Encontrando ese hogar La banda de Sombrero de paja, esperaba ansiosa en la cocina, mientras Chopper, se encargaba de curar las heridas de una misteriosa y desconocida joven, a la cual, la habían encontrado con graves heridas y la ropa destrozada, en un pequeño y astillado bote a la deriva. -Ya está.-dijo el pequeño reno apareciendo en la abarrotada cocina. -¿Cómo está?-pregunta Sanji sirviéndole una taza de té. -Le he curado las heridas, y extrañamente, la niña tiene antiguas lesiones que parecen causa de maltratos y también alguna que otra herida causada por látigos y espadas. Se recuperara.-responde Chopper. -¿Maltratos y heridas por látigos y espadas?-se sorprende Nami. -A lo mejor es una proscrita y esas heridas con causadas por bandidos, piratas o incluso violadores.-propuso Robin con calma. -¡No seas bruta!-le gritan Usopp y Chopper. -¿Podemos verla?-pregunta Brook. -Supongo que sí. Pero está dormida.-dice Chopper levantándose y guiándolos hasta donde la joven dormía. Bajaron al acuario que había en el barco, y entraron en una pequeña, pero acogedora habitación. En ella, había un pequeño escritorio, y una ventana ojo de buey, que permitía ver el fondo marino. -¿Se puede saber dónde está? Aquí no hay nadie.-dice Franky al ver que en la cama del centro de la habitación, no había ninguna joven, sino que estaba vacía. -¿¡QUE!?-preguntan todos a la vez, y al igual que el ciborg, se sorprenden al no ver a nadie en la cama. -Hay que buscarla.-dice Luffy subiendo las escaleras, para empezar a buscar a la joven, seguido por sus compañeros. Pasaron bastante tiempo buscando aquella joven, pero no la encontraron, así que se reunieron todos en la cocina, todos excepto Zoro, que se había ido a entrenar, para pensar donde se podía haber escondido la niña. -Ya casi lo olvidaba.-dijo Zoro pensando en voz alta.-Tengo la pesa fuera.-y dicho esto, se dirige hacia fuera para guardar la pesa en su sitio, pero se sorprende al ver que alguien las está utilizando.- ¡Oye! ¡Eso es mío! -¿Es tuyo? Lo siento.-dice la niña con una voz infantil, dejando en el suelo la pesa. -Te hemos estado buscando-dice Zoro cogiéndola y llevándola a la cocina. -¡La has encontrado!-dice Chopper con alegría. -¿Esta es la niña?-pregunta Sanji con los ojos en forma de corazón. -¡Suéltame!-grita la niña, que al ver que el espadachín no la soltaría, le coge del brazo, se lo carga en la espalda y lo tira hacia adelante, haciendo que Zoro se estrelle contra el suelo. -¿Quién eres?-pregunta Nami mirando a la joven de larga cabellera negra y ondulada hacia la cintura, que los miraba con unos intensos ojos azules. -Me llamo Yoko y tengo catorce años.-dice la joven con una sonrisa. -¿Qué te ha pasado?-pregunta Sanji ofreciéndole una taza de té. -No me acuerdo.-responde Yoko. -¿Porque tienes heridas de látigos y espadas?-pregunta Chopper con curiosidad. -Porque no obedecía.-responde Yoko.-No quería hacer caso ni a mis padres ni a los guardias del rey y por eso recibía latigazos y brutales palizas. -¿Quieres unirte a mi tripulación?-pregunta Luffy rompiendo el incómodo silencio que se acababa de formar. -¿Quieres que yo forme parte de tu tripulación pirata?-pregunta la niña sorprendida, para luego sonríe cuando Luffy asiente.-Necesito pensármelo. Todos dejaron que la joven Yoko se pensara la respuesta, bueno, todos excepto Luffy, que cada vez que veía a la joven, le preguntaba una y otra vez si quería formar parte de su tripulación, así que Nami y Robin, decidieron llevar a la joven a la habitación que compartían las dos, para alejarla de Luffy y probarle ropa que le pudiera servir, ya que la suya estaba estropeada y llena de cortes y agujeros. -Puedes coger lo que quieras. Cuando lleguemos a la próxima isla si quieres te podemos comprar ropa.-le dijo Robin, indicándole un gran espejo de puerta corredera, que al abrirlo, aparecía un gran armario lleno de ropa, zapatos, bolsos y otros accesorios. -Gracias.-agradeció la joven, empezando a cotillear el armario de las dos jóvenes. La joven se probó varios modelos, algunos que le gustaban a ella y otros recomendados por Robin y Nami y al final, se quedó puesto, una minifalda de color marrón y una camiseta de tirantes negra y encima, una sudadera de cuello palabra de honor de color blanco con mangas largas y negras. Tapando parte de las piernas, llevaba unos calcetines largos tipo mallas a rayas lilas y azul oscuro. -¿Ustedes creen que debería aceptar la oferta de Luffy?-pregunta Yoko tumbándose en la cama de Robin. -¿Por qué nos lo preguntas?-pregunta Nami. -Hombre, lleváis tiempo en la tripulación. Y yo no sé qué hacer.-dice la peli-negra. -Yo aceptaría, pero tienes que tener en cuenta en el peligro en el que te pones. Te tendrás que acostumbrar a las absurdas peleas de Zoro y Sanji, los experimentos de Franky y Usopp, las preguntas y las tonterías que dice Brook, a Chopper y sus ataques de vergüenza y a las locuras de Luffy.-dice Nami.-Pero a pesar de todo eso, ten en cuenta que somos como una familia, nos protegemos los unos a los otros y damos la vida por nuestro capitán. -Yo al principio era como tú. No sabía qué hacer y no tenía a donde ir, así que me uní a la tripulación de Luffy, y el acepto a pesar de todo lo que había hecho.-dijo Robin.-Pero al final, este barco y esta alocada tripulación se ha vuelto mi hogar. -Robin…-susurro Nami sorprendida ante la confesión de su amiga. -¿Hogar?-pregunto Yoko extrañada. -Si.-asintió Robin, y cogió aire para empezar a explicarse.-Mi isla fue destruida y desde los ocho años ya tenía una recompensa bastante alta, así que lo único que podía hacer era huir y e ir cambiando cada dos por tres de sitio, ya que no podía confiar en nadie, así que no puede llamar a ningún sitio en concreto mi hogar. Luffy me salvo la vida cuando yo solo quería morir. Poco a poco, descubrí que estando con ellos y siendo parte de la tripulación, podía ser yo y no estaría sola nunca más. Y a pesar de todas las locuras y peligros a los que nos hemos enfrentado, seguimos juntos. Sanji es un mujeriego, Usopp un mentiroso, Chopper es muy tímido, Zoro serio y reservado, Brook alegre y algo pervertido, Franky es algo creído, Nami, es una obsesionada del dinero y Luffy está loco, pero aun así, sé que en ellos puedo confiar y que puedo contar con ellos para todo lo que necesite. Este barco y esta alocada tripulación es mi hogar.-finalizó Robin emocionada. Nami abrazó fuertemente a Robin, sus palabras le habían emocionado, y además ella comprendía a su amiga. Para Nami esa tripulación era como un gran hogar. -Gracias.-dijo Yoko casi llorando y abrazando a las dos jóvenes. -¿Gracias porque?-preguntan Nami y Robin con sorpresa. -Ahora ya sé que debo hacer.-les dice con una sonrisa, saliendo de la habitación. -Hola Yoko. ¿A quién buscas?-dice Sanji al verla entrar en la cocina. -Estoy buscando a Luffy. ¿Sabes dónde está?-pregunta la niña. -Está en su habitación durmiendo la siesta. Le he convencido para que te dejara un poco en paz.-le dice Sanji guiñándole un ojo.-Ya que vas a verle, llévale esa bandeja de sándwiches y compartirlos. Yoko, se despidió del cocinero con una sonrisa y cogió la bandeja con ambas manos, y se dirijo a la habitación de Luffy, donde este se había dormido a causa de su aburrimiento. Al entrar, dejo la bandeja encima del escritorio y se dirigió a despertar a Luffy. -¡Luffy! ¡Despierta!-grito la niña a pleno pulmón. -¿Mh?-dijo Luffy antes de girarse y caerse de la cama, provocando la risa de la joven.- ¿Qué haces aquí? -Te he traído sándwiches.-responde la joven señalando con la cabeza el plato, que Luffy coge alargando su brazo, para empezar a comer rápidamente. -Te queda bien.-dice Luffy. -¿El qué?-pregunta la joven. -La ropa que llevas. Te queda mejor que ir llena de vendas y harapos.-dijo Luffy. -Gracias.-dice con una dulce sonrisa la joven.-He estado hablando con Nami y Robin y he tomado una decisión.-le comunica acabándose el sándwich que acaba de cogerse. -¡Bien! Me has hecho esperar mucho.-se queja Luffy. -Lo siento. Tenía mucho que pensar así que aproveche que estaba a solas con Nami y Robin y les pedí consejo.-dice mirando con su intensos ojos azules a los oscuros ojos del joven.-Y he decidido que yo también quiero formar parte de vuestra alocada familia y llamar a este barco y a vosotros hogar, así que si, acepto ser parte de tu tripulación, pero tienes que prometerme que no estaré sola nunca más. -Te lo prometo.-dice Luffy con sinceridad, viendo como de los ojos de la joven, salían diminutas lágrimas de felicidad. -¡Por fin tengo un hogar!-grita Yoko secándole las lágrimas y sonriendo a Luffy. -Y una familia como dios manda.-comenta Nami entrando en la habitación, seguida de toda la tripulación, y abrazan a una Yoko radiante de felicidad. Nunca más estará sola, por fin tenía una familia, puede que no de sangre, pero eso no le importaba, y un sitio al que poder llamar hogar y compartirlo con gente alocada que le quiere.