Un joven depositó la taza de café delante de otro chico, sentándose a su lado posteriormente. —Así que… ¿otra vez? —cuestionó sin rodeos. Asintió, rodeando la taza con sus manos, mirando directamente al líquido marrón. Otra vez… Otra vez ella había sido despreciada por su pareja. Otra vez ella había ido a los brazos de él, su amigo, para contarle sus penas, llorando, con el corazón destrozado. Otra vez él le había hecho ver lo mucho que ella valía y lo poco que el otro la merecía. Otra vez él la animó, hizo que sonriera… Y otra vez su pareja volvió a su puerta, con falsas disculpas y falsas promesas de no volver a hacerla sufrir. Otra vez ella volvió junto a él, olvidándolo todo y perdonándole, quizás consciente de su hipocresía pero ella… ella lo amaba. Y otra vez él se quedaría triste, molesto, sin poder decirle nada a ella porque no quería romperle el corazón, no quería arruinar sus ilusiones. Así, hasta que se volviese a repetir la misma historia. Una y otra vez… >>¿No piensas decirle nunca lo que sientes por ella? Esta vez el chico negó con la cabeza, aun centrando su vista en el café. ¿De que serviría? Ella no lo quería como algo más, era su amigo. Solo su amigo. Ella amaba a ese desalmado. Si él se le declaraba… solo significaría la rotura de su amistad. Y él no quería perder el único lazo que lo unía a ella. Solo le quedaba seguir escuchándola llorar, seguir animándola y seguir viendo como volvía con él. Solo le quedaba seguir siendo el mismo idiota de siempre. -------------------------------- Palabras: 271.
Oh, qué dolor de ver a la chica que ama sufriendo de esa manera al lado de ese chico que no la quiere de verdad, sin atreverse a declararle sus verdaderos sentimientos porque se conforma, por decirlo así, con la amistad que ella le otorga. El temor de perderla si le muestra lo que siente por ella lo silencia produciéndole ese tormento que ella no sabe padece por su causa. Un amor profundo y callado. Lindo escrito.