El Tesoro de las Eras I: Aura

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Mary Shirou, 9 Julio 2011.

  1.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Miembro desde:
    30 Marzo 2011
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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1434
    Holis

    Luego de pensarlo mucho, me decidí a publicar mi 2º original (el primero está en proceso de reedición).

    Les aseguro que con el prólogo muchos quedarán con cara de "what?", pero les aseguro que a lo largo de los capítulos irán comprendiendo la historia

    Saludos y espero sus comentarios sinceros

    Prólogo

    Un joven veía a la distancia el cortejo fúnebre, que llevaría el cuerpo de alguien hasta su morada eterna, en la que su cuerpo se convertiría en un nuevo elemento para la renovación de la tierra.

    Todo eso, mientras su alma encontraba finalmente el descanso que él sabía que se merecía, pese a todo el dolor que sentía.

    Ciertamente, él sólo estaba a la distancia, pues no quería ver el cuerpo de su amada ser enterrada bajo veinte metros de tierra, ni mucho menos el rostro doloroso de sus familiares, ni la compasión de los amigos de ambos.

    No, ese dolor era de él y sólo de él

    “No entiendo… ¿Por qué tenías que ser tú?”- preguntó al viento
    “Ya sabes”- respondió una voz a sus espaldas, sorprendiéndolo:- “Tú aún no amas el ciclo de vida y muerte. Uno de los dos tenía que morir”

    Él se volteó para encontrarse con la figura etérea de quien era su amada

    “Aura…”- le dijo, con el sobrenombre que tanto le gustaba a ella
    “Vamos, sólo pasaron tres días… No es mi culpa que te tramiten tanto en el plano para que se den cuenta que no era mi momento de morir y solo estaba allí para iniciar el viaje”- dijo ella, con una sonrisa
    “¿Viaje?”- preguntó él
    “Cris… ¿Qué era lo que tanto queríamos?”- dijo ella, severamente
    “Si sé… Quería que al fin se pudiera abrir un portal e irnos a ‘ese lugar’, pero… ¿Qué tiene que ver con que hayas muerto?”

    Los ojos rubíes de él se toparon con los esmeraldas de ella, como si fuera imperante una respuesta, ojala lo más clara posible

    “En el camino te explicaré… Por ahora tengo que volver al otro plano a ver qué más se necesita… Mientras es mejor que te prepares, lo más discretamente posible y me esperes al menos un mes… Ahí volveré y traeré todo lo necesario”- ordenó ella
    “¡Un mes! Si no he aguantado estos días de no poder verte, ¿cómo pides que ahora espere un mes?”
    “Sí, también te amo”- dice ella, con una triste sonrisa:- “Pero es necesario que comprendas… Mi muerte no fue natural, por mucho que los médicos dijeran lo contrario. Por lo tanto, necesito averiguar mis cosas, saber porqué se nos permite iniciar este viaje y porqué uno de los dos tenía que estar muerto”- enumeró
    “¿Y si necesitas algo de acá?”
    “Ahí te aviso, pero solo sigue comportándote como alguien que no soporta mi pérdida… Va a ser más fácil así que te dejen solo y va a costar menos la despedida…”

    Ahí ella se detuvo, suspirando con algo de tristeza

    “Tampoco querías morir, ¿verdad?”
    “No, pero creo que lo que ambos aprenderemos hará que me tranquilice… Me va a costar mucho estar contigo y no poder tocarte o abrazarte”

    Él asintió, transmitiendo el mismo sentimiento.

    Estuvieron otro rato ahí, sin decir palabra alguna, de cierta manera disfrutando la compañía del otro, aún cuando sólo fuera espiritual.

    A la distancia se escuchaban los últimos cantos que escucharían los oídos de Aurora Goldstein, apodada Aura por sus amigos. Amada hija, valiente compañera, fiel amiga y otros tantos elogios que sólo ahora aparecían en los labios de los familiares y amigos… Salvo sus padres, que siempre le habían dicho cuánto la amaban.

    Los rezos del sacerdote, que invitaban a la calma y a rogar para que Aurora encontrara el descanso eterno, mientras el féretro era rociado con agua bendita…

    “Cóncédele, Señor el descanso eterno… Y brille para ella la Luz de la eternidad”- clamaba el sacerdote y los presentes, aquellos que conocían los ritos mortuorios
    “Sí, claro, como si fueran a ver si descanso eternamente”- murmuró Aura, con sus cabellos guiados por el viento

    Cris sólo se limitó a sonreír levemente.

    Mientras el féretro era enterrado, se escuchaban los sollozos lastimeros de los presentes, y una extraña serenidad en el rostro de los más cercanos a ella.

    “Creo que igual saben que estaré ahí, cuidándolos… O, en este caso, el que fue mi ángel guardián cuidará de ellos como si fuera yo”- dijo ella al mirar esa paz, mientras el viento movía los cabellos de Cris, acompañándolo en sus sentimientos
    “No importa todo lo que te hayan hecho en su momento, eres demasiado noble como para tomar en cuenta el mal que te hicieron… Y es una de las cosas que más amo de ti”- dijo el otro, soltando un suspiro de resignación
    “En fin, como te dije, es hora de partir… Me encargo de eso y volveré pronto, te lo prometo”- dijo Aura, con una tenue sonrisa
    “Eso espero”- dijo Cris y ella se acercó, para darle un etéreo beso, pero que por gracia de los ángeles ambos lograron sentirlo, como si pudieran atravesar el límite entre lo real y lo intangible

    Luego de eso, ella desapareció

    Cris miró con su mirada rubí el cómo la gente iba dispersándose, con sus miradas llenas de dolor y algunos de triste resignación; pero él no se acercó a ninguno de ellos, sino que Marco, su mejor amigo, se acercó a él, mirándolo con tristeza, pero a la vez sabiendo que él no iba a ser capaz de presenciar eso

    “¿Estás bien?”- pregunta el de tez morena
    “Sí… Creo que me va a costar, pero ella no querría que me dejara vencer por el dolor. Nunca lo permitió cuando estaba viva, menos lo va a hacer estando muerta”- dice él, sabiendo que puede ser sincero con su amigo
    “¿Temes a que te venga a penar?”- replica el otro, con algo de burla
    “No, sé que ella no haría eso, pero tampoco quiero que ella se sienta triste del otro lado porque yo no esté bien”- dijo, pero deja que se derramen unas pocas lágrimas

    Ambos se quedan en silencio, sabiendo lo incómodo que es para Cris admitir sus sentimientos. Sus mejillas están levemente sonrojadas, tanto por el recuerdo, como por el dolor interno de tener que mentir a su amigo, tal como había prometido a Aura

    Pero algún día volveremos por ustedes, y les mostraremos el motivo de nuestra búsqueda… Así comprenderán porqué pasó todo esto”- pensó el de cabellos cobrizos, sabiendo que su aventura permitiría no solo su libertad, sino la de todos aquellos a quien él más quería…
    Bueno, Aura también los quería, pero no tuvo mucho tiempo como para poder decirles

    “¿Estás bien?”- preguntó Marco
    “¿Qué crees?”- preguntó Cris, algo triste:- “Ya te dije, me va a costar pensar que ella ya no va a estar conmigo…”
    “Pero nosotros estaremos ahí, por ti”- dijo el otro
    “Lo sé, pero ahora déjame solo, por favor…”

    El otro, en silencio, asintió y partió dejándolo solo otra vez.

    En su soledad, Cris pensó en el gran crecimiento espiritual que habían alcanzado ambos en los últimos meses, incluso más que otros jóvenes de su edad.

    Ahora que se creía cada vez más en el plano espiritual, aún alejados de la Iglesia, los jóvenes creían firmemente que si no se preparaban para conocer el mundo sobrenatural, de nada les serviría seguir en lo natural.

    Creían firmemente en que los últimos casos de suicidios y de sectarismos ocurrían principalmente por la influencia negativa de los seres del plano espiritual y, en un hecho que no tendría precedentes, la mayoría de los menores de 30 años hicieron una campaña para que al menos se enseñara a la gente de su generación cosas tan básicas como reconocer el aura y algo básico de lo que ocurría en lo que ellos llamaban ‘el plano oculto’.

    Luego que se aprobara al menos en unos pocos países, incluyendo el de Aura, Cris y sus compañeros, ellos fueron los primeros en apuntarse, mas, luego de estar un tiempo compartiendo con otros como ellos, se dieron cuenta que, de una forma que no podían explicar, estaban a un nivel superior a ellos…

    Y luego, sucedió eso… Aquella visión que finalmente los llevaría a este momento…

    Pero aún así, ninguno de los dos nos vemos arrepentidos de iniciar este camino, pero sigo sin entender… ¿Por qué tú, Aura...?"- pensó, mientras se decidía a iniciar la marcha...
     
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    Les contaré que hay capítulo 1. Al menos sé que me han leído, así que disfruten ^^

    Capítulo 1:

    ¿Por dónde…?

    Mientras Cris volvía a vagar en sus pensamientos, Aura vagaba entre lo que ya conocía de lo que la gente creía que era ‘el Cielo’.

    Si lo vieran con sus propios ojos… No, era mejor dejarles la sorpresa para cuando ellos lo vieran, pero ella seguía mirando, atenta a lo que estaba buscando.

    Entre las almas que ya pagaban sus deudas y terminaban su purificación, los típicos alegatos del ‘¿por qué al infierno?’ y la extraña separación de padres y niños pequeños, la joven no sabía a dónde rayos ir…

    En especial porque ninguno de los ángeles que estaban en el trabajo de acompañar a San Pedro a cuidar ‘bien’ las puertas del Cielo tenían una explicación clara de lo que le había ocurrido… Mucho menos, a dónde debían llevarla.

    En eso, vio un ángel con alas grises…

    Eso es raro, se supone que los ángeles de la muerte no llegan a las Puertas del Cielo a menos que se les llame”- pensó ella, con el conocimiento que tenía de angelología.

    De hecho, cualquiera que tuviera un conocimiento como el de ella diría lo mismo, pero la gente que estaba ahí era de antes del tiempo de la Ley, por lo tanto, ni siquiera sabían que en realidad se iban a purificar o directo al infierno por el aura que les mostraban a los ángeles.

    Siguió recorriendo la Entrada, viendo que además del ángel que había visto, flotaban por allí otros ángeles como él, extrañándola más.

    Parece que hay más acción de que creía

    Y, en un brillo excesivo para su mente ‘espiritual’, se le ocurrió la ‘genial’ idea de ir al ángel más cercano a ella

    Probablemente alguno de ellos sabe qué pasa

    Se acercó a un ángel que, a diferencia de los otros llevaba una hoz y una armadura ligera, pensando que sería algún tipo de ‘jefe’ de los otros ángeles. La diferencia con los otros ángeles es que, pese a su ‘divina’ perfección, también parecía ser un humano más, como si pasara realmente mucho más tiempo entre los humanos.

    Aunque, inesperadamente, el ángel se volteó y prácticamente la penetró con la mirada

    “¿Aurora Goldstein?”- preguntó, sin más

    La chica parpadeó. No sabía que la búsqueda era mutua.

    “Sí… Soy yo”- respondió, moviendo levemente la cabeza como señal de confusión
    “Argh… Le dije a estos ineptos que me avisaran cuando llegaras, que de tu caso me encargaría personalmente”- dijo el ángel, en un signo totalmente humano
    “Entonces creo que acudí al… ‘Ser’ que más me podría ayudar”- dijo la ojiverde mirando al ángel, algo curiosa
    “Sólo te advierto algo: No juegues con mi paciencia, que seré ángel, pero no por nada los ángeles de la muerte tenemos las alas grises”- e hizo algo que la sorprendió más: le extendió la mano:- “Arcángel Azrael, a tu servicio”

    Aura alzó una ceja

    “¿Arcángel? Creía que sólo estaban los 3 chiflados”- comentó, extrañada

    Y el otro, en respuesta, hizo algo que la sorprendió a ella y a todos los humanos que estaban ahí. A los ángeles no, parecía que ya conocían lo que pasaba cuando escuchaba un buen chiste o un buen comentario sarcástico.

    Se largo a reír

    “Aaaaaaaaaajajajajajajajajaja”- dijo, apretándose el estómago:- “Lo que van a decir ellos cuando se enteren… Miguel como Curly, Rafael como Shemp y Gabriel como Larry… Además de Uriel como Moe, ya que me faltaba uno…. Jajajaja…”- decía, entre carcajadas:- “Ni el mismo Yahvé podría haber imaginado que los humanos se basarían en ellos para crear a los personajes… Jajaja”

    Pasó un rato así, tratando de calmarse, pero ante la idea el arcángel volvía a reírse como si no hubiera mañana

    “Ay… Por el Alto, hacía tiempo que no me reía así”- dijo, ya luego de un buen rato, secándose unas pocas lágrimas que se le habían escapado de la risa:- “En fin… Sí, soy también un arcángel, pero los humanos, como nos temen demasiado, no se les entra en la cabeza que también la Muerte tiene su Regente”- explicó, finalmente
    “Comprendo… Aunque realmente no sé en qué puedes ayudarme”- dijo la humana

    Ante la declaración de la chica, Azrael se puso serio, como recordando algo muy molesto. Miró a su alrededor y encontró que había demasiada gente ese día

    “Mejor vayamos a un lugar donde el resto de los humanos de acá no nos escuchen… Es algo realmente serio”- y, luego de hablar con otro ángel, el que pareció algo molesto, indicó el camino que ambos deberían seguir.

    A medida que avanzaban, Aura veía que en la zona donde iban yendo habían menos humanos y más ángeles, quienes la miraban con sensaciones compartidas… En especial sorpresa y algo de recelo.

    “Creo que no debería estar acá”- dijo ella, algo intimidada por las miradas
    “No, esta es la zona ‘angelical’ del Cielo, donde los ángeles y arcángeles reparten deberes entre sí para ayudar a mantener el Equilibrio… ¿Sabías que también hay unos pocos ángeles del Caos?”- preguntó, y al ver la mirada sorprendida de Aura, continuó:- “Ellos, claro está, no están al mando supremo de Yahvé, pero tampoco ayudan a Luzbel en su labor. No se sabe porqué realmente están acá, pero para nosotros, los ángeles de la Muerte, se han convertido en unos grandes aliados y compañeros”

    Aura sólo asintió con la cabeza, sorprendida de conocer algo más

    “Los humanos por lo general no deben entrar acá, pero como tu caso es… Bueno… ‘Algo’ diferente, preferí que viniéramos, no importando las miradas de los otros… Además, creo que tendrán que acostumbrarse, ya que tu caso no será el primero…”
    “¿Don de profecía?”
    “Algo así, no preguntes…”
    “Ok”

    Siguieron caminando, mientras la muchacha miraba a su alrededor, distinguiendo lo tranquilo que era estar en esta parte… Probablemente por eso los ángeles no admitían humanos en este lado… Son muy bulliciosos

    “Creo que ahí estaremos bien”- escuchó al arcángel, indicando hacia una especie de templo antiguo

    Ella lo siguió, admirada por la belleza y sencillez del lugar. Tenía una estructura del tipo de arquitectura del tiempo del Imperio Romano, pintado de blanco, con unas inscripciones en un lenguaje extraño, el que ella reconoció como lenguaje angélico. Además, tenía unos tallados con diferentes tipos de árboles, como si la naturaleza fuera el signo común entre ángeles y humanos.

    “Bonito, ¿verdad? Es del tiempo cuando no existía separación entre el Cielo angelical y el Cielo humano… Pasaron muchas cosas después, pero esa es historia para más tarde, luego que te pueda explicar bien qué ha pasado contigo”

    Ella inclinó su cabeza, siguiendo la indicación de Azrael y entraron.

    A diferencia del exterior, el interior del templo parecía ser mucho más majestuoso, aunque aún así mantenía su sencillez y belleza. Las paredes eran de piedra caliza tallada, donde se narraba una de las tantas historias que se conocen en el plano espiritual, como es la del Juicio de la Atlántida, donde se supone que ocurrió la última unión en la Tierra de hombres y ángeles.

    “No sé cuán informada de esto estés, pero créeme que es poco en comparación a lo que en realidad ocurre. Pero, como ya te dije, la historia que se narran en estas paredes no es el tema importante en esta historia, sino otra”- dijo el arcángel y ambos se sentaron

    Por unos momentos, ambos dejaron que el silencio y la tranquilidad que reinaba en aquel lugar, pero ya luego de un rato, la humana comenzó a impacientarse, pues sabía que esos valiosos minutos tendría que aprovecharlos en preparar su viaje

    “No te inquietes, pues tu viaje aun no puede comenzar”- dijo Azrael:- “Antes, necesitaré que te encargues junto con tu enamorado de la embarrada que me he mandado”

    Ella parpadeó unos instantes

    “Creo que hay un error… Que sepa, el que hace la embarrada, la paga… No tienen porqué pagar otros por ti”- dijo, algo dubitativa
    “Si fuera un asunto del Cielo creo que sí, debiera asumir yo, pero como deberías saber, los ángeles no intervienen en el destino de los hombres a menos que sea orden directa de Yahvé, si hacemos algo, es solo espiritualmente”- aclaró el otro
    “Entonces…”
    “Bueno, lo que hice fue algo a nivel humano y como no puedo interferir, necesito de tu ayuda y la de tu pareja, en especial porque ambos están involucrados directamente en esto”

    Ella se quedó extrañada por esas palabras

    “No creo que estemos tan involucrados”- dijo:- “Además, no entiendo porqué tenemos que ser justo nosotros”
    “Es cierto, creo que tendría que explicar bien desde el principio”- dijo y tosió un poco:- “Pero admito que la situación es bastante difícil”
    “Emmm… ¿Podría dejar de dar rodeos, si es posible?”- preguntó ella, irritándose un poco

    Ante la pregunta tan directa de la chica, el ángel ya no pudo dar más vueltas

    “Es que… La situación de tu muerte…”
    “¿Qué sucede con eso?”- le interrumpió
    “Yo fui directamente el que acabó con tu vida terrenal”

    Y, si hubieran estado en un ambiente humano, la temperatura habría descendido hasta varios grados bajo cero…
     
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    Mary Shirou

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    Un nuevo capítulo. Ahora las piezas del puzzle comienzan a aclararse :D

    Capítulo 2:

    No le importó la actitud ‘formal’ que demostró, mucho menos que trató de ponerlo de la manera más casual posible…

    Ella se enfadó… Y mucho.

    “¿A qué te refieres con que fuiste tú el responsable del final de mi vida terrenal?”- preguntó, fríamente
    “No preguntes cosas que ya sabes la respuesta”- dijo él, secamente:- “Si hubiera existido otra manera de poder salvarte, la habría tomado, o habrían mandado a cualquier otro arcángel a salvarte, pero con lo que estaban haciendo esos, no quedó otra que dar la orden a que yo fuera y te sacara de allí, por mucho que tuviera que matarte”

    La mente de la chica trabajó rápidamente, pues se estaba dado cuenta que había mucho más atrás de aquellas palabras

    “A menos que me digas que era víctima de algún grupo satánico, no puedo encontrar cabida a una explicación tan pobre”- dijo

    El otro asintió, viendo a través de los ojos de ella el fuego que manifestaba todo su poder espiritual, aquel que la hacía permanecer con su memoria intacta, lejos de la influencia de pérdida de memoria que iban adquiriendo los seres humanos cuando llegaban al Cielo

    “Tu suposición es absolutamente cierta: Si te saqué de tu cuerpo fue por el hecho de que estabas por ser un sacrificio para liberar cierto poder demoníaco que podría ser peor que lo que has visto a nivel espiritual”- dijo el otro
    “Pero si es así… ¿Porqué dices que es una embarrada tuya?”
    “Bueno… Como sabes, los Ángeles de la Muerte, por el poder de rechazo de los seres humanos se catalogaron prácticamente de demonios… Y por ello, para poder seguir cumpliendo nuestra labor, tuve que mostrar espiritualmente a la gran cantidad de seres humanos que ahora tienen nivel espiritual que en sí no somos nada malo, sino que tenemos el poder de incluso salvar vidas…”

    Aura no dio señales de comprender

    “El mostrar eso significó que muchos de nosotros tuvieran que hacer un gesto de ‘purificación’, pero como sabes, por el mismo miedo de los humanos a la Muerte, toda esa energía de temor y odio hacia nosotros tuvo que dirigirse hacia otra parte, y se manifestó en una liberación de una gran cantidad de demonios en la Tierra”
    “Ya, ¿entonces?”
    “Se me olvida que pese a tu inteligencia aún te cuesta sumar 1+1… Con esa cantidad de demonios libres, muchos más humanos se dejaron influir por el poder Corrupto e incluso muchos de los aprendices espirituales cayeron en eso…”

    Pidió a voz baja un par de copas de néctar divino, las que aparecieron en frente de ellos. Después de dar una señal a Aura para que bebiera sin temor, continuó

    “Nosotros no estábamos de brazos cruzados. Sabemos que hay todavía en la Tierra descendientes de la última unión de humanos y ángeles y tratamos de alertar a todos lo antes posibles, para prevenir que los demonios, quienes también saben de esto, se aprovechen de su enlace con el Cielo y los utilicen o sacrifiquen, pero…”

    Ahí Aura logró sacar la cuenta

    “Pero no alcanzaron a todos, ¿verdad? Ya hay sacrificios y ya hay algunos que están ahora corrompiéndose como ellos”

    El ángel sólo cerró los ojos y bebió silenciosamente del néctar

    “Cuando te encontré, ya estabas lista para ser sacrificada por ellos… Por el mismo fuego que tienes en tu mirada, probablemente te encontraron demasiado peligrosa como para tenerte en su poder”
    “¿Peligrosa?”
    “Para ellos, la pureza de alma y pensamiento en un humano es su peor amenaza”

    Ella se sorprendió ante la declaración

    “Pero si es así, Cris…”
    “Por eso no te puedo demorar más en esto, quiero que entiendas en qué lío te he metido, pero si te traje acá a la fuerza fue por que si morías en ese sacrificio… Y si muere Cris, habría suficiente poder como para crear un portal hacia acá y, si fuera así, no solo la Tierra mortal sufriría las consecuencias, sino que acá también los humanos terminarían siendo afectados y con eso…”
    “Vendría un Caos que ni siquiera los propios Príncipes Angélicos podrían controlar”- concluyó ella, seriamente

    El otro nuevamente afirmó… Y ella bebió otro poco del néctar divino, el cual le pareció bastante agradable, pero no lo suficiente como para desear quedarse en el Cielo.
    Nuevamente se dio un tiempo de silencio, en el que ambos organizaron sus ideas y buscaron algo de paz en aquel momento tan inquietante.

    “Creo que ahora comprendes todo esto”- dijo Azrael
    “Sí, y con ello disminuyeron las ganas de querer darte una patada por donde más te duela… En cierta forma, salvaste mi alma, y con ello también salvaste el alma de Cris, pero aun me cuesta entender porqué seremos nosotros quienes podamos evitar esto”- dijo Aura, seria
    “Lo pueden lograr en primer lugar porque en sí son a quienes ellos más temen, pero también porque poseen una herencia que no poseen los demás, por mucho que los que son de su generación también poseen descendencia humano-angelical, pero en menor grado de lo que poseen ustedes”
    “Nuevamente, me dejaste colgada”
    “Y no pienso explicártelo ahora. Sólo confórmate con que los Ángeles de la Muerte y yo confiamos en ustedes para arreglar esto y que a lo largo del camino también contarán con la ayuda de los demás Ángeles… Incluso con los chiflados, porque ahora como están las cosas en la Tierra, no podemos contar con nadie más”

    Ella aceptó eso y afirmó con la cabeza, pero sentía en su corazón que quedaba con demasiadas dudas las cuales sabía que no iba a conseguir respuesta por el momento

    “Ahora quiero que me acompañes. Como es la primera y última vez que verás el Cielo… Al menos, esta parte Angelical… Quiero que me acompañes a la parte central de acá, donde verás donde nos reunimos y donde recibirás las instrucciones para pasar del Cielo humano a la Tierra y cómo Cris, tú, y quienes ustedes deseen que los ayuden, puedan luchar contra estos demonios y contra los humanos que se han corrompido, porque aún no es el momento para que la Tierra tenga un Juicio… Y como está la influencia Corrupta en estos momentos, en cualquier instante Yahvé se puede enojar y mandar todo a un Juicio… Y aun no debe hacerlo, no hasta que todo se revele…”- lo último lo dijo en un susurro, para que la humana no lo escuchara

    Y, afortunadamente para el ángel, ella no lo escuchó.
    Caminaban en silencio, como dando el suficiente tiempo para que Aura observara, oliera, tocara y distinguiera lo especial que era aquel lugar, aunque para la humana ya era en si especial que pudiera estar allí, disfrutando de aquella tranquilidad, de aquel verde del pasto que no se podía ver en parte alguna de la Tierra…
    Y, estando ella perdida en sus divagaciones, no se dio cuenta del momento en que se vio obligada junto con su compañero angelical a detenerse.
    Estaban frente a un gran ángel con una armadura que lo cubría totalmente, de tal manera que ni siquiera se le podía ver el rostro.

    “Azrael”- dijo, con voz profunda
    “¿Necesitas algo, Tyrael?”- dijo el jefe de los Ángeles de la Muerte, seriamente
    “Sabes bien que los humanos no pueden entrar acá”- reprendió, con la misma seriedad
    “Lo sé, pero…”- y se acercó a él para susurrarle:- “Es descendiente de él… Y también puedes ver su linaje. No puedes negar eso”

    El ángel fijó su mirada en la humana, la que parecía algo molesta por el cuchicheo, pero sabía que no estaba en terreno en que pudiera intervenir, así que se aguantó las ganas de protestar

    “Es cierto… Sólo espero que las tentaciones de su camino no hagan que ella tome un camino equivocado”- dijo Tyrael, con preocupación a su compañero
    “No lo hará, confío en ella y en su compañero”- y los ojos rojo-sangre de Azrael parecieron titilar de alegría

    El otro nuevamente la miró y se hizo a un lado

    “Quiero confiar también”- dijo:- “Pero sé que ya no será lo mismo como cuando compartíamos la dicha del Cielo…”- y su voz pareció algo triste

    Azrael pareció querer intervenir, pero prefirió callarse

    “Oigan… Los humanos decimos secretos de dos no son de Dios, pero ustedes exageran”- se escuchó la voz de Aura, interrumpiendo a los otros dos
    “Perdona, Aura, pero es que tenía que conseguir el permiso para pasar”- dijo, medio en broma

    Ella sólo enarcó una ceja

    “Pareciera que ustedes saben más de nosotros de lo que me explicaste en ese lugar”- replicó, con algo de molestia
    “Entonces tendría que aplicar otra frase de ustedes… La curiosidad mató al gato”- insistió Azrael
    Pero la recompensa la revivió”- contestó ella

    El arcángel se llevó una mano a la frente, mientras Tyrael intentaba permanecer serio

    “¿Acaso no puedes aceptar que hay cosas que no puedes saber aún?”- preguntó Azrael, molesto
    “Sé que es así, aunque podríamos entonces apurar la causa y que me dejen ir pronto donde está Cris, ¿no crees?”- concluyó ella, enfadada
    “Bueno, no puedo contradecirte eso”- dijo Azrael y miró a Tyrael:- “Entonces… ¿Nos dejas pasar?”

    Ante la pregunta, el arcángel se hizo a un lado y asintió

    “Quiero confiar, ya te dije… Pero sé que a cambio tendré que pasar un rato vigilando el Cielo Humano… No que me vaya a aburrir, de todas maneras”- y comenzó a caminar, con lentitud
    “Gracias”- dijo Aura
    “Hablaremos después”- dijo Azrael y comenzó a caminar con la humana hacia la dirección contraria.

    Siguieron por un largo trayecto, encontrándose en el camino con más ángeles y arcángeles. A la distancia también pudieron distinguir a uno de los serafines, aunque Aura tuvo que desviar rápidamente la mirada, para evitar quemarse los ojos

    “Bueno, eres pura, pero parece que no tanto”- se burló el Arcángel de la Muerte
    “Bah”- dijo ella, con un bufido

    Y, de repente, el de ojos rojos se detuvo, casi haciendo tropezar a la mortal.

    “¿Pero qué rayos…?”- dijo ella

    Pero no pudo continuar con su frase, pues tuvo que alzar la mirada para mirar al horizonte y mirar el esplendor y la gloria del palacio en que Dios y los Ángeles se reúnen para discutir los destinos tanto de ellos como el de los propios mortales.
    Era tanto su esplendor que Aura se quedó un buen rato con la boca abierta, admirando todo lo que veían a su alrededor. El blanco de las paredes, que parecían resplandecer con los rayos del sol, la majestuosidad de la forma, el poder de los ángeles que los custodiaban. Todo mostraba en gloria y majestad la gloria del Cielo

    “Bienvenida, Aura, al palacio de Araboth”
     
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  4.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

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    Luego de la tardanza viene la calma (?)
    Ok no, gracias por invitarme aqui va mi comentario respecto al escrito.

    Primero que nada, no creo que usar comillas inglesas sea lo adecuado para marcar dialogos, sería mejor que usarás guiones largos, pero creo que ya estás consciente de ello. También ten cuidado con los tiempos verbales, porqué durante tu primer capítulo noté algunos fallos en la narración, pues vi dos tiempos verbales juntos.

    La trama es buena, el concepto del aura y los personajes (Curiosamente Aura-san) tienen un estilo bien definido y correcto, vas por un buen camino, nada más toma en cuenta esos detallitos y tu obra podría convertirse en algo impresionante.

    Gracias de nuevo y disculpa la tardanza n-n
     
  5.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    30 Marzo 2011
    Mensajes:
    559
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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2055
    Muchas gracias George por tu ayuda. ¿No te gustaría ser mi beta? ^^
    En fin... Gracias por su lectura, sus "me gusta" y disculpen la demora del trabajo semanal. Hoy hay capítulo nuevo. Disfruten ^^

    Capítulo 3:

    “¿Araboth?”

    La pregunta de la humana sonó tan confundida como el misterio que en sí implicaba a los humanos la separación de los Cielos en el plano Humano y el Angelical, pero era algo real, tangible, que ahora ella veía con sus ojos

    “Pe… Pero… Araboth es un lugar donde solo unos pocos elegidos pueden entrar”- tartamudeó, recordando los libros que había conseguido leer de Guías que habían logrado conocer el lugar
    “Bueno, creo que el último fue en realidad uno de los ancestros de Cris, pero a los demás sólo les hemos dado la ilusión de entrar acá… Son pocas las personas que realmente se ganan el derecho de estar en Araboth”- explicó Azrael, como si fuera algo muy recurrente

    Aura asintió, aunque seguía sin comprender el motivo de aquel extraño honor

    “Bien, si estuvieras viva también te haría la ilusión, pues si no lograste resistir por mucho tiempo la mirada de un Serafín, quiere decir que aún no estás lista “- y sus ojos la penetraron
    “¡Hey! ¡No leas mis recuerdos!”- reclamó la chica
    “Lo siento, no pude resistirme… Al menos podrías haber mantenido el correcto orden de la naturaleza, es malo no tener algo de orden”- se burló el arcángel
    “Si es así, que me juzgue un ángel de la Naturaleza”- bufó ella
    “Si lo hace uno de ellos, estarías en la selva de Trials al menos un año celestial… digamos unos cien años humanos”

    Al ver que ella alzaba la ceja, entre asustada y divertida, el de cabellos negros supo que era suficiente.

    Mientras caminaban, Araboth se veía cada vez más imponente, más fuera de lo común y a la vez menos semejante a lo que cualquiera podría imaginarse del Cielo Angelical…

    Dos soldados angelicales cerraron el paso, con firmeza

    “Lo sentimos, pero esta humana no puede pasar”- dijeron al unísono, algo despectivos al mencionar a Aura

    Azrael los miró seriamente, mientras que la castaña, ya harta que interrumpan a cada rato se adelantó a su guía

    “No sé qué imagen tienen de los seres humanos, pero creo que como seres creados por el mismo Dios deberían poseer capacidad de discernimiento para conocer a quienes están enfrente suyo”- dijo, sumamente molesta

    El fuego de sus ojos pareció arder más que de costumbre, sin embargo los ángeles se fijaron en donde debería manifestarse su ojo interno y retrocedieron, nerviosos

    “¿Azrael?”- preguntó uno de ellos
    “Ya la escucharon y creo que comprenden el porqué la traje acá”- dijo el de ojos rojos, seriamente y al ver que seguían sin moverse, alzó un poco la voz:- “¡Que abran paso, miserables novatos!”

    Ambos obedecieron al instante, sabiendo que tanto el arcángel como la humana no se encontraban de buen genio.

    Por otra parte, no pudieron sacarse de la mente la mirada penetrante de la joven, la que no pertenecía para nada a la de un ser humano

    “¿Estás bien?”- preguntó el de cabellos negros, mientras seguían caminando
    “Sí… Sólo siento como si fuera a tener un gran dolor de cabeza… Si estuviera viva, claro”- le respondió la chica, algo débil
    “Eso no contaba en mis análisis de ti”- admitió Azrael
    “Yo tampoco… Creo que acá mis habilidades se incrementaron de cierta forma”- dijo ella, analizando la situación
    “Es lo más probable… Ya te mencioné que eres parte de la última unión entre hombres y ángeles, por lo que estando acá puede que te ocurra eso”
    “Oki… Sólo espero que los que estén aquí no me miren tan raro como los de la entrada… No sé qué les pudo haber asustado…”- y se calló para mirar el interior del majestuoso palacio.

    Azrael tampoco hizo comentarios, pues no podía explicarle el porqué del miedo de los guardias.

    Mientras avanzaban, Aura se fijaba en la gran cantidad de pinturas y grabados que existían narrando la historia de los hombres y los ángeles, del cómo ambos fueron creados y el cómo existió en el principio una gran hermandad entre unos y otros. Todo, hasta que en la humanamente mítica Atlántida ambas razas se corrompieron y provocaron la destrucción y hundimiento del continente, dispersando a ambas razas por los planos mortales y espirituales, el cómo quedaba la sensación que los humanos eran los principales responsables de la corrupción de los ángeles, aunque la humana comprendía el hecho que eran los ángeles los que guardaban la memoria de aquellas vivencias y eran los que más sentían la pérdida de compañeros, amigos y seres queridos.

    Por aquella misma razón fue la que la chica mantuvo un respetuoso silencio y el rostro bajo, tanto para evitar las miradas como para evitar la natural curiosidad de seguir viendo a su alrededor.

    Los ángeles y arcángeles, por su parte, al igual que todos los habitantes del Cielo Angelical, miraban con extrañeza al Arcángel de la Muerte conduciendo a una humana por aquellas partes. Algunos expresaban su interés por la situación, otros creían que la chica había hecho algo tan grave que hacía que no tuviera que ser juzgada por la parte humana. Otros, simplemente se hacían los desentendidos para no alimentar su curiosidad.

    “¿Estás bien?”- preguntó el arcángel, ya extrañado que la humana estuviera tanto tiempo callada
    “No deberías preguntarlo tanto… Estoy nerviosa y sigo preocupada por Cris, pero sé que debemos estar acá un tiempo más, puedo comprenderlo”- respondió ella, dirigiéndole la mirada:- “Por otra parte, no soporto tantas miradas, no importando si son ángeles o no”
    “Vale, pero no digas después que no me preocupo por ti”- bromeó el otro

    Ella sólo volvió a mirar a la nada y dejó que el arcángel continuara guiando el camino.

    El resto de la caminata fue en un absoluto silencio, todo guiado por el Arcángel de la Muerte. Ninguno de los ángeles presentes se atrevió a decir algo por la presencia de la humana, pues ya los rumores de lo sucedido en la entrada ya habían corrido a la velocidad de la luz y sabían ya que la humana no era normal.

    Finalmente, llegaron a la entrada de un gran salón, en donde desde ahí la humana se fijó en pleno de la magnificencia del arte angelical. Murales completos transmitiendo la armonía que debió existir siempre entre los tres planos, Cielo, Tierra e Infierno o Tierra Oscura y el cómo los hombres y los espíritus rompieron aquel equilibrio, condenando primeramente al Infierno a ser tal como los hombres lograban imaginárselo ahora, el cómo la Tierra perdió su esplendor y el cómo el Cielo se dividió en dos, aún cuando no era esa realmente la voluntad de los ángeles, sino que del mismo Yahvé, temiendo que la rebeldía humana, que se mantenía en el Cielo, se contagiara a sus sumisas creaturas

    “Vaya… Interpretaron bien la real historia”- admitió ella, en voz alta
    “Era imposible que fuera de otra manera. Aunque reconozco que Yahvé quiso cambiar muchos de los frescos porque eran demasiado reveladores, mas no pudo hacerlo, aunque no entiendo realmente el porqué”- dijo Azrael, algo divertido
    “Es el hecho que nadie sabe si este es el único Universo o no”- escuchó una respuesta detrás de ellos

    Ambos se voltearon y se encontraron un Trono, pero que en aquel momento parecía más un ángel que cualquiera de los que estaban ahí. De cabellos tan oscuros como los de Azrael, pero de un tono azulado, de esencia netamente femenina, vestida con una armadura morada con detalles de plata. Poseía piel pálida, aunque parecía más suave que la piel del Arcángel. Tenía los ojos cerrados, pero ambos comprendían que veía perfectamente. En su lado izquierdo llevaba una espada envainada, aunque en su mano derecha llevaba una balanza

    “Caliel…”- murmuró Aura
    “Veo que me reconoces, no importando la forma que tome”- respondió la otra, con una leve sonrisa:- “Es un gusto que al fin nos veamos, aún cuando sabes que Yahvé me prohibió acompañarte…”
    “Eres el Trono de Justicia, se supone que siempre debes andar delante de Dios”- citó la humana

    Ante la respuesta, la otra sonrió ampliamente, causando extrañeza en Azrael

    “¿Se conocen?”- preguntó él
    “No, estaba destinada a ser su guía, pues ella nació en el día de Salomón, a la hora en el que aquel Palacio brilla más que nunca, destinada a llevar también la Balanza como yo… Pero ya sabes, Yahvé y sus caprichos…”- respondió Caliel, como si fuera algo natural y se dirigió a la humana:- “Y creo que comprendes el porqué he desobedecido ahora, ¿verdad?”

    Aura asintió, comprendiendo las misteriosas palabras del Trono

    La Justicia llega con la luz del día o bajo la luz de las estrellas. Pronto esa balanza estará conmigo”- respondió la humana
    “Sí, y quizás yo, como Justicia al fin podré cumplir mi labor”- y se volteó:- “Pronto las campanas sonarán, y debo estar donde siempre como perrito faldero… Azrael, te la encargo, si ellos logran aquello, al fin podré dejar mi función y tu hoz realizará al fin lo que debió hacer siempre”

    Azrael la miró extrañado de aquellas palabras

    “La Justicia es ciega, pero ve perfectamente cuándo debe ser realizada. Sin embargo, Ella debe descansar también, pero sólo se hará cuando haya una Justicia por si sola…”- respondió Aura, dándose cuenta de la confusión del Arcángel:- “Ambas comprendemos muchas cosas, aún cuando no nos hayamos visto en toda nuestra existencia”
    “Esto es más allá, Aura… Pero cuando cumplas tu labor y llegues a ese lugar, recuerda que debes llevarme si Azrael no quiere usar su hoz”- dijo Caliel, alejándose
    “Eso también depende de Cris… Pero no creo que haya problema”- dijo la humana:- “Ahora ve, que hay que mantener una postura”- dijo, algo divertida
    “Sí, adiós”- y se retiró

    Azrael quedó con rostro de interrogación

    “Caliel no había tomado forma de ángel en mucho tiempo”- dijo, rascándose la cabeza
    “Estás demasiado confundido para ser el orgulloso Arcángel de la Muerte, Azrael… Pero te explicaré: Caliel, como dijo, iba a ser mi guía, pero por cosas de Yahvé no se le permitió. Sin embargo está tan cansada de su labor que quiere que uses su hoz en ella y que pueda descansar al fin cuando termine mi labor, y si no pasa eso, quiere ir conmigo a nuestra amada Tierra Prometida, eso es todo”- explicó la humana, con una leve sonrisa
    “Ni que pudiera imaginarlo…”- dijo el otro y volvió a su pose más fría:- “Pero eso no niega que lo que venga ahora va a ocurrir de todas maneras”

    Ahora fue el turno de ella de mirarlo extrañada, sin embargo sabía que con esa pose no podría preguntar más, así que en el momento en que él comenzó a caminar, ella le siguió, a una distancia prudente respetando su caminar

    Entraron finalmente al salón, y Aura pudo ver lo que no había alcanzado a ver desde el exterior, toda la intervención inútil de Yahvé para destruir lo que los ángeles habían ya creado, por lo que tuvo que reprimir una sonrisa divertida ante el hecho.

    Mientras avanzaban, Aura se dio cuenta que existía un gran estrado y que lentamente los ángeles, arcángeles y demás seres celestiales se iban acomodando allí. Creyó por un momento que era porque ya llegaba la hora en que los seres del Cielo cantaban las alabanzas a Yahvé, pero pronto se dio cuenta que la estaban mirando fijamente, incluso más que cuando andaban en los pasillos del Palacio

    “Eh… ¿Qué está pasando?”- preguntó ella, ya no aguantando la curiosidad
    “Bueno, ahora eres un ser del Cielo Humano, pero aún debes cumplir una misión en la Tierra, por lo que son los Ángeles los que debemos decidir si mereces aquello o no. Por lo mismo, te harán un Juicio guiado por Miguel y yo soy tu defensor”- explicó el Arcángel, esperando su reacción
    “Ah… Un juicio…”- dijo ella, caminando confiadamente

    De pronto se detuvo

    “¿¡Qué!? ¿¡Juicio!?”- saltó ella, nerviosa:- “Y más encima guiado por Miguel…”- agregó con pesar.
     
  6.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Gracias por leer, aunque esperaba alguna otra respuesta :P
    En fin, coloco el capítulo 4. Disfruten y espero sus comentarios sinceros n.n

    Capítulo 4:

    Antes de dejarlo en pensamiento, las palabras de la humana resonaron por todo el lugar, ya fuera por el gran espacio del salón, como por el silencio que se había formado desde el momento de su llegada.

    Al darse cuenta de eso, Aura se tapó rápidamente la boca con las manos y agachó su cabeza, avergonzada

    “Sé que es algo chocante, pero qué esperabas… No iba a ser tan fácil”- dijo Azrael, en voz baja, tratando de animarla
    “Pero es que… Ya he visto suficiente de los prejuicios que tienen los ángeles hacia los humanos… ¿Cómo podré defenderme? Además, ya me dijiste, el juez será Miguel”- dijo ella, algo abatida
    “Recuerda que yo también actuaré como tu defensor Aura”- le animó el Arcángel, dándole una pequeña palmada en la espalda

    Ella sonrió levemente y avanzaron hasta quedar en el centro del salón a vista de todos los seres Celestiales presentes.

    Frente a ella, alto, imponente pero más que todo algo intimidante se encontraba el gran Arcángel Miguel, poseedor de otros tantos títulos más que la humanidad no tenía mayor conocimiento. De ojos azules, penetrantes, cabellos rizados rubios pero con toques bronceados, piel clara. Por la ocasión vestía una toga como la de los antiguos jueces romanos…

    Y Aura se rió

    “¿Hay algo gracioso?”- preguntó Miguel, alzando una ceja
    “Lo siento… Pero si aceptas mi opinión, esa túnica te hace ver gordo”- respondió ella, con una sonrisa divertida

    Eso pareció molestar al Arcángel, sin embargo prefirió hacer caso omiso y comenzó a hablar:

    “Bien, estamos acá porque tenemos que decidir algo que no había ocurrido desde hacía mucho tiempo. Debemos juzgar si esta humana es realmente alguien a quien debemos confiar el combatir a las fuerzas de Satán en el mundo, y que por lo tanto debemos permitirle revivir… De cierta forma”

    Al momento en que entendieron el motivo de la reunión las opiniones se dividieron de inmediato. Mientras unos querían apoyar de inmediato a la humana, entre los que se contaban los representantes de los Ángeles de la Guarda, las Virtudes y las Potestades, otros se negaban rotundamente a aquello, en especial los Querubines y los Serafines.

    Al verse interrumpido, el Arcángel Principal alzó la voz

    “¡Silencio! ¡Recuerden que es un juicio Celestial!”
    “Y estoy de acuerdo con sus palabras”- dijo Azrael, con un tono que realmente imponía el respeto que merecía:- “Sé que para muchos de ustedes puede sonar extraño e incluso ilógico el tener que ver si esta humana puede actuar como nuestra mensajera o no, en especial si nosotros mismos deberíamos ser los que actuemos en esto como mensajeros de Yahvé”

    Poco a poco la voz del Arcángel de la Muerte fue calando en los oídos de los presentes y sabían que debían callar

    “No obstante, tendré que recordar las veces en que nosotros mismos hemos permitido que Yahvé nos callara, y cómo de esa manera la humanidad ha estado más cerca del Infierno que de este santo lugar…”
    “No creo que eso sea necesario de mencionar, Azrael”- intervino Miguel
    “Oh, sí, a menos que esto sólo sea una parafernalia, deberías al menos permitir defender a mi protegida y que ella misma se defienda, ¿no crees?”

    Miguel, algo turbado, miró a sus tres compañeros; Uriel intentaba intimidar a la humana, mientras que Rafael la analizaba casi lógicamente y Gabriel estaba callado como nunca lo había visto.

    Ciertamente, la humana era algo del cual había que tener cuidado

    “No sé de qué sirva escucharte, sin embargo, como cabeza de este Juzgado, debería recordarte y hacer saber a la humana el porqué nos hemos negado ya tantas veces a escucharte”- dijo, sabiendo que sólo así podría ganar a los presentes

    Aura iba a preguntar algo, pero su acompañante le hizo un gesto negativo, sabiendo que esto era necesario

    “Bien, adelante, habla”- dijo, con algo de sarcasmo

    El que dirigía tosió un poco y habló, mirando fijamente a la humana

    “Verás, humana...”
    “Mi nombre es Aura, Arcángel Miguel, ya estoy harta que sea Azrael el único que me respete”- interrumpió la muchacha, bruscamente

    Todos aguantaron el grito de sorpresa, pues era extraño que alguien le hablara de esa manera al más respetado de los Arcángeles. Sin embargo, notaron que en los ojos de la humana no había ni pizca de arrepentimiento, mientras otros consideraban que ella tenía razón, pese a ser humana

    “Bien, Aura, si ya no me vas a interrumpir, comenzaré”- y al no ver que la mujer respondiera, comenzó su argumento:- “Hermanos del Cielo Angelical… ¿Es que acaso debemos recordar las veces en que hemos sido utilizados y traicionados por la humanidad? Es cierto que existen Santos que se han ganado nuestra lealtad y confianza, existen aquellos de buen corazón que consiguen que nuestro corazón se enternezca y que podamos ver a la imagen de nuestro Dios que tanto buscamos amar, pero también… ¿Cuántos han querido traspasar las barreras que nuestro Señor ha impuesto para satisfacer sus propias necesidades y abusar de la naturaleza que el mismo Dios creó para ellos? ¿Cuántas lágrimas han derramado los Ángeles de las Estaciones por los bosques y la propia Tierra que es destruida día a día por el grueso de la humanidad?”

    Dirigió su mirada a cada uno de los presentes y se detuvo en Azrael

    “A ti, Azrael, debería recordarte las veces en que el mismo Yahvé ha demostrado su misericordia contigo, pues todos los que estamos acá sabemos que si la humanidad hubiera entregado su voluntad y su confianza a nuestro Dios tal como nosotros lo hicimos, si se hubieran tomado de la mano junto a nosotros y no hubieran caído en la soberbia ni en la maldad tal como lo hicieron, incluso llevándose a muchos de nuestros hermanos que también debieran estar acá, tú y tus Ángeles de la Muerte no existirían”

    Tanto el aludido como la humana trataban impetuosamente de contener su rabia, pero sus puños mostraban cuánta tensión se estaba formando por las palabras de Miguel.

    Pese a ello, el rubio continuó

    “Sabemos que estamos en tiempos difíciles, pero honestamente creo que enviar a una humana a hacer nuestra labor iría directamente contra las órdenes de nuestro Señor, a quien le hemos jurado lealtad. Además, lo más probable es que cometa los mismos errores que cometieron los humanos de la Atlántida, Pompeya y otros tantos lugares a los que hemos tenido que destruir por la actitud humana. Hemos ya sufrido muchas traiciones por parte de los humanos, ¿por qué deberíamos creerle si también tiene las marcas de los que han cometido pecado y han dañado al mundo que Dios le concedió para cuidarlo?”
    “¿Terminaste o seguirás dando botes?”- dijo Azrael, ya harto

    El de ojos azules clavó su mirada en su compañero en silencio

    “No, creo que con lo que he dicho es más que suficiente”- respondió, sabiendo que ya había tocado los puntos débiles de sus ‘hermanos’
    “Entonces cállate y déjame hablar”- dijo el Arcángel de la Muerte

    Miguel se sentó y Azrael, ignorando la furia contenida de Aura, comenzó a hablar

    “Hermanos, sé bien que muchas de las palabras que ha dicho Miguel son ciertas…”- comenzó, pero tuvo que aguantar un poco el habla mirando que la castaña lo miraba furiosa
    “¿Vas a hablar a favor o en contra?”- preguntó ella, en voz baja, mostrando abiertamente el cómo se contenía
    “Sólo deja que hable, ¿ok?”- respondió él en voz baja

    Aura se calló y Azrael prosiguió

    “Sí, sabemos bien y hemos sido testigos de los pecados que la humanidad ha cometido contra Yahvé y contra nosotros… Sin embargo, ¿cuántas veces hemos sido nosotros los que hemos dejado solos a la humanidad, dejándolos que cometan aún más atrocidades? ¿Cuántas han sido las veces en que el mismo Yahvé nos ha prohibido expresamente que intervengamos en la historia de la Humanidad, aún cuando escuchábamos y llorábamos por los inocentes que morían sin piedad? Ustedes no han tenido que tomar almas desgarradas por el dolor, ni mucho menos han tenido que ver los cuerpos destrozados que representan el testimonio de la presencia Corrupta en la Tierra”

    Sus palabras calaban tan hondo como las de Miguel, pero sabía que a menos que tocaran el corazón del mismo no podrían intervenir más allá

    “Para Miguel, es obvio que si no es una orden directa de Yahvé, nadie tiene derecho a tomar una decisión propia. Es por eso que nosotros mismos hemos permitido que le ocurran esas atrocidades a la humanidad y que ella misma pierda muchas veces su camino… Que quizás no llegue siempre a nuestro Dios, claro, es decisión de ellos, pero que debiera ser nuestro deber el acompañarlos sin lugar a dudas es algo que también nosotros debimos haber hecho siempre”

    Miró a los otros Arcángeles que acompañaban a Miguel y se divirtió un poco con las expresiones de Uriel y Rafael. Sin embargo, debía continuar antes que el rubio lo interrumpiera, ya que notaba claramente que las cosas no estaban bien para el Juez

    “Yo les estoy pidiendo que consideren esto: Si permitimos nuevamente que el poder Corrupto se apodere de la Tierra y que corrompa a nuestros Elegidos, obtendrán un poder tal que lograrían llegar a cualquiera de los dos Cielos. ¿Están dispuestos a ello?”
    “No es necesario alarmarlos”- dijo Miguel:- “Si Yahvé está permitiendo esto es por su suma Voluntad, no por otra cosa”

    Ojos azules y ojos rojos se enfrentaron por algunos momentos, hasta que Rafael intervino

    “De cualquier manera, ya hemos escuchado suficiente de ambos. Miguel, creo que de todas maneras debemos discutir esto”
    “Rafael, no hay nada que discutir. Esto no es…”
    “Basta”

    Nuevamente, la humana había intervenido

    “¿Qué quieres ahora Aura?”- preguntó Miguel, ya molesto

    La mujer lo miró y prácticamente lo hizo clavar su mirada en ella, quien ya tenía tan contenida su furia que tuvo que medirse lo más que podía para no cometer alguna locura.

    Aunque para todos, ya la había cometido, pues ya era la tercera vez que había hecho callar al Gran Arcángel

    “Si se les olvida a los honorables Arcángeles, presentes, Azrael ya había mencionado que yo también hablaría, así que antes de tomar cualquier decisión, creo que es mi turno de hablar”

    Azrael la miró como si tratase de decir que no era momento, pero Miguel se acomodó y la miró fijamente

    “De acuerdo, humana, habla”- dijo, provocándola

    La mirada del Arcángel y la de la humana se cruzaron, desafiándose

    “Bien”
     
  7.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    24
     
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    Holis

    En fin... No comentarios, pero sí recibo visitas, así que para todos ellos, disfruten un nuevo capítulo

    Capítulo 5

    La humana se desprendió de la mirada del Arcángel y miró a cada uno de los que estaban ahí.

    Sabía que, con cualquier paso en falso que diera, podría perderlo todo, incluso el salvar a Cris, pero ya estaba tan harta de escuchar el desprecio de los ángeles hacia los de su especie que no podía quedarse callada.

    “Bien, agradezco al gran Arcángel el permitirme hablar ante todos ustedes”- comenzó:- “Comprendo que para muchos de ustedes les sea difícil la relación con nosotros, humanos, en especial por todos los errores que hemos cometido. Ya sé que, tal como dice la Biblia, nosotros fuimos creados a partir de la tierra, y esta por ser frágil, nos hace ser frágiles. Por otra parte, Yahvé permitió que nos quedáramos con nuestro Libre Albedrío, que a estas alturas y por lo que veo de ustedes, no sirve de mucho”

    Muchas miradas confusas se formaron a partir de las palabras de Aura, pero a ella no le importó. Necesitaba sacarse este sentimiento que se había formado y no quería que cualquiera de ellos la detuviera

    “Sé que muchos de ustedes aún nos tienen rencor por lo que pasó durante las uniones de Hombres y Ángeles, pero al menos ustedes tienen el cómo verlos a través de la voluntad de Dios, en tanto que nosotros tenemos la certeza que están en el Infierno y que nadie los va a sacar de ahí, simplemente porque es la voluntad de Yahvé. ¿Creen que es justo que paguen justos por pecadores?”

    Respiró un poco y continuó

    “En la Tierra dejé gente a la que amaba y a la que, de estar viva, no permitiría que los demonios ni nadie del Inframundo intentara dañarlos, pero qué más da, ahora estoy muerta y tengo enfrente mío a un grupo de seres espirituales tan sometidos a la voluntad de su Creador, que sé les importa un comino lo que yo opine o piense, simplemente por el hecho de ser humana… ¿Creen que no me doy cuenta de sus miradas, cuchicheos o demás cosas? Soy un ser creado por el mismo Dios de ustedes”
    “Mira, humana, si sabes tan bien el cómo nos sentimos los ángeles, ¿por qué aceptaste estar con Azrael, en primer lugar?”- preguntó Miguel
    “Por que al menos él comprende”- respondió
    “¿Comprender qué?”- preguntó Rafael, algo intrigado por la situación

    Los ojos de la humana se posaron en el que había intervenido y, antes de responder, meditó bien sus palabras, pese a que su mente estaba ya algo nublada por la rabia que guardaba

    “Azrael, por ser Arcángel de la Muerte comprende el cómo se siente alguien que es observado a cada momento por ser quien es y eso lo hace ver de otra manera a la humanidad, tal como yo puedo verlo a Él de otra manera”- respondió

    Respiró, algo abatida y continuó

    “Para muchos de los humanos que conocemos los planes espirituales Yahvé no es la respuesta a lo que nosotros llamamos salvación. No, nuestro Paraíso no es lo que he podido ver de este Cielo, por lo que mucho menos podría ser el Cielo Humano y nuestro gozo no estará en alabar día y noche a un Dios que nos ha sometido al dolor y a la prueba simplemente por el gusto de querer hacerlo”
    “¡Si Yahvé permite que eso les ocurra es porque los considera dignos de llevar la cruz de Jesucristo!”- soltó Miguel
    “¿Sí? Como ángel que ha vendido su voluntad a Dios te es fácil aceptar la prueba y el dolor, al fin y al cabo, tu única condición es estar cantando las glorias a Dios y yada-yada-yada”- respondió ella, con un gesto de la mano:- “En tanto, no sabes cuanta sangre hemos llorado simplemente por querer hacer lo que moralmente llamamos el bien y ganando por ello una vida llena de tortura y desesperación”
    “¡La recompensa está en la Eternidad, ustedes sólo son seres pasajeros!”- gritó un Serafín desde su sitio
    “¡Pero también tenemos derecho a tener algo de paz y de reposo en la Tierra! ¡Cómo vamos a soportar la prueba si ni tenemos descanso!”- gritó ella, ya no aguantando la rabia:- “¡Ustedes gozan de su condición, mientras nosotros tenemos que aguantar el peso de ser humanos! ¡A veces creo que incluso somos sus payasos que les alegramos el espectáculo, pues sólo se sientan a ver el cómo sufrimos!”

    Una ráfaga de energía hizo retroceder a la humana, mientras que Azrael sintió vibrar sus alas por la furia liberada de Miguel, intensificada por ser el mismo sentimiento de otros tantos ángeles

    “¡Cómo osas insinuar que nosotros, los Celestiales, no cumplimos lo que debemos hacer!”- comenzó a estallar el de la Lanza Divina, haciendo resonar su imponente voz en el salón, al punto de chillar de cólera:- “¡Nosotros somos los que velamos día y noche por ustedes bajo las ordenes de Nuestro Señor, nos gusten o no, siguiendo al pie de la letra lo que sólo nosotros podemos lograr! ¡Pues por algo somos los mensajeros de los Cielos!”
    “¡Pues entonces confirmas mi reclamo!”- contestó al instante la chica:- “¡Y se te olvida que Jesús, un humano que es más Dios que el suyo, rompió las reglas de Yahvé y cumplió lo que ninguno de ustedes hizo durante siglos!”

    Los cabellos del Arcángel Miguel comenzaron a llamear, del mismo modo que sus ojos parecían flamas de energía.

    “¡Tú, el líder de las fuerzas Celestiales, estás tan empecinado en seguir ordenes de alguien que ni conoces que te has vuelto nada más que un patético perro faldero!”- concluyó Aura, apuntando con el dedo al que ya no podía soportar, ni por leyenda que fuese.

    Los dientes del arcángel rechinaron en el aula mientras los otros tres Altos se levantaban de sus asientos seriamente, sabiendo lo que debían hacer. Azrael, en un rápido movimiento, tomó a Aura, cubriéndola con sus alas, y se desvanecieron para aparecer en la entrada de Araboth.
    El palacio pareció estallar ante la ira del Arcángel Miguel, pero súbitamente se apagó.
    Pasaron varios minutos en los que Azrael trataba de contener una extraña sonrisa, mientras Aura seguía tratando de calmar su rabia.
    Un joven ángel se acercó a ellos para darles el mensaje de volver al Palacio.
    No se miraron. Azrael caminó con cierta prisa delante de Aura, quien no sabía como podía seguirle el paso.
    Las botas del Arcángel de la Muerte resonaban en los blancos pasillos de mármol junto al tintinear de su armadura hasta que llegó a la gran puerta de la Sala Central. Casi sin esperar a la chica, abrió de par en par las enormes puertas cuán rey llegando a su trono.

    “Bienvenidos de vuelta”- se escuchó en el salón, apenas Aura entró.

    Para sorpresa de ambos, el arcángel líder no se encontraba, sino que en el asiento principal estaba el Arcángel Rafael, ajustando su monóculo.
    Los cabellos rojos como el fuego del arcángel cubrían levemente su rostro, mientras sus ojos serios, similares a los de un dragón, relucían con seriedad.

    “Ante la grave falta de dejarse impulsar por prejuicios, falta de neutralidad y dejarse llevar por sus sentimientos, el Arcángel Miguel ha sido relevado de su puesto”- anunció Rafael, poniéndose de pie para que todos lo vieran.
    “Excelente reacción, Azrael”- soltó el Arcángel Uriel, con cierto orgullo.
    “¿Qué quieres decir con eso?”- respondió secamente el de alas grises, con sospecha y algo de ira.

    Los penetrantes ojos del Arcángel Azrael penetraron en todo el valor que pueda representar Uriel y lo hicieron callar al instante, forzándolo a insinuar cosas con el rostro y atemorizarlo silenciosamente.

    “Basta Azrael, no necesitamos más informalidades para lo que realmente vinimos a hacer”- interrumpió Rafael, llamando a la calma.

    Pronto los rumores comenzaron a surgir ante las imponentes miradas, tanto por Aura como por Azrael quien es capaz de atemorizar a Uriel.
    Un metálico sonido resonó en el lugar, callándolos a todos al instante, mientras se veía al Arcángel Gabriel guardando su arma luego de traer silencio.

    “Hemos llamado casi a la fuerza el silencio y el alejar los prejuicios y la falta de sabiduría”- prosiguió Rafael, casi con rabia:- “¡La decisión final de ésta Corte ha sido complicada de tomar ante tales razones y no se permitirán más errores por seguir ciegamente ordenes que podrían llegar a ser meros caprichos, o considerar el silencio como una orden!”

    Aura simplemente no quiso mirar al Arcángel. Simplemente sabía que ante cualquier pensamiento, de una u otra manera no contaría con un resultado cien por ciento favorable

    “Sé bien que las visiones de los ángeles y de los humanos, incluso la del mismo Yahvé es diferente ante el punto de vista de quien lo vea. Hay cosas en que nunca estaremos de acuerdo y otras que han sido producto de los errores de uno u otro lado e incluso siendo honestos, todos sabemos que Dios no es perfecto”- continuó, sin dar rodeos
    “Que bueno que no soy el único que piensa así”- masculló Azrael
    “Sin embargo, Aura, debes reconocer que decir tales cosas enfrente de los que son realmente seguidores de las decisiones de Dios fue un error grave, tanto así que si no fuese por sacar a Miguel, las cosas habrían resultado de otra manera”- y el de ojos de dragón la miró seriamente

    La humana no contestó, sabiendo que, dijera lo que dijese, sería mejor que lo mencionara después del veredicto, no fuera que cambiaran de idea

    “Tendrás que tomar en cuenta el peso de nuestra decisión y como irás tú, nosotros ya no podremos intervenir… Más de lo necesario, considerando que hace mucho tiempo que no tomábamos una decisión como esta”
    “Entonces, ¿aceptarán que vaya?”- preguntó Azrael, al ver que la humana no hablaría
    “Sí, irá… Pero no puedes esperar que podamos intervenir más en los asuntos humanos. De hecho, no podrás reclamar porque el número de milagros se reduzca drásticamente…”
    “Como si no se hubiesen reducido ya”- masculló Aura, pero sólo su acompañante la escuchó
    “Por lo mismo, tendrás que llevarla a Sión y al Valhalla para equiparla adecuadamente, y por favor, denle ropas adecuadas para una humana que tiene esta misión”
    “Rafa… Eres el que da las armaduras, ¿recuerdas?”- preguntó Uriel

    Aura se ahogó la risa al ver el apodo del otro

    “Bueno, Ur, recuerda que también tendrás que dar tu regalo, como convenimos, ¿te acuerdas?”

    El otro sólo contestó con un gruñido
    Aura no captaba bien el sentido de aquella conversación… ¿De verdad la dejarían ir?

    “Te dejan sólo porque saben que tu misión y la de aquellos que estarán contigo es de suma importancia no solo para ustedes como humanos, sino que también para nosotros… Pero eso no lo pueden saber siquiera nuestros propios compañeros… O el mismo Miguel, pues lo contaría de inmediato a su dueño, así que en parte, también lo hacen para agradecerte el haberles librado de la decisión de Miguel”- explicó Azrael
    “Pero eso es demasiado…”.
    “Para nada, ya te darás cuenta en el lío en que estás metida… Sólo te estamos dando… ¿Una ayudita?”
    “Ajá… Tampoco ayudas a comprender…”
    “No lo hagas… Cuando seas viejita y tengas historias que contar a tus nietos, tendrás historias y lograrás comprenderlos en su momento”
    “¡Eso tampoco ayuda! Ya estoy muerta, ¿acaso seré abuela y tendré nietos asi?”
    “Ah, se me olvidaba que tienes que ir al Oráculo antes de volver a la Tierra…”
    “¡Los adivinos son peores que ustedes!”
    “¿Podrían escuchar y terminar esto antes que Miguel quiera salir?”- preguntó Rafael, ya algo molesto

    Tanto el arcángel como la humana dirigieron su mirada al nuevo Juez

    “Bien, como iba diciendo, hay que darles todas las herramientas necesarias para su viaje y su futuro peregrinaje y avisar a todos los que no se encuentran en este lugar que deben habilitar el paso para ella y sus compañeros”

    Miró a los ángeles que estaban presentes, quienes miraban incrédulos las decisiones que se tomaban en ausencia del más respetado de todos, pero sabían que los otros tres también tenían voz y voto, por lo que debían acatar sin chistar.

    “Para todos los que están aquí, deben tener en cuenta que, pese a que les duela en lo más profundo de su existencia, Aura tiene razón y peor aún, muchos de nosotros debemos reconocer que hemos cometido más de una vez errores que han traído en consecuencia más dolor y más división… Así que, si no van a ayudar, tampoco interfieran, pues en esto está el bienestar de humanos y de ángeles”

    Los presentes asintieron al unísono, sabiendo que no podrían negarse ante tal orden
    Ante el unísono, Rafael al fin se permitió respirar y dijo a Azrael

    “Bueno, ambos ya saben de nuestra decisión… ¿Qué esperan para ir a Sión? No pierdan más tiempo”

    Y, sin siquiera poder dar las gracias, Aura se vio sacada del lugar por Azrael, quien mandó una mirada significativa a los otros tres, como si fuese una despedida…
     
  8.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
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    24
     
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    Holis

    Sigo sin comentarios (y me da pena tener que avisar usuario por usuario xD), pero acá está el capítulo 6 de este LongShot
    Disfruten y cualquier opinión, bienvenida sea

    Capítulo 6

    Aura no podía dar cabida a lo que había vivido.
    Fue capaz (tontamente), de enfrentarse verbalmente al propio arcángel Miguel, junto con toda una corte de ángeles que pretendían mostrar que su razón era la correcta, de salir viva de la furia del arcángel y más encima de conseguir el anhelado permiso para poder ayudar a Cris, con el bono de tener la bendición y el apoyo de los demás arcángeles.
    Para ella, era como si Araboth estuviera fuertemente dividido

    “No es división en sí, es sólo el hecho que nosotros tenemos más de una manera de ver a Yahvé, además que cada uno tiene su propia historia que contar de él”- comentó Azrael, como si le leyera el pensamiento.
    “¿Como lo que Cris dice que le has contado?”- preguntó Aura, recordando algunas palabras de su amado.
    “Algo así”-respondió vagamente el arcángel, rápidamente, esperando pasar lo antes posible el tema de lado

    Siguieron su camino, dejando de lado los rumores que corrían dentro del lado angelical, los que se podían escuchar a leguas de distancia, siendo ángel o no

    “Realmente te convertiste en la noticia del día… Hacía tiempo que los ángeles no cotilleaban tanto”- comentó Azrael, algo divertido
    “¿Si? Entonces fue mejor el vencer con mi opinión a Miguel, no sé qué habrían dicho si ahora hubiera restos de mi alma”- dijo Aura, con una leve sonrisa
    “Sólo te diré una cosa… No lo hagas de nuevo, menos sin un arcángel cerca

    La humana bufó

    “Pero si tenía derecho a dar mi opinión, ¿o no?”- preguntó, levemente molesta
    “Sólo te diré que tus palabras hirieron lo más profundo de sus recuerdos… No eres la única que le ha dicho abiertamente su verdad”- y su semblante se tornó serio

    Aura iba a preguntar sobre el otro que había provocado a Miguel, pero por su seriedad prefirió quedarse callada. Al fin y al cabo, su nueva misión parecía más una búsqueda de respuestas que cualquier otra cosa…
    Y, de lo que estaba segura, no se retractaría hasta saber la verdad… Y, de paso, encontrar el camino para llegar al lugar donde deseaba estar realmente, junto a Cris y a los que quisieran recorrer su camino... Sean los que se decidiesen a ir
    Los paisajes angelicales comenzaron a cambiar para transformarse en las familiares puertas del cielo humano, donde la humana y el Arcángel de la Muerte se encontraron. Para variar, se encontraba lleno de almas humanas, aunque en esta oportunidad se sentía a lo lejos el olor corrupto del infierno…

    “¿Qué ha pasado?”- preguntó Azrael, indignado, acercándose velozmente a sus subordinados, seguido rápidamente de Aura

    Los ángeles de la Muerte se cuadraron en frente de su líder, nerviosos ante la respuesta que no querían entregar a su jefe

    “¿Y bien?”- preguntó Azrael, mientras conjuraba una mascarilla para colocársela a su acompañante
    “¿Y esto?”- preguntó Aura
    “Los niveles de corrupción aumentaron drásticamente… No te preocupes, no se trata de Cris, pero hay alguien en la Tierra que está infectando a las almas antes de enviarlas acá”- y le ayudó a colocarse la mascarilla:- “Como estás en una fase intermedia y regresarás a la Tierra, no conviene que aspires este aire corrupto, no sea que algo quede en ti que dificulte la situación”

    La humana asintió y se alejó de él, mientras lo escuchaba hablar rápida y exasperadamente con los ángeles, quienes le ponían al tanto de la situación.
    Mientras, todos los humanos que se encargaban de ingresar a las personas en Sión también tenían mascarillas y las colocaban de inmediato a las almas que lograban mantenerse puras pese a la contaminación.
    En eso, un nuevo ángel hizo presencia. Era de largos cabellos cobrizos, como si viniese de la casta de Rafael, pero tenía los ojos de un color verde-esmeralda, dulces y profundos. Se acercó delicadamente a Azrael y le susurró algo. Él asintió y se acercó a Aura

    “Aura, te presento a Aewrndel, del coro de las Virtudes. Vino a llevarte a Sión mientras me encargo de esta situación en las Puertas”
    “Mucho gusto”- saludó la ángel, con una dulce sonrisa
    “Igualmente… Y por lo que veo, no me pedirás opinión, así que debo ir de inmediato con Aewrndel al interior de Sión, ¿verdad?”

    El de ojos rojos asintió, seriamente

    “Bien”- bufó la humana y sonrió algo cansada a la Virtud:- “Llévame allá, por favor”
    “¿Por qué con ella puedes ser amable?”- reclamó Azrael
    “Porque ella es suficientemente amable para venir y sacarme de acá mientras tú te vas a entretener un rato pateando traseros… Buena suerte con ello”- y se acercó a la ángel:- “¿Nos vamos?”

    La ángel asintió y ambas se alejaron del lugar, ahora dando las espaldas a Araboth y a las Puertas.
    Conforme iban caminando, el ambiente iba haciéndose nuevamente más puro y lleno de un aire ‘celestial’ que iba impregnando todo, aunque a diferencia del camino hacia Araboth, Sión era realmente algo más humano. Quizás lo que más unía a los humanos que vivían allí eran las casas, sencillas, como las de Jerusalén del año cero, hechas de adobe, aunque ella no tuvo oportunidad de ver el interior, pues iban raudamente al centro de la gran Ciudad.
    Los humanos que residían ahí miraron con tanta o más curiosidad a la extraña pareja, pues aunque conocían a Aewrndel, pues era una de las que más compartían con ellos, la humana que la acompañaba no estaba en sus registros, además que no tenía una apariencia muy humana que digamos

    “¿Siempre tendré que ser el centro de atención?”- preguntó Aura, algo molesta
    “Parece que ese es tu karma”- respondió Aewrndel, con una sonrisa

    Aura suspiró

    “Pero no estaremos mucho tiempo acá, ¿verdad?”
    “No… Tienes que ir todavía al Valhalla y por lo que ha pasado en la Entrada, creo que te mandarán antes a investigar”- y la mirada de la ángel se dulcificó
    “Bueno, algo tenía que sacar de todo este barullo… ¡Pero tienen que mirarme así de descaradamente!”- y mandó una mirada furiosa a dos jóvenes que la miraban como si tuviera dos cabezas

    La de cabellos cobrizos se rió, mirando divertida la reacción de la humana

    “Puedo ver claramente el porqué Sión no será tu lugar de descanso… Estarías espantando a los jóvenes a cada rato…”- comentó
    “Yo creo que si no tuviera la esperanza de llegar a ese lugar, mi lugar de descanso sería el Valhalla… Por que al menos me imagino que debe ser al menos diez veces más divertido que estar haciendo sólo adoración” y soltó un bufido
    “¿Qué te puedo decir? Si los mismos ángeles se alegran de estar de guardia en el Valhalla cuando les corresponde, así que supongo que sí, debe ser muy divertido”- y se encogió de hombros, en un gesto muy humano
    “¿Y tú no vas?”
    “No, detesto la violencia, así que prefiero las charlas largas con los Ancianos de este lugar y con los Benditos que parecen más enciclopedias ambulantes”
    “Sí… La verdad es que va más contigo”- y asintió ante la idea

    Mientras avanzaban, Aura notó bastantes lugares semejantes a grandes bibliotecas, museos y pequeños Templos donde supuso que se juntaban grupos pequeños que eran un poco más fanáticos de las jornadas de adoración que los demás. Se notaba a leguas, en especial por los altos cantos que ellos hacían

    “No sé cómo no te cansas de escucharlos”- comentó:- “Tal como se nota que aún estando en Sión los dejan igual de imperfectos… ¡Podrían al menos haberles afinado la voz!”

    Ahí su compañera no aguantó más y se largó a reír a grandes carcajadas, provocando la sorpresa y admiración de los que estaban alrededor

    “Genial, hago reír a Azrael y ahora me toca esto… Definitivamente parezco más que nunca la bufón de los ángeles”- reclamó en voz baja
    “Lo siento…”- dijo Aewrndel, algo sonrojada:- “Pero realmente cuando te molestas eres muy graciosa”
    “Ahora veo porqué Cris siempre me decía que era imposible enojarse conmigo… ¡Si mi enojo parece nada!”
    “Vamos… Si fuera así no habrías hecho enojar al Gran Miguel”- dijo su compañera, con una gran sonrisa

    Al instante, los que escucharon la declaración de la Virtud quedaron sumamente perplejos ante sus palabras, lo que hizo que Aura obligara a la ángel a seguir caminando, para así evitar interrogatorios innecesarios

    “No era necesario mencionar eso”- dijo, ya a una distancia prudente, seriamente
    “Lo siento… Sé que no te gusta llamar la atención, pero realmente haces cosas que consiguen hacer eso”- comentó la de ojos verdes, algo apenada

    Aura sólo se quedó en silencio y siguió a la Virtud hasta donde debía llegar.
    Su acompañante la quedó mirando en silencio, sabiendo que no debió hacer un comentario así, pero desde que llegó, la humana ha sido el centro de atención, particularmente para los ángeles, en especial desde el hecho que debía ser juzgada para ser privilegiada con el don de regresar al mundo mortal, aún cuando estaría en un estado en que no podría manifestarse como un ser viviente, pero a la vez podría ser igualmente herida, en especial por armas provenidas del infierno…

    “Ahora estás pensativa… ¿Hay algo que también debas ocultarme?”- preguntó Aura, ya más calmada
    “No… A diferencia de los Altos, no sé tanta información como ellos, por lo que no puedo ocultarte cosas… Y las que sé, te las informaré mientras te mantengas calmada”- y soltó una nueva sonrisa

    La humana devolvió el gesto, algo avergonzada

    “Lo siento… Acá mi día ha estado como el infierno mismo, así que perdona si estoy molesta… Debes entender que no me ha sido fácil esto, ni siquiera entiendo muchas de las cosas que ocurren acá en el Cielo… Pero si quieres ser honesta conmigo, te pido que lo seas, porque de vez en cuando cansa que te oculten tantas cosas”- se excusó la humana

    Aewrndel asintió levemente y ambas siguieron caminando, esta vez en silencio absoluto.
    Caminando, llegaron a una zona donde se sentía el aroma de típicas hierbas medicinales. A lo lejos se distinguían fuentes de aguas termales, donde reposaban los que se veían más ancianos, los que chachareaban sobre las experiencias vividas en la Tierra y de la diferencia entre épocas.
    Aura no pudo reprimir una dulce sonrisa

    “¿Te gusta la presencia de los Ancianos?”- preguntó la ángel
    “Pese a cualquier cosa, probablemente los que más me gustan de la humanidad son los niños y los ancianos… Aunque los niños tienen esperanza… Podemos cuidar que no se corrompan e incluso pueden sentir la presencia de un ángel…”
    “¿Cómo sabes eso?”
    “Lo sé, no tengo porqué explicarte más”

    El aroma a hierbas se hacía más intenso conforme se acercaban a un gran edificio de color verde esperanza. Esencias como lavanda, anís, manzanilla y otros se mezclaban en el aire dando un perfume dulce y agradable

    “No me gustará Sion, pero reconozco que este sector al menos huele agradablemente”- comentó la humana
    “Me imagino… Debe ser por tu don natural de sanar”- comentó su compañera, relajadamente

    Aura se detuvo

    “¿Don de sanar?”- preguntó
    “¿No lo sabías? Si incluso tienes tu energía más alta en este lugar, por eso creí que ya tenías conciencia de ello”

    La humana y la ángel enfrentaron sus miradas. Mientras Aura tenía una mirada algo confusa, el rostro de Aewendel mostraba seguridad ante sus palabras

    “Bien, otra cosa que aprender”- finalizó la joven, soltando un suspiro

    Su acompañante sonrió

    “En fin, ya llegamos”- y apuntó hacia el lugar de donde provenía el aroma de hierbas

    En el exterior se notaban las plantaciones de hierbas, junto con algunas especies de flores que eran conocidos por sus propiedades naturales. Grandes árboles con frutas que se utilizan en jarabes y ungüentos cubrían con su sombra a la edificación, de construcción griega antigua, donde lucía el antiguo símbolo de la medicina.

    “Bien, hasta aquí llego”- dijo Aewrndel, con una sonrisa

    Aura la miró extrañada

    “¿Cómo que hasta aquí llegas?”- preguntó
    “Pese a que este es mi territorio natural, no puedo estar en el interior de este edificio, pues este lugar es meramente humano”- explicó la ángel:- “Sólo el guía de los ángeles de la medicina puede estar dentro de acá”
    “Ok… ¿Pero cómo puedo preguntar por el guía?”
    “Ah, sólo dices ‘busco a Rehael’ y te indicarán el camino”- y sonrió como si nada

    Aura pestañeó. Sentía que al seguir las indicaciones de su compañera de camino le entrarían tantas dudas como cuando estaba con Azrael, pero finalmente asintió.

    “Bien, entonces pregunto por Rehael y él me va a ayudar, ¿verdad?”
    “Sí”- y levantó su mano, en señal de dar una bendición:- “Que la fuerza del Misterio te acompañe y que libere los dones sellados en ti. Aura, hija del Fénix, estés donde estés cuenta siempre con las Virtudes”- y de sus manos brotó una cálida energía, que envolvió a la humana por completo

    Aura parpadeó al sentir eso, sorprendida tanto por el poder de la Virtud, como por las palabras que pronunció. Sin embargo, al disminuir la energía y al levantar la cabeza, se compañera había desaparecido.

    “Vaya manera de despedirse”- dijo, mientras se giraba hacia la edificación:- “En fin, a encontrar a Rehael”

    Y entró en el edificio, sin darse cuenta de la marca que Aewrndel dejó en su mano…
     
  9.  
    Mary Shirou

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
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    2332
    Capítulo 7:

    Aura aún sentía escalofríos por la energía de Aerwndel, la que continuaba fluyendo por su cuerpo libremente.

    Para variar, la Virtud la había dejado llena de dudas, en especial relacionado con El Misterio y el que la llamó “hija de Fénix”; mas, pensándolo bien, se dio cuenta que no valía la pena preguntar así como así… En el Cielo habían muchos tabúes al parecer y por lo mismo no obtendría las respuestas hasta conseguir su tan ansiada libertad…

    Si es que algún día llegaba…

    Miró hacia todas partes y se dio cuenta que ahí había almas recién llegadas del Purgatorio, o que habían sido muy dañadas sicológicamente antes de morir, pero que por todas sus acciones, igual merecían el descanso en la paz de Yahvé

    Bueno”- pensó:- “Al menos considera en ciertas cosas que necesitamos un descanso

    Algunos la miraron sorprendidos, otros, con cierto recelo, pero ella hizo caso omiso a sus reacciones, pues estaba fija en encontrar a Rehael o algún médico de la zona para ubicar al susodicho ‘ángel en jefe’, no obstante, ninguno estaba a la vista.

    Después recordó y poco faltó para darse un buen golpe a la sien.

    ¿Cómo no se me ocurrió antes? Si deberían estar todos cerca de la entrada a Sión por el ataque que ha habido”- pensó, con la intención de darse media vuelta y regresar a la entrada…

    Salvo por el hecho que chocó directamente con un humano, quien iba con una túnica y una fuente llena de aguas medicinales que le cayeron directamente a la cabeza

    “Uyyy…”- se quejó, sobándose la espalda
    “El que me debería quejar soy yo”- dijo el otro, quien se sacaba la fuente de la cabeza y que, si no estuviera muerto, seguramente tendría el rostro más rojo, por lo ardiente del agua.

    Aura parpadeó, sintiendo que en aquellas pocas horas ya se había sorprendido demasiado.

    Levantó la mirada, encontrándose con unos ojos castaño-amarillos, y un rostro que se le hizo al instante familiar.

    “Espere… A usted si lo conozco…”- dijo ella, quien ahora se acercaba al hombre y se fijaba bien:- “¡Claro!... Doctor Leandro, ¿verdad?”

    Ahora fue el hombre quien se sorprendió y miró fijamente a la humana

    “¿Cómo me conoces?”- preguntó y comenzó a fijarse en las facciones de la joven
    “¿No se acuerda? Usted fue quien me atendió durante mis doce primeros años de vida… Cuando mi madre me veía enferma, llegaba directamente a su consultorio…”
    “…Y no importaba cuántas veces le decía que no, siempre terminaba atendiéndote. Aurora… ¿Tanto tiempo ha pasado?”- y se fijó en la juventud de la chica:- “¡Pero si no debes tener más de veinte años! ¿Te suicidaste?”

    Ante la mirada asesina y llena de fuego de la otra, supo que había hecho una pregunta absolutamente absurda

    “Como sea, estoy buscando a Rehael, o como se llame su jefe”- dijo, molesta
    “¿Rehael? Entonces sí estás lastimada”- dijo el médico:- “Pero lamentablemente hay cosas en el Cielo que son igual que en la Tierra y antes que te vea el maestro Rehael, uno de nosotros tiene que evaluarte…”

    Ante esas palabras se ganó otra mirada que podría haberlo matado de nuevo.

    “No estoy para trámites burócratas, sea en Sión o en la Tierra… Si Rehael está enterado de las nuevas, a estas alturas ya debe saber que tenía que llegar acá, así que, con todo el respeto que usted se merece, ¿podría llevarme con él, por favor?”- dijo, tratando de sonar lo menos enojada posible

    El doctor la miró extrañado de la seriedad de las palabras de la chica, pero, antes que hubiese tenido que hablar, una voz profunda y serena sacó a ambos de sus pensamientos

    “Sí, los ángeles andan más chismosos que nunca, pero nunca creí que tendrías esa clase de genio, Aura”- dijo, posando sus ojos amarillos en ella

    Aura se fijó en el ángel que estaba detrás de su antiguo doctor, y notó de inmediato el contraste entre aquellos ojos amarillos y el cabello casi verdoso que lucía. Le daba un ambiente sobrenatural, mucho más de lo que esperaba de un ángel que conviviera tanto con los seres humanos y ante la mirada neutra que poseía, se dio cuenta que, a diferencia de la mayoría de los ángeles, este no leía los pensamientos

    “No leeré pensamientos, pero tu mirada es demasiado predecible…”

    Ouch

    “Como sea… Si me buscabas era por tu nueva misión, ¿verdad?”

    Ella asintió, levemente

    Él se movió sutilmente y se colocó a su lado

    “Entonces, entre antes nos movamos, mucho mejor… Mira que el tiempo se nos hace corto y la Tierra se hace cada vez más oscura”- y, tomándola de los hombros, se la llevó raudamente al centro del edificio, sin alcanzar a despedirse del doctor…
    El interior del edificio se hizo cada vez más oscuro, y mientras Aura adaptaba su vista al lugar, se dio cuenta de que aquella falta de luminosidad se debía a que algunas plantas sólo podían subsistir en lo oscuridad, pues la luz eliminaba ciertas facultades que poseían naturalmente.

    “¿Te llaman la atención estas plantas?”- preguntó Rehael
    “Sí, son bastante hermosas”- comentó ella, algo nerviosa

    El ángel sonrió

    “Te puse nerviosa… Me extraña de alguien que pudo parar los carros a Miguel”
    “No es eso… La mezcla entre la belleza del lugar y la tranquilidad me parece tan ajena a lo que es Sión o Araboth que me abruma”- dijo ella, conteniendo la respiración por un instante

    Al instante, el ángel tocó con su dedo índice los labios de la muchacha, y la silenció

    “Creo que sabes bien la conclusión de esto… Pero no lo digas en voz muy alta, mira que ir a los Cielos de las diferentes dimensiones está absolutamente prohibido, ¿vale?”

    Aura asintió, sonrojada

    “Bien, ahora sigamos”

    Los dos siguieron caminando, la humana más tranquila y el ángel más sonriente que nunca.

    Aura se dio cuenta que ya había pasado mucho tiempo y en sus pies estaba la sensación de estar descendiendo una cuesta, como continuando su viaje por “otra dimensión”. Plantas resplandecientes se hacían presentes y otro aroma, mucho más sutil que las hierbas y el incienso de adoración, inundaba el lugar

    “Bien, creo que aquí es suficiente… Si seguimos nuestro camino, te encontrarás con plantas que sólo Rafael puede manejar sin envenenarse él mismo”
    “Ok… Sutil y venenoso, simplemente genial”- bufó

    El ángel sacó una bolsa de “Yahvé-sabe-de-dónde-rayos-lo-sacó”, unos guantes “de ya saben donde” y extendió otros a la humana

    “Póntelos y no hagas preguntas ni comentarios sarcásticos, por favor”- dijo, con una amplia sonrisa.

    Aura se mordió los labios para no contestar y se puso los guantes, que se acomodaron perfectamente a sus manos.

    “Ahora, a sacar hierbas… No saques alguna si no te digo que lo hagas… Solo hojas blancas, o que ya están algo secas… Y no hagas malos comentarios de la planta, que muerde o te tira espinas, dependiendo”

    La humana siguió las instrucciones del ángel, sacando las plantas con cuidado y tratando de contenerse el comentario, ya que cada planta parecía más fea que la anterior. Incluso, si sentía algún quejido, le decía “sana-sana”, para que no se enojara, ante el temor de salir malherida.

    Pero bueno… Aura es Aura y no aguantó más al ver una planta que tenía una exótica mezcla de colores verde, naranja y fucsia fuerte…

    “Sé que Yahvé tiene malos gustos… ¿Pero tampoco sabe combinar colores?”

    Wham!

    “¡Mi ojo!”- gritó, ante un golpe de las ramas… directamente en el ojo derecho
    “Bien… al menos se aguantó un rato”- suspiró el otro, sacó de “quién-sabe-dónde” un tarro con ungüento y se acercó a la humana para hacerle los primeros auxilios: - “Y agradece que es sólo el párpado… Lucirás un lindo moretón uno o dos días y quedarás como nueva… Aunque no te quejes que parece ácido, ¿si?”
    [No se pudo reproducir lo dicho]”- dijo, cuando le pusieron el ungüento
    “Ya, ahora déjame sanar a tu querida amiga… Mira que te advertí que se ofendían”- y cantó suavemente a la planta, hasta que los colores parecieron brillar menos:- “Bien, se durmió…”
    “¿Las plantas duermen con canciones de cuna?”
    “Aura… Si en el mundo humano las plantas tienen algo de personalidad, en el Cielo se exacerba esto a límites que tu limitada cabeza no aguanta… Valga la redundancia”
    “…”- no pudo responder, sobándose lastimosamente el ojo

    Rehael suspiró

    “En fin, deja que recolecte el resto de plantas que falta… Después vamos al invernadero de luz y estamos listos”
    “…”- siguió sobándose el ojo lastimado

    El ángel suspiró nuevamente y continuó con su labor.

    De vez en cuando, se le oía tararear una canción, muy diferente a las alabanzas que se oían en Araboth o en Sión. Incluso se le oían canciones que sólo podían escucharse en el mundo… Y unas que no hubiera querido escuchar más en su vida… O media vida, como fuera

    “Oye… ¿No hay cielo de los niños que estás cantando de Plaza Sésamo?”
    “Si lo hay… No te diviertes tanto como el Valhalla, pero sus montañas rusas son… wow
    “Pero supongo que vas allá para dar medicinas contra el mareo entonces…”
    “Sí, pero aprovecho de subirme también”
    “Bien… Entonces si vengo de nuevo acá y no está Yahvé a cargo, pasaré por ahí, pero ahora no”
    “Ok… Y me alegro que ya no te quejes por tu ojo, pero yo seguiré con el trabajo”- y siguió trabajando, cantando canciones mucho peores que los que ya había escuchado.
    “Como sea… Un millón uno, un millón dos, un millón tres…”- contaba Aura para mantener la paciencia
    “Listo”

    La bolsa estaba llena y las plantas parecían descansar luego del tratamiento que les hizo el ángel. El peliverde se veía tranquilo y todo su entorno parecía estar en paz

    “Bien, ahora volvamos afuera, que te tengo que dar instrucciones”

    Aura asintió y siguió a Rehael

    “Oye… ¿Y no que vamos al invernadero de luz?”- preguntó la humana
    “Sí, pero creo que no hay tanta prisa, en especial que habitualmente me tardo hasta días para conseguir todo… Y ahora, no sé cómo se ha creado tanto caos acá en el cielo”- respondió, perdiendo algo de la calma que lo caracterizaba
    “¿Crees que para mi es fácil?”- preguntó la humana:- “Pensar que mi muerte fue causada para protegerme del mal que ataca el mundo y que en vez de pensar en mi descanso y en la forma para ir a mi tierra prometida, me meto en un lío entre ángeles y tengo que volver a la Tierra… No es que no quiera volver, pero sé que en el fondo no será para hacer lo que quiero, sino seguir la voluntad de criaturas que no pueden hacer lo que quieran por vender su voluntad a un dios que juega con todos nosotros como marionetas”- y en sus ojos era evidente la molestia

    Los ojos amarillos del ángel se toparon con los de la humana y en ambos era evidente la molestia. No obstante, el ángel pudo notar la fuerza que se contenía en los ojos de la humana y era notorio su origen

    Hija del Fénix… No puede ser”- murmuró, asombrado

    Aura alzó la ceja

    “No eres el único que ha mencionado eso del ser Hija del Fénix…”- dijo ella, seriamente

    El otro no respondió

    “¿Podrías estar sin rodeos y explicarme eso?”
    “… No es fácil… El único que podría explicarlo sin ponerse nervioso es Gabriel, mas no creo que lo haga, en especial por tu temperamento”

    Los ojos de ella se estrecharon, en notoria molestia

    “¿Otro tabú del cielo?”
    “Algo así… Hay otra que puede explicarte de qué hablamos, pero preferiría que no la vieras, porque puede traerte más de un lío…”
    “Ok… No preguntaré de quien se trata”
    “Mejor así…”- y le tocó la frente:- “Mientras voy a buscar las plantas al otro invernadero, sería bueno que descansaras”
    Aura notó que el ángel murmuró unas palabras y se dio cuenta de las pretensiones que tenía

    “No, un hechizo…”

    Y cayó en brazos de Rehael

    “¿Estás lista para romper otro tabú?”

    Una sombra apareció detrás del ángel médico

    “¿No crees que eso se notará como una rebelión abierta?”- preguntó la sombra, con una sonrisa divertida

    Avanzó unos pasos y se distinguió la figura de Caliel

    “¿No que tú quieres dejar de ser un Trono, Caliel? Yo quiero dejar de atarme a esta dimensión… Y si en ella está la clave para la libertad de humanos, ángeles y ángeles en redención les apoyaré en todo lo que pueda…”- y la miró a los ojos:- “Si Azrael también la apoya, creo que es por lo mismo, ¿verdad?”

    El trono asintió con la cabeza

    “Entonces ya sabes qué hacer… Cuando despierte, ya tendrá todo lo que yo puedo otorgarle, pero sólo tú puedes llevarle al lugar del Despertar sin que Yahvé se de cuenta, así que te lo encargo, por favor”
    “¿No temes que se vuelva como…Ella?”
    “Su alma lleva la misma sangre, pero tiene alguien a quien ama, y que sé que no le va a fallar. Yo por mientras iré donde él para informarle la situación”
    “¿Bajarás a la Tierra?”
    “Por el éxito de este complot…”- y ambos rieron suavemente:- “Será divertido hacerlo”
    “De acuerdo… Volveremos a tiempo, lo prometo”- y despareció

    Rehael miró satisfecho la acción

    “Bien, y comenzó la rebelión”

    Y desapareció, con una sonrisa satisfecha.
     
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    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Escritora
    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    908
    Lamento la demora, pero he aquí un nuevo capítulo. Gracias por leer y por los "me gusta" :D

    Capítulo 8:

    Tras dejar a Aura en manos de Rehael, Aewrndel se dirigió sigilosamente entre los ángeles que convivían con los humanos.
    Su mente estaba plagada de ansiedad. Si Azrael tenía razón y si los hechos que ocurrieron en Araboth eran al cien por ciento verídicos, junto con la presencia en sí de la humana, eso querría decir que las ruedas del destino estaban al fin a favor de ellos…
    Sí, al fin se podía alzar la rebelión…

    “Señorita Aewrndel, se ve muy apurada”- la detuvo una voz

    Ojos esmeraldas se encontraron con ojos violetas y la ángel sonrió

    “Oh, Misael, si tan sólo pudiera decirte… Pero tu posición te deja demasiado cerca de Yahvé, así que no te conviene saberlo”- dijo, con voz divertida
    “¿Oh?”- dijo el ángel, sorprendido:- “¿De qué me he perdido?”

    La ángel se arrojó a sus brazos y le dio un fugaz beso en los labios, haciéndolo sonrojar

    “¡Oye! Sabes bien que…”- pero su compañera le puso el índice en los labios, haciéndolo callar
    “No te preocupes, pronto va a cambiar eso… Sólo me permití una degustación antes de probar el plato principal”- y se separó:- “Ahora, continúa como perrito faldero de Yahvé y me dejas continuar con mi trabajo”
    “No es justo… Me dejas con las ganas de saber”- reclamó el otro, con un puchero
    “Sólo puedo decir esto… Por favor, diles a todos que comiencen a reunir Esperanza… Mira que al fin podemos tenerla y usarla a nuestro favor… No, a favor de todos los ángeles y los que quieren redimirse…”- y, haciendo una reverencia, se alejó del otro, quien quedó sonrojado y confuso ante las palabras de Aerwrndel
    “Juntar… ¿Esperanza? No creo que sea tan difícil”- y tomó otro camino

    Los pies de la Virtud parecían flotar a medida que se alejaba de Sión, su corazón llenándose de aquello que al fin la haría al fin sentirse libre.
    No era la única que ansiaba al fin gozar de la plenitud que se había prometido en las Profecías. No era la única que sentía que, antes de ser lo que era ahora, tenía la libertad para sentir, amar y hacer las cosas en plenitud, sin la presión de obedecer a algo Superior como se manifestaba en Yahvé.
    No, eso que había sentido antes revoloteaba en su corazón, ansiando, esperando…

    “¿Una Virtud con ganas de luchar?”- preguntó una voz a su lado

    Azrael se hacía nuevamente presente, con su armadura y espada ensangrentadas

    “No es por eso, Azrael”- reclamó la pelirroja, con una sonrisa divertida
    “Entonces, creo que estás en lugar equivocado, mira que aún tenemos espíritus rebeldes”- dijo el otro, mientras alzaba su espada para partir en dos otro espíritu oscuro

    Aewrndel tuvo que crear un escudo para no mancharse con la sangre

    “Si sé… Pero Aura ya está con Rehael, para eso venía”- informó la otra
    Azrael la miró

    “¿De verdad? ¿Y viste cómo reaccionó él?”- y nuevamente giraba su espada para protegerse y para proteger a su compañera
    “No pude verlo bien, ya que estaba plagado de médicos humanos, pero sé que al hacer arder el espíritu de Aura, se dará cuenta de la verdad”- respondió la otra, relajadamente

    Ambos giraron para que el Ángel de la Muerte atacara nuevamente

    “Espero que así sea… Mira que esperamos mucho tiempo para que al fin ocurriera una rebelión del Infierno…”

    Tuvo que detener su plática para que ambos se defendieran del ataque enemigo

    “Sólo así podíamos crear nuestra rebelión sin que Yahvé anduviera sospechando sobre nuestro plan”
    “Lo sé, pero nunca esperé que una humana tuviera la condición de hija de Fénix

    Un nuevo giro, un nuevo ataque

    “Sí, pero tal como ella tiene en sí el ser hija de Fénix… También está el de Alas Doradas

    La Virtud se quedó perpleja ante la declaración de Azrael y tuvo que esquivar rápidamente un ataque de un espíritu

    “¿Alas Doradas? Entonces, si es así…”
    “La Profetisa tuvo razón… Lástima que Yahvé la haya confinado a aquella Biblioteca donde sólo Rafael puede entrar… Si hubiera algún modo…”

    Aewrndel se vio obligada a sacar una daga y comenzar a defenderse y atacar, ya que el baño de sangre de almas seguía derramándose sin detenerse.

    “Si lo consigo… Recuerda que prometiste que me ayudarías a sacar a Misael del rango de vista de Yahvé”- dijo la Virtud y mientras atacaba, dejaba atrás el brillo de santidad que habitualmente poseía
    “Lo sé… Recuerda que nuestra rebelión es por la libertad… Y sé que tú sólo la aceptarás si Misael al fin comienza a recordar…”
    “Sí… Antes de ser lo que somos, estuvimos juntos y éramos parte de un clan… Teníamos familia… Éramos familia…”- y mientras soltaba algunas lágrimas, atacaba con mayor fuerza

    Azrael la detuvo y apoyó su mano sobre su cabeza

    “Tranquila. Ya queda poco…”
    “Haré lo posible, Azrael, pero tú haz tu parte también”
    “De acuerdo…”

    Sin más preámbulos, la ángel dejó de atacar. Guardó su daga, creó nuevamente un escudo y se fue raudamente de la batalla.
    A medida que avanzaba, el rasgo duro que tenía mientras luchando se iba suavizando y volvía a ser la gentil Aewrndel de siempre

    “Pronto, Misael, ya llega la hora…”
     
  11.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1190
    Capítulo 9:

    Rehael, confiando en Caliel se dejó deslizar entre los planos, llegando a la Tierra.
    No pudo dejar de asombrarse por los cambios que había sufrido la humanidad durante el tiempo en que él no había despertado y se había dejado conducir ciegamente por la voluntad de Yahvé.

    Sus ojos se adaptaron rápidamente al cambio del brillo del sol. Su olfato, a los aromas detectables e indetectables que se podían sentir entre la humanidad y la naturaleza. Sus manos se mostraron ansiosas de realizar algo por aquellos hombres que, inconscientemente, estaban infectados por el infierno que se hacía cada vez más presente en el mundo mortal.

    Pese a todo, no podía evitar sentir compasión por el ser humano.

    Miró a su alrededor y supo al instante que estaba en el lugar indicado; aunque Aura no lo sintiera, pudo reunir la suficiente cantidad de información de su mente para saber cómo ubicar al compañero de la hija de Fénix

    Incluso el pensar en ese concepto le hacía dar escalofríos…

    Él conocía sobre la Profetisa y sobre lo que ella proclamó, pero nunca creyó que llegaría el momento en que vería con sus ojos el cumplimiento de lo que ella pronunció.
    Aún así, se sentía lleno de emoción y de ganas que al fin todo eso sucediese… Si con eso podría librarse del poder de Yahvé, quería ser parte de ese cambio, para que al fin pudiera ganarse su libertad.

    Para la mayoría de los humanos, él pasaba totalmente inadvertido, pues no tenían el nivel espiritual suficiente para detectarlo. No obstante, de vez en cuando se ganaba la mirada curiosa de alguno de ellos, mas él usaba alguna de sus capacidades para despistarlo y continuar su camino… Al fin y al cabo, después de completar esa misión, podría darse el tiempo para regresar a la Tierra para asistir a los humanos, gracias a su capacidad de deslizarse entre los Planos sin que alguien lo notara.

    A la distancia, pudo distinguir claramente a quien buscaba y apuró el paso, sabiendo que el tiempo era corto y que tenía que conseguir los ingredientes antes que Aura regresara a su sector.

    “¿Cris?”- preguntó, sutilmente

    Él mismo pudo sentir su voz como una suave brisa, pero fue suficiente para que los ojos rubíes del otro se posasen en él.

    No pudo dejar de sentirse intimidado por aquella mirada, fría y llena de resentimiento, aún cuando compartiera el mismo anhelo de él.

    Sí, Cris no era totalmente humano, al igual que su compañera.

    “¿Qué puede querer un ángel conversar conmigo?”- preguntó, con la misma frialdad que manifestaba.
    Tuvo que pensar rápidamente en cómo reaccionar ante esa actitud.

    “Pensé que querrías novedades sobre tu amada Aura”- respondió, lo más calmado que pudo.

    Los ojos del humano se estrecharon, mientras su espíritu parecía flamear.

    “¿Un hijo de Dragón? Imposible”- pensó, impactado
    “Vamos a algún lugar donde no nos tiren miradas raras… Creo que sabes bien que no todos los humanos creen en los Planos”- dijo y sin esperar respuesta, comenzó a dejar atrás a Rehael.

    El humano y el ángel caminaron rápida y sigilosamente entre los humanos -él ángel más por respeto al humano que por otra cosa- y llegaron hasta un sector que carecía de población para poder dialogar en paz.

    “Bien, preséntate, mira que no siempre te llamaré ángel, ¿verdad?”- dijo Cris

    Rehael se detuvo, al notar que el humano se acomodaba en una banca y lo penetraba con sus ojos

    “Mi nombre es Rehael, y soy el ángel de la salud…”- se presentó, rápidamente
    “¿Un humano intimidando a un ángel? Esto si es priceless”- dijo el otro, divertido:- “Aunque supongo que si has visto a Aura, ella te trató con más respeto y… Bueno, como es ella”
    “Algo así”- dijo el ángel, notando ya las grandes diferencias que existían en los dos humanos:- “Me cuesta creer que pese a sus personalidades hayan logrado estar juntos”
    “Ambos nos sorprendemos igualmente, pues ambos como la noche y el día y aún así estamos juntos”- y la mirada del humano se dulcificó mucho
    “Me alegro que su relación sea así… Pero…”- y su mirada se ensombreció:- “Como te dije, vine para contarte lo que ha pasado en el cielo por mientras”
    “¿Y qué tiene que ver Aura en esto?”
    “Mucho más de lo que te imaginas…”

    Acto seguido, comenzó a contarle sobre lo sucedido en Araboth, narrado desde el punto de vista de varios ángeles que presenciaron el particular Juicio al que fue sometida la humana; del cómo enfrentó a Miguel, causando su furia y el cómo el gran Arcángel tuvo que ser detenido por los otros tres Principales. Le contó sobre la bendición otorgada por estos Tres y el cómo ahora el Cielo se está moviendo para ayudarla a volver a la Tierra, donde con Cris y quienes hayan que encontrar tienen que detener el avance del Infierno y que a cambio ellos podrían ganar su libertad…

    “Espera… Si los ayudamos, ¿nos abrirán el paso?”- interrumpió Cris, asombrado
    “Sí… Les dejaremos ir a donde deseen, porque nosotros también queremos algo y sólo podremos obtenerlo con su ayuda”
    “Comprendo… Azrael no es el único que está harto de la presencia de Yahvé como tirano…”
    “Algo así…”

    Los ojos del humano se posaron nuevamente en los del ángel y pudo encontrar en ellos sinceridad y firmeza

    “Veo que son sinceras tus intenciones… La verdad es que, con todo el resentimiento que tengo hacia Yahvé, los apoyaría plenamente, pero primero tengo que soltar un par de resentimientos contra los de su especie… Me temo, eso sí, que tendrías que hablar con Azrael y con Rafael”

    Rehael se sorprendió

    “¿Por qué ellos?”
    “Ellos saben por qué; no necesito decir más”- y sus ojos se ensancharon
    “De acuerdo… Con Azrael, no creo que sea tanto el problema, pero me temo que con Rafael tendré que insistir un poco”
    “Está bien, con ello creo que podré aliarme a su rebelión sin mayor problema”

    El ángel de la salud miró hacia el cielo y frunció el cejo

    “Me temo que tendré que volver a mi lugar… Aura está en buenas manos, no te preocupes, y volverá pronto. No obstante creo que ella si será aliada, en especial luego que Miguel la hiciera enojar”- y soltó una sonrisa divertida
    “¿Y ese milagro? Lástima que no hayan cámaras en el cielo para ver a Aura enojada”- y el humano no pudo evitar sonreir
    “Quizás pueda pedir ayuda a alguno de los inventores locos, para que Azrael pueda grabar ese pensamiento”
    “Bien”
    “En fin, hora de irse… Nos veremos, Cris”
    “Nos veremos… Aunque no me guste la idea”- respondió, manteniendo firme su sinceridad hacia el ángel.

    Y sin decir más, el celestial desapareció. Cris quedó mirando el vacío donde él estaba anteriormente parado y trato de organizar los miles de pensamientos que llegaron a su mente; sin embargo, sus pensamientos se centraron principalmente en su amada Aura y en querer patear un par de traseros por frustraciones pasadas.
     
  12.  
    Mary Shirou

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    838
    Capítulo 10

    En tanto, en otro lugar, más cercano a Araboth, tres criaturas celestiales se reunían en secreto, lejos de la vista de su Creador y su perro faldero.

    Tenían muchos asuntos por discutir, pues eran totalmente conscientes de la rebelión y el despertar que estaba ocurriendo. Muchos ángeles comenzaban a recordar signos de un pasado familiar, antes que Luzbel se corrompiera y se llevara consigo a muchos de sus familiares y amigos… Antes que Yahvé los obligara a someterse a su voluntad…

    Ellos mismos habían comenzado a recordar pasajes de su pasado, cuando eran líderes de los clanes antiguos. Aún así no podían rebelarse abiertamente como sí se podía distinguir en Azrael y otros ángeles, tanto redimidos como aquellos que son más cercanos a la humanidad, como los ángeles menores y las Virtudes.

    Es por ello que, desde que vieron el movimiento de rebelión, ellos habían estado usando sus capacidades de persuasión para que los ángeles “leales” no se dieran cuenta de los pasos que realizaban los demás.

    Eso, hasta que llegó Aura…

    “El juicio ha dado mucho que hablar, sobretodo respecto a la perdida de cordura del más cercano a Dios Padre”- comenzó Rafael, estudiando cada una de las impresiones que tuvo en ese instante.
    “No sólo es pérdida de cordura. La verdad es que parece más perro faldero que nunca”- comentó Uriel, soltando un bufido
    “Aunque, no lo olviden… Nosotros también le hemos permitido que se volviera eso. Si hubiéramos apoyado a Ella, Miguel habría tenido que aceptar que estaba siguiendo un camino equivocado. Ahora, es demasiado tarde como para hacerle ver la realidad”- dijo Gabriel, con un poco de tristeza en su voz

    Sus compañeros agacharon la cabeza, sabiendo que iban hacia un camino inevitable

    “Desde que dejamos de existir como clanes, nos hemos ido apartando como grupo, ¿verdad? Ya no es lo mismo”- dijo Uriel
    “Pero ahora deben considerar que algo que va más allá de nosotros nos está reuniendo… Pensar que se trata de una humana…”- dijo Rafael, con una sonrisa irónica
    “Sí, pero esa humana trajo a más de alguien muchos recuerdos”- dijo Gabriel, seriamente.

    Los otros dos lo miraron con algo de lástima

    “Sí, Aura tiene la mirada de una Hija de Fénix”- dijo Rafael, con una sonrisa triste:- “La misma mirada que tenían los miembros de tu clan, ¿verdad?”
    “Así es… No había visto a alguien con esa mirada desde que Yahvé desterró a mi clan antes de ordenar someternos a él”- respondió el otro
    “Pero si ella tiene esa mirada, debe ser porque alguno de los tuyos logró redimirse antes de su extinción, ¿no?”- dijo Uriel, con un tono de esperanza

    Gabriel miró seriamente al Arcángel moreno, como si hubiese dicho algo indebido

    “Eso no está en mis manos… Al menos no hasta que podamos reestablecer el equilibrio perdido”- y sus rasgos juveniles pasaron a ser más serios

    Rafael limpió su monóculo y miró al más joven de ellos

    “Nosotros tres no podemos rebelarnos, eso ya está claro, pero no por nada hemos abierto el camino para que Aura descubra el secreto detrás de toda esta sarta de mentiras, Gabriel. Hay muchas cosas que dejamos de ver desde el momento en que nos enceguecimos vendiendo nuestra libertad y ahora, si todo marcha de acuerdo a lo que los rebeldes planearon, lo más probable es que incluso nosotros terminemos con motivos suficientes como para no cometer el mismo error dos veces”

    Los otros dos atendieron a la sabiduría del antiguo líder Dragón, el cual manifestaba una decisión que hacía mucho tiempo que no la manifestaba abiertamente.

    “Entonces, si es necesario, tendremos que detener a Miguel, en especial si está tan de parte de Yahvé”- dijo Uriel, seriamente

    Los otros dos Arcángeles miraron al moreno, sabiendo que se estaba tomando las cosas muy en serio.

    “Espero que no lleguemos a ese punto”- dijo Gabriel:- “Pero, por ahora, haremos lo que hemos ordenado a los otros ángeles y asistiremos a Aura en lo que podamos”

    Rafael y Uriel asintieron, sabiendo que con ello había terminado la reunión. Se levantaron de sus puestos y cada uno tomó caminos diferentes.

    Gabriel fue a los límites que separaban Araboth y Sión, sin tener que pasar por la entrada del Cielo, para conversar con Principados y Virtudes, los que estaban a su cuidado

    Uriel se dirigió a los Querubines que ya aprobaban el movimiento rebelde, ya que de ellos se podrían obtener objetos que ningún otro Ángel poseía.

    Rafael se dirigió a los Tronos y Potestades, los que decidieron, dentro de lo posible, mantener apariencia de neutralidad para evitar sospechas de los llamados leales y del mismo Yahvé

    Todos ellos podían sentir el fuego de la rebelión que probablemente arrasaría lo que ellos conocían como el Cielo, pero por lo que habían podido percibir, ya era inevitable el seguir adelante…

    Aún si tuvieran que enfrentarse a Miguel mismo, la rebelión está en alza y será imparable…
     
  13.  
    Mary Shirou

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    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1103
    Gracias a los que se dan el tiempo de leer esto. Sé que no es mi mejor trabajo, pero espero que lo estén disfrutando

    -o-

    Capítulo 11:

    En tanto, Caliel pasaba sigilosamente en el límite entre Sión y Araboth, hacia un sector que no era fácilmente detectado por las criaturas celestiales. Por las dudas, llevaba a Aura cubierta por su capa y la humana se quejaba de vez en cuando por la cálida energía que naturalmente emanaba.

    No se acordaba de cuándo había comenzado a recordar, ni mucho menos de cómo se había decidido a no seguir vendiendo su voluntad a Yahvé. La separación había empeorado sabiendo que no podría acompañar a su protegida, Aura, a menos que fuese un caso extremadamente necesario…

    Y, por ende, Yahvé había permitido que su protegida muriese para evitar mayor derramamiento de sangre.

    Para ella, era un error fatal.

    Desde entonces, se había fijado en los movimientos de Azrael y el cómo conducía a la humana por los campos de Araboth, sin importarle las opiniones de los demás ángeles y, por ende, lo que opinaría Yahvé al respecto, por lo que ahí se dio cuenta que el líder de los Mensajeros de la Muerte siempre había recordado su pasado y por eso también estaba rebelándose.

    Gracias a él tuvo la oportunidad de encontrarse con Aura y, por su mirada, pudo darse cuenta que ella la comprendía perfectamente.

    Miró el Juicio desde su posición y ahí se dio cuenta que no era la única en recuperar sus recuerdos, sino que, sutilmente, cada ángel presente en dicho acto podía recordar más o menos su origen. Muchos de ellos se negaban al recuerdo, otros parecían dubitativos, pero otros más se veían decididos a apoyar a Aura y a que, si ellos no podían actuar, al menos le otorgarían el poder para proteger a la humanidad por ellos.

    Podía comprender que, por mucho que lo desearan, aún tenían que mantener una imagen frente a su Creador y por ello tendrían que seguir obedeciendo sus órdenes hasta que la rebelión tuviera suficiente fuerza para combatir.

    En el tiempo en que Aura se movía dentro de los Cielos, podía percibir el cómo Virtudes y Ángeles preparaban sigilosamente refugios para proteger a los humanos de los estragos de la futura batalla. La razón, sencilla; reconoció las huellas de haber recordado hacía mucho tiempo atrás…

    “Odiosos Ángeles”- pensó, fastidiada:- “Quién fuera como ellos para poder pasar tan desapercibidamente por Yahvé”

    Continuó su camino y lo que se reconocía como Cielo de Araboth y Sión desapareció ante sus ojos. Llegó a un lugar donde pocos Elegidos podían entrar en paz y sin sospechas de Dios.

    Ahí, según el Trono, el pasto parecía más verde y había más calma que en ningún lugar que ella conociera. Habían flores de diversos aromas y colores, además de plantas y árboles que sólo se podían ver en la Tierra, aunque muchas de esas especies ya se habían extinguido hacía muchos años atrás. No habían animales, pues esa era parte de otro domino que estaba fuera del Cielo y que muchos menos ángeles podían entrar.

    A ese lugar, le llamaban el Jardín Dorado

    Antiguamente, antes que Yahvé disolviera todo por Su Voluntad, el lugar era custodiado por ángeles de los clanes de Rafael y Gabriel, respectivamente. Su misión era traer las almas de aquellos que eran parte humanos y parte ángeles y que no podían compartir las mismas gracias que poseían Sión o Araboth. Vivían todos en paz y entre todos compartían las funciones de educar las almas de humanos y ángeles con los conocimientos del Cielo, la Tierra y la Tierra Oscura, para que no temiesen a ninguna criatura que existía en alguno de esos planos.

    Con la división, los mezclados fueron desterrados del Cielo y formaron parte nuevamente de la humanidad en un continente que no fuera visible para los hombres. A ese lugar se le llama de muchas formas, pero, desde los tiempos más cercanos, se le llamó Avalon

    No obstante, al parecer no siempre Yahvé pudo evitar la unión de los hombres y los medios y así surgió nueva descendencia, hasta llegar a la humana que tenía en sus brazos…

    Caliel rió un poco, pensando en cómo habían cambiado tanto las cosas, llevando sus pensamientos a divagaciones de muchas índoles, como por ejemplo, el qué había ocurrido con los demonios que tuvieron una nueva oportunidad de llevar una vida en paz, pero que, a diferencia de Azrael, no quisieron volver a venderse al Creador y llevaban una vida entre los planos, incluso sin que los ángeles más sabios pudiesen darse cuenta

    Siguió su camino en paz, sabiendo que en este lugar no rondaban ya todas las almas que habían en un principio y destapó un poco a la humana, dejándola respirar tranquila. Parecía que continuaba su sueño y que no tenía la intención de despertar.

    Finalmente, llegó a su destino.

    Como había sospechado, aún quedaba alguien allí, la que permanecía en posición de oración, mientras que con su energía parecía mantener el brillo y la vida en dicho jardín. Hacía mucho tiempo que no la veía, la Guardiana del Jardín.

    Sin embargo, el brillo de su energía pareció intensificarse en presencia de la humana, ante lo cual el Trono sonrió ampliamente y, extrañamente para ella, le encontró un gran parecido con aquella que tenía en sus brazos.

    “¿Quién iba a decirlo? La Portadora de la Espada es quien mueve la rebelión”- dijo

    La aludida abrió los ojos, los cuales eran tan verdes como los de la humana, quien despertó tranquilamente

    “Caliel… ¿Me podrías bajar?”- se escuchó la voz de Aura

    Por el tono de la humana, parecía más una orden a una pregunta, por lo que el Trono asintió levemente, ayudándola a acomodarse.

    “Gracias”- dijo la humana y se volteó a mirar a la Guardiana:- “Mucho tiempo sin vernos, Räsiel”
    “Ha pasado un buen tiempo, Aura, pero se suponía que ambas no debíamos vernos hasta que llegase el momento”- replicó la otra, posando su mirada en ella

    Caliel se quedó mirando confundida… ¿A qué tiempo se referían ellas?

    “Ya has visto las circunstancias… Para los hombres estoy muerta, así que… ¿Podemos acelerar el proceso? Al fin y al cabo, ambas venimos de…”- y calló presa de un hechizo de la ángel, que la obligó a callarse.
    “No aún”- resonó en la mente de la chica mientras escuchaba las palabras de una voz conocida, explicando todo su origen con detalles que sorprenderían hasta los dioses.
     
  14.  
    Mary Shirou

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    24
     
    Palabras:
    1395
    Capítulo 12:

    Las palabras de Cris resonaron en la mente de la humana. Al parecer, la conexión que compartían ambos seguía tan fuerte como siempre.

    Aura y Räsiel se miraron fijamente, comprendiendo que aquel mensaje había penetrado a las dos mentes, dándoles un mayor entendimiento.

    “Hay cosas que han ido cambiando en este último tiempo”- dijo la Guardiana, seriamente
    “Sí… Partiendo que ahora soy alguien que pertenece a ambos mundos”- bufó la humana, molesta y a la vez feliz de poder hablar nuevamente.
    “Esa es una ventaja y a la vez una desventaja, Aura. Creo que por eso te han mandado aquí”- y sonrió levemente.
    “Eso es lo que me han tratado de decir tus compañeros, Räsiel, pero aún no comprendo qué está pasando en el Cielo… Divisiones, muchos que están a favor de la humanidad, pero muchos más que están en contra. Todos los que están apoyándome parecieran tener un conocimiento que va más allá y se están rebelando abierta o sigilosamente ante Yahvé… ¿Me podrías explicar?”- reclamó, molesta

    La ángel la miró con compasión y se acercó a ella, dándole un abrazo

    “Deberías recordar que aparte de todo esto tú también estás teniendo recuerdos que al parecer no son tuyos”- le replicó
    “Sí… Esos recuerdos son tuyos, lo sé”

    Caliel, quien había sido testigo silenciosa del intercambio, se sorprendió ante las palabras de la humana

    “Esperen… ¿De qué demonios están hablando las dos?”- intervino al fin

    Räsiel posó sus ojos en el Trono, y se sintió un poco incomodada ante ella

    “Sé que te será difícil comprender muchas cosas, así que creo que para ti será mejor que los recuerdos fluyan solos, Caliel”- dijo la ángel:- “Además, es increíble que tú ya me puedas recordar, siendo que la mayoría de los ángeles que están presentes en estos momentos en el Cielo no lo hace”

    El Trono la miró aún más confusa

    “¿Pero cómo? Si eras un ángel común dentro del Cielo… Nadie existiría de hecho acá si no hubieses intervenido en aquella Batalla… Y además… ¿Qué ángel no tuvo la suerte de aprender de ti?”- reclamó la de cabellos oscuros, como si fuese lo más natural del mundo
    “Para ti es fácil y natural recordarlo, por el vínculo que tienes con Aura… Y a través de ella, conmigo… Pero para los demás ángeles y arcángeles, es como si yo no existiera ni lo hubiera hecho siquiera”- y agachó la mirada, con algo de tristeza.

    Aura se acercó a la que parecía ser su clon y, sin miedo alguno, volvió a abrazarla, dejando que la otra sintiera su presencia.

    Räsiel se apegó a su compañera y dejó escapar un par de lágrimas, dejando mostrar abiertamente la confianza que tenían mutuamente.

    “Me parece que ambas han estado más unidas que lo que yo misma debería estar contigo, Aura”- dijo Caliel, con un tono de reclamo
    “Algo así… Se trata más bien de una promesa”- dijo Aura, ya habiéndose separado de la otra
    “Una promesa que ya llevamos juntas de hace un buen tiempo y que nos ha dado fortaleza a lo largo del tiempo”- complementó Räsiel y, luego de observarla un momento, dijo:- “Y creo que puedo ver porqué Rehael te ha mandado conmigo. Espérenme un poco”

    Caliel, al ver la relación tan familiar entre la humana y la Guardiana, se le formaron muchas preguntas, aunque por prudencia se las guardó, ya que podía cerciorarse bien que ninguna de las dos le entregarían las respuestas que tanto ansiaba.

    Aura en tanto, miraba cómo la ángel se movía hacia el interior del Jardín. Sus movimientos eran delicados, resaltando más la figura tranquila que tenía. Sabía bien que ambas tenían algo en común, lo que las había unido hace ya mucho tiempo, pero aún su capacidad humana no podía resolver de qué se trataba eso.

    Tuvieron que esperar un momento mientras que Räsiel desaparecía de la vista por lo que pareció al menos una media hora, de la cual tuvieron tiempo para observar mejor el Jardín. Si en un principio lo habían podido diferenciar fácilmente de Sión o Araboth, ahora podían darse cuenta del porqué.

    Si ambas ciudades celestiales poseían un aire de santidad, en el Jardín existía un ambiente que no podía ser comparado con las otras dos. No sólo traía una paz que no podía ser igualada – mucho menos en el ambiente que existía en el Cielo en aquellos tiempos -, sino que también se podía percibir una gran fuente de sabiduría. No sabían bien si se trataba de la misma Guardiana, o si el mismo Jardín guardó los recuerdos y las enseñanzas de todos los que estuvieron allí.

    De lo que sí estaban seguras, es que el estar allí, entremedio de todo lo que estaban viviendo, era ya una instancia de bendición para ambas.

    “Llegué”- escucharon, y ambas saltaron de la sorpresa.
    “No nos asustes así”- reclamó la humana a la ángel
    “Sabes bien que no deberías sorprenderte tanto con mi presencia, Aura, mira que quizás las circunstancias nos hagan estar más unidas que siempre”- dijo la otra, sonriente
    “Ni me lo recuerdes…”
    “En fin”- y mostró que traía una botella con algo más cristalino que el agua en la Tierra y unas hierbas de un color verde-esmeralda, que soltaban destellos plateados.
    “¿Y eso?”- preguntó Caliel
    “Es algo que no uso desde hace demasiado tiempo, pero creo que para tu caso puede servir”- explicó:- “Siéntate”

    Aura obedeció, mientras que Caliel se quedó de pie, aún tratando de comprender la clase de relación que tenían Aura y Räsiel
    “¿Se supone que esa es alguna medicina o algo así?”- preguntó la humana, algo extrañada
    “No, es para preparar un ungüento que creo que te puede servir”- y concentró su magia para trabajar en los materiales.

    Hizo aparecer una fuente y allí mezcló los materiales a trabajar, hasta que quedó una especie de pasta cuyo color era pastoso y más oscuro, aunque su aroma era suave.

    “No importa lo que pase cuando te ponga esto. No te vas a poder mover, ni me voy a detener”- dijo la Portadora y miró a Caliel:- “Por las dudas… ¿Podrías sostenerla?”

    La de cabellos azulados asintió levemente y se puso detrás de Aura, quien levantó los brazos y el Trono la sostuvo de los hombros.

    “Bien… Comencemos, antes que se seque”

    A continuación, comenzó a aplicar la mezcla a los brazos de la humana de manera pareja y cuidadosa. En un principio no sintió efecto alguno, pero bastaron unos cinco a diez minutos para que la mezcla se impregnara en la piel… Y con ello, comenzó sentir dolor, como nunca lo había sentido.

    Caliel tuvo que esforzarse para lograr que la humana no se moviera, pues la otra aún no acababa de aplicar en todo el largo de los brazos la solución. Aura chillaba de dolor, pero Räsiel no se inmutaba y continuaba su trabajo.

    Otros diez minutos pasaron y los brazos de la mortal quedaron cubiertos por el ungüento de Räsiel.

    “Bien, me quedó un poco… Ahora no importa si te desmayas del dolor, así me dejas hacer mi trabajo”- y aplicó lo que quedaba en el medio de la frente de la otra.
    “¿Tan débil soy?”- preguntó
    “No, aún eres muy humana”- y la acunó a su lado para dejarla descansar.

    Aura no resistió más y, sin evitar soltar un par de lágrimas de dolor, cayó exhausta.

    “Pobre… Le ha tocado mucho en poco tiempo”- dijo Caliel, con un tono casi maternal.
    “Sí… Pero si ha llegado hasta acá, es porque ha resistido más que un humano promedio… Además, ella es parte de un legado que ha existido de siempre, tiene que ser más fuerte que la mayoría”- explicó la otra
    “Puede ser, pero… ¿Será que nunca más existirá en paz?”
    “Ella sabe el precio que tendrá que pagar para lograrla, mucho más ahora que ha aceptado ese estúpido Juicio de Araboth”- y soltó un bufido, molesta.

    Caliel sonrió algo nerviosa ante la actitud de la otra, mientras que la Guardiana, inmutable, acomodaba a la humana entre las flores del Jardín, esperando silenciosa que la otra reaccionara.

    Si la conocía bien, no tendría que esperar mucho.
     
  15.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    30 Marzo 2011
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    Escritora
    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2071
    Capítulo 13

    Caliel se sentía incómoda al darse cuenta del cómo pasaba el tiempo y Aura aún no reaccionaba…

    Mucho más, si en aquellos momentos, Räsiel parecía más concentrada que nunca y no se le ocurría de qué conversar.

    “Caliel, por ahora te sigue prohibido preguntar, deja de mirarme así”- dijo la Portadora, notando las intenciones del Trono, la cual bufó a modo de respuesta:- “Aura ya está por despertar, su energía me lo dice…”- y le dirigió la mirada:- “Aunque se nota que tú no lo has hecho en un buen tiempo…”
    “¿Qué cosa?”- preguntó la otra, con inocencia
    “Los ángeles antes eran capaces hasta de notar la presencia humana tan solo con sentir su energía. Podían percibir incluso si estaban bajo alguna influencia demoníaca… Pero se nota cuánto se han dejado estar”- y volteó la cara, molesta

    La de cabellos oscuros no podía alegar ante aquel acto, pues era totalmente consciente de que tenía razón. Muchas cosas cambiaron desde la última vez que la vio rondar por el Cielo y al parecer los ángeles habían perdido mucho más que su voluntad por lo que decía la otra.

    ¿Acaso se habían estado humanizando? Sólo el pensar en intentar responder aquella pregunta la molestaba de sobremanera.

    Afortunadamente –o desafortunadamente, pensando en la Guardiana -, Aura comenzó a moverse con algo de pereza, aunque soltaba algunos quejidos de dolor.

    Ahí Räsiel se dio cuenta que el ungüento no había terminado de aplicarse bien

    “¿Se puede saber por qué sigo con esto?”- preguntó la humana, con algo de molestia, al darse cuenta de lo mismo

    Su compañera se acercó, con algo de preocupación

    “Creo que aunque apliqué bien, te eché demasiado ungüento; esto no debió pasar… Pero no te preocupes, como ya me pasó una vez, aunque hace mucho tiempo, sé bien la solución”- explicó su ‘clon’ con una sonrisa algo nerviosa

    Aura enarcó una ceja

    “¿Y se puede saber de qué se trata?”- preguntó
    “Bien… Cuando estabas viva… ¿Te aplicaste alguna vez cera depilatoria?”- contestó, aplicando otra pregunta

    Al instante, como si su propio cuerpo hubiese recobrado del todo la conciencia, la muchacha comenzó a retroceder, atemorizada.

    “No, no y no… ¿Cómo se te ocurre pensar siquiera…?”- reclamó
    “Bueno, eso me dijo la otra persona, pero es lo más viable, ya que si sigues con eso en tu piel y como lleva demasiado tiempo aplicado, se te puede pegar y formar parte real de tu piel… Y bueno, no creo que quieras que Cris te vea con esos manchones verdes, ¿verdad?”- explicó, tratando de ser lo más lógica posible

    Aura se mordió los labios y miró a Caliel

    “¿Me puedes afirmar nuevamente?”- preguntó, atemorizada

    La otra asintió, algo confusa y la tomó nuevamente de los hombros.

    “Apúrate y hazlo luego, mira que sino después me voy a sentir tan enfurecida que intentaré golpearte. Ahora sigo consciente que lo haces por mi bien”- dijo la humana, con una mirada asesina
    “De acuerdo”- dijo la de cabellos largos y se acercó a la humana

    Luego, sin pensarlo dos veces, procedió a quitar lo que quedaba de crema en la piel de la humana, quien, al sentir el tirón, gritó con furia palabras que serían difíciles de reproducir.

    Caliel tuvo que hacer hasta casi lo imposible para que Aura se mantuviera quieta, pues el dolor hacía que automáticamente su cuerpo se contrajera y buscara una salida para evitar sentir aquello, mas, tal como había dicho Räsiel, era importante sacar aquello, más si era importante para solucionar el problema que parecía tener la humana.

    Cuando a Aura le pareció que pasaba una eternidad, la Guardiana concluyó su labor y procedió a abrazar a la chica, quien ya soltaba lágrimas del dolor y la rabia que sentía.

    “Ya, ya, si ya terminé… Perdóname, ¿sí?”- le dijo, con dulzura

    La otra solo se aferró a ella y lloró otro buen rato con intensidad.

    La portadora de la Espada la acunó en sus brazos y la arrulló para tranquilizarla. El Trono, quien las observaba silenciosa, sintió deseos de sentirse incluida en aquel abrazo, pero sabía bien que aquel momento era solamente de las dos.

    Aura se tranquilizó y se secó las lágrimas que quedaban en sus ojos, para luego lanzarle una mirada a su clon

    “Eso dolió, ¿sabías?”- preguntó, con tono molesto
    “Sí, me imagino… La otra persona con la que exageré en la crema era ángel, y los ángeles no tenemos permitido por nuestros propios códigos mostrar mayor debilidad… Es cierto que ahora exageran con ello, pero tampoco se nos permitía ser tan débiles”- explicó la Guardiana
    “Sí, ya sé… Soy humana, soy débil, no había qué esperar de mi”- replicó la otra, con aire triste

    Caliel en tanto se percató de algo particular mientras las otras dos hablaban.

    “Pero creo que de algo sirvió tanto dolor… Porque creo que esas runas no las tenías antes en tus brazos… ¿O si?”- intervino

    Aura parpadeó un par de veces antes de observar el fruto del trabajo de la ángel y se sorprendió ante los resultados.

    Una hilera de runas de color plateado cubría ahora todo el brazo y llegaba hasta sus manos, donde estaba dibujada una especie de firma mágica. La humana dirigió su mirada a las otras dos, dubitativa.

    “¿Y esto?”- preguntó
    “La crema que te puse sirve para romper cualquier clase de sello con la cual naciste. Como debes saber, no todas las dimensiones tienen el permiso de manipular elementos o de usar magia, por lo que cualquier persona en tu dimensión que puede tener magia debe ser sellada antes de ir al mundo”- explicó la Portadora, al ver que el Trono no respondería:- “Como estás muerta, se supone que no deberías seguir con estos sellos, pero al parecer seguían ahí… Y bueno, como estás muerta, no creo que importe mucho si regresas al mundo mortal con tu poder natal… A menos que alardees mucho de ello con otras personas”
    “Sabes que no lo haría”- dijo Aura, un poco enfadada
    “Sí, lo sé, pero no por ello no querría asegurarme de que así fuera siempre”- y le pasó un frasco con lo que quedó de la crema:- “Creo que de todas maneras querrás que Cris también te apoye con esto, aún cuando ambas estemos rompiendo un par de reglas”

    La humana asintió, mientras guardaba en un bolsillo el ungüento restante, para luego seguir admirando las runas que ahora adornaban sus brazos

    “Como debes saber, cada persona tiene un color que la irá identificando a lo largo de su vida… Si manejase magia, sus runas se manifestarían con el poder que le debiera corresponder y esas runas plateadas indican el color de tu energía interior”- explicó Räsiel ante la pregunta interna de su compañera:- “Tus runas son plateadas porque tu mayor labor estará en espantar demonios y traer armonía a tu mundo, tarea nada de fácil, ya que probablemente te persigan demonios y ángeles por igual”
    “Claro, en especial aquellos que apoyen a Miguel”- dijo la humana, soltando un bufido
    “Y otros que en su afán de separar Cielo y Tierra no querrán que tú ayudes a abrir las puertas del Cielo nuevamente a todos los humanos, como ocurría antes”- replicó la otra, con algo de tristeza.

    Esas palabras si las pudo comprender Caliel, ya que era testigo de todas las veces en que se recriminaban a los ángeles que seguían compartiendo con la humanidad.

    Es cierto que después de una separación casi definitiva entre el Cielo y la Tierra, un Elegido, Jesús de Nazaret había restablecido el sitial de Sión en el Cielo y muchos humanos que habían sido injustamente enviados a vagar entre vivos y muertos llegaron a habitarlo, mas a los ángeles no se les permitió dar su opinión ni pudieron pedir estar lejos de los humanos. Por ello, Araboth estaba lleno de ángeles, pero Sión sólo contaba con la protección de aquellos que más querían a la raza humana.

    “¿Así que ellos también pondrán problemas?”- preguntó Aura, enarcando una ceja
    “Sí… Ya sabes, por mucho que amen a Yahvé, detestan con todo su corazón a la creación humana, mucho más aquellos que son ángeles de la naturaleza, quienes ven cómo el hombre destruye lo que le ha sido entregado…”
    “Respecto a ese punto, puedo comprender mucho esa opinión”- interrumpió la humana
    “Lo sé, pero tampoco se puede dejar totalmente solos a esos tontos llamados humanos. Alguna vez realmente valió la pena compartir con ellos conocimientos y sabiduría, pero ahora son tontos y necesitan un empujón para que se les quite la estupidez”
    “Comprendo, pero no todos valen tanto la pena… Y sí, aún hay gente por la cual luchar”
    “Aún así…”- intervino Caliel:- “No entiendo cómo Yahvé ha permitido que los ángeles odien a los humanos ni el porqué impide que los que aún tenemos un poco de fe en la humanidad intervengamos y ayudemos… Es como si los estuviera dejando solos…”

    Las tres compartieron un momento en silencio, esta vez sintiéndose las tres totalmente sintonizadas.
    “Sí… Es un buen punto, Caliel, y también por ello, por mucho que no esté tanto a favor de la humanidad estoy ayudando a la rebelión… Yo quiero ayudar aunque sea en algo, porque así a la vez finalmente ganaré mi libertad”- dijo Räsiel, con tono firme

    En eso, miró al cielo que cubría el lugar y luego dirigió su mirada a Aura, con preocupación

    “Caliel, no tenemos mucho tiempo… Regresa donde Rehael y luego diríjanse al Valhalla”- ordenó, sin mirar a la otra
    “¿Qué? ¿Tan luego?”- preguntó su compañera, confundida
    “No sé, puedo sentirlo… Vayan allá y luego diríjanse donde Rafael… Y no sé cómo, pero debes convencerlo de dejarlas ir donde el Oráculo, pase lo que pase…”

    El Trono agrandó sus ojos de la sorpresa

    “Pero si ya estábamos pensando en eso…”- reclamó
    “Puedo verlo, pero debe ser por las buenas...”- y tomó los hombros de la humana, con fuerza
    “¿Räsiel?”- preguntó la otra
    “Aura, debes ser fuerte y veas lo que veas a partir de ahora debe servirte para ganar fuerzas y no para seguir manifestando tu debilidad humana… Créelo, ya estás muerta y por ello ahora puedes tener el poder que te estoy cediendo a través de la liberación de tus sellos”
    “¿Pero por qué…?”
    “Te lo digo porque pese a que nos veremos de nuevo, no sé las circunstancias de aquello, pero será antes que regreses a la Tierra… Pero aún así, los vientos que soplan antes de tu partida puede que no sean a tu favor”

    Aura finalmente asintió

    “También creo eso, pero no comprendo mucho tu preocupación…”- y soltó un suspiro-: “En fin, entonces sea como sea debo partir, ¿verdad?”

    La ángel afirmó con la cabeza

    “Bien, entonces Caliel, vamos”- y se separó de la otra- “Gracias… Por todo”
    “No, gracias a ti… De a poco me estás ayudando”
    “Sí, y mientras más ángeles vea, más conexiones tendrás, ¿verdad?”
    “Bien, conociste bien mis intenciones…”

    La de cabellos oscuros bufó

    “Serán ángel y humana, pero son peores que hermanos gemelos”- reclamó:- “Sólo ustedes pueden comprenderse la una a la otra”
    “Y hasta que la rebelión se alce por completo, seguirás sin entender”- dijo su colega para luego sonreír:- “Te la encargo”
    “Por supuesto, no la apartaré de mi lado”- dijo la pelinegra y la apegó a sí

    Las tres sonrieron, repitieron sus despedidas y el Trono y la humana se dirigieron a la salida del Jardín, dejando a Räsiel atrás.

    Ella las miraba a la distancia, con un toque de tristeza en los ojos, pero más allá de aquel brillo, había detrás un resplandor más fuerte, el cual estaba lleno de Esperanza.

    Miró al cielo y suspiró, mientras sus pensamientos iban más allá del conflicto que se alzaba entre Araboth y Sión. Bajó la mirada y en sus manos había aparecido de la nada una pluma de ángel de color dorado.

    Sus ojos se llenaron aún más de anhelo y apretó la pluma con fuerza, sus pensamientos totalmente alejados de Aura, aunque fuera por un instante.

    Si el caso hubiera sido al revés… ¿Me estarías buscando tanto como yo a ti?
     
  16.  
    Mary Shirou

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Fantasía
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    24
     
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    2064
    Capítulo 14:

    Caliel caminaba lentamente con Aura. Aún no llegaban al límite de los Reinos conocidos, por lo que aún no importaba si ocultaba a la humana o no

    Eso, hasta que se topó de lleno con Miguel, quien parecía más calmado luego de los eventos de Araboth

    “¿Se puede saber porqué un Trono se rebaja a ser la niñera de una humana?”- preguntó, con un gruñido

    Aura iba a contestar, pero la de cabellos negros se puso delante de ella, en una posición totalmente defensiva, mientras sus ojos parecían clavarle espadas al Gran Arcángel

    “¿Y se puede saber cómo el Gran Miguel se convirtió en un postulante a demonio? Porque sólo los demonios tratan con tanta hostilidad a los humanos”- dijo el Trono, con seriedad
    “¡No te atrevas a compararme con semejante basura!”- exclamó el otro, indignado:- “Sólo trato a la humana como se merece”- dijo, hostilmente
    “¿Ah sí?”- preguntó la otra, con una sonrisa burlona:- “¿Y de cuándo que miras a humanos y a demonios por igual? ¿Desde que tu dueño te mandó?”

    El otro apretó sus puños de furia, pero sabía que tenía que morderse la lengua por el momento, ya que sus compañeros podían encerrarlo nuevamente y era lo que menos quería… Al menos mientras no pudiera juntar una fuerza que pudiera detener esta locura de enviar a una humana de vuelta a la Tierra… O al menos eso suponía, ya que había demasiado secretismo entre todos los que habían asistido a la reunión

    “De cualquier manera, ¿qué hacen acá? Esto está prohibido para ángeles y humanos”- declaró, con el tono más frío que pudo conseguir
    “¿Y cuándo llegó esa orden? Yo que sepa, este es el único sector que está liberado de las absurdas leyes que separan a Sión de Araboth”- replicó la otra, sin quitar la fría sonrisa de sus labios

    La humana miraba al arcángel fijamente, tratando de buscar en él algo que pudiera ser tocado por la influencia de Räsiel en ella, pero mientras más lo miraba, más comenzaba a preocuparle de que él no se fijara en las runas de sus brazos y no podía explicarse el porqué

    “Caliel… Quedaste en llevarme donde el médico, ¿recuerdas?”- preguntó ella, con la voz más tranquila que pudo transmitir

    Ambos se sorprendieron ante las palabras de la humana. Uno por la diferencia de trato con él y la otra porque podía percatarse del nerviosismo que acompañaba a sus palabras… Hasta que, mirando las runas, pudo fijarse bien el porqué.

    “Ah, cierto… Rehael podrá ayudarte con lo que sea”- dijo ella, soltando una sonrisa más sincera y comenzando a caminar, seguida por Aura:- “Como sea, Miguel, métete en tus cosas y deja de una vez en paz a Aura… ¿Qué no ves que ella también sufrió para llegar acá? Nos vemos”

    Y ambas salieron de la vista del rubio. Ya no importaba si otros ángeles miraban el interactuar de las dos, ya que el mismo Miguel ya era testigo de ello.

    Mientras regresaban a Sión, Caliel se fijó el cómo la humana poseía ahora una mirada preocupada y seria. La sacudió un poco para llamarle la atención.

    “¿Sucede algo?”- preguntó
    “No sé cómo explicarlo… Si hallo las palabras de aquí a encontrarnos con Rehael te lo explico, ¿de acuerdo?”

    La otra asintió y continuaron con su andar silencioso

    Mientras avanzaban, iban apareciendo nuevamente los paisajes típicos de Sión. Los humanos miraban con admiración a la mujer que acompañaba al Trono… Además que la ángel de cabellos oscuros no aparecía por el Cielo humano habitualmente, por lo que consideraban que la situación era sumamente especial.

    Antes de llegar al lugar de los ángeles médicos, Rehael salió al camino con una expresión sumamente seria

    “Se suponía que tenías que traerla inconsciente”- dijo él
    “No era necesario. De todas maneras Miguel ya la vio”- replicó el Trono y le mostró las runas:- “Además que Räsiel ya hizo bien su trabajo”

    Al mencionar aquel nombre el médico sintió sus piernas y su mente temblar, como si se hubiera abierto una puerta en su cerebro

    “¿Räsiel? ¿La Guardiana del Jardín Eterno?”- preguntó, con sus labios temblando

    Las palabras del ángel sorprendieron a Caliel, pero Aura miraba con seriedad la situación

    “Entonces, tenía razón…”- dijo, en voz baja

    Ambos miraron a la humana y el Trono recordó su comportamiento anterior frente a Miguel

    “Rehael… Si comenzaste a recordar a Räsiel, creo que puedes ver esto”- y, levantando los brazos de la otra, le mostró las runas de color plateado

    El de ojos amarillos se acercó a la humana y con suavidad le palpó las runas. Estas resplandecieron levemente ante el contacto con el ángel, pero luego perdieron su brillo y todo pareció volver a ser normal

    “Estas son runas de liberación… Es un poder que no he visto desde hacía mucho tiempo”- les dijo, observando admirado el trabajo de la Guardiana
    “De hecho, ya ni siquiera recuerdo a otro ángel que usara esa clase de poder”- dijo Caliel, seriamente
    “Caliel, recuerda lo que dijo Räsiel… Muchos de los conocimientos que ustedes conocían se borró de sus mentes, partiendo de la propia existencia de la Guardiana”- dijo Aura, con seriedad

    Los otros dos la miraron con preocupación, ya que contrastaba demasiado con la actitud que tenía anteriormente.

    “Aura… Desde que volvimos y nos topamos con Miguel que estás así… ¿Qué pasa?”- preguntó la de cabellos negros, con preocupación
    “Se nota que aún no estás muy conectada con Räsiel… Recuerda bien que dijo que cada uno de ustedes, al menos los que alcanzaron a conocerla, al tener contacto conmigo o con algo de mi esencia debería al menos comenzar a recordar algo de lo que pasó antes de olvidarla, pero… Con ustedes funciona, pero Miguel ni siquiera se dio cuenta de eso”

    Los otros dos se sorprendieron ante la declaración de la mujer, pero comprendieron su preocupación, ya que siempre se ha supuesto que Miguel, aparte de ser un justo líder, tenía una sabiduría sólo superada por Rafael y por lo tanto, no debería existir poder en los Planos que pudiera pasar totalmente desapercibido por él, pero…

    Aún quedaba el detalle de que ni siquiera ellos habían recordado a Räsiel hasta hacia pocos días atrás… Sólo por la presencia de Azrael y de Aura habían comenzado a recordar vagos fragmentos de las memorias junto a la Guardiana, pero sin aquello era imposible tener alguna idea de lo que ambos hablaban; por lo tanto, aún quedaba la incógnita de qué fue lo que había pasado durante todo ese trayecto y el por qué se vieron obligados a olvidarla, si era alguien sumamente importante para los tres Cielos.

    “Aura… Perdona que te lo pregunte… ¿De cuándo conoces a Räsiel?”- preguntó Rehael

    La mujer lo miró con algo de extrañeza

    “Más o menos desde hace unos 10 años, ¿por qué?”- respondió, con sinceridad
    “Es que… ¿Por qué se tardó tanto en tomar fuerza para romper nuestros recuerdos? Si ella siempre ha habitado en este lugar, en el Jardín Dorado… ¿Por qué sólo ahora?”- preguntó el médico

    Ante la pregunta, Aura puso una mirada sumamente seria, la que nuevamente puso nerviosos a los otros dos, mas no contestó al instante, sumida en sus propios pensamientos…

    ***

    Una niña de unos 9 años corría por un jardín que ella nunca había estado, pero que se le hacía sumamente familiar…

    Y frente a ella había una mujer de aspecto celestial, con ojos verdes intensos y largo cabello castaño…

    Sin embargo, estaba cubierta de sangre… Y se suponía que los ángeles no sangraban…

    “Ayúdame… Y yo te ayudaré cuando llegue el momento…”

    ***

    “Esa respuesta sólo te la dará ella cuando llegue el momento”- respondió, con la misma seriedad, apartando la mirada de los otros dos

    En eso, una nueva figura se hizo presente e interrumpió a todos con un tono jovial y relajado

    “Vamos, no torturen a la muchacha con sus preguntas de metiches… Ya están recordando cómo era Räsiel, así que si la chica no les quiere responder, es porque sabe bien las intenciones de nuestra amiga, ¿verdad?”

    Los tres se fijaron en el recién llegado y Aura se sorprendió que, de todos los ángeles que conocía, era el único que parecía realmente un anciano. Estaba vestido de una túnica a la usanza judía, de color castaño. Tenía una barba que cubría sus labios y cabello largo amarrado en una coleta, ambos de color blanco intenso. Sus ojos contrastaban la imagen, siendo negros como el ónix, pero al igual que sus gestos y su voz, se veían tranquilos y contentos

    Y eso, para la humana, era la imagen mental que había tenido desde niña de Yahvé, por lo que le era sorprendente que esa proyección sólo fuese dado a un ángel, que dicho sea de paso, por su poder aparentaba ser un Serafín o Querubín, ya que, para variar, Aura tuvo que apartar rápidamente su mirada del supuesto anciano.

    Al voltear la mirada, notó con asombro que Caliel y Rehael estaban inclinados respetuosamente.

    “Lord Elemiah”- saludaron, al unísono

    Eso, para la humana, fue como si hubiera realizado el cálculo matemático más básico

    “¡Es uno de los Lords de la Kaballah, según la tradición judía!… Con razón se me hacía familiar el nombre…”- murmuró, asombrada
    “Caliel es también una de los Lords, pequeña, sólo que lleva unos dos mil años humanos sin retomar su condición real”- dijo el Lord, con una sonrisa benévola
    “Pero usted sabe porqué me negué a seguir con ello”- dijo Caliel, algo avergonzada
    “Sí, los Lords hemos cometido un par de errores más grandes de los habituales, pero ciertamente ninguno tan grande como el de cierto Serafín que quitó algo más de un título a las castas angelicales”- dijo el anciano:- “Y veo que Räsiel al fin está haciendo algo para remediarlo”
    “¿Cómo conoce a Räsiel?”- preguntó la humana, con timidez

    El anciano sonrió cálidamente y le dirigió una mirada llena de ternura, con suavidad para que la otra no tuviera que apartar su mirada.

    “Deberías decir: ¿de cuándo que la recuerdo?... Es más adecuado en este caso”- replicó, para luego contestar:- “La recuerdo más o menos del tiempo en que te encontraste con ella por primera vez”

    La humana movió su cabeza manifestando su entendimiento de la situación, mientras los otros dos se sorprendían de la declaración del anciano. Luego, miró a Caliel y de la nada, hizo sacar una espada, similar a una katana japonesa, metida en una vaina negra adornada con un fénix de color dorado, cuyas alas se encontraban extendidas a lo largo de toda la vaina.

    “¿No es Hitori?”- preguntó Rehael, seriamente
    “La espada del jefe de uno de los clanes antiguos de las castas angelicales”- dijo Aura, sorprendida
    “No es cualquier casta, pequeños… Es la de la segunda familia del clan Fénix, cuya líder está frente a sus ojos”- y ojos negros se enfrentaron a los cerrados de la otra mujer

    Los otros dos soltaron un chillido de sorpresa

    “Espera, no sólo eres uno de los Lords, ¿también eres una líder de Clan?”- preguntó la humana
    “Sólo que hace mucho tiempo que ningún ángel me trataba de esa manera, ni mucho menos tomaba posición de mi clan”- respondió el Trono, con seriedad:- “Y aún no me explico porqué tú Elemiah eres quien quiere cortar mi anonimato después de tanto tiempo”

    El anciano cambió su mirada serena a una más seria, sin dejar de controlarse para evitar dañar a la humana, pero su severidad la dirigió a la de cabellos azulados

    “Sé que se dirigen al Valhalla… Sería mejor que retomaras tu herencia como segunda al mando y prepararas a los guerreros de ese lugar tomando tu real responsabilidad, ya que nuestro líder Fénix aún no puede asumir su labor”- dijo, directamente

    El silencio y la tensión que se formaron entre el cuarteto parecía que podría cortarse fácilmente con un cuchillo, pero todas las miradas se dirigieron a Caliel, esperando una respuesta, y una que le diera real sentido a esta situación.
     
  17.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2319
    Capítulo 15:

    “No tengo porqué hacerlo”- dijo, tranquilamente

    Las miradas asombradas de Aura y Rehael transmitieron mucho más que cualquier palabra que se pudiese decir

    “¿Estás segura de eso, Caliel?”- preguntó Elemiah, con seriedad
    “Claro que sí, ¿cómo puedo ser la Lord del Valhalla y seguir como Trono de Yahvé?”- preguntó, con molestia
    “¿Entonces prefieres que sea uno de los vasallos de Miguel quien tome el mando?”- dijo el anciano
    “Sabes que no es eso… ¿Pero no que está a cargo Tyrael?”- preguntó la mujer, con evidente ira
    “De Tyrael no se ha sabido hace mucho tiempo atrás, Caliel, por lo que el Valhalla no tiene protección angelical desde entonces”- replicó el otro
    “Esperen… ¿Y qué tiene que ver todo esto con que ahora vayamos al Valhalla?”- intervino finalmente Aura

    Los otros dos dejaron su duelo de miradas para dirigirse a la humana, la que involuntariamente retrocedió ante la poderosa mirada de los otros dos.

    Ante el gesto, los dos ángeles tuvieron que controlarse, viendo que involuntariamente habían provocado una alteración de energías que afectaba a su compañera humana.

    “Aura, el Valhalla está compuesto por una parte angelical y una parte humana”- comenzó a explicar Elemiah:- “Se dice que en otros tiempos, cuando el Cielo no era lo que es ahora, también poseía una parte caótica, ya que los héroes contribuyen más a establecer la paz por medio del caos que por poder divino o humano simplemente”

    Miró a Caliel, como si le preguntase algo, mas al no tener contacto con la otra, prosiguió

    “En la parte humana, grandes héroes y santos guerreros de todas las épocas y de todos los continentes de la Tierra forman una alianza y prueban constantemente su valor frente a los demás. Para entrar al Valhalla, al menos debes haber pasado una prueba de tu valor heroica, por lo que ya te das cuenta de tu primera dificultad”
    “Claro, porque nunca he combatido antes, ¿verdad?”- preguntó la humana, algo avergonzada

    Los otros dos asintieron

    “El otro problema está en que, como ya te has enterado, Tyrael, que es el representante de las cuatro castas angelicales, tampoco está en ese lugar, por lo que cualquiera de los otros tres representantes debe asumir su labor. El segundo al mando, Drakiel, se auto-exilió hace muchos milenios atrás, sin que muchos pudiesen entender el porqué”- siguió Elemiah y miró a Caliel:- “El clan que debería liderar tendría que ser el de Miguel, pero como ninguno de ellos recuerda a Räsiel, considero poco conveniente que se hagan cargo de algo tan fundamental. Es por eso que debiese ser el clan de Gabriel el que deba hacerse cargo… Y como Gabriel tampoco recuerda a Räsiel, Caliel es la que debería tomar la labor”
    “¿Y qué tiene que ver la memoria de Räsiel en esto?”- preguntó Rehael
    “Alguna vez Räsiel fue la líder del Valhalla, antes que tuviera que confinarse al Jardín Dorado”

    El silencio valió más que muchas preguntas sin sentido

    “Pero fue sólo para una batalla, no se alarmen”- se rió el anciano

    Aura soltó un suspiro de alivio, pero no fue compartido por los ángeles, que se miraban seriamente

    “Elemiah, recuerdas mucho más de lo que dices… ¿Por qué Räsiel tiene tanto respeto por parte de la gente del Valhalla, si ella no es una guerrera?”- preguntó Caliel
    “Porque ella es mucho más de lo que podemos imaginar… Si Yahvé la hizo portadora de su propia Espada no fue sólo por la confianza que alguna vez podría haberle tenido, sino porque sabe bien que para nuestra querida amiga, el sostener el poder del propio Creador no le es para nada difícil… ¿Aunque porqué? Aún no puedo descifrarlo”- comenzó:- “El Valhalla respeta a Räsiel porque también saben que si ella fuese del carácter guerrero, muy pocos podrían haber resistido a su propia espada, pero más allá de ella hay algo más… Una Sombra de la cual al parecer sólo ellos son conscientes de su existencia, pero cuando quise preguntar a Gilgamesh o a Galahad de qué se trataba, ellos negaron con su cabeza y me dijeron que qué clase de ángel era si no podía ver la Sombra que acompaña a Räsiel y me cerraron la puerta del Valhalla en la cara”

    Esa explicación, a la larga, confundió más a los ángeles, pero Aura sólo pestañeó, como si tratara de absorber el exceso de información.

    “Ahora que lo pienso… Yo también vi una Sombra detrás de Räsiel”- dijo, casi sin pensar

    Los otros dos se sorprendieron de la declaración, pero la humana siguió mirando al anciano

    “Aunque me pregunto… ¿No nos estarás utilizando para tener respuestas a tus inquietudes?”

    El anciano no respondió, por lo que la humana continuó

    “De cualquier manera, algo me dice que logrando entrar al Valhalla podremos conseguir las respuestas de las que estás tan ansioso de conseguir. Como no tienes las habilidades de las castas que acompañan a los del Valhalla, quieres que nosotros lo consigamos”- y su mirada mostró evidente molestia

    El anciano sonrió nervioso ante la declaración de la muchacha… Al parecer ella también era más inteligente que muchos ángeles

    “Como sea… Lo siento, anciano, pero por hoy no vamos tras respuestas sino que a conseguir armas para la guerra que se viene venir en la Tierra… Sé que no te es del mayor interés, porque tampoco te vi en el Juicio con los arcángeles… Si averiguamos algo, estoy segura que podrás averiguarlo tú también, a menos que consigas tus recuerdos antes. Tu plática ha sido útil, pero a la vez me hizo perder tiempo”- declaró la otra, finalmente y miró a Rehael:- “¿Tienes las medicinas?”

    El de cabellos verdes asintió y le entregó un bolso de cuero, al parecer muy resistente.

    “Ahí están las medicinas e ingredientes para que en la Tierra hagas tus propios remedios si hacen falta. Va también un par de libros que te servirán”- y apuntó al bolso:- “No te preocupes, el bolso resiste los elementos y golpes fuertes. Una espada podría atravesarla, pero no dañará el contenido ya que, mientras estés en la Tierra a salvo, el cuero se regenerará solo, por lo que te das cuenta que si te pasa algo grave, dañarás las medicinas”
    “Bien, a la larga me dices que pese a todo debo combatir poco y servir de sanadora a menos que me vea obligada a combatir, ¿verdad?”
    “Algo así”
    “Genial”- y miró a Caliel:- “Supongo que pese a todo serás tú quien me acompañe al Valhalla”
    “Sabes que sí… No te dejaré sola”- dijo la ángel
    “Bien, guíame”- y miró a Elemiah:- “¿Algo más que tengas que decir?”

    El anciano se acercó a ella y le entregó a Hitori, para la ira de Caliel

    “¿Y eso para qué?”- preguntó, molesta
    “Sólo por si acaso… No creo que te salves al menos de pelear dignamente”- respondió Elemiah, algo más tranquilo al apartar su mirada de la inquisitiva de Aura
    “En fin, vamos… No puedo decir que sea un gusto conocerte, pero sé que no será la última vez que nos veamos, anciano”- y miró a Caliel, la que indicó con gesto que se pusieran en camino
    “Nos veremos Elemiah”- dijo la de cabellos azulados y miró a Rehael:- “Nos veremos pronto, Rehael”
    “Nos vemos”- dijo el otro y las mujeres se pusieron en camino

    El camino fue silencioso, pues ninguna de las dos estaban lo suficientemente concentradas como para entablar una conversación decente. Caliel porque pensaba en lo que le aguardaba el Valhalla cuando llegaran, y Aura porque estaba preocupada por lo que podría enfrentar no solo en el Valhalla, sino cuando regrese a la Tierra, ya que sentía que el tiempo humano pasaba sumamente rápido.

    Atravesaron Sión nuevamente y se encontraron una vez más en las murallas de Araboth, pero en lugar de entrar, sabiendo las consecuencias que esto traería, rodearon la ciudad, tratando de no toparse con algún ángel, pues no sabían con quien contaban realmente.

    A diferencia del Jardín Dorado, que era punto de unión entre las dos ciudades, el Valhalla se encontraba apartado de los tres sectores. A la distancia se veía como un gran islote flotante, separado de los cielos por un largo puente de piedra, sostenido por pilares que parecían llegar a la Tierra Mortal. Era por eso que ahí había un contingente de soldados que custodiaban la entrada.

    Al acercarse, un par de ellos cerraron el paso, impidiendo seguir disfrutando de la vista

    “Nadie entra al Valhalla sin orden directa de la Entrada”- dijo uno de ellos

    Caliel resopló, con seriedad

    “No ha llegado orden porque no fue decidido por la Entrada, sino por el Consejo de Araboth”- dijo, seriamente
    “¿Y desde cuándo los ángeles vuelven a preocuparse por lo que deba ocurrir en el Valhalla?”- preguntó el segundo
    “Desde que es la humanidad que alguna vez ustedes ayudaron es la que está en peligro”- le replicó el Trono

    Ambos endurecieron su mirada y el primero de ellos habló, con firmeza

    “Entonces, ¿es ahora que piden ayuda al Valhalla porque no pueden dejar de besar el trasero de Yahvé? El Valhalla no es un lugar para aquellos que obedecen ciegamente a un dios que no siempre busca el bien de sus criaturas”
    Aura no se atrevía a intervenir, porque no estaba acostumbrada a la presencia fuerte de los guerreros, ni a su postura imponente. Aunque, pensándolo bien, decidió hablar, aunque no con toda la firmeza que podía hacerlo

    “Al contrario, es porque se cansaron de besar el trasero a Yahvé que me mandaron acá”

    Los dos guerreros y el Trono se giraron a la humana, quien parecía tomar confianza

    “¿Y quién eres? No hemos visto nada de ti en tus acciones en la Tierra”- dijo el segundo

    La mujer suspiró, sabiendo que esto no sería fácil

    “Mi nombre es Aura. No soy ciertamente una gran guerrera como ustedes, sino que más bien soy del tipo de sanador natural. He venido a aprender, por mucho que sea de mala manera a defenderme, ya que me van a enviar a combatir contra los demonios en la Tierra… Aunque…”- y miró sus brazos:- “Creo que si ven esto, creo que lo identificarán mejor que los ángeles”

    Acto seguido, levantó las mangas de su blusa, mostrando en plenitud las runas impuestas por Räsiel

    “Las marcas angélico-druidas”- murmuró el primero, soltando un chiflido de admiración
    “Eso quiere decir que has visto a Räsiel”- dijo el segundo

    La humana asintió, tratando de no aparentar nerviosismo

    “Si has sido tocada por la Dama es porque llevarás a la Tierra a un gran cambio, mujer. Sin embargo te advertimos que no tienes mucho tiempo para divagar, porque si te mandan es por algo de emergencia, algo poco habitual en el mundo celestial”-dijo el primero, y miró la espada que llevaba en su costado:- “¿No es esa Hitori?”- preguntó

    Caliel apartó su vista de ellos, aún cuando mantenía los ojos cerrados

    “Sí, pero no es mía, es de ella”- dijo Aura, seriamente

    Los soldados dirigieron su mirada al Trono e hicieron una profunda reverencia

    “Lo sentimos, no la habíamos reconocido, dama Caliel”- dijeron ambos al unísono
    “Por algo quería pasar desapercibida, soldados”- replicó la otra, con evidente molestia
    “Entonces, debemos dejarlas pasar, aunque creo que ambas saben que la entrada principal puede ser el último lugar donde pisen”- dijo el primero y ambos abrieron paso

    Aura tragó saliva, ya con evidencias de nerviosismo, pero viendo que su compañera seguía su camino, se apresuró a avanzar.

    En el trayecto del puente ningún otro guerrero les cerró el paso, aunque todos las miraban con seriedad y firmeza, haciendo para la humana que el trayecto se hiciera más largo.

    Conforme iban llegando a la isla, unas pocas arboledas se hacían presentes, aunque se notaban a lo lejos que eran pocas para la comodidad de aquellos que deseaban tener una buena pelea. Unas pocas chozas se divisaban a simple vista, aunque por los cerros no podían tener una mayor visión del lugar.

    Sin embargo, a la entrada del lugar, alguien estaba parado frente a ellas, con seriedad

    “Está cerrado el paso”- dijo

    Usaba una armadura visiblemente de mitrilo. Su casco ocultaba el color de su cabello, pero sus ojos pardos, casi rojizos, penetraban con la mirada a las dos mujeres. No parecía tener mucha musculatura, pero el largo de sus piernas y el tipo de armadura que usaban indicaban que podía tener mucha agilidad en su ataque.

    “Gilgamesh, no estoy para juegos de niños”- dijo Caliel, aumentando su molestia

    Una lanza, una espada, una lluvia de flechas y de dagas aparecieron al instante, amenazando a las recién llegadas

    “Lo siento, pero no admito a nadie que se gane mi respeto, por mucho que sea de uno de los clanes antiguos”- dijo Gilgamesh
    “Caliel, habla en serio”- dijo Aura

    El Trono se mordió los labios

    “¿Has hecho de soporte previamente?”- preguntó
    “Nunca”- replicó la humana
    “Como no sabes pelear, tendrás que ayudarme y en caso de emergencia usa tu instinto para usar las dagas que te entregó Räsiel, ¿de acuerdo?”

    Aura asintió y le entregó a Hitori

    “Aún no lucharé con Hitori… Usaré mi espada normal”

    La humana no tuvo tiempo para replicar cuando el Trono, moviendo con su energía las armas del otro se puso delante de ella y se puso en posición de ataque

    “Bien, así está mejor… Te perdono que uses un soporte, sé que la gran Caliel pasó demasiado tiempo soportando el trasero de Yahvé para recordar cómo se pelea”- se burló el de ojos pardos
    “Eso ya lo veremos”
     
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    Mary Shirou

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    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Capítulo 16:

    Y el Trono comenzó su ataque

    Caliel sacó su espada mientras saltaba por el aire e hizo a un lado las flechas y dagas del otro, para luego atacar directamente. Gilgamesh se hizo a un lado con gracia y esquivó el ataque de la ángel, para intentar enviar una patada en pleno rostro, la que fue evitada con algo de dificultad

    “Buena partida, ¿qué puedo decir?”- dijo el guerrero y tomó la iniciativa para atacar

    Comenzó a atacar con patadas sucesivas contra Caliel, las que fueron contrarrestadas con la espada de la ángel, quien en un momento lo hizo retroceder para que luego el guerrero recibiera los ataques de la otra, las que esquivó aún con cierta facilidad

    Aura, mientras tanto, sacaba del bolso de Rehael algún manual que la ayudara a hacer de buen soporte, pero se dio cuenta, para su desgracia, que aún su problema de visión persistía pese a haber pasado por la muerte

    “Maldición… Mis lentes no venían con el paquete”- murmuró, enojada y metió nuevamente el libro en el bolso

    De repente, su mano se topó con algo muy familiar. Sacó el paquete y, para su fortuna, era un estuche de lentes. Lo abrió y se dio cuenta que eran sus propios lentes

    “Me pregunto cómo los consiguió…”- dijo, mirando sospechosamente los anteojos.

    Sin perder más tiempo, se puso sus lentes y tomó otra vez el libro, comenzando a leer su índice lo más rápido que podía. Mientras, Caliel seguía tratando de contrarrestar los poderosos ataques de su rival, pero parecía que poco a poco se iba agotando.

    “Qué extraño”- se burló Gilgamesh:- “Esperaba algo más de un Trono…”

    “Estoy algo oxidada, eso es todo”- respondió la otra, conteniéndose:- “Pero eso no significa que no sepa como patear tu trasero”

    “De hecho creo que sabes más cómo besarlo…”

    Y sin esperar más, ambos volvieron a lanzarse al ataque. El guerrero chasqueó sus dedos y miles de espadas aparecieron en un abrir y cerrar de ojos, disparándose contra la ángel, quien tuve que apresurarse en desviar los ataques con su propia espada para así lograr acercarse más hasta el otro.

    Sin embargo, cuando logró estar lo suficientemente cerca, Gilgamesh tomó su brazo por sorpresa y, inmovilizándola, golpeó fuertemente su estómago con un certero rodillazo, para luego mandarla a volar con un puñetazo en la cara.

    “Se nota que lograste mantener tu leyenda aún después de muerto”

    “Tú sabes… Es difícil ser el Rey de los Héroes”- respondió el otro, alzando los hombros.

    Caliel se levantó y concentró su energía. Miró fijamente a su rival, quien seguía de pie en casi exactamente el mismo lugar donde estaba al comenzar el combate. Una vez se sintió lista, lanzó una fuerte bola de energía contra Gilgamesh, quien la rechazó con el reverso de su puño, para llegar casi al mismo tiempo contra el guerrero y golpearlo fuertemente en el rostro.

    Luego del golpe, la ángel rápidamente se puso en posición para darle una serie de patadas aunque estas golpearan su armadura. Finalizó con otro golpe a la cara y saltó a su posición inicial.

    “Oh, bien, parece estás recordando como pelear”- sonrió el héroe, sobándose el rostro.

    Mientras, Aura leía lo más rápidamente posible el manual entregado por Rehael. Se veía tensa, ya que veía cómo Caliel, por muy hábil que fuera, se veía claramente superada por el guerrero. Por el rabillo del ojo pudo percatarse que la ventaja del otro estaba en su habilidad y su fuerza.

    “Si pudiera encontrar el cómo ayudarla…”- murmuró, mientras seguía hojeando rápidamente el libro, hasta que finalmente dio con la página adecuada…

    Y comenzó la debacle

    Gilgamesh, probablemente con más fuerza que lo que pretendía, golpeó a Caliel de forma crítica, dejándola media inconsciente. Se dio cuenta que la humana buscaba con desesperación en la mochila algo para ayudar a Caliel e intentando evitar que la otra se recuperara con su ayuda, la intentó golpear con una patada, mas la muchacha pudo esquivar con cierta dificultad y corrió lo más rápido posible para esquivar los ataques del guerrero. Sin embargo, la experiencia de Gilgamesh era infinitamente mayor a la de Aura y logró acercarse a ella para propinarle un golpe certero en la cabeza, con el objetivo de dejarla inconsciente…

    Sin embargo, la suerte estaba a favor de la humana.

    En el bolso, sacó un frasco con un líquido de color azul con brillos plateados e invocó, gritando con todo lo que pudo:

    Escudo Aegis

    Una barrera transparente, de un resplandor celeste rodeó a la humana y repelió con fuerza el ataque del otro, quien retrocedió, sorprendido por la reacción de la humana

    Aura, sin dejar que la sorpresa la aturdiera, volvió a dedicarse a buscar con urgencia algo que ayudara a Caliel, no solo para entregarle la velocidad necesaria para combatir, sino para sanar las heridas que se había ganado con la batalla.

    Mas, Gilgamesh no iba a dejar que eso ocurriese y comenzó a atacar sin piedad el escudo de la humana, la que pronto comenzó a resquebrajarse, por su poco entrenamiento y formación espiritual.

    La humana, pese a comenzar a desesperarse, intentó de todas formas concentrarse en conseguir su meta y comenzó a correr hacia Caliel. Con la energía espiritual que tenía, el escudo pudo seguirla hasta alcanzar al Trono y sacó del bolso una botella con una poción, la que administró rápidamente, pero tenía conciencia que le costaría un poco recuperarse.

    Sin embargo, para su desgracia, el escudo finalmente cedió.
    El guerrero se lanzó directamente a atacar a la humana, la que al no tener mayores nociones de defensa, comenzó a recibir golpes en diversas partes del cuerpo. Ella, para irritación del otro, continuó resistiendo el ataque, probablemente por su deseo de proteger a Caliel

    “¿De qué te sirve defenderte tanto si ni siquiera sabes atacar?”- preguntó el otro, cada vez más enfadado

    La mujer no contestó y siguió con su defensa, aún cuando comenzó ya a sangrar.

    Caliel se comenzó a incorporar lentamente, aún adolorida por la cantidad de ataques recibida de una sola vez y para su temor vio cómo su compañera se debilitaba rápidamente ante el ataque cada vez más cruel del héroe. No obstante, aún no se sentía con la suficiente energía para poder restablecerse y poder finalmente defender a su protegida.

    Aura sentía cómo algo dentro de ella comenzó a reaccionar, a enojarse por el castigo que recibía por el otro y quería a cualquier costo responderle. Inconscientemente comenzó a esquivar de mejor manera los ataques del mayor y a lanzar ataques al azar, encegueciéndose por una ira que jamás había experimentado.

    El de ojos rojos comenzó a sorprenderse por la reacción que comenzó a mostrar la humana y se vio obligado a esquivar un par de golpes que, de haberse conectado, habrían servido para que al menos hubiese sido detenido aunque fuera un par de segundos.

    Caliel miraba, con incertidumbre el cómo las runas comenzaban a brillar más de lo acostumbrado. Sin embargo, en lugar de tomar el color plateado habitual que debiese, comenzaba a tomar un color mezclado entre rojo y dorado, color más característico de un ángel o de alguien más experimentado con esa técnica que de un humano común.

    Gilgamesh pronto se vio preocupándose de cómo reaccionar ante un ataque que iba aumentando en intensidad y que cada vez iba dirigido a puntos más críticos de su cuerpo. Si la mujer continuaba así, se vería obligado a actuar con más dureza, algo que realmente no era su intención.

    Aura iba perdiendo conciencia de sus acciones mientras se dejaba dominar por la rabia. Enceguecida, golpeaba al guerrero como si tuviera la experiencia de miles de generaciones y su cuerpo adquiría agilidad y destreza, guiada por una fuerza que ella misma no era capaz de comprender.

    Mientras el intercambio de golpes se sucedía y Gilgamesh iba más hacia la defensiva, Caliel finalmente pudo recuperarse y, para evitar que la humana siguiese perdiendo el control, se puso delante de su rival y detuvo un puñetazo que, de haber conectado, habría sido directo a la quijada del varón.

    “Aura, detén esto”- ordenó el Trono, con firmeza

    La humana la miró, seriamente, aunque sus ojos tenían un brillo rojizo que intimidó a la otra

    “¿Por qué debería hacerlo? Él pidió que lo atacara”- dijo, y sonrió con sarcasmo
    “Aura, esta batalla es mía, tú misma dijiste que serías mi soporte”- insistió la otra, sin dejarse amilanar

    En eso el brillo de los ojos de la humana se hizo más intenso y miró con un gesto despectivo a los otros dos

    “Si fuese así, Caliel, deberías recordar quién fue la que forjó a Hitori y a esa arma que en ese momento usa nuestro querido amigo”- y apuntó al arma de filo negro que usaba ahí Gilgamesh

    Sólo ahí la ángel se percató que la voz no era de Aura, sino de una voz que era más antigua, más oscura, y más anciana

    Alhaya…”- murmuró, con recelo y temor
     
  19.  
    Mary Shirou

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    Escritora
    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1620
    Capítulo 17

    Alhaya...

    Al escuchar el nombre de labios de Caliel, Gilgamesh retrocedió como si una fuerza descomunal lo poseyera, mientras que el Trono miraba con temor y respeto a la mujer, de la cual no se había sabido de hace muchos siglos atrás

    “Me miran como si no supieran que Räsiel era consciente que yo seguía visitando el mundo humano a mi antojo, reviviendo las veces que fuesen necesarias”- dijo con burla la mujer, mientras sus ojos tomaban un color ámbar, con el centro de color rojizo, dejando de lado la inocencia de quien fuese su encarnación
    “Alhaya, sabes bien que un espíritu como el tuyo tiene prohibido regresar al mundo humano”- dijo el Trono, con recelo
    “¿Y quién podría detenerme? ¿Yahvéh? Sabes bien que la fuente de mi alma va más allá de la palidez de Fuego que existe acá… Incluso Räsiel reconoce eso”- y sonrió con sorna y miró al de ojos rojos:- “Tus golpes han mejorado, incluso cuando intentaste ser suave con mi otra mitad”
    “¿Mitad?”- preguntaron ambos
    “No, cierto… Es mi tercio”- y tomó a Hitori, mirando a Caliel con un poco de enfado:- “Si no vas a asumir tu labor como líder de clan, es mi deber llamar a todos los que quedan del clan del Fénix para clamarla… Aunque, en realidad sería una vergüenza y demostraría a todos que pese a todo sigues siendo una perrita faldera de tu dios”

    Como si hubiese encendido una chispa, la de cabellos oscuros tomó la espada y la puso a un costado suyo.

    Hitori me fue encomendada, no tienes derecho sobre ella, menos siendo originalmente del clan del Dragón”- dijo, con cierto enojo en su voz
    “Entonces compórtate como digna heredera y no como un bebé. Gilgamesh te está pidiendo una batalla que ciertamente es necesaria; combate y deja de temer, porque el miedo es de débiles y de ángeles que han perdido su orgullo de ser tales… Y a mí, permíteme dormir, que éste imbécil me hizo despertar antes de tiempo”

    Mientras Caliel asentía calladamente a la orden de la mujer, las runas dejaron de brillar, los ojos de la humana volvieron a su color natural y se desmayó, extenuada por la experiencia vivida.
    Ambos miraron sorprendidos el cambio y el cómo el rostro de la humana volvía a su expresión natural, aunque lo más sorprendente fue el ver que su cuerpo no manifestaba signos de cansancio o de haber sido lastimada por Gilgamesh

    “Aún no lo puedo creer”- dijo el héroe, algo perplejo
    “Sabía que Alhaya había dejado el dominio del Cielo, pero no sabía que se había encarnado en una humana”- dijo Caliel
    “Y creo que menos podías creer que tu dulce compañera era la reencarnación de esa bruja”- continuó el otro con un tono de burla

    La de cabello azabache soltó un suspiro, mientras cubría con su capa a la chica

    “Bueno, creo que está en su propia habilidad de pasar desapercibida entre los mismos ángeles… Fue raro verla en Aura, aunque ambas tienen un temperamento bastante particular”- dijo, con un poco de ternura en su voz
    “¿Vas a esperar a que ella despierte?”- preguntó él
    “No… Si despierta y ve nuestra paliza mutua se va a estar preocupando y puede que con su furia despierte Alhaya de nuevo, así que, si estás dispuesto a continuar, sigamos con nuestra pelea”- y desenvainó a Hitori
    “Bien, sería triste que estuviera despierta para ver el cómo sigo dándote una paliza, ¿verdad?... Continuemos con lo pendiente”- y nuevamente se puso en guardia

    A diferencia del primer enfrentamiento, Caliel se notaba más concentrada en la pelea, a la vez que tomaba con más seguridad a Hitori.

    Gilgamesh sonrió al ver que la forjadora legendaria logró hacer reaccionar a la ángel. Al fin y al cabo, se supone que Caliel es la segunda al mando en el clan angelical del Fénix… ¿Cómo iba a permitir que le arrebataran ese honor tan fácilmente?

    Una suave brisa refrescó a los combatientes, mientras que la luz del Cielo tomaba colores entre anaranjados y rojizos, indicando que en la tierra mortal se hacía de noche.

    “¿Lista?”
    “Cuando quieras”

    Nuevamente las espadas comenzaron a chocar entre sí, soltando pequeños destellos y llamaradas. Ninguno de ellos parecía querer retroceder ante el otro, y ante un ataque más fuerte respondían evadiendo y devolviendo el golpe de manera física.

    El intercambio de ataques se hacía intenso y de vez en cuando los ataques resquebrajaban la tierra. Al ver eso, Caliel hizo aparecer un escudo alrededor de Aura para protegerla del ataque de ambos

    “¿No puedes dejar de preocuparte por ella?”- preguntó el héroe, con una sonrisa burlesca
    “No, creo que eres aunque sea un poco consciente de que si le pasa algo, Räsiel se lanza en contra de los dos…”- y soltó una leve sonrisa ante el repentino nerviosismo de su contrincante
    “Ah… bueno”- dijo él y se lanzó nuevamente al ataque

    Un ataque cerca de la mejilla, un golpe que podría haber impactado el estómago. Ambos intentaban evadir de la mejor manera el ataque de su contrincante, haciendo que su pelea se convirtiera prácticamente en una danza de guerra, armónica, casi bella ante los ojos de cualquier espectador.

    Tan concentrada estaba la pareja en su batalla, que no se dieron cuenta del momento en que Aura finalmente despertó, encontrándose de lleno con una batalla encarnizada pero que en sus movimientos no encontraba en sí algo bélico. Sólo fue en el momento en que golpearon el escudo que protegía a la humana cuando vieron que estaba con los ojos llenos de admiración y sorpresa. Ambos, en mutuo acuerdo, dejaron de luchar y, deshaciendo el hechizo, se acercaron a ella.

    “Buenas, dormilona”- dijo Caliel
    “Creo que no dormí porque sí”- dijo Aura, algo molesta con el tono de su compañera:- “Veo que estás mejor”
    “Sí… No alcancé a reaccionar cuando Gilgamesh te golpeó, pero por lo menos ahora está recibiendo su paliza”- y sonrió con burla
    “¿Yo? Creo que necesitas también un par de lentes, ángel”- dijo el héroe, con un tono similar

    Aura sólo se quedó mirándolos con extrañeza
    “No sé que habrá pasado mientras estuve inconsciente, pero se nota que fue algo importante, ya que veo a Hitori en tu mano, con firmeza y tu mirada está más decidida”- y apuntó a la espada que soltaba un leve fulgor
    “Sólo me decidí a usarla de buena manera”- replicó Caliel, como si fuera nada

    La otra sólo agudizó su mirada, pero antes de que interviniera, Gilgamesh se hizo a un lado y abrió la puerta a la isla

    “Y es por eso que ambas se han ganado el derecho a entrar al Valhalla, aunque su estadía ahí sólo dependerá de las decisiones que tomen a lo largo del camino y de la disposición a aprender y a ser mejores guerreras”- dijo, con una sonrisa amable

    Ambas asintieron, aunque la humana no estaba segura del porqué ocurría esto en realidad… ¿Tanto se había perdido desde que estuvo inconsciente?

    “¿Algo que quieras preguntar?”- preguntó Gilgamesh
    “La verdad es que sí, pero sé que no me vas a responder… Aunque no lo quieras admitir, ya llevas mucho tiempo mortal en el Cielo, así que sé que se te ha pegado algo de los ángeles, entre eso no contestar preguntas que sean demasiado comprometedoras”- respondió la joven, con algo de molestia

    Caliel y Gilgamesh se miraron extrañados, pero sabían que si respondían, tendrían que responder a muchas más preguntas de las que ellos podían realmente explicar

    “Aura…”
    “Caliel, calla… Tenemos una misión por cumplir”- dijo ella, con enfado:- “Gilgamesh, por favor, guíanos”
    “Ehm… Por supuesto”- dijo él e hizo ademán de entrar a la isla

    Las mujeres le siguieron, mientras Aura se preguntaba, entre muchas otras cosas, cómo estaría Cris y cuán cerca estarían ellos de la Tierra mortal, notando por primera vez que la atmósfera cambiaba de color, como si estuvieran en Tierra.

    “Sean bienvenidas al Valhalla”- dijo el héroe, sacándola de sus pensamientos

    Caliel se sintió extrañamente contenta de entrar finalmente al paraíso de los héroes, pero Aura era realmente la más feliz al mirar el paisaje de aquel lugar. Con grandes árboles, antiguos pero resistentes al embate de muchas batallas, zonas desiertas, con pastizales y bosques que permitían desarrollar estrategias de ataque. Pequeños montes y altas montañas a lo lejos que hacían que los más aventureros buscaran en sus laderas un lugar para perfeccionarse y entrenar.

    “Hermoso… Lástima que estaré acá por poco tiempo”- dijo ella, admirada
    “Nadie sabe eso, pequeña… Quizás si logras tu misión podrás ganarte tu espacio acá cuando mueras”- dijo el de ojos rojizos, con una leve sonrisa
    “No, mi recompensa no está en este lugar… Räsiel sabe bien a dónde iré y esta es la única oportunidad para ganarme ese espacio, así que disfrutaré mientras pueda de lo que pueda ver, sentir y aprender del Valhalla…”- replicó y siguió avanzando sin esperar a los otros

    Y es que, escuchándola decir esas palabras con tanta seguridad, el Trono y el héroe no podían dejar de preguntarse sobre el misterio que la envolvía… Y no solo por ella misma, sino por el lazo que parecía tener tan fuerte con Räsiel y Alhaya…
    “¿Qué esperan?”- se escuchó su voz a la distancia

    Ambos se miraron y con un asentimiento de cabeza, siguieron a la humana… Más tarde tendrían tiempo para pensar en una respuesta razonable a eso.
     
  20.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

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    Título:
    El Tesoro de las Eras I: Aura
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    Fantasía
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    1905
    Capítulo 18
    Aura, Caliel y Gilgamesh se dirigieron hacia el sector central del Valhalla, aunque los dos mayores continuaban sorprendidos por la declaración hecha por la humana hacía momentos atrás.

    A estas alturas, la chica ya estaba acostumbrada a percibir las miradas curiosas de quienes eran los habitantes naturales de aquel lugar. Eso sí, no evitó soltar un escalofrío cuando se escucharon silbidos de aprobación de algunos guerreros pues, como siempre, hay muy pocas heroínas en las historias y el ver a dos mujeres hermosas (aún cuando Caliel es ángel) hacía que más de alguno diera las gracias al Creador por darles un buen regalo

    “Es increíble…”- bufó Aura:- “¿De verdad que no hay mujeres que hayan entrado al Valhalla?”- preguntó a Gilgamesh
    “Si las hay, pero a veces se apartan de nosotros cuando dejamos de lado nuestros…mmm… modales”- respondió el héroe, con algo de vergüenza
    “Ah, eso quiere decir que aunque se hayan ganado el estar acá, siguen siendo unos brutos, ¿verdad?”- preguntó Caliel, con una sonrisa traviesa
    “Mejor dejo esos comentarios para después”- respondió el de ojos rojizos, simulando toser levemente

    Las dos prefirieron no comentar más y siguieron al héroe por los jardines del Valhalla

    Pese a que en todo el camino seguían recibiendo toda clase de piropos (algunos que incluso hicieron sonrojar a Caliel), y llegaron a lo que parecía ser la zona central de la isla, donde había lo que parecía ser un pequeño poblado, con pequeñas chozas que servían más bien de lugar de descanso. A la distancia se veía lo que parecía ser una gran mesa con muchas sillas. A su lado, unas tres o cuatro cocinillas con sus respectivos encargados que preparaban los alimentos necesarios para que los cansados guerreros repusieran sus energías.

    “¿Ustedes…comen?”- preguntó Aura, sorprendida
    “Una de las recompensas de ser héroes y llegar al Valhalla es que nos permiten seguir disfrutando de lo que es la deliciosa comida humana y poder comer cuando nos sintamos algo cansados…”- explicó el otro, con una sonrisa divertida
    “Y supongo que algunos se fingen cansados para comer más, ¿no? Claro, con toda la ventaja que ya no pueden engordar acá”

    Aura miró a su alrededor. Podía ver más detalladamente los campos del Paraíso de los Héroes. En aquellos terrenos donde estaba parada, el pasto crecía tranquilamente, siempre verde y meciéndose suavemente con la brisa; alguna que otra flor surgía entre el campo, sobre todo cerca de los árboles y bosques. Colinas rodeaban el nórdico poblado al que habían llegado, donde las grandes mesas y chozas de piedra y paja dejaban ver cómo la heroica vida de los guerreros ha mantenido cierta cultura aún con el pasar de los siglos. Puede que miles de guerreros hayan venido a esas exclusivas tierras, pero esa vida era la más cómoda para un luchador: comer, luchar, festejar, dormir y volver a comenzar con una buena comida…

    Más allá de la primera vista, se podían divisar algunas estatuas de valkirias, además de otros campos y algunas variaciones de terrenos. Más lejos, cerca de las colinas, se veía un río de un tranquilo y amplio caudal, el cual reflejaba alegremente la luz del día. Un tanto más allá, los terrenos se acomodaban a la clase de terreno al que pertenecía y prefería luchar cada héroe, permitiéndole recordar con nostalgia y orgullo sus tiempos, incluso tratar de revivirlos luchando con los nuevos camaradas que en esas tierras conocía. Es más, donde se perdía la vista se podía distinguir difícilmente algunas montañas y un castillo oculto en ellas… pero para ello Aura esforzó mucho la vista…

    “Aunque digas que no vendrás acá, se nota que esto te gusta”- dijo Caliel
    “Sí… Como dije, se ve un lugar bastante agradable, pero no es mi destino final el regresar acá”- le replicó su compañera, con una voz tan segura como antes
    “Si tú lo dices…”- replicó la de cabellos negros

    En eso uno de los guerreros, de larga cabellera cobriza amarrada en una coleta, ojos grises y piel clara, se acercó al trío y saludó respetuosamente al grupo, besando en la mano a las dos damas. Era un poco más alto que las damas, pero más bajo que Gilgamesh y estaba vestido casualmente.

    “Vaya, al fin alguien gentil”- dijo Aura con una suave sonrisa
    “Lancelot… Sigues con tu galantería innata”- dijo Gilgamesh, soltando una carcajada
    “¿Y si fuese así qué?”- replicó, fijando la mirada en su líder:- “Más de una vez te dije que si no mejoraban su carácter, no tendríamos compañeras para celebrar y tú dejaste que esto llegara demasiado lejos, así que para mí es realmente un honor tener nuevamente a un par de bellas damas en este lugar”
    “Bueno, si te fijaras bien, Caliel es una ángel y Aura está demasiado ocupada para tus galanterías… Y, para que te quede claro, ella va a volver a la Tierra, así que tampoco tendrías oportunidad”

    El de cabellos cobrizos parpadeó un par de veces antes de comentar

    “¿Tiene que volver a la Tierra?”- preguntó, sorprendido
    “Sí… Caliel le acompaña porque, como debes recordar bien, está a cargo mientras el líder del clan Fénix no esté disponible… Y Tyrael sigue desaparecido”- explicó Gilgamesh

    En eso, el caballero se fijó en Hitori

    “¡Esa es la espada del líder del clan Fénix! ¿Por qué lo lleva ella?”- preguntó
    “Se me olvidaba… Eres un caballero y un buen guerrero, pero tus neuronas llegan hasta ahí solamente”- respondió Gilgamesh dándose una suave palmada en la frente, algo molesto
    “¡Oye, no soy tonto!”- reclamó Lancelot
    “Entonces no te comportes como tal”- replicó el líder, lanzándole una mirada gélida
    “Discúlpalo… Ya sabes que la astucia para resolver acertijos no es lo mismo que ser inteligente”- intervino un tercero, acercándose al grupo.

    A diferencia de Lancelot, el recién llegado era un poco más alto que el de cabellos cobrizos, aún cuando seguía siendo más bajo que Gilgamesh. Era igualmente de piel blanca y de ojos dorados. En apariencia era más joven que los otros dos y llevaba puesta una armadura ligera y ligeras gotas de sudor corrían por su frente, dando muestra que había estado entrenando hacía poco

    “Ah, el niñito bueno… Percival”- saludó Lancelot
    “Lancelot, deja de comportarte de manera poco digna”- replicó el otro, con voz dura:- “Aún no comprendo cómo fuiste tanto tiempo la mano derecha de Arturo”- y soltó un bufido
    “Ahora que lo conozco, me pregunto lo mismo”- murmuró Aura, tratando de no interrumpir el diálogo

    Afortunadamente, nadie la escuchó
    “Gilgamesh… Arturo pregunta si todavía tienes tiempo para un buen combate antes de ir a descansar”- continuó el otro, mirando al rey
    “Iré, pero tengo que pedirte un favor”- y miró a Aura:- “De todos los que están acá, eres el que mejor sabe de armas y eres el más paciente de todos… Necesito que le ayudes a escoger una segunda arma y que la entrenes brevemente sobre lo básico para manejarla”

    El muchacho miró a la joven algo confundido

    “¿Me he perdido de algo?”- preguntó
    “Ella te va a explicar en el camino a la sala de armas”- dijo Caliel, amablemente
    “Claro… Me dicen las cosas y yo solo obedezco”- bufó Aura
    “No te enojes… Pero si quieres regresar pronto a la Tierra, es mejor que nos apuremos. Ya sabes, nos hemos demorado mucho ya”
    “Sí… Comprendo”- y miró al de ojos dorados:- “Lord Percival, mi nombre es Aura, un gusto conocerle”- e hizo una reverencia

    Los varones no pudieron evitar sonreír ante la excesiva formalidad de la muchacha, pero el caballero se acercó gentilmente a ella y, haciendo un gesto con la mano, le indicó que lo siguiera.

    Ambos caminaron por el interior del pequeño poblado existente, totalmente indiferentes a los piropos que los héroes y soldados enviaban a la humana.

    “¿Cómo no te has contagiado con ellos?”- preguntó Aura
    “Mi naturaleza es que pese a batallar debo mantener mi corazón puro. Eso fue lo que me hizo encontrar alguna vez el Santo Grial”- le explicó su compañero, con gentileza
    “¿El Grial?”- preguntó:- “En estos tiempos no es más que un mito, más tirado a encontrar la llave de la inmortalidad”
    “Y es por eso que nadie lo va a encontrar”- replicó Percival:- “Para mi ya fue demasiado difícil el encontrarlo, en especial porque, pese a todo, sólo cuando dejé de lado toda ambición, incluso el sobrevivir luego de verla, fue cuando realmente lo encontré”
    “¿Dejar de lado toda ambición? En el tiempo en el que yo vivo eso es muchísimo más difícil… Al igual que mantener un corazón puro y esas cosas”- dijo ella, con tristeza

    Él la miró gentilmente y estuvieron en silencio un buen rato mientras continuaban su camino.

    “Mira, ya llegamos”- dijo él e indicó el lugar

    A diferencia de las chozas, esta era una edificación más sólida, color blanco y su tamaño era comparable a una casa de dos pisos. Tenía un pasadizo con columnas de mármol y un camino de piedra, a través del cual se dirigieron hacia el interior del lugar.

    En el interior, las paredes eran blancas, también de mármol, mientras que el suelo estaba hecho con una clase de piso flotante y se veían vitrinas con diferentes tipos de armas que al parecer no eran usadas habitualmente por los habitantes del Cielo Heroico

    Aura, no habituada a ver tal cantidad de armas, no pudo evitar sorprenderse al ver todo eso.

    “¿Te admira esto? La verdad es que acá sólo se encuentran las armas que tienen propiedades mágicas que puedan ayudarte”- y ante la mirada confusa de ella, continuó el caballero:- “Verás, mientras caminábamos pude percatarme de ciertas características tuyas y me di cuenta que, como no tienes ni el físico ni la postura de alguien con entrenamiento, era mejor entregarte algo que te sirviera, al menos hasta que pudieses entrenar algo más”- indicó
    “Puedo comprender eso…”- dijo Aura, con un poco de seriedad:- “Pero si dices que este lugar es sólo para las armas mágicas, ni siquiera quisiera imaginarme el lugar de las armas que utilizan ustedes para el día a día”
    “Entonces no te lo diré”- dijo el otro, sonriendo

    Caminaron hacia el centro de la habitación y la chica notó cómo en el centro de ella había una alfombra, con motivos hindúes

    “¿Para qué es esto?”- preguntó
    “Son pocos los que tienen afinidad mágica, pero deben descubrirlo por medio de la meditación. No será mucho tiempo, pero como necesitas tu arma, debes concentrarte y lograr la conexión con el arma que usarás”- explicó Percival, con seriedad
    “¿Me demoraré mucho?”- volvió a preguntar Aura

    El otro negó con la cabeza y sonrió tranquilo, dándole confianza.

    Aura sonrió también y se acomodó en la alfombra, colocándose de rodillas. Dejó que su respiración se calmara y que su energía se manifestara levemente, permitiendo que sus runas brillasen. Percival se sorprendió al ver las runas, reconociéndolas al instante como pertenecientes a Räsiel.

    Una leve brisa surgió y le obligó a alejarse de la mujer. Sea el arma que fuese, sería un arma sumamente poderosa, aunque eso sólo se sabría cuando la chica saliese de su trance…
     

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