Exhausto.

Exhausto.​

Y entonces…

…

… Sucedió.

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~Flash Back~​

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Iba caminando junto con Takashi por el corredor, sin alguna prisa por llegar a clases. Si te sacan de tu sueño, es seguro que tendrás en cansancio cargado por el resto del día. Pero bueno, qué se le va a hacer. Y no sé porqué, pero por algún motivo se me había dado por voltear a ver los pasillos que pasábamos.



Y los vi. Allí estaban. Solos. Ellos dos. Demasiado cerca.


Kyo-chan teniendo contra la pared a Haru-chan. Así es, como dije. Quedé como…, no sé, quizás algo… sorprendido. Pero no por el hecho de que posiblemente a Kyo-chan tal vez, sólo tal vez, podría gustarle la única chica del club -porque nunca hay que descartar las posibilidades, ¿cierto?-, sino por ser tan… ¿cómo decirlo? Tan así.


Tan directo.


Pensé que estaba aclarándole algo; no sé, algo sobre su “deuda” en el club. Cosas así. Pero algo andaba mal ahí.


Kyo-chan se encogió hasta que su frente dio con el hombro de Haruhi. Palideció. En cuanto no aguantó mantenerse en pie, cayó al suelo junto a Haru-chan que trataba de hacerle reaccionar.


Y como siempre, y era de esperarse, los chicos que andaban por ahí hicieron un circulo a su alrededor para ver qué sucedía. Claro, sólo para ver. Pero nadie… ¡nadie! Se molestó en hacer algo por él. En ayudarlo. ¡¿Qué les costaba llamar a algún profesor o llevarlo hasta la enfermería, ah?!


Abrimos paso con Takashi, empujando a los metiches, pidiendo el típico y respetuoso “permiso” algo brusco esta vez. Ahora lo único que importaba era Kyo-chan. Sólo él y su bienestar.

~End's Flash Back~​

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Ahora estaba junto a una preocupada Haruhi. Ella hablaba por momentos, casi nada. Miraba hacia un punto fijo. Era como si su alma se hubiese ido y sólo su cuerpo estaba allí conmigo, asintiendo a los tratos de consuelo que le daba.


Sus manos.

Vi sus manos unidas en un pequeño agarre. Tan delicadas, tan finas y blancas…


… Temblaban.



¿Qué podía hacer? Digo, para hacerla sentir mejor. Sacarle un poco de tensión no le vendría mal.


Tenía que decirle algo que la relajara y despreocupara, pero yo era y siempre fui de “meter la pata”, y Haru-chan andaba como el cristal con el incidente. Y no, no quería quitarle toda la calma que tenía por una tontera mía.



Quería apoyarla. Protegerla. Cuidarla.



Me paré y tomé sus manos, pasándolas por encima de mis hombros, encadenando mi cuello. Acerqué mi cuerpo al suyo, rodeando su cintura, para que fuese consciente del abrazo que le daba.

Fue como… automático.

Sentí la poca, diminuta calidez que emanaba.


... Se derrumbaba...


Traté de darle un último aliento con un suave—Todo estará bien —en su oído. Estrechó el pequeño abrazo, haciéndolo más cercano. Más necesitado. Aunque ésa había sido una buena señal, ¿cierto?


Funcionó.


<<La consolaste, amigo mío.>>

 

—Tamaki-sempai —Se giró hasta chocar miradas con el rubio—, ¿cómo sigue? —preguntó al fin. Ya se me hacía la idea de que estaba aguantándose el gusto de preguntar por él.



El mayor guardó su móvil en su bléiser una vez había cortado la llamada. Ustedes pensarán, ”es normal que alguien pregunte como está una persona a quien estima”, ¿no?—Ah… —Se mostró desinteresado. Sin embargo— ¡Haruhi~! Mi pequeña… ¿por qué preguntas eso, ah?— estaba celoso. Claro que sí. Y conociendo a Tama-chan, un poco más y le hervía la sangre.



Haruhi le reprendió diciéndole que era lo más “obvio” que alguien haría. Que era lo normal preguntar por una persona a la que no viste en el mejor estado. Quizás fue un poquitito dura, sólo quizás. Las preguntas de él… son así.



—¡No te preocupes demasiado, Haru-chan! —Alcancé a decir desde mi mesa, bien, bien alto, para que me escucharan con todo ese mar de voces— Con todo el café que había tomado, es seguro que estará por un rato en casa y bien cuidado —le sonreí, esperando transmitirle alguna pequeña confianza.



Me devolvió la sonrisa. Una hermosa, y de las más sinceras que había visto en la comisura de sus labios. Junto con sus ojos tan dulces y brillantes.


Ah… Dios.



Lo único que quedó rondando por mi cabeza desde ése día, fue… ¿qué es lo que siente Haruhi?
Primero, por un lado, se preocupó mucho, muchísimo, por Kyouya. Más que por los otros chicos. Incluso se la veía más decaída e ida de este mundo que cuando casi chocó con Hikaru y Kaoru en la calle –sí, me lo había contado tiempo atrás-.



Y segundo, por otro ladito… estoy yo. Creería que soy quien más la consuela y da ánimos cuando nadie más se da cuenta de su llanto. Su silencioso y delicado llanto.



En su interior. Todo por su cuenta.




Ella sola.

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Asdfghkñslsdf al fin hice tiempo ​

Gracias a las niñas por sus comentarios~ ​

Pensé que a nadie le gustaría esto . _ . ​