Colección Entre sonrisas y sueños, la perseverancia del esfuerzo [GakkuoRolplay]

Contenido oculto: Nota

Relatos canon que se centrarán en los personajes: Momoka, Vite y Kenta.
Estos relatos están apartados de los otros, porque serán cosas ocurridas en el transcuros del rol, por lo que sí no ocurrieran en ese tiempo, irían a su correspondiente colección donde me centraría en sus backhistory.

De momento, el único que tendría una colección/long-fic donde se mezcla su backhistory con cosas ocurridas dentro del transcuros del rol sería el personajes Yashihiro.

Okey, hablando ya de este primer relato: Canon, sin día especifico, pero pónganle que ocurre luego del cumpleaños de Katrina y antes de que ocurriera la golden week.

Hygge ta lista la merca-ncía uwu

Contenido oculto: It's okey-Tom Rosenthal

Aquí contigo, en clases
Vite y Nagi​

Primavera, muchas canciones hablaban de ella, mi madre la amaba y en general era buen momento para la familia, porque las cosechas más nutritivas se vendían con una velocidad sorprendente. Todo parecía ir sobre ruedas, el clima era hermoso, anteriormente también disfrutaba la primavera bastante, pero era claro que el verano y sus vacaciones eran mis predilectos.

Las vacaciones y el invierno eran... días más raros, pero uno siempre podía terminar por divertirse. Al final era eso, había encontrado diversas formas para jamás aburrirme, a pesar de que uno que otro familiar más de una vez me dijo que aburrirme era necesario, porque no siempre se podía hacer lo que queríamos. Había deberes, responsabilidades, normas... había de todo y a mi no me interesaba nada de eso.

Me interesaba la silueta frente mío, la observe con una mano en la majilla, al inicio sonriendo tranquilo y risueño como siempre, luego la seriedad inundó mi rostro y bien podría estar pensando en cualquier cosa y la realidad era esa: Estaba divagando en lo que fuera que no tuviera que ver con historia mundial, que pa' estudiar historia podía ver las películas que me recomendaba el más cinéfilo de mis tíos. Estaba distraído divagando por culpa de esa primavera, según los adultos, y por culpa... del amor, según las canciones líricas.

"El amor está en el aire" "Primavera de enamorados" Qué sé yo, igual una vez escuché que en primavera... es cuando más gente decide... partir, por no dar más detalles. Era, en conclusión, una estación muy poderosa y, sabía, yo no era el mismo niño de siempre. Porque ahora, mirando ese cabello pajoso, pero lindo a su manera, entendía que no podía seguir divirtiéndome con lo que llevaba haciendo desde los siete años.

Ni iba a seguir queriendo de la misma forma a la gente que iba conociendo. Alcé la mano, impulsado por mi inconciencia a tomar una hebra de ese cabello, perteneciente nada más que a Watanabe Nagi. Normalmente me sentaba con Byrne-chan, pero cada que me daba la gana y los asientos vacíos alrededor de la casi rubia me lo permitían, terminaba por sentarme a su costado o detrás de ella. Por algún motivo el que se sentaba detrás de ella faltaba un montón, a diferencia de Shichimiya-chan, que casi siempre venía y por ende, usar su puesto no era opción. Es más, hasta pudor y recelo me daba usar el asiento de alguien que tanto se esmeraba en venir a clases, era entre respeto y vergüenza lo que me detenía de sentarme en el pupitre de Shichimiya-chan y, con eso, poder hablarle a Watanabe-chan de costado.

Me conformaba con quedarme atrás, en silencio, distrayéndome con la ventana o con cada pequeña acción tierna suya: Estornudos, cabeceos por el sueño, simple intento de concentrarse en las clases...

Sí pudiera enamorarme, sentía que esa chica podía ser idónea para eso. No era tan buena en las notas, pero yo era incluso peor ejemplo, porque se notaba que Watanabe, aunque media flojita y quejumbrosa, era muy, muy responsable. A su manera...

Yo no, yo no quería ninguna responsabilidad sobre mis hombros, pero por motivos similares a los de ella me las tenía que apañar, pues tampoco me iba a poner a patalear por tener que ser estudioso y responsable, cuando mis padres se partían el lomo cuidándonos y tratando de ganar dinero para darnos lo mejor de lo mejor...

Independiente de sí esas cosas fueran sencillas o efímeras, sí en el fondo en realidad estuvieran lejos de sacarnos de ese boquete llamado trabajar para cubrir lo básico... Tenía esperanzas, éramos muchos hermanos y como uno de los mayores tenía que dar la pauta: No podía ser irresponsable, porque más temprano que tarde debería ser yo el... el que mantuviera a mis padres, o al menos ayudara en el tema. Por eso iba a la escuela, me aburría como ostra e intentaba sacar buenas notas. Porque la academia nos estaba costando más de lo esperado y... y al ser un mediocre para los estudios, la beca que conseguí no cubría lo suficiente.

Así que mi mano quedó a mitad de camino, la sonrisa se congeló y antes de tomar cualquiera de los cabellos de Nagi retraje la mano. Con seriedad me quedé viéndola. La observé inamovible, serio, peor no enojado. El corazón me latía con fuerza. La observé y noté como ella también observaba... a otro.

Lo sabía... lo sabía, porque esos ojos los conocía, porque era capaz de verme reflejado en sus orbes castaños. Sin mover la cabeza, solo valiéndome de mis pupilas, miré cómo Nagi-chan se quedaba viendo a Shirai-kun. Como se quedaba pegada a la silueta del chico, luego daba un respingo ahogado, sacudía la cabeza con vehemencia, típico de cuando quería eliminar una idea de su mente o deshacerse de una opción... y volvía entonces a anotar lo que dictaba el profesor, transcribía lo que había en la pizarra, de manera desorganizada y con mucho nerviosismo, como si temiera quedarse atrás.

Posé mis manos sobre los costados de mi propio cuaderno, tenía anotada la fecha, el objetivo de la clase y poco más... Sentí rabia, frustración y antes de que se me asentaran dentro, exclamé quejumbroso, fuerte e infantil.

—¡Dioses, pero que clase más aburrida! —declaré a ojos cerrados, alzando el mentón y estirando hacia atrás la espalda de paso, con la voz frustrada en mayor parte por el aburrimiento que, en verdad, sí me generaba tooodo el asunto.
—Sí tiene alguna queja, señor Horianaza, puedo enviarlo a inspectoría—habló frío y tranquilo el profesor, con los ojos rasgados como dagas duras sobre mí persona, le miré con una mueca clara de enfado, porque sí algo no me agradaba eran las amenazas.

Mantuve mis dientes aprestados y un poco se asomaban por mis labios también tensos, pero no discutí más, exhalé cerrando los ojos con calma y sostuve con seriedad la mirada del docente que al parecer esperaba una respuesta, lo que significaba que realmente me pudo haber enviado a la inspectoría, y hablé.
—Perdone, profesor...— Miré de reojo al paisaje tras mi ventana para luego volver a mirar al docente de turno, aun manteniéndome serio hice una leve reverencia sentado en mi pupitre, aun con las palmas abiertas a cada costado de mi cuaderno—. Hablé por impulso, intentaré que no ser repita.

Me quedé ahí, incapaz en verdad de seguir soportando una mirada tan dura, aparte que un par de murmullos azotaron el salón y, sinceramente, ese tipo de cosas me sentaban bastante desagradables.
—Shhh —calló el profesor al resto de alumnado, mirando a los responsables solo moviendo las pupilas. Posó la mirada sobre mi y no hice más que devolverle el gesto medio cabizbajo, aun con el ceño fruncido y una expresión algo retadora, pero se reflejaba mejor mi inseguridad ante la situación—. No interrumpa más, Horiazana-san.

—Entendido —acaté sin mayores variables. Noté cada una de las reacciones más notables dentro de mi campo visual, pero la de Watanabe-chan claro que se robó mi atención, y a pesar de todo, aunque abrumado y taimado, mejilla sobre mi mano, me indecidia entre sí mirarla o distraerme de la situación observando el paisaje de la ventana. Eso me gustaba de ganarme en la ventana.

Me dejó un papelito entonces, veloz y sin mediar palabra, pero luego no demoró en voltear a verme más de frente, se cubrió la boca con su mano derecha, ocultando así su hablar del profesor, y murmuró con esa sonrisa nerviosa a ojos cerrados.
—No te deprimas, Horiazana-kun, así...— Quitó la mano, posándola sobre mi pupitre muy cerca de la mía, sonrío suave y ladeó la cabeza, con una expresión que se me sentaba hermosa y me hizo fruncir aún más el ceño, casi me roba un gruñido y me envió calor a las mejillas, sin saber sí mirar las cercanías de nuestras manos que no se topaban, pero podrían, o sí sostener su cálida y suave mirada—, de estrictos suelen ser los profesores...

Asentí, centrándome en el papelito doblado que me entregó. La chica no había dicho más tras eso y, seguro que para evitar que el profe diera otra reprimenda, se centró en lo propio.

Sin ánimos en realidad abrí y papel y... una risa enternecida y agraciada brotó desde mi desazogado pecho, torpe y nasal. Me gané otro "Horiazana-san", pero nada que un simple "Lo siento, lo siento" no arreglara...

Guardé el papel muy bien en mi bolsillo, para que no nos fueran a pillar y regañar a ambos, al fin y al cabo, era un grito casi de guerra que decía:

"¡Es casi como un ogro, un ogro del paramo helado! ¡No temas, Horiazana-kun! Se que eres buen chico, así que, por favor, intenta esforzarte solo un poco más. Es triste verte regañado ^w^u " entre otros monigotes y borrones que dio al, seguramente, no saber qué escribir con exactitud.

Contenido oculto: Sit down beside me-Patrick Watson