One-shot Encuentro cara a cara. [Shiori Kurosawa | Watanabe] [GakuenRolplay]

Se me vino la idea a la cabeza en una de mis noches de insomnio y me dije: "Tengo que hacerlo si o si"
Así que aquí estoy (?)
¿Se entenderá algo? ni idea, pero es que... Así soy yo, ando tirando a migajas el backstory de Nagi, porque así me gusta (?) Y así funciono también XD

Bueno, aquí tenemos de protagonista a la maravillosa Kurosawa Shiori que pertenece a Yáahl uwu.

Espero no haber hecho OoC con la niña (?)

Ah, y esto solo ocurre en Gakuen, porque en el rol de persona Nagi con Shiori no se conocen desde antes.
Eso sí, es como un fanfic seudo-oficial (?) Que venga a confirmarme Yáahl si lo ve como válido o no (?).

Sin más que alargar, aquí está. Disfrútenlo:

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Contenido oculto: Ambientación

Encuentro cara a cara.
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—Permiso, chicas. — La madre de Nagi se asomó por la entrada de la habitación abriendo la puerta con lentitud.

Shiori, quien estaba repasando la propia materia que había olvidado ella, se sobresaltó ante la llegada inesperada de la mujer. No esperaba aquella interrupción tan casual.

>> Oh, se a quedado dormida.

Y tampoco sabía que palabra articular. Había dejado a quien se suponía debía enseñarle dar una siesta ¿Sería eso algo que afectaría en la imagen que tenía la señora Watanabe en ella?

—Que fastidiosa, dios. Espero que no te haya ocasionado problemas—. La madre de Nagi traía un plato, casi del tamaño de una bandeja, repleto de galletas. Era el olor de galletas casera. De vainilla con chispas de chocolate. Shiori sintió una nostalgia que no sabía si era propia.

—No señora Watanabe, no se preocupe. En realidad es buena alumna, solo que... — Kurosawa, sin saber el por qué, intentó justificar a la chica que estaba totalmente inmersa en su sueño. Su voz, como siempre, había sonado convencida, un tono calmo, explicativo y que no buscaba contradecir a quien le pagaría el sueldo por hacer unas tutorías.

Era trabajo e iba a ser tan profesional como cualquiera que haya estado ya años en él.

La mamá de la niña había puesto el plato de galletas por el lado derecho de Nagi; al frente de Shiori.

—Tranquila, Kurosawa. No necesitas explicarme nada. — La señora no le dirigía la mirada. Su semblante era neutral.

No parecía enojada, simplemente se le veía serena. Todos los movimientos de ella eran sutiles, silenciosos; precavidos. Algo en el interior de la de hebras oscuras se removió.

—Mi hija es así; dormilona. Lenta y muy tonta, pero bueno, estoy acostumbrada a ella.

Y algo hizo click en la cabeza de Shiori ¿Un sexto sentido? ¿Un recuerdo de algo? ¿Un superpoder?...

¿Empatía? La mirada de la señora en el momento en que describió a su hija se tornó extrañamente oscura. Su voz tuvo un sutil tono de... Rencor, remordimiento, odio o... Arrepentimiento.

No era capaz de sincronizar su canto con el de la señora, porque esta parecía sisear como una serpiente. Y a pesar de no tener idea de a quien le dirigió esa sutil mala vibra, algo le decía que no fue a la niña de castaños y claros cabellos.

¿Estaba acaso presenciando una competencia por quién le sacaba la ficha a la otra primero?

La mujer todo el tiempo le había transmitido una sensación de confort, como si se pudiera confiar en ella, como si no tuvieras que preocuparte de ningún peligro a su lado, porque parecía ser una madre ideal al más estilo japones: La que vive y se devela por sus hijos.

Pero ahora se había formado una tensión enorme en el ambiente. Obviamente, Kurosawa Shiori no daría su brazo a torcer: Ella sería un ave lira cuando quería, pero si era necesario sería el pantano que hundiría a cualquiera que le hiciera daño a sus seres queridos...

O quisiera arrancarle una de sus mil máscaras a la fuerza.

>> Gracias por enseñarle, Shiori-chan. En verdad te estoy agradecida—. Y de la nada, todo el aura que gritaba "peligro" al rededor de la mujer había desaparecido. Nuevamente parecía haber vuelto a ser la "Madre Perfecta" —. No se que hubiera hecho en caso de no encontrarle un tutor. No se que tan exigente será el colegio en que la ingrese —en verdad sonaba preocupada—, así que lo mejor es que aprenda lo básico, digo, para que no quede repitiendo.

La mujer le sonrió, una sonrisa cargada de preocupación y que al mismo tiempo parecía extremadamente dulce.

—¿A quedado repitiendo? —cuestionó Kurosawa. Sonó indiferente, pero no descortés. Kurosawa nunca sonaba descortés frente a los adultos correspondientes, porque ella era una hija ejemplar.

—Nunca, es una chica muy suertuda —dijo sonriéndole ahora algo agraciada, como si en verdad le alegrara esa fortuna—, pero creo que se debe a que también es una tramposa.

Y nuevamente, ese toque de odio.

"Lenta"
"Tonta"
"Tramposa"

>> Pero no le digas que te dije eso —. Puso su dedo indice delante sus labios al hablar ¿Acababa de volver a la adolescente en una confidente? Después miró a su hija, una mirada de lastima. — Ella cree qué pienso que logró pasar de curso gracias a su nulo esfuerzo propio en estudiar.

Shiori tan solo asintió ¿Acaso esa tipa intentaba sacarla de sus casillas? Porque si lo era, iba por buen camino.

Algo en la manera en que hablaba sobre su hija le enfurecía mucho, pero no lograba comprender el qué.

—Bueno, eso sería todo —sentenció la mujer, juntando sus palmas mientras miraba a la salida —. Ya les dejé las galletas, así que me voy a retirar.

Y entonces, ante los ojos de la chica, la actitud de la mujer volvió a cambiar dramáticamente a través de gestos sutiles.

>> Nagi, despierta jovensita —susurraba al oído de esta. Demasiado suave, como para despertarla de a poco—; estás en tutorías ¿No crees que es descortés tener a Kurosawa esperando a que dejes de dormir?

Nagi pareció mascullar cosas entre sueños; se estaba despertando.

Y tras decirle eso, la mujer tan solo se marchó. No esperó a que su hija despertara del todo, ni siquiera le pareció importarle si la niña le había entendido o no el regaño que le dijo a su oreja.

Kurosawa Shiori, cuando por fin cerró la mujer la puerta tras su espalda, se dejó exhalar un pesado suspiro.

Era una de las primeras veces que veía a una persona sacar y ponerse una máscara con tanta facilidad... Pero sobre todo aún, de manera tan descarada. Como si ya no temiera que su alrededor supiera que tenía más de un rostro.

Y la odió, la odió tanto que temió de sus propias acciones.

Pero no era el momento de pensar en ello.

Watanabe Nagi había despertado y era momento de ser su tutora.

—¿Lograste descansar, Nagi? Tu madre nos trajo unas galletas, se ven deliciosas. Podemos tomarnos un descanso para comerlas y después seguir estudiando.

—Oh... Lo siento mucho, me quedé dormida. Juro que no volverá a pasar —dijo la chica sobándose la nuca mientras miraba de reojo las galletas. Sonrió al verlas —. Las galletas de mamá son deliciosas, pero yo siempre como, así que no me entusiasman tanto —sonrió con cierto bochorno —. Toma —. Y le extendió una de las galletas.


Y eso fue suficiente para confirmar que el canto de la niña era ridículamente sencillo de imitar...


Pero el de su madre no.

—Oh, gracias... Están deliciosas.


Y era verdad, era una de las mejores galletas caseras que habría probado gratis en su vida. Sonrió con ironía, cosa que pasó desapercibida ante la niña; definitivamente lo último que esperaba al conseguir trabajo haciendo una tutoría era encontrarse máscara a máscara con una adulta.


Lo que no sabía aún Shiori es que sería imposible para ella, tal ave lira, conseguir igualar su canto con esa señora, la cual siseaba como víbora venenosa.


¿El ave lograría engañar a la serpiente, o tendría que volverse un pantano para hundirla bajo su control?