de Inuyasha - Escudriña tu corazón

Escudriña tu corazón

“Escudriña tu corazón”... esas fueron las palabras de mi madre luego de que colgué el teléfono terminando la conversación con Kouga.

-Escudriña en tu corazón y verás que lo amas.
-¿Por qué dices eso mamá?
-Tú sólo hazlo y verás.

Escudriñar... Escudriñar en mi corazón para encontrar la respuesta. No pude más que sonreír ligeramente con una mirada perdida y negando con la cabeza, para seguir haciendo esas tareas atrasadas de la universidad, pero era mentira, sólo fingía estar haciendo algo, fingir para que mi madre no supiera que pensaba en sus palabras.

Escudriñar en mi corazón... ¿de qué me sirve escudriñar ahora? De qué me sirve escudriñar ahora, si mi vida está atada a Inuyasha por lazos tan fuertes como son el tiempo, el cariño y sobre todo la costumbre. De qué me sirve escudriñar ahora que ya no soy la Ahome que tenía infinidad de sentimientos y emociones para dar. De qué me sirve escudriñar ahora que me hundo el los despojos de dignidad que me quedan luego de permitir tantas ofensas de parte del que me juró amor eterno a mí y sólo a mí.

Qué tonta fui al no darme cuenta de que todo acabaría así. Por qué no reaccioné a tiempo a ver a Kouga, un hombre que tenía la libertad de decir “Te amo y te quiero para mí” en comparación con Inuyasha que se decía amarme, pero apenas ella hablaba se olvidaba por completo de mí y se iba de mi lado.

Ya no me queda nada que dar, nada que ofrecer, nada que sentir, porque todo lo que tuve... a Inuyasha se lo di, y todo lo que sentí por él, ya jamás tendrá valor para mí porque sé que el amor es algo pasajero, una confusión, algo que te encierra, te envuelve y lentamente envenena con enajenación para llenarte por completo y luego morir sin que te des cuenta y dejarte totalmente vacía.

Inuyasha... mi alguna vez amado Inuyasha, ya ni si quiera por él siento algo, todo murió por sus golpes, sus insultos tratando de disimular su infidelidad, todo se fue con sus maltratos diciendo que era mi culpa, que no confiaba en él, toda su psicología barata tratando de que así lo sintiera, que todo era mi culpa.

Escudriñar... de qué me sirve escudriñar ahora. Inuyasha dice que ya no se ve con Kikyou, suplicó que lo perdonara y prometió no volver a lastimarme nunca. Hay mamá... si tú supieras... Lo perdoné porque sé que no puedo vivir sin él, no porque lo ame con locura, sino porque estoy tan acostumbrada a él que se ha vuelto indispensable. Lo perdoné por miedo a la soledad, lo perdoné por miedo al qué dirán, por miedo al “te lo dije”.

En cuanto a Kouga, no mamá, no lo amo. Ya no creo en el amor, sólo sé que es una persona que vale mucho, mil veces más que Inuyasha, pero no tengo nada que sentir para él.

Escudriñar... escudriña tu corazón. Madre... ¿y de qué me sirve escudriñar ahora?