INTRO La muerte siempre ha estado vagando por el mundo de los vivos, muchos se la imaginan siendo calaverica, horrosa y tenebrosa, no están equivocados. Aunque he de decirles que aveces lo más horrible es lo más hermoso para muchos. Ella es tan solo una chica de ojos negros opacos, con una cabellera grisácea y piel pálida, acompañada de la frialdad signo de la muerte. De contextura fina y delicada, aunque con una mirada fría y capaz de saber tu muerte con tan sólo una mirada. Ella rodeada de la soledad, cumpliendo su único deber que para ello fue creada, llevar las almas de los muertos sea al cielo como al infierno, pero todo cambiará cuando el ser de la Vida misma llegue ante ella. Aquel ser viviente concebido por la luz, vida y amor del mundo buscando saber más acerca de la vida pero para ello primero debe conocer a la Muerte que sin ella, la vida no sería como lo es. Pero algo más que simple curiosidad lo atrae a ella, ¿que será? ¿cuál será la razón? >>¿Podrán disfrutar ambos de la cercanía? >>¿La vida y la muerte puedes convivir en armonía siendo unidos por los lazos rojos del amor?
Capítulo 1. ¬Shinigami de la muerte. |La Muerte| La vida de un ser humano es tan corta, aquellos sentimientos que brotan y se deshacen en el aire, las sonrisas, anhelos se escapan por las brisas del viento. Los crímenes o actos de sus errores los llevandolos a ser tan sólo recuerdos de quienes los quisieron. Observar todos los días humanos, niños, ancianos y hasta incluso animales van dejando el mundo terrenal para llegar al mundo espiritual, el sombrío del cuál muchas almas quedan estancadas otorgando un fin trágico, ya que al final se convierten en restos de comida para ser inmortal. Para ser la encargada de proteger y guiar las almas desamparadas al cielo como las malditas al infierno, se podría decir que es un trabajo cansador y aburrido, al principio se sentía bastante emoción pero con tanta actividad de aquí para allá te llega a aburrir. Todos los días, sin falta ocurren accidentes de motos, autos, asesinatos o suicidios trayendo almas al mundo espiritual. Es allí como todo termina siendo aburrido, creo que si le diera mi puesto a un mortal él sería el más emocionado con todo esto, el ayudar pero para mi ya hace tiempo he perdido las ganas de hacerlo de "vivir". Fui creada por el Amo, también conocido como "Dios" o el todo poderoso, ya que lucifer se encontraba muy solo, ambos me concedieron el poder de vivir, si es que se puede decir. Ambos me criaron como su hija, creyendo que con ésta labor todo caos se solucionaría y yo sentiría curiosidad por la vida. Pero siempre he sido neutral ante ella, sólo los "sentimientos" se activaban con presencias de almas puras o niños. Fui elegida después de muchas creaciones a decir verdad, hay muchos shinigamis en el mundo espiritual, pero no sé qué vieron en mi para que dieran este puesto. Aunque tenga las condiciones que se requieran: ser responsable, de mente fría y severa si es necesario. Todo para la simple tarea de llevar las almas a sus lugares correspondientes, una tarea aburrida y compleja. Si tan sólo el ser humano durara más estando vivo, está tarea se haría más interesante, ¿es tanto pedir que duren con vida al menos 100 años?
Capítulo 2. ¬La fusión de la vida, esperanza y amor. No sé de dónde provengo, como me llamo, sólo se que soy la vida, con la apariencia de un mortal, osea humano, siento que cada partícula del aire, del sol, todo me ocasiona una infinidad de sensaciones sorprendentes que no sabría como explicar. Observar como las hojas de otoño van cayendo, tornándose de un color marrón rojizo o como las risas de los niños resuenan por todos lados, es lo más gratificante de ser testigo. Pero siento que algo me falta, al observar al cielo abierto y lleno de luz, me deja con una duda tremenda. ¦¿A qué he llegado aquí? ¿Con qué propósito? ¦ De un momento a otro escucho un zumbido, y el tiempo se detiene. ¬Hijo mío, tu camino está escrito, debes encontrar a un ser especial, que necesita ver de cerca la luz, ya sabrás que más le hace falta, solo no pierdas la esperanza, sé que podrás con este destino¬ Al dejar de escuchar aquella voz, que es de mi padre, me he quedado más confuso, pero si el necesita de mi no se lo puedo negar salvaré de la oscuridad a quien lo necesite, le enseñaré el hermoso camino a la luz, lo prometo.
Capítulo 3 Aquella mañana se alzaba el hostentoso día se observaba que cada ser humano estaba realmente animado, emocionado, o eufórico. Los niños corrían en dirección a tiendas con disfraces de hombres lobos, hadas, trajes de esqueletos, de diablillo entre otro. Mao, la shinigami de la muerte rondaba por aquellos lares, comiendo una manzana acaramelada observando por cualquier motivo las oscuridades de los callejones que aún eran iluminados por los rayos del sol. Al ser un ser mitológico para muchos o solo una leyenda ella tan sólo se hacía visible a los espíritus o almas que morían, no era vista por los humanos, y que ella supiera no había ningún ser místico para molestarla. Una vez fuera de disfrutar y terminado ya su deliciosa manzana, pudo escuchar un estruendo que más bien se podía percibir a leguas que era un accidente. Sin más desplega sus alas llegando al lugar, observando que dos autos habían chocado, uno se prendía fuego y sin poder hacer mucho uno de ellos explota carbonizando restos de cuerpos humanos. Mao sin miramientos se acerca al lugar, pudiendo observar dos destellos de luz, dos almas nuevas a los lares del mundo espiritual. Pero lo que ella no sabía era que cierto hombre de vida la observaba sorprendido... ¿Porqué ? Porque el si era visto, pero a ella ni la percibían. Mao se acerca a las dos almas. —Bienvenidos al mundo de los espíritus, almas o como deseen llamarlos —saluda gélida. Tanto la madre como el niño de unos 10 años la observan con miedo. Mao no demostraba ningún gesto ni emoción por lo que podría decirse que al observarla se sentía el frío de la noche. —... —sólo el silencio, y temblores por parte de los antes vivos, recibió. Mao se acerca, esos tiemblan, suspira con cansancio y pone la mejor sonrisa para ganar confianza. —Soy Mao, la muerte y seré su fiel servidora de llevarlos al cielo, si me pueden otorgar el placer de hacerlos llegar con Dios se los agradecería —se presentó. La madre abrazó más a su hijo, y asintió con algo más de confianza. Una vez que Mao pudo tener ese matiz pequeño de confianza, ella se puso de cuclillas ante el niño. —¿Cómo te llamas? —pregunta viéndolo. El niño agarraba a su madre, pero al ver de cerca las alas negras de Mao lo maravilló. —Soy Javier, pero me dicen Javi —contesta algo tímido. Mao sonríe un poco, quizás con los niños nunca pudo ser fría pero a ellos no podía dirigirse fría. —Muy bien, Javi, ¿Quisieras acompañarme a darles una sorpresa para ambos? —pregunta Mao con empatía en su voz. Javier, el niño, la observa curioso. —¿Cuál sorpresa? ¿Dónde? —pregunta. La madre sonríe con un poco más de confianza al ver a Mao. —Una linda sorpresa que os espera a ambos en un lugar, ¿me acompañan? —vuelve a preguntar Mao. El niño asiente emocionado olvidándose de la confusión del accidente, en que perdió la vida. Y su madre relajada. Sin más Mao no perdió el tiempo y levantó el dedo índice de ambas manos dibujando un extraño signo en el aire. Una luz los iluminó y se empezó a escuchar el canto de pájaros y una voces que a ambos los llamaban. —¿Abuelo? ¿Abuela? —preguntó Javier, el niño. Aventurandose con la madre a la luz, la madre al comprender todo, dedicó una sonrisa a Mao. —Gracias Mao... —dijo antes de desaparecer ante la luz. Unas almas nuevas habían puesto pie en el cielo. —¿Cómo hiciste eso? ¿Que eres? —pregunta una voz varonil. Mao sin ninguna expresión se gira, y frunce el ceño levemente y...
Capítulo 4 —No soy nadie en esta vida, y eso solo fue un favor, que no te incumbe saber —contesta Mao. El joven varonil, la vida en persona la observaba entre embobado e incrédulo por la contestación. —Tú y yo sabemos, que eres algo, es de mala educación dejar a las personas que la palabra en la boca —contesta el joven. Mao solo camina sin interés pasando por su lado. Pero él la sostiene del brazo, asustando al hombre por la frialdad de la piel misma. —¿Te encuentras bien? Estás fría —pregunta el hombre preocupado. Mao no entiende ni la mayoría de lo que dice. —Si, estoy bien si me permites suéltame —exige con educación. El hombre endurece la mirada y sin poder controlar su cuerpo, la atrae a él. Acariciandole la mejilla a Mao. Pudiendo observar la oscura y vacía mirada. —Te falta la luz en ti... —murmura el hombre. Mao al sentirlo tan cerca, por primera vez en toda su existencia sintió un electricidad recorrer su cuerpo. ¿Pero que era ésta sensación? —No me hace falta, soy el ser más común y normal de los que hay, suéltame no lo volveré a repet...—empezó a decir. Pero unos labios habían frenado sus palabras, sentía una extraña sensación, como un trillo de picotazos y sabores parecidos a la manzana. Por un instante se dejó embargar por esa sensación de paz y un matiz de quizás... ¿amor? ¿Podría ser acaso que la Muerte misma pudiera recibir cariño?
Capítulo 5 Mao al empezar a despertar y ser consciente que su collar que descansaba en el cuello empezó a arder, la sacó del trance del beso, ocasionando que se alejase del hombre. Quien al instante frunció el ceño al no sentirla cerca, al tenerla en sus brazos se sentía completo. —No vuelvas a... A hacerlo —titubea con miedo. ¿Qué era lo que le ocurría? Ella era la muerte, un ser que no sentía nada, ¿por qué estaba actuando así? —Por favor, déjame ser tu luz en tu camino —dice el hombre intentando acercarse. En sus ojos se veía claramente la luz, cariño y sentimientos de las cuales Mao carecía de ellos. —Yo no merezco eso, lo siento pero me marcho —dijo antes de desaparecer en una ambruna de oscuridad. Dejando solo a la luz del sol, que empezaba a ocultarse, sólo y confundido. Empezó a caminar por la ciudad en busca de volverla a ver, debía haber una solución para que no vuelva a alejarse de él.
Capítulo 6 Mao fue pasando el día llevando a varias almas tanto al cielo como al infierno, pero aún no salía de su cabeza del porqué había sentido todo eso por aquel roce del hombre. Sus manos temblaban y no era por frío, porque ella era incapaz de sentir el frío ya que al estar muerta de por sí estaba fría. Observaba perdida el lugar, recostada en un manzano muerto, pero pronto al tener hambre de comer la única manzana del árbol se despisto un momento. Unas manos la ayudaron a bajar el manzano, y eso se sorprendió ante del acción. —¿Qué haces aquí? —pregunta seca. El hombre, la vida llegó a ella, y ofreció una reluciente manzana verde, como si fuera que Le dio vida. —¿Q-qué hiciste? —tartamudean con sorpresa. El hombre niega y sonríe. —Nada, o bueno eso creo —dice apenado. Ocasionando que con aquel gesto, a Mao le pareciera tierno, ¿pero que Le ocurría? —¿Qué quieres de mí? —pregunta directamente. El hombre se acerca a ella, pero ella retrocede, justo hasta chocar con el tronco del árbol. Siendo acorralada. —Quiero enseñarte algo... ¿Me concedes este humilde deseo? —pregunta mientras sus brazos le acarician la mejilla. Algo desconfiada y cómoda a la vez, lo observa. —¿Me dejarás en paz si lo hago? —dice desconfiada Mao. El hombre frunce el ceño y se tenciona. —Si no te gusta si, pero si te gusta dejame hacerte una propuesta y por favor aceptala —dice el hombre. Mao lo observa, lo analiza, aquel hombre tenía el cabello largo de piel morena, y ojos verdes vivos, era fornido, hermoso a simple vista. Y su sonrisa demostraba más vida. —Bien, pero tengo una duda —dice Mao. El hombre la observa, y pica su curiosidad. —¿Que duda? —pregunta. Mao, lo separa un poco de ella. —¿Cómo te llamas? —pregunta. El hombre se queda sin palabras y luego absorto entre sus pensamiento, buscando una respuesta. —Me temo que no lo sé ni nombre tengo, soy solo un haz de luz, la vida en persona, pero... ¿Usted como se llama? —pregunta. Mao se sorprende un poco al ver que tiene enfrente a la vida en persona, siendo ella la muerte. —Soy Mao, la shinigami de la Muerte —contesta. Al hombre la sorprende. Pero luego sonríe. —Entonces, Mao, lo que te enseñaré te gustará —dice agarrando con suavidad. Uniendo sus manos, y llevándola a algún lugar. La noche se abría paso y...
Capítulo 8 El joven hombre llevó a Mao a un lugar especial donde se podía observar el atardecer de octubre donde a lo lejos se veían corretear los niños con sus disfraces y con sus calabazas en manos, llenos de dulces. Unos niños asustaban a otros con sus disfraces, en los que surgía el miedo corrían y prácticamente era una imagen hermosa ante los ojos de Mao, sus ojos brillaban con una luz especial. -¡Que hermoso! -exclama maravillada. Para el hombre era la primera vez que veía una expresión de júbilo en aquella mujer, por lo que sonríe feliz. -¿Te gusta? -pregunta. Mao gira a verlo y más se sorprende al ver cómo la luz lo iluminaba y el color anaranjado hacia un hermoso contraste que nunca había visto. -Si, me gusta, ¿pero que tiene que ver esto con la sorpresa? -pregunta sin entender. -Significa que...
Capítulo 9 —Escucho tus latidos... Son acelerados y armónicos, como si fuera una suave canción que alegra a mis oídos, se siente cierta calidez —comenta Mao. El hombre sonríe a pesar que se notara un leve sonrojo al sentir la cercanía de ella. —Esto es la vida, y no hay persona que no sea merecida de sentir esa armoniosa melodía, que es el amor, la calidez que llega hasta el alma por más inmortal que sea el ser —dice el hombre. Mao se le detiene la respiración. —¿P-pero como sabes que soy merecedora? —pregunta. El hombre sonríe y ríe un poco, más luego la abraza por la cintura y la atrae a él, levantándo su mentón para que lo observase. —Porque...
Capítulo 10 —Porque desde el primer día que te vi hasta éste día sentí una fuerte conexión contigo y la melodía que has escuchado es porque te quiero, porque el destino nos unió para ser testigos de una sorpresa. —No es posible... N-no, a mi nadie me quiere, yo... —tiembla indefensa ante tal sensación y querer. El la abraza, y trasmite calidez. —Tranquila, es posible, todo es posible en ésta vida, sólo si tu lo crees posible —dice calmandola. Mao al escuchar aquello, siente como su cuerpo tiembla, era muchas sensaciones, muchos sentimientos que la albergaban de repente que no sabía como debía realmente reaccionar hasta que una voz dijo: ¬Hija mía déjate querer, no debes temer sino podrías caer en la perdición. Cálmate y observa lo que sientes, analizalo, tu puedes confío en ti. ¬ Ella al escuchar la voz de Dios, deja levemente de temblar, y observa, siente la calidez, escucha, suspira e inhala calmando se. El clima se iba tornando negro y las estrellas lucían más brillantes que otras, sólo que con una calidez que nunca había sentido. —Yo... No se que decir —dice Mao con temor. El hombre solamente la observa calmo. —Sólo dime que es lo que siente tu corazón en este momento, que siente tu ser, ¿que te pide? —dice con su voz aterciopelada. Mao siente su corazón nervioso, y con una calidez que no era posible que pudiese sentir, pero solo le ocurría cerca de este hombre... Que era valiente, caballeroso, fuerte y dulce con ella. —Aiden... —murmura. Desconcertando un poco al hombre. —¿Qué ? —pregunta. —Tu nombre es Aiden, significa valiente, fuerte y dulce, todo lo que has sido conmigo —explica Mao. El hombre se sorprende y sonríe. —Vaya, es una buena sorpresa para mí, gracias —dice el hombre, ahora Aiden. Mao con algo de miedo, lleva su mano izquierda en la mejilla de él, y se lo acaricia con nerviosismo pero una sensación de dulzura. —Aiden... Enséñame a Vivir... —pide Mao mientras lo observa. Él se sorprende y con una radiante sonrisa asiente, más luego acerca sus rostros, intercambiando respiraciones. —Claro, te lo prometo —dice Aiden. Más luego junta sus labios, uniendo así a la Muerte y la vida en un destino de cariño, como juntos aprender a vivir. ↪️Fin↩️.
