Estar seguro

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 20 Enero 2014.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    28 Agosto 2012
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    Escritor
    Título:
    Estar seguro
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    825
    Inspirado en varias historias de zombis que he leído, tenía ganas de hacer una corta historia de zombis.

    Esta historia trata acerca de como sería un apocalipsis zombi para adolescentes que se preparaban para una vida de trabajo luego de terminar la escuela.

    Muchos chicos pierden a su familia a causa de los zombis. Para poder sobrevivir, deberán unirse en un grupo y de esa forma sobrevivir. Pero como todos compañeros de secundario tienen diferencias. Lo cual hará que deban empezar a llevarse bien y dejar esas diferencias en el pasado para poder sobrevivir, y no hacerlo supondría una muerte rápida para todo el grupo.

    No será una historia muy larga, pero si buena. Eso espero. Los dejo leer tranquilos.

    Capítulo 1: Lo que somos ahora


    No se lo que pasó. Tampoco se quienes son los verdaderos culpables. Pero ahora estamos inmersos en un mundo lleno de esas cosas a las que llaman “muertos vivientes”. Somos un grupo de adolescentes que estábamos pasando la fiesta de fin de año en la casa de uno de nuestros amigos mientras sus padres no estaban.

    En nuestro salón somos 29. Pero a la fiesta solo vinieron 13. Los demás estaban de vacaciones en otro lado.

    Entonces, en medio de la fiesta escuchamos en las noticias que la gente muerta se levantaba de las tumbas para asesinar al resto de la población. Pensábamos al principio que sería una broma de mal gusto de los medios. Pero no.

    Salimos a la calle y veíamos montones de cadáveres comiendose los unos a los otros. Tuvimos que escapar de esa casa. No había armas de fuego, y aunque hubieran, nadie allí sabe como manejarlas. Tomamos cuchillos y hachas y nos pusimos en camino.

    Éramos 13 personas en el grupo.


    Michael: es el mayor de todos.

    Daniel: es el mas fuerte y sabe varios estilos de pelea.

    Marcos: es uno de los que hace bulling a los estudiantes más chicos.

    Miranda: considerada por muchos como la chica linda.

    Ezequiel: el más rápido de la clase.

    Verónica: la más tonta.

    Mauro: el gordito y también más miedoso.

    Laura: la más arrogante de todos.

    Pablo: el más amable.

    Silvia: la mas egoísta.

    Mónica: la “sirvienta” de Silvia.

    Gerardo: el más callado y mi mejor amigo.

    Y yo. Mi nombre no es importante para nadie.


    Los 13 conseguimos llegar hasta el campo buscando alguna casa donde los dueños ya no estén. Entonces encontramos una casa perfecta para todos. Era amplia y todos estábamos comodos allí. Solo teníamos que encargarnos de tres muertos vivientes. Michael, Daniel y Marcos se encargaron de ellos y el resto se encargó de limpiar la casa y organizar los espacios. Algunos deberían dormir en la cocina y en el comedor. Teníamos que arreglarnos como podíamos.


    Capítulo 2: Diferencias


    Al despertar, Michael nos reunió a todos afuera para darnos las “tareas”.


    — Ahora necesitamos organizar nuestras tareas para poder sobrevivir — dijo Michael.


    — Me parece bien — dije yo — ¿Qué hacemos?


    — Yo iré a buscar comida — dijo Marcos.


    — No recuerdo haberte dicho eso — dijo Michael.


    — No necesito que me lo digas — dijo Marcos — Yo hago lo que quiero.


    — Tranquilo Mark — dijo Daniel tratando de calmarlo — Escucha a Mike. Él sabe que hacer.


    — Ya te dije que hago lo que quiero — dijo Marcos — Y no me llames Mark.


    — ¿Qué es lo que me vas a hacer? — preguntó Daniel — ¿Me vas a golpear como a los niños de primer año?


    Marcos se tranquilizó después de eso.


    — Solo eres un cobarde — dijo Daniel.


    — ¡Repite eso en mi cara idiota! — dijo Marcos.


    Daniel y Marcos comenzaron a pelear. Daniel ganó obviamente porque él sabía muchos estilos de pelea. Se aseguró de que Marcos no se levantara y para eso le dio una gran golpiza en la cara.


    — Obedeceremos a Mike — dijo Daniel — Él es el mayor y sabe que hacer.


    — Gracias Daniel — dijo Michael — Yo y Mauro iremos en busca de comida en algún lugar cercano. Pablo y Ezequiel irán en busca de herramientas y otras cosas que nos puedan servir. Silvia, necesito que te encargues de cuidar que Marcos no haga nada estúpido. El resto de las mujeres usará los alimentos de la casa y prepararán algo de comer.


    — ¿Y que hay de Gerardo y yo? — pregunté.


    — Es cierto — dijo Michael — En el granero de allá atrás debe haber madera y algunas herramientas. Necesito que construyan algo que aguante el peso de los zombis.


    Los hombres se fueron, pero a Gerardo y a mí nos tocó quedarnos y cuidar la casa.

    Nos pusimos a trabajar, y juntos logramos crear un muro improvisado para cubrir la parte de adelante. Mientras trabajábamos podía escuchar como las chicas discutían.


    — ¡Deberías hacer lo que te encargó Michael! — dijo Miranda.


    — ¡Atrás perra! — respondió Silvia — ¡Yo no sirvo ordenes de gente tonta! Mónica se ofreció a cuidar que Daniel no escape.


    — ¡Tú la obligaste! — le dijo Laura — ¡Todo por creerte la princesita de la casa!


    — ¡No voy a cuidar a Daniel! — dijo Silvia.


    Parece que tenemos problemas en nuestro pequeño paraíso.
     
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    Estar seguro
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1109
    Estos son los episodios 3 y 4 de la historia. Donde los zombis por fin hacen su aparición y comienzan los problemas dentro del grupo.

    Es hora de que los protagonistas comiencen a luchar por la supervivencia en un mundo lleno de zombis.

    Capítulo 3: Cobardes, líderes, protectores y salvadores


    Al llegar la noche, las chicas estaban haciendo la cena. Marcos estaba afuera, juntando leña para una fogata. Yo y Gerardo terminábamos de armar el muro con ayuda de Ezequiel y Pablo, que se ofrecieron a ayudarnos.

    Entonces dentro de la casa se escuchaban algunos ruidos.

    Mónica dijo que Michael estaba discutiendo con alguna de las chicas y que sería mejor que no interviniéramos.

    Era cerca de la medianoche. Estábamos todos dormidos excepto Ezequiel que se había quedado afuera de guardia.


    Yo escuchaba ruidos lejanos como gruñidos. Entonces Ezequiel dijo con un grito que debíamos salir de el lugar.


    Salimos de la casa y veíamos una gran horda llena de muertos vivientes. Se nos estaban acercando cada vez más.


    Michael dijo que tomemos las hachas y los cuchillos y que debíamos pelear para proteger nuestro territorio.

    Muchos le dijimos que debíamos escapar pero Michael nos dijo que nos alcanzarían si tratábamos de escapar.

    Comenzó la batalla.


    Los chicos formamos un círculo alrededor de las mujeres y con las hachas y cuchillos empezamos a cortar cabezas.


    Disfrutaba del poder reventar las cabezas de esos sujetos. Todos luchabamos juntos y era un gran equipo.


    Sin embargo, los zombis eran muchos y nos estaban superando. Michael dijo que él iría al frente y despejaría la zona de zombis y de esa forma todos escaparíamos. Le dijo a las chicas que vallan tras él y luego Danny lo siguió.


    Verónica trató de escapar, pero entonces cayó al piso. Un zombi se acercaba y la mataría. Marcos también necesitaba ayuda, puesto que quiso hacerse el héroe tratando de eliminar a tres zombis a la vez. Los zombis lo superaron y él usaba el hacha y sus piernas para mantenerlos alejados, pero no duraría mucho tiempo.

    Ezequiel, Pablo, Gerardo y Mauro estaban ocupados. Tenía que salvarlos yo mismo. Pero no había tiempo de salvarlos a los dos. Uno de ellos tenía que morir.


    Decidí salvar a Verónica. Nunca me agradó Marcos.

    Fui en busca de Verónica y le quité el zombi de encima para evitar que la muerdan y luego acabé con él. Le dije que había que escapar.


    Un zombi se puso detrás de mí y estaba por morderme. Antes de que diera la mordida final, recibió un disparo en la cabeza. Me di vuelta y vi a Gerardo con una escopeta.


    Marcos murió luego de caer al piso. Los zombis no perdían tiempo y lo devoraron.


    Era hora de escapar. Mientras escapábamos, un zombi cayó encima de Mauro, pero logró quitárselo de encima y luego matarlo.


    Más adelante llegamos con el grupo y vimos que Mónica y Silvia estaban rodeadas. Entonces Silvia le tomó los cabellos a Mónica y la tiró al piso para que los zombis la devoren.


    Fue un acto cobarde el sacrificar a alguien para salvarse.


    Silvia regresó con nosotros. Luego de eso, nos metimos entre unos árboles y fuimos corriendo de ese lugar buscando un refugio seguro.


    Marcos y Mónica habían muerto durante ese ataque. Pero ahora no había tiempo para ellos. Teníamos que pensar en vivir.



    Capítulo 4: Las consecuencias


    Luego del ataque y de las muertes de dos de nuestro grupo, Michael nos metió en un bosque en medio de la noche en busca de algún lugar seguro. Si nos hubiera hecho caso a los que creímos que era mejor irnos antes de pelear, no habría muerto nadie.


    Todos miraban mal a Silvia, y no los culpo. Mónica era su amiga y se la arrojó a los zombis para poder salvarse.


    Michael le dijo que si hacía eso de nuevo, la echaría del grupo.


    Mientras caminábamos, Michael decidió hablar con Gerardo.


    — No sabía que sabías manejar una escopeta — dijo Michael.

    — Mi papá me llevó a cazar a los 10 años — dijo Gerardo — La encontré en el granero mientras buscábamos materiales. No tenía muchas balas, así que solo la usaré cuando sea necesario.

    — Gracias por salvarme Gerardo — le dije — No estaría aquí si no fuera por ti.

    — ¿Gerardo, puedes ir atrás del grupo y cubrir la retaguardia? — dijo Michael — Nos sentiríamos mejor si alguien armado nos cubriera. Ezequiel te ayudará

    — De acuerdo — dijo Gerardo.


    Continuamos caminando por un largo rato. Hasta que Mauro se empezó a sentir mal.


    — ¿Qué te pasa Mauro? No te ves muy bien — dijo Daniel.

    — Es por algo que pasó durante el ataque — dijo Mauro.

    — ¿Fue el hecho de ver morir a Mónica? — preguntó Pablo — Todos lo sufrimos.

    — No. No es eso. Es otra cosa — dijo Mauro.

    — ¿Qué es entonces? — preguntó Michael.


    Mauro mostró su brazo izquierdo y resultaba que tenía una mordida ahí. Cuando el zombi se tiró encima suyo, lo mordió.


    — ¿Qué hacemos? — preguntó Daniel.

    — Lo que tenemos que hacer — dijo Michael — Tómalo y pon su brazo cerca del árbol.

    — ¿Qué? ¡NO, POR FAVOR NO, NO LO HAGAN! — dijo Mauro sabiendo lo que le iban a hacer.


    Daniel lo tomó, puso su brazo en un árbol. Michael tomó un hacha y entonces comenzó a golpearle el brazo con la intención de cortarlo. Luego de cuatro hachazos, el brazo cedió, y Mauro se desmayó por la perdida de sangre.


    Pablo arrancó las mangas de su remera y las juntó para poder envolver su brazo y así evitar que siga perdiendo sangre.


    — Gracias Pablo — dijo Michael.

    — Por nada — dijo Pablo — Solo quiero lo mejor para todos. Pero aún no es suficiente. Tenemos que llevarlo a un lugar seguro y buscar insumos médicos para él.

    — Además no sabemos si funcionó — dije yo.

    — ¿Tenías una mejor idea? — me preguntó Michael muy enojado — Porque yo no. Y no lo voy a dejar morir así. Ya perdimos a Marcos y a Mónica.

    — Tenemos que ir en busca de un lugar seguro — dijo Daniel — Adelántate Mike. Yo y Paul cargaremos a Mauro.


    Michael se adelantó. Detrás de él iba Ezequiel, detrás de él las chicas, detrás de ellas Daniel y Pablo cargando a Mauro. Y por último yo y Gerardo. Estoy empezando a pensar que no soy de utilidad para este grupo.


    Caminamos hasta que se hizo de día. Pasamos toda la noche sin dormir y estábamos cansados.


    El grupo avanzaba con dificultad. Solo encontramos dos zombis, los cuales Ezequiel y Michael se encargaron de eliminar.


    Luego de tanto avanzar, un disparo pasó justo delante de Michael.


    Todos estábamos aterrados.


    — ¡Ni siquiera se muevan! — gritó una voz a lo lejos.


    Estábamos preocupados. No sabíamos de donde venía esa voz, ni tampoco sabíamos que quería.
     
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    Estar seguro
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1547
    Aquí están los capítulos 5 y 6 de la historia. Nuestro grupo recibirá una oferta de unos extraños para empezar de nuevo sus vidas. Sin embargo, las cosas no estaban del todo bien. Todos están preocupados por lo que le pueda pasar a Mauro y siguen enojados con Silvia por lo que hizo.

    Capítulo 5: Invitación


    Estábamos confundidos por el disparo. Había alguien siguiéndonos, y no sabemos quien es.


    Entonces, de la nada salió un sujeto con una escopeta.


    — ¡QUIETOS ESTÚPIDOS! — dijo el hombre — ¡QUE NADIE SE MUEVA. DE RODILLAS Y CON LAS MANOS EN LA CABEZA. AHORA!

    — ¿Quién eres? — preguntó Michael.

    — Solo hagan lo que les digo si es que quieren vivir — dijo el hombre


    Todos nos arrodillamos, excepto Gerardo. Él permaneció de pie, apuntándole al hombre que nos atacaba. De repente, otro hombre salió y se puso detrás suyo.


    — Ni se te ocurra tonto — dijo el hombre — Baja el arma y de rodillas.


    Gerardo dudó un poco, pero luego accedió. Tiró la escopeta y se arrodilló como todos.


    — Buen chico — dijo el hombre de atrás en tono burlón.


    El hombre de atrás se fue hacia delante con el otro.


    — Son 11 chicos — dijo uno de los dos — ¿Crees que nos sean de utilidad?

    — No son chicos — dijo el otro — Son adolescentes. Pueden traer problemas.

    — Creo que lo mejor será matarlos aquí — dijo el que habó primero.

    — ¿Qué? — preguntó Michael — ¡Por favor no nos maten! No somos una amenaza. Podemos irnos si eso quieren, pero no nos maten.

    — ¡Cállate pendejo! — gritó uno de los sujetos apuntándole a Michael en la cara — Yo tengo la escopeta. ¡YO soy el que pone las reglas! Creo que te mataré.

    — ¡NO! — gritó Miranda algo preocupada — Por favor, no lo hagas.


    Todos estábamos sorprendidos de la reacción de Miranda.


    Entonces se escuchó una tercera voz.


    — ¿Qué les he dicho? — dijo esa voz.


    Un hombre apareció de la nada. Al parecer, conocía a los dos atacantes.


    — Lamento este alboroto — dijo el hombre — No somos mala gente. Solo que mis hombres aún están golpeados por la muerte de sus familiares.

    — ¿Quiénes son? — preguntó Michael.

    — Somos personas que intentan ayudar — dijo el hombre — Perdimos a nuestras familias en el primer día en que esto pasó. Juramos que trataríamos de hacer de este un mundo mejor para los sobrevivientes. Tenemos una granja a unos cuantos metros del lugar. Estamos tratando de ayudar a las personas a sobrevivir. Pero mis dos hombres no son malos. Solo que les cuesta seguir adelante. ¿Quiénes son?

    — Somos un grupo de chicos como puedes ver — dijo Daniel.

    — Estábamos en una fiesta en mi casa cuando todo empezó — dijo Michael — Desde entonces hemos tratado de sobrevivir juntos.

    — Bueno, entonces nos iría muy bien si pudieran venir a la granja — dijo el hombre — Tenemos una casa extra para ustedes. Y si nos ayudaran sería bueno, ya que son muchas tareas y solo somos tres.

    — Tenemos un herido — dijo Michael — En la noche tuvimos unos zombis nos atacaron. Perdimos a dos de los nuestros, y nuestro amigo Mauro fue mordido. Le cortamos el brazo intentando salvarlo, pero necesita atención médica.

    — Les ayudaremos con eso — dijo el hombre.

    — Gracias — dije yo en un tono de broma.

    — ¡No te pases de listo! — dijo uno de los otros dos hombres apuntándome con la escopeta.

    — D, tranquilos. Vamos a ayudarlos — dijo el hombre — J, ve a la parte de atrás y cubre la retaguardia.

    — Sí señor — dijo ese tal J.

    — No usamos nuestros nombres — dijo el hombre — Usamos nuestras iniciales. Él es D, el otro es J. Yo soy M. Después habrá tiempo de presentarse.


    J vino a la parte de atrás listo para cubrir la retaguardia. Cuando pasó pude ver que Gerardo lo miró con cara de pocos amigos.


    — Tranquilo — dije poniéndole la mano en su hombro — Son buena gente. Solo están afectados como nosotros.

    — Tengo un mal presentimiento acerca de esto — dijo Gerardo.


    El grupo caminó hacia delante. Hasta que a Laura se le ocurrió hablar.


    — ¿Tienen baño en ese lugar? — preguntó Laura — Nos vendría bien una ducha a todos.

    — Y una siesta — dijo Ezequiel en broma.


    Todos comenzaron a reír. Todos reían excepto Gerardo. Parecía alterado. Pero ya se le pasará.


    — D, ayuda a cargar al chico herido — dijo el hombre.


    Entonces, vimos como D tomó a Mauro en sus brazos y comenzó a llevarlo. Me sorprendí mucho. Daniel es el más fuerte de nosotros y necesitó de la ayuda de Pablo para cargar a Mauro. Mientras ese tipo lo cargaba sin problemas.

    Aunque ese tipo es adulto, y tiene mas fuerza que nosotros.


    Esperábamos llegar a un lugar seguro pronto.




    Capítulo 6: Mano a mano con los zombis


    Llegamos a la granja y vimos dos casas, cerca de la casa había un granero y el terreno estaba rodeado por una cerca.


    D, y M entraron a la casa principal junto con Mauro para ver si podían ayudarlo, mientras que J nos llevó a los demás a la otra casa. Nos dijo que había 20 colchones acomodados para cada uno. Nos mostró como funcionaba la cocina y el baño y luego se fue a la otra casa.


    Cada uno se acomodó en donde se sentía cómodo. Y nos pusimos a descansar hasta el mediodía.


    Por la tarde, fuimos a ver a Mauro y vimos que le habían cocido la herida del brazo pero que necesitaba medicamentos. M nos dijo que había una farmacia a unos kilómetros y que deberían ir dos personas a buscar todo lo que se pueda.


    Michael decidió que Daniel y Ezequiel vallan ya que eran los mas indicados para el trabajo.


    Luego M nos encargó varias tareas. A las mujeres les dijo que debían encargarse de recolectar las verduras de la huerta en canastos y luego los hombres deberíamos llevarlas a la casa. La huerta estaba lejos de las casas. En realidad no tanto, pero sí estaba lejos. Mientras esperábamos, decidimos ir a revisar el tractor para aprender a utilizarlo.


    — ¿Alguno sabe como se usa? — preguntó Michael.

    — Nop — dije yo — No tengo idea.

    — Chicos, creo que deberíamos irnos de aquí una vez que Mauro esté bien — dijo Gerardo.

    — ¿Qué? ¿Por qué? — preguntó Pablo — Son buenas personas. Nos están ofreciendo su hospitalidad. Tenemos que estar agradecidos.

    — Aquí tenemos mas chance que allá afuera — dijo Michael — Perdimos a Marcos y a Mónica.

    — La razón por la que perdimos a Mónica fue por Silvia — dije yo.


    Antes de que pudiéramos seguir hablando, escuchamos gritos provenientes desde la huerta. Tomamos un hacha cada uno y salimos dispuestos a ir a ayudar a las chicas.


    Entonces vimos como un grupo de 10 zombis intentaba pasar por el alambrado, y lo conseguían de a poco. Las chicas estaban paralizadas del miedo.


    Cuando llegamos al lugar, los zombis ya habían pasado el alambrado y estaban listos para morder.


    Comenzamos la pelea. Cada uno tomó dos zombis.


    Yo le partí la cabeza con el hacha al que tenía mas cerca y luego maté a uno de los zombis que se acercaba a Verónica.

    Gerardo mató al zombi cercano y luego a uno que intentó atacar a Laura.

    Michael atacó a dos al mismo tiempo y consiguió vencerlos. Luego uno de los zombis se acercaba a Miranda. Michael lo mató y Miranda lo abrazó y e puso a llorar.

    Pablo mató a dos zombis que lo atacaban.


    Faltaba uno. Ese zombi estaba a punto de atacar a Silvia. Yo no quería hacer nada para ayudarla.

    El zombi estaba apunto de morderla cuando Pablo lo mató.

    El ayudó a Silvia a levantarse y se enojó con nosotros.


    — ¿Qué fue eso? — preguntó Pablo — ¿La iban a dejar morir? Es una de nosotros.

    — Ella mató a Mónica para poder salvarse — dijo Michael — Hubiera hecho lo mismo contigo o con cualquiera si hubiera tenido que hacerlo.

    — Eso no justifica nada — dijo Pablo.

    — Ella es una egoísta — dijo Laura.

    — Pudo haberte matado — dijo Verónica — No deberías preocuparte por ella.

    — Somos un grupo — dijo Pablo — Y en un grupo debemos cuidarnos entre todos.

    — Eso es justamente lo que Silvia no hace — dije yo.

    — Bueno, pero yo lo hice — dijo Pablo — Y si tienes un problema con eso puedes irte. Mientras yo esté vivo no vamos a dejar a nadie atrás.


    Entonces llegaron M, D y J con sus armas y nos dijeron que escucharon todo, pero querían ver nuestra capacidad para luchar en contra de los zombis.


    — En caso de que algo saliera mal teníamos todo bajo control — dijo M — Solo queríamos ver sus habilidades para matar zombis. Les diré algo, vallan a descansar a su casa. J, D y yo nos encargaremos de llevar las verduras. Esta noche les enviaremos una rica sopa para el frío.


    Todos accedimos a ir a descansar. Daniel y Ezequiel aún no habían regresado.


    Luego de la cena, salí para ir al baño y escuché una conversación.


    — Lamento que todos quieran matarte — dijo Pablo, lo reconocí por su voz.

    — Es comprensible — dijo Silvia — Por lo que hice.

    — Eso fue egoísta — dijo Pablo — Tenemos que cuidarnos entre nosotros. No te preocupes, yo no dejaré que nadie te ponga una mano encima.

    — Gracias Pablo — dijo Silvia.


    Luego escuché un beso. Parece que Pablo tuvo algo de éxito esta noche. Pero Silvia era un peligro. Mató a Mónica y pudo haber matado a mas gente. Si tengo que matar a Pablo para llegar a ella, no dudaré en hacerlo.
     
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    Estar seguro
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1276
    Aquí los capítulos 7 y 8. El protagonista (que resulto ser yo) comenzará a tener diferencias con el grupo. Pero tendrá que dejar esos problemas para más tarde, puesto que otros problemas mayores requieren de la atención de todos.

    Capítulo 7: Rescate


    Pasó toda una noche. Cuando despertamos, Daniel y Ezequiel no estaban en la casa. No habían vuelto.

    Michael decidió reunirnos a todos para decidir que hacer.


    — Este es el plan — dijo Michael — Me llevaré a Gerardo para ir a buscar a Daniel y a Ezequiel.

    — ¿Hace falta que vallas? — preguntó Miranda.

    — Esto no solo se trata de ellos — dijo Michael — Se trata tan bien de ayudar a Mauro. Ellos fueron a buscar medicamentos y todavía no volvieron.

    — ¿Y qué haremos yo y Pablo? — pregunté.

    — Ya tuvimos un incidente con los caminantes ayer — dijo Michael — Necesito que se queden aquí y patrullen por la zona para ver si tenemos caminantes.

    — Quiero ayudar — dije yo — Daniel y Ezequiel necesitan de nuestra ayuda. ¿Y qué pasa si tu y Gerardo tuvieran un problema que no puedan resolver solos.

    — Eso no va a pasar — dijo Michael — Necesito que te quedes. Hay que mantener seguras a las chicas.


    Michael y Gerardo se fueron en busca de Daniel y Ezequiel. Yo me escapé sin que nadie me viera y comencé a seguirlos de cerca. No me podían ver.


    Caminamos muy lejos hasta que llegamos a un pequeño pueblo. Teníamos tanta mala suerte que la farmacia quedaba al fondo.

    Pude ver como un zombi salió de por detrás de un auto y comenzó a perseguir a Mike y a Gerardo sin que se dieran cuenta.

    Me acerqué y lo maté, llamando la atención de Michael.


    — Te dije que debías quedarte en la casa — dijo Michael.

    — Si no hubiera venido, habrías muerto y ya no podrías ayudar a Daniel y a Ezequiel — dije yo.

    — Eso no es el punto — dijo Michael — Te di una orden y la desobedeciste. Pero ya que estás aquí nos ayudarás a buscar a nuestros amigos.


    Caminamos por un largo tiempo hasta que llegamos a la farmacia. La puerta estaba cerrada y había una decena de zombis golpeándola. La derribarían en unos segundos.

    Michael dijo que buscáramos una forma de distraerlos. Dimos una vuelta y encontramos un negocio donde se vendía pirotecnia. El ruido que hacen sería suficiente para distraer a esas cosas.

    Tomamos toda la pirotecnia que pudimos, y tiramos la pirotecnia en un lugar que no estuviera ni muy lejos de la farmacia, para que pudieran escucharla; ni muy cerca, para que nos de mas tiempo a escapar.


    Una vez que los zombis se fueron, las puertas de la farmacia se abrieron y allí estaban Daniel y Ezequiel con todos los medicamentos necesarios para Mauro.


    Empezamos el viaje de regreso a la granja. Michael decidió hablar de algo con Gerardo.


    — Gerardo, ¿por qué dices que deberíamos irnos una vez que Mauro esté mejor? — preguntó Michael.

    — Solo…tengo un mal presentimiento de todo esto — dijo Gerardo.

    — ¿Por qué un mal presentimiento? — preguntó Daniel.

    — Simplemente, no me gustan estos tipos — dijo Gerardo.

    — Sigue molesto por lo del bosque — dije yo.

    — ¡Cállate! — me dijo Michael muy enojado — ¡Aquí nadie pidió tu opinión! Es más ni siquiera deberías estar aquí.

    — ¿Por qué? — preguntó Ezequiel.

    — Le encargué quedarse en casa y cuidar a las chicas junto con Pablo — dijo Michael — Ayer tuvimos un problema con unos zombis. Pero el idiota nos siguió.

    — ¡Si no hubiera venido aquí un zombi los habría matado! — dije yo.

    — ¡Tenía esa situación bajo control! — dijo Michael.

    — ¡Claro, por eso casi se mueren! — dije yo muy enojado — ¡De no haber sido por mí, Daniel y Ezequiel seguirían en esa farmacia!

    — ¡Ya basta! — me dijo Daniel empujándome un poco fuerte — ¡Cuando Mike ordena algo se cumple! Él solo quiere lo mejor. ¿Entendiste?

    — Dime eso luego de que te muerdan — dije yo.


    Continuamos el camino en silencio hasta que llegamos de vuelta a la granja. Le dimos los medicamentos a M y nos dijo que saliéramos para que se encargue de Mauro. Dijo que en un par de días estaría bien.


    Nos fuimos a dormir una vez que anocheció. Parece que los problemas siguen creciendo.



    Capítulo 8: La búsqueda


    Cuando despertamos. Fuimos a la casa y encontramos solo a M y a D. Mauro no estaba. Algo raro había pasado.


    — ¡¿Qué demonios pasó aquí?! — preguntó Michael furioso.

    — Tranquilo — dijo M — Mauro se despertó temprano y dijo que iba a dar un paseo para organizar sus pensamientos.

    — ¿Y donde está? — preguntó Daniel.

    — J lo está buscando ahora — dijo M.


    Pasó media hora hasta que J volvió. Nos dijo que no había noticias de Mauro y que deberíamos buscar entre todos para hacerlo mejor.


    Michael les ordenó a las chicas quedarse en la casa, y nos ordenó a Pablo y a mí quedarnos.


    — Necesito que se queden esta vez — luego de eso me miró a los ojos — Y ahora lo digo en serio.

    — No entiendo por qué no me dejas participar de la acción por una vez — le dije — Te gusta creer que eres el líder de este pequeño grupo ¿verdad? Pues será mejor que sepas esto: ¡Yo puedo tomar mis propias decisiones!

    — Estoy hablando en serio — dijo Michael — No se trata de Daniel o Ezequiel que estaban en condiciones. Se trata de Mauro. Está herido y requiere atención. Tienen que preparar las cosas aquí y asegurarse de que todo está bien cuando lleguemos.

    — No me parece justo que siempre tenga que quedarme — dije muy enojado.

    — ¡El líder soy yo! — dijo Michael enojado.

    — ¡Claro, por eso mandaste a que Daniel golpeara a Marcos cuando te atacó! — le dije — ¡No tienes madera de líder y nunca la tendrás, solo quieres ser el líder por ser el mayor! ¡Gracias a tu trabajo perdimos a Marcos y a Mónica!

    — ¡Repíteme ESO en mi cara! — dijo Michael.


    M me dio un golpe de puño en la cara y me dijo que no era tiempo para caprichos. Dijo que deberíamos dejar de pelear y ponernos a buscar a Mauro.


    Los chicos se fueron y yo me quedé solo con Pablo y las chicas.


    — Odio quedarme afuera de esto — le dije a Pablo.

    — Bueno, tú te lo buscas — dijo Pablo.

    — ¿Qué significa eso? — le pregunté.

    — Michael me dejó aquí porque sabe que intentaras matar a Silvia.

    — ¿Viste lo que le hizo a Mónica? — le dije enojado — Lo hará contigo también.

    — Bueno, si la quieres tocar, primero tendrás que pasar sobre mí.

    — Con gusto lo haré.


    Estaba listo para pelear contra Pablo cuando Verónica me llamó.


    — Necesito que vengan — dijo — Miranda quiere algo.


    Fuimos y vimos como Miranda estaba encerrada en el baño.


    — ¿Qué hace? — preguntó Pablo.

    — No lo sabemos — dijo Laura — Dijo que quiere que Michael venga.

    — ¿Por qué? — pregunté yo.

    — Tampoco sabemos — dijo Verónica.


    Decidí ir al bosque para ver si podía traer a Michael.


    Fui al bosque con mi hacha. Y apenas entré escuché dos disparos. Y gruñidos de zombis. Algo raro pasaba.


    Corrí por el bosque buscando a Michael y lo encontré con Daniel.


    — ¡¿Otra vez?! — preguntó Michael muy enojado — Ya te estás buscando que te eche.

    — No es lo que crees — dije — Miranda te necesita para algo.

    — ¿Para qué? — preguntó Michael.

    — No lo se — dije yo — Está encerrada en el baño. Dijo que te necesitaba.

    — Ve — dijo Daniel — Nosotros seguiremos buscando a Mauro.


    Michael se fue de regreso a la casa. Quería hablar con Daniel sobre ese disparo.


    — ¿Escuchaste un disparo por aquí? — le pregunté

    — Sí — dijo Daniel — Sonó por allá. Estábamos esperando aquí para ver que el disparo no nos trajera caminantes.

    — Vamos — dije yo — Puede que alguien haya tenido problemas.


    Daniel y yo nos adentramos mas en el bosque buscando la causa de ese disparo.
     
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    Los capítulos 9 y 10 de mi historia. En estos capítulos el grupo comenzará a sospechar que M, J y D tienen algo que ver con la desaparición de Mauro. Además de que Gerardo comenzará a generar sospechas sobre un granero que permanece cerrado.

    El grupo quiere respuestas ante estas interrogantes, pero su curiosidad terminará desencadenando una serie de eventos trágicos.

    Capítulo 9: Sospecha


    Daniel y yo avanzamos por el bosque buscando la causa de ese disparo.


    Avanzamos por el bosque matando a los zombis que se nos acercaban. Finalmente, encontramos a Ezequiel y Gerardo.


    Según parece, se habían dividido en grupos para buscar mas fácilmente. Gerardo dijo que el sonido de disparo lo causó él. Le había tenido que disparar a un caminante que atacó a Ezequiel.


    Escuchábamos cientos de disparos venir de direcciones desconocidas.


    Decidimos que lo más recomendable sería salir del bosque. Entonces, de repente vinieron M, J y D.


    — ¡Tenemos que irnos! — dijo M — ¡Están en todo el bosque!

    — Hemos tenido que dispararle a muchos — dijo J.

    — Pero no podemos irnos — dijo Daniel — Todavía tenemos que encontrar a Mauro.

    — ¿Y que pasará si morimos aquí? — pregunté — Ya nadie encontrará a Mauro. Tenemos que volver a la casa y armar un nuevo plan allí.

    — Tiene razón — dijo Gerardo — Tenemos que volver a la casa ahora.


    Entonces escuchamos un ruido y al darnos vuelta vimos a cientos de zombis detrás nuestro. Teníamos que irnos, pero entonces, los zombis nos seguirían y encontrarían la casa. Por lo que decidimos correr en círculos por el bosque esperando desconcertar a los zombis para luego regresar a la casa rápidamente.


    Al llegar vimos a tres zombis. Ezequiel, Daniel y yo nos acercamos a ellos y los eliminamos uno por uno.


    Teníamos que entrar a la casa y darle la noticia a Michael. Pero entonces vi como Gerardo miraba el granero y decidió preguntar por él.


    — Oigan, ¿Qué hay en el granero? — preguntó Gerardo — ¿Guardan herramientas?

    — Nop — dijo M — En el granero solo están enterrados los cuerpos de nuestras familias.

    — Todas las herramientas están en nuestra casa — dijo J — Sin ellas estaríamos perdidos.


    Entramos a la casa y le dijimos a Michael lo que pasó.


    — ¿No lo encontraron verdad? — preguntó Michael.

    — No — dijo Daniel — Tuvimos que salir del bosque lo más rápido que pudimos.

    — Mañana seguiremos buscando — dijo Pablo.

    — Por cierto, ¿para qué quería Miranda que vinieras? — preguntó Ezequiel.

    — Nada — respondió Michael — No se preocupen. Solo se sentía mal, pero ya le dimos medicamentos.


    Estuvimos hablando hasta que el sol se ocultó, y entonces Gerardo dijo que tenía que ir a caminar.


    Yo sabía que el sospechaba algo y decidí salir con él. Se dirigió al granero y me dijo que pensaba que estos tipos escondían algo dentro.


    — ¿Por qué me trajiste aquí? — pregunté — Ya dijeron que estaba cerrado porque aquí es donde enterraron a sus familias.

    — Yo se que eso no es cierto — dijo Gerardo — No los conocemos. No podemos confiar plenamente en ellos.

    — Salvaron a Mauro — dije yo — ¿No podemos confiar en ellos?

    — Créeme, yo se que no lo salvaron — dijo Gerardo.


    Nos callamos por un momento y luego escuchamos unos ruidos desde adentro del granero. Parecían quejidos y gruñidos. Después de prestar un poco de atención logramos reconocer que eran ruidos producidos por zombis.


    — Sabía que había algo raro con esta mierda — dijo Gerardo.


    Tal vez él tenga razón. Estábamos muy sorprendidos por escuchar esos ruidos. ¿Será verdad que ellos esconden zombis? ¿Y para qué demonios lo hacen?




    Capítulo 10: Paga por todo


    Hablamos con el grupo y tratábamos de convencerlos de lo que escuchamos. No fue fácil, pero Michael accedió. Con una condición.


    — Iremos a revisar — dijo Michael — Pero si algo sale mal, tú y Gerardo serán quienes le explicaran a M y a sus dos hombres que es culpa suya.

    — De acuerdo — dije yo — Pero alguien tiene que ir y distraerlos mientras echamos un vistazo.

    — Iré yo — dijo Pablo — No quiero interrumpir en la privacidad de estas personas. Así que los entretendré un momento.


    Pablo salió de la casa y entró a la casa de M. El resto fuimos hacia el granero y vimos que la puerta estaba cerrada con candado. Tomé mi hacha y lo partí, logrando abrir la puerta.

    Dentro del granero había algo que no podíamos creer.

    Había 4 zombis encadenados en las paredes. Estos zombis nos vieron y se nos echaron encima con mucha fuerza. Todos eran mujeres, por lo que podría ser que fueran las esposas de esos tipos.


    Era un espectáculo horrible. Estas personas mantenían zombis encerrados en un granero. Pero lo más horrible era lo que estaba en el fondo del granero.

    Vimos a un quinto zombi. Cuando nos acercamos, vimos que se trataba de Mauro. El pobre tenía sus dos brazos cortados del todo y trató de tirarse encima nuestro. También estaba encadenado.


    Sabíamos que esos tipos eran enfermos. Mataron a Mauro cortándole del todo sus dos brazos.


    Y justo cuando pensábamos que nada podía empeorar, escuchamos gritos desde la casa.


    — ¡Los veo, están en el granero! — dijo J.

    — ¡Mierda! — dijo M muy enojado — ¡Te voy a matar hijo de puta!


    Luego de ese grito escuchamos dos golpes y un disparo. Entonces, la voz de Pablo se escuchó.


    — ¡NO! — gritó Pablo.


    Después de ese grito se escuchó otro disparo. Pablo había muerto asesinado por M. Pero nuestra pesadilla no terminaba ahí.


    — ¡Vamos al granero y los matamos a todos! — dijo M muy nervioso.


    Todos estaban preocupados.


    — ¡Van a venir aquí! — dijo Michael.

    — ¡Tenemos que encontrar la forma de entretenerlos! — dijo Daniel.

    — ¡Soltemos a los caminantes! — dijo Gerardo.

    — Sí lo hacemos nos matarán a todos — dijo Ezequiel.

    — No si dejamos a alguien a quien los atraiga — dijo Miranda.

    — Y yo tengo a la persona indicada — dijo Michael.


    Michael tomó su hacha y le pegó a Silvia por debajo de la rodilla. Ella estaba herida y no podía levantarse.


    — ¡Rápido corten las cadenas de los zombis y libérenlos! — gritó Michael.


    Todos los demás hombres tomamos nuestras hachas y cortamos las cadenas de los zombis, poniéndolos en libertad. Estos fueron directamente a Silvia, parece que la sangre los atrae. Michael le dio otro hachazo a la pierna de Silvia para evitar que se levante y luego de eso, los zombis la alcanzaron y comenzaron a comerla.


    Mientras se comían a nuestra amiga, el resto escapó por una ventana en la parte trasera del granero. Yo fui el último en salir, y antes de eso vi con tristeza al zombi de Mauro y entendí que estar convertido en una de esas cosas es algo doloroso.


    Salimos y comenzamos a correr. Un minuto después, escuchamos unos disparos desde adentro del granero. M, J, y D habían matado a los zombis de seguro. Teníamos que huir ya que no había chance de pelear contra ellos.


    Parece triste creer que en una sola noche terminamos perdiendo a Pablo, Silvia y Mauro.
     
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    56
     
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    Capítulos 11 y 12 de esta historia. El grupo deberá escapar de M, J y D, quienes los persiguen tras el incidente con el granero. El grupo verá sus opciones reducidas en un escape que transcurre en medio de la noche. Pero no todo serían malas noticias para ellos, ya que contaran con una nueva ayuda.

    Capítulo 11: Salvadora


    Corrimos por todo el bosque hasta que llegamos a un espacio abierto. Tres locos venían detrás de nosotros y no dudarían en matarnos por lo que hicimos. No teníamos hacia donde huir ni tampoco teníamos armas ni escondite. Parece que todos vamos a morir esa misma noche.


    Justo delante nuestro aparecieron M, D y J.


    — Ustedes no van a ninguna parte — dijo M.

    — No es justo — dijo Michael — Los tres tienen escopetas, y nosotros no tenemos nada. Nos matarán como cobardes.

    — Yo no arreglo las cosas así — dijo M.

    — ¿A que te refieres? — preguntó Daniel muy confundido.

    — Todos vamos a tirar nuestras armas y luego de eso su líder pelea contra mi — dijo M — Si gano, los mataré, pero si pierdo los tengo que dejar ir.


    Michael decidió aceptar ya que eso era mejor que una muerte rápida. Gerardo y los tres hombres que nos atacaban tiraron las escopetas al suelo.


    M y Michael comenzaron el combate. Michael tenía 18 años y M tenía aproximadamente 30. Apenas empezó el combate, M comenzó a golpear brutalmente a Michael, el cual lograba defenderse algunas veces y golpearlo.


    Luego de unos minutos de pelea. M se cansó y decidió actuar rápido.


    — ¡Ahora! — dijo.


    Entonces J intervino en el combate y tomó a Michael de los pelos. Y se preparaba para darle un escopetazo.


    — ¡Tú también! — dijo M.


    Entonces D tomó su escopeta y nos amenazó a todos con matarnos. Parecía que ibamos a morir.


    — Habíamos acordado que sería un combate limpio — dijo Michael.

    — Yo no juego así — dijo M — Yo juego para ganar.


    Entonces, J recibió un disparo en la cabeza. M y D se dieron vuelta para ver que pasó y acabaron recibiendo también un disparo en la cabeza.


    A lo lejos podíamos ver a una chica con un arma, la cual nos hizo una seña con la mano para que vallamos con ella y rápido. Los disparos traerían zombis.



    Capítulo 12: Dime adiós


    Fuimos hacia donde nos indicó la chica. Teníamos mucha curiosidad sobre quien era.


    — Me llamo María — dijo la chica — Yo y otras chicas éramos prisioneras de estos sujetos. Nos tenía prisioneras a mi y a otras chicas. Dijeron que necesitarían un buen negocio cuando todo esto de los muertos terminara y que el mejor negocio sería que chicas como nosotros alquiláramos nuestro cuerpo. Eran crueles.

    — ¿Cómo nos encontraste? — preguntó Michael.

    — Yo y otras chicas estábamos cansadas de tener que soportar a estos tipos, así que conseguimos un arma y tuvimos lecciones de tiro. Por desgracia, todas las demás fueron asesinadas debido a que no tenían suficientes recursos. A mi me dejaron viva. Así que tomé el arma y fui a directo a matarlos. Estoy seguro de que a las chicas del grupo también las hubiera usado para ganar dinero.

    — ¿Dónde queda ese lugar? — preguntó Daniel.

    — Queda a unos tres kilómetros de la granja — dijo María.

    — ¿Es seguro? — preguntó Laura.

    — Está algo expuesto y es pequeño — dijo María — Pero es seguro y nos servirá para pasar la noche.


    María nos llevó al lugar. Era pequeño como ella decía, pero al menos serviría para dormir.


    Tuvimos problemas debido a lo que pasó con nuestros amigos y con esos locos, pero logramos dormir al final.


    Me desperté exactamente a las 8 de la mañana. Y apenas desperté, vi como Ezequiel salió.


    Fui a hablar con él.


    — ¿Qué haces? — pregunté yo.

    — Me marcho — dijo Ezequiel.

    — ¿A dónde?

    — Otro lugar.

    — ¿Cuál?

    — La ciudad — dijo — Al empezar esto, abandonamos la fiesta en busca de un lugar seguro. No pudimos ni avisarle a nuestras familias a donde nos íbamos y deben estar buscándonos.

    — La ciudad está muerta — le dije — Viste como estaba plagada de esas cosas cuando salimos.

    — Es posible que hayan muerto — dijo Ezequiel — Pero si nosotros sobrevivimos tal vez ellos también. No puedo seguir avanzando sabiendo que podrían estar vivos y dejarlos allí.

    — ¿Qué pasará si vuelves y están muertos?

    — Supongo que no habrá nada que pueda hacer. Pero si están vivos deben de estar muy preocupados por mi.

    — No se si hablas en serio. Espero que estén vivos. Sino, te encontrarás con una ciudad infestada.

    — Eso no importa. Tengo que saber si están vivos. Además, ya viste lo que hizo Michael.

    — ¿Lo de sacrificar a Silvia?

    — Sí. Eso no estuvo bien.

    — Ella hizo lo mismo con Mónica — dije yo — Yo hubiera hecho lo mismo.

    — Eso no es el punto. El punto es que Michael sacrificó a uno de nosotros para salvar al resto.

    — No entiendo lo que quieres decir.

    — Que lo hará de nuevo. Y puedo ser yo.

    — ¿A que te refieres?

    — Digamos que tenemos otro problema como el anterior. Michael tendrá que sacrificar a alguien más para salvar a todos. Piensa: No sacrificará a las chicas. Daniel es como su mano derecha y el mas fuerte. Gerardo es el único que sabe manejar armas. Osea que el próximo en sacrificar sería uno de nosotros. No me arriesgaré a eso. Deberías venir conmigo. Sería bueno una ayuda. Y puede que te encuentres de nuevo con tu familia.

    — No lo se. Pueden estar muertos.

    — O puede que no. Te daré un minuto para que pienses. Si quieres venir conmigo no te lo impediré. Si te quieres quedar aquí tampoco te lo impediré. Pero tienes que decidir en un minuto.


    Tenía que decidir entre quedarme en un grupo donde podría servir como sacrificio, o ir a una ciudad llena de muertos para buscar personas que pueden haberse ido. Elegí estar en un grupo. Allí tendría compañía de mucha gente. Le contesté a Ezequiel con un gesto.


    — Bien — dijo Ezequiel — Respeto tu decisión. Espero que haya sido la correcta.

    — ¿No vas a despedirte de los demás? — dije yo.

    — No — dijo Ezequiel — Diles tú por mí. Diles que fui a buscar a mi familia.


    Entonces vi como Ezequiel se alejaba cada vez más del lugar hasta que lo perdí de vista. Espero que su familia esté viva. Sino se encontrará con el dolor y la muerte al regresar a casa.
     
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    Capítulos 13 y 14 de la historia. El grupo se ve muy reducido debido a la muerte de muchos de sus amigos. Hartos de tener que escapar, comenzarán a buscar un lugar habitable donde poder quedarse a vivir. Las únicas opciones posibles para ellos son: las montañas o las costas. El grupo tendrá que adentrarse en un camino lleno de peligros para llegar y convivir allí.

    Capítulo 13: Mirar al frente


    Todos despertaron y les di la noticia de que Ezequiel se había marchado para ir a buscar a su familia. Michael dijo que tenía planeado que regresáramos todos juntos si los zombis no nos hubieran acorralado en la casa donde estuvimos por primera vez.


    Ya no había forma de que nuestras familias estuvieran con vida, y lo único que quedaba sería mirar al frente.


    Le preguntamos a María si quería venir con nosotros y ella aceptó.


    — Nuestro grupo se hace cada vez más pequeño — dijo Michael.

    — Marcos, Mónica, Pablo, Silvia, Mauro… — dijo Miranda — Ezequiel se marchó, pero podemos considerarlo como uno menos.

    — Y como María se unió a nosotros seremos un total de 8 — dijo Daniel.

    — Tenemos que llegar a un lugar seguro — dijo Laura — Estoy cansada de correr de un lugar a otro y de ver morir a mis amigos.


    Yo y Gerardo nos perdíamos la conversación, como siempre, por estar al final del grupo cuidando la retaguardia.


    — ¿Cuál crees que sería un refugio para todos? — me preguntó Gerardo.

    — El campo está totalmente arrasado — dije — El bosque es el peor lugar para estar, así que mientras más rápido salgamos de aquí mejor. Las ciudades deben estar infestadas de muertos vivientes. Nuestras únicas opciones son la costa y las montañas.

    — Sí — dijo Gerardo — Y las dos quedan muy lejos de donde estamos ahora.

    — Esperemos un milagro — dije yo — De verdad nos hará falta.


    Caminamos por horas hasta que anocheció. Teníamos que pasar la noche en el bosque. Si nos quedábamos en un solo lugar seremos blanco fácil para los zombis, pero si seguimos avanzando, nos quedaremos sin energías y nos atraparían.


    Michael dijo que buscáramos la forma de subir a los árboles y nos las arregláramos para dormir allí. Fue la noche más incómoda de nuestra vida.


    Pasamos así unos tres días hasta que llegamos a la carretera y encontramos una respuesta a nuestras plegarias. Había allí una casa rodante de gran tamaño, parada en medio de una ruta llena de autos. Parece que muchos han intentado escapar pero no pudieron.


    Abrimos la casa rodante y había dos zombis allí dentro. Los matamos y vimos que tenían comida, agua, ropa y otras cosas útiles. Buscamos en los autos que estaban varados en la ruta y conseguimos más comida, agua y combustible.


    Los autos tenían a los zombis dentro suyo, pero todos tenían el cinturón puesto, lo que facilitó que los matáramos.


    Tomamos todo, lo pusimos en la casa rodante y comenzamos nuestro viaje hacia algún lugar seguro.



    Capítulo 14: Dentro de la montaña


    Decidimos ir hacia las montañas. Las costas estaban lejos y sería difícil llegar. Nos asentamos en una zona que se encuentra entre dos montañas. Solo se puede entrar por un pequeño camino, y tenemos un río debajo en donde podemos ir a pescar.


    No teníamos tiendas de campaña y no entrábamos en la casa rodante, la cual solo nos sirve para viajar.


    Tendríamos que hacer excursiones para ir en busca de lugares abandonados. En la primera excursión, iríamos Michael y yo.


    — Déjame adivinar — dije yo — Me trajiste aquí para matarme, ¿verdad?

    — No — dijo Michael — Hubiera traído a Ezequiel, ya que su velocidad me serviría mucho. Pero él ya no está, y pensé que sería bueno reemplazar velocidad con inteligencia.

    — ¿Inteligencia? — dije yo.

    — Sí — dijo Michael — Eres el más inteligente de todos y necesito a alguien inteligente para esta misión.

    — Cuando los seguí a ti y a Gerardo no decías lo mismo

    — Eso fue porque te encargue defender la granja junto con Pablo

    — Sí, lo siento

    — Si no hubieras venido, Gerardo y yo hubiéramos terminado muertos. Y Daniel y Ezequiel nunca hubieran traído la medicina.

    — No puedo creer lo que le pasó a Mauro — dije — Le arrancaron los dos brazos y lo encadenaron como a un animal.

    — Ese hubiera sido el destino de todos — dijo Michael — Por eso necesito cuidarlos a todos. No podemos permitirnos perder a nadie más.


    Seguimos avanzando y encontramos a cinco zombis merodeando por un auto. El auto llevaba un remolque, lo que quiere decir que los que viajaban en él se iban de campamento.


    Nos acercamos y luchamos contra los zombis. Yo le partí el cráneo a uno, y luego le pegué un hachazo en el pie a otro para decapitarlo. Michael se encargó de matar a uno con un gran hachazo. Al segundo lo derribó y lo mató con el pie, y al tercero lo decapitó, justo como hice yo.


    Tomamos las cosas del remolque, las cuales tenían tiendas de campaña y elementos para acampar.


    Antes de irnos, observamos que los zombis que habíamos decapitado seguían con vida. Sus cabezas seguían moviéndose. Según recuerdo, la cabeza vive 5 segundos después de ser cortada. Pero el zombi no moría.


    Parece que hasta que el cerebro no queda destruido, el zombi no muere.


    Tomé mi hacha y se la clavé en el cráneo a los dos zombis. Era algo inquietante el hecho de que hay que destruir el cerebro para matarlos.


    Si lo hubiéramos sabido antes es posible que Marcos y Mónica hubieran podido salvarse.


    Era hora de regresar a nuestro refugio. Estaba feliz de que Michael me considere una gran ayuda.
     
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    Capítulos 15 y 16 de la historia. En estos capítulos el grupo pondrá en marcha un sistema para defenderse de los zombis, utilizando la zona montañosa donde viven como defensa. Pero, ¿cuanto tiempo podrá el grupo vivir en el interior de las montañas?

    Capítulo 15: El sistema


    Michael y yo regresamos al campamento con las cosas para armar tiendas para dormir. Les contamos a todos sobre lo que pasó con los zombis que nos atacaron. Hasta que el cerebro no está destruido, no morirán.


    Tomamos la comida y la dividimos en dos raciones para cada uno, y a partir del día siguiente solo sería una por persona. Habíamos pasado tiempo sin comer y necesitábamos esas dos raciones.


    Yo comí las mías, pero aún así tenía hambre. Entonces apareció Verónica para hablar conmigo.


    — ¿Te gustaría la mitad de mi segunda ración? — dijo.

    — No. Son dos para cada uno y debemos ser fuertes.

    — Me preocupa mucho que te vuelvas un poco débil por falta de comer. Además, quería agradecerte por salvarme.

    — ¿Qué quieres decir? — le pregunté confundido.

    — En los primeros días, tenías que elegir entre salvarme a mí o a Marcos — me dijo en un tono extraño — Y me salvaste a mí. Luego, en la granja cuando los zombis nos atacaron, tú llegaste y me salvaste la vida.

    — Lo hice porque no podía dejarte morir de esa forma.

    — Bueno, yo quiero devolverte el favor. Se que no puedo devolvértelo con solo una media ración de comida. Pero quiero devolverte ese favor.

    — No me debes nada, Verónica — le dije — Además, necesitamos que todos aquí conserven la fuerza.


    Le devolví la ración a Verónica. Luego de eso escuchamos a Daniel.


    — ¡Miren! — dijo Daniel — ¡Están entrando dos zombis!


    Nos acercamos y vimos que dos zombis entraban por el camino.


    Me acerqué a uno de ellos con mi hacha y le partí la cabeza. Cuando iba a matar al otro, Michael me detuvo.


    Dijo que lo llevemos hasta la caída que daba al río y de esa forma ver si podía subir, y no podía.


    Tiramos al zombi, y cuando este quiso subir cuesta arriba, no podía debido a la inclinación.


    Michael bajó y lo mató de un hachazo y dijo que a partir de ahora, ese sería el sistema que usaríamos para cuando nos ataquen muchos zombis. De todas formas, trataríamos de bloquear la entrada para impedir que los zombis entraran por el camino y dejaríamos a alguien para que hiciera guardia.


    Parece un buen sistema. Solo esperemos que funcione por más tiempo.



    Capítulo 16: Exploración


    Pasaron cuatro días desde que nos instalamos en las montañas y no sufrimos ninguna invasión en esos días.


    Michael nos envió a Gerardo y a mi a buscar provisiones. Según un mapa que encontramos, al este de donde estamos se encuentra un pueblo metido en las montañas. Sería bueno para encontrar provisiones.


    — Oye Gerardo — le dije yo

    — ¿Sí?

    — ¿Crees que pueda haber alguien con vida en ese pueblo?

    — No lo se — dijo Gerardo — Yo espero que no. Ya tuvimos problemas con los últimos tipos vivos que encontramos.

    — Eso es cierto, pero no todos son unos mal nacidos que nos quieren ver muertos — le dije — Piensa que María nos salvó.

    — Eso es cierto — dijo Gerardo — Pero María es solo una persona, y es de nuestra edad. Es alguien a quien podemos controlar. M, J y D eran adultos que querían matarnos y encerrarnos en el granero junto con Mauro.

    — Todavía no puedo creer lo que le pasó a Mauro. ¿Crees que fue la mordida lo que le hizo eso?

    — Tiene que ser — dijo Gerardo — Lo mordieron en el brazo izquierdo. Eso de seguro lo causó.

    — Pero le cortamos el brazo — dije — Y cuando entramos al granero estaba con los dos brazos cortados.

    — Es posible que lo mordieran en el otro brazo sin que nos diéramos cuenta.

    — Pero el lo habría nota…


    De repente me atacó un zombi que salió de la nada. Trató de morderme y entonces, tomé mi hacha y usé el mango para tratar de evitar que me muerta.


    — ¡Dispárale! — le dije a Gerardo.


    Gerardo tomó su arma y le disparó al zombi, fue un tiro limpio en medio del cerebro.


    — Tú y Michael descubrieron que solo mueren si les destruyen el cerebro — dijo Gerardo — Yo siempre lo ataqué al cerebro tratando de causarle más daño.


    Terminada la conversación llegamos al pueblo. Vimos como la mayoría de las casas estaban arrasadas. Excepto por dos casas. Decidimos solo investigar una sola.


    Entramos a la casa y lo que encontramos fue a dos zombis. Uno era un hombre y la otra una mujer.


    Fuimos a la cocina sin hacer ruido y tomamos dos cuchillos y el resto de la comida que les quedaba y luego matamos a los zombis silenciosamente.


    No vimos mordidas ni en los brazos, ni en el cuello, ni tampoco había manchas de sangre por ningún lado. Eso quiere decir que estas personas un fueron atacadas por los zombis.

    Parece que no es necesaria una mordida para transformarse en zombi. Teníamos que regresar y decirle al grupo.
     
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    Estar seguro
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    745
    Capítulos 17 y 18 de esta historia. El grupo comenzará a pensar que quedarse en las montañas no es precisamente una solución, por lo que deberá mudarse a otro sitio. Pero el camino estará lleno de peligros. Además, se descubrirá algo acerca del comportamiento de uno de los personajes.

    Capítulo 17: Huida


    Llegamos con las provisiones que habíamos encontrado. Les informamos al grupo sobre los caminantes que no fueron mordidos. Eso asustó un poco al grupo. Quiere decir que cualquiera que muriera se convertiría en zombi.


    Esto causó que Michael y los demás se asustaran.


    Llegó la noche y luego de la cena, todos se fueron a dormir excepto yo, ya que a mi me tocaba la guardia.


    Vi que un zombi trataba de entrar, me acerqué a él y lo maté con el cuchillo sin hacer casi nada de ruido.


    Entonces escuché un ruido. Pude ver como Miranda salía de su tienda y se dirigía hacia el río. Me acerqué a ella despacio. Bajó cuesta abajo hacia el río, yo decidí quedarme. Pude ver como se agachaba y como vomitaba. Me parecía una rara actitud.


    Cuando terminó, se lavó la cara y subió. La intercepté apenas llegó y le pregunté si se sentía bien.


    — ¿Te sientes bien, Miranda? — le pregunté — Es raro que te sientas así.

    — Gracias por preocuparte — dijo — Pero estoy bien.

    — No lo creo. Estás ocultando algo, y quiero que me lo digas. No debería haber secretos en este grupo.

    — Está bien, te lo diré. La razón por la que vomité y por la que me sentía mal es porque…estoy embarazada.

    — ¿Qué? — dije sin poder creerlo — ¿En serio?

    — Sí — contestó — En la fiesta, Michael y yo…me empecé a sentir mal mientras estábamos con M, J y D. Es por eso que te mandé a buscar a Michael.

    — ¿Quién más lo sabe?

    — Solo tú y Michael. No quiero que nadie más lo sepa.

    — De acuerdo. Lo entiendo.


    Decidí callarme, de todas formas, el resto del grupo lo sabría de todas formas cuando pasara más tiempo.


    Pasamos unos 5 días más en nuestro refugio en medio de las montañas. Entonces Laura pensó que lo mejor sería que nos fuéramos hacia las costas.


    El grupo lo dudó, pero el invierno llegaría dentro de poco y en las montañas caería nieve y la temperatura descendería mucho. Tal vez eso podría ayudarnos a luchar contra los zombis, pero sería difícil encontrar ropa para abrigarnos durante el invierno, y una fogata podría hacer que nos encuentren con facilidad.


    Tomamos todo lo que teníamos, lo cargamos a nuestra caravana y nos marchamos hacia un sitio seguro.



    Capítulo 18: Emboscada


    Nos pusimos en marcha hacia un lugar seguro. No sabíamos si los zombis contaminan el agua apenas la tocan, pero preferimos no correr riesgos y evitar las costas. Teníamos que buscar un refugio seguro e instalar un campamento allí.


    Mientras ibamos por una carretera cercana al bosque, vimos a un zombi con una mochila saliendo de entre unos árboles con una mochila. Nos acercamos a él, lo matamos y tomamos su mochila. Tenía una gran cantidad de frutas dentro. El zombi no presentaba mordidas, pero sí una herida en el cuello. Pensábamos que podíamos ir dentro del bosque para buscar comida, así que todos nos adentramos en el bosque para buscar toda la fruta que podíamos.


    Nos adentramos lo más que pudimos, y entonces, un disparo pasó justo delante de María.


    Nos asustamos mucho. Y de repente, un hombre y un chico de nuestra edad aparecieron de la nada con escopetas.


    — ¡QUÉDENSE DONDE ESTÁN! — dijo el hombre.

    — ¡No hagan nada estúpido! — dijo el chico.


    Todos nos arrodillamos excepto María y Gerardo, que sacaron sus armas y apuntaban uno a cada hombre que nos amenazaba.


    — Yo bajaría las armas si fuera ustedes — dijo el hombre más grande — Mi hija está apuntando al chico que estoy señalando.


    El hombre señalaba a Daniel con el dedo.


    Gerardo y María tiraron las armas. El chico joven las fue a recoger.


    — Ahora vamos — dijo el hombre mayor — Me llamo Ray, y este es mi hijo Rafael. Mi hija Lucy está en la cima de los árboles apuntándolos ahora mismo.

    — ¿Cómo que está en la cima de los árboles? — preguntó Michael.

    — Construimos un camino entre los árboles — dijo Rafael — Iba a ser una atracción turística, pero encontramos un mejor uso.

    — ¿A dónde nos llevan? — pregunté.

    — Ya lo verán — dijo Ray.


    Parece que estamos en problemas con otro grupo de personas. Espero que podamos salir de esto como hicimos anteriormente.
     
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1002
    Capítulos 19 y 20 de la historia. El grupo deberá luchar contra los extraños que los atacaron en el capítulo anterior. Pero para ganar, un sacrificio es plenamente necesario.

    Capítulo 19: Grave error


    Nos llevaron a un cobertizo y nos tiraron a todos ahí. Luego de eso aparecieron, Ray junto a su esposa, su hijo y su hija y se llevaron a las chicas a una casa. Mientras que Rafael se quedó afuera para vigilarnos.


    Estábamos Michael, Daniel, Gerardo y yo encerrados y no sabíamos lo que les podían estar haciendo a las chicas. Entonces, Michael decidió hablar.


    — Tenemos que salir de aquí y entrar a la casa ahora — dijo Michael.

    — Lo haremos Mike — dijo Daniel.

    — No dejaremos que les hagan nada a las chicas — dije yo.

    — Tenemos que entrar ahí y sacarlas a todas — dijo Michael — Incluida Miranda.

    — Quiero saber algo Michael — dijo Daniel — He visto que te apegas mucho a Miranda en estos momentos. Está bien que lo hagas porque eres el líder del grupo, pero te apegas más a ella que a nadie. Dime ¿por qué?

    — Eso es porque…Miranda está embarazada. — dijo Michael.


    La noticia impactó a Daniel y a Gerardo. Yo ya lo sabía, pero fingí sorpresa para evitar inconvenientes.


    La puerta del cobertizo se abrió y entonces apareció Rafael.


    — Mi familia y yo hemos decidido que ustedes tiene que morir — dijo — El resto va a entrar a la casa para que podamos eliminarlos de forma rápida y así darle de comer a los zombis.


    Estaban enfermos. Matarnos a todos para darle de comer a los caminantes.


    — Tenemos que matar a uno para asegurarnos de no tener problemas al llevarlos a la casa — dijo Rafael — Veamos…mataré a…


    Rafael estaba eligiendo al azar a uno de nosotros para matarnos. Eligió a Daniel. Fue un grave error. No sabía que Daniel era el mas fuerte de nosotros. Pronto descubriría su error.


    Capítulo 20: El sacrificio necesario


    Rafael se llevó a Daniel fuera del cobertizo. Michael sugirió que uno de nosotros lo siguiera mientras los demás eran llevados a la casa. Yo fui el elegido. Salí del cobertizo sin que me vieran y los seguí.


    Rafael llevó a Daniel a punta de escopeta. Le apuntó con el arma y justo cuando iba a disparar, yo salté de por detrás de él. Daniel aprovechó y comenzó a pelear con Rafael. Era una pelea sangrienta.


    Comencé a escuchar gemidos y entonces vi como una gran horda de zombis se aproximaban hacia donde estaba. Tenía que sacar a todos de la casa antes de que llegaran. Pero eran demasiados y necesitaba distraerlos. Vi como Rafael había tirado la escopeta, así que la tomé y le disparé en el corazón, matándolo al instante.


    — Bien hecho — dijo Daniel — Ahora hay que ayudar a los demás.

    — Lo lamento Daniel — dije — Pero este es un sacrificio que debo hacer.


    Tomé el arma y le disparé a Daniel en el estómago. Dejándolo muy herido.


    — Pero… ¿POR QUÉ HICISTE ESO MALDITO HIJO DE… — dijo Daniel, quien pronto dejó de hablar y comenzó a toser sangre.


    Tuve que hacerlo. Los zombis eran demasiados y si los dejo comiendo a Rafael y a Daniel estarán entretenidos lo suficiente para que pueda sacar a los demás de la casa.


    Regresé y llegué a la casa. Lucy, la hija menor de Ray, comenzó a apuntarme con un rifle.


    — Te vi que te fuiste con mi hermano — me dijo — ¿Qué le pasó?


    Entonces, apareció Gerardo por detrás, golpeándola, lo que hizo que su arma se caiga. Lucy empezó a correr. Traté de dispararle con el arma de Rafael, pero no tenía más balas. Así que tomé el arma de Lucy. Le disparé a matar, pero debido a que no soy muy bueno con las armas y como Lucy estaba lejos, le di en el hombro.


    Lucy se fue corriendo mal herida. Y luego escuché sus gritos venir del bosque. La di por muerta.


    Gerardo y yo nos acercamos a la casa. Vimos por una ventana y vimos a las chicas atadas y como una mujer, que creo que era la esposa de Ray, las apuntaba con un arma.


    Gerardo le disparó en la cabeza y la mató. Los dos entramos por la ventana. Queríamos saber si las chicas se encontraban bien.


    — ¿Están bien? — preguntó Gerardo — ¿Les hicieron algo?

    — No — dijo Laura — Estamos bien.


    Yo noté que Michael no estaba con las chicas.


    — ¿Dónde está Michael? — pregunté.

    — Fue hacia la otra habitación — dijo Verónica.

    — Hay que ir a buscarlo — dijo María.

    — María, Gerardo busquen sus armas, las necesitaremos — dije.


    Entré a la otra habitación con el arma de Lucy y encontré a Ray luchando contra Michael. Siendo un adulto, Ray tiene más fuerza por lo que le estaba dando una paliza. Le disparé a Ray en la espalda, y luego Michael lo golpeó hasta sacarlo de la casa.


    Ray no podía creer nada de lo que pasaba.


    — ¿Cómo puede ser esto posible? — dijo Ray — ¡¿En donde está mi familia?!

    — Tu esposa y tu hija están muertas — dije — Y si miras hacia atrás encontrarás a tu hijo.


    Ray miró hacia atrás y vio a su hijo, Rafael, aparecer junto a otros cinco zombies. Entonces se puso a llorar.


    Fue ahí cuando apareció María.


    — No te preocupes — dijo María — Te unirás a él.


    Entonces María tomó su pistola y le disparó en el pecho, matándolo. Vimos como más zombis se acercaban, así que nos fuimos de allí.


    Entonces me preguntaron que pasó con Daniel. No quería que pensaran que lo había sacrificado así que mentí.


    — Mientras Daniel y Rafael peleaban, aparecieron los zombis — dije — Traté de ayudar golpeando a Rafael, pero este tomó a Daniel por los pelos y cayeron juntos. Entonces los zombies los devoraron. Lo siento.


    Todos estaban muy mal por lo que le pasó a Daniel. Y yo me sentía muy mal sabiendo que era por mi culpa. Pero no podía decirles la verdad.


    Empezamos el viaje de regreso hacia nuestro transporte, entonces, Michael se me acercó.


    — Quiero hablar contigo acerca de algo — me dijo — Algo importante.
     
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    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    864
    Capítulos 21 y 22 de la historia. El grupo experimentará un gran cambio en estos dos episodios. La pregunta es, ¿serán para bien o para mal? Hartos de vivir huyendo, el grupo se decide a encontrar un lugar seguro donde quedarse. ¿Lo encontrarán?


    Capítulo 21: Cambio de papeles


    Luego de escapar de esa familia de locos, Michael me dijo que quería hablar de algo conmigo.


    — ¿De qué se trata? — pregunté.

    — Miranda está embarazada — dijo.

    — Lo se.

    — Está pasando por un momento difícil. Y no tiene a nadie para que la apoye, mas que yo.

    — Nos ayudamos entre todos Michael.

    — Sí, pero yo soy el padre del bebé que ella lleva. Tengo que encargarme de cuidarla y protegerla.

    — ¿Y de que es de lo que quieres hablar?

    — Del grupo.

    — ¿Cuál es el problema con el grupo?

    — Está cayendo. Poco a poco. Perdimos a Daniel hace poco, y ya hemos perdido a otros más.

    — Lo se. Es difícil. Pero dime de que me quieres hablar.

    — El grupo está cayendo como ya te lo había dicho.

    — ¿Y?

    — Y necesita un líder para que lo saque adelante.

    — Lo se. Tienes esa gran responsabilidad desde el primer día.

    — Pero me di cuenta de que no podré proteger a Miranda y a su bebé, y ser el líder al mismo tiempo. Por eso necesito que te hagas cargo del grupo.

    — ¿Yo como líder?

    — ¿Por qué no? Eres inteligente, y me salvaste la vida una vez. Definitivamente tú debes ser el líder.

    — No lo sé.

    — Tienes que ser el líder. Este grupo necesita de alguien que lo pueda dirigir, y yo no puedo cuidar a Miranda y dirigirlo al mismo tiempo.

    — Supongo que se lo hubieras pedido a Daniel que se hiciera cargo del grupo si estuviera vivo.

    — Daniel es mi mejor amigo. Por eso, él no puede ser el líder. El se preocuparía solo por mí y por Miranda. Necesito a alguien que se haga cargo de todos. Y tu eres el indicado.

    — Está bien — dije — Si es lo que tu quieres, yo seré el líder. Haré lo mejor que pueda.

    — Confío en ti.


    Tal parece que ahora soy el líder del grupo. Espero que nadie muera. No podría soportar una carga más grande que la que llevo por la muerte de Daniel.


    Capítulo 22: Regreso a casa


    Llegamos a nuestra caravana y pasamos la noche ahí. Al despertar todos tenían curiosidad en lo que haríamos.


    — ¿Ahora que haremos? — preguntó Laura — ¿A dónde vamos?

    — Lo decidirá el líder — dijo Michael.

    — Pero si tú eres el líder — dijo Gerardo.

    — No, ya no lo soy — dijo Michael.

    — ¿Entonces quien es el líder? — preguntó María.


    El grupo guardó silencio por un momento, así que decidí decir la verdad.


    — Yo — dije.


    El grupo se quedó sorprendido. Así que expliqué lo que pasó.


    — Michael me lo pidió — dije.

    — Miranda está embarazada — dijo Michael — Y no puedo hacerme cargo de ella y del grupo al mismo tiempo. Por eso nombre como líder a…

    — A mí — dije — Yo seré el líder de este grupo desde ahora.

    — Muy bien líder — dijo Verónica — ¿A dónde vamos?

    — Tenemos que regresar a nuestra ciudad — dije — Ezequiel partió a buscar a su familia desde hace mucho. Tenemos que ir a ver si está bien.


    Todos estuvieron de acuerdo. Subimos a la caravana y emprendimos el camino a casa. Tardamos unos días, pero por fin llegamos.


    Vimos como la ciudad estaba arrasada. Había casas derrumbadas, y los zombis paseaban por las calles. Vimos algunos cadáveres con uniformes de policía. Supongo que trataron de ayudar a la gente, pero no lo lograron. También había gente con uniformes médicos y militares. Es increíble que un grupo de estudiantes haya sobrevivido y ellos no. Pero seguro que fue porque estuvimos guardando refugio en el campo. Además, no todos habían sobrevivido.


    Fuimos a la casa de Ezequiel y encontramos la puerta abierta. Entramos y subimos al segundo piso, y allí estaba nuestro viejo amigo. Arrodillado, mirando los cadáveres de sus padres y el de sus hermanos menores. Se puso feliz de vernos. Él nos dijo que también pasó por nuestras casas y por las casas de nuestros compañeros que no vinieron a la fiesta. Todos están muertos. Nadie se salvó. Nuestras familias murieron.


    Le dijimos a Ezequiel nuestro plan.


    — Estamos dispuestos a dirigirnos hacia un lugar seguro — dije yo — Ya hemos huido por mucho tiempo. Tenemos que encontrar un lugar seguro para quedarnos. ¿Vienes?

    — Suena bien — dijo Ezequiel.


    Subimos a la caravana y abandonamos la ciudad en busca de refugio. Ezequiel se extrañó de verme a mí como líder y le expliqué todo. El embarazo de Miranda y la razón por la que Michael me nombró líder.


    Sin embargo, Ezequiel tenía una pregunta más.


    — ¿Dónde está Daniel? — preguntó.


    Yo me sentía culpable. Maté a Daniel y ellos ni siquiera lo saben. Iba a decírselo a Ezequiel, pero Gerardo interrumpió.


    — Daniel no lo logró — dijo Gerardo — No hay nada mas que decir.

    — Lo lamento — dijo Ezequiel.

    — No es culpa tuya — dije yo — Todos lo lamentamos. Nos encontramos con una familia de tipos malos, como M, J y D. Daniel murió mientras luchábamos contra uno de ellos.


    Mentí nuevamente. Espero que la mentira se siga sosteniendo. Si alguien lo descubre, estaré en problemas.
     
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    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    744
    Capítulos 23 y 24 del fic. En estos capítulos no sucederán eventos de drástica importancia, solamente son para darle algo de tranquilidad a los personajes mientras se preparan para lo que sigue.

    Capítulo 23: Todo está bien



    Han pasado ya 5 años de lo sucedido anteriormente. Crecimos mucho. Ahora todos tenemos entre 22 y 23. Logramos encontrar un pequeño campamento en un bosque, aparentemente usado como lugar para vacacionar. Nos encargamos de los zombies que se encontraban allí, lo limpiamos, recogimos la comida que todavía estaba en condiciones y, trabajando entre todos, logramos colocar un alambrado resistente y con un poco de ayuda de unos libros que encontramos, logramos levantar un muro improvisado para poder mantener afuera a los muertos.



    El lugar estaba muy bien escondido, y en un lapso de 5 años, solo hemos tenido que luchar contra 10 zombis. Y el máximo de zombis que hemos enfrentado ha sido de 3. Además, cada noche, uno de nosotros se quedaba vigilando el campamento. Gracias a María y Gerardo, hemos aprendido a manejar correctamente todo tipo de armas.



    Y hemos tenido otras buenas noticias además. A nuestro grupo se unieron 2 personas. Una chica de nuestra edad llamada Lara, y su padre Tony, un hombre de 65 años. Han estado juntos desde el comienzo, pero hace un año perdieron a toda su familia quedando ellos solos.



    Hemos formado una gran familia, dejando de ser solo compañeros de clase. Ezequiel y María empezaron una relación amorosa, igual que Gerardo y Laura. Yo y Verónica empezamos una relación hace 4 meses. Michael y Miranda viven felices junto a su hijo Robbie. Tiene 4 años de edad, y pronto cumplirá los 5. Hemos tratado de enseñarle a protegerse por si mismo, pero aún así intentamos darle una vida normal.



    Todo ha estado tranquilo en los últimos días. Pasaron varias semanas desde que el último zombi nos atacó.



    Es reconfortante que, después de tanto tiempo, hayamos encontrado un lugar donde estar seguros.



    Capítulo 24: El Liderazgo de Michael



    Mientras estábamos cenando, Michael dijo que después de la cena quería hablar conmigo. Hoy me tocaba a mi hacer de guardia. Quería saber de que se trataba.



    Todos terminamos de comer y fueron a dormir. Yo me fui a mi puesto de guardia, y luego, apareció Michael para hablar conmigo.



    — Ahora sí — le dije — ¿Sobre qué querías hablarme?

    — Es sobre el liderazgo del grupo.

    — ¿Cuál es el problema?

    — Creo que es hora de que des un paso al costado y me dejes a mí ser el líder de nuevo.



    Parecía una locura. Hace cinco años me pidió que tome el mando y ahora me pide que lo deje. No estaba dispuesto a hacerlo sin saber por que.



    — ¿Y por qué? — le pregunté.

    — La razón por la que te di el mando del grupo fue porque tenía que apoyar a Miranda durante el embarazo — dijo — Ahora eso terminó, y mi hijo tiene 5 años. Ya puedo ser el líder de nuevo.

    — No lo creo — dije — No tienes madera de líder.

    — ¡¿Eso qué quiere decir?! — me dijo Michael algo molesto.

    — En el período que tu fuiste líder, perdimos mucha gente — dije — Marcos, Mónica, Silvia, Pablo, Mauro, Daniel. Mientras yo fui el líder, no perdimos a nadie. Creo que es obvio quien sabe más acerca de esto.



    Michael se enojó conmigo y comenzó a golpearme, dado a que yo estuve entrenando mientras él cuidaba a su hijo, yo me hice más fuerte que él. Me lo quité de encima y comencé a darle golpes en la cara, sin embargo, el también se defendía.



    Comenzamos una gran pelea, y de verdad no me gustaba para nada. Tenía que golpearlo para que no me dañara. Finalmente, le di un gran golpe en el estómago y comencé a golpearlo varias veces en la cara. En ese momento, apareció Gerardo para apuntarnos con un arma y nos preguntó que hacíamos.



    Le dije que solo teníamos una pequeña discusión, no quería que los demás se enteraran.



    — Solo discutiendo — dije yo.

    — ¡Hablo en serio! — dijo Michael — ¡Yo soy el líder de este grupo!



    Luego de eso, Michael se retiró a dormir.



    — Así que de eso se trataba — dijo Gerardo — Espero que no nos maten a todos por esa estupidez.



    Gerardo se retiró y yo me quedé haciendo guardia. A pesar de lo que dijo Michael, creo que está equivocado.



    Yo he estado al mando del grupo por más tiempo y no hemos tenido ninguna baja. He sido un buen líder para el grupo y no lo voy a dejar solo por un capricho de Michael.
     
    Última edición: 6 Marzo 2014
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    56
     
    Palabras:
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    Capítulos 25 y 26 de la historia. En estos capítulos, al grupo se le termina la tranquilidad, lo que terminará generando tensión y preocupaciónen el grupo. Los miembros del grupo deberán asegurarse de mantener la calma o de lo contrario, terribles cosas podrían pasar.

    Capítulo 25: El fin de la tranquilidad



    Dado a que los zombies no se acercan gracias al muro improvisado que levantamos, me dormí durante la guardia. Entonces, mientras dormía, sentía como Ezequiel me sacudía para despertarme.



    — ¿Durmiendo en la guardia otra vez? — me dijo en tono burlón.

    — Jaja — le dije — No hay por qué preocuparse. Los zombies no nos encontrarán tan fácilmente después de levantar ese muro.

    — Pero aún tienes que hacer guardia. Recuerda lo que pasó en las montañas.

    — Tú no estabas allí.

    — No, no estaba.

    — Dime Ezequiel, ¿extrañas a tu familia?

    — Sí, pero ahora no es momento de pensar en ellos. Tenemos que concentrarnos en sobrevivir. Una vez que todo esto termine, podremos velarlos.

    — Bueno, creo que es hora de desayunar. Hoy le tocaba a María preparar el desayuno.

    — Sí, lo está haciendo ahora.



    Ezequiel y yo nos dirigimos hacia la zona de cocina, y cuando todos despertamos nos sentamos a comer, excepto por Robbie, que seguía dormido. Al principio pensé que tendríamos una cena tranquila, pero Michael decidió tocar el tema otra vez.



    — Quiero hablar con ustedes — dijo Michael — Es sobre mi liderazgo.

    — Por favor — dijo Gerardo — Si esto sigue, vas a hacer que nos maten a todos.

    — Gerardo tiene Razón, Mike — dije.

    — ¡Cállate! — dijo Michael — ¡Tú no sabes nada!

    — ¡Mike, silencio! — dijo Miranda — ¡¿Crees que a Robbie le gustaría que grites como un loco?!

    — Robbie está durmiendo — dijo Michael.

    — Díganme que es lo que pasa por favor — dijo Verónica — La última vez que tuvimos problemas así perdimos a Marcos y a Silvia. Díganme que pasa.

    — Michael quiere volver a ser el líder — dijo Laura — Gerardo me lo contó anoche. Con todo el respeto Mike, fuiste un buen líder, y todo eso, pero me siento más segura bajo el mandó de…

    — ¡AAAAAGGH! — gritó Robbie muy asustado.



    Dejamos la mesa y salimos corriendo para ver que pasó, entonces, encontramos a Robbie llorando en su habitación mientras dos zombis intentaban pasar por la puerta. Matamos a los zombis con cuchillos y hachas. El pobre Robbie lloraba mucho por el miedo.



    — Parece que no hiciste una buena guardia a noche — dijo Michael.

    — Silencio tonto — le dije — Yo no los ví en ningún momento. Es como si hubieran entrado. Gerardo, acompáñame hasta el alambrado. Ezequiel, tú te quedas aquí y vigilas.



    Gerardo y yo nos dirigimos hacia el alambrado. Al llegar vimos como el alambrado estaba cortado en el medio, permitiéndole entrar a los dos zombies.



    Llamamos a todo el grupo para que vieran.



    — El alambrado está muy cortado — dijo María — Así es como entraron.

    — Tenemos que arreglarlo antes de que sigan pasando más zombies — dijo Tony.

    — Pero los zombies no pudieron haber hecho un agujero así — dije — Parece que hubiera sido cortado.

    — ¿O sea qué… — dijo Ezequiel.

    — Alguien cortó el alambrado apropósito — dijo Gerardo.

    — Dudo que halla sido uno de nosotros — dijo Verónica.

    — Lo que quiere decir que hay alguien allá afuera que quiere lastimarnos — dije — A partir de ahora debemos tener mucho cuidado, y la vigilancia nocturna estará a cargo de dos personas.



    Espero que el grupo se tranquilice. Ya es perturbador que haya alguien tratando de herirnos, como para que los del grupo estén preocupados.



    Capítulo 26: La nota



    Han pasado dos días desde el accidente, y las cosas en el grupo estuvieron algo tensas. Michael y Miranda estaban tranquilizando a su hijo, mientras que Gerardo y Ezequiel hacían la guardia. Para evitar accidentes, decidimos poner guardias durante el día.



    Las chicas estaban haciendo la cena, mientras Tony hablaba conmigo.



    — ¿Quién crees que haya hecho esto? — me preguntó.

    — No tengo idea — dije — No tenemos enemigos allí afuera, y los que tuvimos murieron hace más de 4 años.

    — Escucha bien lo que te voy a decir. Me uní a ustedes para que mi hija esté segura.

    — Y lo estará. Confía en mí.

    — Más te vale. Ella es lo único que me queda. Es en serio, perdí a toda mi familia por esto. No necesito perderla a ella también.

    — No la perderás, créeme. Todos perdimos a nuestras familias. Pero es hora de mirar hacia delante.

    — Mi hija es todo lo que me queda, y si veo que este lugar no es seguro nos vamos.

    — Estás siendo tonto — le dije — Lara tiene nuestra edad. Ella también tenía nuestra edad cuando empezó todo esto. Y ahora tiene amigas aquí. Mientras nos cuidemos entre todos, nadie va a morir.

    — Hace unos días tuviste problemas con Michael.

    — Sí. El quiere volver a ser el líder del grupo. Yo creo que estoy bien siendo el líder.

    — Por lo que me contaste, tu no perdiste a nadie todavía, y el perdió a más de 4 personas. Si tengo que elegir, te elijo a ti. Mi hija está a salvo contigo.

    — Gracias por el voto de confianza.



    Llegó la hora de la cena. Todos comimos juntos y teníamos nuestras armas cerca por si acaso. La cena fue muy tensa, y casi ni hablamos. Una vez terminada, todos nos fuimos a dormir, excepto por Ezequiel y María que se quedaban haciendo guardia esta noche.



    Al llegar a mi habitación, trabé la puerta para evitar problemas y me acosté.



    Pero sentía algo raro en la almohada. Metí la mano dentro de la funda y encontré un papel. Era una nota. La letra no era de ninguno de mis compañeros del grupo. Era de alguien más. La nota decía:



    “Espero que recibas esta nota. Quiero que sepas que soy alguien a quien conociste hace mucho tiempo. No tienes idea del daño que me hiciste. Ahora, por fin te encontré, y me encargaré personalmente de que pagues por todo lo que sufrí. Pero debes saber una cosa más: No soy la única persona que quiere vengarse de ti.”
     
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    56
     
    Palabras:
    1050
    Capítulos 27 y 28. La persona que dejó la nota consigue tomar algo que para el grupo es muy importante, y el grupo no descansará hasta recuperarlo. Aunque saben que será algo muy riesgoso.

    Capítulo 27: Listo para perderlo todo



    Me costó dormir en la noche a causa de la nota. Me preocupaba de que la persona que metió a los zombis adentro de nuestro campamento sea la misma que envió la nota, dado que menciona que no hay una sola persona que quiere vengarse de mi.



    Al despertar quería hablar con el grupo acerca de la nota. El grupo tenía que saberlo. Salí de mi habitación y cuando fui a las habitaciones de los demás no los encontré.



    Fui al comedor y todos, excepto Miranda y Robbie estaban allí.



    — Quiero hablar con ustedes sobre algo — dije.

    — ¿Qué es? — preguntó Michael.

    — Es…



    Pero no tuve tiempo de hablar porque Miranda interrumpió.



    — ¡MICHAEL! — dijo Miranda entrando corriendo.

    — ¿Qué pasa? — preguntó Michael.

    — ¡Robbie no está en su habitación! — dijo Miranda.

    — ¡¿QUÉ?! — preguntó Michael — ¿Dónde está?

    — No lo se — dijo Miranda con lágrimas en los ojos.

    — Muy bien, este es el plan — dije — Nos separamos en grupos de dos. Lara tú te quedas con Miranda.



    Todos fuimos en grupos de dos a buscar a Robbie por todo el campamento, pensando que tal vez se había ido a jugar. Michael se fue solo. Lo buscamos por todos lados pero no aparecía. Entonces escuchamos a Michael gritar desde afuera.



    — ¡Agh! ¡NO! — dijo Michael, y luego se escuchó un disparo.



    Todos salimos, excepto por Miranda, que quedó adentro.



    Cuando salimos, vimos a Michael con un papel en su mano izquierda, una pistola en su mano derecha, y un zombi muerto cerca suyo.



    Nos acercamos a él para preguntarle como estaba, y vimos unas marcas en su brazo izquierdo. Era una mordida.



    — No puede… no puede estar pasando — dijo Laura.

    — ¿Qué es esa nota? — preguntó Ezequiel.

    — Es una nota que encontré — dijo Michael — Fue dejada aquí para que uno de nosotros la encontrara y fuera mordido al leerla.

    — ¿Qué dice la nota? — preguntó María.

    — Dice que Robbie fue secuestrado — dijo Michael — Dice que hay una cabaña a unos kilómetros al este. Es ahí donde lo tienen. Tenemos que ir a buscarlo.

    — Bien, pero ¿Qué le decimos a Miranda?

    — Yo hablaré con ella.



    Fuimos adentro. Michael se arremangó la camisa para que no se notara su mordida.



    — ¿Qué pasó? — preguntó Miranda.

    — Nuestro hijo fue secuestrado — dijo Michael.



    Miranda casi se desmaya por la noticia. Cayó al piso muy afectada por eso.



    — No te preocupes — dijo Michael — Lo voy a traer de vuelta.

    — ¿Cómo? — preguntó Miranda.

    — Lo buscaremos entre todos — dijo Michael.

    — Lara y Tony se quedarán aquí para cuidarte Miranda — dije — El resto iremos a buscar a Robbie.



    Salimos del campamento y nos pusimos en marcha.



    — Vamos — dijo Michael — Mi hijo está allá afuera. Nos necesita a todos.

    — Michael…no le dijiste a Miranda que estabas mordido — dije.



    Capítulo 28: La fábrica



    Salimos del campamento para buscar a Robbie.



    — No le dije a Miranda que estaba mordido porque no era necesario preocuparla más — dijo Michael.

    — ¿Y si algo llega a pasarte? — preguntó Gerardo.

    — Eso no pasará — dijo Michael — Encontraremos a Robbie, matamos al que hizo esto, volvemos al campamento y luego me despido de todos. Miranda y Robbie merecen pasar juntos un tiempo conmigo antes de convertirme.

    — Pero no sabemos cuanto tiempo puede tomar la transformación — dijo Ezequiel.

    — Regresaremos a tiempo para que pueda despedirme de todos — dijo Michael.

    — Necesito que me des la nota — dije — En caso de que algo te pase, ya sabremos donde buscar.



    Michael me dio la nota y luego seguimos en camino. Nos encontramos con algunos zombis en el camino, pero los matamos con cuchillos y hachas para guardarnos las balas de las armas de fuego para cuando encontremos a quien hizo esto.



    Tras avanzar un poco más, nos topamos con una fábrica abandonada, muy deteriorada. No podíamos pasar por los costados debido a que había árboles caídos.



    — Habrá que pasar por dentro de la fábrica — dijo Laura.

    — Pero podría haber zombis adentro — dijo Gerardo.

    — No tenemos otra opción — dijo María.

    — Habrá que intentar allí — dije.



    Nos dirigimos a la entrada trasera, y apenas entramos vimos una escalera, la luz estaba apagada. Subimos por la escalera, y Michael bajó una palanca que activaba la energía de la fábrica y la luz se prendió.



    Al encenderse la luz, vimos que delante de nosotros había un puente de madera usado para cruzar. Debajo de nosotros, el lugar estaba totalmente lleno de zombis. Teníamos que cruzar el puente para llegar al otro lado de la fábrica para poder salir de la fábrica y continuar.



    — El puente no es lo suficientemente resistente como para soportarnos a todos — dije — Habrá que cruzar uno por uno.

    — ¿Quién va primero? — preguntó Gerardo.

    — María — dije — Ella es la que mejor dispara con un revolver. Ella llega al otro lado y vigila, mientras pasamos todos.

    — De acuerdo — dijo María.

    — Luego cruzará Ezequiel, luego yo, luego las chicas, luego pasa Michael y luego pasará Gerardo. Mientras que María cubre del otro lado, Gerardo cubrirá de este lado con la escopeta.

    — De acuerdo — dijo Gerardo — Yo cubriré.



    María cruzó por el puente de madera, luego de eso cruzó Ezequiel. Crucé yo, las chicas, y Michael. Era el turno de Gerardo.



    Gerardo cruzaba el puente sin problemas, hasta que una de las maderas que pisó se rompió y luego de eso, casi cae por el agujero. Gerardo trató de sostenerse de las otras maderas, pero esas maderas también se rompieron y Gerardo cayó a la parte de abajó.



    Al caer, se rompió las piernas y sufrió grandes daños. La caída atrajo la atención de los zombis.



    Gerardo trató de matar a los zombis que se acercaban con su escopeta, pero eran demasiados. Con sus piernas rotas, Gerardo no pudo escapar, y luego de matar a 2 o 3 zombis, el resto se le echó encima y comenzaron a morderlo en el cuello, los brazos, el cuerpo y las piernas hasta que Gerardo ya no resistió más, y fue completamente devorado hasta la muerte por las criaturas.



    Todos los que lo vimos, estábamos destruidos. En especial Laura que había sido novia de Gerardo desde hace mucho, y yo.



    No podía terminar de creerlo. Mi mejor amigo… muerto en manos de los zombis.
     
    Última edición: 9 Marzo 2014
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    56
     
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    Capítulos 29 y 30 de esta gran historia. El grupo continúa buscando a Robbie, pero los zombis interfieren en su búsqueda. Tras la muerte de Gerardo, el grupo empieza a perder las esperanzas, pero deberá encontrar la forma de rescatar a Robbie y regresarlo al campamento antes de que sucedan más tragedias.

    Capítulo 29: Hasta que la muerte los una otra vez



    Salimos de la fábrica tristes por lo ocurrido. Ya sabíamos todos que Michael moriría una vez que todo esto termine, pero el perder también a Gerardo, nos dio más tristeza. Serían dos personas menos para el grupo.



    Gerardo era mi amigo y me fue difícil perderlo, pero más difícil debió ser para Laura. Ella y Gerardo llevaban una relación larga, y seguro no esperaba que terminara hoy, ni de esa manera.



    Estaba destrozada. Y Michael también. De alguna forma el se sentía culpable.



    — Gerardo murió por mi culpa — dijo Michael — Yo debería haber venido solo. Y de esa forma, Gerardo estaría vivo.

    — No es tu culpa Mike — dije — Es culpa de quien lo secuestró.

    — Aún así — dijo Michael — Si yo lo hubiera protegido mejor en lugar de pelear por volver a ser el líder, esto no habría pasado.

    — Lo traeremos de vuelta — dijo Ezequiel — Lo haremos por Gerardo.

    — Nadie más va a morir, ¿verdad? — preguntó Laura — No quiero que nadie más muera.

    — En algún momento eso nos va a pasar a todos — dijo Verónica — Lo siento. A todos nos afecta la muerte de Gerardo.



    Seguimos caminando hasta que llegamos a una parte del bosque totalmente repleta de zombis. Eran demasiados para pelear, pero no había forma de pasar sin que nos vieran.



    Solo había una forma de pasar.



    — Uno de nosotros debe aproximarse, comenzar a disparar y así atraer su atención — dije — Alguien se los debe llevar lejos para que los demás pasemos. Cuando regresemos, volveremos a buscar a quien se quede.

    — ¿Quién lo hará? — preguntó María.

    — Yo lo haré — dijo Laura — Me los llevaré hasta la fábrica. Los estaré esperando allí. Quiero ver si encuentro a Gerardo convertido en zombi para poder liberarlo de su sufrimiento.

    — Muy bien — dijo Michael — Volveremos muy pronto.



    Laura se aproximo hasta los zombies y le disparó en la cabeza a uno. El resto de los zombies se dio vuelta, entonces Laura comenzó a disparar hasta que los zombies la siguieron. Comenzó a correr hacia la fábrica.



    Nosotros seguimos avanzando para encontrar a Robbie. Mientras nos íbamos, logramos escuchar 7 disparos por parte de Laura. Luego de un momento de silencio, se escuchó uno más, y luego se escuchó el gruñido de los zombies.



    Capítulo 30: El final de una infancia feliz



    Seguimos avanzando para encontrar a Robbie. Ya no escuchábamos más a Laura disparar, lo que nos preocupó. Tal vez los zombis la capturaron, pero no podíamos volver.



    Una vez más, el camino estaba repleto de zombies. Pero ya estábamos muy cerca de la casa en donde estaba Robbie. Solo teníamos que hacer un último esfuerzo.



    Al acercarnos, vimos que era una horda enorme de caminantes. No habría forma de pelear, ni tampoco podríamos distraerlos nuevamente, ya que lo único que haríamos sería guiarnos a nosotros mismos a una trampa mortal.



    Llegó el momento de despedirse para Michael.



    — Yo sigo solo desde aquí — dijo Michael.

    — ¿Qué quiere decir eso? — pregunté.

    — Yo entraré entre ellos y llevaré a mi hijo por otro lado — dijo Michael — Vallan un poco hacia el oeste. Allí pude ver una pequeña casa mientras salimos a buscar suministros hace unos 7 meses atrás.

    — ¿Vas a ir tu solo? — preguntó María.

    — No quiero arriesgar a nadie más — dijo Michael — Gerardo ya está muerto. No permitiré que muera nadie más.

    — De acuerdo — dijo Ezequiel — Iremos allí. Te esperaremos a ti y a tu hijo. Y volveremos a buscar a Laura y regresamos al campamento.

    — Bien — dijo Michael — Esperen nos hasta que anochezca. Si no regresamos para entonces, quiere decir que ya no regresaremos.

    — Claro que regresarás — dije — Tú y tu hijo volverán a salvo. Los llevaremos al campamento para que tengas tiempo de despedirte de tu familia.

    — Entendido — dijo Michael — Los estaré esperando allí.



    Vimos como Michael se metía dentro de esa horda, peleando cuerpo a cuerpo y utilizando su arma, mientras los demás nos dirigíamos a la casa para esperar a Michael y a su hijo.



    Pasó un largo rato hasta que comenzó a irse el sol. No había señales de Michael ni de Robbie.



    — Creo que no deberíamos haberlo dejado ir solo — dijo Ezequiel.

    — Eso es lo que él quería — dijo María.

    — De todos modos fue un error — dijo Verónica.

    — No podemos volver y decirle a Miranda que Michael y Robbie están muertos — dije — Eso la mataría.

    — Michael dijo que esperáramos a que se hiciera de noche — dijo Ezequiel — Ya está por oscurecer, no tenemos linternas, y tenemos que regresar por Laura.



    Estábamos dispuestos a marcharnos, cuando María vio algo a la distancia.



    — ¡Miren! — dijo María señalando con el dedo.



    Todos nos dimos vuelta y vimos a Robbie. Venía corriendo y llorando muy fuerte. Fuimos hasta donde estaba él.



    — ¿Robbie, estás bien? — pregunté — ¿Dónde está Michael?



    Robbie no contestó. Cayó al suelo y se puso a llorar muy profundamente. Ese llanto era la evidencia necesaria. Michael había muerto. Lamentamos mucho su perdida, pero aún así, deberíamos continuar. Era hora de volver al campamento y explicarles a todos lo que pasó. Robbie llevaba una pistola con 5 balas, y un cuchillo.



    Mientras nos dirigíamos al campamento, buscamos a Laura. Vimos como un zombi estaba comiendo algo tirado junto a un árbol. Maté al zombi con el cuchillo y vi a quien estaba comiendo el zombi. Era Laura. Tenía un disparo en la cabeza. Aparentemente no consiguió llegar a la fábrica, o tal vez, nunca quiso hacerlo. Tal vez se sentía destrozada por la muerte de Gerardo y decidió acabar con su vida para descansar en paz junto a él. No podíamos llevarnos el cuerpo por lo que lo dejamos abandonado junto al árbol.



    Volvimos a pasar por la fábrica, esta vez con cuidado. Entre los zombis que se encontraban abajo, pude ver como uno se arrastraba y no movía sus piernas. Era Gerardo. Tras morir devorado por zombis, se convirtió en uno de ellos. Tenía mordidas en todo el cuerpo. Quería matarlo para liberarlo de ese dolor, pero no podía. Si le disparaba, los zombis nos verían y no conseguiríamos llegar al campamento. Lo dejamos allí. Ahora era solo una más de esas horribles criaturas.



    Al anochecer, conseguimos llegar de regreso al campamento. Traíamos a Robbie dormido en brazos. Entramos al campamento y fuimos a la habitación de Miranda, en donde estaban ella, Lara y Tony.



    — ¿Dónde está mi hijo? — preguntó Miranda.



    Verónica, quien tenía a Robbie en brazos, se lo entregó a Miranda, que comenzó a llorar de felicidad.



    — ¿Y donde está Michael? — preguntó Miranda.

    — Él…no lo logró — dije.



    Las lágrimas de alegría de Miranda se convirtieron en lágrimas de tristeza. También Lara, Tony y los demás comenzaron a llorar.



    — ¿Y que pasó con Gerardo y Laura? — preguntó Lara — No los veo por ningún lado.



    Miré al piso muy triste, y ahí fue cuando todos comenzamos a llorar por las muertes de Michael, Gerardo y Laura.



    Ahora ellos ya no están. Pero todavía no sabemos quien hizo esto. Por la mañana le preguntaremos a Robbie. El nos tiene que decir quien es el causante de todo esto.
     
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    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1342
    Capítulos 31 y 32 de la historia. El grupo está de duelo por la trágica muerte de sus amigos. Pero el duelo no les durará mucho tiempo, ya que se enteran de que allá afuera existe un peligro mucho más grande a lo que han enfrentado antes.

    Capítulo 31: ¿Quién causó todo esto?



    Robbie durmió en la misma habitación que su madre. Esta noche nadie hizo de guardia, ya que todos estábamos llorando por la muerte de nuestros compañeros.



    A la mañana siguiente, fuimos a la habitación de Miranda. Queríamos que Robbie nos dijera como fue que pasó esto.



    — Al despertar fui hacia el alambrado para ver si había algún zombi, ya que estaba asustado por lo que pasó la otra vez — dijo Robbie — Entonces apareció una chica que dijo que necesitaba ayuda. Cuando abrí la puerta, la chica me agarró y me esposó los brazos y me metió un trapo en la boca para que no pida ayuda.



    Miranda no sabía que Michael estaba mordido, así que le dije a Robbie que inventara que Michael fue mordido en otro lugar.



    — Estuve en una cabaña, encerrado en una habitación — dijo Robbie — La chica dijo que esperaba verte a ti — dijo Robbie señalándome con el dedo — Dijo que quería vengarse de todo lo que hiciste. Al ver que llegó mi papá, se sorprendió. Mi papá le dijo que todos habían muerto y que había venido por mi.

    — ¿Cómo se llamaba la chica? — pregunté.

    — Dijo que se llamaba Lucy — dijo Robbie.



    Lucy…pensé que había muerto después de que le disparé en el hombro y salió corriendo al bosque. Supongo que debería haberla seguido y haberla matado.



    — Luego de eso, Lucy trató de matar a mi papá, pero logré golpearla con una zapatilla, entonces mi papá comenzó a pelear con ella — dijo Robbie — Sin embargo, mi papá estaba cansado y Lucy comenzó a golpearlo. Así que tomé la pistola y le disparé en la cabeza. Papá y yo escapamos del lugar, y comenzamos a caminar hacia el bosque. Entonces mi papá se desmayó, y me dijo que fue mordido mientras venía a buscarme. Me dio un cuchillo, su pistola que aún tenía 5 balas y me dijo que siguiera el bosque en línea recta hasta una casa y que allí encontraría a todos y me llevarían de vuelta al campamento.

    — Lamento lo que le pasó a tu padre — dijo Ezequiel.

    — El estará bien — dijo Robbie — Me dijo que sabía que un grupo de científicos están desarrollando una cura para la enfermedad que convierte a la gente en zombis. Y que una vez que esa cura esté terminada, yo volveré al bosque a buscar a mi papá para que el consiga regresar.



    Pobre Robbie. Michael le mintió para evitar que su llanto fuera aún mayor. Supongo que a veces esa mentira nos hace más felices que la verdad. Supongo que Robbie solo lloró por ver a su padre morir, pero esa mentira lo hacía más feliz que la verdad.



    Capítulo 32: Los nuevos



    Pasó una semana desde la última tragedia. Robbie estaba triste luego de que le explicamos lo de Laura y Gerardo. Miranda estuvo dos días sin comer. Lara y Tony hicieron la guardia por dos días seguidos, ya que lograron superar más rápido que todos el hecho de que hayamos perdido a nuestros amigos. Ellos también sufrieron, pero como los conocían desde hace poco, lo superaron más rápido.



    Hoy, la guardia del día le tocaba a Ezequiel. Mientras estaba en guardia, divisó algo a lo lejos. Pude ver un grupo de personas acercándose a nosotros. Le avisé a todos, le dije a Miranda y a Robbie que se escondieran, mientras que los demás tomamos nuestras armas y nos dirigimos hacia el alambrado.



    Cuando se acercaron lo suficiente, disparé justo delante de uno de ellos, que creo que era el líder. El grupo se alertó por eso.



    — ¿Qué pasó? — dijo uno de ellos.

    — ¡Váyanse! — dije yo — ¡No queremos problemas!

    — Nosotros tampoco — dijo el que habló antes — Si les causamos problemas lo lamento, en seguida nos vamos.

    — ¿A dónde van? — preguntó Ezequiel.

    — Estamos buscando un lugar seguro — dijo otro de ellos — Ustedes deberían ir a buscar uno también.

    — No tendrán este campamento — dije — Es nuestro, y si intentan tomarlo, les dispararemos. Puedo ver que no tienen armas.

    — Roberto, mejor cierra la boca y deja que hable yo — dijo el que habló primero — No queremos su campamento. Solo buscamos un lugar seguro. Pasábamos por aquí, y si los molestamos lo lamento. En seguida nos vamos.

    — ¿Quiénes son? — dije — ¿Y por qué no intentan tomar nuestro campamento? Yo no les permitiré hacerlo, pero si fuera ustedes, lo intentaría.

    — No vamos a tomarlo — dijo — Tenemos que irnos de aquí. Sería mejor que ustedes se vallan también.

    — ¿Por qué? — dije yo.

    — Si me abres la puerta te lo diré — dijo — Prometemos no hacerles nada.



    Le dije a mi grupo que se mantenga alerta. Abrí el alambrado y entonces, todo el grupo de afuera pasó. Eran 10, y parecían de nuestra edad.



    — Canta — dije yo.

    — Supongo que eso significa que tengo que hablar — dijo el que parecía el líder — Está bien. Me llamo Manuel, estos son mis compañeros: Roberto, Juan, Charlie, Diego, Mario, July, Francisca, Emily y Alice. Eramos estudiantes. Cuando todo esto comenzó, estábamos en una excursión con 3 profesores. Fuimos perdiendo gente. Luego de que el último profesor murió, yo tomé el liderazgo.

    — Nosotros también eramos estudiantes — dije — Habíamos terminado la escuela y estábamos en una fiesta celebrando eso. Cuando todo esto empezó. Eramos solo 13. Ahora solo quedamos 8. Díganme, ¿por qué huyen?

    — Hace tres años, fuimos rescatados por unos militares — dijo Manuel — Eran miembros de una comunidad llamada Necrópolis. Eramos 18 cuando pasó eso. En Necrópolis, había personal militar y tenían excelentes armas y vehículos. Nos enseñaron el manejo de armas básicas como la pistola y la escopeta. En Necrópolis, se dedicaban a rescatar gente y llevarla a ese lugar.

    — Parece un buen lugar — dije — ¿Por qué huyeron?

    — Por el líder — dijo Manuel — Hace tiempo, dijo que ya había logrado cumplir con su objetivo de juntar suficiente gente. Cuando ya fuimos demasiados, comenzó a matar a los que llegaban, y también iba en busca de gente para matarla. Dijo que el objetivo de fundar Necrópolis no era para salvar gente, sino para juntarla. Y ahora que tenía mucha, podía poner en marcha su plan de vengarse de alguien. Dijo que quería buscar a alguien en particular y matarlo, y planeaba usarnos a todos para ese trabajo. No podíamos soportarlo, así que tratamos de escapar. El líder dijo que si escapábamos, nos mataría. Aún así, lo hicimos, por la noche, pero 6 de nosotros fueron capturados y asesinados. Ahora ya no tenemos balas, y tenemos que huir, y encontrar un lugar seguro para todos nosotros. Por eso no queremos quedarnos aquí.

    — Podríamos luchar contra ellos — dije — Tenemos gente y armas. Si nos unimos, lucharemos contra ellos.

    — De verdad estás loco — dijo Manuel — Necrópolis tiene gente militar y tienen armas mucho mejores que las que ustedes tienen.

    — ¿Cuánta gente hay ahí? — pregunté.

    — Sin contarnos a nosotros y a los 6 que murieron, deben ser como 70.

    — No puede ser.

    — Así es — dijo Manuel — Deberías irte de aquí y llevar a tu grupo a un lugar que sea seguro de verdad.

    — No quiero abandonar este lugar — dije — Estuvimos 5 años aquí. Es nuestro nuevo hogar.

    — Como quieras — dijo Manuel — Nosotros nos vamos ahora mismo.



    Decidí pensarlo, y si el líder de esa Necrópolis mata a cada persona que encuentra, nadie en el grupo iba a estar seguro. Teníamos que irnos.



    — Muy bien — dije yo — Nos vamos con ustedes. Juntos buscaremos un lugar que esté lejos de aquí que sea seguro para nosotros. Luego ustedes pueden seguir su camino y no me importa un carajo. Pero nos vamos juntos hasta que encontremos un lugar seguro para nosotros.

    — Me parece bien — dijo Manuel — Le avisaré a mi gente. Ustedes prepárense y cuando estén listos, nos vamos juntos.



    Parece que no teníamos opción. Teníamos que movernos para escapar de una mayor amenaza. Me cuesta trabajo creer que debamos abandonar un lugar que tanto nos costó cuidar.
     
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    56
     
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    896
    Capítulos 33 y 34 de la historia. En estos capítulos, los dos grupos escapan de una amenaza mucho más grande llamada Necrópolis. Pero según parece, uno de los recién llegadoshará las cosas más difíciles para la convicencia entre los dos grupos.

    Capítulo 33: Hora de escapar



    Los dos grupos nos pusimos en marcha. Algunos de mi grupo hablaban con los recién llegados, mientras otros solo los evitaban. Yo estaba hablando con Manuel.



    — Y así fue como escapamos mientras los otros seis murieron en Necrópolis — dijo Manuel — Dime, ¿Cómo murieron los de tu grupo?

    — Bien — dije — En cuando eramos 13 nos escondimos en una casa de campo. Marcos, quiso hacerse el fuerte luchando contra 3 zombis y murió. Luego murió Mónica, luego de que su mejor amiga Silvia, la arrojara a los zombis para salvarse.

    — Con esos amigos no hacen falta enemigos — dijo Manuel.

    — Luego de eso, mordieron a Mauro. Le cortamos el brazo para que sobreviva, pero luego fue asesinado junto con Pablo y Silvia por tres tipos extraños. Nunca nos dijeron sus nombres, solo dijeron que se llamaban M, J y D. Luego María se nos unió. Tras eso, conocimos a una familia de asesinos, y mientras los enfrentamos, Daniel murió en mano de los zombis. No fue hasta hace poco que enfrentamos la tragedia nuevamente. Lucy, uno de los miembros de esa familia, sobrevivió y mató a 3 de nosotros.

    — Que mal — dijo Manuel — Lamento lo que le pasó a tus amigos.

    — Yo también — dije — Después de todo, somos muy parecidos. Todos eramos estudiantes cuando todo esto comenzó.

    — Ustedes tienen ventaja — dijo Manuel — Ustedes terminaron la escuela. Cuando todo este Apocalipsis termine, les será mas fácil rehacer sus vidas. Nosotros todavía tenemos que seguir los estudios.

    — Ya ninguno de nosotros podrá seguir estudiando una vez que esto termine — dije — Si es que termina.



    Continuamos caminando por un largo viaje. Fui a hablar con Verónica por un momento.



    — ¿Estás bien? — le pregunté — Desde que volvimos de rescatar a Robbie puedo notar que hay algo diferente.

    — Nuestros amigos están muertos — dijo Verónica — Michael, Laura y Gerardo eran nuestros amigos más cercanos. Y los perdimos.

    — Se que es duro — dije — Pero tienes que superarlo. Ahora hay un peligro mayor acechándonos.

    — Lo se — dijo Verónica — Solo estoy un poco deprimida. Y triste por Robbie.

    — Es cierto — dije yo — El pobre niño perdió a su padre.

    — No será una vida fácil — dijo Verónica.

    — No te preocupes — dije dándole un beso — Todo estará bien.





    Capítulo 34: El líder violento y el líder cobarde



    Decidimos pasar la noche cerca de un río. Había árboles caídos que servirían de refugio. Todos llevaban una bolsa de dormir.



    Ezequiel, Manuel y yo hacíamos guardia. Ezequiel decidió hablar de algo importante.



    — Oigan chicos, quiero decirles algo — dijo Ezequiel.

    — ¿De que se trata? — pregunté.

    — Es acerca de mi relación con María — dijo Ezequiel — Han pasado cinco años y creo que es hora de dar un gran paso.

    — ¿Cual es ese paso? — preguntó Manuel.

    — Quiero que María y yo tengamos un hijo — dijo Ezequiel — Ha pasado mucho tiempo. Ya somos adultos y no sabemos si vamos a vivir el día de mañana. Quiero que tengamos un hijo, para demostrarles a todos que la vida es un milagro.

    — Ezequiel, tú eres el único amigo que me quedó, sin contar a Miranda y a Verónica — dije — Si quieres tener un hijo, yo respeto eso. Pero piensa en lo que le pasó a Michael. Murió, y ahora su hijo no tiene padre. Estás siendo algo egoísta. Vas a traer al mundo a un niño solo porque tienes miedo de no poder hacerlo en el futuro.

    — Es algo que quiero — dijo Ezequiel — Y no veo que tiene de malo tener un hijo. Se que si algo me pasa, mi hijo quedaría solo. Pero no voy a dejar que estas criaturas me impidan disfrutar de la vida.



    Entonces, escuchamos un grito. Era de Miranda. Aparentemente se había levantado para algo y fue sorprendida. Pensamos que era un zombi.



    Corrimos al lugar, y no era un zombi. Era Roberto, estaba tratando de abusar de ella.



    — Vamos — dijo Roberto — Que extrañes a tu novio no quiere decir que te tengas que hacer la difícil.

    — ¡Roberto déjala! — gritó Manuel.

    — ¡No te metas Manu! — dijo Roberto — Esto es entre ella y yo.

    — Manu, controla a Roberto ahora — dije — O sino haré algo que no quiero hacer.

    — Roberto, basta — dijo Manu algo asustado.

    — No voy a parar — dijo Roberto.

    — ¡Roberto basta! — dije yo acercándome a él.

    — Tu no vas a tocarme — dijo Roberto dándome un empujón con la mano.



    Roberto me hartó. Le di una gran paliza en la boca. Entonces comenzamos a pelear. Todos los que estaban dormidos despertaron. Roberto era algo fuerte, pero yo era más grande, y mientras él estaba a salvo en Necrópolis, yo luchaba contra los zombis, haciéndome más fuerte. Por lo que con un par de palizas me alcanzó para tirarlo al suelo y dejarlo fuera de combate. Roberto se quejaba por el dolor.



    — Si vuelves a tocar a alguien de esa forma… — dije dándole una patada en el estómago — Te mataré.



    Luego de eso me acerqué a Manuel. Y le di un golpe en la cara.



    — ¿Qué clase de cobarde eres? — le dije — Un líder debe tener las agallas para hacer algo en situaciones así.



    Estaba muy enojado con todos. Tratando de lastimar a los nuestros otra vez. Hubiera sido más fácil quedarnos y luchar contra Necrópolis.
     
  18.  
    Agus estresado

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    Escritor
    Título:
    Estar seguro
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    936
    Capítulos 35 y 36 de la historia. El grupo está cansado de huir continuamente, por lo que se disponen a buscar un lugar para poder descansar tranquilos. Sin embargo, pronto llegarán problemas por cortesía de Roberto, y los zombies no se quedarán atrás y comenzarán a acechar al grupo nuevamente.

    Capítulo 35: El amor de un hijo



    Luego de lo que pasó en el capítulo anterior, continuamos avanzando. Pensamos que en el país no habría ningún lugar seguro para quedarnos, por lo que decidimos cruzar la frontera y escapar a un lugar escondido en otro país, donde el líder de Necrópolis no nos encontrará, y si nos encuentra, conoceríamos bien el lugar como para defendernos.



    Caminamos miles de horas, prácticamente. Pero la frontera no aparecía. Quien sabe donde estará.



    Estuve hablando con Mario y con Diego. Son hermanos por lo que me dijeron, y tienen una relación con July y Francisca, respectivamente, quienes también son hermanas.



    Luego estuve hablado con Charlie. Me dijo que era homosexual y que por eso no tenía novia. Luego me dijo en broma que ninguno de los del grupo era de su tipo.



    Más tarde hablé con Juan. Dijo que salía con Alice, y que habían pensado en tener un bebé. Le dije lo mismo que le dije a Ezequiel, criar a un bebé sería difícil. Pero me contestó diciendo que el sabía lo que debía hacer ya que sus padres murieron y que tuvo que hacerse cargo de su hermanita.



    Seguimos avanzando hasta que llegamos hasta un río.



    Metí la mano para ver si podríamos cruzar con facilidad. Por desgracia no. La corriente era fuerte y el agua estaba congelada. Decidí enviar a tres personas para que buscaran una parte que no sea muy profunda para que la corriente no nos arrastre.



    Mario, y July decidieron ir. Charlie dijo que los iba a acompañar. Ellos se fueron mientras el resto de nosotros descansaba.



    Pero no teníamos tranquilidad. Roberto volvió a intentar de abusar de Miranda. Todos estaban hartos de Roberto, sobre todo yo, ya que me recordaba a Marcos.



    Decidí detenerlos para que no interfieran, una persona debería detener a Roberto.



    — No se acerquen — dije — Es hora de que hagas algo para detenerlo. Y te hablo a ti Manuel.

    — ¿Yo? — dijo Manuel.

    — Sí — respondí — Roberto es tu hombre y tu debes ponerle fin.

    — Es que no lo se — dijo Manuel.

    — De acuerdo — dije yo sacando mi pistola — Tienes dos opciones. O te encargas de Roberto, o yo me encargo de los dos.

    — Está bien — dijo Manuel — Roberto, déjala.

    — No te haré caso — dijo Roberto — Estoy cansado de que te creas el líder. Estoy cansado de tener que soportar a alguien tan imbécil.

    — No tengo otra opción que detenerte yo mismo — dijo Manuel acercándose a Roberto lentamente.



    Estaba muy asustado. Se acercaba lentamente a Roberto, pero con un miedo terrible.



    Entonces Roberto recibió un disparo en la frente y murió al instante. Me di la vuelta y vi a Robbie sosteniendo una pistola. Entiendo lo que hizo. Ama a su madre. Todavía tiene la suya, y hará cualquier cosa que esté a su alcance para no perderla.





    Capítulo 36: Separados



    Luego de que Robbie mató a Roberto, escuchamos gritos desde muy lejos, y también escuchamos disparos. Los gritos eran de Mario y los disparos no se de donde habían salido, ya que según Manuel, nadie tenía armas cargadas.



    Salimos corriendo en la dirección de los gritos, y sin ir muy lejos encontramos a Mario luchando contra los zombis con una pistola. July se escondía detrás de él. Y unos metros más adelante vimos como un zombi devoraba a Charlie. No gritaba, por lo que había muerto.



    Tomé mi arma y disparé a todos los zombis. No hubo tiempo para descansar, ya que detrás venían más zombis. Había que cruzar el río para estar a salvo. Algunos del grupo estaban de acuerdo mientras que otros decían que había que correr hacia otro lado.



    Yo crucé el río acompañado de los que iban en mi grupo, y también venían Manuel y Emily. Juan, Mario, Diego, July, Alice y Francisca se fueron corriendo para buscar un lugar para cruzar con más facilidad.



    Conseguimos cruzar el río. Fue difícil, pero lo logramos.



    Corrimos por la orilla del río mientras buscábamos a los otros que se habían quedado del otro lado. Por desgracia, nos encontramos con tres zombis que nos atacaron. Ezequiel y yo los matamos, pero entonces otros 7 zombis salieron de la nada y comenzaron a perseguirnos. Nos ibamos a quedar sin munición si seguíamos luchando con cada zombi que encontrábamos, por lo que decidimos escapar hacia algún refugio.



    Corrimos por 5 minutos hasta que encontramos una pequeña casa. Había un zombi adentro, pero lo maté con mi hacha. Decidimos que lo mejor era que dos personas salgan a buscar a los demás, mientras el resto descansaba.



    — Tenemos que salir a buscar al resto — dije.

    — Vamos todos — dijo Manuel — Tendremos más posibilidades si buscamos juntos.

    — No — dije yo — Iremos Ezequiel y yo. Tú y Tony se quedan aquí para proteger a las chicas y a Robbie.

    — No tienes porque ir a buscar a nadie — dijo Verónica acercándose a mi. Ellos se fueron porque así lo quisieron. No tienes la obligación de buscarlos.

    — No los puedo abandonar — dije — Piensa en si fueras tú. O uno de nosotros. Tengo que hacerlo.

    — Entonces vamos los tres — dijo Manuel.

    — Ezequiel y yo podemos — dije — Además, si tú y Tony se quedan aquí me sentiré más seguro sabiendo que estarán a salvo. Además necesito a alguien rápido y Ezequiel es la persona indicada. ¿Listo para salir?

    — Claro — dijo Ezequiel — No hay tiempo que perder. Vamos.
     
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    Agus estresado

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    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    669
    Estos capítulos serán algo cortos, pero creo que aún así son buenos.

    Capítulos 37 y 38 de la historia.

    Una gran verdad saldrá a la luz y los protagonistas descubrirán la razón por la que Manuel no tenía el valor para enfrentar a Roberto.

    Capítulo 37: La verdad



    Ezequiel y yo estábamos recorriendo el bosque buscando a Juan, Diego, Mario, Alice, July y Francisca.



    Esperábamos encontrarlos sanos y salvos. Entonces empezamos a hablar.



    — ¿Crees que los encontraremos? — preguntó Ezequiel.

    — Espero — dije — Si no tendremos más bajas.

    — Yo no quiero que nadie más muera — dijo Ezequiel.

    — Ya perdimos a muchos amigos — dije.

    — Ya ni recuerdo como.

    — Marcos murió tratando de enfrentar a 3 zombis juntos. Mónica murió cuando Silvia la arrojó a los zombis para salvarse. Mauro y Pablo murieron asesinados por M, J y D. Silvia murió sacrificada por Michael. Daniel murió asesinado por los zombis al luchar contra esos locos…

    — De eso quería hablar. Dijiste que estaba luchando con ese tipo llamado Rafael, y lo atraparon los zombis. Daniel es demasiado fuerte como para que los zombis lo atrapen así no mas. ¿Rafael lo mató, verdad?

    — No. Rafael no lo mató.

    — Lo sé. Tú lo mataste.



    Me quedé casi congelado cuando escuché a Ezequiel decir eso.



    — ¿Cómo lo sabes? — pregunté.

    — No lo se. Nunca me creí esa historia tuya en la que decías que los zombis lo atraparon así nada más. Podía verlo en tus ojos. Pude ver como mentías.

    — Y ahora que lo sabes, ¿Qué harás?

    — Decirle a los demás. Ellos tienen que saberlo.



    Tomé mi arma y le apunté a Ezequiel.



    — Ellos no tienen que saber nada — dije.

    — Adelante — dijo Ezequiel — Mátame. Mátame como a Daniel. Y luego inventa otra historia estúpida de cómo me mataron los zombis. En algún momento ellos sabrán la verdad, y llegará el momento en que pagarás por eso.

    — No tengo que matarte. No necesito matarte. Ellos confían en mí. No necesitan enterarse.

    — ¿Por qué lo mataste?

    — Para que los zombis lo comieran mientras salvaba a los demás. No habría forma de que sobreviviéramos a un ataque como ese. Tenía que hacerlo.

    — Así como tuviste que hacer eso, tienes que decirle la verdad al grupo.

    — No tengo que hacer nada — dije poniendo mi dedo en el gatillo.



    Estaba a punto de disparar cuando escuchamos un grito. Pensé que podrían vernos y si lo mataba y me veían, tendría que deshacerme de alguien más.



    Capítulo 38: No quiero lastimar a los demás



    Luego de que rescatamos a todos sanos y salvos, regresamos a la casita.



    Vimos 10 zombis muertos afuera y al entrar vimos a todos muy tranquilos.



    — Parece que acerté al dejar a Tony y a Manuel a cargo — dije.

    — De hecho, dale el crédito a Manuel — dijo Tony — Yo solo maté a dos mientras que Manuel mató a 8.

    — Espero que así sea — dije.

    — Lo fue — dijo Emily — Manu es capaz de matar a cien de ellos gracias a su entrenamiento.

    — Pero no fuiste capaz de detener a Roberto — dije.



    Todos guardaron silencio tras esas palabras.



    Llegó la hora de la cena. Afortunadamente, la casa estaba llena de comida y las chicas sabían muy bien como cocinarla.



    En la comida, me senté junto a Verónica para hablar un rato.



    — ¿Tuvieron problemas mientras buscaban a los demás? — preguntó.

    — No — le dije — Ninguno.

    — Se que mientes — dijo Verónica — Yo se que algo pasó. ¿Qué pasó?

    — Tuvimos problemas pero no tienes que preocuparte por nada — le dije.



    Entonces, una vez que terminó la cena, fuimos a dormir.



    Manuel me despertó para hablar conmigo.



    — ¿Qué quieres? — pregunté.

    — Solo agradecerte por traer a mi gente a salvo — dijo — Y venía a decirte que no soy ningún cobarde. Hay una explicación para mi miedo de intervenir.

    — ¿Cuál?

    — Pude haber acabado con Roberto — dijo Manuel — Pero no quería. Todo es culpa de Necrópolis. El líder me dijo que no escapáramos. Escapamos y 6 de los nuestros terminaron muertos. Es por eso que tengo miedo de actuar. No quiero que mis acciones lastimen a nadie más. No soy ningún cobarde.

    — De acuerdo — dije — Lo entiendo perfectamente.
     
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    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    1031
    Capítulos 39 y 40 de la historia. El grupo se dirige a la frontera con el objetivo de escapar de Necrópolis y buscar un nuevo refugio, que sea definitivo.


    Capítulo 39: No hay lugar para el amor



    Tras pasar una noche en esa casita, despertamos, comimos algo y seguimos en camino. Teníamos que alcanzar la frontera antes de que Necrópolis nos alcance a nosotros.



    Tarde o temprano nos ibamos a quedar sin comida, así que recorrimos el bosque buscando frutas que podamos llevar para comer cuando ya no nos quede nada más.



    Tras encontrar lo que queríamos, seguimos nuestro camino. Estaba charlando con Miranda y Robbie.



    — ¿Cómo se encuentran? — pregunté.

    — Bien. Considerando… — dijo Miranda.

    — No te preocupes mamá — dijo Robbie — Papá me dijo que hallarían la cura y que una vez que lo hagan iremos a buscarlo y lo regresaremos a la normalidad.

    — Robbie, ¿por qué no vas a charlar con Lara? — dije.



    Robbie fue a hablar con Lara, quien había perdido a su madre, por lo que tal vez ella podría llevarse bien con él.



    — No puedo creer que Michael le haya mentido así — dijo Miranda.

    — Yo tampoco — dije — Michael siempre decía que nunca hallarían cura para esto.

    — ¿Crees que sea posible que encuentren una cura?

    — Espero. Si consiguiéramos una cura, podríamos traer de regreso a Michael, a Gerardo y a Mauro. Recuerda que Mauro aún está atado en esa granja.

    — Mauro perdió sus dos brazos — dijo Miranda muy horrorizada al recordarlo — No creo que le guste llevar una vida así.

    — Pero no puedo dejar que las personas que pueden curarse se queden así.

    — Tal vez, pero tal vez podríamos ir a buscar a Mauro y dejarlo encerrado hasta que halla cura.

    — Si es que la hay. Esperemos que en algún lugar haya científicos, y gente militar buena. No como en Necrópolis.

    — Sería bueno empezar a vivir de nuevo. Siempre quise ir a la universidad. Quise ser profesora de química. Y Michael me dijo que quería ser técnico.

    — ¿Sabes? — dijo Alice entrando en la conversación — Uno de nuestros amigos, creo que Fernando, también quería ser técnico.

    — Eso es genial — dijo — Miranda.



    Decidí adelantarme para hablar un poco con los demás, pero todos estaban ocupados hablando, así que fui a hablar con Manuel.



    — ¿Cómo va? — dije.

    — Hasta ahora todo bien — dijo — No puedo creer que Charlie haya muerto. Es horrible como la gente buena muere mientras varios mal nacidos están con vida.

    — Sí, lo entiendo. Lo pienso más porque Roberto seguía con vida y en lugar de hacer algo productivo trató de abusar de una chica, mientras que mi mejor amigo murió tratando de salvar a un niño.

    — Siento lo de Roberto — dijo Manuel — No era así antes, no se que le pasó.

    — Supongo que el Apocalipsis cambia a la gente.



    Seguimos hablando por un rato, hasta que Emily interrumpió.



    — ¿Quién soy? — dijo Emily poniendo las manos sobre los ojos de Manuel.

    — Ya se que eres tú Emily — dijo Manuel — Ya basta. Estoy cansado de ese juego.

    — Pero quiero que empieces a interesarte más en mí — dijo Emily — No sabemos que podría pasar mañana. Tenemos que aprovechar el tiempo que tenemos.

    — Ya te lo expliqué — dijo Manuel — No quiero empezar una relación que podría terminar mal. Cuando las cosas cambien, tendremos la oportunidad, pero ahora no.



    Emily se fue muy triste por eso.



    — ¿Qué pasa? — le pregunté a Manuel.

    — Solamente no quiero tener una novia a la que después voy a perder — dijo.

    — No sabes eso. Tal vez no la pierdas. Deberías aprovechar el tiempo como dijo Emily. Quien sabe si sobrevivas un día más.

    — Eso estuve pensando. Pero ahora no, no quiero perder a nadie, y menos a una novia. Por ahora no hay lugar para el amor.



    Capítulo 40: La frontera



    Pasaron 5 días desde lo que pasó en el capítulo anterior. Nos dirigíamos hacia la frontera, la cual era nuestra única esperanza.



    Si estábamos fuera del país, Necrópolis no nos encontraría nunca, y en caso de que nos encontraran, no conocerían el lugar tan bien como nosotros, lo que nos daría una pequeña oportunidad para luchar contra ellos en caso de que tengamos que hacerlo.



    Seguimos avanzando y nos encontramos con un zombie que tenía uniforme militar, y un cuchillo clavado en el corazón.



    El grupo de los nuevos lo reconoció al instante. Aparentemente, era uno de los hombres de Necrópolis que los había rescatado. Según les dijeron, se perdió en una expedición.



    La gente de Necrópolis está enferma. Mataron a uno de los suyos, y se dedican a matar a otras personas, a las que antes protegían. Me recuerda a cuando el mundo estaba bien, y la gente solo se preocupaba por si misma. Pero ahora todo cambió, y si algo he aprendido es que tenemos que quedarnos juntos y trabajar entre todos.



    Matamos al zombi y continuamos nuestro camino.



    Tras varios días de viaje, conseguimos llegar a la frontera. Era una carretera que cruzaba de un país a otro a través de un control.



    Parecía que sería nuestro día de suerte, pero no. El control estaba lleno de zombis, que no dejarían que lleguemos a la frontera. Parece que el deber está ante todo.



    Eran 20 zombis, sería difícil si luchamos cuerpo a cuerpo, pero lo sería más si disparábamos y venían más zombis.



    Decidí dejarle las armas a las chicas, y hacer que todos los hombres lucháramos contra los zombis. Ezequiel, Diego, Mario, Juan, Manuel, Tony y yo nos encargaríamos de la lucha cuerpo a cuerpo. Eramos 7 y ellos 20, pero podíamos manejarlo.



    Nos dividimos 3 para cada uno, excepto para Tony que lucharía solo con dos.



    Con el cuchillo y el hacha eliminé a los mios de forma rápida. Mario y Diego son hermanos y trabajaron juntos, Ezequiel mató a los suyos por sí solo. Manuel y Juan lucharon juntos, Tony luchó contra los dos que le tocaron.



    Afortunadamente no habíamos corrido peligro, y no hubo necesidad de usar armas, lo que servirá para ahorrar un poco de balas para cuando sí las necesitemos.



    Era hora. Cruzamos la frontera. Ahora que estamos en otro país las cosas podrían ponerse más difíciles ya que no teníamos idea de en donde estábamos, ni tampoco que camino seguir.



    Era hora de buscar otro lugar seguro.
     

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