El sabor de la venganza (Pan x Trunks)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por pantrunks, 8 Marzo 2011.

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    pantrunks

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    El sabor de la venganza (Pan x Trunks)
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    Los personajes de DB no me pertenecen, pero esta historia sacada de mi imaginacion si xDDD.

    Este es mi segundo fic de DB.

    Me he tomado la licencia de poner a todos los personajes de DB como Saiyans, pero respetando edades y familias y resto de cosas.

    Os aviso de que este capitulo es un tanto violento, pues he plantado a Trunks como un ser frio,arrogante y sanguinario, pero a lo largo de la historia su personalidad se ira suavizando.

    La inspiracion de escribir este fic me vino leyendo un libro de egipto.

    Espero que lo disfruteis. Habra las tipicas parejas de Trunks x pan y x marron (triangulo amoroso) y goten x bra y un oscuro secreto respecto a Trunks y hasta aquí puedo contar xDDDD.

    Capitulo 1 : Traidores

    El príncipe de los Saiyan se desperezó con inusitada rapidez como sólo la necesidad de batalla era capaz de hacer, se dirigió al baño donde se aseó concienzudamente y volviendo a su enorme habitación cogió de su armario su traje de batalla, volvió su cuerpo al espejo y comenzó a ponerse el traje con el pulso palpitándole en las sienes, su sangre corría salvaje por su cuerpo.

    El reflejo del espejo le devolvió la imagen de un hombre marcial y disciplinado que estaba preparándose para una pronta batalla. Se encontraba exultante pues amaba batallar sobre todas las cosas pero aún así tenía ciertos reparos en atentar contra los de su propia raza.

    FLASHBACK

    - Hijo, hay que acabar con ellos de una vez por todas – dijo el rey de Vegetasei mientras se movía por su despacho como una fiera enjaulada.

    - ¿Qué es lo que han hecho, padre? - respondió un sorprendido Trunks ante la extraña petición de su padre.

    - Alta traición, planean desbaratar nuestra familia desde hace años, quien sabe si no nos quieren aniquilar a todos.

    - Pero padre, son Saiyan, atentar contra nuestra propia raza es lo más deplorable, hemos nacido para batallar pero no para aniquilarnos los unos a los otros, estamos aquí para ensalzar nuestra raza como la más poderosa del universo.

    - Haz lo que te digo maldito gusano, si no quieres que lo haga yo mismo y luego te mate a ti también sin dejar una minúscula partícula de tu maldito cuerpo. - dijo el rey escupiendo veneno en cada una de sus palabras.

    - De acuerdo padre, haré lo que me dices.

    Por toda respuesta Vegeta hizo un amago de sonrisa de medio lado.

    Se miró de nuevo al espejo y le satisfizo su aspecto, llevaba su traje de batalla azul marino con unas botas blancas, una bruñida armadura de metal blanco con el símbolo de la realeza Saiyan y una capa que le llegaba a los pies de un también inmaculado color blanco, cogiendo la espada que se encontraba sobre su cama se la colgó del cinto que llevaba a la espalda y su insustituible Scout en una de sus enguantadas manos.

    Salió de su habitación y se dirigió al despacho de su padre con rapidez mientras su capa ondeaba a su paso entre los muchos criados y esclavos que habitaban en el palacio. Con un leve toque de nudillos llamó a la puerta y una estridente voz grave bramódesde el interior de la habitación.

    - Pasa – dio Vegeta por escueta respuesta.

    - Padre – respondió Trunks a su padre a forma de saludo mientras entraba en la habitación.

    - Ya está todo listo – dijo Vegeta mientras levantaba su vista de un legajo de papeles.

    - Estoy esperando tus órdenes.

    - Debes dirigirte a la ciudad de Tomodran y allí asaltar la casa de la familia Son y aniquilarlos a todos sin dejar a nadie con vida. Como ves las órdenes son muy simples.

    Por toda respuesta Trunks asintió con un leve gesto de testa, no se atrevía a rebatir las órdenes de su progenitor, pues Vegeta era conocido en todo el planeta como un hombre con una legendaria ira sin límites y una demencia sanguinaria, el no se quedaba corto en cuanto a su dosis de fría y beligerante arrogancia, pero no hasta los límites de atentar contra los de su propia raza.

    - El comandante Lyell te está esperando en el hangar 5 con un pequeño escuadrón de naves para esta misión, espero que no falles si no pagaras tu la traición de los Son con tu propia vida – dijo Vegeta mirando a su hijo con una mirada acerada en la que se podía ver un matiz de una ira sin límites.

    - De acuerdo padre, no fallaré – dijo Trunks a su padre por toda respuesta.

    Salió del despacho de su padre un tanto aturdido, pero no tenía otra opción más que acatar las órdenes, se dirigió con una fingida rapidez al hangar número 5 donde le estaba esperando el comandante entre un caos de máquinas y papeles.

    - Príncipe Trunks, le estaba esperando, aquí está todo ya preparado para salir.

    - Comandante Lyell – dijo Trunks a forma de saludo con su ya más que conocida frialdad.

    - Tenemos que partir a la ciudad de Tomodran y allí – dijo Lyell, pero no pudo acabar la frase pues fue interrumpido por Trunks.

    - Ya conozco la misión maldito insecto.

    Un silencio incomodo se instaló entre ambos Saiyan, Trunks se dirigió a la mesa donde se encontraba el comandante y este reaccionó instintivamente haciéndose un paso atrás.

    - Entraremos por las ventanas de la casa pero de manera sigilosa y con un par de efectivos en cada ventana para evitar que si oyeran algún ruido sospechoso se prepararan para el ataque,este debe ser repentino y otro par de soldados de refuerzo en las puertas para evitar alguna huida cuando entremos y allí los aniquilaremos mismo – dijo Trunks al comandante sin apartar la vista del plano de la casa de los Son.

    - Una grandiosa estrategia príncipe Trunks, todos los Son, son unos grandiosos guerreros a pesar de ser de clase baja. Ya lo demostró Gokuh en la lucha contra Freezer, pero aún así deben ser aniquilados, son unos traidores a vuestra familia.

    Por toda respuesta Trunks gruñó a la cara del comandante Lyell pues tanta falsa adulación le levantaba dolor de cabeza y le ponía de un terrible mal humor, se dirigió a la nave insignia del escuadrón y antes de subir a ella hizo un gesto con la mano y unos 20 Saiyan se dirigieron a sus puestos y al cabo de 5 minutos partieron del hangar dejando este desierto.

    Surcaron el rosado cielo de Vegetasei durante algo más de una hora y cuando Trunks divisó en el panel de la nave las coordenadas de la ciudad de Tomodran, dio la orden de aterrizar en un pequeño claro que se encontraba cerca de la casa de los susodichos traidores.

    Cuando hubieron aterrizado, Trunks se dirigió a los soldados explicándoles los detalles de la actuación de la misión y partieron hacía la casa de los Son en un completo silencio, al cabo de unos minutos estaban en las inmediaciones de esta e invadieron el territorio que lo rodeaba y colocándose de la manera acordada a un leve toque de mano de Trunks estos entraron en la casa entre un estruendo de gritos y cristales rotos.

    - Quietos todos – dijo Trunks ante los estupefactos miembros de la familia de los Son.

    - ¿Qué es lo que queréis de nosotros? - dijo Gohan.

    - Cállate perro traidor, vengo a aniquilaros. ¿Quién eres tu?

    - Soy Son Gohan, ¡Traidores! ¿Nosotros?

    - ¿Acaso te atreves a cuestionar las órdenes de tu magnánimo rey? - dijo un Trunks cada vez más asqueado ante la insolencia de ese hombre.

    - ¡Sí! - dijo Gohan rotundamente – Tu padre está completamente loco, es un perro, una vergüenza para la raza Saiyan.

    Trunks rió airadamente ante la respuesta de Gohan.

    - ¡Vaya! Si parece que el sucio traidor tiene agallas, pero tus agallas te van a servir de poco, os voy a borrar de la faz del planeta – dijo Trunks sombriamente.

    - Protegeré a mi familia con mi propia sangre.

    - Que así sea.

    Tras su respuesta, del dedo de Trunks salió un haz de luz que fue a parar al cuerpo de una anciana sin esta poder defenderse.

    - Maldito despojo – dijo Gohan temblando de furia mientras miraba el exánime cuerpo de su madre tendido en el suelo sin vida.

    - ¡Que empiece el baile! - bramó Trunks a sus soldados mientras hacia un gesto con la mano para que mataran y destruyeran todo sembrando el terror a su paso.

    - ¡Eres un maldito cobarde al igual que tu padre que se escuda tras sus soldados! ¡Si eres un hombre mídete conmigo! - gritó un Gohan fuera de sí en estado super Saiyan.

    - Estaré encantado – dijo Trunks con un toque de demencia en su mirada.

    Los soldados se adueñaron de la casa y fueron destruyendo y matando a cuantas personas iban viendo.

    En el piso de arriba dos mujeres se encontraban agazapadas junto a una cama, hasta que la más joven de todas escuchó los gritos de su padre abajo y se levantó deshaciéndose del protector abrazo de su madre.

    - ¡Pan! ¿ A donde vas? - dijo una asustada Videl mirando a su única hija.

    - Voy a ayudar a papa, parece que abajo están luchando y algo ha pasado con la abuela Chichi – dijo Pan a su madre apretando los puños que le temblaban de furia.

    - Por favor hija no vayas, tu padre es muy fuerte hija,ya lo sabes y siento el Ki de tu abuelo Gokuh y de tu tío Goten, vienen hacia aquí, entre ellos tres se bastan solos.

    - Mama, ya no soy ninguna niña, tengo 18 años y el deber de toda mujer Saiyan es luchar aunque haga falta morir en el fragor de la batalla.

    - ¡Por favor hija no! - gritó una destrozada Videl mientras temblaba convulsamente por el llanto.

    Pan salió de la habitación al encuentro de los soldados dispuesta a dar su vida si hiciera falta con tal de proteger a su familia.

    El grito de una mujer alertó a varios soldados de que había más personas en la planta de arriba de la casa y se dirigieron hacía allí rápidamente encontrándose con una menuda chica joven que les miraba dementemente sopensándoles.

    - Mirad muchachos aquí tenemos a otra traidora, pero una pequeña traidora, antes de matarla creo que nos divertiremos un rato con ella – dijo el soldado que iba delante de todos ellos a lo que los otros soldados rieron.

    Pan por toda respuesta se dirigió hacía ellos temerariamente y se enfrascó con ellos en una pelea, lazando puñetazos, patadas y haces de luz a diestro y siniestro y a pesar de lo desigual de la batalla, pues eran 3 contra uno, consiguió reducirlos y dejarlos heridos e inconscientes pero aún así había recibido considerable daño, tenía varios dolores por el cuerpo que al cabo de unos días serían unos considerables moratones así como varios cortes y el labio con sangre que se le había secado.

    Bajó las escaleras despacio y camuflando su Ki esperando encontrar más de esos soldados, pero sólo vio un rastro de cadáveres tanto de la gente de su casa como de los soldados y asomó levemente la cabeza al salón donde se encontraba su padre transformado en super Saiyan luchando con un hombre uniformado , armadura y espada a la espada, siguió mirando la estancia y descubrió el cuerpo desmadejado de su abuela Chichi sin vida en el suelo con un agujero en su pecho, en ese momento una ira asesina nubló su mente e invadió todo su cuerpo notando como aumentaba su fuerza y Ki no haciendo nada por ocultarla y cogió el primer objeto contundente que vio a su alrededor y asiéndolo fuertemente en su mano derecha entró como una centella en el salón y colocándose detrás de Trunks lo hizo añicos su cabeza, pero a pesar de ello no consiguió infligirle mucho daño.

    Trunks notó como algo impactaba contra su cabeza y un reguero de sangre caliente empezaba a manar de la herida infligida y dándose la vuelta vio a una muchacha joven coronado todo su cuerpo por el aura dorada del estado super Saiyan.

    - Vaya vaya, que tenemos aquí – dijo Trunks mirando a la chica de arriba a abajo deleitándose, le parecía que era una chica bastante hermosa, era tan alta como él con un cuerpo menudo pero proporcionado y bien formado por el entrenamiento a los que se someten los Saiyan, su largo pelo negro se pegaba a su cara por el sudor y unos enormes orbes oscuros como pozos le miraban insondablemente con una ira que no parecía conocer límites y sus bellas y armónicas facciones parecían esculpidas en piedra debido a la dureza de su expresión, pero lo que realmente excitó a Trunks fue verla en estado super Saiyan, nunca había visto a ninguna mujer Saiyan lograrlo, ni si quiera a Marron o a su hermana pequeña.

    - ¡Huye Pan! - gritó Gohan a su hija.

    Pan no atendía a la voz de su padre, la ira ciega dominaba todo su ser y sólo era capaz de ver a Trunks.

    - ¡Escoria! - grito desde lo más profundo de su garganta y se dirigió a Trunks que lo miraba divertido y le asestó un puñetazo en la burlona cara haciendo que el labio inferior de este empezara a sangrar profusamente.

    Trunks notó como de nuevo la sangre de nuevo manaba pero esta vez de un sitio distinto y dirigió su mano hacía donde sentía la calidez del rojo líquido y escupió en el suelo mientras una mueca burlona se dibujaba en su rostro, se acercó rápidamente a Pan y la cogió del cuello.

    - Maldito cerdo cobarde – dijo voz ahogada Pan y le escupió a la cara.

    Trunks limpió el escupitajo de su cara con una mano enguatada y dándose de nuevo la vuelta hacia Gohan oprimiendo el cuello de su única hija.

    - Creo que hoy me voy a mostrar magnánimo y os voy a perdonar la vida, pero me llevo a esta – dijo señalando a Pan.

    - ¡No! - el grito desgarrador de Videl rasgó la escena.

    - Tendrá su lugar entre las criadas y esclavas de mi palacio, esa va a ser su vida de ahora en adelante, deberíais besarme los pies por mostrarme tan generoso y perdonaros la vida a cambio de vuestra insignificante hija.

    - Déjala libre por favor, mátanos a todos pero déjala a ella libre – dijo una suplicante Videl de rodillas.

    - ¡Estúpida mujer! - dijo Trunks mientras le daba una patada en el estomago haciendo que la mujer se doblara en el suelo sin respiración.

    Pero esta se levanto y siguió insistiendole.

    - Majestad, por favor, tenga piedad de mi hija, tan sólo tiene 18 años, tómeme a mi en su lugar.

    - 18 años, una excelente edad – dijo Trunks volviendo miraba de nuevo a la chica relamiéndose.

    - ¡Es una niña! - gritó Videl desgarradoramente de nuevo.

    - Cállate o la mató delante de vosotros dos, escoria, vergüenza de la raza Saiyan – dijo Trunks fríamente mientras apuntaba a Pan con un haz de luz que salía de su dedo.

    Trunks hizo un gesto con la cabeza a uno de los soldados que quedaban vivos y este maniato a Pan.

    El príncipe Saiyan se dirigió hacía las naves de nuevo ondeando la capa tras él y los soldados le siguieron.

    Pan miró a sus destrozados padres y a su abuelo y su tío que hacían acto de presencia en ese momento y les prometió mentalmente que sobreviviría a cualquier cosa que le hicieran y que vengaría con creces la afrenta que se había afligido a su familia, aún sin saber por que un escuadrón real comandado por el mismísimo príncipe de todos los Saiyan había hecho tamaño despropósito a su familia.

    Continuara ….

    4 – marzo – 2010

    P.D : no me mateis por el capitulo por haber matado a chichi, sorry, sorry, sorry
     
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    pantrunks

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    El sabor de la venganza (Pan x Trunks)
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    Capítulo 2 : Caminos para la venganza

    Trunks llevaba el cuerpo desmayado de la joven Saiyan en los brazos, ya que debido al esfuerzo de haberse transformado en Super Saiyan había perdido el conocimiento. Subió a su nave, dejó el cuerpo en el suelo y despegó, tras lo cual el resto del escuadrón le siguió.
    Los Son veían como su pequeña Pan era llevada en brazos del príncipe Saiyan como prisionera sin que pudieran hacer nada. Cuando vieron que las naves del escuadrón real despegaban, volvieron a la casa a sopesar la situación y ver el número de muertos y desperfectos.
    La casa estaba llena de cuerpo sin vida y enseres familiares.
    Todos se acercaron al cuerpo de Chichi para ver si seguía con vida después del ataque de Trunks y aunque conocían la respuesta de antemano había que cerciorarse.
    Goten se agarró fuertemente al cuerpo sin vida de su madre sollozando fuertemente minetras su cuerpo se convulsionaba por el llanto.
    Todos lloraban silenciosamente al saber que la afable Chichi había fallecido.
    Goten cruzó el salón y se asomó al pasillo que estaba plagado de cuerpos, uno de ellos llamó su atención sobre el resto por su cabello castaño cobrizo, se acercó con miedo y descubrió que era el de su esposa Paresu. Acercó su cara al pecho buscando un latido que ya no existía. No pudiendo soportar más dolor un grito desgarró el aire.
    - ¡Voy a aniquilarlo!. Mi mujer y mi hijo ¡No! - gritó Goten mientras apretaba los puños fuertemente y su cuerpo temblaba por el llanto y la ira que invadían su cuerpo.
    Al oir el grito todos corrieron a ver que le ocurría al hijo menor de Goku. Vieron a Goten convertido en Super Saiyan con los ojos arrasados en lágrimas, pero a pesar de eso había una gran determinación en su mirada.
    - ¡Goten! ¿Qué ocurre? - preguntó Gohan a su hermano menor.

    • ¡Han matado a Paresu y al hijo que esperabamos! - dijo Goten friamente con una ira asesina en su mirada - voy a matarlos uno a uno.
    Gohan se acercó a su hermano y agarrándole del brazo se lo llevó al salón. Él también había perdido a su madre y su hija se hallaba prisionera en manos de ese demonio, pero no dejaba que la ira le invadiera, pues tenía mas que perder que ganar. Le sentó en el sofa y le dejo solo para que se recuperara del shock mientras ayudaba a recoger los desperfectos y preparar los cadáveres para el funeral.

    Goten perdió la noción del tiempo y no supo cuanto tiempo pasó hasta que volvió en sí, se levantó del sofa y vió que la casa estaba limpia y que los cadáveres ya no se encontraban en el suelo. Vió luces en el jardín y se dirigió hacía allí, donde estaban todos congregados en tornos a los cuerpos ya preparados para el funeral sobre altares improvisados y las ropas de batalla de cada uno. Se acercó al cuerpo de su madre y la besó en la ya helada frente.


    • Adiós mama, espero que tengas buen viaje al otro mundo y cuides de Paresu y tu nieto.

    Entonces se acercó al cuerpo de su mujer besándola en los labios y luego bajó su cabeza hacía su vientre, el cual besó tiernamente.


    • Tu padre esta orgullos de tí – dijo Goten a su hijo no nacido con la voz tomada por el llanto.

    Todos se fueros despidiendo de los caídos a su manera.

    Goku por ser el guerrero de mayor edad cogió la tea encendida de manos de su hijo mayor y la acercó a los cuerpos que prendieron en seguida llenandose el aire del aroma dulzón de la muerte, pues los cuerpos de los Saiyan difuntos aparte de ponerles su ropa de batalla, se lavaban y se preparaban con unguentos y afeites especiales para prepararlos para la otra vida.

    Todos se dirigieron al interior de la casa, pues no era lógico el mantenerse esperando a la quema total de los cuerpos, pues tardaría varias horas.


    • Papa ¿ A qué crees que vino ese ataque? No somos ningunos traídores – preguntó Gohan a su padre.

    • Lo se.

    • ¿Entonces?

    • Quizá venga de hace años. De cuando el actual Rey Vegeta y yo eramos jóvenes. Ambos estabamos en el ejército, yo estaba preparando las pruebas para intentan entrar en el cuerpo de élite. Y en algunas misiones el padre de Vegeta me puso al mando y las cumplí satisfactoriamente por lo que fuí distinguido por él. Cuando Vegeta aún no había hecho nada remarcable. Fue en ese preciso instante donde comenzó su rivalidad contra mí. Si no hijo, otra explicación no puede haber.

    • Ya veo – dijo Gohan a su padre mientras miraba a su hermano que se revolvía inquieto en el sofa.

    • Ya se como lo voy a hacer – dijo Goten.

    Todos se miraron con cara de circunstancia.


    • Gracias papa, me has dado la idea para mi venganza.Mañana voy a intentar entrar en el ejército e ire matando a cada uno de los canallas que han hecho esto poco a poco – dijo Goten con una enfermiza determinación en la mirada.

    Al cabo de algo más de una hora, Trunks llegó al hangar nº 5 donde el comandante Lyell le esperaba expectante.


    • Alteza ¿Qué tal la misión que le encomendó su padre? - preguntó el comandante alborozado.

    • Cállate gusano – dijo Trunks friamente sin mirar al militar.

    El comandante supuso que algo había pasado durante la misión por lo que decidió callarse y dejar paso al príncipe de los Saiyan pues no quería ganarse su enemistad pues en cualquier momento podía darle un arranque de locura y provocar su desgracia.

    Trunks llevaba de nuevo el cuerpo de Pan en brazos y sin dirigirse a nadie salió del hangar, recorrió los pasillos del palacio ante la atónita mirada de los criados y esclavos, pues les resultaba casi dantesco la imagen del príncipe Saiyan con una joven mujer de su especie en brazos. Llegó a su habitación y dejó el cuerpo de la joven sobre su gran cama. Se dirigió al despacho de su padre, pero se paro un momento ante la gran puerta cerrada, tenía cierto reparo en entrar, pues había dejado inconclusa la misión que le había sido encomendada por culpa de la aparición de la joven muchachita Saiyan, su conversión en Super Saiyan y el deseo que experimento por ello, apretó los puños y la impotencia invadió su cuerpo haciéndole temblar levemente. Se había metido en una buena y tenía que deshacer el entuerto de alguna manera, con nudillos temblosos llamó a la puerta.


    • Pasa Trunks, se que llevas ahí unos instantes – bramó la grave voz de su padre desde el interior del despacho.

    Trunks se armó de valor y entró en el despacho.


    • Me han dicho que has traído a una joven de nuestra especie a palacio. ¿Acaso piensas tomarla como esclava? - dijo Vegeta duramente.

    • ¿Quién te ha dicho eso?

    • Eso no es de tu incumbencia.

    • Ha sido ese estúpido de Lyell ¿Verdad?.

    Vegeta miró a su hijo sin decir palabra.


    • ¡Ha sido ese insecto! - bramó Trunks con rabia – Le voy a matar. Le voy a matar con mis propias manos mejor. El no es nadie para meterse en mis asuntos.

    • ¡Cállate estúpido! ¡Aquí el que da las órdenes soy yo! - dijo Vegeta abofeteando a su hijo.

    Trunks volvió a recuperar la compostura.


    • ¿Y bien? - preguntó Vegeta.

    • ¡Y bien! ¿Qué? - dijo Trunks nerviosamente.

    Pues el momento de la verdad había llegado, pero no se atrevía a hablar abiertamente, pues en cierto modo temía la ira de su padre. ¿Quién en ese planeta no lo hacía?. Quizá la familia de su prisionera.


    • No te hagas el tonto Trunks, sabes muy bien de que hablo – dijo Vegeta suspicazmente acercándose a su heredero.

    • La misión no salió como estaba acordado, opusieron una feroz resistencia los muy bribones y no estaban todos en la casa, pero aún así conseguimos acabar con la mayoría de ellos – dijo Trunks con voz monótona.

    • ¿¡Quién eres tú para cuestionar las órdenes que te doy!?. Todo esto tiene que ver con la chica que has traído a palacio ¿Verdad? - dijo Vegeta acercándose peligrosamente a su hijo.

    Trunks respondió por inercia, pues parecía que su padre lo adivinaba todo.


    • Si.

    • Apuesto a que la chica es hermosa, la viste combatir y te excitaste – dijo Vegeta cogiendo a Trunks del cuello fuertemente y tirándole de la cola que llevaba enroscada alrededor de la cintura – Eres peor que nuestros antepasados de hace miles de años que no se controlaban – finalizó Vegeta arrancado la cola del cuerpo de su hijo mientras este con la cara asombrada y colorada por el agarre ahogaba un grito.

    Trunks acertó a agarrar una muñeca de su padre con todas sus fuerzas y le obligó a soltarle. Intento recomponerse como pudo mientras miraba con rabia la cola que le acababa de arrancar su padre. Con ello se conseguía que el deseo sexual se volviera prácticamente nulo, aunque por otra parte los poderes disminuían un poco.


    • Y casi podría jurar por mi vida que has dejado con vida a los más fuertes – escupió Vegeta – Espero que a la próxima prepares bien la misión y acabes con ellos. Haz lo que quieras con la chica, tómala como esclava, acuéstate con ella, mátala, repudia a Marron y únete a ella. Pero como vuelvas a fallar va a pasar a formar parte de mi servicio y le voy a hacer cualquier cosa a esa perra traidora. Aprovecha esta oportunidad, pues a la próxima no me mostraré tan generoso. Me has cogido en un buen día.

    • Gracias padre.

    • Ahora lárgate si no quieres que cambie de opinión y te aniquile aquí mismo.

    Trunks recobró la confianza en si mismo y recogiendo su cola del suelo la tiró a la papelera del despacho de su padre, ya le volvería a crecer al cabo de los meses. Salió de allí sin mirar a su padre y se dirigió a su cuarto con paso rápido y seguro.

    Pan se despertó y vio que se encontraba en una enorme habitación que no de su casa y extrañándose
    cayó en la cuenta del ataque a su familia y de que había caído prisionera en manos de ese caprichoso y endemoniado príncipe Saiyan. Salió de la cama como si las sábanas contuvieran veneno y miró la habitación intentando vislumbrar una salida inútilmente, por lo que se acercó a la puerta e intento forcejear, pero se hallaba cerrada con llave, al cabo de varios intentos notó como la puerta cedía apareciendo en el umbral su captor.


    • Vaya, vaya, si la pequeña traidora salvaje ha despertado – dijo Trunks con sorna.

    • ¡Cállate maldito!. Vales menos que un excremento de dinosaurio – respondió Pan de mala gana mientras se cruzaba de brazos.

    A Trunks le divirtió la viperina lengua de la joven Saiyan, por lo que se acercó a ella lentamente situándose tras ella.


    • Vas a ser mi criada personal. Me diviertes, te has salvado de ser esclava – dijo Trunks al oído de la joven mientras pasaba suavemente sus manos por sus brazos, le parecía una sensación electrizante.

    Pan se deshizo del agarre del Saiyan y le encaró mirándole directamente a los ojos.


    • Vaya honor me esta haciendo el señor príncipe consentido – dijo Pan burlonamente.

    • Un favor enorme.

    Pan sonrió con suficiencia y escupió a Trunks a la cara.

    Este se limpió con el dorso de su mano enguantada y le devolvió la sonrisa a su flamante prisionera mientras la agarraba fuertemente de un brazo.


    • Hay que llevarte ante el Ama para que intente domarte, pequeña fierecilla – dijo Trunks casi en un gemido.

    Trunks se acercó a la joven y la miró de arriba a abajo con detenimiento. Tenía las ropas raídas en algunos lugares y la recordó en estado Super Saiyan por lo que se acercó a su cuello oliéndoselo, cosa que lo excitó sobremanera, pues aunque su padre le había arrancado la cola no había erradicado su deseo.

    Pan se dio cuenta de la sensación que creaba en el príncipe Saiyan y supo como vengarse de todo, haciendo que se enamorara de ella para tenerle en sus garras. Se fijó en él y le pareció sumamente atractivo a pesar de su inusual aspecto. No era muy alto pero tenía un cuerpo bien definido, su pelo era de color lila que caía sobre sus hombros lacio, de tez clara, bellas facciones y unos grandes y chispeante ojos celestes. También le gustaba su descaro. Pero prometió no caer en sus propio juego.

    Trunks la agarró del brazo fuertemente y la llevó por los pasillos ante el Ama.


    • Alteza – dijo el Ama con una profunda reverencia.

    • Aquí le dejo a esta fierecilla a ver que puede hacer con ella – dijo Trunks soltando a la chica y empujándola ante el Ama.

    • Pronto trabajara como la que más, ya lo vera alteza.

    • Pero no seas demasiado dura con ella Ama, va a ser mi criada personal.

    • Descuide Alteza.

    • La quiero preparada para la cena.

    • Así se hará.

    Trunks desapareció de la vista de Pan y la dejó sola en compañía de ese extraño ser de aspecto severo. Con alguna suerte el Ama era alguna clase de ser de estatura baja, gruesa,con triple papada y piel viscosa de color azul marino, unos pequeños ojos negros como bolas adornaban su rostro, carecía de nariz y unos torcidos labios viscosos eran adornados por dos hileras de dientes en forma de sierra. Iba ataviada con un delantal de un blanco inmaculado con volantes. A pesar de lo asqueroso de su aspecto, era un ser que imponía respeto.


    • Mocosa, por ser su criada personal no te creas nadie especial – dijo el ser ásperamente mientras le daba empellones para que andara - No eres más que su juguete nuevo, un divertimento pasajero, no puedes compararte con la señorita Marron, la futura reina de Vegetasei.

    Pan por toda respuesta le sonrió socarronamente.


    • Cuando te hablo debes contestarme – dijo el Ama dando una colleja en la nuca a la joven Saiyan.

    • Si señora Ama – dijo Pan monótonamente.

    • Eso me gusta más, aprendes rápido – dijo el Ama ufana.

    Pan volvió a callar y miró al ser maléficamente.

    Esta al ver la maldad que emanaban sus pétreos ojos negros sintió un escalofrió recorres su cuerpo.
    Esa chica no era como las otras, le iba a dar problemas, se veía que era profundamente altiva y obstinada, como todos los de esa raza. Apartando esos pensamientos de su cabeza volvió a empujar a la joven que se dejó conducir mansamente.


    • Esta va a ser tu nueva casa – dijo el Ama empujando a Pan al interior de una habitación – ahí encima tienes tu uniforme, dentro de un rato vendré por ti y más vale que estés lista.

    Tras Pan se cerró la desvencijada puerta con un agonizante chirrido. Le pareció un habitáculo sombrío y deprimente, era de reducidas dimensiones, con dos destartalados camastros, un par de sillas, un par de percheros, una pequeña ventana y una solitaria bombilla en el techo era toda la decoración de la habitación. Así como también una puerta que supuso que conducía al cuarto de baño pero que no quiso abrir por temor a ver que había en el otro lado, pues el baño debía ser aún más desangelado que la habitación. Aún así no lamento su suerte, podría haber salido peor parada, podría haber muerto o haber acabado como esclava. Fijándose en el aspecto de la habitación pasó por alto que no estaba sola. En aquel horrible lugar había una criatura de otra galaxia sentada sobre una cama. Su piel era de color rosa con manchas negras, de cuerpo esbelto y bello rostro como el de un Saiyan, pero en vez de pelo, en su cabeza crecía una especie de cola que le caía hasta la mitad de la espalda.

    El ser en cuestión se levantó del camastro y se dirigió a Pan con la mano tendida mientras le sonreía cálidamente.


    • Me llamo Sybelle. Vamos a ser compañeras.

    Pan la miró altaneramente sin responderle.


    • Vaya, parece que tenemos aquí una chica difícil – volvió a decir el ser extraterrestre sin perder la sonrisa.

    • Me llamo Pan – dijo la joven Saiyan secamente.

    • Encantada Pan. Veo que eres de su raza – dijo señalando la cola que llevaba enroscada entorno a su cintura - ¿Cómo has venido a parar aquí?

    Pan la miró con suspicacia.


    • Puedes fiarte. A mi Vegeta me raptó tras masacrar a mi pueblo y me trajo aquí. Fui esclava durante años, pero una vez la princesa Bra mientras paseaba por el jardín me vio y me liberó tomándome a su servicio.

    • ¿Ese demonio tiene una hermana?

    • Si. Y no tiene nada que ver con él. Es una chica dulce y considerada, aunque también tiene su carácter, pero no tan colérico y enfermizo como el de su padre. Yo te he contado ya mi historia – dijo Sybelle sonriendo de nuevo.

    • Ese loco del demonio irrumpió en mi casa acusándonos de traición. Él y sus hombres mataron a mi abuela y mas Saiyan, yo me enfrenté a él y me raptó a cambio de perdonarles la vida a mis padres, tío y abuelo.

    • Pobre muchachita – dijo Sybelle intentando abrazar a Pan.

    • No soy ninguna pobre muchachita. Provengo de la raza más poderosa del universo – dijo Pan altivamente mientras esquivaba el abrazo de Sybelle.

    El ser rosa desistió del intento de entablar amistad con la joven Saiyan. Todos los de esa raza eran iguales en su mayoría. Se acercó a una de las sillas de la que cogió un bulto de color naranja que le tendió a Pan.


    • Aquí tienes tu uniforme. Puedes cambiarte en el cuarto de baño – dijo señalando con la cabeza la puerta cerrada.

    Pan miró con desaprensión y rictus de asco la puerta, pero hizo de tripas corazón y se dirigió al baño. Al cabo de un rato salió y como temía era un lugar infecto. Se tumbó sobre la cama mirando el techo en silencio hasta que al rato apareció de nuevo el Ama.


    • Vamos gandul, es hora de trabajar. El príncipe te reclama en el Salón Imperial – dijo el Ama a Pan.

    Pan se puso en pie en silencio y salió de la habitación dejándose guiar por el Ama que soltaba a cada instante una maldición. Quiso cerrarle la boca de un puñetazo, o mejor aún, tirarle una Genkidama y matarla, pero si no su plan se iría al traste, por lo que obedeció mansamente. Al cabo de un rato de pasar entre laberínticos pasillo llegó al Salón Imperial.

    Que era una enorme sala desprovista de toda decoración salvo la mesa, la silla y alguna planta, pero no por ello menos magnificente. Y en ella se encontraba el príncipe Saiyan que la miraba socarronamente.


    • ¡Oh! Aquí esta mi magnifica criada Saiyan – dijo Trunks con fingida afectación.

    Pan gruñó para sus adentros mientras le miraba con dureza.

    Trunks notó con la frialdad que le miraba la joven Saiyan. Se fijó en lo bien que le quedaba el uniforme del servicio. Era de un color naranja tornasolado. El pantalón bombacho se pegaba a su torneadas piernas y el top cruzado dejaba al descubierto sus brazos y su abdomen con la piel tirante como un tambor. El conjunto estaba rematado por unas graciosas chinelas negras de fieltro y unas pulseras doradas. La encontraba sumamente arrebatadora y eso sumado a la sonrisa de desprecio dibujada en su rostro, hizo que aumentara su deseo por ella.

    Marron entro en el Salón Imperial siendo anunciada con gran boato.


    • La futura reina de los Saiyan hace su aparición – grito otro sirviente extraterrestre.

    Trunks ante el anuncio se levantó de la silla y se acercó a su prometida y la miró seductoramente para luego besarla apasionadamente volcando en ella todo el deseo que sentía por la pequeña de los Son y cogiéndola de la mano la llevó hasta su silla.

    La joven se sentó en la silla grácilmente.


    • Te voy a enseñar mi nueva adquisición – dijo Trunks a Marron ufanamente.

    Trunks chasqueó los dedos, pero Pan no atendió a su llamada.


    • Pequeña salvaje, ven para que mi futura esposa te vea.

    Pan se acercó a la silla de Trunks sin mirarle.


    • No soy ninguna mercancía para que chasquees los dedos de esa manera. Tengo un nombre – dijo Pan fríamente.

    • Eres mi criada personal. Harás lo que te diga – dijo Trunks mirando a Pan intensamente por su insolencia.

    • ¿Con que esta es la criada Saiyan de la que hablaban todos? - dijo Marron con desdén antes el carácter de la joven Son.

    Pan no pudo reprimir el mirar a la que iba a ser la reina de la raza más poderosa del universo. Era una mujer esbelta que iba ataviada con una túnica de color rosa pálido. Tenía una piel clara y de aspecto suave, un rostro fino de facciones suave, unos grandes y hermosos ojos azules, pero lo más espectacular era su brillante y larga melena como oro fundido. Era una mujer hermosa sí y exquisita, pero de aspecto delicado. Una damita. No concebía como un demonio como aquel fuera a tomar por esposa a una mujer como esa.

    La cena transcurrió sin mayores problemas salvo las asesinas miradas que dirigía Pan a Trunks.

    Marron no pasó por alto las miradas de velado deseo que dirigía Trunks a la joven Saiyan. Era una chica hermosa, obstinada, altiva y colérica, capaz de plantar cara a su prometido. También apuntaba tener una fuerza prodigiosa. De repente sintió celos de ella y vio peligrar su posición como futura reina de los Saiyan. No era más bella que ella, eso era casi imposible, estaba claro a ojos vistas, pues su belleza era proverbial y venerada por los hombres de su raza allá donde fuera. Pero esa chica era el ejemplo de la mujer Saiyan ideal. Pues Trunks podía repudiarla y tomar como amante a esa insidiosa joven. Ya encontraría alguna manera de hacerla desaparecer y hasta entonces el hacerle la vida imposible. No iba a permitir que nadie compitiera con ella por los favores de su prometido y para ello se valdría de cualquier argucia.
     
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