Entrevista a Apolo

Este escrito es para la actividad Olympus Time. Quiero decir que me divertí mucho escribiendo y al mismo tiempo aprendiendo sobre los dioses griegos. Una gran actividad. Bueno aquí va la entrevista al pasionario Apolo. Ojala se entretengan tanto como yo al escribirlo.

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—Hola a todos mi nombre es Apolo, dios griego de la luz y la belleza; el tiro con arco y las artes musicales, y otras habilidades mas que se adjudican a mi nombre. Estoy aquí porque he accedido a responder una entrevista que dos encantadoras chicas me quieren hacer. Bueno, no hagamos mas preámbulos, disparen la primera pregunta.

—Dios de la luz; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; del pastoreo y también de la colonización. Es usted una deidad muy polifacética. ¿Hay algo que no pueda hacer? ¿Cuál considera que ha sido su mayor logro?

—Que aduladora eres — ríe divertido— Veo que fuiste al meollo del asunto. La verdad es que si, si hay algo que no puedo hacer y paradójicamente se relaciona con mi mayor logro; vencer a la serpiente Piton. Esa ha sido mi más grande hazaña y el inicio de todos mis desconsuelos.
—Luego de adueñarme del oráculo tuve un altercado con ese amanerado de Eros.¡Agh! Realmente es insoportable. Se molesto conmigo solo porque hice notar que mis flechas eran infinitamente mejores que sus inútiles mondadientes. El envidioso se enojo tanto que me maldijo con la que sería mi única limitación… —suspiró profundamente— encontrar el amor.

—Es usted joven, bello, alto y atlético. Pero dígame: ¿qué es lo que más le disgusta de su apariencia?

—Que difícil pregunta me haces. Lo cierto es que soy muy hermoso, perfecto diría yo.—respondió fanfarronamente con orgullo— Es por mí que nació el término apolíneo. No hay parte de mi cuerpo que no me agrade, me siento auto complacido con mi imagen. Eso sí, estos rizos—dice tomando un mechón de su cabello— podrían ser aun mas ondulados. Esto no quiere decir que me disgusten, para nada. Solo que mas rizados irían más acorde con mi estatus. ¿No crees?

—Su madre, Leto, sufrió durante siete días para alumbrarlo. Tuvo la suerte de que finalmente los dioses lograron convencer a una celosa Hera de liberar a la Ilitía, diosa de los partos. ¿Fue usted un niño travieso? ¿Cómo recuerda su infancia?

—Mi niñez fue muy rápida y mi memoria demasiado frágil para recordarla —se detiene un momento a meditar— Tengo conciencia de que un tiempo estuve viviendo con Temis, una amiga de mamá. Era una mujer muy hermosa y justa. Me exigía orden, aunque eso no evitaba que me consintiera con raciones extras de néctar y ambrosía. Al parecer solo a ella le fui irresistible— vuelve a reír— ¿Travieso?...Esa mujer jamás lo hubiera permitido. De niño comenzó adiestrarme con el arco. Mi gran talento salió a flote y en corto tiempo, como era de esperarse, llegue a superar en fuerza y destreza a los más grandes guerreros. Es por esto también que no tuve tiempo de ser travieso o juguetón, debía de sembrar mis atributos para ser quien soy ahora.

—Nueve musas, nueve artes. ¿Cuál es su musa favorita y por qué?

—Sin duda Calíope es mi preferida, es simplemente divina—suspira profundamente— a menudo hago coronas de laureles para ella. Y es que como no quererla, es la más erudita y sabía de todas. Su hermosa voz es la única que atañe el sonido de mi lira. Tuvimos un desliz hace mucho tiempo—dice un tanto divertido— fue algo mágico… ahora solo somos amigos, nada más. Ella esta con otro ahora, aunque no niego que cuando la escucho recitar los poemas que ensalzan mi nombre tiemblo con cada una de sus palabras.

—Se disputó con Eros el ser el mejor arquero y con Pam y Marsias por ver quién era mejor músico. No soporta perder y, perdone el atrevimiento, hay quién le acusa de soberbio y cruel en sus venganzas, más propias de mortales que de un dios. ¿Cree que la humildad es una virtud sobrevalorada? ¿Nunca deja pasar un reto ni perdona una ofensa?

—Frunce el ceño—Por favor, no se que versión de las historias hayas escuchado tú, pero yo creo que la razón siempre ha estado de mi parte. Para empezar Eros es una nena caprichosa y vengativa, no hay quien le aguante. Y con respecto a Pam y Marsias, cada uno recibió lo que se merecía por retarme a duelo. Uno sabe a lo que se atiene cuando se enfrenta a un Dios, ¿no?
—¿La humildad? Para nada, creo que cada ser debe conocerse a si mismo para poder encontrar su lugar y actuar de acuerdo a este.
—Jamas dejo que me pasen a llevar o me rebajen a un nivel que no me corresponde—mientras hablaba sus mejillas enrojecían por la emoción— es por eso que acepto cualquier reto, para demostrar porque merezco la compañía de las Musas y ser llamado el Dios Sol. Y es que no falta quien cree que por trabajar un poco su don, puede venir a vanagloriarse de virtuosos delante de los dioses. Yo castigue aquellos para enseñarles el motivo divino de las artes.

Sabemos que no hay ninguno como usted pero, ¿quién es su músico, su pintor y su poeta favorito? ¿Por qué?

—Respira hondo para tranquilizarse— Perdona, me exalte un poco.¿Mi músico favorito? mh... Tú sabes que encargo a las Musas para que inspiren a los hombres y hay uno en especial que me gustó mucho, su nombre era Beethoven—mira sus pies evocando recuerdos— aquel tipo emociono a medio mundo alla arriba, con su música... y con su vida. Sus orígenes fueron realmente enternecedores, ahí tienes un ejemplo de trabajo arduo y duro. El sinónimo de la humildad. Su último terceto para piano me emociona desde el primer movimiento. Me adentra en una paz insoluble y exquisita. Entre los pintores que recuerdo, me llamo la atención uno al que le faltaba una oreja—sonríe complacido— Vincent Van Gogh. Al parecer Eros no solo me jugó bromas a mí jaja. Él también era un artista incansable en busca de respuestas, creo que esa es la actitud que mas valoro. Con los poetas guardo cierta distancia. Con el paso del tiempo se fueron alejando del ensalzamiento de lo divino. Lo que me molesto mucho al principio, debo reconocer, pero luego simplemente los deje ser.

—Muchos y muy conocidos son sus amoríos con ninfas y mortales. Sin embargo no se le puede considerar afortunado en eso del amor. Aparte de los amoríos legales, ¿cuántos ilegales en el Olimpo ha tenido?

—Jaja la verdad es que pocos, si los comparas con los de Zeus. Serán unos cinco o seis. Cuando era mas joven y estaba en la adolescencia de mi inmortalidad recuerdo haber tenido un arranque con el chico que Afrodita y Persefone se disputaban todo el tiempo.
Lástima lo de su muerte.

—Dafne en un laurel, Cipariso en un ciprés, ya sabemos lo que le pasó a Jacinto. ¿Le gusta la jardinería? ¿Por qué muchos de los que usted ama acaban convertidos en una planta?

—Créeme no lo hago a propósito, ojala tuviera control sobre esos poderes. —replica nervioso—Por lo general cuando me enamoro, trato de darlo todo... solo que las cosas no salen como yo quisiera—agacha la cabeza— Y es ahí cuando trato de que todo mi cariño y pasión revivan de alguna forma el amor que espero ver retribuido de su parte. Es eso lo que termina materializándose en plantas. Al final termino transformándolos en mis mejores amantes, las seguidoras del Dios Sol.

—Es usted muy apasionado. Llegó incluso a emborrachar y engañar a las Moiras en aras de su amor por Admetos. Aquello trajo más de un disgusto en el Olimpo. ¿Hay algo que no haría por amor?

—Ah, eso. Por favor no lo menciones. El desgraciado de Admetos ni siquiera vio ojos para mi en ello, solo lloraba por su esposa. ¡Bah! Quien entiende a los mortales—resopla molesto.
—La verdad es que nada, soy capaz de cualquier cosa por amor. Es por eso que pese a todos mis desastres amorosos lo sigo intentando una y otra vez, porque tengo la convicción de algún día encontrar en alguien la respuesta a estos sentimientos idealizados que llevo.

—Y ya para terminar. ¿Qué tres cosas se llevaría a una isla desierta y por qué?

Para empezar mi fiel Lira; con ella he enfrentado desastres y ganado batallas, es como una extensión más de mi cuerpo. En segundo lugar, mi arco; solo por si veo al tonto de Eros para darle una lección y por último, lo mas importante; Estos bucles que ves—dice enrollando sus rizos con un dedo— gracias a ellos es que me consideran irresistible —termino diciendo con aires de grandeza.