Almas y Dioses

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Mikaw KF, 8 Septiembre 2016.

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  1. Threadmarks: Introducción e información de la historia.
     
    Mikaw KF

    Mikaw KF Iniciado

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    Antes que nada, muchas gracias por leer esto.
    Les traigo una historia original que aún no termino, y falta bastante para terminarla... pensándolo bien, sólo va comenzando. Estaré publicando todo tanto aquí como en el blog "oficial", la gran diferencia es que en el blog oficial se pueden ver las imágenes que se hayan anexado al texto, se pueden descargar los capítulos en formato PDF y las notas a pié de página son más fáciles de leer en el blog o en la descarga que en la plataforma del foro. En algún futuro habrá ciertos capítulos +18 los cuales tendrán sus respectivas etiquetas y sólo se podrán encontrar en el blog "oficial" pero por aquí estaré informando de cada actualización que haga y cada capítulo nuevo que suba, así como estar al pendiente de las críticas y tomar en cuenta las peticiones de los lectores. La historia tiene muchos personajes y eventos importantes así que en un futuro pienso hacer encuestas, por medio de "encuestas google" o algún medio similar para que decidan por mayoría de votos en qué personaje me voy a centrar, cual después y así y ver con qué eventos se quedan con dudas o algo similar para que exista ese conexión lector-escritor.
    Lo que sí haré aquí será poner la introducción a la historia y cómo surgió esta historia, porque no tiene caso que pierdan el tiempo leyendo algo que no les interesa, ¿o si? Con este post sabrán si les podría interesar, si les interesará o si sólo será una pérdida de tiempo para ustedes. Espero que disfruten mucho su lectura :)


    Introducción​


    Cuentan, que hace ya mucho tiempo, los dioses comenzaron a crearse a partir del poder del deseo de los seres vivos, el deseo de poder encomendar, seguir y aprender de algo superior a éstos, sin embargo, hubo dos diosas que sobresalieron de los demás en poder y liderazgo, llamadas “Las Diosas de la Creación”, las cuales representan la luz y la oscuridad en cada ser. Una, siendo completamente pura en bondad, justicia y juicio se le nombró “Luxatt”, y la otra, siendo completamente pura en frialdad, belleza y pensamiento, se le nombró “Ténelam”, y a pesar de que una admiraba y deseaba a la otra, jamás pudieron acercarse. Un día, ambas conocieron el secreto que unía a todos los planos, y acercándose a este artefacto milenario y misterioso, pudieron tener contacto directo la una con la otra, -el resultado no fue algo que ellas esperaran- al contacto de entes con tal magnitud de influencia en el mundo y poder individual contrario, dieron vida a un ente nuevo, un ente mucho más poderoso que ellas con todas las características de un dios, con la creación de este ser nuevo, la duda, avaricia y mala intención creció en sobremanera en algunos mortales.
    Cuando este nuevo dios ganó conciencia de lo que su existencia provocaba en los seres mortales, se alegró, y se auto llamó Chaos, siendo conocido como el dios del caos. Éste se separó de sus creadoras y comenzó a esparcir su nuevo elemento a todas aquellas personas que estuvieran desequilibradas en mente y sentimientos. Hubo más guerras y más muertes después de su existencia. La humanidad comenzó a darse cuenta de esto e hicieron una guerra en contra de Chaos, en respuesta, Chaos creó a tres seres extremadamente poderosos conocidos como los hijos del caos. Muchas razas fueron aniquiladas en esta guerra dejando sólo a los humanos, elfos, enanos y djurmanas como razas mortales y a los ángeles y demonios como razas superiores. Las razas restantes, después de décadas de guerra, dieron por sentado que no podrían ganar a menos que pelearan hombro con hombro con un ejército de dioses, mortales y superiores, y así marcharon contra Chaos, derrotando a sus tres hijos y encerrando a éste en un plano inaccesible especialmente creado para ese propósito por el dueño del artefacto que une a los planos.
    Sin embargo, la existencia de Chaos no había desaparecido, pero sí menguado, haciendo que los efectos del dios siguieran en las razas. Muchos dioses murieron en la guerra o fueron olvidados tras ésta. Los demonios aprovecharon para consumir más almas y hacerse más fuertes, y las guerras entre las razas siguieron. Las diosas Luxatt y Ténelam enviaron un mensaje de tristeza y paz a todas las razas, y las razas llegaron a un acuerdo con ellas: “Nosotras dormiremos, pero si vuelve a haber alguna guerra a gran escala, despertaremos en cólera y manifestaremos todo nuestro poder sobre ustedes para controlarlos y terminar con los desacuerdos”. Todas las razas, también hartas por las guerras constantes, aceptaron el acuerdo y firmaron tratados de paz todos los líderes, salvo los demonios, los cuales sólo se guiaban por intereses personales y su adicción a consumir almas. Después del acuerdo, las razas migraron a diferentes continentes del mundo, se dice que los enanos son los señores del sur, los elfos se cree que fueron a habitar los boscosos continentes del norte, los djurmanas desaparecieron en los continentes del este y el oeste, los humanos se quedaron en el continente central, en el cual, fue la Gran Guerra del Caos; los ángeles y los demonios simplemente desaparecieron y los dioses se quedaron con sus tierras en los planos diferentes, pero directamente ligados con el nuestro.

    Los demonios, con el pasar de los años, a escondidas, lograban hacer que las razas mortales rompieran momentáneamente esos acuerdos de paz e hicieran guerras a pequeña escala, pero jamás lo suficientemente grandes como para despertar la cólera de Las Diosas de la Creación. Hay otras cosas por las que las razas en general se deberían preocupar, pero están cegadas por los desacuerdos que los demonios hacen entre ellas, cosas aún más fuertes y temibles que el mismísimo Chaos.



    Ahora, un poco de información acerca de la historia:

    La redacción se hará en primera persona. El narrador cambiará entre diferentes personajes importantes de la historia ya sea entre capítulos, o incluso a mitad de alguno. En caso de hacer el cambio a la mitad de algún capítulo, aparecerán tres asteriscos para marcar el cambio ( * * * ).

    La publicación de la historia se hará por medio de PDF que será visible online y estará disponible para descarga, si así lo desean. Espero poder mantener el trabajo para poder subir entre uno y tres capítulos al mes.

    Esta historia es el resultado de un juego de rol, o mejor conocido como "Calabozos y Dragones (Dungeons & Dragons)". Para los que no sepan qué es; Calabozos y Dragones es un sistema de juego de rol inventado en 1974 y es vigente a la fecha, habiendo sacado la 5ta edición en el 2014. El juego de rol consiste en que una persona inventa una historia base llamado "DM (Dungeon Master)", en español Maestro del Calabozo, y reune a jugadores dispuestos a jugar esta historia inventada y narrada por el DM, y basándose en tiradas de dados para concebir acciones, es decir, el resultado de esta historia es completamente decidida por los jugadores y el azar -las tiradas de dados-. En este caso, yo fui el DM, y los personajes imporates tuvieron jugadores, estos jugadores crearon a sus personajes, y serán en los que se basará la historia. Los personajes secundarios en la historia no tuvieron jugador, es decir, son personajes que yo inventé, ya sea para hacerlos sus enemigos, hacerles la vida más fácil, u obtener un poco de ayuda.

    Habrá partes de la historia que les parecerán, espero, interesantes, pero que no podrán seguir al instante, poco a poco iré escribiendo esas partes. Dichas partes de la historia, son eventos en los que los personajes principales no tuvieron nada que ver y no estuvieron ahí para prensenciarlas, por lo tanto, también serán partes inéditas para los mismos ex-jugadores de esta historia.

    Muchísimas gracias a Hilda (Jade), Chuy (Orion), José (Axel) y Rolando (Van) por permitirme usar a sus personajes en esta historia.


    Muchas gracias por leer, y espero que lo disfruten tanto como yo disfruté jugarlo y disfruto escribirlo.

    El link al blog "oficial" es: http://www.alamasydioses.blogspot.mx
     
    Última edición: 4 Enero 2017
  2. Threadmarks: Prólogo
     
    Mikaw KF

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    Prólogo
    “Cerca de doscientos años atrás muchas razas abandonaron el único continente conocido del mundo por los humanos nombrado Taeglis; tanto Demonios como Ángeles desaparecieron de la tierra, se dice que los enanos partieron al sur, los “incompletos” partieron tanto hacia el este como el oeste y los Elfos partieron hacia el norte. Sólo quedan, además de humanos en Taeglis, pocos elfos, escasos enanos y sólo unos cuantos, contados con los dedos de las manos, las cruzas entre elfos y humanos y, enanos y humanos, es decir, semi-elfos y semi-enanos. Así vivimos ahora en Taeglis.”


    A pesar de que este libro de historia antigua habla un poco acerca de mi raza -los semi-elfos- y hace un leve intento fallido de integración racial, la situación no es tan linda a pesar de que ha ido “mejorando” conforme pasan los años. Los elfos y los enanos son en su mayoría, esclavizados, vendidos o asesinados en riñas callejeras, y ni se diga de los adefesios como yo: una mezcla. He aprendido a fingir ser un humano y adaptarme a lo que estos hacen, incluso he aprendido a quererlos y tener amigos, pero jamás había tenido amigos como los que ahora conocí en Édola: Lean, Faustus y su hermana Fray, llevo tan solo tres años de conocerlos lo que para alguien de mi calaña es poco, y ya les tengo un aprecio que jamás había conocido.

    Lean es una mujer problemática, ni ella sabe por qué o cómo, pero siempre está metida en problemas de cualquier tipo estúpido que se puedan imaginar. No es muy alta, buen cuerpo, cabello largo castaño siempre agarrado a media coleta con un listón verde y dos copetes, tez casi pálida y pecosa, dieciocho años. Faustus es una persona muy habladora, juguetón e imprudente, sin embargo tiene algo de fuerza por ahí y bastante voluntad en el corazón, sabe pelear al mismo nivel que yo cosa que me avergüenza un poco ya que siendo mucho mayor que él, debería de saber muchas más cosas que él al igual que superarlo en habilidades pero estamos en un nivel bastante básico; Faustus debe medir un metro con setenta y ocho, un poco menos alto que yo, cabello castaño oscuro casi negro, ondulado al nivel de los hombros, ojos verdes y tez blanca, dieciocho años. Fray es la hermana menor de Faustus por dos años, un poco tímida pero divertida, inteligente y amante de la música, siempre clavada en sus libros de magia arcana salvo cuando está con nosotros, cabello castaño a casi media espalda normalmente suelto o agarrado en una coleta alta, ojos verdes y tez blanca, un poco menos alta que Lean.

    La vida cotidiana es algo aburrida, trabajo en un bar en el centro de la ciudad junto con Faustus. Los padres de Faustus murieron antes de que yo lo conociera en una pequeña guerrilla a las afueras de la ciudad; siempre hay luchas pequeñas a las afueras de la ciudad con grupos pequeños ya que Édola es una ciudad algo rica y se quieren hacer con un motín, pero al mismo tiempo Édola se cuenta entre las cinco ciudades más grandes de Taeglis junto con Csheksa, Umbra, Sol y Rük, por lo tanto tiene una gran capacidad militar y muchos hombres importantes y fuertes. Édola, la ciudad mercante y herrera se encuentra al norte; Umbra, la ciudad de la magia y el conocimiento al oeste; Csheksa, la ciudad de las arenas, guerreros y alimentos de mejor calidad al sur; Sol, la ciudad de la religión, paladines y luz al este; y en Rük justo en el centro -también conocida como Ciudad Central o Ciudad Imperial-, habita el rey de Taeglis, por lo tanto hay de todo. Entre las cinco ciudades hay caminos de comercio bastante grandes que conectan a todas, aunque últimamente el comercio ha bajado bastante ya que ha habido avistamientos de criaturas extrañas y Umbra está incomunicada del todo, se han enviado muchos escuadrones de reconocimiento de las otras cuatro ciudades a investigar qué pasa, y si algún alma afortunada vuelve, regresa sin memoria y dificultad para comunicarse. Es un tema que tiene al continente entero preocupado e intrigado. Los tres caminos principales que llevan a Umbra están cerrados por orden de Ciudad Imperial.


    Mi nombre es Mikaw y sí, soy un semi-elfo, adefesio, sabandija, ladrón, insecto y demás sobrenombres que ponen los humanos. Tengo cincuenta y dos años cumplidos aunque aparente los dieciocho. Soy alto, cabello blanco bastante largo con media coleta atada con un anillo de titanio, ojos azules y piel blanca; aunque ustedes no lo crean, paso como humano, un humano muy raro, pero ya he aprendido a fingir ser uno. Mi padre me dejó una casa aquí en Édola, él ahora habita entre los suyos, en el continente del norte, con los elfos. Yo me quedé aquí, con mi madre la cual falleció hace diez años y sigo aquí por la gente que conocí, por mis amigos. Incluso comencé a atender a la misma escuela que ellos con tal de compartir más tiempo con ellos y conocerlos mejor.


    -¡Hey! ¡Mikaw! –Escuché a Faustus susurrándome para que el maestro en turno no se diera cuenta de que me hablaba.

    -¿Si? –Volteé a ver su cuaderno- ¿No deberías estar tomando notas en lugar de estar haciendo círculos mágicos sin sentido en tu cuaderno?

    -¡Ay! ¡Tan aburrido como siempre Mikaw! Sinceramente ya me hartó la escuela, ya tuve suficiente el día de hoy, ¿gustas fugarte conmigo? –preguntó en un tono animado aun susurrando.

    -A este paso vas a reprobar Faustus… No te voy a sermonear, por mi está bien –le dije con un tono de resignación.

    -¡Genial! –Dijo entusiasmado- ahora… te toca decirle a Lean. Igual, reprobar no es de gran importancia para mí, sabes que mi objetivo es el ejército.

    -¿Qué? ¿Por qué a mí? Me va a querer matar, a pesar de que aceptará.

    -Porque a mí me mataría, a ti sólo querrá matarte.

    Suspiré –ay Faustus… si no me agradaras tanto te puedo asegurar que estarías en la taberna solo. Tú sal del salón y dile a Fray, yo me encargo de Lean.

    -Mikaw, eres genial, pero Fray está pequeña y…

    -¿La piensas dejar sola en la escuela y que después te busque como idiota? –le pregunté en tono de reproche.

    -N-no, tienes razón, te veo afuera. –Se paró de la silla y se dirigió al maestro- Señor, hay una cosa urgente que le tengo que decir a mi hermana, ¿Puedo salir del salón?

    -Está bien señor Taiyo, no se tarde –le contestó el maestro en un tono indiferente.

    Lean sólo lo siguió con la mirada hasta que salió del salón, entonces me volteó a ver a mi con mirada de reprobación, sólo me encogí de hombros y le guiñé el ojo derecho.

    -Señor –me dirigí hacia el maestro unos cinco minutos después de que Faustus saliera del salón- La señorita Raville y yo tenemos que salir de la escuela; antes de entrar a clases el día de hoy nos han detenido en la calle y han acusado a Lean, de nuevo, de robar un objeto de una tienda de joyas y tenemos que reportarnos en esa tienda, le ruego nos disculpe.

    Con una sonrisa en la boca Lean se levantó de la silla y me acompaño afuera. Para el maestro ya era normal que pasara eso, así que no objetó.

    -¿Qué fue todo eso Mikaw? –me preguntó con una sonrisa en la boca

    -El plan de Faustus para salir de la escuela e ir a la taberna –le dije despreocupadamente mientras caminaba delante de ella rumbo a la salida.

    Rio un poco –está bien, se los acepto por esta vez sólo porque me hiciste reír.

    -¡Ah! Por cierto, digamos que lo de la tienda de joyas no era del todo mentira, lo único que cambia es que tú no eres la acusada, sino yo, pero no tienen pruebas –le decía mientras le daba el collar de aleación de platino y oro incrustado con lapislázuli que había robado de la tienda- sabes que soy bueno robando.

    -¡Mikaw! ¡No puedo aceptar algo robado! –me dijo agobiada.

    -Bien, entonces lo pagaré, me agradó para ti, sólo lo robé por diversión.

    -Tonto… -me dijo mientras salíamos afuera de la escuela y se ponía su collar nuevo -¿Cómo piensas pagarlo?

    -Ya veré, me las ingeniaré.

    Faustus y Fray nos esperaban sentados en una banca de madera con remaches de hierro forjado bajo el frío sol matutino de invierno. Todo el piso de la ciudad es adoquinado, los cuatro traíamos botas de cuero, Faustus y yo con la típica camisa de lino blanca, pantalones flojos de algodón grueso, yo negros y el grises y un suéter de lana cualquiera, yo traía mis guantes sin dedos de cuero con una placa de metal en la parte superior; Fray y Lean traían medias de lana con una falda hasta las rodillas de algodón y un suéter del mismo material que el nuestro.

    Aún no comenzaba a nevar. Nos acercamos a ellos y nos pusimos en marcha a la taberna usual para tener un desayuno.

    -Se demoraron bastante –nos reprochó Fray.

    -Sólo fueron diez minutos –replicó Lean.

    -Lo que sea –dije yo- ¿Por qué no vamos a mi casa en lugar de a la taberna?

    Hubo un silencio corto y los tres me voltearon a ver con una mirada rara, jamás los había invitado a mi casa o siquiera dicho que tenía casa, ellos sabían casi nada personal mío.

    -¿Y tus padres? –preguntó Lean.

    -No están, o bueno, no es que no estén sino que vivo solo –les expliqué–¿gustan ir o no?

    -¡Pero claro! –Dijo Faustus –yo no sabía que siquiera tuvieras casa.

    -¿Dónde crees que dormía? ¿En la calle? ¿Realmente tengo facha de vagabundo? –Le pregunté mientras tomaba el camino a mi casa –es por aquí.

    -Realmente nunca lo había pensado… -contestó Faustus –pero si, si tienes facha de vagabundo.

    -Gracias, supongo –le conteste en un tono sarcástico.

    -Mikaw… ¿Que no por aquí es el área de los nobles? –Me preguntó Lean; Fray estaba totalmente perdida viendo las casas.

    -Así es, vivo a las afueras del área de los nobles –les dije.

    -¡¿Qué?! –Preguntó Faustus algo asombrado -¿Quiere decir que eres rico?

    -No me gusta alardear de mis posesiones materiales, la casa era de mi padre. –Lean estaba pensativa.

    -¿Y tu padre? –me preguntó Faustus.

    -Cuando lleguemos puede que les cuente… -Les dije pensativo.

    Seguimos el camino hasta que llegamos a mi casa. Cuando llegamos los tres exclamaron de admiración y de sorpresa.

    -¿Qué? No es la gran cosa –les decía mientras abría las puertas de mi casa de más de dos metros y medio de alto y cada hoja de la puerta con cerca de un metro de ancho.

    -¿Qué no es la gran cosa? Mikaw, estas puertas son apenas más pequeñas que las de la herrería principal –replicó Fray.

    -Si, es cierto –dije mientras les daba paso a mi casa.

    La sala de estar era lo primero que la gente veía, piso y paredes de madera al puro estilo élfico, los muebles de madera élfica, estantes repletos de libros bastante viejos de magia, estrategia, historia, geografía, matemáticas, alquimia y muchos más temas. Mis tres amigos estaban con la boca abierta, no reconocían la madera de los muebles ya que, si no es la única casa con madera élfica en su interior, es una de las escasas en todo el continente.

    -Bienvenidos -les dije- ¿gustan algo de tomar o de beber?

    -Sí, un poco de explicaciones nos vendrían bien –dijo Faustus en tono sorprendido pero demandante.

    -Sí, sí, explicaciones vendrán cuando me pidan algo de comer y/o tomar. Pónganse cómodos, no todos los días van a escuchar una historia como la mía.

    Lean y Faustus se sentaron sin contestarme y Fray ya estaba en los libreros hurgando los libros de mi padre. Esperé su respuesta un par de segundos, suspiré y fui a la cocina a traer pan, queso, jamón y cerveza. Regresando a la sala de estar, vi una carta tirada en el piso justo debajo de una ventana, dejé las cosas y regresé por la carta. Ésta tenía el sello del ejército de Édola, al leer el inicio de la carta corrí con mis amigos y la leí en alta voz, estaba dirigida para todos nosotros


    “Estimado Mikaw Kage y compañía,

    Por la presente, les hacemos saber que nos hemos enterado de su entusiasmo mal dirigido y extraño interés por unirse a nuestras filas y de la misma manera, les hacemos saber de nuestra aprobación para tal encomienda, no sin antes advertirles y hacerles saber de los peligros que esto conlleva:

    1° Deberán estar dispuestos, no sólo a aceptar que cada día aquí arriesgarán su vida, sino a darla y ver morir a sus compañeros, amigos, familia y demás.

    2° Deberán estar dispuestos a dar todo lo que puedan dar, pedir únicamente lo básico que necesiten y tomar lo mínimo posible.

    3° Deberán estar dispuestos a hacer cualquier misión que se les asigne o morir en el intento.

    4° Dejar de lado cualquier estigma racial que tengan y trabajar en equipo.

    5° Seguir ordenes al pie de la letra sin cuestionar a ningún superior.

    Básicamente esos son los cinco puntos principales que deben tener en cuenta porque una vez que entren, no se puede abandonar, la deserción se castiga con pena de muerte, sea cual sea la razón. En caso de que su voluntad siga siendo la misma, favor de colgar una prenda de color rojo en cualquier parte del exterior de su casa, después de eso pronto sabrán de nosotros nuevamente.

    Saludos y buena fortuna.
    Krad’ié – Líder del Cuarto Escuadrón.”


    Hubo un silencio largo e incómodo.

    Faustus rio sarcásticamente -¿qué sigue? ¿Que un rinoceronte salga de tus orejas Mikaw?

    -Esa es la pregunta adecuada, amigo mío –dije mientras dejaba al descubierto mis orejas puntiagudas de elfo. Con esa pregunta había visto el momento perfecto.

    -¿Eres un… elfo? –preguntó Lean sin saber qué hacer.

    -No, soy un semi-elfo –dije mientras seguía mostrando mi oreja.

    Fray saltó y se paró con una mirada de emoción muy profunda – ¡¿De verdad?! ¡¿Eres un elfo?!

    -No Fray, soy un semi-elfo, quiere decir que mi padre es un elfo y mi madre una humana.

    -¿De verdad viven eternamente? –preguntó Faustus curioso

    -Si, los elfos viven eternamente, los semi-elfos tenemos la opción de elegir entre una vida de humano o una vida de elfo, yo opté por la vida de elfo, por lo tanto voy a vivir para siempre a menos que me mate alguien.

    -No sé –dijo Lean –ya me olía que no eras humano, tus actitudes no son del todo de alguien de nuestra edad, actúas de manera más seria y más educada, tus ojos… no sé, tienen algo y ¡tu casa, por las Diosas! Tu casa es grande y vieja, tu casa y tu actitud antes de traernos se me hicieron lo más sospechoso.

    -Veo que eres observadora, me alegro bastante- le contesté. Ahora son libres de lincharme a muerte o quemarme en la hoguera –dije con tono sombrío.

    -Mikaw, no porque seas un semi-elfo significa que dejes de ser quien eres, a menos que estos tres años nos estuvieras mintiendo acerca de nuestras amistades y lo que has hecho. –Intenté hablar pero Faustus me interrumpió –aún no termino de hablar, por lo menos yo entiendo perfectamente porque lo habías estado ocultando estos años, no sé Fray y Lean, pero aquí tienes alguien que te respalda.

    Fray sólo asintió a lo que decía Faustus, pero estaba sin palabras en la boca.

    -Yo… no sé Mikaw, no sé qué pensar. Lo que dice Faustus es cierto, qué raza seas no te convierte en alguien diferente, pero conoces a mis padres y la educación que he tenido de su parte, he crecido con la idea de que los semi-elfos son todos unas sabandijas y ladrones… -se interrumpió un segundo y tocó el collar que le había dado –No sé qué pensar, necesito tiempo para pensar y asimilarlo –se quitó el collar, lo dejó en la mesa y salió de la casa.

    Faustus indignado, intentó salir tras ella, pero lo detuve -déjala ir, necesita tiempo para pensar, dáselo. Ya la conoces.

     
    Última edición: 12 Septiembre 2016
  3. Threadmarks: Presentación de personajes
     
    Mikaw KF

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    Presentación de personajes
    Más personajes irán saliendo e iré actualizando este mismo comentario con las presentaciones restantes.
    Almas y Dioses: Jade Visperia Recomendado leer en blog o descargar por imagen adjunta.
    Jade Visperia
    “Primero los colores. Luego los humanos. Así es como acostumbro ver las cosas, o al menos, así intento verlas.”


    Soy la única hija de los reyes de Rük, lo cual me convierte en… pues en una princesa, aunque jamás me haya sentido como tal. Soy distante de pensamiento, a veces ausente y siento que jamás he pertenecido aquí pero, supongo que simplemente son cosas que pasan por la mente y huir no es fácil. La gente en general no nota esto, porque también, soy una persona alegre la mayor parte del tiempo, no soy alguien que “sufra” o le falten cosas, al contrario, a veces siento que me sobran.

    Mi madre es un amor, al igual que mi padre, son verdaderamente encantadores, pero yo tiendo a rebelarme sin sentido y sin razón… bueno, no rebelarme, sólo tiendo a jugar un poco más, así soy: juguetona; me encanta, siempre he sido así y creo que siempre lo seré, siempre son pasiones las que me llevan de un lado a otro, energía, colores, personas, interacciones. Y aunque sé que no soy una gran persona –no tengo una hermosa voz, muy escandalosa para ser hija de reyes– siempre, como toda buena princesa, me comporto, y no me lo tomen a mal, no me molesta comportarme, sé que es mi trabajo y deber, pero a veces no estoy muy segura si quiero que esto sea mi vida.

    Mi familia, los Visperia, descienden de una historia un tanto turbulenta, que se las contaré a detalle en algún momento, pero en pocas palabras, descendemos de una alianza que hubo hace muchos años entre elfos y humanos, la familia Eria siendo la cabecilla de todo, de ahí salieron los Disperia y los Visperia, y de esas dos familias, salieron otras dos, llamadas Flameheart y Braveheart. Somos muchos descendientes de esa alianza, pero como dije, es una historia para otro momento.


    No soy muy alta, mido 1.65, tengo una cabellera larga castaña clara, un par de ojos verdes esmeralda, sería deforme si tuviera uno solo pero creo que los cíclopes no están de acuerdo en que es una deformidad. Soy algo voluptuosa para mis 16 años. Francamente me irritan muchas prohibiciones de actos por ser la heredera al trono, me encanta dar caminatas por el mercado, pero odio que no me dejen ir sola. Por supuesto, eso no impide que en las noches me escape sin que nadie en el castillo note mi ausencia y escuchar las historias de aventuras que narran los bardos ya borrachos en la calle.

    En uno de esos escapes nocturnos en busca de alcohol y diversión, fui a una de las tabernas más alejadas del castillo, había escuchado que era una taberna reconocida y fina. Cuando entré, el ambiente se me hizo el mejor hasta ahora conocido, gente bailando alegremente al ritmo de la música que emitían un piano, un violín y una flauta, gente jugando cartas y dados en las mesas, todos riendo. Me acerqué a la barra y le hablé al cantinero.

    -Muy buenas noches señorita –me dijo el cantinero con una dulce sonrisa en la boca mientras limpiaba un tarro -¿con qué gusta ser servida?

    -Buenas noches –le contesté regresándole la sonrisa –una botella de ron por favor.

    -Así será –me dijo con una expresión de sorpresa por mi petición. De la botella sirvió un poco en un vaso y dejó la botella.

    Di un trago al vaso, pero una voz bastante agradable y juguetona me sacó de mi momento feliz -¿no es muy tarde para que una bella princesa como usted, esté fuera de su castillo, teniendo un dragón por guardián? –me puse tensa con esa pregunta, pensé que nadie me conocería en esa taberna.

    -En el dado caso que fuera esa princesa de la que usted habla, no es de su incumbencia –respondí un poco a la defensiva obsequiando una sonrisa incómoda –¿quién es usted? –lo cuestioné al instante.

    -Perdone mi imprudencia su real majestad, mi nombre es Faustus Valing –me dijo con un tono burlón. O él sabía perfectamente quién era yo, o sencillamente me estaba tomando el pelo.

    -Querido Faustus –le dije mientras estrechaba su mano y seguía su juego –le ordeno, por favor, que se dirija a mí como Jade, nada de títulos fantásticos, no vengo para ser rescatada, sólo para pasar un buen rato. O ¿acaso es usted un caballero? –Faustus era un hombre bastante guapo, cabello negro a los hombros, alto y aunque no estuviera musculoso, se veía fuerte, llevaba una espada en su lado izquierdo del cinturón.

    -Sólo soy un simple soldado que viene de Édola, he querido entablar una conversación con usted, su alteza, porque aprecio que podría ser una persona interesante –me dijo mientras sonreía burlonamente y me guiñaba un ojo –pero veo que mi compañía no es de su agrado así que me retiraré, no es mi intención incomodarla, con permiso. –Hizo una reverencia corta con su cabeza y comenzó a alejarse.

    -Propio –lo excusé mientras le daba la espalda. Seguí tomando de mi ron. No sabía si eso había sido incómodo o agradable, no sabía si él sabía quién era yo, o sólo intentaba alagar a una mujer de la ciudad.

    Seguí tomando mi ron tranquilamente, pero sentía una mirada clavada en mí, como cuando un león acecha a su presa, lamentablemente, yo era el ciervo y Faustus el león. Me le acerqué ahora yo tomando la iniciativa, y no sé cómo ni de qué manera pasaron las cosas pero pasamos muchas horas de plática, lo llegué a apreciar y a tenerle confianza, pero me di cuenta que el sol estaba saliendo.

    -Faustus, fue enserio un placer muy grande conocerte, pero tengo que regresar a casa, mi padre y mi madre pondrán el reino de cabeza si no estoy yo cuando tenga que estar.

    -¡Jo! –Exclamó –entonces, ¡si eres una princesa!

    -¡Calla! La gente de aquí no lo sabe, supuestamente tengo prohibido salir sola o de noche.

    -Ya veo, sabía que mis sentidos no me engañaban. Fue un placer conocerte Jade –me dijo mientras me daba un papel con algo escrito –esa es mi dirección en Édola, escribe cuando gustes, yo parto hoy y estoy allá en una semana.

    -Claro que te escribiré Faustus, pero no quiero que te hagas ideas equivocadas…

    -No Jade, descuida –me interrumpió –no soy un tipo de persona que le gustaría estar con una noble, simplemente nos hemos caído bien, y espero seguir siendo tu amigo.

    -Gracias Faustus… recibirás una carta mía en no mucho tiempo. ¡Buen viaje! –le dije mientras me despedía y comenzaba a correr hacia el castillo.


    Faustus y yo seguimos en contacto por cartas durante más o menos un año, y por este medio, le di a conocer mis intenciones de escaparme de Rük en busca de algo emocionante, de conocer el mundo y buscar más respuestas acerca de mi familia y la causa de todas las guerras. Muy amablemente, me contestó que podía llegar a su casa en Édola cuando quisiera. Sin pensarlo dos veces, comencé a empacar lo que necesitaba, en la noche me puse mi armadura ligera, tomé mi espada y mi escudo, me escudriñé a las caballerizas, tomé un caballo y partí hacia Édola.


    Características:

    Cabello: Castaño claro cenizo, largo agarrado en trenza dejando salir dos mechones.

    Ojos: Verdes

    Estatura: 1.65mts

    Peso: 58kgs

    Edad: 16 (al iniciar la presentación, 17 al iniciar la historia)

    Raza: Humana

    Piel: Blanca pálida.

    Arma de elección: Espada

    Copa: 34D

    Estilo de pelea: Guerrera.

    Almas y Dioses: Van Flameheart
    Van Flameheart

    Aquí estoy de nuevo, debajo de este árbol, tan hermoso pero triste a la vez. Sus flores blancas me recuerdan a ti, a tu nombre, a tu voz, tu olor… Intento superarte peleando, buscando conflictos o incluso los hago yo mismo. A veces pierdo, a veces gano, pero como dicen, lo que no te mata te hace más fuerte, y le puedes preguntar a la cicatriz que llevo en la cara. Fuiste lo que nadie ha sido y nadie será Luna, no tienes idea cómo lamento tu muerte. Y lo bueno, es que en este lugar nadie ve mal una lamentación, es un cementerio y, a fin de cuentas, ¿a qué se viene a un cementerio si no es para lamentarse de la pérdida de una persona cercana? Juré jamás lamentarme tu muerte, como tú lo pediste, y no lo hago. Fuera del cementerio tengo el corazón hecho de piedra.


    Soy el hijo bastardo del rey de Rük antes de que subiera al poder, Glock Flameheart, ahora Glock Visperia por el matrimonio que contrajo. Me crie en las calles de Rük, más tarde tomé camino hacia Édola, una ciudad que para mí, parecía prometedora. En el camino conocí a mi esposa, Luna, y cuando cumplimos diecisiete, nos casamos y comenzamos a hacer negocios en Édola, y a pesar de que nunca fuimos adinerados, teníamos suficiente para comer y vivir bajo un techo.

    Justo cuando obtuvimos la atención de un mercante rico y le comenzaba a interesar una coalición con nosotros, Luna enfermó de un mal muy poco común, e incurable aún para los clérigos prodigios, se le llama “Fiebre del Maná”, que sólo le da a personas que tienen un núcleo mágico muy potente pero jamás lo desarrollaron. Mi esposa murió a la semana, con la piel teñida de azul. El mercante dejó de mostrar interés en un hombre destrozado, con moral rota e iniciativa inexistente, me hice un vagabundo buscapleitos, y en uno de esos pleitos callejeros estúpidos, conocí a Faustus, quién estaba en turno de patrullar la ciudad a días de haber regresado de una expedición a Rük. Fue muy amable conmigo a pesar de que sabía que yo había sido el iniciador del conflicto.

    -¡Eh! –exclamó Faustus mientras corría a ver qué es lo que había pasado en la zona del pleito. Yo estaba sentado encima de uno de los hombres noqueados fumando mi cigarro de la victoria.

    -Lo que sea que haya pasado no es de tu incumbencia soldadito.

    -Al contrario, me pagan por mantener el orden, ¿qué ha pasado?

    -Pues es un poco tarde para eso, el desorden ya comenzó y ya terminó –le dije mientras soltaba una bocanada de humo.

    -Interesante… Y tú, ¿eres el responsable del desorden? ¿O del orden? –me preguntó sarcásticamente.

    -¿Estás ciego? Obviamente soy el responsable de que estos hombres estén tomando un baño caliente burbujeante y con rosas.

    Rio un poco –suenas interesante, vamos a la taberna por una cerveza, yo la invito –invitó honestamente.

    -¿Y qué pasa si niego la limosna que me quieres dar? ¿Me matas con esa espada? ¿O sólo la tienes de adorno?

    -Francamente, me encantaría que estuviera de adorno, pero creo que es mucho mejor pasar dos horas tomando cerveza en una taberna con un desconocido, que pasar el resto del día y la noche en una celda húmeda –dijo mientras se encogía de hombros.

    -Por mantener el orden mejor que tú, ¿me premiarás con comida y cerveza? –le pregunté interesado.

    -¡Claro! Un buen ciudadano se lo merece –me dijo sarcásticamente.

    -Excelente, entonces vamos –tenía ya dos días sin comer otra cosa que no fueran sobras echadas a perder de basureros, no podía decir que no.


    Resumiré lo que pasó en la taberna diciendo que Faustus es un amigo ahora, hicimos un trato donde yo podía seguir “manteniendo el orden”, siempre y cuando fueran personas que realmente lo merecieran, personas problemáticas y peligrosas, a cambio de dos comidas al día. Accedí, de todas formas no tenía nada que perder y hacer eso me aseguraba no volver a pasar hambre o comer cosas desagradables. Más tarde, cuando Faustus se hizo más hábil con la espada, ofreció entrenarme y accedí. Faustus y yo formamos un lazo de amistad bastante fuerte. Me cambió un poco, lo acepto; por lo menos ya no hago destrozos y saqueos afectando a personas honestas y trabajadoras.





    Características:

    Cabello: Negro, corto y desarreglado.

    Ojos: Negros.

    Estatura: 1.80mts.

    Peso: 80kgs.

    Edad: 26 (al inicio de la historia).

    Raza: Humano.

    Piel: Moreno suave.

    Arma de elección: Mandoble.

    Estilo de pelea: Guerrero.
    Almas y Dioses: Orion Steffir
    Orion Steffir


    Todo era muy tranquilo en ese entonces, cuando sólo me preocupaba en ayudar a mi padre a cosechar hierbas medicinales. Como éramos los únicos con conocimientos médicos en la aldea, no pudimos ser del todo eficaces pero conseguimos salvar unas cuantas vidas.

    Una tarde, mi padre decidió salir al puerto mercante para comprar ciertos utensilios, debido a que los nuestros estaban ya en condiciones deplorables, me dejó a cargo, y antes de que yo pudiera decir algo, él se marchó.

    Recuerdo que al caer la noche yo estaba recostado escuchando el sonido de la fuerte lluvia y pensando en que había sido un día muy tranquilo, y agradeciendo el que no hubiera pasado ningún incidente grave, pero, justo durante mi pensamiento, un grito desesperado de auxilio se escucho afuera de la cabaña, enseguida me puse de pie y corrí al lugar de donde provino el grito.

    Era un hombre bañado en sangre que apenas podía sostenerse en pie, y en sus manos sujetaba a una pequeña niña de alrededor de 3 años de edad. El hombre me entrego a la niña y cayó desmayado. La niña me miraba fija y tranquilamente, se podía sentir la paz interior que tenia ella en ese momento, a pesar de que estaba gravemente herida. Había perdido bastante sangre para su pequeño tamaño y sin hacer ningún ruido de dolor o sufrimiento su pulso se detuvo mirándome tranquilamente a los ojos. En compañía de la lluvia, cavé una tumba para el hombre y la niña, espero que descansen en paz.

    Destrozado por dentro, sintiéndome un completo inútil, decidí dedicarme aún más a la medicina. Esperaba el regreso de mi padre para decirle que me iría en busca de estudios sobre medicina. Jamás regresó, pero en su lugar, llegó una joven alquimista que se presentó con el nombre de Elizabeth, explicando que mi padre había sido secuestrado por las mismas personas por las que había sido secuestrada mi madre y los familiares de ella. Se me acercó, llorando incontrolablemente, en busca de consuelo sabiendo que yo la comprendería y ayudaría a encontrar a nuestras familias.


    Después de dos años, Elizabeth y yo éramos muy cercanos y ya había aprendido de ella todo su conocimiento de alquimia. Fuimos los únicos que de verdad nos entendimos entre nosotros. El día en el que desperté decidido a confesarle mis sentimientos, lo único que encontré fue una nota de ella:


    “Orion,

    Muchas gracias por todo el consuelo y la amistad que me has ofrecido, es momento que separemos nuestros caminos, ambos tenemos muchas cosas que aprender por separado, pero estoy segura que un día nos reencontraremos tú, yo, y nuestras respectivas familias. Sólo es cuestión de tiempo.


    Elizabeth.”

    Al terminar de leer la nota, la tinta se tornó naranja y se pegó en mi rostro dejando una marca muy peculiar debajo de mi ojo izquierdo.

    Después de no más de dos meses de vagar, di con la ciudad mercante de Édola y, ahí mismo, justo cuando me sentía solo, desconsolado y sin consejos, conocí a alguien que ahora puedo llamar amigo, llamado Faustus Valing. Sólo espero el día en el que me reencuentre con mi querida Elizabeth, para juntos regresar a nuestras familias con nosotros.




    Características:

    Cabello: Blanco, corto y desarreglado.

    Ojos: Grisáceos.

    Estatura: 1.80mts.

    Peso: 75kgs.

    Edad: 15 (al inicio de la presentación, 18 al inicio de la historia).

    Raza: Humano.

    Piel: Blanca/Caucásico.

    Arma de elección: Lanza.

    Estilo de pelea: Alquimista.
    Almas y Dioses: Axel Fairwind Recomendado leer en blog o descargar por imagen adjunta.
    Axel Fairwind

    Nací en el reino del Templo de la Tierra, al noroeste del continente humano, mi padre, Raimon Fairwind, gobernaba junto con su esposa, Zeo Windheart.

    Yo era muy niño como para acordarme de lo que pasó en el Templo de la Tierra a la perfección, pero recuerdo que un día nos atacaron. Destruyeron todo. La última defensa -que consistía en pocos guardias de élite y mis padres- estaba conmigo en mi cuarto. Mi madre decidió sacrificar su vida transportando las partes importantes de nuestro reino –el bosque blanco, el bosque negro y sus habitantes- junto con nosotros, a otro plano en el que sólo hay tres islas flotantes, y ahí construimos el Templo del Cielo. Ahora tenemos una buena relación mercantil con Édola y la ciudad imperial Rük.

    Tras la muerte de mi madre, mi padre se hizo muy distante y callado. Yo comencé a aprender el arte de la pelea y la herrería, y me convertí en un cazador de recompensas de mi padre. Entre muchas misiones que mi padre ofrecía, tres colegas y yo decidimos ir a una que estaba en el bosque negro, la misión parecía sencilla, consistía en recolectar tres frutos bastante raros que normalmente estaban en posesión de los demonios que habitaban ese bosque. Mi padre un poco preocupado, me regaló una espada con propiedades elementales de tierra.

    Una vez en el bosque negro, los demonios se percataron de nuestra presencia en su bosque y fuimos emboscados, mataron a dos compañeros y la espada elemental de tierra fue robada. Habíamos fallado la misión y perdimos a dos compañeros, Jule y yo salimos bastante heridos, pero logramos regresar con vida a nuestros hogares. Después de ese fallo tan terrible, mi padre me apreció más y dejó de darme misiones tan peligrosas, ahora mis misiones eran ir al plano principal a recoger cargamentos, entregar otros y asegurarme que todo marchara bien, o tenía que hacer investigaciones acerca de los compradores y vendedores de ahí, siempre intentando que no me metiera en peligro. Un día, me habló para una misión especial que sólo me podía confiar a mí, tenía que secuestrar a un príncipe élfico, el cual vivía en un castillo a la orilla de un lago “maldito”. Y ahí comenzó todo…


    Características:

    Cabello: Castaño claro con puntas verdes, algo largo.

    Ojos: Verdes

    Estatura: 1.75mts

    Peso: 70kgs

    Edad: 16 (al inicio de la presentación, 17 al inicio de la historia)

    Raza: Humano.

    Piel: Blanca/Caucásico.

    Arma de elección: Espada doble o espada a dos manos.

    Estilo de pelea: Caballero.
     
    Última edición: 2 Enero 2017
  4. Threadmarks: Capítulo I
     
    Mikaw KF

    Mikaw KF Iniciado

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    Escritor
    Título:
    Almas y Dioses
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    9
     
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    3176
    Capítulo I
    Almas y Dioses: Capítulo I: Reunión
    Capítulo I
    Reunión


    “Han pasado tres años desde el incidente, y a pesar de Faustus, me sigo sintiendo solo, me hace mucha falta Elizabeth, el calor de su sonrisa y el cariño de sus abrazos.

    El recuerdo de esa niña no me deja tranquilo, esa niña que murió en mis brazos sin que pudiera hacer algo por ella, casi todas las noches me acosa en mis sueños, sin decir una sola palabra, sólo viéndome. Algunas veces siento una mirada llena de agradecimiento, otras una llena de pena, otras una llena de confusión y otras una llena de… de vacío. Tengo tanta curiosidad de saber qué me pudo haber dicho esa niña, saber qué pudo haber sido de salvarla, como ella hubiera cambiado mi vida y yo la de ella…”

    Después de escribir esas pocas palabras en mi libreta, me acosté. Me esperaba un día pesado mañana. Faustus me había citado a un entrenamiento con él y me había comentado que me iba a presentar a unos amigos de él que había conocido en Rük hacía ya un año en una misión asignada por el ejército, unos amigos que posiblemente llegarían a ser mis amigos cercanos y un posible grupo de viaje. Aquí en Édola he mejorado bastante mis habilidades alquímicas y de curación, incluso he aprendido a hacer cirugías básicas. He llegado al nivel de poder decirme a mí mismo un alquimista novato, pero ya un alquimista.


    Me desperté y desayuné un poco de pan con mantequilla, ya tenía todas mis pocas pertenencias empacadas y listo para partir en busca de un nuevo sitio donde quedarme. Como ya había terminado mis estudios en la escuela de alquimistas de Édola, ya no tenía licencia para seguir viviendo ahí, pero primero lo primero. Bajé a la biblioteca de la escuela y entregué los libros que había sacado de ésta y me dirigí a la calle con mi maleta y mi lanza. Aún me quedaba bastante tiempo para la cita que tenía con Faustus en las barracas, así que decidí gastar un poco de mis ahorros en un café matutino mientras hacía un par de pociones de curación y de maná, y acomodaba mi estuche de herramientas médicas y alquímicas, pronto iba a necesitar uno nuevo y más grande, el que tenía había sido uno de los regalos de mi padre y ya estaba viejo y pequeño para los materiales que ahora necesitaba. Me encaminé hacia las barracas y decidí pasar por el camino del área mercante de la ciudad para ver si de casualidad encontraba un buen estuche nuevo y barato. La ciudad estaba igual de alegre que siempre, bardos tocando en las calles, gaviotas graznando y la brisa del mar refrescante como siempre. En un callejón encontré un pequeño puesto atendido por un viejo.

    -Buenas tardes –saludé –disculpe, ¿de casualidad no tendrá a la venta un estuche que cumpla las mismas funciones que éste y con más capacidad? –pregunté mientras sacaba mi viejo contenedor de herramientas.

    El viejo rio ahogadamente –claro que tengo disponible algo que cumpla sus necesidades joven –dijo mientras me mostraba un estuche de cuero muy bien hecho y bastante fino con tres veces más capacidad que el mío.

    -Creo que no puedo pagar eso señor, ¿no tendrá algo que se ajuste un poco más a mi situación económica?

    -¿Con qué piensas pagar muchacho? ¿Crees que los platinos y los oros es la moneda con la que cobro? Tú te ves como un muchacho que tiene muchas cosas que ofrecer que no sea dinero –me dijo mientras me sonreía dulcemente.

    -Entonces dígame su precio señor, y veré si lo puedo dar.

    El viejo rio de nuevo –claro que lo puedas pagar, e incluso, con lo que tienes para dar, darte sólo el estuche es injusto. Permíteme agregarte un par de cosas para que se convierta en un intercambio justo. –Por debajo de la mesa, sacó una cajita pequeña y de ésta sacó dos frascos de diamante tallado, llenó uno de ellos con una arena blanca y brillante que con mis pocos conocimientos de alquimia no distinguí, y los puso en los compartimientos para frascos del estuche.

    -¡Señor! –Exclamé sorprendido –si no puedo pagar el estuche mucho menos puedo pagar la cuarta parte de esos frascos. No sé qué espere de mí, pero le puedo asegurar que un alquimista novato como yo no tiene tanto para ofrecer.

    -El vendedor soy yo, y yo decido si tienes contigo lo que hace falta para pagar esto. Si sientes que tienes que pagar en este instante por esto, te equivocas, tómalo como un regalo, si eso deja un poco mejor tu consciencia, pero ya verás en un futuro que me lo pagarás. Anda, ya es tuyo, póntelo, –dijo mientras me daba el estuche nuevo –pero mientras me pagas el valor del estuche, deja conmigo tu estuche viejo como una garantía de pago.

    -Ya verá que regresaré a pagar por esto –le dije mientras vaciaba mi estuche de cosas para pasarlas al nuevo –no dejaré esta deuda pendiente con usted.

    -Yo lo sé muchacho, yo lo sé. –Dijo con seguridad y tranquilidad mientras tomaba mi estuche viejo vacío y lo guardaba.

    -Muchas gracias –dije mientras me distraía un poco poniéndome el estuche nuevo y asegurándolo con el cinturón.

    Cuando me volví de nuevo con el vendedor, éste ya no estaba, sólo había el puesto vacío con un letrero que decía: “Sin Mercancía”. No sabía que pensar. Sabía que esa conversación no me la había imaginado, porque tenía el estuche nuevo con los dos frascos de diamante dentro de éste, e inspeccionando el estuche un poco mejor, en una de las bolsas encontré un papel con un círculo alquímico dibujado. Un círculo que jamás había visto en un libro, o en práctica, ningún círculo elemental conocido por mí cuadraba con éste. Volví a guardar el papel, di las gracias de nuevo, aunque no hubiera nadie ahí, y confundido, seguí mi camino a las barracas.

    * * *


    -A pesar de que este lugar me traiga recuerdos de un pasado, vengo aquí de vez en cuando, a visitarte, a contarte lo que me ha pasado, sea bueno o malo, tal cual como hacía cuando estabas a mi lado. Y sé que no me puedes escuchar, pero aun así sirve como un consuelo para mí, para poder expresar mis ideas y pesares con la persona que más confianza le tuve. Me gusta contarte mí día a día, hacerte saber que todo está un poco mejor conmigo y me he recuperado poco a poco del dolor de tu muerte, de ese vacío que dejó en mí. Ahora tengo una cita con Faustus y sus amigos, y parece que emprenderé un viaje con esas personas, por lo tanto no podré seguir viniendo como he venido estos últimos años. Adiós Luna, vendré en cuanto me sea posible para contártelo todo. –Dejé un ramo de flores sobre la tumba de mi esposa y me quedé sentado un rato más bajo la sombra del árbol que planté a un lado de su tumba cuando recién fue enterrada. Ese árbol había sido la última cosa que ella compró antes de enfermar para celebrar el crecimiento de una nueva vida.

    -Van, creo que es hora de irnos, llegarás tarde con Faustus. –Me dijo Lilith.

    -Sí, sí. Lo sé Lilith, –dije un poco molesto –deberías callarte de vez en cuando, ¿sabes?

    -Lo siento amo.

    Volví a despedirme de Luna antes de abandonar el cementerio y encaminarme con Faustus y compañía. Tan pronto estuve afuera del “guarda-muertos”, prendí un cigarro.

    Lilith, ¿quién es? Se preguntarán. Pues Lilith es la herencia que me dejó mi madre, es una daga parlante… sí, una maldita daga que habla. Cuando mi “padre” me la entregó, el día que me echó a la calle y la última vez que lo vi, cuando yo tenía siete años, me dijo que no subestimara a Lilith, que tenía poderes que no podía comprender todavía y una procedencia interesante. También me dijo que, aunque podía llevar el apellido Flameheart libremente, mi destino no estaba a un lado de él, yo tendría que buscar mi camino, y no porque él quisiera, sino porque no estaba en sus manos guiarme hacia él. Puras tonterías, estúpido hombre que no puede tomar responsabilidades, y aun así se proclama rey.

    Llegué a las barracas y vi a Faustus entrenando con un peli blanco que no peleaba mal, tenía un buen manejo de la lanza. Me senté silenciosamente sin interrumpirlos y prendí otro cigarro en lo que esperaba que terminaran.

    -¡Van! –Me saludó Faustus después de que me fumé casi la caja entera –no te había visto. ¿Cómo estás amigo mío?

    -Enfermo de esperar –le contesté un poco gruñón -¿a qué hora nos piensas presentar? –dije mientras notaba que el peli-blanco no era más que un niño para mí.

    -¡Oh! ¡Cierto! Van, este es Orion. Orion, este viejo gruñón es Van. –Dijo Faustus mientras me sonreía provocativamente –¡Conózcanse!

    -Mucho gusto –dijo Orion con un tono amable.

    -¿Y ahora? ¿Desarrollaste un gusto por los docilitos? –Le pregunté a Faustus –¿crees que tiene lo que se necesita para lo que sea que nos ofrezcas?

    -No confundas, Van, la amabilidad con la docilidad –me dijo Orion con una sonrisa amable pero retadora.

    -¡Ja! Cómo sea. –Me volví a Faustus –Faustus, dijiste que iba a haber una mujer, ¿dónde está? Espero que por lo menos esté buena.

    -Sí, ella quedó de estar en casa de Mikaw a las seis en punto –me contestó.

    -¿Y qué hora crees que es? –Pregunté.

    -No sé… ¿serías tan amable de decirme?

    -Pues mira, ahí, atrás de ti, hay un reloj de sol y vas tarde; -sonreí –marca las siete pasadas.

    -¡Carajo! ¡Horus ya debe estar ahí! –Exclamó Faustus –vamos, ¡corran!

    -Ahora tú serías tan amable de decirme ¿quién demonios es Horus? –le pregunté mientras corría a regañadientes atrás de él.

    -¡Orion! Esto también te interesa a ti. Horus es el padre de Mikaw, nuestro “contratista”, él nos dirá qué hacer.

    -Pensé que tu lealtad estaba en el ejército Faustus, no en ser un sucio mercenario –le dije con un tono fingido de decepción.

    -Precisamente –contestó –Horus es la mente maestra extraoficial del escuadrón para el cual trabajo, la líder del escuadrón es su hija, Tarjiah, o mejor conocida como Krad’ie, hermana de Mikaw.

    -Pero… entonces ¿para qué estamos aquí? –le preguntó Orion.

    -Horus les ofrecerá trabajo a ti, a Van y a la mujer que nos espera en la casa. Estamos cortos en personal del cuarto escuadrón, y algunas manos extra no nos vendrían mal. –Faustus jadeó un poco –se les ofrecerá pago y todos los materiales y facilidades que necesiten para la misión. Ustedes decidirán si ayudan o no.

    -En pocas palabras, ¿nos estás contratando como mercenarios? –pregunté.

    -Qué observador de tu parte Van –me contestó Faustus ya un poco fatigado por la corrida.

    Después de unos cuantos minutos más de correr, por fin llegamos a la casa del tan famoso Mikaw. Una casa grande y ostentosa, bastante acogedora por dentro. Cuando entramos, ya estaba toda la gente de la reunión esperándonos: Mikaw, Fray, Lean, la nueva, Krad’ie y Horus.

    -Perdón por la demora –se disculpó Faustus.

    -No hay problema –contestó Horus –nos sirvió para conocer un poco más a fondo a tu amiga la princesa. ¿Estás consciente de lo que puede pasar si el rey de Rük se entera de esto, Faustus?

    -Claro que estoy consciente, señor. Pero era el deseo de Jade venir con nosotros, ¿cómo negarse al deseo de una princesa?

    -Bueno, como sea, me importa un comino si es una princesa o una reina, si puede defenderse ella sola significa que no será una carga para lo que sea que nos vayan a “contratar” –dije –¿para qué estamos aquí?

    -Por lo menos tus amigos tienen actitud Faustus. –Dijo Horus –siéntense, en un momento Mikaw les traerá algo de tomar y comer. –Mikaw salió de la habitación –por lo pronto les presento a Jade Visperia –señaló a Jade, una mujer que por fin supe a ciencia cierta, era mi media hermana. Francamente, odio a los nobles, los detesto, pero Jade era la excepción, sentía un cariño muy grande por ella, a pesar de que recién la conocí y fuera la hija del hombre que me puso en la calle –a Tarjiah Kage, mi hija –señaló a Krad’ie que hizo un saludo con la cabeza. Una mujer bien parecida de cabello negro largo, piel blanca y ojos verdes –y a los demás ya los conocen –continuó Horus dirigiéndose a mí y a Orion. Y sí, ya los conocíamos, ¿cómo no conocer a los amigos más cercanos de nuestro amigo?

    -Ahora, yo les presento a ustedes, a Van Flameheart y a Orion Steffir –dijo Faustus señalándonos respectivamente.

    -Perdón, pero le tengo una pregunta a Van –dijo Jade.

    -¿Qué pasó princesita? –contesté.

    -El collar que llevas –dijo refiriéndose a la insignia de los Flameheart –yo tengo uno igual –comentó mientras lo enseñaba –¿significa que somos parientes o algo así?

    -¡Ja! –Exclamé –no me confundas con uno de tu calaña, princesa. Sólo significa que entramos en el mismo ramo de familias, podremos ser parientes, pero francamente, espero que muy lejanos –dije mintiendo –detesto a los nobles, así que detestaría más ser uno.

    Mikaw regresó con una ración muy grande de tapas, cerveza y agua.

    -Suficiente de relaciones familiares –dijo Horus –discutamos lo que venimos a discutir. Como sabrán, Umbra sigue completamente incomunicada. Mandaré a Faustus, Mikaw, Fray, Lean y Tarjiah a seguir investigando acerca de eso. Después de muchas investigaciones, hemos llegado a la conclusión de que es una maldición lo que tiene a Umbra así, su tarea –dijo hablándoles a los encargados de tal tarea –es simplemente proteger a Fray mientras ella recaba más información acerca de la maldición. Cualquier peligro desconocido o que tenga que ver con la maldición, regresan inmediatamente. Ahora, los nuevos: Faustus fue el encargado de encontrar a tres personas que tuvieran la capacidad de hacer otra misión bastante importante que se tiene que hacer ya que no puedo mandar a personas del ejército a hacerla.

    -¿Por qué no puede mandar a nadie del ejército? –preguntó Orion.

    -La misión es en el continente de los elfos y el ejército humano no tiene jurisdicción en el continente élfico, ni siquiera los dejarían pasar a los puertos, además de que el ejército está buscando a la persona que ustedes van a buscar, pero ellos lo buscan para propósitos hostiles. Yo, personalmente, no puedo hacer esta tarea, porque tengo un tratado de diplomacia con los elfos, si algo llegara a salir mal, posiblemente me ejecutarían. Necesitamos personas que parezcan y sean viajeros y ahí es donde entran ustedes. La misión es sencilla: tienen que ir a las ruinas del castillo Eria, donde viven los pocos Disperia que quedan, y tienen que cuidar y traer al príncipe, Martell Disperia.

    -¿Cuidar de qué? –pregunté.

    -Para muchos gobiernos humanos, las acciones de Phreed Disperia, el padre de Martell y rey de los Disperia, han sido dañinas. A pesar de que los elfos Disperia estén casi extintos, siguen teniendo una gran influencia en el continente de los humanos y enanos. El gobierno de Édola, y de muchas otras partes, ha contratado mercenarios para secuestrar o matar a Martell sin éxito, pero ahora hay una amenaza un poco más grande; el rey de Édola contactó a un plano separado, llamado Templo del Cielo, es un pueblo pacífico, pero fuerte militarmente, e hicieron un acuerdo, no sé qué vaya a dar a cambio el gobierno de Édola, pero consiste en que el Templo del Cielo mande a alguien a secuestrar o matar a Martell.

    -Ahora, yo me pregunto –dije –¿cómo sabemos que tu no nos estás mandado a traerte a ese tal Martell para que tú lo entregues? Es sospechoso que tengas tanta información de a quién contacta el gobierno de Édola y con qué fines.

    Horus sonrió –tus amigos me agradan Faustus –se volvió hacia mí –a ciencia cierta, no lo saben. Te puedo explicar por qué tengo esa información y mis razones de por qué entregar a ese elfo al gobierno de humanos no me beneficiaría, pero dudo que me creas.

    -Pruébame –le dije desafiante.

    -Bien. Tengo esa información porque tengo contactos aquí, contactos con rangos altos en el gobierno que obviamente saben muchas cosas. El entregar a ése príncipe a los humanos, no me beneficia en nada, Martell es querido entre los elfos y respetado por su linaje. El que yo entregue a Martell significa una guerra a gran escala entre humanos y elfos, cosa que estoy evitando desde hace tiempo. Mi rol público es hablar de diplomacia entre elfos y humanos, yo soy un elfo. De acuerdo con las leyes que aplican a los embajadores, en caso de yo hacer alguna acción que perjudique la relación de los reinos, soy deportado a mi reino de origen, el cual es élfico, y de acuerdo a las leyes de los elfos, la traición se paga con la muerte… ¿ves por qué no es fructífero par mi entregar a ése príncipe? Además, no me lo van a traer a mí, el punto es que él viaje con ustedes un tiempo para desaparecerlo del radar temporalmente.

    -¿Ves? No era tan difícil convencerme. Simplemente hablemos las cosas con explicaciones y claridad y listo –engullí un bocadillo –cuenten conmigo –dije con la boca llena.

    -Yo estoy lista para partir –dijo Jade –después de todo, exactamente para viajar me escapé de casa.

    -A mí me da igual –dijo Orion –soy neutral, pero si todos van, pues voy.

    Horus sonrió de satisfacción –muchísimas gracias muchachos. Ambos grupos parten mañana, el de Tarjiah por la mañana, el de los nuevos por la noche. Tarjiah –le dijo Horus –tú ya sabes tus instrucciones –Tarjiah asintió –Van, Orion y Jade, su barco hacia el continente élfico del oeste parte a las ocho de la noche, deberían llegar allá cerca del medio día después de dos días de tomarlo. Tengan estos mapas y dinero –nos dijo mientras nos repartía mapas del continente élfico del oeste y bolsas de cuero con monedas –los necesitarán para saber llegar al castillo Eria. Aquí viene la mitad de su paga y el dinero que considero que necesitarán para rentar hoteles, carrosas y comprar el boleto de barco de regreso, las comidas van por su cuenta. Cuando regresen vienen aquí de nuevo y les terminaré de pagar en caso de que Martell esté con ustedes. Si les sobra dinero para pagar cosas de utilidad, quédenselo. Tengo que retirarme, les deseo suerte y un buen viaje. –se despidió Horus mientras salía de la casa y alzaba la mano en señal de despedida.
     
    Última edición: 12 Septiembre 2016
  5. Threadmarks: Capítulo II
     
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    Almas y Dioses
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    2163
    Capítulo II
    Capítulo recomendado para leerse en el enlace por notas al pie de página e imagen adjunta.
    Almas y Dioses: Capítulo II: Los Puertos de Édola
    Capítulo II
    Los puertos de Édola


    Tras la salida de Horus, Mikaw dejó un juego de llaves en la mesa, tomó un bocadillo y le dio una mordida –mi casa es su casa muchachos, tomen estas llaves, cuando estén aquí en Édola y necesiten descansar pueden venir cuando gusten, la alacena está llena de comida, cerveza y vino, tomen lo que gusten –dijo en un tono amable –yo me iré a descansar, buenas noches.

    -También yo me voy –dijo Tarjiah –tengan una linda noche –se despidió y salió de la casa.

    -Yo creo que también es hora de que nosotros subamos a descansar –les dijo Lean a Faustus y a Fray.

    -Sí, no creo que sea una mala idea ¡suerte en su misión! –nos dijo Faustus –nos vemos luego.

    -Buenas noches –nos dijo Fray mientras sonreía.

    Los tres subieron las escaleras detrás de Mikaw.

    -Pfff, justo cuando pensé que habría fiesta –dije mientras engullía otro bocadillo -¿ustedes qué van a hacer? ¿Van a subir a descansar como ese cuarteto de débiles?

    -Yo sí iré a descansar –dijo Jade –mañana será un día pesado para todos y creo que sería mejor descansar mientras podemos –dijo mientras tomaba un tarro de cerveza en cada mano -buenas noches –se despidió y subió las escaleras.

    -Yo voy a salir a caminar un rato, creo que un poco de aire no me vendría mal –dijo Orion mientras me observaba.

    -Muy bien, no te pierdas niño.

    Pasó un buen minuto y el enclenque no dejaba de observarme.

    -Ah… y ¿esperas mi aprobación o qué? –le pregunté.

    -Pues no, pero esperaba que me dijeras si ibas a salir para ver quién se quedaba con las llaves.

    -Ah… pues llévatelas, yo me quedaré aquí tragando y tomando, a ver qué hago más tarde.

    -Perfecto –dijo Orion mientras tomaba las llaves. -En caso de que no te vea más tarde, buenas noches.

    -Ei, pásatela bien.


    * * *


    Levanté la mano detrás de mí en señal de despedida mientras abría la puerta, salí a la calle y cerré la puerta detrás de mí. Debían ser como las once de la noche, la plática y las despedidas tomaron más tiempo del que calculé que tomarían. La ciudad ya estaba llena de nuevo con gente que prefiere vivir de noche, en fiestas, apuestas, y uno que otro negocio sucio del sub-mundo, un ambiente bastante alegre, muy despreocupado. Caminé hacía la zona mercantil y de ahí hice camino hacía mis “antiguos” rumbos cerca de la escuela de alquimia. Vagué poco más de una hora, entrando y saliendo de bares y de alguna manera hice mi camino hasta los puertos. Ahí estaba bastante solo, uno que otro mercante haciendo sus negocios con gente que asocio con piratas o mercenarios, pero prefiero no meterme en problemas así que me fui al muelle más alejado y me senté viendo hacía el horizonte. La noche era cerrada y sin luna, lo único que alumbraba un poco eran las farolas de la ciudad y en este caso, las farolas de los puertos. Había una briza relajante y la vista era tranquilizante, pero aterradora a la vez, más allá del último reflejo que daba el agua de la luz de las farolas no se veía absolutamente nada, sólo se escuchaba el agua, sigilosa pero imponente.

    Después de una hora de estar escuchando el agua decidí que era hora de irme a descansar con los demás, lo que había dicho Jade era cierto, mañana sería un día largo y lo mejor era estar descansado. Me levanté, le eché un último vistazo a esa oscuridad impenetrable y me di la media vuelta. Cuando me di la vuelta para emprender mi camino de regreso, al principio del muelle, entre las penumbras de las luces tenues, vi a una niña de cabello blanco, debería tener unos ocho o nueve años, parecía que estaba hablando con alguien. Comencé a caminar y dados unos cuantos pasos, ella volteó hacía mí y corrió en mi dirección. Algo en ella se me hacía familiar, aunque estoy seguro que no la conozco –seguro va por algo que está atrás de mí y que se le hizo interesante –pensé, pero no. En cuanto estuve suficientemente cerca de ella, me abrazó.

    -¿Orion? –me dijo con una felicidad incontenible.

    -Ah… sí –afirmé desconcertado -¿quién eres?

    -¿No te acuerdas de mí?

    -No, según yo jamás he conocido a una niña de tu edad…

    -Oh, es cierto –dijo sonriendo. -Cuando me conociste me enterraste viva.

    Se me heló la sangre. No podía ser. No podía ser esa niña que no pude salvar y que terminó muriendo hace casi tres años. Era imposible.

    -¿Ya me recordaste? –me preguntó aun abrazándome.

    -Es… imposible que seas tú. Moriste en mis brazos, te enterré junto con tu padre, no tenías pulso.

    -El hombre con el que me enterraste no era mi padre –dijo entre rizas mientras se apartaba un poco de mí.

    -No comprendo nada. ¡¿Quién eres?! ¡¿Cómo estás viva?!

    Rio levemente –si son muchas cosas que explicar, lo acepto. Ustedes humanos no están acostumbrados a este tipo de cosas, pero igual, tengo que decir que hiciste un mal trabajo dándome por muerta ¿así te dices ser médico? Cárgame en tus hombros y te explicaré.

    Me quedé callado, viéndola fijamente. Estaba paralizado.

    -¿No me escuchaste? ¡Anda! –Levantó los brazos -cárgame y te explico todo –dijo susurrando.

    La levanté suavemente, como si fuera algo muy frágil, y la puse en mis hombros -¿feliz? Explícame qué está pasando por favor.

    -Lo prometido es deuda –me susurró al oído mientras ponía sus manos en mi cabeza.

    De nuevo quedé paralizado, podía ver como la oscuridad impenetrable cobraba vida e iba consumiendo poco a poco las luces tenues de las farolas y pronto quedé en una oscuridad total, donde no podía ver ni la punta de mi nariz. Poco a poco, mis ojos se fueron acostumbrando a esa oscuridad, pude ver a un hombre acercándose a mí desde el inicio del muelle, era un hombre alto, de cabello blanco largo, usaba una armadura pesada y en su mano derecha llevaba una oz.

    -Él es mi hermano, Chadius.

    Justo cuando dijo el nombre de su hermano, comenzó a llover, y noté que estábamos a las afueras de mi pueblo, justo donde vi morir a esa niña hace algunos años. El cadáver del hombre que pensé que era su padre estaba en el suelo, a un lado de él me vi a mí mismo sujetando a la niña haciendo lo posible por que no muriera sin éxito. Reviví esa escena, pero esta vez en tercera persona, yo veía todo desde afuera. Cuando mi “yo del pasado” decidió que la niña estaba muerta, de nuevo todo el mundo cambió. Ahora estaba en la cima de una montaña, había mucha luz de luna, pero una parte del escenario tenía esa misma oscuridad impenetrable que había en el muelle de Édola, se arremolinaba en un círculo bastante grande vertical al piso.

    -Mira hacia el este –me dijo la niña.

    Volteé hacia el este y vi mi pueblo en la lejanía siendo azotado por la tormenta. Volví a voltear hacía el círculo de oscuridad y de esté salió la misma niña que yo di por muerta. Pero, la niña salió muerta de ahí, no tenía vida. Rodó colina abajo, su cuerpo sufriendo varios daños, hasta que un hombre la vio, la salvó de seguir golpeándose y corrió hacía el pueblo.

    -Yo estoy viva gracias a ese señor –me dijo mientras la densa oscuridad nos envolvía de nuevo –cuando él me recogió yo comencé a drenar su energía vital, y por suerte para ti, la suya fue suficiente para darme vida, sino tu hubieras corrido el mismo destino que él.

    -Pero ¿las heridas que él tenía? ¿De dónde venían?

    -¿Sabes? Drenar la energía vital puede ser mortal; primero les duele la cabeza, luego se sienten un poco fatigados, muchos llegan a sentir ansias, luego comienzan a sangrar por las orejas, los ojos, la nariz e imagino que por otros orificios, hasta que llega el punto en el que comienzan a sangrar por los poros. Orion, él no tenía heridas, la sangra que viste era su sudoración, y la sangre que viste en mí era un poco por la suya y un poco por todos los golpes que obtuve antes de que él me recogiera.

    -¿De dónde demonios vienes? –poco a poco la realidad iba regresando a la normalidad, las farolas del muelle de Édola regresaban poco a poco.

    -Me llamo Chadia, soy la tercer hija de Chaos, mi hermano Chadius es su primer hijo.

    Quedé sin habla de nuevo. Ya habíamos regresado a la realidad y enfrente de mí, a escasos dos metros, estaba Chadius.

    -De hecho, te queremos pedir un favor Orion –me dijo Chadia –para traer de vuelta a mi padre necesitamos encontrar a Chadio, nuestro otro hermano ¿nos podrías ayudar?


    -¿Qué? ¡¿Por qué querría traer al dios del caos de vuelta?

    -¿Eso es un “no”? –me preguntó Chadius.

    -Claro que es un “no”, no pienso ayudar a sumergir al mundo en un caos eterno, incluso creo que si tengo que detenerlos aquí y ahora lo haré.

    -Te dije que sería inútil venir a buscarlo y pedirle ayuda Chadia, ¿ya lo puedo matar?

    -No –dijo Chadia mientras se bajaba de mis hombros –deja que Orion lo piense, me debe el favor por haberme enterrado viva, espero que algún día se dé cuenta de eso. Orion, te vamos a estar buscando y vas a tener un par de oportunidades para decir que sí. Cuando este tatuaje –señaló un tatuaje tribal que tenía en su brazo izquierdo –crezca lo suficiente se habrá terminado tu tiempo.

    -¿Cómo va a crecer ese tatuaje? –pregunté.

    -El tatuaje crecerá conforme me vaya haciendo más poderosa. Cuando tenga el poder de quitarte la cabeza de un solo movimiento, ese día se habrá terminado tu tiempo Orion. Espero que lo pienses y veas que ayudarnos es la mejor opción para ti. Cuídate mucho, y hasta la próxima. Sería una lástima tener que matarte.

    Chadia se subió a los hombros de su hermano y se fueron, desapareciendo en la densa oscuridad.


    * * *


    Después de mis dos tarros de cerveza y de estar revolcándome en mi cama un buen rato, decidí que no dormiría, así que bajé a la sala a ver si quedaba alguien despierto con quién platicar, sólo estaba Van roncando en el sillón, y no quedaba ni un sólo bocadillo en el plato. Me percaté de que las llaves de la casa no estaban y jamás escuché subir a Orion a los cuartos. Agarré mis cosas y fui a buscarlo. Sé de buena fuente es decir, gracias a Faustus, que la ciudad a estas horas no es muy segura; hay muchos borrachos o adictos que sólo están buscando pleito o teniendo uno.

    Comencé a caminar y francamente a mi parecer, esta ciudad es muy tranquila a cualquier hora, nada se compara con las peleas de los suburbios de Rük en las cuales por supuesto he estado involucrada. Caminé y pregunté a un par de personas que se veían suficientemente sobrias si no habían visto pasar a un chico de cabello blanco por aquí hace algunas horas, pero no, nadie parecía saber o haberlo visto. Seguí caminando un poco más y me dirigí a los puertos, casi llegando a éstos lo vi sentado en una banca. Estaba bastante pensativo.

    -¿Orion? –pregunté –¿se puede? –señalé un espacio vacío en la banca.

    -Oh, sí Jade –contestó un poco ausente.

    -¿Qué pasó? ¿Todo bien? ¿A quién matamos?

    -Sí, no pasa nada. Sólo me topé con una… digamos que “amistad” vieja, y me ha dejado pensando mucho.

    -No luces muy bien, vamos a la casa de Mikaw para que descanses, mañana será un día pesado, no queremos a nadie cansado que no pueda pelear en caso de ser necesario.

    -Estoy de acuerdo… un poco de sueño no me vendría mal.

    -Entonces vámonos –le dije mientras me levantaba de la banca.

    -Sí, vámonos…

    Terminamos llegando a la casa de Mikaw casi cuando ellos se tenían que despertar para irse, debían ser las cinco de la mañana. Orion subió y se encerró en su cuarto y yo hice lo mismo. Creo que para dormir bien me faltaba un poco de aire fresco. Orion no me deja tranquila, parece raro. El poco tiempo que lo llevo conociendo parece ser una persona relajada, pero en los puertos lo noté muy perturbado por algo, espero luego nos tenga confianza para decirnos qué pasó.
     
    Última edición: 13 Septiembre 2016
  6. Threadmarks: Capítulo III
     
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    Capítulo III
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    Almas y Dioses: Capítulo III: Elfos
    Capítulo III
    Elfos


    A las diez de la mañana ya estaba bañada[1], vestida y lista para cualquier cosa. Me desperté algo temprano si tomamos en cuenta que me terminé durmiendo casi a las seis de la mañana.

    Bajé a la sala la cual estaba hecha un desastre y Van ya no estaba. Los platos de los bocadillos estaban en el piso y había una gran mancha de lo que parecía ser cerveza en el sillón, pero por lo menos tuvo la decencia de dejar una nota en la mesa que decía:

    Nos vemos en los puertos a las 7.30 no lleguen tarde o se mueren… putos.

    Van

    Supuse que Orion seguiría dormido y preferí no molestarlo, se veía muy perturbado la noche anterior. Tomé la nota y fui a la cocina por un cuchillo, me tenía que asegurar que Orion viera la nota y no llegara tarde, así que volví a subir las escaleras y con el cuchillo clavé la nota en la pared que quedaba justo enfrente del cuarto de Orion. Entré a mi cuarto de nuevo para asegurarme que no se me olvidara nada y cuando iba saliendo, vi que Orion salía de su curto al mismo tiempo que yo del mío.

    -Buenos días –le dije -¿dormiste bien?

    -Buenos días Jade. Sí, dormí bastante a gusto –dijo mientras se estiraba -¿tú? ¿Qué tal dormiste?


    -Bastante cómoda, gracias. ¿Gustas ir por algo de desayunar a la ciudad o quieres hacer algo de comer aquí? –le pregunté mientras comenzábamos a bajar las escaleras.

    -Vamos a la ciudad, hace mucho que no como algo que no sean restos de pescado… ser estudiante es difícil económicamente hablando y más cuando tengo que comprar los materiales para mis pociones.

    -La ciudad será entonces –acepté mientras abría la puerta.

    -¿Conoces algún buen lugar para comer? –preguntó mientras cerraba la puerta con llave.

    -Pues conozco un par de tabernas divertidas, seguro alguna te distrae de lo que sea que hayas estado pensando anoche –le dije inquisitivamente mientras comenzábamos a caminar.

    -Sí, una taberna estaría bien –respondió poniéndose un poco sombrío.

    -¿Qué pasó anoche? –pregunté tajante.

    -Nada, ya te dije, sólo recordé muchas cosas y me he quedado pensando.

    -Orion, vamos a estar viajando y trabajando juntos, parece que por mucho tiempo. Sí tenemos algún problema creo que estaría bien que nos lo contáramos, sea cual sea.

    Orion permaneció en silencio todo el camino y opté por hacer lo mismo. La taberna estaba bastante llena, unos cuantos bardos tocando, la gente riéndose, comiendo, tomando y algunos incluso bailando. Justo el tipo de ambientes que me gustan, más que nada por el alcohol. Sólo había unos cuantos asientos libres en la barra así que nos sentamos ahí.

    -Una botella de ron y un filete por favor –le pedí amablemente al cantinero que limpiaba un vaso.

    -Por supuesto señorita. ¿Y para usted caballero? –le preguntó a Orion dejando el vaso de lado y poniendo una botella de ron delante de mí.

    -Yo le molesto con un tarro de cerveza y otro filete por favor.

    -No es molestia –dijo el cantinero mientras sacaba un tarro por debajo de la barra y lo llenaba de cerveza.

    -¿Entonces? ¿Qué pasó an… -Orion me interrumpió poniendo su mano extendida delante de mí y haciéndome una señal discreta con la cabeza hacía su derecha.

    -Escucha –me susurró.

    No lo negaré, me enojé un poco cuando me interrumpió, pero le hice caso. Agucé el oído y entre todo el ruido alcancé a escuchar lo que decían dos hombres sentados a dos asientos de Orion.

    -Así es, mañana llega el cargamento –dijo uno. Cabello corto castaño, debería medir 175cm, ojos verdes, piel morena; le calculo unos treinta años, facciones algo toscas y estoy segura que es un hombre del desierto al este del continente.

    -Eso espero, por tu bien. Estamos hartos de esperar ese cargamento, ya lleva una semana de atraso y nos urgen esos esclavos –dijo el otro. No le pude ver la cara porque me daba la espalda, sólo pude ver que tenía el cabello largo y negro recogido en una coleta de caballo. Iba bastante bien vestido con ropa cara y tenía un porte elegante.

    -Lo siento mucho por el atraso, el precio se volverá a fijar con un descuento alto, pero también necesito que entiendan que la seguridad en el continente élfico es muy grande y difícil de burlar –se excusó el moreno.

    -Ese no es nuestro problema. Se supone que ustedes son profesionales, no echen a perder su reputación –dijo el de cabello negro mientras sacaba unas monedas de platino de su bolsa –toma, recíbelo como una cordialidad –dijo mientras ponía las monedas en la mesa –si el pedido no llega mañana, habrá problemas que ni tu grupo ni el mío necesitan. Es última vez que nos vemos antes de una reunión con mi superior –se levantó del asiento y salió del bar.

    Me giré discretamente y volteé a ver a la cocina a ver si ya venían nuestros filetes. A parte de estar interesada en la conversación que escuchamos, tenía hambre.

    -¿Entonces? –le pregunté a Orion -¿Qué pasó anoche?

    -¿Estás loca? –Me susurró Orion -¿sigues con ese tema después de escuchar esa conversación?

    -Aunque queramos no podemos hacer nada ahorita, tenemos que esperar a que ese hombre se vaya para seguirlo y además, nuestros filetes vienen en camino –le susurré –de mientras podemos seguir con “ése” tema –hice una pausa para tomar un sorbo de ron – entonces, ¿qué pasó anoche?

    -No lo vas a dejar ¿verdad? –preguntó un poco molesto.

    -Nope.

    -Bien, te contaré para que estés tranquila.

    -Sip.

    -Realmente no fue una mentira lo que te dije, o bueno, sí. Pero en parte es verdad. –Asentí mientras daba un sorbo de ron –hace algunos años cuando aún vivía en mi pueblo, hubo una noche lluviosa, una noche donde escuché el grito de un hombre pidiendo ayuda. No sé si fui el único que escuchó su grito o fui el único idiota que salió a ayudar, pero el hombre que pedía ayuda a gritos estaba herido y tenía en brazos a una niña que parecía gravemente herida, -su expresión se tornó más sombría –una niña que murió en mis brazos casi al mismo tiempo que el hombre dejó de respirar. Cavé una tumba para ambos, digo, el sentido común te dice que son padre e hija ¿no? En fin, los enterré juntos.

    -Sí. Suena a una historia trágica, pero ¿esto que tiene que ver con lo que pasó anoche? –pregunté al mismo tiempo que el cantinero nos servía los platillos que habíamos ordenado.

    -A eso voy –dijo Orion dándole un trago a su cerveza y cortando su comida –por cierto, come rápido, el hombre parece que se va.

    -Disculpe, ¿cuánto es de lo que pedimos? –le pregunté al cantinero.

    -Serían diecinueve oros por favor.

    -Aquí tiene –le dije mientras le daba dos platinos[2].

    -Ahora le traigo su cambio.

    -Gracias, pero así está bien –le dije mientras le sonreía amablemente.

    -¡Oh! Gracias a usted –dijo alegremente el cantinero.

    -Ahora sí, ¿en qué estábamos? –le pregunté a Orion mientras daba un bocado de mi bistec.

    -En que enterré a los dos juntos –dijo seriamente.

    -Oh, es cierto. Continúa.

    -Bueno, los enterré. Al día siguiente llegó una mujer a mi casa, una alquimista bastante buena, y ella fue la que me introdujo a la alquimia. Un día, esa mujer se fue, decidí viajar y terminé aquí, en Édola estudiando alquimia. Me gradué y el día que me gradué los conocí a ustedes, es decir, ayer. Lo que pasó anoche fue que esa niña que enterré me encontró.

    -¿Cómo que te encontró? ¿Qué no estaba muerta? –le pregunté mientras seguía comiendo.

    -Sí, según yo estaba muerta, pero resulta que esa niña estaba viva. –Hizo una pausa pequeña y me miró a los ojos –pero resulta aún más curioso que esa niña es uno de los tres hijos de Chaos.

    -¡¿De Chaos?! –me sorprendí -¡¿El dios Chaos?!

    -Sí, una hija del dios Chaos. O por lo menos ella dice que eso es, iba con uno de sus dos hermanos. Ella se llama Chadia e iba con su hermano mayor, Chadius.

    -A ver, ¿me estás diciendo que en tu pueblo enterraste a una niña muerta que resulta que está viva y que además es hija de Chaos?

    -Exactamente eso te estoy diciendo Jade. Y no sólo eso, básicamente me amenazó. Su objetivo ahorita es encontrar a su tercer hermano para entre los tres, poder revivir a Chaos, y me pidió… -pensó un segundo –me pidió una especie de ayuda forzada para encontrar a su hermano.

    -¿Cómo que “ayuda forzada”?

    -Sí, al principio me pidió ayuda de una manera “linda”, me rehusé y entonces me dijo que si no los ayudaba, en cuanto ella tuviera el poder para arrancarme la cabeza de un solo tajo lo haría, así que digamos que de tiempo límite para comenzar a ayudarlos me dio hasta que ella sea suficientemente poderosa y no me necesite.

    -Orion –dije mientras masticaba haciendo una pausa para tragar –no es por ser grosera, pero dudo mucho que ella te “necesite” realmente. Es la hija de un dios, y no cualquier dios, a parte tiene a su hermano mayor ayudándole y estoy muy segura de que ese hermano mayor no es un completo inútil, creo que más bien te está dando la oportunidad de, no sé, ¿vivir?

    -Si implicas que debería ayudar a revivir a un dios bastante peligroso, paso, muchas gracias.

    -Yo lo haría, suena muy divertido –dije despreocupadamente –lástima que no me lo ofrecieron a mí.

    -Creo que más bien es bueno que no te lo hayan ofrecido a ti, es más, hasta me alegra –dijo con una sonrisa sarcástica mientras cortaba un poco de su comida.

    -Nuestro hombre sospechoso está pagando su comida –le susurré mientras daba el último bocado de mi comida

    -Justo a tiempo entonces –dijo mientras ponía en su boca el último pedazo de su bistec.

    -Salgamos antes que él –le dije –así podremos ver para donde va y seguirlo, será más fácil –dije mientras tomaba mi botella de ron, la cerraba y la ponía en mi cinturón.

    Orion asintió, se limpió la boca con una servilleta y se levantó del asiento. Di las gracias al cantinero y seguí el ejemplo de Orion. Salimos del bar a una calle azotada por el fuerte sol de la costa y llena de gente y poco después de nosotros salió nuestro objetivo.


    Siguiéndolo llegamos al distrito de los nobles, mismo distrito donde vive Mikaw. El hombre del desierto tocó un par de veces en una casa y abrieron la puerta dejándolo pasar.

    -¿Qué hacemos? –pregunté.

    -No sé, no creo que sólo nosotros dos podamos investigar a fondo esto, y en caso de que necesitemos pelear también dudo que podamos contra la cantidad de gente que haya ahí.

    -¿Sabes dónde está Van?

    -No tengo idea –contestó.

    -Y los demás ya se fueron a Umbra –dije pensativa.

    -Entonces, ¿qué tal si buscamos a alguien que se vea que sabe pelear y le preguntamos qué piensa de salvar a unos cuantos esclavos elfos?

    -Orion, creo que somos a los únicos humanos que les importan los elfos.

    -No sabremos hasta que preguntemos. Vamos, no perdemos nada.

    -Está bien –acepté un poco escéptica -¿qué vamos a buscar? –pregunté mientras nos dábamos la media vuelta para regresar al área principal de la ciudad.

    -Creo que deberíamos buscar a alguien que sea un viajero como nosotros y bueno, que aparente que sabe pelear o que está dispuesto a hacerlo.

    Ya eran como las dos de la tarde, así que no teníamos mucho tiempo para actuar. Nos sentamos en la barda de la fuente principal a ver como pasaba la gente y a buscar con la mirada a alguien que aparentara el perfil que buscábamos. Como a los quince minutos de estar esperando vimos pasar a un hombre de estatura promedio, con facciones finas y un porte elegante y tosco a la vez; su cabello era largo, castaño claro con puntas verdes. Cargaba dos espadas, una de cada lado de su cinturón, su armadura era bastante ligera a comparación de la mía que es armadura completa, llevaba una hombrera de metal en su hombro derecho, unas braceras de metal simples, una pechera ligera y unas grivas ligeras.

    -¿Cómo él es lo que estamos buscando? –le pregunté a Orion señalando a ese hombre con la cabeza.

    -Sí, exactamente como él. Ven, acompáñame a hablar con él –dijo mientras se levantaba.

    Fui detrás de Orion y llegamos a donde estaba este hombre.

    -Buenas –dijo Orion dirigiéndose a él.

    -¿Hola? –contestó nuestro candidato algo sorprendido.

    -Mi nombre es Orion, ella es Jade –dijo señalándome.

    -Mucho gusto... yo soy Axel –dijo demostrando un poco de duda.

    -Te venimos a preguntar algo Axel. ¿Qué piensas de los elfos? –Preguntó Orion seguro de sí mismo.

    -Pues… no sé, nunca he conocido a uno –dijo Axel un poco sorprendido por la pregunta -¿por qué?

    -Sí, es raro que un humano conozca a un elfo pero así, sin conocerlos ¿qué piensas de ellos? ¿Crees que valen la pena como seres vivos? –pregunté tajantemente.

    -Oh, ya entiendo. Me están preguntando si discriminaría a uno si me lo topara. No, no discriminaría a ninguna otra raza, o por lo menos eso creo, aún me falta conocer a alguna.

    -¿Estarías dispuesto a ayudar a un elfo si se encuentra en problemas? –preguntó Orion.

    -¿Por qué tanto interés por los elfos? –preguntó Axel más desconfiado.

    -Veo que estás un poco desconfiado –dijo Orion mientras sacaba su lanza –toma, creo que sin mi lanza sabrás que no te atacaré –le dijo a Axel mientras le daba su lanza –ahora ven, decirte lo que está pasando rodeados de tanta gente no creo que sea buena idea. ¿Vienes Jade?

    -No, yo los espero en la fuente, explícale todo y veamos si está dispuesto a ayudarnos.

    -Entonces que tu amiga se quede con tu lanza y mis espadas, así sabremos que nadie va a atacar a nadie –dijo Axel mientras me daba la lanza de Orion y sus espadas.

    -¿Y cómo sabes que no te vamos a robar tus espadas? –pregunté.

    -No se ven con la necesidad de robar un par de espadas –respondió Axel.

    -Muy bien, los espero en la fuente –dije.

    Orion y Axel se alejaron un poco y vi cómo se metían a un callejón, saqué mi botella de ron y me puse a tomar mientras esperaba. Al cabo de quince minutos los dos llegaron conmigo.

    -¿Entonces? –Pregunté -¿nos ayudarás?

    -Así es, Orion y yo llegamos a un acuerdo.

    -Axel está buscando un medio de transporte para ir al continente élfico pero nadie en los puertos está dispuesto a ir, parece que sólo barcos privados salen hacía allá y convenientemente, hoy en la noche partimos hacía allá, así que le ofrecí venir con nosotros.

    -¿No crees que Van y/u Horus se vayan a enojar? –pregunté.

    -No creo que Van se enoje, y mucho menos Horus, estamos ayudando a su especie y el pago es que este hombre, que también ayudó, se vaya con nosotros.

    -Está bien, es tu decisión. ¿Nos vamos a lo que íbamos? –pregunté.

    -Vamos pues –dijo Axel.


    Pronto llegamos a la casa donde el hombre del desierto había entrado. Era una casa muy grande, incluso creo que una de las más grandes del distrito de los nobles, era una casa de una sola planta completamente bardeada con cantera blanca y de superficie calculo por lo menos 2,000mts2 aunque bien podría ser más, pero no menos.

    -Aquí es –dijo Orion.

    -Jamás mencionaron que nos meteríamos con los nobles… -dijo Axel un poco nervioso.

    -¿Y? ¿Ya no quieres ir al continente de los elfos? –pregunté retadoramente.

    -No es eso, es simplemente que un aviso no estaría mal, ustedes saben, ¿preparación mental? –Replicó Axel –pero da igual, ¿tienen algún plan?

    -Tocar la puerta como gente civilizada, entrar y comenzar a golpear a todos los que se pongan en nuestro camino –dije –creo que es la opción más sencilla.

    -Está bromeando ¿no? –preguntó Axel volviéndose a Orion.

    -Espero que sí –respondió Orion. Hubo un momento de silencio incómodo donde ambos me observaban juzgadoramente.

    -¡No! No estoy bromeando, enserio creo que es el plan más sencillo –dije segura de mí misma.

    -Jade, desde ahora tienes prohibido planear –me dijo Orion –yo propongo que demos una vuelta a la casa y busquemos un lugar con menos seguridad por donde saltar esta barda.

    -Me parece más seguro el plan de Orion, lo siento Jade, no es por discriminar –dijo Axel encogiéndose de hombros.

    -Está bien, comprendo. Creo que soy a la única que el conflicto le parece divertido. Sigamos el plan de Orion entonces –dije mientras comenzaba a caminar alrededor de la barda. Ambos me siguieron.

    Llegamos hasta atrás de la casa, a un punto de la barda donde había unas cajas recargadas y no había ni un solo guardia a la vista.

    -Muy bien, creo que este es un buen punto, pero tenemos que hacerlo rápido –dijo Orion mientras subía a las cajas –ven Jade, te ayudaré a subir, tú serás la primera –me dijo mientras ponía sus manos juntas para que yo pisara y él me aventara.

    -Yo me aviento al último después de ayudarte Orion, tengo un as bajo la manga –dijo Axel.

    Obedecí. Subí las cajas, pisé las manos de Orion y me impulsé con ayuda de sus manos. No calculé bien el impulso y sobrepasé la barda cayendo al otro lado de ésta, el problema era que caí directo a lo que solía ser un jardín y a lo que ahora era una excavación bastante profunda. Contando la altura de la barda, que por cierto sobrepasé, y la profundidad de la excavación debía ser una caída de aproximadamente 8mts. Si no hacía algo antes de caer me iba a doler, y mucho. Desenvainé la espada rápidamente e intenté clavarla a la pared exitosamente quedando suspendida 2mts arriba de la superficie. Desde donde estaba ya sería una caída de 2mts y no de ocho. Puse mis pies en la pared y me impulsé con éstos para desenterrar mi espada y caer al piso, de nuevo exitosamente. -¿Les digo que esto está muy alto o dejo que se rompan la madre? –pensé. Decidí no decirles nada y recargarme en la pared en lo que los muchachos llegaban.

    A los pocos segundos de que me recargué en la pared vi a Orion que se detenía cuidadosamente del borde interior de la barda, observaba la caída y pensaba un poco. Se dejó caer, rompiendo caída con la pared cada que podía. A los pocos segundos del aterrizaje de Orion, vimos como Axel sobrepasaba la barda y se dejaba caer en caída libre desde una altura igual o superior de la que yo caí. Cuando le quedaba más o menos un metro de caída puso una de sus espadas delante de él, el pomo de ésta brilló verde y una ventisca de aire bastante fuerte frenó su caída consiguiendo un aterrizaje bastante elegante.

    -No pensé que estuviera tan alto –dijo Axel.

    -Creo que nadie pensó eso –dije –pero lo bueno es que todos estamos ilesos.

    La excavación era muy grande y sólo había tierra alrededor de nosotros y a lo lejos, a nuestra mano izquierda, había una casa sobre una pequeña colina que abarcaba como el 10% del terreno total, el resto era pura excavación.

    -Ahí, miren –dijo Orion señalando hacia nuestra derecha –hay una especie de entrada subterránea.

    -Pues vamos –dije mientras caminaba hacia allá.

    -No, ¡Jade! –me regañó Orion –si caminamos por terreno abierto lo más seguro es que nos vean desde las ventanas de la casa, creo que caminar en cuclillas pegados a donde comienza la excavación será más seguro.

    Hice caso sin decir ni una palabra. Pronto me vengaría haciendo las cosas a mi manera, pero como siempre, prefiero observar, analizar y luego actuar.

    Nos pegamos a la colinita, nos acuclillamos y caminamos lentamente hasta quedar a la altura de la entrada subterránea. Una vez ahí, nos escabullimos rápidamente hasta el túnel subterráneo. Estaba iluminado con antorchas y era algo largo. Caminamos silenciosamente por el túnel y mientras más nos adentrábamos percibíamos cada vez más fuerte un olor a madera fresca. Logramos llegar a una estancia bastante grande donde había cerca de veinte elfos encadenados de pies y manos, pero suficientemente libres como para trabajar la madera haciendo muebles y ornamentos, trabajos bastante preciosos y supongo, que bastante caros. Eran cuidados por tres guardias con equipo bastante básico, no se veían peligrosos. Uno llevaba un arco y los otros dos llevaban una espada y un escudo, los tres armados con una armadura de cuero bastante simple.

    -¿Uno para cada quién? No se ven como tarea difícil –susurré.

    -Me parece bien –dijo Orion – yo voy por el arquero ¿listos?

    Axel y yo asentimos, desenvainamos nuestras armas y cargamos al frente, Orion corriendo directamente por el arquero, Axel corriendo contra el guardia más cercano al arquero y yo contra el que estaba vigilando más directamente a los elfos.

    Los elfos nos vieron antes que los guardias y notaron nuestras intenciones al instante y comenzaron a distraer a los guardias. Dos elfos que tuvieron al alcance al guardia contra el que yo iba lo tomaron rápidamente con las cadenas de su cuello y lograron tirarlo, con el impulso que llevaba de estar corriendo pateé su cabeza y quedó inconsciente instantáneamente. Volteé a ver cómo la llevaban mis compañeros; Axel estaba teniendo un duelo de fuerzas con el otro guardia, espada con espada, y Orion, con una flecha en su hombro, estaba estocando al arquero en la boca del estómago con su lanza. Guardé mi escudo y tomé la espada con las dos manos mientras corría y con el pomo de la espada golpeé al guardia distraído con Axel en la sien. Cayó muerto instantáneamente.

    -Lo tenía bajo control –dijo Axel un poco agitado.

    -No parecía –dije mientras me giraba con Orion -¿estás bien?

    -Sí –afirmó mientras rompía la flecha y sacaba lo que quedaba –ahorita trato mi herida, no es grave. Lo que importa es cómo saldremos de aquí con tantos elfos.

    -Eso es muy fácil –dijo un Elfo un poco alejado de nosotros.

    -¿Cómo carajos nos escuchó? –les pregunté a Axel y a Orion.

    -Nuestras orejas largas no están de adorno –dijo –vengan y podré dejar de hablar levantando la voz.

    Nos acercamos y comenzamos a romper cadenas. Los elfos estaban bastante descuidados, bastante mugrosos y algunos muy delgados, pero lo que puedo decir es que todos estaban bastante agradables a la vista, incluso en esas deplorables condiciones.

    -Jamás pensé en decir esto, pero les doy las gracias, humanos. Pensé que todos en su especie eran igual de desalmados y codiciosos como estas personas. –Dijo el elfo que parecía ser la cabecilla de los esclavos mientras tomaba una espada y el arco con las flechas del suelo que pertenecían a los guardias. Tenía facciones muy finas, era alto, su cabello largo, negro y sucio estaba completamente suelto y sus ojos eran violeta oscuro. –Ahora, como les decía, es bastante fácil salir de aquí, vengan –dijo mientras daba la media vuelta y caminaba hacía un rincón del cuarto –aquí hay una trampilla subterránea que conecta con el alcantarillado de esta ciudad, la pregunta no es cómo salir de aquí sino ¿dónde nos meterán? –Preguntó –por mí no se deben preocupar, sé llegar al continente de los elfos por mi cuenta, estuve en el ejército de mi ciudad y sé moverme entre continentes, pero los demás son civiles sin conocimiento de supervivencia ni pelea.

    -Por eso no debes preocuparte –dijo Orion –convenientemente a las ocho de la noche sale un barco al continente de los elflos el cuál nosotros abordaremos.

    -Sé que me acaban de salvar a mí y a los demás, pero no puedo evitar desconfiar de humanos que van al continente de los elfos. ¿Cuál es su ocupación allá?

    -Sonará de una manera que tal vez dé aún más desconfianza –dijo Orion –pero vamos a conocer. Somos tres viajeros que queremos conocer un poco de los elfos y conocemos a un par de personas que nos facilitaron un viaje hacía allá.

    -¿A qué parte van? –preguntó el elfo.

    -Al castillo Eria –contesté –tengo curiosidad de ver mis raíces y conocer un poco más de la historia de mi familia, me llamo Jade Visperia y estos son mis amigos, Orion y Axel.

    -Oh, ya veo. Una descendiente de la última alianza entre elfos y humanos. Tu familia y amigos son bienvenidos en nuestros reinos Jade. Mi nombre es Arvedin, capitán de la segunda cruz[3] de la ciudad de Leyca, en el reino de Ethiriel[4], es una lástima que ustedes vayan al reino de Tallabanna, tendrían pase libre a Ethiriel como agradecimiento de lo que hicieron aquí.

    -Muchas gracias –dije –esperamos ir pronto, pero por ahora mis raíces me llaman.

    -Entiendo –dijo Arvedin.

    -Pero ahora, más importante que a dónde nos dirigimos –dijo Orion -¿No nos deberíamos estar yendo ya?

    -No, no es necesario, recién cambió el turno de los guardias, el turno cambia de nuevo a las nueve de la noche, podemos usar este tiempo para estropear los muebles que hemos estado haciendo y recuperar un poco de fuerzas.

    -¿No dijiste que eres el capitán de la segunda cruz de Leyca? –preguntó Axel.

    -Así es –contestó Arvedin.

    -¿Entonces cómo es que estás aquí?

    -Los humanos me tendieron una trampa, hicieron parecer que había un ataque a gran escala en las costas del bosque de Leyca y se mandó a mi cruz a investigar. Comencé a escuchar ruidos en muchas direcciones, así que mandé a mi escuadrón a investigar en los bosques lo que ocurría y me dirigí yo solo a la costa, ahí me esperaban seis personas bastante fuertes a las que no pude derrotar, me llevaron a la inconciencia y me desperté aquí, despojado de mis atavíos con dos brazaletes anti magia –dijo mientras se remangaba su percudida camisa de lino que parecía ser el uniforme de los esclavos y nos mostraba los brazaletes –yo uso la arcana para moldearla en fuego, es decir, uso piromancia y estos brazaletes me inutilizan por completo.

    -Suena algo sospechoso, ¿no crees? –preguntó Axel bastante pensativo.

    -¿Qué? –preguntó Arvedin.

    -Piénsalo –dijo Axel –mandar a una sola cruz para ver lo que pasa con algo que parece ser un ataque a gran escala en un lugar suficientemente lejos de la ciudad para no dejar testigos en caso de ser necesario y que seis hombres te esperen. A mí en lo personal se me hace algo muy sospechoso.

    -Sí, ya lo había pensado, y es por eso que les pido que no digan quién soy en Tallabanna, una vez ahí déjenme encargarme del resto, y si les interesa saber qué pasó, un día vayan a Ethiriel y búsquenme. Para encontrarme necesitarán conseguir una piedra de comunicación, durante su estancia en Tallabanna no debe ser difícil.

    -¿Qué es una piedra de comunicación? –preguntamos los tres al unísono.

    -Es una piedra de un color verde aqua brillante que deja comunicarte por medio de magia telepática con la persona en la que piensas, sólo se pueden comunicar dos personas que tengan una de ésas. Son algo caras, pero valen la pena.

    -Buscaremos una, eso es seguro –dije.

    La conversación de Arvedin siguió y justo como él había dicho, jamás llegó alguien a interrumpir nuestra paz. Cuando dieron las 7.00 abrimos el pasaje que daba al alcantarillado de Édola y caminamos por ahí hasta llegar a las alcantarillas de los puertos.

    -Esperen aquí –les dijo Orion a los elfos –iré a hablar con nuestro compañero de viaje y ver exactamente por qué puerto saldrá nuestro barco para moverlos rápido.

    -Está bien –dijo Arvedin –aquí esperaremos.

    -¿Vienen? –Nos preguntó Orion a Axel y a mí.

    -Yo salgo con ustedes, pero la conversación con su compañero esperará para mí. Tengo que ir a los establos a recoger mi montura antes de partir.

    -Muy bien –contestó Orion –pero no llegues a los puertos después de que falten diez minutos para las ocho.

    -Hecho –dijo Axel adelantándose rápidamente.

    Orion y yo salimos de las alcantarillas detrás de Axel y fuimos rápidamente a buscar a Van en los puertos.


    [1] *Los baños están hechos a base de magia. Se hace la estructura física del baño/regadera
    la cual posee tres llaves. Un mago hechiza cada una de las llaves, cada una con un
    hechizo diferente y además, añade un hechizo de permanencia el cual puede durar
    desde 1 año hasta 100 años, dependiendo del nivel de maestría del mago. La llave 1 tiene
    un hechizo de agua, el cual permite que cuando se abra esta llave salga agua de la
    regadera. La llave 2 tiene un hechizo de hielo, cuando ésta se abra, justo debajo de la
    regadera saldrá un círculo mágico de hielo, el cual enfriará el agua a voluntad, mientras
    más se abra la llave más potente se hace el hechizo de hielo y más efectividad tiene.
    La llave 3 tiene un hechizo de fuego y funciona igual que la llave 2, mientras más se abra
    más potente se hace el hechizo de fuego. Este mecanismo permite al usuario regular la
    temperatura del agua a voluntad. Más adelante explicaré cómo funciona la arcana
    (magia), así que por lo pronto quédense con esta explicación y no se pregunten más. Anexo un “dibujito” para que se den una idea de cómo son las regaderas “genéricas”, las líneas punteadas representan el tubo que está dentro de la pared y conecta la llave del agua con la regadera. También hay tinas y funcionan con la misma teoría que las regaderas.


    [2] Las monedas se manejan en cobres, platas, oros y platinos. 10 cobres = 1 plata, 10 platas = 1 oro y 10 oros = 1 platino.

    [3] Todos los continentes tienen un poder militar y en todos se divide con nombres diferentes, los elflos lo dividen en cruces, los humanos en escuadrones, los enanos en castillos y los djurmanas en manadas. Cada ciudad tiene cierto número de cruces. Leyca, por ejemplo, tiene 5 cruces. La cantidad de cruces que tiene cada ciudad élfica determina su poder y eficiencia militar.

    [4] Cada continente es un reino. Los elfos tienen dos continentes pegados uno al otro, Tallabanna y Ethiriel. En Tallabanna se encuentras a los coloquialmente llamados elfos de la luz, esto es porque sus tonalidades de cabello y ojos son más claras, mientras que en Ethiriel habitan los coloquialmente llamados elfos de la luna, los cuales tienen las tonalidades de cabello y ojos más oscuros. Espero pronto poder subir el “mapamundi”, que fue uno de los materiales físicos que se perdieron.
     
    Última edición: 13 Septiembre 2016
  7. Threadmarks: Capítulo IV
     
    Mikaw KF

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    Acción/Épica
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    Capítulo IV
    Almas y Dioses: Capítulo IV: Celeb-Tala
    Capítulo IV
    Celeb-Tala


    Rápidamente ubicamos a Van, estaba sentado a la orilla del puerto a un lado de un barco el cual parecía ser el nuestro.

    -¡Van! –gritó Orion corriendo hacia él.

    Van volteó y levantó su mano en señal de saludo.

    -Necesitamos tu ayuda con algo –dijo Orion.

    -Claro que necesitan mi ayuda, sin mí no podrían hacer nada.

    -Sí, sí, como sea. Tenemos un grupo de elfos que solían ser esclavos de los nobles, necesitamos llevarlos a Tallabanna y además de ellos, se nos unirá una persona más que nos ayudó a liberarlos –dijo Orion un poco molesto y apurado.

    -¿Elfos y una persona nueva que los ayudó? –Van sonrió burlonamente –tengo que ver esto. Yo los sigo.

    -Ya que has estado aquí un rato más y eres un poco familiar con el terreno, ¿conoces alguna manera de escabullir veinte elfos sin llamar la atención? –pregunté.

    Van volteó a los alrededores –se me ocurre algo –dijo –pero no sé si funcione.

    -Cualquier idea nos sirve –dije.

    Van señaló a un par de marinos que estaban subiendo al barco tablones de madera bastante grandes –están subiendo esos tablones por si, una vez que lleguemos a nuestro destino el barco necesita reparaciones poder repararlo rápido. Lo que se me ocurre es poner a un par de elfos a cargar esos tablones y cuatro que se vayan atrás de la madera para que no se vean y que puedan pasar desapercibidos.

    -Me gusta la idea –dijo Orion –sería bueno hacerlo rápido ahora que los puertos tienen mucha gente trabajando.

    -Iré a hablar con el capitán –dijo Van –no creo que se rehúse, al contrario, estará feliz de ayudar.

    -¿Por qué estaría feliz de ayudar? –pregunté.

    -Porque el capitán es un elfo –contestó Van mientras caminaba hacia el barco –ustedes vayan a mover a los elfos para hacer las cosas rápido. Los veo a bordo.


    Orion y yo fuimos por los elfos rápidamente y pusimos el plan en marcha inmediatamente.

    -¿Lo lograron? –preguntó una voz atrás de nosotros.

    Volteé y vi a Axel –sí, ya están casi todos los elfos en el barco, sólo falta este grupo de elfos –señalé al último grupo que ya estaba subiendo al barco –y claro, también faltamos nosotros, no más subimos y estamos listos para partir. Que los elfos ayudaran a cargar los maderos nos ahorró mucho tiempo.

    -Que bien –dijo Axel –entonces subamos para ya irnos.

    -Opto por lo mismo que Axel –dijo Orion –por cierto Axel… ¿y tú caballo?

    -Oh, sí… mi caballo.

    -Sí, ¿qué pasó?

    -Ehmm… digamos que llegué a los establos y ya no estaba. Supongo que me lo robaron y no tenemos el tiempo para buscarlo, ¿o sí?

    -Lo siento, pero es cierto, no podemos perder tiempo en buscar a tu caballo –dijo Orion.

    -Sí, comprendo –respondió Axel –hay que abordar para ya irnos de aquí.

    Abordamos el barco y, Van junto con el capitán, nos esperaban en cubierta, Van con un cigarro encendido y el capitán exhalando humo de su pipa.

    -Bienvenidos a bordo –dijo el capitán –mi nombre es Larandiel y, les agradezco que hayan ayudado a mis hermanos. Hay camarotes para todos y pueden pedir lo que sea en el bar, para ustedes es gratis en agradecimiento –el capitán era alto, ojos verdes, cabello a los hombros pelirrojo y vestía una armadura ligera de cuero.

    -No hay de qué agradecer –dijo Orion –simplemente no puedo dejar que un ser vivo sufra sin razón.

    El capitán sonrió –bueno, espero encuentren cómoda su estadía en el barco, iré a dar las órdenes para zarpar. Los camarotes están por allá –señalo una puerta abierta con escaleras que iban hacia abajo –las bodegas están por allá –señaló otra puerta a nuestra derecha –el bar está allá –señaló una puerta que estaba a un lado de la puerta de los camarotes –y mi camarote está por allá –señaló una puerta en la cubierta superior –cualquier duda que tengan pueden acudir a mí, estoy ahí casi siempre. Llegaremos a Celeb-Tala o en su idioma, Puertos de Plata, los puertos de Tallabanna mañana por la noche. Nos vemos después –se despidió, dio la media vuelta y se fue.


    * * *


    -Y bien –dijo Van –¿no piensan presentarme a su nuevo amiguito?

    -Soy Axel, mucho gusto. Tú debes ser… ¿Van? –pregunté dudoso.

    -El único e inigualable –dijo Orion sarcásticamente.

    -Precisamente como el enclenque lo dice –dijo Van sonriendo.

    -No creo que lo haya dicho con mucha estima –dije –pero bueno, supongo que no es de mi incumbencia.

    -Así como no será de mi incumbencia si el enclenque muere en pelea –dijo Van conservando su sonrisa.

    -Es cierto Axel –dijo Orion ignorando completamente a Van -¿qué te lleva al continente de los elfos?

    -Tengo una misión de mi padre, quién es también mi contratista -por llamarlo de cierta manera- de conocer a un elfo en específico y, si me es posible llevarlo a que conozca a mi padre.

    -Oh, ya veo –dijo Orion.

    -¿Cómo se llama este elfo del que hablas? –me preguntó Jade.

    -Bueno, supongo que puedo contestar esa pregunta, ya les tengo un poco de confianza. Se llama Martell Disperia –contesté –tengo entendido que es un príncipe.

    Noté un poco sorprendidos a Orion, Van y Jade –nosotros también vamos por el mismo objetivo –dijo Orion.

    -¿Quién es tu padre? –me preguntó Van –digo, se me hace extraño que un humano quiera conocer a un príncipe élfico.

    -Oigan, los invito al bar a seguir esta conversación –dijo Jade –me falta un poco de alcohol y un asiento, además de que el barco está a punto de zarpar y prefiero estar ebria cuando eso pase.

    -La idea de Jade me agrada –dije –tengo un poco de hambre.

    -Entonces la conversación seguirá en el bar –dijo Van mientras caminábamos al bar.

    El bar estaba bastante acogedor. Había un pequeño escenario para presentaciones de bardos o bailarinas en una esquina del bar, una chimenea un poco grande en la esquina contraria al escenario, todo lleno de mesas y la barra justo en el centro. El bar estaba básicamente vacío, todos los marinos estaban trabajando en zarpar, sólo había dos mesas ocupadas cuando llegamos y nosotros ocupamos la tercera, cerca del escenario.

    -Perfecto, estamos en el bar –dijo Van –ahora sí Axel, me decías, ¿quién es tu padre y por qué…

    -¿Qué les puedo traer? –preguntó una mesera amablemente interrumpiendo a Van sin darse cuenta. Era una mesera joven, humana, debería tener unos 17 años, cabello negro agarrado en una coleta.

    -Bistecs para todos y diez litros de cerveza al centro –dijo Van un poco impaciente.

    -Muy bien, enseguida lo traigo –dijo la mesera despidiéndose con una sonrisa.

    -Bueno –dijo Van una vez que la mesera se retirara –por tercera vez Axel, ¿quién es tu padre y por qué tanto interés en un príncipe élfico?

    -Bueno, yo soy Axel Fairwind, hijo del rey del Templo del Cielo, Raimon Fairwind. Él me mandó en esta misión porque quiere discutir la posibilidad de una red de comercio entre los elfos de Tallabanna y el Templo del Cielo.

    Jade y Orion me vieron con sorpresa.

    -¡Carajo! –exclamó Van –más nobles. No es nada personal Axel, pero odio a los nobles.

    -Lo siento, no decidí ser noble –dije.

    -Sí, sí, como sea –dijo Van -¿sabes que en teoría, te tendríamos que matar aquí y ahora? –Me dijo Van mientras Orion ponía una mano en su lanza sin quitarme la vista de encima.

    -¡¿Qué?! –Exclamé.

    -Verás Axel, sabemos perfectamente las intenciones de tu padre y sabemos que tú objetivo es matar o secuestrar a Martell –dijo Orion hostilmente.

    -¡¿En qué momento dije eso?! –Pregunté bastante confundido –les acabo de decir mi razón de ver a Martell.

    -Entonces princesito, o tú nos estás mintiendo o tu padre te mintió –me dijo Van tranquilamente.

    -No comprendo –dije.

    -Te lo voy a poner fácil –me dijo Jade –tenemos información de que el Templo del Cielo ha sido “contratado” parece ser que por el rey de Édola para matar o secuestrar a Martell y así llegar a un acuerdo forzado con Phreed Disperia. Nuestra misión es detener eso –me quedé atónito ante la explicación de Jade.

    -¿Entonces? –dijo Orion.

    -No… no sé qué decir –contesté –lo que me están diciendo es nuevo para mí, y aunque sea mi padre lo que están diciendo hace mucho sentido.

    -Por lo menos yo no confío en ti –me dijo Orion –pero de mi parte tendrás el beneficio de la duda es decir, no te voy a quitar la vista de encima jamás, pero ahora te atienes a nuestro objetivo, y cualquier cosa chistosa que intentes hacer, pues ya me viste pelear.

    -Yo lo mataría ahorita –dijo Van -¿para qué arriesgarnos a que nos mate mientras dormimos?

    En ese momento llegó la mesera con nuestros pedidos –aquí tienen –dijo amablemente -¿desean algo más?

    -No, muchas gracias –contestó Van.

    -¡Buen provecho! –dijo la mesera retirándose.

    -No creo que sea necesario ni buena idea matarlo ahorita –dijo Jade mientras se servía cerveza –estoy más del lado de Orion, ver qué hace, y si hace algo “chistoso” o en algún punto nos conviene, pues matarlo –dio un trago a su cerveza –si lo matamos ahorita lo más seguro es que tengamos problemas con el Templo del Cielo, aparte de que ya nos ayudó una vez sin razón para hacerlo.

    -Mayoría de votos es mayoría de votos –dijo Van –vivirás por ahora princesito.

    Comimos y bebimos silenciosamente. Ahora era un prisionero con justa razón. Después de comer decidí irme a mi camarote a pensar y si me era posible, dormir.

    Mi camarote era bastante sencillo, sólo tenía una cama, un pequeño ropero, una mesa pequeña con unas cuantas velas, una silla y una mesa de noche con dos velas. En el cajón de la mesa de noche, igual que en el cajón de la mesa pequeña, había fósforos, los tomé, prendí las velas y me acosté. No podía dejar de pensar en mi padre, ¿por qué él querría asesinar o secuestrar a Martell? ¿De verdad tenía malas intenciones o la información que recibieron Jade y su grupo era falsa? Se veían muy seguros de lo que hablaban, tan seguros que me hacen cuestionar las intenciones de mi padre, el rey de mi pueblo.


    A la mañana siguiente me levanté tarde y cansado, las velas se habían consumido por completo. Por la pequeña ventana entraba un haz de luz, debían ser como las 11am. Salí del cuarto y fui al bar para desayunar, hacía una brisa bastante agradable. Después de desayunar decidí ir a mi camarote a encerrarme de nuevo y seguir pensando en lo que estaba pasando.

    En la noche, a escasas horas de llegar a Tallabanna, después de haber pensado un poco más, fui con Orion y compañía encontrándolos en cubierta.

    -Oh, ¡miren, el princesito! –me saludó Van –no hemos sabido nada de ti, ¿has estado informando que te tenemos capturado?

    -No, pero hay algo que necesitan saber –les dije.

    -Entonces dilo –dijo Van –veamos si recuperas la confianza de estos dos y te ganas la mía.

    -Bueno, entre ayer y hoy que estuve pensando un par de cosas y llegué a la conclusión de que si mi padre realmente tiene intenciones hostiles no pienso ayudarlo, pienso cuestionarlo y ver si se puede llegar a una decisión menos… caótica.

    -Muy bien, me agrada escuchar eso –dijo Orion.

    -Ahora, mi trabajo era hacer las cosas de una buena manera, es decir, persuadiendo a Martell de acompañarme. Si mi padre tiene realmente las intenciones que ustedes dicen, tengo miedo de que no sólo me haya mandado a mí, sino que también haya mandado asesinos por si yo no conseguía hacer las cosas sin sangre.

    -¿Por qué estás dudando de tu “contratista” y a parte delatando lo que pudo haber hecho? –Me preguntó Jade.

    -Antes solía decirme exactamente que iba a pasar con las misiones, me daba información completa, pero eso cambió hace un par de años porque una misión salió muy mal, mataron a casi todos excepto a un amigo mío y a mí, pero quedamos bastante heridos. Desde entonces ya no se me dan misiones “complicadas”, sólo se me dan misiones de hablar y sacar información o ser un embajador o negociante. Ya me ha pasado que la misión termina siendo otra cosa de lo que se me había dicho, y en alguna ocasión si hubo un asesinato cuando mi misión era hablar pacíficamente con un líder mercante algo poderoso de Csheksa. La situación es muy diferente ahora, sé los planes de mi padre y de cierta manera, puedo detener el asesinato de Martell.

    -Si hubieras sabido los planes de tu padre en la ocasión del mercante de Csheksa ¿hubieras intentado detenerlo? –me preguntó Orion.

    -No estoy muy seguro –contesté –ese mercante era bastante corrupto. Sí hubiera evitado que se muriera, pero hubiera buscado otra solución a su corrupción.

    -Ay Axel –me dijo Van riendo –creo que tu padre está jugando contigo.

    -¿Por qué lo dices? –pregunté.

    -¿Por qué el rey de un plano separado -independientemente del nombre- querría detener una red de corrupción en la ciudad más corrupta del continente humano? Francamente no creo que haya tenido el más mínimo interés en eso. Si la intención de tu padre era destruir una red de comercio corrupta, matando al líder no logró nada. Otra persona tomará o ya tomó su lugar. Para destruir una red de comercio corrupta se tiene que atacar a la red entera, o cortar el subministro de productos de compra-venta.

    -¿Cuál es tu punto Van? –pregunté.

    -Creo que tu padre tenía sus que veres con ese mercante corrupto del que hablas y lo mató por una deuda personal. Incluso creo que cualquier persona que esté involucrada en asuntos con casi cualquier persona de Csheksa, está metida en asuntos cuestionables. Csheksa es la ciudad de los más corruptos.

    -Por explicaciones de mi padre pensé que la ciudad más corrupta era Édola, incluso creía que Csheksa era seguro.

    -Sí bueno, Édola también es corrupta pero no llega al nivel de Csheksa. En Csheksa hasta los capitanes de escuadrón son corruptos. Te falta ver más del mundo princesito.

    -¿Cómo sabes todo eso? –pregunté interesado.

    -Escuchas muchas cosas y aprendes muchas otras viviendo en la calle un tiempo –contestó Van.

    -Muchachos –dijo Jade –sugiero que vayan agarrando sus cosas y poniéndose listos para el desembarco, puedo ver los puertos cerca. Yo voy a ir a abastecerme de alcohol para no comprar allá.

    -Entonces nos vemos aquí en media hora –dijo Orion sin dejar de verme.

    -Yo estoy listo –dije –aquí los espero.

    -Yo me quedo con el princesito, también estoy listo –dijo Van –entonces te decía Axel –se volvió conmigo ya un poco más serio –Si tu padre te jugó esa broma de mal gusto en Csheksa sus intenciones matando a Martell no pueden ser muy buenas y menos si no te dijo nada.

    -Mi pregunta es ¿ustedes de dónde sacaron esta información? –pregunté.

    -Aquí entre nos: Jade, Orion y yo no nos conocíamos, pero teníamos un amigo en común en Édola quien es soldado, se llama Faustus. Faustus es muy amigo de otro militar que se llama Mikaw, la hermana de Mikaw es una líder de escuadrón en Édola. El padre de ambos, Horus, es un elfo que actúa como embajador en la relación de Tallabanna y Édola, sin embargo tiene muchos contactos en ambos continentes y una red de espías bastante buena, él fue quien nos contrató para esta misión y él personalmente fue quien nos dio esta información. Después de haber escuchado tus experiencias en Csheksa confío mucho más en la información de Horus que antes, parece que si no conseguimos salvar a Martell las cosas se van a poner feas entre elfos y humanos pero ¿eso en qué le beneficia a tu reino?

    -No tengo idea Van, aún no estoy muy metido en asuntos de gobierno o política, no puedo siquiera darme una idea de por qué a mí reino le convendría la muerte de Martell –le contesté pensativo. Se comenzaba a escuchar al capitán gritando órdenes para llegar al puerto y preparativos para el desembarco.

    -Ya veo –dijo Van pensativo mientras sacaba un cigarro –en lo que me vine a meter... por lo menos la paga es muy buena –dijo para sí mismo.

    -Bien, estoy lista –dijo Jade mientras caminaba hacia nosotros tomando a una botella de licor y con otras cuatro amarradas a su cinturón -¿aún no llega Orion?

    -Ahí viene –le dije señalando a Orion que venía saliendo de los camarotes.

    -Oh, genial. ¿Alguien gusta? –Jade nos ofreció licor.

    -No, muchas gracias –respondí, Van sólo hizo un gesto negativo.


    Después de un día entero que se me hizo una eternidad, llegamos a los Puertos de Plata y era una vista espectacular. Los puertos estaban hechos con madera élfica tallada con adornos y runas élficas, los barcos que estaban anclados al puerto no eran muy grandes pero lo que carecían de tamaño lo compensaban con belleza. La costa no era muy grande y no muy lejos, como a 300 metros, se podían ver muchos árboles pero no lo suficientemente juntos como para llamarle bosque. Sin embargo lo más impresionante de todo es que aunque fuera de noche se podía ver perfecto sin antorchas debido a -supongo yo- un tipo de luciérnagas que estaban a montones por todas partes hasta donde alcanzaba la vista y emanaban una luz plateada. Sé que será una vista que jamás olvidaré.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2016
  8. Threadmarks: Capítulo V
     
    Mikaw KF

    Mikaw KF Iniciado

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    Almas y Dioses
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    Acción/Épica
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    Capítulo V
    Contiene desnudos parciales, capítulo recomendado para leerse en enlace por notas a pie de página.
    Almas y Dioses: Capítulo V: Chaos Cross
    Capítulo V
    Chaos Cross

    -¡Viajeros! –exclamó Arvedin tranquilamente, mientras las preparaciones para el anclaje y el desembarco estaban en curso.

    Volteamos los cuatro con curiosidad.

    -Lo siento, no pude evitar escuchar su conversación acerca de lo que Axel supuestamente viene a hacer –hizo una pausa corta –no me lo malentiendan, no somos enemigos, de hecho me gustaría platicar con ustedes en un lugar más privado.

    -Qué bueno que lo aclaras, ya estaba pensando en cómo esconder tu cuerpo –le dijo Van despreocupadamente.

    -¿Dónde nos vemos? –Preguntó Jade –tú conoces el lugar mejor que nosotros.

    -Aquí en los puertos no hay mucho, son sólo puertos, no es como Édola que aparte de ser puerto, es una ciudad. Nos vemos dentro de dos días en la ciudad más cercana de aquí que es Chaos. Hay un bar que se llama Chaos Cross, todo mundo lo conoce así que pueden preguntar, nos vemos ahí a las 8 de la noche dentro de dos días, ¿les parece?

    -¿Cómo llegamos a esa ciudad? –preguntó Jade.

    -Es sencillo –dijo Arvedin –de aquí pueden tomar una carrosa. Tarda un día en llegar y la tarifa no es muy alta.

    -Perfecto. Entonces nos vemos pasado mañana en el bar Chaos Cross que está en la ciudad Chaos –dijo Jade.

    -Arvedin, antes de que te vayas –le dijo Orion.

    -¿Sí? –preguntó Arvedin.

    -¿Por qué la ciudad Chaos se llama así? ¿Tiene algo que ver con el dios Chaos?

    -Oh, sí, sí tiene que ver de cierta manera. En la mitología élfica se cree que exactamente en ese punto de la tierra las dos diosas tocaron el artefacto que les permitía estar en sincronía y de eso nació Chaos, el dios. Basándose en esa creencia se hizo la ciudad del caos ahí, y se le nombró Chaos.

    -¿Y sí es muy caótica? –preguntó Jade.

    Arvedin un poco sorprendido rio un poco –esperaba una pregunta más guiada a la leyenda, no tanto a la ciudad, pero no, no es muy caótica. Simplemente se le dio el nombre para conservar la mitología intacta. Y no –dijo viendo la cara de preocupación de Orion –tampoco le rezan a Chaos.

    -Exactamente esa era mi siguiente pregunta –dijo Orion –gracias por contestarla.

    -No hay de qué –dijo Arvedin –ahora bajemos del barco que todos tenemos cosas que hacer –y en efecto, el barco estaba bajando los puentes de desembarco.

    -Nos vemos pasado mañana –le dije despidiéndolo.

    -¡Suerte, nos vemos pronto! –replicó Arvedin alegremente bajándose del barco y pasando los guardias sin que lo molestaran.


    * * *


    -¿A qué vienen cuatro humanos al reino de los elfos? –preguntó cortésmente un guardia tan pronto nos bajamos del barco.

    -Somos viajeros, amigos de los elfos –dijo Axel en un tono amigable pero serio –hemos venido a conocer sus tierras –el guardia era alto, de cabello negro largo y ojos azules. Cargaba una lanza negra adornada con plateado y en su espalda colgaba un escudo negro. Su armadura era pesada de color plata.

    -¿Humanos amigos de los elfos? –preguntó el guardia un poco desconfiado.

    -Precisamente –replicó Axel –en nuestro camino nos hemos tomado la libertad de rescatar a un grupo de elfos que trabajaban como esclavos en Édola hace un día.

    -¿De dónde son? –preguntó el guardia interesado, observándonos escrutadoramente.

    -Cada uno viene de partes diferentes –dijo Jade –yo vengo de Rük.

    -Yo soy del Templo del Cielo –dijo Axel.

    -Yo vengo de Édola –dijo Orion –ahí viví unos años haciendo mis estudios de alquimia.

    -También yo vengo de Édola –dije desinteresado.

    -¿En dónde está el grupo de elfos que dicen haber salvado? –preguntó el guardia.

    -Supongo que siguen en el barco –dijo Axel.

    -¿A qué parte de Tallabanna vienen? –preguntó el guardia sin dejar de analizarnos.

    -Nuestro objetivo inmediato es la ciudad Chaos, hemos escuchado que es hermosa –dijo Jade.

    -Muy bien. Suenan como turistas, los cuales no hemos tenido en muchos años y, si es cierto que rescataron elfos de Édola, les tenemos una deuda. Antes de dejarlos pasar al continente, me gustaría hablar con el capitán de su barco en cuanto baje. Por lo pronto los invito a sentarse en aquellas bancas –dijo el guardia amablemente mientras señalaba unas bancas en el muelle a unos veinte metros de nosotros.

    A los diez minutos de espera Larandiel bajó del barco y el guardia nos hizo una seña para que nos acercáramos mientras entablaban una conversación.

    -Así es –escuchamos a Larandiel afirmar –también vienen con la aprobación del capitán de la octava cruz de Ithilin, Horus. Estos son los papeles que él mismo me pidió entregar cuando llegáramos –le decía Larandiel al guardia mientras le daba una carta gruesa sellada.

    El guardia un poco sorprendido, tomó los papeles, rompió el sello cuidadosamente, desdobló la carta y comenzó a leer detenidamente, de cuando en cuando volteando a vernos con aprobación.

    -Bienvenidos a Tallabanna, viajeros –dijo cálidamente cuando terminó de leer –sólo no me explico cómo es que en la carta hay tres mencionados y su grupo es de cuatro –cuestionó sutilmente mientras nos entregaba unos papeles a cada quién –pero si tres tienen la aprobación del Capitán Horus, el acompañante de éstos es bienvenido. Esos papeles que les di les servirán en caso de que un guardia, o autoridades mayores desconfíen de ustedes, así mismo concede acceso a todo el continente. Las carrosas quedan por allá –dijo apuntando a la arbolada que estaba pasando la costa –espero que disfruten su estadía y se pueda forjar amistad con los humanos de nuevo. Ahora –dijo volteándose con Larandiel.

    -Espere, por favor –interrumpió Larandiel al guardia –me gustaría despedirme de ellos –dijo haciendo un gesto señalador hacía nosotros con su cabeza –antes de continuar con temas burocráticos.

    -Excelente, entonces pasaré a su nave a hacer una inspección rápida, si no le molesta, para ir agilizando el proceso –dijo el guardia respetuosamente.

    -Me parece bien –contestó Larandiel, a lo que el guardia hizo una reverencia simple y comenzó a caminar hacia el barco –¿encontraron cómodo el viaje? –preguntó Larandiel.

    -Bastante –dije –pero le faltaron mujerzuelas.

    -Ah, sí. Es algo que me falta añadir: entretenimiento para adultos –bromeó Larandiel.

    -A mí me pareció bastante bien –dijo Jade mientras le daba un sorbo a una botella de licor y se encogía de hombros.

    -Veo que saliste cargada –dijo Larandiel viendo las botellas de licor en el cinturón de Jade.

    -Oh sí, tú sabes, tomar provisiones y eso –contestó Jade dando otro sorbo.

    -Sí, comprendo –contestó Larandiel riendo –pero bueno, lo que les quería decir es que estoy a su disposición. La orden de Horus fue que los esperara a que regresaran junto con el “extra” que van a traer, así que cuando se quieran ir, aquí estaré en mi barco, el problema es que Horus no pagó su pasaje de regreso, sólo de venida, así que les tendré que cobrar treinta platinos por persona para el regreso.

    -Ah. ¡Genial, gracias! Ya sabíamos lo del pasaje –dijo Orion –lo pagaremos cuando regresemos.

    -Sí, sí, como sea. ¿Ya nos vamos? –Pregunté impaciente –quiero conocer el bar ése, Chaos Cross.

    -Dejo que se retiren, veo a Van algo impaciente –dijo Larandiel –hasta luego, ¡buena fortuna! –di la media vuelta y comencé a caminar despidiéndome con la mano en alto.

    -Nos vemos en unos días –dijo Orion.

    -¡Van! –escuché la voz de Lilith en mi cabeza mientras los demás se despedían de Larandiel.

    -¿Ahora qué quieres? –pregunté fingiendo molestia.

    -Espero que, si hay pelea, me uses. La sangre de los elfos sabe muy bien.

    -Lilith, eres una daga. No tengo utilidad para una daga en combate, te recuerdo que uso mandobles y cosas masculinas. Sólo te conservo porque eres herencia.

    -Si pudiéramos desarrollar sincronía sería el mejor mandoble que has tenido o podrías tener, Van. Y si encuentras a mi hermana, entre ella y yo, y con esa alma que tienes te podríamos dar poder inimaginable.

    -¿Tienes una hermana? –pregunté curioso.

    -¿No sabías?

    -¡Pues no! Nunca me cuentas de ti.

    -Pues no, porque dices que no te interesa o que soy aburrida.

    -Jamás me habías dicho que me podías dar poder. De haberlo dicho sería otra historia, maldito cuchillo inútil.

    -No te puedo dar poder así como así, Van. Me tienes que usar en pelea, tenemos que desarrollar sincronía y entendernos un poco mejor –hizo una pausa corta –ya vienen tus amigos, hablamos luego.

    Desenvainé a Lilith y la observé. Su hoja curva tenía adornos muy tenues en negro que jamás había notado y en el mango había inscripciones que tampoco había notado, parecía ser otro idioma –maldito cuchillo, de haber sabido que me podías servir te hubiera usado hace mucho –pensé para mis adentros.

    -¿Y esa daga? –preguntó Axel algo curioso.

    -Fue un regalo –contesté cortante mientras guardaba a Lilith en su funda –¿quién paga la primera carrosa del viaje? –pregunté cambiando el tema.

    -Yo la pago –dijo Orion sacando su bolsa de dinero, yendo hacía un conductor cercano –Buenas noches ¿cuánto sale el pasaje para cuatro personas a Chaos? –le preguntó Orion al carrero.

    -Buenas noches –el carrero nos observó e hizo un juicio rápido. Era un elfo de cabello corto castaño claro, ojos verdes y tez clara –veinte platinos por todos –contestó –llegaremos mañana antes de la puesta de sol, a eso de las cinco, ¿está bien?

    -Está perfecto –dijo Orion sacando el dinero de la bolsa y dándoselo al carrero.

    -Suban –dijo amablemente mientras abría la puerta de la carrosa para dejarnos pasar. Ésta era blanca por fuera y amplia por dentro con cortinas de satín y seda rojas e interiores negros. Era tirada por cuatro caballos bastante finos.

    -Muchas gracias –dijo Jade mientras subía.

    -Voy a abrir la cortina de la ventana –dije una vez todos adentro –quiero ver el paisaje.

    -¿Tú? ¿Querer ver el paisaje? –preguntó Orion sarcásticamente asombrado.

    -Sí enclenque, este paisaje me trae buenos recuerdos –dije tranquilamente mientras corría la cortina.

    -¿Tienes buenos recuerdos? –Preguntó Jade interesada –eres demasiado hijo de puta para andar con eso.

    -Bueno –dije sin dejar de ver el paisaje –que les valga madres si tengo recuerdos o no, yo no más avisé qué iba a hacer.

    -¿Qué te recuerda? –me preguntó Axel mientras observaba por la otra ventana.

    -A ti también te trae recuerdos ¿o qué? –le pregunté.

    -Sí. Los pocos que tengo de mi madre. ¿Y a ti? –Preguntó curioso.

    -Mi esposa –dije secamente.

    -¿Estás casado? –Preguntó Jade sorprendida.

    -Estaba. Murió hace un par de años.

    -Lo siento –dijo Axel.

    -No tienes por qué, no fue tu culpa –dije serenamente.

    -¿Cómo murió? –preguntó Jade intentando ser prudente.

    Aparté la mirada de la ventana para observarlos un momento y regresé la atención al paisaje.

    -Fiebre de maná –contesté.

    -Lo siento –dijo Orion –creo que nadie debería pasar por eso.

    -¿Sabes lo que es?

    -Sí. Aparece tanto en los estudios de alquimia como de medicina. Pienso investigarla más a fondo.

    -Harías bien, nadie sabe curarla, y si hay alguien que sepa está muy escondido, créeme. Pero de nuevo; no es su culpa, no tienen por qué darme sus pésames.

    -Bueno, igual te lo estoy dando. Acéptalo si quieres –dijo con resolución a lo que volteé sorprendido. Sinceramente no me esperaba algo así del enclenque.

    -Gracias.

    -No hay de qué –dijo con una tenue sonrisa amable –¿cómo era tu esposa?

    -Amable… amable en extremo.

    -Todo lo contrario a ti –dijo Jade bromeando.

    -Exactamente lo contrario –contesté –en ése y en todos los aspectos.

    -¿Cómo es que este paisaje te recuerda a ella? –preguntó Axel.

    Quiero interrumpir un momento la conversación entre mis compañeros y yo, ¿qué les parece? Siento que ya pasé un buen rato sin describirles como era el paisaje que me recuerda a mí esposa, así que lo haré. Se podía ver cómo íbamos dejando los puertos atrás y adentrándonos a la tierra de Luna -mí esposa-, pasando debajo de una arbolada que dejaba pasar algunos haces de luz plateada, mientras que, en los lugares donde la luz no tocaba, pasaban volando unas libélulas plateadas conocidas entre los elfos como Badmanhor, Purificadores en nuestro idioma, debido a que absorben la oscuridad y emiten una luz pálida. Luna decía que si se escucha con atención a estas criaturas, se podrían escuchar cantos a través del agitar de sus alas, cantos que incluso podrían dar sabiduría al que tuviera los oídos para entenderla. A lo lejos se podía ver algo así como una cúpula de fuego, pero un fuego congelado, como si no estuviera activo sin embargo iluminando un área alrededor. Era la ciudad de Chaos, Luna me contó de su vista a lo lejos.

    -Mi esposa era una semi-elfo –contesté –vivió aquí algunos años antes de intentar escapar a Rük y probar suerte allá, pero de lo que más hablaba era de los paisajes en Tallabanna.

    -¿Cómo carajos se conocieron? –Preguntó Jade –digo, no te topas con un semi-elfo todos los días, menos con uno que fue con los humanos por voluntad propia.

    -Bueno, parece que hablar de mi esposa mientras veo el paisaje me está sentando bien, así que se los compartiré. Yo vivía en Rük cuando mi papá me abandonó en las calles a los siete años, lo único que me dio fue el collar de la familia Flameheart y esta daga –dije enseñándoles a Lilith –aunque la daga haya sido herencia de mi madre.

    -¿Esto qué tiene que ver con conocer a tu esposa? –preguntó Jade.

    -Todo –contesté –si mi padre no me hubiera desheredado jamás hubiera conocido a Luna. A los 15 decidí mudarme de Rük a Édola con la esperanza de encontrar mejores trabajos con mejor paga, como escoltar un barco hacía algún otro lado o defender mercancía de mercantes poderosos. En un pueblo pequeño que está entre las dos ciudades del cual nunca escuché su nombre, conocí a Luna en la única posada. Estaba trabajando como mesera para poderse costear un viaje a Rük e ir a probar suerte como mercante. Como mercenario te enteras de cosas de otras ciudades y es obvio que en Édola tendría más futuro con ese sueño, así que por alguna razón decidí ayudarla y ella aceptó, renunció a su trabajo en la posada al día siguiente y pagué nuestro pasaje a Édola a pesar de que yo tuviera contemplado ir a pie. La carrosa duró casi dos días en llegar con paradas aquí y allá para descansar y reabastecernos de comida y agua. En el viaje tuve suficiente tiempo para platicar con ella y darme cuenta de que no era humana y no conocía nuestro continente para nada, mucho menos el estigma racial que tenemos. Me preocupé por su seguridad y decidí ofrecer mis servicios de mercenario a cambio de comida y agua. Así conocí a Luna y así terminé haciéndome su esposo y compañero de negocios dejando la vida de mercenario atrás.

    -¿Cómo consiguió trabajo en ese pueblo? –preguntó Jade.

    -Jamás dijo de donde venía y sí pasaba por humana. Para ser humana hubiera sido un poco alta, de cuerpo algo delgado, su cara fina con pecas, ojos ámbar y cabello castaño claro, largo y sedoso.

    -Suena linda –contestó Jade.

    -Lo era…

    -¿Y si pudieras revivir a Luna? –escuché a Lilith en mi cabeza, como si fuera un pensamiento mío.

    -¡¿Qué?! –exclamé sobresaltando a todos.

    -Tranquilo Van, puedo escuchar tus pensamientos, podemos hablar sin que uses la boca. Cuando termines tu conversación hablamos.

    -¿Qué pasó Van? ¿Estás bien? –preguntó Orion alarmado al mismo tiempo que escuchaba a Lilith.

    -Ehh… –balbuceé impactado –Sí… creo que sí.

    -¿Seguro? –Preguntó Jade –no te ves del todo bien. Empalideciste.

    -Creo que han escuchado demasiado –dije intentando terminar con la plática para poder ir a “dormir” –estoy cansado y creo que sería buena idea que durmiera.

    -Estoy de acuerdo –dijo Axel –todos estamos cansados.

    -Hablen por ustedes –dijo Jade sacando una botella de licor nueva –yo voy a tomar un rato mientras veo el camino. ¿Seguro que estás bien Van?

    -Sí, seguro. Gracias por la preocupación –dije algo seco –me dormiré un rato, me avisan cuando lleguemos.

    Los asientos de la carrosa iban divididos por cuatro en cada lado habiendo ocho asientos, de los cuales, los ocho tenían un descansa pies plegable. Si éstos se extendían en los asientos opuestos quedaba una pequeña cama. Hice mi cama y me acosté dándole la espalda a todos.

    -Buenas.

    -Buenas noches –contestaron los tres al unísono.

    -¿Decidiste terminar rápido tu conversación con ellos para hablar conmigo? –Dijo Lilith riendo juguetonamente –¡qué lindo!

    -¿A qué te refieres con revivir a Luna? –pregunté molesto.

    -Pues a eso, a revivirla. Pero antes de seguir con este tema cierra tus ojos y relájate. Te voy a guiar por un viaje en tu mente.

    -¡No! –Dije molesto –vamos a seguir con este tema.

    -Van, hazme caso. Si lo haces te podré decir exactamente qué clase de poder necesitas para revivirla, entre otras cosas. Contestaré algunas preguntas si me haces caso.

    -¿Cuándo dejaste de obedecer y empezaste a dar órdenes?

    -En el momento en el que entendí que compartes alma con alguien importante para mí, ahora sólo quiero comprobar que seas digno de mí.

    -¿Compartir alma? ¿De qué carajos hablas? –pregunté desconcertado.

    -Si me haces caso de relajarte y concentrarte en mí voz te dormirás, y tu consciente entrará a tu mundo. Por el momento yo seré tu catalizador, pero con más práctica lo podrás hacer tu solo.

    -¿Qué tengo que hacer? –Dije cerrando los ojos y respirando profundo, armándome de paciencia.

    -Sólo concéntrate en lo que voy a cantar, relajando tu cuerpo como si fueras a dormir.

    -¡Ah! ¡Sí claro, y ahora cantas! Haces de todo menos ser útil en combate, ni has de cantar tan… –Comencé a reconocer una melodía que Luna entonaba a menudo en el canto de Lilith, una melodía que decía Luna, la había aprendido meditando con los Badmanhor cuando era pequeña. Me quedé callado, escuchando a Lilith y, de la oscuridad profunda que es usual ver cuando uno cierra los ojos, comencé a ver hilos blancos que serpenteaban en la oscuridad, y mientras más me sumergía en el canto de Lilith, más hilos comenzaban a aparecer lentamente, formando una imagen tras otra cada una más vívida que la anterior. No estoy muy seguro en qué momento pasó, pero una de esas imágenes se quedó y se convirtió en una especie de sueño, un sueño que no parecía ser sueño. Me encontraba en un lugar donde no había nada, sólo oscuridad y una mujer desnuda cantando a unos cuantos metros de mí. Me quedé callado, sólo observándola por un rato. Estaba sentada sobre sus piernas en el suelo, su cabello negro, largo y brillante descansaba sobre sus muslos y cubría sus senos, su piel era blanca y pálida haciendo un contraste hermoso con su cabello, sus ojos estaban cerrados mientras cantaba. No me atreví a interrumpir, así que me senté silenciosamente a observar y escuchar. Parecía que los ecos de su voz se perdían en la inmensidad de la nada.

    Cuando terminó de cantar, conservó la misma posición por unos segundos, abriendo sus ojos lentamente, posando su mirada en mí.

    -¿Te gustó? –dijo con una voz suave mientras se incorporaba grácilmente. Sus ojos eran desiguales, su ojo izquierdo era amarillo brillante mientras que el derecho era morado, ambos con la pupila rasgada[1].

    -Bastante –contesté relajado –¿cómo conoces esa melodía?

    -Es una melodía con propiedades mágicas. Cantada bien, sirve para inducir un nivel de consciencia más alto, en otras palabras, permitir que tu consciente visite a tu inconsciente, a esas partes de tu mente a las que nunca llegas ni despierto ni dormido. Lo que me sorprende es que tú conozcas esa melodía, ¿cómo la conoces?

    -Luna solía cantarla cuando estaba desanimada o triste.

    -¿Enserió? –Contestó sorprendida –¿dónde la aprendió?

    -La aprendió meditando en el bosque al sur de Thilien.

    -Qué lástima que murió, hubiera sido una maga muy poderosa.

    -¿Qué te hace creer que hubiera sido una maga poderosa?

    -¿Sabes lo que es la fiebre del maná?

    -Muy poco, sólo lo que se ha investigado en Taeglis. Tengo entendido que es un núcleo mágico poderoso que al jamás usarse explota haciendo daño mortal a la persona que lo lleva.

    -Te daré esta respuesta gratis –dijo sonriendo juguetonamente –Es una teoría cercana, pero no es correcto. La fiebre da porque el huésped es una fuente de maná natural. Cuando la gente en general usa maná, está usando algo ajeno, está pidiendo prestado maná del flujo natural en el mundo y el maná en sí es la corriente de vida que, en grandes cantidades permite hacer magia. Donde no hay maná, no hay vida. Ahora, si el maná se acumula tanto en el cuerpo de una persona, se convierte en algo tóxico y la persona muere casi inmediatamente.

    -Ya veo… ¿Hay alguna manera de curar eso?

    -Dame tres muertes de elfas jóvenes y contestaré eso –dijo sonriendo –o seis niñas humanas de máximo once años, tú decides.

    -No te voy a dar eso –dije indignado.

    -Entonces no tendrás la respuesta.

    -Ya no la necesito, así que me da igual. ¿Dónde estoy? –Pregunté viendo los alrededores que eran completamente negros y sin ningún punto de interés.

    -Estás en el lugar de tu mente que me diste, o más bien, que tomé sin preguntar.

    -¿Cómo tomaste un lugar en mi mente? –Pregunté desconcertado.

    -¿Recuerdas la primera vez que escuchaste mi voz?

    -Sí.

    -¿Recuerdas qué pasó antes de que escucharas mi voz?

    -Ahmm... –pensé un segundo –fue hace años, después de que maté a alguien usándote, ¿no?

    -Así es, fue cuando comenzamos a desarrollar sincronía.

    -¿Quién demonios eres?

    -Lilith, me conoces como una “maldita daga que habla”, pero ésta es la forma que solía tener antes de que fuera esa daga.

    -Sí, supuse que eras tú, pero ¿quién eres realmente?

    -¿Sabes? Normalmente cobraría por esa respuesta, pero te la dejaré gratis de nuevo, haz hecho un gran esfuerzo en venir. Solía ser un demonio, una de las dos esposas de Astaroth[2], la segunda siendo mi hermana Seles. La gente de tu plano creó un método para encarcelar a reyes corruptos, demonios y personas peligrosas en armas, y de ahí surgieron las armas-alma. Las armas-alma somos extremadamente poderosas y podemos otorgar muchas facilidades a la hora de pelear siempre y cuando el portador haya hecho un lazo emocional con su arma. También tenemos la capacidad de abarcar una parte de la mente del portador cuando el lazo se esté formando y yo terminé aquí, en esta parte olvidada de tu mente.

    -¿Por qué está tan vacío? Y ¿por qué no tienes ropa?

    -¿Te incomoda que no tenga ropa? –Dijo acercándose más a mí, cruzando sus brazos alrededor de mi cuello.

    -Bastante –contesté secamente a lo que Lilith rio un poco alejándose de mi lenta y seductoramente.

    -No te emociones tanto, Van –dijo viendo mi entrepierna –con el poder que tienes no te dejaría ni siquiera poner tus manos en mi cintura. O por lo menos aún no.

    -Bueno, ¡ya! Contesta mi pregunta –dije un poco molesto –¿por qué no hay nada en este lugar?

    -No hay nada porque tú no quieres que haya nada. Es tu mente, si tú quisieras este lugar podría ser una ciudad que conoces, o una pequeña casa. Si tú quisieras estaría vestida, sólo si tú quisieras –rio burlonamente –sólo imagínate el lugar que tú quieras, o imagina objetos y comenzarán a aparecer.

    Inmediatamente cerré los ojos y comencé a imaginar el interior de una casa. El piso era piedra recortada en ciertos patrones y la construcción era de madera. Lilith y yo conversábamos en una sala con una chimenea, sillones rojos y una mesa de centro con un candelabro de tres velas encendidas.

    -¿Funcionó? –pregunté mientras abría los ojos, impactándome viendo la sala como la había imaginado. Lilith estaba sentada en un sillón con las piernas cruzadas, viéndome fijamente.

    -¡Claro que funcionó! ¿Dudas de mi palabra? –preguntó Lilith retadoramente.

    -Si no me fío de mi especie ¿qué te hace pensar que voy a creer la palabra de un demonio?

    -No todos los demonios somos iguales, Van. Unos siempre decimos la verdad a cambio de un precio.

    -¿Qué quieres de ropa? Encuentro tu cuerpo desnudo muy distractor para una conversación seria.

    -Ay Van, eres un hombre fácil –dijo desdoblando sus piernas lentamente –dame un vestido holgado color tinto, sin zapatos y sin ropa interior. Se me hace que estorban más de lo que ayudan.

    De mala gana imaginé un vestido sencillo de lino grueso hasta los tobillos de color tinto, justo como ella lo pidió.

    -Está doblado, a tu izquierda –dije señalando el vestido.

    -¿De lino? ¿No me pudiste dar algo más corriente? –preguntó sarcásticamente y con desprecio.

    -¡Uy! ¡Perdón su alteza! Los costureros reales no tenían otro material, ¿gusta que los mande a azotar?

    Lilith rio un poco mientras se deslizaba dentro del vestido.

    -¿Y bien? –Pregunté mientras Lilith sacaba su cabello del vestido –¿ya me dirás como es que supuestamente reviviré a Luna?

    -Tranquilo –contestó Lilith mientras se acomodaba el vestido y se sentaba de nuevo –mejor siéntate y hablemos, creo que tienes un par de dudas más importantes que cómo revivir a tu esposa.

    -No realmente –contesté mientras me sentaba –creo que si puedo revivir a Luna, ese tema es mi prioridad.

    -Para poder revivir a tu esposa necesitas ser mucho más fuerte, tener otra clase de poder que aún no tienes, pero podrías tener.

    -¿Cómo consigo ese poder? Espera… ¿para poder revivir a Luna necesito ser algo así como un necromante[3]?

    -Van, dije revivir, no reanimar. Son cosas diferentes. Un necromante no puede revivir a una persona, pero sí reanimarla como un undead[4]. El poder que buscas está en ti. Cuando termines de viajar con esta gente busca un plano separado llamado Uffernia, es la ante sala a los infiernos. Si mal no recuerdo, hay una entrada en este continente, pero no recuerdo dónde.

    -¿Ahí voy a encontrar ese poder del que hablas?

    -Sí y no. Ahí sólo sería la primera parada para comenzar a conseguir el poder que deseas.

    -Déjate de rodeos, dime exactamente qué tengo que hacer.

    -Sólo son dos pasos, Van: hacerte rey de Uffernia o un círculo del infierno, y matar a Astaroth y consumir su alma. Francamente te recomiendo que vayas tras Uffernia, no es tan difícil como un círuclo.

    -¿Por qué convertirme en rey de Uffernia o de un círculo del infierno me dará poder?

    -Cuando un mortal rige sobre un plano separado, el mismo plano concede el poder para gobernarlo. Siendo rey de Uffernia o de un círculo del infierno tendrías acceso a todo el flujo de almas, independientemente del plano en el que estén o al que se dirijan a descansar o ser purgadas. Tendrías que buscar el alma de Luna, sacarla del flujo de almas y usando magia antigua, meterla a un cuerpo. Sería más o menos el mismo proceso de hacer un arma alma, pero en tu caso sería un cuerpo en lugar de un arma.

    -Ya veo… –dije pensativo –pero entonces ¿para qué quiero consumir el alma de Astaroth?

    -Sin el poder de Astaroth no serías capaz de conjurar esa magia antigua de la que hablo.

    -Dijiste que Astaroth era tu esposo, ¿cierto?

    -Así es.

    -¿Por qué me estás alentando a matarlo y consumir su alma?

    -Sangre y alma de Cerberus o Fenrir.

    -¿Perdón?

    -Parece que eres nuevo tratando con demonios –dijo Lilith riendo –es mi precio por contestar a tú pregunta.

    -¿En dónde encuentro a Cerberus o a Fenrir? –pregunté resignado.

    -Como estás ahorita no puedes ni soñar en siquiera hacerles cosquillas. Fenrir cuida la puerta al Valhalla[5] y Cerberus cuida la puerta a los nueve círculos del infierno que está en Uffernia. Hay cosas más poderosas que mercantes corruptos en el mundo Van, no creo que tardes mucho en darte cuenta. Ése Horus no se ve como un elfo normal, sigue con tu grupo actual y en algún momento obtendrás más información que no te daré a menos que pagues el precio.

    -Bien, no tengo inconveniente en seguir con mi grupo, los comienzo a apreciar –mi vista se comenzaba a tornar nublada mientras hablaba.

    -Parece que nuestra conversación se ha terminado.

    -¿Qué? ¡No! Tengo más preguntas.

    -Podemos hablar cuando gustes, ahorita tus amigos están intentando despertarte. Parece ser que ya llegaron a Chaos –la escuché a lo lejos.

    Podía ver como todo el escenario junto con Lilith se iba alejando de mí cada vez más rápido.


    * * *


    -¡Van! –lo llamé mientras lo sacudía suavemente para despertarlo –ya llegamos.

    Van gruñó ahogadamente mientras abría lentamente los ojos.

    -¿Orion? –me preguntó más dormido que despierto.

    -Si Van, soy yo. Ya llegamos, sólo faltas tú para poder bajarnos.

    Mientras se levantaba y volvía a dejar los asientos normales dejó escapar unos cuantos gruñidos.

    -¿Qué hora es?

    -Casi las seis –contesté mientras él buscaba en la carrosa cualquier objeto que se le pudo haber caído u olvidado.

    -Perfecto, es hora del desayuno –dijo una vez cerciorado que no hubiera nada.

    -Van, son las seis de la tarde, no las seis de la mañana.

    -Exacto. Tengo hambre, vayamos al bar y luego a buscar posada –dijo bajándose de la carrosa antes que yo, quedándose parado como estatua viendo hacia arriba.

    -¿Van? ¿Todo bien? –pregunté bajándome de la carrosa volteando hacía arriba como él.

    Era una vista espectacular, la ciudad vista desde afuera es un círculo de piedra negra rodeado por una especie de fuego rojo moradoso inofensivo al tacto, pero la vista por dentro hacía el cielo era como estar en el ojo de un tifón de fuego, haciendo un contraste perfecto con lo naranja del atardecer.

    -¿Ves eso, enclenque? –me preguntó Van embobado.

    -Claro que lo veo, es una muy buena vista –contesté deteniéndome un instante para ver –pero tenemos cosas que hacer, no venimos de turistas. Vamos.

    -¿Dónde están Jade y Axel?

    -Se adelantaron un poco, Jade dijo que iba a ver la ciudad y Axel que iba al mercado a ver qué venden los elfos, los veremos en media hora en el bar. –Me volví hacia el carrero –muchas gracias por el viaje –dije despidiéndome.

    -Cuando gusten –contesto el carrero amablemente.

    -¿Hace cuánto llegamos? –preguntó Van mientras levantaba la mano en señal de despedida.

    -Media hora –contesté mientras comenzaba a caminar.

    -¿Por qué no me hablaron antes?

    -Sí te hablamos antes, pero no respondías nada. No sé cómo le haces para dormir más de doce horas tan profundamente.

    -¿Dormí tanto? Eso explica mi urgencia de orinar, ¿ya sabes dónde está el bar?

    -Ya, está a dos cuadras de aquí.

    -Tú guías –dijo Van un poco ansioso.

    Comenzamos a caminar a un paso un poco acelerado. Las calles eran estrechas, el piso era adoquinado con piedra gris clara y las casas en su mayoría tenían diseños élficos en madera y cantera. Pronto llegamos a una bifurcación de calles y justo en la cuchilla que se formaba estaba el bar. Era una construcción de dos pisos bastante amplía, la puerta de entrada era de madera tallada, con una cruz grande en el centro y debajo de ésta el nombre del bar en élfico.

    -Es ése –le dije a Van apuntando al bar.

    -Perfecto –dijo mientras aceleraba el paso y entraba al bar.


    [1] Pupila de gato.

    [2] A pesar de que Astaroth y Lilith tengan nombres de demonios de la religión católica y los personajes sean demonios en la mitología de la historia, no poseen ningún parecido más que el nombre del personaje y su raza.

    [3] Persona que, mediante la magia oscura, aprendió a manipular a los muertos como sus esclavos convirtiéndolos en “undead”. Normalmente pelean con magia oscura o miasma acompañado de un ejército de “undead”.


    [4] La traducción literal de “undead” es “no-muerto”. Un “undead” es algo parecido a un zombie, la diferencia es que normalmente los zombies son independientes a diferencia de los undead, que normalmente tienen un amo. En caso de que no tengan uno, también son independientes y son seres razonables.

    [5] Lo mismo aplica con Valhalla, Fenrir y deidades escandinavas. Sólo tienen el nombre pero no hacen referencia al “verdadero asunto”.
     
    Última edición: 6 Octubre 2016
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    Estoy feliz de anunciar que una persona se unirá al proyecto como ilustrador. Es un muy buen amigo mío estudiante de artes plásticas, por lo pronto lo presentaré como "Blerur". En cuanto tenga ilustraciones listas editaré los capítulos para incluirlas y los re subiré al blog. Iré avisando cuáles son los capítulos editados y re subidos para que los relean en caso de que edite el texto y vean las ilustraciones. En caso de que se edite el texto avisaré cuando suba el capítulo editado.

    Todas las críticas, comentarios y opiniones son bienvenidos y anhelados.

    ¡Saludos y buenos deseos para todos!
    Mikaw K. F.
     
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    Mikaw KF

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    Disculpa
    Así como me pone feliz anunciar que los capítulos comenzarán a ser ilustrados, me apena no haber subido ningún capítulo nuevo. Ha sido un mes difícil en cuanto a logística, dinero y tiempos, y no creo que se vaya a solucionar pronto sino hasta el mes que entra. Aunque ustedes no puedan verlo con cosas tangibles, el proyecto sigue avanzando.
    Este mensaje es para informar que es muy posible que este mes sólo se vea un capítulo y llegue hasta la última semana de éste, y al mismo tiempo es para disculparme. Ahora, "¿cómo es que está avanzando el proyecto si no hay capítulos nuevos?" Es lo que me imagino que se preguntan, y la respuesta es sencilla, avanza de una manera conceptual ahora que hay ilustrador y de una manera de estructura en cuanto a lo que a la escritura corresponde; el capítulo VI ya está algo avanzado, pero también he tomado algo del poco tiempo libre que he tenido este mes y designo para escribir, y me he puesto a revisar los capítulos pasados y editarlos en lo que se necesite. No los re subiré hasta que haya quedado satisfecho con la edición que hice para poderles dar el mejor contenido que pueda.

    Ténganme paciencia, por favor.
    Mikaw K. F.
     
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    Mikaw KF

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    Acción/Épica
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    9
     
    Palabras:
    131
    Regreso

    Desde Octubre que no hay noticias, lo sé. El ilustrador, Blerur tuvo algunas complicaciones personales y no habíamos podido discutir bien los detalles de los dibujos y la importancia inmediata de algunos, pero ya quedó casi todo marchando. Hemos decidido que los personajes y el mapa tienen prioridad sobre ilustrar las ciudades, panoramas y eventos pero, las reuniones de trabajo van lentas. Re-subo la presentación de personaje de Axel con dibujo y editada de texto, y la presentación de personaje de Jade con imagen. Espero antes del miércoles de la semana próxima poder subir a Orion y a Van editados de texto si es que lo necesitan y con su respectiva imagen.

    ¡Saludos! ¡Espero hayan pasado un excelente fin de año!
    Mikaw K. F.
     
    Última edición: 2 Enero 2017
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