El Príncipe Arcoiris

El Príncipe Arcoiris​

Hace mucho, mucho tiempo, existió una bella ciudad de animados colores y desbordantes sonrisas. Su nombre era Rainbow's City, aunque era más conocida como la Ciudad de los Milagros. El secreto que hay bajo ese nombre es porque en ella se reúnen personas con bellos deseos y todo tipo de sueños. Todos y cada uno de ellos eran diferentes, algunos muy brillantes y otros algo apagadas, como luces de colores que adornan el cielo nocturno, casi como un milagro.
No obstante, la verdadera peculiaridad de la ciudad es que poseían unas fuentes muy especiales capaces de bañar toda la ciudad de sentimientos a través de sus colores, “Las 7 Fuentes Milagrosas.”
Todo el mundo era feliz, todos menos uno.
En la colina más alta de la ciudad vivía un príncipe solitario, depresivo, gruñón y que lo quería todo para él. Su egoísmo lo llevó a estar solo, sin sirvientes, sin amigos y sin sus padres que ya habían fallecido. Y eso no era lo único. Al cabo de los años se volvió un ser inexpresivo; ya no era capaz de mostrar felicidad, amor... ni ningún otro sentimiento positivo. El príncipe Colorless se encontraba solo.​

Sin embargo, un día se planteó cómo obtener esas sensaciones alegres que poseían los ciudadanos. Pensó, pensó y pensó hasta que se le ocurrió una gran idea.
—Sí la fuente es lo que le da sentimientos y colores a la ciudad, ¡lo único que tengo que hacer es robarlos! —pensó.​

Entonces un día se infiltró en el centro de la ciudad y robó los 7 colores: el rojo apasionado, el naranja animado, el amarillo brillante, el verde tranquilo, el azul de la paz, el añil de la sabiduría y el violeta amistoso.
El príncipe Colorless experimentó un sinfín de sensaciones que desconocía totalmente; su tristeza se convirtió en felicidad.
No obstante aquello fue un error fatal. Tan pronto como él les arrebató el color, la ciudad se pintaba de un monótono gris. A gente lloraba, o trabajaba, se peleaban entre ellos e incluso se herían.
Colorless no se daba cuenta de ello; la felicidad le inundaba. Sin embargo, por muy feliz que se sintiera, por muchas risas que hubiera, un vacío rodeaba todo su ser.
—¿Por qué aún me siento tan vacío? —preguntó Colorless a los colores.
—Porque estás solo —contestó el color rojo.
—¿Solo?
—Sí, solo —repitió el color naranja.
—¿Pero por qué? ¡Si ya lo tengo todo: dinero, un castillo, sentimientos...! ¿Qué más?
—La felicidad no se puede conseguir con objetos materiales —replicó el color amarillo.
—Ningún sentimiento es verdadero para ti —dijo el color verde—. Esto es una mera ilusión tuya; crees que lo sientes pero en realidad no sientes nada. Solamente egoísmo.
—¿Entonces que puedo hacer para conseguir esos sentimientos? —preguntó.
—Lo que necesitas es compañía —contestó el color azul—. Sin compañía no puedes compartir, disfrutar, amar... Lo único que te aguarda con ello es la soledad y la agonía.
—Además, nadie puede vivir solo el resto de su vida. Ve con la gente del pueblo —sugirió el añil.
—¡Pero no puedo! Después de lo que he hecho todo el mundo me odia.
—No existe el odio eterno, Colorless —le animó el color violeta—. Si de verdad estás arrepentido, los ciudadanos te perdonarán.
Colorless, llorando por primera vez en su vida, se arrepintió de sus actos egoístas. Entonces lo decidió. Volvió a Rainbow's City y devolvió los colores a sus respectivas fuentes. Las fuentes inmediatamente empezaron a funcionar y la ciudad volvió a la normalidad. No obstante, Colorless volvió a ser aquel príncipe
solitario e inexpresivo de antes.
Pero de repente, el agua de las fuentes lo rodearon completamente en una esfera de agua multicolor. Lo siguiente que ocurrió fue que escuchó una melodiosa voz.
—Las lágrimas que derramaste son prueba de tu soledad. En compensación y agradecimiento, ésta es tu recompensa.
Siete lágrimas del mismo color que las fuentes aparecieron y entraron en su interior, proporcionándole lo que más añoraba: sentimientos.
Desde entonces, Colorless vio el mundo con otros ojos, se disculpó con toda la gente de la ciudad, en lo que ellos lo aceptaron con los brazos abiertos y fue feliz para siempre.
Desde aquel día, fue conocido como el Príncipe Arcoiris.​

Fin​