Saint Seiya El nuevo caídas locas

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 24 Mayo 2022.

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    Arkannos

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    Escritora
    Título:
    El nuevo caídas locas
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1857
    Basado en un hecho real, porque me pasó a mí Editado después de casi seis años de salir a la luz :) cambie el final, espero les guste.

    No yaoi, personajes ooc, expresiones vulgares y posibles horrores de ortografía :(



    El "Nuevo" Caídas Locas

    Hecho ocurrido; Lunes 22 de Agosto 2016

    "¡¿Qué haces ahí?! ¡Levántate, no seas dramática!"- filósofa Esme, mi sabía madre.

    ¿Cuál es el sueño de todo santo de Athena? ¡Tener un elevador! ¿Para qué? Pues para no subir esas malditas escaleras.

    Athena, más conocida como Saori "la tacaña" Kido, decidió poner fin a las protestas de sus santos, en especial de los dorados. Y para que dejaran de estar "fregando" les compro una hermosa cuatrimoto.

    ¿Qué es una cuatrimoto? Pues es una moto con cuatro llantas, todo terreno, veloz como el viento y no sé cuántas cosas más.

    ¿Qué esperaban?

    Yo no sé mucho de las "cuatris" Así que no esperen que les relate como son, su velocidad y cómo funcionan.

    Total, los santos dorados terminaron complacidos con su obsequio y Saori había logrado su principal objetivo; que se olvidaran del elevador.

    Ya que para la Oh Diosa era más barato la "cuatri" que mandar a cambiar todo su Santuario y poner un mendigo elevador para comodidad de sus santos.

    Pero había un pequeño, que digo pequeño, pequeñísimo problemita ¡Nada más era una cuatrimoto!

    ¡Una! Y ¿Cuántos santos eran contando a Shion? ¡Catorce! ¡Catorce!

    Pero dada la tacañería de la Oh Diosa, no compro las trece restantes y decidió que la compartirían por horarios. A ninguno le agradaba la idea, así que decidió que la utilizarían por días y por orden zodiacal.

    Esa resolución enfureció a los últimos Santos, pero a Saori le valió madres y su orden fue acatada.

    El primer día le tocó al primer signo; Aries.

    —Mu, debes acelerarle ¡Sí! con el… ¡Ese no! —se jalo los rubios y lacios cabellos —¡Le estas frenando, idiota! —ordenaba el santo de Virgo, Shaka.

    Para que el nuevo "juguete" de los Dorados fuese disfrutado por todos, decidieron que se subirían dos, en lugar de uno. Y de acuerdo a quien era su mejor amigo.

    Cosa que a Aldebarán, molesto.

    —¡Yo soy el mejor amigo de Mu! —grito furioso el Toro dorado.

    —¡Y yo casi su padre! ¡No es justo! —grito el peliverde en brazos de Dohko.

    —Cálmate, Shion... Yo si te dejare subir conmigo. —le consoló.

    —¡Pero yo quería a mi niño! —el viejo Maestro puso los ojos en blanco.

    —¡Y yo soy su mejor amigo! —volvió a la carga el segundo guardián.

    —Sí, Alde. —Aioria posó su mano en su hombro —Pero tú eres muy pesado, vales por cinco de nosotros.

    —¡¿Qué?! —de un tirón apartó la mano del minino y le vio retador.

    —Mejor ven conmigo, Gato. —de la nada salió Aioros sonriendo, llevándose consigo a Aioria. No quería perder a su hermanito, no señor.

    —Acelérale, acelérale, eso, así... —la cuatrimoto avanzaba a paso lento, ya que Mu era un inexperto en el arte de la conducción. Shaka no sabía ni madres, pero no quería que lo descubrieran. No aún.

    —¿Saben? —observó a sus compañeros —Mejor me voy, tengo cosas más importantes que hacer. —Camus se dio la vuelta y emprendió el regreso a su casa.

    Los demás secundaron al galo y subieron cuesta arriba.

    El día pasó, la tarde llegó y con ella el saber de qué Mu y Shaka no habían avanzado más que quince metros de la entrada a las doce casas.

    El segundo día nació sin demora y fue el turno de Aldebarán, el cual decidió dar una vuelta por el pueblo; Pero a pie, ya que los santos (en particular Aioria) argumentaron que si se subía la echaría a perder.

    «Más vale prevenir que pagar» se decía el segundo guardián.

    En el tercer día fue el turno de los sexys, los magníficos, los "hay cueros", los mangazos, papuchos, hermosos, perfectos, increíbles, sexys, cueros, papuchos ¿Eso ya lo dije? Bueno, los sexys; ¡Gemelos de Géminis!

    Los sexys santos con los que toda amazona del Santuario de Athena sueña tener un "trío" Bueno, eso me dijo Marín ¡Ya! Que me desvío del tema.

    Todos estaban reunidos, esperando ver si al fin, alguien lograba arrancar esa porquería y avanzar más de quince metros de distancia.

    Saga se quedó al mando y Kanon, como fiel cómplice, de acompañante. Kanon se sentó en la parte trasera, al lado de su hermano. No se sentó detrás de él. Así estilo juego "Las cebollitas" o para abrazarle de la cintura.

    No, no, no, el gemelo se sentó a espaldas de su igual, con las piernas al aire.

    Después de tomar las medidas necesarias, encomendarse a Athena para no partirse la cara; Avanzaron.

    ¡Dejando polvo a su paso!

    Todos se quedaron boquiabiertos al ver a los gemelos desaparecer en la distancia, sin decir adiós siquiera.

    —¿Qué hacemos? —cuestiono Shura a sus compañeros.

    —Esperar. —dijo Shion sentándose a los pies de la escalera.

    —¿Cuanto a que uno de ellos se cae? —sonrió Shaka.

    —Yo apuesto 100 a que Kanon. —soltó Ángelo.

    —200 a Kanon. —se unió el Bicho y el Gato.

    —1000 a que se cae Kanon. —se unió el Sagitario, sacando el fajo de billetes.

    —20 a Kanon. —soltó Shura y Camus.

    Y las apuestas se siguieron, un total de $1785 a que Kanon se caía a $500 a que era Saga. Ya que fue Shaka el único que apostó a que el gemelo mayor sería el que se partiría la madre.

    Pasadas dos horas, observaron a los gemelos sexys acercarse a una velocidad impresionantemente…

    Lenta. O media, para ser exactos.

    Saga aún seguía conduciendo, aunque con más precaución que antes y Kanon seguía en la parte trasera, espalda con espalda.

    Conforme se acercaba una pequeña curva, más velocidad tomaba, solo un poquito más.

    Las protestas de 'Kanon' no se hicieron esperar.

    —¡Frena lentamente en la vuelta! ¿Entendiste? ¡Frena lentamente! —dijo a su igual, tratando de no tragarse el pelo, ya que este revoloteaba incesante a su alrededor dada a velocidad que iba en aumento.

    —Ya entendí, me lo has venido repitiendo todo el camino. —gruño, sin quitar la vista de enfrente.

    La última curva y listo; llegaban a donde los esperaban sus camaradas. Pensó el gemelo.

    Pero. Y si, la ley dicta que para todo hay un pero.

    Peroooo...

    Pero en lugar de frenar, aceleró el gemelo, adquiriendo más velocidad de la que podía controlar.

    Al otro, el pasajero, no le quedó más remedio que agarrarse como pudo y rezar a cuanto dios le llego a la mente.

    —¡Que freneee...! —ningún Dios lo escuchó.

    Salió volando un metro (justo frente a sus camaradas) cayendo de espaldas al suelo, raspándose una rodilla y un brazo. Un golpe en la cabeza contra el empedrado le sacudió las neuronas.

    Kanon, como leyeron bien, Kanon logró frenar a un par de metros donde había caído su gemelo. Por la precipitada manera en que dio la vuelta y su tardía respuesta a frenar y pocas ganas de disminuir la velocidad, Saga no pudo seguir agarrándose a la defensa trasera de la cuatrimoto por los bruscos movimientos.

    Kanon rápidamente echó andar en reversa al ver que Saga permaneció en el suelo, dando quejidos de dolor. Al principio le miró asustado y con el alma en un hilo pensando que lo había descalabrado pero al ver que no había nada de qué preocuparse empezó a reírse, reírse a costa de la desgracia de su gemelo.

    Y eso no fue todo, los demás santos también se unieron a las risas.

    Aioros, Alde y Camus no sabían si acudir a ayudarle o quedarse esperando a que se levantara por sí solo.

    Saga permaneció en el suelo; adolorido, quejándose y siendo el blanco de diversión de los ingratos perros que tenía por amigos y hermanos de orden.

    —¡¿Qué haces ahí tirado, Saga?! Levántate, ¿Que no tienes dignidad? —logró decir Kanon entre risas y vergüenza al percatarse de que los soldados y algunos del rango de plata observaban —¡Levántate o te juro que...!

    —¿Te caíste, Saga? —pregunto burlón Ángelo, para después soltar una carcajada y doblarse de la risa.

    —No... Idiota... —gimió Saga —Baje a saludar a una puta hormiga que me estaba pinches saludando... —logro decir en entrecortados jadeos —Y no me caí... Kanon me tiró. —se llevó las manos al rostro para limpiarse las lágrimas. Una risa entrecortada se escabulló de sus labios.

    —¡Eh! Yo no te tire, te soltaste que no es lo mismo. —se defendió el geminiano menor —¡Y ya levántate, o te paso con la cuatri encima! —amenazó, alzando el puño al aire.

    Saga se apoyó en sus codos, para ponerse de pie. Más un nuevo quejido salió de sus labios y se volvió a azotar al suelo (obviamente se dejó caer para atrás) dándose más duro que antes. Sin dejar de reír, porque le causó gracia su caída y dejar de llorar de vergüenza y porque si le dolió el madrazo.

    —En lugar de reírse... —logró decir entre sus gimoteos y risillas descontroladas —deberían ayudarme a levantarme...

    —¡Párate! Que todo mundo te está viendo. —volvió a repetir Kanon.

    Saga logró ponerse de pie, se limpió el barro y se acomodó el cabello, dándose cuenta de que tenía un maldito chichón.

    —Te dije que frenaras lentamente... Bestia. —dijo, para luego soltar una carcajada y limpiarse las lágrimas qué seguían bajando por sus mejillas.

    Las risas no cesaron, al contrario siguieron. Hasta que un grito triunfal brotó de los labios de Shaka.

    —¡Ja! ¡Gane! Saga fue él que se cayó de la cuatri ¡No Kanon! A pagarme todo bola de imbéciles. —dijo dando saltos de alegría y extendiendo sus manos para recibir los billetes.

    Aioros se acercó al gemelo mayor y le ofreció un poco de su botella de agua, a lo que Saga negó.

    —Lo que necesito es un bolillo, Aioros... Te juro que no me vuelvo a trepar en esa cosa si Kanon es quien conduce ¡ay! —se quejó al apoyarse en su pierna derecha.

    Aioros pasó un brazo por su hombro y lo atrajo hacía sí, con una sonrisa.

    —¿Saga? —el gemelo solo le miro de reojo, dando pequeños hipidos —¿Porqué en lugar de levantarte te dejaste caer de nuevo? —Saga simplemente agacho la cabeza y Aioros se carcajeo —¡Eres tan dramático! —dijo apartándose de su lado sin dejar de reír.

    —Es que… —carraspeo —¡Sí me dolió el golpe!

    Esa respuesta robó más carcajadas a los Santos...

    A la cual Saga se les unió, entre lágrimas . Esta sería una aventura, la más loca y cómica que le había pasado en su nueva vida.

    Al día siguiente la cuatrimoto les fue confiscada por Saori ya qué le había mucho qué ellos volvieran a la vida para que se murieran por un accidente tan tonto.

    Los santos en respuesta exigieron el elevador y les fue concedido.

    A las dos semanas de tenerlo Dohko y Shion se quedaron atrapados doce horas.

    Por la histeria de Shion al estar encerrado olvidó que se podía teletransportar.

    En fin, los caminos de la vida no son lo que nuestros Santitos dorados pensaban.

    o_O Fin O_o

    Gracias por leer :D

    SafiroBipolar
     

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