Drama En la oscuridad

Tema en 'Relatos' iniciado por Fénix Kazeblade, 26 Diciembre 2017.

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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Escritor
    Título:
    En la oscuridad
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    881
    La lluvia no disminuía, hace tantos días que no lo hacía, aunque hace tiempo no reconocía el pasar de los días. El mundo se había sumergido en la oscuridad de la plaga, tantos de nosotros nos encontrábamos ya inmersos en ella, yagas en nuestro cuerpo lo recordaban a cualquiera que nos viera con indiferencia. Dudo que en algún momento mi destino hubiera sido distinto, hace tanto fui separado de mi familia volviéndome simple mercancía de trata, mi contante paisaje en eran los ojos entristecidos de otros como cuyo espíritu y esperanza se desvanecía a cada minuto.

    Mandíbulas torcidas, llenas de liquido acre gimiendo hambrientos, mi cuerpo suspendido frente a ellos apenas detenido por una prenda roída que llevaba como camisa, no tenía miedo ¿Por qué iba a tenerlo si observé peores atrocidades de los vivos? ¿Por qué iba a arrepentirme si el destino me cobraría en este momento el regalo más grande que pude otorgar?...la libertad de todos… además de cualquier forma, yo también lo sería.

    Ocurrió tres días atrás, Hyun atravesaba la puerta embistiéndose contra ella para estrellarse en el piso, gritaba de dolor, su reflejaba un miedo que su crueldad nos había olvidar que podíamos sentirlo, el ápice de esperanza que se escondía en los más profundo de nosotros en ese momento lloraba, sabiendo que al igual que nosotros al ver su mano cubriendo la otra ensangrentada que todo estaba perdido. La puerta se cerró y una mirada de malicia fue lo único que reflejó la luz del exterior antes de que cerraran la ventanilla.

    Estaba infectado.

    Nos mantenían con vida para ser nosotros los que saliéramos de la ciudadela en busca de comida y otros recursos, a nadie de nosotros jamás se le ocurrió escapar, nuestra promesa consistía en que, si lográbamos sobrevivir, lo haríamos juntos.

    Sus ojos me suplicaban piedad, Hye lloraba presionando sus manos con su cabeza, miradas curiosas llenas de miedo se asomaron de la oscuridad.

    — Llévensela y cúbranle los ojos…— susurré.

    Era parte de su mismo juego macabro, lo llevaban haciendo hace unos días, uno de nosotros volvía infectado de afuera, nosotros acabábamos con él o él nos terminaría asesinando.

    Tomé una de las cadenas con las que permanecíamos sujetos, observé con tristeza a una de las pocas personas que en el abismo había logrado llamar amigo y sujeté la cadena alrededor de su cuello.

    —Nunca logramos ver la luz— le susurré.

    —Tal vez, primero tenemos que ir más profundo en la oscuridad. — respondió deteniendo mi mano antes de que comenzara a presionar.

    Lo comprendí al instante.

    — No importa lo que pase, nadie se mueva hasta que se les indique.

    Aquella fue una noche de luna llena, el reflejo de una sombra alargada por la luz se aproximó a la puerta oxidada donde tenían cautivos a esos chicos que trataban como esclavos, el malnacido sonrió con anticipación esperando encontrar un grotesco escenario que saciara su sed de sangre, pero al asomarse por la puerta, no encontró nada. El espacio de al menos dos metros por dos que iluminaba la luna estaba desierto, ni una sola gota de sangre, ni llanto, ni gritos, ni ruido.

    —¿Acaso habían escapado? — pensó el mercenario con la sangre hirviendo de cólera.

    Tomó el fusil entre sus manos y empujó la puerta con una patada luego de retirar el cerrojo, escuchó como se estrellaba con el borde del umbral mientras pasaba a través de él.

    Ojos inyectados en sangre, llenos de una ira inhumana, fue lo ultimo que observó antes de morir. En cuanto su cuerpo del mercenario sin vida comenzó a convulsionarse y la cadena entre los dientes con la que había sujetado a lo que alguna vez fue Hyun cayó indique a los demás que salieran corriendo.

    Para cuando el cuerpo reanimado del primer mercenario se levantó hambriento el campamento ya ardía, sombras torcidas perseguían a los suyos impulsados ahora únicamente por alimentar al virus que residía en ellos, nosotros mientras tanto, huíamos.

    Casi sonrió al recordar como mi ultimo recuerdo antes de caer inconsciente y ser atrapado alguno de los ellos que habían sobrevivido eran sus siluetas de los otros cautivos alejándose, la hermosa sonrisa de Hye a la luz de la luna, vivirían, estaba seguro.

    Entonces volvemos aquí, suspendido a unos 20 metros mientras que 10 de esos idiotas intentan jactarse de mi condición, esperan intentando prolongar mi agonía esperando que tema caer hacia la horda embravecida, lo que no entienden, es que han marcado su destino y ellos son los que están perdidos. No es hasta que mi cuerpo se desvanece con todo su peso hacia atrás sin fuerza, una tela a modo de vendaje de desliza de mi brazo revelando carne corrupta llena de ventosidades oscuras, que se percatan que mi piel ya pálida a perdido aún más color, que mis ojos pierden conciencia a medida que se llenan de sangre y esbozo una sonrisa observando sus rostros llenos de terror. Me recuerdo a mi mismo tres días atrás rasgando levemente mi piel entre las fauces sin vida de Hyun, sabiendo que era mi único camino.

    Mientras me perdía imaginé a Hye y los otros lejos, presenciando el amanecer, logrando ver la luz, eran libres por fin y para lograrlo yo, solo había tenido que ir más profundo en la oscuridad… mi amigo tenía razón….
     
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    Rahzel

    Rahzel Usuario popular Comentarista empedernido

    Aries
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    Escritora
    Oh, ha sido interesante. Aunque creo que teniendo de narrador una primera persona, se podría haber explotado mucho más los sentimientos del mismo como la desesperanza y a la vez, el deseo de sobrevivir que tiene el personaje y de llevar a todos con él a la libertad. Es una situación intensa que me parece, que podría haber narrado más de ello.

    Por ahí, vi algunos dedazos y falta de palabras, nada que no se corrija con una relectura del texto, como:
    Creo que ahí lo que falta es su rostro [...]

    Por lo demás, me ha gustado mucho como casi saboreando su objetivo, se ve obligado a regresar a la oscuridad y acaba convirtiéndose en uno de ellos.
    ¡Un abrazo!
     
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