¿¡Eras tu!?

Re: ¿¡Eras tu!?

Capitulo 8:

Kagome dio una vuelta más en su amplia cama, se sentía extraña, no sabia el motivo, pero sentía que algo la faltaba, entonces notó como la puerta de su cuarto se abría y se cerraba al rato, y notó como alguien se ponía encima de ella.

Notaba las caricias sobre su piel, pareciese que con cada muestra de “afecto” su piel se quemara. Ella se giró viendo en la oscuridad los ojos dorados como la miel mirándola… con ¿deseo? Si, deseo, lujuria, pero… ¿ella que podía hacer? No quería perder a su mejor amigo por un simple revolcón de una noche, pero… ¿y si no fuera eso lo que Inuyasha buscaba?

Kag: Inu… Inuyasha –comenzó a decir pero fue interrumpida-

Inu: No digas nada pequeña- dijo susurrando en su oído mientras comenzaba a acariciar la pierna de la azabache.

Kagome comenzaba a asustarse, se estaba bien así… tan cerca de Inuyasha, pero… ¿y si pasa lo que ella pensaba que iba a pasar?¿Después se comportarían como los mejores amigos que siempre habían sido o todo cambiaria a peor? De todos modos no quería arriesgarse… no podía.

Kag: Inu…-pero cayó al sentir los labios de Inuyasha sobre los suyos, mientras el exploraba cada centímetro de su ombligo con su mano…

* * * ​

La joven de pelo castaño se había encerrado en su cuarto cuando Kagome se fue, ¿la razón? Habían llegado sus padres junto con su hermano Kohaku, sólo estaban de visita, ya que ellos vivían en Japón, pero ahora no tenía ganas de que la vieran mal y se preocuparan por ella. Ella ahora estaba sentada en el suelo de su habitación, abrazada a sí misma, las lágrimas caían una y otra vez, y ella sólo recordaba su sonrisa… los labios, exactamente todo de su amado. ¿Cómo pudo llegar a pensar que lo podría cambiar? Fue una tonta al pensarlo, el siempre fue hombre de más de una mujer, y, lógicamente ella no sería la excepción.

El joven miraba con melancolía el teléfono, estos últimos días habían sido los mejores de toda su vida. Y pensar que ella, Sango, su mejor amiga siempre estuvo ahí con él, ayudándole con todo lo que podía, era el amor de su vida, ¿Cómo podía ser? Parecía sacado de una historia para niños pequeños, pero no lo era, era su vida real, y lo había perdido todo… a ella, a la mujer más importante para el… y todo… por una maldita apuesta.

Creaste en mi una nueva ilusión
me recordaste que existe el amor
y aun que perdida estuvo mi alma
no volverás junto a mi.

​

La joven se levantó del suelo y borro todo rastro de lágrimas, llamaban a la puerta, y por la insistencia de esta, ya suponía que sería su hermano Kohaku. Ella se acercó a la puerta lentamente y giró el pestillo, acto seguido, su hermano entró en la habitación y la miró con pesadez, el simplemente con mirarla a los ojos sabia lo que la pasaba, no dijo nada, sólo se acercó a ella y la abrazó cálidamente, mientras tanto Sango sólo comenzó a llorar de nuevo, no podía remediarlo, el simple hecho de recordar que Miroku la había engañado… su corazón se partía en mil pedazos.

Estaba decidido, no perdería a Sango por una estúpida apuesta, aunque no supo rechazarla a tiempo, y esa fue su perdición, pero se lo contaría todo, ella era a la única persona que de verdad amaba… y si ella también lo amaba como decía, tendría que entenderlo, o perdonarle… ¿o no? Bueno, fuera o no lo correcto, tenía que hacerlo, la amaba demasiado como para dejarla ir sin más.

Tu mirada no me engañara mas
tus besos ya no saben igual
otra mujer te robó el sueño ya
no eres mío, pero te quiero igual​

​

Sango se sentó en la cama, mientras Kohaku la hacía compañía, seguían abrazados mientras Sango derramaba más lágrimas, sabía que era un poco estúpido, en realidad sólo vio un beso… un beso que le destrozo el corazón, que raro sonaba todo aquello, a veces los besos sirven para sentirte la persona más feliz y especial del mundo, pero en otras ocasiones, es capaz de romperte el corazón en mil cachitos, que luego son incapaces a ser pegados de nuevo.

Miroku se levantaba del sofá en el que hace unos minutos se encontraba, había decidido ir a hablar con Sango, las cosas no podían quedarse así, simplemente no podían, y es mejor hablar de cara a cara que por teléfono, además, necesitaba ver su rostro tan parecido a un ángel.

No vuelvas a mi aun que te quiero
no vuelvas a mi aun que te extraño
te necesito aquí,
pero tu amor ya no es para mi​

​

Lo extrañaba, y eso no podía negarlo, extrañaba cada caricia, cada beso, cada mirada… pero todo terminó. El lo quiso así y ella lo admitía, aunque la doliera en lo más profundo de su corazón, ella lo único que quiere es que el sea feliz… aunque sea con otra persona.

Miroku comenzaba a caminar ya por las largas calles de Tokio, en su mente sólo aparecía la figura de Sango, con el rostro inundado por las lágrimas, y eso sí que le rompía el corazón… ahora pensaba en que decirle para que lo perdonara por haber sido tan estúpido.

Todavía me acuerdo de ti
todavía siento que estas junto a mí
ni el tiempo, ni el espacio
podrán borrar lo que me hiciste soñar​

​

Kohaku decidió que sería mejor dejar sola a Sango, ahora ella necesitaba pensar, y la verdad con gente a tu alrededor no se pueden aclarar muy bien los sentimientos. Sango miraba por la ventana de su habitación, que daba al jardín de su casa, el rocío de la noche humedecía el pasto verde, y cuando esas gotas de rocío se juntaban junto con la luz de la luna… azul… un hermoso azul, parecido a los ojos de Miroku... ¡No, esto no podía seguir así! Por nada que viera ya estaba pensando en el. Cerró la ventana de un golpe fuerte y se sentó en la cama… de nuevo, abrazándose a sí misma…

Miroku al fin llegaba a la casa de Sango, el viaje se había hecho un poco más largo de lo normal, pero había valido la pena, ahora ya sabía exactamente las palabras que iba a utilizar… el problema era de si Sango lo iba a recibir… o no.

Creaste en mi una nueva ilusión
me recordaste que existe el amor
y aunque perdida estuvo mi alma
ya no estarás mas junto a mi.​

​

Sango decidió darse una ducha, cogió unos shorts morados y una camiseta de tiras. Ya dentro de la ducha, sentía las tibias gotas de agua recorrer todo su cuerpo, mientras su pena no decrecía, y pensar que hace tan sólo unos días era tan sumamente feliz… a su lado… pero todo eso ya paso, no podía seguir mirando al pasado para atormentarse, sería fuerte, como siempre lo fue… y lo olvidaría.

Miroku estaba justo en frente de la puerta de Sango, respiro hondo y tocó el timbre… pero nadie abría la puerta, eso es lo que tanto había temido, que ella ni lo quisiera escuchar, pero alguien abrió la puerta, sentía su corazón palpitar tan fuerte como los truenos en plena tormenta… pero todo se desvaneció al ver que se trataba del hermano de Sango, Kohaku.

Ratos felices, contigo pase
después de eso olvidarte no podré
y aun que mi corazón te ame el a ti
se que con otra tu eres feliz​

​

Sango se miraba en el espejo, aquellas lágrimas seguían amueblando sus rosadas mejillas, ahora sentía odio, tristeza… desamor… ¿Cómo puede uno sentir tantos sentimientos a la vez? Pero es la realidad de cada uno, abrió el grifo, y con sus manos llevó agua hacia su cara, todas esas lágrimas se juntaron con el agua… y en verdad… ¿Qué son las lágrimas? Simples gotas de agua salada que salen de tus ojos, y nada más, pero volvió a mirarse en el espejo y con una toalla se secó la cara

San: no lloraré más por ti… se acabó- dijo firmemente la castaña.

Kohaku se encontraba en la puerta mirando a Miroku, el odio se hacía aparente en su mirada. Miroku captó esa mirada en seguida, y es que de algún modo se la merecía, ¿no? Miroku fue a hablar, pero Kohaku fue más rápido

Ko: Ella no quiere saber nada más de ti, a si que por tu bien… no vuelvas- dicho esto el joven cerró la puerta tras de sí.

Miroku comprendía el odio que le guardaba, por que él también lo sentía, pero hacia el mismo, por ser un maldito mujeriego la había perdido.

No vuelvas a mi aun que te quiero
no vuelvas a mi aun que te extraño
te necesito aquí,
pero tu amor ya no es para mi​

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Sango se había secado, echado crema y vestido, ahora bajaba las escaleras, ya que oyó la puerta, algo le decía que había sido Miroku, una parte quería que lo fuese, quería verlo, al menos, pero otra parte le guardaba rencor, y no quería saber nada más de él, y efectivamente, Kohaku le contó todo lo ocurrido, se lo agradeció mil veces a su hermano, si lo hubiera visto de frente… no sabía como hubiera reaccionado.

Miroku se sentía decepcionado con él mismo, caminaba tortuosamente de vuelta a su casa, sentía un abismo dentro de el, y es que parecía tan absurdo, pero no lo era, había perdido al amor de su vida… toda su vida se había sumido en un gran caos, pero lo intentaría, intentaría recuperarla costase lo que costase.

Todavía me acuerdo de ti
todavía siento que estas junto a mí
ni el tiempo, ni el espacio
podrán borrar lo que me hiciste soñar​

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Sango subió a su habitación, y es que ese día había sido eterno y cansado, se tumbó en la cama dispuesta a dormir, pero en la oscuridad vio el peluche que Miroku había conseguido en la feria para ella, se trataba de un osito blanco que sostenía un corazón y que dentro de este, ponía : “I love you”. Sus lágrimas comenzaron a brotar de nuevo, se levantó y cogió el peluche, lo miró con muchísima ternura, volvió a su cama, y, mientras intentaba dormir abrazaba a ese peluche con todas sus fuerzas.

San: al menos te tendré a ti- dijo dando un beso al peluche.

Miroku acababa de llegar a su casa, estaba realmente cansado, en ese día no había parado ni un solo momento, llegó al salón para ver una película, así por lo menos se distraería un poco de todo lo ocurrido. Pero todo esfuerzo fue en vano toda película que echaban le recordaba a ella, románticas, de acción… y hasta de terror… esto no podía seguir así. Miró a la mesita que había a un lado del sofá y allí tenía el móvil… bien, si no quería verle la cara, por lo menos escucharía su voz, y marcó el teléfono de Sango.

Creaste en mi una nueva ilusión
me recordaste que existe el amor
y aunque perdida estuvo mi alma
ya no estarás mas junto a mi.​

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Un ruido insoportable sonaba por la habitación, el móvil… ¿a quien se le ocurre llamar a estas horas de la madrugada?- se preguntaba la chica, al fin consiguió encontrar su móvil en el cajón, su corazón latía con fuerza, en la pantalla del móvil ponía que la llamada era de Miroku, ¿Qué haría? Si lo cogiese comenzaría a llorar de nuevo, pero si no lo hacía se arrepentiría de no oír su voz.

Miroku oía una y otra vez el sonido de espera, tenía que cogerlo, andaba de un lado a otro por la habitación, estaba realmente nervioso, pero al fin… un sonido se oyó al otro lado del teléfono.

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Weno..asta ahí la conti, espero que os gustara^^ muchas gracias por sus post, y bienvenid@s a ls nuev@s^^ espero sus comentarios;)

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Re: ¿¡Eras tu!?

Capitulo 9:

Kag: Inu…-pero cayó al sentir los labios de Inuyasha sobre los suyos, mientras el exploraba cada centímetro de su ombligo con su mano…

La pasión en aquellos momentos era tal, que en aquella casa tan sólo se oían suspiros de placer, y pequeños gemidos por parte de ambos. El tan solo rozar sus manos con la piel del otro hacia erizarse. Kagome fue tentada por los dulces labios de Inuyasha, se besaban salvaje y apasionadamente. Inuyasha fue bajando hasta el cuello de Kagome, besándolo, mordisqueándolo, de mientras que arrancaba suspiros por parte de la azabache.

Inuyasha comenzaba a descender lentamente por el cuerpo de la azabache, Kagome tan solo acariciaba la espalda del joven albino mientras suspiraba su nombre. Llegó hasta el ombligo de la joven, ahí se para, lamiendo cada poro de la joven. Y lentamente volvió a besarla, Kagome noto algo duro posado encima de su parte íntima, ya sabía que era… pero… ¿que haría? No iba a negar que se estaba bien así, tan sólo quería estar con Inuyasha…. Ser suya y de nadie más… ¿pero también querría eso Inuyasha? O… ¿tan sólo era una conquista más?

Inuyasha notaba que cada vez se excitaba más y más, y en verdad no encontraba la razón, eso lo había hecho un montón de veces, y jamás había sentido ese sentimiento conjunto con el deseo… tal vez fuese protección, quizás sí, ya que ellos se querían como hermanos… pero había algo más, con Kagome era todo diferente… “amor”… no… ¿Cómo podía sentir amor?

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Miroku oía una y otra vez el sonido de espera, tenía que cogerlo, andaba de un lado a otro por la habitación, estaba realmente nervioso, pero al fin… un sonido se oyó al otro lado del teléfono.

-¿Qué quieres?- preguntó una joven al otro lado del teléfono

-Sango, tenemos que hablar- contestó Miroku nervioso- lo que viste en el parque…no fue mas

-No quiero hablar de eso- interrumpió- lo… lo nuestro terminó

-Pero Sanguito… ¿podías intentar escucharme, no?

-Estoy harta- dijo entrecortadamente- siempre es lo mismo Miroku, y… y yo no quiero seguir sufriendo

-Pero yo te amo, te amo Sanguito… y eres única en mi vida

-Yo también te amo… pero no puedo seguir sufriendo por ti… esto… esto se acabo

-Pero…

-Miroku- dijo con la voz quebrada- ¿seguirás siendo mi amigo?

-Pero yo…

-Si o no- dijo firmemente

-Esta bien, seremos… amigos- respondió apenado.

-Gracias…- susurró colgando el teléfono.

Miroku hizo lo mismo con su móvil, lo miro un tiempo y lo dejó en la mesita de noche, “por lo menos seremos amigos”- pensó el joven, una sonrisa melancólica se dibujó en su rostro “al menos no te perdí…te conquistaré de nuevo” eso es lo que haría, volvería a conquistarla, pero esta vez, para no perderla nunca… ¿Por qué uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde? Uno oye mucho esta expresión, pero hasta que no la vive, no sabe la razón que llega a tener.

* * * ​

Kagome sólo llevaba puesto su ropa interior… de la demás se había desecho Inuyasha… de una manera bastante rápida a decir verdad, e Inuyasha sólo tenía a descubierto su bien formado tórax, Kagome al verlo, no pudo evitar sonrojarse más de lo que estaba. Seguían besándose tan desesperadamente… pareciese que el mundo les fuese en ello. Kagome se estremecía a cada caricia del ojidorado, y es que era tan cálido…

Inuyasha deslizó sus manos hasta las caderas de la joven, y ahí comenzó a masajearlas, pero al bajar sus manos a la parte íntima de Kagome para deshacerse de la ropa que quedaba… Alguien llamó a la puerta.

Ambos se observaron sonrojadísimos, y es que la pasión los cegó que ni sabían exactamente lo que estuvieron a punto de hacer…
Inuyasha se levantó molesto de la cama, y al abrir la puerta…

-Tanto tiempo sin verte “queridísimo hermano”- dijo un hombre desde la puerta, muy parecido a Inuyasha, tan sólo que su mirada era muy fría

-¿Sesshomaru?- preguntó Inuyasha atónito

¿Qué hacia él allí? Todo iba a tornarse de mal color con su presencia…

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Bueno, asta ahí la konty…se k es un pko korta…pero no tenia mas ideas xDxD espero k os guste^-^ y bienvenidos a ls nuevs!!!!me alegro k os guste el fic^-^
De nuevo muxisimas gracias x todos sus post!!!
Y esta conti va dedicado a tods vosotrs!!!os kiero muxisimo:*_*:
Espero k me dejeis vuestros comentarios:D y lo mas importante k os gustase^-^