Hace poco me encontraba inmerso en mis pensamientos, casi atormentado por ellos; meditaba un poco sobre los fictions, de como entré a este maravilloso mundo y del placer de haber leído buenas historias, algunas completas y otras que se debieron terminar. En eso pensé: como sería en un futuro no muy lejano llegar a contar las historias de estos ficitions que hemos escrito, ya sea a nuestros hijos, sobrinos, primos e incluso a los amigos; pero sin tener el papel en mano ni leerlo en la pc, sino narrar todo desde el baúl de nuestra mente ¿llegarán a sentirse fascinados por la historia? se podrá causar ese mismo impacto que en las personas que nos han leído en el foro -u otro lugar- Son historias que nunca vivimos, quizás tengan un poco de nuestra experiencia personal y de nuestros sueños y anhelos. ¿se ven a Ustedes narrando la historia como si en verdad la hubieran vivido o estado allí? Bueno, solo quería dejar este pensar por aquí; espero que compartan sus ideas.
Realmente no, el mérito de muchas obras radica en su estilo, en la experiencia del lector a la hora de leerlas, en los juegos de palabras, en las cosas que se dicen y las cosas que se ocultan o se dejan a la imaginación... contarla oralmente a manera de resumen le hace perder gracia, además de que no siempre las ideas son súper originales, es más que nada la manera de contarla o su perspectiva plasmada en escrito.
Creo que por mucho que guste algo que se leyó, con el tiempo suelen olvidarse algunos puntos, así que eso resta emoción a la hora de contarlo. Hace tiempo leí un libro que se llama "Los Renglones Torcidos de Dios" y este es uno de los libros que más me han gustado y aunque se los conté a mis hijas para animarlas a leerlo, me faltó el ingrediente principal, acordarme de cosas que, por mínimas que sean, son relevantes para la historia. Aunque claro, supongo que no todos tendrán tan mala memoria como yo :)
Revivo tema porque vale la pena explorar un poco esto. Pues, bien puede que sí. Mi madre me contaba de «Mazinger Z», «La isla de Gilligan» y de «La señorita cometa» —y otras—, al punto que las busqué4 para vérmelas. Sólo terminé la de «La señorita cometa»; las otras no tanto, o son simples o se pierde el humor en el abismo generacional. Las historias de mi madre sobre esas series eran mucho más emocionantes, filtradas por la nostalgia y sus propias percepciones, que las de aquellos guiones. Así que supongo que mis hijos tendrán una experiencia similar con los animes y series que me gustan. Además, con la proliferación de los medios e historias en que vivimos hoy día, estoy sefgura de que dispondré de un cúmulo inagotable de historias para cuando los cuentos tradicionales, las leyendas y mis propios relatos no sean suficientes.