Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Alesia, 20 Julio 2010.

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    Alesia

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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)
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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hola a todos. Hace algún tiempo comencé un fic y no lo pude terminar por un conjunto de razones que me lo impidieron. Sin embargo, amo escribir, y es por eso que ahora he decidido comenzar, y terminar, con un nuevo fic. Espero que les guste.


    I


    El encuentro

    Siempre supe que había algo más allá que la simple naturaleza humana. Lo intuí desde que era una niña, pero lo comprobé el día que cumplí quince años, día en que toda mi vida cambiaría.

    Como siempre, mi familia organizó una pequeña celebración en nuestro departamento en las afueras de Tokio. Algunos amigos fueron a saludarme, y pasamos un agradable momento todos juntos. Sin embargo, cuando por fin terminó todo, y tuve, al fin, tiempo a solas, tuve, lo que he denominado, mi primer encuentro con lo sobrenatural.

    Recuerdo que me encontraba mirando por la ventana, no recuerdo en qué estaba pensando, pero, lo que sí recuerdo es que una voz comenzó a llamarme. Extrañamente, esa voz me parecía conocida, así que decidí seguirla. Salí de la casa tratando de hacer el menor ruido posible, caminé por las calles oscuras, ya que era cerca de la media noche, y finalmente llegué a un parque cercano. Ahí, sentado en un columpio, estaba un hombre mirando fijamente al cielo. Lo observé en silencio. Era tan hermoso, no parecía de este mundo.

    No estaba segura de qué hacer exactamente. Con el pasar de los minutos me iba sintiendo cada vez más incómoda. Finalmente, decidí dar media vuelta e irme. Cuando estaba a punto de hacerlo él me miró fijamente. Tenía unos ojos azules preciosos, y una mirada profunda, y llena de tristeza. Me quedé absorta en su belleza, de alguna manera, sentía que lo conocía. Sin embargo, no recordaba de dónde, además esa extraña belleza no podía ser humana.

    El se incorporó y avanzó lentamente hacia mí. Yo permanecí en donde estaba, estaba paralizada, su mirada me había atrapado. Cuando estuvo frente a mí, no sabía que esperar. ¿Qué debía hacer? ¿Correr?, ¿Gritar?, o ¿Permanecer así por siempre? El pareció leer mis pensamientos, ya que sonrió, y tomó mi rostro con una de sus manos.

    -He esperado esto por tanto tiempo, Kagome. – Dijo con una voz profunda.

    Yo estaba realmente confundida. ¿Cómo sabía mi nombre?, y, ¿a caso me conocía? Y, nuevamente el respondió a mis pensamientos.

    -SÍ, ya nos conocíamos. Fue hace mucho tiempo. –Dijo sonriendo.

    No comprendía sus palabras… ¿Cómo que hace mucho tiempo nos habíamos conocido? Yo no lo recordaba. Además, él parecía tener sólo unos años más que yo. Tal vez, bordeaba los veinte. Era imposible.

    -Por fin podré cumplir con mi más profundo deseo. – Dijo cambiando radicalmente el tono de voz, haciéndola más grave, y sonriendo malignamente.

    Retrocedí unos pasos, para comenzar a correr. De hecho, lo hice. Corrí sin rumbo, sólo quería escapar. ¡Qué mirada tan siniestra!

    Me detuve en una esquina solitaria. Había corrido mucho. De seguro, pensé, ya lo había dejado muy lejos. Pero, estaba equivocada. De pronto, escuché unos pasos cerca de mí, y, ahí estaba él mirándome fijamente, con esa sonrisa escalofriante.

    -No puedes escapar, Kagome. He esperado mucho tiempo para que estés lista. Necesito tu alma. Yo te cree para utilizarla. No es correcto que no me la quieras entregar. Si coperas será rápido.

    ¿Qué? ¿Cómo que me había creado? ¿Cómo que me quería quitar el alma? No, esto ya había sobrepasado todo lo que yo podía aguantar.

    -¡Aléjate! – Fue lo único que atiné en decir.

    -Umm… No, me parece que esa no es la respuesta correcta.

    Yo no sabía qué hacer. No había nadie a esa hora en la calle, y, aunque gritara la ayuda tardaría en llegar.

    -Sí. En eso concuerdo contigo. – Dijo él, sorprendiéndome. – Nadie vendrá a ayudarte. Ahora, ya no puedo perder más el tiempo.

    Dicho esto se abalanzó sobre mí. Yo me quedé petrificada, ¿realmente este sería mi fin? Sin embargo, repentinamente apareció una luz que hizo que aquél hombre saliera volando por los aires. Dos extraños más aparecieron.

    -Naraku. – Dijo uno de ellos, quien tenía una extraña vestimenta roja y ¿orejas de perro?

    -Inuyasha. No interfieras en mis asuntos.

    -¿Tus asuntos? – Dijo el hombre llamado Inuyasha con una voz llena de rencor - ¿Dónde está Kikyo? ¡Dímelo!

    -¡Jajaja! ¿Y crees que te lo diré? ¡Qué tonto eres! Jamás lo sabrás, ya que en cuanto mate a esta mujer, ella será totalmente mía.

    Yo escuchaba atentamente todo. ¿Kikyo? ¿Quién sería aquella mujer? ¿Qué tenía que ver yo con ella?

    -Será mejor que te vayas Naraku, antes de que la hora de tu muerte llegue.

    -Sesshomaru... ¿a caso serás tú el que me mate? – Dijo él con una voz burlona.

    Miré por primera vez a aquélla figura que se encontraba no muy lejos de mí. Era aún más hermoso que aquél hombre llamado Naraku. Su nombre… ¿Por qué había sentido un dolor extraño en mi pecho al escucharlo?

    -Si no te marchas en este momento, lo haré. – Dijo con una voz desafiante. Fue en ese momento cuando sacó una antigua espada de su funda.

    El hombre llamado Naraku, los miró desafiante. Luego, me miró. Sin embargo, debió comprender que no podría con aquellos hombres.

    -No te escaparás de mí, Kagome. Recuérdalo. – Dijo antes de desaparecer entre las sombras.

    -¡Sesshomaru! – Dijo el hombre llamado Inuyasha. ¿Por qué dejaste que se fuera? ¡De una vez lo hubiéramos matado!

    Él no respondía. Sólo miraba fijamente a la luna.

    -No te entiendo. – Dijo cansadamente el hombre llamado Inuyasha.

    Yo permanecía en el piso. No sabía exactamente qué hacer. ¿Debía escapar? De pronto el hombre llamado Sesshomaru volteó a mirarme. ¡Esa mirada! Nuevamente sentía un dolor muy profundo dentro de mi. Su mirada era la más triste que hubiera visto en mi vida. Quería correr y abrazarlo, y de esa forma tratar de sanar sus heridas.

    -Inuyasha. – Dijo aún mirándome. – Llévala a su casa. Sí la dejamos sola, él podría regresar.

    Inuyasha miró a Sesshomaru con confusión.

    -Sesshomaru. No te entiendo, y creo que nunca lo haré. – Dijo acercándose a mí.

    Bueno, al parecer no me harían daño. Después de todo, ellos, al parecer estaban de mi lado.

    -¿Te encuentras bien? – Dijo Inuyasha ofreciéndome una mano para ayudar a que me levantara.

    -Si. – Eso fue todo lo que pude decir.

    -Bien. Ahora, te llevaré a tu casa. Sube – Dijo poniéndose de espaldas.

    Yo dudé por un momento en hacer lo qué me pedía. ¿Realmente podía cargarme de esa manera? Después de unos momentos de cavilación, lo hice.

    -Bien, volvió a decir Inuyasha.

    Inuyasha miró algunos segundos a Sesshomaru, pero el se encontraba mirando para el lado opuesto de la calle.

    -¿Qué esperas para irte? – Le dijo con una voz inexpresiva.

    Inuyasha no lo pensó más, y pronto nos encontramos dirigiéndonos a mi casa. Ninguno de los dos habló durante todo el camino. Lo único que hacía era pensar en aquél hombre, Sesshomaru.

    Cuando al fin llegamos, todo estaba en silencio. De seguro nadie había notado que no estaba en casa. Todos estaban durmiendo. Bajé de la espalda de Inuyasha. El dio media vuelta y me quedó mirando. Yo también lo miré directamente a los ojos. Algo, un sentimiento profundo hacía que le tuviera simpatía. Era un sentimiento muy diferente al que tuve cuando miraba a Sesshomaru.

    -No has cambiado nada, Kagome. – Dijo él sonriendo.
    -A caso, ¿tu también me conoces?
    -Eso fue hace mucho tiempo… - Dijo él poniendo una mirada nostálgica. – Te he extrañado tanto, Kagome. Me pregunto si podría… - Dijo dudoso.

    El se aproximó a mí y me abrazó. Me quedé sin respiración. Ese abrazo… destellos de recuerdos pasaban por mi mente. Lo abracé muy fuerte.

    -Esta vez, todo será diferente Kagome. No dejaré que ninguna de las dos muera.
    ¿Ninguna de las dos? Yo no entendía nada.

    -¿A qué te refieres? – Dije confundida.

    -Tú no debías enterarte de nada. Sesshomaru no se perdonará esto…. Él no podría pasar por algo así nuevamente, y, yo tampoco. Kagome, no puedo decirte nada. Es mejor que me vaya.

    -Pero….

    -Adiós, kagome.

    El desapareció rápidamente, y yo me quedé sola frente a la puerta de mi casa. No pude dormir lo que restaba de la noche. No salí de mi habitación en todo el fin de semana. Me sentía enferma. Desde ese día comencé a tener sueños extraños, ¡eran tan reales! A veces pensaba que lo eran, o lo habían sido...

    -¡Kagome! ¡Kagome! – Me llamaba una voz con insistencia. – Me levanté sobresaltada.

    -¿Estás bien? Estabas gritando.

    Miré a la persona que se encontraba a mi lado. Otra vez ese recuerdo. Constantemente pensaba en ese día, sin embargo, había estado soñando lo mismo ya por más de dos semanas.

    -Estoy bien. Fue sólo un sueño…

    -Kagome, creo que esas pastillas para dormir te están afectando. ¡No deberías seguir tomándolas!

    La miré, y le sonreí. Yo sabía que esa no era la razón, pero no le podía contar nada.

    -Bueno, - continuó diciendo – es media noche… así que, ¡feliz cumpleaños Kagome! – Dijo ella con una gran sonrisa y dándome un abrazo.

    -Es cierto… - dije sonriendo – hoy es mi cumpleaños.

    Desde que cumplí quince años, ya no había querido celebrar ninguno de mis otros cumpleaños. Eso había sido una total sorpresa para mi madre y mi abuelo. Ese día cumplía veinte años, y nada había pasado.

    -Yo sé que no te gusta celebrar tus cumpleaños, pero no pude evitar que Koga organizara una cena mañana en su casa. Lo siento.

    -No te preocupes Sango. Creo que este año puede haber un cambio en la rutina.
    -¡Me alegra escuchar eso! – Dijo ella sonriendo – Bueno, creo que me iré a dormir. ¡Muero de sueño! – Dijo dirigiéndose a la puerta de mi habitación.

    -Hasta mañana – dije sonriéndole.

    Una vez que estuve sola en mi habitación, me dirigí a la ventana. El cielo estaba iluminado por una gran luna, igual que hacía cinco años.

    -Si tan sólo te aparecieras hoy, Sesshomaru. – Dije mirando a la luna con nostalgia.

    Me fui a dormir con ese pensamiento, esperando que se hiciera realidad.
     
  2.  
    doncella

    doncella Entusiasta

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    HI!!! Mucho gusto alesia
    Que lindo fanfic me encanto el primer
    capítulo,que increíble lo que le está
    pasando a kagome,que recuerdos
    al parecer de su antigua vida regresen
    a ella,ya quiero saber que va a pasar
    si en la noche que cumple 20 vuelva a
    ver a sesshomaru y a inuyasha.
    Bueno espero que lo sigas continuando este
    fic porque esta muy bueno.
    Hasta luego cuídate.
     
  3.  
    Alesia

    Alesia Iniciado

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hola, muchas gracias por el post. Aquí va la continuación

    II
    Veinteavo Cumpleaños

    Todo el día estuve ocupada contestando el teléfono y recibiendo obsequios. Era bastante molesto que todo los que no se acordaban de mi durante todo el año, escogieran este día para saturarme con sus llamadas, que duraban horas.

    Cerca de las siete de la noche comencé a arreglarme para ir a la casa de Koga. Sango ya estaba lista, así que me di prisa. Alrededor de las ocho ya estábamos en su casa.

    - ¡Kagome! ¡Me alegra tanto que estés aquí! ¡Feliz cumpleaños!

    - Gracias Koga. Dije sonriéndole.

    Koga nos sorprendió cocinando un gran banquete, la verdad me parecía una exageración, ya que sólo éramos cuatro personas. Él, Sango, Miroku, y, yo.

    - Miroku, me alegra tanto que ahora estés en Tokio. ¿Te quedarás permanentemente?

    - Así es Kagome. Ya no tengo ninguna razón para permanecer en Inglaterra. Renuncié la semana pasada, pero, afortunadamente, hoy tuve una entrevista de trabajo y lo he conseguido. Desde el lunes trabajaré con ustedes en el canal.

    - ¡Eso es genial! – Dije sonriendo.

    Miroku, Sango, Koga, y, yo nos habíamos conocido en la universidad. Todos habíamos estudiado periodismo. Sólo teníamos un par de años trabajando en el canal más importante de Tokio, sin embargo, Koga, Sango, y yo, ya nos habíamos hecho de cierta fama, ya que conducíamos los noticieros más importantes del canal.

    - Sí. A mí también me gusta la idea de trabajar con ustedes. Será como en la universidad.

    - Así es. Aunque, a decir verdad yo quería preguntarte algo Miroku – dije mirándolo seriamente.

    - ¿Qué pasa Kagome?

    - Pues, me parece un poco raro que hayas renunciado a tu trabajo en Inglaterra. ¿Cuál fue la verdadera razón de tu renuncia? – Dije mirándolo directamente a los ojos.

    - Pues… ahora que lo mencionas… ¿Recuerdas a la chica con la que estaba saliendo?

    - ¡Oh! ¡Lo sabía! – Dijo Sango mirándolo con cara de reprobación – pensé que ya no tenías ese habito.

    - No, esta vez no fue por lo que estás pensando, querida Sango. Aquella chica con la que estaba saliendo, pues, me dejó por otro.

    Todos lo miramos como si se hubiese muerto. ¡Eso si era una novedad!

    - Miroku… ¡Eso no te lo puedo creer! – Dijo Koga con cara de incredulidad total

    - Pues, eso fue lo que pasó. Además de eso, no podía seguir ahí porque ella era hija de mi jefe. Además, siendo sincero, el clima de Inglaterra no va conmigo.

    Sango se había quedado mirándolo. No sabía qué decir. Yo también no estaba segura de qué hacer.

    - Chicos, ¡tampoco es para que se pongan así! Es sólo una chica. Ella no es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. – Dijo mirando para el lado de Sango, lo cual hizo que ambos se sonrojaran.

    Yo suspiré. Desde la universidad tenían esa actitud. Sango no confiaba en él porque a él le gustaban todas las chicas que tenía en su camino. Y Miroku no se animaba a invitarla a salir, porque era Sango; la única chica imposible de Miroku.

    Necesitaba cambiar de tema urgentemente antes que la situación terminara en alguna situación que los incomodara más. Koga estaba pensando lo mismo, al parecer, porque cambió radicalmente la conversación.

    - Y, ¿estás enterado de la desaparición de todas esas mujeres? Ayer reportaron otro caso.

    - Si, lo sé. – Dijo Miroku poniéndose serio. – Esto es grave.

    - Me pregunto quién será el responsable. – dijo Sango pensativa – La policía ha tratado de averiguarlo, pero nada da resultado, y los cadáveres siguen apareciendo, pero, según los médicos forenses no hay razón aparente para su muerte. Es algo escalofriante.

    Yo escuchaba en silencio. Me hubiera gustado haber sido yo la que cambiara el tema. No sabía por qué, pero este tema de las mujeres desaparecidas se me hacía muy extraño, para mí había algo no humano en todo ese asunto.

    - ¿Kagome? – dijo Koga tomando mi mano – ¿Estás bien?

    - ¿Eh? Sí. Creo que he tomado mucho vino. – Dije sonriéndole.

    Sango y Miroku seguían hablando del tema. Al parecer ambos estaban muy interesados en saber quién, o qué, era el causante. Koga notó que me sentía un poco incómoda al respecto y me llevó hacía el jardín de su casa. Desde la primera vez que estuve ahí, ese lugar se había convertido en mi favorito.

    - Siento lo del cambio de tema. – Dijo con mirada de disculpa.

    - No hay problema. Al menos lograste que hablaran. Desde que él llegó ella no había dicho ni una palabra.

    - Si, lo sé. Creo que ambos debería olvidar el pasado… Les haría bastante bien, ya que es obvio que se quieren. Aunque no lo demuestren.

    - Sí, tienes razón. – Dije mirándolo y sonriéndole.

    El se sonrojó, y se quedó callado por unos minutos. Yo suspiré. La relación que tenía con Koga era bastante peculiar. No éramos novios, pero a veces el me trataba como sí lo fuera. Yo sabía que el tenía ese tipo de sentimientos hacia mí, sin embargo, yo no podía corresponderle. Mis pensamientos le pertenecían a una persona. A aquél hombre que sólo había visto una vez cuando cumplí quince años.

    - Kagome, -dijo finalmente – tengo algo para ti.

    Observé cómo sacaba de su bolsillo una cajita color púrpura. Luego me la entregó. La tomé y la abrí. No pude evitar sonreír. Era un antiguo relicario.

    - ¡Koga! – Es precioso. – dije abrazándolo – Muchas gracias.

    - Me alegro que te haya gustado. Cómo la otra vez me dijiste que te gustaban las antigüedades… Además, tiene la foto de nosotros cuatro dentro.

    - ¡Sí! ¡Es perfecto!

    Unos pasos se acercaban a nosotros, y yo me separé de Koga al instante. No quería confusiones.

    - ¿Qué estaban haciendo? – Dijo Miroku mirándonos maliciosamente.

    - Nada. Koga me hizo un regalo. – Dije enseñándoles el relicario - ¿Verdad que es lindo?

    - Sí, se ve que Koga se esforzó mucho por tu cumpleaños Kagome. – Dijo Miroku con una sonrisa.

    - Muchas gracias por todo Koga. – Dije dándole un beso en la mejilla.
    El sonrió, y miró a Miroku, quién también sonreía.

    - Bueno, ya es un poco tarde. – Dije mirando mi reloj. – Creo que es hora de ir a casa Sango.

    - Si, ya son casi las once.

    Koga y Miroku nos acompañaron hasta la puerta. Miroku se quedaría en casa de Koga por el momento, luego se mudaría.

    - Kagome, te voy a extrañar cuando te mudes a tu nuevo departamento. – Dijo Sango mientras nos acercábamos al departamento que compartíamos desde hacía un año.

    - Yo también Sango. ¡No puedo creer que dentro de una semana ya no viviremos juntas!

    - Si, es verdad. Y justo ahora que Miroku está aquí…

    - Sango, ¿en realidad te molesta tanto Miroku?- Dije estacionando mi auto frente al edificio donde se encontraba el departamento.

    - No me molesta… es sólo que… cuando está él no puedo pensar en qué decir. Eso me molesta. No quiero hacer el papel de tonta.

    - ¡Oh! Pero Sango, él y yo se conocen desde mucho antes que Koga y yo lo conociéramos. No creo que el piense eso.

    - No lo sé… Creo que mejor vamos a dormir. – Dijo abriendo la puerta del departamento.

    Nos despedimos, y entramos a nuestras respectivas habitaciones. Cuando estuve sola en la habitación me invadió una gran tristeza. Otro año más sin verlo. Cada cumpleaños era lo mismo. No importaba qué hiciera, al final del día me sentía mal por no poder recibir el único regalo de cumpleaños que realmente quería; verlo una vez más.

    - Tal vez… todo fue un sueño. Quizás, todo este tiempo he creído que ese sueño fue real…

    Sango ya debía de estar dormida. Yo no tenía sueño, así que salí a caminar. Me dirigí a un parque que no estaba muy lejos de casa.

    - Me gustaría saber si realmente existes Sesshomaru. –dije suspirando.

    Me encontraba recordando ese extraño episodio de hace cinco años, por milésima vez. Cuando, repentinamente apareció frente a mí. No lo podía creer. ¿Era realmente él? Se encontraba mirando hacia el lado opuesto de donde yo estaba. Todo estaba en silencio, más de lo habitual.

    - Sólo quieres saber si Sesshomaru es real Kagome. Pensé que te había caído un poco mejor –dijo una voz que reconocí al instante, era Inuyasha.

    - ¡inuyasha! – Dije dirigiéndome hacia él.

    - ¡No te muevas! – Dijo Sesshomaru, aún mirando en esa dirección.

    De repente, un viento muy fuerte hizo que sintiera escalofríos. Eso no era normal…

    - ¡Naraku! –Dije buscándolo con la mirada.

    - Me alegra que no te hayas olvidado de mi Kagome. Hoy si cumpliré lo que dejé inconcluso hace cinco años.

    - Ni siquiera te le acercarás – dijo Sesshomaru poniéndose delante de mi.

    - No me hagas reír. Eso fue lo que dijiste en esa ocasión, y no lo cumpliste, ¿verdad? De otra forma no hubiera muerto…

    - ¡Cállate! ¡Acabaré contigo!

    Naraku puso esa mirada maligna que me hacía temblar, y la batalla comenzó. Ambos peleaban con armas poderosas. Estaban bastante parejos. Lo único que era capaz de hacer era observar, o al menos tratar, porque se movían muy rápido. De repente, ambos cayeron de espaldas al pavimento.

    - ¡Sesshomaru! – Dije corriendo hacia donde él estaba.

    - ¡No vayas! – Dijo Inuyasha deteniéndome. – Yo le ayudaré.

    Sin embargo, Naraku, al parecer no quería que nadie más interviniera. Una mujer apareció.

    - No puede ser… - Dijo Inuayasha deteniéndose al distinguirla entre las sombras.
    Ella se puso al lado de Naraku, quien ya se había incorporado.

    - Kikyo… ¡¿Qué le has hecho Naraku?!

    Naraku comenzó a reír, y tomó a Kikyo por la cintura. Inuyasha sacó su espada.

    - ¡Aléjate de ella! ¡No la toques!

    - No puedes hacer nada al respecto, Inuyasha. Ella me pertenece. Y pronto ella también me pertenecerá. – Dijo mirándome.

    Sesshomaru lo miraba inexpresivamente. Se paró al lado de Inuyasha. Ambos se observaron por unos segundos y asintieron. Tenían un plan. Sesshomaru se dirigió hacia Naraku, logró herirlo con sus garras de veneno, mientras que Inuyasha fue hacia Kikyo, la tomó y se alejó rápidamente.

    - ¡No! – dijo Naraku golpeando a Sesshomaru. ¡No te la llevaras!

    - ¡Yo soy tu oponente ahora! – dijo Sesshomaru utilizando nuevamente sus garras.

    - ¡No me molestes! – dijo Naraku sacando una espada antigua y haciéndole una gran herida.

    - ¡No! – Dije al ver a Sesshomaru en esas condiciones. De esa herida brotaba mucha sangre. Naraku aprovecho ese momento para ir tras Inuyasha.

    Yo corrí hacia donde él se encontraba. No lo había notado antes, pero sus ojos estaban enmarcados por unas ojeras muy pronunciadas. Parecía más cansado de lo normal. Su estado era muy diferente al que percibí cuando tenía quince años.

    - Tenemos que ir donde Inuyasha. – Dijo incorporándose rápidamente y tomándome en sus brazos.

    - Pero, ¡estás muy mal herido! Además, ¿A caso sabes dónde se encuentra?

    El no me hizo caso, y pronto estuvimos recorriendo las calles de Tokio a una velocidad asombrosa. Luego de unos minutos pude ver la silueta de un antiguo templo, también pude percibir el sonido de una pelea, y la presencia de Naraku e Inuyasha.

    Sesshomaru subió rápidamente las escaleras que conducían a aquél lugar, y lo que encontramos fue terrible. Tanto Inuyasha como Sesshomaru tenían grandes heridas. Kikyo yacía tendida en el piso. Inuyasha estaba agazapado en torno a la figura de Kikyo, la estaba protegiendo.

    - Si la matas…

    - ¿Qué me harás Inuayasha? No puedes hacer nada. Ni tú, ni Sesshomaru pueden. La única que puede es aquella mujer.

    Yo estaba escuchando atentamente. ¿Yo? ¿Acaso había dicho que yo podía acabar con ese monstruo? Eso era imposible. Temblé de sólo pensarlo.

    - No tienes que intervenir en esto. ¡No debes de creerle Kagome!

    Los ojos de Sesshomaru estaban rojos. Me asusté un poco al verlo de esa manera.

    - Naraku. Ya has hecho suficiente daño. Tu hora ha llegado. ¡Muere!

    Sesshomaru había sacado su espada. Logró atravesar el pecho de Naraku. Él cayó al piso. Todo era un charco de Sangre.

    - Sesshomaru. ¡Las almas! – Dijo Inuyasha mirando a Kikyo con miedo en sus ojos.

    Sesshomaru le arrebató a Naraku un frasco, también muy antiguo, y lo lanzó hacia Inuyasha. El tomó el frasco y me miró indeciso. Yo sabía que tenía que ver con lo que Naraku había dicho.

    - Kagome. ¿Me darías un poco de tu sangre? – dijo Inuyasha mirando al piso. Al parecer no era muy agradable para el pedirme ese favor. Yo estaba dispuesta a ayudar en lo que fuera. Después de todo, ellos me habían salvado la vida en dos ocasiones.

    Sin embargo, cuando di un paso para aproximarme a Inuyasha, Sesshomaru se interpuso.

    - Creo que fui bastante claro al respecto, Inuyasha.

    - Sesshomaru…

    - Sabes cuales podrían ser las consecuencias… No permitiré que te de su sangre.

    - Para mí no es problema darle un poco. – dije metiéndome en la conversación. Después de todo, era de mí de quién hablaban.

    Ambos me observaron con culpabilidad en sus miradas. ¿Por qué un poco de sangre podría afectarme?

    - Me dan lástima ustedes dos…

    Los tres volteamos a ver al que hablaba. Era Naraku, quien se había incorporado y nos miraba con cara de autosuficiencia. Aunque lo intenten no podrán conseguir la tranquilidad de su alma. Sólo tienen una opción. Utilizar la sangre de esa mujer. Sin embargo, si la usan… uno de ustedes recuperará lo más preciado de su vida, y el otro la perderá. ¡Qué complicación! ¿Verdad? Esto último lo dijo en un tono burlón.

    - Naraku, ya me hartaste.- dijo Inuyasha lanzándole un ataque con su espada.

    La figura de Naraku desapareció, y en su lugar quedó una miniatura de madera en el piso.

    - Una marioneta. – Lo sabía… había sido demasiado fácil.

    En cuanto se fue Naraku, Kikyo comenzó a reaccionar. Sus almas comenzaron a despedir una luz brillante. Todos la observamos en silencio. Inuyasha no podía moverse, sólo la miraba. Ella poco a poco levantó el rostro.

    - ¿Inuyasha? – dijo ella sorprendida.

    - ¡Kikyo! – Dijo él cayendo a su lado y abrazándola.

    Aunque no podía ver su rostro, pude darme cuenta que Inuyasha estaba llorando. Me sentía muy incómoda al respecto. Me pareció que Sesshomaru también se sentía de la misma manera, porque miró hacia otra dirección.

    - No puedes mantenerla aquí, Inuyasha. Sabes que necesita de almas para sobrevivir. Tienes que volver. Mantenla oculta hasta que…

    - Naraku muera. – completó la frase.


    Aquella mujer llamada Kikyo fue ayudada por Inuyasha a incorporarse. El la tomó en sus brazos. Sin embargo, pude notar cómo me miraba. Podía sentir ese poder, esa mujer… ¿Quién era? Me comencé a sentir mareada. Sesshomaru se acercó a mi y me sostuvo.

    - Vete Inuyasha. No es bueno que en estas condiciones ambas estén juntas.

    - Si. – dijo inuyasha entrando a uno de los templos y desapareciendo en un pozo.
    A pesar de que se había ido, podía sentir la influencia de esa mujer en todo mi cuerpo. Sentía que todas mis fuerzas me habían sido rebatadas... Lo último que recuerdo es que Sesshomaru me alzo en sus brazos.
     
  4.  
    Maolii

    Maolii Iniciado

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    Pluma de
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Muii interesante tuh FF..- Full impactadaa, i buenoo me gusta mucho como te desenvuelves..! tan interesante estuvoo qe no percatee sii tubistes errores oh noo.. peroo me fasiionoo!! (: ...aunqe tambiien estoii medioo confundiidaa con todoo lo qe pasa..! kagomee murio?o.O i inuyasha qe? .. nada de nada con kag?... i sesshomaru qe?.. /WTF)..-ESPEROO CONTINUACION PRONTOO/
     
  5.  
    StarAcua

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Kyaaaaaaa tu fic esta INCREIBLEEE!!!
    muero por saber como continua, me
    encanta este Sesshomaru es tan...tan
    DIVINO!!! por favor continualo pronto.

    Besosss y animos, estare pendiente a que
    subas la conti;)
     
  6.  
    Alesia

    Alesia Iniciado

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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    !Hola! Muchas gracias por los post =)! Aquí va la continuación

    III
    Reencarnación

    Me desperté sobresaltada y confundida. La cabeza aún me dolía un poco, y los recuerdos de los acontecimientos ocurridos con Naraku, Inuyasha, Kikyo, y Sesshomaru invadían mi mente. Di media vuelta y me sobresalté. Ahí estaba él, acostado a mi lado, durmiendo tranquilamente. Me quedé observándolo en silencio por mucho tiempo, así, acostada a su lado. Miré su ropa, toda estaba manchada de sangre.

    - Es cierto… Naraku le hizo grandes heridas con sus armas… - pensé.
    Miré mi propia ropa, también estaba manchada, ya que él me había llevado en brazos hasta ese lugar. Ahora que me percataba, esa habitación no era la mía.

    Me levanté, con cuidado de no hacer ningún ruido. No lo quería despertar, ya que lucía muy cansado. Abrí, lo más despacio que pude, la puerta de la habitación, y caminé con lentitud hasta llegar a un recibidor muy bien decorado y ordenado. Recorrí cada centímetro de esa habitación con la vista.
    No tenía ni la menor idea de qué hora era. Por el color del cielo, que se filtraba a través de las cortinas del recibidor parecía ser aún de mañana. Cerca al televisor había un pequeño reloj de cristal. Eran exactamente las once de la mañana.

    - ¡Vaya!! Sí que había dormido mucho!

    No sabía exactamente qué hacer. ¿Debía quedarme ahí? O, tal vez, ¿lo correcto sería marcharme? Recodé que Sesshomaru aún se encontraba dormido, y muy mal herido. En esas circunstancias no lo podía dejar solo. Después de todo, Inuyasha se había ido con aquella mujer. Él le dijo que “regresara”. Yo no entendía qué quería decir con regresar. La verdad era que no entendía muchas de las cosas que ellos habían dicho el día anterior.

    Suspiré, y me senté en un sillón cercano. Primero, estaba ese extraño asunto del que Naraku acusaba tanto a Inuyasha y a Sesshomaru. Al parecer alguien había muerto por su causa. Aunque, no podía creer que ellos fueran capaces de matar a alguien que les importara. Segundo, estaba Kikyo. ¿Por qué necesitaba de mí sangre?, y ¿Por qué no podía dársela? Tercero, ¿Cómo es que yo estaba relacionada con todos ellos? Yo no recordaba conocerlos. Es más, ellos siempre hacían alusión a un tiempo pasado muy lejano, lo cual era imposible para mí, ya que sólo tenía veinte años. Finalmente, ¿Por qué Naraku había dicho que yo era la única que podía hacer algo para detenerlo?
    Reí ante esto último. Era imposible que alguien como yo, que no poseía ningún tipo de poder especial, pudiera hacer algo para detener a alguien tan poderoso como él. Sinceramente Naraku estaba equivocado con respecto a mí.

    Nada tenía sentido, cualquier respuesta a la que llegaba me parecía refutable… ¡Todo era tan extraño!

    - No comprendo nada. – Dije abrazando mis rodillas y mirando hacia el techo.

    Permanecí unos minutos de esa manera. Luego, volví a observar mi ropa manchada de sangre. No me incomodaba en absoluto, pero, quería deshacerme de aquél olor a veneno que despedía mi ropa.

    - Esto fue por el veneno que tenía la espada de Naraku…

    Entonces… Sesshomaru… Eso quería decir que su herida estaba infectada con veneno. Me preocupé de sólo pensarlo. Regresé a su habitación y me arrodillé a su lado. El aún seguía durmiendo con una tranquilidad absoluta. Toqué su frente para saber si tenía fiebre, pero al parecer todo estaba bien. Al sentir mi piel en contacto con la suya un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

    - Quisiera saber porqué me proteges, Sesshomaru. – dije retirando mi mano de su frente.

    Salí nuevamente de la habitación y me puse a buscar el baño. Afortunadamente, la primera puerta que abrí, era la que estaba buscando. Lentamente me fui sacando la ropa ensangrentada y me metí a la ducha. Mientras el agua caía sobre mi cuerpo no pude evitar pensar en mis amigos.

    - Sango debe estar preocupada… Miroku y Koga ya deben de haberse enterado de que no permanecí en casa durante la noche…

    Sin embargo no podía llamarlos. Podía ser muy arriesgado, ya que me preguntarían donde estaba y yo era muy mala mintiendo o inventando excusas. Era mejor no tentar a la suerte. Decidí que mientras Sesshomaru se encontrara en ese estado yo permanecería con él. Luego, regresaría a mi vida normal.

    - Aunque si pudiera permanecer con él por el resto de mi vida, lo haría. – Pensé sonriendo mientras secaba mi cabello.

    Como no tenía otra cosa qué ponerme, tuve que usar de nuevo la ropa del día anterior llena de sangre. Todo el día permanecí en la habitación de Sesshomaru, vigilando su sueño, sentada en el piso, a su lado.
    Cuando llegó la noche, y no despertaba, comencé a asustarme.

    - No es normal que alguien duerma tanto… - pensé mientras lo observaba en silencio.

    Ya era muy tarde, casi las once de la noche y nada pasaba. Yo estaba muerta de hambre. Extrañamente él no tenía ningún tipo de alimento en su departamento. También tenía sueño. Sin embargo, me daba un poco de vergüenza echarme a su lado.

    - ¡Tonta! – me encontré pensando mientras me acurrucaba en uno de los sillones del recibidor, y abrazando uno de los cojines para no tener frío. - ¡pero si ya dormiste a su lado!

    Eso no importaba. Algo en mi interior hacía que cuando lo tenía muy cerca me sonrojara demasiado. No iba a poder dormir si me quedaba en su habitación.

    A pesar de tener algo de frío, igual me quedé dormida al instante. Estaba muy cansada y hambrienta, así que era de esperarse.

    Cuando me levanté en la mañana, tenía sobre mí un cobertor. Me sentía muy calientita y no quería moverme. Sin embargo, recordé que yo no tenía nada que me tapara la noche anterior. Abrí mis ojos, sobresaltada, y ahí estaba él mirándome desde el sillón que se encontraba frente a mí.

    Me incorporé, y senté, pero no me animé a pronunciar palabra alguna. Me puse algo nerviosa. Sus ojos ambarinos me observaban con un gesto inexpresivo.

    Finalmente él terminó con el momento agónico, y habló.

    - ¿Por qué sigues aquí?

    ¡Vaya! ¡Sí que era agradecido! Yo me había quedado cuidándolo todo el tiempo que permaneció conmigo, y él me preguntaba eso de esa manera… aunque, después de todo, el no me había dicho que me quedara.

    - Pues… - comencé a decir, sin saber cómo continuar – Estaba preocupada por ti.

    El se quedo en silencio, observándome de la misma forma que lo había estado haciendo. Yo me puse más nerviosa.

    - ¿Te sientes mejor? – dijo el de nuevo, cambiando de tema.

    - Sí. Ya no me duele la cabeza.

    Lo observé con más detalle. Seguía teniendo esas extrañas ojeras bajo sus ojos. ¡Qué raro! Tal vez aún se encontraba cansado.

    - Tú… ¿te sientes mejor? – me arriesgué a preguntar.

    - Estoy bien.

    - No quiero ser insistente, - dije – pero, luces un poco cansado.

    El miró hacia otra dirección. Tal vez sabía a lo que me refería.

    - ¿Tienes hambre? – me preguntó sin mirarme.

    - Pues, ahora que lo mencionas… sí. No he probado bocado desde hace un día.

    - Pediré algo. También te conseguiré algo de ropa. No puedes quedarte con la que tienes. Esa sangre mezclada con veneno no saldrá aunque lo intentes.

    Miré mi vestido celeste con algo de pena. Era uno de mis favoritos.

    - Está bien.

    La comida, y la ropa, la enviaron al departamento de Sesshomaru. Él la recibió y me la entregó.

    - Será mejor que te cambies primero.

    - Está bien. – volví a decir. Entré al baño, me di una ducha, y me cambié.

    La ropa que me había comprado consistía en un par de jeans y una polera holgada. Me gustaba mucho poder sentirme más cómoda. Salí del baño y me dirigí al comedor, él ya lo había puesto todo en la mesa.

    Me senté en una silla que estaba situada frente a él. Ambos comimos en silencio.

    Cómo quisiera que me respondiera todas las dudas que tengo – pensaba mientras tomaba un poco de agua. – Pero, ¡Dios! ¡Es tan difícil preguntarle algo!

    - Si quieres decir algo, sólo dilo. – dijo el mirándome directamente a los ojos.
    Yo lo quedé mirando. ¿Es qué todos podían hacer eso? Leer las mentes. Después de unos minutos me animé a hablar.

    - Quiero saber más sobre Naraku, y por qué quiere matarme.

    El suspiró, y luego miró en otra dirección.

    - Sí, supongo que es justo que lo sepas…

    Todo esto me parecía muy misterioso. Tanto Inuyasha, como Sesshomaru ponían esa mirada cuando hablaban de los hechos pasados… De hecho no era una bonita historia la que me tenían oculta.

    Finalmente el volvió a mirarme y su rostro expresaba resolución.

    - Bien. Te contaré la historia de tu alma. – Dijo poniendo una mirada sombría.

    Yo apreté los puños, el tono con que lo había dicho no me gustaba para nada. Además, ¿Cómo era eso de “la historia de mi alma”?

    - Esto pasó hace mucho tiempo, tanto que ya no es necesario decir cuándo fue exactamente… En aquella época Naraku estaba empecinado en conseguir una preciada joya llamada La perla de shikon. Inuyasha y tú eran los que estaban recolectando los fragmentos, ya que la perla se había partido en mil pedazos. Parcialmente yo también me uní a la búsqueda, pero lo hacía por mi cuenta. Mi principal objetivo era acabar con Naraku.

    - Sin embargo, él logró juntar la mayoría de fragmentos, tan sólo le faltaban los que tú tenías. Todos sabíamos que la batalla final pronto llegaría y nos preparamos para ello. Kikyo también apareció el día anterior a la batalla.
    - Amaneció, ese día todo estaba más tranquilo de lo normal. Sabíamos que ese era el día. Cuando Naraku apareció cerca del medio día la lucha comenzó. Por supuesto, el sólo quería matarte para apoderarse de los fragmentos que necesitaba.

    - La lucha estuvo bastante dispareja ya que a él se le unieron más de un centenar de monstruos. Kikyo y tú se encargaron de aniquilar a la mayoría, mientras tanto Inuyasha peleaba con Naraku.

    Yo lo quede mirando. Ahí había algo raro. ¿Dónde se encontraba él?

    - Inuyasha trató de defenderlas.

    - Pero, ¿dónde te encontrabas tú? – le interrumpí.

    El me miró con una cara de profunda tristeza y dolor. ¿Qué había pasado realmente?

    - Antes de que comenzara la batalla, Naraku se apareció frente a mí. También tuvimos una lucha. El no estaba sólo, apareció con una de sus extensiones. Yo me encontraba en ese lugar. Como te habrás dado cuenta, Naraku hace uso de marionetas que manipula desde otros lugares…

    - Entonces, - dije- tú estabas peleando con una marioneta de Naraku, ¿mientras nosotros peleábamos con Naraku?

    El se quedó callado. Yo sabía que ese asunto le hacía sentir muy incómodo.

    - Y, ¿cómo terminó la batalla? –pregunté para que se olvidará del asunto de la marioneta.

    - Cuando acabé Kana desapareció, y acabé con la marioneta me dirigí hacia ustedes lo más rápido que pude. Sin embargo, llegué muy tarde. En ese momento…

    El no pudo seguir. Se levantó de la mesa y caminó lentamente hacia una ventana que daba al balcón. Yo lo observé. Alguien había muerto ese día. ¿Era posible que yo haya sido la persona que murió?

    Me acerqué lentamente hacia él y me paré junto a él. Ambos mirábamos hacía el horizonte, ya que su departamento estaba situado en un piso muy alto.

    - Dime una cosa, Sesshomaru. ¿Yo morí ese día, verdad?

    Él ni siquiera me miró. Sólo respondió lo que, en el fondo yo ya sabía.

    - Sí.

    - Entonces, ¿Naraku logró obtener la perla de shikon?

    - Así es, sin embargo, nada pasó.

    - ¿Cómo? – dije perpleja, ya que se suponía que quién obtuviera esa perla se volvería el más poderoso de los monstruos.

    - Alguien, impidió que la perla accionará todos sus poderes. Eras tú Kagome.

    - ¿Cómo puedes estar seguro de que fui yo, si ya estaba muerta?

    El no me respondió. Sólo se quedó callado y me miró de una forma rara. ¡Esa mirada!

    - Tu misma me lo dijiste. No es preciso que lo recuerdes. Como te dije, ha pasado un largo tiempo.

    - Pero, si fue hace tanto tiempo…

    - Se lo que te preocupa. Tú eres la reencarnación de aquella Kagome. Por eso que Naraku te busca. La única forma de que la perla pueda ser accionada es que tú misma lo hagas. En tu alma está la respuesta.

    - Y, ¿qué pasó con Kikyo? ¿Por qué no puedo estar cerca a ella, y por qué necesita de mi sangre?

    - Naraku no iba a dejar que descansaras en paz mientras él no pudiera utilizar la perla… así que le quitó un gran número de almas a Kikyo… ella no es humana Kagome, fue una creación de una bruja. Su cuerpo está formado de barro y huesos extraídos de su tumba. Casi muere.

    - ¿De barro y huesos? – dije recordando a la imagen de Kikyo con Inuyasha.

    - Sí. Si ella permanece a tu lado por mucho tiempo, podría morir. La única forma de que todo vuelva a la normalidad es que le des un poco de tu sangre. Pero, aún no estás lista para eso. Sólo morirías si lo hicieras…

    - Y, ¿Por qué moriría?

    - Tus poderes espirituales no son los mismos que los que tenías antes… La sangre que corre por tus venas puede activar los poderes de la perla de Shikon. Esta, al estar en posesión de Naraku se activaría, y morirías al instante. Kikyo recuperaría las almas que él le quitó para que pudieras reencarnar.

    Yo permanecí en silencio por unos segundos tratando de analizar todo. Así que eso había pasado. Naraku había acabado conmigo, pero yo le había impedido usar la perla de shikon, fue por esa razón que el tomó almas de Kikyo, hecho que casi la mata, para hacer que sea posible mi reencarnación.

    - Yo no estoy hecha de barro y huesos, ¿verdad? – dije temiendo lo peor.

    - ¡Claro que no! – dijo Sesshmaru mirándome por primera vez en toda la conversación.

    - Entonces, ¿Cómo hizo Naraku para darme un cuerpo?

    - Kagome, Han pasado cientos de años desde que pasaron todos los hechos que te he contado. Honestamente, creo que Naraku ignoraba cuándo sería el momento en que reencarnaras. Cuando naciste… fue un acontecimiento que nos tomó a todos por sorpresa.

    - ¿Por qué Naraku no me mató cuando era una niña?

    - El no podía hacerte nada hasta que cumplieras quince años. Ya que a esa edad fue cuando conociste de su existencia.

    - No comprendo.

    - Cuando cumpliste quince años, viajaste por aquél pozo a nuestra época, ahí fue cuando conociste a Inuyasha y comenzaron a recolectar los fragmentos. Él no podía hacerte nada porque necesitaba que tuvieras recuerdos acerca de esa perla para que pudieras recordar qué fue lo que hiciste que impidió que él pudiera usar la perla.

    Así que todos habían estado a la expectativa de mi reencarnación. Sin embargo, yo no recordaba absolutamente nada, ni de la perla, ni de las batallas, ni del día de mi muerte.

    - Esa vez, ustedes estaban en búsqueda de Kikyo… El día en que cumplí quince años.

    - No. Estábamos a la expectativa de que Naraku pudiese atacarte. Hacía mucho tiempo que Naraku había secuestrado a Kikyo. Eso fue cuando le quitó las almas para hacer posible que reencarnaras. Ambos queríamos acabar con Naraku antes de que ese suceso se diese. Sin embargo, nos fue imposible. Yo… no quería que reencarnaras.

    Lo miré asombrada. Quería preguntarle cuál era la razón para que el no deseara mi reencarnación. Por supuesto, mil razones pasaron por mi mente, pero una idea se apoderó de mis pensamientos; algo muy malo había pasado entre él y yo en mi otra vida.

    Él se alejó de mí y se fue en dirección a su habitación. Yo me quedé ahí parada sin saber qué hacer exactamente. Era mucha información la que tenía que procesar. Tenía que recordar lo que había hecho en la otra vida para ayudar a Sesshomaru a acabar con Naraku. Sin embargo, no tenía ni idea de cómo llevaría a cabo ese objetivo.
     
  7.  
    katica

    katica Entusiasta

    Virgo
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hola Alesia!!!!
    WOW!!! me encanta este fic!!!!
    es como una especie de continuara de la serie pero con ciertos cambios ademas de k adoro los sessxkag!
    sess como le va a decir a kag k no keria k reeencarnara eso fue cruel!!! pero bueno...
    me encanta como manejas los personajes son igual a los de la serie
    espero pronto la conty
    bye!
     
  8.  
    StarAcua

    StarAcua Usuario común

    Escorpión
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Alesia tu fic me ENCANTA!!!
    no me esperaba un relato
    como el que Sesshomaru acaba de dar,
    es casí como la historia de "Inuyasha" en
    si pero hay cambios (que me gustan por cierto)
    pero ¿que paso entre Sesshomaru y Kagome?;
    ¿desde cuando este se preocupa por ella? y ¿por que?
    por favor pon la conti pronto. Me he vuelto adicta a ella
    jajajajaja...muy buena en verdad.

    Besosss y animos!!!
     
  9.  
    anllely

    anllely Entusiasta

    Acuario
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    lo que creo que sesshomaro se le paso por decirle a kagome es que ellos dos estaban jusntos verdad. pero una pregunta eso quiere decir que el no a reemcarnada verdad el pertenece a esa epoca.... ya esta viejito es eso porque no decansa o cuida kagome por las noches que pasa en la realidad o por la cabeza de mi querido sesshomaro...
     
  10.  
    doncella

    doncella Entusiasta

    Piscis
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Que increíble me pregunto como hara kagome para
    poder recordar lo que paso en su anterior vida,
    pero sesshomaru se ve que esta demasiado preocupado por
    ella pero no le dijo que ellos dos estaban juntos,porque
    temía como reaccionaria kagome ante tal noticia de suparte.
    Bueno espero que sigas continuando la historia.
    Hasta luego.
     
  11.  
    Alesia

    Alesia Iniciado

    Piscis
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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    !Hola a todas! Siento no haber puesto continuación en estos días. He estado algo ocupada, pero ya tengo escrito la mitad, así que a más tardar este fin de semana lo publicaré.
    Saludos.
    Ale.
     
  12.  
    Maolii

    Maolii Iniciado

    Piscis
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    ...Holaaa !! Bueniisimaa contiinuacioon..!! /Algunos errores con la ortografiia..) :/ ... Buenoo .. mee gustoo muchoo..--!! El capiitulo cntestoo variias de mis preguntass) Peroo aun estoii impresiionadaa..!! ¿QePasooCon Sesshomaru y kagomee..? akazoo ellos..... i debe estar full viejoo...! :( peroo eso ? el sige siiendo de la epoca antigua? i el departamentoo qe?haaiiii CONTIINUACIONN..!! besoos...*--*
     
  13.  
    Alesia

    Alesia Iniciado

    Piscis
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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    !Hola! Siento mucho la demora. Muchas gracias por los comentarios =)! Aquí va la continuación.



    IV
    Recuerdos

    Habían pasado tres días desde mi cumpleaños. Yo seguía en el departamento de Sesshomaru. Ninguno de los dos hablaba mucho con el otro. La verdad era que él permanecía la mayor parte del día en su habitación. Esa noche, como no había otra cosa que hacer, prendí el televisor para ver el noticiero, que se suponía, tendría que estar conduciendo con Koga en ese preciso momento. Me encontré con que Sango estaba acompañando a Koga, ambos lucían muy mal.

    Me sentí culpable, ya que yo sabía que ellos me habían estado buscando… El día anterior, mientras Sesshomaru dormía, salí a caminar un poco. No me gustaba para nada quedarme ahí sin hacer nada.
    Ni siquiera había caminado dos cuadras, cuando los divisé en la distancia. Todos, Sango, Koga, y Miroku, se encontraban en el auto de Koga. No sé cómo lo hice pero, logré escapar por una calle cercana. Creo que no me vieron.

    Esto de estar escapando de mis amigos me resultaba algo incomodo. No me gustaba que se sintieran mal por mi culpa, sin embargo, tampoco tenía inventada una justificación acerca de mi ausencia. Lo que no pensé es que ellos sí la tuvieran. Koga comenzó a hablar...

    - Buenas noches a todos. Como ven, Kagome no nos acompaña hoy tampoco en el noticiero. No queríamos decir nada ayer, porque nada aún estaba confirmado. Sin embargo, creo que debemos dar a conocer lo que sabemos acerca de su paradero.

    Yo observaba la pantalla en silencio. Pero, ¿qué información podían tener? ¿A caso me habían visto?

    - Todo indica que Kagome ha sido una más de las víctimas del asesino de mujeres. No es preciso recordar que las victimas hasta el momento ya llegaron a las treinta. Kagome estaba encargada de la investigación. Ella desapareció el domingo en la madrugada. No sabemos nada de su paradero…

    Esto último lo dijo con un nudo en la garganta. Yo lo conocía demasiado bien para identificar que ya no iba a poder seguir hablando. Sango continuó.

    - Esperamos que ella se encuentre bien, y que no se convierta en una más de las víctimas. Los mantendremos informados acerca de cualquier información que tengamos al respecto.

    Ella también tenía los ojos vidriosos. Todo esto me hacía sentir pésimo.

    - Kagome, si estás viendo esto, sólo quiero decirte que no pararemos de buscarte. No dejaremos que te hagan daño… y... Kagome, te amo.

    Sango lo miró con una mezcla de pena y de asombro por decir algo así en público. Aunque, era comprensible, después de todo, creían que me había secuestrado esa persona que había matado a tantas mujeres inocentes.

    De repente el televisor se apagó. Di media vuelta sobresaltada, y ahí estaba Sesshomaru.

    - ¿Por qué apagaste el televisor? Estaba viendo ese programa.

    - No puedo creer que él también esté aquí. – dijo sin prestarme atención.

    - ¡Sesshomaru!

    - ¿Qué pasa? – dijo él mirándome de una forma rara.

    - Esa mirada…

    Yo me quedé en silencio.

    - ¿Te sientes bien?

    - ¿Eh? – dije sobresaltándome. Yo…

    Había tenido un rápido recuerdo de él mirándome de esa misma manera, ambos estábamos en un bosque. Si tan sólo no hubiese dicho nada… hubiera podido recordar algo más.

    - A caso… ¿recordaste algo?

    - ¿Qué? No… Sólo estaba pensando en… mis amigos – dije para no mencionar lo del repentino flash.

    - Bueno, no tienes por qué preocuparte por buscar alguna excusa ahora. – dijo el volviendo a poner un rostro serio – Ellos piensan que te secuestró Kana. Sin embargo, ella no ha regresado desde que Inuyasha se llevó a Kikyo.

    - ¿Kana? ¿A caso ella no es una extensión de Naraku?

    - Así es. Ella se encargaba de conseguir almas para Kikyo. Como ella no es humana, si no recibe almas, simplemente muere.

    - Entonces todas esas mujeres…

    - Si ella es la responsable.

    Sabía que algo no humano estaba detrás de todo esto. No era normal que los forenses no detectaran ningún rastro anormal en sus cuerpos muertos.

    - Tenemos que detenerlos… - dije mirándolo directamente a los ojos – tenemos que ir por Naraku.

    El me observó por largo rato en silencio. Luego habló.

    - El no está aquí. Se fue por el pozo, a la otra época.

    Ese debía ser el pozo por cual Inuyasha había desaparecido con Kikyo.

    - Entonces, ¡vamos! No podemos perder tiempo. – dije dirigiéndome hacia la puerta.
    El me bloqueó el paso.

    - ¿A caso no quieres acabar con Naraku? ¡Tenemos que ir a detenerlo!

    - Aún no puedes.

    - ¿Por qué no puedo? Sé lo que tengo que saber. Ahora sólo tenemos que ir por él.

    - No es tan simple.

    - ¿Por qué? Ya he estado ahí una vez, ¿no? Si pude sobrevivir en ese entonces, ¡ahora también lo haré!

    El suspiró y me volvió a mirar de esa manera rara.

    - La otra época ya no es como la que conociste. Todo ha cambiado. Ahí sólo habitan monstruos malignos que han armado guerras entre ellos. Naraku los gobierna. Los monstruos que estamos en contra de Naraku, algunos hombres mitad bestia, y otro grupo de guerreros humanos, nos hemos unido para protegernos. Nuestra misión eres tú. Si vas, todos tratarían de atacarte. Serías un blanco fácil ya que no sabes cómo defenderte.

    Me quede callada. Me daba mucha rabia no poder hacer nada. Sin embargo, él tenía razón, yo no tenía ni idea de cómo hacer que los poderes espirituales que antes tenía volvieran a mí. Es más, dudaba que alguna vez hubiese tenido grandes poderes.

    - Pero, ¿Cómo voy a aprender a defenderme, o a incrementar mi poder espiritual si permanezco aquí? – dije mirando hacia el suelo.

    - Yo te enseñaré. – dijo él tomando mi rostro para que lo mirara.

    Me sonrojé al instante. Esa mirada me estaba matando.

    De repente, Sesshomaru hizo una mueca de dolor, y se tocó el lado donde Naraku lo había herido. Yo lo ayude a ir hasta el sillón. El no se quejaba, pero yo estaba segura que esa herida no sanaría con facilidad.

    - Enséñame la herida. – dije mirándolo seriamente, ya que él se rehusaba.

    Finalmente él se rindió, y se quitó la camiseta que traía puesta. Me volví a sonrojar al ver su pecho bien formado sin nada que lo cubriera. Sin embargo al contemplar la herida quedé asombrada. ¡Se estaba infectando! ¿Qué tenía esa espada?

    - Esto no está bien… - dije mirándolo con preocupación – tienes que curarla.

    - Sanará sola, como siempre. – dijo sin mirarme.

    El me estaba ocultando algo más. Su aspecto no era como el de hacía cinco años. Ahora lucía cansado, y sus heridas no sanaban.

    - Se supone que los monstruos sanan rápidamente. Algo te pasa, ¡y me lo contarás! – Esta vez yo fui la que tomé su rostro para que mi mirara.

    En sus ojos había algo extraño, era como si ocultara algo pero sintiera mucha culpa por hacerlo.

    - No te preocupes por pequeñeces. Tienes que concentrarte en ser fuerte, para acabar con Naraku.

    - Pero si tus heridas no sanan, serás más vulnerable. Ambos podríamos morir si Naraku atacara ahora.

    - No atacará, y si lo hiciera, no te mataría. No puede hacerlo hasta que consiga lo que quiere; la clave que le permita usar la perla.

    - Pero…tu.

    - No te preocupes por mí. – dijo esto poniendo una mirada vulnerable.

    - Sesshomaru.

    - Entiende esto. No dejaré que mueras, ni que Naraku se te acerque. La herida es temporal.

    Lo miré sin estar completamente convencida. No, él no podría protegerme estando en ese estado. Tenía que “recuperar” mis habilidades, poderes, o lo que fuera.

    - Quiero recuperar los poderes que, según tu, yo tenía antes.

    - Bien. Mañana por la mañana iremos a ver a Shiyoko, ella puede ayudarte.

    ¿Quién sería esa mujer llamada Shiyoko? Yo sólo asentí mientras volvía a ver su herida infectada. Tenía que esforzarme para poder ayudarlo...

    Al día siguiente, muy temprano, nos dirigimos a ver a Shiyoko. Cada día que pasaba, Sesshomaru me parecía más extraño. Si no supiera que tenía más de cien años de vida, yo diría que no pasaba de los 25. Además, ¿Cómo era posible que el pudiera tener un departamento en la zona más exclusiva de la ciudad? Simplemente algo no cuadraba.

    - Sesshomaru… - dije mientras caminábamos por un bosque a las afueras de la ciudad.

    - ¿Qué pasa? – dijo sin detenerse.

    - ¿Cómo es que puedes vivir cómodamente en esta época? Es algo que aún no puedo entender.

    - Pues, eso es por mi padre. – dijo seriamente.

    - Tu padre, ¿está vivo? No sé porqué pensé que el había muerto… - dije deteniéndome.

    - En efecto, - dijo el también deteniéndose – el murió el día en que Inuyasha nació. Pero, reencarno en ésta época. Aunque, sólo como humano. Sin embargo, extrañamente, el recuerda todo lo de su vida pasada.

    - ¿Cómo se llama tu padre? – dije con curiosidad.

    - Pues, es Inu no Taisho. – dijo mirándome de reojo.

    - ¡¿Qué?! ¡Tu padre es esa persona!

    No necesitaba que me dijera quién era, yo lo sabía muy bien. Inu no Taisho era una de las personas más reconocidas y ricas de Tokio. El tenía grandes acciones investidas en diferentes empresas.

    - !Vaya!… Eso ha sido toda una sorpresa…

    El siguió caminando, yo aún no había quedado satisfecha con la respuesta. ¿Por qué Inu no Taisho lo ayudaba?

    - Sesshomaru, ¿cómo se enteró tu padre que estabas aquí?

    - No fue difícil, el me estaba esperando. Hace exactamente cinco años, luego de que cumplieras quince años. El y yo nos reunimos.

    - ¿Inuyasha sabe que tu padre reencarnó?

    - Si lo sabe. Pero, sería muy difícil para ambos verse. Yo si conocí a mi padre, él no.

    El sólo miraba de frente, así no podíamos conversar con tranquilidad.

    - Pero, - dije casi corriendo para no quedarme atrás - ¿por qué él, a pesar de que es la reencarnación de tu padre, tendría que ayudarte?

    El se quedó en silencio. Ya sabía que, nuevamente, había tocado un tema delicado, sin embargo quería respuestas.

    - Esto tiene que ver con la madre de Inuyasha, y contigo. Es lo único que puedes saber.
    Yo iba a hacer otra pregunta cuando el paró de caminar, frente a nosotros se encontraba una mujer.

    - Esa debe ser Shiyoko – pensé, observándola detenidamente.

    Ella tenía la misma mirada inexpresiva que Sesshomaru, y de hecho, los mismos ojos ambarinos. Su traje también era muy extraño, era un kimono largo, de color oscuro, que hacía resaltar su piel blanca. Era muy bella, me preguntaba qué relación tendría ella con Sesshomaru.

    Ya estaba empezando a imaginar cosas cuando ella habló.

    - Sesshomaru, veo que la hora ya ha llegado.

    A pesar de la inexpresividad de sus miradas, el ambiente no se sentía para nada tenso. De hecho, yo me sentía bastante cómoda en compañía de ambos.

    - En efecto, - dijo Sesshomaru – necesito que me hagas este favor, ya que no estoy en condiciones de poder hacerlo yo mismo.

    Lo quedé mirando. ¡Yo sabía que algo malo le pasaba! A pesar de que él se quería hacer el fuerte, no me podía engañar. Sin embargo, él no quería hablar del tema, y yo no me animaba a preguntarle nuevamente.

    - Está bien, Sesshomaru. Con gusto te ayudaré. Inuyasha y tú son mi única familia, no puedo decirles que no. Además, - dijo mirándome directamente a los ojos – siento un gran aprecio por ella.

    ¿Había dicho familia? Eso confirmaba el parentesco de ambos. ¿A caso sería su esposa? Sólo de pensarlo me sentí mal.

    - Bien. Entonces, la dejaré contigo. Sé que no tendrás problemas. – dijo dando media vuelta para marcharse.

    ¿Qué? Quería decir que se iría. Me recorrió un escalofrío en el cuerpo, e instintivamente lo tomé de la mano. ¡No quería que se alejara! A pesar de que me sentía cómoda con Shiyoko, no quería separarme de él.

    El se quedó parado y volteó a mirarme. Ambos permanecimos mirándonos en silencio.
    - Los dejaré solos. – dijo Shiyoko desapareciendo.

    En cuanto desapareció, Sesshomaru se paró frente a mí, no había soltado su mano, pero el tampoco la rechazó, así que permanecimos así.

    - Kagome…

    - No te vayas… - le dije mirando al suelo.

    El suspiró, y apretó mi mano. Apenas hizo esto levanté mi rostro, y me sobresalté por la mirada que tenía.

    - Sesshomaru…

    - Kagome, si me quedo… no podré protegerte después si Naraku ataca…

    - Esa herida… ¡sabía que estaba muy mal!

    - Escucha, sólo será por un tiempo… Confió mucho en Shiyoko, ya que ella es hermana de mi padre. Ella te protegerá, y te enseñará a utilizar tu poder espiritual. Yo necesito alejarme de esta época algunas semanas…

    - Está bien. – dije apretando su mano también.

    - Regresaré pronto, dijo soltando mi mano y marchándose.

    Yo lo vi alejarse, hasta que su silueta quedó oculta entre los árboles. ¿Por qué sentía ese vacío?

    De repente tuve una extraña visión. Era él, me miraba de una forma extraña, estábamos en un bosque. Yo estaba muy cerca de él, y le sonreí.

    - ¡Todo estará bien! – me escuché decirle sentándome a su lado.

    - Eso no lo podemos saber. Naraku puede llegar a causarnos muchos problemas… puede matar a cualquiera de nosotros si nos descuidamos.

    - Sesshomaru. ¿A caso te preocupa que alguien muera?

    En ese momento el me miró con una preocupación que antes nunca había visto en él. Yo entendí esa mirada. Y tomé su mano.

    - Tampoco dejaré que mueras. – le dije mientras me recostaba en su estola y cerraba los ojos.
    Todo estaba oscuro. ¿Qué me había pasado? ¿Dónde me encontraba? Me senté, y esperé hasta que mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Estaba dentro de una habitación espaciosa. La puerta se encontraba al otro lado, y, al parecer, estaba entreabierta. Salí con mucho cuidado de no hacer ruido, y me encontré con Shiyoko. Ella estaba sentada frente a una ventana, mirando el cielo, sin luna.

    - Veo que ya te sientes mejor. – dijo volteando a mirarme.

    - Si. No sé que me pasó.

    - Te desmayaste. Has dormido por horas, ya es casi medianoche.

    - ¡Vaya! – dije sintiéndome tonta. Era raro que a mí me pasaran esas cosas.

    - Es totalmente normal. Creo que es la mejor manera de que recuperes tu memoria.

    Es cierto… Entonces, ¿ese no había sido un sueño? ¿Era mi pasado? Recordé rápidamente lo que había soñado. Él y yo, sentados en un bosque, bajo la luna… conversando normalmente.

    - Siéntate aquí. – dijo ella sonriendo – te serviré un poco de té.

    - Gracias. – dije sentándome a su lado.

    Mientras ella me servía el té, recordé lo que me había dicho Sesshomaru, antes de marcharse, acerca de ella. Era la hermana de su padre…

    - Aquí tienes. – dijo ofreciéndome una taza.

    - Gracias. – volví a repetir – Tomé unos sorbos, estaba delicioso.

    - Lo traje especialmente para ti desde la otra época. – dijo sonriendo

    - ¿Enserio? – dije observando mi taza- Con razón me parecía haber probado antes este sabor.
    Ella volvió a sonreír. Realmente me caía muy bien Shiyoko. Trataría de no darle problemas.

    - Sesshomaru estaba muy mal herido… Sin embargo, igual decidió ir a la otra época justo hoy. – dijo volviendo a mirar por la ventana.

    - Disculpe, - dije mirándola fijamente - ¿tiene algo de especial este día?

    - Hoy es luna nueva. – dijo mirandome – Inuyasha pierde sus poderes como monstruo en días como este, de esa forma no puede proteger a Kikyo, aunque conociéndolo como lo conozco, eso no le importara, e igual es capaz de arriesgar su vida en circunstancias peligrosas.

    - Y Sesshomaru…

    - El fue a ver que Inuyasha no haga ninguna tontería, ya que yo no estaré ahí para hacerlo.
    - Ya veo… Pensé que iría a curar sus heridas.

    - Si, él también fue a eso. Si hubiera permanecido unos días más aquí, el abría muerto.
    Me quedé sin habla al escuchar eso.

    - Sesshomaru ha permanecido en esta época por cinco años, desde que cumpliste quince. Desde ese momento Naraku era una amenaza constante para ti. Sin embargo, eso ha sido perjudicial para él…

    - ¿Es por eso que tiene esas ojeras, y parece enfermo? – dije mirándola fijamente.

    - Así es. Los monstruos no pueden permanecer más de un año en esta época, de lo contrario sus poderes disminuyen, y comienzan a mostrarse rastros de ese cansancio, como las ojeras que tiene. Sus poderes están muy limitados aquí, además, sus habilidades, como la de curar sus heridas, no funcionan. Y más una herida producida por un veneno tan poderoso.

    La observaba en silencio. Así que esa era la razón por la que el aspecto de Sesshomaru había cambiado. Me sentía mal al respecto. Por cinco años él había permanecido cuidando de que Naraku no se acercara a mí, y se había debilitado. Si hubiese muerto… ¡hubiese sido mi culpa!

    - Ha sido decisión suya, Kagome. No te culpes por las decisiones que él toma. El tiene profundas razones para hacer lo que hace…

    - Lo sé. – dije apretando mis puños. – por eso tenemos que acabar con Naraku. Shiyoko, no importa que tan duro sea recuperar mis poderes, haré lo que me pida.

    Ella sonrió nuevamente. Te ayudaré a que el poder que yace dormido en ti vuelva a aparecer. Sí, no va a hacer fácil, pero no dudo de que puedas manejarlo. Lo siento.

    Yo le devolví la sonrisa. Confiaba en ella.

    - Mañana comenzaremos con todo. Ahora, será mejor ir a dormir. – dijo levantándose y dirigiéndose al lado opuesto de donde se encontraba mi habitación – Hasta mañana, Kagome.
    - Hasta mañana – dije permaneciendo ahí sentada.

    Ella entró a su habitación, yo tomé el último sorbo de té.

    - Sesshomaru, espero que estés bien – pensé mientras me levantaba y me dirigía a mi habitación. Al amanecer empezaría mi entrenamiento y debía descansar. – Acabaremos con Naraku, eso lo prometo. – susurré, mientras cerraba mis ojos, y volvía a quedarme profundamente dormida.
     
  14.  
    doncella

    doncella Entusiasta

    Piscis
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hi!!!!
    Vaya hací que por eso era que sesshomaru estaba
    tan mal,bueno siquiera kagome ya esta recuperando parte
    de sus recuerdos de su vida pasada,ojalá le ponga mucho empeño
    al entrenamiento,para recuperar sus poderes.
    Bueno espero que sigas continuando con esta historia tan emocionante.
    Hasta luego,te cuidas.
     
  15.  
    maria_pamela

    maria_pamela Entusiasta

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Wow muy buen ficc me encanta la forma en que mezclas el pasado con el presente de kagome...ademas me gusta mucho la actitud de sesshomaru...
    Muy buena continuacion...pero pobre los amigos de kagome la estan pasando feo por la ausencia de ella...ademas q fue muy bonito cuando koga le dijo q kagome q la amaba en plena television...
    Cuidate mucho bye
     
  16.  
    Maolii

    Maolii Iniciado

    Piscis
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Holaa..- Woo, contestastes algunas de miis preguntas..!! (: graciias...:D i buenoo, me impresiiono mas i mas con cada capitulo... ! Sesshomaru esta grave.. i al parecer nada puede hacer.! i i bueno, por lo qe veo sesshomaru y kagome mantuviron una relacion en ese tiempo?.. Mmmm Muii bueno la actiitud de sesshomaru! hahahaXd'-.-' qe habra pasado en la epoca antiigua..! :( jum!! Contiinuacion--- QeEstesBiien... :D
     
  17.  
    Alesia

    Alesia Iniciado

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hola a todas! Gracias por los post. Me alegra mucho que les guste la historia.
    Esta semana ha sido un poco difícil esccribir porque ha sido aniversario de mi país, he estado ocupada. Sin embargo, he avanzado un poco el capítulo, y creo que estará terminado para mañana por la noche, o el sábado en la tarde.

    Muchas gracias nuevamete por seguir la historia.

    Saludos =)

    Alejandra.
     
  18.  
    Alesia

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    Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)
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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    !Hola! Siento mucho la demora. Aquí está la continuación. =)

    V
    Umiko

    Volví a caer. Ya habían pasado exactamente dos semanas desde que Shiyoko y yo estábamos juntas. Estaba totalmente agotada, pero había logrado progresar. Al menos ahora podía sentir mi poder espiritual. Sin embargo…

    - Kagome, ¡Levántate! – dijo Shiyoko mirándome desde el otro lado del claro.

    Es muy fácil decirlo. – Dije para mis adentros – Sin embargo, mi respiración era entrecortada, y sentía un dolor intenso en el pecho. Así había estado por horas, cada vez que sentía que el poder espiritual me rodeaba, un dolor muy grande en el tórax comenzaba a matarme. Sentía una presión muy fuerte, como si una punta filuda hubiera atravesado mis entrañas. En ese momento caía al piso, y de nuevo, perdía el control sobre la energía.

    Me fui levantando con dificultad. Mi respiración nuevamente se normalizaba, aunque el dolor aún seguía punzante.

    - ¡Bien! Ahora, tratemos una vez más. – Dijo Shiyoko mirándome seriamente.

    - Está bien. – dije cerrando mis ojos y concentrándome.

    No tuve que esperar mucho para que pudiera sentir ese cálido poder invadiendo mi cuerpo. ¡Era muy poderoso! Apreté los puños, porque sabía que de un momento a otro el dolor aparecería.

    - No pienses en el dolor, ¡Piensa en la energía!

    Me esforcé para controlar el poder y tranquilizarlo. Por un momento todo estaba bien, no sentía dolor, no me faltaba el aire, ni sentía la presión en el pecho. Sin embargo, algo me vino a la memoria.

    - ¡Muere Kagome! – escuché decir a una voz que para mí era muy familiar.

    ¡Esa voz!…Abrí los ojos de golpe. El dolor comenzó a invadir todo mi cuerpo. Volví a caer, pero pasaron los minutos y no cesaba de dolor. Sentía que moriría.

    - ¡Kagome! – dijo Shiyoko acercándose rápidamente a mí, ya que pudo observar que la situación no era normal.

    Estoy muriendo, pensé. ¿A caso fue así como morí? Esa voz… me parece tan familiar.

    - ¡Kagome! ¡Reacciona! – dijo Shiyoko arrodillándose a mi lado.

    Lo último que vi fueron los ojos ambarinos de Shiyoko mirándome con preocupación. Poco a poco comencé a ver borroso, y cerré los ojos.

    Cuando desperté ella se encontraba mirándome fijamente. Pestañé para acostumbrarme a la luz de la lámpara que se encontraba a mi lado.

    - ¿Cuánto tiempo he permanecido así? – dije sentándome sobre mi cama.

    - Has estado de la misma manera por dos días Kagome.

    - ¿Dos días? – dije mirándome a mi alrededor.

    Ella miró a la ventana, al parecer estaba atardeciendo.

    - Lo siento. – dije mirando hacia otra dirección. No he sido capaz de dominar el poder espiritual.

    - No es tu culpa, es porque tu poder aún está muy alterado. Eso es porque aún no recuerdas los sucesos que desencadenaron tu muerte.

    - Mi muerte…

    En ese momento volví a recordar aquella voz. Parecía mi atacante.

    - Sesshomaru me contó que eso ocurrió durante la batalla final con Naraku.

    - Si. Así fue. – dijo ella aún sin mirarme.

    - Sin embargo, realmente quisiera saber cómo paso. – dije más para mí que para que ella me lo respondiera.

    - Es algo que tienes que recordar. El poder no se calmará hasta que tú misma lo descubras, ya que tu corazón tiene que purificarse también.

    - ¿Mi corazón? – dije mirándola fijamente.

    - Si, Kagome. No es algo que te pueda, o que deba, decirte. Tú sola debes de descubrirlo.

    Ella se paró, y se dirigió hacia la puerta.

    - Si te sientes mejor puedes ir a practicar un poco con el arco, ya eres casi una experta. – dijo sonriéndome.

    - Está bien – dije aún pensando en el tema de mi corazón.

    Me cambié, y cogí el arco y algunas flechas. Me dirigía al claro donde entrenaba diariamente.

    - Es tan raro esto… ¡Querer saber cómo morí! – dije sonriendo tristemente.

    Me puse en posición para disparar. Ya había visualizado el blanco. ¡Esta vez sí daría justo en el medio! Apunte, y me esforcé por no pestañar. Uno, dos, tres… ¡Lancé la flecha!

    - ¡Creo que está vez si lo logre! – Dije acercándome hacia el blanco.

    Para mi disgusto había fallado por unos centímetros.

    - Creo que la antigua Kagome se hubiera sentido un poco decepcionada de ver que su reencarnación no puede ni siquiera lanzar una flecha correctamente – dijo alguien entre los árboles.

    - ¿Quién es? – dije poniéndome a la defensiva.

    - Tranquila. – dijo caminando lentamente hacia la luz, para que pudiera distinguir quién era. Para mi sorpresa, era la persona que menos me esperaba ver; Naraku
    Di unos pasos hacia atrás mientras pensaba en qué hacer. El claro se encontraba lo suficientemente alejado de la casa donde Shiyoko y yo vivíamos, por lo que sería difícil que llegara a tiempo si Naraku intentara matarme. Por otro lado, si me mataba, el secreto de la perla se iba conmigo a la tumba.

    Sesshomaru ya lo había mencionado, el no iba a matarme. Entonces, ¿qué hacía frente a mí?

    - Kagome, sólo he venido para ver tus progresos. Aunque, debo decir que estoy algo decepcionado. Aun no recuperas tus poderes, y tu habilidad con el arco, pues…

    Yo lo observaba atentamente, no podía dejar pasar ninguno de sus movimientos. No confiaba en él, ni aunque Sesshomaru me asegurara mil veces que no me iba a matar.

    - Tienes razón en no confiar en mí, Kagome. Ya que yo soy la persona que desea tu muerte más que nadie. Sin embargo, antes tengo que obtener lo que necesito para que esta esfera funcione.

    Yo miré atentamente a un collar que el tenía en el cuello. ¡Ahí estaba! El origen de todo este problema, el origen de mi vida, y de mi muerte; la perla de Shikón.

    - Pero… está totalmente infectada de maldad. – dije con tristeza mirando aquella joya.

    Naraku me observo con atención, luego sonrió.

    - No entiendo tu tristeza Kagome. La perla de Shikón se ve más hermosa cuando está llena de maldad y desesperación. Sus poderes son aún más fuertes, ya que los sentimientos que tú consideras como buenos son inestables, y siempre terminan en odio y rencor. Tu misma te darás cuenta de eso cuando recuperes tu memoria.

    ¿Por qué era tan importante que recuperara mi memoria? Me fastidiaba que todos supieran acerca de mi vida menos yo.

    - Kagome, ¿acaso ya recordaste cómo fue tu muerte? – dijo mirándome con esos ojos tan llenos de determinación.

    Su mirada me hacía temblar. No era miedo, era algo diferente. ¿Qué me había ocurrido en mi vida anterior? El sonrió ante mi reacción.

    - Sé que puedes recordar aquella voz… Creo que aún puedo escucharla. Kagome, si tú me dieras la oportunidad, podría enseñarte cosas que no sabes acerca de las personas que crees que son tus amigos. Podríamos vivir juntos por siempre, y yo te querría por la eternidad.

    - ¿De qué hablas? – dije sorprendida.

    ¿Acaso Naraku no era nuestro enemigo? ¿A caso no era mi propósito matarlo? ¿A caso no era su propósito matarme? ¿Por qué me decía todo eso?

    - Kagome, ¡Cómo me gustaría que recuerdes para que te des cuenta que estás equivocada acerca de mí! Yo, te amo Kagome.

    No… ¿Me amaba? No entendía nada.

    - ¡No! ¡Tú me mataste! ¡Tú fuiste el causante de mi muerte! ¿Cómo puedes creer que voy a creer en lo que me dices? Sólo son mentiras.

    - Así que, ¿eso es lo que crees? Yo no fui el causante de tu muerte, Kagome. – dijo acercándose a mi lentamente.

    Yo me había quedado paralizada. Esa mirada… yo la recordaba. Pero, ¿En qué ocasión? A caso él y yo…

    - Kagome, recuerda. No hagas que ahora sí tenga que acabar con tu vida. Es algo que nunca me perdonaría. Sin embargo… si no recuerdas, no me dejarás otra opción.

    Miré fijamente a sus ojos, su mirada tenía esa tristeza que había visto la primera vez que lo vi. ¿Y si era verdad lo que decía? Entonces, ¿Quién había causado mi muerte? El se acercó más y más. Yo me quedé ahí sin hacer nada. Entonces él me abrazó, fue uno de los abrazos más cálidos que había recibido en mi vida, al menos que yo recordaba. Sin querer algunas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. El me estrechó más fuerte al darse cuenta de mis sollozos.

    Permanecimos de esa forma por unos momentos, luego él me soltó.
    - Sólo esfuérzate por recordar, no quiero que mueras nuevamente.

    Yo no decía ni una sola palabra. El me miró nuevamente con esa mirada nostálgica y luego desapareció.

    Cuando se fue sentí un vacio extraño. ¿Cómo era posible? ¡Él era el enemigo!
    - Tengo que regresar. – pensé mientras recogía el arco y las flechas que había dejado caer.

    Mi regreso fue lento. Cuando llegué ya el cielo estaba oscuro e iluminado por estrellas. No había nadie en casa, lo que me pareció raro pues Shiyoko siempre permanecía ahí.

    - ¿Hola? – dije tratando de que alguien respondiera a mi llamado.

    Tomé una flecha y preparé el arco en caso de que hubiera algún intruso. Escuché unos ruidos provenientes de la parte de atrás de la casa. Al ir para allá quedé sorprendida, Shiyoko estaba herida, de su pecho brotaba sangre.

    - ¡Shiyoko! – dije corriendo para sostenerla, ya que de un momento a otro caería - ¿Qué pasó? ¿Quién te atacó?

    Ella me miró y sonrió. Lentamente dirigió una de sus manos a mi rostro.

    - Shiyoko, no te esfuerces. – dije tomándola de la cintura para que no se fuera a caer.

    - Kagome… - dijo ella con una voz fría - ¿cómo puedes ser tan ingenua?

    - ¿Qué? – dije por primera vez mirándola fijamente a los ojos – ¡Tú no eres Shiyoko!

    La mujer que aparentaba ser Shiyoko me empujó y se alejó de mi. Su rostro fue transformándose hasta que apareció ante mí una mujer muy hermosa, pero con una mirada maligna. Sus ojos eran muy negros, y su piel era muy blanca, parecía un muerto en vida.

    - ¿Quién eres? – dije levantándome lentamente del suelo.

    - ¿Quién soy? ¿Es que acaso no me recuerdas? – dijo ella mirándome con mucho resentimiento.

    Yo no tenía ni idea de quién era esa mujer, tampoco quería saberlo. Algo en mi interior me decía que no era buena idea que las dos permaneciéramos juntas…

    - Kagome, por mucho tiempo he esperado tu regreso.

    ¿A caso habíamos sido amigas antes? Todo me parecía muy raro. No sabía exactamente qué hacer. El arco y las flechas aún permanecían en el suelo, si hacía algún movimiento sospechoso de seguro ella atacaría.

    - No puedo creer que realmente me hayas olvidado Kagome. Para ti ha sido muy fácil, ¿no? Morir, y renacer, y aunque hayan pasado un largo tiempo desde tu muerte… sigues teniendo todo lo que yo en más de trescientos años no he podido conseguir.

    Todo esto lo dijo poniendo una cara de congoja única, y mirándome fijamente.

    - No sé de qué me hablas. No te conozco…

    - Kagome, mi único objetivo en la vida es destruirte. Sin embargo, antes quisiera que supieses quien soy, y qué pasó en aquella lejana época… No valdría la pena acabar con tu vida definitivamente si no recuerdas lo que pasó…

    Al terminar de decir eso, ella se dirigió rápidamente hacia donde yo me encontraba. Fue tan rápido, que yo no tuve ni tiempo para tomar el arco. Las dos caíamos por un agujero negro…de pronto, caímos sobre una superficie húmeda. Al levantar la vista estábamos en un bosque. No había luna. Repentinamente recordé que Inuyasha cambiaba de forma en esas ocasiones.

    Busqué con la mirada a aquella mujer, pero no la encontraba. Caminé por algunos minutos sin escuchar ruido alguno alrededor, me comenzaba a asustar. De repente, escuché unas voces a lo lejos, me dirigí hacía las voces.

    - Sesshomaru… - dije sin acordarme de no hacer ruido para no ser detectada. – Sin embargo el no volteo.

    El estaba acompañado por alguien. Era… ¡aquella mujer extraña! Me acerqué un poco más para saber de qué estaban hablando.

    - Sabes que no podrás lograrlo solo. Necesitas ayuda – decía ella mirándolo a los ojos.

    - No necesito a nadie, conmigo es suficiente.

    - ¡Déjame ir contigo! Juntos derrotaremos a Naraku.

    - Ya te dije que no viajo con nadie.

    - ¡Pero si quieres viajar con esa niña humana y esa mujer que viaja con Inuyasha!

    Él, que permanecía mirando a la nada, de pronto la miró fijamente. La mujer se sonrojó.

    - No te metas en mis asuntos, Umiko. Lo que haga o no haga es problema mio.

    - Pero, ahora prefieres a los humanos…

    Él no dijo nada.

    - Sesshomaru, yo… Tu madre hubiese querido…

    - Se lo que mi madre hubiese querido, Tú. Umiko, nos conocemos desde niños, sin embargo, eso no quiere decir que yo sienta algo por ti. Ni siquiera se porque hablo contigo en este momento.

    Dicho esto dio media vuelta y se marchó lentamente.

    - Sesshomaru… - dijo ella con una voz llena de dolor una vez que él desapareció entre las sombras.

    Yo la observaba… Umiko, así se llamaba. Ella estaba relacionada de alguna manera con Sesshomaru, y le molestaba su cercanía con los humanos…

    De pronto de nuevo estaba todo negro, y aparecí en un claro.

    La luna brillaba en el cielo, y había algunas estrellas. Ahí, recostado en un árbol se encontraba Sesshomaru. Tenía la misma expresión de tranquilidad total que yo recordaba mientras lo observaba dormir. Me aproximé lentamente, ya estaba muy cerca cuando escuché unos pasos y una voz que reconocí al instante; era la mía.

    - ¡Uy! ¡Inuyasha es un tonto! De no haber sido porque Sesshomaru apareció en ese momento, todos estaríamos muertos. Yo estaría muerta… - dijo aquella Kagome deteniéndose.

    Observé como mi yo anterior miraba fijamente la luna, luego se percató de la presencia de Sesshomaru.

    - Sesshomaru – dijo poniendo mirada de preocupación – de seguro está mal herido.

    Ella caminó con cautela hacia él. Se sentó a su lado y tocó su frente.

    - Tiene fiebre…

    De pronto Sesshomaru tomó el brazo que ella estaba usando para tomar su temperatura.

    - Humana, ¿qué estás haciendo? – dijo tratando de incorporarse.

    - ¡Estás muy mal! Esto es porque Naraku lanzo ese ataque… ¡No debiste ser tan imprudente! ¡Pudiste morir!

    - No seas tonta - dijo mirándome fijamente – ¿crees que hubiera hecho algo así, sí hubiera sabido que moriría?

    - Tienes fiebre… - dije observando que él se tocaba mucho la zona del tórax. ¡Déjame ver tu herida!

    - No es necesario – dijo soltándome y tratando de pararse.

    - Puedo ayudarte. ¡Vamos Sesshomaru! Te debo una… después de todo, si no hubieras intervenido, hubiera muerto.

    - Sólo lo hice porque el fragmento que tienes ahí es la clave para el declive o para el engrandecimiento de Naraku.

    - Ya veo… - dije observando el fragmento que llevaba en un pequeño frasco – Lo hiciste por esa razón.

    El no dijo nada. Yo pude observar que en mi mirada había cierta tristeza. Él seguía con esa mirada fría.

    - ¡Vamos! Déjame ver tus heridas.

    - Sí te las muestro, ¿te irás? – dijo él con el mismo tono neutral

    - Luego de que te cure, sí. Ya no te molestaré.

    - Bien. – dijo el sacándose la parte de arriba de su extraño ropaje.

    No pude evitar sonrojarme, tanto o más que la Kagome de esa época.

    - La herida luce mal… - dijo ella acercando su mano a la herida.

    - Sanará en unos días.

    - Sin embargo tienes fiebre…

    - Eso es porque Naraku está experimentando con venenos poderosos en sus espadas…

    - La curaré enseguida – dijo ella mirándolo con preocupación – sino el veneno se exparcirá por todo tu cuerpo.

    El dejó que ella lo curara. Yo observaba, no sabía cómo pero de las manos de la Kagome que se encontraba con Sesshomaru salían unas luces extrañas. ¿Así lo estaba curando?

    - Ese debe ser el poder espiritual…

    - ¡Listo! – dijo ella al terminar. La herida ya no parecía tan grave, es más ya estaba desapareciendo.

    Sesshomaru no la había mirado mientras ella lo curaba, es más se mantenía mirando la luna.

    - Bueno, me voy… - dijo ella parándose.

    - Humana… - dijo Sesshomaru aún sin mirarla.

    - ¿Eh? – Te has vuelto fuerte…

    - Gracias… - dijo ella también sin voltear.

    - Inuyasha es afortunado de viajar contigo – dijo mirándome fijamente.

    La antigua Kagome estaba a punto de voltear cuando, de pronto, un ruido se escuchó en un arbusto cercano. Todos, Sesshomaru, la antigua Kagome, y yo, dirigimos nuestras miradas en una misma dirección.

    - ¿Quién está ahí? – dijo la antigua Kagome preparando su arco.

    De las sombras apareció una figura ya conocida por mí, Umiko.

    - ¿Qué hacías oculta en esos arbustos? – dijo Sesshomaru poniendo nuevamente esa mirada inexpresiva.

    - Sesshomaru, ¿prefieres la compañía de esa humana, que la mía
    Sesshomaru no contestaba.

    - Creo que… es mejor que me vaya – dijo Kagome, quien parecía bastante incómoda.

    - Humana… - dijo Umiko con mucho resentimiento – Te estaré vigilando…

    Sesshomaru miró a Umiko con una mezcla de lo que parecía ser pena y hostilidad…

    Nuevamente todo se volvía negro, caí esta vez sobre un suelo de bambú, o de madera.

    - ¡Ouch! – dije levantándome. Al mirar a mi alrededor, parecía encontrarme en una antigua mansión antigua. Todo estaba en penumbras.

    Me dispuse a caminar por el pasillo. Todo estaba lleno de puertas y corredores sin fin. Abrí la primera puerta que estaba a mi alcance. Ahí estaba yo, pero con Naraku.

    - Kagome, entonces, aceptarás lo que te propongo.

    - Si. – dijo aquella Kagome con una mirada en donde ninguna expresión podía ser codificada.

    - ¡Perfecto! – dijo Naraku sonriente… ¡No sabes cuánto he esperado por este momento, querida Kagome…

    Naraku se aproximaba peligrosamente a mi otro yo, y yo no hacía nada por detenerlo. Sin ninguna oposición de mi parte, Naraku me besó. Casi me desmayo de la impresión… Entonces, ¿Yo había tenido alguna relación con Naraku en el pasado? ¿Era verdad lo que me había dicho en el claro?

    De pronto otra puerta se abrió, ahí estaba Umiko.

    - ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Humana! ¡Él pudo confiar en ti, pero eso es algo que yo no haría nunca! Ahora que sé lo que sé, él no sabrá.

    - Umiko… - dijo aquella Kagome con una mirada llena de dolor…

    - ¿Por qué hiciste esto? Tenías todo lo que yo siempre he querido…

    Naraku, que había permanecido de espaldas a ella, ignorándola, volteó a mirarla con desprecio.

    - ¿Cómo te atreves a entrar aquí?... no eres más que un insecto.

    En ese momento él le lanzó un ataque con su espada, el cual le causó un profundo corte en el brazo.

    - ¡Umiko! – dije tratando de detener a Naraku.

    Ella salió corriendo de la habitación, perseguida por algunos monstruos malignos.
    - ¡Déjala Naraku! Ella no tiene nada que ver en esto.

    - Kagome… insectos como ese no deben causar ningún sentimiento en ti. Pero, está bien, la dejaré. – Dijo volteando a mirarme. Me besó nuevamente, aunque yo pude ver unas lágrimas corriendo por mis mejillas.

    Volví a la oscuridad, y cuando abrí los ojos Umiko se encontraba frente a mí, mirándome con unos ojos llenos de rencor.

    - ¿Ahora recuerdas?

    Yo la miraba con mucha confusión. Todos esos recuerdos… ¿Yo había engañado a Sesshomaru?

    - No pude ser… - dije arrodillándome en el piso.

    - Kagome, por esa razón debes morir. No entiendo porqué tuviste que reencarnar. ¡Ni siquiera Sesshomaru quería que lo hicieras! Y, sin embargo, ¡no entiendo por qué tiene que ayudarte!

    - Umiko…

    - ¡Pelea conmigo Kagome! No puedo sólo matarte, aunque sienta este odio tan profundo por ti, mi orgullo no me lo permitiría.

    Dicho esto sacó una espada antigua con incrustaciones de piedras preciosas y comenzó a atacarme.

    Yo me levanté del suelo, que estaba mojado porque había estado lloviendo mientras había estado sumida en los recuerdos de Umiko, y corrí en dirección de mi arco y flechas.

    - No quiero morir… - pensé mientras esquivaba uno de sus ataques- No puedo morir, tengo que encontrar la manera de recordar por mí misma. ¡No entiendo nada!

    Ella me lanzó otro ataque, y me hizo un corte en la pierna.

    - ¡Ah! – dije cayendo al suelo. La sangre salía, y el dolor se extendía por toda la pierna.

    - Así no es divertido… - dijo Umiko caminando lentamente hacia mí.

    Divisé las flechas muy cerca de mí, extendí mis manos y pude alcanzarlas, al igual que el arco. Aunque estaba en el piso, y la lluvia dificultaba mi visión, pude lograr sostener el arco y las flechas bien.

    - Tengo que poder controlar este poder que tengo dentro de mí… - dije mirando a Umiko con determinación.

    Con dificultad, y dolor, me puse de pie. Me puse en posición de disparo, sentí ese calor interior, era la energía.

    - Ahora, muere… - dijo ella corriendo hacia mí con la espada.

    Las cosas sucedieron tan rápido. Lancé la flecha cargada de energía, esta pude contrarrestar el ataque y nos mando a las dos hacía direcciones opuestas. El dolor aumentaba, ya no tenía energía para levantarme. Cerré mis ojos, con la esperanza de que pudiera ser capaz de abrirlos nuevamente.
     
  19.  
    Maolii

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    :O komoo la vaz ah dejar haii/:( ...Bueniisiimaa)... Aunkee pobre de kagome le eztan haciiendoo kreer lo ke nop ez.. Sep pasan valee/ i eza umiko ke.? haii ke konfundiida eztoii... aunkee sep maz oh meno komo ez todo! pero buenoo.. Ezperoo ke kolokez kontiinuaciion prontoo valee.. Kuiidatee i Ke Esteez Biiienn :D
     
  20.  
    Alesia

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    Re: Encuentro final (Kagome - Sesshomaru)

    Hola! Aquí está la continuación. Disculpen la demora. Gracias por el post Maolii =)

    El retorno


    Cuando abrí los ojos seguía tendida en aquél claro. Todo mi cuerpo estaba entumecido por el frio, después de todo estábamos en invierno. Toda mi ropa estaba mojada, y continuaba mojándose, pues la lluvia no paraba de caer.


    - Tengo que levantarme – pensé tratando de mover mis brazos y piernas, sin embargo no podía moverlas; las tenía congeladas. Ni siquiera sentía el corte que me había hecho Umiko con su espada –

    No podía quedarme ahí, necesitaba moverme, Umiko, quien permanecía a pocos metros de donde yo yacía, aún estaba desmayada, pero cuando despertara intentaría matarme. Tenía que escapar.


    - Pero, no tengo fuerzas para ni siquiera para moverme…


    Comencé a sentir algo tibio por mi rostro, ¿estaba llorando? Sí, y ni siquiera me había dado cuenta de ello. Sí tan solo pudiera controlar mi poder espiritual a la perfección… ¡yo misma había visto como la Kagome de los recuerdos de Umiko pudo curar las heridas de Sesshomaru con el poder espiritual!


    - Sesshomaru – logré susurrar –


    Umiko estaba enamorada de Sesshomaru, eso me quedaba claro. Sin embargo, entre él y yo…

    - No, claro que sólo era amistad lo que existía entre nosotros…


    Traté de convencerme con esos pensamientos, pero, si así había sido todo, ¿por qué lloré cuando Umiko dijo que le contaría lo de Naraku y yo a Sesshomaru? La Kagome de los recuerdos no fue la única que sufrió por esa razón, yo también lo había hecho. ¿A caso Naraku y yo habíamos estado relacionados más allá que por la existencia de la perla de Shikón?

    - Todo es tan confuso… ¡Quisiera poder recordar todo!


    Escuché el sonido de unos pasos acercándose con rapidez en el interior del bosque.


    - ¡Les juro que escuché sonidos extraños provenientes de este sector del bosque! Además, hace algunas semanas todo el lugar ha tenido un ambiente muy raro, no sabría cómo explicarlo.


    Umiko, despertó sobresaltada. De seguro también había escuchado las voces.


    - Esta vez te dejaré vivir, Kagome – dijo con una voz débil, de seguro también estaba muy afectada por la lucha y por el clima – pronto volveremos a vernos, y te aseguro que ese día será el último de tu vida.

    Dicho esto se levantó, y corrió en dirección contraria a las voces desapareciendo entre la llanura. Las voces se iban acercando, y los pasos se iban intensificando; pronto llegarían a mí.


    - Es en este lugar, ¡miré hay una cabaña!


    - No parece haber nadie en este lugar, anciano. Pero, concuerdo contigo, el ambiente aquí es extraño; parece como si fuerzas sobrenaturales lo habitaran.


    Al no poder moverme, ni si quiera hablar, permanecía ahí en el piso esperando que aquellas personas me vieran, aunque era casi imposible, pues todo estaba oscuro.


    - Veamos si no hay nadie adentro de esa casa ocultándose. Aunque, pensándolo bien, mejor iré yo, usted quédese aquí; si ve algo sospechoso no dude en avisarme.


    - Está bien. – escuché decir al anciano.


    Escuché unos pasos dirigirse hacia la cabaña de Shiyoko. El hombre más joven entró en ella, mientras que el anciano comenzó a caminar en los alrededores verificando el terreno.


    - Todo esto es muy extraño… - escuché decir al anciano – Podría jurar que hace un par de horas escuché hablando a dos mujeres en este mismo lugar, la voz de una de ellas era tan parecida a la de aquella jovencita que solía aparecer en la televisión, pero que desapareció misteriosamente. Aunque, claro, debí escuchar mal… ¡pobre joven Koga! Por mis descuidos pasará otro mal momento…


    Al escuchar el nombre de Koga mientras el anciano se lamentaba traté de moverme. Sí Koga estaba ahí quería reunirme con él, después de todo algo muy malo debió pasarle a Shiyoko para que ella no anduviera por ahí, y sin ninguna compañía, y en mis condicione, estaba acabada.


    El anciano caminaba en dirección a mí, lo sabía porque la linterna que traía consigo me indicaba su ubicación. Yo quería decirle ¡aquí! ¡Aquí estoy! Pero, parecía que mis cuerdas vocales no querían funcionar en esos momentos.


    En ese momento escuché que la puerta de la casa se abrió. De seguro Koga ya había salido. ¡No! ¡Aún no se habían dado cuenta de mi presencia!


    - No hay nadie en esta casa, anciano. Será mejor que nos marchemos.


    El anciano se detuvo a un escaso metro de mí.


    - Joven Koga, lo siento tanto…


    - No es su culpa, era poco probable que se encontrara en este lugar… aunque, guardaba las esperanzas de que así fuera… ya han pasado tres semanas….


    - Joven Koga…


    ¡No! ¡Se pensaban ir!


    - ¡Koga! ¡No te vayas! – intentaba decir con todas mis fuerzas, pero nada salía, ni un sonido.

    El anciano se preparaba para marcharse cuando una luz extraña iluminó repentinamente el claro en donde se encontraba la casa. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que yo yacia en el suelo, a poca distancia.


    - ¡Joven Koga! ¡Joven Koga! – gritó el anciano mientras se acercaba a mí.


    - Si… esta luz es muy extraña y repentina. Será mejor irnos de aquí ahora mismo.


    - ¡No! ¡Joven Koga, aquí está la señorita Kagome!


    - Pero, ¿qué dices?


    Escuché claramente como Koga corría hacia donde el anciano y yo estábamos. Él se arrodillo a mi lado.


    - ¡Está helada y tiene una herida muy grave en la pierna! ¡Kagome, resiste!


    - ¡Será mejor que la llevemos a un hospital pronto! – dijo el anciano con voz de preocupación.


    - ¡Sí! El hospital más cercano no está muy lejos de aquí. Llegaremos pronto.


    Yo permanecía con los ojos cerrados. Pude sentir como Koga me tomaba entre sus brazos y rápidamente nos marchábamos de ese lugar. Sentí una presencia, ¿a caso era su presencia? Abrí mis ojos lentamente, y, aunque veía un poco borroso, pude distinguir su figura entre los árboles.


    - Sesshomaru, – pensé mientras una leve sonrisa aparecía en mi rostro – viniste para ayudarme…


    - Todo estará bien Kagome, yo estoy contigo – escuché decir a Koga mientras me sonreía.

    Cerré mis ojos, ya que estaba muy cansada. No quería separarme de Sesshomaru, pero no había opción. Koga no debía enterarse de nada, Sesshomaru no podía intervenir en este momento. Lo último que supe fue que estaba en el auto de Koga dirigiéndonos al hospital, pues me quedé dormida en el camino.


    Por algunas semanas, traté de vivir lo más normal que me era posible. Todo el tiempo trataba de mostrar una mirada serena, sin embargo yo sabía que mis amigos se daban cuenta de que la situación se tensaba con mucha facilidad, y que algo malo pasaba. A pesar de eso, no se atrevían a preguntarme nada de lo que me había pasado en las semanas que estuve desaparecida.


    Como todas las noches, me encontraba en la habitación que Koga había preparado para mí en su casa, sentada al lado de la ventana, observando cómo caía la lluvia, y preguntándome por qué él no venía por mí.

    - Ya han pasado tres semanas… - pensé mientras veía como la lluvia aumentaba en intensidad.

    Era muy raro, Sesshomaru ya estaba restablecido, o al menos eso me había parecido el día en que Koga me encontró…


    - ¿Y si sólo fue mi imaginación? ¿y si Sesshomaru en realidad no había estado en ese lugar?


    Ni siquiera quería permitirme pensar eso, ya que había tomado una decisión. Esa misma noche me marcharía a la otra época. No sabía que me depararía, pero lo único que quería era encontrarlo.


    - Sesshomaru…


    Vi un auto entrar al estacionamiento, ese debía de ser Koga. Mi momento de tranquilidad había terminado.

    Cada día, desde que había “regresado” el no se despegaba de mí ni un minuto, y cuando se vio obligado a hacerlo, fue porque debía ir a trabajar. Yo también quería regresar, sin embargo el médico me lo había prohibido al menos por un mes.


    Koga salió del auto y entró rápidamente a la casa, yo permanecí donde estaba. No tenía caso aparentar que estaba dormida… eso empeoraría todo.


    A los pocos minutos, escuché que tocaba la puerta de mi habitación.


    - Kagome, ¿puedo entrar?


    - Si, pasa Koga – dije con un tono inexpresivo.


    El entro y me sonrió, yo traté de responderle la sonrisa, pero lo único que me salió fue una mueca. El suspiro, y puso esa mirada triste que tenía desde que desperté en la cama de hospital dos días después de que él me encontrara en el claro.


    - Kagome… ¿por qué no eres feliz? Me pregunto sentándose sobre mi cama, para quedar frente a frente.

    Yo lo miré a los ojos, él me lo estaba preguntando con sinceridad, sin embargo, yo no le podía contestar a esa pregunta, ya que le tendría que contar todo… Decidí permanecer en silencio.


    - Kagome, te amo… y no puedo verte sufrir de esa manera… Yo… quiero saber qué fue lo que pasó durante esas semanas. Algo ha cambiado en ti, algo profundo. Ya no eres la mima Kagome que yo conocía.

    Vi que Koga temblaba, estaba luchando para que sus sentimientos no lo vencieran, me dolía demasiado verlo así…


    - Sí, algo profundo ha cambiado en mí – dije mirando hacía la lluvia nuevamente – Koga, no puedo contarte lo que pasó durante esas semanas… es algo que tengo que solucionar por mí misma. Tengo que finalizar con ese asunto para tratar de ser la misma de siempre…


    El sonrió, aunque en sus ojos aún había tristeza, luego tomó una de mis manos.


    - Sin embargo, si me necesitas yo estaré ahí para ayudarte.


    Yo le sonreí, esta vez sí fue de verdad, y me recosté sobre su pecho. ¡él era tan cálido!


    - Lo sé, Koga. Gracias a ti, sigo viva… Nunca te agradecí por rescatarme ese día en el claro… Sentí miedo, cuando pensé que te irías sin mí… Muchas gracias…


    - No tienes que agradecerme nada… Yo estaba preocupado por ti.

    Koga miró el reloj, era casi media noche.


    - Es mejor que me vaya a dormir. – dijo sonriendo – Me dio un beso en la frente y caminó hasta la puerta.


    - Adiós, Koga… -dije aún de espaldas, no quería que el notara que algunas lágrimas comenzaban a inundar mis ojos –


    - Lo sé… - dijo él con un tono triste – Adiós, Kagome…


    El cerró la puerta con mucha delicadeza. Apenas escuché que había entrado a su habitación tomé una mochila que había preparado durante la tarde.


    - Es mejor así… - pensé mientras bajaba las escaleras y me dirigía a la puerta de entrada-
    Una vez que estuve afuera no pude evitar dirigir una última mirada a la casa de Koga. Para mi sorpresa él estaba observándome desde la ventana de su habitación.


    - Adiós, Koga – pensé mientras me alejaba de la casa rápidamente, aquél templo no estaba muy lejos.

    Conforme iba caminando la lluvia se iba intensificando de una manera extraña. Las últimas cuadras que me separaban del templo antiguo las recorrí a una velocidad impresionante. Era como si un imán me jalara hacía aquél lugar.


    Ya en el templo, tuve que hacer un poco de memoria para recordar la ubicación de aquél pozo por donde Inuyasha y Kikyo regresaron a la época antigua. Me tomó algún tiempo recordarlo, y cuando lo hice y quise entrar al templo, no pude abrir la puerta.


    - Pero, ¿es que está con llave? – dije luego de tratar muchas veces de abrirla – No, por supuesto que no… es energía… puedo verla… - pensé mientras acercaba una de mis manos a la puerta.


    Tenía que usar mi poder espiritual, sin embargo, no había practicado en semanas… y la última vez que lo había hecho… casi había muerto.


    - Tienes que tratar, Kagome. Si no, no podrás ver a Sesshomaru una vez más… - pensé mientras miraba la puerta que tenía frente a mí.


    Puse mi mano justo en donde la puerta tenía una división. Me concentré, y pronto comencé a sentir ese calor invadiéndome… mi poder espiritual. Logre, casi sin ningún esfuerzo, canalizar el poder en mi mano, y cómo por arte de magia, la puerta se abrió.


    - Es increíble… - dije mirando atónita lo que acababa de hacer-


    Un viento extraño hizo que volteara, no había nadie… sólo un árbol sagrado.


    No había tiempo qué perder, así que tomé mi mochila y entré en la pequeña habitación. En el momento en que me disponía a entrar recordé rápidamente algo... Una mujer ciempiés salía del pozo, y juntas caíamos por aquél pozo.


    - Esa fue la primera vez que crucé este pozo… - dije aún sobresaltada por el recuerdo de aquella mujer monstruo.


    - Kagome, no tengas miedo – me dije a mí misma- ¡vamos! ¡salta!


    Y así lo hice, sin pensar más que en él… cruce el pozo que me llevaría a su mundo, al mundo en donde hacía mucho tiempo todo había comenzado, y todo había terminado también…


    - Sesshomaru, espero que estés bien… - pensé mientras flotaba en aquél portal que me conduciría a él.


    Caí de manera abrupta sobre un suelo húmedo, y con cadáveres de monstruos. Ya no estaba en mi época, eso me había quedado claro. Tenía que salir de ese lugar. Con mucho esfuerzo, salí del pozo… lo que encontré en el exterior me dejó sin palabras.


    El cielo estaba oscuro, nuevamente era luna nueva, las plantas estaban en muy mal estado, muchos árboles lucían muy viejos. Era un panorama deprimente. Sólo un árbol lucía aún fuerte, me dirigí hacia él.


    - Pero si es aquél árbol sagrado… - dije tocando su superficie…


    Otro recuerdo rápido acudió a mi mente de inmediato. Un muchacho con cabellos plateados estaba dormido en ese árbol… Este hombre tenía orejas de perro, ¡era Inuyasha!


    Luego, vi como le había sacado la flecha y lo había liberado. Recordé también cómo él me había salvado de esa mujer que manipulaba el cabello, Yurakazasagami… y cuando me salvo de la muerte cuando Sesshomaru me atacó cuando trataba de ayudar a Inuyasha a recuperar su espada…


    Este último recuerdo me perturbó. Caí al suelo sudando frío. ¿Qué había sido eso último? ¿Sesshomaru atacándome? Pero, ¿acaso habíamos sido enemigos? ¿Por qué ahora me protegía?


    Escuché unos ruidos acercándose. Sonaba como a un par de hombres. Me escondí entre los árboles, y lamenté no tener flechas conmigo en ese momento para protegerme.


    - ¡Es aquí!!Aquí apareció una luz misteriosa hace unos momentos! – escuché decir a un hombre


    - Si, lo siento… la presencia es muy fuerte. No debe de estar lejos… - le contestó otro hombre.


    - No me puedo equivocar, ¡esa debe ser la presencia que estamos buscando, señor Itsuki!


    - Silencio – dijo el hombre llamado Itsuki – percibo algo…


    Yo estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer. ¿Debía correr? ¿Debía permanecer ahí?

    Un sonido lejano sacó de su concentración a Itsuki.


    - Ya veo, Creo que está vez si estamos más cerca de lo que pensamos, Ryo… - dijo Itsuki a su compañero.


    - ¿Por qué lo dice señor? – dijo con una voz que representaba confusión.


    - Pronto lo verás. Se acerca con gran velocidad…


    No sabía a qué se referían… pero algo iba a pasar muy pronto… ¿sería realmente lo que estaba pensando? No tardaría mucho en averiguarlo.


    - Bienvenido Sesshomaru, amigo. – escuché claramente decir a Itsuki.

    Era realmente él… lo sentía. Sin embargo, por el recibimiento que había recibido, presentía que esto no terminaría bien…


    - Luces nervioso, ¿a caso es por algo en especial? – dijo Itsuki con tono burlón - ¡Oh sí! Debe ser por ésta presencia… Debo confesar que casi no la reconocí, debe ser porque hace tiempo que no percibía ese poder espiritual, y ese olor tan desagradable… No cabe duda de que esa humana ha regresado. ¡A Naraku le dará tanto gusto!


    Sesshomaru permanecía sin decir palabra alguna.


    - ¿No vas a decir nada? Oh bueno, ¡claro! Es comprensible….después de todos esos sucesos… De seguro le guardas algo de rencor a esa humana. Sin embargo no te queda otra opción más que protegerla, ¿verdad? ¡Jajaja! – me das pena, Sesshomaru.


    - ¡Cómo te atreves a dirigirte hacia mí con esa actitud tan altanera! – dijo Sesshomaru sacando su espada, o al menos eso fue lo que mis oídos pudieron percibir.


    - ¡Oh! No te gusta que hablemos de la humana… No te preocupes, no tenemos que hablar. Sólo necesito encontrarla para que pueda llevársela a Naraku… Podría ser mucho más fácil, se que tu quieres que eso suceda, Sesshomaru…!tú mismo me lo dijiste aquél día!


    - ¡Cállate! ¡No dejaré que te acerques a ella!


    La pelea comenzó. Yo me resbalé hasta caer al piso, al lado del árbol sagrado. Entonces, cómo lo suponía, Sesshomaru me odiaba… Suponerlo me dolía, confirmarlo me mataba… Además estaba ese recuerdo…


    - ¿Por qué vine a esta época? ¿Por qué tuve que reencarnar? – pensé mientras algunas lágrimas caían por mi rostro. Necesitaba escapar, y pronto.
     
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