En el palacio de los espejos

Tema en 'Relatos' iniciado por Shassel, 8 Junio 2014.

  1.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
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    29 Octubre 2012
    Mensajes:
    465
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    En el palacio de los espejos
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1247
    Hola a todos, este un tema creado para la actividad: "Tea Time" organizada por Chispita, espero les agrade.


    EN EL PALACIO DE LOS ESPEJOS

    Las emociones y situaciones de las que había sido presa por quién sabe cuánto tiempo habían consumido casi toda su energía, por una extraña razón no podía mover los brazos, se sentían tan pesados como dos pesas de plomo. Sumado a esto, la terrible y absoluta oscuridad en la que se encontraba no le ayudaba en nada, lo único que su cuerpo podía percibir, era ese extraño crujir de unas pisadas acercándose peligrosamente a ella.

    — ¡Venga niña! —le gritó una voz chillona y desconocida para ella—, se hace tarde ya…

    — ¿Tarde? —cuestionó la niña en tono preocupado—, ni siquiera puedo moverme.

    Los pasos parecían correr alrededor de ella a un ritmo casi sobrenatural, incluso podía sentir el ligero viento que emitían aquellos pies al chocar con el piso.

    Primero la fiesta de té, las ocurrencias del sombrero y los cuentos del lirón, podría decirse que Alicia estaba preparada para cualquier escenario en el que fuese a caer. Y efectivamente, sin proponérselo siquiera, sintió como su cuerpo caía y caía sin que ella pudiera evitarlo. En tanto, de a poco, la luz volvía a iluminar sus sentidos permitiéndole ver como aterrizaba suavemente sobre un purpureo colchón de enormes nubes.

    Solo entonces su corazón pudo calmar su acelerado latir. Por milésima vez, casi había sentido como su corazón le golpeaba el pecho producto de las fuertes emociones. Y aún no había empezado su nueva aventura.

    Mientras ideaba mil y una maneras para escapar de aquel misterioso escenario que, parecía llegar más allá de donde alcanzaban a divisar sus ojos, el esponjoso suelo comenzó a tambalearse bajo su delgado cuerpo. Asustada, vio como de entre las nubes se elevaban cientos de enormes espejos decorados todos con un elegante marco de oro blanco y rosas de variadas tonalidades, solo le bastó un brinco para ponerse de pie y olvidar la pesadez que hasta ese momento la había paralizado.

    — ¡Sorprendida!

    Le susurró una vocecilla cantarina que parecía perderse entre las mismas nubes y los innumerables espejos, por un leve instante Alicia creyó que se trataba de aquel sonriente y travieso gato que siempre parecía presentarse en los momentos más extraños, pero, tras meditarlo concienzudamente, dedujo que aquella voz no pertenecía al gato de Chesire.

    — ¿Dónde… dónde estás? —cuestionó a la nada mientras paseaba la vista de un lugar a otro en busca del dueño de aquella voz.

    — ¿Qué dónde estoy? —repitió aquella voz con un tono un tanto molesto—, ¡Acaso estás ciega! Estoy justo frente a ti.

    Alicia permaneció estupefacta, muda ante tal aseveración, sus manos no paraban de frotar sus ojos en búsqueda de alguna solución a lo que parecía ser una extraña ceguera.

    — ¡Aquí, abajo! —le volvió a gritar la voz, ahora parecía estar, más bien, divertida con la confusión de la distraída niña.

    Con premura, Alicia bajo la mirada encontrándose, para su eterna sorpresa, con unos diamantinos y enormes ojos mirándola desde las amorfas nubes color púrpura.

    La niña gritó nerviosamente al no saber cómo reaccionar. A su alrededor no parecía encontrarse ninguna salida y, para aumentar sus problemas, se encontraba completamente indefensa ante aquella criatura.

    Debe ser un gigante”, se advirtió temerosamente mientras recordaba que, cierta vez oyó decir que los gigantes gustaban de comer humanos pequeños pero deliciosos.

    — ¡Vaya niña, no grites tanto! —le pidió amistosamente aquella criatura—, además, fuiste tú la que interrumpió mi descanso.

    — ¿Yo?

    — Sí, tú, y ahora dime, ¿quién te ha enviado?, más vale que no seas una emisaria de la reina roja, porque si no…—amenazó la nube un tanto irritada.

    — No, claro que no —se defendió la niña —ni siquiera sé de quién me habla ¿Quién es la reina roja? —le preguntó Alicia con su usual tono de curiosidad.

    — ¡Esa malvada, de no haber sido por ella, el rey rojo hubiera sido mi esposo… lo amaba tanto, aún recuerdo como solía venir a visitarme y contemplar sus sueños en los relucientes espejos de mi castillo…!

    Alicia sonrió tristemente ante el comentario de la Sra. Nube, que fue el único nombre sensato que se le ocurrió en ese momento. De pronto, el suave roce de algo delicado contra su mejilla le hizo percatarse de que, la Sra. Nube estaba despidiendo miles de corazoncitos púrpura en dirección al infinito. Al ver tan mágico y raro espectáculo, Alicia pudo darse cuenta que el amor es más mágico de lo que cualquiera pueda imaginar.

    — Veo que lo amas mucho —le dijo tímidamente la pequeña, era la primera vez en su vida en la que hablaba con alguien respecto al amor no correspondido.

    — No, ya no, al menos no tanto, es solo que, desde que él se casó, ya nadie ha venido a visitarme. ¿De qué sirve tener tantos espejos mágicos si nadie viene a reflejarse en ellos? Es demasiado triste estar tan sola —la voz de la nube parecía quebrarse.

    — ¿Podría mirarlos? —le preguntó Alicia en mismo tono de voz que antes.

    Por un largo momento, la nube analizó la propuesta detenidamente. En el fondo no tenía ninguna objeción pero… las visiones de sus espejos habían vuelto loco a más de uno y, ahora que volvía a sentirse acompañada, no quería que aquella pequeña terminara igual de confundida que el sombrerero que la visitó hace algunos años atrás.

    — Tal vez no sea una buena idea —le dijo la nube con toda la seriedad del caso, ni siquiera yo sé que misterios se esconden en el fondo de estos espejos. El alma, los sueños, tu pasado, tu futuro, tu verdadero amor, tus peores pesadillas… las opciones son tantas que, casi nadie ha podido sobrellevar el peso del conocimiento que ellos otorgan.

    Alicia la miró incrédula, su curiosidad no parecía querer dar marcha atrás. Necesitaba reflejarse, y sin meditarlo dos veces, se acercó con paso sereno al espejo más cercano a ella.

    Una vez de pie ante aquel enorme espejo, Alicia vio cómo su propia figura reflejada se distorsionaba en un arcoíris de mil colores que empezó a girar sin cesar a todo lo largo y ancho del espejo.

    Fue tras varios segundo que la pequeña pudo ver como algunas “cartas”, corrían tras ella sin darle treguan o descanso, mientras una voz mandona y altanera gritaba a espaldas de todos ellos, una frase que la joven no pudo discernir. Al ver como el espejo se volvía negruzco, Alicia volteó la mirada en dirección de la nube pero, al hacerlo, pudo ver como sus enormes ojos había desaparecido dejando en su lugar una hermosa puerta de manera en la que resplandecía un pequeño letrero con la frase:

    “Ahora, a afrontar el futuro, pequeña niña. No dejes que la insensatez derrumbe tu libertad de soñar”

    Y sin que ella pudiera buscar o preguntar el significado de aquellas palabras, se encontró nuevamente cayendo al vacío y a la oscuridad que la atacó minutos atrás.

    — ¡No! ¡Otra vez no! —gritó la niña mientras luchaba por distinguir entre la profunda oscuridad, algo que le permitiese salir de tal situación. Sin embargo, cuando la luz volvió a iluminarla, descubrió que se encontraba nuevamente, en el gran vestíbulo donde se encontraban aquellas llaves. Con la determinación de hacer bien las cosas, tomó la llave dorada y abrió la puerta que llevaba al jardín de aquellas setas capaces de alterar el tamaño de una pequeña niña como ella.
     
    Última edición: 8 Junio 2014
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Pluma de
    Escritora
    Hola, Shassel.
    Bien, pues me ha gustado mucho tu escrito. Me encantó la manera de como utilizaste a Alicia, el personaje real del país de las maravillas para darle una nueva aventura. Es como si hubieses puesto una escena más en la película al crear este mágico mundo en las nubes. El palacio de los espejos en el mundo de las nubes. La señora Nube enamorada del rey rojo y la idea del sombrerero mirándose en uno de sus espejos, me agradó mucho: ahora comprendo por qué el sombrerero está medio chiflado xD ¿Qué sería lo que miró?

    No tengo mucho qué decir en cuanto a la ortografía, pues tu redacción me parece buena, así que mi calificación es:

    4/5

    Te quito un punto porque te faltó fantasear un poco más el mundo de las nubes.
     
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