Espérame

Long Ring Long Land es una isla magnífica. Un anillo de tierra conecta diez pequeñas islas y, dicho anillo, solo se ve sobre el nivel del mar una vez cada tres años. Algo increíble, que solo se da en ella.
El último David Back Fight había terminado ya. Los piratas de Foxy habían partido perdiendo a manos de Luffy su bandera y el viejo Tonji, su caballo Sherry y su nieto ya habían comenzado su viaje bajo tierra para volver junto a su pueblo.
Aun así, los piratas del Sombrero de Paja seguían en la isla.
―¡Nami-swan!
El grito del cocinero se escuchó por toda la isla. La navegante se acercó a él y comenzaron a discutir sobre las frutas estiradas que podrían o no subir al Going Merry.
Un poco más lejos, Luffy, Chopper y Usopp se dedicaban a jugar con el peeeeeerrooooo.
―¡Luffy! ¡Le ganaste!
Chopper saltaba feliz. Su capitán había conseguido estirarse más que aquel extraño perro. El reno se emocionaba con nada, y él lo sabía, pero era feliz así.
―¡Bah! Eso no es nada ―como siempre, Usopp se disponía a contarle una gran pero preciosa mentira a su nakama.
―¿No Usopp? ¿Qué hiciste tú? ―A Chopper le brillaban los ojos.
―Si, si. Como lo oyes ―Usopp se puso de pie. Aprovechó que Luffy estaba entretenido comiéndose un kiwi enorme para contarle su historia a Chopper.
Una historia que hablaba de mares lejanos, de tiburones gigantes y de damiselas preciosas en apuros. Pero, cuando el capitán Usopp estaba apunto de rescatar a la hermosa princesa, un grito se escuchó por toda la isla.
―¡Fuego!
A Nami le había pillado desprevenida. Zoro, Sanji y Robin habían salido a buscar fruta, y ella había intentado coger una Maaaaaaandaaaaaariiiiiiiiinaaaaaaa para compararla con las de Bellemere. Un trozo del tronco del naranjo había comenzado a arder. ¿La razón? Ni la sabían, ni había tiempo de averiguarlo.
Chopper y Usopp se miraron y, a la vez, buscaron a Luffy.
―¡¿Dónde se ha metido éste ahora?!
―Creo que se ha quedado durmiendo y se ha ido a los pies del perro...
―¡Socorro! ¡Por Dios dejad de hacer el tonto y apagad el fuego!
Nami estaba muy nerviosa. No podía bajar del árbol y no tenía el Clima-tact. Y encima en los únicos que podía confiar eran en esos dos... Seguro que no le hacían ni caso.
―Chopper, tengo algo que contarte ―Usopp se puso serio―. Tengo la enfermedad de no-puedo-acercarme-a-ningún-fuego... Lo siento, ¡pero tendrás que ayudar tú a Nami!
Chopper se quedó con la boca abierta.¡El capitán Usopp había huido como un cobarde dejando a una señorita en apuros! Pero él no sería así. El gran doctor Chopper debía ayudarla.
Con su forma humana, el reno consiguió tirar a Nami del árbol. La dejó en el suelo y le curó las quemaduras más graves. Ahora lo más importante era apagar el fuego, que se había extendido a dos árboles más.
Corrió todo lo que pudo y llegó al mar.
―¡Usopp! ¡Dame todos los cubos que haya en el barco!
―No... No hay.
―¡Vamos cabrón, lo que sea!
Usopp le tiró al médico un barril, que éste llenó de agua y llevó a duras penas hasta el incendio, que poco a poco se iba extendiendo más.
Pero entonces, entre las llamas, vio algo imposible. Una sombra, y era de un reno, como él. De las llamas, una mano, o mejor dicho, una pezuña salió y lo obligó a entrar en el fuego.
Chopper no entendía nada. ¿Cómo podía estar dentro de las llamas sin quemarse? No sentía calor... ¿por qué? Y, más importante aun, ¿quién era el reno que estaba delante suya?
―No tengas miedo Chopper.
La voz era de una mujer. Chopper no se lo podía creer. ¿Por qué una renita lo había introducido en el fuego? Sin darse cuenta, Chopper volvió a su forma de reno.
―Chopper, espérame.
―¿Cómo que te espere? ¿Quién eres?
―Ssh... Espérame...
Y lo besó. Chopper no supo cómo reaccionar. ¿Qué debía hacer? ¡Lo estaba besando! ¿Por qué?
―Por favor, Chopper, espérame.
―Dime quién eres y te esperaré.
Ella sonrió.
―Solo tienes que saber, que no soy nadie sin ti. Espérame.
Y se fue alejando. Chopper sintió una punzada en el corazón. Y comenzó a correr detrás de ella gritando desesperadamente que volviera, que no quería que se fuera.


―¡Chopper!
El grito de su capitán lo despertó.
―¿Qué? ―de pronto, todo volvió a su memoria― ¡Ah!¡Fuego, rápido!
―¿Qué? ¿Dónde, dónde?
Chopper miró a su alrededor. Buscó el fuego por todos lados. Pero no solo eso... También buscó a aquella que le había robado un beso... ¿Quién sería?
―Chopper... Te has quedado durmiendo ―Nami le sonrió―. Lo habrás soñado.
―Un sueño...
―¿Qué has soñado Doctor-kun?
Chopper sonrió.
―Con una promesa.
Y, mirando como las nubes se movían lentamente, prometió que esperaría, esperaría hasta encontrarla.


Bueno, pues se acabó! :D Espero que les haya gustado y todas las críticas son bienvenidas! ^^ Un beso a todos :)

 

¡Hola chicos! :D
Bueno, como leí que pidieron continuación, y al volver a leer esto me vino la inspiración decidí hacerle continuación :3
Como mucho, muchísimo tendrá tres capítulos más como máximo... Y bueno, no me enrollo más. ¡Que lo disfruten! ^^

Hacía apenas dos días que la banda del sombrero de paja había dejado atrás Long Ring Long Land y la comida comenzaba ya a escasear.
―¡Luffy! ―gritó Sanji desde la cocina.
―Dihnfe ―contestó el capitán con la boca llena de comida.
―¡Qué dejes de comer ya!
Luffy salió volando de la estancia después de recibir una tremenda patada de su cocinero. En ese mismo momento, un pequeño reno salía de la habitación de los chicos dónde momentos antes ayudaba a Zoro con algunas heridas causadas por una de sus interminables peleas con Sanji. Así, ninguno de los dos pudo evitar el choque. Un impacto bastante grande, que obligó a los dos a rodar hasta chocarse con la pared del fondo de la estancia.
A duras penas, Luffy consiguió ponerse en pie. Por suerte para él, había caído encima de Chopper y el impacto no había sido tan fuerte. Todo lo contrario que para el renito. Cuando sus nakamas llegaron, poco podían ya hacer.
―Doctor-san... ―suspiró Robin al ver la escena.
Nadie más pudo pronunciar una sola palabra. En todo el barco sólo se escuchaban los sollozos de Chopper, que tirado en el suelo abrazaba lo que quedaba de su cuerno izquierdo. Debido al golpe, éste se había doblado y se había quedado clavado en la pared. El pequeño reno lo había sacado de ella y ahora se enrollaba a su alrededor.
De pronto, rompió a llorar como un niño pequeño. Aquel era su cuerno y no quería vivir sin él. La gente lo miraría peor de lo que ya lo miraban ahora.
Y, casi sin querer, por su mente pasó aquella renita que vio en sueños... ¿Qué pensaría ella cuando lo viera con un único cuerno? Seguro que no querría volver a acercarse a él. Porque Chopper sabía que ella existía, que no era sólo un producto de su imaginación. Sabía que cuando la encontrara ella no querría saber nada de él. Y menos ahora. Su llanto comenzó a hacerse más y más fuerte.
Ninguno de los allí presentes se atrevía a pronunciar una sola palabra y mucho menos a acercarse a su nakama... Hasta que el capitán dio el paso y habló.
―¡Hey! ―dijo agachándose hasta el doctor y enseñándole una de sus preciosas sonrisas que alegrarían a cualquiera― Por mucho que llores no se va a pegar.
Chopper levantó la mirada hasta la de Luffy y dejó a la vista de todos las lágrimas que recorrían su rostro. Volvió a bajar los ojos hasta su cuerno, que ahora reposaba sobre sus pequeñas pezuñas.
Sacando fuerzas de flaqueza, se levantó de donde estaba y, aún sollozando, salió corriendo de aquel lugar.
―¡Chopper! ―gritó Nami intentando detenerlo.
―Nami ―dijo el espadachín captando la atención de todos los allí presentes―, déjalo.
―Pero...
―No. Bastante tiene ya con haber perdido un asta como para que tú vayas a consolarlo diciéndole cosas que no sientes de verdad ―Zoro ni siquiera levantó la mirada del suelo. Simplemente se limitó a andar hacia la puerta dispuesto a seguir con su entrenamiento.
―No le iba a decir nada que...
―Calla ―sentenció Luffy―. Él tiene razón. Déjalo.

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El día transcurrió con normalidad. Ningunos de los tripulantes del Going Merry volvió a mencionar el tema del cuerno del reno. Nadie quería hacerlo sentir mal. Pero, por la noche, aquella renita volvió a aparecer en los sueños del pequeño Chopper.

―Chopper...
―¿Eh?
Se levantó de donde estaba. Giró para ver en qué lugar se encontraba y lo que vio lo asustó muchísimo. Estaba en una habitación infinita, totalmente blanca, y aquella voz parecía venir de todos lados pero de ninguno en concreto.
―Chopper...
―¡¿Dónde estoy?! ―gritó él aterrado.
―Tranquilo...
Chopper comenzó a correr desesperadamente intentando encontrar una salida. Entonces, se paro en seco. Comenzó a tocarse la cabeza para observar que su cuerno seguía sin estar allí. Se arrodillo en el suelo y comenzó a llorar. De repente, apareció delante suya la pequeña renita que hacía un par de días le había hecho hacer una promesa.
―¿Por qué lloras, Chopper?
Él levantó la mirada para poder mirar aquellos ojos azules como el mar que ya lo habían hipnotizado una vez.
―Mi... mi cuerno...
Ella sonrió. Para Chopper aquella sonrisa fue tan mágica que se obligó a si mismo a dejar de llorar. También se levantó para mirar a la chica que en ese momento le sonreía incansablemente.
―Cariño ―dijo tomándole de las manos―, no me importa. ¿No lo entiendes? Tú y yo estamos hechos para estar juntos y esto ―le soltó una mano para acariciar la poca asta que le quedaba― no significa nada.
―Pero... Ya no soy igual...
―¿Y qué? Tómatelo como un corte de pelo.
Los dos comenzaron a reír, aún cogidos de las manos. Poco a poco, comenzaron a acercarse y se volvieron a besar, algo más convencidos que la primera vez.
―¿Cuándo nos veremos? ―preguntó Chopper soltándole las manos.
Ella calló. No se esperaba esa pregunta. ¿Qué respondería? Sabía que pronto, pero no podía decírselo.
―Espérame...
Y comenzó a alejarse, igual que la última vez. Y Chopper volvió a correr detrás de ella gritando que no se fuera.

Y, en ese momento, un grito lo despertó.
―¡Tierra a la vista!


Y se acabó! ^^ Espero que os haya gustado y recordad que cualquier comentario y/o crítica es bienvenida! :D
Un beso!

 

Hola a todos:) Sabéis que yo vuelvo con las vacaciones, pues con el verano aquí estoy^^ Y vengo a darle punto y final a esta historia. A mi me gustan los finales tristes, así que este también es triste, lo sientop. Pero bueno, espero que os guste y eso. ¡Un besito!

La arena de la playa era blanca y fina, el sol estaba en lo alto del cielo, el agua el mar era tan cristalina que la banda de Sombrero de Paja no había podido evitar tumbarse en dicha arena y zambullirse sin previo aviso en aquellas aguas.
Chopper estaba mucho más animado. No podía evitar estarlo, después de aquel sueño y del apoyo de sus nakamas. En ese momento, él se encontraba jugando al parchís con Nami y Zoro.
―1, 2, 3, 4... ¡Te comí Zoro! ―gritaba feliz mientras saltaba― Me cuento veinte y... ¡gané!
―¡Oh! Chopper, volviste a ganar ―dijo Nami sonriendo, al tiempo que le pegaba un puñetazo a Zoro por haberse quedado dormido.
―¡Ah! ―gritó Zoro tocándose la cabeza y levantándose― Estoy harto de esto Nami, me voy a dar una vuelta...
―Te acompaño ―dijo Chopper sonriendo y, en un susurro apenas audible, le dijo a Nami―. Se perderá sin mi.
Durante el recorrido, los nakamas no se dirigieron ni una palabra. Cada uno iba inmerso es sus propios pensamientos.
Poco a poco, la distancia entre ellos fue mayor, hasta el punto que Chopper se encontró solo y perdido en el bosque. Volvió sobre sus pasos para ver encontraba una salida de algún modo, pero lo único que consiguió fue perderse aun más. Su corazón le latía muy deprisa, estaba verdaderamente asustado.
―Chopper...
Un susurro, pero que era muy conocido por el reno. ¿Qué estaba haciendo ella allí?
―¿Dónde estás? ―gritó girando sobre sí mismo― ¡Respóndeme!
Pero la voz no le respondió.
Chopper siguió buscando por todo el bosque durante todo el día. La tarde ya había pasado y el sol comenzaba a ponerse por el horizonte. Hacía horas que, incluso, había encontrado a sus nakamas pero él se volvió a internar en el bosque para buscar a la portadora de aquella voz.
―¡Te quiero esperar! ―comenzó a gritar mirando el sol poniéndose― ¡Pero es que no puedo! ¡Necesito saber donde estás!
―Detrás...
Chopper dio media vuelta y se encontró cara a cara con la chica que le robaba el sueño. Pero, aquella renita estaba distinta. Estaba llena de moratones, el vestido verde que tenía estaba rasgado, en sus ojos se notaba que llevaba horas llorando, en la boca esbozaba media sonrisa que apenas podía disimular lo que estaba sufriendo.
―¡Rápido, rápido! ¡Que alguien llame a un médico! ¡Un médico! Ah... Yo soy médico.
―Tranquilo ―dijo la joven riendo―, estoy bien.
―¿Qué... te ha pasado? ―preguntó Chopper verdaderamente preocupado y observando las heridas que presentaba.
―Ha sido ―la joven hizo una mueca de dolor, pero apartó a Chopper cuando éste intentó ayudarla― Shitetsu.
―¿Y quién es ese?
―Él... él es mi amo ―dijo con tristeza.
―¿Tu amo? ¡No puede ser! ―Chopper no se creía lo que acababa de escuchar.
―Sí ―contestó sonriendo―. Cuando se cabrea, suele pagarlo conmigo...
―¿Dónde está?
―¿Eh?
―¡¿Qué dónde está ese cabrón?! ―gritó sin poder contener más su furia.
―Aquí.
Chopper se giró para ve como un enorme trasto de hierro se encontraba detrás suya. ¿Cómo había llegado hasta ahí sin que él se enterara? No podía ser... Era enorme. Estaba verdaderamente asustado. Ojalá Luffy o Zoro estuvieran allí para salvarlo. Para ellos esto sería tan fácil.
―Chopper ―le susurró la chica al oído― sálvame de él.
El reno no necesitó nada más. Se tomó uno de sus caramelos y se convirtió en su forma humana. Se abalanzó sobre aquella máquina de hierro. Esta no se movió. Chopper chocó con ella y se calló de espaldas. ¿Qué coño era aquello?
―¿Eso es todo, pequeño?―le dijo Shitetsu riendo.
Chopper se levantó y siguió arremetiendo contra él, sin ningún resultado. Ni siquiera se había movido una vez. El reno había perdido ya la cuenta de las veces que había intentado golpear, pero no iba a dejar de intentarlo. Las fuerzas ya le fallaban. Una última vez, se repitió, esta vez será la buena. Comenzó a correr y volvió a embestir a la máquina. Nada. Cayó al suelo y volvió a su forma normal. No podía más. Le costaba respirar.
Entonces, la máquina se movió, acercándose a Chopper, que a penas se podía mover. Sonrió y levantó un pie para aplastar al pequeño reno. Entonces, la chica salió corriendo y se pudo en medio.
―¡Para, Shitetsu! ―le gritó llorando― ¡Déjalo por favor!
―Aparta.
―¡No, si lo matas a él también me matarás a mi!
―¿Es él?
―¡Sí!
―¿Chopper?
Los tres se giraron. El dueño de aquella voz era Zoro. Él aún no había encontrado a los demás y seguía dando vueltas por el bosque.
―¿Quiénes sois vosotros? ―preguntó el espadachín.
―Megumi, aparta ―Shitetsu se volvía a dirigir a la chica, para poder matar a aquel enano y hacerla suya para siempre.
―¡No!
Y entonces la máquina cayó al suelo. Zoro se había atado el pañuelo a la cabeza y, usando sólo dos de sus magníficas tres espadas, lo había tumbado sin esfuerzo. La chica, sin dejar de llorar, ayudó a Chopper a levantarse. Se abrazaron. Por fin podían estar juntos.
―¿Ya está? ―preguntó Chopper separándose―, ¿se acabó todo?
―Si, cariño.
―Eh, tortolitos, mirad esto.
Zoro había abierto aquel cacharro de metal y había sacado una especia de bicho rojo, muy pequeño.
―Es Shitetsu ―dijo Megumi―. ¿Es... está muerto?
―Creo que sí ―respondió Zoro―, no quería matarlo, pero al salir se ha cortado con con un trozo de la cosa esa.
―Chopper ―comenzó a decir Megumi―, lo siento.
―¿Qué dices?
―Teníamos un contrato.
La renita comenzó a desaparecer, a los ojos de los dos nakamas.
―¿Qué quieres decir? ―le gritó Chopper.
―Lo siento, si él muere, muero yo con él y no podemos estar a más de 30 metros, porque sino morimos, los dos.
―No te vayas ―Chopper ya estaba llorando.
―Te quiero.
―No.
―Mucho.
―Adiós, Megumi, te amo.
―Hasta siempre, Chopper.
Y se acercaron hasta besarse. Y ella desapareció. Y, así, terminó todo.

FIIIIIIIIIIIIN. Espero vuestros comentarios, os quiero <3