Falsa ilusión.

Pequeña historia real. O sea, me pasó a mí. Terribles mis experiencias amorosas xD
No es buena, lo sé. Se agradecen críticas.
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Un día cualquiera de clases, sin prestar atención a nada en especial, hablaba con mis amigas. De puras incoherencias; haciendo yo el ridículo como siempre para que nos riamos un rato. Entonces, ví pasar algo por la ventana. La maestra saludó a alguien. La puerta se abrió. Ahí lo vi por primera vez. Un chico alto, el más alto de todos mis compañeros, con una gastada mochila sobre el hombro y cabizbajo. Nos explicaron que repetiría año.

Yo le resté importancia. No consideraba eso importante, sólo un chico nuevo y medio estúpido (por algo se quedó de año) que entraba a mi clase ¿qué tenía de interesante? A esto agreguemos mi poca social. No era algo de lo debería ocuparme.
Hasta que, el mismo chico "nuevo" se me acercó un día. Quería ayudas con la tarea. Molestaba, molestaba, y molestaba. Enormes ganas de golpearlo crecían dentro de mí. Pero lo aguantaba, me daba algo de lástima ser dura con mis compañeros.

Pero este chico continuó estorbándome. Tenía mucho empeño en molestarme, lo hacía todos los días. Yo lo trataba mal, debo aceptarlo. Fueron repetidas veces en las que lo insulté y lo molesté. Él no se quedaba atrás jamás, siempre seguía ahí, recordándome que en cualquier momento se lanzaría a mi lugar a molestarme. "Qué irritante es", pensaba yo.
Un día este chico no fué a la escuela. Yo por alguna extraña razón me preocupé. Me preocupaba que algo le hubiese pasado. Pensaba eso, pero también: "¡Qué ridícula eres! Agradece que no está hoy para molestarte e intenta divertirte, que nadie te va a trollear hoy".

Hasta que, comenzó algo que nunca me esperé. Muestras de cariño. En público. Abrazos. Yo sintiendome el centro de el salón de clases. Ojos mirándonos y risas, comentarios. Dios, vergüenza infinita. Aunque yo me sonrojaba mucho, lo insultaba, e intentaba apartarlo; él estaba firme con su estupidez. Me abrazaba sorpresivamente, en el frente de todos mis compañeros, en el centro del salón. Recuerdo cómo lo odiaba por dentro cuando hacía eso. Muchas cosas pasaron por mi mente cuando pensaba en su actitud, pero principalmente, que era un chico problema intentando conseguir mi atención para molestarme toda la vida. Aunque yo nunca lo decía, admito que me gustaba cuando hacía eso.
Una vez, me besó en la mejilla. Era muy estúpido, pero sumado a su apariencia, la forma en que me trataba, cómo nos veían los demás, la forma en que me avergonzaba, hizo que crezcan cosas raras dentro de mí. Y alimentó esa ilusión por mucho tiempo.

Me ilusionó. Yo me enamoré, y él tampoco me negaba nada. Me trataba de una manera que me hacía feliz. Y al no verlo como amigo al principio, ayudó a verlo diferente en ese momento. Intenté declararme después de un largo tiempo.

"Nosotros... sólo somos amigos. Perdón si te hice creer otra cosa, pero no siento nada por ti. Sólo te veo como una amiga".

Me rechazó. Me dolió. Me deprimí. ¡¿Por qué no podía ser yo la que lo haga feliz?! ¿Que era malo en mí? ¿Qué había hecho mal? Recuerdo haber llorado mucho cuando me rechazó. Porque yo sí estaba enamorada de él.
Luego se cambió de escuela. Dejé de verlo, y unas piezas se juntaron. Seré breve: él me trataba así para dar celos. Para estar cerca de una amiga mía. Me usó. Jugó conmigo, obtuvo lo que quiso con ella, y me desechó. Dejó de importarme en ése segundo. Era un tarado. No dejaría que me vuelva a pasar.

Pero ¿quién sabe? Tal vez, esto es sólo el comienzo. Tal vez me pase miles de veces más. O tal vez, no vuelva a sucederme. Sólo el destino me lo dirá. Y estoy feliz con éso.