Ese... (Espectrofobia)

Tema en 'Relatos' iniciado por Knight, 15 Octubre 2015.

  1.  
    Knight

    Knight Usuario VIP Comentarista Top

    Libra
    Miembro desde:
    13 Mayo 2008
    Mensajes:
    2,911
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Ese... (Espectrofobia)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1527
    ¡Buenas gente! Este escrito lo hice para el concurso de origifobia, hasta ahora este es uno de los relatos que más he disfrutado hacer, me tocó la espectrofobia (miedo a los espejos) sin más que decir espero que les guste c:




    “La mejor forma de superar los miedos, señorita, es enfrentándolos. Tenga usted el valor para librarse de ese ser y encárelo esta misma noche.”

    Tan fluidas y confiadas fueron palabras que salieron de la boca de ese señor regordete y burlón, que pienso jamás podrá imaginar el terrible destino al que me ha guiado.

    Pero la culpa no es toda suya…



    Son infinitas las cosas que se pueden ver a través de ese maldito cristal, eternas e infinitas, como una fotografía plasmada en su fría superficie y que por más que lo ocultes y le rehúyas jamás podrás cambiar lo que contiene, todos ven algo diferente a través de él, pero lo que yo veo es…



    Alguien, no, algo, un rostro, un rostro que me aterra y al que no puedo evitar comenzar a temblar cada vez que paso cerca de una vitrina o una ventana por la calle. Cierro mis ojos repitiéndome a mí misma que no hay nada por lo que estar asustada, que aunque mirara el espejo, ahí adentro no habría nada.

    Aunque sé perfectamente bien lo que me aguarda si me atrevo a abrir los ojos y girar la cabeza.

    He soñado que logra salir de su prisión para acabar conmigo, como si no lo hubiera hecho ya con mi vida y mi mente.

    De mi familia no sé nada desde hace años, pues se hartaron de mi situación y mis extrañas manías. Pareja jamás… Mi condición no me permite cuidar demasiado de mí, como consecuencia he ganado mucho peso y mi rostro está totalmente dañado, mientras que la ropa tampoco me interesa demasiado. Con el tiempo aprendí a aceptar todas estas cosas, aunque algunas han sido más duras que otras.

    Mi rutina diaria no consiste en demasiado, el gobierno consideró que no soy una persona peligrosa para la sociedad, sin embargo la “ayuda” era algo necesario para mí. Por lo que después de ciertos procesos y papeleo metido, conseguí una pensión con la férrea condición de que asistiría a distintas terapias para tratarme. La otra opción era entrar a un asilo, no hace falta decir que no me agradó para nada la idea y logré librarme, aunque no sé por cuanto tiempo.

    Vivo en mi pequeño departamento y no salgo demasiado, gasto mis días enteros en la web y hasta ahora solo he sobrevivido porque aún no me ha llegado la hora.

    Me gustaría tanto cambiar eso.



    Se hizo de noche y comencé a darle vueltas al asunto como siempre lo hago antes de acostarme, cuando en un destello mental recordé las palabras de esta mañana y pensé que, el psicólogo aunque no entendiera nada, estaba cargado de razón. ¿Qué persona es mejor consejero que alguien que no sufre de tu mal y puede encontrarle solución fácilmente? Me levanté de mi cama y me dirigí al baño en el cual el espejo está siempre tapado con un trapo, pero esta vez no… Cuando llegué de la sesión entré y saqué el trapo antes de salir corriendo sin mirar el espejo. Pues estaba decidida a seguir las indicaciones del hombre esta misma noche.

    Fui abriendo los ojos gradualmente, mientras me situaba frente a mi némesis. Mientras repetía una y otra y otra vez en mi mente las palabras del doctor.

    “Verá que una vez que lo enfrente, se dará cuenta de que no hay nada ahí adentro” “y por ende, no habrá nada que temer”

    Abro los ojos y observo… lo miro, cada esquina, cada detalle, está ahí y lo observo… ¡Observo, observo, observo!



    ¡Dios mío! ¡Maldita sea la lengua llena de mentiras! ¡Maldita sea!



    “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer”

    “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer”

    “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer”

    “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer”

    “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer” “Nada que temer”



    ¡Pura mierda! Lo que yo veo en ese espejo helaría a cualquier hombre que se pusiera detrás de mis ojos.

    Es terrible la cantidad de miedo y la desesperación que te causa una cosa tan simple, y peor aún es tener la certeza de que no puedes hacer nada para remediarlo; y que justo detrás del miedo eterno que te atraviesa el pecho también existe la pureza del odio, porque no puedo evitar no odiar a la vida a la que algún hado me condeno, odiar a lo que habita a través del espejo. Odiarme a mí por no ser capaz de destruirle.

    De un momento a otro comencé a sentirme mal y la desesperación comenzaba a invadirme de nuevo, presa del pánico arrojé mi cepillo a ese maldito cristal, que cayó de su marco y esparció de sus restos por todo el suelo.

    ¡Maldito seas! ¡Ahora tus miles de pedazos me observan!

    Apreté mis ojos al borde de la locura como si al cerrarlos todo lo que estaba frente a mí desapareciera, temblaba mucho y por mi mente no pasaba otra cosa el pensamiento de que quería salir de ese lugar cuanto antes, y sin pensar demasiado emprendí el paso, pero al intentar caminar mis pies se cortaban con los pedazos de vidrio roto haciéndome emitir chillidos graduales, a cada paso que daba me cortaba más y más. Pero por más que se me desgarraba la piel no abrí mis ojos. ¡Pues por más dolor y miedo que sintiera, no lo vería de nuevo!

    En un momento todo el suelo se tornaba pegajoso y espeso, mientras que el ambiente se impregnaba del penetrante olor de la sangre.

    Lloré, lloré y grité como nunca. Rogando por ayuda, rogando por mi vida, imaginando que de un momento a otro alguna persona de los departamentos contiguos me escucharía y vendría a auxiliarme, pero nunca pasó nada, pensé que estaban tan acostumbrados a escucharme llorar y gritar que no se les hacía extraño que lo hiciera ahora. Exhausta y con la garganta ya dañada, me arrinconé y me dejé caer al suelo; en donde, con los ojos aún cerrados y sintiendo las punzadas de mis heridas creo que pude reemplazar el miedo por el dolor. Lo que me permitió juntar el último valor que me quedaba para abrir mis ojos de nuevo.

    Como pensaba, el suelo estaba tapizado de sangre y pedazos del espejo roto, y encontré una extraña calma en ese fuerte color escarlata lo suficiente para dejar mi mente en blanco y miré hacia un punto invisible durante mucho tiempo. No sé por cuánto he estado aquí, pero creo que jamás volveré a ver la luz del sol.

    Miré a mi izquierda y me di cuenta de que había un largo y puntiagudo pedazo de cristal a mi costado, singularmente hermoso… Lo tomé entre mis manos y lo contemplé durante un rato.

    ¿Existirá salvación alguna para un alma cobarde como la mía? Pensé por un momento en las historias que nos cuentan en la iglesia, sobre la salvación eterna, y el cristo crucificado que vela por nosotros. Del bendito cielo hacia donde van todas las personas buenas, y por un segundo creí que si terminaba yo misma con toda esta basura, sería libre e iría a un buen lugar. A un buen…

    Y bonito lugar…



    Pero la realidad me azotó con todas sus fuerzas, quitándome la poca esperanza que guardaba.

    Entonces rompí a llorar de nuevo porque me di cuenta, de que aunque lograra escapar de ese baño ensangrentado jamás podría librarme de aquel monstruo, que por más que corriera y me escondiera nunca escaparía de él, pues aún sin voltear a mirarlo al cristal sabría que está ahí, por que camina conmigo, porque está conmigo a donde quiera que vaya. Porque jamás me soltaría.

    Porque aunque si muriera y me pusieran en un frío féretro, él seguiría conmigo. No importa lo que haga, no importa lo que diga y lo que piense, jamás se irá. No se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá, no se irá.

    El vidrio roto en mis manos también lo contiene, lo miro fijamente durante mis últimos segundos de vida, resignándome a lo que me depararía a continuación. Aceptaré el infierno del otro lado, no pienso seguir en este baño ¡Ni un minuto más! Moriré mirando a ese…



    Ese…



    Ese monstruo horrible y asqueroso, posando sus ojos en mí, tan quieto, con esa expresión horrorizada y esos ojos oscuros, enormes y vacíos. Extendiéndome sus brazos al otro lado, sonriente y cínico, contento de haber cumplido con su acometido. Dándome la bienvenida a una eternidad junto a él. Mirándolo por siempre y para siempre, a ese cuerpo, ese rostro. ¡Ese monstruo!



    Mi reflejo.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  2.  
    Pumpkin Queen

    Pumpkin Queen Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    21 Julio 2015
    Mensajes:
    37
    Pluma de
    Escritora
    Ayyy que decir, partiendo por la ortografía y esas cosas creo que no tuviste ningún error, y si lo tuviste pasó desapercibido.

    Algo que me hizo ruido (Además de lo que ya te dije por interno), es que al momento de contemplar el suicidio la prota define el trozo de cristal como "hermoso", me pareció algo... extraño, siendo que hasta ahora no tenía nada más que adjetivos negativos para el espejo y sus derivados.

    Y ahora sí, en cuanto a la historia... Lo he amado, y es que de verdad. La desesperación de la prota se siente verdadera, puedes sentir que algo la aqueja en lo más profundo. Mi primer pensamiento fue ese, que lo que tanto detestaba era simplemente su reflejo, pero a medida que la historia avanzaba empecé a dudar hasta el punto en que ya no sabía si sería eso o no, creo que eso aumento el poder del final.

    No tengo mucho más que decir, de verdad me encantó, es verdad que para algunas personas el peor miedo imaginable no es más que ellos mismos. Me gustó como te desenvolviste con este texto <3
     
    • Fangirl Fangirl x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso