de Inuyasha - Extraños

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Andreína, 1 Julio 2011.

  1.  
    Andreína

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    Escritora
    Título:
    Extraños
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    831
    Summary: Se dio media vuelta mientras el viento hacía volar sus cabellos. Serían dos completos extraños por el resto de sus vidas, aunque él la conociera increíblemente bien.

    Extraños

    La brisa de la tarde movía su cabello, al igual que las hojas secas que yacían en el suelo. El atardecer llegaba y ella estaba ahí parada desde las 3 de la tarde, mirando estupefacta a aquel hombre.

    ¡Rayos! Se sentía extrañada. Su cuerpo reaccionaba de una forma muy rara ante aquel desconocido... ¿Desconocido? Si lo veía cada noche, en cada sueño, en cada ilusión de su subconsciente.

    Lo miró con cierto recelo. Estaba, además, demasiado cerca de su casa. ¡Cuál había sido su impresión al ver a tal personaje frente al Árbol Sagrado! ¿Sería cosa del destino? Probablemente.

    Dicen que todo sucede por alguna razón... Y esto no era una casualidad, no podía ni debía serlo.

    Decidió acercarse.

    —Joven... —le llamó caminando hacia el Árbol. Él alzó la cabeza. Ella pudo detallar en su mirada un brillo de esperanza— ¿qué hace usted aquí? —se sintió ligeramente estúpida al hacer semejante pregunta, así que calló.
    —Lo... lamento —casi escupió. Parecía como si las palabras le quemaran el alma— Sólo... yo sólo...
    —No es necesario que lo diga. —sonrió— He sido una entrometida —admitió avergonzada— Me llamo Kagome —se presentó.
    —Sí... Ya lo sé —susurró ausente, parecía tener una especie de lapsus o algo así. Su mirada dorada perdida demostraba que no estaba prestando atención.

    Pero, a ella le extrañaron sus palabras. ¿Había escuchado mal? Era demasiado curiosa como para quedarse con la duda.

    —¿Qué dijo...? —interrogó mirándole confundida.
    —Eh, nada. Yo soy Inuyasha —dijo en tono de voz serio. Ella decidió no replicar más.
    —¿Perro demonio? —murmuró sorprendida.
    —Sí, bueno... Mi nombre es algo antiguo —él parecía sincero. Pero entre sus palabras pudo captar cierto misterio.

    Ella sonrió fascinada. Áh, era el hombre de sus sueños... Literalmente.

    —¡Vaya...! Bien, Inuyasha, tengo que irme —soltó de repente mirando su reloj. El tiempo corría— Debo preparar la cena. Ha sido un gusto conocerte; espero que nos volvamos a ver —y, sin decir más, echó a correr hacia la casa.

    Quizá se arrepentiría de no aprovechar el momento, pero el deber la llamaba.

    Él se quedó ahí, sintiendo cómo se desvanecía. El recuerdo de un pasado ciertamente cercano se hizo presente en su memoria.

    Luego de aquella batalla final con Naraku, Kagome había regresado a su época. Fue una elección general del grupo, cuando una de las extrañas y nuevas extensiones del demente enemigo le borró la memoria.

    El pozo se había cerrado, según Kaede. Al menos para Kagome y su familia, quien había sido víctima de un atentado del mismísimo Naraku. ¿Qué había pasado? El muy enfermo se enteró de la manera de viajar de la chica, y haciendo uso de los fragmentos viajó por el tiempo.

    Áh, la sorpresa de Inuyasha cuando la mamá de Kagome le quitó bruscamente a su lastimada niña de los brazos fue inmensa. Su expresión cuando el abuelo comenzó a lanzarle pergaminos no tuvo precio. Y el dolor que reflejó su rostro ante el miedo de la cara Souta lo destrozó.

    Ese día, había decidido regresar para acabar con el Hanyou y acto seguido había hablado con sus amigos. Fue entonces cuando tomaron la decisión definitiva.

    Después de aquello, había vuelto al Sengoku. Todos habían re-hecho su vida menos él. A veces venía al futuro y paseaba; normalmente cuando Kagome estaba en el colegio. Pero es que aquella mañana no se había podido resistir.

    ¡Qué doloroso había sido hablarle sin poder decirle lo mucho que la extrañaba! Sonrió con melancolía. Al menos ella estaba bien.

    Se dio media vuelta mientras el viento hacía volar sus cabellos. Serían dos completos extraños por el resto de sus vidas, aunque él la conociera increíblemente bien y, en el fondo, ella a él.

    ¡Qué irónica, dramática y ficticia llegaba a ser la realidad!

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    Hubiese sido un buen final a la serie si Rumiko hubiese querido que fuese triste (?) Ok, no, millones de Fangirls la hubiesen perseguido. Pero asdf, no me pude resistir.
     
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