Saint Seiya El regalo

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 16 Junio 2022.

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    Arkannos

    Arkannos Iniciado

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    Escritora
    Título:
    El regalo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2188
    Los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

    Aclaración: Aquí los niños de bronce tienen las siguientes edades; Seiya y Shun 17, Shiryu y Hyoga 18 -el pato apenas los está cumpliendo- e Ikki tiene 19.

    En esta historia, la lógica se fue por la ventana xD

    El regalo
    El cumpleaños de Hyoga seria en una semana y pesar de que lo conocían desde hace cuatro años no sabían que regalarle. El ruso jamás demostraba emoción alguna cuando veía un animal, una serie o ropa ¡Era imposible saber sus gustos!

    Lo único que tenían bien claro es que era orgulloso, arrogante, le gustaba leer la biblia y odiaba con cada partícula de su ser el helado.

    Vivir por años en Siberia dejaba secuelas bastante graves.

    —Ya me cansé… —se quejó Seiya por enésima vez en el día, se dejó caer derrotado en la primera banca que encontró. Shiryu y Shun se sentaron a su lado —Es más fácil regalarle algo al malgeniudo de Ikki. —con un gesto de su cabeza señalo al peliazul que se encontraba frente a una tienda de ropa masculina. La mayoría de prendas tenían aires rockeros. Muy al estilo de Ikki.

    Se la habían pasado de arriba abajo en el centro comercial sin encontrar nada para obsequiarle. Habían entrado a tantos locales buscando algo para su amigo, pero en lugar de comprarle algo terminaron comprándose para ellos mismos. Cada uno cargaba tres bolsas, excepto Ikki que traía siete, con el paso del tiempo descubrieron que el Fénix era un comprador compulsivo.

    —No podría estar más de acuerdo contigo. —respondió Shun, apartándose el mechón de la frente. Ya le dolían los pies y lo único que quería era irse de ahí antes de su hermano se gastara lo del pasaje.

    Desde temprano habían dejado la Mansión Kido para ir al centro de la ciudad. Ya casi eran las seis de la tarde y no tenían más ánimos de caminar, solamente querían tomar el metro y llegar directo y sin escalas al lugar que ahora llamaban hogar.

    —¿Qué le puedes regalar a alguien que no hace más que mirarte como si te fuera a matar cuando le haces una broma? —murmuro el castaño, cruzándose de brazos.

    —Sabes muy bien que a veces si te mereces esas miradas. —Shiryu hablo con voz tranquila.

    —A mi me sorprende que Hyoga tenga tanta paciencia para no torcerte el maldito pescuezo. —replico Ikki con una sonrisa burlona en su rostro al escuchar parte de la conversación —Si yo fuera él lo haría. —con brusquedad empujo al japones, ganando una mirada de fastidio.

    —Tu cállate Ikki, que no me tienes muy feliz. —dijo —No nos has ayudado nada en buscarle algo ¡Te la has pasado comprando cuanta cosa se te pone enfrente! —exclamo, moviendo sus manos.

    —Ya les dije que podían regalarle. —Ikki frunció el ceño, un poquito molesto por la acusación del Pegaso.

    —Hermano, no creo que sea muy buena idea sacar a la madre de Hyoga del fondo del mar. —Shun arrugo graciosamente la nariz —¿Qué le dirías? —pregunto con un tonito sarcástico —¡Feliz cumpleaños, Pato! ¡Ten, aquí esta tu madre! —tomo a Seiya de los hombros y le dio un ligero empujón, haciendo que chocara con el hombro del peliazul.

    —Tampoco sería así, Shun. —negó suavemente con la cabeza —Tendría la decencia de meter el cuerpo de la señora en una caja de muerto, nada más le pongo un bonito moño gigante y ya, se la doy. —se encogió de hombros, indiferente.

    —Tienes una forma tan particular de decir las cosas más siniestras con una naturalidad que me hace pensar dos veces si es saludable seguir a tu lado. —Shiryu negó con la cabeza —Pero bueno, ya basta… —se puso de pie, cargando sus bolsas —Ya que no encontramos nada es mejor irnos, no quiero que oscurezca más y estemos aquí más tiempo.

    —¿Qué pasa Shiryu? ¿Acaso temes que nos asalten? —pregunto Seiya divertido. Shun e Ikki se levantaron, siguiendo los pasos del pelinegro.

    —Para nada, es solo que prefiero mantener a Ikki alejado de la sociedad. Es una amenaza para la raza humana.

    Y antes de que el mencionado le contestara, camino rumbo a las escaleras eléctricas dejándolo con la palabra en la boca.

    —X—​

    Encontrar a Milo de Escorpión sentado frente a la chimenea fue una verdadera sorpresa para los Santos Divinos, y el saber que no iba solo fue mucho más grande.

    También Camus de Acuario se encontraba en la mansión. El francés había salido con su alumno a conocer los alrededores y de paso a platicar lo que había acontecido en ese tiempo que no se veían, a pesar de que todos los lunes se enviaban cartas.

    Camuchis quiso venir por el cumpleaños del Pato. Athena permitió que ambos saliéramos del Santuario. —les informo Milo, antes de llevarse el vaso de sake a los labios —Mmm… Prefiero el tequila. —haciendo una mueca deposito el vaso en la mesa —¿De dónde vienen ustedes? —pregunto, mirándolos con atención.

    —De la calle. —murmuro Ikki rodando los ojos con molestia, Milo prefirió ignorarlo.

    —Del centro comercial. —respondió Seiya —Fuimos a buscarle un regalo a Hyoga.

    —¡¿Le van a regalar todo eso?! —abrió los ojos, asombrado por la cantidad de bolsas.

    —No. —negó Shun con la cabeza, sus cabellos se movieron al compás de sus movimientos —Son nuestros. No encontramos nada para obsequiarle.

    —Corrección, no supimos comprarle algo que pueda gustarle. —hablo Shiryu, suspirando con desgano.

    Milo ladeo el rostro, cruzo su pierna, apoyo el codo y cabeza se apoyo en su mano derecha, acaricio con el dedo índice su mentón, con aires pensativos.

    —Al parecer, Olaf hizo un buen trabajo… —murmuro en voz baja —Yo recuerdo que el Patito era muy transparente y sentimental.

    —Naa… —el japones chasqueo la lengua —Desde que lo conozco siempre ha sido muy reservado, jamás dice que le gusta… Ni Shun que es su super amiguis sabe que estación del año prefiere.

    —Lo que pasa es que no son muy observadores. —una sonrisa lobuna apareció en su cara —Además, para su bendita suerte estoy aquí, y yo sé que regalarles a tipos como Hyoga y Camus…

    El tono en que lo dijo y el cómo sonrió no auguraba nada bueno.

    Nada bueno.

    —X—​

    —Seiya… Esto no está bien. —intento, en vano, convencerlo Shun de dejar esa loca idea. Seiya cerró la puerta de la habitación de Hyoga con suavidad.

    —Ya está hecho, Shun, ya no hay vuelta atrás. —respondió con cansancio el castaño. Ya le habían cansado con lo mismo —Ya vamos a donde está el Psyduck antes de que venga a buscarnos. —dijo, utilizando el apodo que recientemente se le había otorgado a Hyoga.

    —Seiya… Shun tiene razón, aun estas a tiempo de cancelarlo… —le secundo Shiryu al peliverde —Dile que se vaya…

    —No hare tal cosa. —se irguió con determinación, dando por terminada esa conversación.

    —¡Ikki! Hermano, dile algo. —rogó el menor, el Fénix era su única esperanza para hacer entrar en razón al cabezota de Seiya.

    —Na… —chasqueo la lengua, se cruzó de brazos y sonrió burlón —No es mi pellejo el que está en juego. Tu hazlo Seiya, cuentas con mi bendición para ello.

    Y esa esperanza se fue directo al carajo.

    —X—​

    Ese 23 de enero pasaría a la historia. Ikki se encargaría de que a nadie se le olvidara.

    Incluso vería la manera de que Shion le permitiera escribir sobre ello y guardarlo en la biblioteca del Santuario para que las futuras generaciones supieran como fue que, al Asesino de Dioses, el temido Santo de Pegaso, le congelaron las pelotas, literalmente.

    Y lo escribiría, en cuanto controlara el maldito ataque de risa del que era víctima.

    Se prometió jamás olvidar la cara del Cisne cuando abrió la puerta que daba a su habitación y al ver lo que le esperaba en la cama la cerrara de golpe, para darse la vuelta y sin darle tiempo de reacción a Seiya lo pateara directamente en las bolas.

    Ninguno se imaginaba que el ruso crearía un calzón de hielo.

    Shun intentaba convencer a Hyoga para que tuviera compasión por el pobre japones que yacía de rodillas ante él.

    Seiya soltaba alaridos de dolor, arañando con fuerza el pedazo de hielo que ahora fungía como calzón. El hielo le envolvía como una prenda más en su entrepierna. Sentía a la perfección como el hielo llegaba hasta su sexo, clavándose como finas agujas por su miembro, testículos e incluso en cierta zona donde no le llegaba ni el sol.

    Quería rogarle a Hyoga que le perdonara, que deshiciera su calzón hecho de hielo, pero no encontraba su propia voz ni coordinaba sus pensamientos. No hacía más que gemir como animal. Shiryu intentaba darle un poco de alivio envolviéndolo con su cosmos, pero no servía de nada.

    Decir "Te lo dije Seiya" ya no era una opción para el Dragón y Andrómeda. Ahora solo les quedaba pedir algo de clemencia al ruso para que cesara la tortura al pobre Pegaso.

    Aunque en el fondo sabían que se lo merecía, por burro e ignorar sus advertencias.

    —Hyoga… por favor… ten piedad… —el rubio miro con indiferencia al peliverde y negó. Ikki dejo de carcajearse, pero la sonrisa burlona no abandono su rostro.

    —No, no lo haré Shun… ¡Y agradece que no se lo hice a ustedes también! —grito, furioso —De no ser porque él dijo que era solo de parte suya —señalo al castaño —ustedes estarían corriendo la misma suerte. Para que aprenda que dar ese tipo de regalitos trae consecuencias ¡¿Cómo diablos se le ocurrió que pasar la noche con dos preciosas hetairas sería un buen regalo?!

    Los tres, Shiryu, Ikki y Shun se mordieron la lengua para no decirle que el de la idea era de Milo, aunque el idiota había sido Seiya por ejecutarla. No tenían ánimos de echarse al octavo guardián encima, ese hombre era demasiado rencoroso y sus venganzas eran dolorosas.

    En cambio, Seiya… Seiya era simplemente Seiya.

    Al ver que ninguno respondía se dio la vuelta y abrió la puerta, adentrándose a su habitación.

    —Hasta mañana, gracias por la fiesta… —les dijo con seriedad.

    —Dile a las mujeres que salgan. —dijo Fénix antes de que cerrara por completo, tosiendo un poco —Las llevare a una habitación para mañana enviarlas de nuevo al Santuario.

    —¿Y quién dijo que ellas saldrán de aquí? —pregunto fingiendo inocencia. Los tres voltearon a verle con los ojos bien abiertos, incluido el pobre de Seiya —Son mi regalo y como tal, lo disfrutare. —les guiño el ojo de manera picara.

    —Pero… creí que tu… no querías ese regalo… —farfullo Shiryu, perplejo.

    —Voy a tomarlo —le interrumpió el rubio —, pero me ofende muchísimo este detalle, no lo olviden… —y con delicadeza cerró la puerta.

    Lo que escucharon después, fue las risas de las mujeres y del mismo Hyoga.

    —Tan religioso que es… —chasqueo la lengua —¿Quién lo viera? Pero bueno… —Ikki dio un aplauso —Aquí ya no hay nada que hacer, así que…

    —¡Así que nada hermano! —le detuvo Shun, al ver que se daba la vuelta para emprender la huida —Por si no lo recuerdas, tú le diste tu apoyo y la bendición a Seiya en esta tontería, así que hazte cargo. —señalo al castaño, que se había hecho un ovillo en el suelo. En ningún momento el Pegaso había dejado de arañar el hielo. Sus dedos ya lucían rojos por el contacto con la fría superficie.

    —Shun, yo…

    —¡Shun nada! Hazte cargo, ya me voy a dormir… —sin esperar un minuto más, emprendió el camino a su cuarto sin voltear atrás.

    —Shiryu… —el Dragón negó suavemente con la cabeza e hizo lo mismo que Andrómeda.

    En cuanto el cosmos del pelinegro abandono a Seiya, este empezó a lloriquear más alto.

    —¡AHG! —sollozo.

    —Cierra la boca Seiya. —Ikki rodo los ojos y con rudeza asió la muñeca del castaño, comenzó arrastrarlo como si fuera un costal en dirección a su propia habitación —Intentare derretir ese hielo con mi cosmos. —le informo —Si no se deshace tendrás que esperar hasta que Hyoga se desocupe, porque ni creas que te llevare al volcán Kanon... —Seiya soltó nuevamente un gemido —Allí se te descongelarían los huevos, pero me queda muy lejos.

    Su carcajada burlona y los lloriqueos de Seiya resonaron por el pasillo, hasta perderse en la oscuridad de la noche.

    —Fin—
    Hetairas; Las heteras eran cortesanas o prostitutas con alto nivel cultural que no ofrecían solamente servicios sexuales, sino compañía, así que podían elegir si daban placer o no (Info sacada de Google).

    Psyduck: Es un personaje de Pokémon :) Me pareció gracioso xD

    Camuchis/ Olaf: Son un par de los muchos apodos que suelo utilizar para Camus *_*

    Hice un par de referencias a una peli muy famosa y a cierto meme, espero no les moleste xD ¡Perdón si el final quedo muy flojo!

    No suelo escribir mucho sobre los cinco de bronce ya que amo mas a los santos de oro :3 Así que hacer este oneshot fue todo un reto ¡espero les guste y me dejen sus opiniones!

    SafiroBipolar
     
    Última edición: 16 Junio 2022
    • Gracioso Gracioso x 1
  2.  
    luigipadovano

    luigipadovano Iniciado

    Géminis
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    42
    Pluma de
    Me gusto mucho, es un fanfic muy gracioso y supiste escribirlo de manera que es convincente, lo cual lo hace aun mejor
     
    • Adorable Adorable x 1

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