Entre gritos, dolores de cabeza y una que otra rival. Saint Seiya; las Damas Doradas.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por NADESHICO, 16 Marzo 2009.

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    NADESHICO

    NADESHICO Sacerdotisa de la Luz

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    Entre gritos, dolores de cabeza y una que otra rival. Saint Seiya; las Damas Doradas.
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    Entre gritos, dolores de cabeza y una que otra rival. Saint Seiya; las Damas Doradas.

    Athena, diosa de la sabiduria y protectora de la tierra, un peso tan grande para quien aún es una niña.

    Los tiempos de guerra han pasado, después de todo las últimas enemigas no habían sido tan fuertes y el santuario estaba casi desierto y los caballeros que en el estaban debían proteger a las dos personas por ahora más inportantes en el santuario...

    Cuenta un antigua escritura que en los tiempos donde la diosa Athena caminaba entre los humanos, nombró a 12 jóvenes a proteger el Santuario que llevaba su nombre y que sólo en esa misma ocasión había nombradoa un igual número de mujeres a ser las "estrellas vigilantes" según el signo de su nacimiento.

    Ahora 12 jóvenes custodían el santuario de igual forma en la que los antiguos caballeros lo hicieron.

    Capítulo 1. Athena perdona a las Furias de Ares.

    En el templo de Athena, justo en el resinto se encuentra Saori sentada en el trono que le correspondo, frente a ella estan cinco de sus mejores caballeros y arrodilladas frente a ellos estan cuatro jovencitas con ropas de batalla.

    Saoir Kido, tan imponente, tan amable pero sobre todo piadosa. A su lado se encuentra una joven un poco mayor, quizas dos años le lleva de ventaja, la angustia estaba reflejada en su rostro, mientras que la joven Kido miraba a aquellas cuatro mujeres como si realmente hubieran hecho algo malo.

    -Qué haremos con ellas?-Preguntó Milo, quien tomo del rostro a una joven de cabellos dorados y ojos azules.-No creo que realmente sean una amenaza.

    Milo, como siempre tan seguro de sí mismo no dudo en decir esas palabras.

    -Pero qué haz dicho?-Respondió Camus, quizas un poco preocupado.-Dejarlas con vida sería la peor elección que escojerías.

    Milo se colocó frente a Camus y de una manera burlona le contestó.- Qué pasa Camus? ¿Por qué no quieres que vivan?

    Camus, trató de desviar la mirada de la de Milo, pero sin querer chocó con la mirada de la joven que estaba al lado de Athena, quien sólo desvió la mirada y sus mejillas cobaron un leve sonrojar. Milo los miró, "un poco sospechoso" pensó. Pero después sólo regresó a su lugar atrás de la joven rubia.

    Saori, las miraba y miraba a los caballeros que estaban detras de ellas, pero su mirada se posaba en un caballero, si, aquel que una vez intentó matarla y que sacrificó su vida para salvar la de ella, aquel caballero que sin duda era el que más cercano y el que más amor sentía por ella. O por lo menos eso era lo que ella pensaba.

    -Dime, Saga.-Dijo de repente.-Qué piensas que debemos hacer?

    Saori le había preguntado a Saga y eso lo dejo un poco confundido.

    -Eso es algo que sólo Athena debe desidir.-Contestó Saga mientras la mirada de una joven de cabellos largos de color verde le miraba de una forma desafiante.

    -Te lo pregunto, porque fuiste antes el patriarca y sería bueno tener tu opinion.- Dijo Saori tratando de justificar su elección.

    Saga simplemente no contestó, pero la elección sobre las vidas de aquellas jovencitas estaba en juego aún.

    - Dejelas como aprendices.-Dijo de manera repentina, Mu.

    -Cómo aprendices?.- Se dijo para sí, Saori mientras se llevaba la mano a la barbilla.- No es una mala idea.-Dijo en voz baja Saori.- Esta bien, cada Furia derrotada debe quedarse con el caballero que le venció.

    La joven que estaba delante de Saga se puso de pie y de manera altanera se dirigió a Saori.

    -Tú.-Dijo apuntando con el dedo índice a Saori.-Niña, ¿quién te crees para darnos ordenes?

    Saori se pudo de pie, era la primera vez que una mujer se revelaba ante ella de esa forma.

    -Deberías estar agradesida.-Dijo Athena de manera engreida.- Si por mi fuera estarías muerta.

    La joven que estaba a su lado, habló en pro de la joven que se atrevió a levantar la voz contra athena.-Por favor, Athena, no tienes porque revajarte a su nivel.

    Saori, miró a la joven y con una sonrisa.- Tienes razón, Caliope.- Dijo para irse retirando.

    -Espera.-Dijo de manera impulsiva aquella joven de cabellos verde par tartar de irse contra Saori, pero el caballero de Geminis fue más veloz y se pudo frente a aquella joven para darle un golpe en el estómago y esta comenzará a toser y caer arrodillada en el suelo.

    Caliope fue a donde estaba aquella joven.

    -Estas bien?- Preguntó caliope a la joven que ya había escupido sangre.

    -Por qué?-Decía con dificultad.- Por qué te preocupas por mi, si bien sabes que venimos a matarte?

    La chica la dejo donde estaba, y cuando se retiraba paso cerca de Saga.

    -Por favor, no la golpees muy fuerte.- Dijo Caliope, para retirse del resinto.

    En el campo de entrenamiento de los caballeros, las cuatro aprendices estaban sentadas en las escaleras de un antiguo coliseo, las cuatro observaban a las demás entrenar, pero ellas aparentemente no lo iban ha hacer por lo menos no ahí.

    -Hermana que haremos?-Preguntó Clío, una joven de cabello corto y color castaño oscuro.

    -No lo se.- Respondió con flojera Elektra, la chica de cabello verde, largo.

    -Yo creo..-Dijo algo temerosa Antigona, una joven de cabellos rojos.- Que deberíamos hacer lo que athena nos dijo.

    Elektra se levantó enfurecida y tomo de la ropa a Antigona.- Estas conciente de lo que has dicho? Te das cuenta?

    Antigona tomó el brazo de su agresora.- Lo se, pero.- Ella bajo la mirada.- igual se que no nos iba bien como cazarrecompenzas.

    Ambas jovenes se miraban una, con la esperanza de ser libre y la otra lleba de odio e incluso sufría la humillación de ser vencida por un hombre.

    Por otro lado, Caliope caminaba por los pasillos del santuario, sin imaginar que una mano la tomaría desprevenida y la atraería al cuerpo de un hombre.

    -No debemos.- Dijo la joven avergonzada.

    - Lo se.-

    Continuara...
     
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