Explícito En lo profundo [Gianna Fiore|VGNM]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Kaisa Morinachi, 8 Febrero 2022.

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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Escritora
    Título:
    En lo profundo [Gianna Fiore|VGNM]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1889
    Hay muchas cosas que quiero escribir del pasado de Gianna, porque en realidad el personaje era originalmente uno que idee para hacer una historia original, pero gusto Ayeah se le ocurrió hacer un rol turbio de vampiros y me pareció ideal para lo que planeaba para esta chica.

    Con esto dicho, en realidad "Gianna", que en ese momento ni nombre ni familia tenía, pertenecería a este relato que no saqué hace mucho en realidad: "Superficial contacto [Oculto entre hojas y espinas]"

    Así que nada, pueden tomar eso como un prólogo

    Y claro, si a ojos de los moderadores, cualquier escrito de esta colección resulta inadecuado para el posteo en esta zona, me avisa y yo lo saco de frentón o lo edito para que sea apto.

    Advertencia: la naturaleza de esta colección es en aspectos generales cruda y es probable que sea amplio su contenido de violencia explícita, entre otros tópicos desagradable. Cualquier alerta que vea necesaria recalcar dependiendo el capítulo, será alertada en el escrito correspondiente. Sin mucho más que agregar, leer con precaución bajo responsabilidad propia de cada lector.

    Alerta: Maltrato animal.

    Perro bravo
    Entre todas las cosas que podría recordar, solo aquellas que marcaron un antes y un después siguen vividas en mi interior. Porque no guardo recuerdos, no me agradan, no me importan. Datos, historias, análisis, investigaciones: Eso es lo que realmente me importa... Por eso mismo el hecho de que un recuerdo venga a mi mente o lo llegué a recordar a través de las sensaciones de mi rígido y frío cuerpo... es peculiar.

    Y es que todo tiene un motivo y es relevante, porque sin ellos no tendría mi criterio. ¿Me sirve? No, pues no hay que guardarlo y memorizarlo. ¿Me sirve? Claro, podría ser útil, lo investigo hasta saciarme y si creo que el asunto me llevará a un punto muerto o tan solo es irrelevante, pierdo el interés y se queda por ahí tirado, vaya a saber una en dónde.

    De tal forma, los recuerdos funcionan igual, pues no son mucho más que contrucciones de nuestras mentes, fantasías realistas, sensaciones arcaicas... había un artículo que mencionaba que nada aseguraba que tus recuerdos de niños fueran reales, como tampoco se podía negar en su totalidad que no lo fueran. Pero este recuerdo era distinto, pues dejó marca y fue cuando tenía trece, no cinco o siete.

    Habían pasado pocos días desde que empezaron las clases y ahora me tenía que encargar de llegar a la escuela no solo con mi mochila, sí no también con Manon. De por sí había un par de personas desagradables que malos tragos y las pésimas vibras de por sí me alertaban tenerles distancia, aparte de los rumores para nada discretos que siempre pululan en boca de los adultos, pareciendo historias de película cuando pasan a través de los labios de niños... los jóvenes, pues no me importan.

    La cosa es que estaba este señor que la vejez o lo alcanzó antes o bien solo eran un viejo rudo y fortachón. Lo que pasa es que tenía un perro, ni idea de qué servía o qué quería proteger, pero por poco y el can estaba endemoniado, ladraba a los que se cruzaba y seguro mató un par de mascotas desprevenidas. Siempre me fijaba de vuelta a casa, porque no tenía otro lugar más corto por dónde pasar y en realidad, mientras estuviera amarrado, no era real peligro... pero aterraba, siempre me ponía los nervios de punta y no podía desear su inexistencia, porque sabía lo que eso implicaba. Con mi ojo observador también era de esperar que ese señor no fuera el mejor dueño... al final del día, las mascotas se parecen a sus dueños, ¿no?

    Borracho, agresivo, desinteresado. Orgulloso, soberbio, hipócrita... Era claro que ni me molestaba en buscar algo que aprender de él, era un ser inservible, puros dramas y desgracias giraban en torno a dónde el pisaba, o así de exagerado me parecía de pequeña. Estaría mejor muerto, creía, era incapaz fe sentirme apenada a pesar de que sabía que se pensamiento era erróneo, porque cada vida valía...

    Él valía en negativo, entonces: Ya fuera fallo propio o de la sociedad misma, hacía más bien que mal si llegaba a desaparecer... Pero bueno, yo no quería quejarme del viejo, lo que me daba rabia era su perro.

    Porque uno de esos días de verano, cuando Manon recién empezaba a vivir la experiencia de ir a clases con entusiasmo y energías, mientras yo me mantenía neutra creyendo en ese entonces que por poco los días de escuela serían eternos, a pesar de que era consciente que su final estaba cada vez más cerca, nos tocó pasar por delante de esa casa como era de espera. Porque esa calle era la más directa a mi propio hogar y yo no era muy dada a cambiar rutas preestablecidas, porque ese perro nunca fue un real problemas aparte de sus ladridos hartantes y dientes atemorizantes, nunca asumí que en cualquier momento podían pasar desgracias, cuando en realidad habían ya registros de las propias...

    Tal vez lo ignoré como mera autodefensa debido a que tenía que cruzar ese lugar si o si, según mi reducida mente de ese entonces, cosa que cambió un poco con el suceso al que quería llegar a contar, o eso creo.

    Cuento corto, el perro ladró como siempre, pero a diferencia de antes esta vez la cadena se soltó. Porque el señor nunca se la cambió en años y el óxido hizo su trabajo, al parecer, no recuerdo bien.

    Solo recuerdo a una bestia con estacas en la boca y una fuerza increíble en la mandíbula abalanzándose contra nosotros. Y yo nunca le tuve cariño a Manon, pero si tristeza o al menos algo similar... un sentimiento nacido de la frustración que me generaba su débil cuerpo.

    La cosa es que no entendí por qué, pero en ese momento dónde mis instintos gritaron que nuestra vidas corrían peligro, mis manos y piernas se movieron solas: Tiré a Manon tras mi espalda, escuché el grito de la niña y todo. Fue todo tan veloz, porque el perro a pesar de estar siempre encadenado tenía un pique enorme.

    Ni siquiera alcancé a pensar algo, a entender por qué nos sucedía todo eso, pero apreté los dientes y mi mirada no se apartó en ningún momento del perro y mi izquierda se aferraba con fuerza a la muñeca de mi hermana.

    Apreté los dientes y tras caer en cuenta que ese animal me estaba mordiendo la pierna un grito cargado de dolor frustrado arrancó desde lo más profundo de mi garganta. Literal, era el gruñido de una pequeña de trece y era el reflejo de la bestia que me atacaba, pues la adrenalina me hizo rebotar el corazón como nunca antes y mis ojos podrían haberse inyectado con sangre.

    Porque como un torrente, imagino que sanguíneo, mis reflejos actuaron por si solos, yo aún no comprendo del todo de dónde saqué ese instinto de supervivencia tan... visceral. Porque mi primer reflejo fue buscar una cosa con la que apuñalar al can, pero no tenía nada útil en el bolsillo de mi delantal. Gruñí más fuerte por la frustración y le pegué un manotazo al perro en lo que sería su nuca.

    Entonces trató de morderme la mano con la que le había arremetido el ataque, pero alcancé a esquivar sus fauces. Y nunca en mi vida había estado tan enfurecida, me atrevería a decir, me defendí como pude y no sé de dónde saque la fuerza para hacer aullar del dolor un par de veces a la fiera... Tal vez... no era un perro tan intimidante como mi yo aterrada lo recordaba. Un perro viejo, cansado que usó los últimos suspiros de su vida para... ¿cazar? ¿Para sentirse vivo una última vez?

    ¿O fue de esos animales de pelea, a los que solo les enseñaron agredir y matar, sino, no había recompensas?

    La cosa es que con el llanto y en gran parte gracias al gran vozarrón que generó Manon los vecinos más atento no demoraron en salir, el perro terminó otra vez encerrado y ahora los vecinos del dueño irresoluble y el can incomprendido sí que querían muerto al animal...

    Por mi parte me pusieron puntos por delante y detrás del muslo, porque el perro ese me agarró de costado. Estuve estresada y frustrada por varios días, la rabia era intensa y ni yo misma recuerdo bien cómo logré sobrellevarla sin querer, o más bien llegar romper cada objeto frágil de la casa. De seguro le hablé feo a todos y me descargué verbalmente con la pobre de Manon, desgracias su mera existencia, con mis padres tampoco podía hacer mucho, no me gustaba contradecirlos ni mostrarme rebelde ante ellos, aunque igual jodía un poco las reglas siendo una iracunda, arisca y media tortuosa con la ya mencionada pobre de Manon. La cosa es que al final del día no estaba haciendo las cosas como correspondía.

    Pero bueno, era eso, que me mordió un perro de regreso a casa mientras iba con mi hermana y mi recuperación fueron días para nada agradables...

    Ahora, tras cuatro años, puedo sacar ciertas conclusiones: Odio a los iracundos, como yo y ese can desgraciado, detesto las heridas, porque son una jodida molestía, y sobre todo...

    Creo que quería vengarme de esa pobre y desgraciada criatura, del perro o incluso del dueño. Lo pienso y me aterro, porque se lo que implica, pero... no importa, porque al final no hice nada al respecto, porque el perro murió no recuerdo bien por qué a las pocas semanas y luego ese señor se cambió de pueblo a los meses, si mal no recuerdo. Tal vez, en el fondo, era el can quién lo ataba a esa miserable vida asquerosa y mediocre que llevaba...

    Tal vez... era el can una excusa para no cambiar.

    Pero dejando de lado todo el asunto moral y las fallas sistemáticas en la sociedad, que se reflejaban con claridad en un pueblo tan pequeño como en el que viví, era increíble como reaccioné a la situación del ataque canino.

    No por defenderme a un nivel casi bestial o por no llorar siquiera tras el ataque... Había defendido a Manon con mi propio cuerpo, arriesgué mi integridad propia por sobre la de ella... y eso era un generador de preguntas sin varias respuestas.

    Algo que seguro quedaría inconcluso por bastante tiempo, pero que en el fondo no importaba. Solo me intrigaba y sorprendía... ¿Puede que me alegrara? Más que nada me tranquilizaba. Porque podía detestar a Manon tanto como deteste a ese perro o a ese hombre, pero al final del día, a ella la protegía y a los otros poco me importaba dañarlos. E independiente del real significado tras eso, era un real suspiro de tranquilidad.

    Era un peso menos en mi corazón.
    Un nerviosismo menos entre mis dedos...

    ¿Era esto tener la conciencia tranquila? Era probable que así fuera.

    Era increíble que eso, en el fondo, fuera lo que buscaba en realidad, sin siquiera parar a detenerme un momento para meditar y entenderlo.
    Y llegamos al fin del primer recuerdo.
     
  2. Threadmarks: Oscuridad, hermana
     
    Kaisa Morinachi

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    20 Julio 2015
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    6,296
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    Escritora
    Título:
    En lo profundo [Gianna Fiore|VGNM]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    581
    Oscuridad

    Yo lo sé, el día en que libere estas restricciones será mi condena. Lo comprendo, entiendo el temor que puedo imponer sin necesidad de hacer más que "Torpezas de niña" o "Curiosidad humana"

    Las pocas veces que me excedí no fue agradable, pero tampoco fue tan desagradable para sentir que nunca más debía hacerlo. Soy un monstruo encadenado, aunque los que más sospechen sean mi padre y madre que decidieron hacer voto de silencio, que me defendieron comprometiéndose así mismos. Que sí yo fallo todo el esfuerzo de ellos habrá sido en vano...

    Y por algún motivo no quiero eso, no puedo permitirlo. Cuando la sangre me dio asco, cuando las viceras parecieron un cuadro abstracto; cuando supe que a la repulsión uno se acostumbraba.

    Cuando me enteré que no todos eran como yo me comprendía, en cuanto noté las diferencias esenciales supe que sería complicado... tal vez sea mi único terror.

    Ser libre, arriesgarme, condenarme. Dejarme llevar por mi única pasión innata, la única cosa que me hace sentir realmente viva: Saciar mi curiosidad, pero a medida que busco respuestas este vacío profundo tal agujero negro, que solo absorbe y no me retribuye nada, parece insaciable.

    ¿Seré realmente insaciable? Me he vuelto conformista, he decidido aceptar la realidad, seguir las normas, nunca en realidad he querido arriesgarme.

    Porque me encanta estudiar, en verdad adoro descubrir cosas, pero la sociedad me limita. No me enfada, porque de otra forma el mundo sería un caos y yo tal vez de vivir en ese hipotético caso habría muerto de inmediato... y sino hubiera sido yo, la fallecida sería Kanon. Por algún motivo el futuro sin Kanon me parece inconcebible. Llenó el lugar de algo que no teníamos, no me agradó y sigue desesperándome, pero...

    No seríamos lo mismo sin ella, y más allá de cualquier cosa, creo que no me gusta ser frustrada. No me gusta que me nieguen las cosas, no me agrada estar equivocada. Y aunque nunca se me pase por la cabeza, aunque el temor de su desaparición por muerte es real en mis padres, pero no en mi...

    Instintivamente no puedo permitirlo. Kanon llegó y con ello, tal vez, completó ese vacío infaltable.

    Alegre, luchadora, espontánea... y amorosa. Tenía todo lo que nunca tuve, tiene los reflectores y yo me he vuelto su sombra...

    Pero tal vez yo sea su luz, tal vez yo sea lo correcto cuando la pequeña no podría estar más equivocada...

    Y aún con eso sigo adelante.
    Porque nadie debe por qué conocer mis imperfecciones.
    Nadie debe saber de mí real oscuridad.

    Así que cada vez estudio más, aprendo mejor y entiendo a esas personas con la que me es imposible sentir algo. No es necesario, porque mientras yo haga lo correcto todo irá bien.


    Mientras yo haga lo que se debe hacer...
    Nadie querrá matarme.






    Llegados a este punto, ¿puedo decir que te quiero, hermana?
    ¿Seguiría siendo una mentira?
    ¿Es válido que, aunque te deteste

    y nunca hubiera deseado tenerte conmigo,
    pues me irritas y desesperas,

    quiero que te mantengas viva?

    El papel se evaporó como el agua por el fuego,
    las llamas me brindaron calor.

    La luz iluminó mi rostro.
    La oscuridad se extendía eterna tras mi espalda.

    Esa noche Kanon no estaba en casa...

    En realidad, no había nadie
     
    Última edición: 11 Febrero 2022
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