Al abrir la puerta las recibe una habitación que tampoco tiene el estilo victoriano de los pasillos y las habitaciones, en primera apariencia recuerda un poco a una sala de conferencias pero se trata del estudio de Damian Akaisa, el padre de Katrina. En el techo hay un par de tragaluces que dejan pasar algo de la luz de la luna y a cada lado de estos hay una línea de luces LED. El escritorio parece de la misma madera que la mesa del comedor, sobre él está el teléfono fijo, una computadora de escritorio y una lámpara. Metros al frente de este hay una mesa redonda dispuesta con cuatro sillas ergonómicas. En una de las paredes hay un gran lienzo, es una pintura de una mansión que aunque es parecida a la que están ahora, posee diferencias en su estructura y también los jardines. Parece imitar el estilo impresionista en su pincelada y manejo de luces, abajo, en una esquina, está firmada por dos iniciales: K.A. No parece haber nada más que sea muy interesante. Hay algunos estantes con libros, claro, el escritorio y algunas sillas. Así como en la biblioteca, hay botella de vidrio tallado con un juego de vasos con las mismas características. Por la forma de estos se puede asumir que el contenido de la botella debe ser algún whisky incluso de mejor calidad que el que ofrecen los mozos en la fiesta. Conecta con: Pasillo
Supongo que un poco sí que me sorprendió que la chica siguiese aceptando acompañarme, porque la verdad parecía bastante cómoda en la cama y pensé que quizás querría echarse un rato o algo. Aun así, tampoco iba a ser yo la que pusiese alguna especie de queja al respecto, porque su compañía me agradaba. Volvimos a salir así al pasillo y rehíce los pasos hasta la habitación aquella que no había cedido al intento de abrirla, introduciendo la llave en la cerradura nada más alcanzarla. ¿Qué podría ser lo que hubiese ahí que necesitase cerrarse con llave? Qué curioso. Contenido oculto Gigi Blanche ola, venimos a ser ilegales, qué pasa (?)
Al abrir la puerta las recibe una habitación que tampoco tiene el estilo victoriano de los pasillos y las habitaciones, en primera apariencia recuerda un poco a una sala de conferencias pero se trata del estudio de Damian Akaisa, el padre de Katrina. En el techo hay un par de tragaluces que dejan pasar algo de la luz de la luna y a cada lado de estos hay una línea de luces LED. El escritorio parece de la misma madera que la mesa del comedor, sobre él está el teléfono fijo, una computadora de escritorio y una lámpara. Metros al frente de este hay una mesa redonda dispuesta con cuatro sillas ergonómicas. En una de las paredes hay un gran lienzo, es una pintura de una mansión que aunque es parecida a la que están ahora, posee diferencias en su estructura y también los jardines. Parece imitar el estilo impresionista en su pincelada y manejo de luces, abajo, en una esquina, está firmada por dos iniciales: K.A. No parece haber nada más que sea muy interesante. Hay algunos estantes con libros, claro, el escritorio y algunas sillas. Así como en la biblioteca, hay botella de vidrio tallado con un juego de vasos con las mismas características. Por la forma de estos se puede asumir que el contenido de la botella debe ser algún whisky incluso de mejor calidad que el que ofrecen los mozos en la fiesta. Contenido oculto Estudio de Damian Akaisa desbloqueado por Kashya Thornton con la llave encontrada por Morgan O'Connor. Insane Mori madarauchiha Reual Nathan Onyrian Nekita Rojo FireRed Descripción del espacio en el primer post editada.
Seguí a Kashya y deslicé la vista por el estudio luego de prender la luz que estaba dispuesta junto a la puerta. De buenas a primeras no parecía haber nada interesante pero eso lo definiría con una mejor observación, ¿verdad? Se me ocurrió una idea estúpida tras ingresar, era una noche despejada y la luna brillaba con bastante fuerza, de modo que regresé al interruptor y apagué las luces LED. Me tomó unos segundos ajustarme a las penumbras, cuando fui capaz de detallar las siluetas de los muebles avancé hasta la botella de whisky. —Scotch, lass? —le ofrecí, en voz suave y calmada.
La llave sirvió, efectivamente, para abrir aquella puerta y no tardamos en adentrarnos en el interior de la habitación. Tras un vistazo general, justo antes de que Morgan apagase las luces y permitiese que solo el reflejo de la luna entrase para iluminar, me di cuenta de que se trataba de un despacho. Llegué a pensar que ya estaríamos empezando a cruzar un límite, invadiendo de aquella manera el estudio del padre o la madre de Katrina, pero tampoco vi por donde salir e irme. Me gustaba la tranquilidad del sitio y mientras no hiciésemos un desastre que nos delatase, supuse que estaríamos bien. Seguí a Morgan con la mirada y no tardé mucho en seguirla, mirando por encima de su hombro hasta lograr distinguir la botella de whisky. —On the rocks, please —respondí con le mismo tono calmado, en inglés un poco porque pegaba y ya. Me giré de nuevo después y le di la vuelta al escritorio, hasta poder dejarme caer en la gran silla que seguramente utilizaba el dueño del lugar. La hice girar un par de veces, hasta que finalmente me cansé y la arrastré hasta permitir echarme sobre el escritorio. >>Es cómoda. Contenido oculto Voy a imaginar que es como en las telenovelas y hay una cubitera de hielo ahí al lado o algo, idk (????
Seguí los movimientos de Kashya en silencio, como venía siendo lo usual, y procedí al recibir su afirmativa. Serví dos vasos de whisky, a ambos les coloqué un par de hielos y caminé hasta depositar el suyo en el escritorio, frente a ella. Estaba sentada en la silla, con el torso echado sobre la madera, y yo me subí a la misma del lado contrario. Crucé las piernas, le di un sorbo a la bebida y repasé la habitación con la vista, sin mucho apuro de nada. —Es una casa muy grande —solté al aire, deslizando mi mirada hacia la chica—. ¿Qué tal? ¿Es tu primera vez en una de estilo occidental? Mecí los hielos suavemente, recargando un brazo en el escritorio para estirar la espalda. —Bah, aunque ¿naciste aquí? La verdad, no sé nada de ti. Ilumíname, lass.
Cogí el vaso en cuanto Morgan lo dejó sobre la mesa, irguiéndome en el proceso para poder beber el contenido sin mayor percance, y asentí ligeramente con la cabeza ante su primera afirmación. Definitivamente era una casa muy grande, bastante más que la mía de hecho, aunque eso tenía toda la lógica del mundo, claro. Le dirigí una mirada a la chica mientras hablaba, dejando la copa sobre la mesa después de haberle dado un par de tragos, y la repasé con la mirada antes de dirigir la vista hacia el frente. —No, tenemos una casa en Gales donde pasé gran parte de mi infancia —respondí, con el tono monocorde de siempre y la expresión neutra—. Nací ahí, obvio. Luego hemos vivido en varios sitios de Europa, por los viajes de mis padres, hasta que al fin nos mudamos aquí y decidieron comprar una casa para poder quedarme mientras ellos seguían viajando. Como siempre, no hubo cambio de tono en mi voz al explicar todo aquello. No solo era ya lo común en mí, también era que... no me causaba nada contarlo, era lo que había y ya. Al menos, permanecer en un solo sitio me había otorgado la posibilidad de tener un sitio fijo para todos mis libros, tener localizadas las bibliotecas para poder ir a ellas y... conocer a gente bastante interesante. >>Morgan, ¿te puedo hacer una pregunta?
Asentí de tanto en tanto mientras oía a Kashya sin mirarla realmente. Podía parecer distraída, pero lo cierto era que le estaba dedicando mi entera atención. La vez que fuimos a su casa estaba sola pero no pregunté al respecto, ahora en base a su respuesta podía ir completando el panorama. ¿Viviría sola? ¿Cada cuánto vería a sus padres? Vaya, sonaba... solitario. Mi vida era una mierda antes de que Hanabi apareciera. De cualquier forma nada se reflejó en mi expresión, donde permanecía la sonrisa de siempre. Le di un par de sorbos al whisky y alcé las cejas, curiosa, al oír lo último que dijo. Recién entonces deslicé la mirada hasta dar con sus ojos, bajo aquella luz pálida lucían casi fantasmagóricos. —Shoot.
Mantuve si mirada un par de segundos, así sin más, pero al final tuve que volver a apartarla, algo contrariada. Cogí de nuevo el vaso y le di un trago antes de dejarlo sobre la mesa una vez más, tomándome un tiempo para ordenarme las ideas. Estaba dudando, y de repente pensé que era la primera vez que me pasaba algo por el estilo. ¿Sería cosa del alcohol? No había bebido tanto, pero también era verdad que nunca había tomado champán, cerveza y whisky en una sola noche, así que no tenía ni idea. No tuvo que verse reflejado en mi rostro en ningún momento, supuse, pero el silencio que me tomé quizás acabase siendo revelador. No me importaba realmente, así que me tomé mi tiempo, y cuando al fin me di cuenta que ya no había vuelta atrás busqué de nuevo su mirada. —¿Qué se siente al dar un beso? —lo dije con una seriedad profunda, y es que era una pregunta que genuinamente quería que me respondiese—. Es decir, a todo el mundo le gusta, así que debe sentirse bien, ¿no? No lo entendía. La chica había dicho que abajo estaban jugando al Salón, y seguramente era un grupo de gente desconocida, ¿por qué besar a alguien que no conoces? Luego Emily sonaba tan emocionada cada vez que me decía que había besado a alguien y, sinceramente, no me imaginaba que podría tener de especial para ponerla así. Y, no sé, de repente quería saberlo. Por demás, había asumido un poco de la nada que Morgan sabría responderme a aquella pregunta, pero tampoco tenía motivos para pensar que no sería capaz así que... me quedé ahí, a la espera de una respuesta. Contenido oculto Istg she talked to me JAJAJA i've tried to talk her out but it was not possible
Por un instante Kashya me quitó la vista de encima y atajé sin problema la opción de que estuviera contrariada. Me hizo algo de gracia, aunque bueno, a mí todo me venía en gracia, y estiré los huesos antes de reclinarme sobre la extensión del escritorio. La laptop quedó bajo el arco de mis piernas, enganché los tacones en el relieve de la madera y observé a Kashya entre las pesas de una pequeña balanza antigua; olía a metal, olía a bronce y su pregunta me sorprendió. Apoyé el vaso de whisky justo entre mis costillas. Había esperado, no lo sé, que por alguna razón se interesara en mi vida en Escocia, las leyendas con las que había crecido y tal. Por fuera de eso, podría haberse interesado en miles de aspectos pero definitivamente no anticipé que fuera... eso. Una duda por demás lógica para una adolescente, sin embargo, ¿no? Aunque en mi rostro se mantuviera la diversión suave de siempre, no atiné a burlarme como tal y, de hecho, busqué una respuesta seria. —Pues sí, es una experiencia placentera ya a nivel fisiológico, ¿sabes? Cultura o lo que fuera, besar implica cambios en el cuerpo que generan sensaciones agradables, incluso relajantes. No me sé los nombres de las hormonas, no soy tan nerd, pero eso. Probablemente sea difícil comprenderlo sin... Deslicé la mirada de regreso a Kashya, busqué sus ojos entre las pestañas. Mi voz se oía más seria de lo usual. —¿Alguna vez te has tocado, lass? En tus partes íntimas. Quizá no de forma intencional, quizá fue un accidente o un roce involuntario. ¿Alguna vez tuviste esa sensación agradable? Contenido oculto JUJUJU
¿Había esperado una respuesta de ese estilo por parte de Morgan? La verdad es que no sabría decir con exactitud. Lo único que había aprendido realmente de ella era justamente eso, que a pesar de todo no sabía que esperar de sus respuestas. Supongo que por eso me gustaba tanto su compañía. Escuché su respuesta con una atención absurda, aun cuando, a decir verdad, esa parte teórica era la que ya me sabía. O me hacía una imagen mental más o menos clara, más bien. Mi curiosidad iba más bien encaminada a saber si toda esa teoría era verdadera, aunque estaba empezando a pensar que la respuesta era afirmativa. De cualquier modo, agradecía mucho que la chica hubiese decidido responder de aquella manera, ya que supuse que hubiese sido bastante sencillo acabar burlándose de todo lo que implicaba aquella pregunta. No me hubiese importado, por supuesto, mientras me hubiese acabado respondiendo, pero estaba bien ahorrárselo. Después ya no tuve mucho reparo en recibir su mirada de nuevo, siendo bastante más fácil de alcanza por la posición que había adoptado, aunque necesité un par de segundos para poder contestar de manera adecuada a su pregunta. No quería mentirle, después de todo. —Mhm —acabé por murmurar, asintiendo con la cabeza—. Una vez lo estaba leyendo en un libro y quise imitarlo... —añadí, ya que me parecía adecuado darle el detalle de que fue intencional, no sabría definir por qué—. ¿Entonces un beso se siente como cuando te tocas? Porque si ese era el caso, ¿para qué buscar lo primero con otra persona cuando puedes tener lo segundo estando a solas? Contenido oculto No sé si esto me causa ternura, risa o demasiado fangirleo (?
Aguardé por su respuesta en silencio, sin quitarle la vista de encima. Tendía a otorgar mi atención sin resquemores cuando algo me interesaba, así como no me molestaba en disimular cuando ocurría lo opuesto, pero este caso era particularmente atractivo y no pude evitar recorrer las facciones de Kashya mientras pensaba su respuesta. Venga, si era una muñequita. Y ahí estaba tan liviana, confesándome que se había tocado. Ah, lass. Por sus palabras podía deducir que se la había pasado bien con la pequeña picardía, así que no vi necesario preguntar. Le concedí una sonrisa sedosa y me removí apenas, recogiendo las rodillas tras alzar la vista al techo. Eh, eh, no podía empezar a emocionarme~ —Darse placer a uno mismo está bien, pero cuando sumas otra persona a la ecuación las cosas suelen tornarse aún mejor. No es una ley universal pero sí ocurre con la frecuencia suficiente para que la gente salga de sus casas con las hormonas alborotadas, ¿no crees? —Deslicé la vista de regreso a ella—. Pasa que, bueno, tú realmente no lo sabes, cariño. Erguí el torso lentamente, girando el cuerpo en su dirección y flexioné las piernas tras recostarlas sobre la madera. Anclé un codo en la superficie, el costado de mi rostro en mi mano y desde allí la miré, estirando el brazo libre en su dirección. Tenté el espacio hasta alcanzar su vaso y le di un trago, pues porque sí. —Puedes encontrar un montón de cosas en los libros, lass, pero la vida es otra historia. —Solté un suspiro y volví a apretar las rodillas entre sí. Algo oscuro chispeó en mis ojos y mi sonrisa se ensanchó, incapaz de disimular la extraña diversión que comenzaba a sentir—. ¿A qué viene la curiosidad~?
Seguí escuchándola con una atención ridícula, sin apartar la vista de sus ojos en ningún momento. Era obvio que hablar de todo aquello no me causaba ninguna clase de pudor, ya fuese porque no entendía del todo las implicaciones de todo el tema o porque genuinamente me diese igual, pero la cuestión era que no me preocupaba admitir nada relacionado a ello. Sopesé su explicación con cuidado en mi cabeza, mientras la veía moverse y hacerse con mi vaso para beber, cosa que no entendí muy bien pero que tampoco me importó lo suficiente como para parar mi tren de pensamiento o decirle algo. Lo cierto era que... tenía lógica lo que decía. Tenía razón en que yo no lo sabía, o no llegaba a comprenderlo del todo, pero aun así le veía el sentido. —Estaba pensando que seguramente un gran número de las personas que están en la fiesta vienen con ese objetivo en mente, o eso creo al menos —comencé a responderle, sin más, ladeando la cabeza ligeramente después—. Y de todas las personas que conozco, pensé que eras la más adecuada para responderme, así que gracias. Que no conocía muchas personas, sí, pero eso no significaba que mi afirmación dejase de ser verdad.
Las razones detrás de su curiosidad eran bastante simples e ingenuas que te cagas, digamos que no encontré realmente hilos de los que tirar para seguir divirtiéndome a costa suyo y solté una risa nasal, suave y acompasada, pestañeando con cierta pereza antes de volver a descansar la espalda sobre el escritorio. —Bueno, eso no se puede negar. Somos un montón de adolescentes borrachos reunidos en un mismo lugar, sin ninguna clase de supervisión. Diría incluso que las cosas han estado harto tranquilas, ¿no crees? Me quedé en aquella posición, disfrutando sencillamente de la oscuridad y silencio de la habitación. Kashya me había agradecido y me limité a esbozar una sonrisa, fue suave y no cargó consigo burla o suficiencia. Suponía que, dentro de sus espectros acotados, la chica no debía sentir mucha confianza para hablar estas cosas con nadie y, qué sé yo, no estaba mal asistirla en lo que necesitara. Sólo eran preguntas, después de todo. No iba a matarme responderlas. Era curioso, al fin y al cabo, que encontrara tanta tranquilidad entre sombras y quietud. Los niños tendían a asustarse con las primeras, los adultos enloquecían frente a lo segundo, pero para mí siempre habían sido sinónimos de paz. Estabilidad. Eran las bocanadas de aire entre las olas del océano embravecido. Detestaba el ruido. Me recordaba a las discusiones de mis padres. Luego de un rato abrí los ojos, irguiéndome, y me bajé del escritorio junto a un suspiro profundo. Alcancé mi vaso y me lo acabé de un trago, regresando la vista a Kashya para entornar la mirada y sonreírle con la suavidad usual. —Me aburro —definí sin complicaciones, comenzando a caminar hacia la puerta—. Vamos abajo. Podía estar siguiendo sus instrucciones y decisiones como una maldita muñeca pero sólo bastaba un cambio en los vientos, la chispa de un capricho, para volverme capaz de dejarla ahí sola si me salía de los ovarios. Y no creía ir a cambiar nunca.
