Historia corta ¿Cuál es su misterio?

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Brunchi, 12 Noviembre 2017.

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    ¿Cuál es su misterio?
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    Para todas las edades
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    138
    Sipnosis

    El misterio cae puesta en una
    humana especial,
    el don junto a runas místicas que oculta traerá una aventura excepcional.

    La aventura pronto comenzará con ello el desequilibrio de su don, ellos la están buscando y no es para sólo bailar.

    ¿Ella podrá sola contra aquellos peligros que el destino la depara? ¿O acaso necesitará la ayuda de un encapuchado misterioso, para ser su equilibrio?

    Si quieres averiguarlo, te invito a seguir leyendo.

    ~~~~​
    Bienvenidos a una historia mas de entre mis ocurrencias, esta historia corta intentaré terminarla sin que me maten xD. Pero tratará de misterio, bailes callejeros y peligros parecidos a los que los súper héroes viven. Espero que les guste.
     
    Última edición: 12 Noviembre 2017
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    8
     
    Palabras:
    270
    Capítulo 1→Recuerdo parte 1.



    Una joven chica de complexión mediana, con una capucha negra y un vendado color lavanda se movía con elegancia y ritmo en una pista de baile callejero. Su cabello era de color lavanda pero apenas se le notaba por lo corto que lo tenía. Su cara apenas se lo notaba, ella escondía la mitad de su rostro con su cabello.

    Se movía de acuerdo a la melodía de la música "Hysteria", sus pasos de bailes eran limpios, y únicos.
    Se escuchaba los vitoreos y apoyo. Su corazón iba con una adrenalina desenfrenada pero sentía como se iba relajando con los ritmos de la guitarra eléctrica y batería.

    Una vez que iba terminando el baile, pudo observar como uno de los chicos callejeros. Ella endereza, a pesar de tener la respiración acelerada, lo mira neutralmente.

    —Muy bien hecho, Laviun —apremia el chico.

    Ella asiente, y se acerca a una mochila, más luego saca una toalla secándose la cara llena de sudor, sin mostrar mucho su rostro.

    —No fue nada, sólo fue calentamiento—dice la pelilavanda.

    El chico ríe levemente.

    —Si, claro Laviun, los jefes me pidieron que te entregue este sobre —dice entregándole.

    Ella lo recibe.

    —Gracias, ya puedes retirarte, Lionel —dice Laviun fría.

    Así era Laviun Avez una chica bastante misteriosa, de actitud fría y con la gran habilidad de bailar cualquier música que escuchara. Era la mejor en bailes callejeros en toda la ciudad de New York. Todos los grupos solicitaban su ingreso pero ella siempre se negaba.
    Nadie sabía porque evitaba los grupos, o socializarse, aunque eso pronto cambiaría.
     
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    8
     
    Palabras:
    974
    Capítulo 2: Recuerdo parte 2

    Laviun Avez se encontraba mirando el cielo gris de New York, las gotas caían sobre sus zapatos, mojando los. En su mano izquierda se encontraba el sobre que había dado Lionel aquella tarde.


    "Felicidades Laviun Avez, has sido seleccionada para seguir concursando pero para ello necesitarás elegir un grupo con el que participar.
    Esperamos su respuesta".


    Laviun se caracterizaba por ser solitaria en sus competiciones y esto sólo era otra tonta competición que la quería ver bailar en grupo, o al menos eso pensaba ella. Pero la realidad era que aquellos jefes deseaban que ella fuera la jefa de uno de los grupos.
    Aquella misteriosa chica levanta la mirada y por el reflejo de la lluvia a través de sus retinas se logra percibir un extraño brillo viocaleo, entre aquella mirada vacía.

    Sin más se levanta de aquella escalera en la cual estaba sentada, y sin más agarra su IPhone, coloca una música a sonar mientras sus auriculares vuelven a tapar los orificios de los oídos. Lo resguarda de la lluvia, y sin más se dispone a dirigirse a algún lugar con su mochila en la espalda.

    Se escucha retumbar en su mente la canción «Pure» de Wiz Khalifa, mientras ella va caminando por las calles oscuras de la Avenida Florida, al pasar bajo un puente, siente presencias siguiendo las, se quita sin mucho movimiento uno de los auriculares, más luego empieza a escuchar sonidos continuos tras de ella de pisadas aceleradas. Suspira, y siente que su mejilla arde, cuello hasta la cintura, sus ojos se iluminan en color violáceo brillante.

    Detiene su caminar.

    —¡Miren nada más quién está aquí! La famosa Laviun Avez —dice una voz masculina.

    Ella tan solo se quedaba en silencio, mientras en sus manos se empezaba a forma una especie de halo en forma de vara, y justo cuando siente mas de una presencia con la intención de golpearla, se gira. Sus ojos tienen contacto con los del ataquen logrando que éste se asuste, pero igual intenta proponerle con golpe pero ella es rápida y lo golpea con la cola de la vara en el estómago, mandando lo a chocar contra unos potes de basura.

    —Inútiles...

    Sin más ese comentario los endurece al par de 4 hombres, quien con todo le empiezan a rodear y brindar golpes aleatorios en dirección a su costilla, cadera y otras en sus mejillas, pero ella sin dudar también empieza a atacar a pesar de recibir golpes, pero lo que no quería es enfurecerse.

    —¡Vaya! ¡Una gran mujer digna de golpear! —dice el tipo y sin más, corre en su dirección con un puñal en la mano.

    Pero Laviun Avez, logra esquivarlo por poco, logrando que aquella arma blanca le corte la mejilla, y sin poder aguantarlo mas. Con un giro patea al tipo mientras hace equilibrio en su mano izquierda y la intercambia por la derecha, ocasionando queelretroceda, pero también pueda sujetarle de una pierna, más luego estamparle contra el asfalto.

    —Tks... Paren...

    Advierte la pelilavanda, pero éste hombre sin más le proporciona un golpe en la costilla a Laviun, ocasionando que el aire salga de sus labios, y ese fuera el comienzo de la diversión.

    Al caerle la capucha, se decide por quitar parte de su campera, y sin más se logra observar un extraño tatuaje que pasa a través de sus ojos, mejilla izquierda y bajando por el cuello. Que se empieza a iluminar, y una sonrisa para nada amigable empieza a surcar los labios de Laviun.

    —Hablen, quién los mando—exige.

    Ellos tragan saliva y retroceden, no contaban con que se revelara.

    —¡No, nos mandó nadie! —Exclama otro tipo.


    Y sin más con una diestra velocidad se coloca frente a él, sus ojos brillan.

    —Mientes, gallina

    Con un solo puñetazo en la boca del estomago directo al suelo, lo deja en inconsciencia.

    —¿Q-que? ¿¡Cómo te atreves, maldita!?—exclama el tercer hombre.

    Laviun percibió sus movimientos, y sin más agarra el puño que iba en dirección a su mentón, y sin más lo dobla y encarcela al hombre en una llave, logrando inmovilizarlo.

    —Di-me la -res-pues-ta ¿¡ya!?—gruñe Laviun.

    Ese hombre se queja, e intenta librarse.

    —¡Nadie nos lo ordenó! —exclama con miedo.

    Laviun se acerca al oído del hombre, dice:

    —Respuesta equivocada.

    Gira al hombre y sin más, patea en su hombría, ocasionando que él gima de dolor, en el suelo.

    Lo que no contaba, o se olvidó era del cuarto hombre, quién aprovechó para, apuñalarle en el hombro. La vara que tenía Laviun en sus manos creció hasta convertirse en una espada, y sin esperar más, corta por encima del estómago del cuarto hombre. Éste se queja cayendo al suelo.

    —¡Esta bien! ¡Nos mandó Daymeins Roy! —exclama con miedo el hombre.

    Laviun Avez, lo observa con la mirada encendida.

    —Vivirás, para advertirle que no lo quiero cerca, o sino mataré a su joya

    El Hombre con esfuerzo asiente, se levanta sangrando, y se escapa como cobarde. Laviun se agacha un poco para agarrar su campera y sin más, con su espada logra abrir un portal, y trasladarla a algún lugar.

    En menos de 15 minutos se encuentra frente a una puerta, toca la puerta apenas, y gruñendo por lo bajo.

    —¡Dick abre!

    En minutos pisadas rápidas llegar y se abre la puerta.

    —Que agradable sorpresa Lav-...—empieza a decir una voz masculina joven.

    —Muévete —es interrumpido por ella.

    Quién entra por la puerta, y justo detrás de ella, el tipo suelta una palabrota en alemán.

    —Siéntate en el sillón, voy por lo necesario para esa herida —dice Dick, un hombre de cabellos negros con puntas azules, tez blanca.

    Dick había podido ver el puñal que seguía clavado en el hombro por atrás de Laviun Avez.
    Esta noche sería una larga, para la pelilavanda. Debía pensar en muchas cosas.
     
    Última edición: 8 Enero 2018
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    977
    Capítulo 3: "Recuerdo del Gran Jaudrin Místic y el descontrol".





    Laviun se encontraba con los ojos cerrados, y mordiendo su mano, su rostro expresaba dolor, qué más podía hacer si Dick estaba quitando el puñal de su hombro.

    —Agj... —se queja, al sentir como el filo sale de ella.

    Dick rápidamente logra actuar, y colocar un gran algodón intentando calmar el pequeño sangrado.

    —Laviun, ¿Podrías decirme que ocurrió ésta vez? —pregunta.

    Ella queda en silencio, y con un ligero movimiento se saca la campera, quedando en camisola, logrando que se observe completamente aquella marca que ocultaba siempre.

    —Lo mismo de siempre, Roy me busca —comenta abarrotada.

    Dick hace una mueca, y agarra la aguja e hilo, para empezar con una pequeña sutura de la herida, y sin más coloca un parche, protegiéndolo.

    —Quiere decir que ya te encontró nuevamente, ¿Te irás? —pregunta.

    Laviun suspira y se dirige hacia la cocina para consumir algo, lo primero que se encuentra en una manzana verde.

    —Para ello debo conseguir dinero, y no tengo ganas para seguir robándole a las cajas de las calles.

    Dick la mira, agarra lo que utilizó y lo arroja a la basura.

    —Hmm... Entonces estás pensando en participar en algún baile callejero internacional, ¿no es así?

    Laviun hace una mueca.

    —Ciertamente, pero para ello me han dicho que necesito tener un grupo, justo me han ofrecido ser el líder de uno de ellos —comenta cansina.

    —¡Pero eso es genial, Laviun! ¿lo aceptaste, no? —comenta Dick sorprendido.

    Laviun, tira el resto de la manzana.

    —Sabes perfectamente que no soy ni seré apta para tal cargo, ni estar entre un montón de chicos hormonales —comenta entre dientes, seria.

    Dick bufa.

    —Pero si tu tienes casi la misma edad que ellos, Laviun, es hora que comiences otra vez—dice mirándola.

    —Soy un monstruo, mejor estar en soledad, que volver a repetir la historia

    —¡Pero, por favor! ¡Laviun, supéralo! ¡El pasado se queda en el pasado! No sucederá lo mismo, si te hace sentir segura yo estaré allí, para cuidar que no ocurra —dice exasperado.

    Laviun solo se dedica a cerrar los ojos al sentarse en el sillón.

    —¡Laviun Avez!, ¡¿me estás escuchando?!—exclama, al verla en aquel sillón.

    Abre sus ojos y estos se iluminan en tono violáceo brillante.

    —¿Que es lo que no entiende, tú? Si te he mantenido en distancia y lejos de mi por todo este tiempo, crees que haré que te descubra Roy, para que ocurra lo mismo, ¡No!, ¡Claro que no! —gruñe enfadada.

    Ocasionando que algunas cosas empiecen a levitar a su alrededor.

    —¡No fue tu culpa, lo que pasó! ¡Laviun!

    Laviun empieza a sentir como su piel en la parte del tatuaje se empieza a calentar.

    —No digas que no, si tan sólo yo hubiera terminado con Roy, eso no habría ocurrido, ¡Soy la maldita culpable de sus muertes!

    Dick empieza a sentir el ambiente tener un cambio, el poder de Laviun se empezaba a despertar.

    —Ellos querían protegerte, fuiste su mejor amiga, su familia, entiende, ¡ellos solo querían ayudar!

    Laviun ya no lo escuchaba, ante sus ojos violáceos solo podía observar como se volvía a repetir las muertes de ellos, por culpa de su descontrol.

    Dick no se queda atrás, y con una velocidad digna, se acerca y sus manos sale una frescura, mientras sostiene una de las manos de Laviun.

    —¡Laviun, cálmate! Sabes perfectamente que el que saques a luz tu poder, no cambiarán los hechos –dice firme.

    Ella no lo escuchaba, estaba ciertamente pérdida entre sus recuerdos.


    Dentro de aquellos pensamientos de Laviun:

    Se lograba observar como un grupo de cinco chicos de 15 y 16 años se encontraban bailando la canción "Fuckin' Perfect" de P!nk, todos con sincronía, justo frente de ellos los dirigía la mismísima Laviun con movimientos gráciles y coordinados, acorde de la batería y las guitarras, mientras los ojos de aquel pelilavanda estaba felices, por bailar con sus amigos, su familia.

    Pero de un momento a otro todo se vuelve un caos, guardias se seguridad con armas de fuego, y un hombre Rubio con ojos verdes, junto con una sonrisa socarrona ordena atrapar a todos, algunos los del público lograr huir pero otros no. Agarran a uno del escuadrón Jaudrin Místic, un chico de cabellos ondulados estaba agarrado por las solapas en las manos de aquel tipo, tan conocido como Daymeins Roy, el científico militar que codiciaba el poder de Laviun Avez.

    Laviun al observar aquello, se mueve con agilidad y rapidez, rescatando a Jake, y con una patada dirigida a la barbilla de Roy, intentó alejarlo, pero éste la agarra estampándola contra el suelo. Jake grita, y saca una especie de guante de poder, mientras los demás se colocan a pelear con los secuaces de Roy, pero en un momento Laviun empieza a sentir una rabia iracunda. Ya que por aquel golpe, no lograba escuchar a su alrededor, ocasionando que solo pudiera ver en tonos violáceo y en cámara lenta, un gran poder renace en ella, dejándose llevar por su defensiva natural, ocasionando que rayos violáceos se estrellen contra los secuaces, pero en un momento de descontrol, Roy aprovecha y tira balas en dirección a cada integrante del grupo, matándolos frente a Laviun›.


    —¡Nooooo! —gruñe impotente.

    Dick sin saber mucho que hacer ya que observa que Laviun empezaba a lagrimear gotas violáceos casi rojizos, sin más la abraza y expande su poder de hielo, congelándola como anesteciando el sistema nervioso de su amiga. Una vez cuando nota que se calman de brillar sus ojos, logra ver como Laviun se desmaya.

    —N-no... —solloza, cayendo dormida.

    Dick, la vuelve a dejar a su temperatura normal, y sin más la acuesta en la cama. Mira la noche caer.

    —«Laviun... cómo desearía que no hubiese pasado sola, todo ello»—piensa, y sin más se acomoda en un sillón cercano a ella, para luego dormir.

    Mañana sería otro día.
     
    Última edición: 13 Enero 2018
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    Capítulo 4: "Un futuro nuevo amigo, y la travesía del pasado vuelve a comenzar"




    Klein Utterson es un joven normal y corriente, cabello castaño, tez pálida y ojos cafés. Cursaba tercer ciclo de la universidad principal de Nueva York. Siendo algo temeroso, pero predispuesto; ha logrado obtener diversos logros.

    Actualmente volvía de una fiesta y se encontraba algo somnoliento. Decidió ir por el parque, un atajo que él concurre mayormente.

    Vistiendo una camisa blanca, corbata, pantalón de vestir y zapatos negros, llevaba su saco en su brazo derecho.

    Mientras Laviun aquel día había quedado vagando por el parque, en respuesta a lo culpable que se sentía por haber actuado de manera descontrolada, hace dos días con Dick. Sabía que recordar el pasado no era bueno, pero el nerviosismo le ataca de sólo pensar que por su culpa pudiera ocurrir otra vez su mismo pasado.

    Tan metida en sus pensamientos estaba que por un pequeño rozar de pues, y choque contra el suelo, de un leve tropezar al parecer de algunos caminares de allí. Por lo que levanta la mirada y llega a observar caminar a un joven, suspira y niega un poco.

    Pero justo cuando va pasando cerca de él sus ojos y sus runas brillan por alguna extraña razón. Alertando peligro. Sin más ella nota que el joven no debió estar a estar horas por aquí, pero sabía que era la culpable de lo que sucedería.

    De cierta manera, ellos siempre la encontraban, o quizás las sospechas de Dick eran ciertas, de que Roy y la policía estaban juntos, aunque era ciertamente obvio ya que Roy es un científico dedicado a la milicia para "proteger" al mundo.

    No muy lejos hombres van pasando de largo al joven mientras ella detiene su caminar, y sin más, entre sus manos aparece un bastón hecho de aura color lavanda.

    Los hombres de apariencia peligrosa se dirigen con rapidez en dirección a atacarla, pero ven que el joven podría convertirse en un posible testigo por lo que sin más se dirigen a él, pero Laviun por instinto empezó a proteger al joven.

    —¡Debes marcharte ya! —grita con tono frío y seco, al joven.

    El joven libera un ligero bostezo
    Él ignora lo que sucede a su alrededor, piensa en lo ocurrido en la fiesta. Cabizbajo, camina lentamente hasta que observa algunos tipos acercándose a él.

    No logra actuar rápidamente y resulta embestido por estos sujetos. Aún sentado en el suelo, por fin despierta y escucha la voz de la joven chica.

    —¿Quién eres? ¿Quiénes son ellos? Esto... Esto es extraño

    Observando completamente la apariencia de ella, traga saliva y agita la cabeza.

    —Estoy muy lejos de casa para empezar a soñar de esta forma, por Dios.

    Laviun sin más empieza a pensar en poco hacer que no lo ataquen, pero son como bichos molestos, sin dejar alguna salida libre.

    —Eso es lo que menos interesa saber ahora, estás en peligro, vete y ponte a salvo –contesta ella.

    Golpea con la punta trasera de su bastón a uno de los hombres, y con la delantera del bastón a otro, mandándolos lejos.

    Son cinco hombres contra ella y el joven adormilado, una desventaja grande, o quizás no. Laviun solo esperaba que el joven se moviera para no asustarlo cuando todo sucediera.
    Sus ojos empiezan a hacerse más brillantes junto con sus runas no visibles empiezan a calentarse, junto con ella enojarse al ver como uno va con intensiones de golpearlo pero ella actúa rápida y se interpone pero lo que no ve es que este quita una navaja y se la clava en la clavícula izquierda.

    —Tks... ¡Muévete! ¡No es un sueño, joder! Arg... —gruñe con dolor ante el ataque.

    Pero sin importar saca la navaja de la zona afectada y con un movimiento rápido, apuñala al contrincante en el estómago para luego patearlo fuertemente, mandándolo a estrellarse con los otros dos en el suelo del parque.

    El estudiante universitario estaba atónito. Todo lo que vio parecía un sueño, pero sus instintos lo atraían a la realidad. Rápidamente, en el suelo, retrocedió amplios metros y luego se levantó torpemente para intentar correr.

    —No, esto está mal— pronunció el chico al ver el combate.

    Volteando, observa como uno de los sujetos va tras él y, en vez de correr, intenta embestirlo.

    Al momento de que su ataque falla, rápidamente intenta levantarse del suelo; pero unas cuchillas le atraviesan las pantorrillas cayendo después de un gran dolor.

    Mientras solloza, su victimario va a una velocidad sorprendente hacia su cabeza.

    Laviun logra ver de reojo lo que ocurre, levanta la mano formula una bola de aura lavanda se forma y sin más se lo estampa contra el contrincante de ella, lastimándolo como también mandándolo a volar consigo a los cercanos a ella y dejándolos muy lastimados. Con una agilidad digna de pasos de baile patea con el pie derecho en la mejilla derecha del contrincante que iba hacia el joven. Mandándolo a estrellar con un árbol. Jadea entrecortada.

    —Oye.. ¿E-estan bien? Tks... Idiota —jadea por la actividad que hizo.

    Una vez el grupo de Roy atacaba y hería a alguien desconocido, gruñe y golpea un puño al suelo por no poder evitar que él, aunque sea un chico mas, no salga dañado.

    Para el joven, ella una total desconocida le salvó la vida, se quedó fascinado; pero a la vez se cuestionaba la seguridad en las noches.

    Intentando levantarse, produce gestos de dolor y se mantiene en una posición cabizbaja.

    —¿Quién eres? Y... ¿Quiénes son ellos?

    La observa y luego ve los extraños símbolos en su cuerpo. Se ve atraído a estos e intenta acercarse, pero solo cae inevitablemente al piso.

    Laviun lo mira y suspira calmando se, oculta sus runas con su flequillo y parte de la chamarra. Nunca le gustó que la quedasen mirando.
    Mira los gestos de dolor, se cuestiona por lo que hará, lo ayuda a levantarse.

    —Soy Laviun Avez, y ellos son sólo problemas —dice fríamente.

    Sin más lo levanta con una fuerza, pero jadea al sentir el ardor en su clavícula.

    —Bien, te ayudaré a llegar a tu destino.

    —¿Pero... no necesitas ir a un hospital?

    Pronunció Klein preocupándose mientras es sujetado por ella.

    Su pantalón quedó ensangrentado y su camisa sucia, pero aún así no le importaba mucho lo costoso que fue comprar ese conjunto.

    —Estamos con cortes algo graves, ¿No? Es lógico ir al hospital...

    Laviun hace una mueca levemente parecida a una sonrisa fugaz y niega cansada.

    —No estoy para responder preguntas, si quieres te dejo allí –responde.

    Sabía que todo problema que se había causado empeoraría cuando preguntasen como se habían dañado, y mas aun eso causaría que ella debiese sacarse la chamarra y mostrar su misterio.

    –Y Corrección, usted está con cortes graves, yo no. Pero si me hubiese hecho caso y no quedarse, éste fastidio no hubiese sucedido –empieza a decir.

    Lo mira directamente a sus ojos, mostrando sus ojos color lavanda aun un poco brillantes.

    —A la próxima intenta huir y salvarte, no importa cómo, pero deja atrás al peligro. Esto no es algo para tomarlo a juego –suspira empezando a caminar en dirección a la ciudad.

    —Espera... Me olvidé algo...

    Ella lo está llevando al hospital más cercano de la ciudad. Siendo encaminado, piensa en todo lo sucedido en esta noche y suspira.

    —Me llamo Klein Utterson.

    Después de nombrarse, empieza a acostumbrarse lentamente al dolor de sus pantorrilas. Luego, la vuelve a mirar.

    —Me gustaría recompensarte por salvarme.

    Sin mucho que decir, piensa en lo que van a decir sus conocidos cuando lo vean en el hospital. ¿Cómo decirles que hombres lo atacaron y una joven misteriosamente lo salvó? Aún más con lo que vio de la batalla. Solamente pensará alguna excusa para ello.

    Laviun seguía caminando intentando ser nuevamente la pacífica, debía estar tranquila al llegar al hospital y con una acrobacia escapar, no era momento para eso.

    —No hace falta, con que sigas vivo ya me doy por absuelta de algún cargo de conciencia —comenta con tono frío pero tranquilo.

    Al ver el hospital ya cerca, silva y uno de los guardias mira hacia ellos se alarma al ver sus aspectos y manda enfermeros en su dirección.

    —Sólo di que unos asaltantes te quisieron robar, no digas mas, y cuídate las espaldas Klein —comenta.

    Ella se escabulle justo a tiempo entre la oscuridad de la noche, corriendo con una velocidad, y sin más salta por una escalera de emergencia, subiéndola, perdiéndose a lo lejos.

    Klein, sin mucho que hacer, la ve desaparecer mientras los enfermeros van hacia él. Ellos lo atienden normalmente y lo llevan en silla de ruedas.

    Ingresa al hospital y de inmediato, llaman a sus familiares. A su vez, la policia llega para hacerle algunas preguntas sobre su testimonio.

    =////

    Aquel día al llegar al departamento Laviun una vez cansada fue a por el botiquín de primeros auxilios, se sacó su chamarra y blasfemó al ver la herida.

    —Tks... Que mas razón podría tener ese chico –suspira.

    Agarra un poco agua oxigenada y con una mueca leve, se empieza a limpiar y desinfectar la herida, luego coloca mercurio cromo, se la venda. Estaba agradecida que Dick no se encontrara en casa, no soportaría sus regaños por volver herida otra vez.

    Aquella noche quedó pensativa, ese chico, Klein, algo tenía. Sólo esperaba que sus problemas no lo afectaran a él también. Sin más se durmió y el amanecer entre las horas llegó.

    Ella se había duchado, y cambiado las vendas, se cambió la chamarra a otra de color morado oscuro. Temprano había salido del departamento, y sin más vio el hospital al que había llegado ayer, por alguna razón quería asegurarse de que el chico estuviese bien.
    Preguntó a la secretaria por Klein Utterson, le dieron el número de la habitación y sin más golpetea suavemente la puerta.

    Klein, pasó mayormente su tiempo en el hospital realizando trabajos. No se le permitía dejar el tercio superior, por lo que acudió a un amigo para compensar las horas que no va a la universidad.

    La policía aún seguía investigando el caso, su familia dividió horarios para visitarlo; pero hoy no vendría nadie. Él y sus proyectos... esperando que se cure totalmente.

    Todo iba bien hasta que escuchó el golpeteo de la puerta. ¿Quien sería? Se preguntó, pero luego suspiró.

    —Puede pasar

    Laviun suspira, ya se empezaba a retractar. ¿Para que lo hizo? ¿Por que vino? Se preguntó.

    Entró a la habitación con sus manos en los bolsillos de la chamarra.

    —Estás vivo, y bien acomodado al parecer –habla al pasar.

    Su cabello color morado se observaba un poco, lo miró e inspeccionó por un minuto si se encontraba bien, ocasionando que su cuerpo se tranquilizara un poco.
    Klein, al verla, se sorprendió inmediatamente. Entre titubeos y pánico, arroja sus lápices al piso.

    —¿Laviun? ¿Qué haces aquí?

    Inmediatamente sacó los planos y cuadernos de sus piernas, los puso en una sobremesa y recogió los objetos tirados.

    Laviun si bien se sienta con un poco de dificultad por la herida, que aun resentía.

    —Puedo sentarme, ¿verdad?–dice sin tener en cuenta su acto de pánico. O bueno darle mérito.

    Su chamarra ocultaba su rostro hasta sus narices y su flequillo sus runas en el rostro del lado izquierdo.

    —Vengo a asegurarme hayas sobrevivido a lo de anoche –dice tranquilamente. —¿Acaso he molestado? ¿Estabas ocupado? –pregunta.

    Para Klein, ella tiene algo en esencial especial que lo atrae, algo llamativo. Él había meditado qué eran los símbolos que ella traía consigo, aún así no lograba descifrar nada.

    —No, no has molestado. Más bien, me aburría con este trabajo.

    Luego de tal espectáculo, sonríe levemente algo avergonzado. Con algunos lápices en mano, los deja también en la sobremesa.

    —Aunque es sorprendente que haya venido aquí solo para ver si estoy bien. ¿No hay otro motivo que quizás oculte?

    Laviun lo mira, y sonríe levemente, feliz porque nadie lo notará.

    —Sólo fue curiosidad de saber que no te había dejado tan mal, siento no haberme quedado a cuidarte, pero las preguntas estaban de más. Aunque... ¿Nadie extraño te ha visitado, no? —pregunta mirando el lugar, viendo si ellos no había venido a por el.

    Klein al estar escuchando su pregunta, empieza a recordar. Sus familiares, amigos, los enfermeros, los policías y ese detective que lo interrogó.

    —Mm, no. Aunque hubo alguien que me mostró algunos símbolos y preguntó si los había visto.

    Luego de pensarlo bien, se parecían a los que llevaba su visita aquella noche.

    Se tensa, y cierta los ojos, pero no logra evitar maldecir.

    —Evítalos, no son buena gente. Por más que quieras investigar sobre lo que viste anoche, olvídate, haz que solo ocurrió una vez, y todo terminó –dice levantándose.

    Camina nerviosa y enojada, pensativa, ¿cómo podría hacer para que él no corriera peligro?se preguntaba.

    Caminaba de un lado a otro.

    —Sabía que llegar al hospital estaba mal. Te debía haber dejado en tu casa, y allí quizás los malditos no llegarían a ti. —gruñe por la bajo, todo en murmullos.

    «Quizás no te vincularían conmigo, aunque puedo hacer ese viaje a Londres para despistarlos»piensa Laviun.

    —¿Estas bien?

    Pregunta al verla tensa y se dispone a proseguir.

    —El detective organizó una visita para dentro de dos días. ¿Entonces me pides lo evite?

    Al presenciarla, estaba algo tranquilo. Se encontraba quizás seguro en el hospital, pero si un verdadero peligro ocurre; ella está para evitarlo. Aunque sería malo depender de alguien otra vez.

    Laviun intenta calmarse, y se sienta nuevamente acerca sin interesarse en el dolor de la clavícula resentida, que seguramente luego sangrase, acercó un poco hacia él.

    —Escúchame bien y claro Klein, ese detective no es del bando de los buenos, no confíes en él, quédate siempre con tus familiares, por más que quieran hacerte "preguntas sencillas". No quedes sólo con él. Merda... –se frustra y recuesta en sus manos.

    Su marca ardía y brillaban levemente y sus ojos estaban prendidos debía calmarse, sino levantaría sospechas.

    —Yo no te puedo cuidar, yo soy el peligro que él quiere —comenta.

    —¿Peligro?

    Comenta dubitativo. Recuerda la vez que vio al detective, no le parecía mala persona. Aunque esa vez su madre lo acompañaba, por lo que él no estaba solo.

    —¿Entonces qué sugieres? Aún así, me será imposible estar con alguien ese día.

    Recuerda el viaje a la ciudad natal de su padre por una misa para su abuela. Él prefirió que vayan y no se molesten en quedarse.

    —Aún así, no sé nada de lo que sucede

    Laviun al escuchar aquello, cierra los ojos.

    —Un amigo te podría acompañar, quizás un abogado, no debes estar solo —vuelve a decir.

    «Pero... A Dick nadie lo conoce, nadie lo vincula conmigo, quizás». Piensa.

    Lo mira fijamente, olvidándose de sus ojos brillantes.

    —¿Qué tan sociable eres? —pregunta directa.

    Intenta calmarse. Alterarse haría que él tuviese mas curiosidad, y lo que ella debía hacer es solo dejarlo pasar.
    Él corría peligro con ella.

    —Haz estado pensando en los símbolos que viste en mi, ¿no? —pregunta con curiosidad.

    «Tal vez si él no demuestra interés, aun pueda evitar tomar decisiones bruscas». Piensa Laviun.

    —Tengo amigos, pero dudo vengan a quedarse con el detective. Aunque...–empieza a decir Klein.

    Quien recuerda y se pensando en María, una amiga apreciada por él, recurre a su celular y busca entre los contactos, su nombre.

    —Tengo a alguien que podría.

    Volviendo a ella, responde con afirmación la pregunta y luego extiende su mano para mover sus dedos. Como si intentara dibujarlos.

    Laviun aquel dibujo imaginario, y suspira.

    «Es imposible evadirlos, por más que lo oculte, las runas lograrán levantar misterio hacia mi... »piensa mirando lo que dibuja.

    —Es sólo un tatuaje sin sentido –responde.

    Laviun pensaba que mientras menos sepa, más a salvo estará el joven, y sabrá olvidar su existencia.

    —¿Tatuaje? –pregunta Klein.

    Él percibía exactamente que era algo más profundo, se queda en silencio y luego suspira.

    —Dime... ¿Por qué me salvaste?

    Comenta sin vacilar. El viento golpea levemente la ventana y la tarde acontecía. Sólo los dos en la habitación, la visita había durado ya más de media hora.

    Siente calor y se quita la capucha de la chamarra ya de nada servía ocultarlo. Dejando ver que el "tatuaje" se extendía más de media cara del lado izquierdo, remarcado en la mejilla y por los costados del ojo, bajando por mentón hasta después del cuello.

    —Sentí la culpabilidad de meterte en un lío. Y quizás porque tienes algo que me impide dejarte a tu suerte...no sé —responde ante la pregunta.

    Mientras respira hondo dejando que sus ojos y runas queden de color opaco.

    Laviun mira por la ventana y no se sorprende al ver lo rápido que pasó el tiempo. Tampoco se preocupa ya que no tiene problema para salir sin ser vista.

    Klein la observa. Los símbolos que ella presenta le parecen familiar, aún así no había mucho que pudiera recordar. Pero el sol de la tarde la hacía resaltar. El joven se sonroja levemente.

    —Entonces estarás alrededor mío hasta que todo se solucione... Ah, espera. Es raro ver a una chica en medio de la noche y aún más con ese estilo misterioso. Además, ¿Qué edad tienes?–pregunta Klein.

    Laviun vuelve la vista a él.

    —Sin mucho acercamiento, quizás llevar las pistas a Londres, lejos de aquí, no se... Esto es difícil de solucionar –comenta pensando en voz alta.

    Ríe un poco entre dientes.

    —Eres muy curioso, es verdad, es misterioso. Tengo 20 años, sin familia, ¿algo mas? –pregunta sin molestia alguna.

    Aunque en realidad tenía 21, pero un año menos no tomaría a infracción o mentira. Por lo que lo mira.

    —¿Y tu? Como para estar rodando por la noche, por un parque, sabiendo lógicamente que la oscuridad indica peligro.

    —Era la primera vez que un grupo de hombres misteriosos me atacaban. Antes de eso, era seguro —explica Klein.

    La joven tenía 20, él iba a cumplir 20 próximamente. Teniendo casi la misma edad, se tranquilizó. Él escuchó Londres, ¿eso no está a varias millas de distancia?

    —No sé qué más decir... Me darán de alta en una semana. Además, no puedo ayudar en mucho. Es algo patético –murmura frustrado Klein.

    —Excusas, deberías cuidar por dónde vas. –dice Laviun al escuchar sus comentarios.

    Tampoco es que me gustara que los demás se nenospreciaran, este joven podría hacer mas de lo que se imaginó, y bueno de cierta manera le recordaba a Jack.

    Suspira y se agacha al suelo a levantar un lápiz que estaba en el suelo. Deshaciendo aquel recuerdo.

    —No eres tan patético, sólo te falta practicar para ser mejor en cuanto a movimientos, el baile callejero ayuda –comenta pasándole el lápiz.

    Y sin más se levanta, quizás era hora de ir a un pequeño reto de baile, tal distraerse, la ayudaría a pensar em todo lo que había sucedido. Pero le gruñe el estomago hambrienta, recordando que no desayunó para venir.

    —Acaso... ¿Tienes hambre?–comenta Klein, interrumpiendo sus pensamientos.

    Junto con una suave risa. Sus sentidos son buenos en asuntos triviales, siempre se lo han dicho; por lo cual el gruñido no pasó desapercibido.

    —Lástima que no puedo invitarte algo; pero este hospital tiene una cafetería, ¿No?

    Él lo sabe porque la visitó una vez, cuando su padre se accidentó y se quedó hospitalizado por varios días.

    Laviun siente mas mejillas acalorarse al escuchar la risa.

    ¿Por qué siento vergüenza? Se preguntó a sí misma.

    —No te preocupes, ya comeré algo de camino a mi casa –responde– por lo pronto, descansa, recupérate, y cuídate Klein.

    —Suerte para ti, si te apuntas en bailes callejeros, pregunta por La vi una vez –comenta en despedida ella.

    —¿Bailes?— Pronuncia el joven mientras la observa irse.

    Bailar no era algo característico de él. Aunque se le daba más o menos, estaba al nivel de una persona promedio. Aún así, le llamó la atención lo dicho por la joven.

    —Bueno... iré en cuanto pueda.

    Susurra mientras sujeta los planos de la sobremesa y continúa su trabajo. Rápidamente ha de pasar los días.

    Laviun se dirigió hacia la puerta, la abrió, al salir casi todo de allí, dijo:

    —Solo pregunta en la calle y me encontrarás, Bye —se despide.

    Y sin más se pone la capucha, saliendo pasando desapercibida por el hospital. Camino lejos, por allí encuentra un carrito de hamburguesas y se compra dos uno para Dick y otro para ella.

    Una vez que llega al departamento sin que nadie le haya seguido, ingresa, encontrándose con un hombre de cabellos negros con puntas azules, tez blanca, junto con una expresión de: ¿Dónde rayos estabas?.

    —Traje hamburguesas —comenta.

    Y con ello el hombre se calma levemente. Junto como otra vez otra ronda de explicaciones, junto al nuevo plan de aceptar el grupo e ir a Londres para la competencia.
     
    Última edición: 25 Enero 2018
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    Brunchi

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    ¿Cuál es su misterio?
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    8
     
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    Capítulo 5: "¿Quién es?"

    Dos días después, Laviun estaba en una competencia solitaria bailando al estilo callejero la canción una versión de "All of Me" llamando la atención de todos los presentes, y como siempre ágil, con toques dignos de un bailarín con experiencia.

    Mientras por el otro lado ya era la gran visita del detective a Klein.
    En la estación de policías, todo iba de manera rutinaria, un hombre de una altura que sobrepasa al promedio se situaba frente a Klein. Lo miraba y observaba mientras María, la amiga del investigado, centraba su mirada también en él.

    —Bueno, seré breve. Hemos detectado indicios de elementos extraños en la escena del crimen. Por suerte, había una cámara....

    Saca una foto de su maleta. Klein se sorprende al ver la cara de Laviun; aún así no fue lo suficiente para romper su cara de póker.

    —¿La conoce, señor Utterson?

    —No, no la conozco. ¿Qué tiene que ver esta chica con lo sucedido?

    El detective lo mira directamente a los ojos, suspira y se levanta.

    —No es nada... Solo es una criminal que estamos buscando. Si me permite, iré a lavarme las manos.

    Se retira de la habitación y María actúa. Sostiene las manos del joven y pregunta nuevamente quién es ella. Él prefiere quedarse en silencio y le indica que no la conoce.

    Mientras por otro lado, Laviun al terminar de bailar, y desquitar cualquier tipo de tensión, logrando que muchos aplaudan al ver su destreza en el baile, ya mas tranquila.

    Al salir de aquel sitio se dirige a su departamento, pero siente peligro y su mirada cambia pero se mantiene tranquila. Aunque por alguna razón se distrae y piensa en que tal le habrá ido al chico con el detective. Quizás si se alejaba de él, lograría que sus problemas no se direccionen a él.

    //////

    María mira al joven directamente a los ojos y le sonríe.

    —Me prometiste salir conmigo una vez que terminemos los exámenes.

    La chica se abalanza y le rodea con sus brazos, se acerca a susurrarle al oído.

    —Cuando estés bien, debes prometerme que lo primero que harás es llevarme a ese nuevo restaurant.

    Klein, algo sonrojado, asiente. Desvía la mirada algo avergonzado. La perilla de la puerta empieza a moverse y aparece la imagen del detective.

    —Terminé los preparativos. Puedes proseguir. —comentó el adulto a alguien.

    El joven se encuentra confundido y siente una fuerte presión en su cuello.

    —¿Estás seguro? Me estaba divirtiendo con este chiquillo... Qué lastima.

    La voz de una mujer distinta a la de María provenía desde donde estaba su amiga abrazándola. Klein abre los ojos frenéticamente y observa una sombra. No diferencia quién lo sujeta.

    —Mentir es inútil para alguien que puede leer mentes.

    El detective se acerca lentamente mientras el joven forcejea. De repente, todo se nubla.

    Laviun queda estática en un momento, y jadea, al sentir la presencia de personas a su alrededor, en la calle Street.

    —¿Que le harán?—pregunta.

    Unas risas se escuchan, y enseguida la atrapan.

    —Nada que le pueda dañar, a no ser que te entregues –comenta una voz.

    Ella se voltea y nota el uniforme de policía. No hace ningún gesto o mueca.

    —Tks... Primero por las buenas déjenlo fuera de este asunto —comenta Laviun.

    Pero ellos la intentan golpear por lo que ella levanta la mano y los detiene.

    —¿Dónde esta él?–pregunta.

    Ellos se niegan, pero de un momento a otro, en las manos de Laviun se empieza a formar una figura, de una picana eléctrica, dispositivo que manda ondas eléctricas al sistema nervioso, paralizándolo. Por lo que todos quedan suspendidos.

    Gritan de dolor y se lo dicen sin mucho esperar, logrando que Laviun se coloque mas enojada, sin más cierra los ojos, y suspira. Para de un momento a otro aparecer de un aspecto diferente frente a una puerta, más bien del cuarto de preguntas del detective.

    Su apariencia era rubia, pálida de ojos miel, sin capucha ni runas.

    Toca la puerta interrumpiendo todo algo. Su apariencia lucia mayor. Abre la puerta.

    —Disculpen, ¿mi hijo Klein ya puede marcharse? —pregunta entrando pero luego lo nota desmayado.

    Corre en su dirección preocupada, fingiendo ser su madre. Su mente para todos podría bien ser pasada desapercibida ya que nadie la podía leer.

    Klein pensaba que todo lo que sucedió era un mal sueño. Aquel viaje, el accidente, la muerte de su padre, ese resplandor... Su familia lo aisló desde entonces hasta que ocurrió tal desastre. Desde entoces, todos sus recuerdos se dispersaron... Sólo uno salió a flote... el resplandor.

    Un fuerte calor lo abraza. La sensación de oscuridad se desvanece. Todo a su alrededor arde...

    —¿Qué es esto? ¿Por qué?

    Empieza a abrir lentamente los ojos y observa a una mujer que desconoce. Se extraña, se vuelve intranquilo y se agita.

    —¿Quién eres?—murmura.

    Laviun lo mira por un segundo y al ver que sin querer ha detenido el tiempo, vuelve sus ojos al color lavanda normal.

    —Tu salvadora, intenta seguirme la corriente, para salir rápido de aquí, Klein... Por favor –comenta.

    El joven queda indeciso. Mira sus alrededores y finalmente, capta la situación.

    —Está bien...

    Sintiendo una extraña sensación, se intenta levantar. Un sentimiento de pesadez lo corre e inmediatamente se sujeta el brazo izquierdo en señal de un leve dolor.

    —Yo... ¿Qué es esto?

    En la palma de su mano se encontraba un símbolo que nunca había visto. Indescifrable para él.

    Laviun lo mira y siente sus ojos brillar, pero se calma, por lo que suspira.

    —Luego veremos eso, vamos a salir de esto primero –dice la rubia, madre.

    Dejando seguir el tiempo.

    —Ustedes no tienen orgullo, sé supone que son policías, a la próxima que le pongan una mano encima, traeré a mi abogado –comenta "enojada" la madre.

    Llevando con cuidado a Klein hacia la puerta. Solo debían pasar la puerta y el resto sería fácil salir.

    Él seguía diligentemente a la persona quien decía ser su madre. Aunque no se parecía en nada, pero no tenía otra alternativa para escapar del lugar.

    —Hey... Tengo algo que hablarte cuando lleguemos a un lugar seguro.

    Luego de meditar y tragar saliva, le susurra al oído.

    —Vayamos a mi casa. Aparte, hay algo que quiero darte.

    Laviun al salir por la puerta, cuando ve nadie los ve, paso un brazo por los hombros de Klein, y sin más desaparecen sin ser vistos lejos de la policía.

    Más luego quedan casi a calles de un cine antiguo muy poco concurrido.

    —Bien, dime por dónde —dice Laviun.

    Y sin más va cambiando a su forma normal, cabello morado, piel pálida y ojos lavanda, junto a un campera blanca con detalles negros.

    Klein se quedó observándola. Él mismo cree que se ve mejor como está, pero también cree que la habilidad de cambiar de forma puede ser muy útil para diversas situaciones. Se ruboriza por notar que la lleva mirando un rato y vuelve su vista a la calle.

    —No es muy lejos, aunque debemos pedir un taxi.

    Sin más que hacer, se coloca en el filo de la vereda y estira la mano. Un auto de color amarillo aparece a recogerlos.

    Laviun sólo lo siguió, aunque levemente más tranquila. Ya que al final de cuentas pudo rescatarlo y no había nada por el cual culpabilizarse.

    —Vale –contesta.

    Y sin más se sienta a su lado, sé recuesta un rato por el cabezal del asiento, suspira. Mira de reojo al conductor para ver que nada malo hay en él, al no encontrarlo cierra sólo un rato los ojos.

    —¿Te llegaron a hacer algo mas que sólo desmayarte?–pregunta

    —No recuerdo realmente.

    Contesta rápidamente el joven. No tenía mucho tema de conversación, así que decidió observar el paisaje de la ciudad. Cada cuanto la observaba y luego regresaba a su postura habitual.

    —Es aquí.

    Indica al chófer, llegando a un grupo de residenciales. Le da un billete al taxista y abre la puerta.

    Laviun sale, y ve el lugar, se recoloca mejor la capucha para cualquier precio inconveniente.

    —Al menos llegué a tiempo, espero y puedas perdonarme por llegar un poco tarde, sólo que estaba en asuntos de trabajo –comenta sintiéndose culpable.

    Pero sin demostrarlo.

    —No importa. Me salvaste... de nuevo

    La vez del parque y lo de hoy, sin poder hacer mucho por ella; se siente impotente. Pero después del rescate, el ardor siguió en su brazo. Él lo aguantaba.

    —Bueno...

    La guió por la residencial y llegó al sector B. Entró al edificio, directo al elevador y marcó el piso número 5.

    —Por cierto, ¿Esos símbolos? Aunque sean tatuajes, pude ver unos distintos en mis sueños.

    Llegó a su apartamento, cogió sus llaves e inmediatamente abrió la puerta. Cruzó el marco y prendió las luces.

    Laviun se tensa al preguntar.

    —¿A qué te refieres?

    —No he podido sacarme de la mente, es algo que siento que de alguna manera estoy conectado, no lo sé —comenta Klein.

    —Klein... Te hablaré sobre eso, pero prométeme... Que no se lo hablarás con nadie más.

    La pelilavanda lo mira tensa, quitándose la capucha y dejando al descubierto sus runas mágicas, los cuales brillaban ante la presencia de Klein, quien portaba uno parecido.

    —No, mi boca estará cerrada.

    De inmediato un símbolo extraño apareció cubriendo el brazo izquierdo del chico. Brillaba y ardía al mismo tiempo.

    —¿Qué...? Este ardor...

    Recuerdos giran en su mente. El accidente de su padre, estar involucrado en ello. Una luz...

    —¿Por qué...?

    Laviun lo mira y sus ojos brillan a la par.

    —Cuando eras pequeño, ¿tuviste algún accidente? ¿Que no tuvo explicación lógica?–pregunta.

    Se acerca a Klein y le toca el brazo, logrando que ella logre calmarse, pero sus ojos cambian a un color morado intenso. Y logra ver los recuerdos de Klein.

    —¿Q-Quién te embrujó? ¿Q-quién eres...?–se sorprende al sentir una conexión muy fuerte.

    Los recuerdos de Klein se aclaran. Un accidente inducido que los llevó a estrellarse en un terreno frondoso. Su padre muerto... los demás inconscientes. Él era el único despierto, pero no tenía la voz para pedir ayuda. Se arrastró, se siguió arrastrando; hasta que una luz inexplicable lo penetró. El ardor era inexplicable, el sentimiento generado por tal acontecimiento le daba escalofríos y silencio.

    Despertó en una cama de hospital luego de ello, sin recuerdo de lo sucedido. Los medicos le dijeron que fue un accidente de tránsito. Le informaron todo, lo de su padre. Pero él no lloró, se quedó mirando al vacío buen tiempo para finalmente sonreír.

    —Yo... Yo no soy Klein.

    El joven agita su cabeza, no logra comprenderlo y retrocede.

    —Yo... Yo usurpé su cuerpo... Yo... ¿Quién soy?

    Laviun se tensa ante la reaccion. Esto era parecido a la magia de Beatrix, suspira, y se acerca mirandolo tranquila.

    —Tranquilizate...calma...respira hondo y suspira ...—pide con una neutral.

    El joven hace lo que ella indica. Cierra los ojos y vuelve a observarla.

    —Yo no sé quién soy... ¿Klein? Era el nombre del chico que murió inmediatamente después que esa luz le afectase.

    Las runas se intensifican y su piel palidece.

    Laviun se preocupa, pero desde que había quedado con él, algo la atraía hacia él.

    —Bien, no eres Klein...¿Entonces no recuerdas si quiera un nombre?

    —¿Un nombre?

    Fuerza su mente. Cierra los ojos e intenta pensar detenidamente.

    —Jacob... ¿Jacob?

    Laviun siente un estremecer frío recorrer por todo su cuerpo.

    —¿Jake...?—traga saliva, un poco pálida, mas de lo normal.


    ////
    hola hola! ¿Que creen que sucederá, quien es éste chico para Laviun? Están abiertas las puertas para que comenten o cuenten sus suposiciones.
     
  7.  
    Brunchi

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    Título:
    ¿Cuál es su misterio?
    Clasificación:
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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    947
    Capítulo 6

    Laviun siente un estremecer frío recorrer por todo su cuerpo.

    —¿Jake...?—traga saliva, un poco pálida, mas de lo normal.

    Aquel joven de cabellos negro la observa más detalladamente. Se acerca a ella y luego intenta tocar sus runas.

    —Jake... ¿Quién es él?

    Vagos recuerdos lo nublan y luego retrocede. Las runas se encienden ante su acercamiento, y sus ojos se empiezan a mojar, lágrimas empiezan a caer por sus mejillas, silenciosa.

    —¡Cuidado!—dice Laviun.

    Y sin más evita que caiga por algún objeto. Trayendo a recuerdo aquella vez que estaba aprendiendo a hacer piruetas con jake, dado que él se colocó como cojín para que ella no se hiciese daño.

    —N-no puede ser... Y-yo te vi morir... Y-yo —tartamudea con lágrimas en sus ojos.

    Aquel joven sin entender lo que dice. Siente un gran pesar, se toca el pecho y retrocede varios pasos.

    —¿Morir? ¿Yo?

    Cierra los ojos y luego sonríe. Los vuelve a abrir y observa las runas de su brazo.

    —¿Quién eres tú? No sé quién es Jake... Pero no sé quién soy yo... Solo... ¿Debo ser Klein?

    Rápidamente cae al piso inconsciente.

    –Maldita sea... –golpea el puño con la pared.

    Se enrojece la mano de Laviun, y sin más se intenta tranquilizar.

    —Bien tengo a un chico que no conozco, pero tiene unas runas malditas al igual que yo, se ha desmayado y me ha hecho recordar a Jake... Lo cual él no pudo reencarnar en él.. No, claro que no, así tan mal estoy, que ya hablo sola —razona mientras se da un golpe con la palma de la mano, en la frente.

    Sin más sus ojos brillan y con su poder lavanda, levanta el cuerpo inconsciente de Klein, dejándolo en un sillón.

    —No sé que tienes, pero algo de mí, hace querer que me quede contigo —dice mirándolo.

    Saca su móvil y mira que tiene 16 llamadas perdidas de Dick.

    /////////////

    Mientras por el lado del joven pelinegro, pasaba por momentos en aquel estado de inconsciencia, del cual creía ya haberlos superado.

    El sueño de una luz atravesando su cuerpo. Un ser invadiéndolo. Su sangre hierve, sus ojos se tornan blancos e inmediatamente cae a un vacío eterno.

    Continúa con él en el hospital. Solo, su madre hospitalizada, sus hermanos graves y su padre muerto. Pasó casi un año de su vida para salir de alta. Custodiado y finalmente libre al entrar a la Universidad.

    Grandes notas, muchos amigos. Todo parecía importante para él, pero no.

    Susurros... Llantos... Un nombre... Jacob... Klein...

    /////////////

    Por el lado de aquella pelilavanda estaba hecha nervios aunque no lo demostrara abiertamente.

    Laviun envía un mensaje a Dick:

    «No te preocupes, estoy bien»

    Más luego guarda su móvil, se dirige a por un paño junto con agua fría, lo encuentra sin mucha dificultad y se lo coloca en la frente al joven.

    Suspira lentamente, sus ojos tan sólo querían ver a un chico sin los mismos problemas que ella. O tan sólo se engañaba, tenía miedo de que su primer amor reencarnara y la culpara de todo lo sucedido.

    —Klein... Sólo mira lo que realmente te interesa, y yo nunca he sido eso —murmura.

    Laviun se acerca al pequeño ventanal mirando el paisaje del ocaso de aquel día. Mientras el muchacho sentía el paño, su mente se aclara y empieza a soñar con un joven. No sabe quién es, solo su nombre. Él sonreía mientras lo veía y luego desaparecía.

    Intentaba seguirlo, pero cae en un vacío y repentinamente despierta. Abre los ojos y observa a Laviun. Se ve hermosa en el ocaso, aún así creía no tener chances con ella.

    —Laviun... Hey...

    Intenta llamarla para luego levantarse. Se sujeta la frente y mira todo a su alrededor.

    Laviun al percatarse que algo resbalaba por sus mejillas, se limpia rápidamente aquellas pequeñas lágrimas de sus ojos, y lo mira guardando como siempre sus emociones.

    —Hola, ¿te encuentras mejor? —Pregunta Laviun.

    Se voltea sonriendo levemente, se acerca y le da sirve un vaso con agua.

    —Debes dejar de ser pariente a un roble, eres humano, no un árbol que no siente dolor ante las caídas. Por cierto, y, ¿que era lo que me tenías que dar?

    Se sienta levemente al otro par de sillones, cercano a él.

    —Estoy... bien, creo.

    Rápidamente recuerda lo que le dijo antes de llegar. Se dirige inmediatamente a su escritorio y saca una foto.

    —No sé cómo llegó, pero parecía tuyo.

    En el fondo se denotaba una mujer abrazando a un hombre. El hombre era irreconocible, pero la mujer tenía muchas características parecidas a Laviun.

    Ella al mirar aquella imagen se estremece, e intenta parecer lo mas tranquila posible.

    —Quizás alguien te lo regaló, o lo tiró... A la basura, y lo quisiste rescatar –comenta.

    Al tocar la foto, sus ojos se iluminan en lavanda brillante, y sus ojos empiezan a ser bañados por lágrimas.

    Aquella imagen le pertenecía a Jake, era ella cuando era mas joven, cuando sólo faltaban semanas para comenzar una nueva vida. Todo comenzaría si ganaban el concurso. Pero en ese concurso terminó todo, y Jake murió en él, por culpa de ella. Por culpa de Daimeins Roy, el científico militar que tanto codicia su poder.

    Laviun se le devuelve, con un poco de temblor en sus manos. Se limpia la mejilla.

    —Debería estar quemado... Debería... Tks... —chasquea la lengua.

    —¿Quién es él? ¿Por qué...?

    La ve llorando, sin más. Su expresión lo enternece y luego se le acerca.

    —Esta foto me fue dada por el detective el día de la interrogación.

    Durante las preguntas, él pidió que le presten esa foto. Era algo extraña, pero le llamaba la atención.
     
  8.  
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    ¿Cuál es su misterio?
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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    671
    Capítulo 7: "Sensación conocidas y desconocidas del pasado"






    —¿Quién es él? ¿Por qué...?

    La ve llorando, sin más. Su expresión lo enternece y luego se le acerca.

    —Esta foto me fue dada por el detective el día de la interrogación.

    Durante las preguntas, él pidió que le presten esa foto. Era algo extraña, pero le llamaba la atención.

    —Esa gente solo busca en el pasado, gente que ya murió —murmura.

    Suspira y lo mira.
    —Gracias por no decir de mi, quise evitarte tantos problemas, pero te causé más... Por mi culpa no te dejarán —comenta Laviun.

    «¿Que haría Jake si tan sólo me viera en esta condición?», piensa.

    Sonríe un poco.

    «Quizás y me estuviera reprochando que no es mi culpa, y uniría nuestras runas para demostrar que no hay problema, si juntos estamos». Piensa autoanimandose.

    Suspira, saliendo de aquellos pensamientos.

    —¿Realmente no te duele nada?

    —En realidad mi brazo izquierdo, pero no mucho –responde Klein.

    Las runas de aquel lugar se debilitaron. Sólo parecían marcas impregnadas en su piel, aún así la leve sensación de ardor proseguía.

    —Creo tienes alguna idea de qué es esto... ¿No? –pregunta Klein.

    Laviun lo observa y se toca esa mejilla izquierda.

    —Es lo contrario a lo que dice éstas runas —contesta.

    Suspira y cierra sus ojos.

    —Siéntate aquí–señala un espacio en el sillón a su lado. —Lo que te contaré sólo lo saben los que pertenecieron al Jaudrin Mistic un escuadrón hecho para un futuro digno del baile callejero como también malditos a su manera....—empieza diciendo.

    Klein no entendía mucho de lo que decía, pero con tantos momentos ilógicos en la semana; decidió razonar aún más.

    —¿Jaudrin... Mistic? –pregunta curioso.

    El baile callejero era algo que nunca había escuchado, pero cuando él lo dijo sintió un picor por todo el cuerpo. Decidió restarle importancia.

    Laviun lo mira y de su muñeca saca un sujetador de cabello, para atar su flequillo, mientras se quita la chamarra. Dejando a ver un vendaje alrededor de su hombro donde la última vez la lastimaron, al salvarlo.

    —Si, ese era el nombre que le pusieron Xavi y Jake, El »Jaudrin« fue porque cada integrante era un genio a su manera en la forma de desenvolverse en el baile y »Mistic« en honor a mi, según decía Jake, ya que soy la más antigua y sabia líder del grupo. El escuadrón tan sólo comenzó con el objetivo de saber manejar nuestras habilidades o dones místicos a través de la música, con el tiempo cuando eramos unidos, eramos capaces de proteger a las otras bandas del peligro, pero... Ese día... Ese día era el decisivo. Nos habíamos pasado dos años practicando muchas coreografías dignas de ganarnos aquel concurso de baile, pero lo que no esperaba fue que ellos me encontraran... –empieza a decir con voz ida en el recuerdo.

    Sus runas empiezan a brillar, conforme al recuerdo, y sin querer activando más el picor en el cuerpo de Klein, quien al observar las runas que vuelven a brillar y conforme su respiración se agita.

    Lo dicho por Laviun recorre su mente y le llena de recuerdos. Ninguno los reconoce como propios, pero siente como si lo hubiera vivido en persona.

    —¿Y qué pasó actualmente con el Jaudrin...?–pregunta intrigado Klein.

    Laviun se queda mirando un punto en la nada.

    —No existe, murieron todos en esa masacre por mi culpa, yo los maté, y nunca más quise revivirlo, ¿Para que? Si a la larga mueren por mi poder, esta maldición es eterna, perdí a mi familia por ella, y a mis amigos al Jaudrin Místic por completo —termina diciendo con un tono de voz muy neutral.

    Mientras sus runas malditas se apagan.

    —Desde ése entonces, no soy la líder de ningún escuadrón de baile, no deseo poner a nadie en peligro, pero al parecer el destino no quiere eso –sonríe amarga–, Tu sin querer te topas conmigo y ahora todos estos problemas por mi culpa deberás lidiar, ni que decir con esas runas de.... –se calla de golpe.


    Continuará....
     

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