Ese estúpido gato. -nalu-

Bien, escribí esto hace tiempo, pero no me decidí a publicarlo hasta ahora. Creo que he cambiado bastante la forma de escribir desde entonces, pero espero que os guste <3

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No es que Lucy odiase a Happy. Todo lo contrario, lo quería como a un hijo: podía gritarle, echarlo de su casa a patadas cuando entraba sin permiso junto con Natsu o incluso tirarle de los bigotes cuando insinuaba que se gustaba con el pelirrosa; pero a pesar de todo eso, era una de las cosas que más apreciaba en el mundo.

Pero últimamente ese gato estúpido se estaba pasando de la raya. Durante toda la semana había estado volando a su alrededor, acosándola cuando intentaba escribir su novela y durmiendo a los pies de su cama todas las noches.
Y se estaba hartando.

Ella entendía que el pequeño gatito se sentía sólo sin Natsu, el cual había sido llevado a rastro por Erza a un juicio en el consejo debido a la masiva destrucción de la última ciudad en la que habían trabajado; pero Lucy necesitaba espacio. Una noche, una hora, ¡un minuto! ¡Un maldito minuto!

Así que cuando la cabeza de Lucy no daba para más y creía que iba a ahorcar al gato que volaba sobre su cabeza en el gremio, soltó un grito y de un salto abandonó su silla en la barra.

—¡Happy Dragneel! ¡Quieto ahora mismo! ¿Quieres decirme qué se supone que estás haciendo?

El neko sonrió y sobrevoló la cabeza de la rubia una vez más.

—Te estoy cuidando, Lucyy~.

Una gotitita resbaló por la nuca de la rubia. Se mosqueó.

—¿¡Qué!? —la rubia prácticamente escupió las palabras a Happy, con fuego creciendo en sus ojos.

"Es el estrés, —se dijo— las noches durmiendo mal, la falta de inspiración. No pasa nada, Lucy."

—Natsu me dijo que tenía que estar contigo todo el tiempo —el gato llamó su atención—, cuidándote, vigilándote para que el pervertido de Gray no se te echase encima y, sobre todo, durmiendo en tu casa para protegerte de las pesadillas ahora que él no podía hacerlo. —el gatito rió— Sí, esas fueron sus palabras.

Lucy creyó escuchar un "se gusssstan" típico de Happy, pero el sonrojo le llegaba tan hasta las orejas que perfectamente podían ser imaginaciones suyas.

–¿Qué? —balbuceó, sin nada que poder añadir. Happy aterrizó en la silla que antes había ocupado la rubia.

—Te he estado cuidando por Natsu, Lucy. —bajó su cabecita— Y tú me has tratado muy mal~ —ella lo miró sintiéndose la peor persona del mundo por haber pensando en cargarse al gato.

—Happy, yo... —el neko estiró sus bracitos hacia ella.

—¿Abrazo?

Lucy sonrió y el gato se acomodó en sus brazos, entre sus pechos. A pesar de todo, Happy era como un bebé.

—¡Ya hemos vuelto!

Las puertas del gremio se abrieron de par en par y un Natsu escupiendo fuego y una Erza cargada de equipaje entraron al gremio.
La cara del pelirrosa se volvió un poema.

—¡HAPPY! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?

—Cuidando a Luce. —un murmullo y una risita malvada se oyeron de entre los pechos de la rubia.

—¡Debías cuidar a Lucy de eso! ¡Tú, pervertido! —Natsu cogió al gato y tiró de él hasta que se despegó de ella.—Bien, tomo el relevo otra vez. —entonces, sorprendiendo a gran parte del gremio, Natsu se abrazó a Lucy.— No te preocupes, Luce, nadie va a tocarte mientras yo esté aquí. —murmuró él sujetando a la chica por la cintura medio balanceada en el aire, con su cara entre las grandes prominencias de la muchacha.

El gremio entero se reía de la situación mientras la camarera demonio apuntaba todos los detalles para luego publicarlos en la Sorcerer.

Y la rubia, que ya no daba para más de sonrojo, cayó redonda.