One-shot de Inuyasha - ¿El fin? [Kikyou&Inuyasha&Rin]

¿El fin? [Kikyou&Inuyasha&Rin]

Titulo: ¿El fin?
Summary: —Vamos, no pierdes nada con probarlo —alentó y se paró al frente de él, en el segundo escalón de la escalera.
Pareja: Kikyou&Inuyasha&Rin
Letras: ¿?
Ranking: K+
Género: Drama, general, romance, un poco.
Advertencias: Ooc, orrores ortográficos: Sin word y sin Betas. Ortografía de m****
Aclaraciones: Mmm hace mucho tiempo tenía está idea, algo rara, pero yo no soy la más cuerda de todas...
Dedicatoria: A Pan-chan y a Asurama, mis hermanas hermosas >_<

:::::: ¿El fin? :::::::​

—¡No puedes hacer eso, Kikyou!

La susodicha lo observó y su mirada lo atravesó duramente.

—Claro que lo puedo hacer, Inuyasha —respondió con tranquilidad. Recogió su chaqueta de la perchera y se dedicó a salir.
—¡Pero...! —comenzó Inuyasha frustrado y enojado. Las cosas se le salieron de las manos.
La chica lo interrumpió y sin dedicar a mirarlo, le dijo:
—Si tienes alguna otra cosa que decir, lo puedes hacer con mi abogado.

Y después sólo se oyó el sonido de la puerta al cerrarse y los nudillos fuertemente apretados del peli-plateado.

El chicó gruño y golpeó fuertemente la pared más cercana. Quería destruir todo lo que se encontrara cerca, la rabia había vuelto su mente de un nebuloso rojo, volviéndolo loco.

Ella no podía hacer eso (en realidad si podía hacerlo) no, no puede llevarse sus cosas, esos objetos que tanto le costó conseguir. Aunque el televisor no es que le importara mucho, la rabia era por el puro hecho de que ella siempre se salía con la suya.

Eso es por casarse tan temprano le repetía muchas veces su conciencia, pero ahora no es que la tuviera muy en cuenta (aún cuando ésta tuviera la razón).

Respiró hondo y sus puños cerrados a cada lado de su cuerpo, comenzaron a soltarse. Había alguna solución ¿cierto? tenían que llegar a un acuerdo, ella no podía destruirlo de esa manera.

Aunque no fue ella quien la engañó accidentalmente en un bar con un metrosexual.

—Maldito Jakotsu —murmuró y luego se tomó un fuerte trago de ron.

No es que lo haya hecho de aposta, ¡nunca se metería con aquellos tipos! a él le gustaban las mujeres y punto. Además estaba el hecho de que él quería a Kikyou, nunca tuvo la necesidad de engañarla.

Pero se pasó con las copas y olvidó lo loco que es Jakotsu, y claro, lo encaprichado que estaba con él. Su mujer no tuvo mucha paciencia con eso, y por supuesto, le mandó los papeles del divorcio lo más rápido posible.

Si, ella lo quería, pero tambien tenía dignidad y orgullo.

—Yo te puedo querer Inuyasha, pero si me llegas a engañar, todo se irá al diablo Esa frase retumbó en su mente, era las mismas plabras que le había dicho antes de casarse, y antes de que él sugiriera atarse a ella en las Vegas.

Y vaya que no mentía. Cumplió su palabra sin titubear; pero a ella le dolía en el fondo.

No había mucho que hacer. Se quedaría en la ruina y por no decir más, en la calle.
Tal vez su madre lo recibiría, si, ella lo haría. Pero prefiere ahorrarse el sermón de su padre y la mirada petulante de Sesshoumaru; aunque éste último no busca motivos para mirarlo de esa manera.

Suspiró y salió de su apartamento. Se sentó en el primer escalón de la larga escalera que se asomaba frente a él y escondió su rostro entre sus rodillas. Todo se fué al diablo, tal y como lo dijo Kikyou.

Unos pequeños y suaves pasos sonaron cerca de él y luego una pequeña taza rosada apareció su lado, con el delicioso olor de un buen café (¿colombiano?) rebosando su alrededor.
Miró de reojo y observó como una jovencita con medias azules hasta las rodillas se sentaba al lado de él, observándolo con sus dos grandes ojos márrones.

Ella le acercó más la taza.
—Toma, eso me ayuda siempre —dijo y una sonrisa con hoyuelos adornó su rostro.
—Keh, no necesito eso —bufó y siguió con la vista en el suelo.
La chica suspiró, pero no se dejó afectar por su actitud grosera.
—Está bien, si no quieres llenar tu barriga con esté delicioso café... —dijo fingiendo indiferencia y se encogió de hombros.
Tomó la taza y sopló su contenido, para después saborearlo.
—Mmm ¡que rico! —dijo y lo miró de reojo. Pero él seguía sin ponerle atención.

La chica lo pensó un momento y de nuevo, le ofreció el líquido.

—Vamos, no pierdes nada con probarlo —alentó y se paró al frente de él, en el segundo escalón de la escalera.
—¿No me molestarás más si pruebo tu estúpido café? —preguntó con su típico tono hosco y descortés.
—Si —respondió y sonrió de nuevo.

Inuyasha la miró mal y le quitó el café de mala gana. Lo probó y su lengua se quemó.

—Está caliente —dijo la chica, al verlo fruncir los labios.
—Buena hora de decirlo... —murmuró y decidió tomarse con más calma la situación.

Al final no resultó tan malo como creía, el café si sabía bien, y como dijo la chica, lo calmó un poco. Cuando abrió los ojos y fué a devolverle el pocillo a la chica, ésta ya se estaba retirando a su apartamento.

—Eh..niña —llamó incomodo
La chica se volteó y le preguntó con la mirada.
—Eh..—carraspeó— mmm
—De nada Inuyasha—dijo ella al acercarse y recibirle la taza.
—¿Como me conoces?
—Oh —la pregunta la tomó desprevenida—. Acá no es que viva mucha gente en este piso.
—¿Y tú eres...?
—Rin.


¿En serio ya nada tenía solución? ¿Ese era su fin?

Tal vez no, pero Inuyasha no es que tenga mucha paciencia descifrando las señales de la vida.


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Tiene muchos errores, mi ortografía es pésima y hay Ooc