Es culpa de Sherlock.

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Ana inukk, 22 Febrero 2014.

  1.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
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    14 Abril 2012
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    2,526
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Es culpa de Sherlock.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1296
    Para la actividad ¿Acaso nos conocemos? junto a Unimar , aquí esta Kai Stavros .​


    Mi mirada pasea por la estrecha calle, delicadamente empedrada, donde los carruajes pasan sin cesar. El sonido de los cascos de los caballos y el rugido de los motores de los autos me tienen más que mareada, por lo que apuro mi paso hasta el lugar de reunión, el numero 221B de la calle Barker.


    Ajusto mi suéter, ya que el invierno se acerca a paso marcado calándome hasta los huesos; sin saber todavía el porqué Sherlock me concertó una cita con una mujer, de las que tanto desconfía, en su propia casa.


    Fui mucho tiempo la protegida de Irene Adler antes de su lamentable muerte, lo que me llevo a conocer a Holmes prácticamente desde que tengo uso de razón. Recuerdo tener que mirar hacia arriba para encontrar un trigueño rostro demasiado delgado y aunque he crecido mucho, todavía soy más baja que el por medio pie. He aprendido de él tanto como de Irene y el Sr. Watson a promovido nuestros frecuentes encuentros, quizás crea que las discusiones intelectuales son demostraciones de afecto casi paternal.


    Al llegar al piso, toque secuencialmente la puerta; golpe, pausa, golpe, golpe, golpe, pausa, golpe, golpe. Antes de poder entrar me abre la Señora Hudson.


    —Señorita— la elegante mujer me saluda y se aparta apenas hago un asentimiento, sin demasiadas ganas de hablar.


    —¿Cómo ha estado? ¿Holmes ha permitido que duerma en paz?— allí se va mi silencio, jamás he sido capaz de no intentar agradar a los adultos, cuestión de conveniencia quizás.


    —Magníficamente, gracias por preguntar, desde que se ha ido hace un par de semana todo ha sido tranquilidad— siempre formal y predecible me invita a comer algo, lo cual agradezco.


    —Un café, algunas galletas del detective y si pudieses dejar el almuerzo sería estupendo, tengo visitas pronto.


    —Debería leer la nota que dejo el Sr. Watson en el recibo— me dijo antes de ir a preparar lo que le he pedido.


    —Gracias— vuelvo a lo mismo, en estos momentos mis continuos agradecimientos serian despreciados con alguna burla. Me dirijo hasta la nota, escrita con caligrafía impresionante, leo sabiendo que es obviamente dictada por Holmes.


    << Te has de encontrar con una mujer, que prefiero evitar, debes conocerla a fondo de manera personal. Una periodista te ayudara con eso, a ella también la recibirás aunque tiene órdenes de quedarse poco>>

    <<Para: La niña>>


    Esa es la mayor explicación que recibiría, como supuse me están usando para evitar una reunión poco deseable. Como detesto ese apodo que he tenido siempre de su parte, ya que mi mentora es “La mujer” yo he sido durante mis quince años “La niña”, sin embargo es un titulo bastante respetuoso para él, en comparación a como otras mujeres son llamadas.


    Por primera vez me han dejado una misión en solitario, ni en los trece años que estuve con Irene (después de que mi madre, una profesora de la universidad de Oxford, muriera) ni estos dos años sin ella me habían permitido tales confianzas.


    Escucho dos voces en la sala, una de ellas no la reconozco, me he sumido en mis pensamientos demasiado nuevamente. Coloco la nota en el bolcillo de mi pantalón, distingo mientras me acerco solo frases cordiales y que preguntan por mí.


    Ya está en mi campo de visión una mujer probablemente asiática de ojos pequeños, cabello negro, lentes de pasta, piel blanca y bastante bajita.

    La Sra. Hudson sale hacia la cocina entre antigüedades, me acerco a presentarme.


    —Ana Bel Cherry— le saludo estrechando su mano con una sonrisa que pocas veces abandona mi rostro.


    —Unimar— de verdad que ha de ser un extraño nombre, para una extraña mujer que solicita ayuda del más extraño caballero.



    Antes de que pudiese entablar alguna conversación otra voz hace eco en la casa, con pasos presurosos una dama de cabello rojizo intentando colocarlo en su lugar hasta que se rinde atándolo en una coleta, como la entiendo pues mi melena también algo roja entre mechones castaños es algo indomable aunque realmente prefiero agitarla antes que atarla, así los rizos se forman mejor. Por su cara de sorpresa pienso que jamás había entrado en tan atestada habitació.


    ―Un placer ―extiende su mano hacia nosotras, soy la primera en estrecharla―. Este sitio me insta a ser formal. Lástima que no pueda estar mucho tiempo.


    Nos entrega a cada una un papel con palabras impresas, supongo que será alguna clase de entrevista


    ―Unimar, Ana, un placer, sinceramente. Si tuviese el tiempo charlara más, pero no lo tengo lastimosamente. Lo más pronto posible les haré entrega del resto de la consigna— no tengo muy claro a que se referiría, supongo que ya tiene instrucciones de cómo proceder.


    Sale rápidamente intentando no tropezarse con todo cacharro que se encuentre cerca cosa que no logra fácilmente, la veo nerviosa al salir del lugar, quizás este no sea el mejor sitio de reunión.


    Con palabras cada vez más corteses nos sentamos en una mesa donde ya estaban dispuestas dos tazas y un platón de galletas, ¿acaso tendré que compartir? Como odio hacerlo si estoy obligada. Una de las bebidas es más obscura mientras la otra tiene cierto olor a limón y hierbas.


    —¿Le agradaría discutir algo de las preguntas?


    —Claro, podemos conversar mientras tomamos el té.


    —Café en mí caso y si desea, adelante tome una galleta.


    —Combinarlo seria delicioso.


    Estuvimos hablando animadamente durante unos minutos o precisamente hasta que las galletas vieron su fin y la Sra. Hudson se digno a interrumpir.


    —Las damas desean que le sirva el almuerzo— yo espero calmadamente a que la de cabello obscuro responda.


    —Si claro que si— respondió de una manera no muy formal cuestión extraña por el trato siempre distante de la casera.


    Nos sentamos a la mesa del comedor donde había varios tipos de pasta con queso ricota y espinacas. Las dos voces se alzaron a la vez.


    —Mi favorito— nos reímos de aquella similitud y de la coincidencia de que haya sido preparado justo ese plato. Tomamos distintas pastas, ella prefirió las láminas más largas usadas para la lasaña mientras yo prefiero cuadrados pequeños llamados tortelonis con salsa blanca que estaba en la mesa como acompañante.


    —¿Ha escuchado sobre el destino basado en las estrellas? Lo llaman signo zodiacal y lo dan por el mes en el que se halla nacido— hable para llenar esa incomoda pausa después de servirnos.


    —Si lo he escuchado, mi signo es la balanza.


    —Otra coincidencia que también sea libra, como les llaman algunos.


    Durante el resto de la cena encontramos muchas otras semejanzas, como: preferir panes dulces por su deliciosa combinación con el salado, su color favorito era el negro el cual es el segundo mío después del rojo y es muy activa en actividades sociales muchas veces mal vistas como la escritura al igual que yo.


    Sin embargo somos tan distintas como es posible; es metódica, centrada y organizada (mi cabeza es contrariamente cambiante, diría que distraída), no sabe bailar muy bien (esa es mi pasión, el amor de mi vida) y según algunas anécdotas que contó siente gran afecto hacia su padre cosa que yo jamás podría decir si deje de saber de él más de una vez al año cuando tuve la edad de tres (desde que tuve par de meses viví con Irene).


    Después de terminar la cena la señora H. se acerco a ofrecernos un postre a lo que yo respondí animadamente.


    —¿Ha dejado crema helada el caballero?— otra afirmación.


    —¡Sí!— dije en un grito de victoria que hizo saltar a mi visitante de su lugar —es exquisito, no tengo idea de cómo lo prepara, pero es algo que Holmes siempre hace durante el invierno. Por cierto ¿Cuál es su relación con Sherlock?
     
    Última edición: 4 Marzo 2014
  2.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

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