One-shot de Inuyasha - Encerrados

Ok, no soy muy bueno en el género cómico así que si esta mal, digánmelo para que mejore :D enserio valoraré sus comentarios (por más crueles que sean C ' :
Gracias por su tiempo.
Actividad: Inuyasha al azar

Encerrados
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¿Cómo acabamos así? Pensaba la joven miko mirando la absurda escena a su alrededor: de un lado un hanyou peleando contra la roca más dura del mundo que había tapado la entrada de la cueva y del otro un ¿Guerreo? ¿Hombre? ¿Hombre guerrero? Como fuera, uno de los integrantes de los 7 Guerreros y lo peor de todo era el raro de Jakotsu. Ah sí… recordó que un sujeto del pueblo les había dicho que en una cueva se escuchaban risas y salía una gran víbora hecha de metal; Inuyasha y Kagome habían ido solos a investigar el misterio…la gran borrachera de Jakotsu. Si él nunca hubiera comenzado a coquetear con Inuyasha tal vez la roca no hubiera caído tapando la única posibilidad de salida.

— ¡Intenta con más fuerza Inuyasha!—gritaba Kagome en medio de un resignado suspiro. Se mantenía lo más alejada posible de Jakotsu aunque el lugar fuera muy reducido. Él por su parte no se cansaba de beber ¿Por qué había ido a beber ahí? Era una respuesta que no deseaba conocer.

— ¿Y qué crees que hago tonta? ¿Crees que me gusta estar aquí contigo? —le contestó el hanyou de manera agresiva mientras cogía la espada con ambas manos, golpeando la gran roca que se había ceñido frente a sus ojos.

—No se olviden de mí ¡hip! en especial tu guapo— interrumpió de manera casi melosa Jakotsu con cierto tono peculiar en la voz.

—Tu cállate maldito— amenazó Inuyasha cambiando la dirección de colmillo de acero hacia el cuello del… ¿Guerrero? Quién se encontraba justo detrás de él a punto de tocar su espalda. —Vamos cariño apuesto ¡hip! a que no has tomado ni un solo trago en tu vida, vamos, vamos…toma un poco

Colmado de la paciencia, el hanyou lo golpeó haciendo que cayera de lado y por lo mismo que no volviera a despertar

— ¿Qué has hecho Inuyasha? Seguro que lo mataste

—Feh, no se perdería gran cosa. Ayúdame mejor a mover esta cosa— le decía encarándose de nuevo hacia el objeto que lo aprisionaba junto a la última mujer con la que hubiera querido estar. Kagome haciendo caso omiso, se arrodilló ante Jakotsu recostándolo entre sus piernas, el vino escurría por sus labios dejándole el rostro pegajoso. — ¡Hey! te dije que me… —Inuyasha se quedó observando la escena ¿Qué estaba haciendo?

—Lo has dejado inconsciente, eres un tonto Inuyasha— decía la miko de manera asustada que aunque no le cayera bien aquel sujeto tan poco era para atacarlo en un estado tan vulnerable.

—Lo más importante es salir de aquí, no para que este rarito me este diciendo lo que tengo que hacer y mucho menos tú que no ayudas en nada.

— ¡¿Qué has dicho?! —de repente Kagome se puso de pie molesta sin caer en cuenta que el chico (a) que antes se encontraba en sus rodillas ya había azotado su cabeza en el suelo como vil saco de huesos.

—Lo que has oído— le dio la espalda y continúo con su labor de salir.

—Pues espero que escuches bien esto ¡Abajo! — la tierra se levantó y la cara del hanyou se estrelló contra el firme suelo. Jakotsu se despertó de golpe y al observar al peliplateado en el suelo corrió en su ayuda como toda una amante.

—Mi hombre ten esto, seguro te animara— insistió Jakotsu colocando la boquilla del jarrón con vino que hasta ese momento no se había dignado si quiera a soltar.

—A-lé-ja-te de ¡MÍ!— exigió Inuyasha con la paciencia colmada, se puso de pie rápidamente y sacudió sus ropas. —y ¿A ti que te pasa tonta? Necesito salir antes de que acabé matando a este intento de hombre y se te ocurre decir ese extraño hechizo ¿Será que se equivocaron al llamarte sacerdotisa y en realidad eres una bruja? —bufó de espaldas mientras un aura negra se extendía detrás de él inundando la fría cueva— ¿Kagome? —preguntó el hanyou temeroso de voltear.

— ¿Una bruja Inuyasha? –alzó la ceja— ¡ABAJO! —gritó con todas sus fuerzas sin darse cuenta que el golpe había dejado inconsciente al peliplateado y peor aún al lado de un “hombre” borracho con gustos raros sin precaución; se recargó en la pared respirando hondo para después dejarse deslizar hasta el frío pero cómodo suelo. Se colocó en cuclillas e hizo ojos ciegos y oídos sordos a la escena que se extendía frente a sus ojos.

Soy un caso perdido, solo consigo que lo demás me odien ¿qué es lo que quiero? Todo este tiempo que hemos estado juntos, ¿no ha servido de nada? Entiendo lo que sucede pero no puedo detener lo que siento por él. Solo he pensado en mí, ¿de verdad debería estar aquí? sé que no puedo ayudar en nada pero no tenía derecho a decirme así. El estar ahí encerrada le hacía meditar aún más las cosas, podría haber sido por la culpa o por el aroma del vino. Se hallaba tan sumida en sus pensamientos que la escena frente a ella le resultaba indiferente.

—Mi adorado hombre ¿Qué te han hecho? —Sollozaba falsamente el “guerrero” —Ahora si no dudarás en beber esto que estoy segura ¡hip! te animará— sonrió maliciosamente acercando la boquilla a los labios del peliplateado obligando a engullir una gran cantidad de vino. — ¡Toma, bebe, toma, bebe, toma, bebe!— pronunciaba repetidamente en tono burlón. Era la primera vez que Inuyasha bebía así que era obvio que el líquido le haría más efecto de lo que tendría que ser.

¿Qué debo hacer? ¿Huir? Quisiera pero no está en mi naturaleza. Soy una inútil y solo puedo desquitarme con él” continuaba Kagome con su monólogo interior, culpándose...dañándose.

—…Ah…— siseó Inuyasha. Trató de abrir los ojos pero solo observó borrosamente una mancha, lo único que distinguía era un cabello negro —Ka…ka…go..m…me— pronunció entrecortadamente por la embriaguez que se había acumulando en su cuerpo— oh Kagome ¡hip! Hoy te ves tan ¡hip! bien— y sin pensarlo se acercó a los labios de Jakotsu arrebatándole un tierno beso.

Deseo permanecer a su lado, es lo único que quiero. Me doy cuenta que nuestro encuentro no ha sido una simple coincidencia. Mientras siga aquí, estaré a su lado, no me importa cuántas veces tenga que llorar. Sonriendo melancólicamente volvió en pie, estaba bien que continuará llena de fuerza sin embargo lo había decidido en mal momento.

— ¿Qu qu qué están haciendo? —interrumpió Kagome con los ojos fuera de las orbitas y las cejas más allá del cuero cabelludo una vez que se encontró con el hecho. Inuyasha miró al “hombre” que se estaba tambaleando de un lado a otro: parte por la borrachera, parte por el delirio que le había causado el beso, llevó una mano a su pecho y la posó ahí unos segundos. Colocándose de pie se acercó de manera tambaleante a la miko que permanecía en estado de shock, alzó la mano y la llevó a su pecho: una vez ahí oprimió sus dedos unas cuantas veces examinándolo con cuidado.

—Kagome, si vas a ¡hip! hacer dos tú ¿Por qué no ¡hip! las haces igual? —recriminó sin dejar de tocar su pecho. –Feh ahora tendré que soportar a dos— Ella con la cabeza abajo y la cólera recorriendo sus venas sonrió irónicamente “¿Cómo lo puedo amar?”

— ¡¡ABAJO!! — retumbó el grito más allá del hermoso atardecer y en ese instante la roca se partió en dos.