikyou?

-Tranquila tú descansa y confiad en mí, pronto conocerás este lugar.

-Pero…

-Nada de peros… ¿o es que no confías en mí?

-¡Si confío! –Se apresuró a decir como cuando era niña.

-Gracias por ello. –Le dedicó una tierna sonrisa, tan dulce que provocó la misma reacción en la joven que descansaba apegada fuertemente a sus brazos.- Recuerdas aquella canción que cantabas a diario…

-¿Cómo lo sabes? –Inquirió curiosa levantando la mirada. –Las únicas veces que la entonaba era cunado me encontraba sola.

-No me cambies el tema, mocosa. –Bromeó tratando de hacerle olvidar la pregunta…– ¿La recuerdas o no?

-Si la recuerdo… Sueños ligeros revelan lamentos eternos… –Comenzó a cantar con ávida voz. La dulce melancolía siempre era irresistible escucharla de los labios de su pequeña Kagome, desde niño, él constantemente oía a escondidas aquél hermoso canto de una triste canción que por alguna razón le paresia que ocultaba algo… “Una historia que deseo conocer”, pensó y luego enfocó su atención al canto de su acompañante.- La luz de la Luna ilumina mi corazón… las flores agitadas por el viento me guían…

-La canción de mis pecados se adhiere a mi corazón. –Coreó valientemente el ambarino al sentirse llevado por la suave voz, una tierna sonrisa fue su recompensa y la canción prosiguió de los labios de ella…

-En un río sin fin colocaré las palabras de mi amor… para que la corriente se las lleve… para que la corriente se las lleve…

-Las palabras de mi amor… –Y como siempre funcionaba, la canción era una efectiva anestesia para la dulce pequeña que cobijaba entre sus brazos. –Me encanta tenerte en mis brazos, recuerdo que desde niña siempre has estado junto a mí de la misma forma… no son solo mis ojos los que me robaste, mis mentiras se vuelven realidad por ti… soy un prisionero en un paraíso, sé que no conseguiré escapar si sigues abrazándome así… Creo que todos mis planes de venganza se han hecho añicos. –Abrazó más posesivamente al pequeño cuerpo. –Pero tú sigues siendo mía, y no podrás librarte tan fácil de mí. –Poco a poco el efecto del transcurrir del tiempo hizo caer a su ambarino preferido en los brazos de Morfeo.


En el edificio contiguo la luz de una habitación aún permanecía a las altas horas de la madrugada. Una joven de cabellos negros meditaba con ojos llorosos la situación que enfrentaba. Amaba a Inuyasha con todo su corazón desde que eran niños, pero él se enamoro de su hermana pequeña, dejándola con pocas posibilidades. -Todo estaba perfecto hasta que llegaste, has arruinado todo…

Caminó hasta la ventana y miró por la ventana la escasa Luna de esa noche. –Lo que siento aquí dentro es algo dulce e intenso, puede ser un dulce amor… o también el más letal licor. En momentos de sensatez pienso en dejar esta adicción mía hacia ti, pero… no me queda mas remedio… tú amas a mi hermana y para ya no causarte mas daño este amor voy a sacrificar. Serán felices y yo no intentaré nada para alejar a Inuyasha de ella… si ambos se aman… es una promesa del corazón. ​

N/A: ¡Si! Mis mensajes subliminales han funcionado, voy en camino a conquistar el mundo… creo que necesitaran una interpretación del titulo, la verdad es que Kagome no durará así por mucho tiempo, pero esperen nuevas sorpresas, aún ha llegado lo interesante… muajaja. Se me fue un poco la línea del capitulo, no es lo que yo quería pero es necesario…

Próximo capitulo:
Para darles un placentero infarto por el tiempo que tendrán que esperar, les adelantaré un poco del siguiente capitulo; Kagome ha despertado junto a Inuyasha pero las predicciones de Kikyou no fueron correctas, recuerda absolutamente todo y esta mas que asustada por amanecer en los brazos de Inuyasha (¿de que se queja? Yo quiero despertar así) Hay una interesante conversación entre Kikyou e Inuyasha, quienes son vistos por la pelinegra besándose… ¿Qué pasará? ¿Quién quiere matar a Kikyou por esto? (Advertidos, aquí la única loca soy yo… pero tengo muchas de ellas de repuesto, así que les prestaré a las que las soliciten)

¿¿¿El fin??? ​

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