ESCUELA POKÉMON (Rol Tutorial) Afuera: Ciudad Lienzo La escuela donde todos los nuevos entrenadores se gradúan. Aquí acudiréis para aprender a manejaros en el rol, ¡la práctica difiere de la teoría! No hay pokémon salvajes en esta zona. No hay requisitos para salir de esta zona.
Miré la mesa de profesor en la que me sentaba. Hace cinco años, yo estaba donde estarían en breve esos alumnos, en las sillas, ansiosos por oír al antiguo campeón de la Liga de Torneos. Y ahora, ese campeón era yo. Ni yo mismo puedo creérmelo. ¿Cuántos vendrían a verme hoy? Me dijeron que quizá algunos alumnos tarden en llegar, que quizá no venga ninguno, o quizá vengan todos. Bueno, esperaré. Estaba ansioso por enseñarles a esos chicos, a los nuevos entrenadores, cómo combatir. Posiblemente, uno de ellos fuese el futuro campeón.
Corrí pensando que llegaría tarde, no quería hacer eso el primer día ¡NI MUCHO MENOS! Llegué a la entrada, y descasé un poco, ahora tocaba entrar a la clase que me asignaron para las clases. Fuí acercándome, y cuando entré, sólo encontré a un chico sentado en la mesa del profesor. --Emmmm... Buenos días.--Saludé, por educación.
Alcé la mirada, y vi a una chica que acababa de entrar, algo apresurada. Saludó cortésmente, diría que algo sorprendida de verme allá sentado, ¿me habría reconocido? Pude notar como en sus manos llevaba una pokéball y una pokédex, seguramente las acababa de recibir. No hay duda de que era una de las que habían logrado aprobar el duro examen teórico de la escuela de pokémon, y se la veía ansiosa por empezar las clases prácticas. ¡Pero qué demonios! A ver, yo sé combatir y tal, pero de saber hacerlo a enseñar hacerlo… no comprendo por qué le toca a los campeones de años anteriores dar las clases prácticas. En fin, tendría que sacar mi vena de profesor. --Eh, sí –dije, algo nervioso–. ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué pokémon has escogido? –mal, Irvine, mal. Se va a incomodar de tantas preguntas juntas, ¿qué clase de campeón eres?
Por las preguntas, pude saber que era el profesor, y como mi superior, tuve que contestar. --Emmm... Me llamo Destiny, y he escogido a Charmander.-- Contesté con una sonrisa, no quería quedar mal.
Caminaba tranquila, era mi primer día y llegaba tarde, lo sé, pero me daba igual, ya no llegaba, no hacía falta matarse a correr, de todos modos, tenía sueño y ni podía tenerme en pie. Amo los Pokémon y eso, pero, ¿tener que levantarme pronto? Pfff, ni hablar, ni aunque fuera por mi Pokémon, el madrugar era y es, mi peor enemigo. Entré, con legañas en los ojos, bostezando, pero saludando: --Buenos días... --dije, en mitad del bostezo, tenía buenos modales, pero el sueño hacía que no lo fuera. Al menos, me puse la mano delante de la boca, que no digan que eso no es de buena educación.-- Siento el retraso... --di una reverencia y los cascos cayeron de mis orejas. ¡Maldición, diablos, demonios! ¡Me olvidé de quitarme los cascos al levantarme! Agh, mi manía de dormir escuchando música con el ordenador, y como voy cómoda con los auriculares, no me di cuenta.
–Charmander, un pokémon de tipo fuego, catalogado como ágil, podría ser considerado el peor de los iniciales en un principio por sus mediocres atributos, pero merece la pena por la fuerza de sus evoluciones –hablé muy apresuradamente, no podía evitarlo. Era pensar en pokémon, y me salían los datos disparados de la boca. Charmander. Esa chica escogió un Charmander, ¿por qué?, pensé. Quizá porque gustaba de la agilidad más que de la fuerza bruta o la defensa. ¿Y por qué uno de fuego? ¿Quizá por crecer más rápido los iniciales de este tipo que los de planta o agua? Me rasqué mi cabello con mi mano izquierda, mientras sonreía algo avergonzado. Esa chica iba a pensar que estoy loco. –Bueno, pues me presentaré yo también –dije–. Soy Irvine, el campeón de la segunda Liga de Torneos de Galeia. Y estoy aquí porque –porque me obligaron, en realidad– quiero enseñaros a cómo combatir. ¡La práctica no tiene nada que ver con la teoría! –miré entonces alrededor, y pude notar como nadie más ocupaba ninguna silla. –¿Sólo has venido tú? –pregunté. Como si me oyeran; justo entonces entró otra soñolienta chica que bostezó con energía nada más entrar, con unos auriculares colgándole. Ah, la curiosidad me mataba. –Ah, ¡bienvenida! –le dije –. ¿Cuál es tu nombre? ¿Y qué pokémon escogiste? –pregunté, apresurado. Irvine, contrólate. Que le vas a dar mal rollo a estas chicas.
--Yo lo escogí, porque si lo entrenas bien, puede ser rápido. Además, sus evoluciones apenas fallan y son bastante potentes. Nunca hay que juzgar a un pokémon por su apariencia o forma de ser, todo cambia al pasar el tiempo.--Le expliqué. Luego me hizo otra pregunta, pero cuando iba a responder, apareció otra chica. ¡Menos mal! ¡No iba a estar sola!
Supe que era el profesor. No pude evitar sentirme avergonzada por la escena anterior. --Oh, --desperté un poco.-- me llamo Jenna --sonreí de oreja a oreja, ahora haría todo lo que fuera por remediar lo de antes.-- y escogí a Chimchar. --ladeé la cabeza estaba levantando un pulgar mientras la otra mano se deslizó a mi cadera, haciendo una pose. Conservaba mi sonrisa, con energía.
—Chimchar, otro ágil de fuego, la perfecta combinación entre la velocidad de Charmander y la fuerza de Torchic, lástima que flaquee en resistencia —volví a decir; tenía que aprender a controlarme. Miré a mis dos alumnas, y entonces dije: —Bueno, si no va a venir nadie más, será mejor que empecemos con la clase práctica, ¿os parece? —miré por la ventana—. Saldremos al patio, no creo que sea buena idea practicar aquí dentro.
Las imágenes de una lucha en el interior pasaron por mi cabeza.... La sala quedaría totalmente destruída... --Bueno...mala idea no es, no quiero ver todo esto... Destruido.--Asentí, mirando los alrededores. Ahora sólo quedaba la aprobación de la tal Jenna.
Salí de mi casa apresuradamente y fui corriendo a hasta el sitio donde me estarían esperando mis compañeros y el Campeón. Corrí por las calles intentando no tropezarme con nada y yendo lo más rápidamente posible. Al entrar casi me caigo y me como el suelo. -¡Perdón por la tardanza! Es que...anoche por la emoción no pude dormir y...-hablaba atropelladamente mientras intentaba recuperar el aliento. Vi a otras dos chicas en la sala junto, a lo que yo supuse, sería el Campeón-¡Lo siento mucho!
Justo cuando nos disponíamos a salir, entro otra chica más. Al paso que íbamos, todas mis alumnas iban a ser chicas. Se disculpó muy apresuradamente. —Oh, tranquila, llegas justo a tiempo, íbamos a bajar ahora —dije—. Las clases prácticas comenzarán enseguida, pero en el patio, obviamente —miré a mis tres alumnas y dije—. Bajaremos, ¿de acuerdo? Mientras comenzaba a andar, le pregunté a la nueva: —Y dime, ¿cuál es tu nombre? ¿A qué pokémon has escogido?
El Campeón me dijo que no llegaba tarde y que íbamos a ir al patio para practicar. Los nervios afloraron en mí pero no dejé que me conquistarán. -- Menos mal -- suspiré y empecé a respirar con más normalidad-Me llamó Emily y he escogido a Tepig- respondí sonriente mientras lo seguía hasta el patio
Mientras bajábamos las escaleras, la nueva iba junto a mí mientras las otras dos se quedaban algo atrás. Me contó que escogió a Tepig. ¿Otro de fuego? ¿¡Todas van a elegir pokémon de fuego!? –Tepig. Un pokémon equilibrado con buenos stats en todo, quizá algo bajos en resistencia. Su salud sin duda sobresale, diría que es la más alta de los starters, lo cual compensa su no tan alta resistencia –le dije, rápidamente, emocionándome otra vez con el asunto de los pokémon nuevos. Abrí la puerta del patio, y la luz del sol golpeó con fuerza. –Vamos, ¿quién quiere ser la primera en practicar? –dije con una sonrisa y la cabeza inclinada.
Hice como que apuntaba toda la información en un cuaderno mientras sonreía. -Esa información nunca viene de mal -le dije- Y por si te lo preguntas...me fascinan los pokémons de tipo fuego...¡son mi pasión! Salimos afuera y el sol nos golpeó con fuerza. –Vamos, ¿quién quiere ser la primera en practicar? –nos preguntó con una sonrisa y la cabeza inclinada. -...-no estaba muy segura de aceptar o no...pero si no se practica no se va a conseguir nada. Levanté la mano-¡Yo! ¡Pero no seas muy duro conmigo!
Contenido oculto Trata de no reproducir las palabras del otro, solo contesta y ya, y sigue la línea temporal que deje el otro, es decir, si yo acabo mi post diciendo que el sol golpea con fuerza, inícialo así tú J La chica alzó la mano con ganas, era aquella del Tepig, si no me equivocaba. Tenía al pokémon perfecto para pelear con ella. –Tranquila, será una batalla de muestra –sonreí, mientras agarraba la ball de uno de los tres pokémon que tenía preparados para la ocasión, pokémon recién capturados–. Lo que ahora vamos a hacer tú y yo es una “batalla callejera”, como se denominan. Estas batallas son batallas no oficiales que probablemente tengáis a todas horas durante vuestro viaje –hablaba para todas, pues era un tema que debía interesarle–. Ya sabéis que muchos entrenadores tienden a pararte en mitad de tu camino y retarte a batallas… es más, podréis entre vosotras tener este tipo de batallas. Me aclaré la voz antes de seguir. –Normalmente, no hay reglas preestablecidas, pues en las batallas callejeras las reglas las elije el retador. Antes de una batalla callejera, quien te rete te dirá el número de pokémon que se usarán, si se permiten cambios, y si será o no una batalla con apuesta –noté que esto último no lo comprendieron muy bien, así que me extendí un poco–. Las batallas callejeras sin apuesta aportan 300 puntos al vencedor y nada al perdedor; con apuesta, el retador puede elegir cuántos puntos se juegan; el que pierda perderá esa cantidad de puntos y el que gane los ganará –esta vez parecieron comprender. Yo seguí hablando–. Una cosa que siempre se cumple en este tipo de batallas es que el que la solicita envía pokémon primero y también ataca primero. Pero bueno, no quiero que esta sea una clase rollazo, así que, ¿pasamos a la acción? Yo te ayudaré, tranquila, ehm, ¿Emily? –no estaba seguro de si acerté con el nombre–. Por esta vez no habrá beneficios ni pérdidas, y como convoco yo la batalla, yo saco primero, luego sacas tú a tu pokémon y a continuación ataco yo. ¡No te olvides de registrar en tu pokédex la ficha de tu pokémon! Es importante, debes hacerlo siempre que tengas cualquier combate. Iba a empezar la clase práctica, tras mi largo discurso. Lancé la ball, y de ella salió mi pokémon: un Dratini sin entrenar. Dratini: Dragón (Potente) Salud: 82 Fuerza: 114 Resistencia: 95 Agilidad: 1/1 (50 de Velocidad) Movimientos: -Malicioso (Baja 5 resistencia rival) -Onda Trueno (Causa parálisis) -Furia Dragón (Potencia 30, Dragón) -Acua cola (Potencia 40, Agua)
Contenido oculto Vale, entiendo. Lo siento u.u es que estoy nerviosa xD -¡Muy bien!-respondí emocionada-¡Adelante, Tepig!-lancé la Pokeball y de ella salió mi único pokémon. TEPIG: Fuego (Equilibrado) Salud: 130/130 Fuerza: 108 Resistencia: 90 Agilidad: 1/1 (45 de Velocidad) Movimientos: -Placaje (20 Potencia, Normal) -Ascuas (30 Potencia, Fuego) -Malicioso (Baja 5 Resistencia rival) -Rizo defensa (Sube 5 Resistencia Propia)
¡Maldición, maldición!, se me hacia demasiado tarde, el despertador no había sonado y mi pequeño compañero tampoco, corría a toda velocidad por las calles intentando no arrollar a alguien mientras corría, cuando por fin llegue abrí la puerta de golpe para entrar — Perdón por el... — me detuve al ver que no había nadie en el salón de clases. Dirigí la mirada a una puerta que al parecer conducía a un patio, sin mas que hacer salí de forma silenciosa al notar que acababa de empezar una batalla pokémon, y yo no quería interrumpir ya que podria ser interesante
Iba caminando con paso lento y sereno hacia la escuela, solo me faltaban unas cuantas cuadras y yo no tenía prisa por llegar, tampoco tenía idea de si estaba retrasado o por el contrario iba temprano, pues no tenía un sólo reloj en mi casa. Total, me daba igual a que horas llegará, al gual que la reprimenda que recibiría por haber ido en pillama a la clase. Después de un rato llegué a la escuela, me dirigí al salón que me habían indicado el día anterior y abrí la puerta con calma, al entrar miré a mi alrededor y sonreí. No había nadie, había llegado temprano.
