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Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Marina, 14 Agosto 2013.

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    Marina

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    Tauro
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    En la vieja casona, todo mundo se movía de aquí para allá, el esposo, el mayordomo, la servidumbre y el pequeño hijo que mirando todo ese ir y venir, no sabía exactamente qué estaba sucediendo. Él lo único que sabía, era que su madre gemía de dolor en uno de los cuartos superiores y que de vez en cuando sus gritos congelaban el vaivén de todos ellos.

    —¡Criatura!—escuchó a una de las doncellas cuando chocó con él —¡Muévete a un lado! Por poco derramo el agua caliente sobre ti.

    El pequeño levantó la sorprendida mirada; con el color café de sus ojos oscurecido en ese momento por la incertidumbre, miró a la joven que llevaba una gran vasija de peltre sostenida por el par de asas con unos paños. El vapor que subía del interior, nebulizó el rostro de la doncella, por lo que de pronto, el niño se imaginó un fantasma nacido de la niebla.

    —¡Muévete con esa agua!—le exigió el mayordomo que pasaba por ahí a paso veloz, llevando una charola de plata provista con el mejor de los vinos para el esposo que, paseando nervioso por la sala, esperaba noticias—¡El médico la necesita ahora!

    La doncella le lanzó una última mirada al pequeño y luego corrió hacia la escalera para subir al piso superior en donde desapareció por el largo pasillo en las sombras que las lámparas, situadas en algunos lugares del corredor, no daban la suficiente luz para erradicar a la soberana de las horas nocturnas, así que la oscuridad devoraba mucho del entorno del piso.

    El pequeño Dave se movió intranquilo, cambiando su panorama cuando se introdujo a la sala, en donde miró a su padre bebiendo el vino que el mayordomo la había llevado.

    —Papá…

    —Ahora no, Dave. Vuelve a tu cuarto.

    Dave no quería ir a su cuarto. Necesitaba saber qué cosa le estaba sucediendo a su madre. Quizás se tratara de su hermanito, o hermanita. No sabía qué tendría. Con sus cinco años, apenas sí comprendía que su mamá iba a tener un bebé y quería saber si tenerlo, era lo que la estaba haciendo sufrir, además, su habitación quedaba justamente al lado de la de sus padres y su madre ahora estaba ahí, gimiendo y llorando. No quería escucharla, por eso había abandonado su cuarto en medio de la noche.

    —Papá, yo solo quiero…

    —¡Dave! —su padre lo miró con irritación y luego le gritó al mayordomo —: ¡Samuel!

    El mayordomo no tardó en presentarse.

    —¿Señor?

    —Lleva a Dave a su cuarto. No debería estar levantado a esta hora.

    Samuel tomó a Dave por el brazo y lo condujo a su habitación. Mientras subían la escalera, el niño trató de soltarse, pero la mano que lo sujetaba era poderosa, como una garra de bestia imposible de vencer; el pequeño era de hecho, levantado en el viento, así que no importó cuanto hiciera por quedar libre, Samuel lo condujo hasta su cuarto y solamente lo soltó cuando lo introdujo allí ordenándole:

    —Tu padre no quiere verte por ahora, así que mantente aquí.

    —Samuel—murmuró Dave antes de que el hombre cerrara la puerta —¿Está mi madre teniendo a su bebé?

    Samuel lo miró y una especie de ternura plagó sus ojos. No era él nadie para decirle, pero el pequeño parecía sufrir por su madre, así que se lo dijo.

    —Tu madre está teniendo a su bebé, pero Dave, algo que no es normal, está sucediendo.

    —¿Qué quieres decir?

    —Quiero decir que no sabemos nada de la situación.

    —Samuel, ¿mi madre puede…?

    Un agudo alarido que pareció brotar de las paredes de la habitación, lo interrumpió. Ambos se estremecieron y luego se sobresaltaron cuando un segundo alarido, seguido de otros gritos, irrumpieron en el silencio nocturno.

    —¡Quédate aquí! —dijo Samuel cerrando la puerta.

    Por unos instantes, Dave se mantuvo inmóvil, pero después se apresuró a la puerta y salió al pasillo. Miró a Samuel frente a la habitación de sus padres, retrocediendo espantado ante una puerta abierta por donde apareció un hombre, o lo que minutos antes fue un hombre, porque ahora lo que parecía, era una momia enfundada en una bata blanca y unos pantalones de vestir y ambas prendas le ajustaban grandes.

    Esa cosa seca levantó los brazos hacia Samuel y luego cayó al suelo deshaciéndose en polvo.

    —¿Qué está pasando? —se escuchó la voz del padre y Dave lo miró acercarse por el pasillo, apresurado.

    El pequeño quiso correr a refugiarse a los brazos de su progenitor, pero el miedo lo había paralizado, así como a Samuel, quien solo atinó a mover un poco la cabeza para señalar el interior de la ahora, silenciosa habitación y de donde comenzaba a brotar un agudo aroma, identificado por los olfatos como a canela.

    El padre miró en el pasillo los restos del médico sin saber muy bien qué pensar sobre el asunto y luego se introdujo a la habitación y tanto Samuel, como Dave, lo escucharon lanzar una ráfaga de maldiciones, luego gritos agónicos y finalmente silencio de nuevo. Samuel retrocedió más, realmente espantado, luego se dio la media vuelta y corrió por el pasillo hacia la escalera, dejando solo a Dave, quien permaneció inmóvil, incapaz de mover un solo músculo de su cuerpo. Sus ojos secos, sin lágrima alguna, miraron para todos lados en las sombras, esperando algo… a alguien.

    Y ese alguien fue una de las doncellas que regresaba con otra tanda de toallas, pero se detuvo al verlo, intrigada por su pálido rostro, su pequeña figura estática y su mirada bien abierta.

    —Dave, ¿qué haces?

    —No entres ahí—susurró bajísimo.

    —¿Qué?

    —No entres ahí.

    —¿De qué hablas? Ahí está tu madre dando a luz, necesita más toallas y…

    —¡No!—se le arrojó encima y la abrazó por las piernas—morirás si entras.

    La joven mujer lo tomó por los hombros, sin comprender lo que el niño decía.

    —Dave, entraré a dejar estas toallas y luego vuelvo para llevarte a la cama, espérame, ¿sí? ¡Rayos! ¿Qué es este penetrante olor?

    —¡No vayas! ¡Morirás como todos los que estaban ahí! ¡Morirás como mi padre!

    La mujer lo ignoró y entró. Un grito de terror seguido de gemidos agonizantes que a los oídos de Dave, duraron una eternidad, luego, de nuevo el silencio. El muchachito quedó como laxo, sin la energía para moverse, pero después de un rato, sus piernas se movieron, aunque su mente le gritó que no lo hiciera. Sus pies lo condujeron hasta situarse frente a la puerta abierta y miró el interior.

    Una ráfaga de olor lo golpeó y sintió el deseo de vomitar. El intenso aroma a canela fue tal que se mareó. Se tapó la nariz y dio un par de pasos en el interior. Todo estaba en penumbras, las sombras ocultando a lo que fuera que respirara en esa habitación. Con pasos tambaleantes, se acercó a la cama y miró sobre ella algo que lo indujo a arquearse y llevar a cabo el deseo de vomitar. El olor del vómito se mezcló con el de canela y cuando terminó de vomitar, miró de nuevo la cama. Ahí estaba su madre, o la que había sido su madre. Tan seca como el médico, desposeída ya de la vida. Sangre fresca manchaba las mantas y entre la sangre, un pequeño ser se movía.

    El seco cuerpo de su padre había caído cerca de la cama, en la parte de los pies y casi todo se había convertido en polvo. Tres doncellas, incluida la que había entrado antes, yacían en iguales condiciones, así que nadie, salvo él y Samuel, el que no sabía a dónde se había ido, quedaba con vida en la vieja casona.

    Un ligero llanto brotó de la criatura. Sus notas suplicaron atención, así lo entendió Dave, por lo que esperando lo peor, se acercó a la cama. Estaba seguro que en cualquier momento le sobrevendría aquello que había arrancado la vida de los demás. Se miró las manos, esperando verlas secarse, pensando en lo que sentiría al ser desprovisto de sus líquidos corporales, pero logró subirse a la cama y no sucedió nada que lo lastimara.

    Controlando su miedo, tomó una toalla y limpió algo de la sangre que cubría a la criatura y al limpiarla un poco, descubrió a un bebé. Una niña. La arropó con la toalla y la cargó con algo de dificultad. La miró y le preguntó:

    —¿Tú eres mi hermanita?

    La bebé bostezó y comenzó a llorar, pero no fue un llanto irritante, sino más bien uno melodioso y dulce.

    —¿Qué eres?

    Obviamente que Dave no esperó respuesta. Lo único claro del asunto es que esa bebé era un error de la naturaleza, pero aun así era su hermana.

    Continuará.
     
    Última edición: 14 Agosto 2013
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    Borealis Spiral

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    Ja, te diré. Comencé a leer y extrañamente me vino a la mente un inicio parecido de una historia que estaba pensando hacer. Así empieza: en una casona grande, de gente bien posicionada económicamente hablando, con mayordomos, doncellas o mucamas o lo que sea y toda la cosa XD Pero luego seguí leyendo y me quedé O.O ¡¿Qué?! Esta historia no pinta nada con la mía XD Oh, cielos, Marina, voy a regañarte mucho, mucho. ¿Cómo se te ocurre hacer otra historia cuando todavía no acabas con las otras que tienes? :mad: ¿Vas a dejamre a medias otra vez?:( Nooo~
    Ejem, en fin.

    ¡Ay, qué susto! Insisto que esta temática me tomó por sorpresa. Dices que el género es fantasía, pero esto me raya a terror; pobre de Dave, tener que escuchar primero los agíncos gritos de su madre al dar a luz y luego ser testigo de tan sobrenatural... suceso. Dios, ¿qué es esa cosa/niña? ¿Un error de la naturaleza? ¿Es ella el error? Pues qué error. Mira que matar a todos con tan sólo nacer y ¡de qué forma! No, esto va a sustarme. ¿Ves? Ya no sé si querré leer lo que sigue. Pero, ¿por qué Dave no fue disecado como su papá y mamá y demás? Eso es extraño. Ansio saber la razón.

    Ups, espero ansiosa la próxima actualización que ya me tengo que ir ahora. Nos leemos. TKM

    Hasta otra.
     
  3.  
    Marina

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    @Borealis Spiral, gracias por tu comentario Xd. No, no es de terror, es de fantasía y sí, la recién nacida es un error de la naturaleza. ¿Puede la naturaleza equivocarse? No sé, en mi mente sí, hahaha. Emm, pues sí pienso terminarla, será corta y quizás, otra historia random, haha. Se deben explorar todos los géneros XD

    2


    Miró la puerta. El terror seguía supliendo su característica serenidad y mientras intentaba escuchar algún sonido más allá de esa puerta que daba acceso a su habitación, Samuel se mantuvo inmóvil, sin saber qué hacer. Su temor crecía al pensar en salir de la seguridad de su cuarto, a donde había ido a encerrarse cuando el suceso macabro en el piso de arriba lo hizo huir despavorido.

    Pensó en el pequeño Dave. ¿Había entrado a esa habitación del infierno? ¿Había muerto también, como todos en la casa? ¿Debía hablarle a la policía? Sí, eso debía hacer, así que sacó su celular de la bolsita de cuero que colgaba de su cinturón a su costado y marcó el número de emergencias. Necesitaba ayuda.

    —¿Cuál es su emergencia? —le contestó una voz de mujer.

    —Mande a alguien al 249 de Prinrose, zona 20457, por favor... ¡Ayúdeme!

    —Dígame qué sucede. ¿Cuál es su nombre?

    —Me llamo Samuel Icaz. Mis patrones han muerto, la servidumbre ha muerto… ¡Todos han muerto en esta casa!

    —Samuel Icaz. ¿Han muerto todos? ¿Cómo fue? ¿Vio quién los asesinó? ¿Se está usted ocultando de alguien?

    —¡Sí! ¡Del monstruo me oculto! ¡Envié ahora a alguien!

    —Tranquilo, ahora mismo alguien está yendo al domicilio. No se mueva del…

    —¡Oh, Dios! ¡Viene hacia mí!

    Samuel se retiró un poco del oído el aparato para poner toda su atención en la puerta. Algo venía por el pasillo. Podía escuchar unos pasos…

    —Samuel, no cuelgue, manténgase en línea. ¿Sigue ahí?

    —¡Sí, sí! ¡Aquí sigo! ¡Pero envíe a alguien! ¡Esa cosa viene por mí!

    —¿A qué se refiere con cosa?

    —Al bebé de la señora Nigger. Ese bebé los ha matado a todos.

    —Samuel, ¿ha ingerido usted alguna droga?—La incredulidad en la voz se notó muy bien —¿Cómo se siente, Samuel?

    Los pasos se detuvieron enfrente de la puerta y la infantil voz de Dave se escuchó:

    —Samuel, ¿estás aquí? ¿Puedo entrar?

    Samuel gimió cuando el picaporte fue movido, pero había puesto el seguro y no había manera de que Dave entrara.

    —Samuel, ¿qué sucede? ¡No cuelgue!

    Samuel se acercó a la puerta, pero no la abrió.

    —Dave, ¿vienes solo?

    Dave no respondió, pero no fue necesario que lo hiciera. Por el delgadísimo espacio que se formaba entre la parte inferior de la puerta y el suelo, la ya conocida fragancia a canela penetró en el interior.

    —Samuel Icaz, ¿qué sucede?

    —El pequeño está con vida y tiene al bebé —le informó Samuel a la operadora.

    —¿Qué pequeño, Samuel?

    —¡Samuel! ¡Déjame entrar! —Dave tocó la puerta y desde la perspectiva de Samuel, lo hizo con el pie. El sonido de la sandalia casera golpeando la madera fue reconocido —Necesito tu ayuda. No sé cómo cuidar a mi hermanita.

    —Hábleme del pequeño, Samuel.

    —Es Dave Nigger, el hijo del matrimonio Nigger… escuche, necesito que envíe un equipo de seguridad. Ese bebé es un peligro. Ha matado a todos con su sola presencia.

    —¡Samuel, abre la puerta! —la puerta fue aporreada de nuevo.

    —Hábleme de ese bebé. ¿Qué edad tiene?

    —Unos minutos. Acaba de nacer.

    —¿Y dice que es un peligro y que mató a todos?

    —Un gran peligro y si no quiere que sus compañeros mueran al llegar aquí, hágame caso. Nadie puede entrar a la casa sin estar protegido.

    —¿Y cómo nos protegemos, Samuel?

    —¡No lo sé! Yo estoy encerrado en mi habitación y afuera está ese pequeño y con él la bebé. Las paredes de mi habitación me protegen, creo —miró con agradecimiento alrededor de su cuarto. El temor en su rostro se disipó un poco.

    —Así que no está directamente en su presencia. ¿Está seguro que no ha ingerido drogas?

    —¡Maldita sea, señorita! ¡No he ingerido drogas! —la impaciencia hizo temblar su voz y el disgusto por la incredulidad de la mujer lo alteró más.

    En la calle, las sirenas de unas patrullas se escucharon y dejaron de sonar al detenerse enfrente de la casa. Samuel se acercó ahora a la ventana para levantar las cortinas y mirar afuera. De dos patrullas descendieron cuatro agentes. La luz del alumbrado público era buena en esa zona, así que los vio dirigirse a la puerta que portaba un enrejado que circuncidaba el territorio de la mansión y protegía a su vez el amplio jardín que rodeaba la casa. El timbre que pulsó uno de los policías se escuchó. Samuel frunció el ceño por la incredulidad. Si se supone que hay un asesino en la casa, ¿por qué los oficiales timbraban? El que timbraran le indicó que la operadora no lo estaba tomando en serio. Ella de verdad pensaba que se trataba de un asunto de drogas y alucinaciones, nada más serio que eso.

    —Samuel, me parece que la policía ya está en su domicilio. ¿Se siente mejor?

    —No, no me siento mejor. Si ellos entran a la casa, morirán.

    Samuel fue a la puerta y habló tratando de dar a su voz un toque de suavidad.

    —Dave, ¿quieres hacerme un favor?

    —Samuel, ¿Está amenazando a los oficiales? —el hombre ignoró a la operadora para concentrarse en Dave.

    —¿Me ayudarás a cuidar de mi hermanita? —Samuel cerró los ojos con tristeza al escuchar la enorme preocupación del niño por su hermana.

    —Si haces lo que te diga, te ayudaré a cuidar de tu hermanita.

    —¡Samuel! ¡Conteste!

    —¿Lo prometes? —Samuel pudo escuchar un suspiro de confianza en Dave.

    —Lo prometo —dijo cruzando los dedos índices de la mano izquierda.

    El timbre de la puerta volvió a escucharse.

    —¿Quieres que vaya a abrir la puerta, Samuel? Tocan el timbre.

    —¿Samuel? ¿Quiere por favor contarme qué sucede ahora? Me comunica uno de los oficiales que no abre la puerta.

    —¡Cómo demonios quiere que la abra si el asesino está justo parado enfrente de mi puerta! —gritó frustrado —¡Usted no me ha creído nada de lo que le he dicho! Creé que estoy drogado y tengo alucinaciones, ¿verdad? Mire —continuó desesperado —usted no puede ayudarme. ¡Adiós!

    —¡No, no cuel…!

    Colgó aspirando hondo para tranquilizarse, luego volvió su atención en Dave, quien aguardaba por su respuesta.

    —Dave, no quiero que vayas a abrir la puerta. Lo que quiero es que entres a la habitación de al lado y te encierres ahí con tu hermanita para yo ir a abrir y ver quien toca. ¿Me harás ese favor, querido Dave? Y no saldrás de allí hasta que yo te diga, ¿de acuerdo?

    —Lo haré.

    Lo escuchó alejarse y mientras el sonido del cierre de la puerta contigua le llegaba, buscó entre el manojo de llaves que colgaban también de su cinturón, la que pertenecía a aquella alcoba, luego, con mano temblorosa, abrió su propia puerta y se asomó con cautela al pasillo. El ambiente estaba impregnado del aroma a canela. Salió y se apresuró a poner llave a aquella pieza que bloquearía la salida a Dave y su infernal hermana. No fue sino hasta que los hubo encerrado bajo llave que pudo sentir un poco de seguridad y mientras se dirigía a atender a los oficiales, un par de preguntas surgieron en su mente:

    ¿Por qué Dave era inmune a su hermana? ¿Qué iba a ser de ellos?

    Continuará.
     
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    Borealis Spiral

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    ¿Historia random? ¿Cuándo has hecho de esas, Marina? XD Jajajaja, ¿sabes? El capítulo me recordó de alguna manera a la película "911: Llamada de emergencia" ¿Ispiración de por allí? Jejeje, está bien, se vale y es un excelente film. Ahora, paso a la historia... Fue sencillo a la hora de leer, simple y corto, lo que normalmente me gusta en un fic y por una extraña razón en los tuyos me desespera XD Eh, no tengo demasiado que decir, la verdad, salvo que espero ansiosa la actualización. Deseo saber si Samuel consigue detener a los oficiales antes de que ellos se aventuren a su porpia muerte; aunque dada la actitud incrédula de la operadora, algo me dice que ellos la demostrarán también y bueno, no imagino cosas agradables a partir de ese momento. Lo que sí, me intriga esa cuestión que el mayordomo se hace al final: ¿Por qué Dave es inmune a su hemana? Una razón debe haber y espero saberla, mas me da la impresión de que tendré que esperar otros 20 días ¿eh? ¡Ya qué! Me despido. TKM

    Hasta otra.
     
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    Marina

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    Hey, @Borealis Spiral , siempre dejándome tus lindos comentarios, gracias, bonita XD Uh, sí, esa película, la vi y algo sí me enseñó, a cómo funciona todo eso de las llamadas al 911 XD y me parece que esperaste más de veinte días para leer lo que sigue, perdón por eso.

    A los demás, gracias por pasarse por aquí *-*

    3

    En cuanto abrió la puerta, dos de los cuatro oficiales entraron preguntándole, mientras los otros dos se quedaban vigilando en la calle.

    —¿Usted fue quien llamó? Somos los oficiales Wills y Smith.

    —Sí, yo soy Samuel —respondió el mayordomo con voz ronca por la preocupación y el miedo.

    —¿Qué sucede exactamente, Samuel? —inquirió uno de los agentes mirando en torno, buscando respuesta también mediante la mirada.

    —Se los muestro, síganme por favor.

    Cuando los policías siguieron a Samuel por el interior de la casa, otro de los dos que se habían quedado en la calle, se acercó a la entrada y ahí se apostó, vigilando tanto adentro como afuera, mientras su compañero volvía a la patrulla para dar informe de que habían ingresado al domicilio e investigaban.

    Adentro, Samuel condujo a los agentes al piso superior, guiándolos por el pasillo hasta detenerse frente a la habitación de los Nigger y no pudo evitar mirar con curiosidad los rostros de los uniformados cuando miraron allí mismo, en el pasillo, los restos secos de un ser humano. Las facciones de los hombres se alteraron y una mueca de inquietud e interrogación borró la confianza que tenían. Actuando rápidamente, sacaron sus armas y apuntaron a Samuel ordenándole uno de ellos:

    —¡No se mueva! ¡Levante los brazos!

    —No es a mí a quien tienen que detener —dijo el mayordomo con voz molesta, pero levantando los brazos —allí adentro están los demás, en las mismas condiciones que éste y no fui yo quien los mató. Fue esa criatura infernal.

    —¿Qué criatura? —preguntó uno entrando a la habitación mientras el otro vigilaba a Samuel y casi enseguida, se escuchó su exclamación de estupefacción e inmediatamente salió con el rostro lívido y una mueva de asco y susto —el forense debe venir de inmediato —y mirando a Samuel con desconfianza, le dijo —: usted queda detenido por la muerte de estas personas.

    —¡No! —Samuel retrocedió sin importarle que ambos le apuntaban con las armas —no comprenden, yo no los maté. Fue esa criatura, a la que tengo encerrada en una habitación.

    Los dos oficiales se miraron con brevedad pensando lo mismo: el asesino tenía un posible rehén, quizás un infante.

    —Muéstrenos a esa criatura.

    —Los llevaré a donde está, pero no podemos exponernos a ella. Su presencia directa nos mataría.

    Para los oficiales, Samuel se escuchaba demente, así que su recelo creció al descender a la planta baja. Con aprensión notaron que el hombre se quedaba algo alejado de una puerta que les señaló informándoles:

    —Allí está la criatura. Dave está con ella.

    —Venga acá, Samuel y abra esta puerta —ordenó uno cuando intentó abrir y no pudo.

    —No abriré. Esa monstruosidad no debe salir de esa habitación.

    El oficial tomó de nuevo el picaporte, pero la puerta no se abrió, entonces dio unos golpecitos en la madera al mismo tiempo que hablaba:

    —¿Dave? ¿Estás allí?

    —Aquí estoy —respondió Dave desde adentro.

    Los oficiales se volvieron a Samuel. El que habló, lo hizo con voz dura y autoritaria.

    —¡Abra inmediatamente esta puerta!

    Samuel movió con frenesí la cabeza en señal de negación, pero un policía se había acercado a él y desprendiéndole las llaves del cinturón, le ordenó que le dijera cuál era la llave correspondiente. Con manos temblorosas, Samuel le indicó la de la habitación, así que el hombre fue e introdujo la llave en la cerradura.

    —¿Huelen? Ese olor a canela es su olor. El olor de la muerte —susurró Samuel retrocediendo.

    —¡No se mueva! —Mandó el oficial que lo vigilaba mientras su compañero abría la puerta —¡Alto! ¡Deténgase!

    Pero Samuel no se detuvo. Al ver como el uniformado había abierto la puerta del infierno, se había dado la media vuelta y había echado a correr, sin embargo, un sonoro impacto se incrustó a mitad de su espalda. El repentino dolor casi lo paralizó, no obstante su terror fue mayor y siguió corriendo esperando el segundo impacto del arma del policía, el que no llegó, fue entonces que se detuvo para mirar atrás y en medio de las penumbras que se adueñaban de la casa, volvió a ser testigo de aquel terrorífico poder de la criatura recién nacida y los gritos de horror de los guardianes del orden mientras sus vidas eran exprimidas, lastimó sus oídos, así que tapándoselos con las manos, emprendió la huida dirigiéndose a la parte de atrás de la casa para escapar por ahí.

    Entre tanto, el oficial que vigilaba la puerta principal de la mansión, se había introducido al interior a causa de los gritos e iba sigiloso por la casa, con arma en mano, buscando a sus compañeros y al hombre que los había recibido, entonces un extraño llanto lo detuvo y miró para todos lados, tratando de encontrar la fuente de dicho lloro que era como una melodía cantada en las más agudas y altas notas, una canción acompañada de un intenso olor a canela que le dio una extraña sensación, un estremecimiento que lo sacudió sin control al percibir cómo su piel se resquebrajaba, secándose con rapidez mientras en el interior sentía un fuego abrazador que lo consumía en todo su ser, así que visiblemente conmocionado, se miró a sí mismo, casi esperando verse en llamas, pero no vio el fuego, sino solo la percepción de ser consumido por completo en medio de una total incomprensión de lo que le estaba sucediendo y aún antes de caer al suelo, su vida había dejado de existir.

    Dave lo miró caer. Su rostro de tiernas facciones se había endurecido, así como su corazón. Muchas muertes en poco tiempo. Esa noche había visto lo que ni siquiera en sus pesadillas se hubiera atrevido a ver. Su mirada cayó sobre la pequeñita, la que seguía llorando con ese llanto suyo, especial, diferente y por ella supo que debía seguir adelante, que por esa niña, debía protegerse. Ella solamente lo tenía a él, así que se encaminó a la salida de esa que había sido su casa por cinco años, cargando como podía a su hermanita, susurrándole palabras consoladoras.

    —Yo te pondré a salvo, hermanita. Esa gente te mataría en la primera oportunidad. No saben lo que tú eres… yo tampoco, pero eres mi hermanita.

    Con su voz, logró callar el llanto y salió de la gran mansión en completo silencio, pero al salir, una voz lo detuvo:

    —¡Oye, niño! —y miró apresurarse hacia él al cuarto policía que lo había visto salir desde su patrulla, visiblemente preocupado y extrañado por su aparición.

    —¡Deténgase si no quiere morir! —le advirtió Dave sin dejar de descender las gradas que lo llevarían al camino de piedra que a su vez conducía a la puerta del enrejado.

    El hombre se detuvo no muy lejos de su patrulla, sorprendido por la orden del niño. Miró hacia la casa esperando ver aparecer a sus compañeros, pero solamente eran ese niño y el bulto en sus brazos. Comenzó a acercarse a la puerta.

    —Se lo advertí —escuchó la voz del niño y lo que comenzó a sentir lo hizo retroceder espantado —aléjese de nosotros ahora que puede, enciérrese en su patrulla.

    El sentir del hombre lo indujo a retroceder presto, volviendo a su patrulla a la que subió encerrándose, poniendo incluso los seguros a las puertas y desde allí, vio salir a la calle al niño y aunque su deseo fue dejar la patrulla para ir por él, la sensación ardiente que lo consumía se lo impidió y no fue sino hasta que el pequeño se perdió en la oscura noche, que esa extraña sensación pasó. Se miró las manos y lanzó un pequeño gemido de sorpresa. Para sus 30 años, sus manos parecían las de un anciano. Encendió la luz del interior del vehículo y se miró en el espejo retrovisor y ahora ya no fue un gemido, sino un grito de susto. Su rostro, al igual que el resto de su piel, se había marchitado. Aparentaba una edad de ochenta años. Su cabello se había vuelto blanco por completo. Sin comprender del todo qué cosa le había pasado, tomó el radio comunicador e intentó comunicarse con la central, pero su voz no pudo ser escuchada, porque no pudo hablar, así que se quedó mirando a la nada por el parabrisas, sus ojos buscando en las sombras aquella pequeña figura que le había hecho ese daño.

    Esa infantil figura que se alejaba del lugar, tomando calles que lo alejaron también de la zona poblada y después de varias horas caminando, Dave se detuvo, cansado hasta la médula de los huesos. Sus brazos temblaban por el agotamiento y si no los descansaba, la pequeña caería de ellos, por lo que decidió dejarla en el suelo y sentándose a su lado, porque también sus piernas temblaban, miró a su alrededor a la basta noche que era posible, según su percepción, no tardaría en ceder paso al nuevo día y él parecía estar perdido en medio de un frondoso bosque. Ni siquiera se había dado cuenta en qué momento se había introducido en los dominios de la vegetación en donde el frío era bastante intenso.

    ¿A dónde podía ir? ¿Dónde estaría a salvo su hermanita? Lo que sí sabía era que debía ocultarse antes de que la noche terminara, pero, ¿dónde? Además, debía conseguir alimento para ambos, en especial para ella y, ¿qué era lo que los bebés comían? Se llevó las manos al rostro y lloró. No sabía qué hacer. Sintió miedo. ¿Qué les harían si los atrapaban? El miedo se incrementó. Los humanos podían hacerle mucho daño a su hermanita, lo supo. Debía protegerla, aunque pensándolo bien, comprendió que debía proteger también a las personas, debía protegerlas de su hermanita, por eso debían ocultarse de la vista de los demás. Nadie debería verlos, nunca más.

    Sintiendo un enorme peso sobre los hombros, se puso de pie, tomó a la pequeña y continuó su camino, deteniéndose más adelante al visualizar frente a él una valla hecha con tablas gruesas, aunque no muy altas que rodeaba un extenso jardín y en medio del jardín se levantaba un árbol, el más alto de todos y sobre este, había una casa. Una pequeña casa de árbol, así que se acercó a la valla y buscó la manera de atravesarla, haciéndolo mediante un hueco que en una sección, la podredumbre había fabricado, pasando primero a la niña y luego él, entonces recorrió los metros que lo separaban del gran árbol casi corriendo, apresurándose a subir por la alta escalera de madera que accedía a la casita, batallando para sostenerse de los delgados escalones a la vez que sujetaba a la bebé, rogando en silencio no caer desde la altura por dar un paso en falso o por la falta de fuerzas, las que terminaron de dejarlo por completo cuando finalmente ingresó al interior de la casa.

    Temblando y a gatas, con las energías apagadas, se deslizó por el suelo sorteando pequeñas sillas, sin soltar su preciosa carga, la que solo dejó cuando frente a él, la cama individual estuvo a su alcance. Depositó allí a la niña y luego, acostándose a su lado, la abrazó para darse calor, echándose sobre ambos parte de la cobija que cubría el colchón. Cerró los ojos sintiéndose por el momento a salvo y en cuanto sintió el calorcito que el colchón, la manta y la casa le brindaron, cayó en una somnolencia hasta que el sueño lo venció mientras afuera, el sol despertaba el alba.
     
  6.  
    Sonia de Arnau

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    Hacía tiempo que también quería comentar en esta historia, así que dejo mi comentario xD

    Me resulta muy diferente la temática que has empleado aquí, algo muy diferente a lo que has escrito. Me resulta terrorífico y triste a la vez, pobre de Samuel, me dolió el balazo que recibió y todo porque no quería verse rostro a rostro con ese monstruo Órale, con que la pequeña absorbe la juventud de las personas, entonces ¿Por qué no le hace nada a Dave? ¿Por qué es su hermano (ósea pariente)? No lo creo, ¿Por qué mataría a su padre y madre? Entonces se me ocurrió otra cosa, tal vez solo absorba la vitalidad de las personas mayores ¿no? No lo sé, pero eso me tiene intrigada. A demás, el pequeño se me hace que tiene más edad, que cinco años, lo digo porque actúa muy mayor. Pero bueno todo sea por su hermanita y que consiente esta de que ella es un peligro para las personas, pero también el hecho de que la quiere proteger y la última escena, que tierna, me la imagine y que lindura.

    A mí me gusta mucho el olor de la canela, es mi olor favorito, ahora cada vez que la huela me acordare del Error, Naa. Estoy ansiosa por saber cómo va a terminar esta historia. Bueno a esperar mucho :D Nos leemos.

    Besos y muchos abrazos Marina.
     
    Última edición: 23 Octubre 2013
  7.  
    Borealis Spiral

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    Wow, Natty, ¡qué milagro xD! Ah, mira, también tú le cambias el nombre al mayordomo xDD
    Master, sí, fue más de un mes, ¿sabes? ¬¬ Mucho D:

    Pero la espara valió la pena. Hay, la historia comeinza a tomar forma y de qué manera. Qué tristeza me da toda esa gente que muere ante la presencia de la bebé :( ¿Pero qué culpa tiene ella? ¿Qué culpa tiene Dave? ¿Qué culpa tienen los inocentes? Esto está poniéndose demasiado interesante. A partir de aquí me da la sensación de que nada bueno le espera a estos hermano. Primero, Dave me da una cosita (y sí, es verdad que luce muy maduro, pero las vivencias lo han orillado a...); deseando proteger a su hermanita cueste lo que cueste, además de a las demás personas. ¿Mas cómo hacerlo cuando se es tan prqueño, no se sabe a ciencia cierta qué está pasado a tu alrededor y no hay idea de cómo atender a un bebé? Demasiadas complicaciones y sin embargo, allí está, afonoso por impedir que los seres humanos ignorantes dañen a la pequeña.

    Master, que Samuel (xDDD alias "Sebastián" alias "Santiago") huyera no me inspita nada bueno. Ante algo tan anormal como lo que pasó en esa casa me da la impresión de que cualquier clase de sobreviviente sobra; sí, sobra. Algo me dice que más problemas pueden venir por este lado ._. Asimismo, espero a la contestación de las mismas interrogantes de siempre y que Natty hace arriba: ¿Por qué a Dave no se lo chupan? ¿Por qué parece ser inmune? Quiero saber y exijo conti, así que me la traes, así sea dentro de otro mes, pero me la traes ¿eh? ¬¬ Ok, no, tómate tu tiempo. Sin más me despido y te me cuidas. TKM.

    Hasta otra.
     
  8.  
    Marina

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    Jajaja, pues sí, hasta a mí se me olvida como se llama el mayordomo xD @NattyVoi y @Borealis Spiral, gracias por sus comentarios. Pues, después de todo este tiempo, les dejo la continuación. No diré nada de la historia. Las quiero *w*

    A los demás, gracias por pasarse a mirar tal desastre de historia. Cuídense mucho :)

    4

    Derex entró corriendo a la casa y sin detenerse, llegó a su habitación en donde arrojó en el suelo de madera, la mochila, sin cuidado alguno.

    —¡Derex! —Le gritó su madre con aquella expresión molesta que siempre mostraba cuando el niño de nueve años que tenía por hijo, llegaba así de la escuela— ¿Qué te he dicho de no andar corriendo por la casa?

    —Lo siento, mamá — se disculpó Derex saliendo de la habitación, encontrándose con su progenitora en el pasillo—, pero debo llegar a la casa del árbol. Si soy el último en llegar, deberé pagar las entradas al cine este fin de semana.

    La joven mujer suspiró resignada y casi enseguida, una ligera sonrisa distendió sus labios. Su hijo y sus amigos tenían seguido esta clase de retos, una manera de divertirse muy suya que no sería ella la que arruinara, así que se hizo a un lado para que su hijo pasara a su lado veloz.

    —Solo no vengas noche para que hagas la tarea y recuerda llevar algo de comida para ti y tus amigos.

    —Claro, mamá y gracias, eres la mamá más linda y buena del mundo —agradeció Derex pasando por la cocina, en donde tomó la bolsa del pan blanco y un frasco de mantequilla de maní.

    Luego salió de la casa por el patio para montarse en su bicicleta en cuya canastilla arrojó el pan y la mantequilla para entonces, pedalear con energía abandonando la propiedad de su casa, tomando un sendero poco transitado, sin embargo, continuó yendo por las propiedades que pertenecían a su padre, dejando atrás los campos de cultivo y fincas que funcionaban como graneros y no se detuvo sino hasta que llegó a un terreno que conservaba su aire boscoso y la única construcción allí era una casita sobre un árbol.

    Su guarida. Esa casa que les funcionaba de cuartel a él y sus amigos, en donde solían pasar todas las tardes, inventándose aventuras y juegos divertidos, pero lo más notable y que les encantaba, era que aquí nadie solía molestarlos, porque la casita estaba aislada y no había persona alguna que invadiera su territorio y su padre jamás ponía un pie en esta pertenencia.

    Se sorprendió de no ser el primero en llegar, pues era de hecho el más cercano a la casa.

    —Dag —dijo bajando de la bicicleta para dirigirse a su amigo, un año menor que él — ¿Cómo es que llegaste aquí tan pronto?

    Dag señaló la mochila que colgaba detrás en su espalda, pero su atención estaba más puesta en las alturas, en donde su mirada negra parecía estar perdida.

    —Ah, ya veo —asintió Derex—, no fuiste a tu casa, ahora entiendo por qué te fuiste hoy en tu bicicleta a la escuela y no en el camión—. Se acercó a Dag y miró hacia arriba, exactamente a la entrada de la casa— ¿Qué pasa, Dag?

    —Hay alguien en la casa —musitó Dag y sus ojos se posaron en Derex. Su rostro serio reflejó incredulidad cuando continuó—: Escuché una melodía, o algo parecido a una melodía, no sé.

    Derex puso mucha atención tratando de oir lo que fuera que Dag hubiera escuchado, pero el silencio era lo que imperaba en el lugar. Miró divertido a su amigo, quien pasándose una mano por el cabello negro, susurró perplejo:

    —Tal vez lo imaginé.

    —Vamos a ver —dijo Derex trepándose a la escalera, pero cuando iba a subir, una voz infantil lo detuvo.

    —¡Hola, chicos! ¿No soy el último, verdad?

    Acercándose también en su bicicleta, Dillan, un rubio de siete años y ojos verdes, desplegó gran energía al desmontar frente a ellos. Dejó de lado la bicicleta, la que quedó acostada sobre le hierba, al lado de las otras dos.

    —Falta Drake, y como de seguro traerá a su hermano Dustin…

    —Hablando del rey —interrumpió Derex a Dag, quien señaló la entrada al terreno. Sobre una bicicleta, se acercaban Drake, también de ocho años como Dag y su pequeño hermano de seis años, Dustin, ambos pelirrojos y ojos marrones, aunque el menor lucía una cuantas pecas en el rostro, lo que lo hacía ver adorable.

    —¡Viva! —Gritó Dillan emocionado por haber llegado a tiempo — ¡No seré yo el que pague esas entradas al cine!

    —Pueden darle las gracias a Dustin por eso —dijo Drake al dejar la bicicleta al lado de las demás—. Desde que cuido a Dustin, se me hace tarde en todo.

    Todos miraron al más pequeño. La madre de los pelirrojos había tenido otro bebé en días pasados y por eso es que Drake estaba pasando más tiempo con el hermano menor. No es que le supusiera un gran trabajo, porque amaba a su hermano, pero sí le robaba mucho tiempo, aunque estaba agradecido porque sus amigos lo habían aceptado en el club, la fuerza D, como solían llamarse y claro, el que el nombre de Dustin comenzara con D, había hecho posible esa aceptación. No estaba seguro que lo hubieran aceptado si su nombre no comenzara con D.

    Derex iba a decir algo sobre las entradas del cine, pero no lo hizo, pues desde el interior de la casa, se escuchó aquello que ya había escuchado Dag cuando llegó al lugar.

    —¡Ahí está de nuevo! —exclamó Dag y todos miraron hacia arriba.

    —¿Qué es eso? —inquirió Drake frunciendo el ceño. Dustin se acercó a él pegándose a su costado y dijo con voz sorprendida:

    —Es un delfín.

    —No seas tonto, Dustin —lo reprendió Drake—. Los delfines están en el mar, no en nuestra casita de árbol.

    —Es un delfín que se salió del mar —arguyó Dustin escuchando casi con placer el extraño sonido que salía de la casa —Los delfines saben cantar.

    —Vamos —habló Derex subiendo por la escalera y detrás de él trepó Dag, luego Dillan, seguido de Dustin. Atrás se situó Drake.

    El sonido, una melodía hermosa a los oídos de los niños, sonó con más claridad cuando llegaron al interior de la casa, en donde permanecieron de pie, mudos al percibir que debajo de la manta de la cama, había algo que se movía y se percataron también que de ese algo, venía la melodía, entonces, las notas de tal sinfonía cambió subiendo el tono a una escala bastante aguda que lastimó sus oídos, por lo que todos se llevaron las manos a los oídos tratando de protegerlos.

    Los cristales de las ventanas se estrellaron ante el agudo sonido y Dillan gritó con agonía:

    —¡Que se calle!

    Al mismo tiempo, la manta fue retirada y Dave se sentó, sintiéndose desubicado y enfermo ante el llanto de su hermanita. Los oídos le dolieron, pero tomó a la bebé y todo tembloroso, se levantó de la cama y se movió de un lado para otro deseoso de calmar el doloroso llanto.

    Las cinco criaturas, bastante impactados por la presencia de los niños, se mantuvieron inmóviles, mirando todo ese vaivén, quitando las manos de los oídos cuando el llanto amainó, tornándose menos lastimoso, hasta que finalmente el silencio fue amo y señor en la casa, pero este no duró mucho, porque con voz agridulce, Derex preguntó:

    —¿Quiénes son ustedes?

    Hasta entonces, Dave reparó en la presencia de los niños. Los miró con mirada muy abierta y en un reflejo retardado, les dio la espalda privándolos de la visión de su hermanita.

    —¡Salgan de aquí! ¡Ella los matará!

    Los cinco niños se miraron entre sí, impresionados por las palabras. Dave estaba tan desubicado que no podía darse cuenta de que los niños estaban directamente en presencia de su hermanita y no habían muerto. No fue sino hasta que los niños lo rodearon que comprendió ese hecho. Fue ahora su turno mirarlos con sorpresa.

    —¿Por qué no están muertos? —les preguntó. Su cuerpo, cansado de sostener a la bebé, tembló.

    —¿Quién eres? ¿Por qué deberíamos estar muertos? —Preguntó Drake —¿Por qué están aquí?

    Dave se movió abriéndose paso. Sin dejar de temblar, se sentó sobre la cama meciendo su cuerpo adelante y hacia atrás, arrullando a la bebé, quien lanzó un gemido de inconformidad.

    —Soy Dave —se presentó el pequeño sin mirar a nadie. Su mirada quedó fija en el suelo —ella es mi hermanita, nació anoche. Samuel no quiso ayudarme a cuidarla.

    —¿Quién es Samuel? —interrogó ahora Dag —¿Y dónde están tus papás?

    —Murieron —Dave suspiró muy triste —Samuel es el mayordomo, pero no quiere a mi hermanita. Nadie la quiere. La matarían si pudieran.

    —¿Por qué nadie la quiere, Dave?—Derex se acercó a la cama y miró de cerca a la bebé —es muy linda. ¿Quién no la querría? Al hermanito de Drake y Dustin todo mundo lo quiere y también acaba de nacer.

    —El hermanito de Drake no ha matado a nadie. Mi hermanita los mató a todos en la casa —musitó Dave con mortificación — Ella mata a todos los que la ven.

    Los chicos volvieron a lanzarse miradas entre sí. Fue Dillan quien preguntó ahora:

    —¿Y por qué si tu hermanita los mata a todos, nosotros no estamos muertos, o tú?

    Dave los miró con las dudas reflejándose en sus ojos. Movió la cabeza de un lado a otro sin responder.

    —Delfín tiene hambre —dijo Dustin acercándose a la bebé y acariciándole la cabeza, musitó—: Se parece a mi hermanito.

    —Dave —habló Derex —te ayudaremos mientras investigamos lo que nos has dicho. Traeremos comida para ti y… Delfín.

    —¿Delfín? ¿Así se llamará mi hermanita?

    —De alguna manera debemos llamarla y a Dustin le ha gustado ese nombre, igual a nosotros, pues comienza con D. Yo me llamo Derex, él es Drake, enseguida está Dag—, se movió para señalar al rubio —y ese es Dillan, por supuesto, ahí está Dustin, el que ha bautizado a tu hermana.

    —¡Mucho gusto, Dave! —exclamaron los niños y Dillan terminó—: Nos gusta tu nombre.
     
  9.  
    Borealis Spiral

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    Te dedico estas palabras, Master. A ver, ¿quién la quiere? ¿Quién la quiere? Yo la quiero ♥♥♥ Amm... Ando rara, ¿sabes? Los hijos son barberos por naturaleza xD Ejem, paso a la historia.

    ¿Qué rayos es la fuerza D? Ay, la imaginación de los infantes es hermosa, pero uy, cuidado, con esa niña en su poder, ahora sí que serán mortíferos XD ¿Delfín? No es por nada, pero el nombre me hizo reír, jajaja, es raro, pero al fin y al cabo es una ocurrencia de niños, así que no me quejo. ¿Desastre de historia? No lo creo, este capítulo estuvo muy bien y, es interesante eso de que los niños no murieron ante la presencia de Delfín. O ella perdió sus poderes, lo que dudo mucho por eso del llanto que casi tronó ventanas; o algo aquí me huele a que los todos los niños son inmunes. Lo bueno es que estos agradables chicos aceptaron ayudar a Dave con su hermanita (a pesar de que incluyera mucho el hecho de que su nombre empieza con D), porque pobrecito, en serio que está perdido. Habrá que ver cómo se desenvuelve esto y si ellos descubren el potencial de la nueva integrante. Ya sabes, espero con ansias el siguiente capítulo. Te cuidas. Besos.

    Hasta otra.
     
  10.  
    Sonia de Arnau

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    ¿Acaso los niños no soy un amor? Ya me he encariñado con la fuerza “D”, que deseo que no les pase nada grabe. Que imaginación tan grande Marina, me junto el nombre de los niños y el de la fortaleza. Hasta el nombre de la hermanita “Delfín” (:

    Tiene razón Borealis, ¿verdad? Los hijos son unos barberos y por naturaleza. Tú sabes que yo lo hago todito salidito de mi corazoncito. Recién sacadito del horno :D Me ha encantado este capítulo, muy hermoso y desearía que todos los siguientes fueran así, pero algo dentro de mí me dice que no podrá ser eso. Espero la próxima actualización.

    ¿Las casitas de árbol tienen vidrio? Yo creía que era peligroso.

    P.D. ¿Samuel, Santiago y Sebastián? O.o el mayordomo tiene un nombre difícil. Y para que no se nos complique, a lo mejor él tiene todos esos nombres.
     
  11.  
    Marina

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    @Borealis Spiral me quiere xD *La abraza* Bien, pues pasando a lo siguiente, aquí dejo la conti después de este largo tiempo sin actualizar, pero ya que he terminado el otro fic, pues trabajaré en este. Gracias por tu comentario. Por cierro, la Fuerza D es genial y aunque es corta en edad, mira qué cosas pueden hacer xD así que nada de subestimar a los niños y menos hoy en día que están demasiado despiertos y ya no es como era antes. Solo piensa en la nieta de cuatro años de Marlene y en el hijo de Marga que apenas tendrá unos seis años. ¿Has platicado con ellos? Como si fueran adultos. Los niños cada vez me sorprenden más.
    @WarvsDark, también me gustaría que todos los capítulos fueran así de lindos, pero... bueno, creo que no será posible. Gracias por leer.

    A los demás también les agradezco.

    5

    Así que lo primero que hizo la Fuerza D fue proveer alimentos a los pequeños intrusos. Drake se apropió de un par de biberones de su hermanito recién nacido, así como de la fórmula en polvo rica en vitaminas y proteínas para Delfín, quien apenas sintió la mamila del biberón en sus labios, la succionó bebiendo hambrienta y sedienta, además sucedió lo mismo con Dave, quien le dio fin a un par de emparededados, una manzana y un jugo de naranja y después de que los huibieran alimentado, se suscitó una seria discusión, porque la niña había acumulado sus necesidades biológicas en la prenda que la envolvía y nadie sabía qué hacer con eso.

    —Yo he visto como mamá limpia a mi hermanito —dijo Dustin con seriedad—, pero yo no quiero limpiarla, giuuu —hizo un puchero de asco.

    —Yo menos —dijo ahora Dillan alejándose de la cama, en donde reposaba la bebé, ya satisfecha del hambre, pero inquieta por su suciedad.

    —Como es la hermana de Dave, me parece que es él quien debe hacerlo —opinó Derex, a cierta distancia también.

    —Estoy muy cansado —observó Dave, quien bostezó somnoliento. La noche había sido larga y también ese día, en que la tarde estaba ya muy pronunciada. Las emociones vividas lo habían agotado.

    —Pues si no queremos que Delfín llore con ese llanto lastimoso, alguien tendrá qué hacerlo —mencionó Dag, quien sentado en la cama, oprimía el cholchón soltándolo luego, una y otra vez para mecer a Delfín y esta no llorara.

    —Vamos —cuestionó Drake acercándose a Delfín —¿Qué tan malo puede ser? —y desenvolvió a la niña y gritó espantado—: ¡Es muy malo! ¡Delfín lo que necesita es un baño!

    A continuación todos corrieron buscando una cubeta y agua, la que consiguieron gracias a que hasta el terreno llegaban las tuberías del agua que se obtenía de uno de los pozos que el padre de Derex tenía para regar sus cultivos, pero el agua estaba muy fría y ninguno de ellos lo tomó en cuenta sino hasta que Drake sumergió a Delfín en la cubeta, dejando la cabeza fuera del agua. La pequeña se estremeció de tal manera que los asustó a todos y se previnieron para el llanto lastimoso tampándose las orejas con las palmas de las manos, claro, excepto Drake, quien sostenía a Delfín para que su cabeza no se sumiera en el agua, así que cerró los ojos esperando el dolor de oídos a causa del llanto, sin embargo este no se presentó. Lo que más bien sintió, fue un agradable calorcillo que comenzó a subir del agua y al abrir los ojos, miró el vapor que salía de la cubeta.

    —¿Vieron esto? —inquirió sorprendido mirando la placidés de Delfín, quien parecía disfrutar del agua—. La niña la ha calentado. Ya no está fría. Alguien ayúdeme a sostenerla para tallarla.

    Derex lo ayudó y Drake limpió el cuerpo con las manos, luego la sacaron y Dag, quitándose la camisa, pues era el único que traía debajo de esta una playera sin mangas, la tendió a los chicos para que la envolvieran ahí y la secaran, después, acostándola en la cama, la arroparon con una de las esquinas de la sábana y ahí la dejaron y casi enseguida, Delfín se quedó dormida.

    —Escuchen —habló Derex en voz muy baja, como si temiera que alguien más aparte de ellos pudiera escucharlo—, esa niña es especial. ¿Vieron lo que hizo con el agua? Nadie debe saber que ellos están aquí hasta que sepamos quién o qué cosa es.

    —Ya les dije yo lo que mi hermanita puede hacer —musitó Dave, quien acostado también a un lado, parecía quedarse dormido —Ella los ha matado a todos. A los
    adultos que la miraron, pero parece que a los niños no puede hacerles nada.

    —Bueno, debemos irnos —Drake se dirigió a Dave —ahí está la fórmula para Delfín. Cuando despierte, prepárale otro biberón. He notado que mamá alimenta a Peter, mi hermanito, cada cuatro o cinco horas. Espero que tengas con el agua purificada que trajimos —. Se dirigió a continuación a la puerta y los demás lo siguieron en silencio y cuando hubieron descendido, los miró a todos diciendo—: Ni una palabra de esto a nadie, ¿de acuerdo?

    —De acuerdo —concordaron todos, luego Dag continuó—: Si lo que dice Dave es verdad, la muerte de esas personas debe ser la noticia de última hora. Veré qué sabe mi tío.

    Su tío, policía por muchos años, debía saber algo de seguro y era una ventaja que viviera en su casa.

    —Bien, nos vemos aquí mañana, a la misma hora —concluyó Derex y todos montaron en sus bicicletas y antes de marcharse, lanzaron una mirada a la casa del árbol que, aunque pequeña, estaba muy bien hecha, con una puerta y dos ventanas cristalizadas para darle mayor claridad al interior.

    Y siendo todos honestos, ninguno de ellos quería irse, pues Delfín era como un juguete fantástico para ellos e inmersos en los comics y juegos de super héroes, se imaginaron de todo. Admirados por completo por lo que la bebé había hecho con el agua, desearon conocer si de verdad la niña tenía algún poder y si lo tenía, ¿era algo así como un mutante? ¿Como esos de X Men, quizás? Su fantasiosa imaginación los llevó a emocionarse por tal hallazgo sin pensar siquiera que las historias de X Men y otras parecidas eran pura fantasía.

    Así que se fueron porque debían hacerlo, pero al día siguiente volvieron ansiosos, todos cargando con algo. Derex por ejemplo traía pan de caja, queso, mantequilla de maní y frutas. Dag traía jabón de tocador y ropa para Dave, de la suya que ya no le quedaba, hasta le había dicho a su madre, cuando lo descubrió desalojando su armario, que era para donarla al centro de los necesitados.

    Dillan había hurtado algunos frascos de frutas en conserva que su propia madre hacía, además de algunas botellas de agua purificada y Drake se había apropiado de una de las pañaleras de Peter. Tanto él como Dustin se harían los inocentes cuando su madre descubriera la falta de la pañalera repleta de pañales desechables junto con un paquete de toallas húmedas y la pobre mujer jamás sabría cómo es que había desaparecido así como así.

    Y de entre la mucha ropita que tenía el hermanito de Dustin, él tomó un par de playeras, otro de suéteres y uno más de pantalones, todos hechos de algodón, así que en cuanto llegaron a la cabaña, dieron atención a las necesidades físicas de los refugiados saciando más el apetito de Dave, pues él había estado alimentando a Delfín tal y como Drake le había dicho, así que la necesidad de la niña era más la de limpieza y cuando la hubieron limpiado, la vistieron con las prendas de Peter.

    —Qué bonita se ve —observó Dustin jugando con los pequeños dedos de la niña —. He puesto más atención a los cuidados que mamá hace de Peter.

    —Sí, Dustin —asintió Drake—, yo también, así que enseñaremos a Dave como hacerlo. Pero ahora, veamos, ¿qué pudieron investigar en cuanto a ellos?

    —No mucho —informó Derex negando con la cabeza —Anoche vi las noticias con mi padre y entre las noticias, hubo una importante donde decía que unos ladrones habían entrado al hogar de una de las familias más importantes de la ciudad, los Nigger y habían matado a todos, desde los dueños, hasta la servidumbre.

    —¡Pero no fueron unos asaltantes! —Protestó Dave mirando a Delfín—. Fue ella. También mató a los policías.

    —Pues no, no se mencionaba nada de los policías.

    —Y mi tío tampoco sabe nada —Dijo Dag—. De hecho, también se enteró por las noticias de esa desgracia.

    —Yo no les he mentido —habló Dave en un susurro—. Ellos mienten y eso me da miedo.

    Todos guardaron silencio, luego Dag lo rompió al decir:

    —Tendremos que ir a tu casa e investigar por nuestra cuenta.

    Nadie objetó
     
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    Borealis Spiral

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    Cierto, los niños de hoy son aterradores.

    Me alegra que continuaras con esta historia que por un momento creí abandonada (como una que otra que me debes por allícofcof), pero bueno. Eso de encargarse de una bebé no puede ser sencillo y mucho menos si quienes la cuidarán son niños también. Hm, aunque hicieron un gran trabajo alimentándola y cambiándola, aunque al principio nadie quería xD Me hizo tanta gracia eso, jajajaja. Ahora, esa Delfín no es normal, ya lo sabía, pero no conocía el grado de su "anormalidad". Mira que calentar el agua al contacto con su cuerpo o.o No sé en qué se están metiendo esos chicos, pero espero que salga bien parados que si no, ni Dave ni Delfín responden. Me late que una aventura grande les espera a esos niños en la casa de Dave y que las autoridades disfracen la verdad no es novedad, pero siempre es preocupante. ¿Estarán investigando a fondo? Si dan con ella, hm, no quiero pensarlo cómo se transformará su vida.

    Bueno, Master, espero el próximo capítulo para ver cómo avanza esto y me alegra que sean pequeños, aunque a veces no tanto xD Odio quedarme en ascuas. Sin más, me despido deseándote lo mejor del mundo. Te quiero.

    Hasta otra.
     
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